Capítulo 7 – Princesas al ataque
"¡Me niego!" Dijo Cadance, con una voz firme y enojada, muy distinto al tono de voz dulce y amable que normalmente usaba. Y lo peor de todo era que ante ella no se encontraba cualquier pony, sino su propia tía, gobernante del reino de Equestria, la princesa Celestia. Lo que había dejado horrorizadas y boquiabiertas a las gemelas mayordomo, que justamente habían estado atendiéndolas en el desayuno.
Minutos antes, las tres alicornios del reino habían estado tomando el desayuno tranquilamente. Mientras Luna permanecía en un extremo de la mesa, comiendo lentamente, con una mirada triste por alguna razón; Celestia y Cadance estaban en el otro lado, conversando de diversos temas, pero principalmente de los hechos acontecidos los últimos días, como la aparición de Discord y el gran problema que Dusk Shine había tenido que enfrentar. Para ambas alicornios, el joven unicornio lavanda era alguien muy querido, y ambas se sentían aliviadas que Dusk hubiera podido vencer a una amenaza tan grande como Discord. Es así que inevitablemente llegaron a hablar sobre cierta unicornio amarilla que había interferido en gran parte en dichos acontecimientos, lo que había llevado a Celestia a pedirle un gran favor a su querida sobrina Cadance.
"No insistas tía Celestia, nada me hará cambiar de opinión. ¡Por ningún motivo seré la maestra de Sunset Shimmer!" Volvió a reiterar Cadance, luego de ver que su tía simplemente se le había quedado mirando fijamente, sin decir nada. "Tú sabes todo lo que sufrió el pequeño Dusk debido a esa yegua. Por su culpa Dusk no tuvo una infancia feliz, por su culpa Dusk no fue capaz de hacer amigos ni fue capaz de volver a confiar en nadie por años. Yo… ¡Yo no puedo perdonarla tan fácilmente por haberle roto el corazón a mi querido Dusk!"
"Lo sé. Sé que Sunset Shimmer no tomó las mejores decisiones cuando era una potrilla, incluso ahora que volvió, me di cuenta que todas esas falencias emocionales que mostraba de pequeña, solo se vieron incrementadas, ahora que ha crecido." Dijo Celestia, hablando tranquilamente al principio, pero luego entrecerrando sus cejas con una mirada de culpa al recordar el pasado. "Es por eso mismo que intento reparar ese grave error que pasé por alto hace años. Sunset no era una mala potranca, ella solo tuvo una muy mala influencia, que le enseño lo incorrecto sobre amor y amistad. Es por eso que necesito que tú la ayudes. Sé que en el fondo Sunset no es una pony malvada, y espero que no sea tarde para que podamos enseñarle lo que es correcto."
En ese momento Celestia no quiso decirle a Cadance todo lo que sospechaba respecto a la verdadera naturaleza de Sunset. Desde que la unicornio amarilla había vuelto a Canterlot, Celestia había sentido que Sunset solo mostraba una máscara frente a todos. Una máscara de frialdad y egoísmo que el cruel Archimago le había obligado a llevar durante años. Pero Celestia siempre sintió que en el fondo del corazón de Sunset, se escondía una calidez que luchaba por salir a la luz. Quizás solo fueran falsas esperanzas, pero Celestia quería creer con todas sus fuerzas que Sunset podía ser una yegua de bien. Y esta esperanza en Sunset se había visto incrementada luego que Luna volviera de Ponyville y le dijera que las amigas de Dusk ya había recuperado sus recuerdos. No hizo falta que Luna lo dijera, pero Celestia fácilmente adivinó que Sunset había estado involucrada, lo que finalmente le demostró a ella que a pesar del comportamiento egoísta de Sunset, la unicornio amarilla aún podía hacer el bien y pensar en los demás antes que en su propio beneficio.
"Cadance, tú eres la Princesa del Amor. Y aquel no fue un título que yo te di, si no que fue el mismo pueblo el que te lo dio. Nadie comprende mejor los sentimientos de los ponies que tú. Nadie es tan amable, empática y cálida como tú. Nadie sabe más del verdadero amor que tú. Y eso es justo lo que Sunset Shimmer necesita aprender en este momento." Agregó Celestia, mirando con una tierna sonrisa a su sobrina.
Tras las insistentes palabras de Celestia, y luego de ver su tierna sonrisa, a Cadance se le hizo muy difícil negar lo que le pedía su tía. Celestia pocas veces le había pedido algo tan personal como aquello, y Cadance felizmente hubiera aceptado a cualquier otro pony como estudiante. Sin embargo, ella había asimilado por muchos años el dolor que Dusk había sentido luego de la pérdida de Sunset, y para su tierno y cálido corazón, era una espina clavada que no podía sacar tan fácilmente.
"Yo… Lo pensaré." Dijo finalmente Cadance, desviando la mirada molesta, poniéndose de pie y saliendo del salón.
Luego que Cadance se retirara, Celestia dio un gran suspiro de agotamiento y dejó caer su cabeza hacia atrás, sobre el respaldo de su silla.
"Yo… Jamás pensé que la Princesa Cadenza rechazaría una petición suya." Dijo Sweet Creme con un leve tono de voz molesta, mientras volvía a sus labores de mayordomo y acercaba unas rosquillas al plato de Celestia, pues sabía que a su princesa le gustaba el azúcar luego de una discusión.
"Cadance no me preocupa. Sé que ella aceptará… eventualmente." Dijo Celestia, mirando hacia arriba a la nada y luego cerrando sus ojos con dolor. "Lo que me molesta es saber que yo pude haber evitado todo esto hace años. Por un descuido, dejé que envenenaran la mente y el corazón de una potranca inocente… Solo me alivia saber que a pesar de todo, el corazón de Sunset fue más fuerte."
Tras decir aquello, Celestia se levantó de su asiento y se acercó hasta una ventana, viendo a lo lejos al centro de la ciudad, en donde decenas de ponies iban de un lado a otro, todos sonriendo felices y seguros, sabiendo que estaban a salvo gracias a que ella los protegía. El destino de todos esos ponies, no, de todos los ponies en Equestria, no, ¡De la gran mayoría de los seres vivos de ese mundo! ¡Todos ellos dependían de ella! De su fuerza, de que levantara el Sol, de que no cometiera errores… Pues tal como había sucedido con Sunset, una sola mala decisión podía llevar a que el destino de un pony cayera en la oscuridad… ¿¡Quizás cuántos ponies habían sufrido sin que ella lo supiera!? ¡Solo porque ella no era capaz de verlos a todos ni de tomar las mejores decisiones!
En ese instante Celestia se empezó a hiperventilar, y cubrió su rostro con su casco para calmarse. Eran raras las ocasiones, pero una o dos veces al año, Celestia sufría de aquellos ataques de pánico al sentir que no podía controlarlo todo y que algo horrible había ocurrido solo por su culpa. Ella cargaba con el peso de miles de ponies, y a pesar de tener un enorme poder y una vida inmortal, ella seguía siendo solo una pony, y por lo tanto, a veces sentía que el peso que cargaba era demasiado para ella.
"Hermana, ¿Estás bien?" Dijo Luna preocupada, acercándose a Celestia. Ella había estado tan absorta en su propia tristeza, perdida en sus propios pensamientos, que solo se dio cuenta que algo malo pasaba con su hermana cuando vio que se quedaba en silencio.
"Sí… Estoy bien." Dijo Celestia cerrando sus ojos para tranquilizarse. Pues lo que menos quería en ese momento, era asustar a su hermana con sus bobas preocupaciones.
Al cerrar sus ojos, Celestia empezó a tranquilizar su respiración mientras recordaba a sus seres queridos para calmarse. A su mente vinieron decenas de rostros que había conocido a lo largo de su extensa vida, y los que estaban más claros en ese momento, era quienes estaban más cerca de su corazón en esos últimos años, los rostros de Luna, Cadance, y Dusk Shine…
"Sweet Creme, llama a Raven Inkwell por favor." Dijo Celestia luego de recordar el rostro de Dusk, dándose cuenta que aún tenía que hacer algo importante con su querido estudiante.
Rápida como solo una mayordomo real podía serlo, Sweet Creme corrió velozmente, salió del salón, y en tan solo seis segundos volvió junto a Raven Inkwell, una yegua de pelaje blanco y melena negra amarrada con un moño, quien era la pony encargada de coordinar la agenda de la princesa.
"¿Si, princesa?" Dijo Raven Inkwell ceremoniosamente, levantando una pluma, lista para anotar lo que fuera que pidiera la princesa.
"Quiero hacer un cambio en la agenda. Necesito un pequeño descanso." Dijo Celestia sin mirarla, solo manteniendo su vista fija en la ventana y en los ponies que caminaban por la ciudad.
"Por supuesto." Dijo Raven con una sonrisa, revisando la agenda que minuciosamente había programado para ese día. "Creo que podríamos posponer unos minutos la reunión con el consejo de hermosamiento de Canterlot, y dejar cinco minutos libres para que-"
"Me tomaré el día libre." Dijo Celestia con una sonrisa.
Al instante, Raven Inkwell dejó caer su pluma con asombro. Mismo rostro de asombro que pusieron las mayordomos, en tanto que Luna puso una mirada confundida.
