T2 - Capítulo 14 – Oculto en las sombras
En el palacio del Reino del Matorral, todo era silencio. Luego de la llegada del Rey Aspen, los ponies se habían quedado sin habla ante su imponente presencia. Además, el rey de los ciervos no dejaba de ver a cada pony con una fiera mirada, despejando toda duda de que no eran bienvenidos en su reino. Con eso en cuenta, es que ni Dusk ni nadie de los presentes se atrevía a decir palabra alguna, temerosos de molestar al gran rey ciervo.
"Ustedes ponies tienen prohibido el ingreso a nuestro reino, y su princesa bien lo sabe. ¡Hace siglos que rompimos toda relación con el reino de Equestria!" Dijo el Rey Aspen, caminando frente a los ponies. "Siglos de paz, y ahora, en solo unas semanas, el bosque se ve amenazado por magia oscura. Luego vuelve el señor del caos, ¡Y aparecen cebras y ponies en mi reino sin previo aviso!"
"¿Cebras?" Preguntó Dusk sorprendido. Olvidándose por completo de su temor, ya que aquello solo podía significar una cosa. "¿¡Has visto a una cebra!? ¿¡Sabes dónde está Zecora!?" Preguntó Dusk preocupado. Avanzando un par de pasos para acercarse al rey.
Al ver al pony lavanda frente a él, Aspen entrecerró sus ojos. Un poco sorprendido por aquella pregunta, y por el hecho que aquel pony se atreviera a hablar frente a él. Fue entonces que algo llamó poderosamente la atención de Aspen, y sus ojos se fijaron en el flanco de Dusk, en su cutie mark, pues no era la primera vez que Aspen veía esa estrella doble de seis puntas.
"¡Respóndame! ¿¡Sabes dónde está Zecora!?" Preguntó nuevamente Dusk, esta vez más enojado. Ya que vio que el Rey solo se quedó viéndolo, sin responderle.
Al escuchar que Aspen podía tener alguna pista del paradero de Zecora, Dusk olvidó todo el protocolo político que debía tener ante un rey extranjero. Lo único que le importó, era saber si los ciervos sabían el paradero de Zecora. Si era así, ¿Acaso ella era su prisionera? ¿Por eso era que Zecora había desaparecido tan repentinamente? ¡Todo tenía sentido! Zecora también vivía en el bosque Everfree, quizás ella se había acercado demasiado al reino de los ciervos, y ellos la habían capturado. Al imaginarse aquello, Dusk comenzó a irritarse y a sentir enojo contra el rey frente a él, quien se mantenía viéndolo a él y a sus amigas con una mirada llena de disgusto.
Por su parte, al ver que Dusk comenzaba a mirarlo con enojo, Aspen alzó su cabeza y lo miró despectivamente. Aquella mirada de Dusk, llena de enojo, le hizo recordar algo que había ocurrido hacía siglos, y eso lo llenó con más desconfianza de la que ya tenía inicialmente.
"¿Cuál es tu relación con la cebra llamada Zecora?" Preguntó Aspen, mirando con desprecio a Dusk, luego que él le hablara de manera tan insolente.
"¡Lo sabía! ¡Ellos la tienen prisionera!" Pensó Dusk, enojándose al imaginarse a su amiga encerrada en una celda.
"Ella es mi maestra." Respondió Dusk, mirando fija y desafiantemente al gran ciervo blanco. "¿Acaso la tienen prisionera?"
Por unos segundos, Aspen no respondió. El simplemente se quedó mirando fijamente los ojos de Dusk, como si quisiera buscar algo en el fondo de los ojos del unicornio.
"¿Y qué harías si así fuera?" Respondió finalmente Aspen, sin dejar de ver fijamente los ojos de Dusk. Notando cómo la mirada del unicornio mostraba aún más enojo al escuchar aquello. "Hace semanas que Zecora es nuestra prisionera. Le ordenamos que nos dijera quién la envió para espiarnos, y ya que no quiso cooperar, tuvimos que forzarla… No fue fácil. Pero finalmente logramos que hablara, a la fuerza." Agregó Aspen con una mirada sombría, haciendo una pequeña mueca burlesca al hablar mientras miraba a Dusk.
"¿¡Tú qué!?" Dijo Dusk apretando furioso sus dientes, olvidándose por completo que estaba hablando ante un Rey.
En ese instante Dusk sintió tanta rabia al imaginarse a su maestra Zecora siendo torturada, que pequeñas chispas de magia saltaron de su cuerno mientras agotaba la poca paciencia que le quedaba. Sintiendo que lo único que quería en ese momento, era atacar a aquel ciervo por haber lastimado a una de sus amigas. Por su parte, los guardias que estaban detrás del Rey Aspen, se miraron entre sí confundidos, mientras su rey no apartaba ni por un segundo los ojos de los ojos de Dusk. Desafiándolo con la mirada, y al mismo tiempo, buscando 'algo' al interior de los ojos de Dusk.
"¡Dusk, tranquilo!" Dijo repentinamente Fluttershy, viendo la mirada furiosa de Dusk y saltando instintivamente para abrazarlo y tranquilizarlo. Ella odiaba más que nadie ver a alguien sufrir, y al ver a Dusk tan enojado, supo que debía ayudarlo y contenerlo. "Todo estará bien, lo solucionaremos. Ahora, debes tranquilizarte…" Dijo Fluttershy hablando con un tono maternal mientras seguía abrazando a Dusk.
Al escuchar la dulce y tranquila voz de su tímida amiga pegaso, Dusk no pudo evitar cerrar sus ojos, calmar su respiración y lentamente tranquilizarse. Al hacerlo, su magia también se controló y su cuerno dejó de lanzar chispas mágicas. En tanto que Aspen entrecerró sus ojos con una mirada de sospecha y luego desvió la mirada molesto.
"Por eso es que mi pueblo vive aislado aquí en el bosque. La magia de los ponies es peligrosa cuando pierden el control de sus emociones." Dijo Aspen, mirando por un momento hacia arriba, como si estuviera recordando algo. Entonces él entrecerró sus ojos nuevamente, avanzó un par de pasos y se agachó para mirar de cerca a Dusk, quedando ambos cara a cara. "Con tu magia unicornio podrías hacerlo. ¡Enfréntame! Derrótame a mí y a mis guardias, y salva a tu maestra. Es la única forma en que podrás volver a verla." Dijo Aspen sombríamente, mirando con grandes y penetrantes ojos a Dusk.
Era como si Aspen quisiera provocar a Dusk, como si quisiera que él perdiera el control y usara su magia contra él. Aquello hizo que incluso el pequeño Bramble, que estaba allí cerca, se asustara al ver esa actitud en su padre. Por su parte, ya más calmado luego del abrazo de Fluttershy, Dusk simplemente bajó su mirada y respiró hondo, para calmarse y enfriar su cabeza.
