El sol comenzaba a ponerse y Clyde seguía sentado en la entrada de la casa Loud, contemplando como el cielo pasaba de ser un naranjado intenso a un color más oscuro, pensando irónicamente en su amigo mientras veía aquel color tan característico suyo, si lo pensaba bien eran 2 colores que lo representaban bien, el blanco por su cabello y que siempre vistiese algún atuendo naranja, era casi imposible que no destacase si poseía permanentemente 2 colores tan llamativos consigo, lo que le permitía pensar en varios momentos que habían pasado juntos, ya sea por simples tardes de juegos o problemas que se vieron involucrados ya sea por las ideas de uno o el otro, algo que solo le hacía suspirar desanimado.
Para esa hora ya casi toda la familia Loud había llegado al hogar, todas viendo extrañados como el muchacho permanecía en silencio viendo en dirección hacía la calle y más de una con intenciones hostiles mirándole, pero todas siendo calmadas por las palabras firmes de Rita quien dicto que solo Lincoln podía decidir, algo que molestaba de sobre manera a Lynn y Lola las cuales querían provocarle lo mismo que le hizo a Lincoln, pero que terminaron obedeciendo a la matriarca, momento en el que Lynn quién era el único miembro faltante sin considerar a Lincoln llego en la van familiar, mirando confundido al muchacho.
Al mirar hacía la sala de estar pudo ver a Rita mirándole desde la ventana, haciéndole señas sobre ignorar a Clyde, después de haber conversado con Lincoln en los días anteriores y haberlo visto el día del accidente tenía una idea sobre la situación, por lo que, con algo de miedo, termino ignorando a su esposa y sentándose junto al muchacho.
- Clyde.
- Señor Loud, buenas tardes.
- Es algo tarde, ¿Nadie te conto que Lincoln no llegará hasta el domingo?
- (Decaído) No señor. - Dijo mientras su rostro se entristecía y lo escondía entre sus piernas.
- ¿Quieres que te lleve a tu casa? Tus padres deben estar preocupados.
- Ellos nunca se preocupan cuando vengo a casa de Lincoln, confían plenamente en ustedes.
- Pero ya ves como están las cosas, vamos.
- Esta bien.
Lynn volvió a voltear, notando como Rita lo fulminaba con la mirada antes de adentrarse en su hogar, podía imaginar que dormiría esa noche en el sofá pero no le importaba, estaba notando un patrón en toda esa situación que no le agradaba y si bien apelaba a la libertad de Lincoln para decidir, sentía que debía dar un empujón en la situación antes de que empeorase.
Mientras conducía a casa podía notar que el muchacho se veía cansado, le costaba imaginar como empezar a hablar el tema al punto de que pensaba que bien podría convérsalo con sus padres primero y entre los 3 intentar arreglar el problema, pero termino pensando que tenía que ser él, no cuestionaba (demasiado) la forma en que Harold y Howard criaban a Clyde, pero sentía que el muchacho sería evitado del problema en vez de dejarlo enfrentarlo, había visto esa discrepancia en la amistad de su hijo más de una vez y cuando se había reunido con ellos habían tocado el tema, sentía que era una buena forma de que Lincoln se controlase considerando lo… salvaje que podía ser cuando se dejaba llevar, algo que estaba seguro heredo de Rita, y pensaba que alguien como Clyde era una buena forma de que Lincoln se autolimitase de cosas más salvajes que pudiesen arriesgar su vida, pero ahora era precisamente eso lo que estaba dañando su relación y si no salían de sus zonas de confort, era probable que su amistad realmente se rompiese.
Había visto eso en varias de sus hijas mayores, Luan y Lynn eran los mejores ejemplos y no quería que Lincoln pasase por eso.
- Entonces, ¿A qué hora llegaste Clyde?
- No quiero comentar eso.
- No creo que hayas estado todo el día ahí, ¿Verdad?
La vista del muchacho se ensombreció un poco más, Lynn se rio nerviosamente por ello.
- Escucha, respecto a lo que paso entre tú y Lincoln, quiero saber qué piensas.
- Entre en pánico y luego Lincoln tuvo el accidente.
- ¿Entiendes que golpeaste a Lincoln en tu descontrol?
- Yo… no quería hacerlo, fue un accidente, ni siquiera puedo recordar el haberlo hecho, y aun así Lincoln...
