Disclaimer: Crepúsculo es de Stephenie Meyer, la historia de Silque, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.

Disclaimer: Twilight belongs to Stephenie Meyer, this story is from Silque, I'm just translating with the permission of the author.

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Edward POV

El viaje en coche desde el teatro a casa fue a la vez amargo y dulce; Bella estaba acurrucada a mi lado durante todo el camino hasta su casa, pero sabía que tendría que dejarla por la noche. Al menos ella tenía el lujo de dormir para pasar algunas horas hasta que nos viéramos mañana al mediodía. Me esperaba una noche larga y oscura a solas. No tenía ninguna duda de en qué, o mejor dicho, en quién estaría mi mente durante esas horas.

Alice y Jasper ya estaban en DC, preparándose para el concierto, y el bastardo de mi hermano se llevó la consola del Xbox con él.

Me contenté con tener mi brazo alrededor de los hombros de Bella, mi otra mano jugando con sus frágiles dedos y dejando que su aroma me intoxicara. No tenía idea de cómo había sobrevivido sin su olor todos estos años. Y no tenía intención de sobrevivir sin él ni un día más. Haría cualquier cosa y todo lo que estuviera en mi poder para hacerla mía. Fue algo emocionante, fingir que le propuse matrimonio en el restaurante. Ella no tenía ni idea que algún día lo haría en realidad. Sin embargo, sabía que tenía que darle tiempo. Sus emociones humanas nunca podrían ser tan intensas como las mías, pero tenía la esperanza de que ella también pudiera enamorarse de mí, aunque yo fuera un monstruo. Tal vez ella también pudiera ver lo bueno en mí, como parecía ver mi familia, y pasar por alto el lado asesino y sanguinario de mi naturaleza.

¿O me estaba engañando a mí mismo? Ella no sabía lo que yo era. Estaba siendo completamente injusto con ella al dejarle creer que era humano. Tendría que decírselo eventualmente. Puede que huyera gritando de mí. Hasta entonces, planeaba disfrutar cada momento que pudiera tener con ella. Soy tan egoísta.

Las conversaciones eran mínimas, pero los silencios no eran incómodos. Me contentaba solo con estar cerca de ella. "Te adoro", dije mentalmente, y le di un apretón en los hombros, aunque ella no podía escuchar mis pensamientos más de lo que yo podía escuchar los suyos. Ella me sonrió. Sus ojos brillaban y parecía realmente feliz. Eso es todo lo que quería para ella.

Eso no era todo lo que quería de ella, por supuesto, pero obligué a mis pensamientos a alejarse de cualquier cosa lasciva. Soy un caballero, ¿sabes? Pero su piel era como satén, blanca como la porcelana. Sus labios eran carnosos y parecían tan rosados y tiernos que, incluso en reposo, parecían suplicar ser besados. Debo detenerme. Debo ser un caballero.

Sin embargo, no pude escapar del efecto que ella tenía en mi traidor cuerpo adolescente. Mi primera muestra de deseo me estaba golpeando duro. Juego de palabras intencionado. Maldita sea.

Nos detuvimos frente a su casa una vez más y mi corazón se contrajo. La velada había terminado. Tendría que dejarla entrar sola en su casa. Ya estaba acostumbrado con este breve tiempo que pude tenerla en mis brazos. ¿Cómo se suponía que iba a sobrevivir a la pérdida de su calor, aunque sólo fuera por la noche?

Caminamos lentamente hacia su puerta, con los dedos entrelazados. Mi corazón ya se estaba rompiendo. ¿Cómo podría dejarla? Basta, Cullen. Es sólo por unas doce horas. Sobrevivirás. Doce horas. Gemí internamente. No quería estar lejos de ella ni durante doce minutos.

Nos detuvimos en el pequeño rellano de cemento en lo alto de las escaleras, de frente para mirarnos. Sabía que estaba actuando como un joven inexperto, pero ¡maldita sea, soy un joven inexperto! Me quedé congelado a los diecisiete años, si no cronológicamente, sí en mi crecimiento físico. Estaba de pie con mi primer amor al final de la velada y deseaba desesperadamente darle un beso de buenas noches. ¿Lo permitiría? ¿La ofendería? ¿Le disgustaría la sensación de mis labios fríos? Tal vez debería decir buenas noches e irme...

―¿Te gustaría pasar a tomar una copa de vino o un poco de café? Oh, es cierto, no bebes café. ―Se miró los pies y luego volvió a mirarme a los ojos―. ¿Un poco de vino, entonces?

¿Me gustaría entrar? ¡Nada me encantaría más que entrar y no salir nunca! Pero no estaba seguro de que las intensas emociones de esta noche no fueran... demasiado. Todavía no estaba completamente seguro de mi control con ella.

―Será mejor que no. Tenemos un gran día mañana y necesitarás descansar. ―Me acerqué un poco más a ella―. Pero ten por seguro que estarás en mis pensamientos cada minuto que esté lejos de ti. ¿Pensarás... pensarás en mí?

―Sí ―respiró ella, inclinándose más cerca de mí.

Sus ojos bajaron a mis labios y luego volvieron a mis ojos. ¿Quería que la besara? ¿Me atrevería? Se lamió los labios y volvió a mover los ojos. Tal vez debería intentarlo. Sólo inclínate y bésala. Sin lengua, por supuesto. No soy un completo idiota. Sólo un beso suave y dulce. Sólo tocar mis labios con los suyos. ¿Pero qué pasaría si ella no pensara en mí románticamente? ¿Qué pasaría si ella solo quisiera tener la oportunidad de salir con una persona famosa? Ella podría…

―Edward, ¿me darías un beso de buenas noches?