"Tómame a mí en su lugar." Dijo finalmente Dusk, con una voz tranquila pero firme. Mirando con decisión al Rey. "No caeré en tus provocaciones. No pienso atacar a nadie. Pero si tanto quieres aprisionar y torturar a alguien, te pido que me tomes a mí en su lugar, y liberes a Zecora."
Al escuchar aquello, por primera vez Aspen dejó su mirada de enojo y desprecio, y se mostró sorprendido ante la actitud y las palabras de Dusk. Entonces él volvió a acercarse y a mirar nuevamente los ojos de Dusk, como si no terminara por convencerse de que encontraría algo oculto y oscuro tras los ojos purpuras de aquel pony.
En ese instante todos se distrajeron al escuchar un murmullo proveniente desde fuera del castillo. Pronto, un guardia entró apresuradamente y miró con cara de espanto al Rey Aspen.
"M-Mi rey. Hay… Hay alguien que desea una audiencia con usted…" Dijo el guardia ciervo muy asustado.
Antes que Aspen pudiera siquiera responder, atravesaron por la puerta del castillo dos grandes, brillantes e inconfundibles figuras, que hicieron que todos los ponies presentes suspiraran de alivio al verlas. Eran la Princesa Celestia y la Princesa Luna, que apenas entraron, miraron a Aspen e inclinaron sus cabezas en señal de respeto hacia el Rey de ese reino.
"Lamento entrar sin previo aviso a su castillo, Rey Aspen." Dijo Celestia, hablando cortésmente. "Pero esta mañana recibí una carta urgente, en la que decía que mi estudiante y sus amigas habían sido retenidas injustamente."
Al ver a Celestia, Aspen no pudo evitar fruncir el ceño. Entonces él se volteó y la miró directamente, aprovechando su altura, que lo hacía uno de los pocos seres en Equestria que podía verla cara a cara directamente.
"Nadie ha sido detenido injustamente. Al parecer, solo fue un malentendido, provocado por mi hijo." Respondió Aspen, sin dejar de mirar a Celestia. En tanto que Bramble, ni siquiera se dio por aludido al escuchar que lo nombraban. El pequeño cervato solo se mantuvo mirando impresionado a Celestia, pues nunca se imaginó que un pony pudiera ser tan impresionante.
"¡Aspen! ¡Me alegro poder volver a verte!" Dijo repentinamente Luna sonriendo. Dando un paso adelante para acercarse al Rey ciervo. Ya acostumbrada a que todas las miradas siempre se centraran en su hermana mayor cuando ambas entraban juntas a algún lugar.
"¿¡Princesa Luna!? Pero... ¿Cómo…?" Dijo Aspen sorprendido. Dando un paso hacia atrás, confundido y algo asustado al ver a Luna. En tanto que Luna, al ver que Aspen puso aquella mirada, se detuvo inmediatamente y bajó su cabeza apenada.
"Es cierto… La última vez que me vio… No fue en mi mejor momento." Pensó Luna con tristeza. Recordando que Aspen probablemente la recordaba cuando la vio la última vez, convertida en Nightmare Moon.
"Princesa Celestia. Sabe muy bien que tiene prohibido entrar en mi reino." Dijo Aspen, desviando la mirada de Luna y volviendo a concentrarse en Celestia. Había muchas preguntas que responder sobre el regreso de Luna, pero lo más inmediato ahora, era sacar aquel potencial peligro de sus tierras.
Luego de verificar rápidamente con la vista que Dusk, sus amigas, y las potrancas se encontraban bien, Celestia volvió a mirar a Aspen e inclinó su cabeza en señal de respeto.
"Rey Aspen, sé que rompí nuestro acuerdo, pero quisiera aprovechar para charlar con usted un momento." Dijo Celestia, con un leve tono triste en su voz. "Por favor." Agregó Celestia, alzando su cabeza y mirando con una mirada de culpa al rey ciervo.
Tener a Celestia en su reino era lo que Aspen menos quería. Alguna vez ambos habían luchado juntos y habían defendido sus reinos como una gran alianza, pero ahora, todo era distinto. Sin embargo, habían dos cosas que impedían que Aspen rechazara la oferta de Celestia para charlar. La primera, era que necesitaba saber cómo es que Luna había vuelto de su destierro y había vuelto a ser la misma de antes. Y la segunda, era que Celestia podía saber algo del extraño mal que estaba invadiendo al bosque.
"Está bien... Solo una charla." Dijo finalmente Aspen, aceptando de mala gana la propuesta de Celestia.
Entonces el Rey comenzó a caminar, dirigiéndose a sus aposentos para charlar en privado con la Princesa del Sol. En tanto que Celestia inmediatamente siguió al gran ciervo, aliviada que él hubiera aceptado su oferta para hablar, después de tantos siglos sin hacerlo. Por su parte, Luna también avanzó para seguirlos.
"No hermana. Esto es algo que debo conversar a solas con Aspen." Dijo Celestia deteniéndose, mirando de reojo a su hermana con una triste mirada.
Las palabras de Celestia sorprendieron totalmente a Luna, quien se dispuso a reclamar que ella también era una princesa. Sin embargo, al ver que ya no estaban solas, sino que estaban siendo observadas atentamente por ponies y ciervos, Luna simplemente frunció el ceño, y de mala gana acató lo que le pidió su hermana.
Antes de retirarse, Aspen le ordenó al capitán Blackthorn que se acercara. Le susurró algo al oído, y luego siguió su camino junto a Celestia, fuera del gran salón principal.
"La Princesa de la Noche puede permanecer aquí, esperando a su hermana y al Rey." Dijo Blackthorn, volviéndose para mirar a los ponies. "Los demás ponies deberán volver a sus habitaciones, hasta que el Rey decida que pueden salir."
Decidiendo que lo mejor para ellos era que las princesas resolvieran todo de forma diplomática, Dusk, sus amigas y las potrillas siguieron a Blackthorn por la escalera, de vuelta hacia sus habitaciones.
"Supongo que la Princesa del Sol podrá interceder por ustedes para liberarlos…" Dijo sorpresivamente Blackthorn cuando ya estaban en el pasillo en el que estaban las habitaciones. "Pero dudo mucho que ella pueda hacer algo por esa cebra que tenemos prisionera. Después de todo, ella es de otro reino."
Al escuchar nombrar nuevamente a Zecora, Dusk se detuvo en seco, asustado ante la idea de que su amiga y maestra cebra, siguiera prisionera allí. En tanto que al ver que sus palabras en afectaron al potro, Blackthorn sonrió satisfecho.
"Sabes, ella no está en una cómoda habitación como lo están ustedes. De hecho, ni siquiera está dentro de los límites del reino." Dijo Blackthorn, volteándose y mirando a Dusk con una risa burlona. "¿Qué pasa? ¿Te preocupa tu amiga cebra?"
Sabiendo que por alguna razón el capitán de los ciervos quería provocarlo, Dusk se forzó a intentar calmarse, apretando sus labios con frustración.
"¡Qué pasa contigo!" Dijo Rainbow Dash enojada, mirando molesta al capitán.
