Hola a todos este vendria siendo mi segundo finc de "Candy Candy" los personajes no son de mi autoría les pertenece a sus respectivas autoras Kyōko Mizuki y Yumiko Igarashi. Este finc está escrito con el propósito de entretener sin fines de lucro, esperando que sea de su agrado. En esta ocasion les traigo una historia ambientada algunos años despues de los acontecimientos sucedidos en el anime el manga y algunos datos de la obra literaria.
"REGRESARAS ALGÚN DÍA"
CAPITULO 1
Fanfinc: Candy Candy.
Las actividades en el rancho Stevens estuvieron saturadas esa mañana, dos niños castaños jugaban entretenidos cerca del corral de los bovinos jugaban a carreras y soltaban risillas al no contener su adrenalina de correr cada vez más rápido que el otro. Tom se encontraba acomodando pacas de heno cerca de las caballerizas con su padre el señor Stevens cuando Tom alzo la mirada y vio a los pequeños cerca del corral jugando despavoridos temía a que se fueran a caer y los llamo preocupados advirtiéndoles que se alejaran de aquel corral pues podían alterar al ganado entonces los detuvo.
-Niños! No corran cerca del corral por favor- les reprendió desde lejos los niños asintieron y se dirigieron corriendo hasta donde el vaquero se encontraba.
-No corríamos tan rápido papá - se justifico uno de los pequeños.
-Si papá , no exageres- le dio segunda su otro hermanito que con una sonrisa ablandaba el corazón de Tom que haría sin esas hermosas y dulces sonrisas.
-niños no rezonguen, háganle caso a su padre, vayan a jugar a la cerca, ya casi almorzamos-
-si abuelo Steven- salieron corriendo los pequeños con esa enorme sonrisa.
- Papá , no deberías dejarlos jugar tan cerca de los corrales- decía preocupado el joven vaquero a que sus hijos pudieran lesionarse en aquellos lugares de trabajo.
-Cálmate Tom, son niños además aquí estamos- le calmaba su padre dándole unas palmaditas en la espalda del vaquero – anda ya hijo, vamos a terminar esto para entrar a almorzar seguro nana preparo algo delicioso-
-seguro Papá , antes tengo que llevar a Lucien al corral-
-Lucien! – pronuncio el señor Steven con melancolía, ese nombre le traía un recuerdo amargo para su muchacho, él sabia que para Tom le era difícil tener a ese caballo aun consigo, pero Tom no quería deshacerse de aquel hermoso ejemplar a pesar de que le atrajera cierto recuerdo amargo.
-te aferras a ese ejemplar muchacho- insistió su padre
-ya lo hemos platicado papá - mascullo el joven vaquero mientras subía la ultima paca de heno sobre otra.
-Listo, ve adentro papa que ya te alcanzo- le sugirió Tom a su padre, pero este no quiso dejar a su hijo solo por lo tanto le dijo que le ayudaría con el cuidado de Lucien.
-vamos muchacho hay que dejar a Lucien despejarse un poco- animo su viejo padre tomando la delantera, Tom consiguió seguirlo hasta los establos del rancho para liberar a Lucien en el corral.
Lucien era un hermoso ejemplar con un intenso color negro brillante que deslumbraba a la luz del sol e incluso bajo las hermosas luces plateadas de la luna era lo único que brillaba en las noches oscuras de las que a veces Tom era víctima de la soledad, el caballo poseía unos hermosos ojos oscuros y su pelaje negro platinado era el mas hermosos y sedoso sin duda era un codiciado ejemplar y una de sus más valiosas posesiones, Tom no dejaría que su magnífico corcel fuera alejado de él sin importar que, pero tampoco permitiría que nadie se le acercase ¡sí!, ni siquiera sus hijos y mucho menos le permitiría a "ella" en especial acercársele.
Melisa, una hermosa muchachita de cabellos lizos de un tono rojizo intenso y preciosos ojos color miel corría por la pradera mas lejana del rancho, aspiraba la fresca brisa del campo, le encantaba salir a cabalgar por las mañanas y despejarse antes de empezar su día, la hermosa chica era una jinete innata algo que heredo de familia sin duda.
