Capitulo

El sol estaba brillando en un nuevo día sobre Orario, y con eso, Bell caminaba por una de las calles principales de la ciudad, camino a la Farmacia Azúl. Su paso siempre era tranquilo y en cierta forma confianzudo; si uno no supiera quién es él, entonces perfectamente podría decir que es arrogante.

Recordaba lo que era caminar entre algunas de las tribus en Dedine, algo de lo que se arrepentía de dejar atrás, ya que siempre que iba por esos lugares, el paso seguro era algo que lo hizo entender el valor de tener una sonrisa en su rostro. Eligió no pensar en eso; si lo hacía, entonces iba a terminar en reflexiones que no quería.

Su paso cómo siempre era tranquilo, con el sonido de sus botas contra el empedrado perdiéndose en el bullicio habitual de la ciudad, su objetivo era, luego de haber ido a dejar un par de materiales que Welf le pidió, ir a comprar pociones para recuperar su suministro y no pasar problemas dentro del calabozo, pero en el camino, un rostro familiar lo hizo detenerse.

— Ah, ¡Lili! ¿Qué haces por aquí?

La chica de cuerpo menudo giró la mirada casi de golpe, cómo si hubiera estado asustada, lo que hizo pensar a Bell que quizás fue demasiado repentino al saludar a la chica, sin embargo luego entendió un poco sobre eso; la chica estaba hablando con otra persona, una mujer con cabello carmesí y ojos esmeralda. Se trataba de Alise, la capitana de la familia Astrea.

Bell puso más atención a los detalles, comprobando entonces que efectivamente no era sólo eso, ella aparte habían miembros de la familia Ganesha entrando y saliendo del callejón que estaba detrás de la pelirroja, lo que hizo que Bell, internamente, se pusiera tenso.

Si era lo que creía que era…

El albino no perdió el tiempo y se acercó a las chicas antes de sonreír y levantar la mano para saludar.

— ¡Hey! ¿Cómo se encuentran? ¿Qué está pasando?

— Hola, Bell, disculpa lo que voy a decir, pero por casualidad, ¿no estarás matando gente, verdad?

Efectivamente, era lo que se temía el pobre chico; había ocurrido otro asesinato en la ciudad.

Bell inmediatamente negó con la cabeza, no quería ser relacionado con un crimen cómo este, aunque sí hubiera quitado una vida en el pasado, no quería ser tildado de un asesino por un crimen que ni siquiera era el suyo.

— ¡Yo no fui!

— Estoy jugando contigo — Alise lo calmó antes de que pensara más de lo que tenía que hacerlo. — Desde que llegaste los asesinatos empezaron a incrementarse, pero probablemente sólo sea una desafortunada coincidencia, después de todo, no tienes madera para ser un asesino… Bueno, no para ser uno serial.

El albino sudó frío cuando ella hizo la aclaración, porque en su mirada notó que ella sabía; no esperaba ser tan evidente, pero ella se había dado cuenta de que él había arrebatado la vida a alguien.

Por lo menos no estaba indagando en ese suceso, pero le daba miedo que alguien se diera cuenta tan fácilmente de los pecados de su pasado ya que si ella lo hacía, ¿Entonces quién más podría hacerlo?

— Lili se estaba enterando de todo, amo Bell, el evento fue realmente horrible… —la pequeña Pallum estaba realmente perturbada.

— Ni siquiera fue tanto, en realidad, fue bastante diferente de la última vez.

La chica no perdió el tiempo en guiar a los dos aventureros a la escena del crimen, pasando entre los miembros de la familia Ganesha que ya habían tomado varias cosas necesarias para realizar la investigación del crimen; Si Alise les estaba mostrando esto, era porque les tenía especial confianza sobre no revelar lo que estaban viendo.

Cuando llegaron finalmente a la escena del crimen, tanto Lili cómo Bell advirtieron el cuerpo tirado en el suelo, completamente abandonado en pleno cruce de callejones por lo que cualquiera que fuera a pasar por ahí podría estar al tanto de la muerte del pobre hombre.

