Capítulo 07
La Salida de la Biblioteca
El resplandor azul crecía y menguaba como el oleaje tranquilo del océano, refulgiendo en las antiguas paredes de aquel recinto.
Todas las personas, ya sean humanos o brujas, no perdían de vista aquella niña que flotaba siendo contenida por las cadenas que la ataban a la lisa cama de piedra.
El cabello aqua de Hilda se extendía como si estuviera cayendo al fondo del mar, mientras respiraba con lentitud manteniendo sus ojos cerrados.
Toda ella fulguraba en un azul mágico.
En realidad, tenía cuatro alas; las mayores y superiores se extendían hacia atrás y hacía arriba en un ovalado muy alargado terminado en punta, eran en tamaño más largas que Hilda misma, las segundas, pegadas de bajo de las primeras, eran menores, igual alargadas y apuntaban hacia abajo. El interior de cada ala se mostraba de un leve azul-blanco semitransparente; con líneas blancas brillantes que trazaban curiosas formas en todo lo largo y ancho.
Los primeros en ponerse de pie, aunque lentamente, fueron Kaisa, Frida y David, quién aún se sostenía el costado, producto del impacto con la pared.
-¿Hilda?- Preguntó levemente Kaisa.
La niña fue abriendo los ojos lentamente. La cabeza le daba vueltas; sentía haber dormido mucho tiempo.
Lo primero que notó fue lo borroso de su vista, alcanzaba a ver tres cuerpos que lentamente se le acercaban, mientras, volteando a ambos lados, descubrió tres figuras más, pero inmóviles. Sacudió la cabeza, recordaba haber sentido mucho dolor. Demasiado. Pero ahora era lo contrario; se percibía intangible, casi etérea.
Conforme su vista se fue aclarando y las figuras que le rodeaban tomando forma, fue cayendo en cuenta de su situación. De golpe la realidad le llegó al cerebro e inhaló con fuerza, como quien sale de lo profundo del mar después de un minuto y medio en inmersión.
-¡Oh, por las hadas!- Gritó. -¡Qué diablos me hicieron trío de brujas enfermas! ¡Eso dolió como el infierno!-
Se volteó a ver las manos, su torso desnudo e iba a hacer una rabieta resultado de su pudor. Pero, prestando atención, se dio cuenta que flotaba.
-Que…diablos…- Entonces, por detrás de su hombro, descubrió el origen del brillo azul traslúcido que iluminaba el lugar.
-¡La madre! ¡Tengo…tengo alas! ¡Frida! ¡David! ¡Tengo alas!-
Para esto el trío de brujas ya se habían puesto de pie, poco a poco estaban saliendo de su asombro inicial.
-Minerva- Preguntó Melinda- ¿Ella es lo que creo que es?
Minerva se acomodó su peinado de chongo tratando de recobrar la dignidad perdida, buscó al pajarillo que vivía en su pelo y lo acarició un par de veces tratando de aclarar sus ideas. -Es la primera vez que veo algo así, Melinda. Pero, parece que si.-
Marie miraba a Hilda con una seriedad que rayaba en la fiereza, sostenía su fuete-varita con mucha fuerza. -Así es, Melinda Abigail; ella es lo que crees que es, estamos en presencia de un pecado contra natura.-
Para esto Hilda se movía y se sacudía, queriendo de alguna manera agarrar una de sus alas, pero sin resultado debido a las cadenas. Se quedó inmóvil un momento para mirar a David y gritarle que cerrara los ojos y que se tendría que hacer responsable de ser el primer chico en verla sin top. Lo que si consiguió con su esfuerzo fue aletear un par de veces soltando a la vez unas leves chispas blancas.
Kaisa y Frida sonrieron al ver este hecho. Era simplemente maravillosa. David ya se tapaba los ojos, bastante sonrojado.
Fue entonces que, aprovechando el deslumbramiento de sus amigos y la inestabilidad de sus hermanas, la bruja Marie hizo un ademán con su varita moviéndole en amplios círculos por encima de su cabeza; de la punta el fuete comenzó a generarse una energía negra rodeada por un resplandor rojo.
Hilda miró a Marie con terror adivinando sus intenciones.
