Clyde sabía bien lo sobreprotectores que podían ser sus padres con él, algunas medidas le parecían algo exageradas y en otras fue el mismo Lincoln quién le hacía entender que eran acciones casi irrazonables sobre su cuidado, incluso en aquellos tiempos donde comenzaba a fastidiarle de sobremanera sentía que podía contar con ellos en cualquier momento, fue por eso que ver aquella nota sobre la mesa de la cocina le había sorprendido.

Los teléfonos siempre fueron una buena medida para saber de él y viceversa, muchas veces habían compartido sus horarios con él de modo que pudiesen ser rastreados en caso de que les necesitasen, pero algo tan "frío" como una nota mencionando que tenían una sesión con la doctora López ellos dos solos era… extrañamente escalofriante.

Generalmente cuando iban con ella le llevaban o coordinaban sus visitas para horarios similares, o al menos uno de los dos le acompañaba para hacer que el trayecto fuese una conversación por más trivial que fuese sobre el resultado de aquella consulta, incluso con su padre pelirrojo, si fuese una sesión de emergencia por algo ocurrido le habrían notificado y tampoco había indicios de nuevas cosas en su hogar aparte de las discusiones ocasionales, mirando esa hoja sin palabras afectivas o señales de cariño no era algo que le agradase, tampoco quería darle demasiadas vueltas a ello, era solo un pedazo de papel con un mensaje corto y preciso, solo eso, nada más, aún así, fue por un vaso de agua.

Había llegado más tarde de lo que esperaba, la conversación con Chandler se había extendido mucho y al final termino ayudándole activamente a estudiar en todo lo que pudo, estaba cerca del toque de queda para llegar y por eso esperaba que incluso la cena estuviese lista ya que al menos sabia que su padre Harold tenía la tarde libre y no se molestaría en preparar la comida a la espera de los demás, aunque nuevamente esa nota resonaba en su cabeza y sabía que no sería el caso.

Caminando a paso lento se sentó frente al sofá, no sabía si ver la televisión o empezar algún videojuego por lo que simplemente se quedo sentado allí viendo su reflejo en la pantalla apagada, mirándose algo incomodo en aquel vago reflejo que ofrecía el electrodoméstico el cual le hizo ajustarse un poco el cuello de su camisa al sentirse algo sofocado, observando como las mangas de su suéter favorito parecían quedarle algo cortas.

Su mirada termino centrándose en ella, no sentía apretada aquella ropa pero ese suéter le había acompañado los últimos años, había sido un compañero fiel por mucho tiempo y ver ese pequeño desfase le hizo pensar que probablemente no pasaría mucho tiempo más con él ya que tendría que pedir comprar otro o quizás el mismo con una talla mayor, en cualquier caso no sería lo mismo, no era el que le había acompañado todo ese tiempo, sería otra cosa solo para reemplazar lo viejo y aquello no le agradaba, no quería, un reemplazo no sería como el original que tanto tiempo le acompaño, quizás… solo quizás… podría intentarlo un poco más con él, después de todo no le apretaba, lograba cubrirlo lo suficiente, todavía servía… todavía estaba para él.

Pensando en eso recibió un mensaje en su teléfono y esperando que fuese uno de sus padres para quitarse aquella fría sensación de la nota, pero para su decepción no era otro que su "compañero de pesares" de esa tarde.

- Mañana ve a las 10:00, tengo algunos problemas con química y sé que no tienes nada mejor que hacer así que enséñame, y trae más galletas. - Clyde leyó eso con frustración, tenía tiempo libre para ello, pero que se lo recordaran así era algo molesto. - Ni siquiera me voy a molestar en responderle, una tarde conversando y cree que puede darme órdenes.

Aventó su teléfono contra el sofá para cambiar su mirada hacía el techo, había sido un buen desahogo de sus frustraciones con aquel irritante sujeto, eso era algo que no podía negar y al final terminaron intercambiando números, incluso si él mismo se había ofrecido a ayudarlo sería solo cuando quisiera y tuviese tiempo, aún con su agenda disponible volverse el tutor de alguien cuyo estado de animo es tan variable no terminaba de ser un buen panorama y no le interesaba.