- ¿Estás consciente de que, independiente que fuese un accidente, Lincoln sufrió bastante por ello?
- Bueno… a cualquiera le dolería romperse un brazo.
- Sabes que no me refiero a eso, eres su mejor amigo, te debe haber conversado la verdadera razón.
Clyde evito la mirada del adulto, era claro que conocía a que se refería.
- Clyde.
- ¿Pero que puedo hacer? Tengo miedo, no… quiero perderlo.
- Y estás haciendo exactamente lo contrario, solo imagina como debe sentirse, y peor cuando tú, por lo visto, ni siquiera te has disculpado con él.
- ¿Y acaso una disculpa va a arreglar todo el problema?
- No. - En ese momento llegaron a la residencia McBride, por lo que Lynn detuvo la van. - Pero al menos evitaras que todo esto se vuelva peor, y no quiero ver a mi hijo sufrir por ello, sigh, Clyde, eres un chico listo, y si realmente estimas a mi hijo, ponte en su posición y piénsalo bien, tener amigos es algo maravilloso, pero también requiere esfuerzo y cuando las cosas se ven peor es cuando realmente la amistad se observa, no solo en los momentos felices.
Dicho eso Clyde solo se quedó en el vehículo unos momentos más antes de bajarse y dirigirse a su hogar, viendo como el señor Loud se retiraba inmediatamente, se dirigió en silencio hasta la casa donde una vez abrió la puerta fue rápidamente asaltado por sus padres al verlo tan decaído, pero este solo se excuso y se dirigió hacía su habitación, meditando en silencio.
Había sido una charla corta y no con el Loud que buscaba, pero sentía que era algo que realmente debía pensar.
Horas antes, en cierto lago
Bolhofner con una sonrisa de satisfacción y gafas de sol estaba sosteniendo con una mano el timón mientras que con la otra una cerveza, cerca de él, Lincoln rogaba por su vida mientras se sostenía a una barra con toda la fuerza de su brazo en buen estado, sintiendo como el corazón le latía violentamente ante la velocidad y maniobras precipitadas de su maestro, gritos ensordecidos por el ruido ambiental.
- ¡¿Quién le regalo la licencia?!
- ¡¿Qué haga una pirueta?! ¡Anotado!
En ese momento el adulto agrando su sonrisa mientras comenzaba a virar violentamente el timón, provocando que la lancha comenzara a botar en el agua.
- ¡Nooo! ¡Qué baje la velocidad!
- ¡¿Qué voy lento para mi edad?! ¡Tómalo como un desafío chaval!
Y la velocidad, para sorpresa de Lincoln aumento.
- ¡Usted está loco!
- ¡¿Quieres conducir un poco?! ¡Me gustan tus agallas niño!
Y el hombre soltó el timón mientras reía a carcajadas.
Mientras Lincoln solo lloraba.
- ¡Mierdaaaaaaa!
Unas horas después
- ¡Jajajajaja! ¡Qué buena tarde!
Bolhofner reía mientras esperaba que el pescado se cocinase en la fogata frente a él, a la distancia, Lincoln se encontraba abrazado a sus piernas mientras miraba en silencio el fuego, totalmente quieto al punto que cualquiera podría confundirlo con una pequeña estatua.
En ese momento el adulto tomo uno de los pescados y comenzó a comerlo, mirando de reojo al inmóvil muchacho.
- ¿Vas a comer o no?
- Comer mangos, usted esta demente.
- Por favor, ¿Sigues enojado?
- Casi morimos los dos.
- Nah, estábamos bien.
- ¡Soltaste el maldito timón!
- ¿Y qué? Seguimos vivos, - Da otra mordida a su pez. - Creía que tú y tu familia eran más de vivir la vida, no unos cobardes que se asustan por un poco de velocidad.
- ¡Eso no era un poco! - Dijo finalmente rompiendo su formación "bolita". - Eso iba más allá de cualquier limite.
- Un Loud hablando de mesura, increíble. - Da otro mordisco. - Entonces, ¿Qué haces para divertirte?
- Bueno, me gustan los videojuegos, comics, hace un tiempo comenzó a gustarme el futbol americano, también salir con Cly…
El rostro de Lincoln se ensombreció al pensar en eso, volviendo a su posición original, algo que Bolhofner pudo notar.
- Suenas como alguien bastante predecible.
- Una vez mi hermana menor me dijo lo mismo.
