Capítulo IV
Se limpió un poco el sudor que brotaba de sus manos. El se veía tan pacífico tomando de su copa, sin tener idea de nada. ¿Por qué entonces el camino del sanitario a la mesa del restaurante parecía estar en un bucle de tiempo? Cada paso se sentía tan pesado y tan largo, era como caminar en un pantano, aunque el piso se sintiera firme. Hizo una aspiración profunda y se acomodó el vestido. Era solo una cena de negocios, en esta realidad, ellos no tenían una historia, por lo que debería ser algo fácil. Por fin llegó a la mesa y se acomodó en la silla donde estaba sentada antes. Él le sonrió y le sirvió vino en su copa.
-¡Gracias!- contestó mientras se acomodaba un mechón de cabello detrás de la oreja.
-Ordene algo mientras venías. Espero no te moleste- JanDi hizo un ademán con la mano para indicar que no era importante
-¡Esta bien! Tu siempre has tenido buenos gustos- Volteó las ojos y dijo algo ininteligible entre dientes. Apenas iniciaban una conversación y ya estaba metiendo la pata. Sonrió de nuevo mientras bebía de su copa, él la miraba con el ceño ligeramente fruncido.
- Veo que te gusta la música clásica… ¿Te gustó el evento? JunPyo me dijo que estuviste allí- De pronto empezó a mover la pierna de forma incontrolable. ¡Contrólate JanDi! ¿Qué demonios te pasa?
-Ahhh este… si, estuvo muy lindo-
-La verdad, estaba muy nervioso. Los Artistas que se presentaron, forman parte del grupo que será becado, y temía por la aceptación del público, pero es un alivio que todos hayan quedado encantados, recibiremos muchas donaciones- Escucharlo hablar con alegría y entusiasmo le daba calidez a su alma. Tenía mucho tiempo de no verlo feliz con algo que le entusiasmara. En los últimos años, cada vez que llegaba a casa, su rostro denotaba cansancio y angustia. Casi no conversaban porque cuando lo hacían o lo intentaban hacer, siempre terminaban discutiendo. Ser Médico era muy demandante, al principio se veía contento, pero después al tener que aumentar sus jornadas laborales, el trabajo se le hizo pesado y agotador. Ya solo trabajaba para pagar deudas y sobrevivir, lo que ocasionaba que olvidara su matrimonio, por lo que muchas veces podía pasar un día entero ignorándola. Así que verlo lleno de alegría y de ilusiones, era realmente reconfortante.
- Es… grandioso- le respondió sinceramente. Carraspeó para aclararse la garganta. – La… melodía que tocaste, fue muy bella- dijo refiriéndose a su actuación final en el evento. Él sonrió todavía más. JanDi había olvidado lo hermosa que era su sonrisa, después de no verla en mucho tiempo. Un pequeño latido golpeó su pecho y se le escapó una sonrisa de sus propios labios.
-¡Gracias! Es una canción que compuse hace muchos años para un persona especial, pero anoche, fue dedicada a mi novia- La sonrisa se le borró del rostro. ¿Su novia? ¿Le dedicó una canción a su novia? El nunca hizo nada especial por ella. Aunque sea un garabato en un papel le hubiera gustado.
-¡Ah, vaya! ¡Qué afortunada! – dijo ácidamente mientras bebía de un solo trago todo el líquido de su copa y se servía de nuevo. En ese momento llegaron los meseros con los alimentos que había ordenado JiHoo. JanDi estaba maravillada con el gusto refinado y exquisito de JiHoo. Los cortes de ternera y la sopa de cangrejo eran un manjar. JunPyo era más sofisticado en ese aspecto, pero esto era lo que cualquiera quisiera comer en un nivel más elevado.
-¿Quieres comer mientras hablamos del motivo por el que quisiste encontrarte conmigo?- Le preguntó él. JanDi había comido antes algo sencillo, pero aún tenía espacio para ese banquete. Se saboreó sin pensarlo pasando su lengua por el labio inferior. Sin mirarlo asintió con entusiasmo, lo que produjo una amplia sonrisa en el rostro de su antiguo esposo. Probó un poco de carne y cerró los ojos sintiendo el jugo de la carne que hizo explotar sus papilas gustativas. Le produjo una satisfacción y un placer el sabor de la carne en su boca y en su paladar, que gimió un poco mientras la iba triturando con lentitud.
- Es un placer ver que disfrutas del platillo que ordené para ti- su voz la hizo reaccionar saliendo de su momento de autocomplacencia. Se enderezó en el asiento, y sus mejillas se tiñeron de rojo al verlo sonriéndole y con una ceja levantada. Tragó con dificultad y se limpió con la servilleta apenada.
- Si… eh… realmente fue una buena elección- El volvió a sonreír y luego negó con la cabeza.
