Las visitas de los Louds al hospital no eran pocas pues nunca faltaba algún problema o travesura que se salía de control y terminaba con algún lesionado ya sea de la familia o de un involucrado, y, aun así, Lynn Sr le seguía preocupando tal como la primera vez cada que era llamado por esta institución, más cuando era su muchacho quien era la victima esta vez.

Mientras conducía la van por las calles se puso en cientos de casos, más considerando que había sido informado de un accidente en bicicleta.

Lincoln desde temprano aprendió a andar en bicicleta, Lynn Jr se había encargado de eso y el muchacho lo hacía bastante bien al punto que más de una vez lo había visto realizar algún truco sencillo sin querer o que este siquiera se diese cuenta, por lo que escuchar sobre el accidente en esta le resultaba imposible, casi inaudito, ni siquiera aunque estuviese distraído se imaginaba realizando alguna acción desenfrenada por lo que solo le quedaba otra opción, alguien tuvo que ver, y si habla de bicicletas... los automóviles siempre son un peligro.

Un profundo miedo se apodero del adulto y su cabeza no le ayudaba.

Una vez en el hospital corrió como pudo hasta encontrar la ubicación donde debería de estar su hijo, exhalando aterrado una vez llego frente a la recepcionista.

- (Aterrado) ¡¿Dondeestamihijoquemellamarondiciendoquehabiatenidounaccidente?!

El hombre había hablado con tal desesperación y miedo que la recepcionista ni siquiera pudo entender.

- ¿Me puede repetir señor?

- ¡¿Dondeestamihi...

- Señor, cálmese o no podré ayudarlo.

El castaño exhalo un par de veces, mirando con el mismo miedo a la recepcionista.

- Mire, me llamaron diciendo que mi hijo tuvo un accidente, se llama Lincoln Loud.

- Oh, ¿El muchachito peliblanco verdad?

- El mismo, por favor dígame donde está.

- En este momento esta en pabellón, por favor espere.

El hombre lucía claramente asustado, casi pálido, si bien los accidentes de sus hijos eran comunes, que requiriesen de cirugía no lo era al punto que la recepcionista le guio hasta un asiento y le ofreció algo de agua.

Lynn se cuestionaba que pudo pasar, su hijo era prudente, más cuando al día siguiente tendría su verdadero primer juego el cual había estado asegurándose de recordarle a todos durante la semana, algo que le reconfortaba de verlo tan animado por algo, ¿Qué le llevaría a hacer algo indebido que terminase en un accidente así?

Se le ocurrían pocas cosas, aunque no le gustara admitirlo no conocía tan bien a su hijo como el quisiera, pero, al menos, conocía al que probablemente si lo conociese, por lo que saco su teléfono.

- ¿Diga?

- Harold, hola.

- Lynn, ¿Qué ocurre? Suenas fatal.

- Lo estoy, es Lincoln, me llamarón del hospital, están operándolo.

- ¡¿Lincoln?! ¡¿Qué ocurrió?!

- Yo... no tengo idea, no me han dado mucha información, solo se que tuvo un accidente en bicicleta.

- ¿Bicicleta? ¡Clyde dijo que iba a ver a Lincoln y salió en su bicicleta!

- ¡¿En serio?! ¡¿Sabes algo de lo que ocurrió?!

- A..Acabo de enterarme, ni siquiera sé si Clyde está bien.

- ¿Podrías llamarle? Si estaban juntos quizás sepa lo que paso.

- Lynn, ni siquiera se si mi hijo está bien, quiero al menos saber si esta bien.

- Harold, por favor, solo se que mi hijo tuvo un accidente y hasta ahora me entero de esto, si sabes algo, por favor, házmelo saber.

- E..Entiendo, déjame contactarlo y te llamo devuelta.

Tras eso la llamada termino, dejando a Lynn con las mismas dudas antes de llamar.

El castaño simplemente se quedo en su posición, esperando a que le avisaran que podía ver a su hijo, no quería crear un desastre en el hospital por lo que no llamo a Rita ya que probablemente terminarían enterándose antes de tiempo el resto de sus hijas y durante su espera tampoco recibió noticias del pequeño de lentes. Vigilia que termino un par de horas después.

- ¿Familiar de Lincoln Loud?

- ¿Cómo está mi hijo doctora?

