Hola queridos lectores, gracias por la paciencia, voy a tratar de actualizar cada domingo.

Espero disfruten el capítulo.

Bella POV

Después de esa noche Jacob actuó como si nada hubiera pasado, a la mañana siguiente yo me había levantado antes para preparar el desayuno, cuál fue mi sorpresa que me saludo muy contento dándome un beso en la boca y dándome un abrazo donde su mano apretó mi trasero de manera juguetona. Yo me quedé tan atónita ante su comportamiento.

-Jacob, con respecto a lo de anoche-comencé a decir.

-Hablando de eso- me interrumpió. -Ya no me dijiste cual era la construcción donde Alice vio a Masen

-Cerca de su oficina-conteste después de un minuto de incredulidad ante su reacción- me dijo que iba ser un centro deportivo o algo así-dije desconcertada ante su evidente cambio de tema.

-¿centro deportivo?¿estas segura?- preguntó, alce los hombros sin saber que decirle y totalmente extrañada ante su actitud, hubiera tenido una excelente carrera como actor, estaba segura, ahora mismo parecía la cara misma de la felicidad y el entusiasmo.

-Hola ma, papa-saludo Tony entrando a la cocina y Jacob inmediatamente se centró en él, platicando de su día de escuela, del próximo verano, y no volvimos tocar el tema de nuevo.

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El consultorio estaba pintado en tonos suaves de crema, con una luz tenue que se filtraba a través de las cortinas de lino blanco. Las paredes estaban adornadas con cuadros de paisajes serenos, y una estantería repleta de libros de psicología ocupaba una esquina, mientras una planta de interior añadía un toque de frescura al ambiente. Me senté en una de las cómodas sillas tapizadas en tejido azul claro, tratando de distraerme del torbellino de pensamientos.

Mi mente era un caos de emociones: ansiedad, esperanza y miedo. ¿Cómo podría empezar a desentrañar todo aquello? Había tomado la decisión de iniciar la terapia con determinación, pero ahora que estaba ahí, me sentía abrumada por la incertidumbre. Sabía que mi matrimonio estaba en peligro y que necesitaba salvarlo desesperadamente.

La puerta del consultorio se abrió, y una mujer de mediana edad con una sonrisa amable entró. -Isabella, ¿verdad? Soy la Dra. Elena García- dijo, tomando asiento frente a ella en un sillón marrón.

-Solo Bella, por favor. Es un gusto, Dra. García- respondí con un atisbo de nerviosismo.

-Entiendo, Bella. Entonces, cuéntame, ¿qué te trajo aquí hoy? - preguntó la terapeuta con calma.

Inhalé profundamente, tratando de encontrar las palabras adecuadas. -No sé por dónde empezar- admití, la voz me temblaba. -Mi esposo... hace dos días me reveló algo que no sabía que él fuera consciente.

-¿Y eso es?- preguntó la Dra. García, esperando pacientemente.

-Que finjo los orgasmos- confesé sintiendo el calor subir a mis mejillas. Observé atentamente la reacción de la terapeuta, pero esta mantuvo una expresión neutral.

-¿Y por qué lo haces?- indagó la terapeuta con suavidad.

-Jacob es muy inseguro. No quería aumentar esa inseguridad- expliqué, luchando contra la vergüenza. -Pensé que no se daba cuenta, pero al parecer estaba muy equivocada. Tuve un novio antes que él, alguien a quien amaba profundamente. Era el mejor amigo de Jacob, pero ya no está... murió hace años. Jacob nos vio accidentalmente una vez, y ayer me dijo en la cara que recordaba exactamente cómo tenía un orgasmo con mi ex y que no se parecía a nada de lo que fingía con él.

La Dra. García escuchaba con atención.

-¿Y qué le dijiste?- preguntó la terapeuta, interesada en las dinámicas de la relación.

-Le dije que lo que tuve con Edward fue muy diferente. Que lo que tengo con él es distinto, más maduro, más romántico- respondí con pesar.

-¿Y es verdad?- preguntó la Dra. García con curiosidad genuina.

-No- admití con tristeza. -Después de esa conversación incómoda, me di cuenta de que el problema soy yo. Todavía sueño con Edward casi todas las noches. Creo que no me estoy dando la oportunidad de disfrutar con Jacob porque el recuerdo de Edward sigue tan arraigado en mí.

