Los personajes son propiedad de Rumiko Takahashi. La historia fue escrita sin fines de lucro y está basada en la leyenda urbana, muy popular y que es parte del folclore japonés: "LA KUCHISAKE-ONNA".

.

Barrio de Nerima, Ciudad de Tokio, Japón, mil años después:

― ¡Akane, hazme caso, todavía estás a tiempo! -decía una chica de cabello castaño corto, ojos del mismo color y de piel blanca, en una llamada telefónica que le estaba haciendo a su hermana menor, en horas de trabajo en el Centro de Salud de ese barrio-.

― ¡Ay, ya, Nabiki, deja de molestarme! -le respondió Akane, una chica de cabello largo y azulado, de ojos color café y piel blanca- ¡no voy a cancelar mi boda y punto!

― Pero, es que, no te estoy pidiendo que canceles tu boda con ese bobo -se refería al prometido de su hermana- solo te estoy pidiendo que reconsideres tu decisión de casarte en el templo Kiyomizu-dera, este treinta y uno de octubre… ¡¿de verdad, no te da miedo casarte para esa fecha?!

― ¡Pero, qué supersticiosa te has vuelto!: ¡deberías dejar todas esas películas y series de terror que últimamente te ha dado por ver!

― Jajajaja no es superstición, hermanita, solo pienso que eres la chica más rara que existe, como para querer casarte en plena noche de brujas jajajajaja.

― ¡Ay, bien sabes que no es decisión mía casarme para ese fecha! -dijo, muy molesta- ¡era el único día disponible, no me quedó otra opción y te consta que yo siempre quise casarme en el templo donde nuestros padres lo hicieron!

― Sí, sí, sí, lo sé muy bien, pero, si no estaba disponible ese templo para otra fecha este año, ¿por qué mejor no esperaste para el próximo?, es que, en serio, sigo pensando que no es correcto que te cases para una fecha "tan tenebrosa" -dijo eso último, con voz siniestra- y peor aún, que este año ajusta mil años que la "Kuchisake-Onna" quedó en reunirse en ese templo con uno de sus amantes para fugarse con él, precisamente para un treinta y uno de octubre, teniendo un trágico final, cuando su esposo descubrió su infidelidad y le cortó la boca de ambos lados con unas tijeras, matándola al instante y desde ese entonces, ella quedó como un alma en pena que cubre su boca con una de las mangas de su kimono para ocultar su horrible aspecto, buscando "venganza", haciéndole a sus víctimas lo mismo que su esposo le hizo y…

― ¡Sí, sí ya lo había escuchado por ahí antes! -dijo interrumpiéndola, rápidamente- ¡pero, lo bueno es que yo, a diferencia de ti, no creo en esas leyendas, además, ¿cómo puede estar tan seguro el que lo inventó, que eso sucedió para un treinta y uno de octubre, si en el Periodo Heian todavía no se regían por el calendario que nos rige a todos ahora, eh?!... ¡no, no, no, no tiene sentido y de todas formas, no me interesa!... ¡ahora si me disculpas, tengo mucho trabajo qué hacer y si no tienes nada importante que decirme, no vuelvas a llamarme en horas laborales!… ¡adiós! -y le colgó el teléfono-.

― ¡Qué carácter y apenas hoy por la tarde, empezó a trabajar ahí! -dijo Nabiki riendo un poco, mientras negaba con la cabeza- ¡y yo que solo quería prevenirla…!

― ¡Ay, Nabiki! -dijo de pronto alguien más con reproche, llegando con ella- bien sabes que eso no es verdad, porque lo que en realidad quieres es asustarla para que te pague los seis mil yenes que, según tú, te debe por haberla ayudado a elegir su vestido de novia y las invitaciones, ¿o me equivoco?, además, ¿cómo se te ocurre proponerle a estas alturas que cancele su boda, estando a tres días de que se lleve a cabo?

― Jajajaja -rio un poco nuevamente Nabiki al escuchar a su hermana mayor, mientras se aplicaba lápiz labial color carmín en sus labios- negocios son negocios, Kasumi, además, sí hay algo cierto en lo que le dije: no me sigue pareciendo que se case en esa fecha… tú bien sabes que yo me opuse desde un principio y realmente no entiendo cuál es la prisa de casarse si no se aman, porque a ti te consta que todos estos años, tanto Akane como Ranma, se han quejado de ese compromiso que les impusieron nuestros padres y los de él, solo para continuar con el legado de las artes marciales y…

― Ay, Nabiki, hay que ser muy tonto como para no darse cuenta que se aman profundamente, aunque no lo expresen con palabras y si ya nuestra pequeña Akane decidió casarse para esa fecha con él, ya no la molestes.

― Bueno, bueno, tampoco es para que te pongas así… -dijo después, terminando de aplicarse el lápiz labial, viéndose en un pequeño espejo-.

― ¡Ay, yo no sé que tanto te traes con ese lápiz labial!: ¡te lo aplicas a cada momento!

― Jajajaja es que, me gusta mucho este color carmín tan encendido, además, donde lo compré, me dijeron que éste era el color que siempre utilizaba la Kuchisake-Onna en sus labios… y por cierto, a Kuno le encanta que me lo aplique jajajaja -se refería a su novio-.

Kasumi negó con la cabeza, al escucharla:

― Olvídate ya de esa leyenda, por favor y mejor haz algo de provecho ahora que estarás de vacaciones en la universidad, que buena falta te hace.

― Sí, como digas -dijo, sin interés-.

Por otro lado, horas más tarde, en uno de los dojos más lujosos y de gran prestigio de la Ciudad de Tokio:

― Bueno, amigos, disculpen que los deje, pero tengo algo de prisa… -dijo un chico alto, de cabello negro sujeto en una trenza, de grandes ojos azules y de piel morena clara, mientras veía su reloj de pulsera y se limpiaba el sudor que tenía en su rostro y cuello, después de terminar de impartir clases de kenpo, casi todo el día- hay les encargo que dejen bien cerrado cuando se vayan, ¿eh?

― A sus órdenes, mi general -dijo bromeando uno de sus amigos llamado Ryoga, haciendo un saludo militar-.

― ¡Ya!, ¡no seas payaso! -le dijo, palmeando fuertemente uno de sus hombros-.

― Jajajaja, está bien, está bien: no te enojes jajajaja, vete tranquilo, que Taro y yo nos encargaremos de cerrar.

― Gracias.

― Porque no queremos contribuir, por ningún motivo, a que llegues tarde a recoger a "tu fierecilla" a su nuevo trabajo, porque capaz se le va ocurriendo cancelar su boda contigo, estando a pocos días de "tan exclusivo evento" jajajaja.

― ¡Cállate, no molestes! -le dijo, empezando a enojarse- ¡eso no va a pasar, además, ¿por qué piensas que la prisa que tengo es por ir a traerla a su trabajo, ¿eh?!

― Jajajaja entonces, ¿por qué terminaste las clases tan temprano, si hoy iban a terminar hasta más tarde?, no veo la razón jajaja… ¿por qué no admites de una vez por todas que la amas, que te preocupas por ella y que siempre ha sido tu prioridad, eh?

Ranma se sonrojó bastante al escucharlo y después, le dijo:

― ¡Sabes muy bien que solo es por cumplir el compromiso que nos impusieron nuestros padres, por la gran amistad que ha existido entre nuestras familias por años y para seguir el legado de las artes marciales estilo libre y como Akane fue la única de sus hermanas que se interesó en aprenderlas, es por eso que me comprometieron con ella!, ¡solo fue por eso, nada más, porque, ¿a quién en su sano juicio le gustaría tener por esposa a una chica tan fea, gruñona, violenta y nada femenina como ella?!

― ¡Sí, cómo no! jajajaja ¡ya deja de negarlo, estamos en pleno siglo veintiuno!: ¡eso de los compromisos por amistad o conveniencia ya no se usa y en tu caso, ninguna de las dos familias está en una situación de desventaja como para querer casarlos con la excusa de seguir con el legado de las artes marciales, porque mira este enorme y exitoso dojo que tiene tu familia: no tienes ninguna necesidad de casarte por eso, ¿y qué decir de ella, eh?, pero, bueno, volviendo al tema, tanto Akane como tú, ya son mayores de edad y pueden oponerse, no tienen por qué cargar con ese peso sobre sus hombros, si no quieren! jajajaja.

― ¡Soy un hombre de honor y jamás les haría algo así a mis padres, además, ya todo está pagado para que me case con Akane, que no salió nada barato, por cierto! -dijo, casi gritando- ¡y ante todo, está el amor tan profundo que les tengo a las artes marciales y por ellas estoy dispuesto a sacrificarlo todo!

Ryoga rio un poco más al escucharlo:

― Pues, es una pena que no estés enamorado de una chica tan hermosa y dedicada a las artes marciales como ella, porque ya ves que hasta decidió estudiar enfermería en caso de que sus estudiantes se lesionen al realizar las katas, para poder brindarles auxilio cuando se requiera… hasta a ti mismo podría auxiliarte, si lo necesitas jajaja -le dijo, después- ¡ah!, solo porque ya tengo a Akari -se refería a su novia- si no, ya hubiera hecho mi luchita por ahí para conquistarla jajaja.

― ¡Eso ni lo sueñes! -le dijo mucho más molesto, tomándolo por la playera- ¡primero, te descuartizo, ¿me oyes?!

― Jajaja solo era una bromita -dijo, soltándose de su agarre- tranquilo jajaja.

― ¡Pues, no me gusta esa clase de bromas, porque sea como sea, aunque no la ame, es de mi prometida de quién estás hablando!

― Y dale con que no la amas jajaja, pero, allá tú jajaja… bueno, vete ya o en serio vas a llegar tarde.

― Sí, sí, adiós – le dijo algo molesto aún, alejándose de él-.

― ¡Ah y si puedes, pásale comprando un ramo de rosas en el camino, aunque sea para disimular un poco ante la gente que sí la amas, porque no es posible que ni siquiera un detalle así puedas tener con ella, estando próximos a casarse! jajajaja.

