Cinco años después.

El despertador digital que descansaba sobre la mesita de noche marco las seis de la mañana. Los dueños de la habitación matrimonial aun no iniciaban sus actividades del día, agradecían que fuera fin de semana, podrían iniciar con ellas un poco más tarde que de costumbre.

-Ta-Taiga-san- un susurro, un quejido casi inaudible para el resto del personal de la mansión Kagami rompió con el silencio mañanero de todo el lugar –n-no más, mi bebé- suplico Sakurai Ryou mientras sus muñecas eran apretadas y sujetadas por su esposo sobre la mullida almohada que abarcaba toda la cabecera de cedro y pino de la cama.

La escena de esa madrugada era erótica, pecaminosa.

Perfecta para Taiga quien movía con precisión y seguridad sus caderas, el choque de pieles, la humedad del sudor de ambos haciendo contacto en una perfecta y erótica sinfonía. Los bajos gemidos, los suaves quejidos de Sakurai Ryou (ahora Kagami Ryou) mientras su esposo llenaba de nuevo su interior con semen, semen fresco, fértil y en grandes cantidades para un hombre que he hecho eso las últimas dos horas con su querido esposo era un deleite matutino para Taiga.

Todo encajaba correctamente en esa cama.

-Nuestro bebé está bien, Ryou- los ojos caramelos, llorosos de placer y lujuria se perdieron un instante en los ojos borgoña que ardían de deseo y anhelo de su marido. Kagami empujo un poco más el cuerpo de Ryou quien le recibía perfectamente, sus piernas ahora rodeaban su cadera en señal de que su esposo le estaba haciendo el amor como tanto quería el castaño –relájate, déjame hacerte el amor hasta que sea hora de iniciar con un nuevo día- el castaño ladeo el rostro dejando que su esposo depositara sonoros besos en su cuello blanquecino, besos que después llegaron a su sonrojado rostro.

Todo era correspondido en esa cama, en ese intimo momento e instante.

-Taiga-san- el ojo borgoña capturo los labios de su esposo en un sediento y demandante beso, el castaño correspondiendo a los movimientos de su marido disfrutando de aquel contacto, jugueteando con la lengua de Taiga como él le había enseñado hace unos años. Ryou tembló en el instante que nuevo semen invadió su interior, llenándolo más de esencia de lo que ya estaba –Taiga-san, mas, por favor- pidió el castaño siendo repentinamente liberado del agarre de sus muñecas permitiendo que esta vez sus delgados brazos rodearan el cuello de su esposo.

Mentalizándose para lo que vendría a continuación.

-Me vuelves loco, Ryou- el castaño ronroneo complacido por el gruñido lleno de excitación y deseo que su esposo soltó sobre su oído, relajo su cuerpo y caderas sintiendo el cambio de velocidad y profundidad con el que su esposo tomaba su cuerpo esa madrugada –si no estuvieras en espera ya de mi hijo, te aseguro que lo estarías ahora, Ryou- el castaño asintió abrazándose a las caderas y cuello de su esposo disfrutando de las embestidas de Taiga en su interior.

-Y-yo le daré todos los hijos que quiera Taiga-san- gimió el castaño arañando los omoplatos de su marido por la brutalidad de las embestidas y movimiento de caderas de su esposo –n-no deje de moverse, Tai-Taiga-san-

-Joder, Ryou- la manera en cómo gimió su nombre provocaron que Ryou sufriera un intenso y magnifico orgasmo provocando que Kagami sonriera ególatramente, nadie vería jamás esta faceta de su esposo llegando al orgasmo, disfrutándolo por culpa de Taiga, nunca lo permitiría –quiero tenerte toda la vida así, disfrutando de tu cuerpo, excitándome al arrastrarte al orgasmo solo por llenar tu estomago con mi semilla, asegurando la llegada de mis hijos- el castaño chillo en cuanto su esposo mordió suavemente su oreja estremeciéndole de nuevo, sus uñas habían marcado ya la espalda baja de su esposo pero poco podía importarle a Taiga el dolor provocado.

Le excitaba tanto que Ryou marcara con sus uñas su piel.

-N-no más, tendré otro orgasmo Taiga-san-

-Adelante- Ryou vio los ojos de su marido –quiero que ambos lleguemos al orgasmo, Ryou- quito los cabellos mojados que hubiera en el rostro de su marido y dejo su diestra en la mejilla derecha del castaño –juntos-

El castaño tembló en cuanto el pene de Taiga estimulo de nuevo su próstata provocando que varias líneas blancas de semen mancharan el pecho de Ryou y la pelvis de Kagami. El ojo borgoña con la estreches de su esposo lleno de nuevo el vientre de Ryou disfrutando ambos del orgasmo pasional.

-Taiga-san- pronto el castaño capturo los labios de su esposo ambos perdiéndose en la sensación de sus labios buscándose íntimamente aun con estragos del orgasmo estremeciendo el cuerpo de ambos. Kagami hundió los dedos de su diestra en los cabellos castaños de Ryou intensificando aquel beso, devorando con gula y deseo los suaves y rojizos labios –te amo, Taiga-san- aseguro el castaño una vez Kagami termino con aquel intenso beso.

