Notas Iniciales: Sé que ha pasado algún tiempo desde mi última actualización pero después de ver el live action de Bloody Halloween, entenderán que la OTP está que arde incluso en ella. Joder, ¡amé cada momento de Baji en pantalla!
V
Oposición.
Gloriosas sensaciones abarcaron su cuerpo, inundados de aromas femeninos insuperables que se deslizaban en todas direcciones en forma de caricias febriles y seductoras, todo lo que un hombre pudiera desear postrado en bandeja de oro, pues no había sido una sino tres mujeres predispuestas a satisfacer sus más profundos impulsos. Ryuuguji habría dado lo que fuera por volver a experimentarlo en el presente, después de todo aquel ritual siempre había sido un narcótico que evaporaba sus instintos más violentos, llevándose los pensamientos asesinos, consumiéndolo todo como si no fuera nada comparado al universo entero, separado por sus injustas diferencias a los demás. Nunca olvidaría su primera vez con aquellas mujeres, quienes guiadas por su propio gen no tuvieron inconveniente en transformarse en sus novias y esposa en cada mutación que Draken había sufrido durante su estancia en el burdel. No eran mayores a él pero siempre poseyeron gran conocimiento sobre cómo domarlo, relajarlo, suprimirlo hasta convertirlo en vapor oscilante, humo que adorna el ambiente.
Remi, Rin* y Emma; eran nombres que jamás olvidaría. Draken las extrañaba más que a su puesto de guardián, a su barrio o su habitación junto a todas sus posesiones. Desearía poder aunque sea rodearlas con sus brazos y jugar con sus cabellos, sólo quedarse recostados en su cama mimándolas como se merecían.
Sin embargo, ahora mismo tenía algo más urgente de qué ocuparse y las remembranzas de sus perfumes y figuras empeorarían su estado hormonal. Los guardias de la prisión le habían concedido medicamentos que lo ayudarían para controlar un poco más su cambiante temperamento y le habían mandado a dormir asegurándole que las capsulas servirían para que no agrediera a su compañero de habitación de nuevo. Mikey por su parte se había estado comportando, incluso ayudándole con pequeños aspectos como traerle la comida y devolver la loza vacía a la cocina, preguntándole cada vez si necesitaba algo extra. A este punto Ryuuguji se reconocía confuso, pues su olfato le indicaba que Manjirou buscaba desesperadamente una forma de distraerse, ya que no se atrevía salir demasiado de la recámara y eso hacía que se moviera de un lado a otro mientras se mordía los dedos. Su comportamiento era tan sospechoso que no dudaba fuese a provocar que la seguridad del edificio lo llamara para interrogarlo. Ciertamente a Draken no debería importarle, pero había sido tan buen compañero ese periodo de tiempo que sentía la necesidad de advertirle sobre las consecuencias de su para nada natural actitud. Estaba convencido que un poco de presión bastaría para que el rubio cenizo empeorase.
—Oye, Mikey. Detente. Necesitas hacer algo con esas ansias o atraerás la atención de los guardias.
—…Estoy bien —dijo el pequeño rubio tragando saliva de forma tan seca que los oídos de Draken lo percibieron sin dificultad.
— ¿Cuánto llevas sin beber sangre? Podrías tratar de cazar algunas ratas, seguro debe de haber un nido en algún rincón. O podrías intentar atrapar pájaros.
—La sangre animal ha dejado de ayudarme hace mucho tiempo. Simplemente no es suficiente.
Mikey volvió a clavarse los colmillos en los dedos, bebiendo de su propia sangre con un gesto asqueado, lo que preocupó a Draken, pues ahora que lo veía con más detenimiento encontraba muchas más similitudes en el recuerdo borroso de un niño vampiro al que había ayudado ocultarse de los rayos del sol en el pasado. Había pasado tanto tiempo desde ese acontecimiento que lo había olvidado por completo, así que ahora tenía esa duda taladrándole el cerebro, preguntándose con mayor seriedad cada vez si acaso Mikey sería ese mismo niño, considerando que en su tarea de tranquilizarlo nunca tuvo la oportunidad de preguntarle su nombre.
— ¿Quieres charlar? Eso mantendrá tu mente ocupada —sugirió. Mikey lo miró de reojo sin dejar de morderse, asintiendo con la cabeza luego de haber reflexionado en ello unos momentos—. Ya que sabes muchas cosas sobre mí gracias a que me mordiste antes, ¿hay algo que te gustaría compartirme? ¿Un pasatiempo? ¿Un aspecto trivial de tu vida?
