Capítulo 48 – Liberada
Luego de entrar en aquella particular ventana que quedaba dentro de la nube de tormenta en el sueño de Dusk, el joven potro estaba seguro que aparecerían en otro lugar, dado que por lo que entendía, por esa ventana se salía de su propio sueño y se iba hacia el sueño de otro pony, sin embargo, luego de atravesar la ventana, Dusk solo vio oscuridad a su alrededor, hasta que un enorme rayo eléctrico cruzó frente a su cara y casi lo golpea, seguido del fuerte sonido del trueno provocado por el rayo.
"¿¡Qué fue eso!?" Gritó Dusk asustado, comenzando a ver con más cuidado a su alrededor, y viendo que en esa basta oscuridad que los rodeaba, habían muchos rayos que aparecían y desaparecían alrededor de ellos. "Espera… ¿Entramos a la nube de tormenta? Pensé que por esa ventana iríamos hacia el sueño de Applejack."
"Así es. Este no es tu sueño, esta es la pesadilla de alguien más." Respondió Luna mirando con preocupación a su alrededor, y haciendo un esfuerzo para mantenerse estable en el aire, ya que el viento de la tormenta era más fuerte de lo que se había esperado. "Pero esta tormenta es demasiado fuerte… No es una tormenta normal. Algo debe estar atormentando terriblemente a este pony."
"¡Allá!" Gritó Dusk al ver hacia abajo y notar un pequeño punto naranjo, que parecía estar en el centro de toda esa colosal tormenta.
Viendo hacia donde apuntaba, Luna sostuvo a Dusk y ambos bajaron en picada hacia allá. Al acercarse, Dusk despejó todas sus dudas al confirmar quién era quien estaba allí, quien tenía esa horrible pesadilla era su amiga Applejack, quien estaba con su melena y cola revuelta, sin sus característicos moños rojos ni su sombrero vaquero, además se encontraba con el rostro cubierto por sus propios cascos. Por su parte, Luna fue disminuyendo la velocidad de su descenso, dado que mientras más se acercaba a Applejack, el viento era más fuerte y su magia ya casi no podía prevenir que ella y Dusk salieran volando por la tormenta.
"Ayuda…" Dijo débilmente Applejack mientras lloraba con sus ojos cerrados y su rostro tapado.
Al escuchar el llanto de su amiga, Dusk se apresuró para bajar más rápido, sin embargo llegó un punto en que ni él ni Luna pudieron seguir bajando por el fuerte viento que había alrededor de Applejack, quien parecía estar en el ojo del huracán. Entonces Luna y Dusk vieron a su alrededor y se sorprendieron al descubrir finalmente lo que producía aquella tormenta.
Alrededor de Applejack se encontraban corriendo en círculo cientos de búfalos fantasmas, que al igual que como había pasado en la vida real, rodeaban a Applejack y le impedían salir, salvo que ahora lo hacían con tal fiereza que habían formado una enorme tormenta.
"¡Applejack!" Gritó Dusk fuertemente, ya que no podía llegar hasta su amiga. "¡Applejack, estoy aquí!"
Le tomó algunos segundos a Applejack reconocer una voz entre todos los truenos y cascos que retumbaban a su alrededor. Entonces ella levantó finalmente su cabeza y reconoció a su querido Dusk Shine, que flotaba sobre ella junto a una desconocida yegua.
"¿Dusk?" Dijo Applejack débilmente mirando hacia arriba, lo que hizo que Dusk sonriera aliviado al ver que sus gritos habían funcionado.
En cuanto Applejack sintió cierto alivio al ver que ella no estaba sola allí, los búfalos a su alrededor bufaron de ira y corrieron más fuerte, lo que hizo que Dusk y Luna entrecerraran sus ojos por el fuerte viento.
"Una gran pesadilla como esta puede ser causada por un gran sentimiento de culpa." Dijo Luna mientras concentraba su magia para poder mantenerse estable en esa fuerte pesadilla.
"¿Culpa?" Repitió Dusk confundido, luego mirando a Applejack y a los búfalos que corrían a su alrededor. Entonces él recordó cómo había actuado su amiga durante todo el día, con una opinión cerrada, repitiéndose una y otra vez que su familia tenía la razón y que los búfalos estaban mal, sin siquiera escuchar ni tratar de entender la posición de los búfalos. "¡Applejack! ¡Estos son tus sentimientos de culpa! ¡Tú no quieres escuchar a los búfalos!"
Applejack seguía abajo mirando a Dusk, y ahora que su atención estaba enfocada solo en él, ella alcanzaba a escuchar mejor lo que él le decía. Al hacerlo, Applejack solo bajó su cabeza y no dijo nada. En tanto, la tormenta siguió sin aminorar ni detenerse.
"¡Applejack! Sé que quieres proteger a tu familia, pero a veces hay que escuchar a los demás." Gritó Dusk nuevamente. "Tu familia pudo cometer un error, también los búfalos. Pero ahora lo que importa es que ambos-"
"¡Ya lo sé!" Gritó Applejack interrumpiendo a Dusk, mientras se tocaba su pecho al sentir un dolor dentro de ella. "Y-Yo no quiero que los búfalos se queden sin sus tierras, pero-¡AGH!"
Repentinamente los ojos de Applejack perdieron su brillo, luego ella tocó su pecho, y un cerrojo apareció frente a su pecho, y de ese cerrojo emergieron varias cadenas, las cuales ataron a Applejack al piso. Esto provocó que la tormenta se intensificara más que nunca.
"¡No! La familia es lo primero… ¡La familia es lo primero!" Gritó Applejack con fiereza, con una voz casi robótica, muy distinta al agradable tono de voz que ella siempre usaba.
"Algo no está bien…" Susurró Dusk preocupado, ya que por un instante él pudo reconocer a su amiga de siempre, quien siempre pensaba en cómo solucionar los problemas de manera inteligente y pacífica, pero luego había vuelto su lado irracional, que repetía una y otra vez que su familia era lo primero y que nada más importaba.
"Esto es malo." Dijo Luna muy preocupada, finalmente entendiendo por qué la tormenta era tan fuerte, y mirando con extrema preocupación el cerrojo en el pecho de Applejack. "Esta tormenta no es solo por la culpa… Hay algo más detrás que impide que ella pueda aceptar su error… un trauma."
Al descubrir cuál era la verdadera causa tras esa pesadilla, Luna concentró su magia y un brillo apareció en la cabeza de Applejack, lo que tranquilizó a la yegua naranja momentáneamente e hizo que la tormenta disminuyera su fuerza por un instante.
"Esto no durará mucho tiempo. Esas cadenas… son una representación del trauma que la ata… ¡Eso es lo que le impide tomar una decisión correcta! ¡Debemos entrar en ese recuerdo rápido!" Dijo Luna mirando a Dusk, sosteniéndolo fuertemente y volando juntos hasta finalmente poder aterrizar frente a Applejack.
"El problema es ese cerrojo… No sé si podré abrirlo fácilmente." Pensó Luna insegura mientras aterrizaba.
Al ver a su amiga encadenada, el primer impulso de Dusk fue el de socorrerla, pero entendió que aquello era solo una representación del sueño y que lo importante era sanar su mente. Así que él y Luna se acercaron para tocar el cerrojo y las cadenas que salían del pecho de Applejack.
"¡NO!" Gritó repentinamente Applejack, saliendo del trance en el que la había puesto Luna, reanudándose así la tormenta a su alrededor.
Afortunadamente, dado que ya estaban en tierra, ni Luna ni Dusk salieron volando, pero el fuerte viento les impedía avanzar para tocar el pecho de Applejack. Fue entonces que Dusk se percató que su amiga tenía sus ojos normales, no aquella mirada apagada y oscura que había visto cuando su trauma gritó por ella.
Decidido a no rendirse por su amiga, Dusk se concentró fuertemente, sabiendo que la resistencia no era física sino mental, y con gran esfuerzo avanzó lentamente hasta llegar frente a Applejack. Entonces él se levantó en dos patas y le dio un fuerte abrazo, tanto para reconfortarla como para no salir volando por el viento.
"Applejack… debemos ver ese recuerdo para poder ayudarte…" Dijo Dusk entrecerrando sus ojos por el viento, teniendo la esperanza de poder conversar con su amiga de siempre y no con su parte controlada por el trauma.
"No puedes… No puedes…" Respondió Applejack débilmente, con una mirada de terror y luego comenzando a llorar. "Si ves ese recuerdo… Me odiarás para siempre…"
Al escuchar aquello, Dusk miró a Applejack de frente y acercó su cabeza a la de ella, con sus frentes tocándose mutuamente, haciendo que nada más quedara a la vista más que los ojos del otro. Luego Dusk levantó su casco y acarició gentilmente la mejilla de Applejack.
"Yo jamás podría odiarte… Mi corazón no me dejaría." Dijo Dusk con una mirada de afecto, sin darse cuenta que nuevamente la verdad salía de su boca más fácilmente en aquel mundo de sueños. "Eres tan preciada para mí que nunca podría hacerlo… Por favor, no lleves esta carga tú sola."
Applejack escuchó atentamente las palabras de Dusk, luego ella cerró fuerte sus ojos y el cerrojo que estaba en su pecho hizo 'click' y se abrió. Justo en ese instante la tormenta aminoró, lo que les dio la oportunidad a Luna y Dusk de finalmente poder tocar las cadenas que apresaban a Applejack.
"Por favor… no me odies." Fue lo último que dijo Applejack antes que Luna y Dusk tocaran las cadenas y ambos se desvanecieran hacia otro mundo onírico, el mundo de los recuerdos, en donde solo serían meros espectadores del episodio más trágico de la vida de Applejack.
Dos ponies caminaban por el camino que cruzaba el bosque Everfree, un gran potro de pelaje amarillo pálido, melena roja y sombrero vaquero, con una cutie mark de una mitad de manzana verde con una estrella dentro; la otra era una yegua de pelaje naranja pálido, melena rizada de color naranja, y una cutie mark de un frasco de conservas. Ambos iban jalando de una gran carreta llena de varios de sus productos de la granja de manzanas. Cualquiera de los dos hubiera preferido tomar otra ruta para llegar a su destino, pero debían entregar un pedido a unos extraños ponies campiranos que vivían al borde de uno de los pantanos del bosque, por lo que esa era la única ruta a seguir.
Repentinamente la yegua hizo muecas de dolor y se detuvo por un instante, ante la asustada mirada de su pareja.
"¿Estás bien, cariño?" Preguntó asustado el potro, llamado Bright Macintosh, ayudando a sostener a su esposa.
"Tranquilo, estoy bien." Respondió amablemente la yegua, llamada Pear Butter, quien tocó con cuidado su estómago, que ya empezaba a hincharse levemente, dado el embarazo que tenía.
Luego que el dolor pasara, la yegua suspiró y puso una gran sonrisa para que su esposo se tranquilizara, pero el potro solo desvió la mirada y siguió con un semblante intranquilo.