La terapeuta asintió comprensivamente. -Es un paso importante reconocer eso, Bella. Estás aquí para explorar esos sentimientos y entender cómo pueden estar afectando tu matrimonio. Vamos a trabajar juntas para ayudarte a encontrar claridad.

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Pero la claridad llegaba muy lentamente; los días se convirtieron en semanas y las semanas en un mes, y me sentía cada vez más lejos de obtener la claridad que buscaba. De hecho, me sentía más confundida. La psicóloga me hacía preguntas que no quería responder, y lo más desconcertante era que Jacob parecía más abstraído, evitando el tema de nuestra intimidad e inseguridades. Yo también intentaba no tocar el tema, sintiendo que podría explotar una bomba cuyo tamaño desconocía y me daba miedo desentrañar.

Tony estaba más serio, y no sabía si era un reflejo de mi propia preocupación o si realmente estaba más alejado. Pronto cumpliría 13 años, y le pregunté si quería que le hiciera una comida con sus amigos.

—¿Cuáles amigos?— fue su respuesta. Me alarmé.

—¿Cómo que cuáles? ¿Sam, Emily?— le dije, mencionando a sus dos mejores amigos.

Tardó en contestar, mirando su cuaderno de dibujo donde tenía un boceto de un paisaje.

—Supongo que estaría bien— dijo sin mirarme.

Me senté junto a él en el sillón.

—Hijo, sabes que me puedes contar lo que sea. ¿Algo te está molestando?

—No, sólo…— dejó la frase sin terminar, con la cara agachada. No podía ver su expresión, pero de repente noté cómo sus hombros se agitaban. Alarmada, lo abracé. Sus sollozos empezaron a escucharse y lo apreté más fuerte contra mí.

—¿Qué pasa, hijo? ¿Por qué estás llorando?— Tony solo negaba con la cabeza mientras su llanto se hacía más intenso. Me quedé ahí, abrazándolo, hasta que su llanto fue disminuyendo. Le levanté el rostro con mi mano en su mentón para ver sus ojos.

—Cuéntame, hijo. Puedes confiar en mí— le dije mientras con los pulgares borraba lo que quedaba de sus lágrimas.

—Creo que ya no tengo amigos— me susurró.

—¿Por qué lo dices? ¿Te enojaste con ellos? — Él solo asintió.—¿Por qué? ¿Qué pasó?

—Porque soy una mala persona— y empezó a llorar de nuevo.

—Tony, no lo eres. Claro que no. ¿Por qué piensas eso? — Se soltó de mí y tomó su cuaderno de bocetos en sus manos, empezando a remarcar las líneas que ya había trazado.

—Sam me dijo hace unas semanas que le gusta Emily— Abrí los ojos sorprendida. Eran unos niños todavía. Mi hijo era el más pequeño de su generación; estaban en primer grado de secundaria, la mayoría ya tenían 13 años. Aun así, me parecía demasiado pronto para que estuvieran pensando en niñas, pero supongo que ya tendría que enfrentarme a ello. No dijo nada más, mientras trazaba una línea obsesionadamente.

—Y a ti también te gusta Emily— adiviné. Solo asintió.—¿Y quién le gusta a Emily?

—Creo que también le gusta Sam. Últimamente se comporta de manera rara con él, siempre lo está tocando de los hombros, de las manos o acomodándole el pelo, algo que no hace conmigo— dijo sin levantar la cara del dibujo.

—Tienes razón, ese comportamiento de Emily quiere decir que le gusta Sam. ¿Sam sabe que a ti te gusta Emily?— Negó con la cabeza.

Lo abracé.

—Hijo, Sam es tu mejor amigo, y es por algo. Ustedes tienen cosas en común y los mismos valores. El hecho de que Emily sienta un interés amoroso en Sam y no en ti no te hace menos que Sam. Tú eres inteligente, divertido y muy guapo. Sam y Emily tienen química; tú vas a encontrar a alguien con quien sientas química. Tienes mucho tiempo por delante, no te apresures, el amor te llegará a su tiempo.