- ¿Menores? ¿Hay más Louds? Carajo, - Da otra mordida. - En fin, ya veré como me los quito, y sobre ese Cly que comentaste, ¿Fue el que te rompió el brazo?
- Es Clyde y si, ¿Cómo lo supo?
- ¿Cuántos años crees que llevo tratando adolescentes? ¿Por qué no simplemente te alejas de él?
- ¿Usted también? ¿Por qué todos me dicen eso?
- Porque solo te lamentas, vamos, tuviste las pelotas de tomar el timón hoy, ¿Tanto te cuesta tomar una decisión sobre alguien que solo te está causando dolor?
- Hemos sido amigos desde hace mucho, y nunca lo había visto comportarse así.
- ¿Y como se comporta normalmente? Puede que me este equivocando, vamos, seguro que así te quitas esa cara de muerto y te decides a comer tu pez antes de que se queme.
Lincoln olfateo en ese momento, notando que en efecto, uno de sus peces comenzaba a quemarse.
- ¡Ah! - Lo sacó del fuego y comenzó a soplar mientras veía que Bolhofner terminaba su pescado y tomaba otro de los de su lado. - Pudo avisarme antes.
- No puedes esperar que en esta vida te adviertan de todo, lo mismo va para las amistades, nunca terminas de conocer a las personas.
- Clyde y yo hemos sido amigos prácticamente toda la vida.
- Y las personas cambian, no puedes esperar conocer siempre como será él, vamos, dame razones.
El peliblanco bajo la mirada para observar su pescado y un poco el fuego, dando una pequeña mordida, una que le hizo toser al masticar.
- ¿Qué demonios?
- ¿Primera vez que comes un pescado fresco y sin especias?
- Tiene un sabor muy fuerte.
- Lo que dije antes puede aplicarse para todo, nunca terminas de conocer las cosas, tú padre era chef, ¿No? Posiblemente nunca habías comido un pescado a su sabor natural ya que él siempre se encargo de mejorar todo lo posible su sabor y también…
- ¡Ahhh!
- …quitarle las espinas.
Mientras Lincoln escupía con dolor Bolhofner se levantó y comenzó a dar palmadas en la espalda del muchacho quien seguía tosiendo hasta que termino y luego le dio una botella con agua.
- Usted es sorprendentemente gentil cuando se lo propone.
- Es poca la gente que me tolera, generalmente todos me miran con miedo, agradezco eso, además me encanta la naturaleza y la tranquilidad.
- ¿Tranquilidad? Pero si casi nos mata hoy en su lancha.
- Se llama estrés niño, todos tenemos formas diferentes de liberarlo, y por lo visto hablar es una de las tuyas, te ves más relajado que esta tarde.
Bolhofner tranquilamente volvió a su puesto, comiendo ahora en silencio.
- Entonces… ¿Puedo hablar lo que ocurrió con usted? - El adulto solo le hizo una señal con la mano indicándole que continuase hablando. - Bueno, Clyde y yo hemos sido amigos muchos años, generalmente todos nuestros gustos son similares y eso permitió que nos llevásemos bien desde el comienzo, desde entonces ha ido a mi casa y yo a la suya muchas veces, en la escuela hacíamos todas las tareas juntos, o al menos en la primaria… pero bueno, siempre hablábamos de Ace, y tormenta de postres, a él le encanta la repostería, y cuando planeábamos nuestras vacaciones hacíamos planes gigantes jejeje, aunque sus papás me hacían quitar algunas cosas por las alergias de Clyde o sus sesiones con la doctora López, también esta muscle fish, Clyde llego muy emocionado el día que sus padres se lo regalaron y me lo presento, desde ese día me ha gustado mucho y…
- Lincoln, respóndeme seriamente una cosa, ¿Cuántas cosas le has presentado tú a Clyde?
- ¿Eh? Bueno, está la vez que conseguí mi bicicleta y quise probar suerte con algunos trucos que mi hermana Lynn me enseño, no, esa vez Clyde no podía ya que aún no le compraban su bicicleta y solo tenía la bicicleta tándem de sus padres y no quise dejarlo solo, ah, cuando le mostré la banda de smoosh, le gustó mucho su música.
- ¿Algo más?
- Pueeees… - Era curioso para Lincoln, pero no podía recordar mucho más que él le hubiese presentado a su amigo. - Es que… bueno… sus padres tienen mucho dinero y él comparte sus cosas conmigo, y yo… yo…
- ¿Y tu brazo como fue que te lo rompió?
