Mientras podían escuchar de fondo como Taylor discutía con la secretaría de la directora tanto Clyde como Chandler se encontraban en silencio, había una extraña incomodidad entre ambos aunque tampoco es que hubiese la suficiente confianza para llamarse conocidos o amigos, Chandler había sido el chico popular y bully de varios niños durante la primaria, Clyde era el nerd que solo se reunía con los otros nerds, su contacto era la de abusador y abusado la mayor parte del tiempo, y aun así, Clyde sentía que lo que estaba viviendo el pelirrojo era injusto.

Generalmente las bromas si bien algunas eran pesadas la mayor parte del tiempo se limitaban a eso, bromas o apodos, era molesto pero podían vivir con eso, los golpes no formaban parte del repertorio de abuso del chico lo que lo hacía "soportable" en lo que cabe, no iba a negar que más de una vez deseo que el karma hiciese su trabajo y Chandler lo pasase mal, pero de ahí al claro acoso físico que estaba recibiendo era muy diferente a lo que había soñado en su momento.

- ¿Qué te paso nerd? ¿Te quedaste dormido? Creía que eras uno de esos mataditos a los que le da un infarto cosas como llegar tarde.

Era su tono usual, uno jocoso con algo de soberbia, casi como si el tiempo que estuvieron en silencio hubiese sido el suficiente para que el pelirrojo se recuperase y actuase como siempre lo hacía.

- Problemas personales, ¿Y a ti que te paso?

- Problemas personales.

Clyde miró el rostro desinteresado de Chandler, incluso se daba el lujo de jugar con sus manos y no devolverle la mirada.

- Supongo que no dirás nada.

- ¿Y por qué debería contarle mi vida a un nerd como tú?

- Porque pareciese como si no tuvieses nadie con quien hablar y te haría bien soltarlo.

- Puff, tonterías, Chandler McCann no necesita esas boberías.

- Ah, parece que va a salir la chica.

De forma casi instantánea Chandler adopto una postura recta al mismo tiempo que cubría su cara con sus brazos, Clyde solo podía mirarlo con mayor lastima luego de esa reacción.

- Era broma, lo siento.

- N..No juegues con eso.

Y nuevamente, silencio por unos momentos.

Otros chicos de distinto grado empezaron a llegar al lugar, posiblemente victimas de Lynn y Chandler decidió mantenerse en silencio, alejado todo lo posible de Clyde, el moreno pensó en insistir un poco pero no sabía como introducir una nueva conversación, realmente no conocía lo suficiente al pelirrojo para poder comentarle algo y su expresión no había hecho más que regresar a su forma engreída, si lo pensaba bien, no iba a ganar nada intentándolo por lo que decidió centrarse en su propio problema, pasaron unos minutos más hasta que Taylor finalmente salió de la oficina con una expresión desinteresada, alejándose ignorando por completo a Chandler como si no le importase o le hubiese dado antes la orden de esperarla, algo que Clyde pudo notar como hizo suspirar relajado al pelirrojo antes de ser llamado por la secretaría al interior, tenía sus dudas, pero por el momento, solo le quedaba esperar su primer regaño en la escuela.

Las horas pasaron rápidamente y Clyde se encontraba saliendo de la escuela, Zach había intentado seguirle para conversar pero se excuso con una cita con la doctora López, le agradaba Zach, pero si no era capaz de soportarse a si mismo, menos podría soportar a un chico que de la nada cambiaba el tema de conversación y seguía teniendo un resentimiento tan activo por quienes hace unos pocos meses eran sus mejores amigos.

No había doctora López esa tarde, no tenía un panorama hasta dentro de 3 horas cuando iría a su curso de repostería avanzada, eran 3 tediosas horas antes de tener algo que hacer para luego ir a casa y decirle a sus padres que realmente había llegado tarde ese día, algo que le molestaba ya que había enfrentado a su padre la noche anterior pidiendo algo de espacio y por ende no fue despertado a la hora esa mañana, esa notificación era darle la razón y la sola idea de hacerlo le hacía hervir la sangre por lo que tenía 3 horas y una clase de repostería para lograr calmarse todo lo posible, el problema era que tener tanta libertad no ayudaba a elegir una cosa que hacer.

