Mackenzie se dio la vuelta para ver a su compañero, sabía que cuando Winston hablaba siempre tenía la razón en lo que fuera a decir, Mackenzie parecía estar…
—Estaba tan cansado de ver que Winston me dijera lo mismo cada que sucedían estos eventos, que prefería no ir, mi arrogancia nunca me dejo ver que podía llegar a ser feliz a Bluey…
Rusty y Jack estaban sorprendidos de ver a Winston, pero Mackenzie parecía irritado con tan solo verlo delante de él, aunque esto no quería tratar con el bulldog inglés, debía contestar al saludo.
—Hola, Winston, ¿qué te trae por aquí? —saludo con una sonrisa forzada.
—Solo quería ver si ibas a ir con Bluey al baile —cuestionó Winston.
—Oh, no, no estoy interesado en ir, creo que Bluey ya lo sabe, por eso yo no voy a asistir al evento del viernes.
—Oh, bueno, espero verte ahí Mackenzie, bailando con Bluey —se burló.
—¿Y si llegara a llover? —bromeó Mackenzie en respuesta al comentario de Winston.
—Pues sería genial verlos bailar bajo la lluvia —respondió Winston a su compañero para irse de allí.
—Espero que sí llueva —dijo entre dientes.
—¿Estás deseando bailar con Bluey bajo la lluvia? —indagó Jack.
—No, eso no.
—Bueno, debemos ir al salón, no tarda en sonar la campana, además de que solo tenemos estos dos días para verlo que vamos a hacer en el baile —diría Jack.
—Vámonos —respondió Mackenzie.
Los días iban pasando con naturalidad y todos estaban listos para que llegara el día del baile, Jack y Rusty tenían sus trajes listos para el "peor día de sus vidas" en el cual habrían de haber estado con sus respectivas parejas. Mientras que el Border Collie feliz de la vida estaba llegando a su casa en cuento llegó, preparo la sala para su noche de películas, era jueves y podría desvelarse porque al día siguiente no tendrían clases, tenía 5 películas listas para su velada, solo necesitaba preparar palomitas de maíz.
—Bien, nada puede arruinar esto —festejó Mackenzie.
Cuando estaba a punto de ir a la cocina, alguien tocó el timbre. Por educación la cual le habían dado sus padres: sabía que si estaba cerca de la puerta tenía que abrirle a la persona. Al principio lo dudo. Sin embargo, abrió la puerta, viendo que era Bluey, entonces…
—Hola, Mackenzie, te quería preguntar, ¿si vas a ir al baile?
—No.
Bluey actuó rápido para abrazarse de las piernas del Border Collie, comenzando a rogar—. Por favor, Mack, ve conmigo al baile, todas mis amigas creen que solo yo puedo hacerte cambiar de opinión con respecto al baile. —Esto no le gustó, ya que los vecinos los estaban viendo, Mackenzie tuvo que dar un suspiro para responderle a Bluey—. Por favor, levántate, si voy contigo al baile, pero si me haces un favor el cual te cobraré más tarde. —La Blue Heeler se levantó al escuchar lo que su amigo le había dicho—. Gracias, Macky, me alegra mucho saber que me acompañaras al baile. —Bluey se limpiaba las lágrimas de su rostro para irse al centro comercial donde se encontró sus amigas.
—Bueno, mi noche de películas se arruinó, gracias, Bluey.
—En ese entonces era tan inmaduro como para darme cuenta de que Bluey podía sentir algo por mí.
Mackenzie cerró la puerta de su casa y se tumbó contra esta para llegar al suelo. Sabía que ahora debía ir con Bluey al baile de graduación. Derrotado y abatido, guardó las 5 películas y se fue a su habitación buscando su traje de eventos formales, aunque no le gustaba mucho. Su madre estaba sorprendida de escuchar que su hijo iría al baile de su escuela, algo que a Mackenzie nunca le había gustado hacer.
—¡Tienes una cita! —se exaltó.
—No, solo voy a ver a mis amigos y con ah… —No quería decirle a su madre que iría con Bluey.
—¡Bluey! —se burló de su madre.