-¡¿Qué diablos te propones?!- Gritó Kaisa quien sacó su varita dispuesta a atacar a Marie. Frida, olvidándose de la diferencia poder, hizo lo mismo.
-¡Lo que debimos hacer desde el maldito principio! ¡El engendro es un hada que vive en nuestro mundo! ¡Su existencia es un peligro para todos! - Sin dejar de mover su varita, con la otra mano hizo un ademán provocando un golpe de viento que tiro a Frida y David, descontrolando a Kaisa quien soltó su varita, imposibilitándole para hacer nada.
-Esto se acaba aquí.- Mencionó Marie y se dispuso a disparar contra Hilda.
¡Tenebris Ceci…!
-¡Que te esperes, Marie!- Gritó Minerva mientras lanzaba un rayo plateado que congeló la mano asesina.
-¡Suéltame, Minerva! ¡¿Qué diablos te pasa?! ¿Si entiendes lo que ella significa?
-Claro que lo entiendo. Pero tenemos que investigar un poco más.- Contestó arreciando el mágico agarre.
-Pues no comparto tu opinión.- Marie cerró un puño, lo pegó a su pecho y de un fuerte ademán, lanzó un golpe de viento a Minerva que la hizo estrellarse con la mesa de concreto.
-Y según las leyes de la Biblioteca, yo soy la encargada de la seguridad.- Luego, volvió a dirigirse a Hilda.
-Muere engendro.- Dijo.
Hilda, quien no alcanzaba a decir una palabra, estaba asustada hasta de ella misma, miró a sus amigos con angustia.
-Yo…solo quería comer panques…-Dijo soltando un par de lágrimas. -No ser algo malo…-
-¡Es que no lo eres Hilda!- Gritó Kaisa.-¡Detente, Marie!-
A punto de lanzar el rayo mortal, Marie se vio imposibilitada nuevamente por un rayo de energía. Miró con furia a Melinda.
-Marie, cálmate, primero hay que entender que pasa. Si la matas, los lugareños nos van a quemar vivas.
-Si la dejo viva, Dios nos castigará a todos, y lo sabes.- Respondió mientras sostenía aquella varita-fuete, con la amenazadora energía negra con rojo zumbando.
Si bien, el poder de las tres brujas era similar, era una verdad que las habilidades mágicas de Marie se enfocaban, mucho más que el de sus hermanas, a las actividades hostiles.
-¡Te digo que me sueltes!- Y de manera similar que con Minerva, lanzó un golpe de viento. Melinda giró su varita-flor frente a ella generando un escudo que desvió el impacto. Pero apenas se recuperó, Marie estaba enfrente de ella. Una patada fue suficiente para mandar a Melinda al otro extremo. Marie decidió no perder más tiempo.
¡Tenebris Cecidimus!-Grito dirigiendo su ataque Hilda.
Entonces el suelo se abrió bajo sus pies en un círculo más negro que la noche, tragándosela por completo. El disparo había pasado por encima de Hilda.
Hilda estaba sentada en la mesa de concreto. Sus graciosos pies colgaban mientras era custodiada por Kaisa, Frida y David.
Una vez que Marie fue retirada del lugar con un hechizo de portal que Kaisa originó, las hermanas habían desencadenado a Hilda y devuelto su ropa.
Hilda, apenas fue liberada, comenzó a sentir un frío intenso, producto de que sus alas simplemente se comenzaron a evaporar de su espalda dejando a la niña aún más confundida. A la altura de sus omóplatos habían quedado solo dos tenues líneas de diez centímetros que apenas eran visibles en su piel.
Intentó con mucha fuerza que volvieran a salir. Se puso de pie en la mesa y gritó, apretó los dientes y los puños, corrió y saltó de la mesa y Frida y David se movieron veloces para capturarla antes de que se estrellara en el suelo.
Solo había conseguido que de su espalda saliera una tenue luz azul y unos pequeños piquitos traslúcidos que pronto destellaron y desaparecieron.
Las brujas mayores le dijeron que, quizá, necesitaba crecer un poco más y que el brebaje que le habían derramado, solo había manifestado su esencia latente.
-Ya les dijimos que no vamos a hacerle nada.- Dijo Minerva al ver a David, Kaisa y Frida proteger a Hilda cuando intentaron acercarse.
-¿Por qué hemos de creerle? No han hecho más que mentir.- Respondió Kaisa.
