Capítulo 2 – Un simple juego de ajedrez
"Alfil a Hache-Cinco" Dijo Sunset sonriendo, moviendo su alfil en el tablero de ajedrez, causando que el rey de Dusk quedara en jaque. "Por favor, continua con tu historia."
Sunset tenía arrinconado a Dusk, ella seguía jugando tan bien ajedrez como lo recordaba. Tan pronto Dusk movía una pieza, Sunset inmediatamente movía una de las suyas, lo que no le daba tiempo a Dusk para pensar, ¡Y ciertamente Dusk necesitaba urgentemente un espacio de tiempo para pensar! No para pensar en su siguiente movida en el juego de ajedrez, sino para ordenar sus pensamientos y poder entender cómo es que luego del desastre ocurrido la noche anterior, y luego, con la repentina e inesperada aparición de Sunset devuelta en su vida, ahora ambos jugaban tranquilamente ajedrez, como si no hubiera nada pendiente entre ellos.
Una vez que Dusk despertó esa mañana, casi salta del susto al olvidar por un instante dónde estaba y lo que había sucedido, y descubrir que en su pecho dormía su antigua amiga Sunset Shimmer. Con el grito de sorpresa de Dusk, Sunset despertó, dándole una cálida sonrisa, y luego rápidamente comenzó a charlar sobre dónde irían en Canterlot y lo que podrían hacer juntos. Fue en ese instante que Dusk reaccionó y le exigió que charlaran seriamente, pues ambos tenían muchas cosas que poner en claro antes de poder charlar tranquilamente. Entonces, Sunset aceptó, pero solo si jugaban ajedrez mientras conversaban.
Sorprendido por la petición, Dusk no podía entender qué pasaba por la mente de Sunset, si ella estaba evitando hablar con él sobre su pasado, o simplemente lo había olvidado, o peor aún, ella decidió ignorarlo, como si aquel pasado que había atormentado a Dusk no hubiera existido. Sin importar cuál fuera la verdad, Dusk había decidido ponerse firme frente a Sunset y encararla, pero antes que aquello ocurriera, Sunset sonrió y colocó el viejo tablero de ajedrez de Dusk entre ellos dos y colocó velozmente las piezas en posición.
"Sunset… Yo… Yo quiero hablar contigo seriamente." Había dicho Dusk, mirando a la unicornio amarilla con una mezcla de miedo y confusión.
"Lo sé, pero como te dije, podemos hablar mientras jugamos. Hay muchas cosas serias de las que hablar, y así será menos estresante. ¡Tú partes!" Había respondido Sunset sonriendo, luego mirando con una triste mirada a Dusk. "Por favor, por los viejos tiempos."
Aquello había sorprendido a Dusk. No por la insistencia de Sunset por jugar, sino por haberla escuchado decirle 'por favor'. Aquello era algo que Dusk nunca pensó que escucharía pronunciar en los labios de Sunset, lo que dejó descolocado a Dusk por un segundo. Entonces Dusk miró el tablero, y decidió de mala gana seguir el juego de Sunset si con eso lograba charlar con ella sobre su pasado.
"Tú… ¿Por qué tu-?" Había alcanzado a preguntar Dusk, empezando con sus preguntas inmediatamente luego de mover su pieza en el tablero, sin embargo fue interrumpido inmediatamente por Sunset.
"Peón a De-Cinco." Dijo Sunset moviendo velozmente su pieza, sin dejar en ningún segundo de ver a Dusk. "Dime Dusk, ¿Es cierto que ahora vives en Ponyville?"
"¿Eh? S-Sí, así es… Peón a Efe-Cuatro." Respondió Dusk sorprendido por la velocidad de juego de Sunset y por la sorpresiva pregunta. "Pero lo que quiero saber es-"
"Caballo a Hache-Cinco. ¿Y cómo fue que terminaste en ese pueblucho?" Preguntó Sunset, volviendo a interrumpir velozmente a Dusk, sin siquiera ver el tablero, solo manteniendo fija su mirada en él.
Así fue como sin darse cuenta, lo que debió convertirse en un interrogatorio de Dusk hacia Sunset, terminó por invertir los papeles. Con Dusk contándole a Sunset sobre cómo la princesa lo había enviado a Ponyville, cómo había conocido a sus amigas, cómo habían vencido a Nightmare Moon, y todas las demás aventuras que él y sus amigas habían vivido juntos.
"Peón a Ge-Seis." Respondió Dusk, entendiendo que la larga partida de ajedrez que habían estado jugando con Sunset, se acercaba a su fin. "Luego de eso la cocatriz huyó y Fluttershy me llevó hasta su casa…" Agregó Dusk, terminando de contar la última historia que había estado contándole a Sunset mientras jugaban.
"Ay Dusk, siempre sacrificas mucho tus peones." Dijo Sunset sonriendo, por primera vez olvidando preguntarle a Dusk algo sobre su pasado en Ponyville, y solo enfocándose en el juego frente a ella. "Torre a Hache-Dos." Agregó Sunset, haciendo que su torre capturara al último peón de Dusk.
"A veces debes sacrificar a los peones para ganar. Caballo a Be-Cuatro." Dijo Dusk, por primera vez, teniendo una pequeña sonrisa, ya que luego de ese largo juego, Dusk se sintió victorioso al ver que estaba a solo dos jugadas de un jaque mate.
"Hace años no tenía una partida tan emocionante." Pensó Dusk con una pequeña sonrisa, totalmente enfocado en el juego.
"Pobre Dusk, nunca debes olvidar…" Dijo Sunset sonriendo, levantando uno de sus peones. Lo que hizo que Dusk inmediatamente se diera cuenta de su error. "…que un peón puede convertirse en reina. Jaque mate." Agrego Sunset, llegado con uno de sus peones al final del tablero, lo que la convertía en una pieza de reina y al mismo tiempo le hacía jaque mate al rey de Dusk.
Con esa última jugada, Dusk abrió grande los ojos con sorpresa y se golpeó el rostro frustrado. Había estado tan enfocado en atacar, que había descuidado su defensa.
"¿¡Cómo no lo vi!?" Dijo Dusk fingiendo estar molesto, pues en realidad se sentía muy satisfecho luego de ese desafiante y divertido juego.
"Siempre te lo dije, nunca debes perder de vista lo realmente importante." Dijo Sunset sonriendo, haciendo alusión a que Dusk olvidó proteger a su rey. Sin embargo, ese último comentario fue como un golpe de realidad para Dusk, quien se dio cuenta de cómo nuevamente había sido manipulado durante toda esa conversación para evadir hablar de lo verdaderamente importante con Sunset. "Qué dices, ¿Quieres la revancha?" Agregó Sunset sonriendo.
"No… ¡No! ¡Ya basta!" Dijo Dusk irritado, finalmente bloqueando su miedo y confusión por el enojo que sentía. "¡Basta de esto, Sunset! Basta de fingir que te interesa mi vida en Ponyville, basta de fingir que nada ha sucedido, basta de manipularme… ¡Basta de fingir que eres mi amiga!" Gritó Dusk furioso, como si finalmente toda esa rabia que había estado contenida hubiera explotado.
Ante el arrebato de Dusk, Sunset simplemente se quedó viéndolo con una mirada seria, con esa mirada que parecía estar analizándolo todo.
"¿Por qué crees que ya no somos amigos?" Preguntó Sunset tranquilamente.
"¿¡Por qué!? ¿¡Acaso no recuerdas lo que pasó la última vez que nos vimos!? Esos dos abusivos me golpeaban, ¡Y tú los dejaste! ¡Incluso los alentaste! Yo… Yo era solo un potrillo, estaba llorando, y tú eras la pony en quien más confiaba, ¡Tú me abandonaste cuando más te necesitaba!" Dijo Dusk casi gritando, finalmente ventilando parte del dolor que había sentido por tantos años.
"Así que así recuerdas nuestra despedida…" Dijo Sunset entrecerrando ligeramente sus ojos. "Tú no eras el único que era solo un potrillo, yo también era solo una pequeña potranca. ¿Recuerdas cómo me sentía ese día? No tienes idea de todo lo que pasaba por mi cabeza. Yo… pensé que podrías enojarte conmigo por lo que hice ese día, pero nunca pensé que eso sería motivo para que quisieras terminar nuestra amistad para siempre."
"¿¡Cuál amistad!? ¿Esa amistad falsa que hiciste solo porque la princesa y el archimago te lo ordenaron?" Dijo Dusk con pequeñas lágrimas a punto de brotar de sus ojos al recordar ese cruel sentimiento de traición. "Leí tu diario, ¡Tú nunca quisiste ser de verdad mi amiga!"
Por primera vez pareció que algo sorprendió a Sunset. El hecho que Dusk hubiera leído su diario era algo de lo que ella jamás se supo, y que por lo mismo, estaba fuera de sus cálculos.
"¿Cómo fue que leíste…? ¡Fue esa entrometida de Mi Amore! ¿¡No es así!?" Gritó Sunset furiosa.
"¿¡Qué importa quien fue!? Lo importante es que descubrí la verdad. Tú nunca quisiste ser mi amiga, solo estabas conmigo por mero interés, solo seguías órdenes. Y para ti, yo… yo solo era un parásito…" Agregó Dusk apretando fuerte sus dientes, sintiendo que el dolor de la traición volvía a él.
Ante la amarga verdad dicha por Dusk, Sunset solo bajó su cabeza, con sus ojos cerrados por unos segundos, como si estuviera eligiendo cuidadosamente las palabras que usaría.
"Ya te lo dije, Dusk. Yo era solo una potranca, una pequeña potranca confundida, que cometió muchos… e-errores." Dijo Sunset lentamente, como si le doliera admitir que ella había cometido un error. "Y lo que dices es cierto, yo me acerqué a ti por obligación, ¿Pero qué importa cuál fue la razón? ¿Acaso no disfrutaste las tardes que conversábamos de magia en tu cuarto?, ¿O las veces que jugábamos ajedrez hasta que anochecía? ¿O cuando nos escabullíamos en la sección prohibida de la biblioteca?"
En ese instante Sunset se acercó lo más que pudo a Dusk, mirándolo fijamente.
"Si eres capaz de decirme en mi cara que todo fue un error, que nunca disfrutaste estar conmigo, entonces bien, me iré ahora mismo y nunca más me volverás a ver." Dijo Sunset mirando seriamente a Dusk, mientras este mantenía una cara de espanto, sabiendo que, aunque le doliera, lo que Sunset decía era verdad. "No puedes hacerlo, ¿No es así? Te guste o no, tú eres una parte importante de mi vida como yo lo soy de la tuya, y jamás podrás olvidar que, sin importar la razón, yo fui tu primera amiga. Y aquí estoy, frente a ti, admitiendo que me equivoqué. ¿Acaso nunca has discutido o tenido un malentendido con tus amigas de Ponyville? ¿Acaso la verdadera amistad no es capaz de perdonarlo todo?"
Mientras Sunset miraba a Dusk esperando una respuesta, una gran parte de Dusk gritaba en su mente que no la perdonara, que esta era solo otra de sus manipulaciones, que ella ya lo había traicionado una vez, ¡No podía dejarse engañar nuevamente! Sin embargo, había una palabra clave que Sunset había usado: 'amistad', y para Dusk, desde hacía casi un año, aquella palabra tenía un profundo y especial significado. Él había sido enviado a Ponyville a aprender sobre la magia de la amistad, y allí había sido testigo del gran valor de esta, incluso había sido capaz de salvar Equestria gracias a ese poderoso sentimiento. Y ahora, ante él, estaba su más antigua amiga pidiéndole que la perdonara, la amiga que lo había engañado, traicionado y lastimado. Sin embargo… tal como dijera Sunset, no todo en su pasado había sido oscuridad, ellos habían pasado buenos momentos juntos... Entonces, esa minúscula e ínfima chispa que quedaba de su antigua amistad… ¿era suficiente para hacer que Dusk pudiera perdonarla? ¡Especialmente él! Que se suponía era el portador del elemento mágico de la amistad.