— El sujeto era un informante, tiene un corte en el cuello que fue la causa de la muerte, murió ahogándose con su sangre — explicó Alise mientras caminaba alrededor del hombre, hablando con tranquilidad mientras miraba a los dos.

Bell por dentro sintió ganas de desviar la mirada; la escena del crímen estaba realmente limpia, sólo estaba el sujeto tirado en el suelo en un charco que estaba a medio camino de volverse completamente seco, de sangre oscura y pegajosa; agradecía que el crimen fuera a campo abierto, porque no quería imaginar el hedor que debería haber tenido. El falna incrementaba los sentidos de los aventureros conforme más fuertes se volvían, un aventurero de nivel dos tenía sentidos tan desarrollados que incluso aunque no estaba encerrado, podía sentir el olor de la sangre, cómo si estuviera oliendo un metal oxidado. Si el aire se hubiera vuelto rancio y estancado, dudaba que pudiera soportar estar en esa escena mucho rato, lo que a su vez lo hizo mirar con algo de admiración a Alise; cómo nivel 6, sus sentidos eran mucho mejores que los suyos, por lo que sería de esperar que el olor le diera con más fuerza.

Si ella tenía que lidiar con los casos de asesinato de la ciudad, entonces tenía que tener un estómago fuerte, desde luego, más fuerte que el suyo.

Lili había girado la mirada para encontrarse con Bell, el chico se encontraba mirando la escena del crímen con una tranquilidad poco tranquilizadora, por más contrario que eso sonara. El albino miraba un cadáver con la tranquilidad propia de alguien que no sólo había visto uno en el pasado; ella había visto aventureros muertos, era casi el pan de cada día para alguien que se dedicaba a bajar al calabozo.

No, esto era diferente, la calma con la que Bell miraba al pobre hombre, era la calma de alguien que había mirado a la muerte a los ojos, enfrentándola… o repartiendola.

— La escena del crímen es muy limpia si soy sincera, le puedo dar eso al asesino, si fuera una investigadora novata, sería difícil encontrar pistas. Pero afortunadamente soy yo la que está en el caso.

La pelirroja no perdió el tiempo en inflar el pecho con orgullo, poniéndose una mano en la cadera y levantando la otra con gracia para hablar tranquilamente. El tono de Alise siempre hacía sonar a Bell que ella era realmente orgullosa, aunque también quería mantener algunas apariencias con la imágen que intentaba vender de ser una chica que no podía romper un plato ni aunque lo quisiera.

— Bueno, empezando con esa navaja — la chica señaló un cuchillo de poca monta tirado en el suelo, estaba manchado con sangre, presumiblemente la de la víctima. — En esa dirección está el bar Hibachitei. También está esa lámpara, en ese caso la lámpara. — ella volvió a hacer una señalización con el dedo. — Está claro que el asesino rompió la lámpara, quizás en un intento de cubrir el cuerpo con oscuridad para que nadie lo descubriera hasta ya entrada la mañana, momento en el que estaría lejos y no sería encontrado.

La chica sonrió mientras se acomodaba el pelo antes de volver a levantar el dedo, cómo si estuviera tratando de dar una lección a los dos chicos que la estaban mirando completamente atentos. Bell pudo entender lo que estaba pasando por su cabeza, ella quería hablar sobre la deducción a la que había llegado.

— Hubiera pensado que sería un hombre alto y poderoso, principalmente por la lámpara rota y por lo repentino del crímen; el hombre no tiene marcas de lucha, por lo que seguramente fue tomado por sorpresa y eso sólo se logra con pocas situaciones, y una de esas sería un ataque sorpresivo resultado de una pelea, quizás un ataque de ira. — Alise hizo una pausa dramática, mirando a los dos cómo si quisiera asegurarse de estar causando el efecto que deseaba antes de continuar con lo que tenía que decir. — Pero el arma me hizo pensar en otra cosa; el asesino podría ser un aventurero, ya que el arma es una daga, haciendo una suposición, el asesino debería ser alguien con una predilección por armas finas y dependientes de la agilidad.

