- Todos los personajes pertenecen a Rumiko Takahashi, para su creación "Ranma ", (a excepción de algunos que son de mi invención, y que se irán incorporando durante el transcurso del relato en una especie de "actores secundarios"). Esta humilde servidora los ha tomado prestados para llevar a cabo un relato de ficción, sin ningún afán de lucro.
"Psycho killer"
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Capítulo VI
"Celos (parte I)"
"¡Paf!"
El golpe seco que se dejó escuchar sobresaltó a su compañero haciéndolo saltar en el asiento para posteriormente observarlo como si quisiera matarlo.
-No vuelvas a estampar tu puño sobre el escritorio o yo estamparé el mío en tu rostro –dijo entre dientes al tiempo que levantaba el pequeño dragón rojo que había caído hacia un lado producto del golpe.
-¡Es que no puedo creer que ese tipo sea tan ingenioso! –exclamó, dejando caer su cabeza en la superficie del escritorio, logrando así que la figura volviera a caer.
-Estoy tan cansado como tú –dijo volviendo a levantar la figura-, dormí apenas cinco horas, igual que tú; comí sólo un panecillo a las siete de la mañana como desayuno, lo mismo que tú y estoy tan ofuscado como tú, pero no por eso ando golpeando las cosas, y si con una de tus rabietas vuelves a botar al dragón y se rompe, la golpiza que te daré no la olvidarás nunca en tu vida.
-Le tienes más aprecio a ese feo dragón que a tu compañero –musitó con desgana sin levantar el rostro-. Yo, que me preocupo por ti, que trato de ser un buen compañero, que te ofrecí mi amistad aun cuando tú la despreciaste, soy menos importante para ti que una figura de resina que ni siquiera es bonita.
-No seas tan melodramático.
-Buenos días.
Ambos levantaron inmediatamente la cabeza para ver de pie al lado de sus respectivos escritorios a una relajada chica de azulados cabellos. La chica sonrió y dejó sobre el escritorio de Ranma una gran bolsa de papel. Ya eran cerca de las diez de la mañana y ella lucía radiante y descansada.
-Vine directo de casa y no tuve tiempo de desayunar –explicó mientras sacaba de la bolsa tres envoltorios de mediano tamaño y los distribuía sobre los escritorios de los jóvenes-. Pensé que podían tener hambre porque…
-¡Eres un sol, Akane! –exclamó Hansuke sonriendo ampliamente mientras tomaba con rapidez el envoltorio que Akane había puesto cerca de él.
-Toma asiento –dijo Ranma poniéndose de pie para cederle su silla e ir inmediatamente en busca de otra.
Ella sonrió tenuemente ante la amabilidad de su ex prometido, plenamente consciente de cada pequeño detalle que él tenía con ella. Cuando levantó la mirada se percató del gesto cómplice que le dedicaba Hansuke, primero apuntando con su barbilla hacia Ranma y luego sonriendo y guiñándole un ojo a ella. Sintió cómo sus mejillas se acaloraban y supuso que su rostro se encontraba totalmente sonrojado, por lo que medio ocultó su mirada y comenzó a sacar de la bolsa tres vasos térmicos.
-No sé si les gusta el café pero, quise arriesgarme –comentó.
-Lo reitero, eres un sol, Akane. Acá sólo tenemos café negro, así que degustar otro sabor se agradece siempre, ¿cierto, Ranma?
-Sí –contestó escuetamente-, gracias.
-Un latte, fabuloso –dijo Hansuke al tiempo que daba un gran mordisco al sándwich que había desenvuelto-. Eres una muy buena compañera de trabajo, no como otros que se preocupan más de un dragón de resina que de uno.
-¿Estás celoso del dragón? –ironizó Ranma, llevándose su vaso a los labios.
-No te creas tan irresistible, no eres mi tipo y no tengo tan mal gusto como para celarte, menos si mi competencia es un dragón de resina –comentó a modo de guasa-. No lo hice cuando estabas interesado en Aiko y te la pasabas yendo a su oficina, dejándome abandonado con todo el trabajo y papeleo y… -se detuvo de improviso, visiblemente asustado, llevándose nuevamente el sándwich a los labios para darle otra gran mordida y así escapar de la mirada asesina que le regalaba su compañero y la curiosa inspección que Akane hacía en su persona.
Sabía que estaba en problemas, porque seguramente cuando ella los dejara a solas, su compañero le saltaría al cuello… si no lo mandaba a volar de una patada antes, claro. Debería tener algún tipo de dispositivo incorporado al cuerpo para que le indicara cuando estaba a punto de hablar de más. Observó que Akane bajaba la mirada y la enfocaba en el dragón rojo al tiempo que tomaba un sorbo de su vaso y también pudo observar que su compañero había dejado de mirarlo a él para concentrarse en ella; su rostro había mutado y ahora reflejaba una expresión marcada por la nostalgia. Tragó su bocado y se dispuso a hablar para tratar de solucionar el impasse que tontamente había provocado, pero ella se adelantó.
-¿Cómo les fue con la dirección IP?, ¿pudieron encontrar la localización? –preguntó con suavidad, fingiendo calma ante un ambiente que se notaba totalmente tenso.
-No -contestó Ranma dejando su vaso sobre la superficie del escritorio-, es decir, se encontró la dirección y estuvimos haciendo las gestiones durante gran parte de la noche con otras ciudades para dar con el sitio exacto, pero no tuvimos resultados.
-Tuvimos resultados –le contradijo su compañero esquivando sus ojos y mirando directamente a Akane-, pero no el que hubiéramos querido.
-¿Por qué?
-Porque la dirección IP arrojó una ubicación en la isla de Kyūshū –dijo Ranma con desgana-, en la prefectura de Fukuoka. Nos contactamos con la policía de ese lugar y esperamos para que su colaboración fuera de ayuda…
-Pero –dijo Akane ladeando su rostro.
-Estuvimos toda la noche o gran parte de ella haciendo y recibiendo llamados, esperando a que ellos pudieran allanar un domicilio en donde estuviera el sospechoso, pero lo único que encontraron en la dirección que arrojaba la IP fue a un par de ancianos que casi mueren de la impresión al ver el despliegue policial que se llevó a cabo en las puertas de su casa –relató Hansuke.
-¿Ancianos?
-El bastardo no se cansa de jugar con nosotros –dijo Ranma llevándose el sándwich que le había dejado Akane a la boca para morderlo.
-La policía de allá descubrió que el infeliz puso un dispositivo en el domicilio de los ancianos para que indicara esa dirección como si se tratase del lugar en donde permanecía el aparato al que pertenece la IP, pero en realidad es sólo una distracción –completó Hansuke totalmente serio-. Por lo que dijeron los especialistas en informática y lo que yo pude entender, él o los asesinos pueden haber instalado decenas de esos dispositivos para engañarnos, porque nos indicarían cualquier dirección, incluso fuera de Japón si así lo quieren.
-Es un maldito hijo de… lo siento –se disculpó Ranma-. De todas formas ya hay un equipo informático haciendo más rastreos, pero nos advirtieron que sería un trabajo extenso y quizá sin resultados positivos.
-Algo es algo –comentó Hansuke terminando de comer su sándwich.
-Debe ser más de uno –comentó Akane probando un bocado.
-Pienso lo mismo –afirmó su ex prometido terminando de comer-. O es más de uno o el asesino tiene el suficiente dinero y poder como para contratar los servicios de alguien que lo está ayudando a cubrir sus huellas.
-Existen ciertos grupos de fanáticos que siguen a un líder ¿no? –comentó Hansuke-. Y esos fanáticos quizás harían cualquier cosa para encubrir las fechorías de su líder.
-Los hay –confirmó Akane bebiendo un sorbo de su vaso de café-. En general, los grupos sectarios son grupos de personas seguidoras de una misma doctrina ideológica, comúnmente se asocian a grupos religiosos, pero también las hay de otros tipos.
-¿El líder de una secta podría convencer de realizar cualquier tipo de acción a sus seguidores? –preguntó Ranma totalmente interesado.
-Ése es justamente el gran poder con el que cuenta un líder sectario –contestó Akane-. Existen varios ejemplos en el mundo de líderes sectarios que han convencido a sus seguidores de hacer atrocidades que una persona común no haría, pero su creencia en las palabras de su líder es tan intensa que no cuestionan sus órdenes, la mayoría por convencimiento y otros por temor. Generalmente las sectas más peligrosas son grupos cerrados a los que puedes entrar, pero desde donde es muy difícil salir, y una vez dentro, si no acatas sus normas de convivencia o comportamiento, pueden castigarte duramente. Hay muchos casos conocidos de líderes de sectas que han inducido a sus seguidores no sólo a cometer suicidio o asesinatos, también ha habido casos de violaciones, tráfico de armas, grupos que provocan atentados, sacrificios humanos de adultos y… niños. En fin, prácticamente todos los líderes sectarios tienen rasgos psicopáticos: son narcisistas, carismáticos y muy persuasivos, por lo que es fácil para ellos lograr que sus fieles hagan todo lo que esa persona especial, fantástica y excepcional para ellos les indica hacer en pos de su creencia, sea bueno o sea malo, lo harán porque ven en su líder a un ser extraordinario, digno de su lealtad, que les provoca fascinación y obediencia plena.
-Sacrificios humanos –musitó Hansuke-. ¿Estás pensando que estamos ante un grupo sectario, Ranma?
-Puede ser una opción. No podemos saberlo pero de momento no lo descartaremos.
-Pero si es una secta, ¿qué tipo de secta sería?
-Yo me inclinaría por una de tipo religioso… por eso de la túnica blanca y la sangre drenada –contestó el joven de trenzados cabellos.
-En muchas culturas antiguas, la sangre fue considerada como el alimento divino. Se entregaba como un sacrificio a los distintos dioses de esas culturas y los sacrificios humanos y animales eran comunes para pactar con los dioses.
