Disclaimer: Avatar: Last Airbender no me pertenece.

Advertencia: Este es un Semi AU, lo que quiere decir que las cosas ocurren en el mismo universo, pero de forma muy (o solo ligeramente) diferentes.

Advertencia N°2: Hay muerte de personajes.


12. Ahora…

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La idea ha estado dando vueltas en su cabeza por semanas. Y ahora solo es peor. Simplemente no puede dejar lo mirarlo, y es que él tampoco pone de su parte si se dedica a entrenar sin camisa, ¿qué espera que haga ella, que mire para otro lado? Poco probable, sobre todo si está luchando con él.

¿Será acaso algo cultural? Es decir, ella también se pone cómoda para entrenar, sobre todo si se meterá al agua para tales efectos, pero es distinto. ¿Cierto? Debe serlo, si Zuko parece poder hacer sus cosas sin desconcentrarse como lo está ella en este momento.

No es algo que le hubiera pasado antes. Allá en el Polo sur, los guerreros y cazadores eran sujetos de práctica constantes y variables en las cabañas de sanación, y ninguno de las docenas de chicos que se quitaron la camisa (innecesariamente, dicho sea de paso) frente a ella, lograron jamás que ella perdiera el foco respecto de lo que estaba haciendo. Pero Zuko lo hace sin siquiera esforzarse. Y eso, de verdad, le pone de los nervios.

Y esos nervios se notan cuando debe evitar que Zuko le arroje al suelo con una patada en lugar de intentar golpearla con esa misma patada, encendida. Porque él ve que está distraída y, obvio, no quiere lastimarla. Esa deferencia la enternece y le ofende en partes iguales, porque no se ha esforzado tanto para que su oponente sea blando con ella, pero el hecho de que él lo note y le importe es simplemente lindo.

Katara decide que puede pensar en lo mucho que le gusta Zuko después de patearle el trasero.

Su pelea de entrenamiento se muda de la tierra firme junto al estero en el que se detienen a acampar, a la rivera del mismo, y ella se siente en sus dominios cuando sus pies tocan el agua.

Una ola de denso vapor les nubla la visión a ambos cuando usa una burbuja para apagar el puño llameante con el que Zuko pretende atacarla, y ella, en un intento por dar un golpe final, avanza. Pero falla. Su paso en falso le hace tropezar hacia adelante, y Zuko, quien aún no puede ver con claridad por la nube de vapor, reacciona por instinto al querer atrapar lo que sea que se haya dado de bruces contra su pecho. Pisa una piedra que le impide plantar los pies con firmeza en el suelo y cae de espaldas (en tierra seca, al menos) con Katara a cuestas. El 'ogh' por partida doble que nadie oye perderse entre los árboles de un bosque deshabitado, por el golpe contra el suelo y el pecho del otro, respectivamente, deja sus pulmones de forma ahogada.

-Lo siento- se apresura a decir ella, tratando de quitarse el pelo de la cara con una mano, al mismo tiempo que intenta erguirse, pero vuelve a distraerse y dejar de hacer lo que hacía al ver de frente los ojos dorados de Zuko a tan solo escasas pulgadas.

-¿Estás bien?- pregunta él, como si nada.

Y eso le molesta. Ignorando completamente el hecho de que primero ha preguntado por ella antes que cualquier otra cosa, está molesta. Ella no puede estar, sus manos le queman la piel de la cintura y él está como si nada. Todo parece indicar que a él, ella no le provoca nada, ni la mínima parte de lo que ella siente por él; ni el estupor, ni las mariposas con aguijón en el estómago, ni la sensación de estar frente a una fogata. Y no sabe cómo enfrentarlo.

Una parte de sí misma se siente avergonzada, como una chiquilla con un enamoramiento por un amigo de su hermano mayor. Y otra, está picada. La Katara que recibía pacientes ansiosos de que les notara le golpea en el pecho y le grita que, si él no está dispuesto a manifestarse, bien ella puede, al menos, quitarse el gusto y olvidarse de él, ya que de todas formas él no se ve interesado.

Y, sin detenerse a pesar en ninguna de las razones por las que, en realidad, es una pésima idea, Katara le asalta. Le golpea la boca con sus labios, y le agarra los hombros con las manos, para alcanzarlo mejor. Y, por un instante, eso es todo.