"No deberías estar embarazada…" Dijo Bright Mac asustado. "Tú y yo sabíamos de los riesgos de un tercer embarazo… ¡El doctor nos lo advirtió después de tu último parto!"
Pear Butter miró a su esposo con preocupación y luego miró hacia el cielo con una sonrisa.
"Yo siempre soñé con una casa llena de potrillos y potrancas idénticos a ti corriendo felices y jugando con la abuela Smith… y quizás algún día, con su abuelo…" Sonrió Pear Butter imaginándose su imagen ideal de familia feliz. "El destino no impedirá que de vida a la siguiente generación. Este bebé será una bendición… Un nuevo hermanito o hermanita para Big Mac y Applejack."
"¡Alguien me llamó!" Dijo repentinamente una muy joven Applejack, saliendo desde dentro de la carreta.
"¡Applejack! ¿¡Qué haces aquí!?" Dijo el padre sorprendido y preocupado, tomando a la pequeña polizón entre sus cascos. "¡Este lugar es muy peligroso!"
"¡Pero si estoy con mamá y papá no tengo miedo!" Dijo la pequeña potrilla con una gran sonrisa, la cual hizo que ambos padres se miraran y pusieran sonrisas culpables al dejarse derretir por la sonrisa de su hijita.
"Bien pequeñita, quédate en la carreta en todo momento." Dijo la madre mientras el padre volvía a colocar a su hija en la carreta.
Bright Mac y su esposa ya estaban a mitad de camino de entregar su pedido, así que finalmente decidieron terminar el pedido y llevar a su hija con ellos.
"Mientras no nos salgamos del camino, no hay de qué preocuparse." Dijo Bright Mac con una sonrisa tranquilizadora mirando a su esposa, sabiendo que ella también debía de estar dudando si seguir con el pedido o no, dado su nuevo acompañante.
"¡Mami! ¿Qué es eso?" Preguntó repentinamente Applejack, apuntando hacia su derecha, hacia un camino lateral que se unía al principal, y por el cual dos figuras encapuchadas se acercaban.
Al ver a aquellas desconocidas figuras, Bright Mac se puso de inmediato a la defensiva y se puso enfrente de todos, mientras Pear Butter se paró al lado de Applejack, lista para correr con ella si es que esos extraños eran peligrosos. Al ver que los ponies frente a ellos estaban asustados, ambos encapuchados se sacaron sus capuchas, dejando ver sus rostros, sin embargo, el efecto no fue el deseado, dado que al sacarse las capuchas, los ponies pudieron ver que aquellos dos desconocidos eran más extraños de lo que habían pensado. Era una joven y una anciana, las cuales parecían ser ponies, sin embargo sus pelajes eran distintos, estaban totalmente rayados, además de tener exóticos peinados y extraños objetos adornándoles el cuerpo, además de pintura en sus rostros.
"No nos hagan caso, solo estamos de paso." Dijo la cebra más joven, llamada Zecora, que en aquella época mantenía la tradición junto a su madre de hablar en rimas.
Viendo que los ponies se mantenían estáticos y con caras de terror, Zecora bajó la cabeza con tristeza y le indicó a su madre que siguieran, quien hizo lo que su hija menor le decía, dado que a esa edad ella ya estaba casi ciega. Mientras pasaban por el lado de los ponies, Applejack no pudo dejar de ver impresionada a aquellos extraños ponies, y dio un salto de miedo cuando súbitamente la más anciana levantó en alto su cabeza y se giró para ver a los ponies más de cerca.
"¡Oh, que tragedia! ¡Oh que maldita su suerte!" Gritó la anciana cebra mientras agitaba un bastón de hueso en el aire y luego apuntaba hacia Pear Butter. "Para que haya una vida, también habrá muerte."
Al escuchar la palabra muerte, Pear Butter se llevó un casco a la boca llena de espanto, en tanto que Bright Mac se le acercó de inmediato, la abrazó y miró con fiereza a la anciana.
"Ya basta madre, hay que descansar. Si sigues así, los vas a espantar." Dijo Zecora, tomando del costado a su madre para que se alejara de los ponies, sin embargo, decidió girarse en el último segundo, ya que debía darle una advertencia a esos ponies. "Mi madre nunca falla con designios del futuro. Es una triste verdad que su destino es oscuro."
Entonces Zecora se volvió a girar y empujó a su madre para que la siguiera.
"¡E-Espera!" Dijo repentinamente Bright Mac, quien seguía asustado por esas extrañas y aterradoras yeguas, pero ellas habían dicho algo que lo preocupó mucho, algo que era justamente el mayor temor de Bright Mac desde que su esposa se había embarazado. Esas yeguas extrañas habían adivinado el futuro de su esposa, y si había una posibilidad para evitar ese negro futuro, él debía conocerla. "¿H-Hay alguna forma de alejar la muerte de mi casa y de mi esposa?"
Zecora giró su cabeza nuevamente para ver hacia atrás y vio con tristeza a aquel potro.
"Donde hay muerte, siempre habrá muerte." Dijo Zecora con seriedad, lamentando no poder darle una mejor noticia a aquella joven familia.
"No… ¡Debe haber alguna forma!" Dijo Bright Mac con leve desesperación en su voz.
"Donde hay muerte, siempre habrá muerte… Pero en vez de negar y huir, lo mejor puede ser elegir…" Agregó súbitamente la cebra anciana, girándose también y buscando algo en su bolso oculto tras su capa, hasta que ella finalmente encontró lo que buscaba y mostró en su arrugado casco unas extrañas flores de color amarillo y rojo. "Comiendo esta flor, la madre no será abatida. Con esta flor, mataras la nueva vida."
Al escuchar aquello, el rostro de Bright Mac se puso pálido, la extraña anciana hablaba en extrañas rimas, pero él perfectamente entendió a qué se refería. Entonces Bright Mac bajó lentamente la vista y se quedó mirando largamente las flores que le ofrecía la anciana. Lo que le estaban ofreciendo hacer era horrible, pero si lo que decía era verdad, entonces era la única forma de salvar a su amada esposa.
"¡Ni se te ocurra! ¡Yo tendré a este bebé te guste o no!" Gritó repentinamente Pear Butter, tirando las flores al suelo y mirando a su esposo con una mirada de miedo y enojo. "¡Vámonos!" Agregó la yegua, girándose y poniéndose el arnés para volver a tirar de la carreta.
Bright Mac miró a su esposa por unos segundos, luego cerró sus ojos con dolor e hizo lo mismo que ella, y la carreta comenzó a avanzar, dejando atrás a las extrañas cebras.
"Mami… ¿Qué eran esos ponies?" Pregunto Applejack asomando tímidamente su cabeza por sobre la carreta, sorprendiendo a sus padres, que por un segundo casi olvidan que su pequeña hija estaba ahí.
"Son hechiceras… brujas malvadas que hablan de… cosas horribles." Respondió Pear Butter aún furiosa por lo que esas extrañas habían sugerido.
Al ver a su madre tan enojada, Applejack guardó silencio y dio un vistazo hacia atrás para ver por última vez a esas extrañas ponies, y un escalofrío recorrió su cuerpo al ver que la más joven seguía viéndolos desde lejos, y la pequeña Applejack juraría que estaba viéndola fijamente a ella. La joven Applejack había escuchado muy pocas veces la palabra 'matar' en su corta vida, pero bien sabía su significado, y en su mente se marcaría en fuego el recuerdo de esas terroríficas brujas con cuerpos rayados hablando sobre matar, una de las palabras más horribles que un pony podía pronunciar.
Aquel recuerdo se esfumó velozmente como humo en el aire, formando rápidamente un nuevo recuerdo, en donde se podía apreciar la casa de la familia Apple. Allí, en el segundo piso, se encontraban la misma Applejack, igual de joven y pequeña, junto a un muy joven Big Mac, ambos con miradas nerviosas esperando en el pasillo y mirando nerviosamente hacia una puerta cerrada.
Los oídos de los dos jóvenes ponies se levantaron en alerta al escuchar los gemidos de dolor de su madre al otro lado de la puerta. Justo en ese instante, Bright Mac subió corriendo las escaleras cargando una enorme cubeta de agua. Entonces él golpeó la puerta y la abuela Smith, con varios años menos en su cuerpo, abrió la puerta para dejarlo pasar y luego la cerró rápidamente.
Pese a que lo intentaron, ni Applejack ni Big Mac pudieron ver a su madre cuando la abuela abrió la puerta, pero eso era lo de menos, con tan solo escuchar los gemidos de su madre, sumado a las caras de preocupación y miedo que tenían su padre y la abuela, eran todas las señales que necesitaban los jóvenes ponies para saber que el parto de su madre estaba yendo muy mal. La fecha del parto se había anticipado, y el doctor aún no llegaba, y todos estaban cada vez más nerviosos y asustados.
"Ese bebé… ¡Todo es culpa de ese bebé!" Dijo Applejack asustada, cubriendo su rostro angustiada, luego mirando asustada a su hermano. "Si sigue así… Mamá va a…" Agregó Applejack, pero un nudo en la garganta le impidió terminar tan terrible frase.
Big Mac solo desvió la mirada y miró asustado hacia la puerta. Él ya había escuchado discutir a sus padres sobre lo peligroso que sería ese parto para su madre, y entendía que lo peor podía ocurrir.
"No hay nada que podamos hacer…" Dijo Big Mac con una triste mirada.
Al ver la mirada sin esperanza de su hermano mayor, Applejack bajó su cabeza angustiada y comenzó a llorar. ¿¡De verdad no había nada que pudieran hacer!? Fue lo que comenzó a pensar Applejack, cerrando fuertemente sus ojos, hasta que los abrió repentinamente al recordar lo que había pasado hacía unos meses atrás, cuando ella y sus padres habían viajado por el bosque Everfree.
"Las brujas…" Susurró Applejack ante la confundida mirada de su hermano.
La profecía que habían dicho esas extrañas yeguas se estaba cumpliendo, pero más importante que eso, Applejack recordó aquellas flores que le habían ofrecido a sus padres. Con ese último pensamiento, Applejack se dio la vuelta y bajó corriendo las escaleras, dejando a su hermano mayor aún más confundido. Mientras corría en dirección hacia el bosque Everfree, Applejack solo tenía una cosa en mente, que ella salvaría a su madre fuese como fuese, no le importaba nada más, ni si la castigaban, o si la odiaban, o incluso… si ese bebé no nacía.
Al llegar a la entrada del bosque, Applejack se internó siguiendo el camino principal, tal como lo habían hecho sus padres. Ella estaba aterrada de entrar a tan peligroso bosque, pero su determinación de salvar a su madre podía más que su miedo. Fue así que ella corrió velozmente intentando recordar la ruta que habían tomado, sin embargo, no estaba segura de dónde había sido, y llegó un momento en que se detuvo y miró hacia todos lados intentando recordar.
En ese instante un lejano ruido se escuchó al interior del bosque, un ruido que hubiera hecho alejarse a cualquier otro pony, pero Applejack tenía la firme esperanza de que encontraría a esas extrañas brujas, así que empujó algunas ramas con su pequeño cuerpo hasta que logró abrirse camino entre los frondosos árboles, saliéndose del camino principal.