Aunque no parecía mucho, eso era realmente una gran base, tenía cómo filtrar a los aventureros y luego saber a quienes interrogar para encontrar al homicida. Lo que dejó algo asombrados a los dos aventureros, aunque, a parecer de Lili había algo muy raro.

— ¿No son los errores demasiado obvios? ahora que Lili los conoce, le parece que ni siquiera Lili los hubiera cometido…

Dejar el arma homicida en la escena del crímen era algo que la propia Lili no pensaba que pudiera haber hecho por accidente.

Alise por un momento se quedó pensando en las palabras que dijo la pequeña Pallum, ants de reír un poco, negando con la cabeza antes de volver a la chica.

— Quizás es porque es el primer asesinato de esta persona, desde luego no es el otro asesino que estamos buscando, pero quizás era alguien que asesinó sin quererlo y por lo mismo dejó algunas cosas.

Lili asintió lentamente, entendiendo lo que estaba diciendo ella, simplemente dejó a la profesional actuar cómo debía de actuar y ella se quedó con su mal presentimiento, pero más satisfecha. Bell por su parte se apresuró a tomar la mano de Alise, con delicadeza y finura para mirarla a los ojos.

— Por favor, Alise, encuentra al asesino, realmente no me sentiría a gusto sabiendo que hay un homicida corriendo suelto por la ciudad… — y tenía sentido que no le gustara, él era un recién llegado y tenía un pasado relacionado a criminales genuinos ante los ojos de las autoridades de Orario.

Si fueran a culpar a alguien, podría ser a él, porque los homicidios estaban pasando al mismo tiempo que él había entrado a la ciudad, y eso era una alerta más fuerte para mirarlo a él por sobre otros candidatos para asesino probablemente serial.

Claro que Bell no había notado el efecto que sus palabras tuvieron en la pelirroja, que ahora lo miraba con la cara ruborizada y una muy leve, pero notable, tembladera en su voz, cómo si estuviera nerviosa del repentino acercamiento del chico a ella.

— H-Hey, deberías hacer estas cosas con Lion…

— ¿Ah?

— N-No, nada, nada, no te preocupes por eso, soy yo haciendo ruido — la pelirroja, consciente del calor en su rostro, había desviado la mirada para no verlo a los ojos. — ¡Te prometo que lo encontraré! Vamos, no te quito más tu tiempo, ve a hacer lo que tenías que hacer.

El chico se sorprendió un poco por la repentina actitud de la pelirroja, buscando la mirada de su escudera, quién le regresó una mirada similar a la suya, llena de dudas sobre lo que la chica había hecho o la forma en la que los despedía, pero al final simplemente se encogieron de hombros, se despidieron de la chica, y se fueron.

X X X X

En el castillo de Yasna, la familia Aeshma se había reunido en la sala principal, habían sido llamados por el dios de la familia para un anuncio importante que tenía que hacer. Claro que Opal se había apostado en una de las esquinas del gran salón, suspirando mientras se recargaba en una de las paredes.

Ella tenía la mirada algo perdida mientras pensaba en todo lo que había pasado recientemente, desde el momento en el que Enoch casi se pone violento con ella en su propia habitación hasta el momento en el que literalmente lo arrastraron fuera de la vivienda de la familia, ella había estado viendo tantos acontecimientos recientemente dentro de la sede de su familia que no podía dejar de sentir que ese lugar lentamente estaba empezando a asfixiarla cuánto más tiempo pasaba dentro de él.

Era algo nuevo para ella, el lugar había sido desde siempre agobiante, con toda la estética interna que tenía, hacía que las paredes parecieran opresivas, pero nunca se había sentido cómo recientemente se estaba sintiendo.

Aprisionada, insegura.

Tantas palabras que podían describir al lugar…

—Cómo digo, supongo que se imaginan por qué están aquí, así que seré breve.

