CAPITULO 8
—¿lo crees así muchacho? —preguntaba el señor Leagan con bastante sospecha. Los ojos de Tom se clavaron en la mirada de superioridad de su suegro, él podría estar seguro de que se trataba de la misma persona sin embargo no tenia pruebas contundentes que lo pudieran afirmar.
—eso me pareció, aunque no se lo puedo asegurar — el señor Leagan permaneció sentado frente su escritorio pensativo, entrelazo los dedos de sus manos por debajo de su barbilla y los ojos clavados en su vaso de licor, se concentraba en el líquido ámbar de su cristalino vaso mientras reflexionaba, pronto recibiría la visita de un viejo colega, había recibido la noticia de que arribaría pronto lo que imagino que pudiera venir en el mismo tren que su yerno y nietos.
— estaremos al pendiente muchacho, tenemos asuntos de urgencia que atender, lo importante es que estas aquí, con mis nietos y estando aquí estarán bajo nuestro resguardo por lo que te pediré que si tu plan era solo dejar a los niños no es conveniente que te vayas, sobre todo porque mi hija te ha extrañado y te necesita a su lado. — le dijo sonando más congruente, si bien tanto él como su esposa estaban exceptuados ante lo ocurrido con ellos en el pasado no obstante habían sido testigos del sufrimiento de su hija al estar alejada de sus hijos por su salud, afortunadamente Eliza recobro la movilidad, pero aun no estaba del todo bien.
—Comprendo señor Leagan, puede quedarse tranquilo — la decisión de Tom había sido tomada y pudo ver en el semblante del hombre a lo que se refería con decir que Eliza le necesitaba, conocía a su mujer era una dama pretenciosa, orgullosa y en ocasiones arrogante y frívola a su lado había aprendido a esfumar cada una de esas actitudes de ella no obstante a pesar de todo ello habían estado separados un buen tiempo debía estar consciente de que algo pudiera mantenerse intacto en la naturaleza de su mujer, tendría paciencia con ella, no la volvería a dejar ir, esta vez Tom Stevens se mantendría a su lado, la ama con locura de ella se enamoró, veía su vida con ella, con ella tenía la familia que había deseado ¡con ella!, ¡ella! Así sea que ella le muestre su distancia e indiferencia no se dará por vencido cuidaría de ella y de su familia.
—ahora ve a descansar muchacho, tu trayecto fue largo y debes estar cansado puedes disponer hijo.-
—Con permiso señor Leagan — dijo Tom se excusó agradeciendo por el trago se puso de de pie para salir por la puerta, el señor Leagan asintió con la mirada y el muchacho abandonado la sala.
Tom se encamino hasta llegar a la habitación que compartiría con su mujer no se sentía con humor para bajar a cenar por lo que se acercó a una de las muchachas de servicio que estaba sacudiendo algunos retratos y fotografías de la familia su mirada se posó en una de su amada Eliza montando un caballo marrón si podía recordarlo se trataba de cleopatra su primera potranca, desvío su mirada y pudo observar otro en donde la veía Luciendo un lindo vestido en lo que parecía ser un rosal por un instante se imaginó la mansión Lakewood.
— ¡señor Steven! ¿puedo ayudarlo en algo? — hablo sorprendida la muchacha de verlo ahí parado detrás de ella no se percató de cuánto tiempo estaría ahí observando los retratos.
—Discúlpeme si la he asustado.
—No se preocupe señor Stevens.
—Puedo pedirle un favor — la muchacha asintió nerviosa — puedes excusarme ante la familia, me siento un poco indispuesto y no podre acompañarlos a cenar —
—No hay problema señor Steven, ¿prefiere que le suban la cena a la habitación? — sugirió la muchacha.
—suena bien, pero me temo que no será necesario, gracias por su comprensión — el chico inclino su sombrero hacia un lado y volvió a emprenderse caminó hasta la habitación.
cuando entro a la recámara esperaba encontrar a su esposa, pero ya no se encontraba en la habitación, Tom inhalaba el dulce aroma que había dejado su mujer en la habitación ese aroma tan propio de ella que lo enloquecía, Después de unos minutos que le tomaba regresar en si Tom se dispuso a entrar en la ducha y refrescarse un poco para poder descansar.