—Duermo mucho.
— ¿Uh? —Draken lo miró—. ¿Cómo es eso? No suelo verte dormir tanto aquí.
—Aquí no pero… pero normalmente duermo demasiado, durante el día y durante la noche, después de comer, después de haber hecho algo de ejercicio, después de tomar un baño.
— ¿Y por qué no intentas hacerlo? —inquirió, absteniéndose de señalar que probablemente esto también estaba afectando a su ansiedad actual. Sin embargo, no sabía cómo podría reaccionar a eso y no tenía la intención de averiguarlo, suficiente tenía con su propio problema.
—No puedo, simplemente no puedo —decía Manjirou sin dejar de mordisquearse los dedos—. Al principio fue porque todo era nuevo… muy interesante. Luego ya no podía quedarme dormido como solía hacerlo. No sé, me siento…
Mikey pareció tener dificultades para darle un nombre a lo que había estado torturándolo, por lo que empezó a balbucear y balancearse de adelante hacia atrás como una hierba acariciada por el soplo del viento, sorbiendo su propia sangre con cero disimulo; Ryuuguji sólo esperaba que las cámaras no estuvieran captando eso con lujo de detalle. Intentó ayudarlo a terminar la frase adivinando los sentimientos más comunes que alguien con su condición podría experimentar, enfrentando una situación como en la que se había metido, especialmente sin tomar en cuenta las consecuencias.
— ¿Amenazado?
—Si… es algo así, supongo que a eso se asemeja.
— ¿Y qué tal si nos sacas de aquí?
—No. —Su respuesta fue aplastante, Ken chasqueó la lengua con fastidio.
— ¿Siempre eres tan testarudo? ¿No te das cuenta que eso te beneficiaría? Podrías comer todo lo que quisieras. De hecho, esperaba que este tiempo que estuve aislado aprovecharas en atacar a alguien, pero apuesto a que te diste cuenta que no era sencillo salirte con la tuya con tanta seguridad, ¿no? Pienso que lo mejor para ti sería estar en libertad. No tendrías que sufrir por abstinencia.
—No vas a presionarme de ese modo, Kenchin. No voy a renunciar a ti.
— ¿Qué te hace pensar que estarías obligado a renunciar?
—Aun no consigo ganarme tu cariño, no voy arriesgarme a que te escapes.
— ¿Y piensas que reteniéndome contra mi voluntad hará que te tenga el más mínimo respeto? Piensa con lógica. —Draken se incorporó de la cama—. He dejado muchas cosas que son importantes para mí atrás porque tú apareciste. Si de verdad te importa lograr algún avance conmigo, tendrías que escuchar mis peticiones.
Mikey comenzó a reírse divertido, fue un aspecto que erizó la piel de Ryuuguji poniéndolo en alerta máxima, ya que no encontró el significado de ello al momento y no le gustaba que su compañero pareciera tan relajado si en un principio demostró estar a punto de romperse.
—Manipulación —susurró con ansias—. Manipulación en su estado más puro, no me lo esperaba de ti, Kenchin. Es lindo, me encanta.
— ¿Ah? ¿Qué estás diciendo, bastardo? ¿Finalmente has enloquecido? No es mi intención manipularte, estoy tratando de señalar lo que es mejor para los dos.
—No —reafirmó Manjirou mordiéndose el pulgar con tanta fuerza que se arrancó un trozo de carne, luego se levantó y miró a Draken con severidad—. Nos quedamos aquí, no hay trato.
—Bien, si quieres enloquecer de hambre y arriesgar que suceda algo irremediable, allá tú. Al menos intenté razonar, supongo que los de tu especie son demasiado tercos, ¿no?
Mikey se llevó su pulgar herido a la boca para chuparlo y volvió a caminar de un lado a otro, pero esta vez lejos de Ryuuguji. El rubio más alto no pudo evitar sentir un poco de lástima por la situación del rubio cenizo, su gen le convertía en alguien sumamente protector con criaturas en desgracia después de todo, rescató a muchos otros niños por esa misma razón. ¿Debería intentar ayudar a este tipo caprichoso para evitar un futuro escenario sangriento? Sin embargo, dudaba que él poseyera el más mínimo control sobre sus acciones, así que le preocupaba que al ofrecerle su sangre acabaría siendo asesinado de forma brutal. No se creía las fantasías de Mikey sobre el consorte vampírico, para empezar Ken poseía el gen licántropo por lo que no eran compatibles en eso siquiera, un error resultaría fatal para ambos.