Era extraño, antes siempre tenía algo que hacer o algo surgía, aquellos vacíos tan grandes de tiempo eran extraños pero ahora parecía que todos sus días poseían esos huecos, más bien, llevaba un tiempo en esa situación y creía saber el por qué, su antiguo amigo, Lincoln.

La vida del chico era una aventura tras otra y siempre lo involucraba en ellas, si lo pensaba bien eso siempre le mantuvo distraído de otras cosas pero ahora la única persona que podría aportarle esa sensación de aventura era el pequeño pelirrojo de lentes quién tenía una lista de actividades realmente escasa y, si era honesto consigo mismo, habían varias que le aburrían, jugar videojuegos y evaluar objetos antiguos estaba bien, pero no era suficiente para rellenar una vida monótona con padres helicópteros encima, suspiro debido a ese pensamiento y levanto su mirada, notando a varios metros delante de él a Lincoln, Rusty y Lynn.

- Lynn, no lo hagas.

- ¿Te crees la gran cosa solo por moverte más este tiempo? Eso es un reto apestoso.

- Linc, es imposible que nos gane en una carrera con nosotros en nuestras bicicletas.

- Ay Rusty, mi joven e inocente Rusty, Lynn funciona a otro nivel.

- ¿Entonces te acobardas y aceptas la derrota?

- Yo no dije eso.

- Cobarde.

- ¡Vamos Linc! Es nuestra oportunidad de ponerla en su lugar.

- No puede, sus piernas siguen siendo fideos con dedos.

- ¡Ahg! ¡Vas a ver!

- (Emocionada) ¡Finalmente música para mis oído! ¡Gana el primer en llegar donde Flip! - Y Lynn procedió a salir corriendo a toda velocidad, dejando por un momento al dúo pensando antes de darse cuenta lo que había hecho.

- ¡Oye, eso es trampa!

- ¡Ahg, vamos Rusty!

Clyde vio toda la escena en silencio tanto como vio desaparecer al trío en la distancia.

- Se veía divertido, aunque agotador.

Un amargo sabor de boca se apodero del muchacho, pensando en caminar hacía Flip, quizás no llegaría antes que ellos pero una vez ellos volviesen a sus hogares tal vez, solo tal vez…

Clyde negó con la cabeza y termino caminando en la dirección contraría, sabía que pasase lo que pasase en ese lugar, ya no había un espació para él y escucharlo directamente de sus bocas solo le dolería más, dirigiéndose hacía fuese donde fuese que le llevase la vida en una tarde desagradablemente tranquila.

Minutos después, local de Gus

Liam se hallaba sentado mientras jugaba con sus piernas y miraba la decoración del lugar, realmente quería comer la pizza que había encargado momentos antes ya que no había podido comer su almuerzo al estar atrasado en una tarea, Zach en cambio estaba centrado en su teléfono, viendo unos foros sobre criaturas crípticas, levantando la mirada cada poco para notar la expresión inocente de Liam sin saber que contestar ante ella.

Reconocía que había tomado una postura algo radical en todo el asunto y con el pasar del tiempo (y ser ignorado por Clyde) había comenzado a replantearse aquella polarización, pues incluso Rusty le había saludado un par de veces cuando se habían encontrado en los pasillos de la secundaria y no parecía realmente molesto, y ahora recibir una invitación por parte de Liam a salir a divertirse lo había tomado por sorpresa, no habían conversado en un tiempo y lo consideraba alguien "team Lincoln", y si era el caso, deberían ser enemigos, pero incluso Lincoln había intentado saludarle en el pasado solo para recibir su indiferencia o insultos por lo bajo, el peliblanco termino por ignorarle en los pasillos y pensaba que estaba bien, pero entre más pasaba el tiempo, más había comenzado a cuestionar su pensamiento y la radicalidad de este.

- Soy feliz con mesada, una pizza es necesaria, estoy feliz como una lombriz, porque soy un Liam hambriento aquí.