Opal llegó a estar tan metida en sus propios pensamientos que no había reparado en que Aeshma se había subido al podio principal del salón con una sonrisa. Su porte, cómo siempre, demostraba una enorme arrogancia.

— Cómo digo, en estos últimos días todo ha sido relativamente movido, lo que nos deja a todos con una gran pregunta; "¿Qué va a pasar?", Lo sé, mis niños, estoy completamente seguro de que se lo han estado preguntando, desde la destitución de Enoch cómo el capitán de la familia hasta su repentina expulsión hace unos días, los días han resultado ser inciertos, pero eso no pasará más — el hombre hizo una breve pausa, elevando las manos a ambos lados. — Por eso mismo, mis niños, he decidido traerles a un nuevo capitán, completamente preparado y que ha pasado años intentando ocupar el lugar, preparándose y aprendiendo de sus predecesores que me ayudaron a llevar a la familia hasta este punto de prosperidad, la cabeza de la casa Alfhilia; ¡Zephyr Alfhilia!

Opal por un momento se crispó en su lugar, mirando hacia el podio para ver cómo subía una mujer que ella conocía perfectamente; la había conocido desde que era pequeña.

Era su supuesta madre, la mujer que por lo menos la había criado, aunque no estaba segura de haber nacido de ella, por más que el parecido fuera prácticamente evidente. La mujer era tan parecida a ella que cualquiera se hubiera dado cuenta que era su madre, pero la propia Opal dudaba de eso.

Su andar era relativamente lento, cómo si quisiera asegurarse de captar la máxima atención por parte de los miembros de la familia sobre ella, hasta que Aeshma se quitó del centro del podio para dejarla ponerse de pie y hablar sobre lo que venía a hablar.

— Estoy segura de que tienen preguntas, y no los culpo… Pero deben saber, que esto es un nuevo episodio para la Familia Aeshma. Hasta el momento en el que pueda ser sucedida por otra persona igual de capacitada, me encargaré de hacer que esta familia sea la familia de excelencia que siempre ha sido; poder y superioridad. Esos son, con diferencia, los valores que más han caracterizado a esta familia desde su creación, y eso es lo que les quiero ofrecer.

La mujer rubia hizo una pausa, asegurándose de estar llamando la atención de todas las personas que estaban dentro de la sala, antes de volver a hablar con renovado vigor.

— Bajo mi mandato, no se va a tolerar nada menos que la excelencia absoluta; vamos a volver a poner esta familia en lo alto, no importa cuántas familias tengamos que pisotear en el camino a esa cima, y en la cima vamos a recordarles a todos por qué llegamos a dónde llegamos. Vamos a ser la familia que apunte contra la garganta de los reyes de Orario y entonces nos sentaremos en el trono con el más fuerte. Esos son los valores que aprendí, y son los que transmití a mi hija durante su crianza.

La rubia menor hizo memoria instantáneamente sobre las cosas que aprendió de su "madre" desde que era pequeña; el poder era todo lo que importaba, cuando eres poderoso está bien pisotear a los que están debajo de tí, y deberás hacer lo que sea para alcanzar la cima.

No, definitivamente no era algo que quisiera vivir dentro de la familia en la que de por sí estaba obligada a vivir.

Algo que Opal había entendido bastante pronto es que, si se quisiera ir de la familia, no podría hacerlo; cometió el peor error que podía cometer alguien de la familia Aeshma y ese era nacer siendo fuerte.

Aeshma no la dejaría irse de la familia, porque era su billete de lotería genética, si ella tenía hijos, estaría buscando que sus hijos tengan el potencial mágico que ella tenía, y por eso no tendría sentido que su dios la fuera a dejar largarse.

— Eso es todo lo que tenía que decir, sigan esforzándose, porque recuerden, que en esta familia, no se tolerará nada menos que la excelencia.