- Mi tiempo libre es para que descanse, temas de estudio es para cuando vuelva a la escuela, hoy solo aproveche que estaba allí para hacer una buena acción, eso es todo.

Miro nuevamente su teléfono, luego al reloj de la pared, no sabía a que hora regresarían sus padres así que pensó en hacer la cena para luego encerrarse en su habitación antes de discutir con alguien más, pero cuando ya estaba terminando de preparar la comida pensó en que bien podría acompañarla con algún postre dulce y las galletas no le parecieron una mala elección… y quizás preparar algunas demás tampoco lo era.

Al día siguiente

Clyde todavía no se acostumbraba a ver al pelirrojo que gustaba de molestarlo de vez en cuando así, o tan cerca, o tan concentrado en sus estudios, eran panoramas nuevos pero si algo le sorprendía era la velocidad con la que devoro las galletas que había llevado ese día por lo que en un momento de descanso este termino dando un paso hacía atrás para alejarse de Chandler antes de fingir toser y así llamar la atención del pelirrojo.

- ¿No crees que devoras mucho mis galletas? Ni siquiera pude comer esta vez.

- Son buenas, saben a casa, supongo.

- ¿A casa?

Chandler se dio cuenta de su error en ese momento, aún estaba concentrado en lo que estudiaba y contesto por reflejo, mirando ahora avergonzado al moreno quien no lograba entender que acababa de pasar.

- No es nada que te importe.

- ¿No querrás decir que sabe hogareño?

- Ya olvídalo idiota, solo respondí lo primero que se me vino a la cabeza, ¡N..Ni siquiera es algo cierto!

- Yo no dije más.

- ¡Cállate!

- ¿No puedes comer en casa?

- ¿Ah? Claro que puedo idiota, papá gana mucho, posiblemente más que tus dos padres juntos, está más que claro que tengo suficiente comida.

- Oye, tranquilo, no te alteres.

- Las preguntas tontas me molestan, los tontos también.

- Con razón estás de mal humor todo el día, incluso cuando estás solo.

- ¿A qué te refieres imbécil?

- ¿Por qué estás tan a la defensiva? Solo te pregunte porque parece que te gustan mis galletas.

- Son deliciosas, ¿Estás contento?

- Es una buena respuesta dicha de la peor manera posible.

- Quédate con eso entonces y no preguntes estupideces.

Nuevamente Clyde se cuestiono que hacía allí, ya no sentía lastima por el chico por lo que dejarlo a su suerte con sus estudios e irse solo le garantizaría tiempo libre y agradable para él sin insultos ni molestias, no le agradaban los insultos, sentía que no había necesidad de emplearlos en una conversación agradable o amena, o siquiera para pedir favores, Chandler era extremadamente vulgar en ese aspecto y no le agradaba en lo absoluto por lo que simplemente se alejo un puesto y tomo uno de los libros que había sacado para leer cuando el pelirrojo estuviese concentrado, no iba a conseguir nada molestándose más de lo necesario o replicando aquellas quejas, todo lo que le quedaba era la idea de que pasase el día rápido o encontrase otra cosa que hacer, más su lectura solo duro otros cinco minutos antes de ser nuevamente interrumpido esta vez por un Chandler más serio quien ya se encontraba inmerso en sus estudios una vez más.

El chico no era idiota, pero tampoco era un genio, era extremadamente promedio en los resultados de sus estudios y era incluso hasta un poco molesto, si en su tiempo intento hacer que Rusty o Liam quienes no eran lo más "listos" intentasen seguirle el ritmo esto era un desafío mucho más sencillo, pero cuando eso acababa y volvía el Chandler normal solo tenía ganas de darle una patada o marcharse. Y así el ciclo continuó un par de horas más hasta que el pelirrojo desistió de seguir estudiando.

- Me largo, siento que me va a reventar el cerebro.

- Felicidades, estudiaste hasta casi explotar, eres un empollón más.

- ¿Quieres que te golpee con mi muleta nerd?

- Si es que me alcanzas, tal vez.

- Infeliz.

- Si.

Ambos se quedaron mirando por un momento, como si estuviesen esperando otro insulto proveniente del otro, pero para la sorpresa mutua parecía no haber nada que se fuesen a decir el uno al otro.

- Entonces…

- Supongo que iré a casa.