"Todo es culpa de ese bebé… jamás debió venir." Repetía en su mente Applejack angustiada, recordando la discusión que sus padres habían tenido aquel día.
Repentinamente Applejack se detuvo en seco al ver dos brillantes y pequeños círculos verdes que aparecieron frente a ella. Luego aparecieron dos más, y otros dos, siempre apareciendo de dos en dos, hasta que Applejack se dio cuenta que eran ojos, que la estaban observando. Lentamente los ojos se asomaron de entre la oscuridad de las ramas, mostrando a unos peculiares y aterradores lobos hechos de ramas y hojas, como si fueran espíritus salvajes del tenebroso bosque.
Applejack se paralizó del miedo, su mente gritaba que debía correr pero sus patas no le respondían, por lo que cuando los lobos se lanzaron contra ella, lo único que hizo la pequeña potrilla fue encogerse y cerrar sus ojos fuertemente.
"¡FUERA!" Gritó una fuerte y familiar voz justo en ese instante, que hizo que Applejack abriera grande los ojos. Era su padre, que había embestido fuertemente a los lobos, haciendo que varios salieran volando lejos.
Bright Mac había corrido aterrorizado hacia el bosque cuando al salir de la habitación le había preguntado a su hijo donde estaba su hermana y él le había contado que solo la había visto correr luego de decir 'las brujas'. Esa había sido toda la pista que Bright Mac había necesitado para correr tras su hija, y afortunadamente, llegar justo a tiempo. Sin embargo, la situación era más complicada de lo que parecía. Él y su hija estaban rodeados por una docena de lobos de madera, la mitad de los cuales seguían viéndolos fieramente mientras la otra mitad ya se había recuperado de la embestida y volvían a unirse al grupo, para así atacar todos juntos.
Viendo que estaba en gran desventaja, Bright Mac agarró a su pequeña hija con la boca, la lanzó en su lomo y corrió adentrándose más aún en el bosque Everfree, mientras los lobos rápidamente salieron a perseguirlo. Así corrieron un corto trecho, con los lobos casi mordiéndole los talones al potro, hasta que Bright Mac llegó a un callejón sin salida, con un enorme muro de piedra bloqueando el camino, y por sobre ellos, las ramas de los árboles bloqueaban la vista hacia arriba. Entonces Bright Mac rápidamente volvió a agarrar a su hija con la boca y la lanzó con todas sus fuerzas hacia arriba por entre las ramas, hasta la cima del barranco en donde estaban… Bright Mac no pudo ver dónde cayó su hija, pero al ver que no había caído nuevamente hacia abajo, supo que ella había logrado caer arriba, lo que le hizo dar un suspiro de alivio. Su plan había funcionado, él sabía que los lobos eran más veloces que él, por lo que él aprovechó que conocía esa parte del bosque para así al menos dejar a su hija fuera del alcance de los lobos.
"¡PAPÁ!" Gritó Applejack aterrada desde arriba del barranco, viendo hacia abajo y pudiendo ver solo las ramas de los árboles, sabiendo que su padre estaba debajo de estas.
Applejack se dispuso a gritar nuevamente, pero se calló al ver cómo las ramas bajo ella se movían violentamente, mientras golpes de cascos y fuertes gruñidos de lobos se escuchaban por debajo de las ramas de los árboles, hasta que repentinamente las ramas dejaron de moverse y un tenebroso silencio quedó en el bosque, el silencio más aterrador que Applejack había sentido en su vida, un instante de miedo que pareció eterno…
Cuando la pequeña Applejack comenzaba a temblar, sin saber qué hacer, desde abajo saltó finalmente su padre, quien con mucho esfuerzo se agarró de entre las rocas para subir el barranco, logrando finalmente llegar exhausto hasta donde estaba su hija.
"D-Debemos volver a casa." Dijo Bright Mac, nuevamente subiendo a su hija a su lomo y caminando lentamente de vuelta hacia la granja.
"Papá… ¡Sniff…! Papá…" Fue lo único que murmuró Applejack mientras lloraba tristemente sobre el lomo de su padre y lo abrazaba fuertemente. Ella nunca había estado más asustada que en ese instante, pero lamentablemente su llanto no era por el miedo que había sentido, sino de pena e impotencia al ver todas las heridas que tenía su padre en su cuerpo…
Afortunadamente Applejack no había logrado adentrarse demasiado en el bosque, por lo que Bright Mac no tardó demasiado en volver a la granja, pese a la lenta caminata que había hecho de vuelta, dado que su cuerpo a duras penas le respondía. Al llegar a la casa, la abuela Smith vio desde la ventana del segundo piso a su hijo, y corrió de inmediato a recibirlo.
"¡Bright Mac!" Gritó la abuela llena de espanto al ver tan herido a su amado hijo. "¡D-Debemos llevarte al hospital!"
"No hay tiempo… ¿Y-Ya llegó el doctor? ¿Cómo está mi esposa?" Dijo débilmente Bright Mac, sintiendo que con cada palabra que pronunciaba se desmayaría.
"El doctor aún no llega, y Pear… ella sigue luchando." Respondió la abuela Smith con lágrimas en sus ojos.
"Quiero estar con ella…" Dijo Bright Mac, sabiendo que incluso si llegaba al hospital, no tendría tiempo para estar con su esposa una última vez. "La familia… es primero…"
Mientras Bright Mac entraba lentamente a la casa, auxiliado por la abuela Smith, Big Mac vio horrorizado el estado de su padre y entonces vio con una furia que nunca había sentido a su pequeña hermana, quien se había quedado estática en la entrada de la casa, sabiendo que todo eso era su culpa. Controlando a duras penas su ira, Big Mac salió corriendo de la casa para buscar al doctor que ya debía de estar en camino, para que se apresurara lo más posible.
Antes de subir las escaleras, Bright Mac se giró para ver a su hija y vio como esta lloraba desconsolada sin moverse.
"Applejack…ven." Dijo Bright Mac esforzando una sonrisa. Al ver el esfuerzo de su padre, Applejack se acercó rápidamente, entonces Bright Mac se sacó su sombrero y lo puso sobre la pequeña cabeza de su hijita. "Siempre debes proteger a la familia… La familia es lo primero." Dijo Bright Mac con una mueca entre dolor y una sonrisa, girándose nuevamente y subiendo lentamente las escaleras para ir con su esposa.
El tiempo pasó y Applejack no pudo hacer nada más que escuchar nuevamente en el pasillo mientras su abuela luchaba para salvar tres vidas en ese preciso instante. Los minutos parecieron eternos hasta que Applejack escuchó el llanto de un bebé, lo que hizo que su corazón latiera a mil por segundo, sabiendo lo que aquello podía significar. Y todo empeoró cuando al poco tiempo la pequeña potrilla escuchó el llanto desconsolado de su abuela, lo que provocó que Applejack se tapara los oídos con fuerza, sin querer pensar en que lo peor podía haber sucedido.
Justo en ese instante llegó finalmente Big Mac, acompañado por el doctor y una enfermera, quienes entraron rápidamente a la habitación en donde debía de suceder el parto. Así se quedaron nuevamente los dos hermanos solos en el pasillo.
"¿¡Qué es lo que hiciste!?" Dijo Big Mac furioso, mirando a su hermana con furia, quien solo seguía tapándose las orejas con el gran sombrero de su papá.
Los minutos pasaban y todo ruido cesó en la habitación donde estaba el doctor y sus padres, dejando toda la casa en un lúgubre silencio. El tiempo pasó, hasta que luego de mucho rato finalmente la puerta se abrió por completo, y el primero en salir fue el doctor.
"Lo lamento…" Dijo el doctor con un genuino dolor, pensando en lo cruel que había sido el destino con esa familia. "Su madre no resistió el parto… y… su padre tenía muy serias heridas…"
Al escuchar aquello Big Mac cerró fuerte sus ojos intentando en vano no llorar, en tanto que Applejack solo puso una mirada sin emoción, como si su mente se negara a aceptar lo que acababan de decirle. Entonces Applejack avanzó lentamente y entró finalmente a la habitación. Ahí, lo primero que vio, fue a su abuela, sentada, exhausta y cubriéndose su rostro para no mostrar su enorme dolor a sus nietos; lo siguiente que vio Applejack fue la cama central, en donde sus dos padres reposaban tapados con una sábana, dejando ver solo sus cabezas, en donde la mente de Applejack que aún luchaba por evadir la realidad, hubiera jurado que parecían simplemente dormidos. Y finalmente, lo último que vio Applejack fue a la enfermera, quien cargaba un pequeño bulto en sus cascos.
"Esa bebé… ¡Todo es culpa de esa bebé!" Dijo Applejack en su mente, con sus emociones tan revueltas que no estaba segura de qué sentir, pero lo que sí sabía era que todo era culpa de ese bebé.
Al ver que la pequeña potrilla naranja veía a la bebé recién nacida, la enfermera la bajó un poco para que Applejack pudiera verla mejor.
"Te odio… Te odio… ¡Te odio!" Gritaba Applejack en su mente mientras se acercaba a la bebé con una mirada sin emociones.
Al llegar frente a la bebé, Applejack movió la manta que cubría a la bebé para verla mejor, y entonces su corazón casi explota de emoción y sus ojos recuperaron su vida al ver a tan tierna bebé potrilla, quien justamente tenía los mismos colores de pelaje y melena que su padre, lo que hizo que Applejack finalmente comenzara a llorar al ver reflejado a su padre en su pequeña hermanita.
'Siempre debes proteger a la familia. La familia es lo primero.' Fueron las últimas palabras de su padre, y en lo único que podía pensar Applejack al ver a esa potrilla tan parecida a su padre, una bebé a la que ella había estado dispuesta a matar unos instantes atrás.
"Yo… Yo te protegeré siempre…" Dijo Applejack llorando desconsoladamente y abrazando a la pequeña potrilla. Finalmente liberando sus sentimientos y sintiendo la culpa, pena y dolor de todo lo que había causado.
Unos pasos más atrás de Applejack se encontraba Big Mac, quien vio como su pequeña hermana lloraba con el peso de la culpa finalmente. Entonces él cerró fuerte sus ojos y se dio cuenta que ahora esta era su familia y que no podían odiarse… sus padres jamás hubieran querido aquello.
"La familia es lo primero." Repitió Big Mac, abrazando a sus hermanas y llorando junto a ellas.
Dusk Shine abrió grande los ojos luego de finalmente terminar de ver el gran trauma de Applejack. Al volver al mundo real, él miró hacia todos lados, pero solo entonces se dio cuenta que no estaba en el mundo real, sino que seguía en el sueño de Applejack y que lo que había presenciado había sido un recuerdo dentro de un sueño.
Al ver a su alrededor, Dusk se percató que la tormenta que los rodeaba, provocada por los búfalos fantasmas, seguía su curso, e incluso, parecía haberse hecho más fuerte.
