Regresarás algún día

Capitulo 9


Había salido furioso de la habitación de su esposa esa noche, se sentía abatido por cómo habían ido las cosas, Tom sentía un fuerte dolor en el pecho que en ocasiones le dificultaba respirar cada vez que estaba cerca de ella y no poder Tocarla sin esperar un rechazo de su parte. Se dirigió al cuarto de sus pequeños, quienes ya estaban profundamente dormidos ya que Elisa los había acurrucado instantes antes de ir a hablar con Melissa.

Al verlos descansar en paz, una cálida sonrisa se formó en su rostro, a pesar de todo, se sintió feliz por sus hijos.

Luego de estar nuevamente con su madre, cerró la puerta con cuidado para no hacer ningún ruido que los despertara, sin embargo estos niños no despertarían ni siquiera con el sonido de una tormenta, mientras se dirigía a la habitación de su hija, imaginó que ella estaría profundamente dormida al igual que sus hermanos por lo que decidió no perturbar el sueño de su pequeña, En su lugar, caminó por el pasillo oscuro hasta llegar a una pequeña sala y entró a la habitación que ahora estaba vacía, tenía grandes ventanales desde donde la vista al mar era magnífica.

Tom tomo asiento en uno de los elegantes sofás de la recamara inclinado su cabeza en el respaldo de este soltando un profundo suspiro liberando toda tensión que había acumulado en sus músculos desde que arribo a florida, sabia que las cosas con Elisa no iban a resultar tan fácil sin embargo su amor por ella siempre ha estado en primer plano, tenia que pensar en como recuperar a su berrinchuda esposa como aclararle la situación ahora tenia mas asuntos que aclarar si en algún momento no llegase hacer un problema mayor, tenia que decirle sobre los últimos movimientos que había planeado hacer, no sabia como reaccionaria pero de algo estaba seguro seria juntos.

Paso mitad de la noche en aquella habitación de un momento a otro se sintió inquieto y camino por toda la habitación acariciando su alborotada cabellera color miel, como si estos últimos días no hubieran sido suficiente la plática que habia tenido con su suegro tan solo unos momentos lo habian dejado perturbado como era posible que Elisa tampoco habia recibido alguna comitiva de su parte, si algo tenía presente era que Melissa jamás dejo de escribirle a su madre sin embargo hubo un tiempo en que dejo de hacerlo cuando decidió domar a lucien.

¿Qué está pasando? – se repetía una y otra vez, se mantenía al pendiente de lo que fuera.

Decidio por fin dejar aquella habitación y regresar a su alcoba si algo andaba mal lo iba descubrir y protegería a su familia.


Tom volvió a entrar cautelosamente al dormitorio que ahora compartía con su esposa.

Elisa estaba acostada en el borde de la cama, Tom le lanzo una mirada enamorado, le habia hipnotizado ver la esbelta figura de Elisa recostada en la cama el vaquero la admiraba dormir con deleite.

Se acercó a ella, se iba desabrochando la camisa y se quitó el resto de la ropa tomando en sus manos el pijama que se habia preparado para él momentos antes se encontraba colgando de una silla se puso el pijama y se metió en la cama junto a su amada pelirroja, adoraba esos rizos rojizos que caían sobre su delgado rostro, como amaba a esa mujer, recogió uno de sus rizos rebeldes y los pasó por detrás de su oreja mientras ella recibía ese repentino toque con delicia incluso aún con los ojos cerrados y sonriendo levemente, Tom se dio cuenta de la sensación que causó en su esposa con esa caricia Añoraba ver ese gesto en ella, pero ahi no terminaría eso, quería más, acercó su rostro cautelosamente hasta estar a solo centímetros del rostro de Eliza, ella estaba intoxicada por el calor adictivo de su hombre, Tom dejó escapar una leve sonrisa de triunfo al sentirla estremecerse y acercar su cuerpo al suyo, el vaquero todavía tenía una mano acariciando el sedoso cabello de la pelirroja y la otra recargandose sobre la cama para mantener la altura la cual aprovecho para acercarse y tiernamente depositar un beso en su frente desnuda mientras él había quitado suavemente esos rizos rebeldes,Eliza suspiro con deleite al sentir sus labios en su frente.