Una pequeña risa se escapo de Zach luego de esa improvisada canción, si algo no era Zach definitivamente era ser un buen compositor aunque no negaba que por la forma en que lo cantaba se le estaba haciendo bastante pegajosa.

- Sabes, llevo un par de días queriendo conversar contigo, te juro que Betsy me ha traído suficientes zorros del bosque para recordarme tu peinado.

- ¿Por qué unos zorros te recuerdan a mí?

- ¿Has visto las colas de esas cosas? Son un desastre, como tu peinado.

- (Molesto) Oye.

- No lo digo yo, lo dice la madre tierra.

- Al menos me hubieras dicho si alguno es mutante o algo, bien podrían estar adiestrándolos para investigar tu casa.

- Nah, diría más bien que Betsy comienza a creerse perro de caza.

Zach no pensó demasiado en la situación desde ese punto, simplemente se dejo llevar por la conversación con Liam quién no parecía darle peso a lo ocurrido anteriormente, entre más conversaban las cosas parecían más banales y seguir un tiempo allí entre comer la pizza o jugar videojuegos, ambos chicos pasaron una tarde agradable, siendo casi hora y media hasta que finalmente estaban en la salida con un Liam preparándose para volver a su hogar.

- Me hubiera gustado ganar suficientes puntos para el llavero, mi hermanita estaría muy feliz con un regalo así.

- Te juro que en ocasiones olvido que tienes una hermanita.

- Es curioso, Rusty siempre lo olvida, pero Lincoln siempre la recuerda, dice que le recuerda a su hermana Leni por alguna razón, ya sabes, la que esta algo cucu.

- Si… entiendo… Lincoln y sus hermanas.

- Hey, ¿Por qué la cara de gato mojado? La estábamos pasando bien.

- Oye, agradezco que me invitaras y todo, pero hablar de ese tipo y Rusty sigue siendo incómodo para mí.

- ¿No has probado en dejarlo ir? Rusty y Lincoln lo hicieron y yo los veo felices.

- ¿No te incluyes?

- Lo hago, tuve una charla así con mi amigo de muchas hermanas hace tiempo, complicarnos la vida con estas cosas solo lograrían que nos amargáramos y no vale la pena, quizás ellos tienen problemas para acercarse a ti y a Clyde, pero los sigo viendo a todos como mis amigos, no negare que a unos más que otros, pero siento que está bien.

- Te envidió.

- ¿Tú crees? Si hubieras visto el desastre que hizo Virginia hace unos días, créeme que no envidiarías lo que tuve que limpiar.

- No me refiero a eso, la calma con la que tomaste todo, eso envidio.

- Pues, si quieres te puedo escuchar, aunque advierto que no soy un buen oyente.

- Lo sé, eres más de usar tus refranes o hablar de tus animales, es divertido escucharte comparar.

- Gracias por entenderlo, el otro día Clyde parecía incomodo por esa razón.

- ¿También hablaste con Clyde?

- Sep, aunque luego fue a buscar una oveja y no lo volví a ver.

El pequeño se debatió un momento aquello, pero rápidamente su cerebro decidió que era información de la que podía prescindir.

- ¿No crees que Clyde está actuando raro?

- Siempre ha sido algo, ¿Cómo decirlo? ¿Refinado? No sabría decirlo, pero seguro que tiene dañada la cesta de arriba para ser tan melodramático.

- Lo decía porque se supone que nos íbamos a juntar en el arcade el otro día, hoy me estuvo evitando, no sé que es lo que esta pasando para que actúe así conmigo.

- Debe tener sus propios problemas, a todos nos pasa, seguro que se le pasa si lo dejas pensar.

- No suena como algo muy eficiente.

- Tú querías una respuesta, yo te di una, tómalo o déjalo amigo.

- Incluso haces parecer tus respuestas como algo simple.

El pequeño comenzó a reírse de buena gana, para alguien tan paranoico como él, no se había dado cuenta de lo agradable que era la simpleza con que trataba la vida Liam, una risa que fue correspondida por el granjero quién no entendía que era lo gracioso, pero le era gracioso ver reír a Zach.