Al otro lado del ala oeste se encontraba la habitación de la joven Melissa, Eliza estaba indecisa si debería tocar la puerta de la habitación de su hija o debía dejarla por el momento sin embargo su corazón se apoderaba de su razón y automáticamente toco la puerta.
—Adelante— resonó su tierna voz a lo otro lado autorizado que podría pasar, Eliza no lo pensó más y se adentró a la habitación de su pequeña, al verla ahí de pie mirando el precioso cielo nocturno desde su balcón a Eliza se le entumeció el corazón de tan solo pensar que su hija estuviera molesta con ella por alguna razón.
—ah, Eres tú...— dijo la niña con cierta indiferencia en sus palabras esto a Eliza la carcomía.
—Mel, Cariño, ¿podemos hablar? - pidió la pelirroja acercándose cautelosamente hasta donde su hija se encontraba.
—Ya estás aquí — dijo ella alzando sus hombros mientras la veía de soslayo.
—Amor, entiendo por qué debes sentirte así conmigo, pero debes estar segura de que hay una explicación — la pequeña agacho la mirada con pena y tristeza, como era posible que con una explicación se pudiera olvidar el distanciamiento entre ellas Melissa no solo estaba confundida, estaba herida, estaba pasando una etapa de su vida en la que no tenia a su madre a su lado.
—¿No puedes entenderlo, cierto? - dijo la niña sintiéndose una tonta mientras las lagrimas amenazaba con salir de sus ojos.
—Cariño…
—¡No! permíteme decirte algo madre- la confronto mirándola de frente, Eliza se había agachado para estar al nivel de su peque sosteniéndola de los brazos con cariño mientras su mirada no se apartaba de la de su pequeña. - ¡Me abandonaste!- el corazón de Eliza mas se estrujaba al oír aquel reclamo salir de las emociones de su hija — no volví a recibir una carta tuya desde hace dos meses- las lágrimas comenzaban asomarse en ella, Eliza acariciaba el rostro de su pequeña para limpiarle las lágrimas que corrían por su mejillas, en su interior algo la sofocaba al oír que jamás volvió a recibir noticia de ella.— Claramente no sé por qué, en el pueblo hablan de que te fuiste con otro hombre y por si fuera poco la bruja de la hija de Grace está empeñada en tomar un lugar que no le corresponde- los ojos de Eliza se pasmaron ante lo dicho por la pequeña.
-¿De que hablas Mel…?- el semblante de Eliza se había transformado en un gesto perplejo con lo último que escucho salir de la boca de su hija,
-Melissa! Cariño ¿de que estas hablando? -exigió la pelirroja sosteniendo a su hija por los brazos pero ella en llanto no le correspondía, Eliza prosiguió a abrazar a su pequeña mientras esta se desahogaba en los brazos de su madre.
-¡Eres mi madre! y sin embargo tuve que pasar todo este tiempo sin ti, solo con una carta cada semana y después nada...—le decía sin dejar de sollozar.
—Calma mi amor, estoy contigo ahora…-Le decía en un susurro mientras acariciaba delicadamente la espalda de ella para calmar sus sollozos y tranquilizar a su pequeña.
—Mel, no sé porque razón no recibiste carta mía, pero amor, puedo asegurarte que no hubo un día en el que no pensara en ti o en tus hermanos, jamás te abundaría cariño por favor.- la pequeña se soltó fríamente del agarre de su madre y limpio sus lagrimas restantes con el dobladillo de las mangas de su vestido, la miro frialdad y Eliza se quedó sin aliento.
—pues lo hiciste…- dijo la pequeña.
— Amor...- Eliza intento acercarse nuevamente a su niña pero ella retrocedió desprecio marcando esa distancia que por mucho tiempo ambas lo sintieron.
—y lo de irte con otro hombre ¿es verdad? ¿vas a dejar a papá? – Eliza enarco una de sus cejas observándola indignada.
— Mel como puedes decir esas cosas, lo que hay entre tu padre y yo no tiene nada que ver lo que escuchas fuera-
— ¿ah no? entonces lo de la madre Gabrielle es mentira — Eliza estaba sorprendida ante las preguntas que su hija soltaba ¿Cómo era posible que ella supiera esas cosas? Una niña de su edad, que si bien ya no era una niña pero tampoco tenia la edad de adentrarse en estos temas.
—¿Que?, ¿cómo sabes eso?
—Quiero descansar por favor.- dijo Melissa acercándose al borde se su cama y dejando aun desconcertada Eliza en cuclillas y mirando hacia el balcón desorientada.