—Pero creo que lo arruiné todo, mamá— Me miró con sus ojos llorosos.—Mi papá me dijo que tarde o temprano Emily se daría cuenta de su error y me miraría a mí, y se daría cuenta de que yo era mejor que Sam. Pero pasa el tiempo y no sabía cómo sentirme, empecé a sentir rencor hacia Sam y empecé a sentirme inferior. Me desesperaba que Emily no me viera— dijo frustrado, soltando su dibujo y llevando sus manos hacia su pelo y agarrándolo con fuerza. Tomé sus manos y con delicadeza se las quité del cabello.

—Hijo, eso está mal. Ni Emily ni Sam están en un error. Emily se siente atraída hacia él y Sam no tiene la culpa. Él ni siquiera sabe que a ti te gusta. Y no eres inferior a él. Los dos son buenos jóvenes, cada uno con sus talentos y virtudes.

—El otro día llegaron riéndose al salón, se veían muy felices compartiendo bromas. Llegaron conmigo y me preguntaron si quería acompañarlos por un helado y lo arruiné todo.

—¿Se los dijiste?— pregunté. Negó con la cabeza.

—No, pero me dio tanto coraje, porque yo quería ser Sam, yo quería ser quien llegara con Emily colgada del brazo a ofrecerle un helado a mi mejor amigo, y los mandé…— hizo una pausa, titubeó, —los mandé muy lejos, pero con unas palabras más feas.

—Ay, Anthony.

—¿Soy el peor amigo del mundo, verdad, mamá?— Y lloró de nuevo. Volví a abrazarlo.

—No lo eres. Sólo cometiste un error y tendrás que afrontar las consecuencias y, sobre todo, enmendarlo.

—¿Cómo voy a enmendarlo?— me preguntó, su voz amortiguada porque seguía abrazado a mí. Lo tomé de los hombros para poner su cara frente a la mía y mirarlo a los ojos.

—Vas a tener que ir con ellos y pedirles una disculpa. Di que habías tenido un mal día y que lamentas haber explotado con ellos.

—No creo que eso le baste a Sam. Van a seguir preguntando.

—Entonces tendrás que afrontar las consecuencias, jovencito. Hablarás a solas con Sam y le dirás que el motivo de que explotaste es porque estabas celoso de él, que a ti también te gusta Emily, pero que no harás nada al respecto. Que tus celos fueron a consecuencia de que notaste que Emily está enamorada de él y que respetarás su relación. No vas a coquetear con ella de ninguna manera ni te pondrás en una situación que lo ponga incómodo a él, ni en el presente ni en el futuro, independientemente de cómo termine su relación con ella, porque valoras su amistad y quieres ser honesto con él.

—¿Y si ya no quiere ser mi amigo?— me preguntó angustiado.

—Tendrás que afrontar las consecuencias, hijo, y dejar que el tiempo pase. Sam y tú han sido amigos desde el kínder. Se solucionará, siempre y cuando tú no te metas en su relación. Sé que Emily es tu amiga también, pero no quiero que te metas entre los dos.

—¿Incluso si después ellos terminan?

—Incluso si ellos terminan después, sería incómodo si los dos fueran novios de ella.

—¿Y qué hago con lo que siento por Emily?

—Dale tiempo— dije abrazándolo. —Sé que ahorita te lastimará verlos juntos. De hecho, el que seas honesto sobre cómo te sientes con Sam podría hacer que él trate de no exponerte tanto a sus muestras de afecto para no lastimarte, pero con el tiempo se te pasará. Confía en que el tiempo cura todo.

Asintió, pensativo.

—Todo va a salir bien, Tony. Ya verás. Sam y tú son amigos de toda la vida, te perdonará. — Le sobé la espalda.

—¿Edward sabía que tú le gustabas también a mi papá?— me preguntó de repente, sus ojos aún húmedos, ahora llenos de curiosidad.

—Yo no le gustaba a Jacob cuando estaba con Edward. Ellos eran mejores amigos— le dije.

—Sí le gustabas— me afirmó. —Mi papá me lo dijo. — Seguramente vio mi cara de interrogante porque prosiguió a contarme: —Cuando le pedí consejo porque no sabía qué hacer con Sam y Emily, me puso de ejemplo a ustedes tres. Me dijo que a él le gustabas desde un principio, que de hecho él te conoció primero, pero que Edward se interpuso y tú estabas ciegamente enamorada de él. Que tuvo que morirse para que te dieras cuenta de que él era quien te convenía— le tembló la voz al decir la última frase.

Lo volví a abrazar, esta vez para tratar de calmar la enorme ira que empezaba a sentir.

