Después del almuerzo, las clases pasaron rápidamente para Clyde, demasiado rápido para su propio gusto, no pudiendo tomar los apuntes tan detalladamente como a él le gustaban ni hacer las preguntas de las cosas que no entendía, pues su mente estaba centrada en otra cosa: Lincoln.

Era común que ambos amigos conversaran y compartiesen todo, incluso más de una vez habían hablado de sus gustos y Lincoln siempre había dicho que los deportes no eran algo que le gustase, si bien no tenía problemas en aceptar invitaciones a salidas como andar en bicicleta o salir a nadar, el muchacho siempre había mostrado una tendencia a alejarse de aquel campo, por lo que, que repentinamente el muchacho dijese que había aceptado voluntariamente participar de un deporte simplemente le resultaba extraño.

Ni siquiera le había comentado antes que quisiese darle una oportunidad a los deportes y Lynn no era una excusa, desde que lo conocía había visto los intentos de la hermana mayor por que el muchacho se ejercitase más y Lincoln nunca le dijo que estaba por caer ante la presión de su hermana, fue un cambio repentino, literalmente de la noche a la mañana, y eso le había dejado pensativo.

Pensar en su amigo le llevo a pensar otra cosa, no habían pasado tanto tiempo juntos últimamente, él necesitaba mantener sus calificaciones altas y no podía permitirse bajar el rendimiento por algo como no tener a Lincoln para hacer dupla, razón por la que estaba, por decirlo de alguna manera, enseñando a los demás el cómo estudiar y trabajar a su ritmo, además que las asignaturas también eran más difíciles, realmente muchas cosas cambiaron y él ni siquiera se había detenido a pensarlo, no hasta ese momento.

Una vez toco la campana que señalaba el termino de las clases se apresuro en ir a su casillero y guardar sus cosas, quería conversar con su amigo, ver que tan diferente eran las cosas, pues cuando se lo comento a Zach este simplemente le dijo que se calmara, no era como Lincoln, no lo conforto y logro calmarlo, simplemente lo dejo a un lado con su paranoia y ya no resistía aquella ansiedad de que el mundo podía ser tan diferente, por lo que se encamino sin siquiera responder a los llamados de sus amigos en dirección al salón de Lincoln, pues quería conversar con este.

Para su suerte, se topo con el muchacho cuando este intentaba ingresar al edificio para llegar hasta su casillero.

- ¡Lincoln, que gusto verte!

- ¿Clyde?

- Si, soy yo, tu buen amigo Clyde, ¿Qué tal socio?

- Ehh... bien, ¿Me dejas pasar?

- Oh, si, claro, - Se hizo a un lado, permitiendo al peliblanco avanzar hacia el pasillo lleno de estudiantes mientras este caminaba a su lado. - ¿Y qué cuentas?

- Bueno, fue un día... interesante, la verdad no sabría por dónde partir, pero si algo podría destacar es que no tengo buena resistencia, realmente me duele el cuerpo.

- Jeje, claro, recuerdo cuando pensábamos que tenías poderes e hicimos esas pruebas en tu casa, jeje, terminaste teniendo que poner hielo en todo tu cuerpo.

- Si, bueno, algo así me siento y mamá no me dejo faltar hoy a clases, así que caminar es horrible, aunque, ¿No se suponía que tenias que terminar hoy esa tarea de matemáticas con los chicos?

- ¿Ah? ¿Esa tarea? ¿Qué tarea?

- (Confundido) ¿La tarea de la que estaban hablando en el almuerzo?

- Ah, pues, nada, nada, no te preocupes, esa esta...

- ¡Clyde! ¡Quédate quieto en ese lugar!

El estridente grito de Rusty llamo la atención de ambos amigos, notando como el pelirrojo se acercaba a paso firme donde ellos con una expresión molesta hasta que quedo frente a ambos, centrándose en Clyde.

- (Molesto) ¿Primero nos comienzas a exigir más con los deberes y ahora huyes como si nada? No señor, vamos a terminar ese trabajo de una buena vez.

- P..Pero, pero, Lincoln y yo...

- Hey Clyde, agradezco la charla, pero si ya tenias planes no te voy a molestar más.

- Sigh, lo siento si tenían planes hoy Lincoln, pero no voy a dejar que cerebrito aquí presente me haya hecho perderme la telenovela de la tarde por una semana y que él si se salga con la suya.

- ¿Telenovela?

