T2 - Capítulo 6 – Reviviendo recuerdos
La biblioteca de Ponyville parecía exactamente la misma de siempre por fuera, con excepción que ahora sus ventanas brillaban, sin embargo, el interior era algo totalmente distinto. El salón principal de la biblioteca había desaparecido completamente, lo único que allí se veía era una espesa niebla que rodeaba todo, desde el piso hasta el techo, e impedía ver nada de lo que en aquel salón hubiera anteriormente. Y en medio de esa neblina, estaba Dusk Shine, de pie, con sus ojos completamente cerrados y su cuerno brillando intermitentemente. Frente a él, se encontraban sus cinco amigas, durmiendo profundamente mientras parecían estar flotando, debido a que la neblina no dejaba ver el piso.
Luego que Luna saliera de la biblioteca, Dusk había estado totalmente concentrado mientras usaba los primeros hechizos mentales para ahondar en las mentes de sus amigas. Buscar los recuerdos que necesitaba no era lo difícil, ya que sabía perfectamente cuáles recuerdos eran. Todos en los que él había estado junto a sus amigas, los mismos recuerdos que él mismo había bloqueado el día que petrificaron por tercera y última vez a Discord.
Habiendo realizado el primer paso, conectándose a los recuerdos de sus amigas, Dusk abrió lentamente sus ojos, y vio que ya no estaba rodeado solo por aquella espesa neblina del mundo de los sueños. Ahora, girando alrededor suyo y de sus amigas, se encontraban cientos de imágenes en movimiento. Estos eran los recuerdos de sus amigas, que gracias a la magia invocada por Luna y por Dusk, se pudieron materializar en aquel espacio onírico temporal, para así ver más fácilmente los recuerdos que Dusk necesitaba para su ardua labor.
Lentamente los recuerdos que Dusk no necesitaba se fueron desvaneciendo, quedando solo girando a su alrededor cerca de una docena de recuerdos. Imágenes flotantes que tenían una cadena y un candado que bloqueaban parcialmente su vista. Aquello hizo que Dusk recordara la vez que Luna y él habían entrado a los sueños de Applejack y su trauma también se había visto representado como una cadena y un candado.
Al ver esos recuerdos, Dusk inmediatamente reconoció que esa cadena que los rodeaba era producto de su propia magia. Ese era el bloqueo que el mismo Dusk usó en los recuerdos de sus amigas para que la maldición de Discord no escapara de allí. En tanto que, ahora que Dusk podía ver físicamente los recuerdos de sus amigas, pudo ver que justamente esos recuerdos que flotaban a su alrededor emanaban un aura oscura, como si un fuego púrpura los rodeara. Esa era la maldición de Discord, impregnada profundamente en aquellos preciados recuerdos de las cinco yeguas.
Tras comprobar que tenía ante él los recuerdos que necesitaba, Dusk pudo haber empezado inmediatamente a intentar destruir la maldición que contenían. Pero sabía que si lo hacía, estaría arriesgando la preciada mente de sus amigas. No, antes de continuar, Dusk debía asegurarse que sus queridas amigas no sufrieran daño alguno por sus errores. Por lo que Dusk volvió a concentrar su magia para hacer otro hechizo más, sintiendo el lazo que unía sus propios recuerdos con los de sus amigas.
En ese punto Dusk comenzó a temblar levemente, sintiendo su mente cansada, debido a contener los recuerdos de cinco ponies, y ahora sumarle sus propios recuerdos. Sin embargo, eso no detuvo a Dusk, quien solo suspiró para tranquilizarse y continuó con su trabajo.
Así, lentamente, tras los recuerdos flotantes encadenados de sus amigas, empezaron a aparecer otros recuerdos. Aquellos nuevos recuerdos eran los mismos que los de sus amigas, solo que estos recuerdos eran del propio Dusk; y a diferencia de los recuerdos de sus amigas, estos recuerdos estaban libres de cadenas y auras oscuras. Pese a que los recuerdos en esencia eran los mismos, también eran diferentes en otro aspecto, pues estos eran vistos desde la perspectiva de Dusk, además, cada recuerdo irradiaba sentimientos distintos, debido a que cada pony sentía algo distinto al vivir una misma situación.
Una vez Dusk terminó esa laboriosa labor, volvió a abrir sus ojos, pero esta vez respirando agitadamente mientras sentía su conciencia luchar por mantenerse despierta, debido a todo el agotamiento mental que comenzaba a sentir. Entonces Dusk levantó su vista y comprobó que cada recuerdo maldito de sus amigas, estuviera siendo reflejado por otro de sus propios recuerdos. Así, Dusk se aseguraba que cualquier error en su hechizo, lo afectara a él y a sus propios recuerdos, en vez de los de sus amigas.
"Huff… Bien… Ahora… toca lo difícil." Dijo Dusk con un leve temblor en su voz, sabiendo que a partir de ese punto ya no había vuelta atrás. Ahora debía de empezar a destruir la maldición de Discord parte por parte, sin saber aún lo poderosa que esta era. Sabiendo que si perdía, su mente podría perderse y desvanecerse para siempre.
En ese instante, el espacio etéreo en el que estaba Dusk pareció temblar, causando que la espesa niebla a su alrededor girara velozmente, se oscureciera por un instante, y luego retumbara potentemente, como si fuera una enorme nube de tormenta. Tan rápido como sucedió aquello, fue que todo volvió a calmarse. Sin embargo, pese a que todo pareció apaciguarse, Dusk se quedó temblando, respirando agitadamente mientras luchaba por seguir concentrando su magia, para no romper ninguno de los hechizos que estaba realizando.
"¿Qué fue eso? Yo… ¡Yo no he hecho nada aún!" Dijo Dusk asustado, ya que aquel extraño fenómeno ocurrió justo antes que Dusk comenzara su ataque hacia la maldición de Discord, lo que lo asustó a más no poder, creyendo que por un instante su mente se estaba destruyendo.
"Parece que llegué justo a tiempo." Dijo repentinamente una voz femenina, una voz que hizo que Dusk se pusiera pálido.
"¿¡Sunset!?" Dijo Dusk asustado, girándose para ver que tras él, caminando hacia donde estaba, estaba Sunset Shimmer.
Tal fue el impacto de verla allí, que por un instante Dusk casi pierde la concentración. Por lo que tuvo que cerrar fuerte sus ojos para tranquilizarse, sabiendo que mientras estuviera conectado a las mentes de sus amigas, no podía perder la concentración.
"Tranquilo, lastimarás tu mente si pierdes la concentración en este punto." Dijo Sunset tranquilamente, acercándose hasta donde estaba Dusk y mirando atentamente los recuerdos flotantes de Dusk y de sus cinco amigas.
"¿Q-Qué haces aquí…? ¿Qué pasó con la princesa Luna?" Preguntó Dusk, hablando lentamente para mantener su concentración, pero inevitablemente preocupándose al ver a la pony que menos quería ver, justo allí.
"Oh, no te preocupes, ella no fue ningún desafío." Dijo Sunset tranquilamente, sin mirar a Dusk, solo concentrándose en los recuerdos encadenados, mirando con interés el aura oscura que se encerraba tras estos.
Al escuchar aquello, Dusk abrió sus ojos con sorpresa y miedo, sin embargo, él rápidamente volvió a cerrarlos con fuerza, agachando más su cabeza mientras sentía que cada vez le era más difícil estar tranquilo y concentrado, más aún al saber que ahora Luna podía estar herida por haberse enfrentado a Sunset.
"Dusk, lo que estás haciendo es un suicidio. Aunque puedas materializar los recuerdos tuyos y de tus amigas, que ya es asombroso, es imposible que puedas destruir la maldición de Discord. Ya te lo dije, ni tú, ni yo, ni siquiera Celestia tiene el poder para derrotar por sí sola la magia de Discord." Dijo Sunset, volteándose para ver a Dusk y mirándolo como si fuera una madre reprendiendo a su hijo.
"N-No me interesa lo que digas… Yo… necesito recuperar a mis amigas…" Dijo Dusk lentamente, intentando con todo su ser no perder la concentración, pese a que sus emociones parecían querer salirse de control. "Por favor… vete."
"Dusk, sabes que no puedo hacer eso." Dijo Sunset con una tierna sonrisa. Entonces ella dejó de mirar a Dusk y miró hacia el frente. "Si tú no te preocupas por tu bienestar, yo tendré que hacerme cargo." Agregó Sunset, iluminando su cuerno.
"¡No! ¡N-No uses tu magia aquí!" Dijo Dusk aterrado, mientras luchaba por mantener sus hechizos en control, sabiendo que allí Sunset era más peligrosa que en cualquier otra parte, y más aún teniendo ante ellos las mentes expuestas e indefensas de sus cinco amigas. Entonces Dusk intentó usar un hechizo para bloquear la magia de Sunset.
"Dusk, es inútil. Incluso aunque no estuvieras invocando otros hechizos." Dijo Sunset mirando de reojo a Dusk y fácilmente rompiendo el bloqueo mágico que Dusk había intentado imponer sobre ella. "Recuerda que yo fui la primera de los dos en aprender sobre hechizos mentales, tengo más experiencia, y además, soy más fuerte que tú."
Sabiendo que lo que Sunset decía era cierto, y que él estaba atrapado, a Dusk no le quedó más remedio que bajar su cabeza derrotado, concentrándose completamente en los recuerdos de sus amigas, para así al menos proteger sus mentes.
"Por favor… Déjame hacer esto. Tú no lo entiendes… No entiendes lo valiosas que son ellas para mí." Dijo Dusk llorando de angustia. "Yo… no puedo vivir sin ellas."
"Dusk, siempre lo he dicho. Eres demasiado sentimental." Contestó Sunset comenzando a usar su magia, haciendo que en el proceso, varios de sus propios recuerdos también aparecieran flotando alrededor de aquel espacio onírico. "Dime Dusk… ¿Acaso no confías en mí?"
Tras la pregunta de Sunset, Dusk levantó lentamente su cabeza, e inevitablemente, estando en ese espacio onírico, a Dusk se le hizo imposible ocultar sus verdaderas emociones y pensamientos.
"No." Respondió Dusk sin dudar.
Al escuchar aquella respuesta, Sunset se volteó una vez más para ver a Dusk, mirándolo con una triste sonrisa.
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'Flashback de Sunset Shimmer.'
El orfanato de Canterlot era el orfanato más grande de toda Equestria, albergando cerca de cuarenta potrillos, que por distintas circunstancias, habían terminado sin ninguno de sus padres.
Ese era el caso de Sunset, quien simplemente había sido encontrada recen nacida en las puertas del orfanato. Allí había crecido sus primeros seis años de vida. Siempre luchando por destacar entre todos aquellos otros huérfanos que allí vivían. Esto era algo natural que todos los ponies huérfanos habían adquirido, probablemente como consecuencia de haber sido abandonados, siempre queriendo destacar y ser reconocidos por las yeguas que los cuidaban. Sin embargo, la mente de Sunset había llevado ese estigma al siguiente nivel.
Desde que tuvo memoria, Sunset se había jurado a sí misma que sería alguien especial, y que no dejaría que su cruel origen dictara su destino. Ella estaba destinada a ser especial, y algún día se lo demostraría a todos, en especial, a esa yegua que cruelmente la había abandonado, siendo solo una bebé.
Toda esa ambición, se había visto incrementada con los años al tener al lado de su cama una ventana que daba al gran castillo de Canterlot. Así, la pequeña Sunset fue alimentándose con sueños y fantasías en las que ella llegaba al gran castillo y era recibida como una princesa por todos los ponies de la ciudad… No, no como una princesa, ¡Ella sería algún día una princesa! Donde todos la respetarían, donde ella sería amada por todos, y donde ella se aseguraría que nunca nadie más sufriera, ni se sintiera solo, ni fuera abandonado nunca más.
Teniendo finalmente una meta en mente, desde que aprendió a leer Sunset comenzó a estudiar libros de magia. Estos le fascinaban. Saber lo poderosa que podía llegar a ser la magia unicornio, con tantos hechizos distintos, tantas posibilidades. El único límite era el poder, y ella sabía que en su interior un gran poder aguardaba, porque ella era especial, ¡Tenía que ser especial!
Rápidamente Sunset terminó de leer los libros de magia que había en el orfanato. Y pese a su insistencia, no pudo lograr que las guardianas del orfanato compraran libros de magia más avanzada, debido a su excesivo costo. Así fue cómo Sunset se dio cuenta que ya no podía seguir en aquel orfanato, de lo contrario se estancaría. Sin embargo, no había nada que ella pudiera hacer a esa edad para irse. Ninguna potrilla de esa edad podía estar sola sin la tutela de un adulto, y aunque habían pasado varios años, y de vez en cuando venían parejas de ponies para adoptar a algún potrillo, las parejas siempre preferían llevarse a aquellos tontos potrillos sonrientes o lindos, y no a una pequeña potrilla obsesionada con los libros de magia.
Para fortuna de Sunset, un día llegó al orfanato un particular potro. Un unicornio que vestía una capa azul oscuro con algunas pocas estrellas en esta, cubriendo casi por completo su pelaje púrpura, incluyendo una capucha que cubría su cara. Sin embargo, lo más llamativo de aquel pony era un gran medallón dorado que colgaba como broche de su capa, la cual estaba grabada con una herradura rodeada de dos hojas de olivo.
Para todos los potrillos presentes, aquel potro era solo otro visitante más, pero Sunset reconoció inmediatamente esa capa. Pertenecía a alguien que había sido proclamado oficialmente como hechicero del reino, alguien tan talentoso en la magia que se dedicaba a estudiar y expandir los límites de la misma.
"¿Hay algún registro genealógico interesante en alguno de estos potrillos?" Preguntó aquel hechicero a una de las guardianas del orfanato, con una voz monótona, como si estuviera apurado por irse de allí.
"N-No… No hemos podido encontrar nada como lo que usted ha pedido… Gran Archimago." Respondió la guardiana, con una leve inclinación de respeto por el cargo de aquel pony, pese a que en el interior le desagradaba verlo. Esto porque el archimago iba una vez al año, siempre haciendo la misma pregunta, viendo a los potrillos de su orfanato como si fueran meros productos a la venta. "La verdad es que tenemos los mismos registros que ya revisó. Y de los demás potrillos, bueno… algunos han sido abandonados aquí, así que no hay forma de saber su origen ni la familia a la que pertenecen."
"Ya veo…" Dijo el archimago entrecerrando sus ojos, sin demostrar en su inexpresivo rostro la decepción por oír aquello. Entonces él se giró y comenzó a retirarse.
"¡Oiga! Yo… ¡Yo soy buena en la magia!" Gritó repentinamente Sunset, corriendo hacia donde estaba el archimago, levitando con su magia los últimos tres libros que había estado leyendo, para así mostrar que ella ya sabía levitar cosas.
"¡Hmph! ¿Debería estar impresionado porque eres capaz de usar un simple hechizo de levitación?" Dijo el archimago, mirando con desprecio a la pequeña potranca, pese a que en efecto, era impresionante que una potranca de esa edad ya supiera controlar su magia.
"Puedo hacer mucho más." Respondió Sunset con una mirada llena de determinación, pese a que solo sabía dos o tres hechizos básicos.
"E-Ella es Sunset, es una potranca muy talentosa." Dijo la guardiana, preocupada, corriendo hacia donde estaba el archimago al ver que Sunset se le había acercado. "Ella ya leyó todos los libros de magia que tenemos, y-"
"¿Su familia?" Preguntó el archimago secamente, interrumpiendo a la guardiana.
"Eh, no, no lo sabemos. Ella fue… abandonada aquí siendo solo una bebé." Dijo la guardiana, mirando de reojo a Sunset, sintiendo que sus palabras podían herirla, sin embargo, eso estaba muy alejado de la realidad. Sunset simplemente se había quedado mirando fijamente al archimago, mientras este le devolvía la mirada.