-También te amo, Ryou- el castaño sonrió complacido y feliz de oír esas palabras de los labios ajenos. Kagami salió con cuidado del interior de su esposo acostándose inmediatamente a un lado de Ryou quien fue atraído hasta el pecho de Taiga de un solo movimiento, ambos cubriendo sus cuerpos desnudos, recientemente entregados a sus más bajas pasiones y deseos con una delgada sabana de seda, regulando todavía sus respiraciones agitadas –cada vez que te hago el amor me arañas con mayor profundidad, Ryou- comenzaba a arderle los rasguños en su espalda pero ignoraba la incomodidad por tratarse de su esposo.

-L-lo siento- las mejillas de Ryou se sonrojaron –pe-pero Taiga-san estaba siendo tan intenso y-

-No importa, Ryou- aseguro Kagami –me gusta que mi esposo me marque como suyo-

El sonrojo exploto en las mejillas de Ryou por lo que digo su esposo. Taiga soltó una varonil carcajada a cuestas de su esposo y robo otro beso de los labios de Ryou que no dudo en corresponder el beso de Taiga.

Los besos entre ambos siempre han sido íntimos, seguros y hambrientos. Culpa de ello es de Taiga quien lo ha acostumbrado a besar de esa manera.

Y no era queja.

-Mmm, no, Taiga-san. Terminamos de hacer el amor- se quejó el castaño al ser víctimas de besos, mordidas, caricias y mimos de su esposo.

-Nunca tengo suficiente cuando se trata de mi esposo- Ryou los vio a los ojos al mismo tiempo que acariciaba su vientre abultado –especialmente cuando mi esposo está en espera de nuestro primer hijo juntos-

El castaño formo un puchero al mismo tiempo que abrazaba el cuello y hombros de Taiga con sus delgados brazos –bésame de nuevo, Taiga-san-

-Todos los besos que quiera mi esposo- Ryou sonrió complacido permitiendo que su esposo rodeara su cuerpo con el propio, disfrutando del beso íntimo, intenso y hambriento que su esposo le estaba dando antes de que ambos sucumbieran al cansancio de la reciente actividad física.

Y por consiguiente ser despertados por sus dos hijos antes del desayuno.


- ¡Mami! ¡Papi! - grito un bajito castaño abriendo sin pedir permiso primero la puerta de la habitación de sus padres, el pequeño traía jalando de la mano a otro bajito chico, con la diferencia de que tenía ojos celestes y cabellos rojizos, igual de intensos y ardientes que los de su padre - ¡es hora del desayuno, la tía Satsuki está esperando por nosotros! - pronto los dos niños de cinco años cada uno subieron a la cama de sus padres importándoles poco que aún no era hora de despertar.

-Te dije que no era bueno que Silver y Gold cuidaran a Gyo- se quejó por lo bajo Kagami ocultando sus labios en la nuca de su esposo, estaban aun cansados por las actividades de la madrugada y no tenía intenciones de hacerle caso a los brincos de su hijo sobre su cuerpo.

Ryou soltó una ligera risita por la queja de su esposo –son buenos tíos, no seas así con ellos Taiga-san- Kagami gruño molesto permitiendo que Ryou escapara de su abrazo mientras ayudaba a los dos niños a acomodarse en la cama –buenos días, niños-

-Buenos días mami- saludo un enérgico Gyo Sakurai (próximamente Kagami) abrazando a su madre que de inmediato lo capturo con sus brazos y comenzó a cubrir su rostro con besitos sonoros - ¡No, mami! ¡Tora nos está viendo! - se quejó el pequeño de ojos azules no escapando de los mimos de su madre.

-Bue-Buenos días, Ryou-san, papi- saludo tímidamente el pequeño de cabellos borgoña e intensos ojos celestes escondiéndose atrás de su oso de peluche. Tora Kagami era la viva imagen de su padre, pero con varios rasgos de su madre.

-Buenos días Tora-chan- saludo Ryou atrayendo hasta su pecho el cuerpo del pequeño Kagami quien de inmediato abrazo al castaño escondiéndose de la mirada seria de su padre y divertida de su hermano –Taiga-san, no veas así a Tora-chan, lo estas asustando-

Kagami intento relajar el entrecejo, su hijo no tenía la culpa de ser igual a su madre. Pero así quería a su pequeño.

-Lo siento Tora, no quería asustarte-

-No me asustas, papi- respondió el pequeño Kagami abrazando su peluche.

Ryou suspiro, podía ver el recelo de su esposo tratando a su hijo con Kuroko Tetsuya, no es algo que hiciera a propósito, pero no ayudaba que Tora tuviera la apariencia de Tetsuya cuando tenía su edad.

En otras circunstancias estaría feliz por eso, pero ahora.

