PARTE 3 Un Interesante Día
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Ninguno de los miembros de la familia Samaya podía creer lo que estaba escuchando de boca de Suletta.
"¡¿Cómo es eso de que estás comprometida?!" Preguntó una escandalizada Ericht en cuanto Suletta los contactó. Ni siquiera la dejó saludar.
Suletta estaba en la cabina de Calibarn. Desde que salió de Mercurio se comunicaba con su familia antes de la hora de dormir (tiempo de Mercurio) para contarles cómo le fue en su día, y ese día en especial se supone que les contara cómo le fue en su primer día de escuela, pero las noticias de la nueva Holder se esparcieron por la red de comunicación del grupo Benerit cual pólvora encendida.
"¿C-C-Cómo lo supieron?" Preguntó una nerviosa y ruborizada Suletta.
"Calibarn nos mandó un mensaje avisando que tuvieron un duelo contra un Jeturk y que tú terminaste con una Prometida", respondió Elnora, visiblemente tensa.
"Suletta, ¿qué fue lo que sucedió?" Preguntó Nadim, más calmado que su mujer e hija mayor.
"¡S-S-Sólo es temporal!" Aclaró Suletta de inmediato. "Fue un trato", agregó en voz baja.
Suletta tuvo que tomar aire para calmarse y les contó de manera breve lo que sucedió: rescató a una chica en el espacio, la reencontró en la escuela, luego vio que la estaban molestando, intervino pero llegó la Holder y ésta fue retada a un duelo, la Holder quedó lesionada por un accidente que obviamente no fue un accidente y ella se ofreció para sustituirla.
"Por eso mi uniforme ahora es blanco, es el uniforme del Holder", finalizó Suletta, abriendo los brazos y mostrándoles su chaqueta blanca.
"Comprendo", Elnora se calmó luego de escuchar todo. No le sorprendía que Suletta y su noble corazón siempre buscaran la manera de ayudar a las personas, así era ella. "De acuerdo, has tu trabajo como la Holder como es debido, Suletta". No había más remedio.
"Además sólo es hasta que la Holder anterior se recupere, ¿verdad?" Comentó Ericht con recuperada voz. "Por un momento pensé que mi hermanita bebé se casaría primero que yo", la mayor de las hermanas sonaba graciosamente aliviada. "eso sería muy vergonzoso".
"¡Eri!" Suletta se puso roja y se cubrió el rostro con ambas manos. "Soy muy joven para casarme todavía, y ella aprecia mucho a su Holder anterior". Sin querer, Suletta pensó en sus tías Wendy y Nyla. Eran muy discretas en sus demostraciones de afecto, pero incluso ella sabía que las dos eran más que amigas.
Su familia la miró largamente antes de sonreír de manera más amable.
"Bueno, nada te impide hacerte amiga de tu Prometida", comentó Eri y logró que su hermana al menos dejara de cubrirse el rostro. "Puedes hacer todas las cosas de tu lista, no creo que este asunto del Holder te estorbe mucho para conseguir amigos".
"Ya hice una amiga, es de la Tierra, y con ella he cumplido varias cosas de mi lista", informó Suletta, contarles eso la hizo recuperar su ánimo, más cuando vio a su familia sonreír en respuesta. "También marqué algunas cosas con mi Prometida, y la Holder anterior también ha sido muy amable conmigo... Aunque a mi nueva amiga y a mi nos molestaron unos chicos durante el almuerzo... Aquí no aprecian mucho a los Earthian... Y parece que tampoco a la gente de Mercurio..."
Escuchar eso hizo fruncir el ceño a Elnora. "Lamento que pasaras por eso, hija, pero me alegra saber que no estás sola", no tardó en dibujar un gesto calmo para consolar a su hija. "Ya que estás allá, demuéstrales lo que Calibarn y tú pueden hacer".
"Me llaman Bruja", murmuró Suletta con voz triste.
"No tiene nada de malo, hija", Nadim le dedicó una cálida sonrisa a Suletta. "Muchos aquí somos brujos y brujas porque tenemos algo que los demás no".
"¿Entonces no somos malos?"