"Descansa, princesa", murmuró él cerca de su rostro. Eliza, aunque estaba durmiendo, tuvo cierta consecuencia cuando lo sintió llegar y subirse a la cama junto a ella, Tom volvió a acomodarse para dormir junto a ella. Lo que sorprendió al vaquero fue la respuestade su esposa atrayéndolo en un abrazo posesivo, Tom no puso objeciones, ni siquiera por un segundo, la acercó suavemente a su cuerpo y la besó nuevamente en el mismo lugar mientras ella se acurrucaba más cerca de él, así descansaron durante toda la noche restante olvidandose de el tiempo que se mantuvieron alejados de cualquier otra discusión o malentendido en ese momento lo unico que deseaban ambos era estar asi abrazados por fin estar cerca del uno al otro.


A la mañana siguiente, Elisa se había levantado muy temprano.

Se dio cuenta de que el vaquero seguía durmiendo plácidamente a su lado, Lo vio dormir con la boca entreabierta, lo que provocó que la pelirroja soltara una risita. De la misma manera se acercó al rostro de su hombre y le dio un tierno beso en la punta de la nariz.

Decidió dejarlo dormir, sabiendo que el viaje desde el rancho hasta Florida podría resultar agotador.

Como cada mañana, la pelirroja se levantó de la cama y se puso su bata de seda que cubría su camisón. Regularmente abría las largas cortinas pero en esta ocasión decidió no hacerlo o los rayos del sol entrarían y molestarian a su marido. Preparó su vestido y complementos para después de darse una merecida ducha matutina, minutos después se escuchó un golpe en la puerta. Elisa saltó al escuchar el llamado de la puerta y se giró para ver a su amante quien seguia durmiendo plácidamente. Eliza se levantó de la silla frente a su tocador y corrió cautelosamente hacia la puerta, la abrió lentamente y miró a la criada que llegó con lo imprescindible para su baño y ayudarla a arreglarse. Eliza levantó delicadamente su dedo índice, llevándolo a la mitad de sus labios, indicándole a la mujer que no necesitaría ayuda por el momento. la muchacha miró discretamente el cuerpo del ranchero sobre la cama, la joven bajó la mirada y le entregó a Elisa la bandeja de escaneos, hizo una ligera reverencia y se fue avergonzada, Eliza se quedó de pie sonriendo apenada ante la situación pero realmente no quería despertar al joven que todavía estaba cama y en los brazos de morfeo


Terminando de prepararse, salió de la habitación.

Encontró a la señora Martha que se dirigía a tender a los niños Steven.

—Buenos días señora — saludo la mucama poco después de verla caminar por el pasillo.

—Señora Martha, buenos días— respondió Eliza, —¿sabe si mis padres han despertado? —

—Su padre volvió a levantarse temprano esta mañana y se fue a las oficinas, La señora Leagan ya esta levantada se encuentra en el comedor— respondió la mujer, Eliza asintió agradecida ante la respuesta pero quería decir algo más...

—Mi..Mis hijos,Noah y Zaid ¿están despiertos?— pregunto, eliza aun no podia creerlo ante la emoción que la rodeaba por tener a sus hijos nuevamente —Me parece que aún no se han despertado, señora Eliza—

—¿Melisa? mi hija— dijo ella con cuidado — ahora mismo iba a atenderla madame—

—Está bien Martha, lo haré yo — dijo Eliza con la sensación inquietante que viajaba desde su pecho hasta su garganta, no podía soportar tener esta situación con su pequeña.

De repente se escuchó un chillido que hizo que las dos saltaran de miedo al escuchar aquel llanto.

—Son los niños— afirmó la mujer con un rostro pálido. Eliza giró su mirada en dirección a la puerta del cuarto de sus hijos, aceleró sus pasos, seguida por los de la mujer hasta llegar al dormitorio de los pequeños. Eliza abrió la puerta y vio a Noah levantárse tratando de calmar los chillidos de su hermano pequeño.

—Noah, ¿qué pasó?— Preguntó Eliza preocupada mientras tomaba a Zaid en sus brazos.

—Se despertó llorando, yo no le hice nada—dijo el mayorcito con preocupacion, Eliza lo miró con ternura mientras calmaba a su otro pequeño en brazos.

