Advertencias:
Sexo entre menores, contenido adulto/menor
[Spoilers hasta el 18 del anime/50 del manga]
Esto salió en un arrebato trasnochado como una forma de expresar mi visión de los personajes, que seguramente no concuerden con la de la mayoría, en especial a los incondicionales de Mikey o los fans de las parejas que menciono.
Solo voy al día del anime (y el manga por donde va el anime) así que la caracterización de personajes no tiene en cuenta eventos futuros y solo se basa en lo que se ha podido ver.
Las tags y las advertencias son claras, si te incomodan estos temas no sigas leyendo.
Quien aún sigue aquí a pesar de todo, espero que te guste.
Disclaimer: Tokyo Revengers pertenece a Ken Wakui y yo no gano nada haciendo esto.
El campo gravitacional de los agujeros negros.
Takemichi.
¿Y si Mikey te pide que te tires por un puente?
Esa frase tan típica te viene a la mente cada vez que te das cuenta de hasta dónde llegarías.
Lo harías. Claro que lo harías. Aunque más preocupante que la respuesta es no tener un motivo. Es irracional, un misterio, eso que te atrae hacia él de manera irremediable.
Como a todos, supones.
Porque ¿qué tiene Mikey para que tantos estén dispuestos a matar por él? ¿A sufrir por él?
Solo tendrá que pedir por esa boca para tener lo que quiera a sus pies. No existen escrúpulos si hay que satisfacer los deseos de Mikey, porque sus deseos siempre estarán por encima de los tuyos.
No es una orden, una regla o algo que se diga en voz alta para que os acostumbréis a oírlo, sino algo subliminal que aceptas por ti mismo, como uno de esos mantras que se abren paso en tu conciencia sin darte cuenta, pero en cuanto lo haces sabes que ya no habrá vuelta atrás.
Porque lo harás en el peor momento, mientras por propia voluntad crujes los huesos de un amigo con tu puño. Tu mundo se desbaratará al ver que serás capaz de perder la cabeza hasta el punto de manchar tus manos de sangre. Solo por hacerle feliz.
¿Y qué pasará entonces?
Te dará una palmada en el hombro y te sonreirá.
Y para ti será suficiente.
Es aterrador.
-.-
No serás ni el primero ni el último.
¿Cuánto tiempo tardarás en darte cuenta de que, aunque te mire a los ojos, su mirada siempre estará vacía? Es la misma mirada que le dedicará a aquel otro de allí que está tan ciego como tú. ¿O es que creías que eso te haría especial a sus ojos? ¿Acaso pensabas que te escogería a ti? ¿Un bueno para nada?
Duele darse cuenta de que volverás a tus veintisiete años y te habrás vuelto loco por un maldito crío a quien casi doblas la edad. Aunque tal vez duela más darte cuenta de que, a pesar de volver una y otra vez, de que hagas lo que hagas, nunca serás el dueño de sus sentimientos.
Te consuela, al menos, saber que no serás ni tú ni nadie.
Es lo que tiene ser un líder. Mikey debe ser consciente de que tendrá que sacrificar parte de sí mismo para protegerlos a todos. No ganará la carrera sin soltar lastre, y tú no eres más que algo prescindible que tarde o temprano le acabará estorbando. Entonces comprendes que si no te deja acercarte demasiado es porque así le serás más fácil de desechar sin mirar atrás.
Es difícil asimilar eso, sobre todo cuando regresarás en algún momento a tu yo adulto y seguirá sin haber nadie a tu lado. Pues en el caso de que lograras salvar a Hinata, ¿qué podrás ofrecerle que no pueda ofrecerle otro? Si no hay algo que te haga especial como Mikey, ¿qué derecho tendrás a atarla a un mediocre como tú?
No te darás cuenta de que no hay vuelta atrás hasta que sea demasiado tarde, como le sucedió a Kazutora, pues conocer a Mikey es como infectarse de un virus letal que no presenta síntomas hasta ser irreversible.
-.-
A veces crees haberlo logrado.
Un beso de Mikey te acercará al nivel que solo ocupan aquellos elegidos capaces de romperle el alma. Quizás así mañana serás su mano derecha, quien esté a su lado y consiga devolver la vida a esa cáscara autómata movida por el dolor. Tienes la esperanza de que así conseguirás bajarle al mundo terrenal, tomarle de la mano y acompañarlo a donde se pueda permitir sentir.