— Mi vida, no se que es lo que sabes o aseguras saber – le decía reincorporándose nuevamente y acercándose a la cama de ella para acurrucarla - pero, ahora estamos juntas y no voy a dejarte – le dijo cubriéndola con las sabanas frescas. -¿no quieres que te suban algo de cenar? -
—Lo único que quiero por el momento es descansar madre.
—Te amo, creen en eso.- le suplico la pelirroja aguantando las lágrimas que comenzaban asomarse por sus marrones ojos, le dio un beso en la mejilla y salió de la habitación de su pequeña...
Eliza cerro con cuidado la puerta de la habitación de su hija, se quedó un momento sosteniendo la perilla de esta, comenzó a sollozar bajo, empezaba a sentir un huracán de emociones por un lado estaba el dolor y resentimiento de haber herido a su hija con su ausencia, por otro lado el malentendido con Tom y por si fuera poco estaba la incertidumbre de aquella laguna en su correspondencia, lo que mas le sorprendia era el que su hija pudiera saber lo que había ocasionado su partida, no estaba lista para tener este tipo de conversaciones con ella, no aun.
-Todo en orden señora- una de las mucamas se acercó a la pelirroja con una bandeja de comida, había sido enviada por Sarah para su nieta, ya que antes había hablado con ella y ya sabia que su nieta no bajaría a cenar por lo que decidió enviarle su merienda, Eliza observo a la chica y después la bandeja, se reincorporo en un su pose natural y arrogante.
-llévate eso, mi hija ya esta dormida- le dijo en un tono seco, la muchacha agacho la mirada y accedió a retirarse. – espera… - la mujer detuvo su andar y volvió a mirar a la pelirroja -puedes dejar únicamente la leche y las galletas – le pidió la Eliza en un tono más amable, lo que la mucama asintió y dejo lo solicitado junto a la mesita de noche de la niña, Melissa ya estaba en un profundo sueño, pero Eliza recordaba cuando estaba mas pequeña como despertaba llorando a media noche y lo que ella hacia era llevarle siempre un vaso de leche tibia que ordeñaba cada mañana con su padre y ella, eso siempre la calmaba.
Eliza había entrado a su habitación cerrando la puerta de golpe, mordía el dobladillo de su manga con fuerza en un intento de reprimir aquel sentimiento que estaba estrujando su corazón, comenzó a caminar de un lado a otro por toda la habitación, el puño de su mano se apretaba con mas fuerza sus ojos mantenían un brillo doloroso radiaban furia y tristeza al mismo tiempo, la chica ya no sabía que hacer quería estallar en llanto, y hubiera sido así de no ser por la presencia de alguien más, Tom salía del cuarto de baño solo con los vaqueros puestos, mientras se secaba su cabellera castaña con una toalla, Eliza permaneció de pie quedando perpleja ante la imagen de dicho vaquero semidesnudo, al verlo sentía un estremecimiento que comenzaba a recorrerla y posándose en su vientre que además le surgía un calor indescriptible. Sus ojos viajaban por todo su pecho perfectamente tonificado y al descubierto que seguía húmedo por la reciente ducha, todo aquello parecía como una especie de recordatorio de todo lo que se había perdido en este tiempo, la ira de la pelirroja parecía haberse desvanecido en tan solo un segundo y el calor que solo aumentaba en ella comenzó a subirle hasta la cabeza, quería salir de ahí, pero era como si sus pies se hubieran clavado en el suelo, Tom levanto la cabeza quitándose la toalla con la que secaba su cabellera y se giró encontrándose con una imagen que no esperaba, ver a su hermosa mujer de pie observándolo como si fuera la primera vez que lo veía de esa manera. Tom le dedico una divertida sonrisa a su mujer para ver si reaccionaba ya que parecía estar congelada, Eliza no se percató que su boca había quedado entreabierta parecía hipnotizada, Tom se aproximó hasta ella con cautela impulsado por la forma en la que su mujer lo veía sin embargo algo más capto su atención y era el ver sus hermosos ojos rojos y brillosos como si hubiera estado llorando, Tom llego hasta ella en grandes zancadas y la tomo del rostro con delicadeza.