—Oi, podrías intentar dormir, ¿no crees? Te garantizo protección si ser atacado es lo que te preocupa —trató una vez más. Mikey se quejó pero no dijo palabra alguna—. Está bien, sólo era una idea, pensaba que quizás eso es lo que le falta a tu cuerpo para relajarse.
—…Tal vez —ofreció Mikey. Draken se sintió satisfecho de recibir una respuesta positiva pero no se esperaba lo que diría a continuación—. ¿Puedo dormir a tu lado?
— ¿Disculpa? —inquirió desconcertado.
—Cuando duermo me gusta abrazarme a algo y… aquí no ofrecen almohadas de un tamaño conveniente para eso, así que… creo que me servirá abrazar tu cuerpo.
— ¿Cómo sé que no estás usando eso de excusa para clavarme los colmillos de nuevo? —Ken se cruzó de brazos y le dedicó a Manjirou una mueca reprobatoria, al tiempo que notaba el leve sonrojo que se extendió por las mejillas de su compañero, a pesar de que trataba ocultarlo inclinando la cabeza de modo que sus cabellos le cubrieran la cara. Suspiró derrotado—. Ven acá entonces, necesito familiarizarme con tu aroma para poder ofrecerte una protección adecuada.
— ¿Cómo harías eso?
—Olfateándote.
—…No me siento cómodo con esa idea.
—Lamento que sea un requisito invasivo, pero es lo mejor que podemos hacer si no quiero que mis instintos se alteren contigo tan cerca. Además, es un poco tarde para decir que te incomoda cuando fuiste el primero en pedir hacer algo tan vergonzoso.
—…Cierto.
Con un asentimiento lleno de rendición, Mikey acortó nuevamente la distancia con Ryuuguji hasta quedar delante de él, lo que provocó que el joven lobezno percibiera el aroma metálico de la sangre que había escurrido de su pulgar ahora regenerado. Draken podía decir lo tenso que estaba el otro, tenía las manos empuñadas y se negaba a mirarlo a los ojos, adoptando una postura cohibida. Cuando comprendió que no tomaría la iniciativa de romper la distancia que le faltaba por recorrer, el más alto extendió la mano y lo tomó de una muñeca para acercarlo de un brusco movimiento. En esa posición estaban al mismo nivel, por ello Ryuuguji no perdió tiempo en sostener su cabeza para luego inclinarse contra su cuello, empezando aspirar su aroma con cuidado. Por momentos gruñía estresado sin poder evitarlo pero la sumisión de Mikey sirvió mucho para que sus instintos comprendieran que no se trataba de una completa amenaza.
El rubio más pequeño no se atrevió a moverse ni intentó posar cualquiera de sus palmas en los anchos hombros de quien con tanta determinación se encargaba de consumir su aroma. En cierto modo le resultó una actividad erótica, así que no se resistió morderse los labios para acallar cualquier sonido que intentara emerger de su boca. Las manos del joven guardián eran grandes, cubrían toda su nuca y un poco más, su piel despedía un calor agradable, hizo que deseara frotarse contra ella. ¿Cómo se sentiría tener sus dedos enterrados en el cabello? ¿O sus colmillos perforando su carne? Esperaba ser aceptado por los instintos de Ryuuguji pronto, la sola idea de dormir a su disposición lo derretía, sintió que sus piernas se volvían de gelatina en consecuencia. Pero rompiendo el hilo de sus pensamientos Draken gruñó con aspereza, eso alarmó a Mikey, así que la tensión en su anatomía volvió.
— ¿Hice algo mal?
—Simplemente no puedo acostumbrarme, tienes un perfume muy extraño, apenas lo reconozco, y sólo porque te he tenido merodeando alrededor.
—Entonces, ¿no será posible? —No quería demostrar cuanto le decepcionaba el hecho pero cualquiera lo reconocería con una rápida lectura corporal.
—Si me das un par de minutos antes de volver a intentarlo, puede que esta vez funcione.
—Te estás esforzando mucho, ¿eh? —Manjirou sonrió con picardía.
—Quiero ahorrarme el disgusto de que pierdas el control y ataques a quien sea de este edificio en pleno día. Estoy seguro que eso nos causaría mucha mierda.