- Creo que no necesitas hacer tantas dietas, no es saludable que te abstengas tanto- dijo cortando un pedazo de carne y engulléndolo con delicadeza, muy diferente de lo que acababa de hacer ella. Sonrió comprobando que a pesar de estar en otra realidad, él seguía preocupándose por ella. Le causó nostalgia ver su cabello desaliñado, antes pulcramente peinado para la presentación en el evento de beneficencia, pues su rebelde flequillo, había caído sobre su frente cubriendo parte de su ojo derecho, una característica de él que siempre le provocaba tocarlo y hacerlo a un lado. Recordó una escena en particular.
-¿Estas cansada?- le preguntaba él con agitación mientras apoyaba sus brazos a ambos lados de su cuerpo. Ella se mordía los labios al verlo sobre ella con el dorso desnudo y la piel perlada por el reciente momento apasionado que acababan de tener.
-¿Tú que crees?- dijo ella volviendo a encenderse al ver su cabello húmedo cayendo sobre su frente. Levantó su mano y movió el flequillo para poder ver mejor sus ojos. Un calor invadió su cuerpo al darse cuenta de la mirada ardiente y seductora con que la estaba observando. Le tomó el rostro y volvió a besarlo. Ambos rieron al separarse para tomar aire.
-No puedo saciarme de usted Señor Yoon- le decía ella con la voz cargada de sensualidad.
-Y yo no puedo dejar de desearla-
Volvieron a besarse intensificando las caricias, cediendo de nuevo al deseo que los envolvía sin nadie más que la noche como testigo…
Parpadeó varias veces para sacudir ese recuerdo. De pronto sentía que el aire acondicionado no estaba funcionando. ¡Ese restaurante necesitaba darle mantenimiento a su sistema de enfriamiento! Pensó para sí misma, mientras tomaba una servilleta para secar las gotas de sudor que habían brotado de su frente. Sin que ella pudiera evitarlo, la temperatura de su cuerpo, en lugar de bajar, aumentaba, sobre todo al ver la forma en que masticaba la carne de forma tan delicada que debería ser prohibido mirar, se encontró embobada viéndolo. Al principio de su matrimonio, le gustaba mucho verlo comer, después ya no coincidían en las comidas, él lo hacía en el hospital, y ella cocinaba sólo para los niños. A veces lograban cenar juntos, sin embargo, siempre comían algo rápido debido a que los niños tenían un serio problema de sueño, por lo que les costaba mucho hacerlos dormir. Así que cenaba uno primero, y luego el otro, para ayudarse en la tarea. Por lo que comer en un restaurante como ese, ya no era habitual. Cayó en la cuenta de que nunca se dieron el tiempo de salir solos a una cena para dos. Suspiró pensando que algo así, tal vez habría ayudado mucho a su relación de pareja. Él hizo una media sonrisa y luego volvió a mirarla, ella desvió sus ojos pues había sido pillada mirándolo. Se metió otro bocado rápidamente para disimular. Y él volvió a hablar.
-¿Estas bien? ¿Quieres salir a tomar un poco de aire?- le dijo al ver como se secaba el sudor y se soplaba con la misma servilleta
-¡Oh no! Es… el vino- dijo y se tomó nuevamente su copa hasta terminarla. Ella ofreció su copa para llenarla de nuevo y él dudo un poco, sin embargo, volvió a servirle.
Decidió dejar de comportarse como adolescente llena de hormonas y entablar una conversación más madura, llevándola al motivo por el que estaban ahí.
- Gracias por aceptar tener una audiencia- El torció la boca en un intento de sonrisa sin levantar la vista, mientras continuaba cortando su carne.
- Sinceramente ya no estaba interesado en el Centro Deportivo, las informalidades me dan desconfianza, además de que lamentablemente cuento con poco tiempo disponible- JanDi abrió los ojos. Este JiHoo parecía no ser tan amable como el hombre con quien se había casado.
-Si… Bueno, yo lamento no haber estado presente, el error fue mío, me disculpo por eso-
-Las disculpas no sirven cuando se ha cometido un delito, si no ¿para que existen las cárceles y los policías?- le dijo levantando una ceja y mirándola con una sonrisa irónica. JanDi arrugó el entrecejo. ¿Dónde estaba ese chico amable, comprensivo y bondadoso de su otra realidad? No le agradaba este JiHoo arrogante y pretensioso. Comenzó a cortar su carne demasiado fuerte, tomo un guisante pero salió volando aterrizando en el plato de su acompañante. Quien lo miró con seriedad y lo tomó con su tenedor.