— sé que no lo harías cariño— , dijo dulcemente y Noah se relajó un poco pero Zaid aún no dejaba de llorar.

—Cálmate, cariño, mamá está aquí— susurró ella, acunándolo para calmarlo pero Zaid no despertaba.

—¿Necesita algo, señora?— dijo la mucama al ver que el niño estaba realmente inquieto — tenga puede ponerle un trapito mojado por su frente — le entrego aquel pañuelo levemente humedecido para tratar de relajarlo un poco. Al parecer daba resultado.

—se va calmando.

—necesita algo más mi señora —

—No, Martha, muchas gracias, puedo manejarlo— Afirmo Elisa.

— Muy bien señora.

—ah, de hecho, puede ver a mi hija, prepárela para el desayuno, por favor—

—Por supuesto señora, le dejé la leche de los niños—

—Muchas gracias Martha—

— Compermiso — La mujer hizo una leve reverencia y salió del dormitorio. Los sollozos de Zaid se calmaron hasta que finalmente abrió los ojos y se vio en los brazos de su madre. El pequeño Noah se sentó junto a su madre en el borde de la cama. Zaid finalmente despertó y se abalanzó hacia su madre en un fuerte abrazo.

—Tranquilo amor, aquí está mamá— dijo ella con dulzura mientras el pequeño se aferraba en el abrazo de su madre. —¿Qué pasó?— preguntó ella, sentándolo sobre sus piernas. El pequeño se frotó los ojos cubiertos de lágrimas. Eliza le secó la cara con el pañuelo anterior.

—Tal vez tuvo una pesadilla— sugirió Noah.

Eliza acarició el cabello de Noah y le dedicó una tierna sonrisa.

—No más pesadillas para ustedes dos, hijos míos, estoy aquí ahora —dijo Ella acurrucando a sus dos pequeños, uno a cada lado. Después de un rato los preparó para bajar al comedor y hacerle compañía a su abuela, la señora Sarah Leagan.


En la habitación de la jóven, Melissa se despertó con el primer rayo de luz atravesando su gran ventana. El sonido de las olas rompiendo le hizo darse cuenta de que ya no estaba en el rancho. La niña solía despertarse con el relincho de los caballos que salían de las cuadras hacia los prados, pero esa mañana, se despertó con el sonido de las olas rompiendo contra la costa y las gaviotas volando descuidadamente por la ventana de su balcón.

Unos golpes en la puerta la hicieron reaccionar. La niña se sentó en su cama, frotándose los ojos con sus manitas y dejando escapar un profundo bostezo. La mujer al otro lado de la puerta la llamó.

—Señorita Stevens, ¿está despierta? Vine a prepararle su baño, señorita— Llamo la mucama. Melissa suspiró por un segundo observado soñolientamente a su al rededor. Esperaba por un momento que fuera su madre quien estuviera llamando a la puerta. Ella no pudo evitar parecer triste ante la decepción de darse cuenta de que no era ella. Después de unos segundos, Mel permitió que la mucama entrara mientras ella se levantaba de la cama y se acercaba a la ventana.

—Buenos días, señorita. ¿Ha dormido bien?— preguntó la mujer cuando vio a la pelirroja levantarse perezosamente de su cama y caminar hacia la ventana.

—¿Se encuentra bien, señorita?— Pregunto una vez más en cuanto vio un gesto de tristeza sobre la dulce y tierna mirada de la niña, Melissa sacudió discretamente las mangas de su bata y las paso en un moviendo repentino sobre su rostro aparentando tallarse la mirada para quitar su pereza solo para que la mujer no se percatara de las lagrimas que estaban amenazando con salir de sus almendrados ojos, pero la mujer no se abstenía ante la actitud de la joven, la pequeña volvió su mirada hacia la doncella.

—Estoy bien, Martha, No te preocupes— le dijo la niña con una débil sonrisa.

—No me estara engañando pequeña, la conozco desde que usaba pañales, sé cuando esta triste.— Martha es una de las mucamas que había pasado a doncella de la señora leagan al poco tiempo que comenzó a trabajar para la familia después de su regreso a Chicago, tenía excelentes referencias y fue ascendida rápidamente a doncella era quien también tenia una relación cercana con los pequeños herederos: los niños de Neil y la primogénita de Eliza desde su nacimiento. Aun que su trato era un poco mas formal a diferencia de su nana en el rancho Steve pero de igual manera era cariñosa.