-Bueno –dijo Ranma inclinándose sobre el escritorio por sobre su ex prometida para alcanzar una de sus libretas-. Dejaremos esto pendiente para investigarlo con más profundidad –siguió, anotando en su libreta-. Ahora concentrémonos en preparar la visita a ese antro que mencionó el viejo. ¿Conseguiste la dirección exacta, Fukuda?
-Sí, tenemos la dirección exacta y sabemos qué tipo de lugar es –dijo asintiendo con un movimiento de cabeza-. Anoche, mientras coordinabas con la policía de Fukuoka, me dedique a investigar y pude averiguar que ese lugar tiene un pasado bastante retorcido pero hace unos diez años cerró sus puertas y no volvió a abrir hasta hace cinco años atrás. Tiene nuevos dueños y como intuyó Musashi, ahora es un centro nocturno que cuenta con un público bastante joven que frecuenta el lugar. Sólo conserva el nombre y la fachada del antiguo local.
-¿Nada ilícito o criminal desde que reabrió sus puertas?
-Absolutamente nada, Ranma.
-Bien. Tanaka dijo que había conseguido que dos oficiales nos apoyaran yendo esa noche, así que seremos cinco policías para resguardar a Akane.
-Entraremos infiltrados también o solamente serviremos de apoyo.
-Creo que lo mejor es que dos de ustedes ingresen también al bar como clientes y los otros dos esperen en las inmediaciones, por si pasa algo afuera.
-Sí, es lo mejor.
-Tendrás que acostumbrarte a utilizar audífonos y micrófono para comunicarnos, Akane.
-Pero, estarás conmigo todo el tiempo ¿no? –dijo ella un poco inquieta.
-Sí, pero los demás no y ante cualquier eventualidad debemos estar comunicados entre todos.
-¿Quiere decir que ellos… podrán escuchar todo lo que yo diga?
-Esa es la idea, ¿te incomoda?
-No pero… será extraño.
-Todavía podemos…
-Iré, aunque me hagan utilizar una cámara –le interrumpió sabiendo exactamente lo que él iba a proponer.
-Entonces, llévala con Ishakawa, Fukuda. Es mejor que comience a acostumbrarse al equipo desde ya, el viernes iremos a investigar ese lugar.
-Como digas, jefe –dijo su compañero poniéndose en pie al tiempo que levantaba sus manos a modo de disculpa al ver la mueca de desagrado que se había instalado en el rostro de Ranma.
-Van tres hoy, Fukuda –le advirtió levantándose de la silla para dejarle paso a la chica de cabellos azulados-. Te estás ganando ese golpe en tu bonito rostro de niño bueno.
-¿Me golpearías por un dragón, un apelativo que no te gusta escuchar y un comentario que estuvo de más, sobre todo en presencia de…
-Yo que tú no sigo hablando, Fukuda –le interrumpió acercándose un paso a su deslenguado compañero.
-Ya entendí, otro mal comentario –aceptó avanzando rápidamente para quedar al lado de Akane-. Mejor me llevo a nuestra psicóloga a probar los equipos, ¿no?
-Mejor –asintió Ranma observando a su ex prometida y a su compañero avanzar por el pasillo.
Ese idiota había estado a punto de revelarle a Akane algunos detalles sobre una antigua relación amorosa que ni siquiera había durado lo suficiente como para darle un nombre y aunque no tenía nada de extraño pues hacía tiempo que su compromiso con Akane había terminado, se sentía incómodo y desleal al hablar de algo así frente a ella.
Suspiró y volvió a sentarse enfocando su vista en la ventana para ver las nubes pasar. Seguramente ella también había tenido otras parejas después de su separación, era lógico si lo pensaba con detención. Una chica dulce y bella como Akane debía tener un séquito de pretendientes tal y como los tenía cuando la había conocido a los dieciséis, e incluso ahora mismo, él no sabía si ella mantenía una relación con alguien y el pensarlo le revolvió el estómago. Frunció el entrecejo y se pasó una mano por el flequillo, lo mejor era no pensar en esas cosas porque ya no le concernía lo que ella hiciera con su vida, no eran nada más que dos personas que se encontraban colaborando para resolver un complicado caso criminal, no tenía por qué pensar en cuántas veces ella había mostrado interés por alguien luego de su separación, tampoco en quién había estado a su lado en fechas importantes como cumpleaños, navidades y graduación, mucho menos le correspondía cuestionar si en ese preciso instante ella tenía a alguien que la esperaba todos los días para abrazarla y besarla, para preguntarle qué tal su día, para tomarla de la mano y caminar junto a ella… para amarla. Sacudió la cabeza y se recostó en la silla, tratando de respirar de forma normal luego de que casi se ahogara al recrear una imagen así en su mente.
-Calma, y recuerda que tú…–se dijo a sí mismo- no sientes nada por ella, sólo rencor. No es bonita, tampoco atractiva. Su amabilidad y dulzura la muestra sólo con los demás y no contigo… todo esto acabará cuando encontremos al asesino y ella seguirá su camino. Su paso por este lugar se convertirá en un fugaz intervalo y tú seguirás haciendo tu vida… sin ella… todo seguirá su curso normal –bajó la mirada y la enfocó en el envoltorio vacío y el vaso térmico que le había llevado su ex prometida-. Entonces, por qué siento esta aflicción –se cuestionó levantándose de la silla-. Debo salir de aquí o terminaré haciendo una estupidez.
Arrojó el envoltorio de su sándwich y el de su compañero, al tacho de la basura y avanzó en dirección a las escaleras. Debía escapar de ahí para no seguir pensando tonterías, por lo que fue a ver si la investigación de los informáticos había generado alguna pista nueva.
Entretanto, en otro sector del edificio, Akane caminaba en silencio siguiendo a Hansuke, lo cual estaba comenzando a exasperar a alguien tan hablador como el policía de castaños cabellos.
-¿Has escuchado música utilizando audífonos, Akane? –preguntó de pronto sólo para entablar una conversación.
-Algunas veces.
-Esto es algo similar, sólo que escucharás nuestras voces y también podrás hablarnos si ocurre algo y necesitas ayuda. De todas formas, yo y otro oficial estaremos atentos a todos tus movimientos y por supuesto, a los de Ranma. No debes temer.
-No tengo miedo, además, sé que él estará a mí lado y… -se interrumpió agachando la mirada para que su compañero no notara su sonrojo.
-No sé mucho sobre la vida de Ranma antes de la academia, pero por lo que puedo intuir, él siempre te protegió ¿no?
-Desde que lo conocí, aunque nunca se lo pedí –reconoció-. Creo que lo veía como una obligación y ahora también.
-No lo creo, él siempre ha protegido a las personas que le importan. Una vez, cuando estábamos recién salidos de la academia, tuvimos que ayudar en un operativo para desbaratar a una banda de contrabandistas. No era nuestra área, pero solicitaron apoyo y cuando Aiko fue a… -se interrumpió de pronto al percatarse que había vuelto a hablar sobre una chica de la que al parecer Akane no tenía conocimiento-. El asunto fue que él se arrojó a…
-¿Quién es Aiko? –le interrumpió con la mirada baja y un hilo de voz.
-Ella es… una colega –contestó algo incómodo-. Trabaja en otra sección –aclaró rápidamente.
-Y fue novia de Ranma –dijo suavemente.
-No exactamente –contestó-, o por lo que yo sé, no fue tan importante como para llamarlo noviazgo y…
-La has nombrado dos veces y la primera, él se puso bastante tenso.
-¿Y eso te molestó? –dijo deteniéndose de improviso cuando ella dejó de avanzar.
Akane pensó por un momento su respuesta. ¿Realmente le había molestado la mención de una mujer que al parecer había tenido una relación con su ex prometido? Sabía que él debía haber tenido alguna pareja durante ese tiempo, no era ingenua y conociendo el encanto que parecía ejercer Ranma con las mujeres, era lógico pensar que no había permanecido solo todos esos años, pero el saberlo le provocaba un malestar que hacía años no sentía por nadie, ni siquiera por los dos chicos que habían logrado ganarse su afecto luego de la separación con su ex prometido. Apretó sus puños; era tonto sentir celos de una chica que ni siquiera conocía, pero… también era inevitable, su corazón se había encogido las dos veces que Hansuke había mencionado a esa mujer, porque en el fondo de su ser y aunque no quisiera reconocerlo, ella todavía quería a ese idiota que ahora tenía a su lado pero que sin embargo, sentía tan lejano.
-No lo sé –contestó finalmente.
Él la observó detenidamente y luego exhaló un suspiro. Ella podía negarlo e incluso auto convencerse a sí misma, pero era casi una obviedad que continuaba sintiendo afecto por su compañero, al igual que su compañero sentía afecto por ella.
-Ranma no está preparado para mantener una relación formal –dijo de pronto logrando que ella levantara la vista-. Desde que lo conozco, sólo lo he visto salir con chicas tres veces y el romance con ninguna de ellas ha durado más de un mes.
-No me interesa saber sobre ese aspecto de su vida, además…
-¿De verdad no te interesa? –le interrumpió, siendo testigo de un nuevo sonrojo en sus mejillas-. Lo intentó con Aiko y luego de una semana ambos se apartaron, luego hubo dos chicas más, pero ninguna de ellas estaba dispuesta a soportar a un tipo trabajólico que olvidaba hasta llamarlas o devolverles los mensajes por estar pendiente de su trabajo. Ambas lo dejaron por no comprometerse, pero a él poco le importó.
-Entonces, ¿por qué intentar mantener una relación con alguien si no quieres el compromiso que eso conlleva? –preguntó avanzando despacio, él también lo hizo.
-Quizá para no sentirse tan solo, o para olvidar… a alguien –contestó susurrando las últimas dos palabras pero totalmente consciente de que ella las había escuchado. Sonrió-. En fin, creo que mi amigo no es afortunado en el amor.
