La ciudad de Brisbane era... completamente normal. No mentiré, estaba algo decepcionado, una parte de mi esperaba ver rascacielos en forma de hueso o más alusiones a la raza dominante de este mundo, pero no fue el caso en lo más mínimo.
Pensándolo bien, en la tierra humana tampoco había edificios que reflejaran a nuestros antepasados primates o edificios en forma de bananas. Me sentí como un idiota por pensar encontrar algo diferente.
El día empezó con una inusual invitación a un viaje de pesca, luego de la tortura disfrazada de entrenamiento de Brandy. Considerando que nunca había pescado, acepté. Salimos a la casa del vecino llamado Maynard que, aparentemente tenía una relación cercana a Brandy, lo suficientemente cercana para que lo llamara tío.
No entraré en detalles del viaje en sí, ya que no pesqué nada digno de mención, lo que si descubrimos, o caímos en cuenta, era el hecho de que yo no tenía vacunas.
No mentiré, eso realmente me asustó, considerando que ahora era un perro, lo primero que se me vino a la mente fue la rabia, no quería iniciar una pandemia o dañar a la familia Cattle. Brandy en su infinita sabiduría médica canceló el viaje de pesca y salimos directamente al hospital, dando inicio a mi primer viaje a una ciudad de este mundo.
Actualmente nos encontrábamos en un taxi rumbo al Hospital Militar de Brisbane, donde trabajaba Brandy. Quería hablar con ella, no me sentía cómodo yendo a una instalación del gobierno, había visto suficientes películas para saber el resultado, pero no podía mencionar el tema, no frente al taxista.
Ignoré el hecho de que me encontraba sentado sobre sus piernas para poder ver fuera del taxi, disfrutando de las vistas por el resto del viaje. Lo único digno de mención fue el hecho de que vi muchas razas de perros, no era un experto y no sabía mucho de razas de perros, solo distinguí algunas cómo dálmatas, terriers y poodles, entre otras.
Luego de casi una hora de viaje llegamos al hospital, tenía curiosidad sobre el precio del viaje, pero Brandy lo pagó directo desde la aplicación.
El hospital era grande, no muy diferente a un hospital normal. Tenía un intrincado escudo de metal de una cruz justo en el centro del edificio, que era un rectángulo de cemento de color blanco hueso. En otras palabras, era aburrido y falto de color. No me sorprendió, pero nuevamente, con todo el asunto de un nuevo mundo era aburridamente similar al mío, para bien y para mal.
Entramos por una portería resguardada por algunos soldados, se pusieron firmes e hicieron un saludo militar a Brandy, refiriéndose a ella con el rango de capitana. Brandy les devolvió el saludo y les dijo que descansaran, hoy no estaba de servicio.
Atravesamos el parqueadero y entramos propiamente en el hospital. Estaba algo vació, desde mi punto de vista. Nos acercamos a una recepción.
"Buenos días Violet." Llamó Brandy a la recepcionista, quien no tenía ni un rastro de morado en su cuerpo, tampoco reconocí la raza.
"Oh, ¡Buenos días capitana Cattle!" La recepcionista saludó a Brandy con un clásico saludo militar, lo cual llamó un poco la atención de la sala de espera.
"Descansa Violet, no estoy de servicio hoy." Brandy regresó el saludo, "¿está disponible el coronel Stain?"
"Si señora, ya le aviso de su llegada, capitana." Brandy asintió y me tomó de la mano, pero no alcanzamos a dar un paso cuando la recepcionista notó mi presencia. "Aww, pero que cosita tan linda tenemos aquí." Añadió mientras se levantaba y salía de su puesto, noté que vestía un traje azul de hospital con una identificación en la parte izquierda del pecho.
Me incomodó un poco que se refiriera a mi como "cosita linda", pero decidí ignorarlo, ahora era un niño, me gustara o no.
"Buenos días, señorita Violet." Decidí saludar, añadiendo mi sonrisa comercial.