- Estábamos andando en bicicletas, él estuvo raro unos días y yo quería hablar de ello, discutimos y él… me pateo.
- Entiendo.
Solo el crepitar de las llamas quedo en ese momento llenando el vacío que se formo en la conversación, el adulto solo miraba al pequeño quien había bajado su mirada otra vez, conocía esas amistades, las había visto muchas veces antes en sus años trabajando con adolescentes, podía imaginar que estaba pensando el muchacho y por ello no quería comentar nada, no hasta que el propio Lincoln decidiese romper el silencio.
- Señor Bolhofner, ¿Qué cree usted que debería hacer?
- Bueno, tener amigos es algo maravilloso, pero también requiere esfuerzo y cuando las cosas se ven peor es cuando realmente la amistad se observa, no solo en los momentos felices.
Nuevamente miro la fogata, pero esta vez le dio una mordida a su pescado tal como el adulto lo hacía momentos antes.
- Es triste, pero he visto muchas veces como amistades de tu edad acababan por diversas cosas, una chica o chico, una mudanza, un estilo de vida, tampoco te lo tomes tan personalmente, hay mucha gente niño, en ocasiones es más sano soltar a aferrarse ciegamente a una relación, cuestiona lo que te dije antes y toma tú mismo la decisión, eso te hará crecer independiente del resultado.
Entonces se levantó, dejando solo a Lincoln.
El muchacho no esperaba terminar pensando en Clyde durante el viaje, peor incluso, sus otros amigos, la gente que comenzó a conocer en su salón, practicando con los gallos, la gente que se había topado mientras comenzaba a incursionar en la fotografía, y mientras más pensaba en toda la gente que conocía, más terminaba aferrando su mano en buen estado a su yeso.
El resto de esa noche, Lincoln pensó mucho sobre toda su vida.
El sábado paso rápidamente para todos y el domingo llegó, Bolhofner dejo lo suficientemente temprano al peliblanco en su hogar para que pudiese desayunar, sus padres le habían dado permiso ya que lo habían notado bastante tenso y esperaban que ese viaje improvisado le ayudase, pero ver la sonrisa tranquila y casual de siempre en el muchacho una vez los saludo los dejo impresionados, y solo para mayor sorpresa de estos, Lincoln tranquilamente les hizo una petición.
- ¿Pueden llevarme a ver a Clyde?
Rita fue quién tomo la encomienda y llevo al muchacho después de desayunar, estaba feliz de ver que finalmente estaba superando su dolor, pero algo no terminaba de convencerle.
- Mamá, si quieres vuelve, no creo tardarme mucho pero me gustaría volver caminando a casa.
- ¿Seguro cariño?
- Si mamá, no te preocupes, después de esto creo que me ayudara mucho una larga caminata.
Rita no estaba conforme, pero había algo de confianza en las palabras de su hijo que termino por convencerla por lo que decidió darle un voto de confianza.
- Si no vas a volver para el almuerzo me debes llamar jovencito.
- Anotado.
- Si no quieres seguir caminando puedes llamarme también, te puedo venir a buscar.
- Esta bien.
- Y si ese niño te…
- Mamá, tranquila… - Lincoln inhalo y exhalo, mirando seriamente a su madre. - Esto es algo que necesito hacer solo.
Lincoln en ese momento se encamino hasta el hogar McBride, tocando el timbre que, para sorpresa del adulto, abrió para Lincoln.
- ¿Lincoln?
- Buenos días señor McBride, disculpe pero ¿Puedo hablar con Clyde?
- Claro, de hecho te lo agradecería, lleva encerrado en su habitación desde el viernes que fue a tu casa.
- ¿Mi casa?
- Si, y realmente necesita hablar contigo, por favor cielito, pasa.
Tal como lo había hecho cientos de veces en el pasado ingreso en el lugar, era curioso como nunca dejaba de sorprenderle lo estilizada y refinada que era esa casa, sentándose en el salón donde tantas veces había jugado videojuegos con Clyde, divagando con la mirada hasta que pudo escuchar un ruido a su costado.
- (Nervioso) L..Lincoln.
Era Clyde McBride, quien le miraba con una notable fatiga en su rostro.
- Clyde.