—O podrías darme de tu sangre.
—No, eso está fuera de discusión. No quiero morir porque estabas tan hambriento que no pudiste resistirte a dejarme seco.
—Sí, tampoco yo querría eso. —Mikey dio un paso atrás y volvió a morderse los dedos—. Estaré junto a la puerta, dime cuando estés listo para volver a tratar.
Draken asintió. Por desgracia tomaron muchos intentos más antes de que Ryuuguji dejara de gruñir molesto por la cercanía de Manijirou, lo cual no garantizaba que la primera prueba fuera a ser exitosa cuando su cuerpo seguía estando tenso. Cuando las chicas del burdel (que no poseían ningún gen que pudiera aislarlas de la sociedad humana), le mostraron un par de mangas y novelas retratando relaciones románticas entre hombres lobo y vampiros, todo parecía tan sencillo más allá de los problemas en la trama, nada comparado a lo difícil que le estaba pareciendo a Ryuuguji en esos instantes. Y sólo era para que Mikey lo usara de dakimakura. No quería ni imaginarse cómo serían para quienes intentaban algo más avanzado.
—Creo que deberíamos olvidarnos de la cama y tender una cobija en el suelo, así tendrás la oportunidad de escapar si llegó a ponerme violento en algún momento —propuso, sintiendo al estrés acumularse en una vena ya palpitante al borde de su frente.
—O podrías subir a mi cama, tú toma el lado de la pared y yo el extremo que lleva al suelo, me daría tiempo y libertad para escapar de un salto.
—Si tú lo dices.
—Vamos, tenemos muchas horas antes de que caiga el sol —dijo Mikey extrañamente más animado que al inicio de todo aquello, casi parecía haberse olvidado de su hambre, aunque las marcas negras bajo sus ojos y sus labios secos y maltratados demostraban lo contrario.
—Empiezo a arrepentirme de mi decisión. Me preocupa que intentes morderme si me descuido.
—Te doy mi palabra, aunque si de verdad te da miedo, puedo masticar alguna de tus mordazas.
Mikey eligió dicho objeto al azar de los tantos que reposaban en el estante cercano. Ken estuvo a punto de detenerlo cuando reconoció el juguete que había estado utilizando esos últimos días, pero no logró formular palabra antes de que Manjirou se lo colocara en la boca y le sonriera como si de verdad no hubiese notado las implicaciones de darle uso a algo tan frecuente para Draken. Con un fuerte suspiro se dispuso subir a la parte superior de la litera, preparándose mentalmente para la cercanía de su compañero de habitación. Una vez acomodado sobre el colchón superior, miró a Mikey, quien parecía comprobar la efectividad de la mordaza apretando los dientes con todas las fuerzas que conseguía reunir en esos instantes. Fue casi gracioso.
—Rayos, ¿cuánta fuerza tienen en su mandíbula ustedes? —quiso saber Manjirou con una sonrisa, o al menos la mueca que la mordaza le permitía formar en sus labios.
—Tomando en cuenta que fueron fabricados con piezas especiales para nosotros, supongo que los vampiros nunca necesitaron poder para perforar un cuello, sus colmillos son afilados. He escuchado que nosotros somos capaces de romper huesos de una mordida si nos lo proponemos.
—Genial.
—Aunque pienso que dependería mucho del hueso. A diferencia de los verdaderos licántropos, no podemos transformarnos, así que dudaría pudiéramos, no sé… ¿romper una pierna?
—Tendría sentido.
Mikey saltó a la cama con una gracia que paralizó a Ryuuguji, aunque fue capaz de frenar sus impulsos mientras lo observaba arrodillarse y gatear hacia él con cautela. Y justo cuando lo consideró prudente se acurrucó contra él con el mismo cuidado de alguien que está a punto de hacer una disección. El más alto se tomó su tiempo en familiarizarse nuevamente con el aroma, encontrando necesario imaginar que estaba cuidando de un chico indefenso. La imagen de aquel niño con quemaduras volvió, lo que le brindó el valor de rodear a Mikey en un suave abrazo, siendo correspondido con cierta posesividad. El joven vampírico quería decirle a Ken la verdadera razón de su interés, contarle que se habían conocido de niños y que él lo había salvado de morir quemado por el sol pero la mordaza lo ayudó mantener el secreto más tiempo. También por eso se tomó la osadía de acariciarlo, disfrutar de la sensación de su ropa bajo las palmas. Se estremeció de hambre y apretó los dientes sobre el resistente metal. De pronto fantaseó con succionar la sangre del lobezno desde su pecho pero enseguida se obligó cerrar los ojos. Debía resistir. Sólo un poco más, si la comodidad que en esos momentos estaba experimentando funcionaba, se quedaría dormido pronto.