-¿Esto es tuyo? – le preguntó mostrándoselo. Ella exasperada extendió la mano quitándoselo directamente del tenedor para luego introducirlo de inmediato a la boca. Desvió la mirada y bebió de su copa con urgencia. Empezó a sentir su cuerpo un poco caliente.
- Si es así, ¿Por que aceptó la audiencia?- le preguntó entrecerrando los ojos. Él aún estaba sorprendido por lo que ella acaban de hacer, pues permaneció unos segundos más con el tenedor en alto. Sacudió su cabeza y respondió a su pregunta.
- Siempre he estado a favor de la segundas oportunidades, y apoyo a la personas que no se dan por vencidas. JunPyo mencionó que su esposa era muy dedicada y una persona confiable, por eso, cuando me pidieron invertir en la escuela de natación, solicité que estuvieras presente en la reunión, para asegurarme de que mi dinero estaría en las manos correctas, pero… me decepcioné cuando no llegaste, imaginé que no te interesaba, así que ¿por qué tendría que interesarme a mi?- JanDi puso ambas manos en la mesa y se inclinó un poco hacia adelante.
- ¡Pero si me interesa! Fue un error de mi parte…yo no estuve consciente del tiempo- El sonrió dejando su plato de comida haciendo su cuerpo hacia atrás y cruzando los brazos.
- Lo sé, te veías tan apacible flotando sobre el agua, hubiera sido cruel interrumpir esa paz- Ella abrió los ojos dándose cuenta de que la mirada que sintió había sido la de él.
- ¿Me estabas espiando?- le preguntó con reproche. El rio un poco y tomó su copa de vino.
- No pienses mal, yo estaba camino a la reunión, y me llamó la atención verte ahí tan ajena al mundo, que por un momento hubiera preferido estar en tu lugar- Ella cambió su semblante al escucharlo decir algo con nostalgia. El suspiró y sonrió nuevamente.
-No me mires con pena. Tengo la vida que siempre he deseado, pero a veces es muy demandante, por lo que a veces es difícil encontrar un espacio solitario de paz conmigo mismo- Bebió de su copa y desvió la mirada, luego volvió a su habitual semblante risueño.
- Entonces… ¿por qué estamos aquí?-
-¿Qué?- Ella aún estaba asimilando el hecho de que él la hubiera visto antes. Se sentía intimidada por este JiHoo. Era El, su mismo rostro, su mismo cuerpo, sus mismos gestos, sin embargo, se veía tan ajeno al que conocía, al hombre con el que tuvo dos hijos. Este Hombre frente a ella, difícilmente hubiera podido ser su esposo.
-Ahhh… si, ¡hip! Perdón! Creo que el vino… ¡hip! Jejeje bueno, yo solo quería pedirle que no abandone el proyecto de la escuela, necesitamos los recursos y… - de pronto se había quedado en blanco. Justo cuando tenía toda su atención, ahora no sabía que más decir. El alcohol no estaba ayudando en nada.
-¿Y…?- dijo alzando las cejas alentándola a continuar.
- Bueno… ¡Hip! sería una gran oportunidad…!Dios! Esto no puede pasar ahora- decía mentalmente. Tomó su copa y bebió todo el líquido tratando de aclarar sus ideas, pero en lugar de ayudarla solo empeoró su estado. -Esto no va bien- decía entre dientes. Él sonrió y negó con la cabeza.
- ¿Oportunidad? ¿Para quién? ¿Por qué habría de invertir? Dame un buen motivo. Porque ahora lo único que tengo claro, es que eres informal, e intolerante al alcohol- dijo quitándole la copa de vino con un amago de sonrisa – Así que, lo siento, pero no tengo la confianza de hacer el negocio, tú eras mi garantía y fallaste- Ella apretó los labios exasperada.
-Ya te dije que fue un error y que no volverá a suceder. Pero debes ayudarnos, además, estoy bien. Sé tolerar muy bien el alcohol- El descruzó los brazos y llamó al mesero. A los pocos segundos retiraron los platos dejando solo el vino.
- ¡Oye! Aún no terminaba- le reclamó.
- Para mí sí, no me has dado un buen motivo para esta charla, pero puedes argumentar algo y convencerme- dijo inclinándose hacia adelante y bajando la voz. Le guiñó un ojo y de forma que a JanDi le pareció coqueta, agregó; -falta el postre-
-¿Cuándo te volviste tan intransigente? -Tú no eras así- El levantó las dos cejas y se echó para atrás.
