HISTORIA CORTA DE BONIFICACIÓN: MAYNARD

Era otra hermosa mañana a las afueras de Brisbane. Como cualquier otro día, empecé la limpieza de mi pequeña casa, ser soltero y vivir cerca de un lago no es que hagan maravillas por la humedad precisamente, pero es un hogar, mi hogar.

Me había mudado a esta zona hace ya varios años, aproveché el dinero de la jubilación para pasar mis últimos años lo más tranquilos posibles. Era el paraíso, solo yo y los peces del lago, una vida simple pero feliz.

Desayuné como cada mañana y salí al porche de la casa para pasar la mañana pescando, antes de ir a atender mi estación de servicio. No picó nada en la primera hora, y ya para las ocho de la mañana, solo tenía dos peces pequeños en un valde con agua. Eran muy pequeños, así que planeaba soltarlos antes de salir a trabajar.

"¡Hola Maynard!" Para mi sorpresa, escuché la voz de mi vecino y viejo amigo.

Mort ya no pasaba por acá tan seguido desde su ataque al corazón, si bien hubo un tiempo en el que seguía siendo un visitante habitual, Chilli lo hizo reconsiderar su comportamiento y ahora se cuidaba más.

"Mort," dije dejando la caña de pescar y girándome para saludarlo. "Ha pasado mucho-" Me corté en seco cuando la vi, Brandy, la hija mayor de Mort estaba acá, no la veía desde... bueno, hace mucho no la veía. "¡Brandy, que sorpresa verte!"

Me paré y le di un gran abraso. Había visto crecer tanto a Brandy como Chilli por estos lares, verla en persona era todo un gusto.

"También me alegra verte, tío Maynard." Brandy devolvió el abrazo, lo cual para ser honesto me sorprendió, la última vez que la vi y abracé, estaba algo tensa.

"Y bien, que los trae por acá, ¿Un viaje de pesca o solo a pasar el rato?" La solté y la miré a los ojos y se veía feliz, un fuerte contraste comparado con la última vez que la vi.

"¡Ejem!"

Miré para ver quien había hecho el ruido y para una nueva sorpresa, fue nada más y nada menos que un niño. Un schnauzer negro y blanco de unos siete u ocho años, tenía la misma edad que Bluey, pero se veía algo... raro.

"Lamento interrumpir, pero, no me han presentado."

"¡Oh! Claro, lo siento." Dijo Brandy quien, acto seguido, levanto al niño por las axilas y lo extendió hacia mí. "Maynard, conoce a Weis... ¡Mi hijo adoptivo!" Dijo Brandy orgullosa, sacudiendo un poco al niño.

Me quedé sin palabras, no sabía que decir. Era consciente de la infertilidad de Brandy y los dos procesos de adopción fallidos, verla con un niño... no, verla feliz...

"Felicidades." Solo pude felicitarla. Igual que mi boca respondió sola, mi cuerpo se movió solo para abrazarla, el niño se quedó en el fuego cruzado, pero no pude resistirme. No sé cuánto tiempo pasamos así, pero disfruté cada segundo. La niña a la que vi crecer, ser feliz y sufrir, había conseguido lo que más anhelaba en este mundo.

Finalmente los solté y miré más de cerca al niño.

En lugar de quejase, empezó a alisarse el pelaje. Levanté una ceja, esa no era para nada la actitud de un niño, o por lo menos no de los que yo conocía.

"Espero no te moleste tío Maynard, venimos a un pequeño viaje de pesca, el niño aquí presente nunca ha pescado." Dijo Brandy mientras señalaba al niño en cuestión.

"¡Imposible!" Dije, tratando de sonar lo más dramático posible.

"Por eso esperábamos que nos prestaras el equipo de pesca." Terminó Brandy algo avergonzada. Supuse que aún se sentía culpable de la última vez que nos vimos.

Cuando sucedió todo el fiasco de su exnovio, vino a hablar conmigo. Entonces supo de su infertilidad y habló con el único adulto cerca, que no tenía hijos. El resultado fue... malo.

Terminó gritándome y enojada, simplemente no podía ver mi punto de vista. A diferencia de ella, yo estaba bien, simplemente tomé la decisión de no tener hijos. Brandy se fue indignada, no podía creer que yo simplemente no quisiera, pero fui franco. Desde entonces nuestra relación fue distante, pero el tiempo cicatriza todo.

