Maggie conducía su auto por las calles tranquilas de Royal Woods mientras se dirigía hacia la casa de los Loud. Era un día soleado, ideal para pasar el rato con su hija, Gloom, y su novio Lemy. Desde hace algún tiempo, Maggie había notado la estrecha relación entre ellos dos, y poco a poco ella también había comenzado a involucrarse en esos "jueguitos" que ambos compartían. Lo que antes había sido algo de complicidad entre ellos, ahora se había convertido en momentos más atrevidos en los que Maggie, con su carácter audaz, también empezaba participaba.
Gloom, sentada en el asiento trasero, miraba por la ventana, ansiosa por llegar a la casa de su novio. Sabía que ver a Lemy siempre la llenaba de emoción, y su mente ya se adelantaba a los momentos que compartirían juntos.
Maggie miró a su hija por el retrovisor, sonriendo con picardía. Decidió romper el silencio que las envolvía.
—Y dime, hija—preguntó Maggie, con un tono casual pero divertido—, ¿cómo te ha ido con Lemy últimamente?
Gloom apartó la mirada de la ventana y sonrió.
—Muy bien, mami—dijo con entusiasmo—. En unas semanas Lemy y yo cumpliremos dos años juntos.
—Me parece muy bonito eso, hija—respondió Maggie, sin poder contener una sonrisa maliciosa—. ¿Y cuándo piensas darme nietas? Aunque intenten cuidarse, últimamente he notado que son más atrevidos con sus jueguitos.
La cara de Gloom se tornó completamente roja ante el comentario de su madre.
—M-Mamá... bueno—Gloom tartamudeó un poco, visiblemente incómoda por la conversación—, Lemy y yo lo hemos hablado y... estamos de acuerdo con la idea, pero todavía no sabemos cuándo.
Maggie la miró de reojo mientras una sonrisa maliciosa cruzaba su rostro. No podía evitar pensar que, si las cosas seguían así, pronto sería abuela a los 36 años.
—Si estos dos siguen como van, en cualquier momento me convertiré en abuela—pensó Maggie para sí misma, entretenida con la idea. Su sonrisa maliciosa se ensanchó aún más.
Cuando finalmente llegaron a la casa Loud, Gloom no pudo contener su emoción. Salió rápidamente del auto, apresurándose a la puerta, donde Lemy ya la esperaba. Con una mochila colgada en un hombro y una sonrisa en el rostro, Lemy abrió la puerta antes de que ella pudiera tocar, y los dos se fundieron en un apasionado beso.
Lincoln, que estaba en la sala, vio a la pareja desde la ventana y sonrió con resignación. No pudo evitar sacudir la cabeza con una leve sonrisa al ver a su hijo y a Gloom tan cercanos.
—Hola, Gloom, ¿cómo estás? —dijo Lincoln mientras salía a recibirla, su tono ligero y amistoso, pero cargado de la típica preocupación paterna.
—Todo bien, papá Lincoln—respondió Gloom con una sonrisa antes de interrumpir brevemente su beso con Lemy—. Nos llevaremos a Lemy en un rato, así que puedes salir a saludar a mi mamá.
Sin perder el ritmo, Gloom volvió a besar a Lemy, haciendo que Lincoln levantara una ceja con una sonrisa divertida mientras salía hacia el auto.
Maggie estaba esperando, observando la escena desde su asiento. Al ver a Lincoln acercarse, bajó la ventanilla del coche, su mirada juguetona encontrándose con la del patriarca de los Loud.
—Buenos días, Maggie—saludó Lincoln, inclinándose ligeramente hacia la ventanilla—. Así que tendrás a mi hijo en tu casa hoy. ¿Hasta qué hora planeas tenerlo?
Maggie lo miró con una sonrisa ladeada, sin ocultar sus intenciones.
—Hasta que yo decida cuándo traerlo de vuelta—respondió, su tono lleno de insinuación. La malicia en su voz era inconfundible.
Lincoln rió suavemente, sin sorprenderse por la respuesta.
—Jeje, bueno—respondió—. Cuida a mi hijo, ¿sí? Y ten cuidado, aún es joven.
—Tal vez lo sea—dijo Maggie, acercándose un poco más a Lincoln, sus ojos brillando de picardía—, pero ese pequeño búfalo tiene una determinación y resistencia que solo pudo haber heredado de su padre.
Lincoln sonrió ante el comentario, mientras Maggie le lanzaba una mirada seductora. Él se acercó un poco más, sin dejarse intimidar.
—Cuidado, Maggie—murmuró Lincoln, bajando la voz con un tono sugerente—. O no querrás darle a Gloom otra hermanita. Si ellos dos ya están cerca de traer una nueva generación, no veo por qué no expandir la actual.
