Con algo de sorpresa, Lincoln ponía total atención al cronograma que aquella secretaria escolar le dio después de atenderlo de manera tan amable y mostrarle una linda sonrisa en todo momento. Era cierto lo que le dijo Anna, y eso le parecía divertido, pero sobre todo le dio cierto orgullo leer aquel nombre como ponente de una conferencia. Aunque Lincoln no era tan cercano a esa persona, igual sintió cierto orgullo al conocerla.

—¿Pudieron ayudarte?— preguntó la chica rubia de largo cabello y cuerpo pequeño, abordando a Lincoln en cuanto este salió de aquella oficina que, al igual que los cubículos del edificio B, tenia paredes transparentes, pero estaba insonorizada.

—Si, no hubo problemas, solo les pedí el cronograma de un evento.

—¿En serio? ¿De qué evento?— ya por costumbre, Lincoln levantó su mano hasta su abdomen, flexionando su codo y permitiendo a Lily sujetarse de él.

—Es para eso de las semanas temáticas de la escuela.

—Oh. Leí sobre eso en el folleto antes de matricularme. Es sobre la semana cultural, la tecnológica y la deportiva, ¿verdad? ¿Te interesan ese tipo de cosas?

—No mucho, pero la semana tecnológica se acerca y ya sabes, asistir a las conferencias en esos días genera créditos escolares. No creo que sea una mala idea, aunque no tengo mucha idea de que conferencias habrá. Pero alguien me dijo que un conocido daría una conferencia, así que pedí el cronograma para confirmarlo.

—Vaya, entonces conoces a gente importante.

—Mmm. No exactamente, ella es más bien amiga de mi hermana, yo la conozco, pero solo cruzamos palabra para decirnos cortesías y nunca fuimos muy cercanos, aunque no puedo culparla por eso.

—¿Tu hermana?

—Si, Anna fue la que me comentó como es que Erendira daría una conferencia sobre Curvas Elípticas. Seguro que tu sabes mas de eso que yo, la verdad a mi ese tipo de cosas me sobrepasan.

—Bueno, si, algo se sobre eso, pero tampoco estoy muy inmiscuida, es un problema sin solución aún.

—Oh. Ya veo, con razón Anna estaba emocionada. Por eso me pidió que obtuviera el cronograma, quiere asistir a la conferencia, y como al final la escuela no cobra por el acceso valdría la pena que ella haga un espacio en su agenda para venir.

—¿La invitaras?— con cierta molestia, Lily soltó el fuerte agarre en el que tenía a su compañero, dejando su brazo libre.

—Pues sí, es la idea. Si viene conmigo pueden dejarla pasar, y tomando en cuenta como de ocupada a estado Erendira últimamente, seguro que también se alegra de ver a Anna.

—¿Pasarás ese día con ellas?

—No lo creo— Lincoln rió un poco ante eso, quizá recordando algo—, las dejaré pasar el tiempo juntas, yo solo les estorbaría. Además, ahora que se que Erendira hablará sobre algo que no tiene solución, puedo estar seguro de que ellas se van a poner a hacer sus extrañas conjeturas y no voy a ser capaz de entender nada de lo que digan. No soy muy bueno en las matemáticas, ¿recuerdas?

—¿Tu hermana, la señorita Anna, es buena en matemáticas?

—Puedo apostar a que es incluso mejor que tú.

Lily frunció el ceño y miró con molestia al peliblanco, quien se sintió satisfecho al dar en el clavo. Era divertido verla molesta, especialmente cuando la causa era su ego dañado.

—¿En serio?— el sarcasmo en aquella pregunta fue tan denso y pesado que Lincoln casi se atraganta tratando de no reír— Te recuerdo que yo tengo mi certificado AP, las matemáticas se me dan bien de por sí y mi memoria es imposible de vencer.

—No te molestes, Lily. Sé que eres muy lista, pero confió en que Anna está bastante bien parada en esa área— aquello lo dijo con orgullo, consiguiendo molestar más aun a la pequeña rubia.

—No lo sé, Lincoln. Ya te lo había dicho antes, pero soy una chica lista, y se podría decir que tengo un talento muy particular que me hace difícil de vencer si hablamos de estudios. Soy el orgullo de mi hermana, ¿sabes?

—Lo entiendo, estoy seguro de que tu hermana se siente orgullosa de ti, pero yo también lo estoy de Anna. A diferencia de mi, ella si estudió en tiempo y forma, ¿quieres adivinar que estudió?

