Capítulo 5: Cita con Papá.

Había pasado más de un mes desde el estreno, la obra estaba funcionando muy bien, llenaban el teatro cada noche y se hablaba de que sería candidata a los Tony. Maxwell y CC estaban muy contentos y les llovían los guiones de prestigiosos dramaturgos que querían que la suya sea su próxima obra. No solo iba bien el trabajo, sus relaciones iban estupendamente. Niles y CC seguían con su "incipiente" relación de cara a Maxwell y Fran, los demás no sabían nada, aunque Maxwell y Fran ni siquiera sospechaban que no sólo iban de vez en cuando al cine, a cenar o a tomar un café… no sospechaban que dormían juntos cada noche y estaban teniendo una relación seria desde que estuvieron de vacaciones supuestamente por separado. La única de la familia que conocía toda su historia era Grace y se convirtió en su cómplice.

Maxwell y Fran también estaban completamente felices, los niños aceptaron entusiasmados su relación y estaban encantados porque no sólo hacían planes en pareja, hacían muchas salidas familiares y se divertían muchísimo juntos. Aprovechando esas salidas en familia Niles y CC fueron bastante traviesos en diversos sitios de la mansión.

Un mes después del estreno, Niles y CC estaban preparándose para encontrarse con el padre de CC, Stewart, y con Noel. Por parte de Noel no había ningún problema, habían hablado de vez en cuando con él por teléfono y estaba muy contento porque sabía que su hermana nunca había estado tan entusiasmada con nadie. Niles tenía libre el sábado, porque el día antes por la noche, Maxwell, Fran y los chicos fueron a pasar el fin de semana fuera, habían dormido juntos en el ático de CC, se estaban arreglando para su almuerzo, habían quedado con Stewart y Noel en un elegante restaurante de Manhattan.

-¿Estás ya preparado, Hazel? – Preguntó CC mientras se daba el último retoque en el baño.

-Sí, CC. – Dijo pensativo mirándose al espejo de cuerpo entero del dormitorio de su novia.

-¿Qué te pasa?

-Nada.

-A mí no me engañas, te veo preocupado.

-Sólo estoy nervioso.

-No me digas que es la primera vez que quedas con el padre de alguna de tus novias.

-No es la primera vez que me presentan como pareja, no he tenido muchas novias, lo sabes…y sólo un par de veces he conocido a sus familias y, conoces mi encanto, me adoraban. – CC sonrió y le dio un beso en la mejilla.

-Entonces, ¿Qué es lo que te preocupa?

-La última vez fue hace muchos años, estaba en Inglaterra aún y su familia no era como la tuya.

-Me lo imagino… pero no debes preocuparte, a Noel te lo has ganado.

-Sí, pero, ¿Qué pasa con tu padre?

-Mi padre mientras sea feliz lo aceptará.

-¿Y tú madre?

-No la veo desde hace 6 años, la última vez que hablé con ella me llamó para felicitarme por mi cumpleaños hace 3 años…y se confundió, era el cumpleaños de mi hermana, no el mío. Si intentara poner objeciones ni siquiera la escucharía. Puede desheredarme si le da la gana, tengo la herencia que me dejaron mis abuelos, la cual he sabido invertir, y mi padre no lo hará porque me adora. Además tengo mi trabajo y gano bastante dinero, no me puede amenazar con eso.

-Volviendo a tu padre… ¿y si piensa que intento aprovecharme de ti? Como dices, tienes mucho dinero y yo no…no estamos en igualdad de condiciones.

-Para que te sientas mejor, te diré que pocos hombres con los que he salido tienen tanto dinero como yo… por eso no encontraba a nadie, los calaba después de la primera cita. Además yo sé que no te estás aprovechando de mí. El dinero que tengas o no, no importa, mi padre puede ser un hombre de negocios sin escrúpulos, pero lo más importante para él es que sea feliz, se siente culpable por la infancia que tuvimos… no será un problema, además sabe que detecto a los cazafortunas desde los 15 años.

-Pero no dejo de preocuparme.