Entonces el archimago usó su magia para rodear el cuerpo de Sunset, después la levantó para que quedara justo frente a sus ojos, mirándola fijamente, como si quisiera ver a través de los ojos de Sunset. Luego el archimago usó su magia para sacar un pelo de la melena de Sunset, dejándola caer contra el suelo mientras se enfocaba en observar aquel pelo, usando otro hechizo mientras sus ojos cambiaban de color y el pelo que había arrancado de Sunset brillaba, realizando así una pequeña prueba mágica al pelo de Sunset.
"Hmm… Quizás puedas ser útil." Dijo finalmente el archimago, mirando con una mirada sin emoción a Sunset.
Desde ese día, Sunset tuvo un nuevo hogar, la casa del archimago. Una vieja torre que no quedaba lejos del castillo, en donde incluso Sunset tuvo por primera vez una habitación propia. Una pequeña y polvorienta habitación llena de pilas de libros que llegaban hasta el techo. Algo que, en vez de desmotivar a Sunset, le fascinó, sabiendo que ahora podía estudiar magia tanto como quisiera.
"En la esquina debe de haber una cama bajo esa vieja pila de libros. Puedes usarla." Dijo el archimago, sin prestarle atención a la emoción de la pequeña Sunset.
"¡Muchas gracias! Eh… Uh…" Dijo Sunset feliz, pero entonces dudó al no saber cómo debía decirle ahora al archimago, ya que ahora eran familia.
"No somos familia, recuerda siempre eso. Solo eres una herramienta más que estará a mi disposición." Dijo el archimago, como si hubiera leído la mente de Sunset. Entonces el archimago usó su magia e hizo aparecer un viejo libro que levitó frente a él, el cuál abrió. "La única razón por que te traje conmigo es porque pareces tener una pizca de sangre noble corriendo por tus venas. Quizás de alguna familia secundaria, lo cual no es lo que busco, pero quizás sirva." Entonces el archimago cerró el libro y miró fijamente a Sunset. "Si eres útil o no, lo comprobaré cuando obtengas tu cutie mark."
Al escuchar aquellas palabras, Sunset no pudo evitar abrir grande sus ojos y temblar, entendiendo lo que quería decir el archimago con esas palabras. Si ella no demostraba que era buena en magia, él la devolvería al orfanato.
"¡Eso no pasará! ¡Yo soy fuerte! ¡Yo soy especial! ¡Le demostraré que soy especial!" Pensó Sunset cerrando fuerte sus ojos y luego poniendo una mirada llena de determinación.
Así fue como Sunset pudo finalmente continuar con su aprendizaje en la magia. Siendo completamente autodidacta, escogiendo ella misma los libros que debía leer y practicando sola cada hechizo que leía. Pese a que ella vivía en la misma casa que el archimago, rara vez lo veía, dado que él casi siempre estaba, o de viaje o encerrado en su oficina, en donde Sunset había visto que guardaba sus mejores libros, además de varios objetos especiales. Aquello era porque el archimago era un gran coleccionista, de hecho, era el mayor coleccionista de objetos antiguos de toda Equestria. Teniendo libros únicos, y piezas mágicas de colección que cualquier museo hubiera rogado por tener.
Mientras los estudios de Sunset avanzaban, así también avanzaban los días, semanas y meses, hasta que finalmente llegó uno de los días que Sunset más había esperado, el día que ella podría dar la prueba para asistir a la gran escuela de magia de Canterlot. Así fue como ella finalmente pudo dar su prueba de ingreso, siendo de las primeras en la audición, dado su posición privilegiada como protegida del gran archimago. Allí, ella demostró claramente el fruto de sus estudios, mostrando lo habilidosa que era en la magia pese a su corta edad, realizando hechizos que potrillos de segundo y tercer año de escuela recién estaban aprendiendo. Con esa gran demostración de poder y habilidad, apoyada además indirectamente por ser protegida del archimago, finalmente Sunset fue aceptada en la escuela de magia de Canterlot.
Al escuchar que había sido aceptada, Sunset corrió hasta su casa, sonriendo para darle la gran noticia al archimago. Esperando que al saber eso, finalmente él la reconociera, y le daría su aprobación por todo el esfuerzo que había hecho para estudiar magia todos esos días.
"Ordena tus cosas. Vas a volver al orfanato." Dijo el archimago una vez Sunset volvió a su casa y le contó la gran noticia. Haciendo que Sunset quedara choqueada, sin entender por qué la estaba expulsando.
"¿N-No me escuchaste? ¡Entré a la escuela de magia!" Dijo la pequeña Sunset asustada, sintiendo todo su cuerpo temblar.
"Eso no me interesa." Respondió el archimago levitando un libro y comenzando a leer, sin prestarle atención a la potranca frente a él. "Vas a ingresar a la escuela y aún ni siquiera tienes una cutie mark. Te lo dije, ¿No es así? De eso dependía si te conservaba o no, de la cutie mark que obtuvieras. Pero a estas alturas ni siquiera tienes una, cuando ya todos los potrillos de alta cuna ya tienen la suya... Eres solo una potrilla común y corriente, y no quiero desperdiciar más mi valioso tiempo contigo." Agregó el archimago, bajando por un segundo su libro y mirando con desprecio a la potranca.
Al escuchar esas crueles palabras, Sunset quedó abatida, sintiendo que pese a que ella siempre había luchado por ser fuerte, esta vez no podía evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas. Entonces Sunset cerró fuerte sus ojos, intentando en vano contener sus lágrimas.
"¡Eso no es cierto! ¡Yo soy fuerte! ¡Yo soy especial!" Pensó Sunset aterrada y desolada. Tan afectada por sus emociones de potrilla, que su cuerno se iluminó gradualmente, comenzando a acumular magia en él. "¡Por favor! ¡POR FAVOR DÍME QUE SOY IMPORTANTE PARA TI!" Lloró Sunset, dándose cuenta que eso era lo que siempre había querido, que alguien, quien fuese, le dijera que ella era importante para alguien.
En ese instante, justo cuando el cuerno de Sunset había acumulado la mayoría de su magia, en el cielo se escuchó una lejana explosión, que hizo que Sunset se distrajera y mirara por la ventana. Allí pudo ver que por algún extraño fenómeno, el cielo se tiñó de rojo por un instante. Y entonces lo sintió… Una explosión de magia que recorrió todo su cuerpo, potenciando su magia a otro nivel, haciendo que flotara por un instante mientras su magia descontrolada hacía que todos los libros alrededor suyo volaran en círculos a su alrededor. Aquello duró unos pocos segundos, hasta que finalmente Sunset cayó al suelo exhausta, sintiendo una extraña sensación de emoción dentro de ella.
Pasaron unos segundos en los que Sunset simplemente se quedó tirada en el suelo del salón, hasta que repentinamente vio de reojo un brilló en su costado. Entonces ella se giró y vio que su flanco estaba brillando, dejando lentamente de brillar para revelar una nueva imagen que estaría por siempre pegada en sus flancos.
Al entender que ese brillo en sus flancos era producto de su cutie mark, Sunset sonrió de alegría al haber obtenido finalmente la marca mágica que caracterizaba a todos los ponies adultos. Pero en solo una milésima de segundo, esa alegría se transformó en pánico, sabiendo que si la cutie mark que había obtenido, no era una que le interesara al archimago, ella estaba condenada a volver al orfanato. Al darse cuenta de eso, Sunset no fue capaz de ver su cutie mark y solo cerró fuerte sus ojos, aterrada de lo que pudo haber aparecido en sus flancos.
Mientras Sunset cerraba sus ojos con miedo, el archimago lentamente se acercó a Sunset, aún asombrado luego de ver esa repentina explosión mágica, sintiendo inmediatamente que una magia poderosa y externa había afectado de alguna forma a Sunset. Entonces el archimago se agachó para ver la nueva cutie mark de Sunset, y la analizó cuidadosamente.
"Bien, al parecer no eres una completa inútil, Sunset 'SHIMMER'." Dijo el archimago con una mirada de satisfacción, revelándole así a Sunset el nombre de su familia perdida. Pues por sus venas corría la sangre de la desaparecida familia Shimmer, una de las más antiguas familias de Equestria, cuyo rastro se había perdido hacía generaciones. Una de las familias unicornio encargadas de levantar el Sol antes de la llegada de las hermanas alicornio, durante la primera era. "A partir de mañana, tendrás clases de magia conmigo cada día después de clases." Agregó el archimago, desviando su atención de Sunset y saliendo de la habitación.
Al escuchar las palabras del archimago, Sunset abrió sus ojos y finalmente se atrevió a ver su cutie mark. Esta tenía la forma de un sol, con los mismos colores rojo y dorado de su melena.
"¡Esta es mi marca! Yo… ¡Yo sí soy especial!" Pensó Sunset, feliz de saber que ella siempre había tenido la razón. Satisfecha con esa bella cutie mark, que significaba poder. Pero por sobre todo, aliviada de saber que no perdería su hogar…
Así fue como al día siguiente Sunset asistió a su primer día de clases, luciendo orgullosa su recién adquirida cutie mark. Sin embargo, para molestia de Sunset, el primer día en la escuela de magia fue bastante decepcionante. Tan solo al entrar al salón, decenas de ponies se le acercaron, todos interesados en su cutie mark y en cómo la había obtenido. Aquello molesto de sobremanera a Sunset, quien solo vio reflejadas en esos remilgados potrillos al archimago, quienes solo estaban interesados en la nobleza, los legados y las cutie mark valiosas. Eso hizo que Sunset no pudiera evitar mirar con desprecio a todos quienes le rodeaban, sabiendo que solo se interesaban en ella por puro interés. No, ella no quería destacar solo por su cutie mark, ella quería destacar por mérito propio, y pronto todos vería lo fuerte y talentosa que en verdad era.
"Si mi cutie mark no hubiera sido un Sol, ¿Siquiera me hablarían?" Pensó Sunset sentada en su asiento mientras recibía falsos halagos de una potranca sentada a su lado. Por un segundo viendo a un potrillo lavanda que se había sentado al fondo del salón y a quién nadie le hablaba. "Bueno, al menos es mejor esto que estar solo como ese patético potrillo."
Además de esas falsas amistades en la escuela, lo otro que decepcionó a Sunset fue lo aburrida e inútiles que terminaron siendo las clases en la escuela. Donde solo enseñaban cosas básicas que ella ya sabía desde hacía mucho. Comparadas a las clases de magia que le daba el archimago en privado, Sunset descubrió lo aburrida e inútil que era la escuela. El archimago ya estaba enseñándole hechizos de ataque y defensa, practicando hasta el agotamiento para que Sunset los perfeccionara. Y pese a que Sunset terminaba adolorida y exhausta luego de practicar tanta magia, con el archimago siempre sobre exigiéndole más de lo que podía dar. Sunset se sentía finalmente satisfecha, sabiendo que estaba aprendiendo magia real y poderosa, y quizás más importante, que finalmente el archimago la veía con interés, pues finalmente ella se había vuelto importante para él.
"Solo el más fuerte sobrevive al final. Recuerda siempre eso." Decía el archimago mientras empujaba a Sunset con su magia y obligaba a la potranca a que contrarrestara su hechizo. "Los sentimientos solo nublan la razón. El poder es la única fuerza verdadera en este mundo." Decía el archimago, adoctrinando a la pequeña Sunset para volverla fuerte, no solo físicamente, sino también mentalmente.
Como todo potrillo al ver una fuerte figura paternal, la pequeña Sunset fue absorbiendo todas esas enseñanzas como una esponja. Fortaleciendo así sus propias creencias que había aprendido en el orfanato, sobre lo importante que era destacar entre la multitud y ser más fuerte que los demás. Sin embargo, para una potrilla de su edad, quien no tenía con quién conversar, se hizo indispensable que de alguna forma ella liberara sus propios pensamientos e ideas que no tenían espacio en las lecciones que le enseñaba el archimago. Y así fue como desde esa época, Sunset comenzó a escribir un diario, en el que escribía cada vez que tenía oportunidad. Un simple objeto que en esa época, y por mucho tiempo, se volvió su único amigo…
Las semanas pasaron, y Sunset se mantuvo yendo monótonamente a la escuela, cada vez más aburrida de ir a un lugar tan inútil. Y su vida pasó en la rutina, sin ningún cambio, hasta que un día, saliendo de la escuela, un viejo mayordomo del palacio se le acercó y le entregó una carta de la mismísima Princesa Celestia.
Con la esperanza de que la princesa hubiera reconocido que ella era la más talentosa unicornio de todos los tiempos, Sunset fue emocionada hasta el gran castillo real. Allí, pese a haber estado asombrada al ver el hermoso castillo y a estar ante la enorme y poderosa Princesa Celestia, Sunset pudo difícilmente ocultar su decepción al enterarse que la verdadera razón por la que la princesa la había llamado, fue para preguntarle si podía convertirse en amiga de Dusk Shine, el perdedor de la clase.
"Debes hacerlo." Dijo el archimago, una vez Sunset volvió a su hogar y le contó lo que la Princesa Celestia le había pedido. Como siempre, hablándole a Sunset sin mirarla directamente, solo enfocado en leer sus libros. "Es el primer paso para acercarte a Celestia. Además, definitivamente será útil que te acerques a ese potrillo y averigües por qué Celestia está tan interesado en él."
Por primera vez el archimago le pidió algo a Sunset, lo cual la sorprendió. Pero lo que más la sorprendió, y le disgustó al mismo tiempo, fue que le ordenara que se acercara a un potrillo don nadie como Dusk Shine.
"Yo… Yo no necesito amigos ni nada de eso." Dijo Sunset con una pizca de incomodidad, recordando cómo el mismo archimago le había enseñado en no confiar en nadie y lo inútil que eran los amigos.
"¿Qué no es obvio? No necesitas ser su amiga. Solo tienes que fingir ser uno." Dijo el archimago, sin dejar de leer su libro.
Al día siguiente, tal como le dijera el archimago, Sunset se dispuso a cumplir con el favor solicitado por la princesa.
"¿Alguno ha estudiado lo suficiente para indicarme cuáles son los hechizos 'Accio' y 'Lumos'?" Preguntó el profesor en la escuela. Una pregunta de nivel avanzado que, como siempre, la gran mayoría de los ponies del salón no conocía respuesta.
Automáticamente Sunset se dispuso a levantar su casco y responder aquella pregunta, pero entonces recordó que el primer día de clases el tal Dusk Shine había sido el único que también había levantado el casco para responder. Aquello le llevó a pensar a Sunset que podría darle una oportunidad a ese inútil, y así empezar a ganarse su favor.
Tal como adivinó Sunset, Dusk fue el único aparte de ella que sabía la respuesta, y respondió emocionado al ver que finalmente el profesor le había dado la oportunidad de responder. Tan feliz estaba el pequeño potro, que vio de reojo a Sunset, sintiéndose satisfecho de haberle ganado por primera vez a la genio de la clase.
"Yo sabía la respuesta, ¡No pienses que estás a mi mismo nivel!" Pensó Sunset molesta, desviando la mirada enojada al ver la feliz cara de Dusk.
Al salir de la clase, Sunset se sentía tan frustrada por dejar que Dusk Shine le ganara en una respuesta, que por poco olvida su principal misión. Por lo que tuvo que volver al salón para hablar con Dusk e intentar acercarse a él.
Al volver a la puerta del salón, Sunset se sorprendió al ver que otros dos potros parecían estar a punto de golpear a Dusk. Y por un instante, Sunset pensó que debía dejarlos, para que ese tonto potro lavanda no se creyera superior a ella. Sin embargo, al ver que Dusk simplemente cerraba sus ojos indefensamente, por alguna razón Sunset no pudo evitar reaccionar en el último segundo, y finalmente detuvo a esos abusivos antes que lo golpearan.
"Lo hago por mi misión, ¡Eso es todo!" Pensó Sunset luego de ahuyentar a los abusivos. Sintiéndose incómoda por un segundo al estar ayudando a alguien más.
"Gra… Gracias." Dijo tímidamente Dusk luego que Sunset lo salvara, mirándola con una mirada algo asombrada y una pequeña sonrisa.