Ranma solo le dio una última mirada, algo molesto todavía y después, se fue de ahí:

― Sí la ama, Ryoga, porque él jamás descuidaría las clases de artes marciales, si no se tratara de Akane -dijo de pronto Taro, el otro amigo de Ranma que también trabajaba ahí, acercándose a él- la ama, porque de no ser así, ni siquiera se preocuparía de ir personalmente por ella ahora que empezó a trabajar en ese centro médico por las tardes -ya que, por las mañanas, Akane se dedicaba de lleno a las artes marciales- como lo hacía cuando ella aún estudiaba en la universidad, ¿te acuerdas?, teniendo varios empleados a su disposición para hacerlo jajaja.

― Sí, es tan obvio y cree que puede engañarnos jajaja: lo que pasa es que muere de celos de solo imaginar que ella pueda fijarse en alguien más y se rompa ese compromiso jajaja, por eso es que le urge casarse y aceptó todas las condiciones que ella le puso, hasta lo de que su matrimonio se celebre en un templo de Kyoto, donde se casaron sus padres jajaja.

― ¡Todo para que ella sea feliz y dice que no la ama! jajaja... pero, bueno, todo esto a nosotros nos conviene porque con eso de que somos sus invitados "VIP", podremos aprovechar para conocer Kyoto jajajaja.

― Y para un treinta y uno de octubre: eso suena aterrador y escalofriante jajajaja.

Ambos rieron un poco más y después, cambiaron de tema, mientras terminaban de recoger todo lo que habían utilizado para impartir las clases de artes marciales.

¿Será que sí debo comprarle flores? -pensaba Ranma ya afuera de su dojo, mientras caminaba hacia su vehículo- ¿no me veré ridículo?, ¿no se burlarán de mí por cursi?, ¿y si ella piensa mal y cree que me interesa?, bueno, no es del todo mentira, pero... ah, quizás debí tomar una ducha antes de ir a buscarla o por lo menos cambiarme de ropa, pero si lo hacía, no me iba a dar tiempo de pasar por ella a su trabajo… ¡rayos, ¿eso qué tiene que ver?!, ¡ay, ya no sé ni lo que estoy diciendo!... -dijo después internamente con desesperación, mientras pasaba una mano por su cabello- ¡bueno, ya qué! -y se subió a su vehículo rápidamente, sin percatarse que lo habían estado observando-.

¡No… no… no puedo creerlo!... ¡es él, es él, es él!: ¡mi Kotaro, mi amado Kotaro, tan apuesto y gallardo como siempre lo fue! -pensó muy emocionada y con pequeñas lágrimas en los ojos, quien lo había estado observando- ¡después de tantos años de sufrir y de vagar por todo Japón, jamás imaginé que volvería a verte, mi amor!... ¡ahora sí ya nada ni nadie podrá separarnos, porque esta vez, no lo permitiré!... ¡pueda que no recuerdes el profundo amor que nos tuvimos, por todo el tiempo que ha pasado, pero, no importa porque yo haré que lo rememores!

Minutos más tarde, Ranma llegó al Centro de Salud del barrio de Nerima donde su prometida había empezado a trabajar como enfermera, por las tardes:

― ¡Hola! -le dijo saludándola con una de sus manos, algo de lejos-.

― ¿Ranma? -dijo muy sorprendida, al verlo esperándola ahí afuera- ¿qué haces aquí? -dijo, acercándose a él- ¿qué no me habías dicho que no podrías venir por mí, porque darías clases hasta más tarde?

― Primero se saluda, maleducada, ¿qué no tienes modales? -le dijo, algo molesto- aunque bueno, viniendo de una chica tan ruda como tú, no es de sorprenderse...

Akane se cruzó de brazos al escucharlo y él continuó:

― Y segundo, pude desocuparme mucho antes de lo previsto, ¿de acuerdo? y por eso, luego de pensarlo, pensarlo y pensarlo, decidí venir por ti -dijo, tratando de sonar desinteresado- como no tenía algo más interesante que hacer, pues…

― Oh, sí, ya veo… -le dijo ella sarcásticamente, observándolo de pies a cabeza- veo que te quedó "demasiado tiempo libre" luego de terminar tus clases, que ni siquiera pudiste bañarte, cambiarte de ropa o por lo menos, peinarte, aunque sea un poco, ¿verdad?... traes un aspecto, que más pareciera que saliste corriendo de tu dojo, como alma que lleva el diablo para poder estar aquí a tiempo.

Ranma se sonrojó hasta más no poder, al saberse descubierto:

― Eh… este… bueno… yo… -dijo algo nervioso, rascando un poco su cabeza y después, pensó:- con razón se me quedaron viendo algo raro los señores donde compré…

― ¿Me compraste flores? -le preguntó Akane de pronto, muy sorprendida- ¿y eso, por qué, eh?

Ranma dirigió su mirada hacia su mano derecha, donde estaba sosteniendo el ramo de flores amarillas:

― ¿Ah, esto? -dijo, después- eh… yo… eh, pensé que sería bueno que guardáramos las apariencias frente a la gente y que crean que estamos profundamente enamorados, aunque no sea así, ya que, después de todo, en unos días nos casaremos y… pues, me pareció una buena idea…

Akane sonrió, negando con la cabeza:

― ¡Pero, no me malentiendas, ¿eh?! -dijo él, mucho más nervioso- ¡solo es para guardar las apariencias, nada más, porque bien sabes que yo ni estando loco me fijaría en ti!

― ¡Sí, sí, lo sé muy bien, no es necesario que me lo repitas a cada momento!… -dijo, cambiando su expresión- ¡nuestro compromiso no es por amor, únicamente es para darles gusto a nuestros padres, sí, sí, lo tengo muy presente!... ¡siempre lo he tenido muy presente, desde el primer día! -luego se detuvo un momento, inclinó su rostro y exhaló un pequeño suspiro- pero… sea cual sea el motivo por el que decidiste venir por mí hoy y regalarme flores, me parecen unos lindos detalles de tu parte… gracias -y diciendo esto último, tomó el ramo de flores en sus manos y las acercó a su nariz para olerlas-.

Él se le quedó viendo muy avergonzado, pensando que quizás se le había pasado un poco la mano con lo que le acababa de decir:

― Eh… ¿tienes hambre? -le preguntó después, cambiando el tema- ¿quieres que vayamos a cenar?, ¿qué se te antoja?

― Nada, Ranma, gracias, no tengo hambre… -le dijo, con voz apagada- solo, llévame a mi casa, por favor…

― ¿No tienes hambre?, ¿es en serio? -le preguntó muy divertido, simulando que estaba sorprendido- ¿cómo puede ser eso posible? siempre has sido de buen apetito y con lo gorda que te has puesto últimamente, nadie te creería que no te gusta comer jajajaja.

Akane se enfureció al escucharlo:

― ¡Eres un odioso, un idiota, un grosero, te detesto! -y empezó a golpearle los hombros, con las flores- ¡¿qué no puedes mantener la boca cerrada por una vez en tu vida?!

― Jajajajaja ¡ya!, ¡no te engoriles, que no es para tanto! jajajaja -y empezó a huir de ella, dando vueltas, rodeando su auto- ¡te ves aún más fea cuando te enojas! jajajaja.

― ¡Cállate, cállate, bobo, me las vas a pagar!: ¡solo deja que te alcance! -le gritaba, mientras lo perseguía-.

Todas las personas que iban pasando por ahí, solo se les quedaban viendo, en especial, una que estaba enfrente, escondida detrás de unos arbustos:

¿Quién… Quién será esa mujer? -dijo internamente el espíritu diabólico que había venido siguiendo a Ranma desde su trabajo: se trataba de Shampoo, ("la Kuchisake-Onna", como la habían llamado los pobladores japoneses desde el Período Heian), quien estaba empezando a preocuparse- ¿será… será… será alguien importante para él?... ¡tengo que averiguarlo!

Una hora más tarde, Ranma y Akane llegaron a la residencia de la familia Tendo (pues, él había logrado convencerla de que fueran a cenar):

― ¿Todavía estás molesta conmigo? -le preguntó Ranma, al verla muy seria-.

― Ya, déjalo, no importa -le respondió, entre dientes- no tiene caso que sigamos hablando de lo mismo, porque es obvio que tú nunca vas a cambiar…

― Akane, yo…

― Buenas noches, Ranma y no es necesario que me vayas a traer todos los días a mi trabajo, ni que me regales flores o que me invites a cenar a restaurantes tan costosos, con tal de "guardar las apariencias", porque resalta muy bien a la vista que nuestro matrimonio no será por amor, sino por obligación y para todos es muy bien sabido que… que… ¡que yo no te intereso en lo más mínimo! -y diciendo esto último, se bajó rápidamente del vehículo, para ingresar a su casa-.

― ¡Akane, espera, por favor! -dijo bajándose también, pero ella ya no le hizo caso- ¡rayos! -dijo después, recostándose en su auto y golpeando con sus puños una de las puertas. Luego, exhaló un pequeño suspiro, con frustración- sí… sí me interesas… por eso es que acepté este compromiso y que quiero casarme contigo… -pronunció después, con voz casi inaudible-.

Se quedó un momento ensimismado, pero, de pronto alguien se le acercó y le habló, sacándolo de sus pensamientos:

― Hola…

Ranma volteó a ver abruptamente a quien le había hablado, pues, a pesar de ser una voz suave y femenina, no dejó de tener algo muy extraño en su timbre: era una chica de cabello largo color violeta, de piel blanca, (demasiado blanca) y de ojos color carmesí, que portaba ropas japonesas antiguas: un "junihitoe", (kimono de doce capas), lo cual le pareció demasiado extraño, pues, ropa así ya casi no se usaba en la actualidad, pero, lo que más le sorprendió (o más bien, le asustó), fue que, aparte de que ya había oscurecido y que la calle estaba algo solitaria a esa hora, fue que la chica tuviera cierto aspecto fantasmal y que cubriera su boca con la manga de su kimono:

― Hola… -volvió a decirle ella, al no obtener respuesta-.

― Ho… Ho… Hola -le respondió al fin, con algo de temor-.

Ella se le quedó viendo detenidamente un momento, mientras pensaba, muy contenta:- ¡sí, es él, es él, no tengo la menor duda! -y después, le dijo- ¿crees que soy hermosa?

Ranma se desconcertó mucho al escuchar su pregunta:

― ¿Soy hermosa? -le preguntó, de nuevo-.