-Tranquilo, Taiga-san- pronto la tranquila voz de Ryou saco de sus pensamientos a Kagami que ahora tomaba la mano de su esposo –nada malo le pasara a Tora-chan, estamos aquí con el ¿recuerdas? -

El pequeño peli borgoña cambio de lugar y se lanzó a los brazos de su padre quien de inmediato lo atrapo y refugio en su pecho. Taiga soltó un largo suspiro al mismo tiempo que envolvía con su cuerpo el de Tora. Su hijo no tenía la culpa de como terminaron las cosas con su madre.

-Retomare la terapia, Ryou. No quiero seguir estando así con mi hijo-

-Es mi hijo también, Taiga-san- no es que quisiera robarle el lugar que le corresponde a Kuroko en la vida a Tora, pero en las circunstancias en las que estaban Taiga y Ryou, lo mejor era hacer lazos genuinos de cariño y amor con el pequeño Tora, independientemente de quien sea su madre y madrastra –quiero que mi familia este bien y sanos ¿sí? Acompañare en el proceso y todo el tiempo necesario a mi esposo-

Taiga sonrió y aun con sus hijos en brazos de cada uno el matrimonio se dio un pequeño beso, siendo los pequeños de cinco años los testigos de su muestra de amor.

-Asquito, amor de adultos- fue la inocente queja de Gyo escondiendo su rostro en el pecho de su madre viendo con una sonrisa risueña a Tora que estaba haciendo lo mismo en el pecho de Taiga.

-Asquito, asquito- repitió inocentemente Tora viendo a su padre, Ryou-san y Gyo sin dejar de abrazar su peluche.

Los esposos se separaron luego de la queja de los dos niños aun en pijamas, se sonrieron en señal de complicidad y cada uno ataco las mejillas de los niños con sonoros besos tronados, cosquillas y amor.

Por eso la cama del matrimonio Kagami era grande y amplia, para repetir las veces que sean necesarias ese tipo de escena cuando las necesitaban para continuar siendo una peculiar y unida familia.


- ¡Ryou-chan! - el llamado de una feliz y contenta Momoi Satsuki irrumpió el silencio que el jardín de la mansión Kagami estaba ofreciendo esa mañana. La chica de cabellos rosas se puso de pie para recibir gustosa y entre sus brazos a Ryou quien iba vestido con una delgada bata para dormir y atrás del castaño estaba Kagami en iguales condiciones que su amigo con la diferencia que estaba cargando en cada brazo a los pequeños Gyo y Tora quienes estaban felices de ver a su tía favorita –el embarazo te sienta de maravilla, Ryou-chan- afirmo la chica abrazando con fuerza a Ryou.

El castaño sonrió complacido al mismo tiempo que abrazaba a su amiga, era la primera vez en muchos meses que se veían, el trabajo de su primo era demandante, especialmente ahora que Susa e Imayoshi habían decidido tener a su primer hijo. Satsuki y Wakamatsu eran los encargados de que el nuevo miembro de la familia estuviera seguro, eso sin descuidar el trabajo del matrimonio y todo lo que eso significa.

A Ryou le daba gusto ver a su amiga luego de tantos meses.

-Gracias, Satsuki-san- las palabras de Momoi ayudaron a afirmar su situación actual. Estaba embarazado nuevamente, su bebé era de Kagami Taiga y suyo. Un tercer pequeño formaría parte de su familia, estaba feliz y emocionado por eso –a Taiga-san y a mi nos hace emoción este bebé- ayudo a su esposo a sentar a los pequeño Gyo y Tora para que comenzaran a tomar su desayuno, revolvió los cabellos de cada pequeño mientras les ponía a ambos una servilleta alrededor de su cuello cuidando que no ensuciaran sus pijamas –y los pequeños Gyo y Tora también están emocionados de tener un nuevo hermanito-

-O hermanita, Ryou- comento Taiga dándole una señal al personal de la cocina que podían traer el desayuno de los adultos, tomo el periódico que una de las empleadas tenía y antes de abrirlo reviso por el rabillo del ojo que sus hijos tomaran sus alimentos con calma y sin complicaciones –aunque, sinceramente, no me importa lo que sea. Mientras llegue sano y sin problemas para mi esposo lo demás sale sobrando-

-Opino lo mismo que mi esposo, Satsuki-san- la chica sonrió por las palabras de su amigo –organizare una pequeña fiesta en honor a la llegada de mi nuevo bebé, espero que puedas apoyarme con Shoichi-kun-

-Imayoshi-san y Susa estarán complacidos de venir a ver a sus sobrinos y a celebrar la llegada de un nuevo bebé- pronto el desayuno fue servido para los tres adultos quienes empezaron a comer en silencio siendo Ryou quien ayudaba a los pequeños a tomar jugo o leche según sea el caso - ¿Cómo les fue con Gold-san y Silver-san? -

-Como el infierno- respondió Taiga doblando el periódico que estaba leyendo para ponerlo sobre sus piernas.