"Dusk, debes calmarte." Dijo Applejack acercándose a Dusk, notando que su novio a duras penas podía controlar su rabia.
"El destino es curioso, ¿No lo crees?" Continuó hablando Blackthorn, ignorando a las demás ponies y solo enfocándose en Dusk, mirándolo cara a cara. "Soy yo quien te lleva prisionero hasta tu habitación. Y fui también yo mismo quien torturó a tu maestra… con mis propios cascos." Agregó el ciervo, riéndose perversamente.
Al escuchar aquello, Dusk no pudo soportarlo más. Iluminó su cuerno con magia y se lanzó sobre el capitán de los ciervos, haciendo que este cayera de espaldas, con él encima suyo. Entonces Dusk apuntó amenazadoramente su cuerno cargado con magia a la cara de Blackthorn.
"¡Dusk!" Gritaron las amigas del potro, asustadas al ver a Dusk tan enojado. Preocupadas por lo que pudiera hacer.
En cuanto Dusk escuchó el grito de sus amigas, pareció como si hubiera despertado de un trance en el que estaba. Entonces miró abajo suyo y vio al capitán Blackthorn, quien simplemente se quedó mirándolo seriamente, sin reaccionar, como si esperara a que Dusk lo atacara. Al verlo, Dusk cerró fuerte sus ojos, recordó justamente las clases de autocontrol que Zecora le había enseñado, y lentamente se fue tranquilizando, mientras su cuerno también, lentamente se fue apagando.
'La magia de los ponies es peligrosa cuando pierden el control de sus emociones.' Esas habían sido las palabras que el Rey Aspen había dicho minutos atrás. Una frase que molestó mucho a Dusk, ya que para él, la magia era algo hermoso que servía para ayudar a los demás. Sin embargo, ahora se daba cuenta que si atacaba a los ciervos con su magia, le estaría dando la razón al Rey. Eso haría que los ciervos siguieran desconfiando de los ponies y su magia.
Con una última gran respiración para tranquilizarse, Dusk se levantó y salió de encima de Blackthorn. Luego se volteó un segundo para mirar a sus amigas y sonrió, agradecido con tenerlas a su lado para calmarlo. Entonces Dusk volvió a mirar a Blackthorn, puso una mirada pensativa, y finalmente activó nuevamente su magia, capturando a Blackthorn en una burbuja mágica.
"No importa lo que le hayas hecho a Zecora, no seré igual de cruel que tú. Les demostraré a ti y a los tuyos que la magia de los ponies es para el bien de todos." Dijo Dusk seriamente, ya mucho más calmado. "Esta burbuja mágica no te lastimará, pero te detendrá hasta que pueda rescatar a mi amiga." Agregó Dusk, decidido a no lastimar a los ciervos, pero también decidido a rescatar a Zecora de sus crueles captores.
Tras encerrar al capitán en una habitación, Dusk y sus amigas les dijeron a las potrancas que vigilaran que nadie se acercara hasta él. Luego Dusk y sus amigas se apresuraron a bajar nuevamente las escaleras de espiral para llegar hasta la planta inferior, solo que esta vez, no se dirigieron hacia el salón principal. Ellos no podían dejarse ser vistos por Luna o los demás guardias, así que se escaparon por otro pasillo, buscando alguna puerta lateral o ventana por la cual huir. Afortunadamente para ellos, tal como les dijeran Birch el mayordomo, el castillo estaba en su mayor parte vacío, así que nadie los vio, y finalmente los seis ponies pudieron salir del castillo por una ventana que quedaba al otro extremo de la gran puerta principal.
"¿Y ahora a dónde?" Preguntó Applejack una vez todos salieron del castillo y se escondieron tras un arbusto.
"No lo sé… Blackthorn dijo que Zecora no estaba encerrada en el reino. Eso significa que debe estar en otro lugar del bosque Everfree." Respondió Dusk con una mirada pensativa. Entonces algo distrajo la mirada de Dusk.
Allí, no lejos del arbusto en el que se ocultaban, Dusk pudo ver que había una gran raíz negra llena de espinas, tal como la que había visto en el campo de Applejack. La única diferencia, era que esta raíz era mucho más grande y larga, y parecía provenir desde el interior del bosque Everfree.
"No estoy seguro… Pero tengo el presentimiento que 'esa raíz' es la raíz de nuestros problemas." Dijo Dusk apuntando a la raíz oscura, corriendo hacia ella.
"¡Ugh! Que mala broma." Dijo Pinkie Pie con una mirada de disgusto. Apurándose para perseguir a Dusk y al resto de sus amigas.
Mientras se alejaban del Reino del Matorral, los seis ponies guardaron absoluto silencio, recordando que los ciervos tenían muy buen oído. Así, todos siguieron sigilosamente las oscuras raíces espinosas, las cuales se fueron haciendo más numerosas y anchas a medida que avanzaban, siendo una clara señal de que iban en buen camino hacia el origen de estas.
Los seis ponies tenían muy presente que estaban en una misión de suma importancia, dado que no solo estaban siendo fugitivos de un reino extranjero, también habían capturado a un guardia, buscaban a una amiga que era prisionera y había sido torturada, estaban en medio de uno de los lugares más peligrosos del mundo, y además seguían el rastro de una extraña raíz oscura. Sin embargo, a pesar de eso, había cuatro de los ponies que no podían de dejar de pensar en otra cosa. A pesar de todos los peligros latentes a su alrededor, el silencioso trayecto había hecho que Fluttershy, Rainbow Dash, Pinkie Pie y Rarity no pudieran dejar de pensar en una, y solo en una cosa…
"Así que… ¿Qué pasó entre ustedes dos?" Preguntó repentinamente Rainbow Dash, una vez todos estuvieron lo suficientemente alejados del reino de los ciervos. Fingiendo que aquello era una simple pregunta causal.
Al escuchar aquella pregunta, tanto Dusk como Applejack se sonrojaron. Y como si ninguno de los dos hubieran escuchado nada, ambos simplemente siguieron caminando, abriéndose paso entre la espesura del bosque Everfree.
"Sí… Es decir, nadie más despertó ojeroso y despeinado… Solo ustedes dos." Agregó Rarity, también fingiendo desinterés. Aunque la verdad era que ella y sus tres amigas estaban todas muy expectantes para que les respondieran con la verdad.
Adivinando que sus amigas no dejarían de preguntar hasta obtener una respuesta, Dusk miró a Applejack, quien simplemente puso una mirada preocupada. Entonces Dusk suspiró e intentó hablar lo más casual posible, pese a que su rostro estaba rojo de vergüenza.
"Cuando Birch nos entregó las habitaciones, adivinó que Applejack yo éramos pareja y… bueno… terminamos compartiendo la habitación." Dijo Dusk avergonzado. En tanto que las amigas de Dusk, simplemente se quedaron mirándolo fijamente, como si Dusk no hubiera dicho nada realmente sorprendente.