"Por supuesto, no hay problema, siempre son bienvenidos aquí. Los tres." Dije mientras asentía.

Sin decir nada más, ayudé a la pareja de madre e hijo a preparar su pequeño viaje. Para mi sorpresa, Mort no participaría. Preparamos una canoa para dos, junto con un par de cañas y cebos. Brandy se puso un chaleco salvavidas y luego fue el turno del niño. La seguridad primero.

Brandy le explicó al niño a usar el remo de manera eficiente, empezando ella a remar y, al poco tiempo se le unió el niño.

"Espero no nos encontremos ningún cocodrilo, no quisiera que Mort tuviera un segundo encuentro con uno."

Fue lo último que alcancé a escuchar de esos dos, Brandy le respondió, pero no alcancé a escuchar su respuesta.

Levanté una ceja y miré a Mort, ambos parados al final del muelle viéndolos alejarse.

"Mort, no hay cocodrilos ni caimanes en este lago." Era un lago de pesca normal.

"Shhh" Respondió él mientras se llevaba un dedo al hocico y se reía.

Al poco tiempo la canoa paró y sus dos ocupantes se pusieron patas a la obra. El niño tuvo problemas, como es natural para alguien que nunca a pescado.

"¿Es una linda vista no?" Mort dijo mientras se sentaba al final de muelle con un suspiro de alivio.

Me uní a él al sentarme.

"Ciertamente lo es."

Ninguno de los dos dijo nada, tenía muchas preguntas que hacer, pero estaba feliz por Brandy.

"¿Por qué no fuiste con ellos?" Le pregunté. Parecía un buen momento para fraternizar con ambos.

"Solo sería la tercera rueda." Dijo mientras extendía las manos. Recordé entonces ya los dedos ya no le respondían como antes. "Merecen tiempo los dos, yo puedo acompañarlos en la casa."

Simplemente asentí. Pasamos otro tiempo sin decir nada, ordenando mis preguntas en mi mente.

"Entonces... ¿Tuviste algo que ver con el niño?" Me decidí por abordar lo ovio, no puedes adoptar tan fácil luego de ser rechazado dos veces.

"El niño simplemente nos cayó del cielo." Dijo mientras se encogía de hombros, como si esa fuera una respuesta normal.

Levanté una ceja, esperando el remate del chiste o la explicación real. Nunca llegaron.

"¿De verdad?" Lo presioné un poco más.

"El niño perdió a toda su familia, no tenía a donde ir. Simplemente usé algunas conexiones para que Brandy pudiera adoptarlo. Nadie se quejará... o eso espero." Apenas y escuché la última parte, internamente me preocupé por unos momentos, pero lo descarté rápidamente. Mort nunca haría algo que entristeciera a su familia.

"Ya veo, pobre niño."

Regresamos nuestras miradas a la canoa. Al niño se le cayó la caña al lago, y Brandy estaba tratando de recuperarla con uno de los remos. Reprimí una risita ante la vista.

"Sniff." Escuché a Mort conteniendo las lágrimas, no podía verlo, pero sabía lo que significaba para él que Brandy lo consiguiera.

"¿Y tú como lo llevas?" Le pregunté con una sonrisa algo picara en mi rostro.

"Bien," dijo él mientras se limpiaba las lágrimas con su pata. "me tranquiliza saber que cuando ya no esté, Brandy no estará sola."

"No digas eso hombre, aún es muy pronto para pensar en esas cosas. Tienes que ver a tu nuevo nieto crecer."

Luego de la discusión con Brandy hace años, Mort pasó a disculparse en su nombre, le dije que no había razón para hacerlo. Nos sentamos y compartimos unas cervezas. Brandy estaba destrozada, pero Mort no se quedó atrás. Al igual que ella, él también se lamentó profundamente ese desarrollo, expresando su preocupación desde entonces por que su hija quedara sola a su partida.

"No creo que el niño me vea como su abuelo nunca, cuando lo interrogué me contó lo mucho que admiraba a su abuelo." Dijo mientras suspiraba.

No pude evitar levantar una ceja y preguntarme a qué se refería con interrogarlo. Fui incapaz de imaginarme a Mort, de entre todos los perros, acosando a un menor.

Abrí la boca para preguntarle, pero un grito proveniente del lago me distrajo. Ambos míranos y la fuente del ruido fue Brandy. Había capturado un pez y se lo estaba presumiendo al niño, quien, por cierto, parecía poco impresionado. Le dijo algo que aparente mente la enojó, haciéndola lanzar el sedal bastante lejos. Creí que estaban discutiendo, pero al poco tiempo ambos se rieron.