A la distancia, más concretamente cruzando la calle, Clyde veía la escena, en su caminata por el centro de la ciudad había recorrido varios de los lugares que usualmente frecuentaba en búsqueda de algo que hacer cuando vio salir a sus dos amigos de Gus, pensó en unirse, pero a la distancia ver a los dos reírse le hizo detenerse, recordando las expresiones alegres de Lincoln y Rusty hace unas horas frente a la secundaria y luego recordó la expresión de Liam durante todo su viaje a su hogar, era la de una persona que no estaba interesada, como si ni siquiera estuviese escuchando lo que hablaba, una muy distante de cómo se encontraba en ese momento junto a Zach, no podía escucharlos, pero sentía que haría mal terció si intentaba ir, por lo que se quedó quieto, observando hasta que retomaron su rumbo ignorantes de su presencia.

- Bueno, yo fui el que rechazo la invitación de Zach.

Fueron palabras dichas casi como si las hubiese masticado y tal como había sucedido a la salida de la escuela, termino avanzando en la dirección contraria en la que se fueron los chicos y nuevamente, esperar que el tiempo pasara para finalmente tener algo que hacer con su vida.

Minutos después, parque de Royal Woods

- ¡Te dije que quería una soda helada, no esta porquería! - Un adolescente de lentes y camisa blanca termino por lanzarle la lata a Chandler golpeándole en la cabeza, algo a lo que el chico no contuvo el dolor y se llevo su mano derecha a la zona impactada mientras se le escapaba un pequeño grito de dolor.

- Al menos los pulmones le funcionan mejor que la cabeza, eso es seguro. - A su lado, el chico de apariencia deportiva se rio de ver al pelirrojo en ese estado.

- Saben, al principio era genial y todo, ¿Pero no se les hace algo tedioso? Digo, creo que ya pasé la línea de es divertido a es molesto que siga arrastrándose hacia nosotros. - Dijo la chica de polera blanca con indiferencia.

- ¿Tú crees? Creo que sigue siendo gracioso.

- Nah, si Taylor ya se aburrió, creo que nosotros también.

- Tsk, bueno, ¿Y quién será el próximo idiota?

- Falta poco para que termine el año, los nerds deben estar recluidos en la biblioteca o algún lugar así, no será difícil encontrar a otro idiota solitario.

- Cierto, las finales, que pereza.

- ¿Quieres repetir de nuevo o qué?

- Nah, solo quiero los 18 e irme al ejercito o algo así, quien sabe.

Como si Chandler no estuviese allí los mayores comenzaron a retirarse, el pelirrojo quería voltearse y decirles algo pero su cuerpo no respondía a la rabia que la situación le había dado, más bien sentía que su respiración comenzaba a agitarse y que sus ojos comenzaron a humedecerse, sintiéndose bastante impotente.

Cuando llego a la secundaría tenía el recuerdo y el porte de alguien que estaba encima de la cadena por su éxito en la primaria, sus amigos volverían a rodearlo e impondría su imagen en la gente, su padre siempre le había dicho que debía de ser un orgulloso McCann, que tenía el poder para estar en la cima pero aun así dependía de él conservar ese privilegio, lastimosamente durante los primeros días termino topándose con quienes eran el reconocido grupo de los problemáticos, con riesgo de repetir año hasta ser expulsados, eran gente que la mayoría de las personas con las que pudo conversar en su inicio en esa escuela le dijeron que evitase, pero sintiendo que al ser mayores serían una buena influencia para su estatus, no se alejó.

Él tomaría la influencia de ellos como su sucesor espiritual y reinaría la secundaria tal como lo hizo durante la primaria, pero las cosas comenzaron a ir muy mal muy pronto.