"Todos necesitamos a un amigo, y yo… te necesito conmigo Dusk. Por eso fue que volví a Canterlot, ¡Por ti! Quiero… que volvamos a estar juntos." Agregó Sunset con una triste mirada, justo en el momento que la balanza mental de Dusk estaba indecisa, haciendo que finalmente el lado bondadoso de Dusk ganara por sobre su ira y rencor.
"Yo… Yo… Puedo perdonarte… Pero nunca olvidaré lo que me hiciste." Agregó Dusk lentamente, como si su mente hubiera corrido una maratón y ahora estuviera agotado mentalmente. Sintiendo que incluso decir esas palabras le costaba mucho esfuerzo.
Apenas Dusk dijo aquello, Sunset borró su cara de tristeza e inmediatamente sonrió con su acostumbrada sonrisa arrogante.
"Sabía que lo harías… Nosotros estamos destinados a estar juntos." Dijo Sunset acercando aún más su cara a Dusk y mirándolo fijamente. "Por siempre y para siempre."
Ante la intensa mirada de Sunset, Dusk no reaccionó, él simplemente se quedó inmóvil perdido en sus pensamientos, aún sin estar seguro de si lo que había dicho era lo correcto o no. Sintiendo que quería gritar de frustración, confusión, ira y pena, gritar por el cúmulo de sentimientos que sentía cada vez que Sunset se quedaba viéndolo de esa forma.
"Ahora que hemos solucionado este pequeño malentendido, deberíamos ver qué será lo primero que haremos en la ciudad." Dijo Sunset alejándose de Dusk y poniendo una mirada pensativa. "Podríamos ir a la biblioteca para recordar viejos tiempos, o quizás al castillo para-"
"Ponyville…" Susurró Dusk, interrumpiendo a Sunset.
"¿Qué dijiste?" Preguntó Sunset, sin alcanzar a escuchar el murmullo de Dusk.
"Yo… Debo volver a Ponyville." Dijo Dusk, afirmando su cabeza con un casco, recordando que aún tenía algo muy importante que hacer.
"Oh… Supongo que quieres volver a ese insignificante pueblo para hablar con esas nuevas 'amigas' tuyas, ¿No es así?" Preguntó Sunset, borrando rápidamente su sonrisa y poniendo una fría mirada de desprecio. "No me digas que de verdad crees que tú y ellas tienen un vínculo especial mágico solo porque vieron el mismo arcoíris el día que obtuvieron sus cutie mark. ¡Vamos, Dusk! Somos ponies adultos, ya no somos unos potrillos que creen en cuentos de hadas."
"¡No te atrevas a burlarte de ellas ni de nuestro lazo especial!" Dijo Dusk inmediatamente, molesto al ver esa fría mirada en Sunset, una mirada que le había traído tantos malos recuerdos, y que no permitiría que fuera dirigida hacia sus amadas amigas. "Yo… hice algo terrible. Ayer ellas… me dijeron algo muy importante, y yo no fui capaz de responderles adecuadamente." Agregó Dusk, poniendo una mirada preocupada al recordar lo ocurrido en la Gala.
Al ver que Dusk por un instante la miró con enojo, Sunset rápidamente borró su fría mirada y volvió a sonreír, decidiendo cambiar de estrategia.
"Olvídate de ellas, ahora me tienes a mí. ¿Qué podrían hacer ellas que yo no pudiera hacer por ti?" Dijo Sunset con una tierna sonrisa pese a sus crueles palabras.
"Ellas nunca me abandonarían." Respondió Dusk volviendo a mirar con resentimiento a Sunset. Aquello sorprendió a la yegua, quien al ver esa mirada en Dusk, desvió la mirada y mordió su labio.
"Hay cosas que no sabes de mí, Dusk." Susurró Sunset con una triste voz, algo que sorprendió al potro lavanda. Sin embargo, Sunset rápidamente cambió de actitud y volvió a mirar a Dusk con una mirada seria. "Muy bien… si esas yeguas son taaaan maravillosas y taaaan importantes para ti, supongo que tendré que conocerlas en persona. Pero no quiero que tú influyas en mi opinión sobre ellas, así que lo mejor será que te quedes aquí mientras yo pasó un día a solas con ellas, conociéndolas a fondo."
Al escuchar que Sunset quería conocer a sus amigas a solas, un extraño escalofrío recorrió la espalda de Dusk, entendiendo inmediatamente que era muy peligroso que la astuta y calculadora Sunset conociera a sus bondadosas amigas.
"Esa no es una buena idea." Dijo Dusk, poniendo una mirada de preocupación. Pese a que Sunset decía que estaba arrepentida por su pasado, Dusk no podía arriesgarse a que la historia se repitiera con sus amigas.
"Jeje, Dusk, que bobito… No te estaba preguntando." Dijo Sunset con una dulce sonrisa. "Aún no te das cuenta, pero todo lo que hago, lo hago por tu propio bien…" Agregó Sunset, haciendo que la mirada de Dusk se enfocara solo en sus ojos, y así no se diera cuenta que su cuerno comenzaba a iluminarse.
Pinkie Pie saltaba a toda velocidad, tratando de apurar a sus amigas mientras caminaban por las calles de Ponyville. Apenas había salido el sol, ella había corrido a toda velocidad hasta la casa de Rarity para contarle sobre lo que había descubierto sobre aquella yegua que se había llevado a Dusk la noche anterior. Sin embargo, de nada sirvió que Pinkie Pie estuviera apurada, ya que antes de aceptar ver a Pinkie, Rarity debió de efectuar su acostumbrado ritual de belleza matutino, en que antes de hablar con cualquiera, debía de lavarse, peinarse, maquillarse y ver que estuviera perfectamente presentable antes de permitirse ser vista por cualquiera. Luego de eso, Pinkie Pie había procedido a contarle a toda velocidad lo que había descubierto, y luego de cinco intentos en que Rarity le rogó a su alocada amiga que hablara más lento, finalmente la unicornio pudo entender lo que decía su amiga, y ambas emprendieron el viaje para ir con las demás chicas del grupo.
Al buscar a sus demás amigas, también hubo largas demoras, ya que Fluttershy debía de dar el desayuno a todos sus animalitos del bosque antes de salir de casa; al igual que Applejack, quien debía dejar algunas tareas listas en la granja antes de salir. Y lo mismo ocurrió con Rainbow Dash, solo que la causa de la demora de la pegaso fue que costó casi toda la mañana lograr despertarla y que bajara de su casa en las nubes.
Cada una de las amigas de Pinkie había pensado que ella las reunía solo para avisarles de alguna loca fiestas de las que ella acostumbraba. Sin embargo, luego que ella lograra explicarles que aquella unicornio amarilla que se había llevado a Dusk, era la antigua amiga malosa de Dusk, fue que las amigas de Pinkie entendieron la gravedad del asunto, y que debían ir a ayudar a Dusk, estuviese donde estuviese.
"¡Ugh! ¡Por eso fui a avisarles tan temprano! ¡Ya estamos atrasadas!" Dijo Pinkie Pie, apurando a sus amigas para que también corrieran. "¡Ya perdimos el primer tren que va a Canterlot! ¡Y si no nos damos prisa, perderemos el que está por salir!"
Mientras las cinco yeguas corrían hacia la estación de trenes, repentinamente Rarity se detuvo en seco al mirar hacia la biblioteca.
"¡Pinkie, espera!" Dijo Rarity, haciendo que todas se detuvieran. "Creo que antes de partir, deberíamos ver que el pequeño Spike esté bien. Él está solo en la biblioteca desde ayer, debemos avisarle." Agregó Rarity preocupada.
"Hmm… ¡Será más fácil si lo llevamos con nosotras!" Dijo Pinkie impaciente, cambiando de dirección y comenzando a correr hacia la biblioteca. "No hay tiempo que perder, ¡Dusk nos necesita!"
Una vez todas llegaron frente a la biblioteca, Rarity golpeó la puerta.
"Spike, querido, ¿Estás ahí?" Preguntó Rarity.
Unos pasos lentos se escucharon desde detrás de la puerta, y esta finalmente se abrió. Al hacerlo, los ojos de las cinco yeguas se abrieron con total incredulidad al ver que quien había abierto la puerta era precisamente la yegua a la que querían enfrentar en Canterlot, y que por alguna razón estaba allí ahora, la antigua amiga de Dusk, Sunset Shimmer.
"Vaya… parece que siempre están juntas. Tan unidas como Dusk dijo que lo eran." Dijo Sunset, sonriendo amablemente. Todo mientras las cinco amigas de Dusk se quedaron sin palabras.
"¡Rarity! L-Lo siento, no alcancé a abrir la puerta." Dijo Spike preocupado, apareciendo desde detrás de Sunset. "No pude abrir la puerta porque tuve… una visita inesperada." Agregó Spike, mirando con preocupación, y cierto resentimiento, a Sunset.
"T-Tú… ¿¡Qué haces aquí!? ¿¡Dónde está Dusk!?" Preguntó Rarity, saliendo de su asombro gracias a Spike, mirando desafiante a Sunset.
"Sabes… Creo que le rompí el cuerno a la última unicornio que me miró de esa forma…" Dijo Sunset con una fría y aterradora mirada, causando que Rarity se asustara por un instante y diera un paso hacia atrás. "¡Es broma! ¡Jeje! Nunca lastimaría a las amigas de Dusk." Agregó Sunset, cambiando radicalmente su actitud y sonriendo amablemente.
"A mí no me asustas niña. Así que responde, ¿¡Dónde está Dusk!?" Preguntó Applejack, dando un paso al frente y siendo esta vez ella quien amenazaba con la mirada a Sunset.
"Ya se los dije, era solo una broma." Respondió Sunset sonriendo de forma tranquila. "No me digan que solo Pinkie Pie puede hacer bromas en su grupo."
Al escuchar que Sunset sabía su nombre, Pinkie, al igual que sus amigas, se sorprendieron.
"¿Cómo sabes mi nombre?" Preguntó Pinkie Pie, entrecerrando sus ojos al mirar a Sunset.
"Bueno, necesitaba saber sus nombres si quería conocerlas." Dijo Sunset encogiéndose de hombros. "Hablé con Dusk en la mañana, y él no paraba de hablar de lo grandiosas que eran sus amigas de Ponyvile. Así que le dije que iría a Ponyville para conocerlas en persona."
"¿Y Dúsk? ¿Dónde está?" Preguntó Rainbow Dash mirando fieramente a Sunset.
"Él se quedó en Canterlot. Le dije que la única forma de conocer de verdad a sus amigas, era conocerlas por mi cuenta, sin que él interfiriera." Dijo Sunset, sin dejar de sonreír. "Ya que todas somos amigas de Dusk, creo que es bueno que nos conozcamos, ¡Así también podremos volvernos amigas!" Agregó Sunset con una bien actuada mirada de ternura.