Al ver a ese potro sonriéndole, Sunset sintió un extraño sentimiento de calidez, sintiéndose feliz en el interior al sentir que había podido proteger esa pequeña sonrisa de esos tontos abusivos. Sin embargo, rápidamente las palabras del archimago volvieron a su mente, recordándole que ella solo se había acercado a Dusk para cumplir con su misión. Y Sunset rápidamente volvió a endurecer su corazón, ocultando siempre sus verdaderos sentimientos y solo mostrando al exterior una fría e indiferente mirada.
"Él solo es un debilucho, ¡Y yo odio a los débiles! Como siempre dice el archimago, ¡Solo los más fuertes sobreviven! Y los sentimientos… ¡Los sentimientos solo entorpecen el pensamiento!" Se repitió mentalmente Sunset, recordándose siempre que ella debía ser ajena a todo sentimiento si quería ser tan fuerte como para ser una princesa algún día.
Desde ese día, Dusk Shine comenzó a reunirse constantemente con Sunset. Conversando luego de las clases e incluso reuniéndose algunas veces fuera del horario de la escuela.
En un principio, Sunset solo ignoraba las palabras de Dusk, y solo lo tenía como un mayordomo privado que debía cargar su alforja día tras día. Sin embargo, al descubrir que Dusk también era un gran lector de libros de magia y que sabía más de lo que aparentaba, Sunset comenzó a prestarle lentamente más atención, comenzando a intercambiar ideas y datos sobre hechizos que habían practicado y libros que habían leído.
Pese a aquello, había algo que no paraba de irritar a Sunset respecto a Dusk, y era el hecho que ella siempre tuviera que estar defendiéndolo de aquellos dos abusivos, pese a que aquello era algo bueno para su plan. De hecho, el mismo archimago le había aconsejado que defender a Dusk haría que él confiara más en ella. Sin embargo, Sunset odiaba sentir que su 'secuaz' era un debilucho.
"¿¡Por qué no te defiendes de esos bravucones!?" Dijo Sunset molesta a Dusk, un día que ambos charlaban en la escuela. "¡Sabes hechizos de defensa! Podrías sacarlos volando por los aires casi tan bien como lo hago yo."
"Yo… No creo que sea buena idea. La princesa siempre me decía que la magia era para el bien de los ponies, de todos los ponies. Y nuestro deber como unicornios es usarla para proteger, nunca para atacar…" Respondió Dusk tímidamente. "Además, no quisiera causarle problemas a mi hermano o a mi familia… Con todos los problemas que les he causado por entrar en esta escuela, lo mejor es que no cause ningún alboroto."
Al escuchar a Dusk, Sunset entendió que Dusk estaba más consciente de lo que pensaba de su origen familiar y de cómo a las familias nobles no les agradaba que él estuviese allí. Aquello la llevó a pensar en qué pensaría Dusk si descubriera el verdadero origen de ella… ¿Quizás dejaría de juntarse con ella…? Aquello hizo que por alguna razón a Sunset le diera un pequeño escalofrío, al pensar que Dusk podría querer dejar de juntarse con ella.
"Además no tengo por qué pelear, ¡Porque ahora tú estás conmigo!" Dijo Dusk con una cálida sonrisa.
Al ver esa sonrisa, Sunset desvió la mirada y cerró sus ojos.
"¡Él es solo una misión! ¡Él es solo una herramienta para acercarme a la princesa!" Pensó Sunset molesta, sin darse cuenta que día a día pensar en esas palabras le era cada vez más difícil.
Ese día, luego de terminar su charla con Dusk, Sunset volvió a la torre del archimago. Allí ella corrió a su habitación y levitó su pequeño diario, pues tenía muchas cosas que escribir…
"Hoy Dusk me pidió ser su amiga. Es algo extraño, pensé que él ya me consideraba una amiga.
No estaba segura de qué responderle. Después de todo es parte de mi misión, pero como nunca he tenido uno antes, no estaba segura si ya éramos amigos o no.
Le dije que si quería ser mi amigo, recordara que yo siempre velaré por mí misma y por mis propios intereses. Creo que fue una advertencia justa. Pero lo increíble es… ¡Qué él de todas formas aceptó!
Eso me hizo sentir muy feli-"
En ese instante Sunset dejó de escribir, dándose cuenta que se había dejado llevar y que estaba hablando de felicidad y sentimientos, cuando ella sabía que en realidad no podía ablandarse. Entonces ella arrancó la página de su diario y volvió a escribir…
"Hoy Dusk me pidió ser su amiga. Es un paso más para cumplir mi misión con la princesa. ¡Eso es todo! ¡ESO ES TODO! ¡Ya quiero terminar mi estúpida misión para dejar de fingir ser amiga de ese estúpido Dusk!"
Al terminar de escribir eso, Sunset cerró molesta su diario, lo arrojó bajo su cama y se acostó boca abajo sobre su cama, ocultando su cabeza bajo su almohada. Cada vez que ella comenzaba a sentir cualquier clase de sentimientos, ella se frustraba consigo misma. Y como medio de reafirmar su meta, ella escribía en su diario una y otra vez lo molesto que era estar con Dusk y lo falsa que era su amistad, para así recordarse siempre que ella debía ser fuerte y no dejarse engañar por los sentimientos. Mas la verdad era que cada día le era más difícil a Sunset ocultar sus verdaderos pensamientos, y solo terminaba escribiendo lo que ella creía que debía pensar. Pues sin darse cuenta, aquel diario ya había dejado de ser su único amigo.
Así pasaron los días, y las reuniones post escuela con Dusk fueron aumentando. Tanto así que finalmente Dusk invitó a Sunset a su casa. Allí, por primera vez Sunset pudo conocer a toda la familia de Dusk. Y por primera vez, Sunset pudo conocer lo que de verdad era una familia.
Sunset pudo ver lo que era tener una madre cariñosa, un padre preocupado, una mascota dragón, pese a que Dusk le insistió que Spike no era una mascota; e incluso pudo ver que pese a las miradas de reproche que Shining Armor le daba a Dusk, se podía sentir una genuina preocupación y afecto en cada cosa que hacían juntos.
"¿Esto es… una familia?" Pensó Sunset luego de visitar por primera vez la casa de Dusk. Una experiencia que le había dejado una extraña pero reconfortante nueva sensación, que a su vez, trajo otro nuevo y desagradable sentimiento.
Por primera vez Sunset conoció lo que era el amor de familia, algo que nunca había conocido realmente. Y por primera vez, ella se cuestionó las palabras del pony más sabio y poderoso que conocía, su tutor, el gran Archimago.
"La madre de Dusk no es poderosa. Solo es una unicornio común y corriente. Tampoco tiene ambición. Simplemente se conformó con casarse y tener dos hijos. Y aún así... ¿¡Por qué me siento inferior a ella!?" Pensó Sunset confundida, sintiendo un extraño sentimiento de celos al ver a una verdadera familia feliz, con unicornios felices, que pese a no tener gran poder, podían vivir felices sus vidas. "Quizás… los sentimientos no sean tan malos. Quizás… puedes ser poderoso y ser feliz al mismo tiempo…" Pensó Sunset, por primera vez desafiando una de las lecciones que el archimago había implantado en su mente desde joven.
Justo aquel día, cuando Sunset volvía a su torre con ese revolucionario nuevo pensamiento, el archimago la llamó a su oficina para una nueva misión.
"Quiero que hagas que despidan a las nuevas potrillas mayordomo que tendrá la princesa." Dijo el archimago, sentado desde su escritorio mientras leía un antiguo libro.
"¿C-Cómo quieres que haga eso? Ni siquiera las conozco." Dijo Sunset sorprendida con la extraña petición de su tutor.
"Parece que ese tal Dusk se junta con ellas en el castillo. Puedes pedirle que te invite a la próxima reunión que tendrán, allí podrás hacer que las expulsen." Dijo el archimago, siempre leyendo su libro, sin siquiera mirar a Sunset.
"¿Pero por qué quieres que haga eso?" Preguntó Sunset confundida.
"Tal parece que la princesa no solo te pidió a ti que te hicieras amiga de ese potro. También se lo pidió a esas jóvenes potrillas. Y ya que nuestro plan es que te acerques a Celestia, debemos hacer que solo tú te ganes su favor." Dijo el archimago bajando su libro y mirando hacia la ventana, la cual daba hacia el castillo de Canterlot. "Me enteré que debido a su edad, el jefe de los mayordomos, Kibitz, renunciará a su puesto la próxima semana. Y al parecer no quiere informárselo a su familia. Así que puedes usar esa información a tu favor para lograr tu cometido." Agregó el archimago, mirando de reojo a Sunset, quien solo se sorprendió y bajó su cabeza obedientemente, temiendo a esa fría mirada, sabiendo lo que quería realmente que hiciera el archimago con 'esa información'.
Tal como lo esperaba, Sunset logró que Dusk la invitara al palacio. Allí pudo conocer a las gemelas mayordomo, con quienes tuvo que fingir una tarde de diversión para que rápidamente confiaran en ella. Sin embargo, a pesar de usar su mejor falsa sonrisa, Sunset no pudo evitar mirar molesta a las gemelas cada vez que alguna se acercaba a jugar con Dusk. Todo ese tiempo, Sunset pensó que ella era la única amiga de Dusk. Ella y solo ella. Y por primera vez, sin que ella misma se diera cuenta, Sunset comenzó a sentir un fuerte sentimiento de celos al ver que alguien más se acercaba a Dusk.
Aquella tarde, luego de jugar por horas en el castillo, finalmente Dusk se retiró y Sunset comenzó con su plan. Engañó a las gemelas mayordomo para entrar en la habitación de la princesa, robar la corona, y esconderla en la habitación de su abuelo. Todo salió a la perfección, y Sunset volvió satisfecha esa noche a su hogar, esperando que el archimago la felicitara. Sin embargo, mientras caminaba a su hogar, Sunset no podía sacarse de su cabeza las miradas de traición que vio en las gemelas cuando vieron que fueron engañadas.
"¡Es su culpa! ¡Ellas solo se quieren acercar a Dusk para acercarse a la princesa!" Pensó Sunset sacudiendo su cabeza para alejar esos sentimientos de culpa. "¡Nadie se acercara a la princesa más que yo! Y… nadie se acercará a Dusk más que yo…"
Al día siguiente, tal como el archimago y Sunset lo habían planeado, el jefe de los mayordomos anunció su renuncia. Algo que dejó horrorizadas a sus nietas, las gemelas, que pensaron que todo había sido por su culpa. Y aprovechando que el viejo Kibitz se sentía tan decepcionado con sus nietas que ni siquiera les dijo la verdadera razón de su salida, Sunset se acercó a las gemelas para realizar la fase final de su plan.
Al escuchar que las gemelas mayordomos estaban dispuestas a hablar con la princesa para admitir que ellas habían sido las culpables de robar la corona, la astuta lengua de Sunset logró convencerlas de que aquello ya era inútil y solo harían que las despidieran a ellas, terminando así con su legado familiar de mayordomos. Y al hacerlas cambiar de opinión, todo estaba listo. Lo único que Sunset debía hacer ahora era ir a acusarlas mientras ellas guardaban silencio. Así Sunset lograría que las expulsaran definitivamente por ocultar aquel secreto.
En ese instante, justo cuando Sunset se disponía a retirarse para hablar con los guardias, miró una última vez a las gemelas mayordomo. Viendo como lloraban de miedo e impotencia, sin saber que habían sido engañadas de principio a fin.
"Qué importa si lloran… ¡Solo los más fuertes sobreviven!" Pensó Sunset, repitiendo las palabras que tanto le había enseñado el archimago y que siempre servían para endurecer su corazón. Sin embargo, al ver llorar tan amargamente a las gemelas, esta vez las palabras del archimago no lograron endurecer por completo el corazón de Sunset.
"Escuchen… Creo que cambié de opinión…" Dijo finalmente Sunset, con una mirada de duda, volteándose para ver nuevamente a las mayordomos. "Yo… podría callarme y guardar su secreto. Solo… Solo si prometen no volver a ver a Dusk Shine, ¡Nunca más!"
Luego de hacer que las gemelas aceptaran el trato, Sunset sonrió satisfecha y volvió con el archimago, quien la había estado esperando en la puerta del castillo.
"¿Por qué no fuiste a hablar con los guardias? Tu misión era hacer que las expulsaran." Dijo el archimago, siempre manteniendo una mirada de indiferencia.
"Logré que no se acercaran más a Dusk Shine. Ese era el punto." Dijo Sunset molesta, sabiendo que había hecho enojar al archimago por no haber seguido sus órdenes al pie de la letra.
Al ver que Sunset lo había desafiado, el archimago entrecerró sus ojos molesto, mirándola con una fría y aterradora mirada.
"Ten cuidado. Sabes perfectamente a dónde volverás si vuelves a desobedecerme." Dijo el archimago, decidiendo dar por terminado el asunto y retirándose de allí. Seguido inmediatamente por Sunset, quien sabía que en el fondo era una prisionera, siempre con la probabilidad de ser devuelta al orfanato si no seguía las expectativas del archimago.
El tiempo pasó, con Dusk y Sunset terminando su primer año de escuela. Volviéndose más cercanos, estudiando juntos cada vez más, y avanzando ambos como los mejores estudiantes a su segundo año de escuela.
La tarde anterior al primer día de clases de ese año, Dusk había invitado a Sunset a celebrar su cumpleaños. Una modesta fiesta a la que solo había asistido la familia de Dusk y Sunset. Pero pese a los escasos invitados y a la corta duración de la celebración, Sunset disfrutó mucho de aquella pequeña fiesta, viendo cómo los padres de Dusk le habían regalado unos libros de magia, y como todos comían torta y reían contando anécdotas del pequeño Dusk.
Para los padres de Dusk, era extraño ver que la pequeña Sunset siempre estuviera con una mirada indiferente, siempre intentando ocultar sus sentimientos. Por lo que ellos siempre trataban de integrarla a las conversas para que sonriera, cosa que nunca sucedía. Sin embargo, lo que los padres de Dusk no sabían era que pese a su expresión, Sunset sí disfrutaba de estar con ellos y sentir ese amor de familia. Ella se había entrenado para no expresar sus sentimientos y así siempre seguir el ejemplo del archimago, para algún día ser igual de poderosa que él. Pero la verdad era que Sunset amaba sentir el calor de una familia de verdad, y por eso amaba en secreto esas ocasiones en que la familia de Dusk trataba de integrarla.
Manteniendo ese cálido sentimiento de amor familiar por toda la noche, Sunset despertó al día siguiente feliz y lista para empezar su siguiente año en la escuela.
"Alto ahí." Dijo repentinamente el archimago cuando Sunset se disponía a salir de la torre para ir a la escuela. Entonces el archimago se acercó a Sunset y le entregó una caja.
Sin saber qué era lo que el archimago le entregaba, Sunset tomó la caja y la abrió. Ahí sus ojos se abrieron con sorpresa al ver que había un gran libro de magia, titulado: 'Magia de Transmutación Avanzada, Volumen Uno'.
"Ya es hora que empecemos con hechizos de nivel avanzado." Dijo el archimago, mirando siempre indiferente a Sunset. "Tengo una copia de ese libro, pero es una primera edición de colección, y no quiero que lo toques. Así que compré este para ti."
Aquellas últimas palabras del archimago no llegaron por completo a los oídos de Sunset. ¡Esa era la primera vez que el archimago le obsequiaba algo! Él nunca le había celebrado un cumpleaños o una cutie-fiesta. Por primera vez ella recibía un regalo, y lo único que Sunset pudo escuchar del archimago fue: 'lo compré para ti'. Aquello hizo que Sunset abrazara el libro, aún teniendo en sus memorias el recuerdo fresco del cumpleaños de Dusk del día anterior, y quedando algo de ese amor familiar en su corazón.
"Gracias papá." Dijo Sunset con una gran sonrisa. Una sonrisa que desapareció al instante al darse cuenta que sin querer le había dicho 'papá' al archimago.
En ese instante fue como si todo se congelara. Ambos ponies se quedaron inmóviles por varios segundos, con Sunset sonrojada por involuntariamente haber dicho esas palabras, y con el archimago con sus ojos muy abiertos, como si hubiera sido tomado completamente por sorpresa.