-Pues tranquilo, además, ¿Por qué crees que he programado este almuerzo para que coincidamos con Noel? Él nos va a apoyar. – Le dio un ligero beso en los labios. – Además estás muy guapo y muy elegante, este traje te queda muy bien. – El traje era negro y muy elegante, clásico, lo combinó con una camisa blanca con gemelos de oro con un nudo celta y con un alfiler de corbata a juego, regalo de sus padres cuando se graduó en Oxford, y una corbata de seda burdeos, regalo de CC para unas navidades hace unos años y que sólo se ponía en ocasiones especiales, se puso también sus zapatos más elegantes, de piel negra, los dejó relucientes para la ocasión.

-Me dijiste que íbamos al Ritz, me tenía que poner mi mejor traje…Y tú no te quedas atrás, estás preciosa.

-Gracias, cariño. – Niles le hizo dar la vuelta para verla bien, llevaba un vestido rojo intenso de manga larga, ceñido hasta las caderas y con una bonita falda de vuelo, mostraba elegantemente sus piernas, tenía un escote no muy grande, pero teniendo en cuenta que CC tenía los pechos grandes parecía más atrevido. Se puso unos tacones negros de aguja de Louboutin y llevaba un bolso negro y su abrigo negro, como en todas las ocasiones especiales se puso el colgante y los pendientes, regalo de su abuela, eran sus joyas favoritas y siempre se los ponía cuando iba a ver a su padre, que aunque le regaló varias joyas muy valiosas y espectaculares, le encantaba verla con esas piezas que pertenecieron a su madre, en el fondo su padre era un sentimental y sabía que lo ablandaría sólo con ese detalle. – Vamos, mi padre es muy puntual.

Niles la ayudó a ponerse el abrigo, afortunadamente Chester estaba durmiendo en su cunita o les hubiera dejado pelos en toda la ropa. Cogieron un taxi y llegaron en poco tiempo cuando CC le prometió al taxista una buena propina si se daba prisa. Cuando los llevó en menos de 20 minutos a pesar del tráfico, CC le dio un billete de 20 dólares además de pagarle la carrera. Cuando Niles salió del taxi le ayudó a bajar y la cogió de la mano, iban entrando al vestíbulo y él le dijo que no era necesario que gastase tanto dinero, que llegaron a tiempo, dejaron el abrigo de CC en el guardarropa y entraron en el bar del hotel.

-Sí, pero mira ahí. – Señaló a la barra del bar y allí estaban Stewart y Noel tomando un martini. – Te he dicho que mi padre es muy puntual. – Entonces Stewart reparó en su hija y sonrió y la saludó con la mano sonriendo. CC cogió la mano de Niles y la apretó, lo arrastró a la barra y sólo soltó la mano de Niles para abrazar a su padre. El hombre ni siquiera reparó en que su hija iba acompañada.

-Hola gatita. – Dijo Stewart. – Déjame que te vea. – La hizo apartarse y girar sobre si misma. – Estás tan preciosa como siempre. – Volvió a abrazarla y besó su mejilla. – Y ahora dime por qué tanto misterio para que reserve una mesa para cuatro y no decirme quién viene con nosotros. – Entonces reparó en Niles que miraba al hombre mayor saludando a su hija. - ¿Eres tú? Creo que te conozco…

-¡Hola, hermanito! No te había saludado. – Dijo CC saludando a Noel.

-Hola, Chas, tranquila, por esta vez te disculpo porque sé que tenías muchas ganas de ver a papá. – Noel era el único que la llamaba Chas.

-Papá, él es Niles Brightmore, mi novio. Y sí lo conoces, es el mayordomo de mi socio, Maxwell.

-¿Tu novio? ¿Sabías algo de esto, Noel?

-Sí, papá, y estoy feliz por CC…mírala y dime si alguna vez la has visto más feliz y preciosa. – Cuando Stewart vio que su hijo lo aprobaba se relajó.

-Tienes razón, hijo. Vamos a nuestra mesa y contádmelo todo.