"¿Y qué más?" Insistió Pinkie Pie, mirando a Dusk con una mirada inexpresiva. "¿Qué hicieron ustedes dos estando solos?"
Antes que Dusk pudiera decir algo, repentinamente las raíces oscuras que seguían, comenzaron a moverse, y súbitamente atacaron a los seis ponies que caminaban entre ellas. Dusk, Pinkie y Applejack alcanzaron a evadir las raíces, en tanto que Rarity, Fluttershy y Rainbow Dash no alcanzaron a escapar, y las raíces atraparon sus cascos, comenzando a jalarlas hacia el interior del bosque.
Pinkie y Applejack rápidamente ayudaron a sus amigas para sostenerlas y evitar que las raíces las arrastraran. En tanto que Dusk usó rápidamente su magia para cortar aquellas raíces. Una vez todos estuvieron liberados, más raíces negras aparecieron y se lanzaron contra los ponies. Entonces Dusk siguió cortándolas con su magia mientras sus amigas luchaban contra ellas a su manera. Applejack usó las mismas raíces cortadas como un lazo y amarró varias de esas raíces; en tanto que Fluttershy y Rainbow Dash volaron alrededor de los árboles para que las raíces se amarraran a sí mismas; mientras Rarity y Pinkie hicieron que las raíces las siguieran, saltando por arriba y por debajo una por sobre la otra, hasta que las raíces no pudieron extenderse más y quedaron enredadas entre sí.
"Huff… eso… eso sí que fue peligroso." Dijo Dusk cansado, suspirando aliviado luego que todos hubieran salido de peligro. Entonces Dusk se acercó a las raíces que había cortado con su magia, y se sorprendió al ver que estas comenzaban a crecer nuevamente. "Definitivamente esas raíces negras no son normales. Creo que lo mejor es que avancemos rápidamente y salgamos de aquí."
"Sí, creo que tienes razón." Dijo Rainbow Dash asintiendo. "Pero… ¿Qué paso entre ustedes dos?", Agregó Rainbow Dash, mirando con sospecha nuevamente a Dusk y Applejack, como si nada hubiera pasado.
"¿¡ES EN SERIO!?" Gritó Dusk sorprendido y sonrojado. Sin poder creer que a sus amigas les importara más saber lo que él y Applejack hicieron en su habitación, que el haberse salvado del ataque de una extraña y peligrosa raíz mágica.
"¡Ya basta!" Gritó repentinamente Applejack, totalmente sonrojada, pero mirando muy seriamente a sus amigas. "Sé que ustedes son mis amigas, y sé que no deberían haber secretos entre nosotras. Pero Dusk es mi pareja, y... y hay cosas que son nuestras… solo nuestras. A veces, hay secretos que quieres guardar con el pony al que amas, y… y si pasó algo o no en la habitación del castillo, es uno de esos secretos. Porque no importa lo que allí pasara, para mí, fue especial, y aunque suene egoísta, ¡Quiero que eso solo quede entre Dusk y yo!"
Luego que Applejack terminara de hablar, con su último grito siendo una mezcla de ruego y molestia, todos se quedaron en absoluto silencio. Dusk no pudo evitar desviar la mirada sonrojado, pensando que Applejack tenía razón, pues él también sentía que había ciertas cosas que prefería que quedaran como un tierno secreto entre ambos. Por su parte, el resto de las yeguas puso una mirada apenada, también pensando que quizás estaban siendo demasiado invasivas con la privacidad de Applejack. Las cinco yeguas habían prometido que aceptarían que una de ellas sería novia de Dusk, y respetar la privacidad de pareja, debía ser una de esas cosas a aceptar. Así fue como todas finalmente decidieron dejar de insistir, y continuaron caminando, intentando enfocarse en la misión de importancia: Rescatar a Zecora.
"No hay de qué preocuparse, después de todo, todas prometimos que ninguna haría 'ESO' con Dusk. Es imposible que Applejack rompiera nuestro trato." Pensaron Rainbow Dash y Fluttershy. Suspirando un poco más aliviadas al recordar que su honesta amiga jamás rompería un trato ni las traicionaría.
Mientras las dos pegasos respiraban más tranquilas, Rarity y Pinkie Pie tenían una mirada más preocupada, sin poder estar igual de tranquilas que sus otras dos amigas. Ambas sabían que en realidad sí había una forma de evadir la tercera regla que ellas mismas se habían puesto, y eso hizo que ambas yeguas no pudieran evitar dejar de pensar que algo sí pudo pasar entre Applejack y Dusk.
Finalmente, luego de adentrarse bastante en el bosque, todos llegaron a una parte en donde el bosque comenzaba a descender, adentrándose en una caverna llena de lianas. Así siguieron avanzando, viendo como las raíces negras se hacían más abundantes, hasta que llegaron a una parte en que ya no se podía seguir avanzando, una parte del bosque profundo en que las gruesas lianas bloqueaban el acceso. Aquello llamó la atención de Dusk, ya que las lianas que bloqueaban el acceso eran las lianas verdes normales del bosque, como las que los ciervos habían movido cuando entraron hacia el Reino del Matorral.
"Supongo que a partir de aquí, tendremos que abrirnos paso a la fuerza." Dijo Dusk, tocando las lianas con su casco e iluminando su cuerno, listo para usar su magia para cortar las lianas. Sin embargo, justo en ese momento, las lianas se movieron por sí solas, abriendo el paso que había frente a los ponies.
"¿Qué fue eso? Yo no hice nada." Pensó Dusk preocupado, alzando una ceja. Dándose cuenta que el paso se había abierto igual que cuando Blackthorn usó su magia.
Pensando que el hecho que las lianas se movieran solas podía ser una señal de peligro, Dusk no dejó de mantener su cuerno iluminando para defenderse de cualquier ataque, y lentamente él y sus amigas siguieron avanzando por el camino ahora abierto. Una vez pasaron por el misterioso camino bloqueado, todos se sorprendieron ante lo que encontraron.
"¡Zecora!" Gritaron las cinco yeguas emocionadas, al ver que su búsqueda había rendido frutos.
En efecto, allí estaba la cebra que tanto habían estado buscando. Zecora estaba parada en una explanada frente a un gran árbol, el cual estaba rodeado por aquellas raíces negras y puntiagudas. Alrededor de la cebra, habían decenas de frascos, como si Zecora hubiera usado un montón de pociones en aquel lugar. Además, parecía que Zecora se encontraba agotada, con unas ojeras bajo sus ojos, como si no hubiera descansado en días.
Al voltearse y ver a Dusk y sus amigas allí, Zecora puso una cara de sorpresa, como si lo último que se hubiera esperado era encontrarse a ese grupo de ponies allí. En tanto que las cinco yeguas corrieron a abrazar a Zecora para ver si estaba bien.
"¿Cómo es que todas están aquí? ¿¡Y cómo es que todas me recuerdan!?" Preguntó Zecora sorprendida, ya que, al igual que Dusk, ella desconocía que luego del hechizo de Discord, las cinco yeguas recordaban todo lo sucedido y cómo conocieron a Zecora.