No era solo el hecho de que sus primeros acercamientos este estuviese a nada de recibir una paliza, se mostró tan rudo como pudo para ganar su simpatía, eso dio una pequeña ventana a comenzar a "pedirle" favores, estos fueron escalando, dado que estaba "con los bullys" sus amigos de la primaria comenzaron a evitarlo para no acercarse a esa gente que ya comenzaba a molestar a Chandler al aprovecharse de su intento de formar parte del grupo, comenzó a engañarse a si mismo diciendo que si seguía un poco más lo aceptarían, solo tenía que soportar un poco más, el acoso, los pedidos irracionales, los golpes, todo mejoraría cuando lo aceptasen.

Lo último que había esperado es que un día tan de la nada, en una conversación cualquiera, simplemente lo desecharan como un juguete viejo a la basura, y por más que quería quejarse mientras aún se encontraban cerca, su cuerpo y su mente ya se habían adaptado a una sola clase de respuesta a las acciones de ese trio: el miedo.

Termino levantando la mano con la que había cubierto la zona donde la lata lo golpeo, notando que había un pequeño rastro de sangre en ella.

- Je, no importa, se darán cuenta que me necesitan.

Una vez calmados sus propios sentimientos procedió a limpiar la zona que había sido manchada ligeramente con su propia sangre, aun sentía la punzante sensación en la cara y posiblemente esta zona estaría inflamada en unos pocos minutos por lo que limpio su cara una última vez con la manga de su polera y se dirigió hasta su hogar.

Mientras caminaba por las calles intento dejar de lado el recuerdo de las palabras del trío, después de casi un año con ellos creía que los empezaba a entender, las bromas entre ellos eran crueles, quizás no tanto como las que hacían en su contra pero no dejaban de ser subidas de tono para lo que acostumbraba a hacer, poco a poco mientras avanzaba lograba convencerse un poco más de que todo estaba bien, esas eran las pruebas que le estaban dejando para que demostrase de lo que estaba hecho y tal como le inculco su padre, no podía dejarse derrotar, no así, no ahora, no después de tanto, era un McCann, esas eran pruebas del destino para fortalecerlo y de las que se reiría cuando volviese a estar en la cima.

No le quedaba de otra después de todo.

Para cuando llego al sector alto de Royal Woods ya había logrado calmar su interior y, aunque el costado de su cabeza estaba enrojecido por el golpe ingreso a su hogar con su sonrisa de siempre.

Era una casa grande, tenían un grupo de limpieza que venía cada dos días a hacer aseo o en ocasiones especiales, su padre cenaba la mayor parte del tiempo fuera y cuando no lo hacía encargaba algo, él tenía una mesada generosa con la que costearse sus necesidades, su padre le había enseñado a ser fuerte e independiente pero le cumplía sus caprichos, no podía quejarse de él en esa situación, le daba todo lo que quería y tenía plena libertad, pero desde que se había envuelto en esa situación, sentía esa casa especialmente vacía.

Por la hora no estarían los encargados de asear, no era una ocasión especial por lo que no habría algún servicio de cocina y era demasiado temprano para que su padre saliese del trabajo.

- No recuerdo si había hielo en la nevera, la última vez papá lo agoto todo en esa fiesta con sus compañeros.

Termino revisando la nevera y no encontró hielo como tal, habían platos congelados para calentar en caso de querer una comida rápida y en la parte superior algo de fruta y refrigerios, nada que fuese necesario ser preparado, por lo que tomo una de las comidas congeladas y la coloco sobre su rostro después de poner algo de agua para hacer hielo, en parte se sentía un idiota por no tener algo tan útil preparado y no era lo suficientemente vago para encargarle a su padre que lo repusiera, de hecho, podía imaginarlo mirándole confundido por pedirle que comprase algo como eso, no necesitaba eso, podía con lo que tenía después de todo.

Su objetivo era tirarse en su cama a descansar, no tenía muchos ánimos de hacer algo esa tarde y quería, por si su padre llegaba en la noche, que el golpe no fuese visible, o al menos que fuese lo suficientemente bajo el enrojecimiento para ocultarlo si le hablase, algo que se vio interrumpido ya que al salir de la cocina noto que la puerta de la entrada era abierta, siendo no otra persona que su padre mientras hablaba por teléfono.