—Me dijo que así me pasaría a mí también— su voz salía amortiguada porque tenía su cabeza en mi hombro, pero podía sentir cómo volvían sus lágrimas y cómo se agitaban sus hombros. —Que Sam desaparecería del mapa por alguna u otra razón y yo podría quedarme con Emily. — Lo tomé de los hombros alejándolo para mirarlo a los ojos, asustada por sus palabras, su rostro bellamente parecido al de su padre, sus ojos verdes intensificados por las lágrimas, su nariz roja, sus labios en una mueca de tristeza. —Pero yo no quiero que Sam desaparezca del mapa.

—No— le dije enérgicamente. —Jacob está muy equivocado. Sam es tu amigo, y él no ha hecho nada malo. No ha sido mal amigo para ti; siempre ha estado a tu lado. Por supuesto que no quieres que desaparezca. — Le dije ya furiosa y con las lágrimas cayendo por mi rostro. —Tu padre, Edward— recalqué, —era el mejor hombre del mundo. Él era a quien quería. Él no debía morir porque yo lo amaba demasiado, así como te amo a ti, más que a cualquier cosa. Jacob se equivoca. Sé que lo quieres como si fuera tu padre, pero yo te amo más a ti y a tu padre Edward de lo que podría amarlo a él. Incluso aunque tu papá desapareció, sigo amándolo más a él que a Jacob. Así que no, hijo, y lamento si esto te lastima, pero aun desapareciendo Edward, Jacob jamás ocupará su lugar. — Anthony solo asintió, más calmado, y se abrazó a mí.

—¿Entonces por qué te casaste con él, mamá? ¿No me acabas de decir que sería incómodo si los dos fueran novios de la misma chica? — Su pregunta me cayó como un balde de agua fría.

—No lo sé, hijo— dije simplemente y lo abracé hasta que los dos nos calmamos y nos quedamos dormidos en el sillón.

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Después no dejé de darle vueltas a esa conversación con Tony, viendo por primera vez las verdaderas intensiones de Jacob desde el principio. Y me empecé a preguntar si algo de él era real o simplemente inventado para quedar bien conmigo.

Todas esas veces que mi hizo dudar de donde estaba Edward cuando no podía localizarlo, o diciéndome sus secretos cuando él todavía no se animaba a decírmelos para hacerlo quedar mal. Había pensado que lo hacia por que él también era mi amigo, pero ahora ya no estaba segura.

Recordé la vez que Edward me canceló de último momento para ir al cine, me dijo que no había terminado de hacer un proyecto para la escuela y necesitaba terminarlo, pero que al día siguiente iríamos al cine y que me tenía una sorpresa. Yo le había creído y le dije que no había problema y que estaba ansiosa por verlo, pero Jacob a los 10 minutos me mandó una foto, donde se ve de lejos a Edward riendo con una chica, no estaba en su casa terminando un proyecto, estaba en un tipo de tienda de abarrotes coqueteando con una chica.

Había sido la más grande pelea que habíamos tenido en nuestra relación.

Le mandé un mensaje furiosa diciéndole que no se molestará en buscarme el día de mañana, porque ya no lo quería volver a ver en mi vida.

En cuanto leyó mi mensaje me marcó muchísimas veces, pero no le contesté, estaba tan furiosa y dolida, apagué mi teléfono cuando vi que me empezó a mensajear cuando no le contesté el teléfono.

Y claro que el domingo me fue a buscar a mi casa, pero le dije a mi mamá que estaba enojada con él, que no le abriera, todavía recordaba estar escondida en la cocina mientras escuchaba la conversación de mi mamá y él.

-No quiere verte Edward- le había dicho mi mamá.

-Pero por lo menos que me diga que fue lo que la hizo enojar-le había dicho él, podía escuchar la frustración en su voz aterciopelada- no se que fue lo que pasó, ¿usted podría decirme que fue lo que paso?

-No lo sé Edward, dale tiempo, cuando esté lista te buscará, ahora te pido de favor que te vayas y no la busques hasta que ella te busque.

-Está bien, gracias, señora Swan.

Escuché como mi mamá cerro la puerta y yo corrí a mi cuarto a llorar. Mi madre por supuesto que no me dejo estar sola, mis padres querían a Edward, y por supuesto mi madre quería saber que mosca me había picado, entre sollozos y gritos le había dicho lo que había pasado.