"Eh… Yo… Yo no sé si eso sea posible…" Dijo tímidamente Raven Inkwell, comenzando a revisar su agenda nerviosamente, sabiendo que con tantos compromisos diarios, toda la agenda del mes, quizás de todo el año, se volvería un caos si la princesa no cumplía sus deberes por un día. "Podría ser que si lo agenda hoy, podría tener libre unas pocas horas para la próxima semana, pero…"
"Soy la Princesa del Sol, y es lo que he decidido." Dijo Celestia con una sonrisa, pero con una mirada llena de determinación, una que dejaba claro que su decisión no se discutiría. "Den el aviso."
"S-Sí princesa." Dijeron Raven y las gemelas mayordomo nerviosas, saliendo corriendo del salón, pues debían de avisar a muchos ponies sobre aquel repentino cambio en el programa.
"¿Qué sucede hermana? Esto no es normal en ti." Dijo Luna alzando una ceja. "Espera… ¿¡Es otra de tus bromas como cuando te escapaste a esa carrera de otoño en Ponyville y me dejaste con todo tu trabajo extra!?" Agregó Luna con una mezcla de miedo y molestia al recordar aquello.
"Tranquila, no es ninguna broma… al menos esta vez." Dijo Celestia, con una pequeña risita traviesa. Luego poniendo una mirada más seria. "Hay veces que me siento agotada, tanto física como mentalmente. Y creo que hoy es uno de esos días… No es primera vez que tomo un día completo de descanso, pero la última vez creo que fue hace quince años. Así que es normal que Sweet Creme y Raven Inkwell no lo hayan experimentado. Antes Kibitz siempre lograba encargarse de todo cuando yo… necesitaba huir de todo por un día."
"¿Huir de todo?" Dijo Luna confundida.
"Ya sabes, de todo esto de ser princesa. Simplemente dejar esta pesada carga de gobernar por un día y ser solo yo. Solo una pony común y corriente que pueda volar, caminar y comer sin que todo esté agendado, o que todos me vean y sientan que se deben inclinar ante mí." Dijo Celestia suspirando cansada y luego poniendo una triste sonrisa.
"Eh… Siento romperte la ilusión, pero no importa donde vayas, alguien siempre te reconocerá." Dijo Luna mirando de abajo hacia arriba a su hermana, dado que debido a la enorme altura de su hermana, era imposible que pasara desapercibida en algún lugar.
"Jeje, ¿Eso crees?" Dijo Celestia con una sonrisa arrogante. "Ven conmigo." Agregó Celestia, estirándole un casco a Luna para que lo sostuviera.
En cuanto Luna tocó el casco de Celestia, la alicornio blanca se teletransportó y apareció en medio de su habitación. Luego ella fue hasta uno de sus cajones, y de allí sacó un collar que tenía un medallón dorado de forma curva y triangular.
"¿Qué hace ese medallón?" Preguntó Luna con curiosidad, notando inmediatamente que aquel collar era un objeto mágico.
"Ya lo verás." Dijo Celestia, colocándose el collar, e inmediatamente haciendo que su cuerpo brillara y se transformara en solo un instante.
En donde había estado parada la enorme alicornio blanca, ahora estaba de pie una joven pegaso de pelaje blanco, ojos rosa y melena rubia con un mechón azul a un lado.
"Tú… ¡Tú eras la yegua que me lanzaba globos con agua cuando hacía mi guardia nocturna!" Gritó Luna, molesta al descubrir que la yegua que le había hecho algunas bromas en la noche, no había sido otra que su molestosa hermana.
"Jeje, sí, me descubriste." Dijo Celestia, ahora transformada, mostrando que también su voz había cambiado ligeramente para completar el disfraz perfecto. "¿Qué te parece mi disfraz?"
"¡Hmpf! Sí, sí, muy bueno." Dijo Luna refunfuñando, aún sintiéndose ofendida por las bromas secretas de su hermana. "Aunque la cutie mark no es muy sutil." Agregó Luna al ver que la cutie mark de su hermana también había cambiado, pero no tanto como los demás aspectos de su cuerpo. Ahora su cutie mark era un sol amarillo con un antifaz morado.
"Bueno, ya sabes lo complejo que es alterar una cutie mark. Además, quién pensaría que esta frente a la poderosa Celestia cuando solo ven una linda pegaso." Dijo Celestia con una amorosa mirada, guiñándole un ojo.
"¿De dónde sacaste ese extraño collar? ¿Tú lo hiciste?" Preguntó Luna, mirando con curiosidad el collar que había logrado transformar a su hermana.
"Es… una larga historia, te lo contaré en otro momento." Respondió Celestia, desviando la mirada por un segundo y poniendo una triste sonrisa al recordar el origen de aquel collar. Luego ella corrió de vuelta hacia otro de sus cajones y sacó un gran medallón con la forma del sol, el cual brillaba por sí solo. "Aquí guardé un poco de mi magia. Así podrás bajar el sol sin problemas cuando llegue la hora." Agregó Celestia, entregándole el medallón del sol a Luna.
Luego que Luna tomara el medallón y se quedara mirándolo por varios segundos, ella suspiró y miró seriamente a su hermana.
"Celestia, ¿Por qué haces esto justo ahora?" Preguntó Luna mirando fijamente a su hermana. "No digas que solo es para escapar de las labores de palacio. Sé que piensas en algo más."
Ante la pregunta de Luna, Celestia se sorprendió, luego bajó la mirada y miró a Luna con una pequeña sonrisa triste.
"Lo que te dije es cierto, lo hago porque necesito relajarme un poco. Pero también es cierto que lo hago por otra razón. Sé cuánto ha sufrido Dusk estos últimos días, y yo… no quiero seguir esperando a tener una hora libre el próximo mes para recién ir a verlo. Él es casi como un hijo para mí, y necesito ver con mis propios ojos que está bien." Dijo Celestia con una pequeña sonrisa. "Además, ya que mi hermanita no quiere decirme por qué volvió tan melancólica de Ponyville, quizás pueda averiguarlo si voy allí yo misma." Agregó Celestia, mirando amorosamente a Luna. Causando que esta vez fuera Luna quien se sorprendiera, y posteriormente desviara la mirada, avergonzada.
"Bien, nos vemos a la noche." Dijo Celestia con una gran sonrisa, abriendo una de las ventanas de su habitación y saliendo volando de allí.
Por su parte, Luna se acercó lentamente a la ventana y vio cómo su hermana se alejaba mientras volaba y nadie le prestaba atención, ya que solo veían volar a una pegaso común y corriente.
"Hermana, eres demasiado entrometida." Dijo Luna suspirando mientras veía alejarse a Celestia. Ella no quería que su hermana se enterara de por qué se sentía tan triste desde que había vuelto de Ponyville. Pero la verdad era que en el fondo, también se sentía feliz de saber que su hermana seguía preocupada por ella. "¡Hmpf! No me engañarás con tus dulces palabras… ¡Tengo que pensar en una buena forma de vengarme para cuando regreses!" Agregó Luna cambiando su melancólica mirada por una traviesa sonrisa. Decidida a vengarse de su hermana por todos esos globos con agua que le había arrojado estando disfrazada.
En la biblioteca de Ponyville, Dusk Shine caminaba en círculos en el salón principal. Esa mañana se había despertado muy temprano, sin embargo, ya habían pasado casi dos horas y Dusk seguía indeciso sobre si salir de la biblioteca o no. Todo ese rato, Dusk había estado mirando al suelo con una mirada preocupada, completamente aterrado al pensar que debía de volver a reunirse con sus queridas amigas ese día.
"La carta de la Princesa Luna decía que el hechizo salió bien. Que aunque yo no lo recuerde, logré borrar la maldición de Discord. Así que todo debería de estar bien…" Pensó Dusk, caminando nuevamente hacia la puerta de la biblioteca, dándose ánimos para reunirse con sus amigas. "Pero… ¿¡Y si no funcionó!? ¿¡Y si ellas aún no me recuerdan!? Yo… ¡Yo no podría soportar ver sus miradas de miedo e indiferencia nuevamente!" Pensó Dusk asustado, contradiciéndose inmediatamente, y nuevamente dándose la vuelta y alejándose de la puerta.
"Si sigues así vas a dejar un hoyo en el piso." Dijo Spike comiendo unos pequeños zafiros de un tazón, como si fueran cereal. Quién había estado divertido viendo a Dusk caminar en círculos de un lado para otro, pero luego de tanto rato, ya comenzaba a irritarlo. "Ya te lo dije. Fue difícil pero… estoy seguro que todo salió bien." Agregó Spike desviando la mirada, sintiéndose algo triste al recordar el precio que Sunset tuvo que pagar para ayudar a Dusk.
"Amor es ver feliz a quien amas, incluso… aunque sea feliz sin ti." Pensó Spike, con un poco de tristeza por alguna razón.
'TOC-TOC' Repentinamente Dusk y Spike salieron de sus pensamientos al escuchar que alguien golpeaba la puerta. Antes que alguno de los dos pudiera acercarse a la puerta, esta se abrió, mostrando que quienes habían tocado habían sido justamente las cinco yeguas a las que Dusk tanto quería ver, y al mismo tiempo, tanto temía ver.
"Chicas…" Dijo Dusk lentamente, poniéndose pálido al no saber cómo reaccionarían sus amigas.
Al ver a las cinco yeguas, Dusk notó inmediatamente que los ojos de sus amigas lo veían a los ojos esta vez. Y al instante, con tan solo ver la forma en que lo veían y el brillo en sus ojos, Dusk supo que esta vez sus amigas sí lo reconocieron. Al darse cuenta de eso, Dusk sintió como si su cuerpo se hubiera quitado un gran peso de encima, e inmediatamente puso una tierna sonrisa y sintió una gran calidez en su corazón al ver que finalmente había recuperado a sus amigas.