Ajeno a todo lo sucedido con Zecora y las yeguas, Dusk también se había quedado sorprendido luego de llegar a ese lugar, el cual parecía una cueva cubierta de rocas, lianas y raíces negras. Sin embargo, a diferencia de sus amigas, Dusk no se quedó perplejo al ver que su maestra efectivamente estaba allí, sino por el árbol que estaba frente a Zecora.
Pese a que aquel enorme árbol estaba cubierto de raíces negras, como si estuviera siendo asfixiado por estas, Dusk pudo notar que habían algunas cosas muy raras en aquel árbol. La primera era que aquel árbol no parecía estar hecho de madera, más bien parecía estar hecho de algún tipo de cristal, el cual parecía tener algún leve brillo propio, que era oculto en su mayoría por las raíces negras. Y lo otro que llamó la atención de Dusk, era que había un gran emblema tallado en medio de aquel árbol. Aquel emblema tenía una forma muy particular, una que hizo que Dusk se congelara y le diera un leve escalofrío en su lomo… Aquella figura grabada al centro de aquel extraño árbol, ¡Era idéntica a la estrella central de su cutie mark!
"Dusk… ¡Dusk!" Dijo la voz de Applejack, haciendo que Dusk volviera a la realidad luego de haber quedado perplejo, perdido en sus pensamientos ante el asombro.
Al volver a la realidad, Dusk vio que su novia lo había estado llamando. Ella y todas sus amigas estaban junto a Zecora, esperando que él también se acercara. Solo entonces Dusk se distrajo completamente de aquel extraño árbol y volvió a concentrarse en la misión que lo había llevado hasta allí.
"¡Z-Zecora! Me alegra que estés bien." Dijo Dusk luego de sacudir su cabeza, acercándose a su maestra y amiga, sonriéndole. "Vinimos aquí para rescatarte."
"¿Rescatarme? ¿Rescatarme de quién?" Preguntó Zecora confundida. Misma mirada confundida que pusieron Dusk y las yeguas.
En ese momento, luego que Dusk le explicara que venían a rescatarlo del Rey Aspen, quien la mantenía cautiva, bajo tortura; fue que Zecora se rio y dijo que todo parecía ser un gran malentendido. Entonces Zecora comenzó a contarle a Dusk lo sucedido.
Hacía semanas, al parecer unos días antes de la aparición de Discord en Ponyville, el señor del caos había aparecido en el viejo Castillo de las Dos Hermanas, buscando los Elementos de la Armonía. Allí, Zecora lo había enfrentado, pero no fue rival para Discord, quién la puso en un trance. Fue allí que el Rey Aspen la rescató, llevándola hasta el Reino del Matorral. Tras eso, Zecora pasó días dormida bajo el trance de Discord, y fue solo gracias a la magia de los ciervos y el Rey Aspen, que ella finalmente pudo despertar. Una vez despierta, los ciervos aceptaron que ella permaneciera junto a ellos, ya que ella, al igual que los ciervos, creía en la magia del bosque y en su protección.
Por días, Zecora se mantuvo aprendiendo sobre la magia de los ciervos y su conexión con el bosque, hasta que el Rey Aspen la llevó hasta allí, en donde habían comenzado a crecer esas oscuras y aterradoras raíces.
"El Rey Aspen me llevó a conocer el Árbol de la Armonía. Por días hemos intentado detener estas raíces llenas de magia oscura." Dijo Zecora, terminando de contar su historia. "Lamentablemente, solo hemos logrado ralentizar su avance. Las raíces lentamente siguen extendiéndose, y tememos que si no hacemos algo, terminarán engullendo todo el bosque, y quizás, toda Equestria."
"Entonces, ¿El Rey Aspen no es malvado?" Preguntó Fluttershy confundida.
"Pero, ¿Por qué él y Blackthorn dijeron que te habían torturado?" Preguntó Rarity, mirando a Zecora igual de confundida que su amiga.
"Y más importante… ¿¡Qué cosa es el Árbol de la Armonía!?" Preguntó Dusk preocupado. Apuntando hacia el extraño árbol que tenía su cutie mark grabada. Adivinando que aquel debía ser el famoso árbol al que se refería Zecora.
"La verdad es que no estoy completamente segura. El pueblo de los ciervos no me ha contado todos sus secretos." Respondió Zecora volteándose para mirar el árbol detrás suyo. "Lo único que sé, es que este árbol parece estar conectado de alguna forma con los Elementos de la Armonía." Agregó Zecora entrecerrando sus ojos y luego poniendo una mirada molesta. "Sabía que sin los Elementos el bosque se corrompería en algún momento…"
Luego que Zecora terminara de hablar, Dusk se quedó mirando un rato el gran Árbol de la Armonía. Viendo cómo lentamente las raíces negras avanzaban, intentando cubrirlo por completo.
"Podría traer los Elementos de la Armonía y usarlos contra las raíces negras, pero…" Dijo Dusk, con una mirada insegura.
"También lo sientes, ¿No es así?" Dijo Zecora, adivinando lo que su alumno estaba pensando. "Parece que esas raíces negras… También son parte del árbol."
"¿¡Qué!? Entonces es más fácil, ¿No?" Dijo Rainbow Dash un poco confundida. "Si ese árbol es el que está haciendo crecer esas raíces, usemos los Elementos de la Armonía contra el árbol."
"Ese es el problema…" Respondió Dusk con una mirada preocupada. "Este árbol emana una magia extraña… Se parece a la magia que emanan los elementos de la armonía, pero… se siente más salvaje, como la que emana el propio bosque. Si tuviera que definirlo, no se siente como algo malvado… No sé si sea buena idea usar los elementos contra el árbol."
"Entonces, ¿No sabemos si el árbol es bueno o es malo?" Preguntó Fluttershy. "Pero… Si no hacemos nada, esas raíces negras podrían seguir avanzando hasta llegar a Ponyville.
"Ya comenzaron a llegar." Agregó Applejack asustada. Recordando ver esas raíces en su campo. Asustándose al imaginarse que esas raíces podrían crecer en su campo igual de gruesas y salvajes como lo habían hecho en esa parte del bosque.
"Debemos saber cuál es el origen de este árbol." Dijo Dusk, mirando seriamente a Zecora. "Debemos convencer al Rey que nos diga la verdad sobre el Árbol de la Armonía."
"Hmm… Dudo que el Rey quiera contarle los secretos de su bosque a los ponies." Respondió Zecora pensativamente, recordando sus conversaciones con el Rey ciervo, notando la aversión que el Rey tenía hacia los ponies. Entonces Zecora miró con curiosidad a Dusk, recordando algo. Luego ella se acercó a su bolsa de pociones, y sacó una pequeña botella de cristal llena de un líquido morado. "Por años, mi madre guardó esta poción. Al parecer, es una poción que permite a quien la beba ver el pasado. Si pudiéramos usarla, podríamos saber el verdadero origen de este árbol."