Stewart llamó al maître, enseguida los acompañó a un reservado íntimo y agradable, el habitual del señor Babcock cuando iba allí con sus hijos, conocía a mucha gente y no quería que los interrumpiera nadie. Niles apartó la silla para CC y todos se sentaron y pidieron un martini para los entrantes. Una vez que se fue el camarero tras servirles sus bebidas, Stewart entró en materia.

-Bien, gatita, cuéntame, ¿Cuánto hace que estáis juntos? Por lo que hablabas de él y las veces que os vi juntos parecía que os odiabais.

-Lo cierto es que no había tanto odio como parecía. – Niles y CC se miraron sonriendo. CC continuó. – Papá, ¿Recuerdas las vacaciones en el resort a las que no pudiste ir hace unos meses? – Stewart asintió. – Noel iba a venir en tu lugar y finalmente tampoco pudo ir, así que terminé allí sola. Resulta que al día siguiente de llegar me encontré con Niles que también estaba allí de vacaciones, le pedí que me acompañara unos minutos porque había un tipo un poco pesado por allí y quería que me ayudara a evitarlo. Estábamos charlando sobre que él estaba alojado en la suite junto a la mía y que no nos encontramos aunque llegamos el día anterior, cuando apareció Hillary…

-¿Hillary? – Preguntó Stewart.

-Sí, la hija de Constance Fullerton.

-¡Madre mía! – Dijo Noel. – Con lo cotilla y malintencionada que es… ¿Qué hacía allí?

-Estaba de luna de miel.

-¡Ah, sí! Me dijiste que te invitó a su boda y le dijiste que no podías ir.

-Sí, lo cierto es que quería venir de vacaciones contigo, papá.

-Siento no haber podido ir contigo. – Dijo Stewart.

-No te preocupes, a ella le dije para no ir a su boda que mi nuevo novio me había regalado unas vacaciones por sorpresa y mi avión salía el día antes de su boda.

-¿Por qué no le dijiste que habíamos quedado nosotros? – Preguntó Stewart.

-Papá, conozco como es tu trabajo y lo víbora que es Hillary, igualita que su madre, no quise que me ridiculizara si por su padre se enteraba que no podías venir.

-Lo siento mucho, cariño. – Dijo Stewart bastante serio.

-Tranquilo, papi. Le dije a Niles que me siguiera la corriente, él aceptó fingir que era mi novio el resto de la semana.

-Si le digo la verdad, estaba encantado de hacerlo, ya me estaba aburriendo sólo de pensar en pasar toda la semana de la playa al bar y del bar a la playa… - Dijo Niles.

-A mí me hubiera pasado lo mismo. – Dijo Stewart sonriendo.

-Bueno, él me acompañó a mi suite, lo invité a cenar allí para agradecerle su ayuda con esa imbécil.

-Allí por fin me armé de valor y le pedí no sólo fingir ser su novio, le pedí que saliéramos juntos de verdad. Que nos diéramos una oportunidad.

-Supongo que todo salió bien. – Dijo Stewart.

-Sí, papá, pasamos unos días maravillosos y después cuando volvimos a Nueva York, todo fue genial, incluso fuimos juntos al estreno de mi última producción.

-Si todo va tan bien, ¿Por qué no lo confirmasteis a la prensa el día del estreno? Os vi de pasada en la prensa, pero no me fijé en quién salía contigo, sólo en ti, gatita, estabas preciosa.

-No le culpo, señor Babcock. – Dijo Niles. - ¿Quién se va a fijar en mí estando ella tan deslumbrante?

-Te iba a decir que me llames Stewart, pero antes de que me tutees, quiero que me digas qué intenciones tienes con mi hija.

-¡Papá, por favor! – Dijo CC un poco sonrojada. – Ya soy adulta, no tienes que protegerme tanto.

-Disculpa, cariño, pero siempre voy a preocuparme por ti aunque tengas 50 años.

-No te enfades, CC. Es normal que tu padre quiera conocer mis intenciones. Ten en cuenta que eres bastante más joven que yo y no soy de tu misma clase social.