El albino acarició la mejilla de Maggie suavemente, antes de robarle un beso corto pero apasionado. Mientras lo hacía, Gloom y Lemy subieron al auto, sin darse cuenta del intercambio que acababa de ocurrir entre sus padres.
—Nos vemos luego, Lincoln—dijo Maggie, despidiéndose mientras arrancaba el auto.
Lincoln los observó alejarse, sacudiendo la cabeza divertido. Poco después, su teléfono vibró en su bolsillo. Era un mensaje de Maggie.
Maggie:
"Miércoles, 18:00 PM. Te espero en mi casa, promiscuo."
Lincoln soltó una risa baja, guardando el teléfono en su bolsillo mientras miraba el auto de Maggie alejarse por la calle.
—Jeje, Maggie... tan intensa como siempre—murmuró para sí mismo antes de volver a entrar en la casa.
Al llegar a la casa nuestra pareja entro a preparar para tener un día en la piscina para pasar el rato y soportar el calor que hacía, por su parte Maggie también se preparaba para pasar el día junto a al par
Lemy se puso el traje de baño con rapidez, pero apenas se lo acomodó, sintió una incomodidad en su entrepierna; el traje le quedaba más apretado de lo que esperaba, y no pudo evitar una sensación incómoda que lo hacía consciente de cada movimiento. Salió al patio, donde la brisa fresca contrastaba con el calor del sol, pero esa leve incomodidad permanecía mientras caminaba hacia la piscina.
Sus ojos se posaron de inmediato en Gloom, quien lo esperaba reclinada en una tumbona. El bikini negro que llevaba destacaba sus curvas de manera irresistible, y la tela ajustada resaltaba cada contorno de su cuerpo. Lemy sintió que el traje de baño se tensaba aún más mientras la observaba, su piel pálida contrastando con la oscuridad del bikini, y su cabello negro cayendo en cascadas brillantes bajo el sol. Su mente, que trataba de mantenerse relajada, se llenó de una mezcla de admiración y deseo creciente.
A medida que se acercaba, Lemy notó cómo su corazón se aceleraba, el traje apretado haciéndose cada vez más evidente, pero decidió mantener la compostura. Sin embargo, la forma en que Gloom lo miraba, con una ligera sonrisa juguetona, lo hacía aún más difícil. Con una sonrisa traviesa, se acercó y trató de disimular la tensión en su cuerpo.
—Vaya... Gloom... te vez preciosa... —dijo Lemy, sintiendo cómo el calor subía por su cuello mientras sus ojos recorrían sus curvas sin poder evitarlo.
Gloom arqueó una ceja, su sonrisa ampliándose, consciente del efecto que estaba causando en él. —siempre eres tan lindo, Y sobre todo tan Sexy...—su tono era provocador, y el brillo en sus ojos mostraba que disfrutaba de la reacción de Lemy. —No tengas Nervios, Ven conmigo— dijo la pelinegra invitando al chico a la piscina.
Lemy se encogió de hombros, nadando hacia ella con una expresión divertida. —Bueno, solo digo... es difícil mantener la concentración cuando te ves así de increíble —le guiñó un ojo antes de sumergirse en el agua para refrescarse. Al hacerlo, la sensación del agua fría le recorrió el cuerpo, pero el calor de su mirada hacia Gloom lo mantenía ardiente por dentro.
Mientras Lemy nadaba, disfrutando de la frescura del agua, algo en el borde de su visión captó su atención: Maggie, sentada bajo una sombrilla cercana. Llevaba unas gafas de sol grandes que ocultaban parte de su rostro, pero no lo suficiente como para esconder la picardía en su expresión mientras sostenía su celular, tomando fotos disimuladamente. Lemy notó el gesto de inmediato y una chispa de travesura recorrió su cuerpo. Sabía que Maggie no podía resistirse a capturar esos "momentos inocentes", especialmente cuando se trataba de él y Gloom en situaciones tan tentadoras como esta. Decidió jugar un poco con ella.
—Oye, Maggie —llamó desde la piscina con una sonrisa traviesa—, si necesitas una mejor toma, puedo acercarme más —dijo mientras nadaba hacia el borde, levantándose lo suficiente para que su torso goteante brillara bajo el sol. El agua resbalaba por su piel bronceada, delineando cada músculo, mientras observaba la reacción de Maggie.
Ella apartó la vista por un segundo, mordiéndose el labio con una sonrisa divertida y ligeramente avergonzada. Pero sus ojos, escondidos tras las gafas de sol, no lograron disimular del todo la chispa de interés que brillaba al mirar a Lemy. Se acomodó en su tumbona, mientras su cuerpo voluptuoso envuelto en un bikini negro que apenas contenía su busto, el cual se veía casi atrapado en la tela ajustada. Cada movimiento de Maggie hacía que sus curvas parecieran más prominentes, y Lemy no pudo evitar notar cómo el bikini resaltaba su figura, especialmente su pecho, grande y generoso, que parecía querer escapar de su apretada prisión de tela.
