Advertencias:
Spoilers Bonten, Poliamor
Este fic está subido de manera independiente en Ao3 y dentro de un recopilatorio en Wattpad. Al final he decidido incluirlo aquí en ffnet dentro de "El campo gravitacional...", que considero un fic Mikey centric, donde tendrían cabida aquellos fics de las parejas que sean que traten la relación de los personajes con Mikey. Han habido varios fics que he estado tentada a meter aquí y al final desestimé la idea, espero no arrepentirme de incluir este.
Fue escrito para el tema "Compersión" del día 3 de la poliamorweek2022 del Club de lectura de fanfiction.
*Compersión: Término que describe los sentimientos de placer o felicidad que experimentan las personas cuando ven que su pareja crea vínculos afectivos (relación) con otra persona. Es una oposición directa a los celos.
Espero que os guste.
Una chica con suerte.
Mikey x Takemichi x Hinata
Desde épocas inmemoriales, el matrimonio ha sido uno de esos momentos clave en la vida de las personas, esperados con expectación y aderezados por fantasías y grandes ilusiones.
Tener la boda soñada con la pareja ideal es lo que cuentos de princesas y canciones de amor llevan vendiendo a los niños desde que tienen uso de razón. Todo, pasando por la religión o incluso la propia biología, parece abocar al ser humano a no sentirse plenamente realizado sin esa otra persona que la complemente. Su media naranja.
Cuando Hinata se mira en el espejo no puede evitar perderse por unos segundos en aquellas fantasías. Es hermosa, pero se siente mucho más llevando aquel traje de ensueño diseñado por el propio Mitsuya expresamente para ella. Cada detalle está pensado para ensalzarla, y los alfileres que le está colocando no tienen otro propósito que ultimar los retoques para que esté perfecta en su gran día.
Puede percibir en su propio reflejo el brillo en los ojos con el que a menudo se describe a las personas enamoradas, el rubor en las mejillas de quien se siente deseada y la sonrisa boba que genera el apreciar algo hermoso.
Se gira buscando a su prometido, el hombre de sus sueños de quien lleva enamorada toda la vida, y encuentra todos esos signos también en él.
Debería ser perfecto, sin embargo, a quien nombra en ese momento, quien ocupa sus pensamientos cuando se supone que debe estar experimentando la felicidad máxima, es Mikey.
Mikey, por quien es capaz de dejarla plantada a pocos días de su boda.
Para cualquiera, incluso la policía, el accidente fue un hecho fortuito, pura mala suerte por andar en el lugar y momento equivocados. Para Hinata, recibir la llamada del hospital notificando que su prometido acaba de ser ingresado con tres disparos, es sinónimo de haber tomado una decisión muy clara, donde ella no es la elegida. Es entonces cuando Hinata termina por comprender del todo que su relación con Takemichi no se trata de medias naranjas.
No es que no lo intuyera desde que Mikey apareció en la vida de Takemichi y sintió que algo especial nacía entre los dos.
Al principio creyó que era simple fascinación. Fue así como quiso nombrar a esa aura eufórica que los envolvía y que se parecía demasiado al enamoramiento. "Porque no puede ser eso", se convencía. Su Takemichi no podía estar enamorado de otra persona. Debía ser simplemente que Mikey levantaba pasiones allá donde iba, por algo era el líder de la ToMan.
No sería tan grave si no hubiese presenciado los ojos de Manjiro iluminarse por primera vez en compañía de Takemichi. Si aquella aura que los rodeaba cuando estaban juntos, en lugar de disiparse con el tiempo, como hacen los amores pasajeros, no se hubiese vuelto intensa y asfixiante, como una niebla espesa en la que estando cerca no pueden tocarse, pero se necesitan el uno al otro para salir.