- Bueno, es un pequeñín algo desafortunado la verdad, según me cuentan tuvo un accidente mientras andaba en bicicleta y al caer antepuso el brazo, posiblemente solo hubiese terminado con algunos golpes y heridas menores de no hacerlo.

- ¿Entonces?

- Lo más grave es que se fracturo el brazo, tendrá que usar un yeso por 6 semanas, lo demás son solo algunos raspones.

- ¿O sea que él en general está bien?

- Si, incluso ya está despierto, veremos como responde por un tiempo y si todo sale bien esta misma tarde podría volver a casa, solo debe tener cuidado con el brazo y tomarse algunos medicamentos para el dolor.

- Gracias, ¿Y puedo, ya sabe, ir a verlo?

- Claro, déjeme guiarlo.

Ambos adultos se internaron por los pasillos del hospital, si bien Lynn seguía preocupado por lo que ocurrió el saber, al menos, que solo había sido una caída mala y no un golpe de un coche habían aliviado enormemente su corazón, pudiendo al menos esbozar una pequeña sonrisa en cuanto vio al pequeño despierto.

- Papá.

- Hey campeón, ¿Cómo estás?

- Bueno, siento incomodo el brazo, ya sabes, como si fuese yeso.

Lincoln intento regalarle una sonrisa a su padre para que este no se preocupara, pero aquella triste expresión resultante solo preocupo más al adulto quien se acerco a este y comenzó a juguetear con gentileza su cabello.

- (Desanimado) Perdón papá.

- ¿Y ese perdón? Hasta donde sé no has hecho nada malo.

- Pero la factura...

- Vamos Lincoln, nadie esta libre de tener algún problemilla, ¿Y de que sirve el dinero acumulado? Solo son papeles, lo importante es que estás bien.

- Pero...

- Hijo, tuviste un accidente, los accidentes pasan, dios, cuando me avisaron creía que el corazón me iba a explotar y vine a toda velocidad, de hecho, creo que le pegue a Scoots camino al hospital.

- Esa señora es un peligro al volante.

- Y que lo digas, aunque creo que si alguien la sacara de las calles más que ser un problema le darían una medalla.

- ¿Y por qué no lo hiciste?

- Ni vancilla merece tal desprecio de mi parte.

Aquello pudo sacar una pequeña carcajada de parte del pequeño, algo que relajo un poco al adulto quien volvió a acariciar gentilmente la cabeza de su hijo, risa que no duro mucho antes de que el pequeño volviese a entristecerse.

- (Triste) Perdón papá.

- Lincoln, tú no...

- Yo quería jugar mañana, realmente quería, no iba a poner excusas o engañar, quería demostrar que podía hacer algo interesante.

- ¿Pero de que hablas? De por si ya tienes un montón de cosas buenas, no necesitas demostrarle nada a nadie.

- Pero nunca he sido premiado, nunca he hecho que te puedas sentir orgulloso de mi, yo... snif... yo... snif...

Por inercia el muchacho intento limpiarse sus lágrimas con ambos brazos, sintiendo una enorme punzada al momento de mover su brazo recién operado, encogiéndose por ambos dolores, aquel desagradable calor que sentía en su extremidad tanto como el vacío que sentía en su pecho al saber que, nuevamente, terminaría decepcionándolos a todos.

- (Llorando) Perdón papá, perdón, perdón.

- Lincoln.

El pequeño como podía intentaba limpiar sus lágrimas con su brazo en buen estado, fallando en evitar que el caudal humedeciese las sabanas con las que estaba cubierto, todo mientras Lynn observaba paralizado.

Había sido un tiempo desde que habían tenido aquella charla, que no se tenia que sentir menos ante sus hermanas y que viviera su vida a su ritmo, que nadie le obligaría a nada que no fuese por su bien, ya fuese académicamente hablando o por su salud, y aunque claramente él estaba feliz cuando Lincoln decidió entrenar siempre lo vio como que el muchacho había comenzado a ampliar su visión y por ello lo hizo, por lo que ver como eso todavía lastimaba su corazón era algo que afectaba enormemente al castaño, quien con toda la gentileza que pudo envolvió a su hijo en un abrazo, esperando, al menos, poder ayudarle en parte de su dolor.

- (Llorando) Lo siento, realmente... snif... realmente yo...