-Taiga-san- la sutil reprimenda de Ryou se escuchó dejando a un lado su café –no diga eso frente a mis hijos- señalo a los pequeños que estaban ocupados comiendo sus wafles con miel y malvaviscos.

Kagami se burló de la queja de su esposo –tranquilo Ryou, los niños no me escucharon-

-Si, si lo hicimos- respondieron al unisonó Gyo y Tora comiendo con bocados pequeños los wafles recién hechos.

Taiga suspiro rendido provocando una risita involuntaria en su esposo quien se levantaba de la mesa un momento para besar los labios de Kagami quien gustoso detecto el sabor y aroma a café recién tostado de parte de Ryou.

-Lo estás haciendo bien, Taiga-san- aseguro Ryou sobando su vientre para preocupación de Kagami –tranquilo, el bebé está bien. Estamos bien, serás el primero en saber si algo malo nos pasa al bebé y a mi- le dio una discreta señal a Satsuki quien también se levantó de la mesa, Taiga vio los movimientos de su esposo y su amiga con sospecha, pero lo dejaría pasar un momento.

- ¿Ryou? -

-No tardamos, Taiga-san- aseguro Ryou besando de nuevo los labios de su esposo –tranquilo, no es nada malo- aseguro el castaño acariciando las mejillas de su esposo –hagan caso a Taiga-san ¿si, niños? No quiero quejas- los pequeños asintieron en silencio dejando que Ryou besara sus mejillas y jugueteara con los cabellos de cada uno –ayuda a mi esposo en con mis hijos, por favor. No tardamos Satsuki-san y yo- la chica de servicio asintió a las palabras de Ryou quien en silencio tomo el brazo de su amiga, se colgó de él y regresaron a la mansión en completo eceptisismo por parte de Taiga.

Eso no se ve todos los días.

-Niños-

-No sabemos nada, papi- respondió Gyo.

-No creemos que se trate de la conversación que tuvo Ryou-san con Gold-san y Silver-san la semana pasada- comento tranquilamente Tora sin saber que sus palabras habían hecho caos en la cabeza de su padre.

- ¡Tora! ¡Se supone que es secreto de mi mami y tíos! - se quejó el castaño limpiando las mejillas de su hermano con un pañuelo.

Taiga sonrió levemente por la inocencia de sus hijos, vio por donde se había ido su esposo y soltó un leve suspiro.

Después le preguntaría a Mitobe y Koga.


- ¿Y bien? ¿Ha preguntado algo? ¿Investigado más de lo que maneja la prensa? - pregunto Ryou sintiéndose repentinamente asustado. Hace cuatro años Aomine Daiki se había ido al extranjero a cumplir con trabajo de Shoichi y Yoshinori, viaje que hizo luego de que Ryou se casara con Kagami Taiga. No hizo drama luego de saber que Ryou estaba embarazado del hijo de Taiga, tampoco volvió a contactarlo luego de que hablaron la última vez que se vieron. Pero hace un año regreso, y eso no significaba buenas noticias para el castaño.

-Tranquilo, tranquilo Ryou-chan- Satsuki tomo las manos de Ryou apretándolas con suavidad, estaban agradecidos de estar en la oficina del castaño –Dai-chan no ha indagado ni investigado nada con respecto a ti o tu matrimonio, Kosuke-san y yo estamos manejando con discreción nuestras visitas a la mansión de tu esposo. Lo que menos queremos es que Dai-chan vea Gyo-chan-

El castaño respiro y exhalo más tranquilo luego de eso.

-Estoy agradecido con ustedes y Nash-san y Jason-san. Sin ustedes, sin mi esposo…- apretó las manos de su amiga –no quiero que Aomine-san haga un escándalo si sabe de la existencia de Gyo, es mi hijo Satsuki-san-

-Y es por eso que le pediste a tus amigos que se encargaran personalmente de vigilar a Dai-chan- el castaño asintió en silencio –entonces, déjanos hacer nuestro trabajo Ryou-chan. Te prometo que Dai-chan no les hará nada a ti ni a tu hijo-

-Sobre mi cadáver- sin que nadie lo invitara o permitiera su ingreso; hablo Kagami Taiga con el ceño fruncido, no estaba molesto con su esposo, pero no esperaba oír de las preocupaciones de su esposo de esa forma –si te preocupa Aomine entonces también me involucrare, Ryou. Eres mi esposo, Gyo es mi hijo sin importar su ADN, si ese imbécil se le ocurre atacarte a ti o Gyo yo-

Pronto Ryou tomo el rostro de su esposo notando como la situación se estaba saliendo de control –por eso no quería mencionar nada, Taiga-san. No quiero que su nombre o Seirin se vean involucrados en algo que paso antes de mi matrimonio-

-Pero tampoco quiero que me excluyas y si involucres a Gold y Silver-

-Son los padrinos de Gyo, mis amigos. Les pedí que solo investigaran los movimientos de Aomine-san, no están haciendo otra cosa- el castaño acaricio las mejillas de su esposo –solo quiero estar seguro que no hará nada estúpido que ponga en peligro mi familia y matrimonio-

Taiga suspiro al mismo tiempo que abrazaba a Ryou quien correspondió el abrazo de su esposo, refugiándose en su pecho.