-Papá, créeme, él y yo nos queremos y somos muy felices, no hay nada de qué preocuparse.

-Señor Babcock, le diré que mis intenciones son honorables, aún no, porque es demasiado pronto, pero pretendo pedirle matrimonio en el momento adecuado. Antes de que lo pregunte, quiero un contrato prenupcial, no quiero nada de ella si nos casamos y no funciona…aunque lo dudo, porque me esforzaré por hacerla feliz y estar juntos para siempre.

-Niles… - Dijo CC emocionada y lo besó en la mejilla. – Ves papá, no tienes nada que temer, no es un cazafortunas, si lo fuera, me hubiera intentado seducir desde que nos conocimos en lugar de insultarme…y yo a él.

-Por cierto. – Dijo Niles. – Para que quede claro, porque sé que es algo que le preocupa. No busco estar con una mujer para aprovecharme de ella, nunca me he sentido atraído por el dinero, aunque he tenido oportunidades. Yo no necesito que me mantengan, no pienso dejar mi trabajo. Desde que terminé mis estudios en Oxford me he mantenido sólo.

-¿Estudiaste en Oxford? – Preguntaron Noel y Stewart al unísono.

-Soy abogado y también hice una especialización en literatura. Puedo ejercer la abogacía aquí y en Inglaterra y suelo ayudar con asuntos legales al Señor Sheffield, el cual me da un buen sueldo y no soy un derrochador, tengo mis ahorros y me puedo permitir algún capricho para mis vacaciones, como las últimas en el resort.

-Lo cierto, es que me estaba preguntando cómo te las pudiste costear… es un sitio bastante lujoso y caro. – Dijo Stewart.

-Tengo un buen amigo cuyo hijo trabaja en una agencia de viajes, es un gran chico y me consigue muy buenas ofertas para mis vacaciones y para cuando voy a visitar a mis padres a Edimburgo. Como yo digo, hay que tener amigos hasta en el infierno.

-Estoy de acuerdo con eso. – Dijo Stewart guiñándole un ojo.

-No sabía que estudiaste literatura. – Dijo Noel. – Eres una caja de sorpresas, Niles, tenemos que vernos más a menudo.

Estuvieron charlando un poco más hasta que llegó el camarero y pidieron su almuerzo. Cuando se fue después de servirles su comida, CC les preguntó a su padre y su hermano cuánto tiempo se quedarían en la ciudad.

-Yo llegué ayer. – Dijo Stewart. - Y me tengo que ir mañana por la tarde a Japón.

-Yo también llegué ayer y me quedaré unos días en el piso de papá, ¿Por qué lo preguntas, hermanita?

-Por si queréis entradas para ver la nueva obra, está todo vendido, pero os puedo conseguir unas entradas. – Stewart sonrió.

-No es necesario, gatita, no te lo dijimos para darte la sorpresa, pero reservé entradas para ayer y Noel y yo fuimos a verla anoche al teatro y nos ha encantado.

-¿De verdad?

-Por supuesto, Chas. Es una obra maravillosa y nos gustó mucho. ¿Cómo no íbamos a verla? La has producido tú.

-Gracias. – Dijo CC completamente emocionada.

-Brindemos. – Dijo Stewart. – Por mi preciosa y exitosa hija y por el hombre que le hace feliz. – Todos sonrieron y brindaron.

El almuerzo transcurrió muy entretenido, comieron maravillosamente, aunque CC dijo que Niles hacia mejor el pastel de carne y la tarta de queso que el que les sirvieron.

-¿En serio? – Preguntó Stewart.

-Sí, es un gran chef. – Dijo CC.

-Para su próxima visita podríamos comer en el ático de CC. – Dijo Niles. – Yo cocinaré, por supuesto.

-Volveré para Navidades, si no tenéis otros planes, aceptaré la invitación. Aunque recuerdo también que en mi última visita cuando fui a la mansión preparaste una tarta de fresas impresionante, no he probado nada parecido en mi vida.