"¡Claro que no! Si fuéramos malos, ¿no crees que te hubieran arrestado?" Continuó el hombre. "Nos llaman Brujos porque sólo nosotros estamos adaptados para pilotear un Gundam sin recibir daño mortal. Y los Gundam y la tecnología que la doctora Cardo está desarrollando son necesarios para poder asentarnos aquí, sólo nosotros podemos estar tan cerca del Sol sin sufrir mutaciones por la radiación".
Escuchar eso hizo sonreír a Suletta.
"Ahora ve a descansar, fue un día más emocionante de lo esperado, ¿verdad?" Dijo Elnora y su hija asintió. "Aunque sea por un acuerdo temporal, recuerda tratar bien a tu Prometida".
"¡Entendido!"
"Anda, a dormir".
"Buenas noches, hermanita".
La familia se despidió y Suletta finalmente pudo respirar con alivio. Al parecer, ser una Bruja no era algo malo, saber eso la tranquilizó.
~o~
Ya estaba oscuro y sólo unos pocos alumnos se apresuraban a llegar a sus respectivas Casas antes del toque de queda. Nagisa ya había terminado de cenar, de pasear un rato más para despejarse e iba camino al hotel. Había sido un día bastante raro y no le había dado tiempo de buscar la residencia de Earth House. No se sentía cómoda con todo ese asunto de los Spacians sintiéndose superiores a los Earthians.
"Iré mañana", murmuró Nagisa y de pronto Honoka Yukishiro le vino a la cabeza. "¿Podrá ponerse su ropa de dormir con el brazo inmovilizado?" Trató de imaginarse en las mismas condiciones, estaba haciendo todo un teatro a medio camino mientras trataba de siquiera quitarse la chaqueta usando un brazo y con el otro pegado al cuerpo. No pudo.
¡Obviamente Yukishiro necesitaría ayuda!
Vio a un par de alumnos caminar en su dirección y corrió para poder encontrarlos. No tenía la confianza de llamarla o enviarle mensaje, por alguna razón se sentía nerviosa de contactarla pero al menos quería asegurarse que estaba cómoda.
"Hey… Ah…" Nagisa se aclaró la garganta. "Disculpen… ¿Saben dónde se hospeda Honoka Yukishiro?"
Los chicos pusieron un gesto de visible desagrado.
"¿Yukishiro? ¿La Earthian renegada?"
"¡Oh, tú eres la nueva Earthian!"
"No deberías meterte con alguien a quien ni los Earthians de aquí quieren".
Sin responder a la pregunta, los chicos siguieron su camino sin elaborar más. Nagisa se quedó ahí, confundida. Pasados un par de minutos decidió hacer lo que debió hacer al principio: camino al hotel sacó su agenda escolar. Mandó un mensaje.
[Hey, ¿todo bien? ¿Necesitas algo?]
Honoka terminaba de batallar con su pijama, había sido un poco complicado (y doloroso) pero lo logró usando las técnicas de cuidados médicos y primeros auxilios que recibió desde casa. Escuchó la alarma de mensaje, cosa inusual, no solía mensajearse mucho con Miorine a decir verdad, eran más de llamadas. Revisó su agenda y puso un gesto de sorpresa, era un mensaje de Nagisa Misumi.
No pudo contener una pequeña sonrisa mientras respondía el mensaje con su mano derecha.
[Estoy bien, muchas gracias. Ya me alisté para dormir.]
Envió el mensaje y la respuesta no tardó nada en llegar.
[¿No te duele el brazo?]
Honoka estuvo tentada a decir la verdad y admitir que el dolor la tenía muy incómoda pero no quería preocupar a Nagisa, no era buena idea que se le acercara mucho. De hecho era buena idea no acercarse a Suletta y permitirle cuidar de Miorine, la Mercuriana parecía muy emocionada por cumplir el papel de Prometida al pie de la letra.
¿Quién diría que Suletta Samaya había salvado a dos personas y no sólo a una?
[Ya me tomé el medicamento contra el dolor.]
Nagisa frunció el ceño al leer esa respuesta, obviamente la hija de sus futuros jefes estaba evadiendo la pregunta. ¿No era más fácil decir que sí le dolía el brazo? Si es que le dolía, claro. Estuvo a punto de mandarle un mensaje para preguntar si podía ir a verla, pero se detuvo antes de escribir nada.
"La Earthian Renegada…" Murmuró la piloto.
