Los personajes de Inuyasha pertenecen a Rumiko Takahashio yo solo los tomó prestados para poder dar forma a la trama la cual si me pertenece. Todo sin lucro y solo con el afán de entretener. Cualquier parecido a la realidad es mera coincidencia o referencia.
14 Viaje Juntos
El autobús crujía mientras avanzaba por el camino rural, con los estudiantes riendo y charlando emocionados por la excursión de la escuela. Pero Kagome no estaba de humor para eso. Habían planeado caminar por el pueblo, recorrer juntos los senderos y sentarse a desayunar en el lago. Pero sus expectativas se esfumaron tan pronto como los profesores anunciaron la organización de los grupos "para que todos pudieran hacer nuevos amigos".
El grupo donde ella visitaría una antigua mansión, estaban Sango y Miroku con ella, pero el grupo de Inuyasha, visitaría primero las tiendas locales y lo hubiese llevado mejor que ahora, pero en ese grupo, iba Kikyou.
—¿Estás bien? —preguntó Sango, sentada a su lado, preocupada.
—Sí, solo estoy un poco cansada— respondió Kagome, esbozando una sonrisa que no alcanzó sus ojos. Sabía que sus amigos notaban su malestar, pero no quería parecer débil o insegura. No debía ser tan importante que Inuyasha pasara un rato con su exnovia, pero haber visto a Kikyou, con su calma y perfección inalterable, no ayudó.
—No deberías preocuparte tanto— intervino Miroku desde el asiento de enfrente, con un tono inusualmente serio—. Inuyasha sabe lo que siente por ti. Kikyou es parte de su pasado.
El autobús finalmente se detuvo, y los estudiantes comenzaron a descender en fila. Kagome echó una mirada furtiva hacia adelante, donde Inuyasha estaba bajando de otro autobús. Sus ojos se encontraron por un instante, y él le dirigió una sonrisa de aliento. No obstante, había algo apagado en su expresión, una melancolía que ella reconoció de inmediato.
—Vamos, Kagome— insistió Sango, tomándola del brazo con un gesto cariñoso—. Si te quedas aquí, te vas a perder la parte interesante del recorrido.
La brisa otoñal movía las hojas caídas, y el aire frío le aclaraba la mente. Sango y Miroku comenzaron a bromear sobre lo espeluznante que lucía el lugar, en un intento por distraerla.
—¿Quién sabe? Quizá haya un fantasma romántico que quiera darte algunos consejos de amor —dijo Miroku con una sonrisa ladeada, haciendo que Sango le diera un suave golpe en el brazo.
—¿Un fantasma romántico? Seguro que terminaría dándote consejos sobre cómo dejar de ser un casanova empedernido —replicó Sango, alzando una ceja con una sonrisa irónica.
Kagome no pudo evitar reír suavemente. Sus amigos intentaban levantarle el ánimo, y aunque no disipaban completamente su inquietud, agradecía el esfuerzo. Al menos, el recorrido le daría algo en qué concentrarse, algo más que esos pensamientos sobre Inuyasha y Kikyou que parecían enredarse en su mente.
. . . . .
El verdadero problema era que no quería que Kagome se sintiera preocupada o herida. Desde que Kikyou se unió al equipo de kyudo donde estaba Kagome, su novia había empezado a mostrarse más retraída, como si la sombra de la presencia tranquila y perfecta de Kikyou la hiciera dudar de sí misma.
A lo largo del recorrido hacia el pueblo, Inuyasha hizo todo lo posible por mantener su distancia. Respondía a los comentarios educados de Kikyou con monosílabos y asentimientos, evitando cualquier conversación que pudiera interpretarse como algo más que cordialidad. Sin embargo, la tensión lo estaba agotando. Era como si cada paso que daba estuviera bajo escrutinio, y cada vez que alguien lanzaba un comentario del tipo "ellos dos se ven tan bien juntos", sentía que le hervía la sangre.
—Parece que no puedes escapar de mí, ¿verdad, Inuyasha?— dijo Kikyou en un momento, con su tono calmado.
— No estoy aquí por ti, Kikyou, solo estoy siguiendo las reglas.
—No me he disculpado, hice mal al darle esos videos a Naraku, pero él necesitaba esa beca.
—Yo también— respondió cortante.
—Creí que te darían otra.
—No lo hicieron, todo el equipo de tu novio verdadero había visto los videos y perdí de manera tan humillante.
—Lo lamento, mi intensión no fue lastimarte.
Inuyasha no respondió y siguió caminando, su mente ya no estaba en la excursión, con cada paso, su frustración crecía. ¿Por qué tenía que ser tan difícil? Kagome y él habían planeado todo un día juntos.
Finalmente, cuando el grupo hizo una pausa para descansar, Inuyasha tomó una decisión. Sin decir una palabra, se apartó del grupo, ¡al diablo las indicaciones!
. . . . .
Horas después, cuando el grupo de Kagome terminó el recorrido por la mansión, los llevaron al lago para que tomasen algunas fotos, antes de reunirse con el resto de los estudiantes para comer. Kagome se sentó sola bajo un árbol, con la vista perdida en el horizonte. El pensamiento de ver a Inuyasha al final del día era lo único que la mantenía de buen humor.
De repente, sintió una brisa moviendo su cabello, y luego, una voz familiar la sacó de sus pensamientos.
—¿Acaso estabas pensando en mí, Kagome?
La chica levantó la mirada y allí estaba Inuyasha, con su típico ceño fruncido, pero con un brillo juguetón en los ojos. Al parecer, había conseguido escapar de su grupo, o al menos, tomarse un pequeño descanso.
—¡Inuyasha!— exclamó, sorprendida y aliviada al mismo tiempo—. ¿Qué haces aquí? Se supone que deberías estar con tu grupo.
—No podía concentrarme en nada— hizo una pausa, pasando una mano por su cabello—. Es un fastidio, no dejaba de pensar en qué estarías haciendo, en si estarías triste, molesta o preocupada porque estuviese con Kikyou— se sentó junto a su novia y se recargo en árbol de manera despreocupada.
—Lo siento…— murmuró ella, aunque no sabía exactamente por qué.
—¿Por qué te disculpas? Tú no hiciste nada malo— Inuyasha frunció el ceño y luego su expresión se suavizó—. No podía a la hora de la comida para verte.
—¿Y qué pasa si los profesores te descubren aquí?— le preguntó, con una ceja arqueada.
—¿A quién le importa? Prefiero estar contigo, aunque sea por un rato.
El corazón de la chica se aceleró, y antes de que pudiera responder, Inuyasha tomó su mano con una torpeza encantadora.
—Gracias por venir— murmuró Kagome, apretando suavemente su mano.
Al final, no importaba si estaban en diferentes grupos, mientras pudieran encontrar estos pequeños momentos juntos, todo valía la pena.
14/10/2024
Hoy si se complicó, por él tema, tengo otra historia en mente con este temática, pero es para algo más largo y no quería repetirla de alguna manera. Espero fuese de su agrado.
Gracias por sus mensajes TQM.
