Lincoln sabía que los rumores corrían rápido en la escuela, lo había visto en la primaria, había escuchado a sus hermanas mayores decirlo en preparatoria y lo había presenciado más de una vez en su tiempo en secundaria, su relación con Chandler era más la de enemigos si pudiese describirlo de alguna forma y no podía negar que había gozado en parte haberle dado ese golpe, pero no podía dejar de pensar en que en cualquier momento las repercusiones de su acción llegarían.

Chandler lo tenía en una posición excelente para hacerle la vida imposible, no era alguien con un historial especialmente bueno, ni él ni su familia, la noche de ese día apenas pudo dormir pensando que ante la confusión del primer día no había ocurrido nada, pero al día siguiente cuando se enteró de la expulsión de tres chicos de octavo por "agredir a un alumno de sexto" lo dejo visiblemente sorprendido, no le costo demasiado enterarse de quien era ese chico de sexto y quienes habían sido los de octavo, incluso hubo "testigos" de lo ocurrido, posiblemente otras victimas que encontraron una forma de hacer justicia, no lo sabía, pero todo parecía apuntar a que su acto había sido atribuido a otras personas y él saldría impune.

- Lincoln, te ves pálido, bueno, más de lo normal, ¿Estás bien?

Liam veía preocupado a su amigo, sobre todo porque este apenas había tocado su almuerzo.

- Yo… eh…

- Liam, Liam, Liam. - Rusty envolvió con su brazo derecho a Lincoln, cargándose en los hombros de este. - Se acerca la temporada final de exámenes, cualquiera estaría aterrado cuando se juega el pasar de año, ¡Es lo que nos une como estudiantes!

- Pero Lincoln tiene calificaciones mucho mejores que las tuyas.

- Bueno, sí, ¿Pero es para preocuparse no? Son los exámenes finales.

- Creo que eres la única persona aterrada en esta mesa.

- ¿A poco a ti no te preocupa?

- Pues claro, he alimentado al hámster en mi cerebro todo el año, será como ordeñar a Betsy.

- ¡¿Estudiaste?!

- ¿Sí?

- ¡Traidor!

La charla entre sus amigos le había calmado lo suficiente para no estar tan rígido ante las consecuencias de su acción, ¿En serio tenía tanta suerte de poder escaparse de las consecuencias de sus actos? Su único alivió es que solo salieron dañadas personas que no eran especialmente buenas, aun así, en su experiencia, las cosas nunca salían tan bien para él.

El almuerzo termino rápidamente y camino a su salón podía escuchar como algunas personas seguían comentando aquel jugoso cotilleo que era la expulsión de los principales bully's del lugar, cuando llego al salón quedo mirando unos momentos el puesto vacío detrás de él, no era que extrañase al pelirrojo, pero no lograba terminar de entender porque no lo había delatado, ¿Quizás se estaba preparando para chantajearlo en el futuro? Para el momento en que logro centrar su cabeza pudo notar que las clases ya habían comenzado y su maestro parecía que borraría el pizarrón en cualquier momento.

Aun así las clases se le hicieron eternas, cada tantos minutos observaba la puerta creyendo que entraría la directora a buscarle para hacerle confesar o Chandler quien le señalaría con un dedo antes de que entrasen algunos policías a por él, fuese como fuese ni siquiera se molesto en reencontrarse con sus amigos antes de salir del edificio y corrió a casa, deteniéndose en un semáforo en rojo a un par de cuadras de la secundaria un poco agitado.

- ¿Calentando para un entrenamiento extracurricular Linc? - No se había fijado que su hermana estaba a su lado, casi gritando como si se le hubiese aparecido Lucy a su lado.

- ¿Qué? No, no… no creo.

- Y eso que este sábado tienes un juego, si te haría bien reforzar tu condición estos días chico.

- No tengo cabeza para eso, ¿Y de dónde saliste?

- Te vi salir corriendo de la secundaria, pensé que podríamos tener una carrera amistosa hasta casa.

- No hoy Lynn, por favor.

La expresión divertida de Lynn comenzó a desaparecer entre más observaba a su hermano y su expresión genuinamente seria.

- ¿Todo bien Linc?

- No, no lo estoy.

- ¿No quieres contarle a tu hermana favorita?

- (Serio) ¿Vas a comenzar con eso?

- Oye, si lo soy.