"Lindo y educado, eso me gusta." Se agachó para abrazarme, pero fui más rápido y extendí mi pata para un saludo. Se percató al último momento, y correspondió al saludo.
"Lo siento Violet, es algo tímido." Dijo Brandy.
"¿Enserió? No lo parece." Respondió Violet entre risas, sonriendo mientras se ponía de pie. "Ya le aviso al coronel de su visita, capitana." Violet regresó a su puesto y usó el teléfono.
Brandy me llevó a través del hospital, utilizamos el ascensor hasta el cuarto piso, donde tenía su consultorio. Al entrar vi una habitación clásica de hospital, escritorio con un ordenador, camilla, un separador azul, una báscula de cuerpo, una especie de armario, entre otras cosas que no sabía sus nombres y una puerta sin letrero.
"Bien, espérame acá mientras hablo con el coronel Stain, no tardo." Dijo Brandy mientras me dejaba en la silla de su escritorio. Dejó encendiendo su computador mientras salía de la habitación.
"¿Y que se supone que haga mientras regresas?" Pregunté, no quería quedarme sin hacer nada y dudaba que tuviera juegos en su computador.
"Solo espérame por unos minutos." Dijo ella poniendo los ojos en blanco. "¿Acaso no puedes?"
"Ni siquiera hay una alfombra de ciudad o autos, ¿Cómo esperas que me entretenga?" Brandi inclinó un poco la cabeza confundida.
"¿Por qué los tendría? No soy pediatra."
"¿Qué tienen que ver los pies con la alfombra?" Brandy tubo un pequeño tic en el ojo derecho, dándome una mirada que insinuaba que era idiota. "Solo una broma" dije mientras llevaba mi pata a la nuca, algo avergonzado del intento infructuoso de comedia.
Brandy giró sobre sus talones y salió de la habitación, dejándome solo.
Estar solo me recordaba a como había vivido los últimos tres años en la Tierra. Decidido a buscar mi propio camino, luego de graduarme de la universidad, busqué mi independencia, diciendo adiós a mis padres. Renté un apartamento en Nueva York y trabajé siendo mi propio jefe.
No mentiré al decir que tuve una buena vida, y sería hipócrita de mi parte decir lo contrario, o decir que las banalidades de la vida o un mal día me habían arruinado una parte de mi corta vida.
Trabajé como inversor independiente, ya que era licenciado en economía y malo para socializar o interactuar con clientes. Las prácticas me dejaron claro que el viejo dicho de "el cliente siempre tiene la razón" es una vil mentira, los clientes son idiotas, por eso consultan a un inversor sobre dónde invertir su dinero, aparte de ser fácilmente influenciables.
No podía ni quería soportar ese trato. Mis padres me dieron un préstamo de cien mil dólares, lo que me dio un buen colchón para iniciar mis inversiones. Dejé el cuarenta por ciento en caso de meter la pata y necesitar un rescate.
Afortunadamente no lo necesité. Invertí la gran mayoría del sesenta por ciento restante en el sector tecnológico, y al cabo de un año, había triplicado mi inversión inicial. Le pagué a mis padres y empecé a darme los lujos que siempre quise.
Nunca le pedí a mis padres gran cosa, siempre fui aficionado a los videojuegos y al cine. Ellos los sabían y siempre me daban algo relacionado con esos temas para mis cumpleaños y navidad, pero yo nunca se los pedí, extrañamente me dio pena y quería comprarlos con dinero ganado por mí mismo.
Cuando por fin lo logré, tenía mi apartamento hasta el cuello de coleccionables de mis películas y videojuegos favoritos. Me gustaban mucho los juegos de estrategia y gestión, eran muy adictivos. Las películas de fantasía, ciencia ficción y de época siempre tuvieron lugares especiales en mi corazón.
Tuve todo lo que siempre soñé... y me sentía totalmente vacío.