― Eh… -dijo sin saber qué responderle, volteando a ver hacia la casa de su prometida, temiendo que de pronto ella saliera y pensara que quizás él la estaba engañando con esa extraña chica- ¡no, sería el colmo!... ¡no, no, no quiero tener más problemas con Akane y menos aún, estando a tan solo tres días de nuestra boda! -pensó, muy preocupado y después, le dijo- eh… discúlpame, pero, tengo muchas cosas qué hacer… ya… ya tengo que irme… adiós -dijo rápidamente, subiéndose a su auto-.

― Oh, comprendo, no hay problema…

Ranma ya no le respondió y arrancó a una velocidad sorprendente, para alejarse de ahí lo más pronto posible:

¡Estás muy ocupado ahora, pero, cuando termines con tus compromisos, haré que me recuerdes! -dijo ella después internamente y se decidió a seguirlo de nuevo (era veloz, al ser un fantasma)-.

Más tarde, Ranma llegó a su casa, siendo recibido por su mamá en la puerta:

― ¡Qué bueno que ya hayas regresado, cariño! -le dijo ella, abrazándolo efusivamente y dándole un beso en la mejilla- ¿cómo te fue?, ¿saliste con Akane, verdad?

― Sí, mamá… -le dijo algo pensativo aún, por su encuentro con aquella extraña chica- fui por ella a su trabajo y después, la llevé a cenar.

― Entonces, supongo que no tienes hambre, ¿verdad?

― No, mamá, creo… creo que mejor me iré a acostar ya: hoy fue un día muy largo y estoy muy cansado.

― ¿Te pasa algo, mi vida?, estás muy raro.

― No me pasa nada, mamá, estoy bien.

― Bueno, espero que así sea y que no me estés ocultando nada, ¿eh? -le dijo, con reproche-.

Ranma asintió, sonriendo levemente:

― Descansa, cariño -volvió a decirle su mamá, dándole un beso en la mejilla- mañana seguiremos hablando, porque recuerda que hoy nos vinieron a dejar tu traje de novio y quiero que te lo pruebes.

― Sí, mamá, como digas.

― ¡Ay, cariño, estoy tan feliz de que tu boda ya esté a las puertas! -le dijo, abrazándolo nuevamente- ¡procura darme nietos lo antes posible, por favor!

― ¡Mamá! -le dijo muy sonrojado y nervioso al escucharla- ¡no digas esas cosas: eso jamás estará en mis planes!

― ¡Ay, no seas tan tímido, Ranma, porque es lo primero y más natural que se da en todo matrimonio!

¡¿Qué?! -exclamó alguien internamente con mucho enojo y desconcierto, afuera de la casa, al escuchar la conversación, mientras los observaba a través de una ventana- ¡¿Ko… Kotaro… mi Kotaro va a casarse?!: ¡no, eso no lo puedo permitir!... ¡él tiene que recordarme!, ¡tiene que recordarme, porque aunque lo llamen ahora por otro nombre, él es mío, solo mío y es a mí a quien ama!

Minutos después, Ranma se encontraba ya acostado en su cama, debatiéndose si le mandaba o no, un mensaje a su prometida para disculparse:

¡Niña boba! -dijo internamente, mientras exhalaba un suspiro- ¡pero, ni modo, tendré que hacer las paces con ella!... ¡no quiero dormirme con ese cargo de conciencia! -y tomó su teléfono para empezar a escribirle en WhatsApp:-

"Lo siento, ¿de acuerdo?, ya no estés molesta conmigo, por favor. Mañana pasaré nuevamente a recogerte a tu trabajo. Descansa".

― Así está bien -dijo después de manera conformista y lo mandó- bueno, ahora sí, a dormir -bostezó un poco y acomodó su almohada, para luego recostar su cabeza en ella y entrar al mundo de los sueños-.

Pasaron unos minutos más y alguien muy tenebroso (no hacía falta adivinar quién era) ingresó a su habitación por la ventana:

― Mi amor… -dijo acercándose a su cama, empezando a acariciar su cabello- mi único amor… jamás imaginé que reencarnarías y me olvidarías, pero, esta noche soñarás conmigo y me recordarás… -iba a decir algo más, pero de pronto, él la interrumpió:-

― Ak... Akane -dijo, entre sueños-.

Shampoo se molestó mucho al escucharlo:

― ¿Quién es esa tal Akane con la que te están obligando a que te cases y qué derecho tiene como para inmiscuirse y atormentarte en tu mente? tengo que averiguar todo sobre ella… -hizo una pausa y lo contempló un momento- pero, por lo pronto, haré que sueñes conmigo -y puso una mano sobre su frente- listo, ahora descansa, mi príncipe… te veré mañana -y diciendo esto último, salió de la habitación-.

Por otro lado, al día siguiente, de madrugada, en el Centro Médico del barrio de Nerima, una enfermera de cabello largo castaño oscuro y de ojos azules, acababa de salir del quirófano, luego de haber apoyado a uno de los doctores en una complicada operación:

― Hágame el favor de guardar estos documentos en el cuarto de archivo, Ukyo -le dijo el doctor, entregándole unos expedientes- y después, puede irse a descansar.

― Como diga, doctor -dijo muy contenta, bajando la mascarilla que llevaba puesta en su boca- iré ahora mismo.

Y empezó a caminar por los pasillos algo solitarios por la hora, para dirigirse al cuarto de archivo. Al llegar, abrió la puerta, pero, se sorprendió mucho al ver de espaldas a una mujer de cabello morado, que vestía un "junihitoe", revisando los archivos, muy concentrada (estaba buscando información sobre Akane):

― ¿Q… Q… Quién es usted? -le preguntó Ukyo, con voz temblorosa- ¿qué está haciendo aquí?

La mujer se volteó para verla:

― Hola… -le dijo después, cubriendo siempre su boca con la manga de su kimono, empezando a acercarse a ella- dime, ¿soy hermosa?

Ukyo se asustó mucho más al verla de frente y escucharla:

― ¿Q… Q… Qué? -le preguntó, después-.

― Te pregunté que si crees que soy hermosa -volvió a decirle, con voz algo irritada- dime, ¿lo soy?

Ukyo no sabía qué responderle y empezó a retroceder para alejarse de ella y salir de la habitación, pero, la puerta estaba cerrada y no pudo abrirla:

― ¡Respóndeme! -le dijo Shampoo furiosa, al no obtener respuesta, con los ojos radiando fuego-.

― S…s…s…sí -dijo al fin Ukyo, con voz ahogada-.

― ¿Lo soy? -dijo riendo un poco y después, bajó la manga de su kimono que cubría su boca- ¿inclusive así? jajajaja.

Ukyo gritó extremadamente asustada:

― Responde -volvió a decirle Shampoo-.

― S…s…s…sí, lo eres -exclamó después, al borde de un ataque cardíaco, mintiendo, con tal de que la dejara tranquila-.

― ¿De verdad crees que sigo siendo hermosa? jajajaja… bien, si eso crees, ¿qué te parece si te ves igual a mí de ahora en adelante, eh? -y diciendo esto último, sacó unas tijeras de su ropa-.

Después, ya solo se escucharon gritos espantosos y llenos de horror.

Mientras tanto, después de una hora más aproximadamente, Ranma se encontraba levantándose de su cama, desperezándose para ir al trabajo:

― ¡Qué sueño tan extraño tuve! -exclamó, desconcertado- me fui como mil años atrás y… lo más raro de todo, fue esa chica que estuvo todo el tiempo en mi sueño, con la que pensaba huir muy lejos y que me preguntaba a cada momento si era hermosa… ¡ja!, ¡si Akane se enterara que soñé con otra mujer, sería hombre muerto! jajaja... -luego, se quedó pensando por un instante- ¿tendrá algún significado ese sueño?: ella me llamaba Kotaro, ¡nah!, no creo… de seguro paré soñando eso, por la chica que vi ayer, que tenía aspecto fantasmal y mi mente terminó inventándolo todo jajaja… no debo darle importancia -y tomó su teléfono para revisar si tenía algún mensaje de Akane- nada… -dijo, entre molesto y decepcionado- ¡bah!, ¡tampoco le voy a estar rogando, ja!... ¡de todas formas, nos veremos más tarde y hablaremos, aunque no quiera! -y diciendo eso último, se dirigió a su baño para tomar una ducha-.

¿Ya me recordaste, mi amor? -dijo internamente Shampoo muy ilusionada, observándolo a través de la ventana de esa habitación- ¡tienes que hacerlo, por favor, tienes que hacerlo!

Antes de ingresar a su baño, Ranma sintió una mirada a sus espaldas que le provocaba escalofríos y volteó rápidamente, pero, no vio nada:

― ¡Tonterías! -dijo después, ingresando a su baño-.

Minutos después, bajó de su habitación a desayunar con sus padres y luego de saludarlos, les preguntó:

― Oigan, ¿conocen a alguien que se llame Kotaro?

― ¿Kotaro? -le dijo su mamá, algo desconcertada-.

― Sí, ¿algún pariente cercano, lejano o de repente algún conocido?

― No que yo sepa -le dijo su papá- ¿por qué lo preguntas?

― Eh… yo, por nada en especial, no me hagan caso -les dijo después, tratando de sonar despreocupado- solo fue por un tonto sueño que tuve ayer, donde una mujer me llamaba Kotaro y me decía que recordara que debíamos huir juntos o algo así jajajaja…

― ¡¿Mujer?!, ¡¿qué mujer?! -le preguntó su papá, algo molesto- no estarás engañando a Akane, ¿verdad?

― ¡Ay, no, hijo! -exclamó su mamá, muy preocupada- ¡y estando a solo dos días de tu boda!

― ¡No, no, no! -les dijo, negando enérgicamente con la cabeza y sus manos- ¡no me malentiendan!: ¡ya les dije que solo fue un sueño!, agggh... ¿saben qué? mejor me voy… hablaremos más tarde… -y se levantó rápidamente de la mesa, para evitar que lo siguieran cuestionando-.

Pasaron unas horas más y siendo ya el mediodía, Akane iba caminando por la acera dirigiéndose a su trabajo, cuando de pronto, sintió que su celular estaba sonando de nuevo (pues, llevaba sonando casi toda la mañana, pero, ella no había querido contestar porque pensaba que se trataba del "bobo de su prometido" y como todavía estaba molesta por lo ocurrido el día anterior, no quería hablar con él).