—Alguna ingeniería, supongo.

—Correcto, Anna es Ingeniera Matemática— ante aquello, Lily se sorprendió un poco—, y no solo eso, ella también hizo su postgrado en… ¿Nanografía? No recuerdo como se llamaba esa cosa, pero sonaba parecido a eso.

—Espera, ¿la señorita Anna tiene una maestría en Nomografía?— con mucha sorpresa y cierta admiración, Lily al fin cambió de actitud mientras escuchaba sobre aquella mujer.

—No, déjame recordar bien como es que son sus estudios. Ella es Ingeniera Matemática, y su especialidad es la Educación Matemática, pero la maestría que hizo fue sobre matemáticas para computadora o algo así, no recuerdo bien el nombre, lo de la homografía es su doctorado.

—¡Se dice Nomografía! Eso es genial, mi hermana estaba muy interesada en esa área de las matemáticas cuando me ayudaba a estudiar. ¿Sabes lo difícil que es la Nomografía?

—No…

—¡Yo tampoco! Pero con lo mucho que a mi hermana le costaba su investigación, parece que es un área muy difícil. Era eso o mi hermana se divertía mucho haciendo aquello, con ella a veces es difícil poder diferenciar ese tipo de cosas.

—Bien, entonces creo que sería una buena idea que cuando tu hermana te visite de nuevo, las presentemos. Justo ahora Anna está haciendo otro post grado en Teoría de Números, o algo así, puede que se divierta hablando sobre eso con tu hermana genio. Incluso podría ser que Anna reciba algo de ayuda en ese tema.

—Si, sería una buena idea. Estoy segura de que mi hermana se sentirá feliz de hablar con alguien que sea así de listo. Pero, si ella es tan lista, ¿Por qué trabaja en el restaurante?

Sin responder, Lincoln se encogió de hombros ante la pregunta de la pequeña rubia, dejando morir aquella conversación ante la aparición del profesor que les impartiría la siguiente clase. Pero ya que había estado hablando con Lily, había olvidado avisarle a su hermana, por lo que tratando de no ser muy evidente para no ser grosero con su profesor, escribió un mensaje para Anna.


Con toda la calma del mundo, pero prestando mucha atención a la tarea, Anna estaba preparando el pago de nómina de sus empleados… de los empleados de su padre en realidad. Era fácil pues el sistema interno que utilizaban en el restaurante hacia la mayor parte, pero a final de cuentas, a petición de su padre, la comprobación e implementación era estrictamente manual y nadie más que él como dueño del lugar o Anna como su hija estaba autorizado a esa tarea, por lo que ahí estaba ella, haciéndolo tranquilamente en la oficina grande del segundo piso, estando tentada a tomarse un descanso y visitar a Leonore para platicar un rato. Le encantaba escucharla hablar de su hija.

Un estridente sonido fue emitido entonces por su teléfono, muy peculiar, era música, pero una algo escandalosa y al mismo tiempo con cierto toque de pulcritud gracias al saxofón que hacía de voz principal sobre aquella batería minimalista pero ruidosa y aquel extraño pero atrapante sintetizador tan sucio y grave que acompañaba la pieza. Era un timbre personalizado, escogido especialmente para su hermano menor por muchas razones que al menos a ella le parecían graciosas.

Terminó la tarea inmediata frente a ella y tomó su teléfono para saber qué es lo que aquel tonto quería de ella. Pero el mensaje era para decirle que en verdad Erendira estaría en su escuela dando aquella conferencia que tan interesante le parecía a primera vista por tratar sobre uno de los problemas del milenio. Sin poner una respuesta para su hermano, ella directamente mando un mensaje a su mejor amiga, la cuestionaría no solo sobre la ponencia que tendría, sino también por el hecho de no mencionárselo.

—¿Bueno?— preguntó la mujer al otro lado de la línea— ¿Qué sucede?

—¿Por qué no me dijiste que estarías dando esa conferencia?

—¿Cuál de todas? Tengo tres programadas para este mes.

—¿Cómo que cual? Obviamente hablo de la ponencia sobre la Conjetura de Birch y Swinnerton-Dyer. Necesito los detalles, quiero estudiar antes de ir a verte, será genial escucharte hablar sobre eso.

—Te he invitado a montón de eventos, Anna. No pensé que este te interesaría…

—¡Te equivocas!— le interrumpió— Da igual si se resuelven todos mañana mismo o si muero antes de ver resuelto alguno además de la Conjetura de Poincaré, los problemas del Milenio son de las cosas que más me apasionan y lo sabes.