Al escuchar eso, Fluttershy y Rainbow Dash se miraron con desconfianza, sin saber si creerle a esa yegua o no. En tanto que Applejack, como fiel representante el elemento e la honestidad, pudo ver que Sunset solo actuaba y que tenía ocultas intenciones tras ella. Por su parte, Rarity y Pinkie Pie entrecerraron sus ojos, ambas reconociendo por experiencia cuando alguien fingía, e internamente aceptaron el desafío de desenmascarar esa falsa sonrisa.
"Uhm… chicas. C-Creo que lo mejor es que vuelvan cuando Dusk vuelva a la biblioteca." Dijo tímidamente Spike, mirando de reojo a Sunset, sabiendo que no era bueno que una yegua que había dejado una marca tan dolorosa en Dusk, estuviera ahora junto a sus demás amigas.
"No digas tonteras, Spike, ¡Todas juntas tendremos un día de diversión!" Dijo Sunset dándole un pequeño abrazo a Spike, haciendo que al pequeño dragón le diera un escalofrío.
"¿Y cómo planeas pasar el día con nosotras?" Preguntó Applejack, decidiendo por ahora seguirle el juego a Sunset.
"Bueno, Dusk las conoció a cada una de forma distinta, y cada una de ustedes tiene un talento que Dusk admira. Así que me gustaría verlas en su vida diaria para conocerlas aún mejor." Dijo Sunset sonriendo amablemente. "Y creo que podría empezar con la yegua a la que Dusk considera la más valiente. A la que él primero conoció." Agregó Sunset, mirando fijamente a través de las demás yeguas hasta centrar su vista en la yegua que estaba más alejada: Fluttershy, quien al ver la mirada de Sunset, se encogió débilmente, temblando por lo que podría suceder.
Luego de abandonar la biblioteca, las seis yeguas y Spike fueron hacia la casa de Fluttershy. Con Sunset Shimmer siempre sonriendo, conversando alegremente con la pegaso amarilla, alabándola por haber sido tan valiente al enfrentarse a un dragón adulto, e incluso a una cocatriz. Aquello hizo que Fluttershy estuviera muy confundida, pues a pesar de lo agresiva que Sunset se había mostrado en algunos momentos cuando la conocieron, parecía que ella genuinamente estaba intentando ser amable y simpática. Sin embargo, Fluttershy seguía manteniéndose cauta, sintiendo que a pesar de su amabilidad, ella seguía escondiendo algo.
Por su parte, las otras cuatro yeguas caminaban un par de pasos por detrás de Fluttershy y Sunset, ya que parecía que por ahora la atención de la antigua amiga de Dusk estaba centrada solo en Fluttershy. Mientras caminaban, las cuatro yeguas no habían dicho palabra alguna en el trayecto, pero bien sabían que todas pensaban lo mismo: debían tener cuidado. Y en cuanto a Spike, era el más nervioso de todos, parecía que quería estar lo más alejado posible de Sunset, pero se había obligado a ir para proteger a sus amigas, dado que Dusk no se encontraba allí para hacerlo.
"Chicas, deben tener cuidado con Sunset. Ella… es peligrosa." Murmuró Spike, aún preocupado de que sus amigas le siguieran el juego a Sunset.
"Tranquilo Spike, no solo ella quiere conocernos. Nosotras también queremos saber más sobre esta 'amiga' de Dusk." Respondió Rarity, sonriéndole a Spike y luego mirando de reojo a Sunset. "Además, sabemos que ella iba a la misma escuela de magia que Dusk, así que debe ser muy fuerte con su magia. Pero estoy segura que no nos atacará, eso sería un crimen."
Ante las palabras de Rarity, Spike se mordió el labio y desvió la mirada intranquilo.
"La magia de Sunset es muy fuerte, es verdad. Pero… no es por eso que ella es peligrosa." Susurró Spike, hablando muy bajo, temiendo que Sunset alcanzara a escucharlo.
Finalmente todos llegaron hasta la casa de Fluttershy, donde fuera de esta, aún estaban la mayoría de los animales que la bondadosa pegaso cuidaba, terminando de desayunar.
"Qué tiernos animalitos." Dijo Sunset con una amable sonrisa, acercándose hasta unos pequeños conejitos que comían. Sin embargo, apenas los conejos vieron que una yegua desconocida se les acercaba, todos se asustaron y huyeron de allí. "¿Qué les pasa? Dusk me había dicho que los animales de este bosque eran muy amigables."
"Oh, lo son… Pero siempre se asustan cuando alguien que no conocen se les acerca demasiado por primera vez." Dijo Fluttershy amablemente, pensando que esa era una razón para que los animalitos huyeran. Sin embargo, también había otra razón posible, y era porque ellos sintieran que quien se les acercaba tenía malas intenciones.
"Ya veo… ¿Y puedes ayudarme a que ellos confíen en mí?" Preguntó Sunset amablemente, con una inocente mirada.
Fluttershy miró confundida un momento a Sunset, luego se acercó a ella y juntas llamaron a los conejitos, los cuales, al ver que Fluttershy estaba con esa desconocida yegua, comenzaron a acercarse rápidamente, y finalmente se dejaron acariciar por Sunset, quien sonrió genuinamente al poder tocar a los tiernos animalitos.
"Quizás estoy siendo muy prejuiciosa… Los animalitos definitivamente no se acercarían a ella si ella fuera malvada." Pensó Fluttershy, sintiéndose un poco culpable.
"¿Qué pasa? ¿Te preguntas por qué los conejitos confían en alguien que supuestamente es malvada?" Preguntó Sunset levantando una ceja, leyendo a la perfección lo que Fluttershy pensaba.
"¡Eh! Yo… no… Es decir…" Dijo Fluttershy avergonzada, poniéndose muy nerviosa.
"Bondad, maldad, no creo que alguien sea completamente bueno o completamente malo. Con mis viajes he aprendido que el mundo no es blanco o negro, siempre será gris, a veces más claro, a veces más oscuro, pero cada uno alberga bondad y maldad en uno mismo." Dijo Sunset acariciando al conejito que tenía en su regazo y sonriendo. "Por eso quería conocer a la pony más bondadosa de toda Equestria, para confirmar que ella solo es una vil farsa." Agregó Sunset sin dejar de sonreír ni de acariciar al conejito.
"¿U-Una farsa?" Preguntó Fluttershy, sorprendida y confundida.
"Bueno, a lo que me refiero es que tú no eres pura bondad. Actuaste de forma malvada cuando expulsaste al dragón de la montaña, o cuando expulsaste a la cocatriz del bosque." Dijo Sunset mirando fijamente a Fluttershy. "Incluso ahora, ¿Qué harías si decidiera ahorcar a este conejito?" Agregó Sunset sonriendo mientras acariciaba dulcemente al conejito, algo que el pequeño animalito parecía disfrutar mucho.
Ante las palabras de Sunset, Fluttershy se puso pálida e inmediatamente miró al conejito. Fluttershy intentó moverse para quitarle a Sunset el conejito que sostenía, sin embargo no se pudo mover. Solo entonces Fluttershy se dio cuenta que una delgada capa de magia estaba rodeando su cuerpo.
"No te asustes, solo estoy conteniéndote con mi magia para que no reacciones antes de terminar lo que tengo que decir. Como te decía, ser bondadoso o cruel, solo depende del punto de vista que lo mires. ¿Qué dirías si te dijera que el dragón que expulsaste llegó aquí porque fue expulsado de la tierra de los dragones por el señor dragón? ¿O si te dijera que la cocatriz que expulsaste se murió de hambre después que dejó de cazar por el susto que le diste? Entonces la malvada serías tú." Dijo Sunset con una mirada pensativa, sin dejar de acariciar al conejito, mientras Fluttershy no podía dejar de tener una mirada de espanto mientras miraba al conejito que Sunset sostenía y temía que cumpliera su amenaza. "Imagínate lo negligente que fuiste. Dejaste que una desconocida se acercara a tus preciosos animalitos sin saber sus verdaderas intenciones. Pero si no me hubieras dejado acercarme, ¿Qué clase de pony egoísta hubieras demostrado ser? Entonces, ¿Fuiste buena o fuiste mala?" Agregó Sunset sonriendo y liberando su magia.
Apenas Sunset liberó su magia, Fluttershy se abalanzó sobre Sunset y le quitó el conejito de sus cascos, para sorpresa de Spike y sus demás amigas, que habían estado sorprendidas al ver lo bien que parecían estar llevándose Fluttershy y Sunset mientras conversaban, para luego ver que Fluttershy se abalanzara violentamente contra Sunset.
"¡Fluttershy!" Gritaron sus amigas sorprendidas al ver el furioso acto de su amiga, y corrieron para acercarse y saber lo que había sucedido.
En ese instante Fluttershy sintió que algo se movía fuerte contra sus cascos. Entonces la pegaso miró hacia abajo y vio que el pobre conejito se resistía a su fuerte agarre. Entonces Fluttershy soltó al pequeño conejito, quien corrió asustado lejos de Fluttershy hasta acurrucarse al lado de Sunset, quien sonrió tiernamente y lo acarició suavemente para tranquilizarlo.
"¿Lo ves Fluttershy? Todo es cosa de perspectiva." Dijo Sunset sonriendo amablemente. "Estoy segura que a Dusk solo le has mostrado tu lado tierno y sensible, pero jamás podrás ser una verdadera amiga de él hasta que conozca tu lado cruel y lo acepte."
Ante las palabras de Sunset, Fluttershy sintió que un dolor comenzaba a crecer en ella. Por más que analizara las palabras de Sunset, no podía encontrar palabras para refutarla, pues en el interior una parte de ella temía que fueran verdad.
"¿¡Qué le hiciste a Fluttershy!?" Dijo Applejack furiosa al lado de su amiga, sabiendo que independiente de lo que hubieran visto, Sunset debió de haber hecho algo para que Fluttershy reaccionara de esa forma. Entonces ella miró al conejito que Sunset sostenía, que, al igual que los demás animalitos a su alrededor, parecían estar mirando con temor a Fluttershy.
"Tú… ¿Lo hechizaste para que te siguiera?" Murmuró Spike aterrado, como si hubiera recordado algo horrible de su pasado.
"No he hechizado a nadie. No estoy usando magia en ningún animal." Dijo Sunset con una inocente mirada. "Lo único que hicimos fue conversar. Supongo que a ella no le gustaron algunos ejemplos que le di. Quizás se los tomó demasiado en serio." Agregó Sunset encogiéndose de hombros.
Tras las palabras de Sunset, Applejack la miró por varios segundos. Tal parecía que ella decía la verdad, pero entonces, ¿Qué había sucedido?
"S-Suelta al conejito." Dijo Fluttershy con lágrimas en sus ojos, una vez que se pudo tranquilizar para hablar.
Entonces Sunset levanto un casco y levantó sus cejas en señal de confusión.
"Yo no lo estoy reteniendo, él es libre de irse contigo si quiere." Dijo Sunset, viendo al pequeño conejito, que se mantenía al lado de Sunset, mirando tembloroso hacia Fluttershy luego del brusco agarre.
"Lo lamento conejito... Por favor, ven conmigo." Dijo Fluttershy llena de pena y culpa, llamando al pequeño conejito. Pero el pequeño animal simplemente se negó a acercársele, lo que le rompió el corazón a la pegaso.
"Si tanto quieres que se acerquen, puedo ayudarte." Dijo Sunset levantando una ceja.
Entonces Sunset activó su magia y los ojos de todos los conejitos a su alrededor brillaron por un instante. Entonces todos los conejitos sonrieron y corrieron a abrazar a Fluttershy, embrujados por el hechizo de Sunset.
"En serio, cuidar animalitos es tan fácil. Sigo sin entender cómo Dusk se sorprendió de algo tan simple." Dijo Sunset encogiéndose de hombros.