-Déjame protegerlos, Ryou. Eres mi esposo, es mi familia de quienes estamos hablando, no me apartes de esto- abrazo a Ryou con mayor fuerza –por favor-

El castaño asintió, eran claras las preocupaciones de su esposo.

-Yo… está bien, Taiga-san. Gracias por apoyarme en esto- dejo que su esposo le besara como estaba acostumbrado a hacerlo.

Satsuki sonrió levemente, aunque su sonrisa se borró un poco por cómo se estaba comportando Aomine.

Todavía no le diría a Imayoshi y Susa.


El clima en la tarde cambio completamente. Estaba soleado en la mañana, pero con el pasar de la mañana la temperatura bajo, el cielo se volvió gris y una suave llovizna comenzó a caer sobre Tokio y sus suburbios.

Su espalda aterrizo con fuerza sobre una pared de ladrillos naranjas, la lluvia estaba cayendo con mayor intensidad y varios truenos sembraban las ventanas de los edificios cercanos al callejón donde fue interceptado.

Chasqueo la lengua molesto buscando soltartese del agarre de Gold y Silver, pero no lo estaba consiguiendo, además de que estaba desarmado contrario a los extranjeros que le apuntaban a la cabeza en el primer movimiento en falso que cometiera.

-Estas muy lejos de los territorios de Shoichi, Daiki- empezó a hablar Nash quitando el seguro a su arma poniendo el cañón sobre la frente de Aomine quien no se dejaba amedrentar por los extranjeros.

-Te largaste cuatro años al extranjero y regresaste hace un año solo para darnos molestias a Nash y a mí, Daiki- continuo Silver dejando el cañón de su arma bajo la barbilla de Aomine –dime ¿tan poco valoras tu vida? -

-No vengo a hablar con ustedes dos- respondió con seguridad Aomine –quiero hablar con Ryou, pero ustedes solo estorban-

- ¿Y por eso mantienes vigilado a nuestro amigo sabiendo que un movimiento en falso en territorio de Seirin desataría un conflicto innecesario con Too, Daiki? -

-Ryou no tiene que saberlo-

-La discreción no es algo tuyo, Daiki- pronto Silver y Gold soltaron a Aomine importándole poco a los tres hombres que el agua de la lluvia los estaba empapando ahora –no sé qué quieras con Ryou luego de tanto tiempo, pero no debo decirte que no está solo. Su esposo y nosotros, por ejemplo-

- ¿No puedo ver a un viejo amigo, Gold, Silver? -

-Serás bastardo, Daiki. Ni Ryou ni tu son amigos, a otro perro con ese hueso- un relámpago ilumino el cielo –si fuera tú me iría de una vez, no queremos informarle a Taiga sobre tus movimientos-

-No necesitan hacerlo, ya lo se Nash- de la oscuridad del callejón salió Kagami Taiga cubriéndose con una amplia y oscura sombrilla, sus ojos borgoña, aunque serios para Silver y Gold era claro que Ryou ya le había informado de sus preocupaciones con Aomine y el pequeño Gyo –debes ser estúpido para vigilar y acosar a un hombre casado, embarazado y madre de familia como si estuvieras haciendo un favor a este hombre, Aomine-

-Ryou me preocupa, algún día tus movimientos lastimaran a tus hijos y no quiero que el sufra por eso-

-Eso es algo hipócrita de tu parte, Aomine- Nash y Jason se burlaron de las palabras de Taiga –como puedes ver, Ryou no necesita que te preocupes por él. Tantos años y nunca lo hiciste verdaderamente- aseguro Kagami indicándoles a Silver y Gold que podían irse de ahí, él se encargaría del resto –te lo digo como una sutil advertencia, Aomine. No te acerques ni molestes a mi esposo, te quiero lejos de su vida como siempre quisiste. No hagas que me comporte como esposo celoso y posesivo que puedo llegar a ser si sigues molestándolo con algo que no tiene pies ni cabeza-

-Gyo y Ryou no- se escuchó el sonido de un disparo irrumpiendo las palabras de Aomine. Kagami le había disparado en el hombro izquierdo.

-No tienes derecho a llamar a mi hijo tan cercanamente, Aomine- se puso de cuclillas al ver a Daiki deslizándose por la pared, necesitaba que el mensaje quedara claro de una vez –no vuelvas a referirte cercanamente a mi esposo e hijos si quieres seguir con vida- no estaba bromeando, no era el primer hombre que "eliminaba" solo por ser una molestia para su esposo, sea intencional o no, Aomine Daiki no sería la excepción - ¿quedo claro el mensaje, Aomine? -

- ¡Harás que lo maten, Kagami! - gruño Aomine apretando su herida para intentar frenar el sangrado.