-¿Ah no? ¿Y me puede decir Señora Gu, como era yo? Creo que no tenemos una relación tan estrecha como para que usted sepa cómo era antes o cómo soy ahora, escuche;- dijo bajando la voz nuevamente, - No somos Íntimos y créame, muy pocas personas pueden decir que me conocen- Le dijo viéndola a los ojos. JanDi tragó fuerte pero no quitó la mirada, no se dejaría intimidar. Si él supiera que lo conocía mucho más de lo que él se conocía a sí mismo. Él no sabía que él y ella tenían un vínculo especial y podían leerse con sólo mirarse a los ojos. Y que lo que sentía uno, podía sentirlo el otro, así estuvieran separados a cada extremo del mundo. Sostuvo su penetrante mirada, estaban desafiándose como si de un duelo se tratara.
- Digamos, que solo lo sé- El entrecerró los ojos y apretó los labios. El postre llegó y ellos seguían mirándose el uno al otro. JiHoo fue el primero en romper el contacto visual e hizo amago de una sonrisa.
- Tengo el presentimiento de que usted y yo tendremos dificultades en el futuro- JanDi bajó los brazos pero seguía mirándolo. Torció la boca para contestarle.
- Es posible, pero creo que eso depende de nosotros- Él volvió a sonreír.
- Veo eso muy complicado- dijo dando un suspiro.
- ¿Por qué?- preguntó intrigada. Es decir, puede ser que en esta realidad no sean esposos o personas cercanas, pero podrían tener una amistad. El Levantó la mirada y como si fuera algo Obvio respondió;
-Eres la esposa de JunPyo- JanDi abrió los ojos y levantó las cejas.
- Eso que tiene que que ver- El río con más ganas.
-¡Créeme! tiene mucho que ver. Aunque es extraño que hayas venido a esta cena conmigo y vestida de esa forma tan… sensual- le dijo mirándola de arriba abajo. Si hubiera sido otra persona, estaba segura que se habría enojado y quizás hasta le hubiera dado una bofetada por atreverse a hablarle de esa forma. Pero curiosamente, en lugar de eso, sus mejillas se calentaron y su cuerpo reaccionó a sus palabras. Nuevamente sintió que el aire acondicionado realmente estaba descompuesto.
- Yo… no le dije que la cena era con usted-
- Eso lo explica – dijo sonriendo y bebiendo de su copa.
-¡Oiga! Monteverdi… Yo no le oculto nada a mi esposo, solo no tuve tiempo de decirle- Dijo poniéndose de pie rápidamente, pero al hacerlo, se tocó la cabeza al ver que todo comenzaba a darle vueltas.
- Entiendo, no tienes que justificarte conmigo- le dijo riendo un poco.
-¿Estas bien?- escuchó que le preguntaba.
- ¡Por su puesto! Solo que… todo se mueve muy extraño- bajó la cabeza para ver sus pies pero parecía que el piso estaba inclinado y sintió miedo de caerse. Se sentó de nuevo pero ya no lograba mantenerse erguida. Cuando buscó la mirada de él, lo vio firmando para pagar la cuenta, el mesero le preguntó algo y luego ambos voltearon hacia ella, mientras que él sonreía de oreja a oreja. El mesero hizo una reverencia y se fue, pero JiHoo bajó la cabeza aún sonriendo.
- ¿estás riéndote de mí?- le preguntó - ¡Claro, siempre haces eso!- le decía mientras lo apuntaba con el dedo. – No deberías de burlarte de las personas, no está bien- El levantó las manos en señal de paz mientras trataba de no reír.
-¡De acuerdo, lo siento! Pero creo que la noche se ha terminado para usted-
-¡No! ¡hip! ¡claro que no! Necesito que usted me asegure que invertirá en la Escuela de natación… Espere, oiga ¡No se mueva! ¿Cuál es usted? – Entrecerró los ojos tratando de visualizar bien ¿Por qué de repente habían dos JiHoo? ¡Oh! ¡Ahí había otro! Comenzó a contar con los dedos apuntándolo. ¿ De donde salían tantos?
- ¡Que raro! – exclamó- ¿En esta realidad puedes clonarte? ¿Por qué hay tantos tu?- le decía con el ceño fruncido. JiHoo volteó los ojos con fastidio y un poco divertido.
- No sabía que le hacía mal beber. Es mejor que la lleve a su casa, el vino ya entró en su sistema- intentó tomarla por el brazo para ayudarla a ponerse de pie, pero ella se soltó frunciendo todavía más el ceño.
-¡Oiga! ¡No me toque! ¿No dice que no somos cercanos? Además, estamos en una reunión importante, no puedo irme aún – dijo tratando de sonar segura.
-Creo que por hoy terminamos esta reunión. Le urge meterse a la cama- El tono en que lo dijo, molestó a JanDi y puso las manos en sus caderas.
-¿Te crees con derecho de decirme qué hacer? - Le sonrió con suficiencia y se puso de pie frente a él. Tengo un esposo, ¿sabes? Y El si me cuida y me trata… - se irguió más- como una verdadera Reyna- al decir esto se tambaleó y todo comenzó a darle vueltas, tuvo que apoyarse de lo más cercano que tenía, así que prácticamente cayó encima de JiHoo. El la sostuvo antes de que cayera al suelo.