- Shh, tranquilo hijo, todo está bien, es solo un juego.

- Pero...

- Tienes toda una vida por delante Lincoln, ya me siento orgulloso de tenerte como mi hijo, no necesito ningún tonto trofeo para apreciarlo.

- Pa... pá...

- Ya, ya.

Si bien las lágrimas del muchacho no dejaron de brotar, el sentirse acurrucado en el pecho de su padre le reconforto enormemente, sintiendo un calor agradable y una sensación de protección pese al punzante dolor que a momentos sentía en su brazo, aun así, aquel abrazo le reconfortaba, más de lo que pudo imaginar, simplemente dejándose llevar por este.

Lynn solo rompió aquel abrazo minutos después, conversando con el pequeño a quien, luego de varios chistes malos y charla intrascendente, este pudo calmarse, siendo llamado al poco por Rita.

- ¿Cariño?

- (Preocupada) ¡Lynn! Menos mal que contestas, ¿Has sabido algo de Lincoln?

- Ah, Lincoln... si, nuestro Lincoln, nuestro nevadito.

- (Avergonzado) ¡Papá!

- ¿Esta contigo? Uff, menos mal... (Enfadada) ¡Lincoln Loud! ¡¿Por qué no contestas el bendito teléfono?! ¡Estaba aterrada de que te había pasado algo!

El grito casi destruyo el oído de Lynn y asusto al pequeño, dejando un incomodo silencio de unos segundos en los cuales el adulto intentaba recuperar la audición y el pequeño comenzó a sudar, balbuceando incoherencias en un intento de pensar que responderle a su madre, pero, para su suerte, Lynn logro recomponerse a tiempo.

- Q..Querida, Lincoln está bien, bueno, no tan bien, pero lo suficientemente bien.

- ¿Suficientemente bien? ¿Paso algo?

- (Incomodo) Pues...

- (Asustada) Paso algo, dime Lynn, ¿Qué le paso a mi bebé?

- Primero cálmate, respira y...

- ¡¿Qué le paso a Lincoln?!

- (Adolorido) B..Bueno, tuvo un accidente en bicicleta y actualmente estamos en el hospital, pero tranquila, él ya está... ¿Rita?

Lynn ni siquiera se dio cuenta que la llamada se había cortado, pero mirando la pantalla apagada solo pudo suspirar pesadamente.

- Solo espero que la factura del hospital no se eleve más.

- (Apenado) Perdón papá.

- ¿Eh? No, no, no, tranquilo campeón, solo me da miedo el desastre que pueda causar tu madre o cualquiera de tus hermanas en su intento de llegar aquí, aunque hablando de llegar aquí... ¿Cómo fue que llegaste aquí? Digo, ¿Qué paso Lincoln?

- Eh... creo que perdí el control de mi bicicleta.

- ¿Perdiste el control? Siempre te he visto andar bastante bien en ella, incluso a través de tus hermanas. ¿Cómo paso?

- Bueno, iba junto a Clyde, él estaba alterado y no quería escucharme, luego sentí que perdía el control y cuando me di cuenta yo... (Decaído) sigh... ya tenía el brazo así.

- ¿Y Clyde?

- Él... bueno, no lo sé, creo...

En ese momento el rostro de Lincoln se ennegreció ligeramente, algo que Lynn pudo notar.

- ¿Lincoln?

- ¿Ah? Es que... no estoy seguro.

- Ahora que lo pienso, antes de saber de ti llame a su padre y él no tenia idea, y dudo que no le hubieran avisado si algo le hubiese ocurrido, así que al menos podemos estar tranquilos de que él está bien.

- Si.

Lynn no estaba muy convencido con las respuestas de Lincoln, tampoco con aquella expresión en el rostro de su hijo, sentía que algo no terminaba de encajar, pero no quería presionar más al pequeño, menos cuando era probable que su madre apareciese en breve y causase un pequeño desastre.

Unos minutos después, Rita efectivamente apareció... junto a sus hermanas.

Con el pasar de las horas, además de lograr sacar a las preocupadas mujeres y que viesen el estado del pequeño terminaron por darle el alta, dirigiéndose hacía su casa mientras todas intentaban ayudarle a su manera e incluso la cena fue hecha especialmente para que el chico no tuviese problema en comerla con una sola mano. Le dieron muchas facilidades y él estaba feliz, pero un pensamiento no dejaba de surcar su mente: ¿Qué había pasado?