Finalmente pareció que le tiempo volvió a tomar su curso, y el archimago cerró sus ojos y desvió su mirada.
"Te lo dije cuando te traje a esta torre. No me llames así nunca." Dijo el archimago, volviendo a tener su acostumbrada mirada fría, pero con sus cejas ligeramente arqueadas.
Al escuchar las palabras del archimago, Sunset bajó su cabeza y desvió su mirada avergonzada. Sin embargo, luego de un segundo, ella frunció el labio molesta. A su mente vinieron los recuerdos de la tarde anterior, cuando pudo ver a Dusk Shine feliz junto a su familia.
"¿Por qué no te puedo decir así? Tú… Tú eres mi única familia." Dijo Sunset lentamente, con una mezcla de tristeza y vergüenza en su voz. "Acaso… ¿No me quieres porque tienes una hija de verdad?"
Apenas Sunset dijo aquello, el archimago por segunda vez se vio sorprendido. Y por segunda vez, el viejo potro desvió la mirada, sin embargo, esta vez su mirada fue distinta. Por un instante el archimago pareció perdido en sus recuerdos, con un rostro pálido y una mirada triste que parecía querer ocultar en vano.
"Yo la vi. Vi en tu viejo baúl." Dijo Sunset, mirando con resentimiento al archimago. "Allí había una foto tuya junto a una yegua y una potrilla, y-"
"¡Ya basta!" Gritó el archimago furioso, empujando contra la pared a Sunset con su casco. Con un extraño y oscuro brillo en sus ojos, como si el mismo color de sus ojos se hubiera vuelto oscuro por un segundo, con una mirada llena de furia y dolor. "¡Tú solo eres una herramienta para ganar poder! ¡Nada más!" Agregó el archimago, pareciendo calmarse nuevamente, volviendo a tener su acostumbrada mirada fría y sin sentimientos, y soltando a Sunset de su agarre.
Luego que el archimago la soltara, y temblando aún luego de ver esa fiera y oscura mirada, Sunset salió corriendo de la torre.
"¡No llores! ¡No llores! ¡Tú eres fuerte! ¡Tú eres fuerte!" Se repitió Sunset apretando sus dientes mientras corría y contenía sus lágrimas. Llena de frustración, miedo y confusión luego de lo vivido.
Al llegar a la escuela, Sunset respiró profundamente, sabiendo que debía tranquilizarse. Ella no podía dejar que nadie la viera triste, eso era un signo de debilidad, y no dejaría que nadie la llamara débil jamás. Además, la pena y soledad que sentía, debía dejarla en su casa; en la escuela ella tenía una imagen fuerte que mostrar, y por sobre todo, tenía a Dusk, con quién podía distraerse e ignorar esos tristes sentimientos.
Justamente al entrar a la escuela, Sunset se encontró con Dusk Shine, quien nuevamente, justo el primer día de clases, estaba siendo acosado y golpeado por aquellos dos bravucones que siempre lo molestaban. Con la frustración y enojo que Sunset ya sentía, se sintió satisfecha de poder usar su magia para sacar volando a aquellos dos abusivos. Pero lo que sorprendió a Sunset, fue ver que Dusk se puso a llorar y le contó que su abuela había muerto la noche anterior.
En ese instante, al ver a su único amigo llorando, instintivamente Sunset levantó un casco y tocó suavemente su cabeza, sintiendo que quería reconfortarlo. Por un instante, Sunset sintió que los sentimientos de ambos estaban en sintonía, y que ella quería llorar junto a Dusk, compartir sus penas y finalmente liberar esa frustración que había sentido por tanto tiempo. Sin embargo, a los pocos segundos Sunset cerró fuerte sus ojos y se dio cuenta que ella no podía ser débil. Dusk siempre era muy sentimental, y ella debía ser la fuerte de los dos… No, no solo ella, Dusk también tenía que ser fuerte.
"¡Ya basta! ¡Por eso es que abusan de ti! ¡Porque eres débil!" Dijo Sunset empujando a Dusk, mirándolo desde arriba con enojo. Unas palabras que sin que Dusk lo supiera, iban más dirigidas a ella misma que a Dusk Shine.
"Yo me volveré fuerte… Y cuando pase, abandonaré al archimago, y nadie nunca más me dirá qué hacer, ni me verá llorar jamás…" Pensó Sunset mientras reprendía a Dusk, llenándose de convicción.
Todo aquel día había sido un caos, con Sunset despertando feliz, después queriendo llorar luego que el archimago la amenazara, con Dusk llorando por su abuela muerta, y finalmente, el día terminó aún más extraño, con el propio archimago yendo a buscar a Sunset a la escuela por primera vez. Apenas ambos se reunieron, ninguno de los dos dijo palabra alguna. Quizás aquella fuera la forma arcaica y fría del archimago de pedirle perdón a Sunset. Sin embargo, a Sunset poco le importó, ella ya había tomado la decisión de pensar más por su propia cuenta, y no ser solo una mera herramienta de aquel oscuro unicornio…
Adivinando las repercusiones que tendría que el archimago hubiera ido a buscarla a la escuela, al día siguiente Dusk le confirmó a Sunset lo que temía. Ya todos en la escuela sabían de la relación que ella y el archimago tenían. Aquello era algo que ambos habían querido ocultar, pues Sunset quería que se le valorara por ser ella misma, y no por ser la pupila del archimago; y por su parte, el archimago lo había mantenido oculto para que no se hablara de que aquella potrilla amarilla era su hija o algo parecido. Sin embargo, finalmente ahora todos sabían que ambos eran familia, pese a que en realidad, ninguno de los dos diría jamás que en realidad eran familia.
"¡Tú solo eres una miserable huérfana del orfanato!" Gritó furiosa una potranca a la que Sunset había movido a la fuerza de su asiento al entrar al salón, por quitarle su asiento a Dusk.
Aquello fue algo que dejó completamente congelada a Sunset. Ella pensó que todos pensarían que ella sería la hija del archimago, ¿Pero tanto habían ahondado en su pasado para descubrir la verdad? Sunset jamás pensó que uno de sus torpes compañeros del salón descubriría su oscuro pasado, y eso hizo que por primera vez en la escuela, Sunset se congelara, sin saber cómo reaccionar.
Entonces la voz empezó a correr entre los alumnos del salón, y las risas se empezaron a escuchar en todos los rincones del salón. Mientras tanto, Sunset solo bajó su cabeza, ocultando su rostro. Con su labio temblando y su mirada perdida.
"¿¡Ellos se están burlando de mí!? ¡Destrózalos! ¡Mándalos a volar! ¡Muéstrales que tú eres fuerte!" Se repitió Sunset en su mente, intentando recuperar el control de su cuerpo. Sin embargo, lo único que oía era a los potrillos del salón diciéndole huérfana, riéndose de ella. Y su cuerpo se negaba a responder. "¡Tú no eres débil! ¡Tú eres fuerte!" Se repitió en vano Sunset, sintiendo como sus ojos temblaban y unas pequeñas lágrimas se asomaban por sus ojos. Por primera vez, sintiéndose indefensa frente a todos esos remilgados potrillos nobles, que a pesar de ser más débiles que ella, tenían algo que ella secretamente siempre había añorado, una verdadera familia.
"¿¡Qué importa cuál sea la familia de Sunset y de dónde venga!?" Gritó Dusk repentinamente, mirando furioso a todos en el salón. "¡Sunset es mi amiga! ¡Es fuerte, inteligente, hábil y valerosa! ¡Y eso es todo lo que a mí me importa!" Gritó Dusk enojado, pensando que Sunset se había quedado congelada por la furia que sentía, sin adivinar la verdad.
Al escuchar esas palabras, el pecho de Sunset finalmente pudo sentir calor nuevamente, lo que hizo que ella lograra levantar su cabeza nuevamente. Al hacerlo, pudo ver que allí estaba Dusk, defendiéndola ante todos, por primera vez enfrentándose a sus compañeros del salón, solo para ayudar a quien creía que era su amiga. El potro a quién ella había obligado a cargar su alforja por un año, de quién escribía malas cosas en su diario para reforzar su misión, quien se suponía que solo tenía una falsa amistad, ese pony era el único que salió en su ayuda cuando más lo necesitaba… Aquello hizo que finalmente Sunset entendiera la verdad, ellos no habían fingido ser amigos… ¡Ellos de verdad eran amigos! Y un cálido sentimiento recorrió el cuerpo de Sunset, haciendo que recuperara su fuerza y su temple.
Luego que el profesor llegara al salón y todos corrieran para sentarse en sus asientos, Sunset decidió sentarse junto a Dusk al final del salón. Al hacerlo, Dusk la miró y le sonrió dulcemente, agradeciéndole por acompañarla en ese lugar. Mientras que Sunset, por primera vez, sonrió de la misma manera, y se le quedó mirando fijamente, sintiendo que sus mejillas se ruborizaban al hacerlo.
"Nunca me había sentido así. Yo… No puedo dejar de mirarlo…" Pensó Sunset mientras Dusk ponía atención en clases y Sunset simplemente se le quedaba viendo. Disfrutando de ese cálido y feliz nuevo sentimiento que había descubierto, un sentimiento que ella no sabía explicar, pero que no quería dejar ir jamás…
Los días pasaron, y el vínculo de Dusk y Sunset se volvió más fuerte que nunca.
"Hoy en la biblioteca le hice una pequeña propuesta a Dusk… ¡Le dije a Dusk que podíamos casarnos y gobernar Equestria juntos!
Obviamente es algo que no podemos hacer ahora, pero algún día. Solo él y yo. Nadie más.
Ya no me importa lo que diga el archimago, quiero ser fuerte, pero quiero que Dusk esté a mi lado, por siempre y para siempre. Siempre juntos y… ¡Siempre felices!"
Al terminar de escribir en su diario, Sunset no pudo evitar escribir su nombre y el de Dusk, y luego de pensarlo mucho, finalmente se atrevió y encerró ambos nombres en un corazón. Entonces ella abrazó tiernamente su diario y se sintió más feliz de lo que había estado en toda su vida.
Ahora Sunset tenía una nueva meta, o más bien, su meta había agregado a alguien más. Ella seguía firme en querer convertirse en una poderosa unicornio, y así algún día gobernar Equestria, ser importante, y que todos supieran quién era. Pero ahora en sus sueños, ella ya no estaba sola en un trono en el castillo. Ahora a su lado estaba su amado Dusk, el potro que se había convertido en su gran amigo, su valeroso caballero que la protegía contra todo. Un unicornio tan listo y poderoso como ella. Ambos serían la pareja ideal y ambos gobernarían algún día todo el reino con fuerza, justicia y paz.
Lo único que pareció arruinar esos bellos días de recién descubierto amor para Sunset, fue la llegada de la princesa Mi Amore Cadenza. Cada vez que 'Cadance', como le gustaba que la llamaran, se reunía con Dusk y Sunset, la potrilla amarilla no podía soportar ver la mirada embobada de Dusk al ver a la alicornio rosa. Los celos infantiles del primer amor se manifestaron más fuerte que nunca en una potrilla que veía cómo su único amigo, y primer amor, enfocaba sus ojos en otra yegua.
Así fue que, por mucho que Cadance lo intentara, siendo amable y simpática, los celos de Sunset simplemente hacían imposible que ella pudiera pensar en ser su amiga. Y cuando Cadance solicitó ser la niñera de Sunset, ella solo la ignoraba y se concentraba en escribir en su diario. Siempre escribiendo sobre sus planes futuros, sobre los planes de ella… y Dusk.
"¿Qué es esto?" Preguntó un día el archimago, recibiendo a Sunset apenas regresaba de la escuela. Lo que de por sí ya era raro.
Al mirar al archimago, Sunset se puso pálida al ver que el archimago sostenía en su casco su diario. Entonces, al ver que Sunset simplemente se había paralizado, el archimago la miró con desprecio y abrió el diario, leyéndolo frente a Sunset.
"¿Dibujas corazones alrededor del nombre de Dusk? ¿Te imaginas a ti como una reina y a él como tu rey? Escribes sobre cómo los sentimientos no son tan malos… Y cómo la amistad te trajo verdadera felicidad a una vida llena de oscuridad…" Dijo el archimago mostrando las páginas de lo que Sunset había escrito en las últimas semanas, en donde ella había cambado totalmente su forma de escribir y finalmente, al menos en su diario, ella ya no guardaba las apariencias, ella simplemente escribía lo que verdaderamente sentía y soñaba. "¡Esto es solo basura!" Agregó el archimago, arrancando con su magia todas las páginas en que Sunset hablaba de sus sentimientos, su amistad y su amor por Dusk.
"¡NO!" Gritó Sunset aterrada, saltando y usando su magia para intentar quitarle su diario al archimago. Sin embargo, Sunset solo se quedó suspendida en el aire, rodeada por la magia del archimago.
"Te traje conmigo porque quiero que te vuelvas fuerte. Tan fuerte como para arrebatarle algún día el trono a quienes no se lo merecen. ¡Por eso es que debes ser fuerte! ¿¡Acaso olvidaste todo lo que te he enseñado!? ¡Los sentimientos solo nublan la razón!" Dijo el archimago tranquilamente, pese a que su voz mostraba enojo. Todo mientras él seguía arrancando las páginas del diario de Sunset frente a la cara de la pequeña potranca.
"¡Suéltame!" Gritó Sunset furiosa, usando toda su magia para intentar liberarse de la magia del archimago. Pero, pese a ser la potranca más fuerte de su edad, seguía siendo muy débil frente al unicornio más fuerte del reino.
"¿Lo ves? Lo único que importa es el poder. Recuérdalo Sunset Shimmer." Dijo el archimago, lanzando a Sunset a su habitación, junto con su diario y las pocas páginas que le quedaban. "Desafíame cuando tengas el verdadero poder para hacerme frente." Agregó el archimago, mirando con desprecio a Sunset una última vez, antes de abrir la puerta de la torre y salir de allí.
Una vez el archimago se retiró, Sunset se levantó adolorida luego de haber sido lanzada. Luego ella se levantó rápidamente y tomó su diario, en donde comprobó que el archimago había arrancado todas las últimas páginas escritas del diario, en donde ella había plasmado sus verdaderos sentimientos por Dusk. Entonces Sunset no pudo evitar sentirse dolida y frustrada, y arrojó lejos su diario, mientras unas pequeñas lágrimas corrían por sus mejillas.
Pese a toda la furia que Sunset sentía en ese momento contra su tutor, la verdad era que ella debía aceptar que en algo no se equivocaba el archimago. Si tan solo ella fuera más fuerte, hubiera podido vencerlo y proteger lo que ella quería. Tal como dijera ese cruel unicornio, la fuerza y el poder lo eran todo.
"Ya no más…" Pensó Sunset llena de furia. Sintiendo que esta vez el archimago había ido demasiado lejos, y debía pagar de alguna forma la pérdida que le había causado.
Por primera vez, Sunset entró sin permiso a la oficina privada del archimago, a la cuál solo había entrado unas pocas veces. Allí, Sunset vio la enorme colección que guardaba el archimago por ser el mayor coleccionista de libros y objetos antiguos del reino. Entonces Sunset comenzó a buscar algo que quitarle al archimago, para que al igual que él lo hizo con su diario, sintiera el dolor de perder algo preciado.
La primera opción de Sunset, fue la de quitarle un libro valioso. Así que la potranca se acercó al estante principal, en donde habían varios libros muy antiguos, que seguramente valdrían una fortuna por ser primeras ediciones o incluso tomos únicos. Allí Sunset vio algunos libros titulados: 'Historia antigua de la Primera Edad de Equestria' y 'Magia oscura y objetos malditos', que parecían ser muy antiguos. Sin embargo, a Sunset le llamó la atención una fila particular de libros, en donde había un libro muy antiguo y roído, el cual era el único que no tenía nombre en su lomo, pero estaba agrupado junto a otros libros, que Sunset reconoció que eran libros sobre las familias nobles del reino, pues cada libro tenía escrito en su lomo el nombre de una familia noble: 'Los Landcastle', 'Los Shimmer', 'Los Lis', 'Los Starlord', 'Los Glimmer' y varios más, pero aquel viejo libro no tenía ningún nombre, ¿Por qué estaría agrupado junto a los libros de las familias nobles?