Suspiré y me dejé resbalar un poco de la silla, sintiéndome exhausto.
No mucho tiempo después regresó Brandy. Noté que, en contraste con mi estado de ánimo, ella estaba bastante animada.
"Buenas noticias Weis, el coronel Stain me autorizó para hacerte exámenes médicos." Dijo Brandy mientras regresaba a su silla, ingresando a su computadora.
"¿No vinimos solo por mis vacunas?" Un escalofrió recorrió mi cuerpo, dejando que mi lado más paranoico tomara el control. "No creo que sea una buena idea Brandy."
"No tienes de que preocuparte, me negué en primera instancia, pero el coronel me convenció de lo contrario. Hoy podemos salir de eso y, personalmente, me sentiría aliviada sabiendo que estas bien."
"... ¿De qué exámenes estamos hablando?" Pregunté, entendiendo que no tenía voz en este asunto.
Y honestamente, también me tranquilizaría saber que tengo los dos riñones adentro de mí. A fin de cuentas, Brandy era la doctora.
"Aparte de las vacunas, haremos un examen de sangre, un electro, revisarán tus dientes y-" Se cortó mientras se paraba de su escritorio e iba a buscar algo en los muebles cercanos. "Un examen de orina." Terminó poniendo un frasco sobre su escritorio frente a mí.
"... ¿Es una broma?" Le dije totalmente incrédulo y con la boca muy abierta.
"Weis, estoy en modo profesional. No juego con la salud de mis pacientes." Brandy me miraba con el ceño fruncido y los brazos cruzados, dejando claro que, en efecto, no tenía ni voz ni voto en este asunto.
Suspiré resignado, simplemente no podía discutir con ella en el consultorio.
"Empieza con el examen de orina," Dijo ella asintiendo feliz de que entendiera que ella estaba al mando. "Ahí está el baño." Terminó señalando a la habitación sin marcar.
Entre más rápido lo hiciera, más rápido terminaría. Perdí la cuenta de cuantas veces repetí el mantra en mi cabeza mientras terminaba mis asuntos en el baño. Afortunadamente, no tardé demasiado y Brandy tuvo la decencia de dejarme el asunto a mí.
Al salir, una enfermera salía del consultorio con una bandeja vacía. Sobre el escritorio, ahora había pequeños frascos transparentes, conté cinco en total con sus respectivas agujas empacadas.
Le entregué el frasco contaminado a Brandy, acto seguido, me indicó que me sentara en la camilla.
"¿Miedo a las inyecciones?" Pregunto ella con una pequeña sonrisa.
"No." Respondí mientras estiraba mi brazo, lo cual dejó confundida a Brandy. "¿Pasa algo?" dije inclinando la cabeza un poco, estando aparentemente igual de perdido a ella.
"¿Por qué extiendes el brazo?" Preguntó ella en total confusión, pero era yo el perdido. ¿Eran acaso las que se inyectaban en el trasero?, pero esas no eran vacunas, era inyecciones, ¿Verdad?
Mientras debatía internamente mis nulos conocimientos médicos, Brandy perdió la paciencia y me pidió que me acostara boca abajo en la camilla, cosa que hice, asumiendo que eran las del trasero.
"Trata de no mover mucho la cola." Simplemente asentí y dejé que el proceso siguiera su curso. Según Brandy, las cinco vacunas fueron de la rabia, sarampión, polio, varicela y Hepatitis.
"¿Y es seguro aplicarlas todas al mismo tiempo?" Pregunté genuinamente curioso.
"No lo sé." Dijo mientras se encogía de hombros. La miré entrecerrando los ojos, ella simplemente se río y me aseguró que no había ningún problema. "Sabes, para ser un adulto, eres bastante ignorante." Terminó ella entre risas.
Sabía que no lo decía por malicia, en este momento era muy ignorante de muchas cosas.