—Claro que lo sé. Pero lo que no sabía es si aceptarías la invitación, ese negocio absorbe tu vida de una manera que no puedo considerar normal, ni tampoco sana.

—Exageras.

—Bueno, entonces irás, ¿cierto?

—Claro que sí, estoy segura de que cuando le cuente a mi padre seguro se anima a también acompañarme.

—Es bueno escuchar eso, si vas te llevaras una agradable sorpresa.

—Dime ahora mismo de que estás hablando.

—Son tres sorpresas, en verdad creo que te van a gustar todas. Para empezar, ¿sabes porque daré esa conferencia en esa escuela?

—No tengo la menor idea, de hecho me pareció raro, la universidad es buena, pero no creo que tenga el presupuesto para pagarte una conferencia, especialmente sobre ese tema. ¿Aun estás haciendo aquella investigación sobre Logaritmo Neperiano?

—Vale la pena dejar de lado eso por un rato, créeme.

—Entonces no me dejes con la duda, dímelo ya.

—¿Recuerdas al profesor Hamilton? Nuestro sinodal en la defensa de nuestra tesis.

—Como olvidarlo, fue muy amable cuando nos impartió aquella clase de teoría de investigación. Recuerdo que la tesina al final de esa clase fue un verdadero desastre, pero él nos ayudó mucho a mejorarla después.

—Pues resulta que el profesor Hamilton ahora está dando clases en esa universidad, fue él quien me invitó a ser parte de algo llamado semana tecnológica. Es algo así como un evento escolar donde la escuela ofrece conferencias gratuitas en las que los alumnos obtienen puntos y pues algo de aprendizaje más riguroso.

—¿Hablas en serio? Pero él mencionó que se retiraba de las clases para poder pasar tiempo con su familia. Dijo que su fondo de ahorro era ya suficiente.

—Se retiró de las clases, pero solo de las de post grado. Sigue dando clases en nivel universidad, pero no lo hace tan formalmente, es más tranquilo el asunto ahora.

—Sera genial poder saludarlo de nuevo.

—Eso no es todo, alguien me va a acompañar en la ponencia. ¿Puedes adivinar quién será?

—No me lo creo… ¿Es Patrick?

—Sí.

Ambas chicas soltaron un chillido que era más propio de unas niñas de primaria que de mujeres adultas.

—¡Al fin! Dime que te acompaña no solo para ayudarte con la ponencia.

—Así es amiga. Estoy segura de que iremos a acampar uno o dos días, ya sabes que el ama eso, y los bosques de Dakota son unos que él no ha visitado aun. Y creo que al fin se me propondrá mientras estamos de paseo. No tengo pruebas, pero tampoco dudas.

—También lo creo, amiga. Apuesto a que todo saldrá bien, y siendo Patrick quien te ayudará, ahora entiendo porque elegiste las Curvas Elípticas.

—Aun no te he dicho lo mejor. Como sabes, mi universidad me permite hacer esas ponencias para aumentar el prestigio de nuestra alma mater, así que todo lo que publique debe tener su respectiva revisión por pares, y todo lo que comparta debe tener un valuador de categoría.

—Claro, sería una tontería si no fuera así.

—Pues, quien revisó mi guion previo y el esquema de la ponencia fue ni más ni menos que Elisa Johnson. Al fin pude conocerla.

—¿Hablas en serio? ¿Y cómo es?

—Pues, no sabría como describírtela, además de que no es el momento más justo para hablar, estoy algo ocupada, fue suerte que te respondiera porque estaba saliendo del baño. Pero si tardo mucho en regresar mis compañeros empezarán de payasos conmigo. Podemos hablar por la noche con más calma, pero te puedo dar como adelanto que existe la posibilidad de que ella me acompañe a la conferencia a petición de la escuela.

Algunas palabras más se cruzaron en aquella apurada despedida, pero en la mente de Anna resonaba el apellido de aquella joven mujer que era vista como una eminencia dentro de la investigación de las matemáticas en muchas de sus áreas, mujer que por cierto tenía muchas otras áreas de la ciencia a las cuales pertenecía y había hecho aportes. Lo meditó un poco mientras volvía a su labor con las nóminas, hasta que un pequeño clic apareció en su cabeza.

—¿Johnson? ¿No es el mismo apellido que el de la novia de Lincoln?