-Hija, Edward no se ve ese tipo de muchacho, debe tener alguna explicación convincente, no lo has dejado defenderse.

-¡¿Por qué lo defiendes mamá?!- le había gritado furiosa.

-¿Y tu por que lo condenas?-me había dicho tranquila- ¿Te ha dado motivos?

No le respondí aun furiosa

-Se que te sientes traicionada hija, yo se lo mucho que los dos se quieren, ¿quieres que hable con Esme y le pregunte que ha pasado?

-Ay no mamá, me va dar mucha pena con la mamá de Edward.

-Entonces, trata de calmarte, platica con él, si es verdad lo que hizo, entonces terminen la relación, pero no puedes mantenerlo ignorante de lo que sientes, porque para él su relación aun no termina y para ti ya termino, por lo menos platica con él para decirle tus razones y puedan separase, sino, conociéndolo, lo vas a tener aquí todos los días intentando hablar contigo.

Mi mamá había tenido razón, al día siguiente había salido rumbo a la escuela cuando me alcanzó corriendo.

Cuando lo vi el corazón se me paralizó, estaba muy mal, su cabello mas desordenado de lo normal, los ojos hinchados y rojos.

-Bella-la forma en que había dicho mi nombre me desmoronó al instante.

-¿Cómo pudiste Edward?- le dije ya llorando al instante

-¡¿Qué?!- me dijo desesperado, mientras me jalaba de una mano para abrazarme, me dejé abrazar porque lo necesitaba como el aire, aun sabiendo que me había traicionado.- No sé que pasó, dímelo Bella- me tomó del rostro para que lo viera a los ojos, cuando vi todo ese amor en sus ojos, me dio tanto coraje, como podía verme así cuando me había engañado, empecé a golpearlo en el pecho con mi puños, pero él seguía sin soltarme de la cintura intentando abrazarme.

-¿Por qué me mentiste?- le dije enojada. El sólo me miró desconcertado- ¿Dónde estabas el sábado? -le reclamé- dijiste que ibas estar en tu casa haciendo un proyecto, pero eran puras mentiras- le grité, lo miré a los ojos, sus ojos que pasaron de la confusión a la sorpresa cuando comprendió que lo sabía.

-¿Es cierto verdad?- dije riéndome y llorando a la vez, cuando vi que había dado en el clavo- creíste que no me iba enterar, ¿Quién es ella?

-No se de quien me hablas Bella

-¿Con quien te viste el sábado?

-¡Con nadie!-me gritó de vuelta, esta vez me soltó

-No te atrevas a mentirme Edward Cullen, te vieron con ella.

-¿Quién Bella, quien me vio?-no le contesté, solo me voltee y seguí caminando.

-Bella yo no te engaño, eres la única- me siguió

-¿A si?- dije sarcásticamente, intentando calmarme- ¿Entonces, dime, dónde estabas el sábado?

-En mi casa-mintió, podía detectar cuando me mentía.

-¿Por qué me mientes Edward? sabes perfectamente que no estabas en tu casa, puedo ver cuando estas mintiéndome.-Me tomó del brazo, su rostro desesperado.

-Si puedes ver cuando miento, entonces sabrás que jamás te traicionaría, Bella, yo te amo-intentó acercarse y besarme, pero me quité, sabia que si me besaba sucumbiría ante él.

-Lo que sé es que me estas mintiendo Edward, que te viste con alguien, me estas engañando con ella- lo acuse enojada. Entonces su rostro cambio, ya no estaba desesperado o frustrado.

-No entiendo como piensas que yo puedo hacer una cosa así- me dijo con la voz seria, la intensidad de su mirada me asustó de repente.

-Lo hiciste, y lo sabes-dije enojada, pero al mismo tiempo estaba dudando ahora. Se rio de una manera muy triste, como si se hubiera rendido.

-Te he demostrado cuanto te amo de mil y un maneras Bella, eres mi mundo, mi todo, el aire que respiro, ¿Cómo se te ocurre que yo te haría alguna cosa así? No se quien te haya hecho dudar de mí, pero me lastima que no me creas cuando te digo que te amo.

-Me dijiste que estarías en tu casa y no lo estabas- volví acusarlo.

-No-me dijo ya calmado, se alejó de mi y vi como su mirada también lo hacía-tienes razón no lo estaba, pero no fue para ir con otra.