Ella se encontraba de pie bajo un gran roble sobre la colina que tenía cierta similitud con la colina de Ponny, una tranquila colina que su tía le solía contar, la chica reflexionaba ante los lejanos recuerdos de su infancia cuando pudo observar de lejos al hermoso ejemplar que corría libremente.
-Listo libérale papá- escucho la voz del vaquero, indicando que podía liberar al caballo a que corriera un rato libremente antes de meterlo al corral, la chica sonrió al ver al ejemplar corriendo por la pradera cerca de donde se encontraba ella, le encantaba ese caballo su color su intensidad y rebeldía sin duda era uno de los ejemplares más inestables que poseía su padre nadie podía con el asombroso corcel a excepción de su padre y tal vez ¡ella!.
La chica bajo corriendo de la colina para poderse encontrar con Lucien a cierta distancia para que su padre no la viera, deseaba acariciar el hermoso pelaje del equino se quedo a una distancia prudente de donde se hallaba el caballo y este solito salió en la búsqueda de la niña pelirroja.
-Hola Lucien- se acercó ella y le hablo con delicadeza y este también se acerco a la pequeña – estas hermoso, buenos días- le saludo entre sonrisas melódicas y el caballo respondió con un ligero asentamiento de cabeza y un resoplido, la chica le acaricio delicadamente la trompa del ejemplar después se escucho un silbido que provenía del rancho llamando al caballo y este se dirigió nuevamente hasta donde Tom se encontraba, la niña se apresuro a llegar hasta su caballo que había dejado sobre la colina y lo monto para irse cabalgando de regreso al rancho.
-¡Lisa!- le llamo el joven vaquero.
-hola papá- le llamo la niña llegando a galope al corral de Lucien donde se encontró a su padre y a su abuelo el Señor Steven – Abuelo- le llamo con una sonrisa al viejo Steve.
-¿Hasta donde fuiste cariño?- le quiso reprender en un tono serio, a Tom no le gustaba que su pequeña fuera a cabalgar lejos de las tierras del rancho Stevens, se preocupaba bastante por cada uno de sus hijos. - baja de rever, lo llevare al corral- le ayudo a que su pequeña bajara del caballo lo cual ella a regañadientes acepto.
-puedo hacerlo sola papá- reprocho la niña mientras bajaba del corcel.
-ve adentro el almuerzo está listo- le dijo Tom tomando las riendas del caballo.
- si papá- asintió la niña y se dirigió a dentro de la hacienda.
- y ve que tus hermanos estén listos también- le pidió antes de que ella se alejara hasta una distancia donde ya no lo pudiera escuchar, la niña recibió la indicación con un ademan levantando su brazo derecho en señal de asentamiento sin dejar de caminar hasta la hacienda.
El señor Steve no dejaba de ver a su hijo con cierto semblante, Tom tomo esto como una señal de reprimenda por su sobreprotección para con sus hijos y antes de que su padre pudiera decir algo Tom se le adelanto.
-No empieces- advirtió Tom
- perdón- dijo un desconcertado señor Stevens
- Papá, se lo que vas a decir, no necesito otro sermón de cómo lidiar con esto- le decía mientras enrollaba una cuerda con la que enlazaba y guardando la silla de montar de rever.
- ay muchacho, que decirte- dijo entre un suspiro de resignación ante la necedad de su hijo.
Una vez que colocaron a Lucien en el corral y le dejaron su alimento y agua, Tom llevo a rever a los establos, lo aseguro y se fue hasta la Hacienda donde ya los esperaban sus tres hijos para tomar el almuerzo antes de partir para la ciudad.
-¿Quién tiene hambre?- sonó la voz de nana, una mujer que había contratado Tom para el cuidado de los niños, desde que nacieron los chiquitines ya le tenían mucho cariño a la señora, ella siempre les consentía con los mejores postres.
-Yo, yo, yo nana- decían en unísono lo niños más pequeños.
Melisa por su parte estaba algo cabizbaja y su nana pudo percibir la tristeza en la niña.
-¿Pasa algo dulzura ? - le cuestiono con ternura mientras le servía un poco de su platillo favorito en la mesa, la pelirroja de ojos claros solo negó con la cabeza y miro su plato servido.
- vamos mi niña, esa carita me dice que estas triste por algo- le sonrió con ternura y acariciaba la espalda de la criatura, ninguno de ellos podía ocultarle algo a Nana, ella lo sabía todo los conocía desde pequeños.