"Podemos hablar de eso en un lugar más privado." Le dije sonando lo más serio posible. Decidí no mentirle, realmente le debía mucho y me educaron para siempre pagar mis deudas, ella no merecía que le mintiera.
Brandy asintió y lo dejamos así.
Al final recordé como inyectaron a mi mascota en mi anterior vida, bastante parecido a mi actual situación. Afortunadamente, Brandy tenía patas de ángel, ya que no sentí la aguja penetrando la piel, solo el líquido ingresando a mi cuerpo, salvando así el mundo de una potencial epidemia de rabia.
Y así fue el resto del día, al terminar las vacunas descansamos un poco. Había mucho que quería contarle a Brandy, pero no me atrevía a hacerlo en un hospital, mucho menos siendo del gobierno.
Pasamos a la prueba de la muestra de sangre, esta vez fue una enfermera la que se encargó de extraer la muestra. Afortunadamente, esta vez sí fue en el brazo y no de algún lugar extraño. Los resultados salieron al instante, siendo mi nuevo tipo de sangre DEA 1.1 positivo. Al preguntarle a Brandy si era preocupante ese resultado negó con la cabeza, aparentemente era el tipo de sangre más común.
Ya había pasado más del medio día, y para ser honesto me moría de hambre, Brandy me recomendó no comer nada mientras se realizaban las pruebas. No discutí con ella. Al final, llamó a Mort y Maynard para avisarles que no podríamos regresar a tiempo para la parrilla de pescado.
Según Brandy, Mort se preocupó, creyendo que me había pasado algo. Me sentí algo feliz de que Mort se preocupara genuinamente por mí.
A continuación, partimos hacía el laboratorio, donde me hicieron el electro. Me sorprendió ver los electrodos adherirse bien a mi cuerpo, considerando la nueva capa de pelaje que se interponía entre el electrodo y mi piel. Simplemente lo tomé cómo una maravilla de la ciencia, y lo dejé así.
Los encargados del electro aseguraron que enviarían los resultados apenas estuviesen disponibles. Aparentemente por órdenes del coronel Stain, mis exámenes tenían una prioridad de primer nivel. Eso me preocupó, pero ya estaba fuera de mi alcance preocuparme por eso.
"Sé que tienes hambre, pero resiste un poco más," Dijo Brandy mientras entrábamos al consultorio. "Créeme, no quieres que te hagan un examen de dientes con comida en la boca."
"Si, supongo que tienes razón." Ambos compartimos una sonrisa... Hasta que la puerta de abrió de repente.
No fue un portazo, o un dramático y lento abrir de puerta, fue tan casual que me sorprendió precisamente por eso. De la puerta entraba lo que claramente identifiqué cómo un dálmata, perfectamente uniformado, al igual que Brandy aquella mañana. El perro en si era canoso, bastante viejo, sus manchas estaban descoloridas, siendo ya de un intenso gris. Pese a que el uniforme en si era bastante similar al de Brandy, la principal diferencia estaba en su gorra. A diferencia de las tres estrellas solitarias alineadas en el centro, tenía un rectángulo atravesado en la parte posterior a la estrella del medio.
Sabía que Brandy tenía el rango de capitana, lo que hacía al nuevo integrante de la habitación bastante superior. Si mi memoria no me fallaba, el rango era de-
"¡Coronel Stain, señor!" Brandy rápidamente se puso firme e hizo un saludó militar a su superior. Fue tan repentino que pensé en copiarla, pero no estaba aseguro. ¿Se enojaría porque lo saludé sin ser militar, le parecería gracioso que un niño copiara a su madre adoptiva o simplemente me ignoraría?
Mientras divagaba en mi mente, no noté que el coronel ya estaba sentado en la silla de Brandy. Se retiró la gorra, dejándola a su derecha. Apagó la pantalla del computador y, por fin, miró tanto a Brandy como a mí.