- Si… claro…

Lynn se cruzó de brazos y aunque el semáforo cambio a verde esta se quedo quieta observando a su hermano el cual tampoco se movió y evitaba mirarla.

- Intento ser amable, pero no ayudas amiguito.

- No es que puedas ayudarme con esto.

- ¿Y desde cuando me tienes tanta desconfianza? No seré Lori pero algo se escucharte.

- Oye, agradezco que quieras ayudarme, pero necesito pensarlo por mi cuenta, ni siquiera se si estoy metido en un lio o no.

- ¿Ves? Podría ayudarte a ver si lo estás o no.

- ¿Podría quedar entre nosotros?

- ¿Cuándo le he dicho algo a las demás?

Lincoln miro fijamente a su hermana quien solo duro cerca de 5 segundos mirándole con confianza antes de desviar su mirada, comenzar a silbar y que algo de sudor se acumulara en su frente.

- (Estoico) Si que puedo confiar en ti hermana.

- ¡Ya habla anciano!

El peliblanco comenzó a resignarse, tenía algo de miedo de contarle a su hermana que fue quien le había roto la nariz a Chandler y había causado las expulsiones, pero también estaba el hecho de que era su hermana y su mayor miedo sería que el chisme llegase a Lola y lo usase en el futuro para extorsionarle contra sus padres, y si eso ocurría, sentía que estaría en una posición muy mala incluso con su propia familia.

Aprovechando los últimos momentos de la señal verde del semáforo Lincoln comenzó a cruzar la calle siendo seguido por su hermana.

- Por favor Linc, comienzas a preocuparme en serio, ¿Qué te ocurre?

- Es… el estudio, los exámenes están cerca y tengo miedo, no he estudiado lo mismo que en años anteriores e incluso mamá esta cayendo en las tretas de Lola para obligarme a jugar con ella.

- Ah… te entiendo completamente, hablare con esa mocosa engreída por ti Linc.

- Yo puedo resolver mis propios problemas.

- Me gusta que seas orgulloso. - Lynn le dio un golpe en el brazo, provocando que este comenzase a masajearse del dolor. - Pero acepta la ayuda, somos un equipo, ¿Recuerdas?

- Somos hermanos.

- Y eso es más que un equipo, ¡Entonces sus reglas aplican incluso más fuerte así que déjate ayudar!

- ¿Tengo opción?

- Nop, ahora una carrera hasta la casa, el último en llegar recibe un castigo.

Lynn apenas alcanzo a terminar de hablar antes de comenzar a correr, Lincoln no tenía los ánimos para seguirle el juego pero sintió que si comenzaba a mostrarse sospechoso las preguntas no pararían y no quería dar cabida a que su situación se extendiese, sentía que lo mejor sería encarar a Chandler cuando volviese a clases y zanjarlo todo por su cuenta sin que sus hermanas se metiesen.

Aquella molesta sensación sobre ellas volvió, y estaba seguro de que no meter a nadie más en sus asuntos privados sería lo mejor.

Al día siguiente, entrada de la secundaria

La lesión de Chandler si bien requería cuidado su padre le dejo en claro que solo tendría pocos días antes de volver, los exámenes estaban próximos y de por si lo que le ocurrió había sido por su propia culpa y por ello no tenía excusas para quedarse en casa, inicialmente había estado aterrado por la idea de volver ya que sentía que la ira de esos chicos de octavo le caería sin piedad apenas pusiese un pie en el establecimiento pero entre más se hacía la idea de que ellos habían sido expulsados más lograba calmarse, o al menos lo suficiente para llegar al salón temprano en un intento de evitar las masas.

Aún llevaba su nariz cubierta, sentía que sería el hazmerreir y una parte de él seguía asustado, una combinación perfecta para querer evitar a todo el mundo.

- Este lugar es muy silencioso a esta hora, es como mi casa, solo que más pobre.

Su visión se centro en el asiento delante del suyo, el peliblanco que lo había llevado a esa situación.

- Estúpido anciano, ¿Cómo se atrevió a insultarme de esa forma?

La tentación comenzó a apoderarse de él y las ganas de manchar el asiento con barro con la esperanza de jugarle una broma a su dueño eran grandes, pero un ligero pensamiento paso por su mente.

- ¿Y si con ese golpe tomo confianza y lo vuelve a hacer?