Cuando Opal se había dado cuenta, Zephyr había terminado su discurso, lo que finalmente fue una señal de libertad para la familia que lentamente había empezado a abandonar la sala principal del castillo para ir a realizar distintas actividades. La propia Opal no perdió el tiempo en escapar a todo lo que tenía, se fue directamente a su habitación, esperando no encontrarse con nadie en su camino. Afortunadamente, el universo fue comprensivo con ella; pudo llegar a su habitación, tomar su equipo y salir de la sede sin que nadie se interpusiera en su camino.

Ella fue directamente hacia el calabozo, necesitaba despejarse de todo lo que había pasado en esa junta, así que su forma de liberar estrés predilecta sería quemar hasta la piedra a algunos asquerosos y repugnantes monstruos. Por lo menos así iba a ser, hasta que se detuvo por algo que inmediatamente la hizo aclarar la cabeza.

— ¡Eh! ¡Señorita Opal!

La voz de Bell había hecho que ella se diera la vuelta para encontrarse con un par de caras conocidas; Bell y Lili, quienes la estaban mirando con una gran sonrisa en su rostro mientras se acercaban a ella. Opal por su parte no perdió el tiempo en cambiar su rostro para poner una sonrisa en él.

— Hola, chicos, ¿Cómo se encuentran?

— Todo está bien — Bell se había llevado una mano a la cadera, mientras que con la otra había empezado a hacer ademanes. — La verdad es que estábamos regresando de comprar algunos suministros y pensábamos ir a comer algo, ¿Te gustaría acompañarnos?

— ¿Huh? Bueno, ciertamente me gustaría, pero, ¿No ibas a ir al calabozo?

— Negativo, el Amo Welf ha tenido algunos retrasos esta mañana y no podrá venir, por lo que Lili y el Amo Bell tienen el día libre.

Opal se sorprendió un poco, mirando su báculo. En su rostro se notaba el debate interno que tenía, pero al final cedió, asintiendo lentamente a los dos chicos mientras se recostaba el bastón en el hombro.

— Bueno, entonces si acepto la comida.

En la anfitriona de la abundancia se encontraba el grupo de chicos, sentados en una mesa mientras comían con calma platos diversos que fueron solicitados por los tres.

Habían estado platicando sobre cosas bastante misceláneas, cómo el día o el clima. Bell y Lili no hablaron nunca sobre el suceso de la mañana con Alise, pero no era necesario, ya que era una especie de secreto. No planeaban hablar de nada que hubieran aprendido de la pelirroja.

— Entonces, ama Opal, ¿Cómo ha sido su estancia en la familia Aeshma?

Opal dejó de comer cuando escuchó la pregunta y miró a la nada unos largos instantes, luego suspiró y volvió a hablar con más normalidad, mirando a los dos chicos con una sonrisa que, en realidad, se notaba que era bastante forzada.

— ¿Mi estancia…? Bueno… No creo que pudiera decir que ha sido la mejor. En realidad ese lugar es realmente horrible… No somos una familia, somos más cómo un criadero, dónde sólo importa crear al aventurero más fuerte y nada más.

— ¿Eh? Eso es… ¿En serio una familia puede ser así? — Bell había dejado su plato a medio comer, mirando a Opal con curiosidad.

La chica parecía haberse arrebujado entre la tela de su vestido, aunque no pudiera ocultarse en ningún lugar, parecía que realmente no quería ser vista por nadie. Bell suavizó un poco su mirada, eso debe ser un tema difícil para ella, pensó.

— Bueno, en realidad no estoy seguro de cómo es que sea para tí, pero si el lugar es tan… malo, entonces no tengo problemas con que pases el tiempo que quieras con nosotros, estaremos encantados de poder ayudar aunque sea un poco con tu problema.

Opal lentamente levantó la mirada, con un brillo creciente en su rostro. En sus ojos apareció un destello de alegría que pronto se mostró con una sonrisa más bien mesurada, pero que transmitía todo lo que ella estaba sintiendo.