-Nunca permitiría que lastimen al hombre al que le hago el amor todos los días- sonrió al ver molestia e ira contenida en los ojos azules de Aomine –además, mis hijos como mi esposo son mi prioridad máxima, jamás permitiría que alguien tan patético como tú se les acercara con vida de nuevo- luego de eso abandono el callejón en silencio guardando su arma.

Tenía ganas de ver a su esposo en su cafetería.


Ryou mentiría si dijera que no estaba asustado por ver a esa persona sentado en la barra de su cafetería degustando un café macchiatto en completo silencio, leyendo líneas y líneas de su libro.

Ha estado encerrado en la cocina de la cafetería con Koga y Mitobe-san esa hora completa y no se animaba a salir por más insistencia de los amigos de su esposo. Luego de su boda Taiga puso al ahora matrimonio Mitobe a completa disposición de Ryou en la cafetería que recientemente había abierto el castaño, en palabras de Taiga "los quiero vigilándote y trabajando en algo que disfrutan antes de que regresen a trabajar para mí".

Soltó un pequeño suspiro al mismo tiempo que revisaba su reloj de muñeca, eran casi las tres de la tarde, lo que significaba que pronto estarían ahí Gyo y Tora para hacerle compañía hasta que fuera la hora de comer que era hasta las cinco de la tarde.

-No puedes seguir evitando a Kuroko, Ryou-san- el castaño brinco por las palabras de Koganei quien junto al castaño estaba comiendo uno de los postres que había hecho Ryou para venta –es la madre de Tora-chan-

Mitobe asintió a la distancia terminando de decorar dos pequeños cups cakes para los hijos Kagami.

-Es que… no sé de qué hablar con él, Shinji-san- respondió Ryou aun indeciso de hablar con Tetsuya –es la ex pareja de mi esposo y madre de mi hijastro-

-Se que Kuroko lastimo a Kagami, pero por algo está yendo a terapia, quiere sanar y tratar a Kuroko como lo que eran antes, conocidos. Al menos para que el pequeño Tora no lo recienta en el futuro- explico Shinji palmeando los hombros de Ryou –el primer paso para la sanación de tu esposo es que también lo apoyes, Ryou-san. Un poquito más de lo que hiciste una vez iniciaron su matrimonio- el castaño asintió, sus amigos/trabajadores tenían razón.

-Okey, lo hare. Pero si me escuchan gritar o balas perdidas corren a proteger a los clientes ¿sí? - el matrimonio Mitobe asintió viéndose a los ojos.

Era una broma ¿verdad?

¿Verdad?

-Kuroko-san, buenas tardes- pronto los ojos celestes chocaron con los ojos caramelo de Ryou quien aparento no estar incomodo con la presencia de Tetsuya en su cafetería, lo trataría como un cliente más, solo eso –e-es sorpresiva su visita, Kuroko-san-

Tetsuya se alzó de hombros dejando a un lado su café y libro –Tora-kun, quiero verlo antes de mi viaje a América, Kagami-kun me dijo que podría encontrar a mi hijo aquí antes de tomar mi vuelo-

-Oh- expreso Ryou –Tora-chan estará feliz de ver a su madre, ¿el viaje de Kuroko-san será muy largo? -

Tetsuya dudo en darle una respuesta a Ryou –en realidad, pienso mudarme a Estados Unidos indefinidamente, ya lo hable con Tora-kun y aunque sé que le duele a mi pequeño que lo deje aquí en Tokio, sé que estará en buenas manos estando contigo y Kagami-kun- explico Kuroko acomodando sus cabellos atrás de su oreja –tengo trabajo pendiente por cumplir en el extranjero, no cuanto con muchos amigos ahí y no quiero exponer la vida de mi hijo sin que su padre pueda intervenir a tiempo al igual que su tío-

-Pero- pronto el castaño fue interrumpido por la entrada escandalosa de Jason Silver y Nash Gold Jr. con dos niños de cinco años sentados sobre sus hombros. Ryou sonrió levemente al mismo tiempo que caminaba fuera de la barra para recibir a sus hijos.

- ¡Ya, basta mocoso del demonio! - gruño Nash mientras sus cabellos rubios eran jalados con fuerza por el pequeño Gyo quien trataba a su padrino como si de un caballo fuera - ¡deja de tirar de mis cabellos, mocoso! -

- ¡Caballito, caballito! - celebro Gyo moviendo sus piernitas escandalosamente sin soltar el cabello de Gold - ¡Mami, el tío Nash es mi caballito! - grito el pequeño castaño soltando la cabeza de Gold para después estirar sus bracitos hacia Ryou para que este le cargara y recibiera muchos besitos en la mejilla de su parte.