Decidió dejar el tema de lado, no es como si se fuera a volver la mejor amiga de Honoka Yukishiro ni nada así. Quien definitivamente era su amiga era Suletta Samaya y estaba contenta de saber que encontraba cómoda su nueva posición como la Prometida de la princesa de la escuela… Persona que, por cierto, tampoco parecía ser muy amistosa. La única diferencia entre Yukishiro y Rembran era que la primera siempre tenía un gesto sereno, mientras que la segunda siempre parecía estar enojada. Tal para cual, supongo…
[Descansa. Si necesitas algo, puedes mandarme un mensaje.]
Tampoco estaba de más dejar una invitación abierta, todos en algún momento necesitaban ayuda o al menos un amigo, ¿o no?
[Muchas gracias. Buenas noches, Misumi. Descansa.]
~o~
Suletta Samaya, enfundada en su flamante uniforme blanco, oficialmente comenzó sus clases como tanto lo había soñado. Compartía todas sus lecciones con su amiga Nagisa Misumi, ambas eran pilotos del mismo año después de todo. Y otra cosa además del compartido entusiasmo, era que ninguna de las dos era precisamente versada en las lecciones teóricas, ambas tenían el conocimiento práctico de campo, pero cuando todo se trasladaba a términos técnicos, se sentían un poco perdidas.
Nagisa le contó a Suletta que pudo pilotear el nuevo Mobile Suit de la compañía casi sin instructivos ni cursos teóricos, solamente le indicaron para qué era cada botón y palanca del panel de control y aprendió a pilotearlo de manera casi natural. Suletta, por su lado, le contó a Nagisa que piloteaba a Calibarn y se dedicaba al rescate de los mineros de su planeta desde que alcanzó la estatura suficiente para acomodarse en el asiento del piloto, una niña prácticamente, y nunca se había tenido qué preocupar por asuntos estrictamente técnicos.
Ambas suspiraron pero igualmente sonrieron.
"¿Vamos a almorzar? Tenemos prácticas en los Demi-Trainer a la una". Propuso Nagisa y Suletta asintió más veces de las necesarias.
"¡Me encantaría!"
Que las miraran con rareza, más a Suletta, fue un poco incómodo pero el par de chicas decidieron ir por su comida y comer en paz, no pensaban permitir que unas malas miradas les arruinaran el almuerzo.
"¿Algo más de tu lista por cumplir?" Preguntó Nagisa a su amiga.
Suletta rápidamente sacó su agenda. "Almorzar en el techo, contar un chiste para que mis amigos se rían, intercambiar accesorios a juego con alguien especial, tener una cita", listó Suletta.
"Es una lista muy completa".
"¿Has hecho eso con tus amistades de la escuela en la Tierra?" Preguntó la Mercuriana con curiosidad.
"Lo de almorzar en el techo, sí", respondió Nagisa de inmediato. "Lo de los chistes no, no se me da contar chistes, de hecho mis chistes son muy malos, culpa de mi padre. Y lo de intercambiar accesorios a juego… Aún no".
"¿Y lo de las citas?" La cuestionó Suletta enseguida, muy interesada en ese punto en especial.
Nagisa se puso roja y miró a un lado. "No… Bueno… Yo creo que eso se debe hacer con alguien especial y…"
"¡Oh, comprendo!" Suletta frunció el ceño mientras pensaba quizá con más esfuerzo del necesario. "No has tenido novio o novia".
"¡Oye!" Nagisa se sonrojó mucho más. "No tenías por qué decirlo así", reprochó con infantil tono. Además, devolverle la pregunta a Suletta no servía, ya estaba al tanto que su hermana mayor y ella eran las habitantes más jóvenes de Mercurio, no había más chicos de su edad, mucho menos niños. "Espero que puedas encontrar a alguien aquí para cumplir lo de los accesorios y la cita".
Fue el turno de Suletta de ponerse graciosamente nerviosa. "Ahora mismo estoy comprometida, no creo que sea correcto salir con alguien".
Nagisa habló en voz más baja. "Sólo eres una sustituta mientras Yukishiro se recupera".
La Mercuriana frunció el ceño, su seriedad rayaba en lo cómico. "Incluso si es sólo por un día, quiero y debo cumplir mi papel como la Prometida de la señorita Miorine".