Ahora que la mujer era mas mayor le recordaba frecuentemente a su nana en el rancho de su padre, ambas mujeres eran muy dulces, tiernas y sonrientes y siempre cuidaban con esmero a los pequeños.

—En verdad, estoy bien— dijo la niña, sonriendo más ampliamente a la mujer no le quedo de mas que rendirse ante la radiante sonrisa que la niña mostraba con más confianza.

—Muy bien, si estás segura, vamos mi niña, que te he preparado el agua. Tus padres te esperan en el comedor para desayunar. — La mujer se acercó para ayudar a Melissa quien luchaba por quitarse el pijama.


La señora Leagan estaba desayunando en el comedor. Elisa había llegado con sus dos niños, quien zaid todavía estaban en brazos de su madre, y Noah la cogía de la mano.

Al entrar en la sala, vieron a su abuela sentada elegantemente mientras leía una de las revistas de moda donde exhibían las prendas más de moda de la temporada de invierno. Noah, al verla, se desprendió de la mano de Elisa y corrió a saludar a su abuela con un beso en la mejilla. La señora Leagan, con su imponente presencia, había recibido el beso del niño con gran alegría.

—Toma asiento, Zaid—dijo Elisa mientras colocaba al pequeño en la silla infantil. —Noah—lo llamó Elisa. El pequeño había tomado asiento al lado de su abuela, la señora Leagan, quien se lo había ofrecido con cariño. Al poco rato, las sirvientas entraron a servir el desayuno, Elisa se encargó de que el pequeño Zaid comiera su fruta. La señora Leagan solo había tomado un poco de té, al notar que Eliza no había probado ni un solo bocado en días anteriores, imaginó que tener a sus hijos de vuelta le daría un poco mas de ánimo s.

—¿No vas a desayunar, Elisa? —preguntó su madre.

— por ahora no madre. Escuché que papá se fue temprano, otra vez.

—Dijo que tendría una reunión con los inversionistas. —dijo la señora Leagan, mientras hojeaba aquella revista de moda.

El pequeño Noah comía un delicioso cereal junto a su abuela sin prestar atención a lo que sucedía a su alrededor.

—Pensé que no le interesaría. —respondió Elisa con desconfianza.

Eliza había notado a su padre actuando un poco extraño durante el tiempo que había pasado en la residencia.

—No entiendo a tu padre, está decidido a hacer algunos negocios, pero sigue posponiendo su proceso, los tiene comiendo de una uña. —dijo la mujer.

—No puedo entenderlo.

—Seguramente sabe que nos puede beneficiar de alguna manera —dijo Sarah sus palabras captaron la atención de Eliza quien la miro desconcertada, Sarah sintió la mirada de su hija sobre ella.

—Tú, ¿sabes algo? —preguntó la pelirroja con desconfianza.

—No cariño, nada que tú tampoco sepas —respondió Ella de disimuladamente al sentirse expuesta. La señora Leagan conocía a su hija. No era solo que hubiera vivido una vida humilde pero económicamente estable, sino que había perdido su esencia natural. Sin embargo, esta vez, podía notar que había algo más que la ambición natural de su padre o de sarah misma.

—¿Y cómo amaneció tu marido? —preguntó ella, tratando de cambiar de tema.

—Tom, sigue durmiendo, no me atreví a despertarlo—dijo Elisa, limpiando un poco de miel del rostro de su pequeño.

—Debió haberse quedado cansado después de ese desagradable momento…—insinuó Sarah despreocupadamente, sin embargo, se detuvo al notar la mirada enérgica de su hija. No era el momento de tener esa charla, no en presencia de los niños, se reprendió internamente la señora Leagan.

Noah miró su plato con desánimo. Sabía a qué se refería su abuela, ya que los había escuchado pelear la noche anterior.

—No te preocupes, mi niño, no hay nada de qué preocuparte—dijo Sara, poniendo sus brazos alrededor de los hombros de su nieto.

—Termina tu desayuno, querido. Preparémonos para salir en un momento más —terminó de decir Elisa.