Applejack y las demás yeguas entraron lentamente en la biblioteca y desviaron la mirada por un instante, como si quisiera evitar ver la sonrisa de Dusk en ese momento.
"¿Están seguras que quieren que yo lo haga?" Dijo Applejack, girándose hacia atrás para ver a sus amigas con una mirada preocupada. Entonces sus cuatro amigas asintieron y volvieron a desviar la mirada.
Sin entender lo que pasaba, Dusk vio confundido cómo Applejack se le acercó lentamente y se paró frente a él. Luego ella levantó muy alto su casco delantero y golpeó a Dusk en la cara con todas sus fuerzas, causando que Dusk saltara por el golpe y cayera de espaldas contra el piso, con una cara de completa confusión e incredulidad.
Por unos segundos Dusk solo se quedó quieto, inmóvil, viendo a la nada mientras tocaba su adolorida mejilla. Luego él movió lentamente su cabeza para volver a ver a sus amigas. Y entonces su sorpresa fue aún mayor al ver que sus cinco amigas estaban llorando.
"¿Cómo creíste…?" Dijo Applejack con lágrimas en sus ojos, mirando a Dusk con una mezcla de enojo y pena. "¿¡Cómo creíste que podríamos ser felices olvidándote!?" Gritó Applejack, llorando de angustia luego de haber golpeado a Dusk para sacar ese dolor que sentía dentro.
El grito de tristeza de Applejack fue algo que afectó mucho más a Dusk que el golpe que acababa de recibir. Ante él estaban sus cinco preciadas amigas, todas con la misma expresión de pena y enojo, sintiéndose traicionadas al descubrir que Dusk había tratado de borrar su existencia de sus mentes.
"Fue muy cruel… hacer que olvidáramos todos los bellos momentos que pasamos juntos." Dijo lentamente Fluttershy, también llorando, mirando a Dusk fijamente.
"Yo… Lo sé…" Respondió Dusk lentamente, bajando su cabeza y luego volviendo a ver a sus amigas, compartiendo la mezcla de emociones que ellas también sentían en ese momento. "Solo… Quería mantenerlas a salvo. Y… Era la única forma de lograr encerrar a Discord y que él ya no las lastimara más."
"¡Podíamos haber buscado otra manera! ¡Juntos!" Dijo Rarity, mirando con reproche a Dusk y luego secándose sus lágrimas.
"Sí. ¡Todo esto es culpa de Sunset! ¿¡Cómo dejaste que ella te convenciera de hacerlo!?" Dijo Rainbow Dash mirando muy enojada a Dusk.
"¿Quién es Sunset?" Preguntó Dusk confundido, sin entender a qué se refería su amiga.
Al escuchar aquello, las cinco yeguas se quedaron inmóviles, con miradas confundidas. Entonces Spike apareció por detrás de Dusk y, sin que Dusk lo viera, les hizo rápidas señas a sus amigas para que no siguieran hablando de Sunset frente a Dusk.
"Eh… P-Parece que hay muchas cosas de las que debemos conversar." Dijo Rarity, mirando un poco confundida a Spike y luego a Dusk. Entendiendo que a pesar de haber recuperado sus recuerdos, tal parecía que aún habían cosas que no sabían.
"Oh… Yo… sí, lo entiendo. Sé que aún tenemos cosas de las que debemos hablar." Respondió Dusk despistadamente. Y ya que no había visto las extrañas señas de Spike, pensó que Rarity y las demás podían estar refiriéndose a otra cosa, un muy importante asunto que aún estaba inconcluso entre ellos. "Aún debemos hablar sobre lo que pasó en la Gran Gala del Galope, y la respuesta que yo-"
"¡No!" Gritaron las cinco yeguas al mismo tiempo, asustadas de que Dusk dijera algo de más en voz alta.
La verdad era que ninguna de las yeguas se enteraba aún que sus demás amigas también se le habían declarado a Dusk aquella noche. Y por supuesto, no querían que Dusk hablara de una posible respuesta a su declaración en frente de las demás, pues sería una situación muy incómoda para todas.
"S-Sobre lo que pasó en la Gran Gala del Galope… L-Lo hablaremos en otro momento." Dijo Rainbow Dash levemente sonrojada, intentando ocultar su nerviosismo. "No nos estábamos refiriendo a eso."
"¿Eh? ¿Entonces a qué se referían?" Preguntó Dusk confundido.
En ese instante, nuevamente Spike saltó desesperado detrás de Dusk para que las yeguas lo vieran, y nuevamente les hizo señas para que no siguieran hablando respecto al tema.
"Eh… Bueno… No estamos seguras de lo que pasó ayer…" Dijo Pinkie Pie mirando á Dusk luego de mirar confundida a Spike, entendiendo que por alguna razón el pequeño dragón no quería que mencionaran el nombre de Sunset Shimmer frente a Dusk. "Pero lo que sí podemos decirte es… ¡Ya basta de meter a más yeguas en tu vida!"
"¿M-Meter más yeguas en mi vida?" Preguntó Dusk confundido, y sonrojado por alguna razón.
"Sí… Ya basta de jugar al casanova. ¡Deja de atraer a las yeguas! Si cierta yegua no se hubiera vuelto una celosa maniática, nada de esto hubiera sucedido." Agregó Pinkie Pie, guiñándole un ojo a Spike al decir 'cierta yegua' para no decir el nombre de Sunset, a lo que Spike solo respondió golpeándose la cara con su garra por lo 'sutil' que era Pinkie Pie.
"¿Cierta yegua celosa? ¿De qué estás hablando?" Volvió a preguntar Dusk, pensando que todo lo que decía su amiga era otro de sus locos discursos sin sentido. "Y yo no soy un casanova. No atraigo a las yeguas." Agregó Dusk sonrojado.
'TOC-TOC' Justo en ese instante, por segunda vez esa mañana, tocaron la puerta de la biblioteca. Y como Pinkie Pie era la más cercana a la puerta, fue la encargada de abrir. Al hacerlo, vio que había una pony con una elegante capa azul que, con una capucha del mismo color, ocultaba su rostro. Entonces aquella pony bajó su capucha para mostrar que era probablemente la yegua más hermosa que cualquiera de los presentes había visto. Una yegua alta, de pelaje rosa y melena color rosa, lila y amarillo.
"¡Hola! ¿Esta es la casa de Dusk Shine?" Dijo la hermosa yegua rosa con una dulce voz y una radiante sonrisa.
'¡PAF!' Pinkie Pie cerró la puerta de golpe y miró molesta a Dusk.
"¡Ya lo dije! ¡Deja de atraer yeguas! ¡No quiero más rivales!" Dijo Pinkie mirando amenazante a Dusk.
"¡Pinkie! ¡No seas grosera!" Dijo Rarity rápidamente, corriendo para abrir la puerta nuevamente. En cuanto ella abrió la puerta, inmediatamente comenzó a disculparse con aquella yegua rosa. "Perdona a mi amiga, está un poco distraída esta mañana, pero…" En ese momento Rarity se congeló al reconocer a la yegua que estaba parada frente a ella. "Tú… ¡Tú eres la Princesa Mi Amore Cadenza!" Gritó Rarity, casi en shock por la sorpresa y la emoción.
"¿Princesa?" Preguntó Applejack confundida.
"¿Mi Amore Qué?" Preguntó Rainbow Dash, creyendo que Rarity había dicho algún trabalenguas.
"¿Cadance?" Dijo Dusk, tan sorprendido como Rarity, viendo que su antigua niñera, y princesa del reino, estaba parada frente a la puerta de su hogar.
"¡Dusk!" Dijo Cadance emocionada, entrando rápidamente a la biblioteca para darle un gran abrazo a Dusk, quien por su parte se sonrojo al sentir el suave aroma y pelaje de la alicornio. "Dime, ¿Quieres que hagamos nuestro saludo secreto?" Agregó Cadance luego de abrazar a Dusk, mirándolo con una tierna sonrisa.
"¿¡EH!?" Dijo Dusk sorprendido, sonrojándose mucho ante lo que le pedía Cadance. "Y-Yo… Creo que estoy grande para eso…" Dijo Dusk, mirando de reojo a sus amigas y desviando la mirada sonrojado.
"Vamos… Por mí." Dijo Cadance con la sonrisa más tierna que pudiera tener una yegua, haciendo que Dusk se espantara y bajara su cabeza, resignado ante lo que estaba a punto de hacer.
"~Rayos de sol al despertar~" Cantaron Cadance y Dusk al mismo tiempo mientras saltaban, luego agachándose, cubriendo sus ojos y descubriéndolos. "~Choca los cascos y luego a saludar~" Cantaron ambos mientras chocaban sus cascos y luego ponían sus traseros cerca y los agitaban.
"¡Pfft!" Bufó Rainbow Dash, aguantándose la risa al ver a Dusk haciendo ese baile. En tanto que el rostro de Dusk estaba más rojo de lo que podía soportar, sintiendo que quería que la tierra se lo tragara en ese preciso momento.
"Eso fue muy tierno." Dijo Fluttershy con una pequeña sonrisa.
"Sí… pues qué bueno que les gustara, porque nadie lo volverá a ver jamás." Dijo Dusk tapándose su rostro con su casco mientras intentaba ocultar su vergüenza.