—Nah, ya tengo lo que necesito —respondió Maggie con una sonrisa burlona en los labios, aunque no pudo evitar echar una mirada más al cuerpo de Lemy, goteante y provocativo bajo el sol. Su voz estaba cargada de su habitual picardía, pero había un matiz de tensión en ella que no pasó desapercibido.
Lemy, consciente de la atracción que ejercía sobre Maggie, mantuvo la sonrisa. Podía sentir su mirada sobre él, sus ojos devorándolo con disimulo. —Seguro... aunque si cambias de opinión, estaré por aquí —agregó, su tono lleno de doble sentido, mientras se hundía nuevamente en el agua, disfrutando del pequeño juego que ambos parecían compartir sin necesidad de palabras.
Gloom, observando la interacción, rió suavemente, Sabía que su novio tenía una vena juguetona que adoraba, incluso cuando se extendía hacia otras personas. —Veo que no solo yo te pongo asi de nervioso Amor. —dijo con una sonrisa traviesa, nadando hasta ponerse al lado de Lemy, sus cuerpos apenas rozándose bajo el agua. La cercanía de Gloom le hizo sentir un escalofrío de emoción.
Lemy se rió entre dientes y le pasó el brazo por los hombros con naturalidad, disfrutando del momento. —¿Nervioso? Por favor, soy todo un experto en este tipo de situaciones —dijo con fingida arrogancia, mientras Gloom rodaba los ojos, divertida.
Lemy sintió el calor aumentar mientras Gloom se acercaba más, el agua envolviendo sus cuerpos como una extensión de su intimidad. La sonrisa traviesa de su novia lo provocaba, y el roce apenas perceptible de su piel bajo el agua encendía un fuego en él que se hacía difícil de ignorar. Cuando Gloom deslizó sus manos por su abdomen, sus dedos acariciando su piel mojada con una delicadeza que apenas podía soportar, Lemy tuvo que contener un suspiro, su cuerpo reaccionando involuntariamente al toque suave y tentador.
—¿Experto, eh? —Gloom susurró con una sonrisa perversa, sus ojos brillando mientras sus dedos jugaban con los músculos de Lemy bajo el agua, bajando lentamente, provocándole. Cada caricia era una promesa, una provocación a la que Lemy no podía escapar tan fácilmente.
—Te estás metiendo en terreno peligroso —respondió Lemy, su voz más grave de lo que pretendía, la tensión entre ambos palpable. Su mano, con más confianza, se deslizó por la espalda de Gloom, deteniéndose en la curva de sus caderas, sintiendo la suave tela del bikini contra su piel. La presión de su toque se hizo más firme, trayendo a Gloom aún más cerca, sus cuerpos casi fusionándose bajo la superficie del agua.
—¿Ah, sí? —Gloom murmuró, sus labios tan cerca que podía sentir su aliento mezclarse con el suyo. Sus dedos no dejaron de explorar el cuerpo de Lemy, subiendo lentamente por su pecho, mientras sus ojos nunca se apartaban de los de él, creando una conexión eléctrica. Había una tensión densa y palpable, un juego silencioso de deseo compartido.
Lemy se inclinó más cerca, dejando que su frente rozara la de Gloom, la distancia entre sus labios reduciéndose peligrosamente. —La pregunta sigue siendo, amor... ¿quieres que lo resista? —su tono era bajo, casi un gruñido, mientras su mano se deslizaba por el costado de Gloom, provocándola con toques suaves y deliberados.
Gloom cerró los ojos por un breve momento, dejando escapar un suspiro, disfrutando de cada toque que Lemy le ofrecía. —Eres tan... malo —susurró, pero no hizo ningún intento por apartarse. De hecho, sus manos descendieron más, trazando el contorno de los abdominales de Lemy, sintiendo cómo su piel reaccionaba bajo sus dedos. Sus caderas, ahora tan cerca, apenas rozaban las de él, creando una fricción que enviaba un estremecimiento de anticipación a través de ambos.
—No más que tú... —Lemy respondió, su boca ahora rozando la de Gloom, sin llegar a besarla del todo, manteniendo la tensión justo al límite. Su otra mano se movió para rodear su cintura, atrayéndola completamente hacia él sintiendo como los pechos de su novia se pegaban a el sintiendo el calor de estos. El agua los envolvía como un manto cálido, amplificando cada toque, cada respiración compartida.
Gloom entreabrió los labios, tan cerca de los de Lemy que el deseo se volvió casi insoportable. —Quizás debería hacerte... aún más difícil resistir —murmuró antes de cerrar finalmente la distancia entre ellos, sus labios encontrándose en un beso lento pero cargado de pasión.