Hinata sabe que debería sentirse celosa, pues así lo estipulan los códigos que regulan las relaciones, pero extrañamente no puede hacerlo. Le gustaría reaccionar como la adolescente indignada que fue cuando abofeteó a Mikey por arrebatárselo por primera vez, sin saber que aquello solo sería el principio. Es mucho más fácil gestionar un sentimiento primario como los celos, que la confusión de sentirse bien por compartir a quien ama, porque esos mismos códigos obsoletos son los que imponen que solo se puede amar a una persona.
Cuando la llaman del hospital no se sorprende de lo que encuentra. Ocupan dos camas en la misma habitación apenas separadas por unos pocos centímetros. Si estuvieran conscientes podrían tomarse de las manos.
Hina acerca una silla y se sienta entre ambos. Takemichi tiene el torso cubierto por un vendaje. Los médicos le han dicho que a pesar de haber recibido tres disparos y perdido mucha sangre, no ha afectado a ningún órgano vital y esperan que la recuperación sea rápida.
¿Qué pasará cuando despierte? Aunque su boda ha sido cancelada por obvios motivos, tal vez su relación necesite una reconsideración mucho más profunda que simplemente posponer una ceremonia. Quizás sea el momento de asumir que no puede hacer nada por evitar que Takemichi siga buscando a Mikey cuando despierte, pero que sí está en su mano hacérselo más fácil.
Este pensamiento la lleva a sostener las manos de ambos y enfocarse en explorar el tacto desconocido de la mano de Mikey bajo la suya. Es curioso que siendo más grande se sienta frágil, como todo él. No queda nada del Mikey que ella recuerda más que un saco de huesos consumido por la oscuridad. Y aun así algo debe tener ese Mikey por el que Takemichi siempre acaba arriesgando todo.
No le sorprende que sea Sano quien empieza a moverse. Los médicos también le han contado que los viandantes, alarmados por la situación, lograron amortiguar su caída y no tuvo consecuencias graves; que despertaría antes de que Takemichi lo hiciera.
Siente que es una señal. Que está actuando como el elemento conductor que comunica la flor marchita con el agua y la luz que no recibe desde hace mucho tiempo. De repente piensa que ese pueda ser su lugar, un elemento de unión que dé continuidad y favorezca que todo sea más fluido entre los dos, porque ella es feliz cuando Takemichi lo es.
Es normal que le haga un poco de ruido aceptar así como así a otra persona en su relación. Recuerda cuando algunas de sus amigas rompieron con sus novios infieles o presenció alguna escena de Takemichi con otras chicas, y llega a la conclusión de que la fidelidad es un concepto complicado. Mientras el sexo desvinculado del amor no deja de ser la satisfacción de un deseo físico, la conexión que Takemichi tiene con ella y con Mikey va mucho más allá de eso, haciéndola incapaz de sentirse engañada.
Hinata casi no conoce a Mikey, pero intuye que, al igual que ella, es feliz si Takemichi también lo es. Y asume que quizás no sería mala idea intentarlo, aunque al principio sea necesario mucho diálogo hasta encontrarse cómodos.
—¿Takemitchy? —es lo primero que pregunta cuando apenas ha abierto los ojos.
Su preocupación le conmueve y le acaricia la mano solidarizándose con él, pues comparten el mismo dolor. No puede juzgarle cuando su gesto le sobresalta por ser un acercamiento inusual para dos personas que apenas se conocen.
—Está bien —dice Hinata, señalando la cama de al lado con la cabeza e insiste con el pulgar haciendo círculos sobre el dorso de su mano. Siente cómo se relaja su tensión al comprobar que es cierto—. Se recuperará pronto.
—Lo siento. —Aparta la mirada. Se nota que no está acostumbrado a pedir perdón. Lo normal sería que se disculpara por los tres disparos que casi matan a su prometido, pero su disculpa no va por ese lado—. Ha sido mi culpa. Yo lo envié de nuevo al pasado. Lo siento por vuestra boda y por todo. Seguramente cuando despierte se deba a que ha regresado y entonces este futuro dejará de existir.
La realidad la golpea, todo cobra sentido y a la vez carece de él.