"Sabes Maynard, no recordaba la última vez que escuché a Brandy reírse desde el fondo de su corazón."

"Imagínate yo." Ambos nos reímos.

"Sabes Mort, no creo que tengas que ser el abuelo del niño, solo estar ahí para él cuando lo necesite." Le dije, pensando en mi propia familia.

"Eso crees."

"No lo creo, lo sé. Cuando mis sobrinos pasan de visita con sus hijos, para esos niños soy lo más cercano a un abuelo que tienen desde la muerte de mi hermano. Solo tienes que estar ahí para ellos. Puede que no sea su abuelo directo, ni aspiro a ser el reemplazo de mi hermano, pero verlos felices es lo que él hubiese querido... O cuando Brady me dice tío a pesar de no estar relacionados."

...

"Si," respondió Mort luego de un momento de silencio. "el abuelo del niño también quisiera que fuera feliz en su nuevo hogar."

Ambos miramos a la canoa en el lago. Un pez había picado en la caña del niño, y este estaba haciendo fuerza para evitar que se escapara. Brandy se unió para ayudar y, al poco tiempo, sacaron un pez... Era muy pequeño, ni siquiera podía verlo desde la distancia. Brandy estalló en una burla, el niño le gritó algo con cara de indignado, lo que solo provocó más risas por parte de Brandy.

"Tu esposa estaría encantada de lo que hiciste por su hija." Le dije a mi viejo amigo.

"Lo sé." Respondió con orgullo.

Nos levantamos del muelle y fuimos a mi casa. Liberé los peces que atrapé esta mañana y junto a Mort, preparamos la parrilla. Almorzaríamos el pescado que trajeran esos dos, o bueno, lo que atrapara Brandy. Reprimí una risa.

Al poco tiempo, tanto Brandy como el niño regresaron, iba a preguntarles como les fue, pero parecían algo... preocupados, en especial Brandy.

"¿Pasó algo?" Preguntó Mort, robándome la pregunta.

"Bueno," dijo Brandy rascándose la nuca. "nos dimos cuenta de que Weis no tiene... sus vacunas."

Me congelé, eso no era normal. Iba a entrar en pánico, pero Mort respondía algo que me dejó con la boca abierta.

"Ahora que lo pienso, eso tiene sentido." Dijo el muy idiota como si eso fuere lo más normal del mundo.

Giré con la boca muy abierta por lo que dijo, iba a gritarle que no lo tenía, pero Brandy puso su pata en mi hombro.

"Tío Maynard," empezó. "Se que no es normal, pero Weis tiene sus circunstancias." Dijo mirándome directo a los ojos. Entendí que quería que se lo dejara a ella.

Respiré y me calmé, Brandy era doctora y si ella no estaba en pánico, yo no tenía por qué estarlo.

"Lo siento papá, tío Maynard, nos vamos al hospital ahora mismo."

"¿Ahora?" Preguntó el niño. Parece que iba a decir algo más, pero Brandy lo cortó antes de hacerlo.

"Si, justo ahora. No hay excusas." Dijo mientras miraba al niño.

"Entendido." Respondió el niño. Alcancé a ver que apretó los puños, pero no dijo nada más.

"Siguiente parada, Brisbane." Fueron las últimas palabras de Brandy de hoy.

Tanto Brandy como el niño se despidieron, prometiendo pasar más tarde por el pescado asado. Brandy me entregó su captura, tres grandes y uno mediano, apenas para los cuatro.

Sin decir más partieron. No pude evitar mirar al niño con curiosidad y preocupación, algo le pasó.

"Oye Mort, cual es la historia con ese niño. Sin ofender, pero no me parece normal."

"No, no lo es." Me respondió casi al instante. "Pero le corresponde a él decidir si quiere contarte."

Capté la indirecta y decidí dejarlo pasar. Como pensé antes, Mort no pondría en juego la felicidad de su hija.

Continuamos nuestro trabajo, Mort me habló de su última semana, con su nuevo miembro de la familia. Al parecer, era una amenaza en ajedrez, tanto así, que Mort admitió que era difícil de pelar. También me advirtió de nunca jugar al Monopolio con él. Me reí ante ese último, ¿Qué tan malo podría ser él?