-¡Eso es obvio! Pero su esposo va a matarme después de hoy, si no la llevo sana y salva-
-¡Ah! Eso te alivia ¿no? ¿Deshacerte de mi?— Dijo a punto de llorar.
- Pues… si- respondió JiHoo levantando los hombros ligeramente. Ella seguía atrapada en sus brazos pegada a su pecho, se soltó de nuevo pero volvió a tambalearse, por lo que JiHoo tuvo que sostenerla nuevamente. -No te importa nada, ya no te Interesa nada de mi- dijo a punto de sollozar.
-¿De que habla? ¿Por qué tendría que interesarme? Si Ni siquiera somos amigos- le dijo ya un poco más serio. Se mordió la lengua al caer en cuenta que él no tenía un solo recuerdo de ellos dos. Solo ella. Pero su olor estaba haciendo que bajara la guardia y el alcohol podía justificar su loco comportamiento. Al salir del restaurante ya estaba su chofer esperándolo. Pegó un pequeño grito cuando sintió que sus pies se elevaban del suelo. Sus brazos fuertes la llevaban cargada y ella le rodeó el cuello con los dos brazos para sostenerse. Se apoyó en su pecho aspirando el aroma a pino y canela que emanaba del hombre que la llevaba en brazos.
-¿Por qué hueles tan bien? Siempre hueles así. Eso es trampa- le reprochó por hacer que deseara seguir en sus brazos. Dejó de sentir sus brazos y su aroma, por lo que entreabrió los ojos, dándose cuenta de que se encontraba en la parte trasera de un vehículo.
-Vamos a la Mansión Gu-
escuchó que le indicaba a su chofer, quien de inmediato puso el auto en marcha. Ese aroma de nuevo, él se había sentado junto a ella, lo que involuntariamente la hizo sonreír. Comenzó a empujar sus caderas para acercarse a él y comenzó a olfatearlo.
-Sigues oliendo tan bien como siempre- de repente comenzó a llorar. La tristeza se había apoderado de ella al recordar todos los momentos tristes vividos junto a él.
-¿Por qué te volviste amargado? ¡No es justo! – le decía mientras se tapaba el rostro con las manos.
-¿Es porque el abuelo te obligó a ser Médico? – silencio - ¿Por qué no contestas nada? Seguro solo estabas esperando a que yo te lo pidiera ¿no?, Eres malo -
Su cerebro ya no distinguía la realidad en la que se encontraba. Comenzó a cabecear tratando de mantenerse despierta. Sin embargo, no puso objeción cuando sintió las manos suaves de él tomándole delicadamente el rostro recostándolo sobre su regazo. Se sentía tan bien, tan cómoda, la calma empezó a invadirla y poco a poco sus párpados se sintieron muy pesados.
Apenas si podía abrir los ojos, la luz del día le lastimaba la vista provocándole un terrible dolor de cabeza. Parecía como si un taladro estuviera perforándola sin piedad. Se tomó la cabeza entre las manos.
-¡Ay! ¡Que sucedió? ¡Siento que mi cabeza va a explotar! – decía en voz baja y masajeándose las sienes.
La puerta de la habitación se abrió, y ella trató de enfocar al recién llegado, el dolor de cabeza y la luz hacían su visión borrosa, por lo que no lograba enfocar bien. La figura de un hombre con una bandeja en mano entraba a la habitación acercándose a ella. Por un momento pensó que era su esposo, y que había regresado a su vida como la conocía. Pero la persona que se acercaba a ella, era mucho más alto y tenía el pelo negro rizado. Seguía en la nueva realidad. El se sentó frente a ella y puso la bandeja en su regazo. De pronto sintió una acidez en su estómago provocando que todo se sintiera revuelto, inevitablemente empezó a subir por su esófago, y de pronto… salió corriendo al baño y solo pudo vaciar todo lo que su estómago tenía. Se mojó la cara, y se lavó los dientes, salió casi arrastrando los pies.
-Te ves terrible- le dijo JunPyo apenas la vio.
-¡Ay! ¡Por favor no grites! – le suplicaba mientras seguía masajeándose.
-¡Ten, toma esto! JiHoo dice que con esto te pondrás bien- y le pasó una pastilla y un vaso de agua.
Ella lo tomó enseguida. Cualquier cosa era buena si la ayudaba a dejar de sentirse así. Se acostó de nuevo en la cama y se arropó con las sábanas dispuesta a dormir nuevamente. Unos labios sensuales comiendo un trozo de carne vinieron a su mente, y un mechón de cabello rojizo cayendo sobre un bello rostro hizo que abriera los ojos de golpe. Los recuerdos de lo vivido la noche anterior regresaron de un golpe a su memoria.