"Eso… ¡Eso es sorprendente! ¡Es justo lo que necesitamos!" Dijo Dusk emocionado, ya que nunca había escuchado de una poción que permitiera ver el pasado. Entonces Dusk tomó el frasco, listo para tomar aquella poción, sin embargo, Zecora rápidamente se la quitó de los cascos antes que Dusk bebiera de ella.
"Esta poción no está lista, aún le falta un ingrediente. Y es por ese ingrediente faltante que ni yo ni nadie ha podido usarla antes. Para completarla, debe usarse magia alicornio en ella, hasta que cambie de color." Dijo Zecora con una mirada preocupada. "Hace años, mi madre solicitó una audiencia con la Princesa Celestia para que la ayudara, y así saber más sobre el Señor del Caos y su pasado. Pero la princesa se negó a usar su magia en la poción." Agregó Zecora, con cierto resentimiento en su voz.
"¿La princesa se negó? Quizás ella no confiaba que tu madre usara bien aquella poción…" Dijo Dusk sorprendido. "Pero ahora es distinto, si yo se lo pido, quizás-"
"Lo siento, pero dudo que mi hermana te ayude." Interrumpió repentinamente una voz, haciendo que todos se dieran vuelta. Entrando por el mismo camino por el que habían llegado Dusk y sus amigas, entró la Princesa Luna, acompañada del capitán de los ciervos, Blackthorn. "Lamentablemente a mi hermana le gusta guardar sus secretos. Dudo que quiera que alguien vea en el pasado." Agregó Luna, acercándose hasta donde estaban Dusk y los demás.
Al ver que Luna llegó junto a Blackthorn, Dusk no supo bien cómo reaccionar. Pensó que probablemente el capitán estaría furioso por haberlo encerrado, sin embargo, parecía que el capitán de los ciervos no estaba enojado en absoluto. De hecho, una vez llegó junto a Dusk, él inclinó su cabeza levemente y pidió perdón.
"Lamento haberlos provocado en castillo, pero fueron órdenes del Rey." Dijo Blackthorn, hablando tranquilamente, como si toda esa discusión entre él y Dusk nunca hubiera pasado. "Supongo que tu maestra ya te contó que aquello de las torturas era solo una mentira."
"Espera… Tú fuiste quien abrió el camino tapado por las lianas, ¿Verdad? Nos has estado siguiendo todo este tiempo." Dijo Dusk sorprendido, dándose cuenta que con lo sigilosos que eran los ciervos, al capitán no le sería difícil seguirlos sin que ellos lo notaran. "Pero no entiendo, ¿Por qué el Rey quería provocarme y hacer que me enojara?"
"Al parecer el Rey le teme mucho a la magia de los ponies. Hay una vieja leyenda de un pony furioso que casi destruye el bosque en su locura." Respondió Blackthorn, con una mirada más seria. "Supongo que el Rey te estaba poniendo a prueba. Aún así, creo que la pasaste. No importó lo mucho que te provoque, finalmente no usaste tu magia contra mí. Aunque sí me encerraste en una burbuja bastante dura… Si no fuera por la Princesa de la Noche, probablemente seguiría atrapado." Agregó Blackthorn, con una pequeña sonrisa.
Al escuchar aquello, Dusk se sorprendió, pero luego no pudo evitar desviar la mirada con una expresión preocupada, al recordar lo sucedido.
"Es cierto, al final no usé mi magia para atacar a Blackthorn, ¡Pero estuve a punto de hacerlo!" Pensó Dusk asustado consigo mismo. "Si no hubiera sido por mis amigas… ¿¡Cómo es que hubiera reaccionado realmente!?"
Mientras Dusk y Blackthorn hablaban, Luna se acercó lentamente hasta donde estaba el gran árbol atrapado entre las raíces negras.
"Este es el Árbol de la Armonía. Es el guardián original de los Elementos de la Armonía." Dijo Luna, reconociendo aquel enorme árbol inmediatamente. "Con Celestia sacamos de aquí los Elementos cuando tuvimos que enfrentarnos a los grandes males que amenazaron Equestria. Sin embargo… Nunca había visto estas raíces antes." Agregó Luna, tocando con cuidado una de las raíces negras y viendo que esta reaccionaba violentamente, retorciéndose.
"Bueno, eso es una pista. Pero seguimos sin saber realmente de donde proviene el árbol o las raíces negras." Dijo Dusk mirando a Luna y luego a Blackthorn. Quien al ver la mirada de Dusk, simplemente negó con la cabeza, dándole a entender que él tampoco sabía más acerca de aquel árbol.
"Genial, parece que los únicos dos que saben sobre este árbol, están ahora en el castillo, y ninguno hablará…" Pensó Dusk molesto, pensando en que Celestia y Aspen se parecían mucho, siempre guardando secretos para sí mismos.
Repentinamente un brillo a su lado sacó a Dusk de sus pensamientos. Al voltearse, vio que Luna había usado su magia en la poción que Zecora sostenía. Tal como señalara la cebra, al recibir magia alicornio, la poción cambió de color de morado a blanco.
"Celestia ya no es la única alicornio de este reino." Dijo Luna con una mirada seria, luego de haber transformado la poción. "Si escuché bien, ¿Con esto podré ver el pasado? ¿Podré ver lo que tanto oculta mi hermana?" Preguntó Luna mirando a Zecora. Ante lo cual, la cebra asintió seriamente.
"No es el pasado de la Princesa Celestia lo que buscamos, sino el origen de este árbol y las raíces oscuras." Dijo Dusk, acercándose a Luna. "Aunque… Quizás estén relacionadas." Agregó Dusk, con una mirada pensativa, abriéndose ante la loca posibilidad que su maestra, símbolo de luz y perfección, de alguna forma estuviera relacionada con la magia oscura de esas raíces.
"Si mi hermana está relacionada con esto o no, es algo que pronto averiguaré." Dijo Luna, tomando la poción y acercándola a sus labios para beberla.
"¡Espera! Yo… Yo también quiero usarla, necesito ver el origen de este árbol." Dijo Dusk rápidamente, deteniendo a Luna antes que bebiera la poción. Entonces Dusk miró de reojo al árbol y nuevamente puso una mirada preocupada al ver su propia cutie mark grabada en aquel árbol. "Ya que la poción solamente se activa con magia alicornio, supongo que solo una princesa puede usarla. Pero si uso un hechizo de vínculo mental, quizás yo también pueda ver lo que tú ves." Agregó Dusk, mirando seriamente a Luna.
Al escuchar la petición de Dusk, Luna abrió sus ojos con sorpresa y luego desvió la mirada preocupada. Aquella petición de afectar de alguna forma la mente de Dusk, le recordó cuando ella aceptó que Dusk se pusiera en riesgo a sí mismo cuando quiso alterar sus propios recuerdos. Aquello había sido un grave error, que afortunadamente Sunset Shimmer había logrado evitar. Sin embargo, Luna seguía culpándose por haber sido tan tonta como para aceptar que Dusk se pusiera en riesgo a sí mismo.