Bueno. Ya que ella lo pidió tan amablemente.

Incliné la cabeza y dejé que mis labios se presionaran contra los de ella. Si mi corazón de piedra todavía pudiera latir, se habría salido de mi pecho. Sabía tan bien, sus labios estaban tan húmedos y suaves. Se movían con los míos tan dulcemente. Si no me hubiera enamorado perdidamente de ella, esto lo habría sellado. Esta mujer era mi dueña. Sin darme cuenta de que me había movido en absoluto, encontré mis manos tomando su rostro, sosteniéndola en su lugar mientras luchaba por no chupar ese suculento labio inferior entre los míos. Tenía las manos en mi cintura y podía sentir su calor quemando mi carne, incluso a través de la tela de la chaqueta de mi traje.

¡Tuve que detenerme antes de tenerla presionada contra la puerta, abusando de ella como una vulgar cualquiera! Nunca volvería a hablarme si actuara tan atrozmente, estaba seguro de ello.

De mala gana levanté la cabeza, separando mis labios hambrientos de los de ella. Tenía los ojos todavía cerrados y podía sentir el calor de su sangre bajo la piel de su cara, acumulada en sus mejillas contra mis palmas. Cuando abrió los ojos, pude jurar que de sus ojos brillaba ternura, deseo… y amor. O tal vez fue una ilusión de mi parte. Y lo deseaba con cada fibra de mi ser.

―Buenas noches, Isabella Marie Swan. Te veré mañana. ―Acaricié sus mejillas una vez más con mis pulgares y dejé caer las manos, dando un paso atrás.

―Buenas noches, Edward Anthony Cullen ―susurró. Parecía un poco aturdida, pero su color estaba encendido. No vi ni rastro de disgusto por nuestro beso. ¡Qué bien!

Sacó la llave de su bolso y la insertó en la cerradura. Con una última sonrisa, entró y cerró la puerta. Puse una mano en su puerta y la otra en mi pecho, sintiendo el dolor de estar separado de ella presionando mi corazón. Sabía que dolería, pero la anticipación del dolor no se podía comparar con la realidad. ¡Esta mierda duele!

Esperé a oírla conectar su sistema de seguridad. Bien, mi Bella estaba encerrada, a salvo.

Regresé a la limusina, dejando atrás a mi amor de mala gana.

Cristo, soy tan emo.

Durante todo el camino de regreso al Plaza, repasé la noche en mi mente. Todo fue de maravilla. Tenía cada mirada que ella me dedicó, cada toque, encerrado en mi memoria para siempre. Especialmente el momento en que me pidió que la besara. Y el beso. Sentí un escalofrío recorrerme. Me alegré sinceramente de que Jasper ya se hubiera ido. Ya podía oírlo decirme que estaba actuando como una chica.

Sentí una gran pena por la inminente pérdida de su audición. Pero ella ya me había dicho que estaba en clases de lenguaje de señas desde que se enteró de su diagnóstico el año pasado, y yo tenía toda la intención de aprenderlo también. Su sordera nunca impediría nuestra comunicación, me encargaría de ello. Ya conocía la seña para decirle "te amo" porque lo vi en alguna película. Estoy seguro de que ese es el signo que más usaría. Me pregunté distraídamente cuál sería el signo de cásate conmigo. Pasa el resto de tu vida conmigo y te amo. ¡Deja eso, degenerado!

Todavía me asombraba que ella pudiera pensar que yo no la querría, sólo porque pronto se quedaría sorda. Bella podría ser ciega, sorda y muda, perder ambas piernas y ambos brazos, y yo todavía la querría. Yo sería sus oídos para ella. Haría cualquier cosa por ella, si ella lo supiera.

Tenía una melodía en mi cabeza que exigía atención. Realmente necesitaba algo de tiempo a solas con el piano para componerla. Quería que estuviera terminado a tiempo para tocarla para mi amor, ya que ella fue la inspiración. Quería reproducirla con suficiente frecuencia para que ella pudiera recordarla, incluso después de que ya no pudiera oír. Me preguntaba si al personal del hotel le importaría que usara el piano del salón esta noche.

Alice me había asegurado que iba a estar nublado todo el día de mañana, así como el día siguiente; alguna tormenta en el mar dejó toda la costa este bajo densas nubes. A veces, sorprendentemente, las cosas funcionaban a mi favor.

Me preguntaba si podría hacer un viaje rápido a Tiffany's por la mañana.

Mi teléfono sonó con un mensaje de texto. Alice, por supuesto.

¿Qué tan feliz estás? -A

Qué feliz en verdad. No me molesté en responderle. Ella ya sabía lo feliz que estaba. También compraría algo en Tiffany's para mi hermana.

En el hotel, me detuve brevemente en la recepción para informarles que estaría frente al piano en The Rose Club durante unas horas y que podrían cerrar e irse sin molestarme. Me temo que deslumbré a la pobre chica. Por supuesto, no hubo ninguna objeción, sabían quién era yo. También pregunté sobre el horario comercial de Tiffany's. Sí, tendría mucho tiempo.

El Rose Club estaba casi desierto, sólo unas pocas mesas estaban ocupadas, con uno o tres solitarios acurrucados en la barra. Afortunadamente, el piano estaba desocupado. Me senté frente al teclado y pedí una bebida a la camarera que apareció al instante. Pedí un whisky, para las apariencias, y comencé a componer mi canción para Bella.