- (Avergonzado) ¡Luchas! Si, las... cof... luchas, claro, ver las luchas con papá, si, eso, ¡No me juzgues! – Tomando del brazo al moreno. – Nos vamos Clyde, adiós Lincoln.

- ¡Pero!

- No te quejes y ya vámonos.

Para desgracia de Clyde, Rusty era más fuerte que él, por lo que no le costo mucho arrastrarlo hasta donde los demás les esperaban, viendo como Lincoln simplemente se despedía con la mano antes de dar media vuelta y dirigirse hacia su casillero, alejándose cada vez más.

Esa tarde converso con sus amigos, intentando nuevamente tener el consuelo que necesitaba, pero nuevamente solo quedaron en comentarios vacíos que no terminaban de convencer al joven de lentes, siguiendo este patrón hasta que llego el fin de semana.

Para su suerte, ese sábado tenía una cita con la doctora López con quien se pudo soltar libremente mientras mencionaba todas sus preocupaciones, ignorando algunos resoplidos por parte de la mujer, pero al final esta le dijo lo mismo que le habían dicho sus amigos, que no se preocupara, simplemente su amigo había decidido probar algo nuevo y ya.

La cita terminó y Clyde se dirigió a su hogar, aun pensando en eso, estando ya en su habitación mordiendo sus uñas.

Ellos no lo entendían, nadie parecía entenderlo.

Lincoln y él eran muy unidos, casi como hermanos, casi todo lo hacían juntos, prácticamente cada aventura que el chico peliblanco había tenido él había sido participe, siendo llamado por su amigo para pedir ya sea apoyo o consejo, incluso las cosas nuevas las habían probado juntos tal como el día que creyeron que Ace Savvy era demasiado infantil para ambos, descubriendo que Ace no tiene edad.

Pero ahora su amigo no lo había llamado, ni siquiera se lo había mencionado, algo que nunca había pasado, jamás se había enterado de algo al mismo tiempo que los demás pues entre ambos no existían los secretos, esta era la primera vez, y eso le aterraba.

Por ello el muchacho se levanto de su cama, mirando detenidamente su transmisor.

Aún recordaba el día que sus padres se lo habían regalado, había sido para su octavo cumpleaños, muchas veces les había mencionado a sus padres que le gustaría poder pasar más tiempo con su amigo pero estos, con toda la paciencia del mundo le explicaban que eso no se podía, siendo aquel obsequio la forma en que sus padres le daban la oportunidad de poder conversar más con el muchachito él cual le miro con brillo en sus ojos cuando le entrego su transmisor, ahora, miraba el objeto con nerviosismo.

Si no pudo ver en ese tiempo a Lincoln y ya había salido con una actividad nueva.

¿Qué otra cosa más sería diferente en su amigo?

Y, con sus manos temblorosas y mirando fijamente el dispositivo, lo acciono.

- (Nervioso) Aquí comandante chocolate, ¿Estás ahí general cremoso? Responda general cremoso.

Soltó el botón y miro el dispositivo fijamente, sintiendo como cada segundo que pasaba en silencio era una eterna tortura, una la cual se prolongo por casi un minuto hasta que Clyde decidió intentarlo una vez más.

- General cremoso, general cremoso, responsa, comandante chocolate lo solicita.

Su respiración no era regular, sentía como se creaba un vacío en su estomago a cada instante y sus ojos empezaban a irritarse, algo que duro casi 20 segundos hasta que pudo escuchar un sonido proveniente del aparato.

- Aquí general cremoso, dígame comandante chocolate.

- ¡Linc...! Ajem, aquí comandante chocolate, vaya, me estaba preocupando.

- ¿En serio? ¿Por qué?

- Bueno, porque yo... no es nada Lincoln, solo creía que algo malo había pasado.

- Si lo dices porque no conteste inmediatamente es porque estaba en el baño, en fin, ¿Ocurrió algo?

- No, nada malo, solo... quería preguntarte algo, ¿Quisieras juntarnos mañana en mi casa a jugar videojuegos? Ha sido una semana intensa y que mejor que una tarde de hermanos, ¿Qué te parece?

- Mmm, lo siento, mañana tengo práctica, ¿Puedes creerlo? ¡Un domingo!

- (Incomodo) Si, eso apesta...

- Si, digo, estoy seguro de que el entrenador sigue molesto conmigo por lo que paso en el gran juego del año pasado.