"Yo no estaría tan seguro." Dijo Spike con una sonrisa malévola, quien había aprovechado para sacarle una foto a Dusk justo cuando agitaba su trasero. Lo que provocó que Dusk bajara su cabeza derrotado, sabiendo que más tarde tendría que chantajear a su hermanito con varias gemas para poder conseguir quitarle esa foto.
"Cómo sea… Lo más importante es, ¿¡Qué estás haciendo aquí!?" Preguntó Dusk, volviendo a concentrarse en la sorpresiva llegada de Cadance.
"Bueno, hace mucho que no te veía, así que quise a pasar a ver como estabas. Más aún después de enterarme por todo lo que pasaste tú y tus amigas." Dijo Cadance mirando con leve preocupación a Dusk. "Además, hay algo que quería entregarte personalmente." Agregó Cadance, levitando un pequeño sobre que traía bajo su capa, y entregándoselo a Dusk.
Al tomar el sobre, Dusk lo abrió, y leyó con asombro lo que había escrito.
"Es… un parte de matrimonio…" Dijo Dusk con sorpresa, quedándose sin palabras.
"Te ves algo sorprendido." Dijo Cadance, mirando un poco preocupada a Dusk. "Pensé que Shining te había contado que lo nuestro… era ya bastante serio."
"¿Eh? Oh, sí, es solo… que es algo repentino…" Dijo Dusk intentando sonreír, pese a que sentía un extraño sentimiento de confusión.
"Sabía que lo de Cadance y Shining era algo serio. Por tantos años dije que haría todo lo posible para quitarle a ese bobo el corazón de Cadance. Juré que si algún día llegaba este momento, yo haría todo lo posible para impedir esa boda. Pero ahora…" Pensó Dusk confundido, mirando de reojo a sus amigas, que lo miraban atentamente. "Siento que lo que siento por Cadance es amor, pero no es el mismo amor que siento por…"
"Ese tonto tiene demasiada suerte…" Dijo finalmente Dusk, fingiendo estar molesto. "Espero que seas muy feliz." Agregó Dusk con una pequeña y honesta sonrisa. Sintiéndose orgulloso de finalmente poder reconocer, controlar y entender mejor sus propios sentimientos.
"Me alegra escucharlo." Dijo Cadance muy feliz, dándole otro cálido abrazo a Dusk. "Y yo también quiero que tú seas tan feliz como yo lo soy ahora. Y es por eso que… me gustaría tener una pequeña charla con tus amigas." Agregó Cadance, volteándose para mirar a las cinco yeguas allí presentes.
"¡Oh por dios, oh por dios, oh por dios! ¡La princesa Mi Amore Cadenza quiere hablar con nosotras!" Dijo Rarity emocionada, quien parecía conocer más sobre la Princesa del Amor que las demás, aunque fuera por las revistas de farándula y moda que leía.
"¿De verdad es una princesa?" Preguntó Applejack un poco incrédula, ya que como yegua de campo que era, no estaba demasiado informada de las cosas que ocurrían en la gran ciudad, y su abuela siempre le había enseñado que la princesa Celestia era la única princesa del reino, al menos hasta la llegada de la princesa Luna.
"Sí, lo soy. Pero es cierto, prefiero tener un perfil mucho más bajo que mi tía, jeje." Respondió Cadance sonriendo amablemente, alzando por un instante sus alas ocultas bajo su capa, para que Applejack viera que en efecto era una alicornio.
Al ver las alas de Cadance, los rostros de Applejack, Rainbow Dash, Fluttershy y Pinkie Pie se asustaron por un segundo al entender que habían estado hablando de tú a tú con un princesa, sin darle una reverencia, e incluso casi se burlan de su baile con Dusk. Pero Cadance lejos de molestarse, solo se rio de las divertidas caras de las yeguas.
Dándole un rápido adiós a Dusk, Cadance y las demás yeguas salieron de la biblioteca con rumbo desconocido, mientras Spike y Dusk se quedaron de pie en silencio, sin saber qué hacer.
"¿Cuándo será el día que despierte sin que algo extraño ocurra?" Dijo Dusk pensando en voz alta, dándose cuenta de todas las cosas que habían sucedido en solo unos minutos esa mañana.
"Si nada emocionante pasara, no podría comer tantas gemas como lo hago." Respondió Spike encogiéndose de hombros.
"¿Qué? ¿A qué te refieres?" Preguntó Dusk confundido.
En ese instante Spike se tapó la boca al darse cuenta que casi le revela a Dusk su pequeño secreto, sobre su pequeño 'trabajo extra' en Ponyville, del cuál no podía enterarse.
"Eh, ¡Nada! N-No importa, jeje." Dijo Spike riéndose nerviosamente. "P-Por cierto, me alegra que por primera vez estuvieras con Cadance y no actuaras como un bobo enamorado." Agregó Spike, queriendo cambiar rápidamente de tema.
"¿Eh? S-Sí, bueno… Creo que he cambiado mucho en este año que he estado en Ponyville…" Dijo Dusk, poniendo una mirada pensativa al recordar todos sus cambios emocionales en ese año.
"Sí, eh… Bueno, yo también me voy." Dijo Spike rápidamente, aprovechando que Dusk parecía perdido en sus pensamientos para poder ir a su pequeño 'trabajo extra'. "Hoy hay una gran convención de comics en el pueblo, así que estaré allí todo el día. Nos vemos." Dijo Spike, despidiéndose rápidamente de Dusk y saliendo de la biblioteca.
"Sí… quizás ahora ya sepa lo que es el verdadero amor…" Murmuró Dusk, tan concentrado en sus pensamientos, que no le prestó atención a Spike cuando se fue.
Luego de murmurar esas palabras, Dusk abrió grande los ojos y se golpeó rápidamente la cabeza como castigo.
"¡Tonto, tonto, tonto! ¿¡Cómo puedes decir que sabes lo que es el verdadero amor, cuando aún sigues indeciso entre cinco yeguas!?" Pensó Dusk, molestándose consigo mismo. "Incluso… quizás indeciso entre seis yeguas…" Pensó Dusk sonrojándose, recordando que cierta alicornio también lo había besado y había comenzado a generar fuertes sentimientos dentro de él.
"Heh… Quizás lo que dijo Pinkie Pie sea verdad, y solo soy un desvergonzado casanova que busca enamorarse de muchas yeguas…" Murmuró Dusk cabizbajo, burlándose de sí mismo. "Qué estoy diciendo, ¡Es una locura! No es como si yo fuera tan irresistible como para que las yeguas hermosas simplemente tocaran la puerta de mi casa sin cesar." Se rio Dusk tontamente.
'TOC-TOC' Justo en ese momento, nuevamente tocaron la puerta de la biblioteca. Entonces Dusk abrió la puerta sonriendo, pensando que debía ser Spike que había vuelto, pues obviamente lo que había dicho sobre que las yeguas hermosas se agolpaban en su puerta era una tontería. Pero al abrir la puerta, la cara de Dusk se contrajo de la sorpresa, al ver que efectivamente quien había tocado, había sido una hermosa yegua desconocida. Era una pegaso de pelaje blanco y melena rubia, con un mechón azul, quien, por alguna extraña razón, Dusk pensó que le recordaba a alguien, pero no lograba recordar a quién específicamente. Entonces la yegua blanca sonrió alegremente y miró cariñosamente a Dusk.
Al ver a Dusk, la pegaso blanca pareció querer por un instante saltar y abrazar a Dusk, sin embargo, ella inmediatamente se contuvo. Mientras tanto, Dusk solo se quedó mirándola embobado, pensando en que quizás Pinkie sí tuviera razón y él fuera un imán de yeguas bonitas sin saberlo.
"¿¡Cómo puedo ser tan desvergonzado!?" Pensó Dusk sonrojándose, sacudiendo su cabeza para alejar esas absurdas ideas.
"Hola, mi nombre es… eh… ¡Golden Feather!" Dijo Celestia, bajo su disfraz de pegaso. Rápidamente creando una nueva identidad para su nueva apariencia temporal. "Soy una pegaso de Cloudsdale, y no conozco mucho sobre Ponyville, y alguien me dijo que el bibliotecario del pueblo era un potro muy amable. Así que quería saber si puedes darme un pequeño recorrido por el pueblo… Si es que no estás ocupado." Agregó 'Golden Feather', acercándose un poco a Dusk y dándole una coqueta mirada. Decidiendo divertirse un poco con su querido alumno.
Al tener tan cerca a aquella yegua, Dusk inmediatamente dio un paso atrás nervioso y se sonrojó, sin aún poder quitarse de la cabeza la idea de que quizás fuera cierto que él era una casanova sin darse cuenta.
"Eh… Yo… bueno, en realidad, no tengo nada más que hacer hoy." Dijo Dusk desviando la mirada nervioso, luego mirando a la pegaso blanca, quien sonreía. Aquello causó que Dusk se sorprendiera, al sentir que aquella dulce sonrisa lo tranquilizaba, una extraña sensación que le traía cierta nostalgia de alguna parte.
"¡Perfecto!" Dijo Golden Feather emocionada, saltando para tomar un casco de Dusk, y empujándolo para que empezaran ya mismo a recorrer el pueblo. Lista para pasar un rato agradable con Dusk, comprobar que estuviera bien, y no menos importante, para jugarle alguna broma como era su costumbre.