Ese era Lincoln Loud, quien le observaba con una mirada neutra.
- Amigo, yo…
- Tuve un viaje bastante curioso, conocí mejor al señor Bolhofner, ¿Lo recuerdas no? Te comenté sobre el varias veces.
- ¿Fuiste con tu profesor demoniaco a algún lugar?
- Si, fue curioso, la semana pasada intente evitarte a ti y a los chicos debido a ese… incomodo día en el centro comercial, pero creo que todo esto ya ha durado mucho.
Esas palabras lograron esbozar una sonrisa en Clyde, quién se acerco al borde de las lágrimas a Lincoln.
- Gracias amigo, realmente no soportaba más todo esto, la discordia con los chicos, tu distancia, todo esto me estaba lastimando mucho, incluso hable con tu papá y me dio un buen consejo, después de todo lo que ocurrió realmente no me comporte bien, tampoco intente comprenderte, pasaron cosas, nos dijimos cosas, pero me alegra que pudieses superar eso.
- ¿Superarlo? De hecho esa es una buena frase.
- (Feliz) Así es amigo.
En ese momento Clyde alzo su mano para que ambos pudiesen chocar los puños, una simple muestra de amistad que sellase su reconciliación, pero Clyde tardo un momento en notar que había levantado su mano derecha, mano del brazo que Lincoln tenía roto.
- Oh, jejeje, lo siento. - Intercambio su mano. - Ahora si te será más sencillo, ¿No amigo?
Pero la expresión de Lincoln no varió, tanto como que ningún brazo de Lincoln fue levantado.
- Incluso cuando pensaba en que podría estar equivocándome, solo me das más motivos para pensarlo.
Lincoln se levanto de su asiento, quedando frente a Clyde a quien miro fijamente.
- Dame una razón Clyde, solo una por la que debería esforzarme en perdonarte.
- ¿Q..Qué?
Todo el buen humor de Clyde se esfumo en ese momento, sintiéndose intimidado por la mirada fija de su "amigo".
- L..Lincoln, ¿A qué te refieres?
- Una razón viejo, lo que sea, una deuda emocional, un pacto, un gusto genuino, lo que sea.
- P..Pero somos hermanos de otra madre, Clyncoln McLoud, mejores amigos por… siempre… como… ¿Cómo puedes decirme eso?
- ¿Crees que se trata de ti? No, tienes razón, esto se trata de ti, siempre se trata de ti.
La neutralidad del peliblanco preocupaba al moreno, pero ver que esta expresión lentamente comenzaba a transformarse en una expresión molesta, viendo como podía observar sus dientes cerrados con fuerza y su ceño fruncirse había comenzado a asustar a Clyde.
- ¿Lincoln?
- Yo no te importo, solo quieres tu maldita amistad porque te hace sentir bien y a mi ya no me interesa mantener eso, esto se acabó McBride.
Lincoln di un paso al frente, quedando sus rostros a pocos centímetros.
- Yo ya no soy tu amigo.
No espero a escuchar una respuesta o ver alguna reacción, una vez lo dijo, cara a cara, saco de su mochila el comunicador que por tantos años le había servido de línea directa entre ambos para hablar dejándolo sobre la mesa frente al sofá junto a algunas cosas pertenecientes al moreno que había estado guardando en su habitación y una vez hecho eso simplemente camino en dirección hacia la salida, pensaba incluso en la posibilidad que alguno de los padres de Clyde se involucrase o intentase retenerlo y estaba listo para correr de ser necesario, pero para su suerte eso nunca paso y con tranquilidad abrió la puerta, notando que los horrorizados padres aún se encontraban paralizados en la cocina.
- Muchas gracias por todo señores McBride, pido disculpas por toda esta escena, adiós.
Y al cerrar la puerta, casi como si fuese una señal que su cuerpo estuviese esperando, Clyde comenzó a llorar.
Lincoln camino, caminaba tan rápido como podía sin tener que mover demasiado su lastimado brazo, intentando alejarse todo lo posible de esa casa mientras rogaba que Clyde no tuviese la tenacidad suficiente para negar aquel resultado y saliese en su búsqueda, pues con cada paso que daba sentía que le costaba más.
Odiándose a sí mismo por las lágrimas que sus ojos eran incapaces de detener.
Pues acababa de perder una de sus más preciadas posesiones.
Él mismo acababa de terminar su amistad con Clyde McBride.