-Decimos la verdad. Marie ya está controlada, la tenemos encerrada en una cámara sin fin hasta que se le baje la ira.
-Si es verdad lo que dicen, déjenos ir, ahora.-
-No tenemos intención de retenerlos, Frida. Es más que obvio que Hilda es un hada, y no vamos a matarla como pretende Marie. El pecado ya se cometió.-Dijo Melinda.
-Pueden dejar de decir esas cosas- Expresó David molesto.- ¿No se dan cuenta que le hacen daño?
Minerva y Melinda se acercaron a Hilda. La niña estaba cabizbaja.
-Hilda, nosotras lo sentimos, de verdad. Sabemos que esto no es tu culpa, hija. Tú no eres un pecado.- Dijo Minerva.
Ella levantó la vista y los miró con dolor. -Llevan una semana diciéndome lo contrario.
-Fuera de lo que dictan las leyes divinas-Dijo Melinda- para mí, eres un ser único y hermoso. Eres la primera hada con alas desde tiempos antiguos; el solo ver eso, es un privilegio. El contexto en el que ha ocurrido es lo que nos preocupa.
Frida le tomó la mano. David se sentó a su lado de forma protectora.
-¿Qué fue lo que las hadas hicieron para ser castigadas de esta forma? ¿Por qué yo represento algo malo?
Melinda desvió la mirada. Minerva le miró con tristeza.
-Las hadas hicieron algo que disgustó a Dios, linda. Pero tú no tienes culpa.- Respondió por fin, Minerva, luego le acarició la cabeza.
-¿Acaso éramos asesinos? ¿matábamos cachorritos? ¿De verdad provenimos de demonios? ¿Es eso?
-Hilda, es mejor que…-
-¡NO! ¡Necesito saber que rayos soy!
-En realidad, Hilda- Intervino Kaisa con voz suave- No necesitas saber eso. Tú eres un ser muy bello.-Le tomó levemente las mejillas- No importa de donde vengan las hadas. Tú eres Hilda y ya.
-Estoy completamente de acuerdo con Kaisa, Hilda. Nos gustas como eres.- Secundó David.
-Que importa lo demás- Finalizó Frida, sonriendo.
Hilda se sorbió levemente. Luego sonrió a sus amigos. -Entonces, ¿no me van a hacer ya nada?
-Claro que no. No tiene caso.- Dijo Melinda.
-¿Y la loca de Marie?-
-Marie es el guardia de este lugar y lo sabes, Kaisa. Digamos que activó instintivamente su protocolo de protección. Una vez que nuestra líder hable con ella, es una promesa de que no les agredirá más.
Aún con todo lo dicho, el grupo las miraba con desconfianza.
-Bueno, de ser así, con tan buenas noticias, nos retiramos de este horrible lugar.- Dijo Frida con mucha seguridad tomando a Hilda de la mano y animándola a bajar de la mesa de concreto.
-Solo unas preguntas, antes de que se retiren.- Dijo Minerva.- ¿Está bien?
Hilda hizo una leve mueca. -Está bien. ¿Qué más desean saber?
-Primero, ¿Sabes los nombres de tus abuelos maternos?
-Si, Lydia y Phinium.-
-¿Ambos son Hadas?
-No, mi abuela Lydia era una humana que pasó al mundo de las hadas y se volvió una.
-¿Es eso posible?- Cuestionó Kaisa.
-Si, es una maniobra común en las hadas antiguas, robaban un niño, y dejaban un changeling. Muchos lo hacían para criar una pareja. Pero tenía entendido que dicha práctica estaba en desuso.
Hilda suspiró con mucha fuerza y miró a Minerva. -Eso no fue lo que me dijeron, mis abuelos me contaron que se conocieron de niños, se enamoraron y luego fueron pareja y tuvieron una hija. Luego, cuando mamá enfermó por la maldición de las hadas, ambos hicieron un pacto con una entidad para borrar la maldición haciéndola humana, a cambio de que mis abuelos se quedaran en el mundo de las hadas. Una historia muy bonita.
-¿Qué edad tiene tu mamá?- Cuestionó Melinda.
Hilda lo pensó un poco. -Creo que 29 años.-
Las brujas se quedaron calladas. Hubo un silencio incómodo.