.
Los muros quedaron tapizados de sangre, restos de lo que parecía ser carne se embarró en las orillas. Baji estaba respirando con dificultad mientras luchaba por mantenerse en pie. Delante de él yacía Mikey, cuyos colores naturales apenas podían distinguirse por la aberrante cantidad de carmín pintando su figura. El chico de largos cabellos negros apenas comprendía lo que sucedía. Si mirase con atención a su alrededor podría encontrarse con un desastre de cuerpos heridos de gravedad o quizás muertos, en esos momentos no lo quería averiguar, pues sentía que al descuidar unos instantes la mirada que mantenía sobre el chico vampírico se estaría condenando. A sus pies se encontraba Ryuuguji, el motivo de todo su dolor actual. ¿Cómo pudo permitir que sucediera esto? Era lo único que Keisuke podía pensar en tanto volvía a colocarse en posición para poder luchar. Manjirou lo miró fijamente, entonces pudo apreciar cómo movió sus labios, diciendo algo destinado únicamente para él, una revelación que lo dejó desconcertado y sin habla. Fue entonces cuando la voz de alguien más llamó su atención.
— ¡Baji! —Era Kazutora, cual silueta era enmarcada por la luz plateada de la luna entrando por el enorme hueco en la pared.
Por alguna razón no pudo frenar el impulso de correr hacia él. ¿Era este un movimiento desesperado para protegerlo de Mikey? No estaba seguro. Sin embargo, el horror en la expresión que le dedicó Hanemiya dejó en claro que sucedía algo más. Baji no había tardado en inclinarse hacia su cuerpo inmovilizado. Le clavó las garras en los brazos y sus bestiales colmillos se apresuraron a morderle la garganta, logrando con sus acciones que la sangre salpicara a borbotones, empapando su rostro. Fue justo ahí que Baji despertó, agitado no dudó un segundo levantarse para recuperar el aliento que creyó perder. Buscó con la mirada a Kazutora pero por fin comprobó que aquello había sido una pesadilla, era mejor pensarlo así que rendirse a la posibilidad de que fuese una visión, aunque la ambientación carmín hubiera sido reemplazada por litros y litros nauseabundos de sangre con viseras.
Salió de la cama, decidiéndose por tomar aire fresco. Los pasillos estaban solitarios, detalle que no debería sorprenderle cuando no era hora de que sus compañeros presos se despertaran. Caminó hasta las puertas que llevaban al patio encontrándose con los últimos rayos que se colarían a este gris centro de control. Pensó en correr para deshacerse de la sensación opresiva en su cuerpo pero al final se quedó mirando a la nada mientras repasaba una vez más el sueño que le había despertado. Era la primera vez que visualizaba imágenes tan explicitas y exactas. ¿Sería que ese acontecimiento estaba próximo hacerse una realidad?
Como si estuviera en trance, se dejó vagar por campo libre hasta que la misma sensación hizo que mirara a un punto en la construcción que exhibía una diminuta ventana, de esas que tenían el objetivo de iluminar un poco el cuarto de baño de un edificio aislado por muros enormes de concreto. ¿Sería del personal de la prisión? ¿Acaso durante una intensa batalla acabarían derribando la pared y entonces se desarrollaría el escenario de su visión? Baji no quería pensarlo.
Sin embargo, lo que más le preocupaba es que en lugar de atacar a Mikey, su enemigo mortal sería Kazutora. De todo el asunto era lo que menos entendía. ¿Por qué en lugar de atacar nuevamente a Mikey se cizañaría con Kazutora? ¿Y qué detonante empeoraría su fisionomía humana para convertirlo en algo más similar a un hombre lobo que es impulsado por su naturaleza irascible?
—Es raro que salgas de la habitación así.
—Kazutora… —reconoció pero no se giró para recibirlo. Los pasos del chico con tatuaje de tigre se acercaron a él y se detuvieron a tan sólo unos centímetros de su espalda.