-Cariño ¿Qué te he dicho de tirar de los cabellos de tu tío Nash? -

- ¿Qué no lo haga? - el menor de ojos azules hizo un puchero por el "regaño" de su mami –pero es divertido tirar de sus cabellos cuando me carga así-

-Si, lo se cariño- Gold gruño enojado y ofendido por las palabras de Ryou y la sonrisa divertida que tenía por las quejas del hombre que ahora iba a sentarse hasta la mesa más alejada de la cafetería de Ryou –pero al tío Nash le duele que hagas eso, intenta no volver a hacerlo y discúlpate adecuadamente con el ¿sí? - el pequeño castaño soltó un pequeño gruñido enojado, pero pronto se le paso el enojo al ser besado y mimado por su mami.

-Okey… pero solo porque mami me lo pide- Ryou sonrió y con cuidado dejo a su hijo en el suelo dejando que el pequeño Gyo corriera a ver a Nash, un par de palabras y el rubio ya tenía sentado en sus piernas al pequeño castaño.

Los ojos caramelos entonces notaron a Jason Silver entregarle en brazos a Kuroko su hijo quien de inmediato abrazo a su madre en silencio.

- ¿Jason-san? -

-Tora se portó bien al contrario de mi ahijado, te preocupas demasiado por tu hijastro, Ryou- el castaño asintió en silencio –Tetsuya es un desgraciado, pero hace lo que puede con lo que tiene con Tora. No puedo juzgar eso, Ryou-

-Lo sé, pero- Kuroko estaba hablando quedito, casi en silencio con el pequeño Kagami quien oía atentamente las palabras de su madre, pronto Tetsuya apunto a Ryou teniendo los ojos celestes de su hijastro sobre el –su madre no va a estar por aquí indefinidamente, me preocupa el hijo de mi esposo, Jason-san-

-Te lo dije Ryou, Tetsuya será un desgraciado, pero sabe lo que hace, al menos quiero creer eso. Y si te dejo a cargo de su hijo con Taiga es por algo ¿no crees? - Ryou sonrió levemente, lo tomara en cuenta –además, sin Tetsuya por aquí solo te queda disfrutar de tu nuevo embarazo- su cara mostro desagrado –sigo preguntándome como tienes ganas de tener más crías si apenas puedes con dos, Ryou-

-Un bebé es maravilloso, Jason-san- golpeo un pectoral de Silver provocando risa en el moreno -mis bebés no son crías, son mis hijos-

-Si, si, lo que digas- su cara seguía mostrando desagrado –qué bueno que Nash y yo nos hicimos la vasectomía antes de llegar a Japón- Ryou conocía sus antecedentes, así que era una fortuna para ambos amigos no tener hijos regados por la ciudad –en fin, te espero con Nash y mi ahijado- dejo al castaño con Kuroko quien ya había terminado de hablar con su hijo y ahora era el pequeño Tora quien estiraba sus bracitos para que el castaño lo cargara.

El castaño estaba terminando de acomodar las pertenencias de su hijastro sobre su hombro cuando la puerta de la cafetería volvió a abrirse, esta vez con mayor tranquilidad y menos escándalo.

Ryou sonrió y Tora comenzó a brincar en los brazos de su madrastra para que su padre lo cargara también.

-Taiga-san- el castaño sonrió pasándole al pequeño Tora quien abrazo de inmediato el cuello de su padre escondiendo su carita infantil en esa zona de la anatomía de Taiga –su llegada es sorpresiva- pronto Kagami envolvió la cintura de su esposo y le dio un demandante y apasionado beso a Ryou quien no dudo en corresponder.

Amaba esos momentos con su esposo, que no se notara.

- ¡Papi! - llamo Tora a Taiga quien se separó de los labios de su esposo –besito, por favor- Kagami sonrió y beso sonoramente la mejilla de su hijo quien soltó una pequeña risita por el cariño de su padre.

Kuroko de pronto se sintió incomodo.

En otras circunstancias, sería el quien besara Taiga tan apasionada e intensamente, le daría tantos hijos, sería su esposo. Todo lo que tenía actualmente Sakurai Ryou hubiera sido suyo si solo….

No, él hubiera no existe.

Por eso estaba huyendo, no quería interferir en la felicidad de Kagami con su presencia, suficiente tenía su ex pareja con la apariencia de Tora cuando era pequeño para seguir molestando a Taiga si seguía permaneciendo en Tokio. No podía ser egoísta con su hijo, lo amaba, era el único recuerdo que tenia de Kagami, pero no podía apartarlo de su padre, familia, amigos.