Cuando Sunset se disponía a tomar aquel libro, un peculiar brillo proveniente desde el otro lado del salón llamó su atención. Entonces Sunset fue hasta allí, en donde habían varios objetos guardados en pedestales. Aquellos objetos eran reliquias mágicas que, solo por tener el cargo de Archimago, se le permitía guardar a aquel poderoso unicornio, pues era sabido que todos los objetos mágicos antiguos podían ser muy peligrosos. Entonces Sunset se interesó particularmente por un objeto, y lo tomó de la vitrina, sintiendo inmediatamente el poder mágico que este contenía.
"Maldito viejo, despídete de tu precioso objeto de colección." Dijo Sunset con una mirada de enojo, corriendo de vuelta a su habitación y escondiendo el objeto robado bajo una tabla del piso.
Luego de haber cometido su pequeño crimen, Sunset se lanzó sobre su cama, pensando que con eso ya había conseguido su venganza. Sin embargo, la verdad era que su rabia era tal que ella aún no podía apaciguar su temperamento. Ella quería ver la cara de sufrimiento del archimago, tal como él había visto la de ella. Ella necesitaba desquitar por completo su enojo, y más importante, mostrarle a su malvado tutor que ella no era una inútil debilucha.
Con ese pensamiento, Sunset se levantó de su cama y salió de su torre. Ella ya sabía que el archimago tenía ciertos compromisos ese día con el consejo académico de Equestria. Una de las tantas labores que le habían sido encargadas, y la razón por la que él siempre llevaba un medallón dorado en su capa, como señal de que además de su título como Archimago Real, tenía el cargo de Canciller de la Asociación Educativa de Equestria.
Así fue como Sunset llegó hasta un gran edificio no muy lejos de su torre, en donde se reunía el consejo educativo de Equestria. Allí, Sunset entró fácilmente, ya que no había guardias como en el castillo, y abrió la puerta del gran salón. Ella había llegado hasta allí solo guiada por la furia, no sabía qué le diría al archimago o si lo desafiaría nuevamente, lo único que le interesaba era verlo cara a cara. Sin embargo, todo ese espíritu de lucha se desvaneció al instante al ver que en aquel gran salón parecían estar reunidos todos los ponies del consejo educativo, todos sentados en sus altos asientos como si fueran un gran jurado, y en medio del salón, ¡Estaba la mismísima princesa Celestia! Aquello hizo que Sunset rápidamente cerrara la puerta antes que alguien notara su presencia, pero no sin antes dejar la puerta levemente abierta para poder escuchar lo que se hablaba allí.
"Bien, en efecto, parece estar todo en orden." Dijo un pony de pelaje blanco grisáceo y melena negra, con una barba puntiaguda, quién además vestía una capa roja, como todos los otros miembros del consejo, y estaba sentado a la derecha del archimago, quien estaba sentado en el asiento principal del consejo. "Así que, ¿Con esto nos está dando a entender que nuevamente quiere la aprobación para el cargo de maestra? Princesa."
"Así es, secretario Neighsay." Respondió Celestia tranquilamente. "Ya he terminado mis cursos de docencia, y quiero que acepten mi solicitud para ser tutora de un alumno."
"Tutora de un alumno, ese no es un problema. El verdadero problema es QUIÉN será ese alumno." Dijo el achimago, siempre mirando con frialdad, incluso a la mismísima princesa Celestia. "Díganos princesa, ha sido muy insistente con querer ser tutora de un pony en especial. ¿Acaso eso no es favoritismo? ¿No estará desmereciendo el talento de tantos otros ponies solo por una preferencia personal sin fundamento?"
"No es así. Es solo que sé de un pequeño potrillo que tiene mucho potencial." Dijo Celestia tranquilamente, sin dejarse intimidar por la mirada del archimago. "No quisiera que ese talento se desperdiciara y no floreciera adecuadamente."
"Bueno, si busca a un pony talentoso para que sea su pupilo personal, creo que nosotros podemos escoger por usted. Después de todo, ¿No somos nosotros el consejo académico de Equestria? ¿Quién mejor que nosotros para escoger a un potrillo apto para ser su pupilo personal?" Dijo el archimago, con una pequeña sonrisa perversa, sabiendo lo que en verdad quería Celestia, y no estaba dispuesto a dárselo, pues él ya tenía sus propios planes. De hecho, él ya había estado entrenando a una potrilla para que ganase ese codiciado puesto. Una potrilla que sin que nadie lo supiera, justamente estaba escuchando todo detrás de la puerta.
Al oír al archimago, todos en el salón comenzaron a hablar, dando su aprobación a lo que decía el canciller. Mientras tanto, Celestia simplemente se mantuvo en silencio, mirando fijamente al archimago, sabiendo que él no estaba dispuesto a que Dusk Shine fuera su pupilo.
"Si es así, entonces quisiera ser la tutora de dos ponies." Dijo Celestia, haciendo que el salón guardara silencio nuevamente. "Creo que hay un potrillo y una potranca en particular que-"
"¿¡Pero qué dice princesa!? Había dicho que quería tener solo un estudiante, ¿Y ahora quiere dos?" Dijo el archimago, fingiendo sorpresa. "Eso sería pedirle demasiado. Usted es una princesa. La gobernante de todo el reino. Ya me imagino lo agotador que será tener que dar clases a un potrillo, teniendo todas sus reuniones, salidas, recepciones y demás. Pero tener dos estudiantes sería pedirle demasiado. No es algo que podamos permitir, por el bien de Equestria."
"La labor de este consejo es velar por la educación del reino, y la mía es la de velar por la seguridad del reino. Es por eso que debo insistir en que aquellos potrillos con talentos especiales aprendan cuantos antes el verdadero poder de la magia. Se avecinan tiempos oscuros, y debemos preparar a aquellos unicornios talentosos para que guíen la nueva era de este reino, y nos salven de aquellos que quieran hundirla en la oscuridad." Dijo Celestia, por primera vez entrecerrando sus ojos y mirando fijamente al archimago al decir aquellas últimas palabras. "Sé que no te gusta que te llamen por tu nombre de pila, pero no debes olvidar tu nombre ni su significado, gran archimago. Tu deber es iluminar a los jóvenes potrillos para que alcancen su destino, no sumirlos en la oscuridad… Sabes muy bien de quién estoy hablando. Hablo de Dusk Shine y Sunset Shimmer."
Por un segundo el archimago entrecerró sus ojos molesto, odiando que la princesa quisiera usar su verdadero nombre en vez de su título. Entonces, como si por un segundo lo hubieran envuelto las dudas, el archimago tocó su pecho, en donde, bajo su capa, corroboró que aún tenía 'algo' importante allí. Al hacerlo, recuperó su seguridad y compostura, y volvió a mirar arrogantemente a Celestia, sabiendo que tarde o temprano, su tiempo llegaría.
"No olvido mi deber, princesa. Pero creo que nuestros métodos para que un unicornio alcance todo su potencial, son bastante diferentes…" Dijo el archimago mirando fijamente a Celestia. "En efecto, conozco a esos dos potrillos que menciona. Y es cierto, ambos tienen cierto potencial mágico interesante."
"No hay nadie más capaz que yo para ayudarlos a desarrollar su magia." Agregó Celestia, mirando al resto del consejo con una mirada suplicante.
"En eso se equivoca princesa… Aquí hay alguien más que es apto para enseñarles magia de primer nivel." Dijo el archimago con una sonrisa malvada, poniéndose lentamente de pie. "Como le dije, princesa, acepto que aquellos dos potrillos tienen potencial. Sin embargo, no podemos tener favoritismos al momento de elegir. Por lo que sugiero a este consejo académico que realicemos una prueba entre todos los potrillos de primer y segundo año de la escuela, y así elegir quiénes en verdad merecen ser estudiantes de primera categoría. Quién demuestre más talento, será el nuevo estudiante de la princesa. Y quién quede en segundo lugar, será MI nuevo estudiante. De esta forma mostraremos que todos los hijos de los nobles tuvieron la oportunidad de ser electos, verificaremos si efectivamente Sunset Shimmer y Dusk Shine son tan talentosos como parecen ser, y no sobrecargaremos a la princesa con dos estudiantes. ¿Todos a favor?" Dijo el archimago, poniendo todo inmediatamente a votación, alzando su casco para mostrar su apoyo.
Antes que la princesa pudiera decir más, los cascos de todos los demás ponies en el consejo también se alzaron y dijeron al unísono 'Lo apoyo', dando así por zanjado el tema. Para Celestia, aquello fue como un balde de agua fría, y pese a que ella sentía que con tanto poder a su disposición, ella debería hacer lo que quisiera, finalmente ella solo bajó su cabeza, resignándose a que debía mantener el orden y seguir las instituciones que sus queridos ponies habían formado. Sin embargo, la más abatida de todos era alguien que no estaba en el salón: era Sunset Shimmer, quién entendió la gravedad de toda esa situación…
Desde aquel día hasta el día de la prueba, Sunset no pudo volver a mirar a Dusk a la cara. Cada vez que ella lo veía, no podía dejar de pensar que solo uno de ellos se volvería el estudiante de la princesa. ¡Esta era su gran oportunidad! Ella había soñado con ser aprendiz de la princesa y vivir en el castillo desde que tenía memoria. Pero para alcanzar su sueño, Sunset debía demostrar que era mejor que todos los demás unicornios, y eso incluía a Dusk Shine, su único amigo y primer amor, a quién debía vencer y dejar atrás para poder alcanzar su sueño.
Finalmente el día de la gran prueba llegó, y Sunset se levantó muy temprano para llegar pronto a la escuela, en donde se realizaría la prueba. Sin embargo, apenas salió de su habitación, algo más llamó su atención. Tal parecía que en tan solo una noche, el archimago había empacado la mayoría de sus pertenencias en varias cajas, que ahora se amontonaban por todo el pasillo.
"¿Qué es todo esto?" Preguntó Sunset pensando en voz alta, mirando confundida las cajas con libros.
"Mañana partiré a un largo viaje. He decidido que es hora de investigar magia fuera de los límites del reino." Dijo el archimago indiferentemente, saliendo de su oficina y acercándose a Sunset. "Por cierto, al parecer falta una valiosa pieza de mi colección privada de objetos antiguos… ¿No sabrás nada de eso? ¿O sí?" Agregó el archimago, entrecerrando sus ojos y mirando intimidantemente a Sunset.
"No, para nada. Sé muy bien que tengo prohibido entrar a tu oficina sin permiso." Respondió Sunset sin pizca de duda. Pues si algo había aprendido a la perfección de su tutor, había sido a siempre mostrar una mirada fría e indiferente para no mostrar su nerviosismo cuando algo estaba mal.
Por varios segundos el archimago se quedó viendo la perfecta cara de póker de Sunset, hasta que finalmente desvió la mirada molesto.
"Quizás la presté a algún museo y no lo recuerdo." Dijo el archimago molesto, viendo que el rostro de Sunset no mostraba señales de estar mintiendo. "Cómo sea, vamos a la escuela. Hoy finalmente mi herramienta mostrará lo útil que es." Agregó el archimago, con una mirada algo malvada, hablando consigo mismo pese a que 'la herramienta' a la que se refería, estaba justo a su lado, mirándolo con una molesta mirada.
Así fue como el archimago y Sunset llegaron hasta la escuela. Allí, el archimago abrió la puerta del auditorio mientras Sunset se quedaba afuera, con algunos potrillos que ya habían llegado para esperar su turno en aquella audición.
"Recuerda, lo único que debes hacer es mostrar todo lo que te he enseñado, mostrar toda tu habilidad y poder sin dudar." Dijo el archimago mirando a Sunset con una leve mirada de orgullo. "Celestia cree que por que ella eligió a los jueces, hará esta elección más justa. Pero todo será inútil, ya todo está decidido. ¡Nosotros forjamos nuestro propio destino! La suerte es para los débiles. Solo los fuertes llegan a lo más alto." Agregó con leve emoción el archimago, como si estuviera hablando más consigo mismo que con Sunset. Tras decir aquello, el archimago cerró la puerta tras él, dejando a Sunset con sus ojos cerrados, perdida en sus propios pensamientos.
La verdad era que ella quería con todas sus fuerzas ser la estudiante de la princesa Celestia. Pero odiaba que al hacerlo, también estaba siguiendo todos los planes que el archimago había planeado para ella. Como si ella fuera solo un engranaje más en una gran máquina que estaba armando el archimago.
Poco a poco los potrillos fueron llegando, incluyendo a Dusk Shine, que como toda aquella semana, intentó en vano buscar la mirada de Sunset, quien solo la evitaba para no distraerse de su meta final. Así, los potrillos fueron entrando uno por uno al auditorio, hasta que finalmente fue el turno de Sunset Shimmer.
"¡Sunset!" Gritó Dusk antes que Sunset ingresara al auditorio. "¡Suerte!" Agregó Dusk sonriendo.
Por primera vez en una semana, Sunset se volvió a mirar a Dusk a los ojos, con una mirada fría, casi perdida.
"La suerte es para los débiles. Solo los fuertes llegan a lo más alto." Dijo Sunset con un tono de voz frio, repitiendo palabra por palabra lo que el archimago le había dicho, sabiendo que después de ese día, ya nada sería igual.
Al entrar en el auditorio, Sunset inmediatamente sintió la presión de decenas de miradas observándola paso a paso. Los nobles sentados en las primeras filas, quienes esperaban que ella fallara para que sus propios hijos obtuvieran esa codiciada posición que ofrecía la princesa; los viejos jueces elegidos por la princesa, que veía con orgullo a la nueva generación de hechiceros unicornios; la propia princesa Celestia, quien mantenía siempre la misma sonrisa, pese a que en su interior estaba nerviosa y deseosa de que 'cierto potrillo' ganara la competencia; y el archimago, quien veía más intensamente que nadie a Sunset, casi amenazándola con la mirada.
"Bien jovencita. Muéstranos lo que tienes." Dijo una anciana yegua que era parte de los jueces, una vez Sunset llegó al centro del escenario.
Acostumbrada a la presión, dado las lecciones diarias que había tenido con el archimago, Sunset comenzó con sus hechizos. Primero, haciendo aparecer de la nada dos floreros con unas pequeñas flores en ellos. Luego ella usó poderosa magia para hacer un hechizo de crecimiento, que hizo que las pequeñas flores crecieran hasta convertirse en grandes árboles, que cubrieron casi por completo el escenario. Aquello dejó boquiabiertos a los jueces, que no esperaban una magia de ese nivel en una pequeña potrilla.
Luego Sunset uso una variedad de hechizos, que estaban muy por encima del nivel de una potrilla, haciendo cada uno sin pestañear, como si no le costara un mayor esfuerzo. Usando magia elemental para invocar una gran ráfaga de viento, luego magia de transformación para transformar las cortinas del escenario en velas, y finalmente haciendo aparecer una docena de libros, los cuales hizo flotar y girar velozmente sobre su cabeza, lanzándolos velozmente contra los jueces, quienes sorprendidos casi se ocultan por reflejo, pero Sunset creó un escudo que los protegió antes que los golpearan.
"¡Santo cielo! Magia de conjuración, control, elemental, de ataque, defensa, transmutación… ¿¡Cuántos tipos de magia conoces!? ¡Y a tan corta edad!" Dijo uno de los jueces asombrado, luego de levantarse de su escritorio al ver que los libros que les había arrojado Sunset solo había sido para mostrar su magia de defensa.
"También sé hacer algunos hechizos mentales." Dijo Sunset, recordando el último libro que había leído junto a Dusk en la biblioteca semanas atrás. "Si alguien se ofrece de voluntario, puedo hacer que crearle una ilusión, o incluso borrarle algún recuerdo." Agregó Sunset orgullosa.
"¡No, no, no, no! ¡Eso sería muy peligroso!" Dijo otro de los jueces nervioso. "Lo mejor sería que terminaras tu presentación con algo más simple. Aunque quizás ya no haga falta, con todo lo que nos demostraste, jeje." Agregó el juez con una nerviosa sonrisa.