-¿sucede algo amor?- le pregunto con dulzura pero sin dejar de lado la preocupación que le invadía al verla así, Eliza por su parte era incapaz de soltar una palabra, el hecho de tenerlo tan cerca y sentir su cálido y ardiente toque la hacía estremecer, debía hacer un esfuerzo por reincorporarse.
-Eliza, ¿estas bien?- volvió a preguntar mostrándose preocupado al ver que su mujer no respondía, Eliza clavo los ojos en los miel del vaquero y él sintió esos ojos como flechazos de hielo al corazón pero por extraño que pareciera podía sentir como los derretía con tan solo acariciarla esto para Eliza era la caricia que necesitaba, era todo lo que podía desear en ese momento sentir las manos de su hombre rosar su rostro con ternura, el vaquero fue acercando su rostro hasta la de ella cerrando toda brecha que los distanciaba hasta juntar las puntas de sus narices y su frente tocando la de ella, la respiración en ambos comenzaba a acelerarse, sus corazones palpitaban frenéticamente el calor de uno invadió el cuerpo del otro, Eliza sentía el cálido aliento de su vaquero invadir sus sentidos, la chica bajo la mirada subiendo sus manos hasta tocar las de él sobre sus mejillas.
-Tom… - susurro su nombre en una suplicia -ahora no, por favor. - logro decir al fin, lo deseaba enserio lo deseaba como podía percibir que él se moría por ella sin embargo no le parecía el momento adecuado aun había muchas cosas que debían aclararse, Tom no le reprocho la entendía e iba tenerle paciencia, le aclararía todas y cada una de sus dudas, lucharía por permanecerla junto a él.
-¿Quieres hablar de algo hermosa ? – le susurro él en suspiros sin dejar de acariciarla, Eliza volvió a mirarle a los ojos, quería saber que había pasado en este tiempo que no estaba junto a ellos junto a su hija.
-Hablaste con Melissa ¿cierto? - le dijo cuidadosamente mirando los ojos marrones de su mujer y vio como ese brillo comenzaba a deslizarse por sus mejillas, Tom paso su pulgar por el rastro húmedo en sus mejillas y sin pensarlo, sin importarle que ella lo empujara y lo apartara la estrecho contra su pecho, Eliza no se inmuto ni un momento, acepto el abrazo de él.
-Me odia…Tom-
-No digas eso, esta confundida- le decía él acariciando su cabellera rojiza - hey, mírame – volvió a su mirada -te ha extrañado demasiado, temía que no querías verla- Eliza se apartó del agarre de su marido y se giró dándole la espalda lo que hizo que él se preguntara si había dicho algo malo.
-¿Amor?-
-Ella…Me dijo que te había dejado por alguien más- dijo Eliza confundida -¿Tú le dijiste tal cosa?- le reprocho encarándolo nuevamente.
Tom se quedo anonadado ante lo dicho por su mujer, como había sido posible que su hija dijera algo semejante.
-¡Habla Tom! – exigió ella.
-Claro que no Eliza, jamás le dije una cosa así- dijo él
-Entonces, no entiendo cómo es que ella tiene esas ideas- decía la mujer con sátira en sus palabras.
«Grace..» el nombre de esa mujer resonó en la cabeza de Tom, estaba seguro que esas ideas se las había metido la hija de Grace el día de su pelea, ¿Cómo decírselo a ella?
Eliza recargo una de sus manos sobre el borde de una mesa que sostenía un elegante jarrón llevándose la otra hasta su cien que comenzaba a palpitar, sentía como su cuerpo nuevamente era invadido por esa furia retenida y el aire comenzaba a faltarle debía sujetarse con algo o se desvanecería, Tom al verla mal corrió nuevamente hasta ella sujetándola por la cintura mientras Eliza giraba la mirada para no verle a lo ojos y caer rendida a él.
-Estoy seguro de que lo escucho de alguna fuente exenta - dijo él tratando de calmar a su mujer, ella soltó una carcajada ante la ironía.
-¿Estas jugando conmigo Tom?- decía desconcertada dirigiendo su mirada a él con furia.
-por supuesto que no amor, Mel esta confundida, Candy había hablado con ella después de su pelea y..
-¡Candy!- vocifero el nombre de la enfermera acortando las palabras de Tom.
-así que Candy! - Dijo ella nuevamente soltándose del agarre de Tom.
-No Eliza no es lo que te imaginas. - le dijo él viendo como ella se alejaba escupiendo el nombre de la rubia con rabia.