Sus cuerpos, unidos bajo el agua, se movieron al ritmo de ese contacto, la presión de sus manos explorándose mutuamente, sin barreras ni miedo. Cada caricia se volvió más urgente, más íntima, mientras el mundo exterior parecía desaparecer, dejando solo el sonido de sus respiraciones entrecortadas y el suave chapoteo del agua a su alrededor. La tensión se convirtió en una danza entre el deseo y la provocación, sin necesidad de palabras, solo sensaciones.
El calor entre ellos era palpable, y la chispa que había comenzado como un juego se transformó en algo más profundo, una conexión que ambos compartían y que ahora explotaba en cada gesto.
Sin embargo, no estaban completamente solos en su romántico momento. Maggie, sentada bajo su sombrilla, observaba todo desde su lugar en silencio. Aunque había intentado distraerse con su celular, era imposible apartar la vista de la forma en que su hija y Lemy interactuaban. La intimidad que compartían era palpable, un reflejo de su conexión profunda, y eso encendía algo en el interior de Maggie, algo que intentaba ignorar. Cada beso, cada mirada que se lanzaban, le recordaba lo prohibido de ese deseo que había comenzado a surgir lentamente.
Maggie se mordió el labio, desviando la mirada por un momento para despejar su mente. Pero el eco de lo que había visto persistía. No podía evitar sentirse un poco envidiosa de la relación que Gloom y Lemy compartían, de la cercanía que ellos tenían. Sabía que era algo natural, algo que cualquier madre podría sentir al ver a su hija feliz con alguien que la amaba de verdad, pero había una pequeña chispa en su interior que iba más allá de eso. Algo prohibido, algo que le provocaba una ligera sensación de excitación.
Gloom, aprovechando la distracción de Lemy, lo empujó suavemente hacia atrás en el agua, haciendo que se hundiera por un momento antes de emerger, riendo. Con un gesto rápido, le tiró agua en la cara, provocando que él soltara un grito de sorpresa. —Solo recuerda, Lemy, no hay nada más divertido que verte perder el control —susurró, acercándose para darle un pequeño beso en los labios, mientras el calor del sol los envolvía.
Lemy, aún riendo, le devolvió el beso con una mezcla de ternura y pasión, disfrutando de la cercanía de Gloom. —¿Te parece que perder el control es divertido? —preguntó, sus ojos fijos en los de ella, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza ante su presencia.
—Oh, sí, muy divertido —respondió Gloom con una sonrisa traviesa que iluminaba su rostro. Se mordió el labio inferior, un gesto que siempre lograba que Lemy se sintiera más atraído hacia ella. —Y creo que te lo demostraré, Lemy.
Mientras él trataba de recuperar la compostura, Gloom notó cómo el agua resbalaba por su piel, realzando su figura bronceada. Ella se acercó un poco más, dejando que su cuerpo flotara junto al de él, susurrándole al oído. —Mmm... me gusta que te cueste controlar tus impulsos cuando estoy tan cerca.
—¿Sabes? —dijo Lemy, su mirada fija en ella mientras sus corazones parecían latir al unísono—. Me encanta pasar tiempo contigo. Haces que todo sea más fácil y divertido.
—Y tú haces que cada día sea más interesante, Lemy —respondió Gloom, con un destello en sus ojos. Con un movimiento suave, se acercó aún más, su aliento cálido rozando su piel. Entonces, decidió que era el momento perfecto para sorprenderlo.
Lemy salió primero de la piscina para secarse viendo cómo Gloom hacia lo mismo, Con un guiño juguetón, Gloom se levantó de la piscina, dejando que el agua corriera por su cuerpo en una danza seductora. Mientras Lemy la observaba, su mirada se detuvo en cómo el sol brillaba en su piel, resaltando cada curva de su figura. Gloom se giró, lanzándole una sonrisa coqueta, esperaría un poco antes de atacarlo.
Maggie, desde su lugar, no pudo evitar sentir una punzada en el pecho al escuchar esas palabras, observando cómo su hija y Lemy se acurrucaban el uno en el otro, completamente en sintonía. Era como si fueran la única pareja en el mundo, y eso solo avivaba el fuego del pequeño deseo que se había instalado en su interior, uno que no debería existir. Pero mientras los observaba, ese deseo crecía lentamente, y Maggie supo que debía controlarlo antes de que se convirtiera en algo más fuerte.
Tomando un sorbo de su bebida, intentó relajarse. Sin embargo, la imagen de Lemy, de su cuerpo mojado brillando bajo el sol, su sonrisa traviesa, su manera despreocupada de ser, seguía rondando en su mente. Era consciente de lo inapropiado de esos pensamientos, pero el hecho de que fueran prohibidos solo los hacía más intensos.