"¡No uses tu magia en ellos!" Gritó Fluttershy preocupada al ver a sus conejitos con sus ojos brillantes.
En cuanto Fluttershy dijo eso, Sunset dejó de usar su magia. Al hacerlo, los conejitos volvieron en sí, y cuanto vieron que estaban sobre la 'violenta' Fluttershy, todos corrieron a esconderse nuevamente, dejando a Fluttershy aún más deprimida
"Es muy fácil atrapar abejas con miel. Todo eso de entender a los animales y ser querido por ellos, no es más que una simple fachada." Agregó Sunset mirando fijamente a Fluttershy y sonriendo. Entonces Sunset movió su cabeza y miró a su siguiente objetivo. "Creo que luego de conocer a Fluttershy, Dusk fue a tu granja, ¿No es así, Applejack?" Agregó Sunset con una amable sonrisa.
Ante la mirada de Sunset, Applejack se sorprendió y luego la miró con una mirada muy enojada.
"Así es." Respondió Applejack con fiereza, decidida a que a ella no la harían caer en una trampa como a Fluttershy.
El trayecto desde la casa de Fluttershy a Sweet Apple Acres fue bastante corto, y por demás, silencioso. Tal como sucediera previamente, Sunset iba a la cabeza del grupo, pero esta vez conversando con Applejack. Sin embargo, esta vez la conversación no fue fluida. Cada vez que Sunset le charlaba a Applejack sobre lo que Dusk le había contado de ella, como sus reuniones familiares, la gran cosecha de manzanas, o cuando salvó a un pueblo entero de una embestida de búfalos; Applejack simplemente hacía ruidos de aceptación, aún molesta porque Sunset engañara a Fluttershy para hacerla parecer violenta.
En cuanto a las demás chicas, todas iban detrás, intentando hablar con Fluttershy sobre lo sucedido. Sin embargo, parecía que Fluttershy poco escuchaba a sus amigas mientras caminaba. Pese a que sabía que Sunset la había engañado para que ella reaccionara de mala forma, Fluttershy seguía preguntándose si todo eso sobre la bondad y la maldad sería verdad o no, y si sería verdad que ella solo usaba eso como una máscara frente a los demás. Pues nadie la conocía mejor que ella misma, y ella sabía que en realidad tenía un lado menos amable que no mostraba a los demás. Pero, por sobre todas las cosas, lo que más rondaba la mente de Fluttershy en ese instante, era lo que había dicho Sunset sobre Dusk, y si de verdad ella podía considerarse amiga de él (o incluso pensar en ser algo más que una amiga) si él solo conocía su lado bueno y gentil.
"¡Vaaaaya! ¡Nunca había visto tantos manzanos en mi vida! Y eso que he viajado por toda Equestria y fuera de esta. ¡Te felicito Applejack! Tú y tu familia tienen una granja espectacular." Dijo Sunset con una genuina sonrisa de amabilidad.
"Ajá…" Dijo Applejack alzando una ceja, intentando parecer indiferente.
La verdad era que Applejack se sentía confundida con Sunset, ella nunca se había topado con alguien que hablara y actuara como aquella unicornio. Por más y más que Applejack veía y escuchaba a Sunset, no veía ni sentía pizca de mentira en lo que decía, y eso la desconcertaba. No alcanzaba a entender cómo alguien podía llegar a ser tan cruel como se suponía que ella era, si solo decía la verdad.
"¿Y cuál es tu principal labor en esta granja? Creo recordar que Dusk dijo que eras muy buena cosechando manzanas." Dijo Sunset sonriéndole a Applejack.
"Sí… Ya falta poco para la principal cosecha del año, así que la mayoría de los manzanos ya tienen frutos." Respondió Applejack, mirando con cuidado a Sunset.
"¿Podrías mostrarme cómo se cosecha?" Dijo Sunset, siempre sonriendo amablemente.
"¡Sí! ¡Demuéstrale a esa Sunset cómo se cosecha un manzano!" Dijo Rainbow Dash entusiasmada, sabiendo que su amiga era la mejor en eso. Ánimo que también le dieron sus demás amigas, que motivaron a Applejack para que mostrara la verdadera fuerza de las yeguas de Ponyville, más aun luego que Sunset hubiera logrado engañar a la pobre Fluttershy.
Ante el aliento de sus amigas, Applejack puso una mirada insegura. Ella no quería participar de lo que fuera que Sunset estuviera planeando. Sin embargo, su orgullo le impedía no mostrar algo de lo que ella se sentía orgullosa, así que finalmente aceptó.
Applejack se acercó a uno de los manzanos que ya tenía unas cubetas bajo él, ya que Applejack pensaba cosechar algunos manzanos ese día. Entonces Applejack golpeó el manzano con una técnica impecable, producto de años de experiencia, causando que todas las manzanas del árbol cayeran de un solo golpe.
"Vaya, que gran fuerza tienes." Dijo Sunset muy sorprendida por la fuerza de las patas traseras de Applejack. "Nunca había visto cosechar a un pony de tierra. De verdad que es increíble todo lo que puedes hacer pese a todas tus limitaciones."
"¿Limitaciones?" Repitió Applejack alzando una ceja.
"Sí, bueno, todo esto sería mucho más fácil con magia. Cualquier unicornio podría hacerlo mucho más rápido." Dijo Sunset mirando con cuidado al árbol que Applejack había golpeado. "Obviamente un método de cosecha así no serviría para un gran negocio, pero creo que está bien para un pueblito tan pequeño como este."
"¡No creas que no me doy cuenta que estás disfrazando tus insultos como halagos! Yo soy la mejor cosechadora de manzanas de Equestria, ¡Y ni siquiera una docena de unicornio podría ganarme!" Dijo Applejack molesta. "Incluso Dusk intentó cosechar manzanas con magia y se dio cuenta de lo difícil que es."
"Oh, sí. Dusk me contó aquello, sobre la vez que se conocieron y él no pudo cosechar tan bien como tú." Respondió Sunset sin mirar a Applejack, solo manteniendo su vista fija en el árbol, como si estuviera analizando algo. "Pero no es que realmente sea difícil, es solo que se necesita práctica. Si Dusk lo hubiera seguido intentando un par de veces, seguramente te hubiera ganado."
"¡Eso no es cierto!" Dijo Applejack, sintiéndose tremendamente ofendida al escuchar que menospreciaban su arduo trabajo.
Tras las palabras de Applejack, Sunset simplemente sonrió y activó su magia. Entonces, en toda la hilera de manzanos que allí había, se formó una especie de ariete de luz frente a cada árbol, los cuales se inclinaron, tomaron velocidad, y golpearon con gran fuerza los manzanos, causando que todas las manzanas cayeran de un solo golpe. Aquello dejó boquiabierta a Applejack, quien se dio cuenta con tan solo un vistazo, que efectivamente Sunset había cosechado todos esos manzanos en tan solo un instante.
"Seguramente Dusk golpeó los árboles demasiado suave la vez que lo hizo. Hay que golpearlos fuerte, y más importante aún, en el ángulo preciso, como tú lo haces." Dijo Sunset bostezando, como si lo que hubiera hecho fuera lo más sencillo del mundo. "Probablemente Dusk se dio cuenta de eso, pero no quiso hacerlo. Después de todo, ¿Cuál es el sentido de humillar a alguien inferior?" Agregó Sunset acercándose a Applejack y dándole una gran sonrisa.
"Yo… Yo no soy-" Dijo Applejack tartamudeando por un segundo, ya que el impacto de ver que su arduo trabajo se podía hacer de forma tan sencilla, además de la intimidante mirada de Sunset, hizo que comenzara lentamente a perder su coraje.
"Perdón, lo de ser inferior no fue un insulto." Dijo Sunset sonriendo. Cada palabra que Sunset decía, lo decía con honesta verdad por su parte, por lo que aquellas palabras eran como dagas para Applejack al darse cuenta que todo lo que Sunset decía, ella lo creía fielmente. "Cada pony tiene una función en este mundo. Y para los ponies con un talento mágico excepcional, como Dusk o como yo, siempre nos divertirá ver cómo los ponies sin talento se las arreglan para hacer sus tareas cotidianas... Supongo que eso le atrajo a Dusk de ti, ver lo diferentes que eran y cómo un potro prodigio en la magia podía ser amigo de una simple y mundana pony sin un gran talento, ¡Es tan divertido!" Agregó Sunset con una pequeña risita.
Entonces Sunset se acercó más a Applejack, tomó uno de sus cascos y la miró con una amorosa sonrisa.
"¡Yo también quisiera ser tu amiga! ¡Igual que Dusk lo hizo! Así, algún día, cuando vuelva a la ciudad, podré presumir y decir que tengo una amiga del campo como tú, una amiga que se esfuerza tanto por hacer algo que para otros es tan simple, ¡Es digno de elogiar!" Dijo Sunset sonriéndole dulcemente a Applejack. En tanto que Applejack se puso pálida, con una mirada totalmente asustada.
Applejack no solo había sido vencida en un instante en lo que se suponía que era su fuerte, su talento natural. Ahora, con las palabras de Sunset, que como un lento veneno comenzaban a apoderarse de sus pensamientos; ella se preguntaba si Dusk siempre la había visto así, como una simple yegua de campo. Pues era cierto que ambos vivían dos vidas muy opuestas, con Dusk yendo de potrillo a una escuela de magia y viviendo en la gran ciudad, mientras ella había vivido toda su vida en el campo… ¿Ella había sido solo un experimento para Dusk? ¿Una simple anécdota para contar cuando algún día se fuera de Ponyville? ¿A escondidas Dusk pensaba que su trabajo era simple?
Tras esos pensamientos, Applejack no pronunció ninguna palabra más, ella simplemente bajó su cabeza tristemente, con una mirada perdida, llena de preocupación y miedo. Al ver tan cabizbaja a Applejack, Sunset sonrió y le dio la espalda. Por su parte, las demás yeguas se sorprendieron al ver cómo el espíritu luchador de Applejack se había roto tan fácilmente, lo que hizo que esta vez miraran a Sunset con temor. Por fin las yeguas entendieron lo que Spike había querido decirles sobre lo peligrosa que era Sunset. No era por su magia, sino por sus palabras, la facilidad de palabras que ella tenía para hacer que los demás se sintieran miserables con ellos mismos.
Finalmente, viendo a su querida amiga Applejack en tal estado de depresión, Rarity sacudió su melena y se acercó con una gran sonrisa a Sunset.
"Sabes querida, recordé que tengo unos clientes que atender en mi boutique. ¿Te gustaría acompañarme?" Dijo Rarity, con una gran y forzada sonrisa de amabilidad.
"¡Claro! ¡Me encantaría!" Respondió Sunset alegre, con la misma sonrisa forzada.
Entonces ambas yeguas se quedaron por varios segundos mirándose de frente, solo sonriéndose mutuamente, pero ambas sabían que tras sus sonrisas, otros sentimientos menos benévolos se asomaban.
Así fue como la siguiente parada del recorrido de las yeguas fue la Boutique Carrusel, a la que llegaron rápidamente. Siempre con Sunset liderando el camino, solo que esta vez junto a Rarity, quienes se mantuvieron hablando alegremente sobre varias cosas sin importancia, siempre sonriendo, como si ambas fueran las mejores amigas del mundo. Tras ellas iban Rainbow Dash, Pinkie Pie y Spike, y un poco más atrás, Applejack y Fluttershy, quienes parecían no poder salir de sus estados depresivos luego de haber estado junto a Sunset.