-¡Oh no!- Se sentó en la cama con el pecho agitado. JunPyo la veía desde su sitio con cara de reproche.
-¡Si! Y ahora es cuando te das cuenta de lo que pasó- le dijo.
-¡Oh no! ¡No, no! ¿Qué hice? – Tomó a JunPyo de los brazos y lo sacudió un poco.
-Dime que no lo arruiné. La reunión, ¿salió bien no?-
El se soltó de su agarre y se cruzó de brazos.
-Deberías de estar avergonzada. ¿Por qué no me dijiste que tu cita era con JiHoo? –
-Yo… no sabía que era con él, nadie me lo dijo-
- ¿Segura?-
-¡Si! Y ya no me preguntes más, escucho grillos en mi cabeza-
Menos mal que en JiHoo cupo la cordura y supo manejar la situación. Pudiste arruinar su carrera y meterlo en problemas con su prometida!-
-¡Ay Dios mío!. ¡Lo arruiné, lo arruiné! ¡Pero que tonta!- decía mientras empezaba a sollozar.
-¡Ahhh! ¡Mi entrenadora me va a matar! – decía llorando y pataleando. JunPyo se acercó a ella y empezó a palmearle la espalda.
-¡Ya, ya!… ¡cálmate! Eso te pasa por no saber beber. ¿Quién se emborracha con dos copas de vino?- Lo jaló hacia ella tomando su camisa con fuerza.
-¡Mátame JunPyo!-
-¡Cállate! No digas bobadas- volvió a cubrirse el rostro con las manos para llorar con más fuerza.
- Aish- dijo JunPyo con fastidio, ¡ya cálmate!- En ese momento sonó su celular.
-¿No vas a contestar?- le preguntó, a lo que ella respondió negando con la cabeza y aún cubriéndose el rostro. Escuchó como respondía la llamada.
-¿Si? Ahh Entrenadora Choi- Al escuchar el nombre se descubrió el rostro y juntó sus manos como súplica, para que JunPyo no se la comunicara.
-Si, aquí está. ¡Claro!- JanDi le decía con desesperación que dijera que no estaba. Pero JunPyo reía de forma malévola y con tranquilidad le pasó el aparato. Luego ella tomó el celular no sin antes sacarle la lengua y luego darle la espalda.
-Ehh si Entrenadora… yo…- despegó el teléfono de su oído al escuchar un grito del otro lado.
-Ahhhh! ¡JanDi, ¡Eres la Mejor! ¡Sabía que lo lograrías! Hoy tienes el día libre, haz lo que te venga en gana. Te lo mereces-
- Yo… Bueno… ¿Gracias?, pero… entonces… la inversión…-
-JanDi… el Señor Monteverdi no solo dijo que va a invertir en la escuela de natación, ¡sino que patrocinará a todo el equipo olímpico! ¿Puedes creer eso? Debiste causar una gran impresión anoche. Es el Inversionista más difícil de convencer- Ella torció un poco el gesto. No lo entendía, había hecho literalmente el ridículo. ¿Cómo es que al final, JiHoo decidió hacer el negocio y sobre todo encargarse del equipo completo? Volteó los ojos, ahora estaba en deuda con él. ¡Excelente JanDi! Ahora tendría que volver a verlo para agradecerle.
-Supongo…- contestó sin mucho entusiasmo.
-¡Pero anímate mujer!Todo está resuelto. Yo sabía que mi nadadora estrella no me iba a fallar. Descansa bien que mañana volveremos a entrenar duro, ¡salúdame al arrogante de tu esposo!-
-¡Claro!- volvió a decir desanimada y con el ceño fruncido al escuchar como llamó a JunPyo. Empujó su cuerpo hacia atrás cayendo de espaldas en la cama. Soltó un suspiro de alivio al saber, que al menos, consiguió el dinero.
- ¿Te dieron el día?- Preguntó su esposo.
-¡Si! Así que voy a dormir - respondió cubriéndose nuevamente con la sábana y cerró los ojos. Los abrió nuevamente furiosa al sentir como le quitaban la tela de encima.
-¡Oye!- le gritó a JunPyo, arrugando el entrecejo y sentándose nuevamente.
- Debes pagar por lo que hiciste. Iremos a jugar Golf-
-¿Qué? Yo no sé jugar esa cosa aburrida- dijo cruzándose de brazos.