Ella no dijo nada y se detuvo cuando él lo hizo para abrir una puerta y dejarle el paso libre.
-Aquí es –indicó.
-Hansuke, por favor… no le digas que… –se interrumpió y lo observó suplicante- No le menciones lo que me contaste porque puede malinterpretarlo y sería muy vergonzoso.
-Descuida, no lo haré, pero… quiero que me contestes una pregunta.
-Dime.
-¿Realmente sientes sólo rencor hacia él, realmente no te importa lo que sucedió con él durante todos estos años?
-Nunca dejó de importarme –reconoció-, pero yo misma lo alejé aunque en ese momento nunca pensé que me obedecería, yo… mantuve la esperanza por mucho tiempo de que él volviera algún día… pero no lo hizo, así que seguí con mi vida y ahora… -hizo una pausa y enfocó su triste mirada en los ojos verdes que la estudiaban con curiosidad-, ¿qué sacaría con reconocer que más que rencor es dolor lo que siento?; dolor, porque durante estos días me he dado cuenta que quizá destruimos algo que ya no se puede reconstruir.
-¿Estás segura?
-Totalmente –asintió con un movimiento de cabeza-. Que él haya aceptado trabajar conmigo no quiere decir que quiera retomar una antigua amistad, no hay afecto de por medio.
-¿No hay afecto?
-Lo veo en sus ojos cada vez que me observa con esa frialdad que ni siquiera mostró cuando recién lo conocí y nos obligaron a comprometernos.
-Pero…
-Dejémoslo así –le interrumpió-. Cuando termine mi trabajo aquí y me aprueben la especialidad, me iré, y cada cual seguirá con su vida. ¿Vamos a probar esos equipos?
El joven asintió en silencio, indicándole a Akane que ingresara por la puerta. No podía creer lo testarudos que eran ambos, si era evidente que ambos aún se querían. No dijo nada, sólo avanzó tras la chica y saludó alegremente al hombre que los recibió en aquella oficina llena de estantes y aparatos. Una vez que volvieron al escritorio junto a Ranma, él indicó que quería ir a reconocer el lugar en donde se encontraba el crisantemo escarlata, por lo que él y Hansuke salieron dejando una vez más a la chica sola. A ella no le importó demasiado, ya estaba acostumbrada y por lo demás, le serviría estar a solas y no estar al lado de su ex prometido puesto que la conversación con Hansuke había removido recuerdos y sentimientos que ella prefería mantener ocultos, así que se dedicó a investigar en la dark web sobre posibles sectas religiosas que tuvieran alguna sede en Japón, hasta que se sobresaltó cuando escuchó una voz masculina llamarla a su espalda.
-Perdón, ¿te asuste?
-No, señor Tanaka, sólo estaba demasiado concentrada leyendo.
-Sectas.
-Sí, Ranma piensa que puede haber un tipo de relación con alguna secta en las muertes de las chicas y yo estoy de acuerdo. Hasta el momento, el asesino ha demostrado tener todas las características que ostentaría el líder de una secta.
-Es una opción.
-¿Quería hablar conmigo, señor Tanaka?
-Sí –dijo sentándose en la silla que ocupaba siempre Hansuke-. Como sabes, el viernes iremos a ese lugar que encontraron en las redes sociales que utilizaban las chicas asesinadas y necesito tomar resguardos.
-¿Resguardos?
-Estamos de acuerdo en que tú cumples con todos los requisitos que busca el asesino en sus víctimas.
-Casi todos –le corrigió.
-Casi todos –asintió el policía-. Estuve pensando, Akane, y me gustaría que ocultaras un poco tu apariencia real.
-¿Ocultar mi apariencia?
-Verás, me preocupa tu seguridad y creo que Ranma estará de acuerdo conmigo en que hay que tomar resguardos.
-Pero, él estará conmigo y ustedes nos cubrirán.
-Sí, pero de todos modos no sabemos qué podemos encontrar en ese lugar. Quizá no encontremos nada, pero debemos estar preparados, así que me gustaría que llevaras un chaleco antibalas bajo tu ropa y cambiaras un poco tu aspecto, sólo para confundir al asesino si éste se presenta y decide seguirte luego de que terminemos con la misión. En otras palabras, no quiero que sea fácil reconocerte cuando retomes tu rutina diaria luego de la visita a ese lugar.
-¿Quiere que me disfrace?
-Algo así –asintió con un movimiento de cabeza-. Tenemos una oficina para caracterizar a nuestros policías infiltrados. Me gustaría que me acompañaras para ver si ellos pueden lograr darte una apariencia distinta sin la necesidad de intervenir demasiado.
-Si es requisito para ir a ese lugar, entonces lo haré.
-Bien, sígueme –dijo sonriendo al tiempo que se ponía en pie y avanzaba por los pasillos saludando a varias personas que encontraba en su camino, seguido de cerca por Akane.
Pronto llegaron al quinto piso de ese gran edificio y Tanaka le dejó el paso libre hacia una pequeña oficina en donde encontraron a una mujer de unos cuarenta años quien los recibió amablemente.
-¿Cómo estás Tanka? –dijo haciendo una leve reverencia.
-Bien, ¿y tú cómo estás, Jun?
-Muy bien, gracias. ¿Y esta señorita, es tu nueva incorporación?
-No, ella es Akane Tendo, psicóloga de profesión. Nos está asesorando en un caso. Akane, ella es Jun.
-Mucho gusto, señorita Tendo.
-El gusto es mío-contestó la chica inclinando la cabeza.
-Tenemos que ir a realizar una visita a un lugar este viernes y Akane nos acompañará, pero me interesa que no pueda ser reconocible su apariencia luego de esa visita.
-¿Quieres que oculte su apariencia delicada para que sea difícil de reconocer si alguien la divisa por la calle después?
-Exacto, además, necesitamos ocultar los implementos, ya sabes. Por supuesto, no portará un arma, pero sí me interesa que pueda resguardarse con un chaleco antibalas y, además, debemos ocultar los implementos de comunicación.
-Hum –dijo la mujer observando fijamente a Akane-. ¿Te vistes así todos los días? –preguntó-, ¿te pondrías algo similar a lo que estás usando ahora para ir a ese lugar?
-Supongo que sí, aunque un poco más sofisticado, quizá.
-Bien, pues te daré un atuendo que te hará lucir totalmente diferente a como lo haces habitualmente –afirmó inclinando su cabeza a un lado como si estuviera estudiándola-. No me pidas que la obligue a utilizar esas prótesis para aumentar el volumen de su cuerpo porque son bastante incómodas para alguien que no está familiarizado con ellas.
-No, creo que eso no será necesario, pero ¿tienes alguna forma de ocultar los rasgos de su rostro?
-Maquillaje y algunos productos de auto bronceado, sí, eso podemos utilizarlo a nuestro favor.
-¡Me llevo esto y…!, lo siento –se escuchó una voz femenina de pronto que hizo que las tres personas que se encontraban allí se giraran a observar a una joven de castaños y largos cabellos, de ojos azules y mediana estatura-. Hola, Tanaka.
-¿Qué tal, Aiko?
Fue sólo escuchar ese nombre y Akane palideció, sintiendo que su entorno comenzaba a moverse generándole inestabilidad y su corazón encogiéndose en su pecho. Buscó apoyo en el mesón que tenía enfrente y llevó una de sus manos al pecho.
-¿Te sientes bien, Akane?
-Sí, sólo fue vahído, me pasa de vez en cuando –mintió sonriéndole al policía-. Nada de qué preocuparse.
-¿Es tu nueva pupila, Tanaka? –dijo la chica de castaños cabellos observando a la joven de azulada cabellera con curiosidad.
-No, la señorita Tendo es nuestra psicóloga –explicó-, nos está ayudando en el caso de las chicas asesinadas.
-¡Oh, cierto!, un gusto señorita Tendo –dijo la chica sonriéndole amablemente.
-Igualmente –contestó ella intentando devolver el gesto, pero le fue imposible esbozar una sonrisa sincera.
-Permiso, debo contestar –dijo Tanaka apartándose para contestar una llamada.
-¿Llevarás eso, Aiko? –preguntó la mujer mayor tomando unas hojas de papel para anotar algo en ellas.
-Sí, creo que con esto estará bien –confirmó acercándose al mesón para dejar algunas prendas de ropa, un par de zapatos y una peluca de negros cabellos-. Entonces, ¿estás ayudando en ese caso de las chicas a las que les sacaron la sangre?
-Sí –contestó Akane un tanto incomoda.
-¡Debe ser todo un desafío trabajar junto a Saotome y Fukuda! –indicó riendo entre dientes.
-No ha sido nada extraordinario.
-Sí, porque esos dos tienen a Satō respirándoles en la nuca –comentó riendo con más entusiasmo-. Sólo ten cuidado con esos dos, sobre todo con Saotome, no vaya a ser cosa que te encandile con sus encantos y termines sufriendo.
-Yo sólo vine aquí a colaborar –musitó bastante molesta-, pero gracias por el consejo, lo tendré en cuenta.
-No me mal entiendas, no quiero decir que sea él quien intente algo contigo, pero lo conozco y sé de su fama. Prácticamente toda chica que lo conoce queda encandilada no sólo por su apariencia sino también por esa aura de misterio que lo rodea, pero él rara vez se da por enterado de lo que provoca en las mujeres y cuando lo hace… simplemente te llevas una decepción.
-Supongo que lo dices por experiencia propia –dijo bajando la mirada.
-Algo así –confirmó.
-Tendré en cuenta tus palabras, pero no creo que él sea tan irresistible como lo haces ver.
-¡Uf!, te llevarías una sorpresa si hicieras una pequeña encuesta sólo en este edificio –bromeó, sin embargo, para Akane ese comentario no fue para nada gracioso-. En fin, dale mis saludos a ese par y dile a Saotome que no sea ingrato y me visite de vez en cuando, no lo morderé si es lo que teme.