- ¡Candy! ¡Candy! ¡Candy! Siempre ¡Candy!- Eliza estaba teniendo un episodio de los cuales ya no le habían dado desde hace un tiempo cuando se trataba de la rubia, pero el imaginarse que quisiera poner a su hija en su contra, la pelirroja ya no estaba pensando congruentemente, Tom parecía que pudiera leerle el pensamiento y rápidamente se apresuro en aclarar la situación antes de que su mujer descargara toda la frustración en contra de su hermana pecosa.
-Eliza escúchame!- Tom el sujeto de los brazos con brusquedad y la giro obligándola a mirarlo, no le iba permitir pensar mal de su hermana quien era la única que había estado al pendiente de sus hijos en la ausencia de ella.
-Candy jamás le diría algo semejante, ella siempre velo por nuestros hijos- le aclaro a su mujer con voz enérgica, Eliza no podía soltarse esta vez, Tom la tenía sometida ante ese agarre obligándola a no apartar la mirada de él, ese vaquero era el único que podía hacerla entrar en razón.
-entonces explícame- pidió ella al borde del llanto – ¿acaso quiere ponerla en mi contra? - decía con ella con ironía y dolor en sus palabras
-Esa no es la naturaleza de Candy y lo sabes bien Eliza- le dijo en un tono más calmado, pero sin bajar la guardia ante su mirada.
-Candy la ama, no le haría daño a nuestra hija ni a ti a pesar del pasado entre ustedes...- Tom bajo la intensidad en su agarre y su cálida voz le llegaba como en una súplica por hacerla entender que las intenciones de Candy para con sus hijos nunca fueron de tales intenciones, pero su mujer comenzaba a cegarse ante los celos que le provocaba al enterarse que Candy había compartido tiempo con su hija en todo este tiempo que estuvo ausente.
-quieres saber como es que tiene esas ideas, ¡bien! Te lo diré- se alejo un poco de ella - el día del accidente me llamaron del colegio, Melissa se había peleado con la hija de Grace, por lo que Flammy me conto, esa niña quiso lastimarla al decirle que tu y yo nos habíamos separado por otras razones.
-¿y no fue así?- dijo Eliza con ironía, atrayendo de vuelta el recuerdo de aquella noche.
-Eliza, amor, tu sabes bien por que permití que te fueras… no me vengas ahora con eso.-
-tal vez eso no hubiera pasado si no fuera por…
-¡Por tu insensatez!- afirmo el cortándole la palabra a su mujer,- por tu berrinche.. no me diste oportunidad de explicarte, saliste corriendo hasta llegar a casa por tu cuenta bajo la tormenta y como si eso no fuera poco decidiste que ponerte en riesgo sería la mejor opción no pensaste en ella, en mí, en nuestros hijos-
-¡Estaba herida Tom!, no quería verte en ese momento- decía la pelirroja sin moverse de donde estaba de pie.
-No mi vida, estabas loca.-
-TOM!- vocifero la chica al sentirse indignada por el termino que Tom utilizo para referirse a ella.
-Querías escuchar ¿no es cierto?, ahora que te digo esto ¿ya no te parece?- Tom comenzó acercarse a ella de una manera que a Eliza la tomo por sorpresa, en los ojos del chico se mostraba un fuego que ella no había visto en mucho tiempo.
-Tom detente- dijo ella retrocediendo temerosa al ver como su vaquero se acercaba de manera peligrosa, pronto se quedaría sin camino la chica llego hasta chocar su espalda contra la pared Tom la encerró entre sus brazos posando sus manos contra la pared una de cada lado dejando a Eliza acorralada, las piernas de la muchacha empezaron a temblar, la sensación en su vientre la volvió a sentir y esta vez con un calor que la invadió en todo el cuerpo sus ojos estaban clavados en él. -Basta…- le susurro la muchacha en un esfuerzo por calmar su respiración agitada.
-No lo hare, eres la mujer que amo, que adoro, mi sangre hierbe cada vez que estoy tan cerca de ti, moría cada día sin ti, no te hubiera dejado ir ahora lo sé, pero al mismo tiempo temía por ti, no puedo perderte cariño, no puedo y no, no te iras si es que pretendes escapar.- le dijo al haber leído la mente de su mujer una vez mas.