Sonó una vez más, cuando ya estaba subiendo las gradas para ingresar al Centro Médico y agotando por fin su paciencia, contestó, sin ver quién era:

― ¡Pero, qué insistente eres, Ranma!: ¡ya déjame tranquila que no quiero hablar contigo!

― Hola, Akane -le dijo la persona que había llamado- no soy Ranma, no te preocupes jajaja -era su amiga Akari (novia de Ryoga), una chica de cabello largo, color verde, con algunos mechones rosados y ojos castaños, que trabajaba también en el Centro Médico como enfermera-.

― ¡Ay, lo siento mucho, Akari! -le dijo, muy avergonzada- ¡perdóname, por favor!

― Jajaja no hay cuidado, Akane: ya estoy acostumbrada a tus peleas tan seguidas con él jajaja.

― Entonces, tú eras quién me ha estado llamando… -dijo, sin poder evitar decepcionarse- y… ¿por qué me has estado llamando?

― Primero te mandé mensajes, pero como no me respondiste, mejor decidí llamarte…

― ¿Y qué es lo que sucede?

― ¡Ay, Akane, ocurrió algo muy grave y lamentable por la madrugada en el Centro Médico, por eso quise avisarte para que no fueras hoy, porque la policía y el Ministerio Público han estado trabajando e investigando para recabar pruebas…!

― ¿Pruebas? -preguntó, muy sorprendida- ¿cómo así que pruebas?

― Sí… es que, aunque todo parece que se trata de un suicidio, ellos quieren cerciorarse que no fue un asesinato, porque las cámaras no registraron nada de lo que pasó y…

― ¡¿Y qué fue lo que pasó, Akari?!

― No sé si te acuerdes de Ukyo, Akane, porque solo la viste un par de veces, pero, es que… ella fue la que se suicidó.

― ¡¿Qué?!, ¡¿cómo que se suicidó?!

― Sí, todo indica que eso fue lo que pasó: la encontraron con unas tijeras en sus manos… se cortó la boca de ambos lados, Akane.

Akane cubrió su boca con la mano que tenía libre, por la impresión:

― ¡Qué terrible! -dijo después, muy consternada- ¡¿qué pudo haberle pasado para que tomara una decisión como esa?!... yo no la traté mucho, pero, se veía que era una chica muy alegre.

― Sí, quién sabe qué fue lo que en realidad pasó… pero, bueno, solo queda esperar a que se aclaren muy bien los hechos, porque si no fue un suicidio, ojalá que logren dar con el responsable de tan horrible crimen.

― Tienes razón… te agradezco que me hayas contado, nos vemos después.

― Sí, está bien… hasta luego.

Y colgaron:

― ¡Pobre Ukyo, no lo puedo creer! -dijo después Akane, aún muy impresionada. Iba a decir algo más, pero de pronto, sintió que alguien la estaba mirando. Volteó rápidamente y alcanzó a ver a una mujer que tenía puesta una mascarilla en la boca y que vestía un "junihitoe", recostada en un árbol-.

Akane se le quedó viendo un momento, muy sorprendida, pues, había algo muy raro y siniestro en su mirada y su aspecto, que le causaba terror.

Se frotó los ojos un poco, pensando que tal vez solo era su imaginación y cuando volvió a ver hacia ese lugar, la extraña mujer ya no estaba:

― ¡Esto es absurdo!: ¡ahora hasta veo visiones!, ¡no lo puedo creer! -dijo después, regañándose a sí misma- será mejor que vuelva a mi casa -y diciendo esto último, revisó su teléfono y vio que sí tenía varios mensajes de Akari. Los abrió y se dio cuenta que entre ellos, también habían algunos de Ranma:-

Bobo -dijo después internamente, sonriendo- pero, aún así, lo amo… -y empezó a caminar hacia su casa-.

Horas más tarde, Ranma terminó nuevamente antes de tiempo, las clases de kenpo que impartía para ir por Akane, (aunque ella no le hubiera contestado los mensajes, ni las llamadas que le hizo).

Cuando estaba ya por subirse a su auto, revisó su teléfono y no pudo evitar sonreír ampliamente al ver que tenía un mensaje suyo:

"Olvida lo que pasó ayer, está bien, ya no estoy molesta. Hoy no fui a trabajar porque ocurrió algo muy lamentable en el Centro Médico. Te aviso para que no vayas por gusto. Si quieres, puedes venir a mi casa más tarde para que podamos platicar más despacio".

― ¿Qué habrá pasado?... bueno, iré a su casa.

Iba a subirse a su vehículo, cuando de pronto, volvió a escuchar aquella voz femenina que tenía algo tétrico en su timbre:

― Hola…

― ¡¿O… O… Otra vez tú?! -le dijo entre sorprendido y asustado, alejándose un poco de ella- ¡¿q… q… qué es lo que quieres?!...

― ¿Te parezco hermosa? -le preguntó, al igual que el día anterior- ¿crees que soy hermosa?

― Eeeeem… este… -dijo algo nervioso y después, pensó- ¡¿quién será esta chica tan rara y por qué quiere que le responda eso?!... ¡si le digo que sí, capaz alguien me escucha y le va con el chisme a Akane y si le digo que no, puedo hacerla sentir mal!... ¡¿qué hago?!... ¿y por qué cubre su boca?... ayer la cubría con la manga de su ropa y hoy tiene puesta una mascarilla con pequeños puntos rojos... ¡¿será sangre?! -era la mascarilla de Ukyo-.

― Dime, por favor -le insistió, al ver que no le respondía- ¿soy hermosa?

¡Tal vez solo sea una pobre mendiga que anda pidiendo dinero, pero, ahora no cargo efectivo! -pensó él nuevamente y después, le dijo:- eh... bueno… yo… creo que… ¡ah, ya sé! -dijo después, revisando un maletín que siempre cargaba- ¿te gustan los dulces?: ¡mira aquí tengo una bolsa llena de dulces! -se la habían regalado unos niños a los que les impartía clases- ¿la quieres?: ¡es toda tuya!

― ¿Dulces? -le preguntó ella, con algo de emoción- ¿me quieres regalar dulces?

― ¡Sí, toma! -y se la entregó- ¡toda tuya!

― Gracias -dijo, empezando a abrirla-.

Ranma aprovechó su distracción para subirse a su auto e irse rápidamente de ahí:

¡No sé qué es lo que me pasa con esa chica, pero, me provoca terror!... -dijo después internamente, con preocupación- ¡espero no volver a encontrármela!

Minutos más tarde, llegó a la casa de Akane y después de saludarla a ella y a su familia, se pusieron a platicar un buen rato:

― Pues, sí me parece muy raro que digan que fue un suicidio -dijo Ranma, después de escuchar lo ocurrido con Ukyo en el Centro Médico- normalmente, las personas que lo hacen, se cortan las venas, se ahorcan o se toman pastillas, pero, ¿cortarse la boca?, no me cuadra…

Akane iba a responderle, pero, Nabiki se le adelantó:

― Para mí, que esto fue obra de la Kuchisake-Onna, no hay otra explicación.

― ¿Otra vez con eso, Nabiki? -le dijo Kasumi, un poco molesta- ¡deja ya ese tema por la paz!

― ¿La Kuchi, qué? -preguntó, Ranma-.

― La Kuchisake-Onna -le dijo Akane, entre dientes-.

― ¿Y qué es eso? -volvió a preguntar Ranma-.

― Es una leyenda urbana muy popular, hijo -le dijo el padre de Akane, interviniendo- ¿no la habías escuchado antes?

― Pues, no… -le respondió él- ¿de qué se trata?

― ¡Yo te la cuento! -dijo Nabiki rápidamente, a lo que sus hermanas solo bufaron cansadas- la leyenda remonta a hechos del Período Heian, que se popularizaron durante la Época Edo -empezó a relatar- la leyenda dice que hace mucho tiempo atrás, había una preciosa pero vanidosa mujer que fue la esposa o la concubina de un samurái. La bellísima mujer era pretendida por muchos hombres y acostumbraba a engañar a su marido. El samurái sabía de las infidelidades de su esposa o concubina y un día, cuando ella pensaba fugarse con uno de sus amantes, él en un ataque de celos y furia, le cortó la boca de un lado a otro mientras gritaba: ¡¿piensas que eres hermosa?!...

Ranma estaba escuchando atentamente y ella continuó:

― Y así fue como se convirtió en un Yōkai -espíritu demoníaco- o Gwishin -alma en pena- regresando para vengarse, preguntándole a sus víctimas si es hermosa, las cuales al responder, son posteriormente asesinadas por ella...

Ranma empezó a cambiar su expresión, mientras ella avanzaba con su relato:

― Si se encuentra con algún joven, le pregunta: "¿soy hermosa?" y si el joven le responde que no, le cortará a la mitad con unas tijeras gigantes que lleva consigo. Si la respuesta es un sí, ella bajará la manga de su kimono con la que se cubre la boca y le preguntará: "¿inclusive así?" y lo más probable será que la víctima grite o diga que no, por lo que la mujer le cortará la cabeza. Si la víctima responde de nuevo que sí, la mujer, feliz por su respuesta, le cortará la boca tal como la tiene ella...

― Y… ¿cómo puedes escapar? -le preguntó Ranma, tragando muy duro- ¿hay... hay alguna manera de huir o hacer que desaparezca?

Nabiki sonrió con malicia al escucharlo:

― No la hay, cuñadito -le respondió, después- si te encuentras con ella, no podrás escapar, porque puede movilizarse a una velocidad sobrehumana y siempre te alcanzará…

― ¡Ay, ya, por favor!: ¡no sigas! -le dijo Akane casi gritando, interrumpiéndola- ¡solo es una leyenda!: ¡ya deja de molestar con eso!

― Creo que Akane tiene razón, Nabiki -le dijo Kasumi- lo mejor será que cambiemos de tema.

― Como quieran -dijo Nabiki sonriendo, mientras se aplicaba en sus labios nuevamente, su lápiz labial favorito-.

Kasumi solo negó con la cabeza al verla:

― Iré a traer más café… con permiso -dijo después, dirigiéndose a la cocina-.