Sarah regresó a su revista de moda, mientras Noah había terminado su cereal. El niño comprendió que sus padres no habían tenido un buen comienzo, y que su hermana tenía cierta inquietudes. Seguramente la causa de eso era el golpe que Mel aún traía en su rostro, aunque Noah ya no era un niño pequeño como Zaid, pero de cierta manera, todavía ignoraba algunas cosas.

—Ya terminé, puedo salir un rato — aseguró el chico que quería salir un momento a caminar por esos hermosos jardines de la mansión. Le recordaba a la mansión de rosas de su tía Candy en Lakewood.

La señora Leagan asintió con una sonrisa para calmar a su pequeño nieto. Indicó con una mano a los sirvientes que se aseguraran de que su nieto estuviera bien en los jardines, y la muchacha asintió y lo tomó de la mano.

Zaid ansiaba en seguirla y se soltó de los brazos de su madre para unirse a su hermano mayor. Elisa intentó bajarlo con cuidado, pero la inquietud del niño la sorprendió.

—Asegúrate de que se mantengan limpios. Nos iremos en unos momentos — La pelirroja le dio la última instrucción a la muchacha y continuó llevando a los niños a los jardines.

Elisa podía estar segura de que Noah regresaría intacto, pero no podía ser lo mismo cuando se trataba de Zaid.

Cuando los pequeños salieron del comedor, Elisa volvió su mirada fría hacia su madre.

—¿Cómo se te ocurrió eso? —vocifero.—¿Cómo pudiste ser tan desconsiderada, Madre?

—No me hables de esa manera querida, Sabes que los sirvientes hablan, y si se enteran de que tienes problemas con tu marido, nuestro círculo social empezará a chismear, tienes que tener más cuidado.— decia la mujer sosteniendo al aire aquella revista que terminó posicionandolo sobre sus piernas .

—Ya tenemos bastante con lo último que supimos de ti, que tuviste que irte del rancho, gracias a Dios has ido progresando y estás mucho mejor, pero eres muy imprudente, mi querida Elisa. —dijo la señora Leagan, reanudando su lectura.

Elisa se cruzó de brazos ante la reprimenda de su madre.

—Te sugiero, querida, que empieces a arreglar las cosas con tu marido, no quieres otro escándalo como el último, los chismes son lo de menos, ¿qué será de mis nietos? Elisa, no quiero que ellos pasen por una situación similar, si de verdad tú todavía lo amas y él te ama, lo cual es bastante obvio, arréguenlo.

Elisa se levantó de la mesa, escuchando cada palabra de su madre, ella tenía razón, no podía exponer a sus hijos a una situación así, ella conocía a Tom y sabía de lo que no podía ser capaz y lo que era, tenía que parar ese berrinche que inició todo esto, Elisa sentía que definitivamente tenía que hacer su parte si no quería perder a su esposo nuevamente.

«Elisa, tú no quieres una familia disfuncional, ve por la tuya » pensó.

—¿Melissa no ha bajado? —le preguntó una vez más al ver que no había visto a su hija en ese momento.

—Ya lo hizo, me saludó, tomó algo de fruta y se fue, justo antes de que bajaras, dijo que no tenía hambre.

—¿A dónde fue?

—Dijo que iría a los establos.

—Todavía están un poco lejos—dijo Elisa preocupada por la seguridad de su pequeña.

—No te preocupes querida, Camille está a su cuidado—Elisa había esperado que Melissa bajara y pudiera hablar con ella, sin embargo se había escapado esa mañana, no podría hacerlo por mucho tiempo, estaba segura de que tarde o temprano recuperaría a su pequeña.

Uno de los lacayos había entrado con un mensaje para la señorita Elisa.

—Disculpen madame— dijo dirigiéndose a ambas mujeres — llegó esta tarjeta de presentación para usted, señora Elisa.

—¿Para mí? —se preguntó, Sarah dejó la revista a un lado y miró a su hija cuyos ojos ya estaban fijos en leer lo que contenía la tarjeta.

—¿Qué pasa, querida? — la mujer se encamino hasta el otro lado de maesa junto a Elisa.

—¡Está aquí! —respondió Elisa sorprendida, le entregó la tarjeta a su madre y ella sonrió de la misma manera sorprendida.