"¿Y qué tienes en planes con ella?" Nagisa sonrió, derrotada. Esa chica tenía sus principios muy bien marcados. Respetaba eso.
"Quiero escoltarla a su cuarto, comer con ella cuando tenga oportunidad… Y… Y… Estudiar juntas… Estudiaría contigo, Nagisa, pero…"
"Ugh, no tienes qué decirlo…"
Ambas estaban cómodas compartiendo la hora del almuerzo, pero les recordaron de manera poco amable que estaban en un sitio hostil para cualquiera que no fuera un Spacian. Su plática se vio interrumpida por unas risas maliciosas. Un par de chicos se detuvieron cerca de ellas.
"Mira, es la Bruja y la Earthian nueva", dijo uno de ellos. "No me sorprendería que la Bruja hiciera trampa para ganarle a Guel Jeturk".
"¡N-no hice trampa!" Reclamó Suletta de inmediato.
"¡Hey, déjenos en paz! No nos estamos metiendo con ustedes", Nagisa en serio no quería lidiar con esas cosas, pero era apenas el segundo día ahí y ya la estaban molestando de nuevo.
"Tú cierra la boca, Earthian", el otro alumno se mostraba igual de hostil. "Ni tú ni los otros Earthians deberían estar aquí".
"Yo creo que mientras estudien diligentemente y demuestren su potencial, pueden estar aquí", intervino una voz severa pero a la vez suave. "Además, por venir de parte de empresas relacionadas al Grupo Benerit, es más que suficiente para estar aquí, justo como ustedes".
Era la voz de Honoka Yukishiro. Los dos chicos se tensaron conforme ella se les acercaba con paso seguro y firme.
"Lo dice la Earthian traidora que se vendió a los Spacians", masculló uno de ellos.
"Si no me importa venderme a los Spacians, imaginen lo poco que me va a importar hacerme cargo de ustedes", fue la respuesta de Honoka, su voz más fuerte pero que extrañamente no perdía sedosidad. "Les recuerdo que aún tengo un brazo útil", eso sí lo agregó con dureza, en voz alta y con todo el afán de ser escuchada por los demás alumnos en el comedor. "Se los advierto… Dejen a éstas chicas en paz".
El par de alumnos se fueron mientras mascullaban algunas groserías. Nagisa y Suletta estaban un poco sobrepasadas por lo sucedido, ninguna de ellas gustaba de los enfrentamientos hostiles, mucho menos violentos, pero al parecer había alguien que no tenía problema en enfrentar lo que fuera, ni a quien fuera.
"Ya no se meterán con ustedes, yo me ocuparé de eso", les dijo Honoka con más gentileza.
"¿Cómo te sientes, señorita Honoka?" Preguntó Suletta de inmediato, estuvo a punto de ponerse de pie pero la mecánica la detuvo.
Nagisa casi preguntó lo mismo por sincera preocupación, pero Yukishiro parecía estar bien, fácil de saber si tenía todos los ánimos de pelear antes de siquiera almorzar.
"No te preocupes por mí", fue la gentil respuesta de Honoka y enseguida le habló en voz baja, incluso se acercó a ella. "Ya que me estás cubriendo con el asunto de Miorine, lo menos que puedo hacer es cubrir tu espalda en agradecimiento".
"Pero no quiero que te metas en problemas por mi culpa", respondió Suletta de inmediato.
"Esto no es un problema ni tienes la culpa de nada. Ellos sólo son chicos sin nada mejor qué hacer", dijo Honoka de inmediato. "Sólo te pido que cuides de Miorine mientras me recupero". La chica enseguida se dirigió a Nagisa. "Me encargaré de que tampoco te molesten a ti".
"Supongo que… Negarme a tu ayuda no servirá, ¿verdad?" Preguntó la piloto mientras se cruzaba de brazos, tenía un gesto tenso en el rostro. Le parecía increíble que incluso en esas condiciones Yukishiro fuera tan combativa. Nagisa admitía que le hubiera gustado verla usar su Mobile Suit… Admitía que se vio genial enfrentando a esos dos alumnos, seguramente luciría igual de genial piloteando un MS.
"Exacto", respondió una sonriente Honoka. "Ahora, si me permiten, iré a almorzar".