- Bueno, si es tan complicado podrías, ya sabes, dejarlo, y si quieres podríamos buscar algo más tranquilo para que tus padres no te sigan molestando con eso de ejercitarte.

- No te negare que lo pensé, pero los chicos son simpáticos, después de que se desquitaron tacleándome empezaron a tratarme bastante bien y la verdad me estoy divirtiendo jajaja.

- Ohh... que... bueno... ¿Y después del entrenamiento?

- Lo siento amigo, le prometí a Lola que limpiaría sus vestidos, conoce un secreto mío.

- (Sorprendido) ¿Cuál de todos?

- Eh... mientras limpie sus vestidos nadie lo sabrá... - Voz de Luna. - ¡Hey bro, pops dijo que la cena esta lista! – Voz de Lincoln. – ¡Genial! Oh, cierto, Clyde, bueno, creo que ya escuchaste, debo ir a cenar, nos vemos el lunes amigo.

Y luego la habitación quedo en silencio, con Clyde observando fijamente el aparato por lo que fueron casi 5 minutos donde el muchacho no dijo nada, reaccionando lentamente mientras pulsaba el botón de su transmisor.

- Nos vemos Lincoln.

Clyde simplemente observo el piso de su habitación por un buen rato, muchas veces había escuchado de parte de la doctora López durante sus sesiones que las cosas no serían iguales siempre, incluso lo había escuchado más de una vez a sus padres, pero, aun así, sentía que aquello lo superaba, no le gustaba.

Si en ese momento era eso, ¿Qué seria dentro de unos meses o unos años? ¿Siquiera se hablarían? ¿Les seguirían gustando las mismas cosas? ¿Seguirían compartiendo todo?

Clyde ya no lo sabía, y eso le aterraba.

Esa fue la peor noche de Clyde hasta la fecha.

Y lo peor para el moreno, el tiempo no se detuvo.

Unos meses pasaron y el muchacho no podía estar en peor estado mental.

Lincoln ya no le hablaba a diario, incluso algunas veces se lo había topado por la ciudad y apenas se habían saludado, siendo que este o bien estaba apurado o en compañía de gente que él no conocía, incluso no todos los días almorzaba el grupo completo, algo que cada vez comenzaba a resentirse más en el muchacho, conversaban, se juntaban, jugaban, pero Clyde lo sentía, ya no era lo mismo que antes.

Algo que sintió especialmente cuando este les comento una tarde al terminar las clases.

- (Avergonzado) Chicos, yo, bueno... la próxima semana habrá un juego y decidieron que estaría en el equipo titular, será mi primer juego y... bueno, quería preguntarles si les gustaría ir.

El grupo estaba indeciso, sabían que Lincoln llevaba un tiempo entrenando y no se había rendido como varios de ellos habían especulado cuando les comento la primera vez, pero la diferencia entre pertenecer al equipo y que le den un puesto en un partido era significativa, siendo Rusty el primero que dio un paso en la dirección del peliblanco antes de enrollar su brazo en el cuello de este.

- Fiu, ahora mi amigo es todo un deportista, ¿Crees que me perdería la oportunidad de conocer a unas cuantas chicas no yendo a verte?

- Rusty...

- Vamos socio, sabes que cuentas conmigo.

- Yo también voy, quiero verte competir Linc. – Dijo entusiasmada Stella.

- Por supuesto compadre. – Dijo emocionado Liam.

- Claro que sí. – Dijo alegre Zach.

- (Emocionado) Yo... gracias chicos.

Todos comenzaron a felicitar al peliblanco, hacerle bromas al respecto y lo que podría ser su debut en el mundo de los deportes, muy al contrario del chico anti-deportes que siempre se proclamo hace solo un año durante la primaria, sobre todo viendo lo emocionado que se encontraba el muchacho, pero de todo aquel momento centrado en el peliblanco, Clyde no pudo decir ni una palabra.

- (Pensando) ¿Tan... diferentes son las cosas?

Aunque solo los separaban unos cuantos centímetros, Clyde sentía que la distancia entre Lincoln y él se hacía cada vez más grande, como si se alejase de él a gran velocidad y aunque él se esforzara en alcanzarlo este estaba cada vez más lejos, como si sus gritos no fuesen capaces de alcanzarlo, sus manos incapaces de tocarlo y aquel lazo indestructible de hermanos se hubiese esfumado en el tiempo.