-Ni siquiera piensen en que no me van a decir. Ya estamos aquí, se divirtieron manoseándome a gusto, me echaron agua hirviendo, David me miró el pecho, ¡me salieron alas! y me enteré de que en un par de meses me viene la regla…díganme lo que están pensando.
-Bien, si lo pones así.- Minerva guardó silencio y luego continuó- La cosa es que si tu abuelo era un jovencito cuando conoció a tu abuela, esa historia debió suceder hace por mínimo, unos 100 o 200 años. Mínimo.
-Las hadas son seres longevos que envejecen lentamente, Hilda. O la conoció ya de adulto lo que implica que se la robó dejando un changeling (sin contar que la crio), o tu abuela tiene más de 100 o 200 años.-
-Eso puede ser posible, Melinda, suponiendo que Lydia pasó al plano de las hadas volviéndose una, podría tener esa edad.
-¿Entonces en qué momento tuvieron a Johana? De ser como dices, Minerva, Johana hubiera nacido como un hada completa y no viviría en este mundo, de lo contrario tuviera más de 80 años como humana.
-Tal vez, en algún momento hace 29 años, solo regresaron al mundo humano a fornicar, con Lydia en forma humana.-
-¿Quieren cuidar su lenguaje?- Intervino Kaisa molesta.
-Por Hécate, Kaisa, hace unas horas ese pequeño nos dio una catedra sobre la menstruación, no creo que no esté familiarizado con el concepto de la concepción. Y Minerva, no creo que Lydia pudiera volver a su forma humana después de 100 años. Aunque hubieran venido a nuestro mundo a hacer sus "cosas", Johana hubiera nacido como hada pura. Esto fue hecho cuando Lydia aún era humana, y como Johana no tiene 80 años…
-Fue robada.- Completó Minerva.
Hilda suspiró. Se dio cuenta de pronto que esas cosas estaban dejando de afectarle mucho. -¿Es decir que mi abuelo, se robó a mi abuela cuando era pequeña dejando un changeling?
-Creo que así fue, Hilda. Las fechas simplemente no nos cuadran como para que se conocieran de pequeños. -Dijo Melinda.
El recuerdo de la pesadilla que había tenido le golpeó de pronto. Pensó que tal vez no era un sueño, si no una especie de recuerdo familiar mal guardado. Se estremeció al pensar en el changeling, sacudió la cabeza.
-Pero…mi abuela recuerda las cosas diferentes.
-Las hadas pueden manipular recuerdos y pensamientos. Debiste leer sobre las leyendas donde personas se perdían por horas siguiendo hadas en el bosque y cuando volvían habían pasado años.- Dijo Minerva.
Entonces Hilda cayó en cuenta que su madre no recordaba su niñez. Tenía la memoria bloqueada hasta que tía Astrid le había desbloqueado los recuerdos…
-Oh, por dios…- Exclamo Hilda por lo bajo.
-No creo que tu abuela sepa que fue raptada. Es traumático para los niños que son sustraídos de esta manera.- dijo Melinda.
-Por lo tanto, es tu abuelo, Phinium, quien busco crear un hada sin maldición.
-Y lo consiguió, contigo.- Dijo Minerva palmeando la cabeza de Hilda.
-Y para saber qué fue lo que pasó, Hilda, vamos a necesitar el nombre de tu padre.
-Mi padre se llama Anders. Y es un humano común y corriente.
-¿Estas segura?- Preguntó Melinda. -¿No tiene nada que ver con las hadas?
-No creo, señora, es un humano común. Yo lo conozco.- Dijo Frida.
-Y corriente, muy corriente- completó David.
-Queda claro, chicos.- Protestó Hilda.
-Sin embargo, nos gustaría hacerle unas preguntas. ¿Podrías decirnos donde encontrarlo?- dijo sonriendo dulcemente, Minerva.
-No tengo problemas con eso. Solo quisiera saber qué le preguntarán.
Las brujas volvieron a quedarse en silencio. Melinda miró a Minerva, la cual solo suspiró.
-Si tu abuela, Lydia, es una humana raptada que se hizo hada. Tu madre es un hada híbrida echa humana, producto de un hada pura y un hada-humano, ¿Cómo saliste tú, un hada perfecta, capaz de sobrevivir indefinidamente en el mundo humano?