"¡Vamos Applejack! No dejes que esa bravucona te deprima." Dijo Rainbow Dash acercándose a Applejack mientras caminaban.
"¿Cómo te sentirías si te dieras cuenta que tu gran talento no es en realidad nada especial?" Dijo Applejack con una mirada de dolor. Aquello hizo que Rainbow Dash se pusiera en el lugar de Applejack y le diera un escalofrío.
"Eso no me pasará a mí, ¡Nadie es más veloz que yo!" Pensó Rainbow Dash, asustada por un segundo.
"Fue solo un truco, no te dejes engañar. Y lo que dijo también es falso, son solo mentiras." Dijo Rainbow Dash, intentando en vano motivar a su amiga.
"Ella no… Ella no mentía. Ella de verdad cree todo lo que dijo… sobre que yo era inferior…" Respondió Applejack con gran tristeza, sabiendo además que eso significaba que lo que Sunset dijo sobre Dusk, también podía ser cierto.
Una vez se acercaron al hogar de Rarity, todos vieron que frente a la puerta de entrada habían tres yeguas: Daisy, Rose y Lily, las dueñas de la florería del pueblo. Las cuales se sorprendieron al ver que Rarity se acercaba junto a sus amigas.
"¡Oh, qué suerte que apareciste! Estábamos a punto de irnos." Dijo Daisy. "En la puerta había un letrero que decía que hoy no atenderías."
"Así era, querida. Pensaba entregarles los vestidos que me encargaron mañana en la mañana, pero… surgieron ciertos imprevistos que cancelaron mi viaje a Canterlot." Dijo Rarity, dando una fugaz y fulminante mirada a Sunset, quien solo se mantuvo sonriendo.
"¿¡Entonces ya terminaste los vestidos!?" Preguntó Lily emocionada.
"Casi están listos, solo me faltan algunos detalles. Pero si gustan, podemos entrar y terminarlos ahora mismo." Respondió Rarity sonriendo y abriendo la puerta de su boutique.
Una vez todos entraron, Rarity guio a las tres floristas frente a una cortina. Entonces ella descorrió la cortina con su magia y mostró tres maniquíes, en los cuales cada uno llevaba un vestido, muy parecidos entre sí, pero con algunos pequeños detalles que los diferenciaban.
"Oh… se ven muy bonitos." Dijo Rose sonriendo, acercándose para tocar la suave tela de su futuro vestido, lo que la dejó muy satisfecha al comprobar su calidad.
"Gracias querida, pero como les dije afuera, aún no están terminados, estos son solo la base de los vestidos." Dijo Rarity sonriendo. "Al vestido de Daisy pensaba agregarle un bordado de pétalos verdes en la cola y las mangas; al vestido de Lily pensaba hacerle un doblez en la cintura para que convine con un modelo de encaje precioso que tengo en mente; y a tu vestido pensaba adornarlos con algunas cintas y un patrón de flores que creo que le quedará divino." Agregó Rarity con una gran sonrisa.
"¡Qué bellos vestidos! ¡Ya puedo imaginarlos!" Agregó repentinamente Sunset con una gran sonrisa, metiéndose a la fuerza a la conversación, lo que sorprendió a Rarity, que por un segundo casi olvida que tenía algo más importante de lo que preocuparse en ese momento.
"Por supuesto que serán hermosos. No por nada soy la mejor modista de Ponyville." Dijo Rarity orgullosa, algo que también aceptaron las tres floristas, quienes asintieron al escuchar aquello.
"Bueno, no es que tengas mucha competencia. ¡Eres la única modista del pueblo!" Dijo Sunset sonriendo y levantando una ceja.
Ante aquel comentario, Rarity borró por primera vez su sonrisa y apretó sus labios, mirando molesta a Sunset.
"¿Acaso quiere menospreciarme igual que como lo hizo con Applejack?" Pensó Rarity molesta.
"No te ofendas, querida Rarity. Solo estaba diciendo un hecho." Dijo Sunset sonriendo y luego mirando a las tres clientas de Rarity. "¿Acaso no les gustaría conocer la visión de alguien que ha viajado por el mundo y conoce de verdad lo que está de moda en el mundo hoy en día?"
Al escuchar esa pregunta, las tres floristas se sorprendieron y pusieron miradas pensativas, pues lo que decía aquella unicornio amarilla de verdad les interesaba.
"¡Yo sé lo que está de moda!" Dijo Rarity enojada, sintiéndose ofendida.
"Veamos… ¡Aquí está!" Dijo Sunset ignorando a Rarity y levitando con su magia una de las revistas de moda que la unicornio blanca tenía en su mesita. Entonces Sunset movió varias páginas hasta que encontró la que buscaba y se acercó a las tres floristas. "¡Miren! Esto es lo que se lleva en moda hoy en día en las grandes ciudades."
Al acercarse a ver la revista, las floristas vieron que habían varias fotos de modelos, vistiendo vestidos cortos, por lo general de un solo color y sin demasiados adornos. Al ver a las bellas modelos vistiendo la última moda que vestían en Manehattan, los ojos de las tres floristas brillaron emocionadas al imaginarse viéndose tan bellas como las modelos de esas revistas.
"E-Eso es lo que puede estar de moda en las ciudades en estos momentos, p-pero-" Dijo Rarity preocupada, viendo como sus clientas se estaban emocionando por unos diseños que iban lejos de lo que ella se imaginaba para sus vestidos.
"Yo he estado en Canterlot, Manehattan, Las Pegasus, Fillydelphia… ¿Y saben lo que más me ha asombrado cuando llegué a Ponyville? Lo pasado de moda que se ve la ropa de aquí." Dijo Sunset riéndose mientras ignoraba a Rarity y se concentraba solo en las tres floristas.
Ante el comentario de Sunset, las tres floristas se sintieron ofendidas, y por un instante miraron con rencor a Rarity, pues toda su ropa había sido hecha por ella. En tanto que Rarity, al sentirse herida por esas miradas, volteó furiosa hacia Sunset.
"¡Ya basta! ¡Les estás llenando la cabeza de mentiras!" Dijo Rarity furiosa.
"No he dicho ninguna mentira, ¿No es así, Applejack?" Preguntó Sunset, mirando de reojo a Applejack, quien por su parte se sorprendió al oír su nombre, ya que no había estado prestando atención debido a lo deprimida que se sentía.
"Dusk decía que tú hacías los vestidos más bellos del pueblo. Y tiene razón." Dijo Sunset mirando a Rarity y luego a las floristas. "Pero el asunto es, que si quieren destacar en una gran ciudad, deben vestir a la moda como todas las yeguas modernas lo hacen." Agregó Sunset, que entonces usó su magia para levitar unas tijeras y comenzó a cortar los vestidos de Rarity, para hacerlos más parecidos a los de la revista de modas.
"¿¡Qué haces!? ¡Detente!" Gritó Rarity aterrada al ver que sus vestidos estaban siendo cortados. Entonces ella estiró su casco para intentar detener a Sunset, sin embargo, fue detenida por las tres floristas.
"No la detengas." Dijo Lily, desviando avergonzada la mirada.
"Sí, nosotras… ¡Nosotras queremos vestir a la moda como las yeguas de la gran ciudad!" Agregó Rose, con una pequeña mirada de angustia.
Al ver que sus propias clientas la habían detenido, Rarity se congeló, entonces vio por última vez los vestidos, de los cuales ya poco quedaba de su diseño original. Sunset no solo había cortado los vestidos, sino la bella idea que estaba en su mente sobre cómo se verían esos vestidos al final, y las sonrisas que tendrían sus clientes al ver esos bellos vestidos.
Al ver cómo quedaron los vestidos finalmente, las tres yeguas floristas pusieron miradas inseguras, pues ellas sentían que antes los vestidos se veían mejor. Sin embargo Sunset les había mostrado la verdad, y ahora los vestidos sí se veían como los de aquellas yeguas modelos de la revista. Así que finalmente las tres yeguas agradecieron la ayuda de Sunset y se retiraron de la boutique, satisfechas con sus nuevos vestidos.
"¿Por qué hiciste eso?" Preguntó débilmente Rarity, sintiéndose deprimida al ver que su meta de demostrarle a Sunset que su trabajo de modista no podía ser superado, había sido un total fracaso incluso antes de empezar.
"Solo les di una opción. Una mejor opción. Ellas fueron las que eligieron." Dijo Sunset encogiéndose de hombros. "Pero la moda no es algo que me interese realmente, es algo tan banal, tan cambiante, tan subjetivo... El verdadero poder está en convencer a los demás sobre qué está a la moda. Con la suficiente habilidad, puedes convencer a todos que vestir un saco de papas es la nueva moda."
Entonces Sunset se acercó a Rarity y la miró con una mirada malvada, finalmente dejando atrás las falsas sonrisas.
"Tan elegante, tan digna, tan femenina, tan a la moda… Aquello definitivamente llama la atención de cualquier potro en este pueblito, incluso llamó la atención de Dusk." Dijo Sunset sonriendo malvadamente. "Pero en la gran ciudad se burlarían de esa falsa apariencia, después de todo, como dice el dicho, aunque la rata se vista de seda, rata se queda."
Al tener de frente esa cruel mirada, Rarity volvió a paralizarse, con su labio temblando, sintiendo que comenzaría a llorar al sentirse tan humillada en su propia casa.
"¡Ya basta!" Dijo Pinkie Pie saltando a abrazar a Rarity para contenerla y mirando enojada a Sunset.
"¡Vaya! Pero si es la siempre sonriente Pinkie Pie." Dijo Sunset alzando una ceja, sonriendo con soberbia. "No parece que ahora estés sonriendo mucho, ¿O sí?"
"Sabía que una yegua que lastimó tanto a Dusk no podía ser buena en absoluto." Dijo Pinkie Pie mirando seriamente a Sunset. Ante ese comentario, Sunset entrecerró sus ojos levemente, como si le hubiera dolido aquel comentario. "Pero tienes razón, yo siempre sonrío." Agregó Pinkie Pie sonriendo, sin embargo no fue una sonrisa de alegría, sino una sonrisa de confianza, mirando fijamente a Sunset, sabiendo que esta vez era su turno para desafiarla.
"Muy bien, riámonos un poco entonces." Respondió Sunset, poniendo la misma sonrisa de Pinkie y mirándola desafiantemente.
Con tres de las chicas en estado de depresión, luego de haber sido engañadas, despreciadas, y humilladas por Sunset Shimmer, fue el turno de Pinkie Pie para guiarlos a otro lugar. Ahora ya no había nada que ocultar, era obvio que Sunset no buscaba conocerlas mejor ni llevarse bien con ellas, solo buscaba enfrentárseles y vencerlas en lo que fuera que fuesen buenas. Y de ser así, Pinkie Pie sabía lo que tenía que hacer.
"¡Al fin llegamos!" Dijo Pinkie con una gran sonrisa una vez llegaron a Sugarcube Corner y abrieron la puerta de la pastelería.
Al entrar, todos vieron que la tienda de los señores Cake estaba repleta de pequeños potrillos y potrancas, algunos años más jóvenes que Apple Bloom y sus amigas. Toda la pastelería estaba llena con serpentinas y globos, y había varias mesas con pequeños pasteles.
"Hoy es el cumpleaños de Dinky Doo. Dejé todo listo en la mañana para que los señores Cake pudieran celebrarlo en mi ausencia, pero ya que estoy aquí, ¡Todas vamos a disfrutar de esta fiesta!" Dijo Pinkie Pie con una gran sonrisa, lista para ponerse a celebrar junto a los demás, como si hubiera olvidado por completo el tenso ambiente que había sucedido tan solo unos minutos atrás entre sus amigas y Sunset.