—¿Pero por qué tú? Siempre fue Naoto.
—Él quería salvarme y yo… deseé ser salvado. Lo siento.
Hina comprende lo que para alguien como él significa reconocer esa vulnerabilidad. En el silencio de la habitación se oye el registro de los signos vitales de Hanagaki en la máquina y su respiración pesada a través de una máscara de oxígeno. Aunque su cuerpo está vivo allí al lado, está librando una batalla en otro lugar. Mikey lo mira de nuevo y deja que las lágrimas se le escapen.
No puede culparle por querer ser salvado.
—Está bien —lo consuela.
Se levanta de la silla y se sienta al borde de la cama para que llore en su regazo. No es necesaria ninguna invitación, Mikey parece entender que Hina es una extensión de Takemichi y deja salir todo lo que lleva acumulado durante años. Las caricias de Hina acompañan a los sollozos de Mikey, hasta que ambos terminan dormidos al arrullo de la respiración amplificada y mecánica de Takemichi.
Con Mikey en sus brazos, el último pensamiento consciente de Hina incluye una breve fantasía sobre compartir a Takemichi que le provoca una sonrisa en los labios.
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Hinata Tachibana se despierta con una sensación extraña. Siente la cabeza embotada, como si hubiese dormido demasiado. No recuerda bien los sueños, tan solo aparecen flashes que iluminan de vez en cuando una nebulosa de imágenes incoherentes. Le llama la atención que en algunas de las que puede distinguir Mikey tenga un aspecto demacrado.
Inquieta, se incorpora en la cama para comprobar si es real. A su lado, Takemichi duerme boca abajo con un brazo rodeándole la cintura. Su aspecto es igual al de su visión, por eso no le ha llamado la atención.
Mikey duerme al otro lado de Hanagaki, pegado a él como si se le fuese a escapar mientras duerme. Su cabello rubio y largo se extiende por la almohada, su piel es rosada y su cuerpo, aunque de complexión pequeña, es fuerte y saludable, y suspira aliviada al ver que no ha sido más que un sueño extraño. Por lo demás, todo parece igual que siempre.
Hinata no se da cuenta de cómo se van incorporando los nuevos recuerdos, ni de que, de repente, tiene la certeza de cosas que en otras circunstancias no tendría por qué saber. Como que a Mikey le gusta dormir, y que lo hace mejor en compañía porque necesita proximidad física y cariño constante. Que resulta muy fácil compartir a Takemichi porque cada uno le aporta en diferentes áreas de su vida sin solaparse, o que incluso en la intimidad se compenetran bien porque el interés de Mikey es más afectivo que sexual.
Todo encaja tan a la perfección que parece incluso irreal. Pero no hay nada de irreal en lo que han construido juntos.
Hina decide volver a acostarse en la cama aunque no tenga sueño, tan solo por disfrutar un poco más de ese momento tan hermoso en que los tres comparten un lugar físico y emocional.
Cierra los ojos deleitándose en el tacto de la mano de Takemichi sobre su piel, de la respiración de Mikey contra el cuello de este y de los pies de Sano enredados con los suyos.
El pensamiento fugaz de que es el resultado de unir lo mejor de muchas vidas desaparece con rapidez al darse cuenta de que es absurdo.
No puede ser algo tan complicado, simplemente es una chica con suerte.
N/A: Espero que os haya gustado! No son mis ships, la verdad, pero me interesa mucho el tema de cómo continúan las líneas temporales que se quedan en modo automático y cómo se producen las transiciones (tengo un fic pensado sobre esto) así que la idea de Mikey y Hinata encontrándose una vez Takemichi volvió al pasado, me pareció muy potente e interesante.
Además, nadie puede negar que entre Mikey y Take hay algo especial XD
Espero que todo se haya entendido bien.
Puede que añada otros oneshots si creo que van al tono de este. Así que sugiero a quien le interese que lo ponga en follow.
Besitos
Ak