-Se me da bien la repostería. Casi todas las tartas que preparo son receta de mi abuela materna y las heredó mi madre, por eso no ha podido probar nada parecido.

-Papá, en Navidad no sabemos si estaremos por aquí, así que quizás tendremos que esperar a vernos.

-Pensaba que te gustaba pasar la Navidad en Nueva York, Chas. – Dijo Noel.

-Y me gusta. – Dijo CC.

-De hecho, nos gusta a los dos. – Dijo Niles.

-Es que queremos ir a Edimburgo a ver a la familia de Niles, quiere que los conozca.

-Además mi padre tuvo hace poco una caída y se rompió un tobillo, no quisieron que fuera a verlo porque decían que era un viaje demasiado largo y estaba bien para tener 80 años y una fractura…

-Es normal que quieras ir a verlo. No os preocupéis, es probable que cuando venga no pase la Navidad sólo.

-¿Qué quieres decir, papá? – Noel sonrió.

-Esta mañana he estado en una entrevista en la universidad de Columbia, el mes que viene empezaré a trabajar como profesor fijo de literatura inglesa. Dentro de unos días voy a Boston a organizar el traslado.

-¿De verdad? – Dijo CC ilusionada.

-Sí, cariño, vuelvo a Nueva York, estoy harto de Boston y echo de menos a mi preciosa Chas. – CC lo abrazó.

-Te quiero, Noel.

-Y yo a ti, amor.

-No sabes lo contento que estará Umbert. – Noel se sonrojó.

-He quedado esta noche con él para cenar, como me diste su número de teléfono lo llamé antes de venir aquí.

CC estaba emocionada.

-Ojalá vaya todo bien, siempre he sabido que estáis hechos el uno para el otro.

-Seguro que irá bien, hermanita, desde que lo dejamos estaba deseando volver a verlo. – Stewart preguntó a su hijo.

-¿Es por él por lo que vas a volver a Nueva York?

-En parte, se me acaba el contrato en Boston, y el decano está deseando no renovármelo porque es un viejo homófobo y no me soporta, así que antes de que me eche, prefiero irme yo…y ¿qué mejor sitio que Nueva York? Me encanta la ciudad…y estaré cerca de mi amada hermana, es lo que peor llevo, te echaba de menos, Chas.

-Por cierto, papá, me dijiste que pasaste por Suiza antes de venir aquí, ¿Están bien los chicos?

-Sí, cariño, Preston y Stewie están bien, DD me llamó hace unos días, dice que si en Navidad podemos llevárnoslos alguno de nosotros…que tiene planeado ir con su marido a esquiar a Aspen con la familia de él y no habrá sitio para ellos en el chalé…vamos que le molestan. – Stewart suspiró. – Si queréis puedo ir yo a recogerlos y los traeré a Nueva York, si me surgiera algo en el trabajo, ¿Podrías quedarte con ellos, Noel? – Preguntó a su hijo.

-Por supuesto, papá, en tu piso de la Quinta Avenida, hay sitio de sobra para los tres. – Entonces intervino Niles, cuando vio un poco preocupada a CC.

-No es por meterme, es cosa vuestra, pero podríamos llevárnoslos nosotros a Edimburgo.

-¿En serio? – Preguntó CC.

-Sé que te preocupan tus sobrinos, CC. Es un vuelo muy largo desde Suiza para hacerlo dos veces en pocos días. Hay gente a la que le sienta muy mal el cambio horario y sólo son niños. ¿Qué edad tienen?

-Preston tiene 8 años y Stewie 12. – Contestó Stewart.

-Sí, eso es cierto, Niles, son pequeños para soportar esos vuelos tan largos. – Dijo Noel. – Además, para entonces tenía planeado trasladarme. Tu piso me gusta mucho, papá, pero buscaré algo más cerca del campus en algún momento, por comodidad, ya sabes.

-Sí, hijo, yo de todas formas iré a Suiza a recogerlos, puedo llevarlos a Londres, nos podemos reunir allí y luego yo volveré a Nueva York. ¿De verdad no será una molestia, Niles?

