Los tres amigos estaban sorprendidos de saber que el Border Collie y la Blue Heeler habían bailado bajo el riego del agua que había arruinado la fiesta para muchos, más ahora tenían otro vistazo de lo que ocurría entre ellos.
—¿Y se besaron? —cuestionó Indy.
—Je, je, je, no, no tenía mis ideas claras de lo que quería en ese momento.
—Al menos cambió de opinión con respecto al favor que le debías —comentó Rusty.
Todos los miraban confundidos por la respuesta que había dado.
—Mackenzie no tenía en mente cobrar ese favor así. En realidad, quería que fueras con él a barrolandia y una de sus atracciones es que te caigan litros y litros de barro en todo tu pelaje.
—Bueno, pero algo es seguro —reveló Indy.
—¿Qué?
—Que Rusty y Jack están muertos —rabió Indy al ver a los dos chicos delante de ella—. Esa era mi noche, yo quería bailar con Rusty y me echaron a perder la noche.
Los tres temblorosos del miedo de ver a Indy furiosa, no les gustaba cómo se veían, pareciera ver a un dragón escupe fuego delante de ellos, Rusty y Jack estaban nerviosos. Más Bluey con valentía se le acercó a ella.
—Indy, por favor, perdónalos, no sabían lo que hacían —rogó Bluey por misericordia por los amigos de su amado.
—Esta te la pienso cobrar Rusty, estamos pronto a salir de la secundaria solo falta un año y tú vas a ir conmigo al próximo baile de graduación —respondió Indy para calmar su ira—. Y hay de Jack, Mackenzie y de ti Rusty si se les ocurre una de sus ideas estúpidas.
—Sí, Indy… —fue la respuesta que dieron los dos chicos escondiéndose detrás de Bluey.
Mientras que ellos peleaban y recordaban los momentos en los que Bluey y Mackenzie habían bailado en la graduación de la primaria. El Border Collie estaba terminando de ver su recuerdo del arroyo donde él y Bluey estuvieron mucho más cerca.
Justo era el momento en el que veía cómo Bluey se iba a buscar más barro para que Bingo le brindara a su padre en la cabeza—. Yo voy por más —dijo Bluey, adentrándose entre los arbustos para buscar más barro, cuando encontró más barro gritó—. ¡Aja! —cuando de repente vio una cría de canguro— ¡Ah! —gimió, la cría se dio cuenta de la presencia de la Blue Heeler, entonces se retiró de tomar agua dejando a Bluey sola—, el arroyo es hermoso. —Pasado el tiempo todos salieron de la zona del arroyo estando de nuevo en el parque—. Miren, tiene el parque para ustedes, ¿quieren jugar antes de irnos a casa? —preguntó Bandit—. No, gracias, papá —respondió Bluey—. Sí, estoy un poco cansado —replicó Mackenzie—. No creí que te cansaras Mackenzie —bufoneó Bandit. Todos salieron del parque, Bluey y Mackenzie iban riendo y jugando mientras que Bandit iba hablando con Bingo.
—Mira, puedo hacerlo, puedo hacerlo —se alegró Bluey al ver que podía estar entre los troncos saltando y estando en equilibrio como lo hacía Mackenzie—. Muy bien Bluey —Los dos chocaron los cinco para seguir brincando entre los troncos—. ¿No se te subió ningún gusano cuajo?, ¿verdad Bingo? —preguntó Bandit, mientras que Bluey y Mackenzie jugaban a que Mackenzie era un cocodrilo, mientras que Bluey huía de él brincando—. ¿Gusano cuajo? ¿Bromeas? —se sorprendió Bingo creyendo que su padre estaba bromeando con lo que decía—. Sí, sí, los gusanos cuajos no existen. —Bingo se rio mientras que Bluey intentó huir de Mackenzie, siendo atrapada por este mismo cuando intentó librarse de él hizo que los dos cayeran al suelo, entonces comenzaron a reírse—. Pero en serio tendré de revisar si no tienes garrapatas —contestó Bandit, Mackenzie se había levantado para que ahora Bluey intentará atraparlo como el cocodrilo.
—¿Y al final te atrapo? —preguntó Calypso.
—No, ella nunca me atrapó porque yo soy más rápido que ella —aclaró Mackenzie.
—Oh, bueno, al menos ganaste —felicitó.
—Sí, al parecer, no apareció el escudo o los demás artefactos —comentó el ángel de la vida.
Ambos siguieron caminando hacia la salida del arroyo cuando se dieron cuenta de que estaban en una zona conocida.
—Bueno, podemos seguir con los… —Mackenzie vio que estaba delante de la escuela primaria a la que alguna vez asistió—. ¿Puedo ver algo? Es un recuerdo de la primaria antes de ver la secundaria.
—Sí, así lo deseas, sí.
Entonces los dos siguieron su camino para ver el recuerdo de alguien.
Era un día normal como cualquier otro en la escuela primaria, Mackenzie estaba en sexto grado, había escuchado que de parte de la escuela los alumnos tendrían un baile escolar de graduación, sabían que pronto iba a cursar la secundaria. Por ello todos debían llegar con una pareja al baile. Aunque esto no les importaba a muchos, a otros sí les importaba. Entre esos alumnos estaba el grupo de amigas que ya conocía el Border Collie, pero no era el único grupo que sabía esto.
—Hola, chicos, ¿qué tal? —saludo Mackenzie.
—Bien, estamos aquí viendo que hacer para no asistir al baile, pero al parecer a Rusty ya lo invito Indy y solo quedas tú, Mackenzie —respondió Jack.
—Oh, el baile.
—¿Qué?, ¿no me digas que ya te invitaron y aceptaste? —indagó Rusty.
—Si y no, Coco me invitó, pero le rechace la oferta, esto no es para mí —respondió Mackenzie.
—Tal vez esperas a tu princesa azulada —se burló Jack.
—Ja. Ja. Ja. Muy gracioso Jack —expresó Mackenzie con sarcasmo a la hora de hablar.
—Bueno, tal vez Bluey te invite —comentó Rusty.
—Bluey sabe que no asisto a este tipo de eventos ñoños —se molestó mientras que cruzaba los brazos y desviaba su mirada.
—Bueno, tal vez no sea tan malo —consideró el Red Kelpie.
—Bueno, a mí me invitó Chloe entonces, no sabía qué responder, entonces acepte —expuso el Jack Russell.
—Bueno, veré películas toda la noche en paz desde la comodidad de mi hogar.
—¡Ja! ¿Crees que con eso vas a evitar casarte con Bluey? —Aquella burla hizo que el Border Collie volviera a su infancia, donde un Bulldog inglés le había causado muchos problemas con la Heeler, pero también recordó que gracias a esa burla suya se volvieron mejores amigos—. Hola. Winston…