Al ver que los jueces estaban satisfechos, Sunset también sonrió satisfecha. Entonces miró al resto del público, quienes estaban anonadados con la demostración de magia de Sunset. Pero entre todos esos rostros, el que más destacaba era el que no estaba nada sorprendido, sino que sonreía orgullosamente con una pizca de maldad. El rostro del archimago solo mostraba satisfacción al ver que su herramienta había hecho un buen trabajo. Y al ver esa sonrisa que solo la veía como una herramienta, Sunset no pudo evitar temblar de miedo y enojo al ver que ella seguía simplemente cumpliendo las metas de él, sin jamás recibir un halago por su parte.
Mientras Sunset mantenía sus ojos fijos en el archimago, él también la veía fijamente, sin embargo, este se distrajo cuando otro pony se le acercó a hablarle. Era el secretario de la Asociación Educativa de Equestria, quien ahora llevaba el medallón que por tanto años había cargado el archimago con orgullo, y se había acercado al archimago para darle un respetuoso saludo de despedida.
"Lo había olvidado. Estaba tan concentrada en hacer la prueba, que no me di cuenta… Si el archimago parte a un largo viaje de investigación a solas, tendrá que dejar su cargo y todas sus otras responsabilidades…" Pensó Sunset, solo entonces poniéndole atención a las palabras que le había dicho el archimago esa mañana. Y súbitamente, como un balde de agua fría, Sunset se puso pálida al darse cuenta de otra cosa, algo vital y sumamente importante de lo que no se había dado cuenta y que ahora la aterraba.
En ese instante Sunset miró con terror al archimago, quien saludaba amablemente al nuevo canciller de la asociación. Luego él se volteó para seguir viendo a Sunset, manteniendo una perversa sonrisa, sabiendo que en secreto estaba cumpliendo sus oscuras metas.
"Quién demuestre más talento, será el nuevo estudiante de la princesa. Y quién quede en segundo lugar, será MI nuevo estudiante." Aquellas habían sido las palabras que el archimago dijo aquel día en la reunión del comité educativo. Eso significaba… ¡Que si Dusk salía segundo lugar, él sería el nuevo estudiante del archimago! ¡Por eso él viajaba lejos! ¡Se estaba asegurando que la princesa jamás volviera a ver a Dusk! ¡Estaba sacando a Dusk del camino para que solo ella estuviera con la princesa!
Al darse cuenta de la verdad, Sunset no pudo evitar temblar. En su mente, inmediatamente vinieron las imágenes de Dusk sonriéndole, siendo siempre tan sentimental, débil y amable. Y luego se imaginó a ese tierno potrillo siendo castigado y entrenado duramente hasta el agotamiento por el archimago, el pony más cruel que jamás había conocido.
"Bien, creo que eso es todo por-" Dijo uno de los jueces antes de ser interrumpido.
"¡Espere!" Gritó Sunset, intentando ocultar su temblor en la voz. "Yo… Tengo un último hechizo que mostrar." Agregó lentamente Sunset, con su cabeza gacha.
Entonces lentamente Sunset comenzó a acumular magia en su cuerno, y unas pequeñas bolas de fuego comenzaron a aparecer en el techo, cayendo suavemente y apagándose antes de caer al suelo y quemar a alguien.
"¡Oh! ¡Espléndido!" Dijo uno de los jueces aplaudiendo y apagando al mismo tiempo una pequeña brasa que no se había apagado a tiempo y que había caído a su lado.
Como si Sunset no hubiera escuchado nada, ella simplemente siguió con su cabeza gacha, solo acumulando más y más magia en su cuerno. Mientras que al mismo tiempo, las pequeñas bolas de fuego se iban haciendo más grandes y comenzaron a alcanzar a caer en el suelo y sobre el público.
"Jovencita, creo que es suficiente." Dijo uno de los jueces nervioso, viendo cómo los ponies del público comenzaban a golpear las brasas que caían para apagarlas.
"¡No! ¡Yo puedo hacer más que esto! ¡Mucho más!" Gritó Sunset, acumulando más y más magia, haciendo que las bolas de fuego crecieran y crecieran, causando que los ponies en el público comenzaran a correr asustados.
"¡Ya basta!" Gritó la jueza, levantándose asustada y usando su magia para bloquear la de Sunset. Sin embargo, Sunset ya había previsto aquello, y pudo bloquear la magia de la jueza, causando asombro y miedo en la anciana yegua.
"¡Soy Sunset Shimmer! ¡Y nadie me dirá cuándo debo detenerme!" Gritó Sunset con una malvada sonrisa. Pero al mismo tiempo dejando caer su cabeza y apagando su magia, debido a que estaba exhausta por hacer tanta magia.
Luego que el público se calmara al ver que las bolas de fuego se habían esfumado, los jueces llamaron al orden, para que todos volvieran a sus asientos.
"¡Señorita! Una unicornio de su edad ya debería conocer sus límites, y tener autocontrol." Dijo molesta la jueza que había intentado detener a Sunset.
Luego de guardar silencio por unos segundos, Sunset volvió a levantar su cabeza y miró con arrogancia a la jueza.
"Quizás aún no he aprendido lo suficiente en la escuela." Dijo Sunset, dándose la vuelta y retirándose del auditorio.
Una vez Sunset salió del auditorio, vio que ahí seguía Dusk, sin embargo no alcanzaron siquiera a cruzar miradas, pues apenas Sunset salió, Dusk Shine fue llamado para entrar al auditorio. Entonces Dusk entró, dejando esta vez a Sunset sola en aquel pasillo.
"¿¡Qué fue lo que hice!?" Gritó Sunset asustada y preocupada, golpeando una pared. "Yo… ¡Yo dejé ir mi más grande sueño! ¿¡Por qué!?" Preguntó Sunset hablándose a sí misma, pese a que en el interior, ella sí sabía la respuesta.
Antes de seguir atormentándose por lo que había hecho, Sunset corrió por el pasillo para entrar por la puerta principal del auditorio, ya que ahora que había dado la prueba, podía ver la prueba de Dusk Shine. Entrando al auditorio, Sunset guardó silencio al ver que la prueba de Dusk ya había comenzado, por lo que se quedó justo al lado de la puerta, mirando al pequeño potro lavanda en el centro del escenario.
Con asombro, Sunset vio que los hechizos de Dusk salieron a la perfección. Y no solo eso, sino que además eran de un nivel avanzado, casi tanto como los hechizos que ella misma había realizado en su prueba. Aquello, hizo que por un momento Sunset olvidara todas sus dudas respecto a lo que había hecho durante su prueba, y se sintiera orgullosa de ver a su querido amigo realizando todos los hechizos que ambos habían practicado en secreto durante más de un año. Sin embargo, lo que llenó a Sunset de una mayor emoción, fue ver el último hechizo que realizó Dusk, el cual fue hacer aparecer unas pequeñas luciérnagas mágicas que iluminaron hermosamente el auditorio por unos pocos segundos. ¡Ese era el hechizo favorito de Sunset! ¡Era un mensaje para ella! ¡Una señal de lo importante que era Sunset para Dusk! Y Sunset lo entendió inmediatamente, haciendo que sintiera una gran calidez y felicidad en su interior.
"Eres una completa inútil." Dijo repentinamente una voz tras Sunset, que hizo que la potranca se pusiera pálida. Esta ni siquiera se dio la vuelta para mirar quién era, pues reconoció inmediatamente aquella voz. Era el archimago, quien al ver que Dusk había terminado perfectamente su prueba, ya sabía que ganaría. Por lo que se acercó a la puerta de auditorio, listo para retirarse. "Despídete de tu tonto amigo para siempre, ahora tú tomarás su lugar. Nos vamos inmediatamente, el tren parte en diez minutos." Agregó molesto el archimago, abriendo la puerta para retirarse, mientras el auditorio estallaba en aplausos para felicitar a Dusk por terminar su prueba.
Mientras el archimago se retiraba, Sunset solo se mantuvo viendo a Dusk, como si quisiera guardar bien en su memoria esa linda sonrisa. Sin embargo, ella ahora ya no lo veía sonriendo. Ahora su rostro estaba pálido, sabiendo que esa sería la última vez que vería a Dusk, al pequeño potro que había odiado al principio y a quién había aprendido a amar.
Por un fugaz momento, mientras la princesa Celestia se acercaba a felicitar a Dusk, las miradas de él y Sunset se cruzaron. Y entonces Sunset apretó fuerte sus labios, sintiendo que una gran tristeza comenzaba a invadirla. Sabiendo que ella no debía llorar y siempre debía ser fuerte, ella simplemente se dio la vuelta y salió del auditorio, asumiendo su nuevo destino, que estaría lejos de Canterlot y de Dusk Shine.
Mientras Sunset caminaba tristemente hacia la estación de trenes, siguiendo unos pocos pasos por detrás del archimago, Sunset casi se congeló al escuchar a lo lejos la voz de Dusk, quien gritaba su nombre y parecía estar corriendo hacia ella. Entonces Sunset apretó fuerte sus ojos, sabiendo que en ese momento su corazón no soportaría una despedida, y simplemente apresuró el paso para evitar que Dusk la alcanzara.
Al doblar una calle, Sunset no pudo evitar ver que en una esquina, estaban escondidos esos dos bravucones que siempre molestaban a Dusk. Con lo frustrada que estaba en ese momento, a Sunset le hubiera encantado hacer volar por los aires a esos dos tontos, sin embargo, finalmente ella solo los ignoró y se apresuró para alcanzar al archimago.
Mientras caminaba, repentinamente Sunset se congeló al escuchar un grito.
"¡Sunset!" Gritó Dusk desesperado con todas sus fuerzas desde la otra esquina de la calle.
Al escuchar el grito de auxilio de Dusk, Sunset no pudo ignorar más a su corazón, se olvidó de seguir al archimago y corrió hacia donde estaba Dusk. Al doblar la esquina, Sunset vio que los dos bravucones se habían estado escondiendo para tenderle una emboscada a Dusk para golpearlo. Aquello hizo que a Sunset le hirviera la sangre y se acercara con una mirada asesina hasta donde estaban.
"¿¡Por qué no te defiendes!? ¡Dusk! ¡Tú eres fuerte! ¡Demuéstraselos!" Pensó Sunset furiosa, sin saber si estaba más enojada con los bravucones o con Dusk, por siempre dejar que lo golpearan.
"¿¡Qué es esto!?" Dijo Sunset con su mirada más amenazante. Mirando a esos bravucones para que vieran su rostro furioso antes de sacarlos volando por última vez.
"Sunset… Ayúdame…" Dijo débilmente Dusk, mirando con una mirada suplicante a su amiga.
Al escuchar las palabras de Dusk, Sunset lo miró y se congeló. Dusk lo acababa de demostrar minutos atrás, ¡Él era el potrillo más fuerte y talentoso de Canterlot! ¿¡Por qué no se defendía!? Ahora ella lo sabía, él acababa de dar la respuesta… Él siempre confiaba en que ella lo salvaría, tal como había estado a punto de hacer ahora. Pero lo que Dusk no sabía, ¡Era que esta sería la última vez! Ella se iba de Canterlot, ella no podría volver a defenderlo jamás. ¿De qué serviría salvarlo ahora? ¿Solo para que Dusk siempre pensara que alguien lo salvaría? ¡No! ¡Dusk no podía ser así por siempre! ¡Ellos se casarían un día! ¡Ambos gobernarían Equestria juntos! Y Dusk necesitaba ser fuerte, necesitaba darse cuenta que el mundo era un lugar oscuro, y, tal como le enseñara el archimago, tenías que arreglártelas por tu cuenta para sobrevivir.
"¿Por qué habría de ayudarte? Ya no me eres útil. Ya no te necesito." Dijo Sunset con una fría mirada, ocultando con su perfecta cara de póker el dolor que sintió al ver la mirada de miedo de Dusk.
"¿Q-Qué…? N-No es cierto… Nosotros somos amigos." Dijo Dusk, temblando de miedo.
"¡Jajaja! ¿Amigos? ¿Por qué alguien querría ser amigo de un pony tan patético como tú?" Se rio Sunset burlándose de Dusk. "No puedes confiar en nadie, ¡Solo tú mismo te puedes salvar!" Se repetía mentalmente Sunset, repitiendo inconscientemente los consejos que el archimago le había implantado, para darse fuerzas para continuar con su engaño.
"¿E-Es porque gané la prueba? Yo… ¡Yo pensé que tú ganarías!" Dijo Dusk lleno de culpa y dolor. A lo que Sunset respondió desviando la mirada rápidamente.
"Ser reconocida y llegar a lo más alto de Equestria, eso es lo que siempre quise… Y tú me lo arrebataste." Dijo Sunset sin ver a Dusk a la cara, cerrando sus ojos con dolor, sintiendo que no podía soportar ver la mirada suplicante de Dusk y que quería decirle la verdad. "Si no puedo ser grande aquí, entonces me volveré más fuerte en otro lado. No volveré a Canterlot hasta que sea lo bastante poderosa como para que todos se rindan ante mis cascos." Agregó Sunset, dándole la espalda a Dusk y comenzando a retirarse, sintiendo que estaba al borde del colapso.
Antes de irse, Sunset se detuvo una última vez y miró de reojo a los dos bullies que allí estaban. Dándoles una mirada furiosa y penetrante.
"¡Dusk puede hacerlos polvo si quisiera! ¡Él se los demostrará! ¡Le demostrará a todos lo fuerte que en realidad es!" Pensó Sunset, mirando furiosa a los dos bravucones.
"Hagan lo que quieran con él. Golpéenlo tanto como quieran, yo no lo defenderé nunca más." Agregó Sunset con una fría mirada, pensando que le estaba dando a Dusk un último regalo. Desde ese día ella no lo defendería nunca más, desde ese día él mostraría su verdadero poder. Y para eso, ella necesitaba que Dusk dejara de verla como su escudo.
Tras esas palabras, Sunset continuó su camino, con un gran dolor en su corazón, por saber que Dusk tendría que recibir unos golpes para aprender a defenderse, por saber que le ocultaba la verdad a su mejor amigo, y por saber que esa sería la última vez que vería al pony que había logrado que ella abriera su corazón.
'Fin del flashback.'
Momentos antes que Dusk y Luna llegaran a la biblioteca, Spike había salido corriendo de esta luego de haber leído el diario de Sunset. Él había escuchado que Sunset quería conocer a Zecora, así que Spike corrió hacia el bosque Everfree, sin saber específicamente dónde quedaba la casa de la cebra, ya que nunca había ido. Pero con todas las veces que Dusk había ido antes y le había contado sobre aquello, no le fue difícil adivinar cerca de dónde estaría. Pese a aquello, llegó un momento en que Spike se adentró en el bosque y no supo por dónde más ir, ya que un camino se dividía en tres, y no estaba seguro de cuál tomar.
Cuando Spike comenzó a darse por vencido, y creyó que quizás lo mejor sería esperar a que Dusk volviera a la biblioteca, las orejas de Spike se alzaron en alerta al escuchar el ruido de una explosión, no muy lejos de donde estaba. Entonces Spike tomó el camino que llevaba hacia donde había escuchado el ruido, y se acercó lentamente para ver qué había sido.
Al doblar en una esquina, Spike se sorprendió de ver a Sunset, quien parecía estar enojada. Tanto que tenía activada su magia y estaba lanzando rayos hacia unos árboles, golpeándolos tan fuerte que ya había logrado derribar uno.
"¿¡Por qué!? ¿¡Por qué!? ¿¡POR QUÉ!?" Gritó Sunset furiosa, lanzando un último rayo hacia un árbol y luego golpeando furiosa el piso. Entonces, para asombro de Spike, Sunset bajó su cabeza tristemente, con una mirada llena de dolor y confusión. "¿Por qué Dusk no puede ser feliz solo conmigo? He hecho tanto por él… Por nosotros dos…" Agregó Sunset, cayendo sentada al suelo y apretando sus ojos con frustración.