"¡Almuerza con nosotras!" Ofreció Suletta de inmediato, emocionada con la idea.
Nagisa torció los labios, podía adivinar la respuesta desde ya.
"No puedo, lo lamento", la mecánica se disculpó de inmediato. "Disfruten su almuerzo, buen provecho". Hizo una leve inclinación como despedida y se retiró.
Nagisa frunció el ceño, Suletta puso un gesto de infantil tristeza.
"Hey, seguramente no quiere que nos metamos en problemas si estamos cerca de ella", dijo Nagisa mientras le daba una amistosa palmada a Suletta en el brazo. No tenían más opciones, Yukishiro no les daba nada para trabajar.
~o~
Miorine salía de su última clase de la tarde, clase que no le era reto alguno a decir verdad, la chica tenía una capacidad de memorización como pocas, además de una pizca de genio natural para la veloz resolución de problemas. No quería que su padre la molestara por no asistir a clases, aunque le resultó un poco sospechoso que no le dijera nada respecto a su nueva Prometida, ni siquiera ante el hecho de que fuera una Bruja que tenía un Gundam con una escoba de bruja.
Y hablando de la Bruja, Suletta Samaya corrió hacia ella apenas la vio en el pasillo.
"Señorita Miorine, muchas gracias por tu esfuerzo de hoy", fue el recibimiento de Suletta, incluso hizo una leve inclinación. Había visto eso en una serie de televisión, por cierto.
Miorine miró a Suletta largamente, no supo cómo reaccionar al principio.
"¿Qué haces aquí?" Preguntó una aún confundida Miorine. Todavía le era un poco raro ver a alguien que no era Honoka con el uniforme blanco del Holder. Pero tampoco pensaba negar que Suletta Samaya se veía muy bien. Por la altura seguramente, Honoka también era alta aunque no tan alta como Suletta.
"Le prometí a la señorita Honoka que cuidaría de ti, y también quiero cumplir con mi posición como tu Prometida como es debido", respondió la piloto en una sola respiración. Después se puso graciosamente nerviosa y comenzó a jugar sus dedos entre sí. "Si me lo permites, señorita Miorine…"
Miorine suspiró de gracioso fastidio y comenzó a caminar en dirección al invernadero. "Puedes hacer lo que quieras".
Una feliz Suletta rápidamente la alcanzó.
"¿No tuviste problemas con tus clases?" Preguntó Miorine al recordar que esa era la primera vez que Suletta asistía a una escuela.
"Un poco… No pensé que hubiera tantos textos para aprender a pilotear. No entendí mucho", admitió la mercuriana. "No entendí casi nada, el instructor explicó muchas cosas para referirse a la despresurización y oxigenación de la cabina y… Y eso ya lo sé hacer". Se notó su cambio de ánimo al decir eso.
"Antes de que siquiera lo pienses… No eres tonta", dijo Miorine de inmediato. "Tú ya sabes cómo pilotear un Mobile Suit, de hecho eres la piloto de un Gundam", continuó. "Todo tu conocimiento es práctico, si te atacan con teoría es normal que te sientas sobrepasada. Con tus habilidades actuales ni siquiera deberías estar tomando un curso, tú ya sabes pilotear", Miorine incluso se enfadó al decir eso.
Suletta sonrió y puso un gesto de contento imposible de ignorar, Miorine frunció el ceño. No tardaron en llegar al invernadero y Miorine entró directamente y dejó su Tablet y agenda en el panel de control de la pequeña construcción. Suletta se detuvo en la entrada.
"Puedes pasar", dijo Miorine sin mirarla, fue por sus herramientas de jardinería.
"Ah… ¡Muchas gracias!" Suletta de inmediato le tomó la palabra y entró. "¿Me permites ayudarte?"
Miorine no pensó la respuesta. Además, la presencia de Suletta no le era molesta. Se encogió de hombros. "Ya que no hay plantas en tu planeta, al menos te enseñaré a cuidar de éstas".
"¡Me encantaría!"
"También puedo ayudarte con tus clases, si quieres", propuso Miorine, aún le debía muchas cosas a Suletta y pensaba compensarla por salvar su vida, sólo para empezar.