Así fue como Dusk y Celestia, o más bien, Golden Feather, comenzaron a recorrer las calles de Ponyville, con Dusk sirviendo de guía turístico, indicándole a Golden los nombres de las principales tiendas y demás construcciones destacadas del pueblo, como la alcaldía y la fuente. Sin embargo, poco a poco Dusk se dio cuenta que a Golden Feather poco parecía importarle los edificios. Ella simplemente sonreía mientras se apegaba a Dusk y lo empujaba de vez en cuando juguetonamente, además de concentrarse más en los ponies que pasaban por su lado que en los edificios.
"No sabes cuánto disfruto de esta tranquilidad." Dijo Golden con una enorme y tierna sonrisa al ver que unos potrillos jugaban a la pelota y pasaron al lado de ella sin siquiera fijarse en ella. "Caminar tranquilamente sin que nadie te observe ni quiera hacer una reverencia."
"¿Los pegasos en Cloudsdale te hacen reverencias?" Preguntó Dusk confundido.
"Eh…. Sí, es que… ya sabes… mi familia es muy adinerada y a veces algunos ponies me tratan como si casi fuera de la realeza, jeje." Se rio nerviosa Golden, dándose cuenta que debía de ser más cuidadosa al hablar, para que Dusk no descubriera quién era realmente.
"Oh, claro, te entiendo." Dijo Dusk sonriendo. "De hecho, desde hace unos días, yo-"
"¡Mira! ¡Ahí está Dusk!" Dijo repentinamente una voz femenina, que hizo que Dusk y Golden se voltearan. Entonces Dusk reconoció a Daisy, la florista, quien se acercó hasta donde estaba junto a sus dos inseparables amigas, Lily y Rose. "Hoy volvimos a Ponyville. Luego de todo el desastre que hizo ese tal Discord, no estábamos seguras si volver o no. Pero ya comprobamos que todo está bien. Y queríamos agradecerte en persona por haber salvado todo Ponyville."
"Oh, no se preocupen, no fue nada. De hecho no fui solo yo." Dijo Dusk con una sonrisa nerviosa, mostrando justamente lo que había querido decirle a Golden Feather momentos antes. Eso era algo que se había repetido desde que Dusk y sus amigas habían salvado Ponyville de Discord. Muchos ponies del pueblo se le acercaban para agradecerle. Y aunque a Dusk le gustaba recibir esos agradecimientos, también le estaba comenzando a incomodar que ya no pudiera caminar tranquilamente sin que alguien lo interrumpiese.
"Al menos es algo que no durará para siempre. No puedo imaginar cómo la princesa Celestia puede soportar ser siempre el centro de atención." Pensó Dusk con una mirada cansada. Algo que hizo que Golden Feather sonriera traviesamente, al adivinar lo que Dusk estaba pensando.
"¡Fue horrible! ¡Nuestras propias flores comenzaron a bailar y a burlarse de nosotras!" Dijo Lily, horrorizada al recordar cuando Discord comenzó a cambiar el pueblo. "¡Todas estábamos en peligro y la princesa Celestia ni siquiera se movió de su trono para ayudarnos! Si no hubiera sido por ti y las chicas, este pueblo estaría acabado." Agregó Lily con resentimiento en su voz.
"Eh… sí, gracias." Dijo Dusk desviando su mirada, queriendo ocultar el hecho que le disgustó aquel comentario.
"Bien, nos vemos. Tenemos que ir a la convención de comics que está en el parque." Agregó Daisy, sonriéndole nuevamente a Dusk. "Nuevamente, ¡Gracias!" Entonces las tres floristas siguieron con su camino, dejando a Dusk y Golden quietos, mirándolas mientras se alejaban.
"¿Qué pasa? Te ves algo molesto." Preguntó Golden curiosa, levantando una ceja al ver que Dusk tenía el ceño ligeramente fruncido.
"No es nada, es solo… Que no me gusta que hablen mal de mi maestra." Dijo Dusk suspirando. "Ninguna de ellas sabe lo que realmente hace la Princesa Celestia por este reino y por protegernos a todos nosotros."
"Hmm, puede ser… Pero ellas también tienen razón. Yo… Yo creo que la Princesa Celestia pudo haber manejado mejor las cosas." Dijo Golden desviando la mirada con una mirada pensativa. "Debemos tener mejores defensas y ser más fuertes ante los males y peligros que acechan al reino…"
"¿Y crees que todo es culpa de la princesa? ¿Que ella debe cargar con todo ese peso sola?" Preguntó Dusk, sintiéndose un poco molesto al creer que Golden estaba juzgando a Celestia.
"No… Por eso ella te tiene a ti." Respondió Golden con una sonrisa, tocando afectuosamente el costado de Dusk con su casco.
"La princesa no solo me tiene a mí. Te tiene a ti, y a todos los demás ponies de Equestria." Dijo Dusk con una tierna sonrisa. "Ella confía en la fuerza de todos, y que estando todos los ponies juntos, ningún mal podrá vencernos."
"Hmm… Quizás el mal que nos acecha sea demasiado, incluso para las tres razas unidas…" Susurró Golden pensativamente, pensando en algo que había estado pensando desde hacía bastante tiempo. Entonces se dio cuenta que Dusk la miraba confundido y que nuevamente se había salido del papel, entonces ella cambió su expresión seria y se recordó que debía dejar de actuar como guardiana del reino por ese día. "Eh… Esas yeguas dijeron que iban a ir a una convención. ¡Deberíamos ir también!" Agregó rápidamente Golden con una nerviosa sonrisa, cambiando de tema para que Dusk dejara de verla sospechosamente. Entonces Golden empujó a Dusk para que corrieran y fueran también hasta el parque.
Al llegar al parque, fue Dusk quien se sorprendió más que Golden al ver lo que allí había. Se habían instalado varios puestos, en los que parecían venderse varios libros, comics y figuritas de acción. Además había un escenario en donde algunos ponies daban charlas mientras los ponies del público, al igual que la gran mayoría de ponies que visitaban los puestos, estaban disfrazados de algún personaje de ficción. Y en la entrada del parque se había colocado un gran cartel que decía: 'PonyCon'.
"¿Qué cosa es una PonyCon?" Preguntó Dusk confundido, pensando en voz alta. Luego recordando que Spike le había mencionado que habría una convención de comics en Ponyville.
"Wooo… ¿Por qué hay tantos ponies disfrazados? ¡Parece divertido! ¡Vamos!" Dijo Golden Feather emocionada, viendo que habían varios stands vendiendo distintos productos.
Emocionada al ver algo nuevo, Golden inmediatamente corrió hacia uno de los stands que estaba más lleno, suponiendo que si habían tantos ponies allí, era porque debía de haber algo bueno. Y al verla correr, Dusk rápidamente la siguió, sintiéndose extraño al estar rodeado de ponies que llevaban máscaras, antifaces, o incluso disfraces de cuerpo completo.
"Espera un momento… ¡Yo conozco ese comic!" Dijo Dusk luego de llegar junto a Golden al stand escogido por la pegaso. En donde había una gran mesa en donde se vendía el famoso comic de Lyra: 'Amor Prohibido'.
"¿Qué es esto? ¿Arte local?" Dijo Golden, tomando uno de los comics que estaban a la venta y comenzando a leerlo.
Mientras Golden Feather leía, Dusk se acercó y tomó uno de los comics, recordando que, aunque a él no le gustara leer comics, hacía bastante tiempo se había prometido leer ese, dado que a todos en el pueblo parecía gustarle.
"Bien, supongo que es hora de ver por qué tanto alboroto por este comic…" Pensó Dusk mientras miraba la portada y lo abría. "Qué curioso, el pony de la portada tiene mi mismo corte de melena."
Poco a poco Dusk fue leyendo el comic, y conforme avanzaba en las páginas, sus ojos se fueron abriendo lentamente más y más. Pronto comenzó a pasar de página más rápidamente, concentrándose más en los dibujos que en el diálogo, con sus ojos completamente abiertos del shock al descubrir finalmente la verdadera naturaleza de ese comic.
"¿¡Qué es todo esto!?" Gritó Dusk, completamente sonrojado luego de terminar de ver el comic.
La primera cosa que dejó en shock a Dusk, fue descubrir que él había permitido que una revista con dibujos bastante sugerentes, casi obscenos, entrara en la biblioteca. Él siempre había pensado que el comic de Lyra era algo infantil y de bajo perfil, ya que incluso había sorprendido a Spike leyéndolo a escondidas, quien siempre había gustado solo de leer comics de superhéroes. Pero la realidad era que los dibujos eran para un público adulto, mostrando a sus protagonistas en variadas situaciones que siempre terminaban en algún acto carnal.
Eso era suficiente para dejar a Dusk en shock por sí solo, pero el otro gran detalle obvio que lo dejó anonadado… ¡Era que el comic se trataba sobre él! No usaban su nombre original, pero el personaje principal era un potro llamado Dusk, también apodado por las yeguas 'Dusk-sempai' quien tenía el mismo color de pelaje y melena de Dusk Shine. Además, la historia trataba sobre como las yeguas del pueblo donde vivían se enamoraban de él. Con personajes como 'Clarity', 'Flutter-chan', 'Kinky Pie', 'Juicy Apple' y 'Rainbow Lash' que eran una obvia alusión a sus cinco amigas, y cuyos dibujos, exceptuando ciertos detalles, eran las vivas imágenes de sus queridas amigas.