Lemy se recostó en una de las tumbonas después de secarse el cabello, disfrutando del calor del sol en su piel. Cerró los ojos por un momento, sintiendo la calma después del juego juguetón en la piscina con Gloom. Pero, al voltear hacia ella, sus pensamientos se interrumpieron abruptamente.
Gloom se acercaba con pasos decididos, una sonrisa pícara curvando sus labios, pero lo que más capturó la atención de Lemy fue la visión inesperada: la parte superior de su bikini había desaparecido, dejando al descubierto sus pechos firmes, los pezones endurecidos bajo la cálida luz del sol. El contraste entre su piel pálida y el bronceado de Lemy hacía que la escena se sintiera aún más intensa.
—¿Te sorprende? —dijo Gloom con una sonrisa traviesa, sin la menor intención de cubrirse. Caminó con una confianza casi hipnótica, sus ojos brillando con picardía mientras disfrutaba de la reacción de Lemy.
Lemy tragó saliva, sintiendo cómo su miembro comenzaba a despertar comenzando a marcar de sobremanera en su apretado traje de baño mientras sentía como corazón latía con más fuerza. Su mirada no pudo evitar bajar por su cuerpo, admirando cada curva, cada detalle que Gloom exhibía sin vergüenza alguna. El sol iluminaba su piel, haciéndola parecer aún más suave, casi irreal.
—G-Gloom... —murmuró él, tratando de mantener la compostura mientras sentía una ola de calor recorrerle el cuerpo. No era solo la sorpresa, sino el deseo creciente que ella provocaba en él, una sensación que se volvía cada vez más difícil de ignorar.
Gloom se detuvo justo frente a él, inclinándose lentamente hasta que sus rostros quedaron a escasos centímetros. —¿Qué pasa? —susurró, su voz cargada de provocación. —¿No es esto lo que querías? —Su mano rozó suavemente el muslo de Lemy, subiendo lentamente mientras mantenía sus ojos fijos en los de él, leyendo cada emoción en su rostro.
Lemy se rió entre dientes, aunque su voz traicionaba la tensión que sentía. —Tú... definitivamente sabes cómo sorprenderme, Gloom. —Su mano se levantó para acariciar su cintura, atrayéndola más cerca, sintiendo el latido acelerado de su propio corazón mientras sus dedos rozaban la piel desnuda de su espalda.
Gloom inclinó la cabeza hacia un lado, su sonrisa nunca desapareciendo. —Y creo que tú sabes cómo mantener las cosas interesantes —murmuró, bajando aún más, hasta que sus labios rozaron los de Lemy en un beso lento y lleno de deseo. La mano de ella, ahora descansando en sus grandes pechos, jugaba con los límites entre la tentación y el control.
Maggie no podía apartar la vista de la escena, inmersa en la emoción mientras su cámara capturaba cada instante. A medida que la tensión aumentaba, comenzó a sentir un calor intenso que la envolvía. La tela de su brasier se tensaba, dibujando la silueta de sus curvas con un marcado relieve, casi a punto de romperse ante la presión de su deseo.
Cada foto que tomaba parecía intensificar la sensación, llevando su mente a lugares prohibidos y provocativos. Su respiración se volvía más rápida, y la anticipación llenaba el aire a su alrededor.
Lemy y Gloom estaban envueltos en un intenso momento de pasión, sus labios entrelazándose en besos ardientes mientras compartían suaves mordiscos. La química entre ellos era palpable, y cada caricia encendía aún más su deseo. Lemy, con manos expertas, exploraba el contorno del voluptuoso trasero de Gloom, apretándolo con ternura mientras sus dedos se perdían en su piel suave.
Gloom, completamente entregada a la experiencia, dejaba escapar pequeños gemidos de placer, cada uno resonando en el aire a medida que la emoción crecía. Con un susurro de complicidad, dejó caer las manos de Lemy y se apoyó contra el suelo, ofreciendo su cuerpo a su novio, quien no dudó en recorrer cada curva, disfrutando de la intimidad que compartían
Maggie al igual que los chicos no soporto más sus deseos carnales y se quitó el bikini liberando sus enormes pechos y aproximándose a lemy lo separo de su hija por un momento, la Mujer Guío la boca del chico a los Grandes pechos de Gloom e hizo que el prominente miembro del Castaño fuera al coño de su hija, frotando su clítoris, provocando en la Gotica menor mucho gusto y placer, que se hacía extensivo con los lametones de placer y chupetones que su amado le daba en sus tetas.
Lemy besaba a Gloom mientras la embestía sin control, Maggie dentro de su placer empujaba al castaño para que llegara más profundo, Lemy intentaba resistirse a explotar Pero el interior de su novia era muy suave y apretado junto a los empujones de Maggie que hacían que sus intentos más bajos se apoderarán de el.