-Para nada, mis padres tienen una casa enorme, mi padre era mayordomo y mi madre ama de llaves y ahorraron durante años para comprar la casa de sus sueños, mis estudios los costearon los Sheffield porque Max tuvo una época díscola y querían que lo vigilara, y mi hermano estudió odontología, consiguió una buena beca, él y su mujer tienen una clínica dental, así que hemos sido autosuficientes desde muy jóvenes, mis padres ahorraron bastante para la vejez, cuando se jubilaron, los padres del señor Sheffield les dieron una gran cantidad de dinero, entre eso y sus ahorros, se compraron una gran casa cerca de Edimburgo, incluso tienen un establo con dos caballos, a mi padre le encantan, y con su pensión y lo que les sobró tienen una jubilación feliz y desahogada. Mi hermano y su familia viven cerca, por lo que no se alojarán allí, tenía planeado llamarlos esta noche y lo concretaremos, seguro que les encantará recibirlos, además tengo 3 sobrinos de más o menos esa edad, seguro que se divertirán y, como yo, mi madre hace los mejores dulces del mundo.

-Eso sería perfecto. – Dijo Stewart. – Esos niños son buenos chicos y merecen pasar una buena Navidad en familia y sé que su madre no les hace sentir queridos, es triste decirlo, porque es mi hija, pero DD es una madre terrible.

-Tuvo de quién aprender, y no lo digo por ti, papi. – Dijo CC. – Tú por lo menos intentabas compensar tus errores, BB en cambio…

-Lo sé, gatita. – Dijo Stewart. El camarero empezó a recoger los platos del postre y les ofreció un cóctel. Pidieron un cóctel para dar por terminado el almuerzo. Stewart miró a su hija y volvió a verla un poco preocupada. - ¿Qué te pasa, gatita?

-Nada, supongo que cuento con tu aprobación.

-¿Qué te hace pensar lo contrario? – Preguntó Stewart. – No os dejaría a cargo de los chicos en caso contrario, además es el único novio que me has presentado y que no quería un enchufe o trabajar para mí…y que no me ha hecho la pelota, sabes que no me gustan los lameculos.

-Gracias, Señor Babcock. – Dijo Niles cogiendo la mano de CC.

-Llámame Stewart.

-De acuerdo, Stewart.

-Por cierto, leí en la prensa que Maxwell y Franny están juntos.

-Sí, les ha costado, pero finalmente están juntos. – Dijo Niles.

-Si puedo me llegaré mañana a saludarlos antes de ir al aeropuerto, tengo que irme ya, chicos, tengo una reunión dentro de una hora y ya sabéis que no se puede confiar en el tráfico de Nueva York.

-Sí, papá, lo entendemos. – Dijo CC. Stewart invitó, como siempre que veía a sus hijos. Salieron del restaurante y fueron al guardarropa, CC recogió su abrigo. – Si antes de Navidad puedes pasar por aquí, podríamos quedar y cenar todos en mi ático.

-Es una gran idea, gatita, en cuanto tenga un par de días libres vendré, si no es una molestia. – Dijo mirando a Niles.

-Para nada, Stewart, será un placer. – Se apresuró a decir Niles. – Además si queréis os puedo preparar mi risotto, a CC le encanta.

-Eso sería maravilloso. – Dijo Noel. – Ya estoy deseando que llegue ese día.

Se despidieron, CC abrazó a su padre y su hermano muy feliz, quedó en hablar con su padre en los próximos días cuando hicieran las reservas para ir a Edimburgo para ellos y los chicos. Noel, CC y Niles quedaron para almorzar al día siguiente. Noel fue al piso de su padre con él, tenía que llamar a su antiguo jefe y quería hacerlo cuanto antes, hubiera preferido hacerlo en persona, aunque lo pensó mejor y decidió no perder ni un minuto. Niles se despidió del padre y el hermano de CC con cariño, los cuales le dijeron que estaban encantados de conocerlo mejor y que esperaban que lo suyo con CC funcionara porque nunca la habían visto tan feliz. Él les prometió que haría lo imposible con tal de verla feliz.