"Sé que puede ser peligroso unir mentalmente dos mentes, pero si uso-" Dijo Dusk, pensando en una forma de no poner en riesgo a Luna.
"¡No harás nada!" Gritó sorpresivamente Luna, causando que Dusk se callara, sorprendido. Entonces Luna miró fijamente a Dusk, cara a cara. "Vas a decirme que quieres asumir todo el riesgo para protegerme, ¿Verdad? ¡Ya basta de querer sacrificarte por los demás! Usaré el hechizo de unión mental, pero solo yo me expondré. No dejaré que nadie, en especial tú, se arriesgue en vano." Dijo Luna mirando seriamente a Dusk, sonrojándose levemente.
"¿En especial yo?" Pensó Dusk sonrojado. Sorprendido al ver la seria mirada de Luna, y por tenerla tan cerca cara a cara.
Tras eso, Luna hizo brillar su cuerno y estiró uno de sus cascos para que Dusk lo sostuviera. Viendo que Luna estaba dispuesta a ser el centro del hechizo, y que al parecer no la haría cambiar de opinión, Dusk tomó el casco de Luna, y su cuerno se iluminó en espiral al igual que el cuerno de la alicornio azul. Entonces Luna levitó el frasco con la poción de Zecora, y la bebió.
Por unos segundos, pareció que nada sucedió. Hasta que los ojos de Luna brillaron intensamente, al igual que su cuerno. Un segundo después, los ojos de Dusk se iluminaron de igual forma, y así, ambos ponies dejaron de ver lo que estaba frente a ellos, y sus mentes viajaron al lejano pasado de hacía seiscientos años atrás…
Cientos de años atrás, en el corazón del Bosque Everfree, estaba el Castillo de las Dos Hermanas. Un castillo que ya tenía partes de su techo destruido luego de las batallas allí libradas, pero que de igual forma, estaba en mucho mejor estado que las ruinas en las que lo conocieron Dusk Shine y sus amigas en el presente. En medio de aquel lugar, se encontraba la Princesa Celestia, parada frente a un gran altar, en donde se encontraban las seis gemas que representaban los Elementos de la Armonía.
"¿Por qué…? ¿¡Por qué ya no funcionan!? ¿¡Por qué no responden a mi magia!?" Dijo Celestia frustrada, con una expresión desesperada. Una expresión que Dusk nunca le había visto antes a su maestra.
"¿Celestia? ¿Qué es lo que estás haciendo aquí?" Dijo repentinamente el Rey Aspen, atravesando las viejas puertas del castillo. Sorprendiéndose al ver a la alicornio blanca en su antiguo castillo.
"Necesito usar los elementos, pero… no puedo tocarlos." Dijo Celestia molesta, sin siquiera voltearse a ver a Aspen, solo enfocada en el altar frente a ella.
Al escuchar aquello, Aspen también se sorprendió. Luego él entrecerró sus ojos y desvió la mirada con ojos pensativos. Como si se le hubiera ocurrido algo desagradable.
"Quizás no puedes tocarlos… Porque tu corazón no está en armonía en este momento." Dijo Aspen, caminando hacia Celestia con una mirada preocupada.
"¿A qué te refieres?" Dijo Celestia, mirando molesta a Aspen.
"Sabes a lo que me refiero…" Respondió Aspen, mirando seriamente a su amiga. "Desde que fuiste atacada por 'esa criatura', no has sido la misma… Desde ese día, parece que no puedes dejar de pensar en el pasado."
Ante las palabras del ciervo, Celestia desvió molesta la mirada. Recordando lo que había sucedido hacía unos cuantos días atrás.
"No lo entiendes, 'Ella' no solo me atacó a mí y a mi reino." Dijo Celestia con una mirada enojada. "Ella me hizo recordar todos los errores de mi pasado… Luna, Starswirl, Crystal… Ella sabía lo mucho que me dolía recordarlos. No solo porque los extrañara, sino porque fue mi culpa que ninguno de ellos esté ahora mi lado." Agregó Celestia, con una mirada llena de angustia.
"Estás dejándote cegar por el dolor. Tú no tuviste culpa en nada. Ellos tomaron decisiones que afectaron sus vidas, tú solo los detuviste por el bien de tu reino." Dijo Aspen comenzando a preocuparse, notando que su amiga Celestia parecía estar demasiado inestable emocionalmente.
Lo que decía Aspen era totalmente cierto, en el fondo, Celestia lo sabía. Sin embargo, luego de derrotar a la última amenaza que los atacó hacía unos días, el remordimiento y la culpa que sintió Celestia durante siglos, finalmente pudieron más que ella... Años de reprimir sus propias emociones, hicieron que estas se fueran acumulando, hasta que finalmente explotaron como un volcán furioso. En tal estado, la alicornio blanca no pudo controlar sus emociones, formándose una desesperación interna en su corazón, una que le hizo imposible pensar con claridad.
En ese instante Celestia se dio por vencida con los Elementos de la Armonía y miró furiosa a Aspen, cegada por el dolor.
"Tú siempre has estado rodeado por los tuyo. Jamás has tenido que despedirte de una hermana, de un maestro, de una estudiante. ¡No sabes cómo me siento!" Gritó Celestia frustrada, cerrando sus ojos con furia. Entonces ella tomó una decisión que había querido evitar tomar, pero que en tal estado emocional, le pareció que era su única opción.
El cuerno de Celestia se iluminó gradualmente, y el aire a su alrededor se enrareció. Al instante, fue como si ella y Aspen quedaran inmersos en un aterrador y profundo silencio, mientras Celestia acumulaba magia oscura en su cuerno, dispuesta a usar magia que ella misma había prohibido en su reino.
"Me harté de estar sola… Me harté de intentar ser perfecta… Me harté de cometer los mismos errores…" Dijo Celestia mientras lentamente el aire alrededor de Celestia comenzaba a girar a su alrededor. Sus ojos se volvieron brillantes y su cuerno se cubrió de un extraño aura verde, morado y negro. "Si no puedo usar los Elementos de la Armonía para traer de vuelta a Luna… Entonces usaré otros métodos para obtener ese poder…" Agregó Celestia, con tanto dolor acumulado en su corazón, que comenzó a llorar. Lágrimas que por el calor de su aura mágica, se convirtieron en llamas corriendo por sus mejillas.
Al ver a Celestia usando magia oscura, liberando lentamente todo su enorme poder alicornio, Aspen puso una mirada de terror. En todos los años que ambos habían luchado juntos, siempre le había sorprendido y aterrado el gran poder mágico que tenía su amiga, lo que siempre lo llevó a dar gracias por tenerla de aliada. Sin embargo, ahora veía ante él un poder que muy difícil podía enfrentar. Él debía hacerla entrar en razón, pero no sabía cómo.