"Descanse capitana, y tome asiento." Noté que Brandy aún seguía en posición de saludo, bajó la pata en un firme movimiento. "Ambos tomen asiento." Se corrigió, y noté que me miraba, no pude evitar tragar y los pensamientos de ser disecado por el gobierno solo aumentaron en un lapso muy corto.
"¡Señor!" Respondió Brandy, instándome a sentarme. Añado que, para acelerar el proceso, me levantó y me sentó en una de las sillas frente al escritorio.
Hubo un silencio incómodo por un momento, el coronel me estaba mirando directamente a los ojos. Reconocí esos ojos, eran iguales a los de mi abuelo, mirándome cada vez que intentaba mentirle o hacer una travesura.
"Entonces, eres el niño por el que Mort pasó tantos problemas ayer, ¿No?" Sentí un sudor frio recorrer mi espalda, reconocí la sensación en el acto. Era miedo, tenía miedo de este perro. Mientras pensaba el cómo debería tratar con el coronel, Brandy se interpuso.
"Coronel, si gusta puedo-"
"Estoy hablando con el niño, capitana Cattle." Respondió el coronel sin siquiera dirigirle la mirada, seguía penetrando mi alma.
"Está bien Brandy," dije mientras tragaba, no quería que ella terminara en problemas por mi culpa. "Puedo responder unas preguntas." Armándome de valor, me compuse y asumí como si estuviese hablando con mi abuelo en nuestras clases de etiqueta. Adoptando una expresión lo más neutral posible en el rostro de un perro, decidí contestar. "Si señor, lo soy."
"Entonces responderás unas cuantas preguntas, entendido." Simplemente asentí. "Bien, primero, ¿Cómo conociste a la capitana?, Mort fue evasivo."
"La conocí en un muelle, cerca de su casa." Aposté por respuestas simples, directas y honestas.
"Interesante... ¿Cómo terminaste en ese muelle?" Continúo.
"Simplemente me desperté cerca." Me encogí de hombros, tratando de sonar lo más casual posible.
"Lo reformularé. ¿Cómo terminaste en Australia?"
"No estoy seguro, simplemente me desperté cerca a ese muelle."
"¿De dónde eres?"
"Sur América." Consideré decirle que era de Alemania, pero tanto Brandy como Mort dejaron muy en claro que no se mentir.
"Anoche busqué alguna noticia de algún niño desaparecido o raptado, como supondrás, no encontré ninguna que encajara con su perfil." No respondí vernalmente, pero le asentí. "¿Te persigue la mafia o alguna organización al margen de la ley?"
"No señor." No pude evitar levantar una ceja, no esperaba ese comentario.
"Pero claramente sabes el significado de esas cosas, interesante." El coronele entrecerró sus ojos, tratando de perforarme más con la mirada.
"Me gustaría creer que estoy bien educado, señor." Me maldije internamente por haber olvidado que, en efecto, ahora tengo la apariencia de un niño.
"Sabe capitana," el coronel rompió por fin el contacto visual y dirigió su dura mirada a Brandy. "Cuando Mort me cobró algunos viejos favores, me sorprendió que fuera para meter a un menor sin registro en el sistema. Le seré honesto, temí lo peor." Regresó la mirada hacia mí. "Pero parece que está bien. No parece herido o traumado." Sentí que empezaba a relajarme, pero, así como llegó el sentimiento de alivio, se fue. "Lo cual, lo hace incluso más sospechoso." El coronel regresó a su mirada escrutadora.
Apreté los puños para desviar los nervios de mi rostro, estaba empezado a preocuparme de verdad.
"¿Qué pensarías si dijera que voy a llevarte para que te investiguen?"
"¡NO!" En un abrir y cerrar de ojos, Brandy estaba parada frente a mí con los brazos extendidos. Había permanecido callada hasta ahora, supongo que el decoro militar y todo eso la había inhabilitado para expresar cualquier queja a su superior. Pero eso último comentario fue la gota que derramó el vaso.
