Bluey experimentaba una sensación de tristeza, ya que no le agradaba la idea de que Coco se mantenga en la custodia de Mackenzie, mientras que ella solo se encontraba de campamento, donde ella alguna vez observó a un Ladrador morado o negro, quien causó llanto en Bluey. Sin embargo, esta situación no era conocida por Bluey, sino que ella misma se lo había comunicado a sus amigas, pero nunca a los chicos. Pero al dejar a su amiga Coco le daba miedo que esta misma le dijera a Mackenzie que estaba con el labrador mientras él estaba en coma, por primera vez tenía miedo de perder al amor de su vida por culpa de aquella Poodle rosa. Durante todo el camino lo único que pudo hacer era tomar los libros de Muffin mientras que no la viera. Al llegar por la noche al campamento un Labrador vio la casa rodante que le pertenecía a la familia de Bandit en pocos términos era de Stripe. Bluey y su familia salieron de la casa rodante para instalar las tiendas de campamento y así dormir, pues no había espacio en la casa rodante.

—Bien, es hora de dormir, espero que mañana sea un buen día —rogó Bandit viendo a Bluey con su teléfono en mano—. Y que podamos despejar nuestra mente.

El Heeler adulto se dio cuenta de que su hija estaba viendo una foto donde se veía a todos los de su clase cuando estaban con Calypso.

—Solo espero que no estés pensando en lo que estoy pensando Bluey.

—Solo quiero que esté bien, es solo eso.

—Oh, hija, saber que volverás a verlo.

—Eso espero —lloró Bluey.

Los Heeler se fueron a dormir, a pesar de estar de campamento, Bluey seguía preocupada por lo que pudiera hacer Coco durante el tiempo que estuviera fuera de Brisbane. En cuanto a Mackenzie, que había terminado el recuerdo finalizando con Bluey y él yendo cada uno a su casa, un destello en todo su abdomen revelado así la coraza de justicia.

—¿Calypso?, ¿qué es lo que tengo puesto? —preguntó Mackenzie confundido.

—Oh, esa es la coraza de justicia con la cual actuaste sabiendo que lo que le había hecho a Bluey no fue nada justo, sacrificando el favor que te debía con que ella anhelaba, haciendo justicia enmendando tu error.

—Entonces, ya no podrá la muerta herir mi abdomen.

—Así es, pero debemos conseguir los demás elementos.

Lo que Mackenzie no sabía era que Coco desde que se había ido Bluey le tomaba de la mano, sabía que Mackenzie no conocía a Juan Lucas, sentía que ella debía decirle quién era y que era lo que hacía Bluey ahora con él, de seguro estaba siendo infiel con el labrador, podía inventarse cualquier cosa.

—Mackenzie, tengo que contarte algo que Bluey jamás te contó, espero que tú me puedas escuchar.

Mackenzie no la podía oír, pero sí verlo que le quería confesar atreves de su mano que estaba siendo salvajemente apretada por la Poodle rosa.

—¿Escuchaste algo? —preguntó.

—¿Qué tienes que ver con una Poodle rosa? —cuestionó.

—Ay no, ella no.

Entonces llegaron a Mackenzie a un bosque donde él no conocía, pero estaba emocionado de saber qué recordaría allí, aunque no era parte del plan, era una trampa de parte de la muerte para hacerlo caer, era lógico que la muerte le tendiera una trampa a Mackenzie para que se quisiera morir, pero atreves de los celos de Mackenzie.

—Bien, hay que tener cuidado con lo que sea este recuerdo, no creo que sea tuyo, ¿así? —preguntó dudando de la actitud de Mackenzie.

Mackenzie no respondió la pregunta que el ángel él estaba confundido, parecía ser un lugar donde iban las familias a pasar el tiempo durante las vacaciones de verano, esto parecía interesarle a Mackenzie.

—No, este recuerdo no es mío, pero ¡ay! —Mackenzie sintió que algo le había cortado como de cuchillos en la planta de sus pies.

—¿Estás bien? —preguntó Calypso.

—Sí, esto no me había pasado, quiero ver que es lo que está sucediendo en este lugar, pero cada que camino siento que me encajo algo afilado.

—Esto no suele pasar, pero tendrás que buscar entonces el calzado de la salvación para que al pisar no te sientas mal.

—Bien, entonces, sigamos con el recuerdo.

—Bueno, ¡ay!, ay, ay, ay…

Los dos siguieron su camino hasta que Mackenzie vio a alguien conocido—. ¿Bluey? —El Border Collie se sorprendió cuando vio el momento exacto en el cual Muffin las había echado de su casa rodante, Muffin no estaba del todo feliz.

—¿Puedes creerlo?, el mayordomo nos echó —bufoneo bingo.

—Oh, ahora tendremos que vivir en el bosque —sugirió Bluey.

Las dos estaban listas para salir de ahí y adentrarse en el bosque, cuando de pronto.

—Ah, no, ella no, no se ha bañado durante 3 días —comentó Chilli

—¡Me gusta apestar! —exclamó bingo en total desacuerdo.

—Adiós, mi cocinará apestosa —se burló Bluey mientras que se acercaba al riachuelo que encuentra por ahí.

—Oh, tendré que hacer una casa con palos. —dramatizando, tomando algunos palos para comenzar a construir.

—Bonjour (Buenos días). —alguien la había saludado—. Tu veux jouer avec moi? (¿quieres jugar conmigo?)

—¿Ah? —Bluey estaba confundida, no sabía lo que estaba diciendo el labrador.

—Est-ce qu'on joue ensemble? (¿Jugamos juntos?) —preguntó el labrador.

—Ah, no estoy segura de querer jugar —contestó Bluey mientras que se rascaba la nuca.

El labrador tomo otro palo que estaba tirado por allí para dárselo a Bluey.

—Gracias, estos son para mi casa, mi mayordomo me echo.

Los dos empezaron a construir la casa donde Bluey supuestamente habría de quedarse gracias a que Muffin la echo.

—Une maison C'est super! (Una casa es genial) —En ese instante el Labrador tomo una hoja—. On peut prendre les plantes pour faire les murs. (podemos tomar las plantas para hacer las paredes).

—Ah, sí, esas pueden ser las paredes —señalo Bluey.

Mientras que Bluey y Jean-Luc estaban armando la casa entre los dos, Mackenzie no se sentía nada bien, además de tener el dolor en la planta de sus pies, esto no le gustaba, Bluey estaba con alguien más, los celos le estaban haciendo mucho daño a las plantas de sus pies, él no lo sabía, no tenía idea de que él fuera celoso…