Luego de un buen rato de ir y venir el chico no pudo más y termino liberando una gran carga dentro de Gloom, después de haber soltado una gran carga de leche dentro de la Pelinegra menor, maggie se arrodillo delante de él y le hizo una demostración a su hija de cómo se limpia una polla con la boca, después de haber sido follada.
Lo siguiente que hizo lemy fue coger a la madre de su novia una milf estupenda que a pesar de tener una edad mayor esto no significaba que se no mantuviera Hermosa, Aunque digamos que fue arrastrado y obligado a hacerlo por esta quien estaba impaciente por algo de accion, Ella guio al chico a la reposera donde antes se encontraba para ponerle sus piernas en los hombros, Este Cegado por el calor del momento le puso la polla en la entrada y de varios empujones acabó dentro de ella hasta el fondo metiendo y sacando rápidamente su miembro de el coño de la mujer que disfrutaba de ser follada tan placenteramente.
Maggie invito a Gloom a que fuera parte del placentero momento, la joven pelinegra se apodero de las tetas de su madre con sus dos manos, y como si de una madre amamantara a su hija recien nacida dejo que le chupara y pellizcara sus duros pezones Para intentar sacar leche de ellos. No contenta con eso la chica introdujo un pezón en la boca de su madre para que ella tambien se uniera al placer de la acción, Gloom también se preparaba para hacer lo mismo con su novio cuando terminara con su madre.
La prolongada intensidad dieron un resultado instantáneo, alcanzando un prolongado orgasmo y espasmos debido a la gran cantidad de caliente y cremosa leche que el Rockero soltaba con intensos estremecimientos, mientras no dejaba de chupar Los pechos de Gloom ordeñando uno con su boca y el otro con sus dedos. No saben el tiempo que duró el coito, pero al haberse corrido lemy con anterioridad, ahora estaba durando una eternidad en correrse.
Al terminar el castaño saco su miembro llenando el abdomen de la forrester mayor con su semen, ella estaba al borde del desmayo, Con la vagina inflamada y los pezones muy erectos, por el tratamiento recibido anteriormente por parte de la boca de su hija y de su Yerno.
Mientras Maggie se recuperaba del reciente momento compartido con Lemy, su mente divagaba mientras observaba cómo él centraba toda su atención en su hija, Gloom. Las emociones en el ambiente eran palpables, y Maggie, aunque algo perturbada por los pensamientos que había tenido sobre el chico, decidió que no era el momento de interferir. Este era su momento con Gloom, y ella lo sabía.
Gloom, con una ligera expresión de preocupación, notó que su madre los miraba. Temía que quizá Maggie hubiera sentido que ese instante le pertenecía a ella, pero sus dudas se disiparon cuando la mayor gótica le lanzó una mirada comprensiva. Asintiendo con suavidad, le indicó que disfrutara del momento sin preocuparse por ella. —Ya habrá tiempo para mí— parecía decirle con ese gesto. Gloom, ahora más tranquila, volvió a concentrarse en Lemy, quien, agradecido por su buen comportamiento, recibió de su novia un regalo especial: la joven gótica, sabiendo cuán agotado estaba, ofreció su leche como recompensa, asegurándose de que recobrara energías y se sintiera mimado.
La escena, a pesar de lo íntima y peculiar, estaba cargada de un sentimiento familiar de comprensión y afecto entre los tres. La energía entre ellos era casi palpable, cada movimiento lleno de sutileza y complicidad. Con cada sorbo que Lemy tomaba, parecía fortalecerse y revitalizarse, llenando el ambiente de un aire cálido y reconfortante.
El tiempo, en medio de todo aquello, pasó rápidamente. Pronto, el trío decidió dirigirse a los baños de la casa, y para limpiarse del sudor que el largo día había dejado. Maggie, con su usual calma y sensualidad, entró en una de las duchas, dejando que el agua cálida corriera sobre su voluptuoso cuerpo, relajando cada músculo tenso. Mientras masajeaba su piel con delicadeza, su mente no pudo evitar vagar hacia pensamientos de Lemy y su hija en la otra ducha. Estaba segura de que ambos aprovechaban ese momento a solas para disfrutar de una intimidad única. Una ligera sonrisa coqueta se dibujó en los labios de Maggie, pero decidió que esta vez los dejaría tranquilos, permitiéndoles ese espacio privado.
Al terminar de ducharse, Maggie bajó a la cocina, donde el aroma de la cena comenzaba a llenar la casa. Con la destreza de una madre experimentada, comenzó a preparar el plato principal, asegurándose de que todo estuviera perfecto para una noche que prometía ser especial. Mientras cortaba los ingredientes y removía las ollas, su mente volvía, una y otra vez, a los momentos del día. El calor del ambiente, la cercanía que había sentido con Lemy, y esa ligera sensación de deseo que aún ardía en su interior.
