—¿Cuándo piensan decírselo?— sonando bastante casual al hacerlo, Lincoln le preguntó eso a su madre.
—Pues, tu padre tiene esta tonta idea de no desrícelo en absoluto— le respondió ella, terminando de servir una segunda taza de café a su hijo, feliz de tenerlo tan seguido de visita gracias a todos los arreglos y planes que estaban teniendo recientemente.
—¿Entonces cual es el punto de preparar una sorpresa si no le van a decir sobre esto?
—Hijo, tu padre es un tonto, no me preguntes que rayos pasa por su cabeza respecto a esto— con cuidado, ella tomó asiento nuevamente frente a Lincoln en aquella mesa—. Admito que llegó a mencionarme lo que quiere hacer, pero no le preste atención en absoluto.
—Bueno, supongo que alguna idea tendrá para que la sorpresa sea una sorpresa, o algo así.
—Lo dudo mucho, tu padre es todo, menos alguien bueno para organizar cosas así. Sin ti este viaje estaría en sus manos y seguramente sería un enorme fracaso.
—Si, puedo imaginarme eso— con una sonrisa en el rostro, Lincoln continuo después de soltar una discreta risa—, de alguna manera él no es bueno en este tipo de cosas. Me sorprende que pudiera llevar a flote un restaurante con el éxito que tiene.
—No te equivoques, Lincoln. El restaurante es exitoso gracias a tus ideas, antes de eso solo era concurrido.
—¿Y cuál es la diferencia?
—Lincoln, el restaurante está ubicado en el centro de la ciudad, a contra esquina con la calle principal y cerca de la zona más concurrida del centro. Aun si no era el lugar con la comida más apetecible, para quien pasaba con prisa bien podría ser la solución para comer rápidamente antes de volver al trabajo o de continuar su viaje.
—Ya veo, tiene sentido. Supongo que aún cuando no fuera el mejor restaurante, los comensales simplemente siempre estaban presentes.
—Mi restaurante siempre tuvo buena comida— sacudiendo sus manos húmedas, el padre de Lincoln entraba al comedor después de escuchar vagamente aquello que los presentes conversaban—. Admito que la ubicación fue clave y todo eso, pero jamás serví mala comida en mi restaurante.
—Claro que si, cariño— le afirmó su esposa, acomodando un poco la silla junto a ella para permitirle a su esposo sentarse en ella—, claro que sí.
—El éxito estuvo en mis refinados sentidos de negocios y agilidad mental. Siempre he sido una mente sagas, niño. Nací para los negocios.
Aunque Lincoln pudo ver a su madre rodar los ojos con desenfado ante la declaración de su padre, lo cierto es que aquel hombre podía respaldar sus palabras a través de su historial, pues aunque el restaurante que poseía era el único emprendimiento que conservaba, no era ni por asomo el único que tuvo. Siendo que la venta de los otros tres emprendimientos resulto en la liquides financiera que aquella pareja mayor tenia.
—Mamá dijo algo sobre la sorpresa para Anna. Que no quieres decirle sobre eso o algo así.
—Oh, sí, eso. Tuve esa idea hace unos días, pero aunque la estuve pensando no estoy del todo convencido.
—Soy todo oídos, puedes decírmela y te diré que pienso de eso.
—No es nada del otro mundo, pensé que simplemente podíamos no decirle y esperar hasta que ella misma se dé cuenta.
—¿Cómo se supone que se va a dar cuenta ella misma? La intención era que se lo digieran cuando estuvieran listos los papeles y simplemente dárselos para que los firme.
—Bueno, pero, pero podríamos no decirle en absoluto y esperar a que ella se dé cuenta, creo que ya tiene una idea, después de todo ya casi no voy al restaurante.
—Ella no se va a enterar— confiado en sus palabras, Lincoln dijo aquello volvía a tomar algunos cacahuates del pequeño bowl al centro de la mesa—, ella cree que has estado dejándola a cargo porque al fin te llegó la vejes y estas cansado.
De manera suave, Esther rió por lo que su hijo recién había dicho, haciendo resoplar con molestia a su esposo.
—¿No hay manera de hacerlo así?