—¿Es ésta la muchacha cuya familia es dueña de una exitosa empresa ferroviaria?— preguntó la señora Leagan, recordando dónde había oído el apellido Campbell.

—Así es, ella y su madre volvieron ayer, quiere visitarnos, vendrán a almorzar,

Mientras yo llevaré a los niños de compras.

-—¿Qué vas a hacer?- elisa lo medito por unos momentos hace una semanas que no veia a su amiga cuando dijo que iria a un viaje a colorado y regresaría para las fechas decembrinas.

— Driscoll, ¿puedes enviarle la respuesta a la señorita Campbell? La espero a la hora del almuerzo.- anuncio elisa

— Sí, señora, Con su permiso.

—Ah, y Driscoll, avise a Stuart que necesitare el coche. Vamos a salir Por favor, recoge a mis hijos.

—Por supuesto, señora.

—Te veo luego, mamá.– Elisa se despidió de su madre y salio del comedor en dirección a la cocina para dar algunas indicaciones para el almuerzo de esa tarde.


Hola, eres un hermoso corcel, ¿no es asi? — saludo la niña con una hermosa sonrisa, Melissa admiraba con emoción los caballos que poseía su abuelo, entre ellos una yegua de color marrón había llamado fuertemente su atención.

— Esa es una yegua, señorita. — informó el joven que estaba a cargo de los establos.

—Oh, claro, sé que lo es. — decia la chiquilla. —Verá— dijo, señalando los rasgos que diferencian a una yegua de un caballo — su testuz es mucho más fino, al igual que el resto de su cara; sus patas traseras son un poco más regordetas; normalmente, tiende a verse así después de haber dado a luz a un potrillo; y su melena es aún más larga. El muchacho escuchó sorprendido la información que le brindaba la niña. ¿Cómo era posible que ella supiera tanto de caballos?

— Vaya, niña, sabes mucho de caballos — dijo el niño, impresionado por la inteligencia de la niña sobre los caballos.

— Mi papá tiene un rancho, y tenemos mucha variedad de caballos — dijo la niña, acariciando el pelaje de la yegua. El chico abrió los ojos asombrado al oír eso y se dio cuenta de que esa pequeña era la hija de la señora Elisa. Miró a la doncella que cuidaba a Melissa y la chica asintió con una sonrisa nerviosa.

— Sí, es la primogénita de la señora — susurro entre risas ante la sorpresa del joven quien también la siguió en la risa. De pronto, miró a la joven doncella, y ella se sonrojó de inmediato. Melissa, que no era muy ajena a lo qué estaba pasando allí, los miró con ojos de complicidad.

— Muy bien, ¿qué está pasando aquí? — dijo la niña sin detenerse a mirarlos alegremente.

— Nada, señorita — dijo Camille, sonrojándose aún más. El joven mozo sonrió ante el descuido, No quería hacer sonrojar mas a Camille.

— Nada, señorita Steven, permíteme decirle que es usted una niña muy astuta e inteligente ¿sabe?

— Claro que lo soy — respondió la niña divertida — lo suficiente para decir que hay algo entre ustedes.

— No — dijeron ambos en unisono sin saber qué mas decir al haber sido descubiertos por la princesa del rancho Steve.

— Vaya, señorita, eres muy atenta — dijo el joven nervioso — pero sé algo que seguramente no notaste.

— Ah, sí, ¿qué será? - dijo la niña.

— Ahh, esta hermosa yegua le pertenece a tu madre. Melissa se sorprendió con la información, lo que la hizo olvidar por completo el asunto entre los dos.

— ¿Es Cleopatra? — preguntó Melissa, sorprendida.

— A si es y tienes razón, ya tenía un potrillo, y este es Ramsés, el potrillo, que ya es todo un caballo adulto.— dijo el joven fingiendo un tono mas maduro, Melissa miró al hermoso caballo marrón, como Cleopatra, que era realmente hermoso y le hizo recordar a su querido Lucien quien también le pertenecía a su madre.

Melissa quedaba entusiasmada con los caballos que su madre había tenido desde que ella también era una niña.

—Eres muy hermosa. —le dijo a la yegua.