"¿En serio? ¡Muchas gracias! ¡Prometo poner atención!" Suletta era toda sonrisas en ese momento. Brillantes y felices sonrisas.
Demasiado brillante para Miorine, decidió ignorarla y dejarle la regadera en las manos. "Pero eso será después, primero los tomates y las plantas, ellas no se pueden cuidar solas".
"¡Entendido!"
"Cuando terminemos aquí, te regalaré algunos tomates".
"¡Viva!"
Una brillante sonrisa más de esas y Miorine quedaría ciega, decidió darle la espalda a su Prometida para componerse.
~o~
¡Nagisa finalmente había encontrado la cede de Earth House! Y el sitio difería mucho al resto de las Casas en las cercanías. Las demás Casas eran construcciones enormes, de metálicos muros limpios y pintados, enormes hangares para guardar los MS de sus pilotos y talleres inmensos para reparar los mismos. Earth House parecía una bodega vieja en comparación, además era dos tercios más chica que la Casa más chica que había visto hasta ese momento.
Sin nada que perder en realidad, Nagisa fue a lo que supuso era la entrada principal y notó que estaba abierta. Se asomó y alcanzó a ver a unos chicos y alrededor de una mesa y entró un poco más mientras golpeaba suavemente el muro de metal para llamar su atención.
"¡Hey, hola…!"
La primera en recibirla fue una chica de cabello corto y oscuro, tenía un gesto afable. Los demás presentes sólo miraron con curiosidad a la visitante.
"Hola. ¿Podemos ayudarte en algo?"
"Ah… ¡Sí! Me dijeron que había una Casa sólo para los Earthians. Soy una Earthian también y me gustaría mucho hospedarme aquí", dijo Nagisa con una sonrisa.
"¡Oh! Tú debes ser Nagisa Misumi, la piloto de segundo año de Seven Stones", dijo la chica con una sonrisa un poco más grande y un gesto más jovial. "Nos avisaron que vendrías aquí. Te esperábamos desde ayer".
"¿En serio?" Eso sorprendió un poco a Nagisa. "¿Quién les dijo?"
"Yukishiro", fue la simple respuesta antes de invitarla a pasar. "Bienvenida a Earth House, soy Nika Nanaura, mecánica de segundo año. Ven a conocer a los demás".
Nagisa rápidamente se sintió cómoda ante la cálida bienvenida y siguió a la mecánica. Pudo ver a cuatro alumnos más sentados alrededor de la mesa, dos chicos y dos chicas.
"¡La nueva piloto llegó!" Anunció Nika y todos celebraron. "¡Hey, Martin!"
"¡Voy!" Se escuchó la voz de un chico más al fondo.
No tardaron en aparecer el resto de los habitantes de Earth House, ocho en total, cuatro chicas y cuatro chicos. Fue el chico más alto y delgado el que se acercó a Nagisa.
"Bienvenida a Earth House. Soy Martin Upmont, estudiante de tercer año de Gestión Estratégica, y líder de la Casa", se presentó el chico y enseguida señaló al resto de sus compañeros uno por uno: Nika Nanaura, Nuno Kargan y Ojelo Gabel, mecánicos de segundo año; Chuatury Panlunch, piloto de primer año; Lilique Kadoka Lipati, su otra estudiante de primer año del Departamento de Gestión Estratégica; y los otros dos alumnos de tercero del curso de Mecánica, Till Nys y Aliya Mahvash.
"Nos avisaron que aún no llega tu Mobile Suit", comentó Nika mientras revisaba los mensajes en su agenda.
Nagisa rápidamente adivinó que Yukishiro debió informárselos también.
"Tuvieron que hacerle unos ajustes pero debería llegar en estos días", respondió una contenta Nagisa. "Muchas gracias por recibirme".
"Puedes traer tus cosas cuando quieras", dijo Lilique y enseguida miró a Chuchu. "¡Ya tienes una compañera piloto!"
"¡Bah!" La piloto mal encarada se acercó a la recién llegada. "Da igual que tú seas una piloto de segundo año, yo soy la primer piloto de ésta Casa, ¿entendido?"
Nagisa supo leer esa actitud como una no-hostil. Podía y sabía actuar perfectamente ante ese comportamiento. Como que ella misma podía ser bastante molesta con su hermano menor. Puso un gesto firme. "Como tu mandes, jefa", respondió con tono juguetón.