Con tranquilidad, Lincoln echo hacia atrás su espalda, para recargarla completamente sobre la silla en que estaba sentado mientras meditaba un poco al respecto. No se cuestionaría mucho respecto a porque Henry quería volver de aquella sorpresa, una tan tardía, pero suponía que era únicamente para hacer más emocionante todo el asunto para él. Como un padre que suele consentir a su hija, seguramente quiere verla agradecerle de manera efusiva como cuando eran más jóvenes.
Miro los folletos frente a su madre, aquellos que habían estado mostrándole hace un rato con la intención de planificar aquel viaje y, esforzándose por hacer uso de aquella habilidad que tenia para el pensamiento lateral, trató de conectar la idea de su padre con alguna otra que no estuviera relacionada del todo. Y sin que sus padres le interrumpieran, quizá sabiendo que él estaba maquilando algo, pasados algunos minutos, el tuvo una idea.
—¿Han hablado con Anna últimamente?— preguntó Lincoln, después de estar en silencio un rato, e interrumpiendo la conversación que sus padres iniciaron por si mismos ante su distracción, o concentración.
—Claro que si— le respondió su madre—, todos los días por mensajes, y al menos unas tres veces por llamada en la semana.
—Oh. Que mal, supongo que eso arruina las cosas.
—¿Qué tenias en mente?— emocionado, fue su padre quien le interrogó.
—Pensé que podíamos darle una sorpresa anidada.
—Elabora— le pidió su padre, intrigado ante las palabras de quien aún veía con extrañeza por regresar a su apariencia peliblanca.
—No importa, si Anna sabe sobre el viaje no tiene caso.
—No creo que ella sepa sobre el viaje, aunque le hemos mencionado alguna vez que tenemos ganas de hacerlo, no le hemos dicho que estas ayudándonos con eso.
—Entonces ella no sabe que están por hacer el viaje, ¿cierto?
—No lo creo.
—Bien, entonces, ¿qué les parece esto? Mantendremos en secreto su viaje también.
—¿Por qué haríamos eso?— su madre se veía incapaz de conectar los puntos.
—Ya te lo dije— interesado, su padre le repitió—, elabora.
—Haremos que el viaje sea la sorpresa, y que el tema de los papeles sea la sorpresa anidada. Miren, el tema de los papeles ya está hecho casi por completo, y el testamento da igual cuando este notariado, así que podríamos guardar el viaje como la sorpresa principal para que ella baje la guardia al saberlo.
—¿Entonces como haremos que Anna se entere de los papeles?— con la duda, su madre expuso su pregunta, sin tener nada claro a donde es que Lincoln se dirigía.
—Miren, planearemos el viaje a escondidas. Ninguno de nosotros le diremos nada al respecto, y vamos a esperar a que todo esté listo para hablarle de eso. Si conseguimos que todo esté en orden, su viaje tomara poco más de un año, ¿cierto?
—Confiamos en ti para que eso se cumpla, no nos falles, Lincoln.
—Bueno, si lo mantenemos en secreto, cuando se lo digamos sin duda se va a sorprender, después de todo será un viaje largo, muy largo.
—Me gusta, sorprender a mi nena será un buen recuerdo antes de irme por tanto tiempo.
—Pero, cuando se entere de lo que durara el viaje, ella seguramente preguntara sobre el restaurante. Todos sabemos que ella sería la elegida para estar a cargo, pero justo ahí podríamos decirle la segunda sorpresa y ustedes le entregarían los papeles. Una sorpresa después de otra, ¿Qué opinan?
—Me gusta la idea— con emoción, el padre se puso de pie y dio vuelta a la mesa para acercarse a Lincoln y darle una palmada en la espalda—, siempre es bueno hacer sonreír a mi hija.
—¿No podemos simplemente decirle sobre los papeles en cuanto estén listos?— ante la incredulidad de ambos hombres, la mujer preguntó eso.
—No seas aguafiestas, Esther. ¿No quieres sorprender a Anna?
—Pues la verdad no creo que ella se vaya a sorprender tanto, es algo que espera después de todo. Le hemos dicho sobre eso desde hace años, es obvio que no la vamos a tomar por sorpresa.
—Tonterías, ella estará muy sorprendida y le gustara. Más le vale que así sea.
Sonriendo, Lincoln se mantuvo en silencio mientras sus padres adoptivos continuaban hablando al respecto, siendo su madre quien parecía querer hacer las cosas de una manera más práctica. Normalmente era así, su padre era el soñador y su madre la pragmática.