"La tormenta es más fuerte por haber revivido ese recuerdo." Dijo Luna entrecerrando sus ojos por el viento, percatándose de lo mismo que había notado Dusk.
"Ahora lo sabes…" Dijo repentinamente Applejack, quien seguía encadenada. "¡Soy una asesina!" Gritó fuertemente, haciendo que las cadenas que la ataban la apretaran con más fuerza.
"¡No es cierto!" Gritó Dusk con tristeza, ahora sabiendo por el terrible dolor que había pasado su querida amiga. "No puedes culparte…. Eras solo una potrilla y no sabías lo que pasaría."
"Fue mi culpa… yo maté a mi papá…" Lloró Applejack sin poder escuchar las palabras de Dusk Shine.
"No fue así, ¡Fue un accidente!" Gritó Dusk para hacerse oír. "Es seguro que Big Mac y la abuela Smith también se culparon por dejar sin supervisión a una potrilla tan pequeña como tú, ¿Tú los culpas por eso?"
"Yo… no los culpo." Respondió Applejack lentamente, al tiempo que la tormenta seguía sus estados de ánimo y también disminuía ante la duda que Dusk le planteaba.
"Ustedes son familia, jamás podrían vivir odiando y culpando al otro por un accidente. Por eso sé que tus padres tampoco te culparían." Dijo Dusk mirando cálidamente a Applejack. "Ellos sabrían que intentaste salvar a tu madre por amor. Ellos lamentarían verte sufriendo de esta forma… Tal como a mí me duele verte así."
Al ver que Applejack guardaba silencio y que sus cadenas parecían aflojarse, Luna aprovechó el momento para hacer aparecer varias imágenes encima de sus cabezas, los cuales eran distintos recuerdos de Applejack, en donde ella había cuidado y protegido innumerables veces de su pequeña hermana Apple Bloom.
"Mira esos recuerdos…" Dijo Dusk percatándose de las imágenes en el cielo. "No importa cuánto odiaras a tu hermanita antes de nacer. No importa el terrible accidente que sucedió. Lo único que importa ahora es que tú amas y cuidas de tu hermana como ellos lo harían. Ellos… estarían orgullosos."
Applejack levantó sus ojos llorosos para ver esos recuerdos de ella con su pequeña hermana, y su mirada se empezó a suavizar, más aún cuando escuchó las tiernas palabras de Dusk. Sin embargo, el trauma en ella era muy fuerte, y por un segundo sus ojos nuevamente se apagaron y las cadenas la volvieron a apretar.
"¡Jamás sabré si mi padre estaría orgulloso de mí porque por mi culpa murió!" Gritó Applejack cerrando fuertemente sus ojos y haciendo que la tormenta volviera a tomar fuerza. "¡Jamás sabré si con su último aliento él me culpó o me odió por lo que hice!"
"Yo sí lo sé." Dijo repentinamente Luna con una seria mirada, algo que sorprendió a Dusk y Applejack, quienes se quedaron en silencio confundidos. Entonces Luna suspiró y miró a Dusk. "¿Sabes cómo se crea un recuerdo?"
Dusk abrió grande los ojos y puso una mirada pensativa.
"Supongo que se crean grabando una imagen en la memoria." Respondió Dusk pensativo.
"¿Entonces crees que un ciego no tiene recuerdos cuando sueña?" Preguntó Luna con una pequeña sonrisa. Entonces Dusk recordó la conversación que ambos habían tenido antes de ir hasta el sueño de Applejack, sobre lo que era real y lo que no. "Un recuerdo es mucho más que una imagen, son sensaciones y sentimientos que se graban en nuestra memoria." Agregó Luna, sonriendo al ver que Dusk había rápidamente comprendido lo que ella quería hacer.
Luna sabía que lo principal en los sueños eran los sentimientos, y para liberar a Applejack de su trauma, tendría un mayor efecto que alguien más cercano a la yegua naranja, como Dusk, fuera quien le mostrara la verdad en vez de ella.
"Lady Night… ¿Cuál es el recuerdo más fuerte grabado en la memoria de Applejack?" Preguntó Dusk, mirando a Applejack, quien seguía confundida por todo lo que hablaban.
En ese instante la magia de Luna hizo que otro recuerdo apareciera en el cielo, uno que ya habían visto: el momento en que Applejack vio a su padre vivo por última vez y este le dio su sombrero.
"Este es el recuerdo más poderoso guardado en la memoria de esta yegua." Dijo Luna solemnemente, mirando hacia el recuerdo mientras una emoción la invadía.
"Lo sabía…" Dijo Dusk, haciendo lo mismo que Luna, girándose para ver el recuerdo.
"No lo entiendo…" Dijo Applejack llorando al ver ese triste recuerdo.
"Tú grabaste ese recuerdo con una poderosa culpa, pero… ese no es el sentimiento más fuerte que se siente al revivir ese recuerdo…" Dijo Dusk, quien entonces se giró para ver a su amiga y mostró que él estaba llorando con una cálida sonrisa. "Puedo sentirlo, ese recuerdo fue grabado con mucho amor… No importa la gigantesca culpa que sintieras en ese momento, tú padre sintió tanto amor al entregarte su sombrero, que eso fue lo que grabó ese recuerdo… Hasta el final, él no te odió ni te culpó. Lo único que sintió hacia ti, era amor."
Al ver ese pequeño fragmento de recuerdo flotando en el cielo, Applejack también pudo sentir que de él emanaba una muy cálida sensación que tranquilizó su corazón. Dusk tenía razón, los sentimientos grababan los recuerdos, y ella reconocía ese sentimiento, era igual al gozo que sentía su corazón cuando su madre y su padre la abrazaban de potrilla…
"Después de lo que hice… incluso al final… mi papá seguía…" Susurró Applejack lentamente mientras sus ojos se llenaban de lágrimas al descubrir finalmente la verdad sobre lo que la había atormentado por años. Entonces las cadenas que ataban a Applejack se desvanecieron mientras ella comenzaba a llorar, pero esta vez no era un llanto de dolor y culpa, sino un llanto de paz y alivio, al poder finalmente dejar atrás una muy pesada carga en su corazón.
Al ver a su amiga tan emocionada, Dusk se dispuso a acercarse a ella, pero dudó al ver que a pesar de que las cadenas que rodeaban a Applejack habían desaparecido, la tormenta de búfalos a su alrededor seguía manteniéndose.
"Hemos logrado sacar el trauma que cerraba su mente." Dijo Luna acercándose a Dusk, ya que la tormenta era mucho más débil que cuando habían llegado. "Ahora ella podrá escuchar sin barreras y podrá tomar una decisión correcta."
"Applejack… despierta…" Repentinamente se escuchó una lejana y fuerte voz que sonó en todo el lugar. En ese instante Applejack comenzó a desaparecer lentamente, al igual que la tormenta y todo alrededor.
Al desvanecerse el sueño, Dusk Shine y Luna quedaron flotando en un espacio en blanco, como si estuvieran dentro de una nube.
"Alguien despertó a tu amiga… Y creo que también está por despertarte." Dijo Luna viendo a su alrededor y luego bajando su cabeza tristemente.
"Muchas gracias Lady Night. Si no hubiera sido por ti, nunca habríamos salvado a Applejack del trauma que la aquejaba." Dijo Dusk con una sonrisa, pero luego puso una mirada confundida al ver que Lady Night no lo miraba y solo mantenía una triste y pensativa mirada. "¿Sucede algo malo?"
"He sido una tonta egoísta." Dijo finalmente Luna, hablando consigo misma, luego girándose para ver a Dusk con una mirada de pena. "Esta fue solo UNA pesadilla. Quien sabe cuántos ponies más están sufriendo mientras yo escapo de mis deberes, mientras yo… disfruto de mi vida." Agregó Luna, cerrando sus ojos con dolor.
Entonces ella miró a Dusk firmemente, determinada a que debía tomar una decisión, una que le dolía tomar, pero que era necesario hacer.
"No podré volver a verte." Dijo Luna intentando poner una mirada sin emociones, pese a la tristeza que sentía.
"¿Qué? ¿Jamás?" Preguntó Dusk sorprendido y angustiado, dado que sin que él mismo se diera cuenta, ser visitado cada noche por aquella bella alicornio se había vuelto parte de su vida diaria.
Luna miró a Dusk y estuvo a punto de decir: 'no, sí me volverás a ver', pero aquella experiencia con la gran pesadilla de Applejack le había enseñado que había abandonado su deber por placer, y ella debía cumplirlo, y lamentablemente, su deber era eterno. Y aunque a ella le hubiera gustado volver a visitar a Dusk en alguna oportunidad, Luna se dio cuenta que Dusk se había vuelto su gran debilidad, una escapatoria para disfrutar su vida, siendo que lo único que ella merecía era todo lo contrario, ser castigada por sus faltas y crímenes del pasado.
"Hasta que nuestros caminos se vuelvan a encontrar." Dijo finalmente Luna, sintiendo que su corazón se negaba a cerrar por completo la posibilidad de volver a ver a Dusk.
"No me abandones…" Dijo Dusk casi en un suplicio, nuevamente sintiendo el efecto del mundo de los sueños y diciendo lo que pensaba en ese instante. "Te quiero conmigo." Agregó Dusk sonrojándose, y también sorprendiendo a Luna, quien puso una triste sonrisa al ver que finalmente lograba volverse una parte importante de quien lo salvara, justamente cuando ya no podría volverlo a ver.
Para Dusk era difícil de explicar lo que sentía, llevaba días viviendo una vida paralela con Lady Night en el mundo de los sueños, tanto que Dusk sintió que su corazón se apretaba ahora que le decía que no volvería. Él no lo entendía, pero nuevos sentimientos habían nacido en él, y ahora era doloroso que se los quisieran quitar, tal como hubiera ocurrido si una de sus cinco amigas decidiera abandonarlo repentinamente.
"Despierta flacucho…" Se escuchó una voz lejana, idéntica a la que había despertado a Applejack, lo que significaba que Dusk pronto despertaría.
"Adiós querido Dusk…" Respondió finalmente Luna con una triste sonrisa. "Espero que la próxima vez que me veas, me puedas reconocer."
"¿Reconocerte?" Dijo Dusk confundido, y entonces abrió grande los ojos al descubrirlo finalmente, por qué a veces él sentía una sensación de deja-vu con Lady Night. Desde que tuvo su primera pesadilla, esa no había sido la primera vez que había visto a Lady Night, él la había visto en otra ocasión, en una nebulosa fantasía creada la noche en que él salvó a Equestria de Nightmare Moon. Entonces Dusk levantó lentamente la vista para volver a ver a Lady Night, quien lo miraba cálidamente mientras su mundo de sueños se desvanecía. "¿Princesa Lun-?"
Dusk fue interrumpido por un sorpresivo, dulce e intenso beso de la alicornio azul, quien quería con todo su ser que Dusk no la olvidara y que grabara ese beso de amor en su memoria.
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"¡Hey, flacucho!" Repitió Braeburn en el mundo real, empujando a Dusk, y haciendo que él finalmente despertara.