Su cuerpo comenzó a temblar involuntariamente, meses de actos similares por parte de ese trío de mayores se habían grabado en su cuerpo y aunque lo habían molestado y golpeado multitud de veces, nunca alguno de sus golpes había sido tan fuerte como el que Lincoln le había dado, ¿Y si eso se convertía en el nuevo estándar de abuso en su contra? Su mente desistió rápidamente de hacer alguna tontería y volvió a su puesto, dejando caer su cabeza sobre este de modo que no impactase su nariz.

- ¿Qué estoy haciendo?

- ¿Eh?

Aquella frase que salió de lo más profundo de su ser pudo ser escuchada por la persona que acababa de entrar al salón: Lincoln.

- L..Lincoln.

- ¿Cuál es tu juego Chandler?

- Solo le hablaba a la nada, tú… - Trago con dificultad, apenas pensaba lo que decía pero su cuerpo parecía temerle más con cada momento a la persona que tenia en frente. - También lo haces, quería ver que tal.

- ¿Te crees muy gracioso? Ya dime de una vez que tramas y salgamos de esto pronto.

- Y yo no entiendo que te está pasando.

- ¿Por qué cambiaste la historia? Yo fui quien te rompió la nariz y tres chicos de octavo son expulsados el mismo día, ¿Qué tramas?

- S..Solo vi la oportunidad, esos… esos tipos ya no me servían, eran… ¡Molestias! Eso, y vi la oportunidad, se podría decir que debo agradecerte de hecho.

- No sé porque no puedo creerte.

- Tú eres el inseguro, intento ser sincero.

- ¿Tú? ¿Sincero? ¿Cuándo?

- Justo ahora idiota.

Lincoln tuvo el impulso de acercarse, su paciencia había estado en niveles extremadamente bajos desde hace un tiempo y el pensar todos los escenarios de lo ocurrido solo había reducido su capacidad de soportar a las personas, peor cuando era una que no le agradaba por lo que empuño su mano mientras la levantaba ligeramente y dio un paso hacia la dirección de Chandler, deteniéndose antes de concretar nada, pero si fue suficiente para que el pelirrojo se sintiese amenazado y cubriese su rostro instintivamente, temiendo una nueva represalia por parte del peliblanco.

Lincoln observo la escena, observo la posición de Chandler, notando como este era incapaz de ocultar su miedo.

- (Serio) ¿De verdad no piensas hacerme nada?

- L..Lo juro, solo n..no me pegues otra vez.

- ¿Pegarte?

Miro su puño alzado, ¿Estaba enfadado? Si, ¿Iba a pegarle? Ya no estaba seguro.

- Bueno, yo… eso era todo.

Lincoln se sentó en silencio, a Chandler le costo un momento relajarse pero no se atrevió durante esa mañana a volver a encarar al peliblanco, tampoco ayudaba las miradas inquisidoras que le daban algunos de sus compañeros al ver su lastimada cara, era algo molesto y el hecho de que no frecuentase a nadie del salón solo le hacía sentir más apartado, quedándose en silencio hasta que las clases finalmente comenzaron.

No logro concentrarse, aquella molesta sensación de ser observado no se iba y le impedía prestar atención, apenas había tomado notas y no había terminado de entender lo que habían dicho los profesores, una vez llego la hora del almuerzo, Chandler como le era usual intento almorzar en un lugar donde no pudiesen aparecer los de octavo, pero su expresión se ilumino cuando se dio cuenta de algo que estaba pasando por alto.

- ¡Ahora no están para joderme!

Con un ánimo repuesto se dirigió hacia la cafetería, ya no era el más impresionante pero tampoco tenía a los bully's pisándole los talones, al menos podría tener un tiempo de calidad con sus antiguos amigos de la primaria, pero cuando llego a la cafetería varías miradas se posaron en él rápidamente, su situación era el chisme de la semana y parecía que nadie se lo dejaría olvidar.

Sus ojos buscaron caras conocidas, la gente que le había brindado una sonrisa en el pasado cuando era el rey, pero o bien parecía que ahora lo ignoraban o ya no se encontraban ahí, los pocos minutos que se encontró en aquel lugar rodeado por tanta gente comenzaron a angustiarle, cada murmullo de conversación estaba seguro que se trataba de él, todos hablaban de él, posiblemente todos se burlaban de él, se mantuvo en ese lugar unos pocos minutos hasta que tuvo que abandonar el lugar y dirigirse al baño fruto de un intenso dolor estomacal que comenzó a apoderarse de él y solo allí, en la soledad del baño, pudo comenzar a calmarse.