"Eh… Pinkie, no creo que sea un buen momento para estar en una fiesta." Dijo Spike un poco preocupado.
"Te equivocas, ¡Esto es justo lo que necesitamos!" Dijo Pinkie sonriendo, luego girándose para ver a Sunset y poniendo sorpresivamente sus cascos en las mejillas de Sunset para obligarla a sonreír. "Yo no pienso desafiarte a nada Sunset, ¡Y así es como voy a ganar! Lo único que quiero es que dejes esa falsa sonrisa y sonrías con genuina felicidad." Agregó Pinkie Pie, mirando fijamente a Sunset.
Entonces Sunset movió su cara para quitarse los cascos que Pinkie tenía sobre ella, luego la miró fijamente y puso una pequeña sonrisa mientras levantaba una ceja.
"Descuida, te aseguro que todas mis sonrisas han sido genuinas." Respondió Sunset, sonriendo arrogantemente.
Tras esa conversación, Pinkie Pie corrió hacia un cajón que estaba bajo las escaleras de la pastelería, y metió su cabeza dentro de esta, agitándola bruscamente. Entonces Pinkie sacó su cabeza del cajón, solo que esta vez llevaba una gran peluca multicolor, además de mucho maquillaje de payaso sobre su cara.
"¡Hora de la diversión!" Dijo Pinkie Pie gritando de alegría, causando que todos los pequeños potrillos y potrancas también gritaran de emoción al saber que empezaría el espectáculo de Pinkie Pie.
Con una habilidad increíble, Pinkie Pie se paró sobre una pelota y comenzó a tocar el acordeón mientras comenzaba a cantar la canción de feliz cumpleaños a la festejada. Al ver las payasadas de Pinkie, todos los potrillos comenzaron a reír juntos. Por su parte, mientras cantaba, Pinkie Pie de vez en cuando miraba de reojo a Sunset, quien simplemente se quedó viéndola con la misma sonrisa falsa y arrogante que había tenido al llegar a la pastelería.
"Le demostraré que la risa no es una tontería… ¡Le demostraré que incluso las chicas malvadas y gruñonas como ella pueden sonreír y cambiar su corazón!" Pensó Pinkie Pie con una mirada llena de determinación mientras continuaba con su acto, recordando las palabras que Dusk le había dicho sobre su antigua amiga.
Repentinamente Pinkie perdió el equilibrio y cayó bruscamente contra el suelo, golpeándose la cara al caer. Entonces todos los potrillos comenzaron a reírse, pensando que aquello también era parte de las payasadas de Pinkie Pie.
Por su parte, Pinkie se quedó en shock por un segundo. En cualquier otra ocasión, ella se hubiera reído de su accidente y hubiera continuado con su show. Pero ella sabía que debía haber una culpable tras su caída, y por más que había querido sonreír a pesar de ver a sus amigas siendo atacadas por esa malvada unicornio amarilla, por un instante su enojo pudo más que su normalmente alegre comportamiento, y miró furiosa a Sunset, como si todo ese enojo acumulado que había estado intentando ocultar, finalmente hubiera salido a la luz.
"¡Fuiste tú! ¡Tú me hiciste caer!" Gritó Pinkie Pie molesta, decidida a no dejarse intimidar ni engañar por Sunset, como había sucedido con sus amigas.
Ante la mirada enojada de Pinkie, Sunset solo se encogió de hombros y la miró confundida.
"Yo no hice nada, Pinkie Pie. Es cierto que lo pensé, pero cómo podría darte una adecuada lección con un truco tan sucio." Dijo Sunset sonriendo. "Parece que tú estabas demasiado concentrada mirándome y pensando en otras cosas, y te distrajiste. Yo no hice nada, te lo juro."
"¡N-No es cierto!" Reclamó Pinkie Pie enojada, pensando que en verdad era muy probable que eso hubiera sucedido, pero no quería dar su casco a torcer frente a Sunset.
"¡Sonríe! ¿Acaso ese no es tu don? Siempre sonreír." Dijo Sunset sonriendo, mirando fijamente a Pinkie Pie. "Por cierto, eso de hacer siempre sonreír a los demás, parece que no te está resultando muy bien." Agregó la unicornio, desviando la mirada hacia el centro del salón.
Al ver hacia donde miraba Sunset, Pinkie Pie se asustó al ver que todos los potrillos en la fiesta miraban ahora preocupados y confundidos a Pinkie Pie. Por aquel exabrupto de enojo, Pinkie se había olvidado de su espectáculo y que estaba intentando alegrar a esos potrillos, lo que hizo que Pinkie se sintiera mal consigo misma.
"¡Ya basta! ¡No dejes que se meta en tu cabeza! ¡No dejes que gane otra vez!" Pensó Pinkie Pie asustada, sonriendo forzadamente para no preocupar a los potrillos de la fiesta.
Antes que Pinkie Pie pudiera reaccionar y decir algo para aligerar el ambiente, una luz, parecida a una pequeña bengala que lanzaba chispas voló frente a los ojos de Pinkie Pie, dando varias piruetas. Luego la bengala voló hacia el centro del salón, en donde dio vueltas y giros sobre las cabezas de los potrillos, quienes vieron maravillados aquella bella luz que se movía de forma tan divertida.
"¡Vamos a divertirnos! ¡Hora del verdadero show!" Dijo Sunset con una gran sonrisa, llena de emoción para que los potrillos la siguieran. Entonces ella usó su magia para seguir moviendo aquella luz mágica y hacer que los potrillos la siguieran hasta fuera de Sugarcube Corner.
Todos los potrillos y potrancas corrieron emocionados fuera de la pastelería, dejando solas a Pinkie Pie y sus amigas. Con una Pinkie Pie aún confundida sobre lo que estaba sucediendo.
Fuera de la pastelería, Sunset empezó a trabajar como la nueva maestra de ceremonias. Entonces usó su magia para crear decenas de bengalas mágicas que volaron haciendo piruetas por sobre las cabezas de los potrillos, quienes juguetonamente intentaban atraparlas con sus cascos sin éxito. Luego Sunset creó varias figuras de luces, formando las siluetas multicolores de un gran dragón, una ursa y una quimera; luego formando las figuras de dos alicornios, un potro y una yegua, que vencían a las tres bestias de luces, causando que los potrillos aplaudieran emocionados por el show. Finalmente Sunset acumuló su magia y lanzó varios fuegos artificiales al cielo, causando que los potrillos quedaran aún más emocionados por el ruido y las luces de ese gran show.
Mientras Sunset terminaba de lanzar los últimos fuegos artificiales con su magia, Pinkie Pie se acercó hasta ella, pues al ver a los potrillos tan emocionados, no quiso interrumpir su felicidad. Una vez Pinkie estuvo al lado de Sunset, la unicornio sonrió, le guiño un ojo a Pinkie, y uso su magia para crea un portal justo debajo de ella, causando que Pinkie cayera por el portal. Entonces Sunset creó otro pequeño portal justo encima del primero, por donde apareció Pinkie Pie, pero ya que este segundo portal estaba justo sobre el primer portal, Pinkie volvió a desaparecer abajo y a aparecer arriba, cayendo en un bucle infinito, tan mareada que no sabía qué hacer.
Aquello duró solo unos pocos segundos, ya que Sunset, agotada por usar tanta magia de alto nivel, rompió el hechizo y finalmente Pinkie Pie cayó al suelo, totalmente mareada y perdida. Al ver a Pinkie tan mareada, todos los potrillos comenzaron a reírse, pensando que todo eso había sido parte del espectáculo, y comenzaron a aplaudir. Por su parte Pinkie sacudió su cabeza para sacarse el mareo, entonces miró a los potrillos riéndose y su boca empezó a temblar, haciendo un esfuerzo por sonreír. Entonces Pinkie desvió la mirada de los potrillos y miró hacia el enfrente, en donde Sunset se le había acercado extremadamente cerca, casi tocándola, con una penetrante mirada y una enorme sonrisa.
"¡Vamos! ¡Ríe! Por eso es que Dusk te adora, porque siempre estás alegre y haces reír a los demás, ¡RIE! ¡RIE!" Dijo Sunset con una malvada sonrisa.
Ante aquella cruel mirada de Sunset, la sonrisa de Pinkie comenzó a temblar, al igual que sus ojos, sintiéndose sin escapatoria.
"¡TÚ VIENES CONMIGO!" Gritó furiosa Rainbow Dash, quien al ver a Pinkie Pie a punto de llorar, voló a toda velocidad, agarró a Sunset por sorpresa y se la llevó lejos de allí.
Al ver que Rainbow Dash y Sunset se habían ido, Pinkie Pie secó sus ojos y se puso de pie. Entonces sus amigas se le acercaron rápidamente.
"¿Estás bien Pinkie?" Preguntó Rarity, preocupada al ver que su festiva amiga, a pesar de todo su empeño, también había caído en la trampa de Sunset.
"Sí… Estoy bien." Respondió Pinkie, sin ser capaz de mirar a la cara a sus amigas. Ella odiaba que los demás, en especial sus amigas, la vieran triste o deprimida. "Vamos… No podemos dejar sola a Rainbow Dash con esa… malosa."
Entonces las cuatro yeguas se apresuraron para ir hacia donde habían visto que la estela arcoíris se había movido. Por su parte, los señores Cake, que habían estado viendo desde la ventana de la pastelería, y no habían querido intervenir al sentir el tenso ambiente que había entre Pinkie y esa unicornio amarilla. Sin embargo, al ver que las yeguas se iban y que los potrillos seguían afuera, los llamaron para que volvieran a entrar y siguieran disfrutando del cumpleaños. Así, afuera de la pastelería, solo quedó un ser, Spike, que había terminado de escribir una carta y la había enviado velozmente con su fuego mágico.
Luego de lo sucedido con Fluttershy, Spike había corrido a la casa de Fluttershy, había tomado un trozo de pergamino y una pluma, y le había enviado una carta a Dusk, contándole lo sucedido. Lo mismo se había repetido luego de lo ocurrido con Applejack y Rarity. Por eso era que Spike se había intentado mantener un poco alejado de sus amigas mientras estaban con Sunset, porque no quería que Sunset viera cuando llegaran las respuestas a sus cartas.
Tras lo sucedido con Pinkie Pie, Spike había enviado una cuarta carta, todas dirigidas a Dusk. Sin embargo, luego de enviar esa última carta, mientras esperaba afuera de Sugarcube Corner, Spike puso una mirada de total preocupación. Dusk y Celestia eran los únicos dos ponies a los que podía enviar cartas con su fuego mágico, y ambos siempre respondían inmediatamente, por eso Spike comenzó a asustarse. Ya era raro que Dusk no hubiera respondido una carta, ¿¡Pero cuatro cartas sin responder!?
Sabiendo que Sunset estaba involucrada con sus amigas, Spike odiaba el hecho que Dusk no estuviera allí para ayudarlas. Sin la presencia de Dusk, tendría que ser su responsabilidad proteger a sus amigas. Sin embargo… a él le aterraba Sunset.
Lamentablemente uno de los primeros recuerdos que Spike tenía en su corta vida, era el de estar llorando al estar siendo controlado como una marioneta por la magia de Sunset. Tanto ella como Dusk eran solo unos potrillos, y Sunset había querido probar un hechizo de control sobre alguien, y lamentablemente el pequeño Spike había sido el conejillo de indias perfecto. Si no hubiera sido porque Dusk detuvo a Sunset, quizás algo peor pudo haber pasado con el pobre Spike aquella vez.