—Ya está un poco vieja, pero todavía es rápida. —dijo el joven.

Melissa conversaba amenamente con aquel joven y su doncella, quienes no se percataron de que alguien más se les unía.

Driscoll llegó con la orden de la señora Elisa de informar a las doncellas de sus hijos para que los llevaran a la entrada, donde ya los esperaba el auto.

El otro joven Driscoll llamó a la muchacha y ella acudió de inmediato.

—¿Qué pasa? —preguntó Camille.

—Llama a la niña, la señorita Elisa va a salir.

—Por supuesto, yo llevaré a la niña. —Dicho esto, el chico regreso a preparar el auto, pues tenía dotes de chofer.

—Señorita Steven, por favor regrese conmigo, su madre la está llamando—decia la muchacha y Melissa asintió resignada.

—Me tengo que ir, fue agradable volver a verte, Cleopatra— la niña salió de los establos, agradeciendo al joven por el agradable momento y corrió hacia la muchacha. El daniel observó como la niña se alejaba poco a poco con aquella mujer, que más de una vez le había hecho suspirar.

— ¿Dices que mi mamá me llamó? — preguntó la niña mientras caminaba con la joven

— Así es, parece que la llevara de compras — dijo la mujer emocionada.

— No es posible — dijo la niña un poco irritada. Seguramente le haría cambiar su guardarropa. Sabía que de este lado de la sociedad debía mantener esos delicados comportamientos de una futura dama de sociedad que debía tener. No era algo a lo que Melissa estuviera 100% acostumbrada. Su espíritu rebelde estaba en otro lado.

— Veo que no estás tan entusiasmada como deberías — dijo camille al ver el gesto de la niña.

— No es eso, es que aquí es diferente a...

— ¿donde vivías? —acompleto ella.

— Exacto, no es que me desagrade, pero estoy más acostumbrada a... es complicado — dijo la niña resignada.

— Esta bien señorita, puedo entenderla — respondio camille sintiendo lo que la niña queria decir pero le era difícil expresar.

— Camille, por favor deja de llamarme señorita, es un poco incómodo — dijo melissa, la mujer rió por lo que dijo la niña.

— Porque sería incómodo, eres la señorita de la casa, yo trabajo para tus abuelos y es mi deber cuidarte.

— Lo sé, lo sé, lo entiendo, pero... no puedes simplemente llamarme Mel o Lissa o como quieras, simplemente no me llames más señorita, por favor. — dijo la niña, bastante avergonzada.

La Muchacha lo medito por unos segundos y después asintió con una sonrisa traviesa.

—muy bien...

— Gracias.

— Señorita.

— ¡Camille! — vocifero la niña y la joven doncella rio ante su respuesta, haciendo que la caminata fuera mas amena.

—Y ese chico de los establos, te gusta, ¿verdad?

—¿Cómo dice esas cosas?— dijo camille ante la inesperada pregunta de Melissa

—Ya no soy una niña, me doy cuenta.— afirmó la niña.

— Ah, no sé cómo responder a eso,

—Lo siento — se disculpo la niña al sentir que habia incómodado a la joven.

—No, no es solo ... No estoy muy segura de si realmente le gusto.

—A mí me pareció que sí, ¿no viste esos ojos de amor que te dirigió? —

—Mel, basta, aún eres muy pequeña para esas cosas.

—¡Ajá! ... ¡Auh! — Una pequeña punzada de dolor se hizo presente en el vientre de la niña antes de llegar a la entrada donde ya se podía ver el auto.

—Estás bien, Melissa... —

—Estoy bien, solo fue un pequeño dolor, es todo.

—¿Estás segura? Llamaré a tu madre, estamos cerca.

—¡No! — se apresuro en detenerla —Te aseguro que estoy bien, vámonos.

Camille poco convencida, siguió las órdenes de la niña.

Llegaron al auto donde la esperaba su madre, lista con los niños a bordo del vehículo, Melissa observó a su madre darle instrucciones a una de las criadas de la cocina sobre cómo quería el almuerzo de esa tarde para su visita.

Mel se sintió un poco incómoda, Camille hizo un gesto de preocupación y Mel volvió a negar con la mirada que no debía preocuparse y que no era necesario contarle a su madre sobre ese pequeño dolor que sintió hace un momento. Lo que menos deseaba era tener que discutir de nuevo con su madre.