-Yo…- hablo finalmente Kuroko rompiendo la burbuja rosa de Kagami y su familia –debo irme ahora, mi vuelo sale en una hora- se acercó una última vez a su hijo quien abrazo fuertemente y cubrió de besitos su rostro –estaré en contacto, Tora-kun. Cuídate mi amor, te llamare todos los días, que no te quepa duda de ello- intento ignorar las lágrimas que estaba derramando, pero la mirada seria de Taiga no lo estaba ayudando –te amo, mi amor-

-Yo también te quiero, mami- aseguro el pequeño Tora –te prometo que no le daré molestias a Ryou-san y mi papi- abrazo a Tetsuya en silencio separándose de su madre –cuídate mucho ¿sí? Quiero oír de tus aventuras en América-

-Claro que sí, mi amor- Kagami le vio con indiferencia acurrucando sobre su cuello y pecho a Tora quien apretaba la mano de Ryou en silencio –Kagami-kun…-

-Es mi hijo, Kuroko. No tienes que decírmelo- directo y sin flores, ese era el contacto que tenía con Tetsuya –tranquilo, me asegurare de que mi hijo crezca en un hogar sano con su madrastra y mis hijos-

-Se… sé que así lo harás, Kagami-kun- suspiro, no quería lastimar por más tiempo a su hijo –cuídate, Ryou-san. Cuídalos, por favor-

-No tiene que decirlo, lo hare, Kuroko-san- Tetsuya sonrió levemente abandonando silenciosamente el local.

Ryou y Taiga relajaron los hombros finalmente.

- ¿Volveré ver a mami, papi? -

-Siempre que tú quieras, Tora. Le diré a tu tío Seijuuro que nos ayude con eso- el pequeño Kagami asintió abrazando a su padre siendo consentido y mimado por Ryou quien veía los ojos borgoña de su esposo confundido.

Un capítulo nuevo se estaba dibujando para sus vidas.


Eran las diez de la noche cuando Ryou entro en silencio al despacho de su marido. Usando únicamente una larga bata para dormir (regalo de cumpleaños de su marido) un ligero camisón que cubría lo necesario en el cuerpo del castaño fue como se animó a cerrar la puerta de la oficina.

Era tarde y Taiga aún no había ido a la cama con él.

Los pequeños Gyo y Tora estaban durmiendo ya, descansando y preparándose para un día más de aventuras en el parque de diversiones con su tía Satsuki y Kosuke quienes irían por ellos al día siguiente. Afortunadamente era sábado, así que podían disfrutar de la compañía de sus amigos también.

Taiga y Ryou los alcanzarían después, cuando sus agendas estuvieran menos ocupadas para ese día.

- ¿Ryou? - el castaño salió de sus pensamientos por el llamado de su esposo que solo usaba el pantalón de su pijama dejando al descubierto su pecho, torso y brazos descubiertos y marcados. Varias cicatrices adornaban la bronceada piel, así como un anillo en un collar sobresalía de las clavículas de su esposo. Símbolo de su amistad con Himuro Tatsuya según comento su esposo en su momento - ¿está todo bien? ¿el bebé y tu están bien? -

Ryou sonrió levemente permitiendo que su esposo le diera suaves caricias en su rostro y mejillas al mismo tiempo que llevaba su zurda hasta su vientre levemente inflamado. Con cuatro meses, el bebé de ambos estaba creciendo de maravilla.

-Estaría todo bien si solo mi esposo estuviera en mi cama y no perdido entre tanto trabajo, números y contratos por firmar- respondió finalmente Ryou con un puchero en sus labios, puchero que beso Taiga con anhelo y cariño haciendo sonreír levemente al castaño por el toque de su marido - ¿está todo bien? No has hablado mucho desde que Kuroko-san nos dejo al pequeño Tora-

Kagami no respondió, solo se dedicó a abrazar y besar el rostro de Ryou que se dejaba hacer por su esposo. Correspondió el abrazo de su marido temiendo a decir algo más, pero sabía que no eran necesarias las palabras cuando estaban ellos dos en la ecuación, a su manera se entendían, mucho.

Mejor que cualquier otra persona en la tierra.

-Te amo, Ryou- el castaño sonrió por el susurro en su oído, Taiga era sincero, lo sabía porque nunca ha dudo de los sentimientos de su esposo hacia el por más que el fantasma de la madre de Tora existiera –te amo tanto, gracias por aceptarnos y ayudarnos en todo lo que puedes a mi hijo y a mi- luego beso los labios de Ryou y sus mejillas repetidas veces dejando que su esposo lo abrazara todavía más.

-Yo también te amo, Taiga-san- el castaño sonrió a su esposo y se alzó de puntitas buscando los labios de Kagami quien se agacho lo suficiente para darle ese gusto a su esposo –mi familia no lo seria sin Taiga-san en mi camino, muchas gracias por eso- acaricio las mejillas de Taiga fundiéndose ambos en un marcado y apretado abrazo.

Las adversidades de la vida continuaran llegando, seguirá cambiando, seguirá transformándose aun en contra de su voluntad. Pero de eso se trata vivir exactamente, presionar, vivir, sufrir para aprender a crecer y ser humano.

Kagami Taiga y Sakurai Ryou son prueba de ello. Por eso han continuado juntos luego de tanto tiempo, aprendieron a adaptarse, a sobrellevar las adversidades que se les presentaron en su momento y han sabido crecer por eso mismo.

Y seguirán creciendo junto con su familia, amigos y seres queridos.


Con este capítulo terminamos este pequeño gran proyecto, gracias por todo su apoyo.