"Los celos no te llevarán a ningún lado." Dijo Spike, tomando todo su valor para hacerse notar. Sintiendo algo de pena al ver a Sunset con esa mirada de dolor, pues ella siempre se mostraba fría e indiferente.
Al ver que alguien la había escuchado, Sunset velozmente se puso de pie, activó su magia y atrapó a Spike con su magia, jalándolo hasta donde estaba ella. Entonces puso agresivamente a Spike de espaldas y lo presionó con su casco contra el suelo.
"¿¡Qué fue lo que escuchaste!? ¿¡Acaso te quieres burlar de mí!?" Dijo Sunset, mirando a Spike con una mirada asesina.
"¡'T-Te amo Dusk'! E-Esa es tu clave." Dijo Spike mientras comenzaba a sentir un poco de dolor por el casco que Sunset presionaba contra él. Al escuchar a Spike, Sunset intentó mantener su mirada fría, pero no pudo evitar ponerse pálida al ver que ese pequeño dragón conocía la clave de su diario. "Yo… leí tu diario…" Agregó Spike, aprovechando para respirar al ver que Sunset había dejado de presionar su pecho.
"¿¡Cómo te atreves!?" Dijo Sunset, finalmente saliendo de su impacto y volviendo a ponerse furiosa, nuevamente presionando su casco contra Spike e iluminando amenazadoramente su cuerno.
"¿¡Crees que hacerme daño te ayudará!? ¿¡Crees que lastimar a las amigas de Dusk te ayudará!? ¡Dices que amas a Dusk, pero no sabes nada de él!" Gritó Spike con todas sus fuerzas.
Con el grito de Spike, Sunset puso una mirada vacilante por unos segundos, hasta que finalmente decidió soltar a Spike de su agarre. Al hacerlo, Spike tosió fuertemente luego de haber tenido presionado su estómago, después se puso de pie, y miró a Sunset con una mirada de desconfianza, mientras ella lo veía con una mirada fría, levemente confundida, intentando siempre ocultar lo que en verdad pensaba y sentía.
"Si leíste mi diario sabes lo que realmente siento por Dusk. Y lo que estoy dispuesta a hacer por él." Dijo Sunset, mirando con una mezcla de enojo e inseguridad a Spike.
"Crees que lo que sientes es amor. Pero no es así." Dijo Spike, mirando fijamente a Sunset. Sintiendo que por primera vez, estaba hablando con la verdadera Sunset Shimmer. "Lo que sientes es una obsesión."
"Tú… ¿¡Tú qué sabes sobre el amor!?" Gritó Sunset molesta, inconscientemente sintiéndose vulnerable frente al pequeño dragón. Pues él había leído su diario y ahora sabía sus verdaderos sentimientos, que siempre trataba de ocultar a todos.
Ante las palabras de Sunset, Spike no pudo evitar sonrojarse un poco y desviar la mirada. Luego él cerró sus ojos y volvió a mirar a Sunset. Él debía hacerle entender a Sunset la verdad, era la única forma de ayudar a Dusk.
"Yo… Yo tal vez no sepa mucho sobre el amor. Pero sé que el verdadero amor es querer ver feliz a quien amas." Dijo Spike tímidamente, pero tomando fuerzas con cada palabra que decía, mirando fijamente a Sunset. "Es tal y como hiciste en el pasado. Tú sacrificaste tu sueño para ayudar a Dusk… ¿Cómo es que ahora no lo ves? Dusk nunca podrá ser feliz si no tiene a sus amigas."
Para el asombro de Sunset, las palabras de Spike realmente la afectaron, como si en el fondo, ella siempre hubiera sabido aquello, pero se hubiera negado a verlo. Para Sunset, Dusk era especial, único, su más grande amigo, su foco de esperanza, su primer amor, y solo lo quería para ella, para nadie más. Y cuando Sunset planeó todos sus planes, ella siempre pensó que Dusk vería en algún momento que él y ella estaban destinados a estar juntos. Pero… ¿De qué servía estar por siempre juntos si no eran felices? ¿Esto era lo que realmente ella quería?
Por varios segundos, que parecieron eternos, Sunset se quedó inmóvil, completamente en silencio mirando a la nada. Como si internamente ella estuviera en un conflicto y no supiera qué hacer.
"Tú no sabes nada…" Dijo finalmente Sunset, con una mirada molesta, retirándose y comenzando a caminar de vuelta hacia el pueblo.
Durante el trayecto, Sunset no se volvió a mirar a Spike, ella solo iba con su mente enfocada en Dusk, pensando en que ella encontraría una forma para hacerlo feliz y lograr que pudieran estar juntos, como siempre había soñado.
Al llegar al pueblo, Sunset se sorprendió al ver que las ventanas de la biblioteca estaban brillando. Eso hizo que a Sunset le diera un escalofrío, pues podía ser una muy mala señal. Si Dusk había estado tan desesperado por intentar recuperar a sus amigas, podía estar haciendo algo sumamente peligroso, que podría tener consecuencias nefastas, como la liberación de Discord, o quizás consecuencias aún peores, que no quería ni imaginar.
Lo que Sunset no se esperaba al acercarse a la biblioteca, fue que la princesa de la noche bajara y le impidiera el paso. Aquello hizo que Sunset volviera a poner su fachada de arrogancia, nunca mostrándose débil o dubitativa frente a nadie, siempre mostrando fuerza y orgullo.
"Dusk le pidió ayuda a la princesa Luna para hacer algo… ¡No! ¡Esto puede ser muy peligroso!" Pensó la ágil mente de Sunset horrorizándose, imaginándose el hechizo desesperado que podría estar intentando realizar Dusk para intentar recuperar a sus amigas.
"Han pasado años desde que me enfrenté a una alicornio. Supongo que será interesante ver cuánto ha subido mi poder y habilidad mágica, aunque sea un duelo contra una alicornio incompleta como tú." Dijo Sunset llena de arrogancia, iluminando su cuerno, lista para derrotar a cualquier obstáculo que le impidiera ver a Dusk.
"Inténtalo si puedes… maldita." Respondió Luna lista para responder al enfrentamiento. También decidida a proteger a Dusk y sus deseos, fuese contra quien fuese.
"¡ALTO!" Gritó repentinamente Spike, quien había perseguido a Sunset desde el bosque y ahora estaba asustado al ver que Sunset estaba dispuesta a pelear contra la princesa Luna.
Al ver que el pequeño dragón corrió y se interpuso entre ellas, ambas yeguas apagaron su magia. Sin embargo, ambas entrecerraron sus ojos y se quedaron mirando fieramente.
"Dusk está haciendo algo muy delicado. No puede ser interrumpido por nadie. Lo protegeré con mi vida." Dijo Luna, sin dejar de mirar enojada a Sunset.
"Dime que no está tratando de destruir la maldición." Dijo Sunset, sin poder ocultar por un fugaz segundo su mirada de preocupación. "Esa bruma y luz que reflejan las ventanas… ¿Dusk está tratando de buscar la maldición y destruirla? Pero eso sería demasiado peligroso para las mentes de esas yeguas… A menos que él se use a sí mismo como foco catalizador para protegerlas, y él es el único que puede, porque solo él comparte los recuerdos con sus amigas." Agregó Sunset, queriendo con todas sus fuerzas que sus conclusiones detectivescas hubieran fallado.
"¿Cómo es que tú lo sabes?" Dijo Luna, abriendo sus ojos con asombro.
"¡No! ¿¡Cómo lo dejaste hacer algo tan peligroso!? ¡Su mente no lo soportará! ¡La magia de Discord es demasiado poderosa!" Gritó Sunset, olvidándose de su fachada y mostrando una mirada de genuina miedo.
"Él… Él dijo que sabía los riesgos… Y estaba dispuesto a aceptarlos…" Dijo Luna desviando la mirada con dolor. Pues en el fondo de su corazón ella sabía también lo peligroso y casi imposible que era lo que Dusk quería hacer, pero aún así, había aceptado, porque él mismo se lo había rogado.
En ese instante, siguieron unos segundos de silencio. En que Sunset solo se quedó mirando al suelo, con una mirada de miedo y preocupación mientras pensaba en todo lo que podía salir mal y cómo Dusk podría perder su mente si es que cualquier cosa salía mal, lo cuál, era la probabilidad más certera. Por su parte, Spike también había guardado silencio, pues aunque no entendiera nada de hechizos mentales ni maldiciones, pudo entender que Dusk estaba en gran peligro.
"Sunset." Dijo Spike, tocando a la unicornio amarillo, sacándola de sus pensamientos. "Tú querías entrar a ver a Dusk… Si lo haces, ¿Podrías ayudarlo?"
Al ver la mirada de Spike, quien por primera vez en su vida le estaba pidiendo algo y no la veía con miedo, Sunset desvió la mirada un segundo. Luego ella volvió a alzar la vista y miró seriamente a Luna.
"Déjame entrar." Dijo Sunset, volviendo a mantener su fachada de arrogancia.
Al ver esa mirada insolente en Sunset, Luna inmediatamente se puso a la defensiva, sabiendo que no podía dejar entrar a esa yegua tan peligrosa a ver a Dusk.
"Por favor, princesa…" Dijo Spike lentamente, tocado el costado de Luna y mirándola con una mirada suplicante.
En ese momento, a Spike no le importaba si Dusk no volvía a recordar a sus amigas. Él sabía lo imprudente que podía ser su hermano con tal de recuperar algo que amaba. Y en este momento, lo único que le importaba a Spike era que Dusk y sus amigas estuvieran a salvo. Y para eso, debía entrar Sunset y asegurarse que nada cambiara.
Ante la mirada de Spike, Luna se lo quedó viendo largamente. Luego ella volvió a mirar a Sunset, quien se mantenía inmóvil, mirándola fijamente.
"¿¡Cómo lo dejaste hacer algo tan peligroso!?" Fueron las palabras que había dicho Sunset y que ahora se repetían una y otra vez en la cabeza de Luna.
Finalmente Luna cerró sus ojos con dolor, y se apartó de la puerta. Entonces Sunset rápidamente avanzó y entró en la biblioteca…
Dusk no podía hacer nada contra Sunset. Momentos antes Sunset había entrado en la biblioteca y había comenzado a usar su magia mientras Dusk intentaba no perder la concentración mientras reflejaba físicamente sus propios recuerdos y los de sus amigas, los que estaban marcados con la maldición de Discord.
"Por favor… Déjame hacer esto. Tú no lo entiendes… No entiendes lo valiosas que son ellas para mí." Dijo Dusk llorando de angustia. "Yo… no puedo vivir sin ellas."
"Dusk, siempre lo he dicho. Eres demasiado sentimental." Contestó Sunset usando su magia, haciendo que en el proceso, varios de sus propios recuerdos también aparecieran flotando alrededor de aquel espacio onírico. "Dime Dusk… ¿Acaso no confías en mí?"
"No." Respondió Dusk sin dudar.
Al escuchar aquella respuesta, Sunset se volteó una vez más para ver a Dusk, mirándolo con una triste sonrisa. Entonces el cuerno de Sunset se iluminó a su máxima expresión, tomando control del hechizo que Dusk estaba invocando.
Lentamente las cadenas que estaban en los recuerdos de las cinco yeguas, las cuales habían sido puestas por Dusk al momento de encerrar a Discord, para bloquear esos recuerdos de sus mentes, desaparecieron, dejándolos flotando con el aura oscura, señal de que estaban malditos.
"¡No! Si no bloqueamos esos recuerdos, ¡Discord volverá a liberarse!" Dijo Dusk asustado, mientras mantenía su magia para mantener visibles los recuerdos que flotaban, sabiendo que si desaparecía el hechizo súbitamente, podría dañar tanto su mente como las de sus amigas.
Ignorando los gritos de Dusk, Sunset continuó utilizando su magia, concentrada absolutamente en lo que hacía, pues, al igual que Dusk, ella estaba realizando un hechizo muy complejo, y no quería que nada saliera mal. Repentinamente, Dusk se asombró al ver que el aura oscura que rodeaba los recuerdos de sus amigas, desaparecía lentamente.
"¿Q-Qué fue lo que hiciste…?" Dijo Dusk confundido, sabiendo que el poder impuesto en la maldición de Discord no podía ser eliminado tan fácilmente.
Antes que Dusk pudiera seguir preguntando, sintió un extraño hormigueo en su mente, ¡Alguien estaba interrumpiendo su hechizo! Sunset estaba interfiriendo no solo con su magia, sino en su propia mente, lo que lo asustó profundamente. Y aunque trató de oponérsele, la magia de Sunset simplemente fue más fuerte que la de Dusk. Entonces, los recuerdos flotantes de las cinco amigas de Dusk comenzaron a desaparecer lentamente, mientras otros recuerdos comenzaba a aparecer flotando alrededor de ambos ponies.
"¿¡Qué hiciste con los recuerdos de mis amigas!?" Dijo Dusk aterrado, pensando que Sunset podría haberlos borrado completamente en vez de solo ocultarlos.
"La maldición está atada a los portadores de los elementos de la armonía. Y si no quieres que ellas carguen con la maldición, la única alternativa es que tú cargues con toda la maldición." Respondió Sunset, por primera vez viéndose algo agotada, debido al enorme esfuerzo y concentración que estaba realizando en ese momento.
"Quieres… ¿Trasladar la maldición a mis recuerdos?" Dijo Dusk asombrado y confundido, sin saber aún lo que planeaba Sunset.
"La magia de Discord es demasiado poderosa… No podemos destruir la maldición…" Dijo Sunset gruñendo mientras comenzaba a sentir dolor en su cuerno debido a estar lidiando con la maldición de Discord. "La única alternativa es que la maldición cambie su objetivo… Qué seas TÚ quien tenga que bloquear recuerdos para contener la maldición… Y… Y el único sentimiento que puede compararse con el amor que sientes por tus amigas… Es… Es el odio y resentimiento que sientes hacia mí…" Dijo Sunset, cerrando fuertemente sus ojos por el dolor de estar moviendo entre recuerdos la maldición de Discord.
En ese instante Dusk alzó la vista y vio que él ya no tenía control alguno en el hechizo mental que se estaba realizando. Tampoco pudo sentir la presencia de las mentes de sus amigas. Solo estaban Dusk y Sunset, y a su alrededor, todos los recuerdos que Dusk y Sunset habían vivido juntos desde que se habían conocido.
Mientras los veía, Dusk se dio cuenta que tal como había sucedido cuando él emparejó sus propios recuerdos con los recuerdos de sus amigas, ahora también habían dos parejas de recuerdos de cada memoria. Uno desde el punto de vista de Dusk Shine, y otro desde el punto de vista de Sunset Shimmer. Y mientras Dusk veía esos recuerdos con asombro, se dio cuenta que tenían ciertas diferencias, y, principalmente, diferentes emociones.
Tal como Dusk había descubierto desde que había estado con Luna en los recuerdos de Applejack, en el mundo de los sueños, los recuerdos se grababan con los sentimientos. Y por cada recuerdo triste, confuso o amargo que Dusk sintió al grabar sus recuerdos de Sunset, estaba la contraparte de Sunset, quien había guardado sus recuerdos con afecto, esperanza y arrepentimiento.
"¿Por qué tus recuerdos son tan cálidos…?" Preguntó Dusk confundido, soltando una pequeña lágrima al ver y sentir los recuerdos suyos y de Sunset. Entonces Dusk se sintió más confundido al darse cuenta que ella estaba replicando sus recuerdos justo por la misma razón que él lo había intentado con sus amigas, para proteger la mente del otro. Ahora Sunset era quién se estaba poniendo en peligro.
