Mackenzie estaba feliz ver esa escena y a la vez molesto con sus padres por tomarle fotos como locos.
—Esto ya no será un recuerdo, será una realidad continua —analizó.
—Ja, ja, ja, hay muchacho, cuando alguien te guste fíjate mejor en sus manos, pues con el pasar del tiempo, menos van a besarse y más van a tomarse de las manos —aconsejó el ángel de la vida.
—Guau, eso no lo pensé, pero gracias, creo que lo tendré en cuenta.
—Bien, ahora, ¿crees poder invocar el escudo?
—Eso espero.
Mackenzie cerró los ojos, mostrando su fe, la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Era lo que Mackenzie había estado aprendiendo y esperando, tenía la certeza de que volvería a ver a sus padres y a sus amigos, convencido de que las cosas serían diferentes entre él y Bluey, con un futuro que le esperaba al salir del coma, no podía esperar a despertar de su coma. Solo era cuestión de tiempo para el Border Collie; de su brazo izquierdo emanaba luz que se tomó forma de escudo romano, haciendo que el ángel sonriera porque solo le falta encontrar el cinturón y el casco.
—¡Mackenzie!, ¡lo lograste! —celebró el ángel de la vida al ver que el chico había conseguido el escudo con le cuál podía bloquear los ataques de la muerta, que quería llevarse su alma al más allá.
—Guau, parece al escudo que los Terriers solían tener con Calypso —comentó Mackenzie sorprendido de ver su escudo.
—Pues, muchas felicidades, mientras más crees, más cerca estas de volver con tus seres queridos.
—Esta vez, no voy a dudar ni por un segundo.
—Así se habla Mackenzie.
Los dos siguieron su camino por la calle, mientras que Mackenzie y el ángel se acercaban a otro viaje del pasado. Por otro lado, Bluey estaba en su casa, era fin de semana y estaba despierta, el sol ya se asomaba por su ventana y la luz se reflejaba desde la cama, hasta llegar a la puerta. La Blue Heeler yacía sentada en la mesa del comedor de la casa, estaba feliz que podía pasar todo el día cuidando de su amado y no tener que volverlo a bañar. Esos momentos agrios no los quería volver a pasar, ¿qué hubiera pasado si el Border Collie despertaba en ese momento? Podría ser tomada como una pervertida, eso le traería problemas con el Border Collie. Pero al saber qué talla del zapato es el amor de su vida, la hizo sonrojar.
—Bluey, ¿estás bien?
La Heeler fue sacada de sus pensamientos que fueron interrumpidos por los comentarios de su hermana, ella se coloró aún más cuando escucho a su hermana menor sacarla de sus pensamientos.
—Nada importante.
—Bueno, veo que te has puesto roja, ¿Mackenzie está en tu cabeza?
—¡¿Qué?! ¡Bingo!
Bingo conocía bien a su hermana, sabía que decir ese tipo de comentarios haría que Bluey se molestara con él.
—Creo que ya terminé de comer —tembló la red Heeler a ver a su hermana mayor con el ceño fruncido, mientras que hacía una mueca con la boca.
—¡Sigues siendo la misma de hacer 10 años Bingo!
—Creí que lo olvidarías, ese día del incidente.
—Es tu culpa que jamás le pude decir a Mackenzie que me gusta, que papá no me deje ir sola a su casa, que ellos siempre me vigilaran y fueran por mí a la secundaria, nunca pude salir con él a solas, siempre tuve un chaperón.
—Lo siento, Bluey, solo era una niña, no creí que papá se tomara muy mal el día de la feria.
—Mi primer beso fue hasta que una Navidad Mackenzie tuvo tanto sueño que no se dio cuenta de que me beso en la boca.
—Entonces sí lo has besado.
Aquel comentario hizo que el corazón de Bluey dejara de latir por unos momentos, las dos chicas dirigieron sus miradas al marco de la puerta donde se encontraba Bandit viendo a las dos que temblaban con cachorros caminando en el invierno.
—Hola, papá, ¿cómo te fue en el trabajo?
—No me cambien el tema, veo que ya tengo yerno, ¿no es así, Bluey?
—Papá, yo…
Bluey estaba nerviosa, no sabía qué decirle a su padre, ella sentía mucho miedo de ver a su padre molesto, sabía que no se tomaba muy bien saber que la chica se besó con él Border Collie.
—Lo quiero saber una sola cosa Bluey —contestó Bandit fría y cortante eran las palabras del padre Heeler.
—¿Q-qué co-cosa?
—¿Mackenzie corresponde a tus sentimientos?
Esa pregunta hacía temblar todo el cuerpo de su hija, la chica recuerdo que el Border Collie no tenía conocimiento alguno de sus sentimientos, solo sabía que ella era amiga de él, pero el nunca entendía lo que ella le decía o insinuaba.
—No. No lo sé, creó que nunca se dio cuenta de que me gustaba desde la primera vez que lo vi en GlassHouse.
—¿Entonces?
—Algo me dices que él, él me salvó porque me quiere, muy en el fondo, pero me quiere.
—Sí, como una amiga que años.
—Claro que no, Mackenzie no es así, no me ve cómo ve a coco, Indy, Chloe, Honey, Wendy, entre otras amigas nuestras, y coco no es la única chica que ha intentado ser novia de Mackenzie.
—Bueno, yo en su lugar es porque no tengo interés tener novia.
—Yo tengo la certeza de que Mack no me ve como una amiga.
En ese momento, en la cara de Bluey se comenzaron a formar fondas como si una gota de agua cayó en las aguas.
—¿Qué sucede? Ay, no, estás teniendo un…
10 años atrás…
Bluey era nueva en GlassHouse, era su primer año después de terminar el preescolar, ahora que tenía 6 años y una nueva escuela en la que aprender, está nerviosa, implicaba conocer nuevas personas haciendo nuevos amigos, aunque era probable tener algunos compañeros del jardín de niños que la acompañarían.