Estando ya en su dormitorio, miro nuevamente su brazo enyesado, agradecía a su padre por haber llamado al entrenador para avisarle del problema, realmente no se sentía capaz de darle la cara después de darle dos grandes problemas, de hecho, no se sentía capaz de darle la cara a nadie en el equipo.

Se había esforzado durante todos esos meses para poder resistir al menos un partido, perder el miedo a ser tacleado y no cerrar sus ojos tan prematuramente, los chicos le habían tratado bien una vez entraron en confianza, realmente había comenzado a apreciar el juego, realmente se había emocionado cuando le dijeron que participaría en el siguiente partido como corredor y no dejaba de pensar que les había fallado a todos.

Peor todavía con su grupo de amigos, ni siquiera sabía si le creerían que fue un accidente, no cuando era tan preciso para que se ausentase una vez más de los deportes.

Por lo que, decaído, tomo su móvil, pensaba disculparse con los que habían sido amables con él y también con sus amigos cercanos, indicándoles que ya no habría juego mañana, sentía que era su obligación... pero realmente no quería.

Aún recordando las palabras de su padre no quería aceptar esa realidad, ese sentimiento de inutilidad, no cuando estaba tan dispuesto a ello y la casualidad se lo había arrebatado...

La casualidad...

Lincoln volvió a pensar sobre ello, sobre ese concepto.

Sobre las últimas palabras de Clyde.

Frunciendo el ceño una vez más, pensando en aquel suceso.

Y casi mecánicamente llamo al muchacho con su móvil.

- (Feliz) ¡Lincoln! Qué bueno que estás bien.

- No lo estoy, me rompí el brazo.

- Oh... lo siento hermano, realmente lo si...

- Clyde, cuando estábamos en nuestras bicicletas, ¿Me puedes repetir lo que dijiste?

- Eh... la verdad no recuerdo bien, pasaron tantas cosas en ese momento que yo...

- Clyde, tú dijiste algo de tener miedo, estábamos conversando sobre eso cuando comenzaste a acelerar y yo te seguí, así que te quiero preguntar otra vez, ¿A qué te referías?

- Lincoln, yo estaba atribulado, no me sentía bien, incluso fui a ver a la doctora López de emergencia, los ejercicios de respiración no funcionaban y...

- Quiero hacerte una pregunta, ¿Por qué viniste a verme hoy?

- Bueno, yo... yo quería disculparme, no... no espere que, bueno, tú sabes, lo que paso, menos cuando mañana, ya sabes...

- Clyde, tú sabías perfectamente lo importante que era para mi el día de mañana, por algo te invite e intente hablarte tantas veces durante la semana, ¿Por qué querías que saliéramos a andar en bicicleta?

- Lincoln, me estás asustando, yo solo quería disculparme contigo y decirte que iría mañana al juego, sé que es una desgracia lo que ocurrió, pero quizás fue lo mejor, tú sabes que nunca hemos sido del tipo atlético, posiblemente solo hubieras sufrido dolor mañana, hey, ¿Qué te parece si mañana vienes a mi casa y leemos Ace? Puedo pedirle a papá que te prepare sus pastelillos especiales para pasar las penas.

- ...

- ¿Lincoln?

- Clyde, tú... me pateaste, ¿Verdad?

- ...

- Clyde.

- ...

- (Molesto) ¡Clyde!

- Yo no quería, te lo juro, f..fue un accidente.

- (Enojado) ¡¿Un accidente?! ¡¿Patearme mientras íbamos a gran velocidad fue un accidente?!

- (Alterado) ¡Sabes como reacciono al estrés, están pasando tantas cosas y simplemente no puedo con todo!

- ¡Me diste una maldita patada para que me cayera!

- (Sorprendido) L..Lincoln, ese lenguaj...

- ¡No me podría importar menos el lenguaje, yo solo quería que me acompañaras mañana en mi gran momento y me hiciste esto!

- Yo... yo no quería Lincoln, en serio, te juro que fue un accidente, es que... estaba asustado de que me dejaras atrás.

- ¡¿Atrás?! ¡¿De qué demonios hablas?!