― Sí, gracias… -dijo Ranma, muy serio y pensativo, pues, le había impactado mucho ese relato y rápidamente lo relacionó con esa extraña chica que se le había estado apareciendo- ¡¿será posible?! -pensó, después- no, no puede ser: es solo una leyenda, nada más…

Platicaron un poco más de otras cosas y después, Ranma se despidió de todos para irse ya a su casa, antes de que se hiciera más tarde y Akane lo acompañó hasta su auto:

― Gracias por venir -le dijo ella, un poco sonrojada- y disculpa, por favor, el comportamiento de Nabiki: no sé qué le pasa últimamente, pero, solo de esa leyenda habla… -luego, exhaló un pequeño suspiro- hasta ha llegado al punto de decirme que cancelemos nuestra boda porque precisamente ese día, se cumplirán mil años de que la Kuchisake-Onna quedó en huir con su amante y su punto de encuentro era el templo donde nos casaremos…

Ranma se desconcertó mucho, al escuchar eso último:

― Pero, tú no vas a hacerle caso, ¿verdad? -le preguntó después, con preocupación- Akane, pasado mañana nos casaremos, ¿no me digas que crees en esas cosas?

― Por supuesto que no, pero… -de pronto, divisó del otro lado de la calle entre unos arbustos, a la misma mujer que había visto hacía unas horas afuera del Centro Médico y pegó un grito-.

― ¡¿Qué sucede?! -le preguntó muy sorprendido, volteando hacia donde ella había visto, pero, ya no había nada-.

― Yo… yo creí… creí ver a alguien…

― ¿A alguien? -le preguntó, levantando una ceja con curiosidad- ¿y quién es ese alguien?... hmmmm, ¿no me digas que la Kusichake-Obba? jajajajaja -dijo después, molestándola-.

― Agghh, ¡es Kuchisake-Onna, bobo!... -le dijo muy molesta, dándole un golpe en uno de sus hombros- ¡y no, no fue a ella a quien vi, porque no creo en esas cosas!... ¡y mejor vete ya, antes de que me hagas perder la paciencia y de verdad decida hacerle caso a Nabiki en cancelar nuestra boda!

― Bueno, bueno, está bien, no te enojes… ¡qué carácter! jajajaja… ¡nos vemos mañana! -dijo, subiéndose a su auto-.

― ¡Sí, sí, como sea! -dijo todavía molesta, dándose la vuelta para entrar a su casa-.

Akane Tendo Matsuo, de veintidós años, sangre tipo "A" positivo, enfermera y maestra de artes marciales estilo libre de la Escuela "Todo Vale", tiene dos hermanas mayores: Kasumi y Nabiki Tendo, madre fallecida y su padre es Soun Tendo -recitaba internamente la Kuchisake-Onna, afuera de la casa de la familia Tendo, observándolos a través de una ventana- muy buen perfil, pero no permitiré que te cases con mi Kotaro, porque él es solo mío y tenemos que fugarnos juntos como lo juramos hace mil años… ya verás como te haré desistir de esa idea de querer casarte con él…

Más tarde, ya todos estaban durmiendo y Shampoo aprovechó para ingresar a la casa. Revisó cada habitación hasta dar con la de Akane.

La vio durmiendo plácidamente y sonrió siniestramente:

― A partir de hoy, tendrás las pesadillas más horribles que puedas imaginar… -le dijo, acercándose mucho más a ella- te atormentaré todas las noches si es preciso y nunca más volverás a tener paz jajajaja -y diciendo esto último, puso una mano sobre su frente-.

Akane se movió un poco, pero, no se despertó.

Mientras tanto, por otro lado, Ranma aún estaba despierto en su cama, sumergido en sus pensamientos:

Seguramente esa chica que se me ha aparecido así de la nada ya dos veces, debe ser una bromista con eso de que ya está cerca el día de brujas y de Halloween… ¡sí, eso debe ser!: ¡ella conoce muy bien esa historia y quiere asustarme, pero, no lo va a conseguir! -y pensando en eso último, se durmió ya más tranquilo-.

Pero, lamentablemente, volvió a tener el sueño de la noche anterior, donde se encontraba con una chica muy hermosa a la luz de la luna. Se besaban y se juraban amor eterno, prometiendo escapar juntos y renunciar a todo. Él la llamaba: Shampoo y ella lo llamaba a él: Kotaro.

― ¡Esto ya está muy raro! -dijo, al despertar- ¿quién rayos es Shampoo?... ¿será posible que en otra vida, yo me haya llamado Kotaro y haya estado enamorado de ella?... ¿por qué la he estado soñando?... ¡tonterías, eso de la reencarnación no existe! -y mejor decidió empezar a alistarse para ir a trabajar-.

Horas después, Akane se encontraba en el Centro Médico atendiendo a algunos pacientes, intentando distraerse en su trabajo, pues, en su mente aún estaban muy presentes algunas imágenes de las horribles pesadillas que había tenido la noche anterior, en la que una mujer muy siniestra, vestida de forma antigua, le ordenaba que le cortara la boca a sus pacientes del hospital, mostrándole unas enormes tijeras para enseñarle a hacerlo, como ella lo hacía con sus víctimas, pegando éstas, gritos espantosos cuando les cortaba la boca al rojo vivo.

Su amiga Akari la notó muy nerviosa y asustada y le preguntó:

― ¿Te pasa algo, Akane? has estado muy extraña hoy… ¿no dormiste bien ayer?

― No, Akari, la verdad, no… tuve unas pesadillas espantosas y tengo muy presente todo lo que vi en ellas.

― ¿Ah, sí?, ¿y qué fue lo que soñaste?

Akane le contó rápidamente:

― Hmmm… no es para menos que te sientas así -le dijo después Akari, al terminar de escucharla- seguramente, relacionaste lo que pasó ayer con Ukyo y con lo que tu hermana te ha contado sobre esa leyenda, pero, no le prestes atención, porque no es más que eso: una leyenda, que es parte del folclore de nuestro país y más para estas fechas, se vuelve muy popular…

― Tienes razón, pero es que, todo se veía tan real en mis sueños que… -de pronto, vio al fondo del pasillo, a esa misma mujer, con una mascarilla en la boca y vistiendo esa ropa antigua- es… es ella… es ella de nuevo.

― ¿Ella? -dijo Akari, volteando hacia donde Akane estaba viendo, pero, al igual que Ranma, no vio nada-.

― Ahí… Ahí estaba, Akari, te lo juro… -dijo, con voz temblorosa- ahí… ahí estaba esa mujer que vi en mis pesadillas…

― Tranquilízate, Akane, ahí no hay nada -le dijo algo preocupada, abrazándola- solo fue producto de tu imaginación… no te asustes… -hizo una pausa y después, le dijo- ¿por qué no vamos a la sala de descanso para que te tomes un vaso con agua, sí?

Akane asintió levemente y se fueron de ahí, pero, al ver Akari que aún no se tranquilizaba, le sugirió que se fuera a descansar a su casa y que no se preocupara porque ella hablaría con sus superiores:

― Gracias, Akari -le dijo, esbozando una sonrisa-.

― De nada, amiga, ahora, solo piensa en descansar, ¿de acuerdo?… nos vemos mañana en la Ciudad de Kyoto, porque recuerda que por la tarde te casas -le dijo sonriendo, pícaramente- y eso es lo único en lo que debes pensar.

Akane se sonrojó un poco y volvió a agradecerle.

Más tarde, Ranma recibió un mensaje de parte de su prometida, donde le decía que no se había sentido muy bien y que le habían dado permiso para irse a descansar a su casa.

Ranma se preocupó mucho, pues, Akane no era de enfermarse (y máxime, un día antes de su boda). Así que, les pidió a sus amigos que se encargaran de su dojo, mientras él iba a visitarla.

Ellos no tuvieron ningún problema en hacerlo y él fue rápidamente a subirse a su vehículo, pero, antes de hacerlo, nuevamente se le acercó esa chica tan rara y siniestra:

― Oye… ya… ya estuvo bueno -le dijo, algo molesto- como broma, esto ya se pasó... si lo que buscas es asustarme, de una vez te digo que no lo vas a lograr, ahora déjame tranquilo, por favor y mejor ve a espantar a alguien más…

― ¿Soy hermosa? -le preguntó nuevamente, empezando a desesperarlo-.

― Aggggh… ¡qué bien te sale el papel! -le dijo sarcásticamente, intentando subirse a su auto, pero, ella le bloqueó el paso-.

― ¿Lo soy?, ¿soy hermosa?

Ranma bufó fastidiado, pasando una mano por su cabello:

¿Qué puedo hacer?... hoy no tengo dulces, ni cargo efectivo… -pensó y después de un momento, le dijo sin analizarlo, solo porque se le ocurrió en el momento- ¿y yo?, ¿qué tal yo?: ¿soy hermoso?

Shampoo se le quedó viendo confundida, pues, esa pregunta, no se la esperaba y Ranma aprovechó su distracción para subirse a su auto e irse rápidamente de ahí.

Al llegar a la casa de la familia Tendo y preguntar qué le había pasado a Akane, Kasumi le platicó que le había dado un fuerte dolor de cabeza y le habían dado permiso para venirse a descansar (pues, Akane no había querido contarles la verdad):

― Iré con ella a su habitación, ¿puedo? -le preguntó, después-.

― Claro, Ranma, adelante -le dijo, sonriendo-.

Él le agradeció y fue rápidamente a verla. Al llegar, tocó a la puerta y al no obtener respuesta, la abrió y decidió asomar su cabeza. Estaba dormida aparentemente, pues, se movía de un lado a otro en su cama y se le veía muy desesperada:

― No… no… no… -decía, entre sueños (o más bien, pesadillas)- no… no, por favor…

― Akane, despierta -dijo acercándose a ella y moviéndola- despierta, Akane: solo es una pesadilla…

― No… ¡no! -gritó al fin y despertó. Estaba sudando y tenía la respiración muy agitada-.

― ¿Estás bien? -le preguntó preocupado-.

Ella volteó a verlo y se lanzó a abrazarlo fuertemente:

― ¡Ranma, Ranma, fue horrible! -y empezó a llorar-.

― Cálmate, ya pasó -le dijo, acariciando un poco su cabeza y correspondiendo a su abrazo- no pasa nada… tienes fiebre -le dijo después, tocando su frente- iré por unas compresas frías…

― ¡No, no te vayas, por favor!, ¡quédate conmigo! -le dijo abrazándolo, aún más fuerte-.