En ese momento, una extraña imagen se creo en su cerebro, podía verse a él unos años en el futuro, viendo a un Lincoln totalmente cambiado, uno que solo se parecía en color de cabello y nombre, mirándolo con ojos vacíos, despreciándolo antes de alejarse de él.

Aquella vista le lleno de un enorme miedo, podía sentir como el contenido de su estómago parecía querer salir tan rápido como fuese posible llevándose por reflejo una de sus manos a su boca mientras sentía como sudor frío comenzaba a correr por su frente y su respiración se volvía pesada, mirando casi de forma borrosa a sus amigos celebrar a su mejor amigo, quien de reojo pudo notar a Clyde.

- (Preocupado) ¿Clyde? ¿Estás bien?

- N..N...

- ¿Clyde?

- No...

- Si no estás bien podemos ir a enfermeri...

- ¡No!

Todos los presentes centraron sus ojos en Clyde, quien parecía estar al borde de un colapso nervioso mientras Lincoln se mostraba realmente preocupado por este.

- Clyde, ¿Qué te ocurre amigo?

- ¡No puedes! ¡No debes jugar ese juego!

- ¿Clyde? ¿De qué hablas?

- ¡No puedes idiota!

Dicho eso el muchacho salió corriendo, alejándose tan rápido como podía de esa situación.

No quería escuchar a Lincoln, no quería saber la respuesta que podía darle, todo lo que escuchase en ese momento le reforzaría que su amigo tal vez ya no era el mismo amigo con el que tanto compartió y del que era tan inseparable hace menos de un año, una ilusión en la que quería mantenerse, por lo que huyo.

No pensó en algún lugar, simplemente corrió tan fuerte como pudo hasta que sus piernas fallaron mientras daba grandes bocanadas de aire, dejándose caer de rodillas para recuperar algo de aire con el pensamiento de que, tal vez, su amigo ya no era el mismo.

Y sin ser capaz de pensar sobre ello, pudo sentir como una mano gentil le tomaba de su hombro.

- Clyde.

Lincoln le había seguido, si bien se notaba ligeramente agitado parecía que podría seguir corriendo todavía, algo que claramente Clyde ya no podría.

Se suponía que tenían un estado físico similar, una resistencia similar, ¿Por qué él parecía que estaba por desmayarse mientras su amigo apenas si resoplaba un poco? ¿Cómo podía haber cambiado tanto en solo unos meses?

Clyde no quería saberlo.

- ¡No lo digas! Ah... ah... ¡No quiero escuchar!

- Pero Clyde.

- ¡No!

Mientras seguía agitado el moreno intento incorporarse y alejarse una vez más, pero realmente era incapaz de levantarse o siquiera de respirar en calma.

- Clyde, ¿Qué demonios te pasa? Has estado muy extraño últimamente, no sé qué te pasa.

- ¡¿No sabes que... ah... ah... me pasa?! ¡Pues déjame decirte que ah... ah... estamos en la misma posición entonces!

- ¿De qué me estás hablando?

- ¡No quiero decirlo!

- Pero Clyde.

- ¡Pero nada, no quiero!

Lincoln solo podía ver como su amigo evitaba verle a los ojos aún cuando intentaba pararse frente a él, girando su cabeza cada vez que se posicionaba frente a este, evitando con la poca fuerza que le quedaba cualquier intento de agarre o similar, negándose por completo a hablarle hasta el punto que Lincoln dejo de lado su preocupación, comenzando a sentirse molesto por la actitud de su amigo en lo que se supone iba a ser un momento agradable al contar uno de sus logros, pero aún cuando se sentía molesto por la respuesta de Clyde, una parte de él se sentía entristecido.

Siempre compartiendo todo, en las buenas y en las malas, ¿Por qué su amigo reacciono así cuando algo bueno le paso? ¿Qué había ocurrido con ese sentimiento de apoyo mutuo?

Lincoln no tenía idea que pasaba por la mente de su mejor amigo, pero no pudo evitar que su voz sonase lastimada cuando hablo.

- Clyde, se que ya no pasamos tanto tiempo juntos, pero recuerda que siempre busque algo en lo que sentirme... importante, ahora tengo una buena oportunidad y estoy disfrutándolo, y yo... quería compartir eso con mi mejor amigo, no sé que te pasa, pero esto significa mucho para mí, y me gustaría que estuvieses ese día para animarme.