- ¡De la nada comienzas a tener otros gustos, ya ni siquiera me cuentas todo o me avisas para que hagamos cosas juntos, tenía miedo de que ya no fueras mi amigo y creía que ese juego sería el punto decisivo que te separaría de mí! ¿Has visto como soy no? Yo no puedo competir con gente deportista, apenas si tolero ver a Lori sin que me sangre la nariz, ni siquiera puedo concentrarme en mis estudios como quisiera porque ni siquiera vemos el contenido de la misma forma, ¿Has pensado en lo difícil que es todo para mí?

Con cada palabra que escuchaba, Lincoln sentía como su rabia crecía, apretando con más fuerza su móvil mientras escuchaba las palabras de su "amigo".

- No quiero perderte amigo, eres de las personas que mejor me comprenden y ver que te alejas, yo no lo sé, ¡No supe reaccionar!

- (Furioso) ¡¿Y pensaste hablar conmigo antes de hacer esto?! ¡¿Qué clase de amigo prefiere lastimar antes que conversar?!

- ¡Ya te dije que no supe reaccionar!

- ¡¿Y por eso soy yo quien tiene que salir lastimado?! ¡¿Por qué no sabes controlar tu estupidez?!

- (Molesto) Oye, no me llames estúpido.

- ¡Eso es lo que eres grandísimo imbécil!

- ¡Oy...

Lincoln no termino de escucharlo, no quería escucharlo, cortando la llamada sin intenciones de querer escuchar o saber durante un tiempo del muchacho de lentes.

En el fondo de su corazón quería creer que había sido un accidente, uno bastante cruel del destino en su contra, que lo que comenzó a pensar en el hospital solo era una mala jugarreta de su cerebro por justificar la desgracia que le había ocurrido y que solo sería un revés más, pero aquella actitud y sus respuestas solo terminaban por confirmar ese desagradable pensamiento sobre Clyde.

Simplemente lanzo su móvil el cual comenzó a vibrar, no tenia intenciones de contestar sabiendo quien era, ni siquiera tenia ganas de contestarle para insultarle o desahogarse, solo quería que se callará de una vez y le dejara en paz.

- ¡Lincoln! ¡¿Qué demo...

En el momento en que escucho estática a través de su transmisor, Lincoln se apresuro como pudo a apagarlo, aunque paso a llevar su brazo herido en el proceso y soltó un quejido de dolor involuntario cumplió su objetivo, silencio los dos aparatos por los que podría contactarse con él.

Estaba realmente enojado, solo de pensar en Clyde sentía que su furia incrementaba y ver aquel dispositivo de radio en su mano, contacto directo con él, parecía que le incrementaba aquel desagradable sentimiento y elevo su mano con deseos de estrellar con toda aquella rabia el objeto contra el piso, pero en el momento en que su brazo alcanzo el punto más alto que podía se detuvo.

Sentía la furia en su cuerpo, pero también pensaba en los buenos momentos que pasaron juntos, por más desagradable que era la realidad su mente también intentaba colar aquellos momentos donde lo habían pasado bien y sentía que el muchacho si era un buen amigo, pero el mero recuerdo de la conversación que acababan solo le incentivaba a aquel ominoso deseo.

- ¡Desgraciado!

Apretando con furia el dispositivo comenzó a descender el aparato, sin ánimos de continuar con aquello que lo unía tan profundamente al chico, pero aquellos recuerdos que brotaron le hicieron desviar su brazo, lanzándolo con fuerza hasta su cama, impactando con la almohada quien amortiguo la mayor parte de la fuerza.

- ¡Ahhhhh!

Lincoln no podía controlar aquellos pensamientos que tenía, realmente sentía deseos de golpearlo, pero también quería creer en parte en el muchacho, por lo que al mezclar ambos sentimientos simplemente podía gritar e insultar al aire en un vago intento de desahogar su dolor.

Su familia, sobre todo sus padres, podían escuchar al pequeño insultar al moreno, cuestionándose lo que había ocurrido, pero, sabían lo que significaba aquella situación para él por lo que, al menos esa noche, lo dejaron ser.

Un chico que insulto hasta que el cansancio de aquel horrible día le domino.

La mañana siguiente

La noche fue incomoda para Lincoln, más considerando que ante malos movimientos despertaba debido al dolor teniendo que dormir en una posición incomoda gran parte de la noche, pero con la llegada de la mañana ni siquiera alcanzo a escuchar su despertador antes de que Lynn irrumpiese en su cuarto.