― No me voy a tardar, te lo prometo… -y diciendo esto último, la separó suavemente de él- ahora vuelvo -y le dio un suave beso en su cabeza, para sorpresa de ella-.

Luego, fue rápidamente a la cocina por un poco de agua, unos paños y analgésicos.

Minutos después, volvió con ella y logró bajarle la fiebre con las compresas y los medicamentos:

― Akane… me parece que a ti te pasa algo más -le dijo después, al verla mejor- ¿por qué no me lo cuentas, eh?, ¿qué es lo que tienes?

― No tengo nada, Ranma -le dijo, muy seria- no me pasa nada… solo estoy cansada.

― Te conozco mejor de lo que te imaginas -le dijo, sonriendo- anda, dime.

Akane exhaló un pequeño suspiro:

― A ti sería el último a quien le contaría lo que me pasa… -le dijo, empezando a enojarse-.

― ¿Y eso, por qué?

― ¡Porque nunca tomas nada en serio y sé muy bien que te burlarías de mí!

― ¿Yo?, ¿cómo puedes pensar algo así de mí? -le preguntó, fingiendo que se sentía ofendido-.

― ¡Ay, ya déjame, porque no te voy a contar nada!

Minutos después:

― Jajajajajaja ¡nunca imaginé que sí creyeras en esas cosas! -le dijo él muy divertido, después de escucharla (ya que al final, sí había logrado convencerla para que le contara)-.

― ¡Dijiste que no te burlarías, bobo! -le dijo, golpeándole un hombro- ¡me lo prometiste!

― Ya, tranquilízate… no me estoy burlando, es solo que, me sorprende que no te des cuenta que todo es producto de tu imaginación: relacionaste la muerte de esa chica, creo que Ukyo se llamaba, con la leyenda de esa mujer asesina que anda cortando bocas y todo fue por culpa de Nabiki jajajaja…

― Pero, ¿y esa chica tan extraña que está vestida de manera antigua y que carga una mascarilla, que se me ha aparecido ya tres veces?

― Solo debe ser una pobre mujer que anda jugando a todo eso de la noche de brujas y al Halloween, nada más… -dijo, despreocupado- yo también la he visto ya como tres veces… hasta se me ha acercado.

― ¿Se te ha acercado? -le preguntó, muy sorprendida-.

― Sí, pero, poco caso le he hecho y de todas formas, ya todo eso de Halloween termina mañana y ya va a dejar de molestar.

― Sí, por supuesto… -dijo algo seria, inclinando el rostro-.

― Ya no le prestes atención a eso y mejor hablemos de otra cosa, ¿te parece?

Akane asintió, sonriendo levemente y platicaron un buen rato. Después, sin darse cuenta, se quedaron profundamente dormidos y abrazados.

Kasumi subió más tarde a la habitación para llevarles unos bocadillos y al ver que estaban dormidos, no quiso despertarlos y los cubrió con una sábana.

Al día siguiente, siendo aún muy temprano, Ranma fue el primero en despertarse y se sorprendió mucho al recordar que se había quedado dormido junto a su prometida.

Sonrió al verla durmiendo plácidamente y se puso muy contento de que ya no tuviera pesadillas (él tampoco había tenido ese sueño tan extraño esta vez).

Se levantó cuidadosamente para no despertarla y salió de ahí, sin hacer ruido. Luego, bajó a saludar a sus cuñadas y a su suegro, ofreciéndoles disculpas por haberse quedado dormido en la habitación de Akane:

― De todas formas, ya da igual si duermen juntos o no, cuñadito -le dijo Nabiki, molestándolo- con eso de que se casan hoy, no creo que haya algún problema jajaja.

Ranma se sonrojó hasta más no poder, al escucharla:

― Nabiki… -le dijo Kasumi, llamándole la atención-.

― Sé que has sabido respetar a mi pequeña, hijo -le dijo el señor Soun, dirigiéndose a él- así que, no tengo por qué dudar de ustedes, además, ya tienen la suficiente edad como para…

― Eh… sí, por supuesto… -le dijo interrumpiéndolo rápidamente, para cambiar de tema- eh… bueno… la limusina que solicité, pasará por ustedes dentro de dos horas, más o menos para llevarlos a Kyoto… yo me iré con mis padres en mi auto… nos vemos más tarde en el Templo Kiyomizu-dera… adiós -y se fue de ahí, más corriendo que andando-.

Más tarde, siendo ya aproximadamente las tres de la tarde de ese día, estando ya en la Ciudad de Kyoto, los novios, sus familias y amigos cercanos, fueron informados que el sacerdote encargado de la ceremonia, había llamado para avisar que llegaría una hora más tarde, por un imprevisto que se le había presentado:

― Entonces, la boda se aplazaría para las seis de la tarde, más o menos -dijo Akane, no muy convencida-.

― Bueno, mírale el lado positivo a la situación, hermanita -dijo Nabiki después despreocupada, dirigiéndose a ella- podemos aprovechar para conocer muy bien el lugar y ya cuando vaya llegando la hora para la boda, te empezamos a arreglar.

― Sí, eso estaría muy bien, amiga -dijo Akari, animándola- lo bueno es que, de que te casas hoy, te casas.

Akane se sonrojó al escucharla:

― Bueno, creo que tienen razón -dijo después, sonriendo levemente- vamos a conocer el lugar.

― Pero no se vayan a alejar mucho, ¿eh? -dijo Ranma, rápidamente- el lugar es grande y me preocupa que se puedan perder, tengan cuidado… -y después, se dirigió a Akane- no se tarden mucho en su paseo, ¿de acuerdo?, porque quiero que estés puntual en el templo a las cinco y media.

Ella se sorprendió mucho al escucharlo, pero luego, le sonrió muy contenta:

― Sí, así lo haré, te lo prometo: estaré muy puntual para nuestra boda, no te preocupes…

― Eh… bueno, no me malentiendas -le dijo muy sonrojado, por haber dicho aquello sin analizarlo y sin haber podido ocultar la ilusión que lo embargaba casarse con ella- yo no me refería a que me estoy muriendo por casarme contigo, ni nada por el estilo, no te hagas falsas ilusiones, ¿eh?, es solo que…

Ryoga le dio un golpe en la cabeza para que se callara y dejara de meter la pata:

― Vayan con cuidado a dar su paseo, ¿eh?, nos vemos más tarde -les dijo él (Ryoga) después, tratando de evitar que Ranma arruinara aún mas las cosas-.

― Está bien -dijo Akane algo decepcionada del comportamiento de su prometido, tomando del brazo a Akari, para ir junto a sus hermanas y su suegra a conocer el lugar-.

Cuando ya se habían ido, Ranma le reclamó a Ryoga:

― ¡Óyeme!, ¡¿cómo te atreviste a golpearme, eh?!

― Fue para que dejaras de decir más idioteces jajaja -le dijo Ryoga, riendo un poco- recuerda que dentro de un rato te casas, hermano, por lo menos hoy, deja tu maldito orgullo en no querer aceptar tus sentimientos por ella y ten recato con lo que dices, ¿o quieres que te plante en plena ceremonia, eh? jajaja.

Ranma se enojó mucho e iba a decirle algo más, pero Taro lo interrumpió rápidamente:

― Mejor vamos a conocer nosotros también el lugar, ¿sí? -y los abrazó a ambos por los hombros, para llevárselos de ahí-.

Pasó un poco más de tiempo y ya casi era la hora de la boda.

Akane se había puesto su vestido de novia y ya solo la estaba terminando de maquillar su hermana Nabiki:

― ¡Te ves tan hermosa, mi niña! -le dijo la señora Nodoka a Akane, con pequeñas lágrimas en los ojos-.

― Muchas gracias, tía -le respondió, algo sonrojada-.

― Y ya que falta muy poco para que terminen de maquillarte, voy a aprovechar para ir a ver cómo le está yendo a mi hijo, porque a estas alturas todavía no se ata bien las corbatas jajajajaja -y diciendo esto último, se fue de ahí-.

Todas rieron un poco al escucharla. De pronto, Akari recibió una llamada telefónica. Se disculpó con Akane y salió a contestarla.

Después, Kasumi dijo, dirigiéndose a Nabiki:

― Oye, Nabiki, ¿dónde quedó el collar de oro que perteneció a nuestra mamá y que dijimos que usaría hoy Akane?

― No lo sé, tú lo guardaste.

Y empezaron a buscarlo en todos los bolsos que habían llevado:

― No está -dijo Kasumi- voy a ir a ver si se quedó en algún cojín de la limusina donde vinimos.

― Sí, está bien -dijo Nabiki, revisando el bolso donde llevaba todos sus artículos de maquillaje- mi lápiz labial color carmín que quería aplicarle a Akane tampoco está… bueno, iré a buscarlo también a la limusina… -y después, se dirigió a su hermana menor- espéranos aquí, ahora volvemos… no vayas a salir por ningún motivo ni mucho menos, vayas a dejar que Ranma te vea, ¿eh?, porque ya sabes que es de mala suerte que el novio vea a la novia antes de la boda…

― Sí, lo sé muy bien -le dijo, empezando a enojarse- no lo haré.

Al salir sus hermanas de ahí, Akane exhaló un largo suspiro. De pronto, vio que el lápiz labial que buscaba Nabiki, estaba tirado bajo una banca y lo recogió:

― ¡Ay, aquí estaba! -dijo, bufando un poco- bueno, ya qué… -lo observó un momento y decidió aplicarse un poco- sí es lindo el color -dijo, sonriendo- ahora entiendo por qué le gusta tanto a Nabiki…

Iba a seguir hablando, pero de pronto, escuchó una voz femenina que gritaba:

― ¡Auxilio, por favor, ayúdenme!

Akane se sorprendió mucho al escuchar esos gritos y sin pensarlo, salió del lugar, para ir a ver qué era lo que estaba pasando.

La mujer seguía gritando y Akane empezó a correr por los pasillos, levantando su vestido para llegar rápidamente donde se encontraba quien pedía ayuda:

― ¡Ayúdenme!, ¡ayúdenme, por favor!

― ¡Ya voy! -gritó Akane, después- ¡ya casi llego, no se preocupe!

Salió a los jardines y se detuvo un momento, al dejar de escuchar los gritos de aquella mujer:

― ¡¿Dónde está?! -gritó Akane, nuevamente- ¡ya vine a ayudarle!