—Perdón, es que parecías estar pensando en algo. Me preguntaba si podría servirte un poco de compañía. —El silencio que se instaló de repente pareció responder a Kazutora mejor de lo que lo hubiera hecho el propio Baji—…Ya veo. Supongo que cometí un error. —Se giró sobre sus talones dispuesto a marcharse cuando Keisuke por fin habló.
—Oi, hay algo que me gustaría saber.
— ¿Si?
— ¿En qué circunstancias aquellos con el gen licántropo pelearían entre sí?
— ¿Aparte del territorio? No lo sé, soy experto en tipos con gen vampiro, no en individuos como nosotros. ¿Olvidas que es la primera vez que convivo con tantos?
— ¿Tú por qué pelearías?
— ¿Yo? Pues… ¿para probar un punto? Ya sabes, no siempre se llega a un acuerdo con el dialogo y pienso que yo sería capaz de usar la fuerza incluso contra un aliado. ¿Por qué no lo piensas? Eres el tipo más violento que conozco, Baji. ¿No tendría sentido que fuera así para ti y para mí?
—Bien… supongo que estaba un poco dudoso, es todo.
— ¿…Pasó algo?
—No estaban sonando.
— ¿Qué cosa?
—Las alarmas… en mi sueño no estaban sonando. Alguien debió desconectarlas. No había ni un guardia cerca. La prisión parecía haber sido dejada a su suerte. Como si… como si estuviera decidido que debíamos matarnos unos a otros, aunque no estoy seguro por qué pienso eso.
Sin saber qué decir, Kazutora también optó por guardar silencio. Las palabras de Baji consiguieron perturbarlo, aunque un sentimiento de incredulidad continuara siendo dominante en su núcleo. No podía ignorar las visiones rojas de Baji por muy extrañas que fueran las conclusiones de su portador, así que reflexionó en ello. Tarareó un momento y decidió hablar de nuevo.
— ¿Alguna vez escuchaste sobre algún desastre ocurrido en el interior de una prisión de control?
—No, yo…
—Yo tampoco. Después de todo, los padres permiten que sus hijos sean enviados aquí para curar todo lo que hay mal en nuestro cuerpo. Dudo que eligieran deshacerse de algo que aman.
Baji meditó con cuidado esta obvia información, luchando por darle un nuevo sentido a lo que gritaban sus instintos. Fue una pelea inútil.
—Pero si… si fuera algo que no se diera a conocer. Algo que se ejecutara en secreto. ¿Crees que sería posible que ocurriera una situación como la que acabo de decir?
—En ese caso… si, es probable.
—Nunca he escuchado de una cura exitosa para nuestro gen, sólo se han mantenido bajo control pero no lo suficiente para dejar de considerarnos peligrosos. ¿Qué hombre con gen licántropo ha conseguido un empleo de oficina? ¿A qué hombre con gen licántropo le ha sido permitido ser profesor o instructor de una escuela? Las ocupaciones siempre son limitadas. Lo sé porque mi madre se esforzó en inscribirme en una escuela especializada en carreras físicas que pudieran aislarme porque todos los doctores le habían aconsejado que buscara alternativas en caso de que mi medicación no funcionara. Además, personas con nuestro gen suelen encabezar las listas de criminales porque solemos ser más irracionales. A diferencia de aquellos con gen vampiro, porque ellos son capaces de mezclarse y desaparecer recuerdos enjuiciables si así lo desean. Y aun con todo eso las autoridades nunca han dejado de perseguirlos y usar gente de nuestra calaña.
—Baji…
—Tampoco yo quisiera creer en la posibilidad. A pesar de todo lo que he dicho, sé que hay casos especiales que demuestran todo lo contrario. Pero no dudo que haya personas tan locas que quieran exterminar a todos los internos de un lugar como este. Vi muchos como esos en mi escuela, no puedo equivocarme.
—Supongamos que esa sea la advertencia de tu visión. ¿Se te ocurre que puedan mezclarse con los guardias? Porque para mí no tendría sentido que algún trabajador de aquí estuviera de acuerdo en llevar a cabo un plan de ese estilo. Mitsuya me contó que algunos tienen familiares o conocidos con nuestra condición. Se resistirían a obedecer mandatos así.
—Pero…
—Además esa es una idea muy rebuscada —dijo inclinándose hacia Baji de modo que fuera capaz de mirarlo a la cara y mostrarle su sonrisa burlona—, para alguien que no sabe escribir correctamente kanjis.