- Si, yo también.

- Ok.

- Ok.

Casi como si de la nada todo hubiese acabado ambos se marcharon, ni siquiera se despidieron al salir, simplemente ambos se fueron cada uno a su destino, Chandler al taxi frente a la biblioteca y Clyde a su hogar caminando.

Pero al día siguiente ambos estaban nuevamente en ese lugar, y Clyde había traído no solo galletas, sino que también algunos pastelillos.

Aquel ciclo se repitió un par de días, las diez de la mañana se volvió la hora de sus reuniones sin que Chandler tuviese que seguir insistiendo al cabo del quinto día y Clyde cada día traía más dulces, pues desde que se había apartado de sus amistades jugar videojuegos solo no era tan divertido y cocinar era una actividad que le ayudaba a distraerse, además de que era agradable escuchar que algo hecho por él era agradable más considerando que sus padres habían comenzado a mostrar algo de distancia, no la suficiente para asustarse, pero si para notarla, y entre ellas las ofertas de consumir sus dulces y recibir aquellas agradables palabras de "sabe bien".

El día de los exámenes de Chandler, Clyde igualmente fue a la biblioteca, ya era casi una costumbre para él aun cuando el día anterior el pelirrojo le había comentado que había llegado la fecha y que finalmente podría alejarse de aquel aburrido lugar.

Clyde reconocía que no era el lugar más agradable, la poca gente que también iba ya eran sus conocidos pero todos preferían más sus lecturas que conversar con él por lo que en ese momento se sentó en el puesto que usualmente usaba para darle tutoría al pelirrojo mientras leía una historia de ficción, no era la gran cosa pero tendría que matar el tiempo de alguna forma y no lograba concentrarse en ese libro, levantando la mirada un par de veces para encontrarse con ese puesto vació, un lugar donde había alguien extremadamente irritante, pero que al mismo tiempo había roto la monotonía que llevaba ese último tiempo.

- Sigh, esto no está funcionando.

Aburrido cerro el libro y lo devolvió a su lugar, caminando hacía la salida.

Simplemente no estaba funcionando, aquella distracción diseñada para que los días se pasasen más rápido en ese preciso momento se estaba sintiendo el doble de lento que lo usual, quedándose parado en la entrada de la biblioteca para mirar hacía el horizonte, pensando en que podría hacer con su existencia aquella aburrida mañana de vacaciones, o por lo menos lo fue hasta que recibió un mensaje a su teléfono.

- ¿Chandler? - Y lo leyó. - ¿Quieres un helado? Esta vez sí invito de verdad.

Clyde observo aquel mensaje algo confundido al principio, pero no tardo en recordar aquel momento unos meses atrás donde se encontró al pelirrojo en un casillero de la secundaria, algo que recordaba por lo "exótico" del suceso, más estaba sorprendido de que el mismo Chandler se acordarse, respondiendo algo confundido que sí.

Al llegar al lugar pactado pudo observar que el pelirrojo ya se encontraba comiendo un helado, mirando de forma casual al moreno.

- Hola.

- Hola.

- Pues… pide el que quieras, supongo, considéralo un pago por las tutorías, este chico no quiere deberle nada a nadie, menos a un nerd, eso dejaría muy dañada mi imagen.

- Creo que por como quedo tu cara la imagen ya esta dañada y de forma permanente.

- ¿Te crees muy gracioso idiota?

- Mientras pueda seguir corriendo más rápido que tú, sí.

- Imbécil, aprovechándote de un discapacitado.

- Tampoco es que te quede demasiado con esa cosa, eran como 3 semanas, ¿No?

- Si, pero ya estoy harto de ella, caminar es un asco y se me comienzan a acabar los videojuegos.

- ¿Probaste la plataforma que te dije?

- Tengo suficiente con esa consola que te dije, tener juegos para mi computadora creo que es un paso que no pienso dar.

- No serás más nerd por tener uno que otro juego en tu computadora, hay algunos bastante divertidos.

- Prefiero seguir disparándole a gente en el cod, gracias.

- Créeme, los juegos de plataformas también son divertidos.

- Suena a nerd con letras mayúsculas, no gracias, ¿Y por qué no intentas jugar cod? Podría agradarte dispararle a la gente.

