Petra camina por el distrito 12 rumbo a la panadería, la han abierto recientemente, pero pasar las tardes y las mañanas en ella ha sido un consuelo, la rubia mira a su alrededor, hay días que cuesta creer la paz en la que viven ahora, mira a unos niños jugar cerca de la panadería con una sonrisa pequeña, no puede evitar preguntarse cómo sería su vida con uno o dos niños corriendo a su alrededor, pero no es algo que Kale y ella hayan hablado.
-¡Señora Everdeen!-Petra se detiene y mira a su alrededor buscando a la madre de Kale, aún cuando sabe que ella se encuentra muy lejos en el distrito 4, quizás esté de visita o algo así, pero en cambio se encuentra con los niños que se acercan corriendo hasta ella-¡Señora Everdeen!-dice la pequeña entre saltitos emocionados sin notar la boca abierta e incrédula de la panadera-¿Va a abrir la panadería?-
Los niños la miran expectantes y emocionados ante la perspectiva de que ella esté por abrir, pero Petra está demasiado confundida y sorprendida para responder, por algún motivo extraño que escapa a su entendimiento, estos niños creen que es la señora Everdeen.
-¿Señora Everdeen se siente bien?-los niños se miran preocupados antes de volver a mirarla, Petra sale de su aturdimiento con una sonrisa nerviosa.
Más tarde, después de abrir y regalarle algunas galletas a los niños que siguen jugando fuera de la panadería, se recuesta en el mostrador, con la mente perdida en recuerdos.
Petra recuerda claramente una versión mucho más jóven de sí misma que miraba a Kale Everdeen desde lejos y soñaba despierta con él, pero sobre todo, no puede evitar recordar un día particular, está segura que Kale debió pasar todo el receso con Gayle o tal vez los rumores que corrían en la escuela sobre ellos eran más fuertes ese día, o dios, sabe en qué estaba pensando, pero estaba celosa, tan celosa cómo una niña de doce años puede estarlo.
Y en un acto infantil, Petra escribió unas palabras tontas en su cuaderno, sin sentido, porque aún si quisiera que fueran reales, no había manera ni poder en la tierra que hicieran que ella fuera "Petra Everdeen".
Todavía recuerda los gritos y los golpes de su madre al leerlas, primero usó la excusa de que el papel y lápiz era demasiado caro para malgastarlo en tonterías infantiles, luego cuando leyó el nombre escrito con corazones, pues, Petra cojeo un largo tiempo y necesito mucho hielo para su ojo.
Ahora, mirá el cuaderno y el lápiz que suele usar para anotar encargos a un lado de la caja registradora, se muerde el interior de la mejilla y mira a su alrededor comprobando que está completamente sola, los niños siguen jugando afuera y nadie parece estar apunto de entrar a la panadería.
-Luego lo tiraré, nadie tiene que verlo-se dice así misma, toma el lápiz con manos temblorosas, antes de escribir las palabras por primera vez, Petra De Everdeen, no se ve mal, pero tampoco bien, suena a un mal chiste y le da un sabor amargo en la boca.
La campana de la puerta suena cuando un cliente entra, Petra cubre el cuaderno con sus brazos tratando de ocultar las palabras cómo si fueran un delito, al levantar la vista se encuentra con Kale, tiene hojas en el cabello negro y está sudado, su piel oliva está un poco más bronceada de lo normal, debe haber vuelto de una de sus rondas por el bosque.
-Hey-dice con una sonrisa que Petra corresponde de manera nerviosa, tratando inútilmente de no mirar el cuaderno, lo último que necesita es que Kale vea lo que acaba de escribir.
-Hey-responde cuando lo ve acercarse-Pensé que te vería para la cena-él se encoge de hombros antes de cruzar la barra que los separa y quedar a su lado.
-Quise pasar a saludar-se inclina y besa sus labios con cariño, Petra piensa que nunca se acostumbrará, antes Petra pensó que podría conformarse con lo falso, con ser querida sólo ante las cámaras, luego pensó que tendría que vivir como su madre sabiendo que no la eligieron, que fue la segunda opción, pero ahora que es real, que se han elegido mutuamente, una y otra vez, no cree acostumbrarse nunca.
-¿Día tranquilo?-pregunta cuando se separan, Petra asiente y le quita una hoja del cabello.
-¿Día movido?-Kale le da una sonrisa tímida cuando ella niega fingiendo decepción que ninguno cree.
-No importa, te lo contaré en casa-él cazador la mira durante unos segundos en silencio-¿Qué estabas haciendo?-Petra resopla nerviosa, mirando de reojo el cuaderno bajo sus brazos.
-Nada importante, pensaba en nuevas recetas-la sonrisa de Kale se hace más grande cuando se inclina para tratar de mirar sus anotaciones.
-¿Puedo verlas?-pregunta inocentemente, pero Petra sabe que no puede dejar que las vea, ni hoy ni mañana ni nunca, estó sería demasiado mortificante incluso más que el haber admitido su enamoramiento en televisión nacional para que todo Panem lo escuchará o cuando dijo que estaba embarazada siendo que lo más cerca que había estado Kale de embarazarla fue un beso con la boca cerrada en el que con suerte sus labios se habían rozado.
-¡No!-él parece sorprendido ante su arrebató, pero Petra está muy concentrada en mantener esa maldita hoja de papel lejos de Kale, le da una pequeña sonrisa nerviosa-¡No está listo! ¡Quiero que sea una sorpresa!-si él nota que no tiene mucho sentido no se lo dice, en cambio le da un asentimiento cómo si tuviera todo el sentido y lógica del mundo, dios, ella realmente ama a este hombre, él mira el reloj en la pared notando la hora.
-Iré a ducharme y volveré para acompañarte a casa-le dice antes de besar su mejilla con dulzura, enviando una corriente por todo su cuerpo, Petra le sonríe mientras lo ve marchar.
No puede evitar notar que cuando Kale abre la puerta los niños se abalanzan sobre él, la escena es demasiado tierna para ignorarla, en especial cuando él cazador se hinca a su altura con una sonrisa tierna, Petra finge que necesita algo de un estante cercano a la puerta sólo para poder verlos mejor.
Siente que su corazón se derrite, al menos, hasta que escucha las siguientes palabras que la dejan muda.
-¡Señor Everdeen! ¿Cómo se encuentra la señora Everdeen?-pregunta uno de los niños que la abordó al venir, la pequeña a su lado parece igual de preocupada que su amigo.
-Tenían razón chicos, está actuando algo extraño-¡Ella no actuaba extraño! Un momento, ¿Por qué Kale no les aclaró que no era la señora Everdeen? Debía ser porque eran niños pequeños, si, era eso, no era cómo si él quisiera que los demás pensarán eso de ella-Pero es normal, quizás solo está cansada-Kale revuelve el cabello de ambos niños de manera juguetona, lo que la enternece aún si sigue confundida y mortificada.
Él se levanta, estira ambos brazos y sonríe a los niños, cómo si les fuera a contar un secreto, les hace una seña para que se acerquen y ellos se inclinan expectantes, ansiosos por saber que tiene para decir.
-La señora Everdeen puede ser algo rara a veces-ella va a matarlo, no importa cuanto lo ame, lo va a matar está noche sin piedad, pero primero tendrá que deshacerse de esa tonta hoja y de su estúpida sonrisa de niña enamorada.