- No te preocupes Chandler, esto solo es un revés, solo tienes que recuperarte y luego… todo mejorara, si, eso.

Intento calmarse lo suficiente para volver a la cafetería, pero termino deteniéndose de abrir la puerta del inodoro, dudando de enfrentarse nuevamente a la realidad, titubeando de ser capaz de soportar nuevamente la mirada de cientos de personas sin siquiera notar como su mano comenzaba a temblar, intento usar su otra mano para estabilizarla pero fue inútil, aquel temblor no quería ceder y él no podía controlarlo.

No logro dar el paso hacia adelante.

No logro abrir la puerta.

No logro salir de allí.

Y con el mismo miedo que otros días volvió a sacar su almuerzo y comer allí, en silencio.

Al menos ese sería su momento de paz del día.

Las clases volvieron a comenzar y el periodo ocurrió sin mayores complicaciones, el ambiente en general se dividía en las pocas actividades que quedaban del año académico y los exámenes entrantes, la gran mayoría lo sabía y en la escuela solo quedaban aquellos que querían aprovechar hasta el final de las actividades extracurriculares o aquellos que no querían llegar a casa ni tenían nada mejor que hacer, caso en el que se encontraba Clyde.

Sus calificaciones en general eran elevadas y aunque reprobase todos los exámenes igualmente pasaría de grado con una calificación decente, no era la idea pero su psicóloga le había recomendado calmarse un poco de su rutina desde que le había comentado lo monótona que la sentía y pese a que lo había intentado sus esfuerzos generalmente terminaban siendo infructíferos, por lo que aprovechando tiempo que seguiría abierta estudiar en alguna parte era una buena excusa para no llegar con sus padres tan pronto por lo que comenzó a divagar por los pasillos entre los pocos estudiantes que aun seguían revisando sus casilleros o tenían alguna conversación de pasillo.

De reojo había visto a Lincoln salir del edificio en compañía de Liam, en ocasiones lo había visto con Rusty, incluso en raras ocasiones lo había visto alejarse con Stella o Zach, si el grupo se había desintegrado, ¿Cómo era que parecía aún conversar con todos menos con él? Esa era su mayor molestia y por la cual aún no se animaba a irse, había visto a sus "amigos" juntos por Royal Woods varias veces, incluso a Rusty y Zach que la última vez que estuvieron juntos parecía que podrían lanzarse a golpearse los había encontrado dialogando fuera de la escuela, no podía evitar sentirse distanciado de todos, como si Lincoln lo hubiese apartado no solo de su vida, sino que su lugar en el mundo en el momento que la amistad se acabó.

Una vez había leído que una persona no muere realmente cuando su cuerpo deja de moverse, sino cuando es olvidado, en una cruel broma, sentía que estaba muriendo lentamente de ser el caso.

- No quiero ir a casa.

Dejo caer su cabeza sobre un casillero cercano, el pequeño ruido del golpe metálico causo un pequeño eco en el pasillo casi deshabitado pero no el suficiente para llamar la atención de los pocos que estaban allí, cada uno metido en su propia realidad muy lejos de la situación de Clyde, al final ni para estudiar tenía ánimos así que dando un fuerte suspiro decidió irse a casa, si tenía otra incomoda charla con sus padres era lo de menos, quizás allí hubiese algo que le permitiese que la tarde pasase rápido, era mejor que seguir allí sin hacer nada.

- Cambiar la rutina.

Pensaba en la sesión con la doctora López, ciertamente su rutina era enfermizamente monótona y no podía dejar de pensar en a que loca aventura podría llevarle Lincoln esa tarde si aún se hablasen y en un arranque de "locura" termino tomando una calle diferente para llegar a su casa.

En el fondo de su corazón, esperaba que seguir el consejo de la doctora y ese claro "rompimiento" de rutina le sacase de el hoyo en el que consideraba que estaba.

- Es solo una tonta calle, recuerdo cuando Lincoln fue perseguido por el mapache como a tres casas de aquí.

Ante sus propias palabras suspiro, intentar engañarse tampoco estaba sirviendo y prácticamente en toda Royal Woods tenía aventuras que le recordaban al peliblanco, algo que ya no sabía si le enfurecía o le entristecía.