Al no obtener respuesta, caminó hacia donde estaba un gran árbol de cerezos (ya llevaba algunos minutos caminando), luego, volvió a gritar:

― ¡¿Dónde está?! -de pronto, detuvo su caminar abruptamente, al ver de espaldas a aquella extraña mujer vestida de forma antigua, que se le había aparecido tres veces (y con ésta, ya eran cuatro)- ¡¿u… u… usted?!, pe… pero, ¿q… qué hace usted aquí?! - exclamó muy asustada, sosteniendo aún en sus manos el lápiz labial de Nabiki-.

― Hola… -le dijo la mujer, volteando a verla- te estaba esperando.

Mientras tanto, la señora Nodoka estaba terminando de arreglarle su corbata a Ranma, cuando de pronto, Akari entró rápidamente y les dijo:

― ¡No encontramos a Akane!... ¡no está por ninguna parte!

― ¡¿Qué?! -preguntó Ranma, muy sorprendido- ¡pero, ¿qué no estaban ustedes con ella?!

― ¡Sí, pero, yo tuve que atender una llamada muy importante de mi familia y la dejé un momento sola y Kasumi y Nabiki, fueron a buscar algo a la limusina, creo que un collar y un pintalabios y cuando volvimos, ya no la encontramos en la habitación donde se estaba arreglando!...

Ranma tuvo un mal presentimiento y no esperó a que ella terminara de hablar y salió corriendo del lugar donde se había cambiado de ropa, para ir a buscarla.

Su papá, su suegro y sus amigos también se unieron a la búsqueda, yéndose por diferentes lados para abarcar más terreno.

Mientras tanto, con Akane:

― ¡¿Q… Q… Quién es… u… usted?! -le preguntó Akane, muy asustada- ¡¿por… por qué me persigue?!

Shampoo empezó a acercarse a ella, volando, asustando mucho más a Akane, al darse cuenta que sí era un fantasma:

― ¡Eres la Kuchisake-Onna! -gritó Akane y empezó a correr para alejarse de ella, pero fue imposible, porque a donde se dirigiera, Shampoo siempre la alcanzaba- ¡déjame en paz, por favor!, ¡déjame en paz! -gritaba, muy desesperada-.

― ¿Crees que soy hermosa? -le preguntaba cada vez que la alcanzaba- ¿lo soy?, ¿soy hermosa?

Akane siguió corriendo lo más rápido que pudo, pero, de pronto se metió a un pasillo sin salida. La había acorralado:

― ¿Soy hermosa? -volvió a preguntarle Shampoo- ¿lo soy?

Akane empezó a llorar muy desesperada, sin saber qué hacer:

― ¡Respóndeme! -le gritó, furiosa-.

― ¡Sí… Sí… Sí lo eres! -le respondió al fin, gritando-.

Shampoo rio siniestramente, quitándose la mascarilla que llevaba puesta:

― ¿Inclusive así? jajaja -le preguntó, después-.

― ¡Aaaaaaaaahhhhh! -gritó Akane horrorizada, al ver su rostro desfigurado por las horribles cortadas que tenía en su boca-.

Shampoo volvió a reír, sacando sus enormes tijeras de su ropa:

― Respuesta equivocada jajajajajaja -y cuando iba a acercarse más a ella para atacarla con las tijeras, alguien gritó, muy fuerte:-

― ¡Akane!

― ¡Ranma, ayúdame! -le gritó, con voz ahogada por el terror que sentía-.

― ¡Tú, quien seas!, ¡deja en paz a mi prometida, que tu broma de Halloween ya rebasó todos los límites! -dijo él después muy enojado, dirigiéndose a Shampoo- ¡te lo advierto: ya fue suficiente o te las verás conmigo!

Ella se volteó rápidamente y fue ahí donde Ranma terminó de convencerse y se impresionó mucho, al darse cuenta que no se trataba de una simple bromista de la "noche de brujas":

― E… Eres… Eres… Eres un fantasma de… de verdad… -dijo, con voz entrecortada-.

― ¡Mi Kotaro!, ¡mi amado Kotaro! -exclamó Shampoo muy emocionada, guardando sus tijeras y acercándose a él-.

― ¡Ten cuidado, Ranma! -le gritó Akane, muy preocupada- ¡ella es la Kuchisake-Onna!

― ¿La… la… la Kusichake? -pronunció mal Ranma tragando muy duro, mientras retrocedía lentamente para alejarse de Shampoo, pero, no lo logró porque ella llegó con él y enganchó sus brazos a su cuello, para abrazarlo-.

― ¡Por fin, por fin podremos estar juntos y cumplir la promesa que hicimos hace muchos años de fugarnos, mi amor! - dijo Shampoo nuevamente, restregando su cabeza en el pecho de Ranma-.

― Pe… pero, yo… -alcanzó a decir Ranma, porque Akane lo interrumpió rápidamente, muy molesta:-

― ¡¿Cómo que le prometiste fugarte con ella, bobo?!, ¡eres un descarado!

― ¡No es momento para tus celos enfermizos, Akane!: ¡¿qué no te das cuenta de la gravedad del asunto?!... -le gritó él después, empezando a enojarse también- ¡eso ocurrió hace mil años!, ¡¿cómo pude yo haberle hecho esa promesa?!

Akane se sonrojó y se avergonzó, al darse cuenta que su amor por él la había delatado:

― ¿Todavía no me recuerdas, mi querido Kotaro? -dijo Shampoo después dirigiéndose a él, un poco triste- ¡reencarnaste para poder estar conmigo y aunque hayan pasado muchos años, sé que nuestro amor sigue intacto y no me importa lo que tenga que hacer, porque de algún modo lograré que me recuerdes!

― ¡Ya déjanos tranquilos! -le gritó Akane desesperada- ¡Ranma no fue quien te hizo esa promesa, lo estás confundiendo con alguien más!

― ¡Tú, cállate y no te metas! -le dijo después Shampoo furiosa, levantando su mano derecha para lanzarle una corriente de aire, golpeándola contra la pared-.

― ¡Akane! -gritó Ranma muy preocupado, tratando de liberarse de Shampoo, pues, lo estaba abrazando del cuello con mucha fuerza y se sentía como si lo hubiera atrapado un enorme pulpo- ¡suéltame! -dijo, agarrando sus brazos para apartarlos de su cuello- ¡suéltame ya!...

― ¿Soy hermosa, mi amor?, ¿lo soy? -le preguntó de nueva cuenta, muy ilusionada-.

― Ten… ten cuidado con tu respuesta, Ra… Ranma -le dijo Akane con algo de dificultad, levantándose del suelo-.

― ¡Respóndeme, por favor!: ¡¿SOY HERMOSA?! -volvió a preguntarle Shampoo-.

― ¡Aggggh!, ¡ya me cansaste! -le gritó al fin Ranma a Shampoo, enfureciéndose mucho más y logrando liberarse de su agarre- ¡yo no soy Kotaro, ni soy su reencarnación, ni te hice ninguna promesa!: ¡mi nombre es Ranma Saotome y voy a casarme con Akane Tendo, mi prometida!...

Shampoo se sorprendió mucho al escucharlo y él continuó:

― ¡No sé quién diablos eres, ni por qué apareciste en nuestras vidas, pero, si de verdad quieres que te responda esa pregunta, lo haré, sin importarme lo que hagas después! -y tomó un poco de aire para seguir hablando- ¡NO ERES HERMOSA, ERES FEA, MUY FEA Y NADIE QUIERE SER COMO TÚ!

― ¡¿Q… Q… Qué?! -exclamó Shampoo con voz temblorosa, agarrando su cabeza con ambas manos, muy desesperada- ¡no, no, tú no puedes decirme eso!, ¡no!

― ¡Ranma! -dijo Akane llegando con él muy preocupada, para abrazarlo- ¡¿pero, qué hiciste?!: ¡no debiste decirle eso, ahora complicaste mucho más las cosas!

― ¡Solo fui sincero, Akane y no me importan las consecuencias!

Shampoo empezó a convulsionar, mientras escuchaba varias voces a su alrededor. De pronto, una luz muy brillante resplandeció alrededor de su cuerpo y ella pegó un fuerte alarido.

De pronto, el pintalabios de Nabiki (que Akane había dejado tirado, con todo ese movimiento), empezó a rebotar en el suelo y pegando un último alarido, la Kuchisake-Onna fue absorbida por él, quedando atrapada.

Después, el pintalabios empezó a dar vueltas y vueltas en el aire, hasta que por fin, estalló en varios pedazos, que luego se convirtieron en cenizas.

Ranma y Akane quedaron estupefactos ante todo lo que habían presenciado:

― ¿Q… Q… Qué… Qué fue todo eso? -preguntó Akane después, aún muy asustada-.

― No… No… No lo sé, pero, parece que… que funcionó.

― Sí… sí… creo… creo que tienes razón…

(Sin buscarlo o planearlo, habían descubierto la forma de acabar con ella).

Luego, voltearon a verse y sonrieron, abrazándose fuertemente:

― ¿Estás bien? -le preguntó él, después-.

― Sí… algo adolorida de la espalda aún, pero, estoy bien…

Ranma la abrazó mucho más y le dio un beso en la cabeza:

― Mu… Muchas gracias por venir a salvarme, Ranma -le dijo ella después, muy sonrojada- pero, arriesgaste mucho tu vida al hacerlo… -luego, exhaló un pequeño suspiro- sé que no me amas, pero…

Ranma colocó un dedo en sus labios, para impedir que siguiera hablando y le sonrió:

― ¿Quién dice que no lo hago? -le preguntó después, acariciando un poco su rostro y empezando a inclinarse lentamente para besarla-.

Ambos cerraron sus ojos y juntaron sus labios, dándose un tierno beso, pero, de pronto, empezaron a escuchar muchos aplausos, detrás suyo:

― ¡Qué hermoso! -dijo la señora Nodoka, muy conmovida al ver aquella escena- ¡ya sabía yo que sí estaban enamorados!

― ¡Bravo, bravo! -gritaron el señor Tendo y el señor Saotome al mismo tiempo, mientras se tomaban de las manos muy felices- ¡qué viva el amor!, ¡qué viva el amor!