—Oh, cállate.
Baji empujó al otro de manera juguetona, obteniendo una risa divertida en consecuencia. Juguetearon así por un rato hasta que Keisuke se permitió perderse en los ojos de su compañero de habitación, con quien mejor congenió en todo este tiempo encerrado. Alguien que lo había hipnotizado con su sola presencia como nadie logró nunca. Si, Baji era culpable de contemplar mujeres de su edad con impulsos reproductivos pero, si aquello era lo que le incitó quedar embobecido con las chicas, ¿por qué este chico le atraía con la misma intensidad? Kazutora no tardó en notar su escrutinio, así que le devolvió la mirada con una mueca nerviosa.
— ¿Qué?
—Creo que tenías razón, Kazutora. Me gustas.
— ¿¡Ah!? —Las neuronas de Hanemiya sufrieron un cortocircuito luego de un breve y tenso periodo de silencio.
— ¡Nada de "¿¡ah!?" cuando te estoy dando la razón!
— ¡No puedes simplemente soltar una confesión así como así, idiota!
— ¿¡Y qué se supone que debo hacer!? ¿Un cortejo de lobos? ¿Una pelea?
—Oh, sí, una pelea suena bien para mí.
—Muy bien, te golpearé tan fuerte que no te quedará más opción que casarte conmigo.
— ¡No eres tú quien decide eso! Si alguien va a proponerte matrimonio cuando te venza ese seré yo. —Baji estaba por soltar el primer golpe cuando Kazutora recordó un detalle de suma importancia para todos los internos—. Espera, espera. ¡Tiempo! ¡Las alarmas!
— ¿Hay alarmas aquí también?
—Estoy seguro que las vi la otra noche.
—Mierda.
—Así que eso significa que no vamos a poder pelear…
— ¿…Vencidas de manos? —propuso Baji mostrándole el brazo. Kazutora miró la mano y luego el rostro de Keisuke, y sin más preámbulos aceptó el desafío.
—…Hecho.
Ambos corrieron a buscar un lugar donde llevar a cabo su enfrentamiento, eligiendo una pequeña cerca de cemento que separaba las canchas. Se colocaron uno delante del otro y empezaron con una señal de conteo inverso. La batalla hubiese sido equilibrada de no ser por un pequeño problema y de ello se dio cuenta Kazutora demasiado tarde: el desarrollo de sus genes. Sin embargo, Hanemiya no quiso echarse para atrás habiendo comenzado, aunque supiera que podría perder. De hecho, la fuerza con la que Baji empujaba su mano hacia el liso concreto lo confirmó. Esto sería un desastre sino intentaba algo rápido.
—Baji, debes saber que nunca he besado a nadie.
— ¿Qué? —Kazutora aprovechó el desconcierto del susodicho para inclinar la balanza a su favor de nuevo, a pesar de que Baji logró recuperarse incluso después de que consiguiera tirar su brazo a un nivel bastante bajo. El pobre ya estaba sudando por el esfuerzo—. Maldito tramposo.
— ¿Qué querías? Estás más cerca de un licántropo hibrido que yo por tu condición.
— ¿Ah, sí? Pues yo tampoco he besado a nadie, así que te robaré el primero y obtendrás el mío.
Todo el rostro de Kazutora enrojeció por aquella declaración, lo que provocó que perdiera en ese solo instante, motivo por el que Baji no dudó un instante en celebrar con un grito. El chico del tatuaje prefirió cubrirse el rostro, todavía abochornado por las palabras que su acompañante había usado para convertirlo en el indiscutible perdedor de esta batalla. Debió imaginar que ese rockero de closet usaría su idea en su contra, multiplicado por dos.
—Al parecer sólo eres estúpido estudiando —murmuró casi para sí mismo, Baji lo escuchó aunque no se quejó por el insulto gratuito y tomó asiento nuevamente frente a él mientras ambos se evitaban la mirada—. ¿Hablabas en serio hace rato?
—No sé, ¿quieres que lo haga?
—No sé. ¿No sería muy pronto para eso?
—Quién sabe.
—Acabas de decirme que te gusto de esa manera.
—Sí, bueno. Tú no me has dado una respuesta, así que…
—También me gustas —dijo Kazutora apresuradamente, se miraron un rato y volvieron a desviar la vista con incomodidad. No estaban preparados para esa conversación pero ninguno planeaba detener la charla a pesar de todo, como si hacerlo fuera de cobardes.