-Tom- ella susurro su nombre en un suspiro, él acercaba su rostro al de ella, el corazón de ella palpitaba desenfrenada, el de él como si corriera alguna carrera, su aliento la embriagaba, su perfume lo enloquecía, su vientre ardía y su calor aumentaba en su candor, su virilidad revivía.
-no … puedo hacer esto ahora…déjame salir - temerosa pero mas indignada le suplica que por ahora no, no podía.
-No te angusties, me voy yo- Tom se alejo de ella molesto y ardido busco su camiseta limpia que había dejado sobre una silla, y salió de la habitación dejándola desorientada y alterada.
Eliza se quedo de pie reflexionando las palabras de Tom "me voy yo" Eliza comenzó a inquietarse ante la idea de que Tom pudiera irse de su lado nuevamente, esto no podía permitirlo salió de la habitación para alcanzar a Tom, llamarlo, gritar su nombre pero el vaquero ya no estaba a la vista, volvió a entrar a su alcoba con la respiración entre cortada y sintiéndose frustrada ante la impotencia de expresarle lo que en verdad sentía.
Eliza se quedo sola estando aun afectada por lo sucedido, con su hija, con Tom, con esos sentimientos reprimidos, no sabia si Tom regresaría esa noche o seguramente dormiría en otra habitación, eso resultaría poco conveniente, les daría de que hablar, solo ellos conocían sus problemas y solo ellos podrían resolverlos, Eliza se metió a la cama con la esperanza de que el día siguiente fuera diferente.
continuara...
¡Hola! les dejo un nuevo capitulo de esta historia esperando que sea de su agrado y lo hayan disfrutado mucho les mando un cordial saludo y un fuerte abrazo.
GeoMtzR: hola preciosa ¿Cómo estas? jeje sip, quieren acción, pero se van aguantar tantito los dos jiji nopi Eliza tampoco tuvo noticias de ellos, que crees hermosa que no he visto esa película jiji te confieso que la busque para verla y ándale jaja es mas como un amo del disfraz jaja amo tu mente intuitiva amiga puede que tengas razón en este capitulo tienen su momento ambas, espero haya sido una buena escena jaja ya que lo pensé mucho para escribirla por algunos detalles jaja espero haya sido de tu agrado amiga, te mando un cordial saludo y un fuerte abrazo hermosa!
muchísimas gracias por todo
Luna Andry: hola hermosa ¿Cómo andamos? espero que muy bien, muchísimas gracias por seguir acompañándome en esta historia es una dicha saber que te esta gustando la historia espero que este capitulo sea de tu agrado. una disculpa por lo de aquella escena te prometo que no se aguantaran tanto jiji
tenlo por seguro que si se van enfrentar con esta persona pero van a tener una que otra sorpresa. me encanta tus suposiciones hermosa jiji realmente espero que te haya gustado el capitulo de hoy, te mando un saludo y un fuerte abrazo.
andre3456: holi, aww otra disculpita de verdad se los juro que estos dos no van estar asi por mucho tiempo jiji, sip algo asi por ahi vas con respecto al villano misterioso jiji pronto se sabrá que paso con esas cartas perdidas, puede que si puede que no hay gato encerrado ahi jajaj espero que te haya gustado el capitulo hoy te mando un saludo y un fuerte abrazo.
manely: hola hermosa, no te preocupes que bueno que te has dado un momento para seguir acompañándome, me es muy feliz saber que te esta gustando y espero no perder ese hilo jiji por lo del caballo ya sabremos que pasara con el mas adelante jiji, te mando un fuerte abrazo y un cordial saludo muchísimas gracias por seguir la historia espero que este capitulo haya sido de tu agrado.
Mia Brower Graham de Andrew: hola preciosa, dichosos los ojos que te leen, es una dicha poder tenerte por aquí preciosa, me alegra tanto saber que te pareció interesante el capitulo anterior espero que este haya sido también de tu agrado, ambos mueren por tenerse jiji estos dos van a tener sus momentos lo aseguro. espero que te encuentres muy bien hermosa te agradezco que sigas acompañándome, te mando un cordial saludo y un abrazo.
preciosas, muchas mucha s gracias por el apoyo brindado, por la oportunidad que me están dando con esta historia espero que pueda seguir siendo de su agrado y que disfruten cada uno de los capítulos que les escribo con mucho cariño, deseo que se encuentren muy bien bendiciones y nos estaremos leyendo en un próximo capitulo.