-Firma aquí, Aiko –dijo de pronto la mujer detrás del mesón, totalmente ajena a la conversación de las dos muchachas.
Tanaka se acercó en ese momento y luego de despedirse de una jovial joven de castaños cabellos, los tres volvieron a enfocarse en sus asuntos, sin embargo, para Akane estaba resultando un martirio permanecer allí, fingiendo que se encontraba en perfecto estado anímico luego de que esa estúpida e imprudente mujer le hiciera comentarios que ella creía rayaban en la insensatez. Cierto que su ex prometido había sido muy cotizado por muchas féminas que mostraban su interés en él cuando era un adolescente y debía reconocer que no le extrañaba que la situación fuera igual ahora pero… sentía que tenía una espina clavada en su pecho y que un sentimiento de absurda furia se había instalado en todo su ser. Debía controlarse y fingir que todo estaba bien; debía fingir que no quería salir corriendo de ese lugar; fingir que no tenía la intención de golpear a su ex prometido por lograr que volvieran a aparecer ese tipo de emociones en ella, que no eran celos los que sentía cada vez que recordaba las palabras de esa mujer que por lo demás era muy, muy atractiva… mucho más de lo quizás ella llegaría a ser jamás.
-Y si utilizo este aerosol en su piel, obtendremos un bronceado que sólo durará un par de días y se saldrá con el agua, ¿qué te parece Akane?
-¿Qué? –dijo saliendo abruptamente de sus cavilaciones.
-Broncearemos tu piel y así será menos probable que quienes te vean esa noche te reconozcan en la calle.
-No tengo problemas con eso –contestó.
-Déjame hacer una prueba –dijo levantándole la manga de su suéter para posteriormente accionar el aerosol y ver cómo éste se fijaba en la nívea piel de la chica, dándole un aspecto totalmente distinto-. Bien, creo que no eres alérgica.
-No.
-Ese día, vendrás acá y te ayudaré con todo lo referente a mimetizarte. Utilizaremos este vestido y esta llamativa chaqueta.
-¿No es muy corto ese vestido? –preguntó un tanto sorprendida por el modelo rojo brillante que la mujer le había expuesto-. No sé si me sentiré cómoda usando algo así.
-La idea es cambiar tu estilo lo más posible y si llegas a parecer otra persona o una chica que se dedica a ciertos menesteres, mucho mejor.
-Ciertos menesteres –musitó mordiéndose el labio inferior al entender las palabras de la mujer, pero ciertamente ella no quería parecer una dama de compañía, mucho menos una prostituta de bajo barrio-. Está bien, pero… no exagere con el maquillaje o yo pareceré…
-No lo haré –confirmó-, sólo utilizarás esta extravagante ropa y sobre tu maquillaje, utilizaré algo no muy rebuscado. Un par de lunares falsos, quizás unas extensiones para tu cabello y gafas, unas lindas gafas sin aumento que ayudarán a ocultar esa bella mirada que tienes.
-¿Y el chaleco antibalas pasará desapercibido bajo ese vestido? –inquirió Tanaka indicando el pequeño pedazo de tela que la mujer mantenía en sus manos.
-Tú déjamelo a mí –dijo ella sonriendo de medio lado-. Verás que hago maravillas con esta bella señorita, la protegeré con mi arte y nadie la reconocerá.
-Confío en ti –afirmó el policía-. ¿Vamos, Akane?
-Sí –dijo.
Luego se despidió de la mujer y siguió a Tanaka hacia su puesto de trabajo. Cuando el policía la dejó a solas, ella se sentó y se quedó mirando fijamente el monitor, pero no tenía intención de seguir leyendo informes y notas sobre sectas en territorio japonés, sólo permaneció allí, ensimismada en sus propios pensamientos y cada vez más ofuscada con ella misma por ser tan débil y caer en ese estado de angustia que la envolvía, porque sabía que lo que le molestaba no era que él tuviera un séquito de mujeres dispuestas a ofrecerle más que una amistad. No, lo que realmente le molestaba es que ahora él pudiera elegir a cualquiera de ellas para entablar una relación, dejándola a un lado y eso dolía, porque sabía que todo acabaría cuando descubrieran al asesino de esas chicas. Cuando eso ocurriera, ella tendría que alejarse, dejarlo para no volver a verlo nunca más y realmente no estaba segura de querer hacer algo así, sin embargo, él le había demostrado durante todos esos días que no estaba dispuesto a recuperar siquiera su rota amistad por lo que no era bueno aferrarse a la esperanza de recuperar su cariño. Si alguna vez habían tenido algo más que una amistad en el pasado, ella lo había destruido echándolo de su casa, obligándolo a elegir una nueva vida lejos de ella, una vida en la que ella ya no tenía cabida. Enfocó su vista en la hora que marcaba el ordenador y suspiró, aún no era tan tarde pero ella quería salir de ese lugar, por lo demás, nada la obligaba a cumplir horarios, así que se puso en pie y comenzó a arreglar sus cosas, pero justo cuando se disponía a retirarse, escuchó las voces de sus dos compañeros acercándose hacia donde ella se encontraba.
-¿Ya te vas? –escuchó que preguntaba Ranma.
Sin mirarlo por temor a delatarse ante sus fríos ojos azulados, asintió en silencio antes de contestar.
-Recordé que tengo cosas qué hacer –dijo con un hilo de voz.
-¿Pasó algo malo? –inquirió, percatándose de inmediato que ella se encontraba incómoda-, ¿alguien te molestó?
-No, sólo debo irme, Ranma.
-Pero no sueles irte tan temprano –comentó acercándose a ella-. ¿Qué pasó mientras no estábamos?
-Nada –dijo acercando la silla hacia el escritorio-. El señor Tanaka me llevó a la oficina en donde cambiarán mi apariencia para ir el viernes a ese lugar. Dice que deben protegerme para que no me reconozcan si alguien me ve de día en mis actividades cotidianas.
-Tanaka tiene razón –acotó Hansuke cruzándose de brazos-. Es una buena idea el que ocultes un poco tu apariencia real.
-¿Y eso te molesta?
-¡No estoy molesta! –exclamó enfrentando por primera vez la mirada confundida de su ex prometido desde que habían llegado a su lado-. Sólo debo irme, es todo.
-Entonces, te llevaré –contestó viendo cómo aquel rostro que tanto le gustaba adquiría una expresión de total sorpresa.
-No hace falta –se obligó a decir-. Desde que vengo a este lugar, tú nunca has hecho algo así, no tienes por qué hacerlo ahora.
-Sólo quiero que hablemos de esa visita al crisantemo escarlata, hay cosas técnicas que necesitamos que sepas –dijo llevándose ambas manos a los bolsillos del pantalón-. Hansuke puede venir con nosotros si te incomoda estar a solas conmigo, ya sabes…
-¿Por qué tendría que incomodarme estar a solas contigo? –inquirió frunciendo el ceño-. No es como si nunca hubiéramos estado a solas, a menos que pienses que soy una de las muchas chicas que se encandilan con tu sola presencia y ruegan para que tú les prestes algo de atención.
Él abrió mucho los ojos y su compañero mordió su labio inferior. Definitivamente algo había pasado para que la dulce chica que Hansuke recordaba haber dejado esa tarde cambiara tan drásticamente su estado de ánimo y, además, esa era una faceta enérgica que él no conocía de ella, por lo que realmente se asustó.
-Que… se encandilan…
-Sólo deja que me vaya a casa –dijo percatándose tardíamente que se había puesto en evidencia frente a él-. Mañana no puedo venir porque tengo que presentarme en la universidad, así que nos vemos el viernes en la tarde.
-Pero, Akane, tenemos que preparar bien esa visita y…
-Pues entonces debiste quedarte aquí conmigo y preparar la famosa visita –le recriminó-, tal vez si lo hubieras hecho, el señor Tanaka no me hubiera llevado a ese lugar en donde esa mujer quiere vestirme como si fuera una ramera y tampoco me hubiera encontrado con…
-¿Con quién? –preguntó al ver que se quedaba en silencio.
-Hasta el viernes –dijo esquivando su mirada-. Y antes que lo olvide, una mujer de castaños cabellos y ojos azules les envió saludos a ambos y también dijo que fueras a visitarla de vez en cuando, Ranma, que no te morderá –declaró alejándose de allí-. Lamentablemente olvidé su nombre, pero creo que sabes quién es. Nos vemos.
La vio alejarse cabizbaja y lo comprendió todo. Se giró rápidamente hacia Hansuke e intercambió una mirada con él.
-¿Aiko? –mencionó su compañero. Ranma asintió.
-Ve con ella, Fukuda –dijo con la mirada baja-. Llévala a su casa y no le hagas preguntas o te arrepentirás.
-Bien, despreocúpate.
Lo vio alejarse a toda velocidad, alcanzando a la chica de azulados cabellos justo antes de perderla de vista. Comprobó que intercambiaron un par de palabras y suspiró cuando los vio avanzar para llegar a las escaleras. Se quedó de pie fijando su mirada en la superficie del escritorio y no pudo evitar esbozar una tenue sonrisa. Ella no se había medido, demostrado ante él los conocidos celos que tantas veces lo habían hecho pasar un mal rato en su adolescencia. Sonrió más ampliamente al intuir lo que eso significaba, porque quizá no todo estaba perdido, quizás ella sí albergaba algo de cariño por él en su corazón y quizá sólo debía encontrar el momento adecuado para enfrentarla, conseguir entablar una conversación, perdonarse mutuamente y tal vez, si todos los dioses le ayudaban, lograr recuperar esa relación que ahora estaba seguro de necesitar. Había una remota posibilidad de recomponer las cosas con ella y aunque insistía en no hacerse ilusiones, trataría de jugar esa carta para recuperarla. Se sentó frente al monitor y tomó entre sus manos la figura del dragón rojo, ¿en verdad quería recuperar el afecto de su ex prometida y soñar con un futuro a su lado?; algunas semanas atrás su respuesta hubiera sido un rotundo no, pero ahora, con el paso de los días y al estar permanentemente en su compañía podía reconocer que se había equivocado, que lo único que quería era volver a tenerla a su lado y que si ella le daba una ínfima posibilidad de volver a ella, él la tomaría sin chistar.