-¿aburrido? Es el deporte de la gente de Élite por excelencia. ¡Nadie te mando a emborracharte anoche!-
-ash, JunPyo…-
-¡Anda! Quítate ese olor a alcohol y métete a la ducha. Tienes 20 minutos-
-¡Te odio!-
- ¡Gracias!- dijo haciendo una reverencia y salió de la habitación. Dió un suspiro tirándose de nuevo para luego patalear protestando su mala suerte. ¿O debía decir buena suerte? Se tapó el rostro con la sábana y trató de recordar algo de lo que pasó la noche anterior. Solo esperaba no haber dicho muchas estupideces. De pronto recordó algo;
-¿Por qué hueles tan bien? Siempre hueles así…-
se tapó la boca con las manos asustada, y comenzó a darse de golpes en la cabeza con el puño cerrado.
- ¡Dios mío! ¿Qué tanto le dijiste? ¡Tonta JanDi! – Luego se detuvo quedándose con la mirada fija.
- Se preguntaba por qué ellos no eran cercanos en esta realidad,? Si era así, qué lo hizo cambiar de opinión y al final hacer la inversión – decía para sí misma. Comenzó a preguntarse, qué papel desempeñaba en la vida de su antiguo esposo en esta realidad. Por lo pronto, debía suponer que lo más probable es que el accidente no sucedió, puesto que él siguió tocando el violín al grado de convertirse en un Profesional en el ramo y muy famoso. Además, era obvio que seguía siendo asquerosamente rico, por lo que no perdió su fortuna, sino que por el contrario, la acrecentó. Aún no entendía bien por qué habría vendido la clinica del abuelo, ya que en la vida anterior, vendió todo por sostenerla, pero en esta realidad, le sobraba el dinero, y no tenía necesidad de deshacerse de ella. Eso seguía siendo un misterio. Estaba intrigada por saber cómo sucedieron los hechos para que llegaran al punto donde estaban ahora. Aunque sinceramente, prefería no saberlo, o tal vez si, o quizás era sólo, curiosidad.
El campo de Golf era enorme. No sabía dónde iniciaba o donde terminaba. Al menos se podía disfrutar del aire fresco. El deporte en sí, no le entusiasmaba demasiado. Ella prefería las competencias de velocidad o juego en conjunto, donde se podía sentir la adrenalina, el Golf y el Tenis, no eran precisamente sus deportes favoritos. Sin embargo, se sentía cómoda en su traje de golfista y le gustó mucho pasear en el carrito por esos bellos campos. Al fin llegaron al lugar de encuentro, ya habían personas vestidas igual que ellos, listos para iniciar el juego. JunPyo se acercó a ellos y parecía que ya se conocían porque la saludaron con mucha familiaridad.
-Esperemos que esta vez nos deje ganar aunque sea una ronda, Señora Gu- le habían dicho.
Al parecer ella ya lo había jugado, y era muy buena en eso. ¿Que más cosas descubriría de esta nueva vida? No lo sabía. Por momentos parecía como si estuviera usurpando la vida de alguien más, aunque fuera ella misma. Después de un rato de hablar o más bien escuchar las pláticas banales de esa gente refinada, al fin pudo ver rostros conocidos, YiJeong y WooBin se acercaban a ellos, acompañados de GaEul, era de suponerse ya que su amiga era la prometida de YiJeong. Al menos sintió que no estaría tan sola y aburrida.
-¡Qué tal JanDi!, La verdad estoy nerviosa. Es la primera vez que me dejarán jugar, he estado practicando-
-¿En serio? ¿Y te gusta?- le preguntó extrañada.
- bueno, al principio no me gustaba, pero pues… ¿qué quieres?, es el deporte favorito de mi novio, y pues, no me quedó más remedio que aprender-
- Tienes razón- , dijo JanDi mirando hacia un YiJeong que estaba muy alegre platicando con una de las jugadoras. JanDi frunció el ceño, se le hizo muy irrespetuoso de su parte, estando GaEul presente. Pero al parecer, a su amiga no le importaba, porque la veía igual de contenta y sin preocupaciones. Tal vez tenían una relación abierta. Pensó para sí. Empezaron el juego y se dió cuenta que realmente no era tan mala, de forma increíble golpeaba con la suficiente fuerza para empujar las pelotas, pudo meter dos pelotas de no más de 5 golpes sin mucho esfuerzo. ¿Dónde había adquirido tal habilidad? Esta JanDi no dejaba de sorprenderla. GaEul en cambio, al ser primeriza, tuvo que dar varios golpes hasta que al fin pudo meter una pelota. Pero ella estaba realmente feliz. Los F4 la felicitaban, más sin embargo, notó que el trato de YiJeong hacia su amiga era extraño, pues en todas las veces que a ella le tocaba tirar, él se iba por sodas, o platicaba con alguien, era como si fuera indiferente a lo que ella hiciera, cuando se suponía que ella estaba haciendo eso por él. Comenzó a sentirse enojada hacia su amigo. En cuanto pudiera, le cantaría la cartilla. ¿Cómo podía ser tan indiferente con la mujer que se supone que amaba y con la que se casaría pronto? La oportunidad llegó, en el momento en el que pararon el juego para un descanso, todos se fueron al restaurante que se encontraba en el mismo campo. GaEul aprovechó para Ir al sanitario mientras los demás tomaban su orden. JunPyo y algunos otros, fueron a guardar las cosas en los carritos, y YiJeong se quedó solo en una de las mesas, pues aún no decidía muy bien que pedir para comer. JanDi aprovechó para acercarse a él.