Parece que el coronel tampoco esperaba esta reacción, ya que, por primera vez, parecía sorprendido.
"Coronel, le aseguro que Weis no es un mal perro o peligroso en ningún sentido. Tiene sus circunstancias y le agradecería que respetara su privacidad." Brandy continúo desafiando a su superior, no pude evitar sentirme... feliz, cálido por dentro. Mi respiración se contuvo por un momento, permitiendo que mis temores se redujeran un poco.
Sentí una sonrisa crecer en mi hocico. No iba a permitir que Brandy o Mort se metieran en problemas por mi culpa.
"Si esa es la decisión que toma coronel, iré sin oponer resistencia."
"¿¡QUÉ!?" Gritó Brandy mientras giraba su cabeza para verme, ahora parecía enojada e indignada.
"Agradezco que me protejas, pero no meteré a Mort ni a ti en problemas." Respondí con una sonrisa afable y calmada. Las deudas deben pagarse, y estaba muy, muy endeudado con la familia Cattle.
"Weis... ¡Cállate!" Me quedé atónito con su respuesta, por alguna razón, Brandy parecía enojada... Lo cual, a su vez, me hizo enojar.
"¡Oye, estoy tratando de protegerte a ti y a tu padre!" Le grité en respuesta, algo desesperado. Si me iban a arrestar o llevar a algún lado, no quisiera cargar en mi conciencia haber metido en problemas a las dos personas que me salvaron.
"Weis," dijo ella en un tono más calmado, luego de respirar profundamente. "Soy perfectamente capas de cuidarme sola, y te aseguro que papá también lo es." Termino con un suspiro, "Solo... solo déjame manejar esto. Confía en mí." Brandy se giró para encarar a su jefe sin esperar mi respuesta.
Sentí como el estómago de repente me pesaba, y un sentimiento de culpa empezó a inundar mis pensamientos. Simplemente sentí que la fuerza dejaba mi cuerpo, desplomándome en la silla.
"¿Algo más que añadir a sus declaraciones, capitana?" No veía la cara del coronel, solo la espalda de Brandy, su cola estática, sin su característico balanceo. Sentí que la ofendí al querer auto sacrificarme por su bien.
"Tomaré completamente la responsabilidad del niño señor, le aseguro que no será un problema."
Hubo un silencio de unos cuantos segundos, Brandy de repente se movió, dejando que el coronel y yo compartiremos mirada nuevamente. Noté por el rabillo del ojo que Brandy se sorprendió al mirar en mi dirección, pero no dijo nada.
"Hijo," empezó el coronel. "¿Mort y la capitana Brandy son plenamente conscientes de sus circunstancias?"
"...Si." Respondí. Hubo otro silencio algo incómodo, pero al cabo de un momento, el coronel simplemente asintió y le dijo a Brandy que tomara asiento nuevamente.
"Puede calmarse, capitana, no me llevaré al niño." Pude escuchar a Brandy suspirar aliviada, luego se incorporó nuevamente. "Tanto el electro como el examen de orina salieron bien, sin ninguna anomalía o sustancia extraña. Le entregarán los resultados más tarde. También añadí una radiografía de cuerpo completo para después de la cita con el dentista."
No pude evitar sentirme aliviado, aunque maldije dentro de mí el examen extra, me estaba muriendo de hambre.
Sin decir más, el coronel se levantó, tomó su gorra y así como entro, se fue. El silencio característico de este consultorio resurgió. Quería hacer un comentario y romper la tensión, pero no se me vino nada a la mente, aún sentía culpa.
"Weis," Dijo Brandy mientras se giraba para verme. "No hagas eso otra vez."
"Lo lamento," dije, sintiendo mi voz quebrarse un poco. "Solo... quería protegerte, protegerlos a los dos."