—Bueno, ya sabemos que nos gustamos. ¿qué se hace después?
—S-Supongo que dejarnos llevar por nuestros instintos pero… —Pero sus instintos le ordenaban acercarse a Baji y dejarse llevar por lo que fuese a pasar y Kazutora no estaba seguro de que pudiera lidiar con la vergüenza que le provocaría después si hicieran algo muy atrevido. Ojalá su sentido de la decencia y hormonas adolescente no estuvieran en constante lucha.
— ¿Los guardias harán algo con los noviazgos que se forman en la prisión? —preguntó Baji para rellenar el silencio.
—Ahora que lo mencionas, en el reglamento no hay nada sobre evitar las relaciones amorosas.
— ¿Oséa que aquí no es ilegal?
—No lo digas como si fuera ilegal afuera.
—Como sea. ¿Qué hacemos entonces?
—Yo… creo que necesito un momento a solas. Pensar… en lo que acaba de pasar.
—Cierto, yo… necesito golpear algo, así que iré al gimnasio. —Keisuke se puso de pie y empezó andar en dicha dirección. Kazutora no trató de detenerle y en cambio suspiró con fuerza una vez estuvo a solas con sus caóticos pensamientos. Se derrumbó sobre el suelo y comenzó a revolverse el cabello en pánico por la idea de que se amaran mutuamente.
.
Frustrado por la extraña confesión que le había hecho a Hanemiya de la nada, Baji procedió a golpear el costal una y otra vez en reprimenda hacia sí mismo por la vergüenza recién pasada. Se estaba cansando de abrir la boca sólo para arruinarse la vida cada vez, pero ahora estaba en un aprieto. Feliz pero en peligro. ¿Y si lo arruinaba todo? La visión decía que pondría a Kazutora en peligro él mismo, así que era una pésima idea compartir una relación de ese estilo con él. Si resultaba que el chico con tatuaje de tigre no era sincero, Keisuke se convertiría en presa fácil de sus manipulaciones emocionales. Luego de esa premonición tan clara debería ir con pies de plomo, no mostrarse frágil ante quienes podrían amenazar su seguridad. Pero vaya que Kazutora le gustaba, cómo no si le había atraído desde el momento que lo vio. Ese lunar en su ojo, el sonido que su cascabel hacía cada que caminaba, esa mirada muerta, esos mechones teñidos de rubio mezclados a su cabello negro y su frágil sonrisa. Lo que diera por no ser tan fácil de conquistar.
La puerta del gimnasio abriéndose hizo a su corazón dar una fuerte palpitación al pensar en Hanamiya pero ese sentimiento se desvaneció siquiera mirar al recién llegado. Pensó gruñirle e insultarlo por aparecerse ahí pero el semblante que Manjirou llevaba encima hizo que dudara en actuar como siempre que estaban juntos; estaba serio pero no era una seriedad peligrosa, simplemente decidida. Como si no fuera nada se aproximó a él con pasos firmes y se detuvo frente a frente todavía sin formular palabra alguna. Baji frunció el entrecejo por su silencio pero ni eso pareció causar alguna reacción de Mikey, así que el lobezno por fin se rindió a terminar con todo ese misterio de una buena vez.
— ¿Qué quieres, chupa-sangre? Que sepas que no estoy de humor para estos silencios.
—Bien, necesito pedirte un favor pero primero quiero que me prometas que no entrarás en pánico, correrás, gritarás o te molestarás por lo que diga, ¿entendido?
— ¿Qué es? Escúpelo ya.
—…Dame tu sangre.
La atmósfera se sintió fría en ese momento, los sonidos que podían percibirse en salones externos a este quedaron en silencio para Baji Keisuke mientras creía resbalar y caer dentro de esos pozos negros que eran los ojos de Sano Manjirou, el cual tampoco se movió una vez hecha su petición, todo lo que pudo hacer fue corresponder a la intensa mirada del chico licántropo.
*Rin es un nombre inventado para un personaje femenino que forma parte del burdel pero que olvidé su verdadera identidad, así que este no es su nombre oficial. Sin embargo, tampoco es un OC. Sólo quería aclararlo.
Comentarios Adicionales: Y si, quería que Draken gozara de un pequeño harem porque algunos licántropos de la literatura manejan la poligamia, pero descuiden, nuestro Ken-chin sólo tendrá ojos para Mikey una vez se enamore de él.