No… Spike conocía de lo que era capaz Sunset, y él, por más que lo quisiera, no podía enfrentársele solo a ella. Necesitaba de Dusk, necesitaba la ayuda de su hermano mayor… En ese instante Spike apretó fuerte sus dientes en frustración, deseando con todas sus fuerzas poder ser de ayuda.
"¡DUSK! ¡RESPONDE!" Gritó Spike lleno de frustración, sin darse cuenta que al gritar, soltó unas llamas de su fuego mágico, que parecieron brillar más de lo normal por un instante.
Mientras tanto, en el parque del pueblo, Rainbow Dash miraba furiosa a Sunset. Ella la había llevado hasta el parque aprovechando que no habían muchos ponies cerca, para finalmente enfrentarla abiertamente.
"Tuve que morderme la lengua cuando engañaste a Fluttershy, igual que cuando menospreciaste a Applejack y te burlaste de Rarity, ¡Pero lo que no voy a aguantar es que hagas llorar a Pinie Pie!" Dijo Rainbow Dash, quien había deseado desde hacía bastante rato poder enfrentarse cara a cara a Sunset.
"Bueno, ¿Y qué planeas hacer al respecto? ¿Acaso quieres pelear conmigo?" Dijo Sunset alzando una ceja, mirándola desafiantemente.
En ese instante Rainbow Dash se imaginó lo fácil que sería llevarla volando hasta lo más alto y simplemente dejarla caer. Pero no, ella no era la malvada aquí, Sunset lo era.
"Quiero que te disculpes con mis amigas, ¡De corazón!" Dijo Rainbow Dash, poniendo amenazante un casco sobre el pecho de Sunset.
"Huff… la siempre leal Rainbow Dash… Tan cegada por la lealtad a sus amigas, que no puede ver las cosas con objetividad." Respondió Sunset encogiéndose de hombros. "Lo único que hice fue conversar con Fluttershy, y ella se asustó con un tonto ejemplo que le di; con Applejack, solo le mostré cómo podía hacer su granja más eficiente; a las clientes de Rarity, solo les di un consejo sobre la moda en la gran ciudad; y en la fiesta de Pinkie, distraje a los potrillos para que no se asustaran al ver a Pinkie Pie enojada. Ahora dime, ¿Exactamente por qué debería pedir perdón?"
Aquellas palabras sirvieron para que la furia de Rainbow Dash vacilara. Lo que decía Sunset era en gran parte verdad, pero… Rainbow Dash no podía sacarse de su cabeza lo tristes y desoladas que quedaron sus amigas luego de estar junto a Sunset… ¿Lo que decía Sunset era verdad? ¿Ella estaba cegada ante la verdad por el cariño que le tenía a sus amigas? Fuera como fuera, lo único en claro que Rainbow Dash sacó en ese momento, fue que no podía pelear con Sunset por lo que había hecho. Sunset no había usado la violencia contra sus amigas, así que Rainbow Dash tampoco podía usarla contra ella, no importaba cuanto se lo mereciese.
"Espera… ¿Y si ese era su plan? Hacerme enojar para que yo la golpeara y así hacer parecer como que ella es la buena en toda esta historia…" Pensó Rainbow Dash abriendo grande sus ojos por la sorpresa. Entonces Rainbow Dash sacó el casco que tenía sobre el pecho de Sunset y bajó su mirada con desagrado, sabiendo que no podía caer en la trampa de Sunset.
"¿Lo ves? No hice nada malo. No es mi culpa que tus amigas sean unas inútiles." Dijo Sunset sonriendo.
En ese instante la sangre de Rainbow Dash hirvió en su cuerpo, levantó un casco y golpeó con todas sus fuerzas el rostro de Sunset.
"¡Rainbow Dash!" Gritaron Applejack y las demás yeguas, que justo habían llegado al parque y alcanzaron a ver como Rainbow Dash le lanzaba un golpe a Sunset. Entonces el grupo de yeguas corrieron hacia donde estaban ellas dos.
Por su parte, Rainbow Dash y Sunset se habían quedado congeladas, con el casco de Rainbow Dash en la mejilla de Sunset, aunque más específicamente, con el casco de Rainbow Dash 'casi' tocando la mejilla de Sunset. En el último segundo, sabiendo que despertaría la ira de Rainbow Dash, Sunset había activado su magia y se había protegido del golpe de Rainbow Dash, por lo que una muy fina pero resistente capa de magia había amortiguado el golpe de la pegaso.
"La violencia no conduce a nada Rainbow Dash. Qué diría Dusk si viera esto." Dijo Sunset con una sonrisa arrogante. Entonces ella expandió el aura de su magia, lo que hizo caer a Rainbow Dash de espaldas.
Justo en ese momento, las amigas de Rainbow Dash llegaron junto a ella y la ayudaron a levantarse. En tanto, Sunset se mantuvo con su cuerno brillando con magia.
"En ningún momento las ataqué, sin embargo, una de ustedes me acaba de atacar." Dijo Sunset con una sonrisa perversa, haciendo brillar su cuerno con gran intensidad. "Supongo que ahora puedo defenderme y usar mi magia contra ustedes como me plazca." Agregó Sunset, con tanta magia acumulada que su cuerno comenzó a lanzar algunos rayos y chispas.
Al ver que Sunset las amenazaba con su magia, las cinco yeguas sabían que no tenían oportunidad, pues sabían lo poderosa que podía llegar a ser. Entonces las cinco se abrazaron y miraron sin temor a Sunset. Cualquier cosa que ella les lanzara, lo enfrentarían juntas.
"No… aún queda algo por destruir…" Pensó Sunset, mirando con desprecio el abrazo de amistad que las yeguas se daban. Entonces ella miró hacia el cielo, y una grandiosa idea vino a su cabeza.
"Para su fortuna, a diferencia de ustedes, yo no fomento la violencia." Dijo Sunset encogiéndose de hombros y disminuyendo gradualmente la magia en su cuerno, hasta hacerla desaparecer. Entonces Sunset enfocó su mirada en Rainbow Dash y sonrió. "¿Qué tal si resolvemos este pequeño malentendido con una pequeña y sana competencia?"
"¿Eh?" Dijo Rainbow Dash, totalmente incrédula ante lo que escuchaba. Por otro lado, justo en ese momento Spike llegó al parque y se unió a sus demás amigas.
"Veamos…" Dijo Sunset con una mirada pensativa, luego mirando hacia su derecha y apuntando a lo lejos. "Qué tal si nuestra competencia es: el primero que llegue hasta esa colina, toque la torre del reloj, y vuelva hasta aquí, será la ganadora. ¿Lista?"
"¿¡Qué!? ¿Acabas de amenazarnos con tu magia y ahora quieres-?" Dijo Rainbow Dash confundida y molesta.
"Tres… Dos… Uno…" Dijo Sunset poniéndose en posición lista para correr, ignorando la confusión de Rainbow Dash y dando la cuenta regresiva, para no darle tiempo para pensar. "¡Ahora!"
Apenas Sunset dio el grito de partida, Rainbow Dash desvió la mirada y salió volando para llegar rápidamente hasta la colina. No tenía tiempo para discutir, ¡No podía dejar que Sunset ganara otra vez! No importaba lo que ella estuviera planeando, ¡No la dejaría ganar! Esta era una carrera, ¡Y nadie jamás en todo el universo podía ganarle una carrera!
Rainbow Dash volaba a toda velocidad, ya casi a punto de llegar a la torre del reloj, cien porciento enfocada solo en la carrera. Mientras tanto, en el punto de partida del parque, Sunset seguía estática, solo mirando a lo lejos cómo Rainbow Dash finalmente tocaba la torre del reloj y ahora empezaba su veloz vuelo de vuelta.
"Vaaaya… De verdad que es rápida." Dijo Sunset con un casco sobre sus ojos como visera para ver mejor a lo lejos.
Justo en ese momento, mientras Sunset estaba distraída, Spike soltó un eructo, del cual salió un pergamino.
Rainbow Dash ya había recorrido más de la mitad del camino de vuelta y estaba a punto de llegar con sus amigas.
"Yaaawn… Bien, hora de ganar." Dijo Sunset bostezando.
Usando velozmente su magia, Sunset se teletransportó a la torre del reloj y volvió en solo un instante. Justo antes que Rainbow Dash llegara donde sus amigas. Mientras la pegaso respiraba agitadamente, recuperando el aliento, Sunset la miró y sonrió.
"Creo que gané." Dijo Sunset, sacando juguetonamente la lengua, lo que irritó aún más a Rainbow Dash.
"Tú… ¡Tú no ganaste! Huff… Hiciste… ¡Hiciste trampa!" Dijo Rainbow Dash, poco a poco recuperando el aliento.
"Te dije que era una competencia, no una carrera. Había que tocar la torre del reloj y volver, y así lo hice." Dijo Sunset con una sonrisa arrogante. "De nada sirve estar ser veloz y entrenar tus músculos si no usas el principal, ¡Tú cerebro!"
"Tú…" Dijo Rainbow Dash comenzando a enojarse nuevamente.
"¿Qué crees que diría Dusk? ¿Crees que a él le gustaría tener una amiga que actúa sin siquiera pensar? Ese no es el estilo de Dusk, ¿No es así?" Agregó Sunset sonriendo arrogantemente y mirando fijamente a Rainbow Dash.
Al ver la intensa mirada de Sunset, Rainbow Dash no pudo evitar desviar la mirada y sentir que lo que la unicornio decía era en parte verdad. Ella siempre había temido que Dusk pensara que ella no fuera lo bastante inteligente, dado que él era un cerebrito. Al ver ese momento de duda en Rainbow Dash, Sunset sonrió perversamente.
"Bueno, ya que gané la competencia, creo intentaré celebrar con algo especial." Dijo Sunset mirando hacia el cielo, en donde había una pequeña nube. Entonces Sunset cerró un ojo y puso una cara de concentración, como si lo que iba a hacer necesitara de mucha puntería.
Tras calcular correctamente, el cuerno de Sunset se iluminó, y un rayo de luz mágica salió volando velozmente de su cuerno, golpeando con fuerza la nube, causando que esta se destruyera. Y en ese instante pasó lo que ninguna de las otras yeguas se esperaba. Al romperse la nube con la magia, una luz arcoíris se expandió brevemente como una onda lejos de la nube, llenando por un pequeño instante el cielo de colores.
"Eso… Eso fue…" Dijo Rainbow Dash tartamudeando, como si hubiera visto un fantasma.
"Creo que tú le llamas Rainplosión sónica, la verdad no es nada especial. Las nubes están hechas de agua, y cuando una fuerte luz las impacta en el ángulo correcto, las gotas refractan la luz del sol, descomponiendo la luz en el espectro visible de luz." Dijo Sunset sonriendo amablemente, como si lo que dijera fuera lo más básico del mundo. Entonces ella cambió radicalmente su sonrisa, se acercó a Rainbow Dash y la miró intensamente con una falsa mirada de pena. "¿Qué pasa? ¿Creías que esa explosión era algo especial? O peor aún, ¿¡Creías que TÚ eras especial!?" Agregó Sunset, burlándose de la pegaso celeste.