Así pasaron los días y la tarde del viernes, Akane llegó a las oficinas de la policía con ánimos renovados. Se acercó al escritorio de Ranma y comprobó que él no estaba en su puesto, pero Hansuke sí se encontraba tras su escritorio.
-¡Hola, Akane!, ¿lista para nuestra aventura de hoy?
-Sí –dijo sorbiendo el líquido de una botella de plástico reutilizable -. ¿Dónde está el gruñón?
-Aquí.
La chica enrojeció al percatarse que su ex prometido había hablado a su espalda, muy cerca, por lo que miró asustada a Hansuke quien le devolvió una sonrisa traviesa.
-Lo siento, Ranma, yo no…
-Está bien –comentó sentándose en la silla que ocupaba cuando ella se adueñaba de su puesto de trabajo-. Sé que es una broma.
-Sí –dijo más como pregunta que como afirmación.
-Sí –confirmó-. ¿Es jugo de naranja? –preguntó indicando el vaso que ella sostenía en una de sus manos. Akane hizo un gesto afirmativo-, ¿me das?
Ella lo observó como si estuviera viendo a la criatura más extraña sobre la faz de la tierra, luego le tendió el vaso sin decir palabra y se sentó. Él se recostó en su silla y se llevó el vaso sin la tapa a los labios ante la atenta y curiosa mirada que le dedicaba su compañero.
-¿Te sientes bien? –dijo su compañero ladeando su cabeza y observándolo como si recién lo estuviera conociendo.
-Sí, ¿por qué?
-No sé, estás… alegre -comentó alzando una ceja-. Casi nunca te veo sonreír y ahora no has hecho otra cosa que…
-Sólo tengo un buen presentimiento –le interrumpió acercándose al escritorio al tiempo que posaba sus azules ojos en su ex prometida-. Akane, hablé con Jun y la convencí para que no te obligue a usar algo que no sea de tu agrado y ella estuvo de acuerdo.
-Gracias –contestó ella un poco cohibida-. ¿Nos iremos desde acá?
-Sí –dijo mostrándole un bosquejo que él mismo había realizado en una de sus libretas de notas del lugar al que irían-. Mira, el local tiene dos ingresos, el principal y una puerta de escape que da a un callejón, obviamente ingresaremos por la entrada principal. Fukuda y su acompañante ingresarán después y se instalarán no muy lejos de nosotros. Tanaka y Okada, esperarán afuera en sus respectivos vehículos, uno cerca del ingreso principal y el otro cerca de la puerta de escape. Si nos vemos en la obligación de salir por cualquier motivo, trataremos de hacerlo por la puerta trasera.
-¿Es un lugar muy concurrido? –preguntó mirando fijamente el bosquejo en el papel.
-Un poco, sí. Cuando logremos entrar, buscaremos una mesa cercana a la pista de baile, donde Fukuda pueda vernos en todo momento.
-¿Qué pasa si alguien se acerca con intención de invitarme a bailar?
-Aceptarás su invitación –dijo observándola fijamente-, pero yo también iré contigo, uno de los dos guardianes tendrá que hacer el honor de bailar conmigo para no llamar la atención.
-Eso déjamelo a mí –dijo Hansuke-, soy un buen bailarín.
-¿Y si la invitación te la hacen a ti?
-Haremos lo mismo o simplemente me negaré y permaneceré a tu lado.
Ella permaneció en silencio y Ranma comenzó a explicarle otros aspectos de la misión que llevarían a cabo, hasta que Hansuke dijo algo gracioso pero que a Ranma le pareció inapropiado, por lo que le dio un golpe en el hombro.
-¡Hey! -expresó mirándolo con recelo-, hace poco estabas riendo por todo y por nada, y ahora te enojas por un comentario y me agredes. ¿Puedes entenderlo, Akane?, ¿siempre fue así, o estos cambios los tiene sólo conmigo?
-No empieces, Fukuda.
-Yo no empecé nada, lo que pasa es que te pones como un gato huraño cuando un perro amistoso se le acerca para intentar jugar.
-¿Y en este caso, yo sería el gato y tú el perro?
-Sí, me das un zarpazo cada vez que te molestas por algo que digo.
-Entonces, controla tu lengua.
-No te juntes con él, Akane, no es una persona agradable –dijo susurrando hacia un lado como si Ranma no pudiera escucharlo.
Akane rio suavemente observándolos con ternura. Parecían dos niños peleándose por un dulce y entonces reflexionó, ¿desde cuándo había cambiado Ranma su actitud? Lo que decía Hansuke era cierto, habían pasado algunas semanas desde su reencuentro y ella nunca lo había visto sonreír o mostrarse tan relajado como para prestarse a los juegos de su compañero, hasta ese día. ¿Algo había pasado para que él cambiara su actitud?
-¿Tienes mascotas, Akane? –preguntó de pronto Hansuke, sacándola de sus cavilaciones.
-Sí –contestó, siendo testigo de la sorpresa que expresaba el rostro de su ex prometido-. Mi hermana mayor lo encontró malherido hace tres años. Lo salvamos y se quedó en nuestra casa.
-Supongo que es un perro –comentó Ranma.
-En realidad, no –respondió-. Como tú… como ya no estabas en casa, nos quedamos con el gato que rescató Kasumi.
-Un gato –musitó.
-¿Qué tiene de malo? –preguntó Hansuke totalmente interesado-. Los gatos son lindos, independientes y buenos animales de compañía.
-A Ranma no le gustan –afirmó Akane sin revelar nada más-, pero este es un gato muy lindo y tierno, se desplaza por toda la casa y busca el cariño de todos nosotros.
-¿Cómo se llama? –preguntó Hansuke.
Akane se sobresaltó ante la pregunta y trató de ocultar su nerviosismo. ¿Cómo habían terminado hablando del gato de Kasumi? Debía pensar en un nombre rápidamente para ocultar el verdadero nombre de la mascota familiar.
-Tama –dijo de pronto.
-¿Tama, cómo el gato del doctor Brief?
-Sí –mintió-. Mi hermana Nabiki le puso ese nombre porque dijo que se parecía mucho al original –eso no era una mentira, su hermana realmente había dicho eso cuando había bautizado al gato de Kasumi, sólo que el nombre no era Tama, como les había dicho.
-Bueno, ya dejemos de hablar de gatos y vamos a prepararnos –dijo Ranma poniéndose de pie-. Jun dijo que fuéramos a las seis y ya nos hemos retrasado unos cuantos minutos.
Ranma escoltó a su ex prometida hasta la oficina en donde los esperaba una sonriente mujer, lista para trabajar caracterizando a sus dos musas, como las había llamado. Si bien no todos en el departamento de policía sabían de la transformación de Ranma, había algunos que sí estaban enterados como la mujer que le ayudaba a caracterizarse de vez en cuando, así que para ella no fue una sorpresa cuando el joven ingresó al cuarto de baño de la oficina siendo un apuesto hombre de trenzados cabellos y salió convertido en una curvilínea jovencita a la que le quedaba muy grande la ropa.
Akane no podía quitarle los ojos de encima. Ver esa imagen de él una vez más a unos pasos de ella removió algo en su interior y no supo por qué, pero tuvo que hacer esfuerzos para contener las lágrimas. La emoción la embargó y de pronto se vio abrumada por miles de recuerdos de esa chica de profunda mirada que ahora la observaba con una sonrisa en sus labios, como si esperara algún comentario. Akane escondió su rostro volteándolo y suspiró, no podía decirle nada porque pensaba que si hablaba, el llanto la desbordaría y no quería delatarse ante él. ¡Cómo había extrañado volver a ver esa transformación!, sin embargo, sabía muy bien que no era sólo el cambio físico en su ex prometido lo que extrañaba, porque debía reconocer que lo añoraba a él, con o sin transformación, añoraba su cercanía, sus discusiones, sus bromas, sus… simplemente lo extrañaba a él y eso la tenía atemorizada y muy confundida, porque no sabía si podría seguir a su lado sin delatarse, y eso era malísimo, porque seguramente él volvería a dañarla, recalcándole que sólo era rencor lo que sentía por ella. Se obligó a recomponer su semblante y se acercó al mesón en donde la mujer que le ayudaría había dejado un vestido negro bastante sobrio pero elegante y una chaqueta de cuero.
-¡Ah!, ya tenemos a nuestra chica en gloria y majestad –comentó Jun acercándose a Ranma-. Ya sabes qué hacer, encontrarás tu indumentaria en la segunda sala y luego veremos lo del cabello postizo y los lentes de contacto.
-¿El vestido es lo suficientemente holgado como para que no me impida manipular mi arma? –preguntó con su aguda voz, logrando que Akane diera un respingo y lo mirara de soslayo con el corazón encogido en su pecho-. La última vez casi me dan un tiro porque no podía destrabar mi arma.
-Busqué un atuendo especialmente acorde a tus requerimientos, Ranma. Lo mismo que para Akane… ya que no están de acuerdo con mi sugerencia.
-No lo hagas personal –dijo desplazándose al interior de la oficina- Voy a cambiarme.
La chica de azulados cabellos lo vio desaparecer y pudo respirar con tranquilidad. ¿Por qué le afectaba tanto?, ¿realmente quería seguir engañándose a sí misma al insistir en que no sentía absolutamente nada por él? Cada día que pasaba a su lado era un recordatorio de que eso no era cierto y entonces, las palabras que dijera esa mujer vinieron a su memoria, él la tenía encandilada… una vez más y tendría que hacer algo para no dejarse arrastrar o terminaría sufriendo, tal como esa chica había dicho.