—¡No es una cita, solo vamos como amigos! —gritó Mackenzie rojo como un tomate, estaba avergonzado de que su madre le hiciera este tipo de burlas.
—Está bien, no voy a decir nada, pero espero que seas un caballero con ella, no quiero que los Heeler se lleven una mala impresión —recomendó su madre.
—Está bien mamá.
—Eso espero de ti, Mackenzie —dijo su madre en tu tono serio.
Mackenzie estaba temblando ante su madre, conocía a su madre, no era de estar con juegos, ella sería capaz de cazar a su único hijo con la hija de los Heeler, con tal de resolver los problemas que pueda haber entre las dos familias.
—Te prometo, que esa noche Bluey nunca la va a olvidar —juró Mackenzie ante su madre.
La madre de Mackenzie sonrió, sabía que su hijo podía cumplir sus promesas. Al día siguiente, el sol comenzaba a salir, y un Border Collie ya se encontraba levantado, sentado a la orilla de su cama, solo quería que cayera la noche para que pudiera ir y volver pronto a su casa.
—Solo esperaba a que la noche llegará para bailar con Bluey y regresar a mi casa, pero ahora me arrepiento de todo esto que le hice a Bluey, podía ser más que un amigo y nunca lo vi.
—Aún estás a tiempo.
—Entonces debo seguir adelante.
Mackenzie durante todo el viernes estuvo al pendiente de que llegara la hora, tenía que irse a la escuela a las 7 de la noche. Durante el día Mackenzie estuvo buscando ROSAS para dárselas a Bluey, no le gustaba la idea de llegar con las manos vacías. Mackenzie salió de su casa para ir a la florería más cerca que tenía para comprar aquellas rosas de color azul, las cuales no era muy conocidas, pero sabía que eran las favoritas de la Blue Heeler, a quien él veía como una amiga, sin embargo, Mackenzie era aún inocente olvidando que esto era algo que alguien hacía porque alguien le gustaba a una persona.
—Buenas tardes, disculpe, ¿tienen rosas Bluey (azuladas)? —preguntó Mackenzie a la dueña de la tienda.
—Sí, ¿son para tu novia? —interrogó la florista.
—¿Novia? Ja, ja, ja, no, son para una amiga —respondió Mackenzie.
—Oh, perdón por el error, bueno, el ramo sale en treinta dólares —informó la florista.
—Bien, deme uno.
Mackenzie al ver el ramo se esperaba algo más chico, pero por el precio tenía un buen tamaño, en ese momento cambió de opinión.
—Sabe que, deme uno mediano.
El ramo mediano costaba alrededor de 25 dólares australiano. Una vez que Mackenzie tenía el ramo de rosas en su poder, vio la hora eran las 4 de la tarde, tenía 3 horas para arreglarse e irse al baile escolar, Mackenzie llegó a su casa para entrar con el ramo de rosas azules, las cuales eran para la Blue Heeler. Sus padres estaban sorprendidos de ver cómo su hijo había gastado su mesada en un ramo de rosas para Bluey.
—Amor, nuestro cachorro está creciendo —lloró el padre de Mackenzie.
—Así es, cariño —chilló la madre de Mackenzie.
Mackenzie estaba sorprendido de ver que sus padres ya estaban sospechando de su "amor secreto" hacia Bluey.
—Ellos lo sabían, veían que estaba actuando como un enamorado y yo solo lo negaba diciendo que solo era una amiga cuando ella nunca fue una amiga, ella es más que una amiga, ¿acaso Adrián Agreste para ser tan imbécil y no darme cuenta? —se criticó El Border Collie.
—Bueno, aún eras un niño, no te culpes de esto.
El Border Collie solo ignoró lo que sus padres decían y se dirigió hacia su habitación para ducharse, lavarse los dientes, vestirse para la ocasión e irse con el ramo de rosas azules para su amiga.
Obvio que no habían quedado en que se encontraran o que Mackenzie fuera por ella a su casa. En cuanto llegó a la escuela escondió el ramo de rosas en su casillero, todos los que lo veían creían que se le iba a declarar a Bluey. Mackenzie se fue a ver a sus amigos que dijeron que estarían en el baile.