Pero así como sus ojos siguen vacíos, sus labios también lo están, justo para llenarse de las ilusiones y promesas que nunca tendrás en el futuro de donde vienes, y que ahora tratas de cumplir dentro de un cuerpo de quince años.
Confirmas que estarás perdido en el mismo instante en que le devuelves el beso. Pudiste pararlo y no lo hiciste porque, a pesar de desearlo con todas tus fuerzas, no son tus deseos los que te mueven a hacerlo, sino los de Mikey, que siempre estarán por encima de los tuyos.
Draken
¿Qué tiene Mikey que matarías por él? Te sueles preguntar.
Lo ves entrar, solo tiene quince años, pero arrastra mucho más que los pies.
Le pesa y lo sabes. Siempre has estado con él para ayudarle a soportar esa carga, pero a veces es necesario descansar de ella, porque las cosas pesan más cuando no son tuyas y tú te acostumbraste a llevar una que no te correspondía.
Reconoces su expresión y sientes la quemazón en el pecho. Sabes que volverá a ti, una y otra vez, porque eres el único que conoce ese otro lado oculto tras todas las capas que te encargarás de ir deshaciendo, despacio y con cuidado, una por una, como tantas veces lo has hecho.
Mikey necesita dejar salir todo de vez en cuando para poder seguir en su papel. Y deberá llenarse antes de vaciarse de nuevo.
Resulta que eres el elegido para ello, y deberías sentirte orgulloso y privilegiado si no fuera porque duele tanto que te destroza.
Hay días difíciles, como ese. Tiene los nudillos en carne viva, heridas y moratones por todo su cuerpo y un labio partido. Y aun así no se queja cuando lo tocas y lo besas. Nunca se queja. Cierra los ojos y se permite sentir de esa otra manera que tantas veces has visto en el edificio donde vives, pero que en él se nota diferente.
Sabíais la teoría. La práctica fue un poco más difícil. Entre vosotros no es mecánico o sucio o feo como lo que estás acostumbrado a ver.
Su piel se eriza y su voz se quiebra de una manera frágil y hermosa. Su cuerpo estremeciéndose entre tus brazos mientras ahoga las lágrimas en tus labios.
Sería como uno de esos regalos al alcance de muy pocos, si no fuera por el regusto amargo que deja al final.
A veces, cuando te preguntas si es normal que duela tanto en el pecho, piensas que es porque aún no tenéis edad para eso, aunque siempre fuisteis precoces para todo. Si tenéis edad para sobrevivir, pelear y matar, ¿por qué no para amar cuando es lo único bueno que tenéis a vuestro alcance?
A tu lado, Mikey permanece con los ojos cerrados un rato más. Su respiración aún está agitada y en sus mejillas notas el rastro húmedo que querrías limpiar con tus dedos, pero no lo haces porque sabes que es mejor no intervenir. Son escasos los momentos en los que Mikey se desnuda completamente, en cuerpo y alma. Y si lo perturbaras, acabaría huyendo como los animales salvajes cuando son sorprendidos, volviendo a colocarse todas las capas físicas y emocionales que lo elevan de nuevo a su estatus inalcanzable.
—Kenchin —susurra adormilado, como cuando habla en sueños—, quiero ese helado nuevo que ha salido con bolitas de colores que trae de regalo un silbato.
Apenas termina de pronunciar la frase cuando ya ha caído dormido. Te permites unos instantes, antes de apartar su cabeza de tu pecho y volverlo a colocar sobre la almohada con cuidado de no rozar ninguna de sus heridas.
Te vistes mientras vas hacia la puerta. Es plena noche y tendrás que caminar un rato hasta llegar a una tienda que esté abierta a esas horas, pero estás dispuesto a hacerlo. Eso y mucho más.
Incluso morir.
N/A: Soy consciente de que es muy "unpopular opinion". Es mi primer fic de este fandom (seguramente no sea el último), y apreciaría mucho una opinión, ya que me siento muy insegura de escribir de un fandom tan complejo del que conozco tan poco aún, pero fue superior a mí y tuve que hacerlo.
Besitos
Ak