"¿Hm? ¿Qué sucede?" Preguntó Dusk, abriendo sus ojos y finalmente despertando.
En ese instante Dusk se sorprendió y se concentró, ya que sabía que cuando alguien es despertado repentinamente le es más difícil recordar los sueños. Entonces él repasó todo lo que había vivido en el mundo onírico, hasta que llegó al final de su sueño y tocó sus labios, sin poder estar seguro de si él había sido besado, o era su imaginación que deseaba que así hubiera terminado su sueño.
"Ponte de pie, debemos irnos." Dijo Braeburn impaciente, dado que parecía que Dusk aún no despertaba del todo al verlo con una mirada perdida.
"¿Irnos a dónde?" Preguntó Dusk confundido, que entonces vio que la reja de la prisión estaba abierta.
Sin embargo, al ver a su alrededor, la vista de Dusk se quedó fija en otra cosa, en Applejack, quien también había sido despertada recientemente y seguía secándose las lágrimas de las mejillas, pues tal parecía que ella había despertado llorando. Al ver que Dusk la miraba, ella también lo miró atentamente, con una mirada de duda en ella.
"Ese sueño… ¿Tú estuviste ahí…? ¿Fue real?" Preguntó Applejack tímidamente, terminando de secar sus lágrimas.
"Lo fue." Respondió Dusk con una cálida sonrisa, deseando abrazar a su amiga para confortarla.
"Pueden hablar después, ¡Ahora deben salir!" Dijo en un murmullo rápido Little Strongheart, asomando su cabeza por la entrada.
Al ver que no podían perder más tiempo, los tres ponies salieron silenciosamente de la tienda, en donde vieron que no muy lejos, los búfalos estaban dormidos alrededor de la fogata. Entonces Little Strongheart les hizo una señal, y los cuatro se escabulleron silenciosamente entre las tiendas hasta que salieron del área donde se habían instalado los búfalos.
"Vayan en esa dirección." Señaló Little Strongheart silenciosamente, apuntando hacia el desierto nocturno. "Si corren por un par de horas, llegaran a su pueblo al amanecer."
"¿Por qué nos ayudas a escapar?" Preguntó Dusk confundido.
"Adviértanles a los demás ponies sobre la embestida, intenten convencerlos para irse del lugar." Dijo Little Strongheart con una pequeña sonrisa. "No quiero que piensen que somos monstruos. Solo quiero paz, y confío en ustedes… excepto en ese tipo." Agregó Little Strongheart apuntando con la mirada a Braeburn.
"Di lo que quieras lindura, pero nos estás ayudando solo porque estuve toda la noche convenciéndote para soltarnos." Dijo Braeburn, mirando con desagrado a la pequeña búfalo.
"Tú no me convenciste, ¡Yo fui quien te convenció de hacer lo correcto!" Agregó Little Strongheart mirando furiosa a Braeburn.
Al ver que esos dos nuevamente iban a comenzar a discutir, Dusk empujó a Braeburn y los tres ponies comenzaron a correr rápidamente siguiendo la dirección indicada, con la nueva misión de salvar a todo un pueblo.
Los tres ponies habían estado corriendo por más de una hora, temeroso incluso de voltearse, ya que sabían que en cualquier momento los búfalos podían descubrir que huyeron y podían darles caza nuevamente. Por eso mismo, suspiraron de alivio al ver que junto a los primeros rayos del sol, también pudieron vislumbrar el pueblo de Braeburn, Appleloosa.
Al ver el pueblo, Dusk notó de inmediato lo rústico que era, muy parecido a los antiguos pueblos del viejo oeste, con grandes casas de madera, carruajes de transporte tirados por los mismos ponies, una taberna, y por supuesto, todos vestían sombreros como se hacía en el viejo oeste. Una vez entraron en el pueblo, Braeburn los guio hasta una pequeña casa que quedaba en la entrada del pueblo, en donde descansaba un potro con un gran bigote, quien vestía una chaqueta de cuero azul, un pañuelo rojo en su cuello, y un sombrero vaquero de color negro, pero lo que le llamó más la atención a Dusk, fue la estrella de plata que tenía en su chaleco, y su intimidante mirada.
"¡Sheriff Silverstar, le traigo muy malas noticias!" Gritó Braeburn exhausto luego de llegar ante el sheriff del pueblo, quien no pareció ponerle mucha atención a Braeburn en un inicio, pero en cuanto este comenzó su relato sobre el robo del tren y mencionó la manada de búfalos, su mirada cambió por completo, poniendo una muy seria mirada.
Mientras Braeburn contaba la historia de lo sucedido, haciendo énfasis en la 'fastidiosa pequeña búfalo' que había empezado todo, Dusk aprovechó para ver a su amiga Applejack, con quien no había tenido tiempo de conversar dado que habían corrido a toda velocidad por horas llegar al pueblo.
"Applejack… lamento que no hayamos podido llevarnos a Bloomberg con nosotros." Dijo Dusk con una mirada triste.
"¿Eh? ¡Oh! Bueno… hay cosas… más importantes…" Respondió Applejack con una mirada triste y pensativa. "Es decir, Bloomberg me preocupa, pero es más importante advertirles a los ponies del pueblo sobre lo que está por pasar."
Al ver a su amiga respondiendo más tranquila y racionalmente, Dusk se dio cuenta que esta era la Applejack que él conocía, y que al fin ella podía priorizar y pensar mejor las cosas, a diferencia de la mirada sesgada que ella había tenido el día anterior.
"¿Qué crees que deberíamos hacer?" Preguntó Dusk.
"Yo… sigo pensando que la familia es lo primero." Dijo Applejack con una mirada pensativa, luego levantando su vista para ver a Dusk. "Pero ahora entiendo que eso no significa que siempre tenga que darle la razón a mi familia… Y ahora, la manera de protegerlos, es convenciéndolos de que abandonen el pueblo."
"Así que esos búfalos piensan intimidarnos y embestir nuestro querido pueblo, ¿Eh?" Dijo el Sheriff con una mirada furiosa luego que Braeburn terminara de contarle lo sucedido.
"Sí. Es por eso que deberíamos intentar hablar con ellos una última vez, quizás… convencerlos que nos den más tiempo para quitar los manzanos." Dijo Braeburn, sabiendo que esa era una opción que el jefe de los búfalos difícilmente les daría. "Y si no nos escuchan, quizás… deberíamos evacuar el pueblo."
"¿¡Evacuar el pueblo!? ¡Eso jamás!" Dijo el Sheriff indignado. "Tú bien sabes todo lo que nos ha costado construir este pueblo. Cada pony que aquí vive ha puesto su corazón y alma construyendo este nuevo lugar para su familia. ¿Quieres que salgamos huyendo porque una manada de salvajes nos amenaza? No me interesa que ellos digan que esta era su tierra, nadie estaba aquí cuando comenzamos a construir nuestro pueblo. Esta es nuestra tierra y eso no tiene discusión." Terminó de decir el Sheriff con una fiera mirada.
Al ver que el sheriff del pueblo era tan testarudo como el mismísimo jefe Thunderhooves, Dusk y los demás se miraron entre sí, pensando que estaban en un callejón sin salida. En tanto que el sheriff, al ver que la idea de abandonar el pueblo no pareció desaparecer de la mente de esos tres ponies, los miró con enojo.
"¡Síganme!" Dijo el sheriff en un tono de mando que no dio lugar a réplica, así que los tres ponies lo siguieron.
El sheriff los guio hasta las afueras del pueblo, en donde, desde un barranco, Applejack y Dusk finalmente pudieron ver el punto de conflicto. En medio del barranco se extendía un gran llano, en el que estaban plantados varias decenas de manzanos.
"Estas tierras estaban llanas y sin cultivar… Nosotros las trabajamos y la volvimos una tierra productiva." Dijo el sheriff con orgullo mientras apuntaba a algunos ponies que estaban debajo y que golpeaban con mucho esfuerzo los manzanos. "Todas las otras tierras cercanas son áridas y rocosas. Sin estos manzanos, nuestro pueblo se moriría de hambre en medio año, ¿¡Es eso lo que quieren!?" Agregó el sheriff, molesto al ver que esos tres ponies seguían dudando sobre a quién debían apoyar, si a unos sucios salvajes o a su propia raza.
Al ver que nuevamente no obtuvo respuesta, el sheriff dio un gran bufido, soltó un gran escupo al suelo y los miró con rencor.
"No nos marcharemos de nuestra tierra, ¡La defenderemos! Y si es necesario, ¡Iremos a la guerra!" Dijo el sheriff con una potente voz, mostrando que no había forma de hacerlo cambiar de opinión. Entonces el sheriff se dio media vuelta y bajó hasta los manzanos para decirles a los ponies que cosechaban que se detuvieran, pues ahora serían soldados que defenderían sus tierras de los invasores.
Luego que el sheriff los abandonara, un incómodo silencio quedó entre los tres ponies. Los tres habían escuchado el discurso del sheriff, el cual tenía mucha razón, pero ellos también conocían el otro lado de la moneda, y sabían lo importante que era para los búfalos respetar sus tradiciones ancestrales… Al quedarse los tres en silencio, Dusk se distrajo al ver hacia abajo y ver cómo los ponies que allí cosechaban estaban todos exhaustos por el duro trabajo.
"Heh… es una lástima que aquí no haya una docena de Applejacks trabajando." Dijo Dusk con una sonrisa nerviosa, decidiendo decir aquella banalidad solo para romper el incómodo silencio. "Applejack cosecha los manzanos el doble de rápido que esos ponies de allí."
"Sí… es solo que no están acostumbrados a ese trabajo, después de todo es la primera cosecha que dan los manzanos." Respondió Braeburn con una triste sonrisa.
En tanto, Applejack se sintió halagada por el cumplido de Dusk, pero su mente se distrajo al ver a aquellos ponies pateando débilmente los manzanos, y se quedó viéndolos mientras sentía que algo importante se le estaba escapando. Entonces Applejack bajó su vista y vio a donde había escupido el sheriff, en donde la saliva, mezclada con la arena del lugar, había formado un pequeño círculo de barro.
"Lo tengo… ¡Ya sé cómo detener todo esto!" Gritó Applejack emocionada, tomando a Braeburn y Dusk por los hombros. "Braeburn, necesito que detengas al sheriff de pelear con los búfalos lo más que puedas."
"¿Eh?¿De qué estás hablando? Ya lo oíste, no hay forma de que-" Dijo Braeburn confundido hasta que Applejack lo interrumpió.
"¡Solo hazlo! Confía en mí." Dijo Applejack seriamente.
Luego de la sorpresa, Braeburn también puso una mirada seria y corrió para ir de vuelta al pueblo, decidido a confiar en Applejack. Luego la yegua naranja se giró para mirar a Dusk.
"Yo iré a conversar con los miembros de la familia que viven aquí." Dijo Applejack con una mirada de determinación.
"¿Y yo qué hago?" Preguntó Dusk confundido, pero decidido a confiar también en su amiga.