-Hay una foto que demuestra lo contrario- le dije ya con un aire de prepotencia. Sus ojos me miraron sorprendidos e incrédulos.

-¿A si?- preguntó sarcástico, dio otro paso atrás, y el corazón se me estaba congelando de sólo pensar que de verdad lo estaba perdiendo- ¿y que estaba haciendo Bella?-preguntó enojado-Por que te puedo jurar por todo lo mas sagrado que no la estaba besando, abrazando o coque...

-Te estabas riendo con ella-Lo interrumpí. Su rostro adquirió su expresión de enojo.

-No sabía que reírme con alguna chica era algo que no se podía hacer en una relación.

-Todavía te atreves a ser sarcástico conmigo- me enoje mientras retomaba mi camino, esta vez sentí como ya no me siguió, voltee al verlo al sentir que no me había seguido. Me miraba muy seriamente.

-No te dije porque quería sorprenderte, por primera vez iba poder pagarte una cena lujosa y el cine, me contrataron para trabajar de medio tiempo en la tienda de comestibles y jamás me atrevería a engañarte con alguien, ni coquetear con alguien, no se que foto viste, pero te puedo asegurar o que no era yo, o simplemente estaba atendiendo a una cliente, lamento que dudes tanto de mi para no darme ni siquiera la oportunidad de explicarme ante algo que no entendías, me trajiste todo el fin de semana llamándote, mandándote mensajes, te fui a buscar hasta tu casa porque no sabía que había pasado y tu me condenaste antes de escucharme. Acabo de faltar a mis dos clases de la mañana porque quería solucionar este problema- me dijo mientras miraba el reloj de su muñeca, negó con la cabeza decepcionado- tres clases-corrigió, suspiro mientras miraba hacia el lado contrario de la calle.-No puedo seguir tras de ti suplicando tu perdón Bella, si era lo que querías lo siento, pero no puedo perder toda la mañana de mis clases, ya te dije lo que pasó y que te amo mas que a mi propia vida, y lamento haberte mentido, mi intensión sólo era sorprenderte, lamento este mal entendido, mi teléfono lo mantendré encendido, cuando quieras hablar conmigo me avisas.-Cuando se dio la vuelta para irse yo no lo soporté más, ahora todo encajaba, el jamás me engañaría, me había grabado esa foto en la memoria y ahora tenía sentido el delantal que llevaba puesto en la fotografía, estaba atendiendo a una cliente.

Corrí para alcanzarlo

-No te vayas- le grité desesperada, inmediatamente el volteo, corrí mas fuerte hacia sus brazos, él no me los negó.

-Lo siento-solloce cuando ya me tenia abrazada- estaba muy celosa, no podía soportar que coquetearas con alguien mas

-Pero no estaba coqueteando con nadie

-Lo siento

-Bella, no puedes hacerme eso, estaba desesperado y tu no me contestabas ¿cómo te decía que había pasado si no me dejabas hablar?- No le contesté, solo tomé su rostro lo besé desesperadamente, el correspondió mi beso, tomándome mas fuerte de la cintura, mordí su labio inferior mientras trataba de pegar mi pelvis a la suya, Edward me separó de él.

-Tienes que prometerme que dejarás explicarme cuando vuelvas dudar acerca de algo

-Lo prometo- dije y volví a pegarme a él y a besarlo, gemí cuando me presioné a él y sentí que su cuerpo estaba respondiendo al mío. - ¿En serio tienes que ir a clases? - le pregunté entre beso y beso.

-sí, igual que tu-me dijo mientras se separaba de mi

No dejé que lo hiciera, me aferré a sus hombros y volví a pegarme a él- Mi casa está sola-le dije mientras besaba su cuello y me froté contra su erección, gruño excitado.

-Estamos dando un espectáculo- dijo mientras se separaba de mi y me miraba a los ojos, eres una mala influencia Bella Swan, sonreí al instante porque supe que había ganado.

Hicimos el amor en mi cuarto, lo hicimos lento, alargándolo lo más posible, cuando me penetraba me había hecho mirarlo a los ojos.

-Tienes prohibido dudar de lo mucho que te amo-me dijo entre embestida y embestida.

-Te amo demasiado- le dije mientras lo tomaba de los hombros para acercarlo a mí y besarlo.