"Y-Yo… Yo jamás hice nada de esto con ellas…" Dijo torpemente Dusk, rojo de la vergüenza, al ver dibujos en los que 'Dusk-sempai' besaba a 'Clarity' y 'Juicy Apple' al mismo tiempo, o cuando 'Dusk-sempai' tenía una relación carnal con 'Flutter-chan' bajo un árbol, o cuando 'Kinky Pie' se vestía completamente de cuero para cumplir un extraño fetiche de 'Dusk-sempai'. "Esto… ¡Esto es inmoral!" Dijo Dusk desviando la mirada avergonzado, pero inevitablemente imaginándose a sus amigas y a él mismo en esos lascivos actos, lo que hizo que se pusiera aún más rojo de lo que estaba.
En ese momento, Dusk se percató de otro importantísimo detalle. La creadora del comic, Lyra, tuvo que tener la inspiración para escribir su comic en su propia vida. De hecho, habían varios sucesos dibujados en el comic de Lyra que eran sorprendentemente parecidos a verdaderas situaciones que le habían ocurrido a Dusk y sus amigas. Y ahora que Dusk lo veía externamente, se daba cuenta de lo obvio que era ver que las yeguas estaban enamoradas del protagonista, viendo cómo las yeguas del comic hacían locuras para acercarse al Dusk del comic de una forma romántica, ¡Tal como habían hecho sus amigas al estar con él!
"Lyra hizo este comic. Las chicas y Spike lo leían. ¡Todos en el pueblo lo leían! Acaso… ¿¡Acaso era el único que no sabía que mis amigas estaban enamoradas de mí!?" Pensó Dusk avergonzado, recordando las declaraciones de amor de sus cinco amigas. Sosteniendo su cabeza al darse cuenta de lo despistado que había sido.
"Oye, buen cosplay de 'Dusk-sempai'." Dijo repentinamente un pony que pasaba al lado de Dusk, disfrazado con una chaqueta naranja, una banda azul en su cabeza y una peluca rubia puntiaguda. "Aunque te equivocaste en los colores de la cutie mark. Error de novato." Agregó el potro fanático disfrazado, alejándose nuevamente.
"Yo no estoy disfrazado de ese Dusk. ¡El Dusk del comic está basado en mí!" Dijo Dusk molesto. Enojándose con la ironía de que los ponies fanáticos de esa convención creyeran que él estaba haciendo alguna clase de ridículo cosplay. "Vamos Golden, es mejor que salgamos de aquí." Agregó Dusk, decidido a salir pronto de aquella loca convención.
En ese instante Dusk bajó su cabeza a su lado y vio que Golden estaba absorta leyendo aún el comic. Dusk no pudo ver la cara de Golden debido a que estaba cubierta por el comic que leía, pero lo preocupó ver que Golden parecía estar temblando ligeramente.
"Golden, yo… lo siento. No sabía que vendían este tipo de mercancía provocativa en este lugar." Dijo Dusk preocupado, pensando que ver dibujos tan sexualizados había horrorizado a aquella pegaso, quién no conocía lo 'especiales' que podían ser los ponies de Ponyville. "Te prometo que los ponies de este pueblo son amables y no piensan en hacer esas cosas que-"
"Lo amo…" Susurró Golden Feather respirando agitadamente, temblando de emoción. "¡Amo este comic! ¿¡Cómo no me enteré antes de esto!?" Dijo Golden emocionada, despegando su cara del comic y mostrando que estaba toda sonrojada, con una sonrisa algo pervertida mientras respiraba agitadamente y abrazaba el comic que acababa de leer.
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"No sabía que Dusk podía ser tan sucio…" Pensó Golden viendo con una sonrisa traviesa a su querido estudiante. "No, Dusk jamás haría nada de eso… ¡Pero solo imaginarlo…!" Pensó Golden excitada mientras su imaginación pensaba en nuevas situaciones eróticas que podría vivir Dusk.
Repentinamente Dusk se distrajo al ver que varios ponies a su alrededor comenzaban a mirarlo y a apuntarlo, susurrando entre ellos mientras sostenían sus copias recién compradas del comic de Lyra. Rápidamente Dusk entendió sobre qué debían de estar hablando, pues él justamente estaba parado al lado del stand en donde vendían los comics de su doppelganger de caricatura.
"Es mejor que nos vayamos." Dijo Dusk nervioso, tomando del casco a Golden para que lo acompañara.
"¿Eh? P-Pero yo quiero seguir leyendo…" Dijo Golden Feather con una cara de puchero. Sin embargo, al ver que Dusk tenía una mirada incómoda al convertirse en el centro de atención, Golden recordó que ella estaba allí para pasar un día agradable con Dusk, y que esa era su prioridad. "Está bien, solo… dame un segundo." En ese instante Golden corrió hasta el vendedor del comic que estaba tras el stand, y escribió en un papel. "Esta es mi dirección, por favor envíe una copia por cobrar de todos los volúmenes del comic." Agregó Golden Feather con una sonrisa, extendiéndole el papel al vendedor, y luego corriendo de vuelta con Dusk para salir de allí.
Mientras Dusk y Golden se retiraban, el vendedor de comics, que estaba allí como empleado de Lyra, tomó el papel que le había pasado la pegaso blanca y leyó la dirección.
"¿¡El Castillo Real de Canterlot!?" Leyó el vendedor asombrado, sin saber si aquello era una broma o si sería real.
Por su parte, una vez salieron del parque de Ponyville y se alejaron de la 'PonyCon', Dusk y Golden volvieron a adentrarse en las calles principales del pueblo. Las cuales tenían muy pocos ponies circulando, ya que parecía que la gran mayoría del pueblo se encontraba en la convención.
"Quizás podríamos ir al Spa del pueblo. A mis amigas les gusta mucho ir allí." Dijo Dusk con una mirada pensativa mientras caminaban. Queriendo ser un buen guía turístico para Golden Feather, para que ella se llevara la mejor de las impresiones de Ponyville.
"¡Nah! Siempre voy al Spa a escondidas." Respondió Golden Feather, recordando que a veces, cuando tenía cinco o diez minutos libres a la semana, se escapaba de sus mayordomos para un rápido baño de vapor.
Repentinamente Dusk se distrajo al escuchar a un pequeño potrillo llorar. Entonces Dusk miró a su lado y vio que no lejos de allí, bajo un árbol, se encontraban tres pequeños potrillos, de los cuales dos miraban con tristeza hacia la copa del árbol mientras el tercero lloraba.
"¡Yo voy por ella!" Dijo repentinamente Golden Feather, volando hasta la copa del árbol, sacando una pelota que se había quedado atorada allí, y devolviéndosela al pequeño potrillo. "No llores. Cuando tengas miedo y no sepas qué hacer, solo tienes que pedir ayuda." Dijo Golden acariciando tiernamente al pequeño potrillo, mientras este dejaba de llorar y sonreía al sentir el cálido tacto de la pegaso blanca.
Mientras eso sucedía, Dusk solo se quedó mirando desde donde estaba. Luego sonrió tiernamente y se sonrojó un poco al ver lo dulce que era Golden Feather.
"Vamos Dusk, ¡Hay que jugar!" Dijo Golden con mucho entusiasmo, mirando a Dusk con una gran sonrisa que llenó de calidez el corazón de Dusk. Entonces Golden Feather se puso a jugar a la pelota con los potrillos, compartiendo y riendo como si ella también fuera solo una pequeña potranca.
Al ver el entusiasmo de Golden, Dusk no pudo evitar sentirse contagiado por esa alegría, y olvidando por un segundo que ya era un potro adulto, también se unió al juego. Así jugaron a la pelota por varios minutos, con Golden Feather volviéndose competitiva a ratos, para mostrar sus buenas habilidades dominando la pelota, pero al mismo tiempo, siempre poniendo atención a los potrillos para que se entusiasmaran y también se divirtieran.
Finalmente las madres de los potrillos los llamaron, y los tres potrillos se alejaron, no sin antes darle un fuerte abrazo a Golden, quien por su parte, sonrió emocionada al sentir esos abrazos.
"Huff… Eso fue divertido." Dijo Dusk, aún un poco cansado luego de jugar, ya que no estaba acostumbrado a tanta actividad física. "Y ahora, ¿Qué te gustaría hacer?"
En ese instante Golden Feather puso una mirada pensativa, luego abrió grande sus ojos ante una gran idea, y miró coquetamente a Dusk, acercándose lenta y elegantemente, y tocando su pecho con su casco.
"Quiero que nos revolquemos juntos…" Dijo Golden acercando su rostro a Dusk y dándole una muy sexy mirada, causando que Dusk se sorprendiera y se sonrojara hasta las orejas.
Entonces Golden se agachó rápidamente y se revolcó en el pasto, estallando en risas al ver lo nervioso que Dusk se había puesto. Solo entonces Dusk se dio cuenta que Golden se había referido a revolverse en el pasto, lo que hizo que suspirara de alivio y viera a la pegaso con una divertida cara de reproche. En seguida, Dusk también se recostó de espaldas sobre el pasto, sonriendo mientras Golden giraba y se reía, como si nunca antes se hubiera revolcado en el pasto.
"¿Cómo es que te gusta esto más que ir al Spa?" Preguntó Dusk una vez que Golden dejó de girar y se recostó al lado de Dusk.
"No es que me guste más, de hecho, amo ir al Spa. A veces una yegua quiere que la mimen y que su pelaje y melena brillen." Respondió Golden sonriendo, moviendo su melena con un gesto muy femenino. "Pero también hay veces que una quiere solo disfrutar de las cosas simples, jeje." Agregó Golden con una pequeña sonrisa.
Al ver la sonrisa de Golden, Dusk no pudo evitar sonrojarse y desviar la mirada. Entonces él volvió a poner su vista en el cielo mientras se repetía mentalmente algo que había estado pensando desde hacía un rato, luego de estar tanto rato junto a Golden Feather.