-Hola YiJeong-
-¡Hey JanDi!, ¿Ya ordenaste? Yo aún no me decido. ¡Oye, eres demasiado buena en esto, tal vez deberías dejar la natación y dedicarte al golf- le dijo sonriendo.
-No lo creo. Soy fiel a mis sueños-
- ¡Que lástima!- le dijo, volviendo su vista de nuevo a la carta del menú. JanDi se mordió el labio inferior y respiró hondo antes de volver a hablar.
-Y hablando de fidelidad, tú sabes que GaEul es mi amiga, y la quiero muchísimo, casi como una hermana- El levantó la vista hacia ella y la miró con los ojos abiertos, parecía sorprendido.
- Así que, no sé qué tipo de relación lleven ustedes dos, pero no me parece que ella esté esforzándose por encajar en tu mundo, tratando de aprender este deporte tan difícil, sólo para agradarte, y que tú no la tomes en cuenta. No deberías ser tan indiferente con ella- YiJeong cerró la carta y frunció el entrecejo.
-JanDi, ¿De qué estás hablando? Claro que aplaudo el esfuerzo que ella está haciendo y bueno… la aprecio mucho… pero-
-¿La aprecias? ¿No la amas? ¿Qué clase de novio eres?-
-Wooo espera JanDi- dijo él poniendo sus manos al frente para tratar de calmar su ímpetu.
-GaEul es una linda chica, pero…-
-¡Claro que es linda! y se supone que es tu prometida, ¿Por qué eres tan indiferente con ella? Tal vez GaEul esté acostumbrada y no le importe, pero yo soy su amiga y no me parece que tú…-
- ¡Oye! Espera JanDi – la interrumpió él ya un poco ofuscado. - ¿El Golpe en la alberca te afectó tanto así? En primer lugar, no sé por qué dices que GaEul es tu amiga, cuando siempre la has tratado como una persona inferior a ti, somos nosotros quienes te hemos dicho que le des un mejor trato, sobre todo porque es la prometida del mejor amigo de JunPyo… que por cierto, No soy Yo- le dijo enfatizando las últimas palabras.
-¿Qué?- JanDi abrió grande los ojos y su corazón empezó a palpitar fuerte de la sorpresa y la incertidumbre que sentía.
-¿No eres tú?- El rio y negó con la cabeza. -Pero se supone que cuando regresaste de Suecia, fuiste a buscarla para proponerle matrimonio, porque te diste cuenta de que la amabas-
-JanDi… ¿de dónde sacas esas cosas? Yo viajo a Suecia constantemente, mis piezas se están vendiendo muy bien allá. Y nunca me enamoraría de alguien como GaEul, además, me gusta mi soltería-
JanDi estaba totalmente confundida. La Historia como la conocía, había cambiado totalmente. No sólo su historia con JunPyo, sino también la de los demás. ¿En que mundo había despertado?
- Entonces… si tú no eres el novio de GaEul… ¿Quién…? – dejó la pregunta en el aire. YiJeong le sonrió de forma comprensiva y levantó una ceja, después señaló con la cabeza a sus espaldas, para que pudiera ver por ella misma.
-¡Al fin llegaste! – decía una entusiasmada GaEul colgándose del cuello de un hombre que ella conocía perfectamente, quien la rodeó con sus brazos para después darle un beso apasionado-
- Perdóname por no haber podido estar más temprano, la reunión se extendió un poco, vine tan pronto como pude, no podía perderme tu primer día- le dijo cuando se separó de ella, mientras le acariciaba el cabello tiernamente y ella sonreía totalmente sonrojada mirándolo con adoración. Un hueco se formó en su estómago y su corazón perdió un latido. Empezaba a pensar, que todos los hilos tuvieron que moverse para que ella tuviera lo que siempre quiso, pero ahora sentía que todo era absurdo, y por primera vez desde que despertó, esta realidad no le estaba gustando. Ahí frente a ella, su mejor amiga y su esposo, se daban besos y caricias como los amantes que eran. Tuvo que contener una lágrima, cuando ella amorosamente le retiró el flequillo que caía sobre sus ojos. Mientras él le brindaba la más hermosa de las sonrisas.