Mas tarde, cuando nos encontrábamos comiendo algo en mi cocina me pidió que le enseñara la foto.

-¿Te la mando Jacob verdad?- asentí sorprendida.

-¿Cómo lo sabes?

- Tu y él son los únicos que conozco que tienen cámara en el celular. ¿Él te dijo que estaba coqueteando? - me preguntó muy serio, negué inmediatamente.

-No, solo me dijo "Mira a tu novio", supongo que no esperaba que tuvieras por novia a una toxica celosa- se río al instante.

-No, supongo que no lo sabía-dijo mientras me acercaba él y me besaba profundamente.

Ahora que recordaba ese momento me daba cuenta de que jamás le había vuelto a preguntar a Edward del asunto, y tampoco le pregunté a Jacob porque me había mandado aquello, sentí mucha vergüenza de cómo había reaccionado.

También recordaba como una vez le había dicho Jacob una mentira a Edward, cuando Edward y yo desesperados habíamos tenido sexo en su coche, él había terminado antes de que yo tuviera un orgasmo, se había cohibido tanto, se disculpó conmigo un montón de veces, se me hizo raro que pareciera tan avergonzado y cabizbajo, más porque no era la primera vez que pasaba, pocas veces ocurría y cuando ocurría él solo decía lo siento una sola vez y luego ponía manos a la obra para hacerme llegar con sus dedos, no me quejaba en absoluto, pero esta vez solo salió de mi y comenzó a abrocharse el pantalón sin verme a los ojos.

-¿Qué ocurre?- pregunté. Edward suspiró y volteo a verme a los ojos con intensidad.

-Si te preguntó algo prometes ser sincera, no tengas miedo a herir mis sentimientos, pero si no eres sincera conmigo no voy a poder mejorar

-Esta bien- dije desconcertada con el nivel de emoción en su voz

-¿Disfrutas el sexo conmigo?- Abrí los ojos sorprendida.

-Claro que lo disfruto-dije casi riéndome, porque me parecía ridículo que no supiera lo mucho que me gustaba

-Bella, tienes que decirme la verdad

-Te estoy diciendo la verdad-dije inmediatamente, Edward pareció frustrado

-Hoy no lo has disfrutado- dijo

-Te equivocas, hoy no llegué al orgasmo, pero eso no quiere decir que no lo haya disfrutado

Se alejo de mí, y se recostó fuertemente en el asiento- A eso me refiero Bella, ¿si quiera has tenido un orgasmo? - dijo mirando hacia el frente.

-Edward, me sorprende que preguntes algo tan obvio, pero si, todas las veces que he estado contigo he tenido por lo menos un orgasmo

-excepto hoy

-Pues sí, excepto hoy, pero porque así lo has querido, no digo que sea la primera vez que tu orgasmo llega primero que el mío, pero las pocas veces que ocurre te encargas, me haces llegar con tus dedos, excepto hoy.

Se quedó callado mirando hacia la nada y yo estaba cada vez más ansiosa

-Le dijiste a Jacob que necesitabas un consolador con urgencia-dijo mientras seguía mirando hacia el frente

-Yo no dije eso-dije sin comprender

-¿Por qué Jacob me mentiría?-me volteo a ver

-Yo no le dije eso-dije confundida, él solo abrió los ojos incrédulos

-Bella, en serio, si algo esta fallando tienes que decírmelo, no me enojaré

-Pero es que yo no le dije eso a Jacob, yo disfruto el sexo contigo, para empezar jamás hablaría con él de eso.

-Le tienes confianza- concluyo

-Pero no a ese nivel- dije escandalizada

-A lo mejor por que sabías que él me lo diría, y así harías que me pusiera las pilas-preguntó tímidamente.

-No!- dije avergonzada de sólo pensarlo

-¿Estas segura Bella?-preguntó tímidamente-Si necesitas que haga algo puedes decírmelo

-estoy segura Edward- le dije besándolo- y se que si necesito que hagas algo te lo puedo decir, yo no le dije nada a Jacob, yo creo que sólo quiso hacerte una broma.

-Pues vaya bromita-dijo-atacando mi hombría, se estuvo burlando de mi un buen rato.

-Ya olvídalo- le dije mientras ahora besaba su cuello- Lo que necesito con urgencia son tus dedos, no un cosolador.