Cuando la cena estuvo lista, el ambiente en la casa se sentía cálido y acogedor. Las luces tenues creaban un aura relajante, y el sonido de las risas de Gloom y Lemy llenaba el espacio mientras descendían juntos al comedor. Lemy, visiblemente más recuperado, comió con entusiasmo, su cuerpo agradecido por los nutrientes que tanto necesitaba para recuperar fuerzas. El joven sabía que la noche aún no había terminado, y que lo que se avecinaba requeriría toda su energía.
La atmósfera en la mesa era agradable, casi familiar. Maggie, observando a la pareja, sentía una mezcla de satisfacción y anticipación. Sabía que ambas Forester, tanto ella como su hija, ansiaban pasar más tiempo con Lemy, explorar esa conexión que compartían, pero también entendía la importancia de no apresurar las cosas. Mientras la conversación fluía, las miradas cómplices y las pequeñas sonrisas sugerían que todos sabían lo que la noche prometía.
Después de la cena, el ambiente en la casa comenzó a cambiar, transformándose de algo casual y relajado a algo más intenso y expectante. Las risas continuaban mientras el trío se movía por la sala, acercándose lentamente hacia la parte más íntima de la casa. El calor del hogar, la luz suave y las texturas cómodas de los muebles creaban un escenario perfecto para lo que vendría.
Ambas Forester, Maggie y Gloom con su enigmática y seductora manera de ser, tenían en mente aprovechar la energía renovada de Lemy de una forma que prometía ser tan apasionada como memorable.
Las mujeres se adelantaron al castaño dejándolo solo, Lemy sintió que el silencio envolvía la casa, pero una sensación en el aire le advertía que esa noche estaba lejos de ser tranquila. El suave sonido de la madera crujiente bajo sus pies lo guiaba hacia la habitación principal. Su respiración se aceleró con cada paso, como si algo lo empujara hacia un destino ineludible.
Al abrir la puerta del cuarto, la luz tenue de una lámpara apenas iluminaba las figuras que lo esperaban. Lo primero que notó fue la sutil fragancia de perfume mezclada con algo más íntimo, algo que despertaba sus sentidos. Maggie y Gloom estaban de pie junto a la cama, sus cuerpos envueltos en lencerías que dejaban poco a la imaginación. Gloom, con un conjunto de encaje negro que contrastaba maravillosamente con su piel pálida, lo miraba de manera traviesa. Sus ojos brillaban con una chispa de deseo que no podía se podía ocultar. Maggie, por otro lado, llevaba una pieza roja ajustada que resaltaba cada curva de su figura, sus labios entreabiertos mientras sus ojos recorrían a Lemy con una mezcla de deseo y ternura.
Lemy sintió cómo el calor subía por su cuerpo al instante, su corazón latía con fuerza y su respiración se volvía irregular. Sin poder controlarlo, sintió cómo su excitación se marcaba en sus boxers, su deseo evidente. Maggie fue la primera en moverse, sus manos suaves y delicadas se deslizaron por el pecho de Lemy, abriendo lentamente los botones de su camisa mientras lo miraba intensamente a los ojos. —Sabíamos que no podrías resistirte— murmuró ella con una sonrisa juguetona.
Gloom se acercó por detrás, sus manos recorrieron su espalda con un toque que lo hizo estremecer. —Esta noche será especial— susurró al oído de Lemy, su voz baja y seductora, haciendo que un escalofrío recorriera su cuerpo. Sin poder contenerse más, Lemy giró, atrapado entre ambas mujeres, sus labios encontrando primero los de Maggie, luego los de Gloom, con unos beso cargados de pasión y deseo.
La habitación pronto se llenó de suspiros y jadeos, el calor entre ellos creciendo a medida que las manos se movían con más urgencia, explorando y despertando cada rincón de sus cuerpos. Maggie lo empujó suavemente hacia la cama, su cabello cayendo en cascada sobre sus hombros mientras se montaba sobre él, sus ojos fijos en los de Lemy, como si el mundo entero se hubiera detenido en ese momento.
Gloom, observando desde el costado, se acercó lentamente, su mirada fija en Lemy mientras el deseo crecía en sus ojos. Sus delicados dedos recorrieron su piel desnuda con una suavidad tentadora, cada caricia intensificando la tensión entre ellos. Al inclinarse, sus labios comenzaron a deslizarse por su cuello, dejando un rastro de besos cálidos que lo hacían estremecer con cada toque. Su respiración era cálida, cargada de deseo, y él podía sentir su cuerpo cerca del suyo mientras su busto generoso rozaba con la piel de su amado mientras sus movimientos se volvían más atrevidos.
