¡Hola!
Este fic lo empecé para el Luismiverso en febrero de 2023 pero no pude terminarlo a tiempo para la actividad así que lo retomé y publiqué meses más tarde, hace como un año ya. La canción en la que se inspira es "La incondicional" que creo que le queda perfecto a esta ship.
Advierto que la representación que doy aquí de la pareja puede que no sea del gusto de los fans acérrimos del AkiHime. Es una pareja complicada y ni siquiera yo tengo claro lo que había ahí, así que solo doy mi versión que se basa en mi interpretación del canon totalmente subjetiva.
Disclaimer: Chainsaw Man pertenece a Tatsuki Fujimoto y yo no gano nada haciendo esto (si Fujimoto lee esto: "soy tu fan, te amo!")
Si alguien llega a leerlo, agradezco mucho una opinión
Advertencias: Hurt , drama, amigos con beneficios, sexo implícito, alcohol
En noches como la de hoy
—¡Venga! ¡Otra ronda por aquí! —propuso Himeno, con la alegría propia de quien ya lleva tres cervezas y va a por la cuarta.
La mayoría de los asistentes se mostraron eufóricos con la idea. Fuera hacía frío y cuatro rondas no eran nada para los estándares de la división 4. Así tendrían entretenimiento asegurado durante una hora más y excusa para usar el local sin quedar como unos gorrones.
Kobeni y Denji eran los únicos que no compartían entusiasmo. Hasta el momento habían conseguido librarse de tener que pagar, pero una nueva ronda significaba que volvían a ser candidatos.
Himeno, conocedora de sus problemas económicos, se sentó junto a ellos al ver que estaban preocupados, colocando un brazo tranquilizador por encima de Denji antes de girar la botella que, por desgracia, señaló a Kobeni como la persona a quién le tocaría pagar esa vez. La chica, sudando por el apuro, sacó su monedero y empezó a contar las monedas que tenía, que no eran muchas.
—Himeno-senpai, yo mejor me retiro. Si no tomo nada ¿también tengo que pagar lo de los demás?
Denji, aún debajo del brazo de Himeno, dio la vuelta a los bolsillos de su pantalón, en los que tampoco había ni una mísera moneda.
—Lo mismo digo.
Viendo el triste panorama, Himeno suspiró y se apiadó de ellos.
—Venga, esta ronda la pago yo por Kobeni —propuso, dándole una palmada de ánimo en la espalda que la hizo atragantarse con su propia saliva.
No tenía mucho sentido andarse con tanto rodeo para disimular lo evidente. Al final no era más que una excusa para poder ponerse cariñosa y decir cosas que le gustaría decir, pero que estando sobria arrastrarían demasiadas implicaciones.
Corrían rumores en Seguridad Pública y ella lo sabía de sobra. Decían que era un blanco fácil, que había pasado por todos, que con una copa de alcohol se dejaba meter mano y que con menos de dos se la podían follar en cualquier cuartucho. Que no era un mal polvo.
Sabía que deberían molestarle ese tipo de rumores, pero no podía hacerlo cuando ella misma propiciaba esas situaciones, porque así los besos compartidos con Aki dejaban de tener validez de cara al mundo y se colocaban al mismo nivel que el resto, mientras eran secretamente atesorados por ella. Era la situación ideal en la que nadie salía dañado.
En el fondo no quería que la tomara en serio. Sería aún más doloroso si lo hacía, consciente de que jamás la miraría como miraba a Makima.
Como todos miraban a Makima.
No podía evitar sentirse un poco decepcionada por haber pensado que Aki era especial cuando no dejaba de ser igual que todos los demás, cuyas caras se iluminaban cuando Makima aparecía.
Sin embargo, a pesar de que Makima fuera dueña de corazones y pensamientos, se convencía de que ser el premio de consolación, la dueña de los besos e ilusiones que Makima despreciaba, no era tan malo. Ser segundo plato (o tercero, o cuarto) no estaba tan mal. Las migajas alimentaban más que nada.
Más de una vez había dudado de sus sentimientos por Aki, convencida de que no eran más que una confusión producto de la necesidad por el entorno extremo en el que vivían.
Al principio solo fue compañía. Solo quería que durase más que el resto, porque desechar personas como si fuesen pañuelos de papel no era fácil y había que echar estómago hasta acostumbrarse. Ella, aunque tenía bagaje, aún no había llegado a ese punto cuando Aki apareció como un chiquillo desvalido, aún inocente en muchas cosas en las que pronto dejaría de serlo. Él no sabía lo que le esperaría, pero ella sí y eso le rompía el corazón.
Quizás este le durara, pensaba como si fuese un juguete. Así era como Kishibe llamaba a los novatos y Himeno lo entendía. No lo hacía de manera despectiva sino en una forma de desvincularse de ellos y poder sobrellevar la realidad.
Y se dedicó a cuidar de él, a su manera.