Entonces Applejack bajó su mirada y se acercó hasta una carreta que los ponies que cosechaban habían llevado hasta allí, en donde Applejack adivinó que habrían varias herramientas que a veces son necesarias para cultivar. Una vez allí, sacó la herramienta que necesitaba.
"Tú talarás." Dijo Applejack con una triste sonrisa, pasándole un hacha a Dusk y apuntando hacia los manzanos del pueblo.
La mañana en Appleloosa había pasado velozmente. Una vez el sheriff les había dado la noticia al resto de los habitantes del pueblo, el pánico se había apoderado de las calles del pueblo, y el pacífico pueblo que habían visto Applejack y Dusk al llegar, había sido reemplazado por uno completamente bélico. Los ponies se habían preparado velozmente lo mejor que pudieron para detener una invasión. Reuniendo palos y picos, formando peligrosas y letales barricadas, y todas las calles se había vuelto desiertas, mientras que todos los ponies adultos estaban ahora en la entrada del pueblo, con horquillas y antorchas, listos para defender el pueblo a toda costa.
El medio día había llegado, y con una puntualidad perfecta, la manada de búfalos se asomó desde una colina, todos con fieras miradas, con pintura de guerra en sus caras, y sus cuernos más afilados que nunca, listos para embestir a lo que fuera que se pusieran en su camino. Al frente de los búfalos, se encontraba el imponente jefe Thunderhooves, quien miraba con odio hacia todos los ponies que estaban frente al pueblo, en especial a aquel con bigote y una estrella en su chaqueta, que casualmente también lo miraba con el mismo odio.
"Sheriff, ¡Debemos intentar hablar una última vez!" Dijo Braeburn al lado del sheriff, quien no había logrado convencer al sheriff de detener todos los preparativos para la batalla. Entonces él vio a la lejanía y pudo ver a Little Strongheart, quien parecía también estar luchando por convencer al gran jefe de no embestir el pueblo.
"Es inútil, no se puede conversar con esos salvajes." Respondió el sheriff sin quitar la vista del gran jefe.
Al escuchar aquello mientras veía a Little Strongheart, Braeburn puso una mirada furiosa hacia el sheriff. Entonces él saltó la barricada y caminó lentamente hacia donde estaban los búfalos.
"¿¡Qué haces Braeburn!? ¡Vuelve aquí!" Gritó el sheriff Silverstar, pero al ver que Braeburn lo ignoraba, lo miró con furia y se apresuró para ir tras él.
Mientras Braeburn y el sheriff se acercaban al medio del campo de batalla, desde el otro extremo también avanzaron Little Strongheart y el jefe Thunderhooves, siendo este último al parecer presionado por la pequeña búfalo para avanzar. Una vez en medio, un incómodo y tenso silencio quedó en el aire cuando los cuatro finalmente se encontraron cara a cara.
"Aléjense de nuestras tierras, y TAL VEZ los dejemos irse sin embestirlos." Dijo finalmente el gran jefe, mirando amenazantemente a los dos ponies ante él.
"No haremos eso. Nadie huirá ni cederá un grano de arena de territorio." Respondió el sheriff fulminando al jefe de los búfalos con la mirada. "Si se dan la vuelta ahora, se salvarán de la extinción."
"¿¡Qué es esto Braeburn!?" Gritó Little Strongheart ofendida y furiosa, mirando a Braeburn. "¡Se suponía que los convencerían para abandonar el pueblo!"
"¡Pues no pude hacerlo!" Gritó Braeburn también enojado. "El sheriff es tan terco como tu jefe. Pensé que tú ya lo habrías convencido de no hacer algo tan bestial como aplastar un pueblo entero."
"¿¡Todos los ponies son tan testarudos o solo tú eres tan cabeza hueca!?" Gritó Little Strongheart acercando su cara a Braeburn para que viera su mirada furiosa.
"¿¡Y todos los búfalos son tan mandones o solo tú lo eres!?" Respondió Braeburn también acercando su mirada de enojo.
"¡Tonto!" Gritó la búfalo.
"¡Cobarde!" Gritó Braeburn.
"¡Debilucho!" Volvió a gritar la búfalo.
"¡Rechoncha!" Gritó Braeburn nuevamente.
Al acabárseles los insultos, el potro y la búfalo solo se quedaron mirando fijamente, respirando agitadamente, mirándose fieramente por varios segundos… hasta que ambos cerraron sus ojos y se besaron apasionadamente. En ese instante, las bocas del sheriff y del gran jefe se abrieron por completo, sin poder creer lo que estaban viendo.
Luego de unos segundos, los ojos de Little Strongheart y Braeburn se abrieron súbitamente, se dieron cuenta de que se habían dejado llevar por sus instintos y se separaron rápidamente, ambos sonrojados completamente. Y en ese preciso instante, el cerebro del jefe Thunderhooves despertó de su estupefacción, y su rostro se puso rojo de ira al ver que ese sucio pony había besado a su tierna hijita. Entonces el jefe soltó un gran bufido y se lanzó contra Braeburn, pero fue detenido a duras penas por Little Strongheart, quien usó toda su fuerza para detener la embestida de su padre.
Al ver la mirada de furia del jefe, Braeburn entendió que no habría palabras que pudieran calmar al gran jefe, así que él y el sheriff corrieron para devolverse a sus barricadas. En tanto que los ponies que habían estado atentos a lo que sucedía, vieron como el enorme búfalo había intentado linchar a Braeburn, por lo que supieron que las negociaciones habían fracasado y comenzaron a tocar los tambores de guerra justo cuando llegaba el sheriff, quien estaba decidido a terminar con los invasores esa misma tarde.
Mientras los tambores sonaban, una canción de odio se empezó a extender por el corazón de todos los presentes.
"~ ¿Qué puedes esperar ~ De estos animales? ~ Su aspecto y su folclor son un horror. ~" Cantó despiadadamente el sheriff al ritmo del tambor, alentando a sus ponies. "~ Diabólica es su piel ~ Con su mirada cruel ~ Jamás he visto algo peor. ~"
"~ Son bárbaros, bárbaros ~ Bestias despiadadas ~ Bárbaros, bárbaros ~ Sáquenlos de aquí. ~" Cantó el pueblo de ponies al unísono, con fieras miradas.
"~ Ni un trazo quedará ~ De su maldita raza ~ El son de guerra hay que tocar. ~" Cantó el sheriff levantando un casco desafiante hacia los búfalos.
"~ Son bárbaros, bárbaros ~ Sucios, crueles diablos ~ Los tenemos que acabar. ~" Cantó el resto del pueblo, encendiendo antorchas y apuntando sus horquillas y tridentes hacia los búfalos.
Por su parte, los búfalos también comenzaron a tocar sus tambores de guerra y a golpear fuertemente sus cascos contra el piso justo cuando el gran jefe llegaba de vuelta a ellos, listos para recuperar lo que les habían quitado.
"~ Esto yo temí ~ El pony es un demonio ~ No más que ambición puede sentir. ~" Cantó el jefe Thunderhooves al son de los tambores, difundiendo su odio entre su pueblo. "~ Por blanda que es su faz ~ Es un simple disfraz ~ ¿Podrá su piel dolor sentir? ~"
"~ Son bárbaros, bárbaros ~ Ponies despiadados ~ Bárbaros, bárbaros. ~ Sucios ladrones son. ~" Cantaron los búfalos lanzando cornadas desafiantes hacia el aire.
"~ No son como tú y yo ~ No hay que confiar en ellos ~ Son de guerra hay que tocar. ~" Cantó el jefe, comenzando a caminar con decisión hacia el pueblo.
"~ Son bárbaros, bárbaros ~ Con nuestra embestida ~ Solo el polvo quedará. ~" Cantaron los demás búfalos acompañando a su jefe y lentamente tomando impulso para lanzar su embestida final.
Mientras ambos bandos se acercaban a su inevitable lucha, Braeburn y Little Strongheart fueron los únicos estáticos, viéndose mutuamente desde lejos con miradas impotentes ante lo que estaba por ocurrir.
"¡Oiga Sheriff!" Gritó repentinamente una fuerte voz que los distrajo a todos. Era Dusk Shine, quien estaba sobre una colina viendo hacia los ponies del pueblo y los búfalos, pero fingiendo hablarle solo al Sheriff. "¡Ya terminamos el arma secreta para acabar con los búfalos! ¡Mantengan a los búfalos alejados de aquí por un rato!"
Al escuchar aquello, el sheriff puso una cara confundida, sin entender a qué se refería. Misma confusión que pusieron los búfalos, quienes detuvieron su estampida y pusieron nerviosas miradas al escuchar sobre 'arma secreta'. En tanto Braeburn y Little Strongheart también miraron confundidos a Dusk, pero rápidamente entendieron que aquello debía ser alguna especie de plan, y ambos corrieron en dirección a donde estaba el potro lavanda.
Luego de escuchar sobre el arma secreta de los ponies, el jefe miró con suspicacia al joven unicornio, ya que le era difícil creer que los ponies hubieran creado un arma en tan solo una mañana, sin embargo, al ver a su hija corriendo junto a ese pony amarillo sinvergüenza, sus dudas desaparecieron y dando un gran bufido hizo que su tribu cambiara de dirección y dirigiera su embestida hacia donde estaba Dusk Shine.
Al ver que su plan había funcionado, Dusk rápidamente comenzó a correr en la dirección opuesta, pero dado que él no era precisamente muy atlético comparado a los búfalos y a los ponies de granja, él rápidamente fue alcanzado por Little Strongheart y Braeburn.
"¿Cuál es el plan, flacucho?" Preguntó Braeburn corriendo al lado de Dusk.
"¡Correr y que no nos alcancen!" Gritó Dusk asustado al ver hacia atrás y ver que la manada de búfalos corría a toda velocidad y ya casi los alcanzaba. "¡Quédense muy cerca de mí!"
En ese instante los búfalos casi pisaban la cola de Dusk a punto de embestirlo a él y de paso a Braeburn y Little Strongheart que corrían a su lado, pero justo en ese instante Dusk activó su teletransportación y desapareció de allí. Al ver ese fuerte destello y que su presa había desaparecido, los búfalos se detuvieron en seco y miraron hacia todas partes, sin estar seguros de qué acababa de suceder.
"¿¡Dónde están!?" Gritó el jefe Thunderhooves furioso. "¡Debemos…! ¡Sniff…! debemos… ¡sniff-sniff! Q-Qué es ese delicioso aroma…" Dijo repentinamente el gran jefe, oliendo el aire y sintiendo un muy dulce aroma, que hizo que por un instante olvidara toda su furia.
Al ver a su jefe distraído, todos los búfalos también olieron el aire y pusieron bobas sonrisas al sentir tan delicioso aroma.
"Gran jefe… Por aquí." Dijo repentinamente Applejack, no muy lejos de allí, saludando a los búfalos con una amable sonrisa.