Cuando se separaron en la puerta del hotel, Niles y CC decidieron volver paseando a la mansión cogidos de la mano.

-¿Y bien, Mr. Clean? – Dijo CC cogida de su brazo. – ¿Tenía razón o no? Les has gustado mucho.

-A mí ellos también. No sabía que a tu padre le preocupaban tanto sus nietos.

-A alguien le tienen que preocupar… yo los visito en primavera, siempre que puedo, mi hermana sólo los recoge en verano…y los manda de campamento todo el verano, y sus padres tampoco es que se interesen mucho por ellos, son unos ejecutivos adictos al trabajo y su relación con ellos se limita a mandarle cheques a mi hermana para que los mande a los mejores colegios. Mi padre tiene razón, son buenos chicos, demasiado buenos para la infancia que están teniendo, un poco tímidos y tienen muy buenas notas, seguro que les caerás muy bien cuando los conozcas, además los niños se te dan muy bien.

-¿Y tú qué tal te llevas con ellos?

-Muy bien, son mis sobrinos y cuando voy a verlos nos lo pasamos muy bien juntos, cuando podemos ir a verlos en sus cumpleaños, Noel y yo los llevamos a esquiar, les llevamos regalos y los consentimos, además les escribimos muy a menudo.

-Por suerte os tienen a vosotros.

-Sí, a sus padres y sus familias paternas no les importan… ojalá mi hermana no los hubiera mandado tan lejos, cuando lo hizo hablé con mi padre, quería contratar un abogado para quedarme con la custodia, pero siendo soltera y con un trabajo como el que tengo sería una pérdida de tiempo y dinero, lo tengo hablado con ellos hace años, en cuanto empiecen en la universidad solicitarán plaza en Columbia y se mudarán conmigo.

-¿En serio? – Dijo Niles.

-Sí, me gustaría que por lo menos durante su época universitaria se sientan como en casa. Surgió cuando Preston empezó en el internado hace dos años, en mi primera visita no quería separarse de mí y me pedía que me lo llevara a casa, Stewie le dijo que no podía, entonces les dije que cuando empezaran la universidad les conseguiría plaza en Columbia, mi padre seguro que puede, entonces serían mayores y podrían vivir conmigo si quieren o podría ayudarlos a pagar un apartamento para ellos, Preston siguió diciendo que quedaba mucho tiempo y le tuve que prometer visitarlo tanto como pudiera y escribirle cada semana, el próximo estreno será en verano y les he prometido llevarlos si su madre lo permite, si no te parece mal y todo va bien en Navidad, he pensado pedirle a mi hermana quedármelos este verano.

-Me parece bien, CC, son tus sobrinos, si quieres pasar tiempo con ellos no te lo impediré, mucho menos sabiendo que sus padres y su madre no los atienden como deberían.

-En realidad, eso sólo lo hacemos mi padre, mi hermano y yo, mi padre no pasaba mucho tiempo con nosotros pero intentaba que lo pasáramos bien con él, ahora está intentando ser un buen abuelo, tiene muchos negocios en Suiza y los visita a menudo, aprovecha los fines de semana y los lleva a esquiar o a donde quieren, lo hace desde que Stewie estuvo en su primer año de internado, le dijo que le pidió a su madre vivir con él pero que se negó, papá le dijo que lo visitaría todo lo que pudiera, habló con los directores del colegio y consiguió que nos dieran permiso a él, a Noel y a mí para visitarlos en fines de semana aunque no hubieran vacaciones escolares.

-¿Tu madre los ve?

-Apenas nos veía lo justo a nosotros y éramos sus hijos…los ha visto un par de veces en los años que tienen, incluso oculta su existencia a algunas de sus amistades…mi hermana DD y su marido hacen lo mismo, por eso los mandan lejos en verano o los dejan en Navidad en el colegio, mi padre los lleva de viaje en Navidad, pero suele llevarlos a hoteles, seguramente esta será la primera Navidad que recuerden en la que no estén en un hotel o en el internado. – Llegaron a la puerta de la mansión en ese momento y Niles la besó.