"Y lo aprecio, pero no era necesario," Respondió Brandy entre una pequeña risa. "El coronel actuó algo exagerado." Levanté una ceja, algo confundido, por su reacción, no percibí que él estuviera actuado. "Rompió el protocolo militar varias veces, y ya había agenciado la radiografía. Nunca tuvo intención de llevarte."
"¿Entonces qué quería, para que fue todo eso?" Respondí, ahora algo irritado por haberla hecho enojar por nada, y el hambre que me carcomía por dentro.
"Supongo que solo quería conocerte." Dijo ella encogiéndose de hombros. "Cualquiera sentiría curiosidad por ti, luego de lo que papá hizo."
Me sentí como un conejillo de indias, o algún animal exótico observado por científicos que no dudarían en disecarme por conocimiento. Realmente esperaba que la radiografía no mostrara nada extraño, extraño para un mundo de perros.
"Como sea, terminemos con los exámenes, me muero de hambre." Tanto Brandy como yo nos paramos, ella fue a su escritorio y encendió nuevamente la pantalla de su computador. "Brandy," dije, ella dejó de mirar su computador para verme a la cara. "Lamento no haber confiado en ti, soy nuevo en esto de confiar en otros."
"No eres el único." Respondió ella con una sonrisa. "Por cierto, te ves adorable cuando estas triste, tus orejas bajan más de lo normal." Me llevé las manos a mis orejas perrunas, y me di cuenta de que, en efecto, se sentían diferentes. La fulminé con la mirada, pero ella solo se río.
"Por cierto, ¿Quieres ir a almorzar a Macca's?" Me preguntó Brandy, aun sonriendo luego de decirme adorable.
"¿Qué es eso?" Pregunté completamente perdido.
"Un McDonald's."
No podía creerlo. Me asesinaron, reencarné como un perro antropomórfico, regresé a ser un niño, viajé en otra dimensión... ¿¡Y voy a ir a almorzar a un puto McDonald's!?
Mis ganas de explorar definitivamente murieron en este punto de mi nueva vida.
"¿No te gusta?" Me preguntó Brandy, notando mi decaído estado de ánimo.
"No, no, está bien. Hace bastante no voy." No iba desde que era pequeño, pero aun así...
Y así el día continúo, el examen de los dientes reveló que ya no tenía los dientes de leche, todos eran los permanentes. La radiografía tampoco detectó nada anormal, seguía con los dos riñones. Y así, salimos a almorzar, había un "Macca's" cerca, por lo que no tuvimos que pedir taxi. Brandy pidió una Big Mac para ella y una cajita feliz con Nuggets para mí. Me quejé de ser tratado como un niño, pero ella simplemente me ignoró, disfrutaba meterse conmigo por mi renovada juventud, así que decidí a un futuro, meterme con su edad.
Por cierto, el juguete de la cajita feliz fue una especie de gato ranger color morado con una moto.
"Gracias por pasar este fin de semana papá, las niñas estarán encantadas."
"No hay problema cariño, disfruto de pasar tiempo con la familia siempre que puedo."
"Y... ¿Crees que esta vez puedas traer a Brandy con tigo? Bluey a penas la recuerda y Bingo solo la conoce por fotos."
"No lo sé cariño, ya sabes cómo es con el trabajo, hoy está en el hospital."
"Lo sé, es solo que me duele que mis hijas no conozcan a su tía."
"No hay promesas" Le respondí a mi hija menor Chilli, sabiendo que eso le dolería un poco, pero me lo tragué. "Llegaré alrededor de las diez del sábado."
"...Entendido, te esperaremos con ansias, papá."
Ella colgó primero, y yo le seguí. Luego de colgar, miré la foto familiar en la pared, mostrando a un yo más joven, mi amada esposa y mis dos hijas, todos sonriendo en el mismo muelle donde Brandy encontró al chico. Oh, como anhelaba que esos días regresaran, pero sabía que no sería así a no ser que me pusiera patas a la obra.
Lo siento Brandy, pero ya esperé demasiado, la emboscada estaba preparada.