- ¡Arriba tontolon, hoy es el gran juego!

- ¡Aaahhh!

El adormilado y cansado muchacho termino moviendo inesperadamente su brazo debido al susto, dando un lastimero gemido por el dolor junto al grito por el susto.

- Ups, perdón hermano.

- ¿Qué demonios Lynn? Casi me das un ataque.

- Ya te lo dije, hoy es el gran juego, tienes que estar en el estadio antes que la gente para la reunión con el entrenador y la discusión de estrategias, la mentalización, el calentamiento y...

- ¡Lynn!

- ¿Qué pasa?

- (Molesto) ¿No ves mi brazo o qué?

- ¿Y eso qué?

- No voy a poder jugar Lynn, (Desanimado) posiblemente nunca lo haga.

- Lincoln, tuviste un accidente y ya, no estás fuera del equipo solo por eso, tampoco es el último juego.

- Pero...

- Sin peros – Se acerca donde Lincoln, palmeando su cabeza. - ¿No te esforzaste durante tanto tiempo con tus compañeros para este día? Me costo aprenderlo, pero es un juego en equipo, ¿No?

- Bueno, sí.

- Y sigue siendo tu equipo, ¿No?

- Yo no... ya no me van a dejar...

- Lincoln, ¿Tú crees que tanto tiempo de esfuerzo se acabara por una tontería así?

- ...

- Vamos a ir y los animaras, ¿Son tus amigos no?

El peliblanco asintió con la cabeza, incapaz de mirar a su hermana.

- Bien dicho, ahora, ¿Necesitas ayuda para vestirte?

- Puedo solo.

- (Feliz) Ese es mi chico.

Lynn salió de la habitación con una sonrisa triunfante mientras atravesaba al resto de la familia quienes estaban expectantes de la reacción del chico, tranquilos de que las palabras de la castaña no le hubiesen dañado, pero dentro de la habitación Lincoln pensaba en las palabras de su hermana, recordando los buenos y malos momentos que paso con sus compañeros durante el tiempo que solo practicaba y el entrenador pasaba de él para los pocos juegos antes de la temporada, viendo su teléfono, ignorando las múltiples llamadas de Clyde pudo notar los mensajes de varios de sus compañeros, preguntándole por su estado posiblemente notificados por el entrenador junto al de algunos de sus amigos, muy posiblemente informados por Clyde, algo que no le interesaba mucho en responder más lo hizo por cortesía, a todos menos Clyde.

Unas horas después se encontraba sentado en las gradas del lugar donde se supone sería su primer juego, finalmente solo Lynn le acompaño en señal de apoyo, encontrándose con sus compañeros quienes le terminaron invitando a la concentración previo al juego, escuchando tanto palabras de apoyo como bromas algo pesadas sin malas intenciones, algo que sorprendió al pequeño quien realmente esperaba ser una vez más exiliado y odiado, siendo el último en hablarle el entrenador en el momento en que este se disponía a ir a las gradas.

- Más te vale tomar nota de las jugadas Loud, aprovecha de aprender viendo desde la grada o te harán papilla cuando puedas jugar.

El pequeño solo asintió, caminando con una extraña sensación de calidez en su pecho hasta que encontró a su hermana y se sentó a su lado.

- ¿Todo bien?

- Si, todo bien.

- ¿Ves? Además, siempre es divertido disfrutar de un buen partido.

- Gracias Lynn.

La muchacha al escuchar eso solo le dio un pequeño coscorrón a su hermano, escucharle mejor que el día anterior le agradaba bastante.

- Jeje, de nada tontolón.

No paso mucho hasta que el juego empezó, no había visto muchos juegos desde que había empezado a entrenar siendo principalmente ocasiones puntuales en las que el entrenador le dictaba que estudiase alguna jugada o su hermana le arrastraba hasta el sofá, siendo que, pese a que quería jugar no gozaba tanto de ver jugar, pero, en esa ocasión, pese a todo, pese a la incomodidad de su brazo y la frustración que le daba, sintió que pudo disfrutar de la ocasión.

Pues su mente se había despejado de uno de sus mayores dolores en ese momento.

Aquel sentimiento de traición que comenzaba a brotar en su corazón.