Dicho eso, el peliblanco se alejo de su amigo, dejándolo solo mientras aún intentaba recuperar el ritmo de su respiración.

La siguiente semana Clyde falto a clases, no importo cuanto intentaron contactarse con él o cuanto intentaron que les permitiese entrar a su hogar, el muchacho no quería salir de su cuarto y sus padres no lo querían forzar, dejando decaído al grupo de amigos quienes no lograban entender la actitud del muchacho, pero por sobre todo ello, Lincoln estaba realmente afectado.

Apreciaba al muchacho, habían compartido muchas cosas y ahora quería que estuviese allí, pero este se negaba a hablar, solo supieron de este cuando Lincoln recibió su visita esa tarde, observando como Clyde lo veía como si nada, con su expresión usual para invitarle a salir, al día siguiente tendría su gran juego por lo que realmente deseaba que hablaran antes y que le fuese a apoyar por lo que no dudo en pedir permiso y salir con su amigo, pedaleando tranquilamente por las calles del lugar que los vio nacer y crecer.

- Hoy hay un buen día, ¿No lo crees Clyde?

- ...

- Clyde, amigo, vamos.

- Yo... no sé si estoy listo para esto Lincoln.

- ¿De qué hablas?

- De lo que ocurre, las cosas estaban bien en primaria, tú y yo éramos inseparables, éramos Clincoln McLoud, juntos contra todo, pero, el otro día, hablabas de algo que nunca compartimos, no digo que este mal, pero... no se siente como lo habitual.

- Clyde, ¿Te da miedo que practique un deporte?

- Yo... tengo miedo del cambio Lincoln, y tú, siendo mi mejor amigo, comenzaste a cambiar.

- Bueno, algunas cosas son un poco diferentes, pero eso no es malo, por ejemplo, hace unas semanas comencé a leer unos comics que me regalo Lori, son muy interesantes, diría que más que Ace.

- (Susurrando) También Ace...

- ¿Clyde?

El moreno comenzó a acelerar, algo que extraño a Lincoln, pero decidió seguirle el ritmo, pedaleando con más fuerza.

- Clyde.

- ...

- ¡Clyde!

- Tengo miedo Lincoln.

Ninguno dejaba de acelerar, Clyde pedaleaba cada vez con más fuerza, como si intentase alejarse de Lincoln, pero este lograba mantenerse a su lado.

- ¡Pero Clyde! ¡¿A que le tienes miedo?! ¡¿Al cambio?! ¡Si algo pude notar durante este tiempo es que no tiene por que ser algo malo, solo no huyas!

- ¡¿Pero y si me gustaba mi vida como era antes?! ¡¿Por qué tengo que dejar que todo sea diferente y desconocido?! ¡Tú sabes lo que me costo encontrar un lugar en el que sentirme feliz! ¡Lo mucho que me costo encontrar amigos que no se burlaran por mis padres! ¡Por mi apariencia de nerd! ¡Por como soy! ¡¿Por qué tengo que empezar todo de nuevo?!

- ¡¿Y si encuentras algo mejor de lo que ya tenías?!

Clyde quiso reclamar, realmente quería quejarse una vez más con su amigo, pero no solo comenzaba a sentir sus piernas acalambradas, sino que, en el fondo de su ser, sentía que aquellas palabras estaban llenas de sabiduría...

Algo que termino por hacer enfurecer a Clyde.

- (Molesto) ¡¿Cuándo maduraste tanto maldita sea?!

Clyde estaba molesto, realmente molesto con todo, su vida, su entorno, el tiempo, el cambio.

Eran fuerzas que no podía controlar y que comenzaban a dejarle atrás, todo cuanto había construido ya no servía y su mejor amigo era la muestra perfecta de eso, que ya ni siquiera podía seguir siendo igual a como era, realmente estaba muy molesto, tanto que realmente no supo bien que fue lo que paso.

¿Perdió el control?

¿Él pateo la bicicleta?

¿Fue un desperfecto del camino sumado a que iban cuesta abajo?

Clyde realmente no lo sabía.

Y solo se quedo allí, mirando, todo paso a su alrededor y fue incapaz de decir una sola palabra.

Su amigo, su hermano.

Lincoln Loud.

Viendo todavía algunas gotas carmesí manchando la golpeada bicicleta mientras las luces de la ambulancia se desvanecían, pero, irónicamente, solo pudo pensar en una cosa en ese momento.

- Supongo que ya no jugará mañana.