Al ver nuevamente a un pony en su camino, los búfalos pensaron en reanudar su embestida, pero sus estómagos fueron más débiles y gruñeron al sentir que el delicioso aroma venía de donde estaba aquella yegua naranja, por lo que su furia menguó y lenta y cuidadosamente se acercaron hasta donde los saludaba aquella pony. Al llegar, vieron que junto a la pony naranja habían un par de yeguas más, sentadas frente a un par de mesas, en donde habían varias docenas de pasteles de manzana, aromáticos y deliciosos pasteles de manzana.
"Gran jefe… Creo que he encontrado una solución." Dijo Applejack sonriendo y apuntando hacia el llano donde estaban plantados los manzanos, en donde, una hilera completa había sido talada, dejando un angosto pero accesible paso que cruzaba por entremedio del campo de manzanos. "Como podrá ver, hemos cortado varios manzanos para que usted y su tribu puedan cruzar libremente por estas tierras, ¡Sus tierras!"
"Eh… sí… ¡Sí, ya veo!" Respondió el jefe distraído, ya que le había costado esfuerzo quitar su vista de aquellos apetitosos pasteles de manzana. "Estas… estas son nuestras tierras en efecto. Y nuestras tradiciones dictan que corramos libremente como una gran manada, y por ese angosto paso nosotros no-"
"Perdone nuestra descortesía, gran jefe." Dijo Applejack, interrumpiendo a propósito al jefe y ofreciéndole un pastel de manzana, quien no pudo evitar babear al tenerlo ante sus ojos y olerlo. "Antes de seguir conversando, quisiéramos ofrecerles estos pasteles a su fieros guerreros, como muestra de nuestro perdón. Si se forman, podremos darle uno a cada uno, antes de que sigan su marcha."
Al oír aquello, sin siquiera esperar la orden del jefe Thunderhooves, el resto de los búfalos se formó rápidamente en una larga hilera, y uno a uno fueron pasando frente a la mesa de los pasteles, en donde las primas de Applejack les ofrecieron los pasteles con dichosas sonrisas al ver lo mucho que esos búfalos disfrutaban de sus pasteles. En tanto, los búfalos iban comiendo y disfrutando de los pasteles, y el primero en terminar de comer el suyo fue el gran jefe, que luego de saciar su hambre comenzó lentamente a recuperar su compostura y su fuerte temperamento.
"Sí… estos pasteles son una ofrenda muy bien recibida…" Dijo el gran jefe, aún pasándose la lengua por la boca y sintiendo el dulce sabor del pastel. "Pero como decía, nuestra tierra debe estar libre de-"
"¡Oh! ¡Por poco lo olvido!" Dijo Applejack fingiendo sorpresa y apuntando hacia donde terminaba el campo de manzanos, en donde habían otros dos ponies con otra mesa y más pasteles en ella. "Al final del campo de manzanos mis otros primos los esperan con otra porción de pasteles… Así que los que terminen de comer aquí, pueden seguir su camino y comer uno más al otro lado del sendero."
Al escuchar que habían más pasteles del otro lado, las orejas del gran jefe se alzaron alegres y nuevamente olvidó su orgullo y rencor, y apresuró el paso para correr entre los manzanos, por el nuevo sendero que allí había. Lo mismo ocurrió con los demás búfalos, en donde cada uno, luego de terminar su pastel, empezaron a correr por el sendero, ávidos por comer otro pastel. Y dado que cada búfalo había estado formado en la fila y por lo mismo habían terminado de comer por orden, no hubo problemas en recorrer el sendero, ya que cada búfalo corrió uno detrás de otro en el orden que habían comido sus pasteles.
"¡Qué crines está pasando aquí!" Dijo el sheriff enojado, llegando junto al resto de los ponies que habían estado listos para la batalla. Al ver lo que sucedía, miró enojado a Applejack. "¿¡Ustedes talaron nuestros manzanos para que esos sucios búfalos pudieran correr!?"
"Solo cortamos una hilera de manzanos, pero no fue para que los búfalos pasaran, fue para poder cosechar mejor los manzanos." Dijo Applejack con una sonrisa de orgullo, entonces ella apuntó al campo de manzanos, en donde los búfalos se mantenían corriendo. "Los búfalos son mucho más pesados que nosotros, y sus fuertes pezuñas nos ahorrarán tener que cosechar las manzanas."
Sin entender a qué se refería Applejack, el sheriff y varios ponies miraron de cerca a los manzanos, y entonces se sorprendieron al ver que el fuerte retumbar de los búfalos al pasar por su lado hacía que las manzanas cayeran por su cuenta, sin necesidad de patear los troncos.
"S-Sí, bueno… eso puede funcionar, pero-" Dijo el sheriff nervioso, quien luchaba con su propio orgullo, ya que no quería dar su casco a torcer.
"¿No tendremos que volver a cosechar?" Preguntó un pony, poniendo una gran sonrisa, ya que él no estaba acostumbrado a esa pesada tarea.
"¡Esto es lo mejor que pudo habernos pasado!" Dijo otro pony lleno de dicha, elevando al aire sus rasmillados cascos que habían sufrido tanto con la cosecha del día anterior.
Entonces los ponies saltaron de alegría alrededor del sheriff, quien finalmente no tuvo otra opción que bajar su sombrero resignado y admitir que eso era una gran idea.
Ya se acercaba el atardecer y Applejack le estaba dando el último adiós a Bloomberg, el cuál había sido traído por los búfalos luego de hacer las paces, y había sido plantado personalmente por el sheriff Silverstar y el jefe Thunderhooves en la parte más alta del campo de manzanos. Aquello hizo que Applejack se sintiera muy orgullosa por su querido manzano, ya que no solo había sido plantado en un sitio de honor, sino que se había vuelto un símbolo de paz y unión entre ponies y búfalos
"¡Es la mejor idea del mundo! ¿¡Cómo se te ocurrió tan brillante plan!?" Dijo Dusk mirando con asombro a Applejack.
"Ya te lo dije… Cuando vi que los ponies del pueblo les faltaba fuerza al golpear los manzanos para cosechar, recordé el fuerte retumbar de la manada de búfalos cuando nos atraparon. Entonces pensé que ellos no ayudarían jamás voluntariamente a los ponies, pero luego vi algo de barro y me recordó esa desabrida pasta que los búfalos comían. Fue entonces que se me ocurrió el plan de los pasteles." Dijo Applejack sonrojada, ya que Dusk seguía muy asombrado con su gran plan, el cual había funcionado a la perfección.
Entonces ambos ponies sonrieron y caminaron juntos de vuelta a la estación de trenes del pueblo, pues su tren ya estaba próximo a partir. Mientras se acercaban al pueblo, ambos miraron satisfechos a ponies y búfalos que aún celebraban en el pueblo, y entonces recordaron cómo de rápido habían ocurrido las cosas tras el plan de Applejack...
Después de que todos los búfalos habían corrido por el campo de manzanos, y el estómago del jefe y los búfalos estuviera lleno y sus caras sonrientes por haber tenido la oportunidad de comer aquellos sabrosos pasteles, el sheriff del pueblo junto a Applejack se habían acercado para proponerles que eso que acababan de hacer se repitiera cada año que los búfalos pasaran por esa ruta, y así los ponies podrían mantener sus manzanos y a cambios ellos los recibirían y despedirían con lotes de pasteles de manzana para su viaje. Al principio el orgullo del gran jefe había estado indeciso sobre modificar su antigua tradición aunque fuera en parte, pero finalmente Aplejack pudo convencerlo que las nuevas tradiciones podían ser algo bueno, y en este caso en particular, muy sabrosas.
Luego de hacer las paces, los ponies y los búfalos olvidaron su odio, unos felices por no tener que volver al trabajo pesado de la cosecha, y los otros felices por haber comido algo tan delicioso. Así fue como los ponies invitaron a los búfalos al pueblo para celebrar el nuevo tratado de paz, en donde todos compartieron alegremente, sin importar de que bando fueran, ni que tan grande fueran, ni de que raza fueran, ni que tradiciones tenían, solo felices por vivir en paz y armonía. Y quienes precisamente eran lo más felices eran el jefe Thunderhooves y el sheriff Silverstar, quienes habían compartido la sidra de manzana de los ponies y la pipa de la paz de los búfalos, y ahora reían y se abrazaban borrachos y felices como si fueran hermanos.
Una vez Dusk Shine y Applejack llegaron a la estación, vieron que Braeburn y Little Strongheart los esperaban allí para despedirlos.
"Es una lástima que te tengas que ir Applejack… incluso tú flacucho." Dijo Braeburn sonriendo, molestando una última vez a Dusk. "Espero que puedan volver pronto."
"Sí… sí… soy un flacucho." Respondió Dusk sonriendo incómodo, ya que con todo lo sucedido, por poco olvida lo irritante que era Braeburn. Entonces él miró una última vez al pueblo, y vio como un par de búfalos bebían sidra abrazados a un par de potros. "Es increíble lo bien que se llevan todos ahora… Nadie creería que hace solo unas horas todos se odiaban."
"Sí, bueno, los ponies somos criaturas amables por naturaleza. Siempre estamos dispuestos a hacer nuevos amigo." Respondió Braeburn con una sonrisa.
"Sí, pero los búfalos siempre hemos sido pacíficos." Agregó Little Strongheart mirando un poco molesta a Braeburn. "Si ustedes hubieran aceptado conversar antes, esto se pudo haber solucionado mucho antes."
"Pero si fue tu papá quien no quería conversar con los ponies." Dijo Braeburn mirando molesto a Little Strongheart.
"Fue el sheriff el que no quería conversar con los búfalos." Respondió Little Strongheart también molesta.
"Creo que ambos tienen razón, jeje." Dijo Dusk rápidamente para impedir que volvieran a discutir, y entonces recordó algo que por poco casi olvida. "Y por cierto, ¿Qué pasó con ese beso?"
Al escuchar lo que Dusk dijo, Braeburn y Little Strongheart abrieron grandes sus ojos y desviaron sus miradas, ambos sonrojándose.
"¿Ustedes se besaron?" Preguntó Applejack sorprendida, ya que ella no había estado cuando eso sucedió.
Al ver la sorpresa de Applejack, Dusk puso una incómoda mirada.
"Y-Yo no quería que te enteraras así…" Dijo Dusk nervioso, ya que sabía que ella y Braeburn eran muy cercanos. Entonces Dusk se dio cuenta que aunque no era correcto, él podía usar eso para demostrar que Braeburn no era apto para ser la pareja de su amiga. "Sé que esto puede dolerte, pero es mejor que sepas desde ya que Braeburn no es un caballero como todos creen."
"¿Por qué me dolería? Creo que ambos hacen una bonita pareja." Respondió Applejack mirando confundida a Dusk, haciendo que Braeburn y Little Strongheart se sonrojaran más áun.
"Y-Yo… pensé que te molestaría saber que Braeburn ama a alguien más." Dijo Dusk aún más confundido.
"¿De qué estás hablando? Yo seguiré amando a Applejack, después de todo es mi prima favorita." Respondió Braeburn con una gran sonrisa.