Al siguiente, cuando ella probablemente va a empezar a enumerar las consecuencias de hacer cosas sin pensar, siente las manos de Zuko arder. Un brazo le afirma la cintura, y el otro contra sus hombros. El peso se profundiza y ella siente que podría evaporarse en el aire.

Hasta que las manos gruesas de Zuko la vuelven sólida nuevamente al apartarla.

-¿Qué…?- pero sea lo que sea que fuera a decir ella, o fuera esto coherente o no, Zuko se le adelanta y le interrumpe.

-¡Lo siento!- se disculpa, desviando el rostro-. Esto no…

-¿Por qué no?- le exige ella, porque se niega completamente a dejarle terminar la frase-. Pensé que no te gustaba, y que entonces podía besarte y dejarlo ser, ¡pero me besaste de vuelta!- empieza Katara, su respiración es agitada, quizás está hiperventilando-. No eres del tipo de chicos que solo besan a una chica porque pueden, ¿o sí?

-¡No! No lo soy- se apresura a decir, a pesar de todo esto, sin querer que ella piense mal de él.

-¿Entonces?

Y Zuko se encuentra a sí mismo en silencio, sin saber qué decirle.

-¡Zuko!

Katara está nerviosa, su corazón palpita a un ritmo poco saludable, le duele la cabeza, y estar a ahorcajadas sobre él, medio metidos en el agua, no le ayuda a mantener la calma.

-Si es porque no te gusto, de verdad puedo entenderlo, ¿sabes?- intenta llenar el silencio, ofreciéndole una respuesta fácil que él puede usar-. Los chicos hacen eso, Sokka siempre lo dice. Si tú…

-No es eso- la interrumpe, acercándola, incapaz de oírla continuar-: me gustas, Katara. Como no tienes idea.

Ella sonríe, apenas. Está feliz por lo que acaba de oír, tanto que lloraría. Pero su rostro no ha cambiado, sigue habiendo algo que no le ha dicho, y eso le impide relajarse.

-¿Pero…?

Él suspira con el rostro gacho. No puede ni mirarla.

-Pero no puedo.

-Por qué no.

-Porque no sabemos si Lu Ten está vivo o no, Katara.

-¿Esto es por lo que dijo Zhao?- exclama ella, como si acabara de decirle una barbaridad-. Zuko, lo decía para provocarte.

-No, Katara- dice con seriedad preocupante. De uno de sus bolsillos, saca el pendiente a medio terminar que Lu Ten le entregó antes de separarse en el Templo, y se lo enseña-; Lu Ten iba a proponerte matrimonio.

Katara mira el pendiente como si éste le hubiera ofendido personalmente, y luego a Zuko. Esto fue peor aún. La decepción y el enojo son fácilmente reconocibles en sus ojos, y Zuko no sabe qué hacer.

-Al final- comienza luego de un instante-, eres igual a todos a mi alrededor- le acusa. Zuko alza las cejas sin comprender-; todos queriendo decidir por mí.

-Pero…

-Aún si Lu Ten estuviera vivo (¡y, por Tui y La, de verdad espero que así sea!), todavía soy libre de rechazarlo si él realmente hubiera querido casarse conmigo- le aclara, poniéndose de pie-. Aunque, probablemente sí lo acepte, ¿sabes? Al menos él habría tenido el valor de pedírmelo.

Y con eso, pasa por su lado camino al campamento.

Zuko se queda en su sitio, sin poder moverse, sintiéndose como un completo estúpido.

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Y, bueno, un rechazo. Se nos confirma lo que sospechábamos desde el capítulo en la aldea de Hama, en la que Katara estaba demasiado cómoda jugando a la feliz-pareja con Zuko, y ahora solo se lanzó al abordaje.

Lo bueno: que Zuko le dijo que era mutuo.

Lo malo: que Zuko la rechazó de igual forma.

Lo feo: que Zuko no le dio una razón que a ella le satisficiera.

Y bueno, hay que ver cómo avanza todo a partir de este momento. ¿Cómo van a arreglar este asunto Y recuperar el trono de la Nación del fuego? ¡Lo descubriremos!