Si en aquel momento no había sido capaz de asumir que Aki tenía los días contados, como el resto dedevil hunters, menos lo era ahora, tras pasar años juntos. Aki había sido puesto a su cargo y había crecido siendo moldeado por ella, como el cigarrillo que colgaba de sus labios. Su relación tenía muchas capas: maestra, consejera, amiga, madre, amante. Ella creía que todas las tenía bien diferenciadas, que no se mezclaban en ningún momento, colocadas en orden de inocuidad.
Pero era imposible mantener ese autocontrol todo el tiempo. No eran máquinas ni objetos. Eran seres humanos con sentimientos que les hacían vulnerables. A ella, y también a Aki.
Había momentos de soledad y miedo, días difíciles con bajas inesperadas, luchas interminables, cansancio y dolor. Momentos en los que la cercanía de otro cuerpo y sentir que había alguien a quien aún les importaban eran más necesarios que respirar.
Himeno era consciente de lo que había detrás de aquellos momentos en los que acababan ahogando el dolor en el cuerpo del otro y que a menudo surgían silenciosos, sin necesidad de aprobación o premeditación.
Aquella noche, tras varias rondas, la botella volvió a girar hasta situarse delante de su codiciado premio y, contra todo pronóstico, Himeno dio por finalizada la sesión antes de reclamarlo con la excusa de llevarse a Kobeni a casa, que descansaba con la cabeza sobre la mesa, no sabían si dormida o inconsciente.
Se encaminó hacia el coche dejando a Aki atrás, de la misma manera en que pensaba que sería capaz de dejar atrás aquel círculo vicioso de una vez por todas. El alcohol y el peso de Kobeni desfallecida no ayudaban y acabó trastabillando mientras trataba de sacar las llaves del coche del bolsillo.
Aki las había alcanzado y las agarró antes de que ambas mujeres cayeran al suelo.
—Deja, mejor conduzco yo —se ofreció quitándole las llaves de las manos. Tal vez no estuviera del todo sobrio, pero tenía bastante mejor tolerancia alcohol que ella.
No pudo negarse. No cuando en su intento de dejar a Aki atrás para evitar la tentación podría convertirse en un peligro público al volante. Entre los dos colocaron a Kobeni en el asiento trasero y Himeno le acompañó delante en el asiento del copiloto.
—¿Sabemos dónde vive? —preguntó Aki con el coche en marcha.
—Ni idea. Llévala a mi apartamento. Mañana lo averiguaremos. Es triste, pero dudo que la echen en falta en su casa.
Aki no necesitó más indicaciones, tenían instaurada la rutina de quedar en casa de Himeno para beber al menos un día por semana para desconectar y se sabía el camino de memoria. Enseguida la mujer se enzarzó en una animada —aunque unilateral— conversación sobre cosas triviales que, aderezada con algunas bromas, pretendía aligerar el ambiente y desviar cualquier atención sobre su inesperada actuación durante la fiesta.
Una vez llegaron al apartamento, Himeno abrió la puerta dejando vía libre a Aki, que cargaba a Kobeni en brazos. Ni siquiera preguntó antes de dirigirse al dormitorio y dejarla sobre la cama. No cayó en ello hasta que Himeno entró detrás de él y se arrodilló a su lado para ayudarle a descalzar a la chica.
—¿Debería llevarla a otro sitio? —preguntó Aki.
—¿Por qué?
—Tendrás que dormir con ella.
—¿Crees que eso me importa?
—Supongo que no. A mí tampoco me importaría. Los devil hunters no damos importancia a esas nimiedades— Conocía la expresión taciturna de su compañero y sus reflexiones silenciosas el comentario de Aki le confirmó que algo le inquietaba—. Puedo dormir en el sofá.
Himeno entonces lo comprendió. Siendo devil hunters, además de compañeros, Aki y ella compartían cama con toda la naturalidad como la podrían haber compartido con Kobeni. ¿Cómo decirle que no esperaba que se quedara a dormir como siempre hacía? ¿Que ni siquiera debería estar allí? ¿Que justo esa era la situación que había querido evitar? Invitarle a que abandonara la casa sonaría muy rudo de su parte, sobre todo cuando no había ningún motivo aparente más que Kobeni ocupaba la cama que ellos solían compartir en noches como aquella.
Aki no esperó una contestación. Ya se había despojado de la chaqueta y aflojado el nudo de la corbata, y consideró no tener aún bastante alcohol en la sangre como para ir al frigorífico y sacar un par de latas más de cerveza. Se encendió un cigarrillo mientras ponía la televisión como si estuviese en su casa, casi como una rutina que Himeno se sintió incapaz de romper.
Aki abrió su cerveza y ofreció la otra a Himeno para que le acompañara, que aceptó a la par que su rendición.
—¿No has tenido suficiente ya? —le dijo ella con una risa exagerada, aprovechando las licencias el alcohol le daba. Rodeó el kotatsu y le secuestró el cigarrillo para darle una calada. Lo hacía muy a menudo, y cada vez que lo hacía se esmeraba en sentir la humedad de su saliva, como una colegiala tonta—. Me he dejado mi paquete en el coche —y mintió para justificarlo, como siempre.