- Es tu padre ¿cierto mi niña? – la señora había estado presente en la vida de los niños Stevens desde su nacimiento era imposible que algo le pudiera pasar por desapercibido, los conocía bastante bien y casi podía leer sus pensamientos ella sabía que Melisa no había tenido una relación estable con su padre desde lo ocurrido y seguramente lo que le perturbaba tenia algo que ver con él o con ella.
Melisa le necesitaba más que nunca y sin embargo le sentía lejano, su nana le abrazo con amor y le animo a probar su almuerzo.
-Anda mi niña, es tu favorito-
En eso iba entrando el señor Steven y Tom para unírseles en el comedor, todos se encontraban sentados en la mesa y Tom comenzó a hablar.
-Prometiste ayudar a la hermana María y a tu tía Candy con los niños en la misa Lisa, ¿a dónde fuiste esta mañana que no pudiste ir? -
-¿¡Te dijeron ellas!? – la pequeña cerro los ojos en gesto de culpa y de haber sido descubierta que no había ido a misa con la hermana María y la tía Candy. Tom la miro levantando ambas cejas y tomando un sorbo de su café.
-Lo siento Papá- se disculpó la pequeña pelirroja. – estaba …- balbuceaba la niña mientras busca que decir, no podía decirle que estuvo cabalgando a las afueras del rancho Steven de nuevo -fui… a … Buscar un hermoso cedro, si eso- todos miraban a la pequeña bien atentos mientras ella buscaba como encubrir su pequeña escapada
- ¿un cedro? - Pregunto su padre
-Sí, un cedro para poder ponerlo en los establos y decorar un poco ya se viene navidad, lo olvidaste papá-
- No, no lo he olvidado, pero ciertamente es un no- se adelantó el vaquero.
-Papá, es navidad -
-Dije que no lisa, este año no-
- Pero… la hermana maría y la tía Candy no dejarían que pasemos en blanco estas fechas-
- Mi decisión esta tomada lisa, no insistas- sentencio el vaquero dejando la taza sobre la meza y tomando el periódico de la mañana.
-Al menos podrías preguntarme que quiero para navidad- rogo la pequeña, Tom se limitó a observarla alzando sus hombros, la niña se atrevió a confesarle lo que ella anhelaba.
-Quiero montar a Lucien- a Tom casi se le va el trago de café por las narices y de pronto su semblante endureció, miro a su padre.
-A mí no me mires Tom –
-Papá dijiste que podría montarlo cuanto estuviera lista-
- Y no lo estas- afirmo el vaquero
- Papá por favor, sabes que si lo estoy, soy una jinete innata, como Mamá-
-No Lisa, podrás ser una jinete innata como tu madre, pero no subirás a ese caballo entendido-
-¿Por qué no?-
-Por dios lisa, de todos los caballos en el rancho por que quieres montar a Lucien-
-porque mamá lo montaba, ese caballo era de mamá y se que ella asi lo quería-
-no sabes lo que tu mamá querría Melisa-
-¡Lisa estas loca! ¿querer montar a ese caballo? es claro que le falta un tornillo- decía uno de sus hermanitos mientras que el otro jugaba con sus dedos sobre su cabeza indicando que al caballo efectivamente le faltaba un tornillo.
-Lisa, mi niña- le llamaba su nana para calmarla un poco, Tom respiro profundamente y dio sus últimas palabras.
-ese caballo es de tu madre, sí, podrás ser una Excelente jinete lo llevas en la sangre, pero solo ella podría domarlo u al menos eso pienso … no subirás a ese caballo y es mi ultima palabra- sentencio el joven vaquero.
La niña azoto su cubierto contra la mesa y salió del comedor realmente furiosa ante la decisión de su padre, Tom había cambiado muchísimo desde entonces, ya no era el mismo, y cada vez era más regio con sus hijos, desde que su madre se fue…Tom Steven había muerto, una parte fundamental del joven vaquero se había ido con ella.
Hola! Hasta aqui llegaria el primer capitulo de esta historia espero que puedan darme una oportunidad con esta otra historia de candy candy, les hago la invitacion de pasar a leer "la redencion de mi alma" que tambien esta en progreso. espero que les guste un saludo y espero que puedan dejarme un review.
feliz dia de san valentin.