Así camino un rato hasta que comenzó a acercarse a una tienda, lugar en el que vio de reojo a dos adolescente detrás de un basurero, bastante enojados para el propio gusto de Clyde, moviéndose como si estuviesen pateando algo en el piso.

- No debería meterme, si me involucro podrían hacerme algo.

El moreno observo la escena un rato más, debatiéndose si interrumpir o no, no tenia buen físico, no sabía pelear, gritar algo sería sentencia de muerte segura y además estaba seguro que pudo encontrar una tercera silueta en el tiempo que debatió su propia acción, pero cuando finalmente se había decidido por llamar a la policía pudo notar que los adolescentes se alejaron de ese lugar provocando que Clyde se ocultase rápidamente en la tienda en un intento desesperado de fingir que no había visto nada, y para su suerte funciono.

- Esos tipos, estoy seguro de que los he visto antes, dos chicos, una chica, expresiones molestas, ropa negra, altos… ¿De qué me suenan?

Intento hacer memoria y compro una soda para no incomodar al dependiente, al salir miro en la dirección por donde se habían alejado notando que ya estaban lo suficientemente lejos para notarlo, suspirando aliviado de forma inconsciente.

- Mis padres siempre me habían dicho que Royal Woods era un lugar tranquilo, creo que finalmente encontré algo con lo que decirle que se equivocó jeje.

Reír para fingir que todo estaba bien, algo que Lincoln le había enseñado en el pasado, una forma de sobrellevar el estrés tanto como hablarle a la nada, era algo molesto pero la sombra del peliblanco parecía seguir acechándolo, aunque no pudo pensar demasiado en eso cuando escucho un golpe cerca, como si un montón de basura hubiese caído al suelo, volteándose para notar que donde habían estado los adolescentes sobresalía un pie con una zapatilla roja.

- ¿Debería? Si vuelven esos tipos me podrían destrozar si intervengo.

El nerviosismo parecía que estaba ganando terreno, pero cerro sus ojos y exhalo, tomando la suficiente valentía para indagar y notar que, en aquel punto casi ciego, entre un montón de basura, se encontraba una persona pelirroja a la que se podía notar a simple vista había recibido la peor paliza de su vida.

Entre los varios moretones y algo de sangre que escapaba por la nariz y boca del chico Clyde sintió nauseas y casi vomito, aguantando tanto el pavor como el asco al tapar su boca con su mano libre mientras dejaba caer al piso la lata de soda que sostenía con la otra.

- A… yu… da…

La escena le parecía surreal, realmente lo habían golpeado cuanto habían querido y dejado allí tirado a su suerte, en el peor de los casos pensaba que podría tener varias fracturas por la tonalidad de su piel en varias zonas, alcanzo a notar que dos dientes habían sido arrancados de su boca y su nariz tenía una tonalidad turbia, apenas pudo reconocer que no se trataba de otro que su antiguo bully: Chandler.

- N..No te… te muevas, yo, yo, yo, yo… eh… ¡A..Ambulancia! ¡Llamaré una!

- Me… du… e… le… to… do… - Lágrimas escurrían por sus mejillas, rodeando sus abultadas y moradas mejillas.

Aquella brutalidad era algo que Clyde nunca antes había presenciado, el solo mirar la situación en la que el pelirrojo se encontraba era suficiente para marearlo y mientras sonaba el tono de marcar su estomago no pudo soportarlo más, vomitando.

Una ambulancia llego al poco tiempo, y para esa tarde aquello ya había escalado de un simple caso de bullying escolar siendo abordado por el noticiero local.

Lincoln miraba el televisor con una expresión pálida, Chandler había sido reingresado al hospital en un estado deplorable y los culpables no tardaron en ser encontrados, observaba en silencio mientras la reportera comentaba las posibles repercusiones sobre una correccional para ellos mientras se aferraba con fuerza al sofá ignorando los comentarios de miedo y molestia de su familia por los actos ocurridos.

Las palabras eran dirigidas a esos adolescentes, pero sentía como si todo aquello fuese hacia él.

Sentía como había arruinado la vida de cuatro personas por un simple acto de furia descontrolada.

Pero a la vez estaba seguro de algo, hablar ya no era una opción.

Extrañamente pese a estar rodeado de su familia, se sentía extrañamente apartado.