Esos gestos hicieron que Elisa se diera cuenta de que su hija ya estaba ahí.

—Sube al auto, Melissa —ordenó Elisa. La niña entró al vehículo. Eliza dio la vuelta al transporte para subir no sin antes darle a la mujer las últimas instrucciones recalcando lo importante que era esta visita.

—Todo se hará como usted ordenó, señora Eliza —

Elisa asintió y subió al auto con sus tres hijos y partió rumbo a la ciudad más allá de la zona hotelera.

Durante el viaje, Melissa no le dirigió ni una sola palabra a su madre, solo miraba por la ventana, su voz reflejaba tristeza, le sorprendió bastante la determinación de Melissa.

Tenía que aclarar esta situación lo antes posible para que no le quedara ninguna duda de lo mucho que la amaba.

Mel, cariño —la llamó Elisa. Mel no se limitó a mirarla pero se mantenía siempre cautelosa y pensativa ante cualquier sentimiento.

—Cariño, seguramente no querías venir, pero es necesario comprarte unos vestidos nuevos y algunos elegantes para las festividades.

—Me imaginaba que iríamos a eso —respondió con calma pero sin apartar la mirada del paisaje.

Eliza no supo cómo recibir esa respuesta, por más tranquila que permaneciera la niña, había cierta indiferencia en sus palabras, que calaron en el corazón de la egocéntrica Elisa.

Continúara...


Hola preciosas , disculpen el tremendo retraso del capítulo 9 de esta historia, no tengo perdón (jiji) pero aqui por fin llegó el esperado capitulo, espero que les haya gustado mucho, ya se que van a pensar otro mes para el capítulo 10 (jaja)

voy a tratar de no demorar tanto pero de que es seguro es seguro. como dices tarde pero seguro jiji.

les mando un fuerte saludo a todas la que se animen a darme una oportunidad y pasarse por esta historia nos vemos en un próximo capítulo.


reapondo ...

Hola querida andre3456 espero que sun amdes por ahi jeje ojala no te hayas ido por completo, si eliza siempre va caer en estos celos incomprendidos por candy jajan pero ahora se le sumarán otras situaciones que dejara un poco olvidado esa parte jiji

Candy tiene un don de darse a querer (algunas veces) y con los niños es un amor esa pecosa seria una excelente madre y si tiene una conexión con Melissa pero Eliza es la madre y su conexión no puede opacarse Elisa debe aprender eso jiji.

Te mando un fuer abrazo ojala leas este capitulo y no pienses que he olvidado esta historia jeje.

Mi estimada y querida GeoMtzR espero que te encuentres muy bien, yo se que es demasiado pronto pero señas que sigo aqui, me quise animar a publicar mas pronto este jeje a ver si te anima un poco amiga, oro por que estes bien hermosa, te mando un fuerte abrazo y aqui te esperaré.

No sera el unico enfrentamiento te lo puedo asegurar hermosa, awww chiiii si heredo el caracter de Eliza pero también el de tom tiene esta peculiar mezcla y mas por la etapa que esta atravesando, fijate que si hermlsa esa grace no hay que confiarse mucho jajaja esoe gusta de Tom que sabe poner límites y hacer reaccionar a Eliza y que Eliza solo reaccione con él awww, espero que en cuanto puedas y te sientas un poquito mejor o con ganitas de leer te pases por aqui preciosa, oro cada noche por ti amiga, cuídate mucho y gracias por tu apoyo siempre hermosa.

Te mando un fuertísimo abrazo.

Preciosa Mia brower Graham de Andrew

Te mando un cordial saludo hermosa y una abrazo espero que pronto puedas seguír por aqui.

Luna Andry holi preciosa espero que estes muy bien, y de igual manera pronto te ñieda ver por aqui, saludos hermosa y un fuerte abrazo

Hirumi Hdz espero que pronto pueda tenerte nuevamente por aqui hermosa te mando saludos y un fuerte abrazo.

Manely holi preciosa espero que también pronto pueda tenerte de visita por aquí, ya se que me tardo un poquito enas actualizaciones pero por aqui ando jiji

saludos hermosa