— Muchas gracias, Bell, en serio lo aprecio…

— Cuando quieras, Opal.

— Si, cuando lo necesite, ama Opal.

X X X X

Alise sabía que algo iba mal desde que Lili lo mencionó.

Había regresado a la escena del crímen para revisarla, ya que al principio, quizás por sesgo, había olvidado lo primero que aprendió de su trabajo desde el día en el que empezó a hacerlo; no todo es lo que parece.

La escena del crímen, particularmente limpia, pero con errores de novato, no tenía sentido. ¿Qué clase de asesino deja una escena completamente limpia, pero comete errores tan garrafales?

Alise tuvo que volver por la noche, cuando el cuerpo ya había sido levantado y la escena todavía seguía acordonada, para darse cuenta de ello. Por más que lo miraba ahora no encontraba errores de novato.

Ahora se daba cuenta de que eran errores tan obvios, que cualquiera se daría cuenta de que eran una trampa; la habían engañado de una forma tan burda, que se sentía ahora cómo un insulto a nivel personal. Era cómo haber tomado toda su carrera para al final haberle escupido en los ojos, frustrante era un poco.

— Así que tenemos a un bastardo inteligente… Usas un error tan garrafal para cubrir tus huellas… ¿Quién eres?

Su plática al aire pronto se interrumpió. Los sentidos de una nivel 6 eran realmente impresionantes; la pisada sonó bastante fuerte, pero estaba bastante lejos cómo para escucharla, si no fuera ella, claramente.

Giró inmediatamente, encontrándose con una persona vestida con una capa completamente negra, su rostro enmascarado por las sombras. Aquella persona se percató inmediatamente de su mirada, porque arrancó a correr directamente hacia los callejones.

— Oh, no lo harás…

Alise presionó con fuerza el suelo y entonces arrancó a correr a toda velocidad, llegó pronto al cruce de callejones y siguió a la figura.

Era rápida, incluso aunque estaba corriendo a todo lo que daban sus piernas, aquella figura estaba avanzando todavía más deprisa, lo que a su vez le estaba dando pistas a Alise que iba a tener que recordar después. Alise se despejó y apretó el paso, centrándose en alcanzar a su objetivo.

Aquella persona dió un fuerte salto para alcanzar el techo de una casa, tratando de usar la altura para escapar, sin embargo obviamente fue seguida por una aventurera de primera clase.

Arga.

Las piernas de la pelirroja se cubrieron de llamas carmesíes, aterrizó en el techo y, cómo si fuera un cohete, empujó con apoyo del fuego a tal potencia que salió disparada cual saeta directamente hacia la figura. El encapuchado apenas pudo esquivar la repentina cercanía de la pelirroja cuando su puñetazo pasó tan cerca que movió el aire, y la ráfaga de viento resultante descubrió algo de lo que ocultaba la capa.

Alise reaccionó de golpe ante un destello oscuro, retrocediendo lo suficiente para que la espada pasara a centímetros de sus ojos, cómo mera memoria muscular, giró sobre su eje y lanzó una patada directamente al rostro del encapuchado.

Claramente, fue esquivada, pero la persona se apresuró a retroceder mientras la miraba desde el interior de aquella capa, sin embargo, su arma secreta ya había quedado al descubierto; las espadas malditas eran realmente fáciles de reconocer para alguien que se había enfrentado a ellas mil veces en el pasado.

Alise permaneció a unos cuántos metros de distancia, habiendo llevado su mano a la empuñadura de su espada, mirando al encapuchado con una expresión fiera en su rostro; no sabía hacia dónde estaba viendo, un verdadero guerrero podía percibir el ataque de un enemigo directamente con saber hacia dónde estaba mirando.

Tendría que valerse de su memoria muscular.

El jet de fuego fue inmediatamente vuelto a activar, y Alise prácticamente apareció delante del encapuchado; sus espadas chocaron y crearon un fuerte ruido que hizo a la capitana de la familia Astraea sentir cómo sus manos se entumecieron un poco, eso sólo significaba que el hombre era fuerte, más fuerte de lo que antes había pensado.