Tan concentrada como estaba, dando todo de sí en su hechizo para contrarrestar la maldición, Sunset no respondió. Y al no obtener respuesta, Dusk volvió a mirar todos los recuerdos, notando cosas que él no había notados antes. Además, la mente de Sunset estaba tan expuesta en ese momento, que otros recuerdos de ella empezaron a aparecer a su alrededor y que Dusk observó atónito. Los recuerdos de la infancia de Sunset en el orfanato, los regaños y maltratos que había sufrido por parte del archimago, lo feliz que había estado al escribir en su diario sus sentimientos por Dusk, y el dolor que sintió cuando el archimago arrancó las páginas, ¡Él sacrificio que hizo por él! ¡Saboteando su propia prueba para que Dusk fuera el elegido para estudiar con la princesa! El dolor que sintió cuando no lo defendió de los bravucones, para que Dusk aprendiera a ser fuerte, y más recuerdos de la época perdida de Sunset… Cuando ella estaba en el extranjero con el archimago, siempre practicando magia hasta el cansancio, siempre en soledad por tantos años, en que lo único que le daba fuerzas a Sunset en todos esos años, fue escribir en su diario, escribir sobre su amor por Dusk, y su esperanza de algún día volverlo a ver, y que él acabaría con su soledad… Hasta los recuerdos de los últimos días, la alegría que sintió al volver a ver a Dusk, los celos que sintió al ver a sus amigas, y la esperanza que sintió por querer recuperar todo ese tiempo perdido, y que volvieran a ser solo ella y él…
"¿Qué es todo esto…?" Dijo Dusk llorando confundido. Entonces él volvió a centrarse en sus propios recuerdos flotantes, cuyos sentimientos eran tan dispares comparados con los recuerdos de Sunset. Para él, Sunset fue su más grande amiga, quien finalmente lo traicionó. En cambio para Sunset, él fue una fuente de luz que la sacó de la oscuridad y le brindó esperanza para vivir todos esos años.
Súbitamente, Dusk se asustó al ver que uno de sus propios recuerdos se rodeó de un aura oscura. Entonces todos los recuerdos que pertenecían a él, comenzaron velozmente a rodearse de la misma aura oscura que había rodeado minutos antes los recuerdos de sus amigas.
"La… La maldición fue transferida…" Dijo Sunset con su rostro agotado, pareciendo que iría a desmayarse en cualquier segundo. "P-Pero aún no termina…" Agregó Sunset, con una cara de gran dolor. Ya no por el dolor físico que sentía, sino por lo que estaba a punto de hacer.
Tan rápido como había aparecido el aura oscura rodeando los recuerdos flotantes de Dusk, unas cadenas doradas aparecieron sobre los recuerdos rodeándolos y bloqueándolos para siempre. En ese momento, Dusk se dio cuenta que Sunset no solo había trasladado la maldición en él, sino que estaba sacrificándose a ella misma. La maldición quedaría en Dusk, y sería él quien perdería sus recuerdos, pero no de sus amigas, sino de Sunset Shimmer.
"Es una triste suerte que hayas guardado tanto rencor hacia mí. Gracias a eso pude equiparar los sentimientos de amor hacia tus amigas, y guiar la maldición hacia nuestros recuerdos." Dijo Sunset, mirando a Dusk con una triste sonrisa. "Ese trauma… debe haber sido un efecto inesperado del hechizo que usé en ti hace años…"
"¿Qué?" Dijo Dusk, aún impactado por todo lo que estaba sucediendo y todo lo que acababa de descubrir sobre Sunset.
En ese instante un recuerdo apareció flotando frente a Dusk, uno de sus propios recuerdos, el cuál ya estaba encadenado. Sin embargo, cuando Dusk lo vio atentamente, vio que las cadenas que rodeaban ese recuerdo se veían distintas, más pequeñas y viejas. Entonces las cadenas se rompieron, revelándole a Dusk por última vez aquel recuerdo bloqueado hace años, antes que se volviera a bloquear permanentemente…
Años atrás, el día que Dusk había ganado la prueba para volverse el estudiante de la princesa Celestia, él había salido en busca de Sunset, había sido emboscado por unos bravucones, y luego había sido abandonado por la misma Sunset. Entonces Dusk, sabiendo que estaba solo y aún desesperado por las crueles palabras que Sunset le había dicho, finalmente se liberó de los golpes de los bravucones, haciéndolos volar lejos con su magia, tal como Sunset siempre hacía.
Una vez libre, Dusk corrió hacia donde había visto que se había ido Sunset, dándose cuenta que había ido hacia la estación de trenes. Mientras el sol caía, dejando en el horizonte un bello atardecer, Dusk corrió desesperado por la plataforma del tren, abriéndose paso entre los pasajeros y el vapor que soltaba el tren a punto de partir, hasta que vio la cola de Sunset. Entonces Dusk corrió a toda velocidad intentando alcanzarla, y, a diferencia de lo que recordaba… ¡Esta vez Dusk la alcanzó!
"¡Sunset!" Gritó Dusk tocando fuertemente a su amiga para que se girara. Al hacerlo, el pequeño Dusk quedó en shock al ver que su amiga estaba llorando. En todo el tiempo que la había conocido, él nunca había visto llorar a Sunset. "¿Sunset?"
"¡T-Tonto! ¿¡Qué no vez lo que te hice!? ¡Te abandoné! ¡Déjame sola!" Dijo Sunset, llorando a mares luego de sentirse culpable por lo que le había hecho a Dusk, sintiendo el dolor de dejar que lo golpearan.
"No importa lo hagas o digas… Tú siempre vas a ser mi amiga." Dijo Dusk con una tierna sonrisa, tocando suavemente la mejilla de Sunset para que dejara de llorar. ¡Él había estado en lo correcto! ¡Sunset era su amiga! ¡Ella sufría por lo que había hecho! "Ya no tienes que seguir fingiendo."
Dándose cuenta que todo su plan se había arruinado, Sunset cerró sus ojos con frustración, sintiendo que odiaba que Dusk la viera llorando de esa forma. Entonces Dusk se acercó más a ella y le dio un cálido abrazo, tan reconfortante y tan lleno de amor, que Sunset solo se quedó en shock, y luego simplemente cerró sus ojos, disfrutando una última vez de sentir lo que era el amor.
"Sabía que no podías traicionarme… Somos amigos, y siempre lo seremos…" Dijo el pequeño Dusk con una lágrima de felicidad mientras abrazaba a su amiga, feliz de descubrir que todo había sido un malentendido.
Entonces Sunset se separó del abrazo lentamente, secó sus lágrimas y miró tiernamente a Dusk.
"Juntos por siempre y para siempre…" Dijo Sunset tiernamente, colocando su casco en la mejilla de Dusk y dándole su primer beso.
Al recibir ese beso, Dusk se sorprendió, con sus mejillas sonrojadas, sintiendo por primera vez lo dulce y cálido que podía ser un beso. Y sin que se diera cuenta, Sunset usó su magia en Dusk, borrando aquel bello recuerdo de su mente.
"Sé fuerte Dusk, sé fuerte. Mi primer y único amor…" Susurró una última vez Sunset con una lágrima, usando el hechizo para borrar la memoria, sin saber que al hacerlo, dejaría un trauma en Dusk que no podría borrar en años…
De vuelta en el presente, Dusk quedó en shock luego de ver aquel recuerdo, finalmente recordándolo, finalmente sabiendo por qué no podía recordar su primer beso, pese a que si recordaba haberlo sentido.
"Esa era la verdad…" Susurró Dusk asombrado, con lágrimas en sus ojos.
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Súbitamente las nuevas cadenas volvieron a encadenar ese antiguo recuerdo de Dusk, terminando así de encadenar y bloquear todos los recuerdos que Dusk tenía de Sunset Shimmer.
"Es hora de terminar." Dijo Sunset, concentrando su magia una última vez, para terminar el hechizo.
"No… ¡NO!" Gritó Dusk desesperado. Finalmente habiendo descubierto los verdaderos sentimientos de Sunset y su verdadero pasado, sabiendo lo que ella estaba sacrificando, ¡Todo por él! "¡Sunset! ¡Yo no te quiero olvidar!" Gritó Dusk desesperado, sintiendo que finalmente había recuperado a su verdadera amiga.
"Heh… Tú también lo ibas a hacer, ¿Verdad?" Dijo Sunset mirando una última vez a Dusk con una triste sonrisa y una lágrima cayendo por su mejilla. Mientras el cuerno de Sunset se iluminaba a su máximo y la neblina alrededor de ambos se volvía más brillante y espesa. "A veces uno hace cosas tontas por amor…"
"¡Noooo…!" Gritó Dusk llorando, sintiendo que perdía nuevamente a su primera amiga, y su primer amor.
El día casi acababa en Ponyville, el sol estaba a punto de ocultarse, y los ponies en el pueblo volvían a caminar tranquilos luego que esas extrañas luces que habían aparecido en la biblioteca, desaparecieran. Y en la estación de trenes se encontraba una pareja muy peculiar, Sunset Shimmer y Spike, esperando que llegara el tren en dirección a Canterlot.
"Así que, cuando Rarity y las demás despierten, ¿Volverán a recordar a Dusk?" Preguntó Spike, aún tratando de entender todo lo que había sucedido dentro de la biblioteca un par de horas atrás.
"Sí, ahora es Dusk quien carga con la maldición de Discord, así que ellas recordarán todo, y Dusk también las recordará a ellas…" Dijo Sunset lentamente, como si decir cada palabra le doliera. "La princesa Luna dijo que se encargaría que los seis durmieran tranquilamente hasta mañana, pero ya que Dusk intentó oponerse a mi hechizo antes de terminar, quizás él despierte antes que las demás."
"Oh… Ya veo…" Dijo Spike lentamente, volviendo a mirar al horizonte mientras un incómodo silencio quedó entre ambos personajes.
Justo en ese momento se escuchó el silbato de un tren, el cual era el tren que Sunset esperaba y que iba próximamente hacia Canterlot. En cuanto el tren se detuvo, varios pasajeros del tren bajaron, en su mayoría residentes de Ponyville, varios de los cuales habían huido luego del ataque de Discord, y solo volvían ahora, días después, luego de asegurarse que era verdad que todo había vuelto a la normalidad.
"Ehm… Tú… ¿Estarás bien?" Preguntó Spike tímidamente, pues ahora, tras leer el diario de Sunset, sabía que la yegua, a pesar de mostrar una apariencia fría y rígida por fuera, podía ocultar sentimientos complicados en su interior. Y luego de haber hecho que Dusk la olvidara, Spike sabía que era imposible que Sunset no estuviera afectada de alguna forma.
"Heh… No creas que me he vuelto una debilucha, pequeño lagarto." Dijo Sunset con su acostumbrada sonrisa arrogante, mirando de reojo al bebé dragón.
"¡Spike!" Gritó repentinamente Dusk desde lejos, haciendo que tanto Spike como Sunset se paralizaran. Lentamente Spike se dio la vuelta y vio con asombro cómo su hermano parecía haber despertado, y se acercaba feliz hasta donde ellos estaban. "Desperté hace unos momentos. Supongo que el hechizo que hice para quitar la maldición de Discord me dejó exhausto... Desperté algo confundido, pero había una nota de la princesa Luna, diciendo que todo había salido bien y que ella misma había ido a dejar a las chicas a sus casas." Agregó Dusk con una gran sonrisa de felicidad.
Mientras Dusk hablaba, Sunset lentamente se dio vuelta y se lo quedó mirando, intentando poner una mirada fría y seria en todo momento. Al ver que Sunset lo miraba fijamente, Dusk desvió la mirada de Spike y se quedó un momento mirando a Sunset, sin saber por qué esa yegua lo veía de esa forma.
"¡Oh, mira! ¡Es Bulk Biceps! Finalmente retornó a Ponyville. Espera un momento Spike, iré a saludarlo." Dijo Dusk desviando la mirada y sonriendo al ver que su amigo, el conocido potro fisicoculturista, había bajado del tren con sus maletas. Entonces Dusk caminó y pasó al lado de Sunset, sin siquiera prestarle atención, ni volviendo a mirarla.
Al sentir que Dusk pasó por su lado sin siquiera reconocerla, Sunset se puso pálida. Abrió su boca para tratar de decir algo ingenioso para distraerse, sin embargo, el dolor de ver que el único pony que había amado ya no la recordaba, fue un impacto mayor del que se pudo haber imaginado.
"La primera vez sacrifiqué mi sueño para que él pudiera ser feliz… Ahora sacrifiqué mis recuerdos para que él volviera a ser feliz… Dos veces lo he sacrificado todo por él y… Y ahora él ni siquiera sabe quien soy…" Dijo lentamente Sunset con su labio temblando, intentando con todas sus fuerzas mantenerse fuerte, con su mirada altiva. Sin embargo, finalmente el dolor pudo más que su determinación a aparentar ser fuerte, y ella simplemente cerró con fuerza sus ojos mientras unas lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas.
"Yo… Yo no sé lo que es el amor…" Dijo Spike tímidamente, tocando el costado de Sunset al entender el dolor de perder lo más querido para ella, repitiendo las palabras que le había dicho en el bosque. "Pero sé que el verdadero amor es querer ver feliz a quien amas… y eso es lo que acabas de hacer, aunque ese alguien no lo sepa."
Al escuchar esas palabras, Sunset secó sus lágrimas y volvió a levantar su mirada. Entonces miró hacia donde había ido Dusk, quien reía felizmente mientras conversaba con el musculoso pegaso blanco. Y al ver la sonrisa de Dusk, Sunset cerró sus ojos y respiró hondo, pensando que todo había valido la pena, con tal de volver a verlo sonreír.
Mientras Sunset miraba a Dusk, Spike la miró a ella, y vio que ahora ella también sonreía, y más importante aún, por primera vez veía que Sunset ya no tenía una mirada arrogante y fría, ahora su mirada era como las de sus demás amigas, llenas de calor y afecto.
El silbato del tren volvió a sonar, pero esta vez anunciando que estaba por partir a la siguiente estación. Entonces Sunset tomó su alforja y se acercó a la puerta del tren.
"Adiós lagar… Adiós Spike." Dijo Sunset con una pequeña sonrisa, decidiendo llamar por primera vez al pequeño dragón por su nombre. "Cuida bien de Dusk."
"Lo haré." Dijo Spike con una pequeña sonrisa. La cuál no duró mucho, ya que repentinamente sus mejillas se inflaron y soltó un pequeño eructo, del cual salió su flama verde acompañada de un pergamino. Inmediatamente Spike tomó el pergamino con curiosidad, viendo que era de la princesa Celestia, ya que tenía el sello real, pero el nombre a quién estaba dirigido… "Este… Este pergamino es para ti." Dijo Spike asombrado, entregándole el pergamino a Sunset, quien también lo tomó con sorpresa.
Sin darles el tiempo para nada más, el tren comenzó a moverse, y Sunset subió el último escalón para subir al tren, dándole una última mirada de agradecimiento a Spike, quien también la despidió con su garra mientras el tren se iba. Tras eso, Sunset entró en uno de los vagones y tomó asiento. Luego ella abrió el pergamino y lo leyó atentamente, pasando de la curiosidad a la confusión.
"¿Quiere que tenga clases con la princesita rosa?" Dijo Sunset con incredulidad, luego de leer el pergamino y lo que le pedía Celestia. "Pfft, eso es ridículo. ¿Qué podría enseñarme Cadance que yo no supiera?" Agregó confundida Sunset, afirmando su cabeza en un casco mientras veía el paisaje a lo lejos, sin darse cuenta que sus expresiones y sentimientos hacia los demás habían cambiado, y que finalmente estaba comenzando a descubrir lo que era el verdadero amor.
Mientras el tren se alejaba, Spike se acercó hasta Dusk, quien ya había terminado de charlar con Bulk Biceps. Al acercársele, Spike vio que Dusk miraba atentamente alejarse al tren, el cual justo se alejaba bajo la bella luz carmesí del atardecer, entregando una bella postal.
En un momento, mientras Dusk miraba al tren alejarse hacia el atardecer, una lágrima cayó por su mejilla.
"¿Dusk? ¿Estás bien?" Preguntó Spike preocupado al ver que Dusk lloraba.
"¿Qué? ¡Oh! Yo… Sí, estoy bien. No sé por qué me cayó una lágrima." Dijo Dusk sorprendido, secándose su lágrima y luego volviendo a ver hacia el horizonte. "Solo pensaba… Que nunca había visto un 'atardecer' tan hermoso." Agregó Dusk con un extraño sentimiento de nostalgia.
# Fin del capítulo 6