"… Eh… ¿Prima?..." Susurró Dusk lentamente mientras en su mente un pequeño Dusk con la palabra 'era obvio' escrita en su mente, le pateaba la cabeza, entendiendo finalmente por qué Braeburn y Applejack eran tan unidos. Lo que hizo que Dusk pusiera una boba sonrisa de alivio al sentir que aquel extraño y desagradable sentimiento que había sentido hacia Braeburn desapareciera.
Al verlo sonreír tan tontamente, Applejack y los demás lo vieron con miradas confundidas. Hasta que Braeburn se sorprendió al descubrir lo que Dusk había pensado, entonces él puso una sonrisa de burla.
"Ya veo qué sucede…" Dijo Braeburn burlonamente, entonces él le susurró a Little Strongheart algo al oído y ella también puso una sonrisa pícara.
Applejack no alcanzó a oír lo que su primo le susurró a Little Strongheart, pero Dusk leyó los labios de Braeburn y vio lo que había dicho: 'Dusk estaba celoso'. Al notar aquello, el pequeño Dusk en su cabeza volvió a aparecer y nuevamente le dio una patada de 'obviedad' al darse cuenta finalmente cual era ese desagradable sentimiento que no había sabido reconocer. Entonces Dusk se sonrojó profundamente al darse cuenta de esos sentimientos.
"No entiendo… ¿De qué se ríen?" Preguntó Applejack confundida.
"¡N-No es nada! E-Es mejor que subamos, el tren está a punto de partir." Gritó Dusk rápidamente nervioso, no queriendo que Braeburn le dijera a Applejack lo que de verdad había ocurrido. Entonces él se giró rápidamente y se subió al tren.
Mientras Braeburn y Little Strongheart se reían, Applejack siguió con una mirada confundida, pero al escuchar el silbato del tren, decidió seguir a Dusk.
"Hasta luego Applejack." Dijo Braeburn dándole un último abrazo a su querida prima. "Ese Dusk es un flacucho, pero no es tan malo como pensé… Solo tiene que ser menos celoso."
"¿Celoso?" Repitió Applejack confundida, sin embargo no pudo preguntar más ya que el tren comenzó a moverse y Applejack tuvo que subirse rápidamente al tren
Mientras el tren partía, Applejack se despidió desde la puerta de su primo y de la pequeña búfalo, hasta que el tren ganó velocidad y ella los perdió de vista. Luego Applejack avanzó entre los vagones, viendo que esta vez el tren iba más lleno, ya que no solo pararía en Ponyville, sino también en otras ciudades más grandes. Así Applejack llegó finalmente a su asiento, en donde en un lado había una yegua con su pequeño bebé en su regazo, y enfrente de ella Dusk Shine, quien le había guardado un asiento junto a él.
"Tu… ¿Tu primo te dijo algo antes de partir?" Preguntó Dusk nervioso, queriendo sonar casual, pero sin lograrlo.
"S-Solo me dijo que tú no eras tan mal pony como había pensado…" Respondió Applejack levemente sonrojada, omitiendo lo último que Braeburn le había susurrado.
Al creer que Braeburn no le había dicho a Applejack que él estaba celoso, Dusk suspiró aliviado y finalmente se relajó más.
"Parece que será otro largo viaje… uuaaahhh…" Dijo Dusk aprovechando de cambiar de tema, dando un gran bostezo por lo cansado que estaba.
"Sí, uuaaahhh… Seguramente dormiremos todo el viaje, ya que llevamos dos noches sin poder dormir bien." Respondió Applejack también bostezando, recordando que la noche anterior habían dormido solo la mitad de la noche antes de escapar de los búfalos, y la noche anterior a esa habían estado nerviosos por el 'fantasma' del tren.
"¿Crees que el fantasma del tren vuelva a aparecer?" Preguntó Applejack recordando lo que había sucedido en el viaje de ida.
"Quien sabe… quizás solo fuera una broma de Braeburn." Respondió Dusk encogiéndose de hombros, y sonrojándose un poco al darse cuenta que ahora que sabía que Braeburn era solo el primo de Applejack, ya no le parecía un potro tan molesto.
Con el bamboleo del tren, y con lo extremamente cansados que ambos estaban, Applejack y Dusk cayeron rápidamente dormidos casi al mismo tiempo. Así avanzaron los minutos y la luz del atardecer cayó sobre el tren.
Repentinamente Applejack despertó cuando sintió un golpe en su frente. Al abrir sus ojos, vio que en la mesa frente a ella había caído una pequeña sonajera.
"Lo lamento, mi pequeña hijita la lanzó sin querer." Dijo con vergüenza la madre que estaba sentada frente a ella, meciendo a su bebé para que volviera a quedarse dormida.
"No hay problema." Respondió Applejack sonriendo y entregándole de vuelta la sonajera.
Al momento de entregarle la sonajera de vuelta a la madre, Applejack se puso pálida al ver que unos pañales y biberones que tenía guardada la madre, comenzaban a flotar tras ella. Entonces la madre vio hacia atrás al ver que Applejack miraba hacia allí y también se sorprendió por lo que veía.
"N-No quiero asustarla, pero parece que en este tren hay un fantasma." Dijo Applejack, intentando no estar nerviosa para no asustar a la madre con su bebé. "Pero no se preocupe, no es peligroso."
Al escuchar aquello, la madre se tapó la boca y soltó una pequeña risita.
"No es un fantasma, es mi hijita." Dijo la madre sonriendo, destapando un poco más la cabeza de su hijita para mostrar que era una pequeña bebé unicornio. "Yo soy una pony de tierra, así que yo también me asusté cuando vi que algunas cosas empezaban a flotar cerca de mi pequeña bebé. Pero luego la madre de mi esposo me dijo que eso era normal en los unicornios pequeños, ya que ellos no controlan bien sus emociones, así que cada vez que sienten algo nuevo, su magia se activa."
Al ver que su hijita estaba muy inquieta, la madre se puso de pie y se dispuso a cambiarse de vagón. En tanto, Applejack había quedado pensativa luego de escuchar lo que la madre había dicho.
"Espere… Eso… ¿Eso no ocurre con los unicornios adultos?" Preguntó Applejack rápidamente antes que la madre saliera del vagón.
"Hmm, no lo sé, los adultos ya saben reconocer sus sentimientos, no creo que eso suceda." Respondió la madre encogiéndose de hombros y saliendo del vagón.
Luego de quedar a solas en el vagón, Applejack miró fijamente a Dusk, quien seguía profundamente dormido… ¿Podía ser que el 'fantasma' solo fuera Dusk reaccionando sin saberlo a un nuevo sentimiento? Entonces, al recordar más detenidamente, Applejack se percató que el 'fantasma' solo había aparecido cuando Braeburn se había mantenido mucho tiempo junto a ella.
'Solo tiene que ser menos celoso.' Fueron las últimas palabras que Braeburn le había dicho sobre Dusk al despedirse, palabras que finalmente hacían eco en la mente de Applejack.
"Dusk… ¿Estaba celoso de Braeburn?" Pensó Applejack sonrojándose levemente. "Pero si eso fuera verdad… ¿Él estaba celoso por mi amistad o…. por amor?"
Applejack se quedó mirando fijamente el rostro de Dusk, quien dormía pacíficamente, entonces ella tímidamente recostó su cabeza en el costado de Dusk y miró hacia arriba para admirar su rostro, y sin darse cuenta, ella se quedó contemplando el rostro de Dusk tal como él la había admirado a ella en la pasada pijamada... Viendo su bello rostro, sintiendo su suave respiración, oliendo su dulce aroma, sintiendo el cálido calor de su pelaje, y oyendo el tranquilo y reconfortante palpitar de su corazón. Mientras veía detenidamente cada facción del rostro de Dusk, Applejack se detuvo al mirar los labios de Dusk, entonces ella recordó que se había dicho a sí misma que le demostraría a Rainbow Dash que podría tener un beso romántico con Dusk como el que ella tuvo, sin embargo, con todo lo sucedido, todo eso había pasado a segundo plano y ahora ella se devolvía a Ponyville sin lograr su meta. Sin embargo, allí estaban los labios de Dusk, esperando por ella.
Applejack se sonrojó lentamente, levantó tímidamente su casco y tocó suavemente los cálidos labios de Dusk. Luego ella levantó su cabeza y lentamente acercó su rostro al del potro, pero cuando estaba por tocar sus labios, ella cerró triste los ojos y bajó lentamente su cabeza.
"No… yo no quiero que sea así." Susurró Applejack con tristeza. Entonces ella volvió a levantar su cabeza y siguió mirando a Dusk, sintiendo que ver su rostro durmiendo tranquilo también la tranquilizaba a ella.
"No te di las gracias por ayudarme con mi pesadilla." Susurró Applejack mirando a Dusk, como si este estuviera despierto. "Mi más grande error, mi más grande dolor en la vida. Yo… pensé que podrías odiarme luego de ver eso, pero… tu mirada no cambió en absoluto." Dijo Applejack poniendo una tierna sonrisa, recordando que a pesar de lo que temía, la mirada de Dusk se había mantenido viéndola con calidez y afecto. Entonces Applejack nuevamente sonrió al tener junto a ella al potro que mágicamente había logrado entrar en sus sueños y la había ayudado a sanar su alma.
Al recordar esa pesadilla y lo que había sucedido, Applejack recordó el cerrojo que había aparecido en su pecho en ese sueño, entonces ella tocó su pecho, en donde pudo sentir latir su corazón, y recordó algo de su pasado, de cuando ella era una potrilla y sus padres aún estaban vivos.
"Yo nunca amaré a ningún potro… yo solo amaré a mi papá." Había dicho la potrilla Applejack, abrazando fuertemente a su padre.
"Eso dices ahora…" Le había respondido su madre con una tierna sonrisa. "Pero algún día llegará el potro que tenga la llave de tu corazón…"
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"Tú tenías la llave..." Susurró Applejack acurrucándose en el hombro de Dusk y cerrando sus ojos para sentir nuevamente el suave palpitar del corazón de Dusk y el tibio calor de su pelaje. "Nadie jamás ha hecho algo tan lindo por mí… y yo… jamás he amado a nadie como te amo a ti..." Termino de decir Applejack en un tierno susurro con sus ojos llorosos de felicidad al sentir plena confianza con ese dulce potro, quien ahora la conocía mejor que nadie.
Con ese pensamiento, Applejack se acurrucó más en el cálido cuerpo de Dusk, sintiendo que podría quedarse así por siempre.
"No es un beso, pero para mí este es mi momento romántico… porque por fin me di cuenta que jamás podré amar a nadie como te amo a ti…" Susurró Applejack mientras el sueño volvía a ella y su conciencia se perdía, pensando en que ella no había fallado en su meta, sino que esta simplemente se había vuelto más ambiciosa. "La próxima vez que te bese no esconderé nada… la próxima vez que te bese… será cuando te declararé mis sentimientos…" Terminó de decir Applejack antes de caer dormida abrazada al cálido cuerpo del potro a quien amaba, Dusk Shine: el dueño de la llave de su corazón.
# Fin del capítulo 48