Chuchu mantuvo su gesto duro antes de sonreír.
"A Suletta le encantaría conocerlos", comentó Nagisa con casualidad.
"Oh, ¿hablas de la Mercuriana? ¿La chica del Gundam?" Preguntó Aliya y Nagisa asintió.
"¡Oh, no! ¡Spacians no!" Intervino una furiosa Chuchu de inmediato. "¡Los Spacians nos odian!"
"Ella es mi amiga", Nagisa la defendió de inmediato. "Suletta es una chica grandiosa".
Chuchu estuvo a punto de levantar la voz una vez más, pero Nika le tapó la boca y la retuvo con bastante gentileza de hecho. La piloto de primer año sólo se cruzó de brazos.
"¿Está bien si nos tomamos el tiempo de conocerla? Si ella quiere visitarnos, claro", dijo Nika y logró poner paz en el ambiente... Aunque varios de los miembros de la Casa no parecían muy entusiasmados con la idea.
Nagisa lo comprendía, Suletta era una Spacian, llegó con un Gundam y ahora era la Prometida de la Princesa de la escuela. Y luego de que ella misma lidió con unos Spacians durante el almuerzo, no les sorprendía que se sintieran reticentes a socializar con una Bruja ni más ni menos.
"Luego la traeré", fue lo único que pudo decir Nagisa. "Iré por mis cosas, siguen en el Hotel. ¡Oh! Y pediré que traigan a Black aquí mismo".
"Hay suficiente espacio, sólo tenemos el Demi-Trainer de Chuchu", dijo Till con su voz seria mientras señalaba a su otra piloto, se acercó un poco más a Nagisa. "Una vez que llegue tu Mobile Suit, lo revisaremos y decidiremos quién se hará cargo de él".
"Muchas gracias", Nagisa sonrió y de inmediato se encaminó a la salida. "¡Iré por mis cosas, no tardo!" Salió corriendo, se sentía contenta. "¡Ah, cierto!" A medio camino recordó que Yukishiro le comentó que ella sería la encargada de revisar a Black. Detuvo su carrera en seco y se sentó en una de las largas bancas a la orilla del camino. Decidió mandarle un mensaje a la mecánica.
[Hey, Yukishiro. Vine a Earth House como dijiste y me dieron la bienvenida.]
El mensaje de respuesta no tardó demasiado en llegar.
[Me alegra mucho. Te dije que eran muy agradables.]
Nagisa sonrió por lo bajo, ahora sí podía avisarle del asunto de las revisiones de su MS.
[Pediré que lleven a Black directo a Earth House. Me dijeron que lo revisarían y decidirían quién de sus mecánicos se hará cargo de él.]
Los dedos de Nagisa se movieron nerviosamente sobre la pantalla y siguió escribiendo antes de que Yukishiro respondiera.
[Pero si debes revisarlo tú, les diré.]
Si, ese era un mensaje muy adecuado, ¿verdad? No quería ser ruda con su futura jefa. La respuesta tardó un poco más en llegar y no supo qué pensar a eso… O quizá ella se ocupó en otra cosa, sólo tenía un brazo funcional.
[Les enviaré los planos y los esquemas de Black. Si llegan a tener problemas con tu Mobile Suit, pueden llamarme.]
Vaya, esa respuesta había sido muy casual. Nagisa tenía la mala costumbre de imaginarse los peores escenarios de manera bastante gratuita, llegó a imaginarse que a Yukishiro quizá no le gustaría que alguien más metiera las manos en los MS de su familia. Decidió enviar un mensaje más para finalizar la conversación.
[De acuerdo. Iré por mis cosas al Hotel para mudarme. Tú descansa.]
"De todos modos sólo puedes usar un brazo", murmuró Nagisa y siguió su camino al Hotel pero a paso más relajado. "Si te pone a trabajar en un MS, te puede lastimar".
Convencida por sus propias palabras, caminó con más tranquilidad. Le llegó a la mente que la chica más confiable ahí era Nika… ¿Nika, verdad? Sí, la agradable mecánica. Le preguntaría a ella cuál era el verdadero asunto con Yukishiro y porqué los Spacians la llamaban la Earthian Renegada.
CONTINUARÁ...