Estaba ganando la pelea, por lo que podía situarlo en el nivel cinco alto, o en los principios del nivel 6, pero no era más fuerte que ella, eso era claro. Igualmente, el arma está maldita… Si me toca, estaré en desventaja. Pensó ella.

Todos estos pensamientos y suposiciones habían pasado apenas en la fracción de segundo que duró el choque, puesto que luego las espadas se desengancharon y Alise atacó al frente; la espada maldita no podía alcanzarla si lo forzaba a no poder siquiera contraatacar.

Una ráfaga de estocadas llovió desde distintas direcciones al encapuchado que apenas si podía usar su arma para poder defenderse. Sin embargo, el escozor pronto llegó cuando su hombro fue perforado, una de las estocadas lo alcanzó.

Cuando intentó aprovechar el momento para contraatacar, su espada se topó con un brazalete tan duro que sintió el reverberar incluso en su brazo; esas piezas de armadura cumplían su función extremadamente bien. Alise no era ingenua, ella sabía que sus oponentes verían la armadura ligera que portaba y entonces iban a confiarse del todo contra ella, así que esos brazaletes tenían la fuerza, si quisiera, de bloquear golpes incluso de los altos mandos de Loki o Freya.

Arvelia.

Inmediatamente un torrente de fuego surgió del brazo de Alise, directamente hacia su rostro, lo que lo forzó a saltar para escapar, aunque su capa si había sido alcanzada por las llamas. El encapuchado juzgó juiciosamente, no tenía sentido seguir peleando; ya había determinado que esto era una pelea que no ganaría.

Claro que Alise no era una de las aventureras más poderosas de la ciudad por nada.

Argana.

En el momento en el que el encapuchado volvió a arrancar en su carrera de escape, ella provocó una explosión en el fuego de sus piernas, que con la propulsión habitual y su velocidad nativa, la hizo embestir al fugitivo con el hombro y todo el peso de su cuerpo a una velocidad superior al sonido.

El sujeto obviamente cayó al suelo, rodó varias veces incluso.

Alise aterrizó de pie, antes de suspirar y empezar a caminar hacia su objetivo derrotado; sería bueno capturarlo e interrogarlo, porque si había escapado de esa forma, entonces suponía que podría ser el asesino.

De hecho, mientras más se acercaba, más encajaba con la última posición del cuerpo; el sujeto era con toda probabilidad, una élite, sería normal que tuviera el poder físico para matar a alguien por sorpresa en lo que debió ser la fracción de un sólo segundo.

Sin embargo, en el momento en el que se había acercado lo suficiente al sujeto en el suelo, un montón de bolas negras cayeron a su alrededor. Eran cómo pelotas, similares a la goma, pero en el momento en el que botaban una vez, se rompían y liberaban un humo negro muy denso que se había expandido en un sólo instante, pegándose a su cuerpo y evitando que pudiera ver.

¿¡Bombas de humo!? Este ítem mágico… ¿Hay alguien más con el asesino?. Cuando el humo se fue, el hombre había desaparecido, y casi todo rastro de que alguna vez estuvo ahí.

Lo único que quedó en el suelo fue un retazo de tela, probablemente perteneciente a la capa que portaba el asesino; un retazo de tela que tenía parte de un emblema que jamás olvidaría.

Evilus…

Miró el retazo de tela por unos segundos, antes de apretar los dientes con una furia que jamás hubiera sido vista en la capitana de la familia Astrea, en una mujer que estaba tan llena de calma que podría parecer a efectos únicos, una especie de santa.

Y en el siguiente instante , su puño se estrelló contra una pared cercana, creando un millón de grietas que se extendieron cómo telarañas. Claro que al Lírio Escarlata no le importó el daño, lo que le importaba, es que los bastardos que se habían llevado a Asta, a Ryana y a Celty, los que habían cercenado un brazo a su mejor amiga… Seguían vivos.