-Hilda, eres lo que las hadas han estado buscando durante siglos. Johana, tu madre no pudo sobrevivir como hibrido en este mundo. Lo que nos intriga es ¿Cuál fue la diferencia contigo?-Completó Melinda.
-¿Y creen que tiene que ver con mi padre?
-Es el tramo que nos falta. Johana en este mundo es una simple humana, tu debiste nacer completamente humana. Pero no fue así.
Hilda tuvo un susto de pronto. ¿Sería posible que su madre estuviera guardándole algún secreto? No, no era posible. Ella varias veces le había hecho preguntas con respecto a las hadas y Johana siempre le respondía completamente desinteresada e ignorante del tema.
¿Podrían estarle engañando? ¿O sufrir más amnesia obligada? ¿Sus abuelos eran…malos?
-Le preguntaremos a tu padre, de forma no invasiva, si sucedió algo en el tiempo que pasaron juntos.
Kaisa movió la boca de un lado a otro.
Hilda suspiró, pero les dio la dirección.
Luego de eso, las brujas reiteraron disculpas, le dijeron que no se preocupara de Marie, y que ellas no le molestarían más. Que si al caso, le citarían nuevamente para zanjar algunas dudas que pudieran surgir.
Kaisa acompaño a los chicos. Cruzaron las negras cortinas llegando a la biblioteca, apenas estaba atardeciendo. Sinceramente ellos tenían la impresión de que habían pasado varios días desde que habían llegado para la revisión de su amiga.
Hilda se veía pensativa. No sabría bien que debía hacer; si hablar con sus abuelos, con su tía Astrid, con su mamá u olvidar el tema. Lo único que sí tenía claro es que llegaría a casa a revisarse la espalda.
Algo le daba emoción: Ella tenía alas. Eso, con todo, le hacía increíblemente feliz.
-Ya que se fueron los chicos, ¿me pueden decir bien que es lo que está pasando?- Preguntó Kaisa.
Las tres brujas estaban en una sala muy diferente a la de revisión. Era como una sala de mansión con muebles muy finos de color dorado con rojo sangre. Cada una estaba sentada en un sillón formando un círculo alrededor de una mesa que tenía tres tazas de porcelana con té de canela.
-Es esa hada llamada Phinium.- Habló Minerva.- Hace unos 60 años mínimo, raptó una niña, dejó un changeling que aún tenemos que buscar, y se crio una esposa como hacían las hadas antiguas. Pero, además, buscó la manera de conservarla como humana para tener una hija híbrida.
-No entiendo.- Dijo Kaisa.
-Que Lydia vivió en nuestro mundo hasta que tuvo a Johana. Fue raptada, pero fue criada aquí y le hicieron creer ese cuento de que la conoce desde niños. Todo para tener una forma de crear un hada que se salte la maldición.
-Pero ¿Cómo un hada puede criar a un bebé en el mundo humano?
-No puede…a menos que se vuelva humano.
Kaisa se quedó muy pensativa. Luego respiró profundo -Creo que a Hilda se les pasó contarles algo.
-¿Qué cosa?
-Phinium tiene una hermana, una hermana que crio a Johana. La tía Astrid.
Y las tres tomaron té.
Anders caminaba con las manos en los bolsillos. Adaptarse a un trabajo formal no era lo suyo, pero había quedado en dejar esa vida de aventuras que solo le habían dejado deudas y un marcado dolor ciático que, cuando hacía frío, le paralizaba la pierna derecha.
Subió las escaleras y torció a la izquierda por el pasillo donde quedaba su habitación.
"Solo quiero descansar" pensó mientras abría la puerta. Entró. Prendió la luz.
La pupila se le contrajo al ver a dos mujeres con vestidos tipo gótico mirándole de forma oscura y siniestra.
-Anders, ¿Verdad?
-¿Quiénes son…?
-Tranquilo, solo queremos hacerle unas preguntas.-
Algunas sombras, se movieron en la oscuridad.
El oscuro secreto familiar está cerca de revelarse. Las hadas ya tienen a su hada perfecta.
Las brujas van tras la causa.
Hilda deberá confrontar su realidad.
Un saludo a los que leen y gracias por sus comentarios.
Lobo Hibiky