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A Rainbow Dash ya le había afectado caer en la trampa de Sunset y perder en la carrera, en donde básicamente dejó en claro que ella era una tonta. Sin embargo, nada la había preparado para ver que Sunset también podía imitar una Rainplosión sónica… ¡Eso era lo suyo! ¡Era su marca registrada! Tal como decía Sunset, era lo que Rainbow Dash creía que la hacía especial y única. No solo a ella, sino también a…
"¿Creías que eso era una prueba de un lazo mágico especial que tienes con tus amigas?" Dijo Sunset, mirando una última vez a Rainbow Dash y luego mirando de forma burlona a todas las demás yeguas. "¿¡Creían que eso era prueba de un lazo especial que tenían con Dusk!? ¿Qué acaso no se dan cuenta? Ustedes. No. Son. Especiales." Agregó Sunset, realzando cada una de sus palabras. Alzando en alto su cabeza y sonriendo victoriosa, ya que luego de todo lo ocurrido ese día, el espíritu de las cinco yeguas ya había sido destruido.
Las cinco yeguas se sentían descorazonadas, habían sido engañadas, menospreciadas, humilladas, burladas e insultadas por Sunset. Y lo que más les afectaba era que Sunset no había usado mentiras… Sin que ellas se hubieran dado cuenta, Sunset había atacado sus grandes temores, y los había ocupado para derrumbar lo que ellas creían que eran sus grandes fortalezas. Y el último rayo de esperanza que les había quedado, su gran lazo de amistad, también había sido ridiculizado y menospreciado, arrebatándoles lo último de valor y de amor propio que les quedaba.
"¡Basta de mentiras! Dices que no has mentido, ¡Pero eso no es cierto!" Gritó Spike, tomando todo su valor para superar su miedo y enfrentarse a Sunset, para defender a sus amigas. "Tú dices que eso fue una Rainplosión sónica, pero no es cierto. Yo he visto y sentido la Rainplosión sónica que hace Rainbow Dash. No es solo el arcoíris, es mucho más espectacular y grandiosa que eso, retumba en los corazones de todos quienes lo ven, te llena de energía y de un sentimiento de alegría que te hace querer saltar de felicidad."
Aquellas palabras sirvieron para que las cinco yeguas pudieran levantar nuevamente sus cabezas, palabras que alejaban lentamente el discurso de odio de Sunset. Entonces Spike se acercó a Rainbow Dash y la miró fijamente.
"Yo siempre le he dicho a Dusk que la Rainplosión sónica es lo más espectacular que he visto. ¿Pero sabes lo que siempre me dice Dusk? Que eso no es cierto, que lo más espectacular es la yegua que la hace, su querida amiga Rainbow Dash." Dijo Spike con una cálida sonrisa. Al escuchar esas palabras, Rainbow Dash olvidó por un instante su depresión y pudo volver a sonreír.
Luego de eso, Spike miró enojado a Sunset y mostró el pergamino que le había llegado hacía unos instantes atrás. En tanto que Sunset, simplemente se quedó inmóvil, con una mirada seria, mirando a Spike.
"Le escribí a Dusk, le escribí todas las cosas malas que estabas haciéndole a sus amigas. Y finalmente me respondió." Dijo Spike, nuevamente leyendo el pergamino, solo que esta vez, en voz alta:
"No sé qué truco habrá usado Sunset, pero ella jamás podrá hacer que los animalitos del bosque la amen más que a Fluttershy. Ella los cuida día y noche, cuando enferman, ella está allí, cuando tienen miedo, ella está ahí. Ese amor incondicional no es un engaño, es pura bondad, y eso Sunset jamás podrá igualarlo.
Lo mismo ocurre con Applejack, ella no solo cosecha manzanas, ella siembra las semillas, cultiva los manzanos, los ve crecer y morir, son parte de su familia. Y qué importa si Sunset puede cultivar más manzanas que Applejack, ella no podría hacerlo el resto de su vida, ¡Porque ella no ama cultivar y cosechar como Applejack lo hace! Nadie podría tener una mejor granja que Applejack porque nadie ama su trabajo como ella lo hace, y esa es la pura y honesta verdad.
Igual que el amor que Rarity tiene con cada uno de sus vestidos. Ella no copia modas, ¡Ella crea modas! No importa que otras yeguas se vistan de forma sofisticada, todas con los mismos vestidos. El generoso corazón de Rarity gastará horas de su tiempo imaginando e ideando un vestido especial y único para cada uno de sus clientes.
Y en cuanto a las fiestas, Pinkie debe entender que cualquiera puede hacer una fiesta, cualquiera puede hacer un espectáculo, incluso cualquiera puede sonreír. Pero lo que no cualquiera puede hacer es dar verdadera alegría a los demás. ¡Pinkie Pie nació para hacer a los ponies felices! No hay trucos ni falsedad en sus risas, ¡Y es por eso que sus fiestas siempre serán las mejores de Equestria!
¡Chicas! ¡No se dejen engañar por Sunset! Lo que más deseo ahora mismo es estar allí con ustedes, con mis verdaderas amigas. Pronto estaré allí."
Luego que Spike leyera la carta, levantó la vista y pudo suspirar aliviado al ver que sus cinco amigas habían vuelto a sonreír. Aún no estaban completamente sanadas por las heridas mentales dejadas por Sunset, pero escuchar las tiernas palabras de Dusk, lograron reavivar su espíritu y hacer que poco a poco recobraran su confianza. Sin embargo, aquel alivió de Spike duró solo unos segundos, ya que allí también había una yegua que no sonreía… Sunset simplemente se había quedado inmóvil, viendo con una aterradora mirada indiferente a Spike, y al sentir aquella intensa mirada, Spike no pudo evitar temblar de miedo.
La magia de Sunset quitó el pergamino de las garras de Spike y lo hizo desaparecer lentamente. Entonces ella avanzo lentamente hacia Spike, siempre manteniendo una fría e indiferente mirada. Finalmente ella quedó de frente a Spike y bajó su cabeza para quedar a su nivel y mirarlo directamente, casi tocando su nariz. Y luego, lo más aterrador de todo… Sunset sonrió amablemente.
"¡Tienes toda la razón, Spike!" Dijo Sunset sonriendo dulcemente, lo que dejó perplejo a Spike, ya que pensó que con las palabras de Dusk, cualquiera que fuese el plan de Sunset para molestar y deprimir a sus amigas, había terminado.
Entonces Sunset levantó su cabeza y miró a las demás yeguas.
"Lo que dijo Dusk en su carta es verdad. Yo nunca podría igualarlas a la perfección. Por más que me esfuerce, nunca podría cuidar animales como Fluttershy, ni cosechar con la pasión de Applejack, ni diseñar como Rarity, o hacer fiestas como Pinkie Pie, ni mucho menos ser tan veloz como Rainbow Dash. Eso es porque cada pony es único, y tiene un talento único, eso es lo que nos diferencia de otras especies, es lo que reflejan nuestras cutie marks." Dijo Sunset con una amorosa mirada. "Pero deben entender, tener un talento único, no significa que ese talento sea algo especial…" Agregó Sunset, mirando con falsa preocupación a las yeguas.
"¿Creen que Fluttershy es la única pony en Equestria que cuida animales? ¿Qué Applejack es la única yegua que cultiva en una granja? ¿Qué Rarity es la única diseñadora de modas? ¿Qué nadie más en Equestria hace fiestas o rie como lo hace Pinkie Pie? ¿O que nadie es tan competitiva como Rainbow Dash? Sin mucho esfuerzo, pude hacer todo lo que ustedes hacen casi tan bien como ustedes. Sus talentos son únicos, pero no son especiales. Ser especial es tener un don, como lo tiene Dusk. Solo él pudo despertar los elementos de la armonía, solo él tiene el nivel mágico para convertirse en un poderoso hechicero. Ustedes deben entender… que no están a su altura." Agregó Sunset, mirando con una fugaz pero intensa mirada de desprecio a las yeguas. "Aunque no se dieran cuenta, todo lo que hice hoy, lo hice por ustedes. ¡Para ayudarlas! Desde que las vi la noche anterior, supe que debía ayudarlas antes que cometieran un gran error."
"Ustedes pueden llegar a ser amigas de Dusk, siempre que entiendan que él está en un nivel distinto al de ustedes. Sin embargo, me asustó darme cuenta que alguna de ustedes podría confundir esa amistad con amor… ¿¡Se lo imaginan!? ¿Qué pasaría si algún día a alguna de ustedes se le ocurre declararle su amor a Dusk? El pobre Dusk no sabría qué hacer ni qué decir si alguna de ustedes se enamorara de él. Supongo que se avergonzaría tanto que ni siquiera podría verlas a la cara." Dijo Sunset fingiendo preocupación, justo cuando sus palabras calaban hondo en los corazones de las cinco yeguas, pues cada una guardaba el secreto de esa confesión sin respuesta que habían dado en la Gran Gala del Galope, y que justo ahora, las atormentaba más que nunca. "El mismo Dusk Shine lo dijo en su carta: 'mis verdaderas amigas', y eso es lo que siempre serán, las amigas de Dusk. Pero quería advertirles antes que salgan lastimadas, no lleguen a enamorarse de Dusk, ustedes son únicas, pero no son especiales como él, nunca podrán estar a su altura, él nunca podrá verlas como algo más."
Tras las palabras de Sunset, las cinco yeguas volvieron a perder el brillo en sus miradas, como si ese fuego que brevemente había revivido en sus corazones con la carta de Dusk, se hubiera apagado por completo. Las yeguas no lo sabían, pero Sunset sí sabía sobre las declaraciones de amor que las cinco yeguas le habían hecho a Dusk, y con eso ella pudo fingir que simplemente les estaba dando un consejo, un falso consejo que las atacaba justo donde más les dolía. Nuevamente Sunset había atacado sus más grandes temores, solo que esta vez no habían sido sus talentos, sino sus amores no correspondidos. Y aquello hizo que las cinco yeguas cayeran en una profunda depresión.
"Enroque, protejo a mi pieza más valiosa, y luego jaque mate. Una partida perfecta." Sonrió Sunset orgullosa, dándose la vuelta y retirándose de ahí, feliz de haber cumplido con su misión. "Ellas jamás lo entenderán… Dusk es solo mío." Pensó Sunset con una mirada llena de determinación mientras caminaba de vuelta a la biblioteca a esperar la llegada de Dusk.
Por su parte, las cinco yeguas se quedaron congeladas, todas perdidas en sus pensamientos, hundiéndose en la tristeza, confusión, dolor e inseguridad que habían generado en ellas las duras palabras de Sunset Shimmer. En tanto que Spike se quedó mirándolas a todas muy confundido y preocupado.
"No lo entiendo, ¿Por qué las últimas palabras de Sunset les afectaron tanto? Ninguna de ellas se le ha declarado a Dusk, ninguna de ellas se ha enamorado de él, sino Dusk me lo hubiera contado, ¿No es así?" Pensó Spike muy confundido, sin saber qué decir para poder alentar nuevamente a sus amigas.
Repentinamente Spike dejó de lado sus pensamientos cuando fue forzado a eructar, causando que de su fuego mágico apareciera un pergamino.
"Genial, ahora estás respondiendo mis cartas… ¡Es demasiado tarde Dusk!" Pensó Spike frustrado, tomando el pergamino. Sin embargo, al verlo con detenimiento, se sorprendió. "Esta no es una carta de Dusk… Tiene el sello real."
En ese instante, como si el mismo clima quisiera estar acorde con el sentimiento de depresión que experimentaban las yeguas, comenzó a llover sobre Ponyville.
"¿Lluvia?" Dijo Spike confundido, recordando que los pegasos del clima no habían programado lluvia para esa tarde. Entonces, oliendo algo extraño, Spike pasó su lengua por su nariz, en donde le habían caído algunas gotas de lluvia. "Sabe a… ¿Chocolate?"
# Fin del capítulo 2