- ¿Para que luego me molestes con bromas de que le hablare a alguien que me cae bien para que se vaya del salón? Hay estudios muy serios sobre los comportamientos belicistas sobre gente de nuestra edad.

- Solo oigo ñiñiñi me da miedo matar gente por internet porque apesto en ello ñiñiñi.

Clyde debía admitirlo, Chandler tenía un talento excepcional para molestar a la gente.

- Si te destruyo en tu jueguito de disparos, ¿Qué gano?

Y la mirada del pelirrojo se endureció en ese momento.

- ¿Tú? ¿Ganarme? Hoy cenaré lágrimas de nerd.

Clyde ni siquiera noto en el momento que ambos se dirigían a su hogar.

Desde ese día ambos comenzaron a conversar más fluidamente, no había obligaciones escolares entre medio ni tampoco tenían otras personas con las que hablar por lo que la comunicación se comenzó a volverse más constante, en un principio solo era por cosas particulares como retarse en alguna partida pero con el paso de los días habían comenzado a hablar de cosas más banales.

Chandler no era especial fan de los arcades, pero termino acompañando a Clyde algunas veces.

Clyde no era especial fan de la lucha profesional, pero termino acompañando a Chandler algunas veces.

Para el moreno en algún punto se volvió normal convivir con el pelirrojo, seguía desagradándole la cantidad de insultos que este usaba para hablar pero comenzó a tolerarlo, además era agradable que alguien llegase a su casa y no mirase todo como si fuese una realidad tan ajena por las cosas ni le pidiese todo lo que tenía además de aceptar gustoso varios de sus inventos culinarios, algo que sus padres ya habían casi desistido por completo de hacerlo, incluso en ocasiones pudo notar que dormían en camas separadas pero en la mañana quien usase el cuarto de huéspedes volvía a la habitación y fingía salir de allí como si hubiera pasado la noche en ese lugar, el trato entre ellos y él seguía donde estaba, pero Clyde sentía que lo mejor era no hacer nada, pues no quería estropearlo y ya tenía algo que hacer con sus largos y tediosos días de vacaciones por lo que todos ganaban, ¿No?

Chandler por su parte siempre mantuvo su deseo de pasar el menor tiempo posible en su hogar, las veces que veía llegar a su padre el trato no difería demasiado de como había sido desde que recordaba, pero muchas veces aquella simple pregunta de como iba todo en ocasiones no era realizada, además de no verle a los ojos o evitar ver su pie el tiempo que le quedaba de usar aquel yeso, en retrospectiva no había cambiado mucho como era su vida, pero si sentía a su padre más lejos que nunca, algo que ayudaba a olvidar al perder el tiempo con aquel nerd.

Rebajarse a dialogar con alguien como él nunca estuvo en sus planes, pero era eso o divagar sin nada que hacer por el pueblo y arriesgarse a que le viesen en aquel lamentable estado solo, además, la comida fresca era definitivamente mejor que aquella congelada que usualmente le esperaba en casa, el único problema era que el chico parecía mirarle como un cachorro esperando la aprobación de su dueño cada vez que le daba algo nuevo y el sabor no era malo, siendo para él un día vergonzoso cuando tuvo que comprar una talla superior de ropa, pero cuando su pierna sanase todo iba a volver a la normalidad, ¿No?

Con ello el tiempo paso, y el séptimo grado se acerco considerablemente para los chicos de aquel pueblo al norte de Michigan.

Cierta mañana, frente a la secundaria de Royal Woods

Liam no era alguien que disfrutase la escuela, había algunas cosas como conversar de cualquier cosa con sus conocidos o algunos deportes que le agradaban, pero la idea de estar sentado frente a una persona que le explicaba cosas que no usaría en su vida era más de lo que su cerebro quería procesar.

Lo único que podía decir que le tenía de buen humor había sido la larga charla que había tenido con Rusty el día anterior y los planes que tenían para "celebrar" el reinicio de clases, o más bien, era una excusa para juntarse con los chicos a pasar el rato, pues Lincoln había comentado que ahora tenía algo más de libertad, Zach no tenía ningún proyecto con sus padres y Rusty tendría libre esa semana de su trabajo de medio tiempo en la tienda de su padre, incluso parecía que Stella podría juntarse con ellos, si lo pensaba bien, era casi como si el grupo pareciese estar reparándose a como era antaño, lenta pero consistentemente y eso era algo que le agradaba, y mientras caminaba con determinación hacía la escuela noto a cierto moreno caminar por la vereda opuesta.