¿Cuántas veces había intentado poner distancia y había vuelto a caer sin remedio? Sentirse querida era más adictivo que la nicotina, y a esas alturas le bastaba con que quisiese su compañía.
—Quédatelo. La próxima compraré yo las cervezas —comentó Aki para compensar el haber asaltado su nevera sin permiso—. Qué raro, hace años que no veo este programa. ¿Tan temprano hemos vuelto?
Señaló un programa familiar que ponían en prime time. La reunión se había desmantelado tan temprano que habían regresado en un horario apto para todos los públicos.
—Aún puedes volver a tu casa. No estás demasiado borracho —insistió por última vez.
Himeno podía visualizar lo que pasaría si no lo hacía. Beberían y acabarían enredados debajo del kotatsu, y allí tendrían que quedarse porque Kobeni ocupaba la cama donde acababan en las noches como aquella. Nunca hablaban de lo que pasaba, ni antes ni después, no había necesidad de complicar algo que nacía de la necesidad.
—¿He hecho algo malo? —soltó Aki, al fin liberando su preocupación.
Himeno lo conocía bien y sabía que desde que decidió concluir la reunión sin besarle Aki había estado dándole vueltas al asunto. Toda su introversión quedaba anulada por la transparencia de su mirada, siempre extraordinariamente triste.
—¡No, por favor! —exageró. Se giró hacia él, puso las manos en sus mejillas y le obligó a mirarla—. ¿Por qué dices eso?
—Nada, disculpa. Solo pensé que…
—Shhhh. No pienses —susurró llevando el dedo índice a sus labios para callarle— Para eso venimos aquí ¿no es cierto? Puedes venir siempre que lo desees. Siempre que necesites olvidar. La única condición es que está prohibido pensar más de la cuenta. Ya tenemos demasiadas preocupaciones fuera de aquí.
Himeno no necesitó ninguna caída de pestañas para invitarle a dar un paso más. Aki se le adelantó, movido por el campo magnético de unos labios a los que ya se había acostumbrado y se sentían familiares y seguros.
No pudo evitar soñar por un instante que Aki se había quedado esperando su beso en el bar y la noche con ella; que había sido algo de corazón y no por la alteración de un hábito. Pero la orden de prohibido pensar también debía aplicarla a ella misma, así que apretó los ojos y se dejó hacer.
Soltó el cigarrillo en el cenicero; y sin romper el beso ambos buscaron con urgencia deshacerse de la ropa del otro. Los botones de la camisa de Aki oponían más resistencia, mientras que Himeno solo tuvo que alzar los brazos para despojarse de la camiseta. El segundo que necesitaron estar separados para hacerlo les hizo encontrarse con más fuerza hasta acabar tumbados en el suelo. Himeno forzó una carcajada que la hiciera parecer más borracha de lo que estaba, y tras ver que Aki le seguía la corriente se colocó encima de él, llevando sus manos a su cintura, invitándole a tocarla.
Al final resultaban una extraña simbiosis. Aki era su consentido, y mientras que en esos encuentros ella pudiera hacerle sentir mejor, valdrían la pena. Tal vez algún día fuese lo suficientemente importante para él como para hacerle abandonar toda su idea de venganza ciega y pudiese tener una vida feliz. Junto a ella o no, era algo secundario.
Cuando al otro día de Kobeni se despertó se los encontró dormidos y desnudos en el salón, rodeados de latas vacías y demás evidencias de que la noche había sido movida. A pesar de que la situación era un poco violenta, Kobeni se detuvo una milésima de segundo más de lo necesario antes de atravesar el apartamento en dirección a la puerta principal. Su idea inicial no había sido desaparecer sin decir nada, pero lo decidió sobre la marcha al ver frente a sus ojos la confirmación de tantos rumores. No se trataba de sexo, se trataba de que cuando los veía juntos en su día a día, jamás les había visto esa expresión de sosiego y plenitud, como si no existieran preocupaciones.
Kobeni cerró la puerta con mucho cuidado y se marchó sin querer interrumpir aquello que no le correspondía.
N/A: Como dije en las notas, la relación de estos dos es complicada y no tengo muy claro lo que había ahí. Mi opinión es lo que he descrito aquí: viven en una situación límite y vería lógico que acabaran desarrollando sentimientos o fórmulas para encontrar consuelo. En el caso de Himeno, dudé de que ella estuviera enamorada, creo que la final se aferró a Aki como lo único que tenía y todo se desbordó. Eso no invalida en absoluto lo que ambos sienten, es igual de válido. ¿Es amor u otra cosa? No lo sé XD, yo solo muestro lo que creo que es y ya saquen conclusiones, estaré encantada de leerlas.
Quise señalar que me pareció raro que Aki tb estuviera enamorado de Makima, se me hacía que no pegaba (y trasladé ese sentimiento a Himeno aquí) luego ya entendemos por qué Aki "también" está enamorado de Makima. Fujimoto es el puto amo
Tengo más cositas de CSM pendientes, espero aportar algo más al fandom ;-)
Comentarios y kudos son gratis y me hacen feliz
Besitos
Ak