Gruño de deseo y metió su mano dentro de mis pantalones y me hizo llegar con sus largos dedos.

Y por supuesto jamás volví a tocar el tema, por supuesto que se me había hecho raro que él le hubiera mentido a Edward con respecto a eso ¿con que finalidad? Pero nunca le di más vueltas, y Edward y Jacob seguían siendo amigos como si él nunca le hubiera mentido.

Ahora deseaba tanto que Edward apareciera, que pudiera decirme si él si habló con Jacob, si él si le preguntó porque había hecho aquello.

Me puse a preparar la cena, hoy sería una noche larga, no podía seguir ignorando las respuestas, tendría que hablar con Jacob.

Edward POV

Anthony corría por la cancha de futbol tratando de quitarle el balón a uno de sus compañeros del equipo contrario, su entrenador le gritaba para que cubriera a un niño, pero podía ver como se le escurría con mucha facilidad el balón entre los pies, su cara de frustración cuando sucedía era muy evidente y era tan sorprendente el parecido conmigo, era como ver mis fotografías de niño, sólo que yo nunca jugué futbol, esa es cosa de Jacob.

La ira me invadía el pecho al pensar que mi hijo se pareciera a él en algo, yo debí estar ahí para él, pero en cambio había sido criado por mi enemigo, por un hombre ruin, por un lobo disfrazado de oveja.

-¡Tony, no sueltes el balón!- le grito su entrenador, el hombre frustrado se dio la vuelta y se sentó en la banca que me encontraba.

-El muchacho es muy rápido-le dije

-Claro, cuando vi lo rápido que corría pensé que sería un buen delantero, pero no defiende bien el balón, se lo quitan muy fácil-dijo mientras en ningún momento me miraba, todo el tiempo mirando a sus muchachos que corrían de un lado a otro. Pero de todos modos traía unos lentes oscuros, el pelo a rapa y me había dejado la barba y el bigote para que nadie me reconociera.

-Tal vez su deporte no sea el futbol-dije y entonces el entrenador volteo a verme con cara desconcertada.

-¿Es familiar de Tony?-preguntó.

-No, sólo estoy esperando a un amigo y me detuve a ver el entrenamiento; pero me sorprendió la velocidad con la corre ese niño-dije levantando los hombros como un gesto de diferencia.

-Tal vez tenga razón-murmuró el entrenador. Se levantó y se fue a de nuevo a la orilla de la cancha a gritar indicaciones.

El entrenamiento terminó y todos los chicos corrieron a sus pertenencias por agua, las de Tony estaban cerca de la cancha, pero en cuanto volteo a donde yo estaba se quedó parado viéndome un buen rato, por un momento se me paró el corazón al pensar que talvez podría reconocerme, pero era imposible, aun así se acercó a sus cosas pero podía ver que me miraba de reojo, al final se decidió y vi como se empezó acercar a mí, traté de poner mis nervios bajo control.

-¿Te conozco?-me preguntó. Su voz llegándome con claridad, un nudo se me formó en la garganta, quería gritarle. ¡Si, claro que me conoces, soy tu padre! Pero tenía que seguir escondido más tiempo.

-No lo creo- dije-oye tienes un don, corres muy rápido-lo halagué, vi como sus mejillas se colorearon de rojo de inmediato, sonreí al ver esa característica heredada de Bella.

-Si tan solo no perdiera tan rápido el balón-dijo mientras se sentaba a mi lado

-Bueno, eso lo puedes practicar, pero dudo que alguien te alcance con esa velocidad-

-¡Tony!- gritó una voz masculina, mi hijo volteo de inmediato y yo me quedé quieto como una piedra, sabía quien le gritaba era Jacob.

-Me voy-dijo simplemente el niño y me sorprendió cuando me puso el puño para que lo chocara, lo hice.

-Talvez deberías probar con las carreras-Tony se me quedó viendo sorprendido

-¡Anthony, se hace tarde!- volvió a gritarle Jacob, estaba vez tenía ganas de estrangular a Jacob por gritarle de esa manera a mi hijo, pero sólo apreté los puños, Anthony solo asintió

-Me tengo que ir- asentí en respuesta y se fue corriendo hacia Jacob, que para mi sorpresa me estaba mirando interrogante, pero sabía que no me había reconocido, si no, seguramente su expresión debería ser de miedo.

Miedo por lo que él sabría lo que le esperaba.