Maggie, todavía montada sobre él, sonrió con una mezcla de picardía y lujuria. Sus manos firmes y suaves recorrieron el pecho de Lemy, deslizando sus dedos sobre su abdomen mientras su otra mano liberaba el prisiónero miembro del castaño que palpitaba emocionado por el momento, El cuerpo voluptuoso de la matriarca se movía con sutileza sobre el de el chico. El encaje rojo que vestía realzaba la plenitud de sus enormes pechos pecosos, que se balanceaban ligeramente con cada movimiento, provocando una visión que hacía arder el deseo en el aire. Lemy no pudo evitar sentir cómo su excitación crecía al ver cómo las curvas de Maggie y Gloom se acercaban cada vez más, a la vez que sus cuerpos perfectos envolviéndolo en una danza seductora.
Gloom, con su lencería negra, se deslizó hacia un costado, mientras su busto grande y voluptuoso estaba presionándose suavemente contra el brazo de Lemy mientras sus labios continuaban explorando al chico, bajando desde su cuello hasta su pecho. Su toque era tan delicado como intenso, cada beso y caricia hacían que el calor entre ellos se incrementara. El contraste de su piel pálida contra la de Lemy creaba una imagen que solo aumentaba la pasión entre los tres.
Maggie, en ese momento, se inclinó hacia adelante, sus pechos enormes y bien formados rozando el pecho de Lemy, enviando ondas de placer por su cuerpo. Su mirada era fija, sus labios se entreabrieron mientras sus caderas se movían con lentitud mientras el pene del chico entraba en el interior de la mujer, Los sentones que la mujer daba provocaba a Lemy con cada movimiento que hacia. El encaje rojo se tensaba sobre su busto, acentuando cada curva mientras ella gemía suavemente, dejando que su deseo se hiciera cada vez más evidente.
Lemy, atrapado entre las dos, apenas podía contenerse. Sus manos comenzaron a moverse por los cuerpos de ambas mujeres, explorando sus curvas generosas, sintiendo la suavidad de su piel mientras ellas respondían con suspiros y gemidos. Maggie y Gloom, sincronizadas en su deseo, se miraron un instante antes de que sus labios se encontraran en un beso apasionado, compartiendo el fuego que ardía entre los tres. La visión de sus cuerpos voluptuosos juntos, sus grandes pechos presionándose entre sí mientras sus labios se unían, fue suficiente para hacer que Lemy perdiera todo control.
La habitación estaba impregnada de un calor embriagador, los jadeos entrecortados de Maggie y Gloom llenaban el espacio, intercalados con besos intensos y profundos, cada uno más hambriento que el anterior. Sus cuerpos voluptuosos se movían en sincronía, rozándose con una necesidad palpable que crecía con cada segundo. Las manos recorrían piel suave y húmeda, explorando cada rincón con ansias, mientras sus curvas generosas se entrelazaban en una danza frenética de deseo.
Lemy estuvo un rato hasta que el inevitable climax llegó en forma de explosión dentro de Maggie, La mujer mordió sus labios mientras sentía la sensación de ser llenada por el muchacho, la mujer al retirarse de Lemy comenzó a lamer y limpiar los restos de Semen y líquido que el miembro del chico había soltado ya que ahora era el turno de Gloom de montar a su pareja.
La sensación y placer volvió a inundar el cuerpo del trío tanto que en medio del frenesí, con sus cuerpos enredados y el sudor resbalando por su piel, Gloom, con la respiración entrecortada y los ojos llenos de un deseo abrumador, acercó sus labios al oído de Lemy. Con una voz cargada de pasión y súplica, le rogó: —Por favor, Lemy... hazme tuya por completo, quiero que me embaraces...—
El momento se volvió aún más intenso, las palabras de Gloom resonando en la habitación mientras Lemy la miraba, atrapado en la pasión desbordante. La conexión entre ambos creció, llevándolos a un clímax donde el deseo y la intimidad llegaron a un punto culmine, La chica sentía como los espasmos a su cuerpo llegaban y la sensación de la semilla cremosa de su novio llenandolas por completo era sumamente exitante
Maggie fascinada por el momento se sentó delicadamente encima del chico haciendo que esté comenzará a lamer su interior mientras tomaba las manos de su hija quien apenas podía resistir el placer de seguir montando al castaño, Los gemidos y el bullicio del cuarto era sumamente notorio haciendo que la casa se inundara del sonido de la pasión.
Después de horas de intensa pasión, los cuerpos exhaustos de Maggie y Gloom finalmente cedieron. Sus respiraciones se calmaron lentamente, sus pechos subían y bajaban mientras el sudor brillaba sobre su piel. Pegadas a él, las dos hermosas mujeres quedaron acurrucadas a cada lado, sus figuras perfectas entrelazadas con la del exhausto chico. A medida que la noche avanzaba, se quedaron dormidas, abrazadas, con sonrisas de satisfacción dibujadas en sus rostros, permitiendo que el sueño las envolviera tras una velada que las dejaría marcadas para siempre.