-Sabes, estoy deseando conocerlos, cuando entremos iré a mi habitación y llamaré a mis padres, con tu permiso les hablaré brevemente de ellos, seguro que estarán encantados de que pasen la Navidad con nosotros, ya saben que te llevaré.

-¿Ya les has hablado de nosotros?

-Por supuesto, en cuanto volvimos del resort… les he hablado a menudo de ti y les mandé la revista donde salimos juntos… mi padre me llamó por teléfono y me dijo que cómo te había engañado para que te fijaras en mí, que eres demasiado hermosa para mí.

-¿De verdad te dijo eso? – Dijo CC riendo.

-Sí, hasta él lo ha notado, siempre bromeamos así, ¿De quién crees que heredé mi retorcido sentido del humor?

-¿Y tú madre qué opina de mí?

-Le encantas y regañó a mi padre cuando lo escuchó decirme eso… a pesar de que me escuchó reírme y que le contesté que tampoco sabía qué has visto en mí.

-Pues si me lo preguntan cuando estemos allí, les diré que me divierto contigo, que el esmoquin te queda muy bien y que eres un caballero cuando quieres…y que eres el único que hace comentarios ingeniosos a mi altura…

-Por no hablar de que soy un gran amante…

-Pero eso no lo sabrán ni tus padres ni los míos… bueno, quizás mi madre sí…

-¿Se lo dirías a tu madre?

-Claro, así quizás le dé un patatús y libremos a la humanidad de semejante demonio.

-¡Oh! ¡Qué tierna eres con tu mamá! Y eso que eres Satanás junior.

-Cuidado con lo que dices, mayordomo, soy Satanás a secas, ella es un ente superior maligno salido directamente del averno.

-Está bien, Satanás, vamos adentro.

Cuando entraron cogidos de la mano, se encontraron a Sylvia y Yetta a las que Fran mandó para asegurarse de que se había olvidado allí algo que creía haber perdido, no localizó a Niles y estaba preocupada, Sylvia acababa de colgar el teléfono tras tranquilizarla. Sylvia preguntó qué hacían así y si estaban juntos.

-Sólo lo diré una vez y no quiero intrusiones o tonterías, Rochester y yo estamos juntos, desde el día del estreno de la obra, no vamos a casarnos aún y nada cambiará en nuestra relación, sólo que saldremos juntos cuando queramos y que hemos admitido que nos queremos. No quiero más preguntas.

Cogió a Niles de la mano y lo llevó a la oficina dejando a Sylvia callada y a Yetta confusa preguntando qué había dicho la "Maggie mayor". Pocos segundos después las escucharon irse.

-Bruja. – Dijo Niles en cuanto entraron a la oficina, mientras dejaba el abrigo de ella en el sofá verde. – Sabes que habrá preguntas por parte de Sylvia, sino ahora en los próximos días.

-Me da igual, ahora supongo que estará pensando en quién será la primera persona a la que se lo contará…y me da igual, como si quiere contarlo desde el centro de Times Square con un megáfono en plena celebración de Año Nuevo. Estoy feliz contigo como nunca, mi padre está encantado contigo, mi hermano también y yo mucho más.

Se besaron y Niles fue inmediatamente a hablar con sus padres y ella se quedó un rato a solas en la oficina, clasificando guiones, después de su gran éxito, estaban recibiendo muchos guiones, estuvo ordenándolos según el autor y el género, ese día recibieron unos 10 manuscritos, aunque Maxwell no lo sabía, ella ya había decidido que su próxima obra sería una de las que había escrito Niles, la habían revisado y corregido entre los dos durante semanas y el resultado era maravilloso, lo cierto es que no habían recibido nada lo suficientemente bueno, ella ya estaba planeando cómo la colaría entre los guiones, después de Navidad elegirían el guión adecuado y haría todo lo posible para que fuera el de Niles, porque no la cegaba el amor, sabía que era una buena historia y no descansaría hasta producirla.