-Ven Akane, debo aplicarte el producto que bronceará tu piel y luego fijar el chaleco blindado antes de comenzar a maquillarte.
-Sí –contestó ella siguiendo a la mujer.
Casi una hora después, Jun salió del interior seguida de una cohibida chica de azulados cabellos. Se detuvieron justo enfrente de Ranma, quien se encontraba sentado en un sillón, con una de sus piernas cruzadas sobre la otra, viendo su teléfono.
-Listo, aquí la tienes –comentó Jun haciéndose a un costado de la chica para que Ranma la viera.
Los ojos de él convertido en chica se abrieron de improviso al observarla allí de pie. Akane vestía un negro vestido de escote cuadrado y delgados pábilos que le llegaba a la rodilla, zapatos de tacón y una chaqueta de cuero negra que cumplía con cubrir no tan sólo sus desnudos brazos, sino que también ayudaba para disimular el chaleco antibalas que Tanaka había exigido se incorporara a la indumentaria de Akane. Su piel se veía bastante más bronceada, sus cabellos más largos por las extensiones que Jun había utilizado, un maquillaje no muy sobrecargado le daba una expresión distinguida a su rostro. Un pequeño lunar coqueto sobre su labio superior y otro en su pómulo, justo bajo su ojo la hacían ver más audaz y unas gafas de montura rojiza ocultaban en parte su bella mirada. Ranma tragó saliva y se puso en pie de un salto.
-Estás… bellísima –pensó sin llegar a verbalizar la última palabra- distinta –se obligó a decir.
-Esa era la idea –acotó la mujer-. Ahora es tu turno, ya sabes qué hacer con tu cabello.
Akane vio que asentía y ponía una malla sobre su cabeza, envolviendo sus cabellos en ella, luego, Jun le acercó la peluca azulada que utilizaría. Una vez los falsos cabellos estuvieron acomodados, hizo que se sentara en el sillón y le ayudó a fijar los lentes de contacto cafés que ocultaban el real color de sus ojos. Akane pudo observar que su ex prometido usaba un vestido color malva bastante holgado que le llegaba hasta la pantorrilla, pero tenía una abertura que exponía casi toda su pierna. Lo vio subir la pierna que tenía descubierta al sillón y luego, fijar en su muslo una pistola que la hizo estremecer. Cierto, no debía olvidar que él era un policía, pero el ver que portaba un arma de fuego le parecía extraño e intimidante. Vio que tomaba una chaqueta del mismo color de su vestido y la ajustaba a su menudo cuerpo, luego llevó su mano a su espalda por debajo de la chaqueta y la observó fijamente.
-Jun, ¿le ayudaste a encender sus dispositivos?
-Sí, todo está bien y funcionando como corresponde.
-Entonces estamos listos. Gracias Jun –dijo haciendo una breve reverencia a la mujer-. Vamos, Akane.
-Gracias –dijo la chica dirigiéndose a la mujer para luego seguir a su ex prometido por los pasillos del edificio.
Cuando llegaron a la oficina de Tanaka, él y Hansuke quedaron sorprendidos con el cambio de Akane. Tampoco ocultaron su turbación al ver a Ranma transformado en mujer, porque a pesar de que no era la primera vez que lo veían transformado, nunca se acostumbrarían a observar a una aparentemente delicada chica hablándoles cómo lo haría un malhumorado varón.
Al poco tiempo llegaron los dos policías que prestarían su apoyo en la incursión y los seis repasaron las indicaciones que previamente habían sido expuestas, afinaron detalles, probaron los equipos y cuando ya eran pasadas las nueve de la noche, salieron rumbo al local nocturno, formando las parejas que previamente se habían asignado. Durante el trayecto, ni Ranma ni Akane se dirigieron la palabra; él, concentrado en el camino y repasando en su mente todo lo que habían estipulado junto a sus compañeros para que esa incursión saliera bien y sin ninguna novedad; ella, observando por la ventana, nerviosa por lo que pudieran encontrar en ese lugar, nerviosa por el silencio de su ex prometido y también, nerviosa por su cercanía. Su cabeza era un cúmulo de pensamientos en ese momento; sabía que debía concentrarse en lo que estaban haciendo, sabía que debía estar atenta a cualquier situación porque ella era el cebo para el asesino, pero no podía apartar de su mente los pensamientos sobre su nueva situación, porque había decido aceptar para sí misma aquellos sentimientos que creía muertos y que habían revivido como si se trataran de un ave fénix y aunque muy confundida, había decidido darles una oportunidad. Quería arriesgarse e intentar recuperar el cariño de su ex prometido, por último para tenerlo como un amigo y no como un extraño, el problema era que no sabía cómo hacerlo y tampoco sabía si él le daría esa opción, así que, a pesar de saber que debía permanecer con todos sus sentidos concentrados en esa visita al crisantemo escarlata, había una parte de ella que se negaba a abandonar los pensamientos que le generaban la chica que se encontraba a su lado.
Cuando llegaron al lugar y Ranma estacionó el automóvil, tuvo que llamar la atención de su acompañante para indicarle que ya podían bajar. Se acercaron a las puertas del centro nocturno, viendo un gran letrero luminoso en colores rojos y dorados que indicaban el nombre del lugar, ingresaron fácilmente por la puerta principal y se ubicaron en una mesa cerca de la pista de baile, tal y como lo habían planeado.
El lugar no estaba a reventar, pero sí circulaba mucha gente joven, bailando, conversando o sentados compartiendo alguna bebida. Las paredes del lugar llamaron la atención de Akane, pues todas eran rojas con su base en madera negra y, a pesar de que la fachada del recinto se veía pequeña, el interior era espacioso y muy bien delimitado en lo que era la zona de baile de la zona de descanso y conversación.
-Estamos dentro, Ranma –se escuchó la voz de Hansuke de pronto por el auricular, lo que hizo dar un respingo a Akane-. Yo estoy a tu derecha y Mori a tu izquierda.
-Sí, los veo –susurró Ranma asintiendo con un movimiento de cabeza.
-Suerte que esta cosa no tiene un salón VIP –comentó una voz que Akane reconoció como la del otro policía que los apoyaba-. Si tuviera un salón así, nos sería más difícil encontrar al asesino… si es que frecuenta este lugar.
-¿Tanaka y Okada ya están en sus puestos? –preguntó Ranma suavemente.
-Dispuestos a esperar por horas a que salgamos de aquí –rio Hansuke-. No sabes las cosas que me dice Tanaka por la otra frecuencia, está realmente molesto porque por su edad no pudo entrar a divertirse.
-Él insistió en que involucráramos a Akane, de lo contrario hubiera bastado con nosotros dos. Ahora que se aguante.
-Ya, ya –se escuchó la voz de Mori-, lo mejor es que tú y la psicóloga busquen algún tema de conversación para que no llamen demasiado la atención.
-Mori tiene razón, así que, les escuchamos –comentó Hansuke riendo suavemente.
Akane enfocó su vista en Ranma y éste le devolvió una mirada indecisa. ¿Qué podían decirse para no comprometerse? No debían olvidar que estaban siendo escuchados por dos hombres que poco sabían de su historia en común. Ranma suspiró y antes de hacer alguna pregunta o comentario, le ofreció a Akane ir por alguna bebida. Ella lo observó nerviosa, demostrando así que no le agradaba la idea de quedarse sola en esa mesa.
-Si alguien se acerca, tú sólo di que estas esperando a otra persona. Fukuda y Mori estarán atentos a todo –dijo alejándose lentamente.
No demoró más de diez minutos en volver y la encontró muy inquieta. Puso un vaso cerca de ella y otro a su lado de la mesa.
-Así que… ¿cómo es que decidiste estudiar psicología? –preguntó sólo para llamar su atención y calmar sus nervios.
-Realmente no lo sé –dijo ella-, simplemente di los exámenes y quedé, luego me di cuenta de que me gustaba lo que hacía y aquí estoy. ¿Y tú, cómo llegaste a ser… lo que eres? –dijo para no delatar la presencia policial.
-No tuve muchas opciones –dijo desviando la mirada-. Me vi en la obligación de buscar algo qué hacer y que me diera rápidos dividendos para mantenerme económicamente. No podía estudiar algo que me mantuviera concentrado en el estudio mucho tiempo sin generar dinero.
-Pudiste dedicarte a competir.
-¿Sin patrocinadores y sin haberlo hecho nunca antes?, nadie hubiera apostado un yen por mí sin el patrocinio de alguna academia, gimnasio o dojo.
-Y… ¿cómo… cómo sobreviviste… los primeros meses que…
-Busque un trabajo en un gimnasio de mala reputación y encontré a una anciana a la cual le debo mucho, ella me hospedó en su pensión y no me cobraba por la comida a cambio de que le ayudara con los quehaceres y las compras, luego postulé a la academia y encontré al idiota que me ayuda hasta el día de hoy.
-¡Hey, cómo que idiota! –se escuchó de pronto.
-Estas muy atento a nuestra conversación, no sé si sea bueno o malo –dijo Ranma sonriendo de medio lado-. En fin, él y su familia también me ayudaron mucho en esos años y ahora me ves aquí frente a ti.
Ella permaneció en silencio, con un nudo en el estómago y su pecho oprimido por lo que le había contado Ranma, hasta que escuchó nuevamente la voz de su ex prometido.
-Así que ahora tienes un gato.
-No es mío, es de Kasumi, pero se desplaza por toda la casa como si cada espacio le perteneciera.
-No voy a decir que me gustaría conocerlo pero, te imaginaba más como amiga de los perros… y de los cerdos –susurró.
-Ya te dije que el gato no es mío, quizá yo sí hubiera elegido un perro como mascota.