- …bien, pero necesito que trates con el departamento de salubridad mañana mismo, no quiero que siga postergando el cheque, ajam, ajam, si, como sea. - La mirada del padre se fijo en el chico quien se quedo quieto, siendo observado como llevaba aquella comida congelada en el rostro. - Claro, hazlo así, no me importa si despiden a Steve.

Sin voltearse una segunda vez el adulto se interno en la casa, más concretamente a la habitación que funcionaba de despacho personal para él, cuando estaba por ingresar en el pasillo que le separaría definitivamente de la vista de su hijo, saco su teléfono de su oído por un momento.

- A mi despacho en 10 minutos.

No era tiempo suficiente para que la hinchazón desapareciese, tampoco el enrojecimiento, no podía entrar en ese lugar con la bandeja sobre la cara y mucho menos podría disimularlo, Chandler lo supo, estaba jodido, solo pensó en volver a la cocina y devolver aquel alimento a su posición para encaminarse hasta fuera del despacho de su padre, quedándose en silencio mientras escuchaba como este terminaba de hablar por teléfono momento en el que lo llamo.

- Chandler, entra.

Poniendo su expresión normal de sonrisa altanera el chico entro, mirando a los ojos a su padre quien lo observaba con una divertida sonrisa.

- ¿Cuántos fueron?

- Tres papá, hubieras visto como quedaron.

- ¡Jaja! Como corresponde, un McCann siempre triunfa, independiente de la situación.

- Por supuesto, incluso me encargue de que no digan nada, no deberían darte problemas por eso.

- Es bueno que ates los cabos, si actúas a lo idiota los problema te terminaran sepultando y cualquier campesino podría darte una lección.

- ¿Esos idiotas? No pueden con Chandler McCann.

- Me alegra escuchar eso, ¿Necesitas que llame a un doctor para que revise eso?

- Nah, puedo con todo, solo fue un descuido, servirá de lección para mí mismo.

- Bien, - Bajo su mirada hacia su teléfono, notando un mensaje. - Vine solo por unos documentos, no llegaré a dormir, pide algo o lo que sea y recuerda que aun no estás en edad de traer chicas en la noche.

- (Confundido) ¿Por qué haría eso?

- Cierto, solo tienes 12, ¿O debería preocuparme que a esa edad no sepas? Bah, seguiremos hablando otro día, vete a jugar a otra parte, estoy ocupado.

Y mientras Chandler se retiraba, escucho una última frase de su padre.

- Recuerda no ser una vergüenza para mi Chandler, hoy fue un golpe, mañana deben ser cero golpes.

- Si… papá.

El pelirrojo salió a paso normal de la habitación mientras escuchaba como su padre volvía a hablar por teléfono siendo el momento en que cerro la puerta cuando suspiro suavemente, limpiando un poco de sudor que caía por su frente presionando por error su herida, teniendo que morder su lengua para no soltar un grito de dolor, comenzando a correr para alejarse de la presencia de su padre hasta encerrarse en su cuarto, quedándose en silencio detrás de la puerta de entrada antes de sentarse en el suelo, apoyado a esta, quedándose en esa posición por al menos una hora.

No podía contárselo a su padre, no podía ser una decepción, solo quedaba poco tiempo, lo aceptarían, se acabaría el acoso, volvería a ser una persona exitosa frente a los demás, quien tiene el poder, era todo lo que le quedaba.

El sol comenzó a ocultarse y su estomago comenzó a sonar, con cautela salió de su habitación y noto que la casa estaba en su usual silencio y con las luces apagadas, revisando con cuidado que el despacho de su padre estaba cerrado con llave, su habitación estaba vacía y que su camioneta no estaba en el garaje, una vez asegurado sintió una nueva sensación melancólica, pero se abofeteo a sí mismo.

- No sirve llorar, eres un ganador McCann, eres superior, no debes llorar.

Su estomago volvió a rugir, se esforzó para volver a controlarse y, recordando las palabras de su padre, tomo su teléfono.

- Al menos hoy me daré un gusto después de un día tan asqueroso.

Sin contar la conversación con su padre.

Esa había sido una tarde relativamente usual en la vida de Chandler McCann.