Dusk no se podía sacar de la cabeza lo dulce y tierna que había sido Golden con los potrillos, tal como hubiera sido Fluttershy si hubiera estado allí. También, Golden era tan competitiva y divertida como Rainbow Dash. Y su risa, cada vez que reía, Dusk no podía dejar de imaginarse a Pinkie Pie riendo, pues ambas tenían esa misma calidez en su risa. Además, era claro que Golden tenía dos lados muy opuestos que podía conciliar muy bien. Por un lado, tenía su lado coqueto y femenino, digno de la misma Rarity, una de las cosas que Dusk más amaba de ella. Y por otro lado, Golden también amaba las cosas sencillas, y siempre que hablaba tenía una mirada llena de honestidad, que hacía imposible desconfiar de ella, tal como su querida amiga Applejack… Si Dusk tuviera que decirlo… Era como si Golden Feather tuviera las mejores características de sus mejores amigas en una sola pony. Y al pensar aquello, hizo que Dusk se sonrojara aún más.
"¡Dusk!" Dijo repentinamente Golden, apareciendo sobre la cabeza de Dusk cuando este estaba perdido en sus pensamientos, mirando al cielo. "¡Quiero conocer a tu amiga cebra!"
"¿Eh? Tú… ¿C-Cómo sabes que tengo una amiga cebra?" Preguntó Dusk nervioso, poniéndose de pie mientras sus mejillas seguían sonrojadas por lo que había estado pensando segundos atrás.
"¡Oh! Yo… Bueno… Creo que escuché a alguien mencionarlo cuando llegué al pueblo, jeje." Respondió Golden Feather nerviosa. Quien había estado tan divertida, que por un segundo nuevamente casi se olvida de ocultar su identidad secreta.
Entonces ambos ponies se levantaron y comenzaron a caminar en dirección al bosque Everfree. Con una Golden Feather muy sonriente, mientras Dusk se mantenía con sus mejillas ligeramente sonrojadas mientras decenas de distintos pensamientos y sentimientos se agolpaban dentro de él.
Alejado de todo lo que ocurría con Dusk. Sus cinco amigas se encontraban en Sugarcube Corner junto a la Princesa del Amor, la Princesa Mi Amore Cadenza, o, como ella misma les había pedido que la llamaran, simplemente Cadance. Quien por su parte, ahora que estaban en un lugar cerrado, se había quitado su capa de viaje, para así mostrar su verdadera e impactante figura. Una alta y hermosa alicornio, vestida con todos los adornos reales y corona que conllevaba ser una de las tres princesas del reino.
Además de las cinco amigas de Dusk, solo los señores Cake sabían que la Princesa Cadance se encontraba en Ponyville. Lo cual los dejó anonadados cuando Cadance se sacó su capa y reveló su identidad. Entonces ambos ponies corrieron de un lado para otro para llevarles sus mejores pasteles y té a la mesa en donde Cadance y las cinco yeguas se habían sentado.
"Por favor, no se preocupen. Con esto es más que suficiente." Dijo Cadance amablemente, luego de ver lo nervioso que estaban los dueños de la pastelería, quienes seguían llenando la mesa de pasteles para que a ella no le faltara nada. "No se estrese Señora Cake. Es importante que esté relajada en las semanas que vienen. Por cierto… ¿Cuánto falta para que nazca?" Agregó Cadance sonriendo, mirando tiernamente a la señora Cake, a quién ya se le notaba visiblemente que estaba encinta.
"Oh, no se preocupe, aún faltan varias semanas." Respondió la señora Cake sonriendo sonrojada, impresionada con la dulzura de aquella princesa.
"Estoy muy feliz por usted." Dijo Cadance sonriendo nuevamente, mientras la señora Cake sonreía otra vez y se retiraba para darles privacidad.
"¿Eh? ¿Por qué esa sonrisa fue tan triste?" Pensó Pinkie Pie confundida, quien, como experta en sonrisas, supo reconocer que aquella sonrisa fue para esconder algo que a Cadance fugazmente le recordó algo triste.
"Me alegra mucho poder hablar con ustedes finalmente. Hace mucho tiempo que quería conocer en persona a la tímida pero valiente Fluttershy, a la intrépida Rainbow Dash, a la divertida Pinkie Pie, a la fuerte y confiable Applejack, y a la elegante Rarity. ¡Todas son tan hermosas!" Dijo Cadance sonriendo tiernamente, alagando sinceramente a las cinco yeguas que tenía ante ella. "Dusk Shine siempre le enviaba a tía Celestia cartas contando sus aventuras y lecciones aprendidas en Ponyville. Así pude aprender lo mucho que ustedes ayudaron a Dusk a crecer como pony, y lo mucho que Dusk las quiere a todas ustedes. De verdad que les agradezco que hayan logrado que Dusk volviera a abrir su corazón a la amistad, y al amor." Continuó hablando Cadance sonriendo tiernamente, agradeciendo de corazón a aquellas cinco yeguas, y luego bebiendo elegantemente de su taza de té. "¡Este té está delicioso señora Cake! ¡Muchas gracias!" Agregó Cadance feliz, hablando hacia la cocina para que sus anfitriones la escucharan.
Ante las bellas palabras de Cadance, las cinco yeguas no pudieron evitar sonrojarse y desviar la mirada. Aquella yegua no solo era amable, simpática y tierna, también era hermosa, como una modelo, y su voz era dulce y melodiosa. Además… ¡Era una alicornio! ¡Alguien de la realeza! Y en lo único que pensaban las chicas en ese momento era…
"¿¡Ella era la niñera de Dusk Shine!?" Pensaron impactadas las cinco yeguas, entendiendo a la perfección por qué Cadance había sido el primer amor de Dusk. "¡Ella es un diez perfecto! ¡Incluso yo me enamoraría de ella si fuera un potro! Y además… ¡Conoce y adora a Dusk Shine desde que era pequeño!" Pensaron aterradas las cinco yeguas, dándose cuenta que si aquella princesa entraba a la carrera por ganar el corazón de Dusk, ninguna de ellas tendría oportunidad de competir contra ella.
"Yo… hay otra razón por la que quería reunirme con ustedes." Dijo Cadance, dejando de sonreír y poniendo una mirada más preocupada. "Quería decirles que lamento haber interrumpido sus declaraciones de amor a Dusk aquella noche, en la Gran Gala del Galope. Yo… yo fui quien le ordenó a las mayordomos del palacio que desaparecieran a Dusk antes que él les respondiera."
Al decir aquellas palabras, las cinco yeguas se le quedaron mirando confundidas por un segundo. Pero entonces, cada una recordó exactamente a lo que Cadance se refería. Aquel momento en la Gala, en que ellas habían abierto su corazón y cada una había tenido el valor para finalmente confesarles sus sentimientos a Dusk. Y en cada ocasión, antes que Dusk fuera capaz de reaccionar y dar una respuesta, alguien lo había teletransportado lejos de ellas.
"¿¡Fuiste tú!? ¡Tú arruinaste mi declaración!" Gritaron enojadas las cinco yeguas al mismo tiempo. Olvidándose que tenían ante ella a una princesa, y solo sintiéndose furiosas con Cadance por haber arruinado su momento especial con Dusk.
Sin embargo, aquella furia desapareció rápidamente, ya que cada una de las yeguas se dio cuenta que no habían gritado solas, sino que sus demás amigas también habían gritado. ¿Pero cómo eso era posible? Cada una pensó que sus demás amigas no sabían sobre su declaración de amor, y en efecto así era. Pero si con lo que decía Cadance todas se sentían identificadas, eso solo podía significar…
Entonces, como un balde de agua fría, las cinco yeguas se congelaron, mirándose atónitas entre sí, comprendiendo finalmente lo que había sucedido. Tal como si fuera un deja-vu, cuando meses atrás cada una había hablado del potro que les gustaba y todas se enteraron súbitamente que todas hablaban del mismo potro. Ahora se repetía, y cada una comprendió que la declaración de amor que le habían hecho a Dusk, no había sido la única que Dusk había recibido aquella noche.
"U…Ustedes también…" Murmuró Rarity aterrada, mirando a sus amigas.
"Yo… yo no sabía que…" Dijo Pinkie Pie asustada, quedándose increíblemente sin palabras en ese momento.
"¿Todas…? ¿¡Cómo es eso posible…!?" Dijo Rainbow Dash, golpeándose su cara su casco. Con una mezcla de miedo y frustración dentro de ella.
"Yo tengo una habilidad muy particular. Los ponies de Canterlot me llaman la 'Princesa del Amor' porque mi magia siempre ha reaccionado fuertemente al sentir los sentimientos de quienes me rodean. En especial con el amor, porque es un sentimiento muy poderoso." Dijo Cadance, mirando con una sonrisa preocupada a las cinco yeguas. Entendiendo perfectamente, gracias a su enorme empatía mágica, el miedo y confusión que sentían las amigas de Dusk en ese momento. "Aquella noche de la Gran Gala del Galope, estaba muy emocionada por ver a Dusk. Fue entonces que lo vi de lejos, entrando en el castillo, e inmediatamente pude sentir lo que sentía su corazón… Por tantos años, su pobre corazón se cerró a todos a su alrededor, pero luego de un año sin verlo, pude sentir cómo su corazón y sus sentimientos habían cambiado, y sentí una enorme alegría por mi pequeño Dusk." Agregó Cadance con una tierna sonrisa. "Sin embargo, aquello no fue lo único que sentí cuando mi magia y mis pensamientos se concentraron en Dusk. También pude sentir el fuerte lazo que varias yeguas habían formado con él. Y no era un simple lazo de amistad. No, aquel lazo que sentí en esas yeguas, era un lazo de amor. Todas esas yeguas que habían logrado tocar el corazón de Dusk, también habían abierto recíprocamente su corazón hacia Dusk y habían creado ese bello lazo de amor. Y lo que me impacto más aún cuando vi a esas yeguas, es que aquellas cinco preciadas amigas de Ponyville de Dusk estaban preparadas para declarársele esa misma noche. ¡Podía sentirlo! Esa mezcla de miedo, inseguridad, determinación y amor, para darlo todo apenas tuvieran la oportunidad. Y es por eso… que decidí actuar."