-Pero ya tenías una mascota –acotó.
-P-chan desapareció un día y no lo volví a ver nunca más –reconoció bajando la mirada. Eso era algo que ella todavía no entendía y que la entristecía de vez en cuando porque realmente quería a su cerdo mascota-. De hecho fue a los pocos meses de que tú… -dejó la frase en el aire y bebió de su vaso.
-Tal vez me extrañaba y salió a buscarme –ironizó, comprendiendo con las palabras dichas por ella que el estúpido de Ryoga nunca le había revelado la verdad y simplemente prefirió desaparecer.
-Tal vez –asintió ella.
Permanecieron un momento en silencio y luego, él volvió a buscar conversación hasta que se produjo el primer acercamiento de la noche. Un joven alto y de cabellos castaños se detuvo en la mesa que ocupaban e invitó a Ranma a bailar, quien aceptó esbozando su mejor sonrisa para luego ponerse en pie y hacer una seña hacia su derecha con su mano. De inmediato vio que Hansuke se ponía en pie y avanzaba en dirección a la mesa en donde permanecía Akane. Ambos le siguieron los pasos a Ranma y se instalaron a bailar muy cerca. Akane pudo observar cómo su ex prometido ocupaba todos sus encantos para sacarle información al muchacho con el que bailaba, hasta que se excusó y se fue a sentar nuevamente, dejando al sujeto muy decepcionado en mitad de la pista de baile. Cuando Akane llegó a su lado, vio que se encontraba realmente ofuscado.
-¿Tiene pinta de sospechoso? –escuchó a Mori.
-No, sólo es un pervertido que quería propasarse con esta linda chica que ven aquí –contestó ganándose una sonora carcajada por parte de sus dos compañeros.
-Se hubiera llevado una no muy grata sorpresa –comentó Hansuke todavía riendo.
Así pasó el tiempo y así llegaron más invitaciones para ambas chicas de distintos sujetos que querían bailar con ellas. La escena de la pista de baile se repitió cuatro veces más, sin detectar la presencia de un sospechoso. Por lo que pasada la una de la madrugada, Ranma manifestó su deseo de irse tras una noche de infructuosa búsqueda.
-¿Y si antes de irnos te acercas a esas chicas con las mismas características de las víctimas y les preguntas si han recibido alguna tarjeta de este lugar? –indicó Hansuke.
-Es una buena idea, pero…
-No te preocupes por mí, te esperaré aquí tranquilamente y me negaré a bailar con cualquier sujeto que se me acerque.
-Confío en ustedes dos –susurró avanzando hacia una de las mesas en donde habían divisado a una chica de corta melena azulada.
Se acercó por lo menos a seis chicas que contaban con las características de las víctimas y ninguna de ellas reconoció ni la tarjeta ni haber sido invitadas a ese lugar por alguien que no conocieran. Ranma se retiró cabizbajo hacia donde permanecía Akane y todas sus alarmas se encendieron cuando la vio conversando animadamente con un sujeto alto y muy fornido. Casi corrió para llegar pronto a su lado y sentarse una vez más frente a ella.
-¡Ran… -dijo Akane asustada por la abrupta arremetida de su ex prometido.
-Ya llegué –dijo de mala manera.
-Tranquilo –escuchó que decía su compañero-, son amigos.
-Él es Barnat –dijo Akane entendiendo la preocupación de su ex prometido-, un amigo de la universidad y ella es Ran…ko –continuó un poco indecisa.
-Un gusto –dijo el joven con un marcado acento extranjero.
-El gusto es mío –contestó Ranma entre dientes.
-No esperaba encontrarte en un lugar así, como casi nunca sales –comentó el joven-. Además, estás muy cambiada y casi no te reconozco.
-Sí, es que Ranko me invitó –contestó Akane-. Verás, ella es maquilladora profesional y debía practicar con alguien, y ese alguien resulté ser yo.
-Un muy buen trabajo, Ranko –dijo el joven dirigiéndose a Ranma.
-Gracias, todo me ayuda para conseguir mi objetivo.
-Mi prima Ranko –dijo Akane con intención-, quiere que la contraten en un estudio cinematográfico.
-¿Hollywood? –preguntó el joven.
-Sería un sueño –contestó Ranma fingiendo entusiasmo-, pero antes debo perfeccionarme.
El joven iba a decir algo más, pero se vio interrumpido por dos chicas, una de larga cabellera cobriza y la otra de ondulados cabellos azulados. Ranma las observó sin ocultar su desconfianza.
-¿Vienes, Barnat? –dijo una de ellas.
-Sí, enseguida –contestó el joven-. ¿Quieren acompañarnos?, estamos allá y somos un grupo bastante animado.
-Lo siento, estamos esperando a alguien –dijo Akane-, pero quizás en otra oportunidad.
-Quizá –contestó un tanto decepcionado para luego despedirse con un gesto de Ranma y acariciar la mano de Akane.
Ese gesto no pasó desapercibido para su ex prometido y se tuvo que morder su rabieta cuando escuchó la voz de Hansuke en su oído.
-¿Alguna de las chicas reconoció la tarjeta?
-No –contestó secamente al tiempo que no le sacaba los ojos de encima al sujeto que había estado hacía un instante de pie a su lado-. Hansuke, ¿trajiste lo que te pedí?, creo que es una buena hora para irnos.
-Sí, me costó más de un soborno hacer que me dejaran ingresarlo, pero lo tengo aquí. ¿Quieres que te lo lleve?
-No, esperemos unos quince minutos y nos encontramos a las puertas de los baños.
-De acuerdo.
-Akane, ¿quién es ese tipo? –preguntó sacándola de sus pensamientos.
-Un compañero de la universidad –contestó-, llegó hace tres años, de intercambio, le gustó el país y piensa quedarse.
-Es muy fornido, tiene cuerpo de rugbista.
-Es porque en su país practicaba ese deporte –confirmó.
-¿De dónde es?
-Me lo dijo alguna vez, pero lo olvidé. De algún país de Europa, Austria o Rumania… algo así.
-Ranma, ¿sospechas de él? –comentó Hansuke.
-Quizá.
-Ranma, eso es una locura –dijo Akane-. No puedes sospechar de él.
-¿Por qué no?
-Porque es mi amigo y lo conozco. Es un joven dedicado que sólo vino a estudiar.
-¿Qué tanto lo conoces?
-Bueno, sé que vino de algún país de Europa, lleva acá dos años y vivió en casa de su tío durante su primer año en Japón hasta que pudo rentar un apartamento.
-¿Sus padres?
-En su país natal. Sus abuelos vinieron junto a sus dos hijos pequeños y se instalaron en Japón por el trabajo de su abuelo. El padre de Barnat se casó con una japonesa, pero cuando el abuelo de Barnat estaba de muy avanzada edad, le pidió a su hijo que lo llevara a su tierra natal, en anciano quería morir allá, así que el padre de Barnat cumplió con la petición y se llevó a toda su familia. El tío de Barnat volvió hace unos tres años, después de haberse desempeñado como médico en distintos países, creo que es un prestigioso médico que vive en Tokio. Cuando Barnat creció, quiso volver a vivir en Japón y aprovechando los acuerdos de intercambio de estudiantes entre su universidad y la de acá, y, cómo su tío permanecía en este país, se vino como estudiante de intercambio… esa es la historia, no tiene nada de sospechoso.
-Está bien, puede que esté demasiado receloso. Hansuke, espérame donde te dije. Mori, ¿puedes venir a hacerle compañía a Akane mientras me cambio?
-¿Te cambias?
-Sí, ya no quiero seguir con este disfraz. Finalmente no sirvió de nada –dijo poniéndose en pie.
-Pero…
-Prepárate, saldremos por la puerta de atrás y ellos por la principal, para no levantar sospechas.
-¿No será más sospechoso salir por la puerta de atrás? -inquirió Akane.
-No, si ven salir a una pareja de enamorados –dijo guiñándole un ojo-, si sabes a lo que me refiero.
Ella permaneció en silencio, mirando el camino que realizaba su ex prometido hacia los baños con sus labios totalmente fruncidos. Cuando el policía que los acompañaba llegó a su lado, ella ya se encontraba de mal humor, por lo que cuando él recibió la solicitud de Hansuke de acercarse a la puerta de salida trasera, ella avanzó con poca delicadeza hasta divisar a Ranma convertido en hombre y a Hansuke esperándolos.
-Bien -dijo Ranma pasándole un pequeño bolso a Hansuke-, yo y Akane saldremos por aquí y ustedes dos por la puerta del frente. Avísenle a Tanaka para que esté atento.
-Entendido, nos vemos después –dijo Hansuke.
-Nos vemos –dijo Ranma haciendo una seña con su cabeza.
Ella lo observó y notó que además de haber vuelto a su estado original, ya no había señales ni del audífono en su oído ni del micrófono escondido en sus ropas. Él la tomó del brazo y la hizo avanzar a su lado, muy pegada a él.
-Creo que te estás sobrepasando –dijo la chica mirándolo de soslayo.
-Si te abrazaras a mí, sería mucho más creíble para el tipo que resguarda la puerta trasera vernos salir en una posición romántica.
Ella bufó e hizo lo que él había dicho, pasó su brazo por su espalda y se abrazó a su cintura. Cuando llegaron a la puerta vio al corpulento guardia esbozar una media sonrisa que su ex prometido le devolvió y luego los dejó pasar. La pesada puerta de metal se cerró tras ellos y cuando habían avanzado unos cuantos pasos se escuchó un agudo grito femenino a un par de metros de ellos. Ranma se puso delante de Akane y enfocó su vista al frente. A no más de dos metros se encontraba una pareja forcejeando.
-Quédate acá –indicó al tiempo que comenzaba a correr hacia la pareja.