Ranma y Akane se sonrojaron a tope al darse cuenta que habían estado siendo observados:

― ¡¿Qué no pudieron esperarse después de la boda para estar a solas?!, ¡nos pegaron un buen susto! -dijo Ryoga, fingiendo que estaba molesto, recibiendo un pequeño codazo por parte de su novia-.

― Me alegra que estén bien -dijo Kasumi, sonriendo- pero, la próxima vez, solo avísennos porque estábamos muy preocupados.

Ranma y Akane voltearon a verse muy sorprendidos al notar que, entonces, ellos no habían presenciado nada de lo que había pasado:

― ¡Eres todo un tigre, Ranma! jajajaja -dijo Taro, riéndose un poco- ¡quién te viera, ¿eh?! jajajaja.

― ¡Esto sí que no me lo esperaba! jajajaja… -dijo Nabiki después, riendo un poco también- ¡vaya bromita la que nos jugaron a todos! -luego hizo una pausa y se quedó muy pensativa- oigan, ¿o es que no era broma y quisieron seguir el ejemplo de fugarse juntos, sin casarse, como lo planeaba hacer la Kuchisake-Onna con su amante, hace mil años atrás?

Ranma y Akane tragaron muy duro al escucharla y recordar todo lo vivido hacía apenas unos instantes:

― ¡Cállate, cállate, no te atrevas a mencionar de nuevo la leyenda sobre esa mujer! -le gritó Ranma, entre molesto, asustado y nervioso-.

― ¡Sí, Nabiki, cállate y no digas más tonterías! -le gritó Akane también, secundando a su prometido-.

― ¡¿Qué?! -gritó de pronto el señor Tendo dirigiéndose a Ranma, bastante molesto y desconcertado a la vez- ¡¿cómo que planeabas fugarte con mi hija, sin casarte con ella y deshonrarla?!

― ¡No, no, señor Tendo!, ¡solo es un malentendido, escúcheme, por favor! -dijo Ranma empezando a huir de él, al verlo furioso-.

― ¡Ven acá, sinvergüenza!, ¡te daré tu merecido! -dijo, persiguiéndolo-.

― ¡Espera, papá, no es lo que crees! -dijo Akane, siguiéndolos también-.

Todos los demás solo rieron un poco al ver la situación:

― Nabiki, no debiste haber dicho eso -le dijo Kasumi- metiste a Ranma en serios problemas con papá…

Nabiki solo rio un poco más, sin darle importancia y después, le dijo:

― Oye y a todas éstas, ¿dónde quedaría mi lápiz labial, eh?

Kasumi solo bufó un poco y negó con la cabeza.

― Bueno, ¿hay o no hay boda? -dijo de pronto el sacerdote que iba a casar a Ranma y a Akane, con algo de reproche, acercándose donde estaban todos-.

― De que la habrá, la habrá -le respondió Nabiki, riendo un poco- usted tranquilo, solo déjeme disfrutar un poco más del espectáculo jajaja… ya iré a aclararle todo a mi papá jajajaja.

― ¡Nabiki! -le gritaron Ranma y Akane muy molestos al unísono, al escucharla-.

Mientras tanto, por otro lado, en un lugar muy, pero, muy oscuro, fúnebre y solitario:

― ¡¿En dónde estoy?!... ¡¿hola?!... ¡¿hay alguien aquí?! -preguntaba una chica temblando de miedo, tratando de divisar algo o a alguien en esa espesa oscuridad- ¡¿hola?!

De pronto, cayó a su lado una llamarada de fuego, creando una columna, brindándole la oportunidad de poder ver su reflejo en el suelo:

― ¡Soy yo! -dijo después, empezando a tocar su boca y su rostro muy emocionada, pues, las profundas cortadas que por tanto tiempo había tenido, habían desaparecido y se veía tan hermosa como alguna vez lo fue, en otra época- ¡soy yo!, ¡soy yo! -seguía diciendo, sin poder creerlo aún- ¡soy yo, volví a ser hermosa!

Estaba ensimismada, cuando alguien le habló por detrás en un tono tenebroso:

― Bienvenida, Shampoo… bienvenida al infierno.

Shampoo se asustó mucho al escuchar esa voz:

― ¿Mou… Mousse? -preguntó muy asustada, volteando a ver- ¿eres… eres tú?

― Sí, querida… y me alegra que por fin, hayas dejado de deambular por la Tierra para que podamos estar juntos eternamente… -y diciendo esto último, sacó de su ropa las tijeras con las que le cortó la boca alguna vez- nos vamos a divertir mucho, te lo prometo jajajaja.

Shampoo pegó un grito horrorizada y empezó a huir de él, pero de pronto, por delante le aparecieron más columnas de fuego, impidiéndole el paso y de ellas, salieron varios hombres con los que engañó a su esposo en vida:

― Bienvenida, Shampoo -le dijeron también, con una risa siniestra y estridente, portando unas tijeras cada uno, al igual que Mousse-.

Ella los reconoció rápidamente:

― ¡Ryu Kumon, Kirin Zhou, Picolette Chardin, Mikado Sanzenin, Hikaru Gosunkugi, Sasuke Shimizu, Sentaro Daimonji, Shinnosuke Kobayashi, Daisuke Ito, Hiroshi Matsudaira, Toma Akiyama!… ¡no, no, déjenme en paz!, ¡déjenme en paz! -y empezó a correr nuevamente, solo para encontrarse con más columnas de fuego y más de los hombres con los que anduvo-.

― Es inútil que huyas, Shampoo, porque este lugar tiene entrada, pero no salida jajajaja -volvió a hablarle Mousse-.

― ¡No, no, esto no puede ser, no! -gritó ella muy desesperada, llorando amargamente- ¡Kotaro, Kotaro, sálvame, mi amor, ¿dónde estás?!: ¡ven por mí!

― Kotaro no está en este lugar, mi pobre y amada Shampoo -dijo Mousse nuevamente, con mucho sarcasmo-.

― ¡Mientes, sé que sí está aquí, porque si no reencarnó en ese muchacho llamado Ranma, con el que lo confundí, entonces tuvo que haber estado en este lugar, esperándome!

― No, Shampoo, te equivocas: él logró redimirse en vida, para mala suerte mía, porque yo no pude hacerlo, al haber sido ejecutado un mes después de haberte asesinado… pero, volviendo al tema, él debe estar ahora muy feliz junto a su bella esposa Kanna, disfrutando de su amor en el cielo! jajajaja, ¡y mira qué irónica es la vida, porque el muchacho con el que lo confundiste, es su descendiente directo, ¿y quién iba a decir que él sería quien descubriría el modo de acabar contigo? jajajajaja.

― ¡No, eso… eso no es cierto!: ¡no es cierto! -gritó ella, con mucho dolor- ¡es mentira, es mentira, Kotaro no pudo haberse casado ni enamorado de ninguna otra mujer, porque solo me amaba a mí, solo a mí!

― ¿Creíste que no iba a continuar con su vida, eh?: ¡pues, estabas en un gravísimo error, porque no tardó mucho en reponerse de haberte perdido y en casarse con una muchacha bella, decente y de las mejores familias de la Ciudad de Hiren-kyo -Ciudad de Kyoto, actualmente- que no solo lo conquistó con su belleza física, sino también con la de su corazón, demostrando así que nunca te quiso de verdad jajaja… ¡¿ya ves que no basta solo con ser hermosa por fuera?!: ¡también lo debes ser por dentro, vanidosa y ahora, debes pagar por todas las maldades y crímenes que cometiste, al igual que todos los que estamos en este lugar, ¿verdad, muchachos?!

― ¡Sí! -le respondieron al unísono, acercándose a ella-.

― ¡No, nooooooooo! -gritó Shampoo, mientras todos la rodeaban- ¡noooooooooo!

Su verdadero castigo apenas y acababa de empezar…

FIN

Notas:

Quiero comentarles que hace años vi una serie de animé junto a mi hermano menor, denominada: "Historias de fantasmas" -Gakko no Kaidan- (que por cierto, se las recomiendo si les gusta el terror jejeje). A nosotros nos gustó mucho, pero, luego nos enteramos que un episodio que versaba sobre la leyenda de la Kuchisake-Onna, había sido censurado y que nunca fue transmitido, ni siquiera en su país de origen. Investigamos un poco y encontramos una pequeña sinopsis sobre ese episodio. La verdad, nos llamó mucho la atención, nos quedamos con ganas de verlo en pantallas y quisimos escribir nuestra propia versión jejeje. No tuvimos tiempo para hacerlo antes, hasta ahora que se nos presentó la ocasión. Él me compartió varias de sus ideas, las anoté y éste fue el resultado jejejeje (por cierto, quiero aprovechar para agradecerte, mi querido: F.H.R., porque por tu inspiración y por el gran cariño que le tienes al Rankane, al igual que yo, fue posible escribir esta historia, muchas gracias).

Los nombres: "Kotaro y Kanna", los tomé del episodio del anime de Ranma: "La leyenda del panda".

Las tres veces que Ranma logró distraer a la Kuchisake-Onna para escapar, son originales de la leyenda: decirle que tienes cosas que hacer, ofrecerle dulces o responder a su pregunta con la misma pregunta jejejeje, pues, eso la dejará confundida, dando tiempo para huir momentáneamente.

La forma en que Ranma y Akane lograron acabar con ella, también es original de la leyenda. Solamente dándole la respuesta de: NO, ERES FEA Y NO QUIERO SER COMO TÚ, permitirá que la Kuchisake-Onna desaparezca y quede atrapada en un pintalabios. Realmente, traté de buscar una explicación a eso de que quede atrapada en un pintalabios, pero no la encontré jejejeje. A la conclusión a la que llegué fue que quizás al tratarse de una mujer muy vanidosa, el pintalabios sería como un instrumento para realzar mucho más su belleza jejeje, pero, realmente no sé jejeje, solo es mi humilde opinión jejeje.

Lo de que la Kuchisake-Onna iba a fugarse con uno de los tantos hombres con los que anduvo, al estar profundamente enamorada por primera vez, en la vida tan desordenada que llevaba, sí fue invención mía y de mi hermano jejeje XD.

Muchas gracias por haberme acompañado hasta acá. Espero que haya sido de su agrado. Les mando muchos saludos desde mi hermosa Guatemala, hasta una próxima ocasión :)

Rhou