"No lo entiendo, ¿Por qué nos interrumpiste si sabes que todas de verdad estamos enamoradas de Dusk?" Preguntó Applejack aún confundida.
"Lo hizo por nosotras… Porque sabía que Dusk nos rechazaría." Dijo Rarity desviando la mirada con tristeza. Pensando que si Cadance podía sentir los sentimientos de los demás, podía adivinar que Dusk no aceptaría sus declaraciones.
"Al contrario. Detuve a Dusk de responderles porque Dusk iba a aceptar sus declaraciones." Dijo Cadance con una mirada un poco más seria, para sorpresa de las cinco yeguas.
"¿Dusk iba a aceptar nuestras declaraciones?" Preguntó Fluttershy sorprendida, y un poco feliz al escuchar que si Cadance no hubiera interrumpido, Dusk también le hubiera dicho que la amaba.
Por su parte, en ese instante Rarity se tapó la boca asustada y Pinkie Pie bajó su mirada con tristeza. Ambas yeguas siendo las primeras en comprender realmente lo que Cadance quería decir.
"¿Qué pasa? ¿Acaso no es bueno saber que Dusk corresponde nuestros sentimientos?" Preguntó Rainbow Dash, confundida al ver las expresiones de Rarity y Pinkie Pie.
"Solo una…" Dijo Applejack lentamente, entendiendo finalmente la verdad. "Dusk solo hubiera aceptado los sentimientos de quién se le hubiera declarado primero." Agregó Applejack, mirando preocupada a Cadance, quien por su parte, asintió lentamente.
"Ustedes cinco y Dusk tienen un lazo muy especial. Todas ustedes aman a Dusk, y estoy casi segura que él también las ama a todas. Pero no es algo que él pueda aceptar. En este momento su corazón está dividido." Dijo Cadance mirando a cada una de las yeguas. "Si yo no hubiera intervenido, Dusk se hubiera quedado con quien se le hubiera declarado primero. Y quizás no hubiera habido nada de malo en ello, ya que estaría dejando que dos ponies que se aman mutuamente, estuvieran juntos. ¿Pero qué hay de las otras cuatro? ¿Hubiera sido justo que ellas hubieran sido descartadas solo por llegar un minuto tarde? ¿Y qué hubiera pasado con aquella que se hubiera quedado con Dusk? ¿Estaría feliz sabiendo que el potro que está a su lado la ama, pero solo la eligió por ser la primera en decírselo?"
Luego que Cadance terminara de hablar, todas se quedaron en silencio, un incómodo silencio que duró por bastante tiempo mientras las cinco yeguas ordenaban sus pensamientos y sentimientos. Cada una entendiendo por qué Cadance había hecho lo que hizo, y cómo no solo una, sino que las cinco, seguían aún en el mismo barco, todas con el mismo problema.
"Lo que hiciste… pudo ser lo mejor para nosotras. Pero para Dusk…" Dijo Rarity con una mirada preocupada, finalmente rompiendo el silencio.
"Ahora Dusk está aún más confundido sobre a quién elegir, porque ahora escucho cinco declaraciones de amor al mismo tiempo." Dijo Pinkie Pie, también con una mirada preocupada.
"Lo sé. Por eso estoy aquí." Dijo Cadance, mirando seriamente a las cinco yeguas. "Dusk es muy importante para mí, lo conozco desde que era un potrillo. Es por eso que quiero que sea feliz en su vida, y para eso, debo asegurarme que la yegua que esté a su lado sea la mejor yegua del mundo."
Ante las palabras de Cadance, las cinco yeguas se quedaron sorprendidas. Acaso ella… ¿¡Quería ponerlas a prueba!?
"Eh… Princesa… Si lo que quiere es pasar un momento a solas con cada una de nosotras, le informo que no funcionará." Dijo Rainbow Dash rascándose la cabeza y desviando la mirada. "Ya pasamos por eso con esa loca de Sunset Shimmer. Así que yo pasó por esta vez."
"Si… No es por ofenderla princesa. Pero creo que esto es algo que nos compete solo a nosotras y a Dusk." Dijo Applejack con una sonrisa nerviosa. Sin embargo, ella inmediatamente borró su sonrisa al ver que la expresión de Cadance había cambiado drásticamente.
"Sunset Shimmer… No menciones ese nombre… ¡Es por eso mismo que me aseguraré que Dusk no vuelva a sufrir por amor!" Dijo Cadance con una mirada furiosa. Toda esa amabilidad que había tenido, había desaparecido en cuanto Rainbow Dash nombró a Sunset. Con solo recordar lo devastado y dolido que había estado su querido Dusk cuando Sunset lo abandonó, le hacía hervir la sangre a Cadance. Entonces ella cerró sus ojos para tranquilizarse y volvió a sonreír dulcemente. "No las quiero poner a prueba. Solamente me quiero asegurar 'Que-Dusk-consiga-a-la-mejor-yegua'." Volvió a repetir Cadance con una muy grande y exagerada sonrisa, haciendo mucho énfasis en sus últimas palabras.
En cuanto Cadance se había enojado, las cinco yeguas sintieron lo tensa que se había vuelto la atmósfera. Por un segundo las yeguas casi olvidan que estaban ante una princesa alicornio. Y solo había bastado verla molesta un segundo para que las cinco yeguas se asustaran y recordaran que no debían contradecir a una princesa. Y aunque Cadance había rápidamente vuelto a sonreír y a ser amable como siempre lo era, aquellas últimas palabras dejaron muy en claro que lo que pedía Cadance no era un favor. Cadance se aseguraría que Dusk no volviera a sufrir por amor, fuese como fuese.
"¿P-Pero como sabremos cuál es la mejor pareja para Dusk?" Preguntó Fluttershy tímidamente.
"¡Oh! ¡Ya sé! ¡Iré a preguntarle!" Dijo Pinkie Pie, poniéndose rápidamente de pie.
"Oh, no. No lo harás." Dijo rápidamente Rarity, usando su magia para hacer que Pinkie Pie se volviera a sentar. "La princesa Cadance ya lo dijo. Dusk siente algo por todas nosotras, y por eso mismo está confundido y no puede decidir. Si alguna de nosotras va y lo presiona, lo más probable es que Dusk elegirá a esa yegua."
"¿Y entonces qué hacemos? ¿Acaso tú quieres decidir por Dusk?" Preguntó Applejack alzando una ceja mientras miraba a Cadance. Aún un poco molesta por creer que Cadance había ido hasta allí para elegir pareja por Dusk.
"Me encantaría decidir por Dusk, pero el amor no es así de sencillo. Debe ser Dusk quien decida finalmente. Además, como les comentaba, yo solo las conozco por las cartas que Dusk le escribió a tía Celestia, y lamentablemente no puedo quedarme más de un día aquí, ya que debo volver a mis obligaciones reales." Dijo Cadance suspirando, pensando que en efecto le gustaría quedarse allí y conocer más a las posibles novias de Dusk. "Sin embargo, he estado pensando que quizás hay otra forma de saber cuál de ustedes sería la novia perfecta de Dusk." Agregó Cadance con una pequeña sonrisa mientras levitaba su capa de viaje para buscar algo.
"¡Ya sé! ¡Podemos preguntarle a los fans!" Dijo Pinkie Pie, girándose para mirar hacia la cuarta pared del salón, mirando hacia un público imaginario. "¿Qué dicen? ¿Con quién debería quedarse Dusk Shine? ¡Oh, espera! Quizás el autor ya hizo una encuesta a esta altura de la historia." Dijo Pinkie Pie, poniendo una mirada pensativa.
"¿Con quién estás hablando? ¡Esto es serio!" Dijo Rainbow Dash molesta. Volviendo a girar a Pinkie Pie para que dejara de lado sus locuras y dejara de imaginarse que todos estaban en alguna clase de historia de ficción romántica. "¡Esto es la realidad!"
"Meh, no lo sé. ¿Qué tan probable es que cinco chicas se enamoren de un mismo chico? Quizás estamos dentro de un mal fanfic romántico y no lo sabemos." Agregó Pinkie Pie encogiéndose de hombros. "Ojalá sea la favorita de los fans."
"¡Que no hay fans!" Gritó Rainbow Dash irritada. A quién le molestaba cuando Pinkie Pie la hacía cuestionar su realidad.
"En realidad, preguntarle a los fans es precisamente lo que tenía en mente." Dijo Cadance sonriendo, para asombro de Rainbow Dash y las demás. "Díganme, ¿Alguna de ustedes ha leído este interesante comic?" Preguntó Cadance sonriendo, levantando una copia del comic de Lyra: 'Amor Prohibido'.
# Fin del capítulo 7