—¿Mackenzie?, ¿creo que habías dicho que no vendrías?, ¿qué fue lo que sucedió? —preguntó el Red Kelpie
—Bluey fue lo que sucedió —se lamentó Mackenzie.
—¿Nos explicas? —indagó Jack.
—Veamos, ¿cómo fue esto…? Así…
Mackenzie les explicó cómo había sido el momento en el que la Blue Heeler y él habían conversado acerca del baile escolar y como lo había convencido de que fuera con ella al baile escolar.
—Oh, es por eso por lo que te tenemos aquí, pero creo que nos podemos divertir —preparó el Jack Russell.
—¿A sí? ¿Cómo genio? Estamos obligados a bailar con ellas —replicó el Border Collie.
—Ya sé, activemos el sistema de riego del gimnasio y así lograremos escapar del baile.
Los tres salieron con dirección hacia el cuarto de mantenimiento donde estaba el interruptor de incendios, que activa el sistema de riego en caso de que el sistema automático llegara a fallar, el cual activó Mackenzie mientras que Jack y Rusty se aseguraron de que nadie los viera o se acercara, todos estaba ya en el gimnasio esperando a que el baile comenzara hasta que se comenzó a rociar el agua por toda la escuela haciendo que todos los estudiantes salieran corriendo de la escuela. Nuestros tres amigos se habían salido con la suya, el Jack Russell y el Red Kelpie salieron corriendo cada uno con una dirección distinta, mientras que el Border Collie se perdió al momento de su marcha para entrar en el gimnasio donde se encontraba una Blue Heeler que se estaba mojando, pero no era lo único, aunque el agua parecía cubrir las lágrimas de ella. Sus ojos estaban brillosos ante las luces del lugar. Sabía que estaba llorando. Esto no le gustó al Border Collie.
—Mackenzie, esto es horrible, yo tenía la ilusión de que esta noche fuera muy bonita para los dos, pero ahora todo se arruinó, no hay nadie aquí, y… —Bluey estaba tan mal que no tenía manera de expresar lo que sentía.
El Border Collie se sintió mal por su "amiga", no podía creer que fuera tan inconsciente, además de que su madre lo mataría si llegaba a descubrir que ella había tenido la peor de las noches. Él sabía que ella se lo había pedido de buena voluntad, y él se lo echó a perder.
—Recuerdo que esa noche actúe con rapidez para que dejara de llorar, me partía el alma al verla, entonces tomé una decisión.
Mackenzie se acercó a ella para hablar sobre su favor.
—Bluey, es hora de cobrar ese favor que me debes —se disculpó Mackenzie.
—¿Ahora? —cuestionó Bluey.
—Sí, es el lugar y el momento donde yo quería para que bailaras conmigo bajo la lluvia —declaró Mackenzie mientras que hacía una reverencia estirando su mano hacia la Blue Heeler, ella no podía creer que ese era el sueño del Border Collie, pero con mucho gusto puso su mano en favor de Mackenzie haciendo que el Border Collie colocara como pista de baile la canción Story Love de Tylor Swift. Los dos unieron sus cuerpos para bailar lento, cuando se dieron cuenta de que los organizadores y maestros habían detenido el agua que caía, comenzarían a aplaudir a los dos chicos que habían bailado sin importar la circunstancia. Entonces Mackenzie, que no había soltado la mano de Bluey, la llevó a su casillero donde tenía el ramo de rosas azules que eran para Bluey…
—Estas rosas son para una muy hermosa de color azul —recitó Mackenzie.
Bluey estaba tan emocionada que lo abrazo para recibir el ramo de rosas.
—Esa noche nunca la voy a olvidar. —reflexionaban los dos enamorados.
En ese instante alguien entró a la habitación de Mackenzie para llevarse de la muñeca a Bluey.
—¿Bingo? ¿A dónde me llevas? —interrogó Bluey.
—Nos vamos con Muffin y Socks de campamento —confesó Bingo.
Bluey dirigió su mirada hacia la habitación de Mackenzie, donde vio que una Poodle rosa la despedía con su pata mientras sonreía con descaro.