Akane no obedeció y le siguió. Lo que sucedió frente a sus ojos ella lo recordaría después como si estuviese viendo una película en cámara lenta. Vio a su ex prometido sacar su arma y apuntar al hombre que forcejeaba con la mujer; escuchó su voz profunda realizar una advertencia; vio que el hombre se separaba de su víctima arrebatándole su bolso y de una patada en las costillas la arrojaba al suelo; vio que el hombre hacía el intento de correr, pero se detuvo al escuchar la detonación del arma de Ranma quien había disparado al aire; vio que su ex prometido se arrojaba sobre el hombre; vio que se enfrascaban en una pelea cuerpo a cuerpo.
-Ha… Hansuke –susurró-. Hansuke, ¿me escuchas? –dijo acercándose temerosa hasta donde permanecía la mujer sentada en el suelo con ambas manos en el sector en donde había recibido el golpe del individuo.
-Dime, Akane.
-Es Ranma, está peleando con un sujeto… un delincuente que…
-¡Mierda! –le escuchó decir-. Vamos para allá, tú aléjate de ellos.
Ella permaneció en silencio, mirando la escena, aterrada cuando vio que el hombre cambiaba de posición y ahora quedaba sobre Ranma, luego lo vio sacar algo que brilló a la tenue luz del alumbrado público y vio que lo enterraba con fuerza en el brazo izquierdo de su ex prometido. Se le escapó un grito desde lo más profundo de su ser y quizá fue por eso por lo que el hombre se distrajo e intentó correr. Su ex prometido se puso ágilmente de pie y lo alcanzó, con una serie de rápidos movimientos lo desestabilizó para luego clavar su rodilla en su barbilla, haciéndolo girar sobre sí mismo para luego inmovilizar sus brazos tras su espalda. Ranma sostenía al hombre contra el suelo con las rodillas, inmovilizándole los brazos con una mano, mientras la otra la mantenía tirándole los cabellos hacia atrás.
Los pasos apresurados de dos hombres se dejaron escuchar y fue cuando ella pudo volver a respirar. Se agachó y le ofreció una mano a la mujer sentada en el suelo.
-¿Te encuentras bien? –preguntó con un hilo de voz mientras veía que Hansuke y Mori esposaban al hombre y ayudaban a Ranma.
-Sí… -dijo con la voz quebrada y las mejillas cubiertas de lágrimas-. Ese tipo…
-Tranquila, ya lo detuvieron y la policía está aquí.
Ambas caminaron hacia donde se encontraban los policías, viendo de pronto que un automóvil se dirigía en su dirección; seguramente era Tanaka que avanzaba hacia ellos.
-Dice que sólo quiso quitarle el bolso, ¿es así, señorita? –preguntó Ranma llevándose su mano derecha a la parte superior de su brazo izquierdo.
-Sí, ese… ese mal nacido me asaltó –reconoció la mujer-. Amenazó con matarme si no le entregaba mi bolso.
Hasta ese momento Akane no se había fijado en su aspecto físico, pero la mujer parecía estar cerca de los treinta años, de piel blanca, ojos verdes y un bonito cabello rizado en un color rubio platinado. No coincidía para nada con el perfil de las víctimas, así que el sujeto no podía ser el sospechoso que buscaban y seguramente se trataba de un vil ladrón.
-Deberá acompañarnos para formular los cargos –dijo Mori.
-Está bien –contestó ella tocándose las costillas.
-Ella recibió una patada del sujeto –dijo Akane.
-Entonces, también constataremos lesiones.
-¿Qué pasó aquí? –dijo Tanaka acercándose al grupo.
-Ranma detuvo a un ladrón –dijo Hansuke.
-¿No está relacionado con nuestra vista?
-Al parecer, no -contestó Ranma.
-Bien, llevemos a la señorita y a este sujeto a la estación de policía más cercana, ellos se encargarán.
Vio que el policía que los había acompañado levantaba al sujeto y lo conducía a uno de los automóviles que esperaban por ellos, luego vio a Tanaka indicarle a la mujer que lo siguiera y fue cuando se acercó a su ex prometido.
-¿Estás bien? –preguntó realmente preocupada.
-Desobedeciste –contestó mirándola con desaprobación-. Te dije que te quedaras atrás y tú me seguiste, ¿qué hubiera pasado si ese sujeto en vez de atacarme a mí te hubiera atrapado?
-Pero no pasó.
-Pero pudo haber pasado.
-No, porque tú lo atrapaste y él te atacó –dijo levantando su mano para intentar tocar su brazo ensangrentado. Él se hizo a un lado.
-No es nada, sólo un rasguño.
-Un rasguño que sangra mucho y se puede infectar.
-No me digas que ahora te preocupa mi salud -comentó alzando una de sus cejas.
-Por supuesto que sí –contestó con una mirada de indignación-. Deberíamos ir a un hospital, para que te revisen.
-Es sólo un rasguño-insistió.
-Ranma, puedo conseguir agua fría y llevarte cargando en mi espalda –dijo sonriendo al recordar aquella lejana ocasión en que había hecho justo eso-, o puedo calcular la distancia y enviarte de una patada al hospital, tú decides.
Lo vio esbozar una sonrisa que luego se amplió y terminó en una contagiosa carcajada que llamó la atención de Hansuke, quien se encontraba acuclillado recogiendo y embolsando el cuchillo con el que el sujeto había atacado a su compañero.
Ella rio junto a él y su risa cantarina fue tan agradable a sus oídos que la quedó mirando casi hipnotizado por su bello rostro.
-Hace mucho que no te escuchaba reír –dijo casi sin pensar-, lo extrañaba.
Ella bajó la mirada y tocó levemente su brazo herido.
-Vamos al hospital… por favor, Ranma –susurró.
-Está bien, pero luego te iré a dejar a tu casa.
-Al apartamento de Sayuri que no está lejos de acá –dijo levantando su vista, regalándole otra sonrisa-. Hoy me quedaré en su casa.
-Bien, a casa de la parlanchina.
Avanzaron en silencio y se detuvieron frente a Hansuke, quien ahora permanecía sentado en el suelo, viéndolos hacia arriba y sonriendo de forma cómplice.
-¿Y a ti qué te pasa?
-Nada, aquí estoy, viendo los lindos acontecimientos que trae una noche estrellada.
Ranma frunció el entrecejo y Akane se sonrojó, pero ninguno de los dos dijo nada al respecto.
-Tendrás que conducir –le informó-, mi enfermera dice que debo ir al hospital.
-Y tiene razón, así que allá iremos –confirmó Hansuke, alzándose para quedar en pie-. Iré a avisarle a Mori para que se lleve el automóvil en que vinimos, ustedes espérenme en el otro.
-Bien –dijo Ranma.
Hansuke se fue corriendo y pronto lo perdieron de vista. Ellos siguieron caminando en un absoluto silencio, uno al lado del otro, simplemente experimentando esa agradable sensación de permanecer juntos.
Cierto que no habían obtenido resultados respecto al caso de las chicas asesinadas esa noche, pero para ambos era innegable que casi sin quererlo estaban volviendo a compartir esos pequeños destellos de intimidad y complicidad entre ambos y de ahí a recuperar su deteriorada relación, quizás hubiera un paso. Sólo tenían que poner de su parte y el milagro se produciría, porque aunque ninguno de los dos se lo hubiera dicho al otro, ambos estaban decididos a recuperarse. La vida les había dado una segunda oportunidad, entonces, para qué desaprovecharla.
Por una noche el caso que los había unido podía esperar, porque esa noche ellos se habían percatado que no era tan descabellado pensar que podrían recuperar su antigua relación, sólo tenían que encontrar una oportunidad para conversar, para perdonarse y seguir adelante… pero sería infinitamente mejor si lo hacían juntos, sólo el tiempo diría si estaban preparados para hacerlo.
Notas finales:
1.- Hola, aquí una nueva actualización. Esta vez creo haberme enfocado más en la relación de estos dos que en el caso que deben resolver, ¿por qué?, porque a pesar de que debemos atrapar a un asesino, esto sigue siendo una historia romántica y explorar un poco las facetas celosas de ellos siempre me ha gustado, mucho más si sirve para plantar la semilla de la duda para que puedan acercarse… ya veremos qué sucede en la segunda parte de este capítulo que tuve que dividir en dos porque volvió a extenderse demasiado.
2.- Como siempre quiero agradecer a quienes siguen la historia ya sea activa o pasivamente, especialmente a quienes dejaron sus reviews en el capítulo anterior: A nancyriny, luceritoorozco07, Bayby Face, Hikari (Muchísimas gracias por comentar y que bueno que te gusta este escrito. Lo de mi nombre, bueno sí, mi seudónimo está inspirado en dos de los personajes que Alexandre Dumas creó para sus relatos de Los tres mosqueteros, Veinte años después (mi favorito) y El vizconde de Bragelonne. Desde hace muchos años que lo utilizo, incluso antes de sumergirme en este mundo de los fics, cuando escribía otro tipo de cosas. Desde que leí la trilogía simplemente me enamoré del Conde de La Fère (Athos) y del Barón Du Vallon, De Pierrefonds y De Bracieux (Porthos) y quise hacerle un pequeño homenaje al señor Dumas que es uno de mis escritores clásicos favoritos al utilizar un seudónimo con los nombres de dos de sus mosqueteros, es todo, amo a esos dos mosqueteros, qué puedo decir), Iwaya Sum y algún anónimo que dejó su comentario por ahí, muchísimas gracias por comentar.
3.- Aviso desde ya que no podré subir el próximo capítulo tan pronto como quisiera porque estaré lejos de este mundillo de los fics por lo menos por una o dos semanas (asuntos personales me mantendrán alejada y sin posibilidad de escribir por algunos días), pero no serán años como sucedió con otros escritos, es una promesa, así que desde ya gracias a quienes esperarán por una actualización.
Un abrazo y que tengan una excelente semana.
Madame de La Ferè – Du Vallon.