- Cierto, Clyde, Rusty no comento nada de él, quizás después de tanto tiempo ya no quede rencor entre él y Lincoln.

La idea de que las asperezas se hubiesen pulido desde la última vez que todos se reunieron era el suficiente motor para que el granjero se animase a cruzar la calle y hablarle a Clyde, era cierto que había pasado una considerable cantidad de tiempo desde que habían cruzado palabra alguna pero no recordaba que se hubiesen dicho o hecho algo para separarse, simplemente había sido el tiempo quien había hecho que no dialogasen, de hecho no recordaba exactamente la última vez que había hablado con este, diría que lo había reconocido más por aquel icónico suéter amarillo con azul el cual se negaba a reemplazar, pero eso no detuvo el buen animo del chico quien acelero lo suficiente para alcanzar rápidamente Clyde.

- ¡Hey! ¡Clyde!

Extrañado el moreno se volteó, encontrándose con el chico de cabello naranja a pocos pasos de él y cubriéndose casi por reacción al pensar que se iban a estrellar, solo para que este se detuviese a unos pocos centímetros suyo y le pusiese su mano sobre el hombro.

- Viejo, tanto tiempo, ¿Cómo te trata la vida?

- ¿Liam? Hola. - Clyde sonaba ligeramente nervioso, además no parecía entender por que se estaba siquiera llevando a cabo esa conversación.

A primera vista Clyde pudo notar que el chico, otrora de su mismo tamaño y complexión, parecía haber crecido un poco más que él en ese tiempo.

- Suenas tenso, ¿Es por el primer día de clases? - Liam sonaba completamente alegre, algo que solo lograba confundir más a Clyde.

- Si, tal vez. - Y este sonaba cada vez más confuso y retraído, como si le hubiese asaltado un completo desconocido.

- Hey, no te preocupes, tienes un buen animal ahí arriba. - Dijo mientras se señalaba la cabeza. - Es solo que lo sigas alimentando bien con todos esos libros que te tragas, ¿Y que hiciste durante las vacaciones? Yo trabaje con ma' y pa', ¡Ah! También fuimos a Washington, fue algo bastante extraño, resulta que…

- Eh… Liam, ¿Qué quieres?

- ¿Eh? ¿Querer? ¿De qué hablas?

Clyde apretó con más fuerza la correa de su mochila, sintiéndose presionado por el chico con el cual no sabía bien como conversar.

- Se más directo por favor, si necesitas algo solo dilo.

- Eh… yo solo quería conversar, hace tiempo… que no lo hacemos.

- Exacto, es… extraño.

- Bueno, no lo es, digo… somos… amigos…

- ¿Lo somos?

Liam al escuchar aquello se sorprendió, dando un paso atrás.

No era la respuesta que esperaba escuchar al saludar a un camarada después de tanto tiempo.

- Pues… ¿Creo?

- ¿Crees? - Clyde solo cerro un poco sus hombros y desvió la mirada. - Nos vemos Liam.

El granjero solo se quedo observando confundido, notando como Clyde aceleró para alejarse de su lado lo más rápido que pudo.

- ¿Entonces no somos amigos?

Aquello era un concepto que no se había molestado en pensar en mucho tiempo, desde aquellos sucesos que separaron al grupo y "prefirió" a Lincoln que no se lo había debatido, ni siquiera pensaba en ello a ese punto, era cierto que no compartía lo suficiente con Clyde ni siquiera en ese tiempo para declararse grandes amigos, pero que le dijese de forma tan directa que todo acabo seguía siendo algo extraño para él, pero la segunda sorpresa que se llevo fue cuando vio que, a la distancia, el mismo Clyde que lo rechazo tan vehementemente se saludaba de buena manera con un robusto chico pelirrojo que no logro reconocer.

- Supongo que no nos reuniremos todos otra vez.

Y simplemente retomo su rumbo, como si nada hubiese pasado.