"¡Celestia! ¡Detente!" Gritó Aspen para hacerse escuchar, al estar rodeados por la gran ráfaga de viento que ahora envolvía a Celestia. Solo siendo capaz de mantenerse allí de pie gracias a su propia magia, dada por el Corazón del Bosque. "¿¡Crees que Luna hubiera querido esto!? ¿¡Crees que Starswirl lo hubiera querido!?"
"Jamás lo sabré, porque ellos ya no están conmigo… Pero es algo, que pienso arreglar justo ahora…" Agregó Celestia, terminando de cargar magia oscura en su cuerno. Entonces ella comenzó a recitar un hechizo, uno que había encontrado escrito en piedra hacía muchos años, en donde había desaparecido su antiguo maestro.
~Ser de la eterna oscuridad, amo de la guerra y el poder, escucha mi llamado. Conviérteme en la llama que todo lo queme, conviérteme en el mar que todo lo ahogue~ Comenzó a recitar Celestia en pony antiguo.
Aquel hechizo, era en realidad una maldición, la primera de seis estrofas. Un muy antiguo hechizo que ataba a quien lo dijera con un muy antiguo y poderoso ser. Uno que era capaz de brindarle poder inimaginable a quien lo invocara. Pero como toda maldición, esta tenía un enorme costo. Un costo que Celestia desconocía, pero que esperaba poder controlar, gracias a su propio poder.
~Haz a mis enemigos inclinarse ante mi poder, bríndame la fuerza para alcanzar mi anhelada meta. Conviérteme en la luz que todo lo vea, conviérteme en la oscuridad que todo lo engulle~ Recitó Celestia en pony antiguo la segunda de las estrofas de la maldición.
La magia de Celestia se volvió completamente oscura, al tiempo que sus ojos parecieron apagarse lentamente, volviéndose totalmente negros.
"¡Celestia! ¡No me hagas tu enemigo! ¡No me obligues a detenerte!" Gritó Aspen desesperado, intentando apelar una última vez a la razón de Celestia, su más antigua amiga.
"Es tarde…" Susurró Celestia, decidida a obtener poder para recuperar a su hermana y acabar con todo el mal en su reino.
~Ahuyenta la luz, la bondad y la libertad de mi mente, consagra mi alma a las tinieblas. Conviérteme en la espada que todo lo corte. Conviérteme en la lanza que todo perfore~ Recitó Celestia la tercera estrofa de la maldición.
La melena y la cola de Celestia parecieron quemarse en el aire, desapareciendo su bello color arcoíris por los colores del fuego, o más bien, su propia melena se convirtió en llamas furiosas, que arderían mientras su corazón estuviera lleno de ira y oscuridad.
Entendiendo que no podía hacer razonar a Celestia, Aspen decidió atacar con su propia magia. Los cuernos del ciervo se rodearon de un fuego verde, un corazón en llamas se formó entre sus cuernos, y un fuerte rayo golpeó de lleno el pecho de Celestia.
~Derriba cualquier duda y esperanza de mi corazón, acúname en la helada noche eterna del abismo. Conviérteme en la tormenta que todo lo arrase. Conviérteme en el temblor que todo lo quiebre~ Recitó Celestia la cuarta estrofa de la maldición.
La magia de Celestia se incrementó exponencialmente. Sus adornos reales cambiaron de forma y color, tornándose aterradores y puntiagudos, de un fuerte color carmesí, como si fueran hierro fundido pegado a su pelaje. En los ojos de Celestia apareció finalmente una pupila, una de color amarillo intenso, muy distinto de sus suaves ojos color rosa. Finalmente, una extraña y torcida sonrisa diabólica apareció en su boca.
Con un simple movimiento de sus alas, Celestia apartó la poderosa magia de Aspen como si fuera simple viento. Causando que el gran rey ciervo cayera fuerte de espaldas, completamente indefenso.
"Celestia… Por favor, no sucumbas ante la oscuridad…" Dijo Aspen débilmente, rogándole con la mirada a su amiga.
"No he sucumbido ante la oscuridad… ¿¡Qué no lo ves!? ¡Soy pura luz! ¡Ahora mi luz iluminará a todos!" Se rio Celestia, haciendo que su melena ardiera y lanzara llamas por todo el lugar, derrumbando las pocas paredes que quedaban en buen estado del antiguo castillo, quemando todo a su alrededor. "Nunca más habrá peligro en mi reino, nunca más habrá maldad en mi reino… En lugar de un señor oscuro, habrá una Reina. ¡Y no seré oscura, sino hermosa y terrible como la mañana y la noche! ¡Hermosa y luminosa como el mar y el sol y la nieve sobre la montaña! ¡Terrible como la tormenta y el relámpago! Más fuerte que los cimientos de la tierra. ¡Todos me amarán y se desesperarán! ¡Todos se postrarán ante su Reina, DAYBREAKER!" Gritó Celestia, extendiendo sus llamas, quemando todos a su paso.
Con la poca magia que quedaba en Aspen, el ciervo intentó protegerse del enorme calor expandido por el fuego de Celestia. Sin embargo, el calor era tal que el oro en el collar de Aspen comenzó a derretirse, quemándole lentamente el cuello al fundirse con su piel.
~Ofrezco mi vida a las sombras a cambio del poder eterno del vacío, presentante ante mí, señor de la oscuridad. Conviértete en mi guía. Conviértete en mi sombra. Conviértete en mis ojos. Conviértete en mi fuerza~ Recitó Celestia la quinta y penúltima estrofa de la maldición.
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La conciencia de Celestia estaba por desvanecerse. Solo faltaba una estrofa, solo una para completar la antigua maldición.
"Sométete ante mí… Salva a tu hermana… Salva a tu reino… Sumérgete en las sombras…" Escuchó Celestia mientras su conciencia pasaba a estar en otro plano de existencia. Una voz oscura que la seducía. No había vuelta atrás, Celestia ya no existiría más… Daybreaker solo sería un recipiente más, uno para albergar a su nuevo propietario… ahora su nombre sería…
"¡NO!" Gritó repentinamente otra voz, una voz que hizo que Celestia abriera los ojos al reconocerla. La voz de un muy viejo amigo. "¿Qué crees que haces? ¡Yo no te enseñé esto! ¡Tú eres más que esto! ¡Vete!" Gritó la voz del anciano, con una mezcla de miedo y preocupación.
El alma de Celestia se sentía incorpórea en aquel lugar, vagando en lo que parecía ser un limbo. Sin embargo, a pesar de casi no poder sentir nada, de alguna forma sabía que no estaba sola. A su lado había otros seres, otras almas, que también habían caído en la desesperación. Todas flotando en un limbo, luchando entre la existencia y la no existencia.
"¿Princesa?" Dijo una débil voz al lado de Celestia, una que ella no supo reconocer.
En ese momento Celestia pudo sentir que en aquel limbo oscuro, seis pequeñas luces se acercaron hacia ella, la llenaron de calor, y la alejaron lentamente de aquel reino.
"Jamás digas el sexto verso… ¡Jamás!" Dijo la voz del anciano, reprendiendo a Celestia como si fuera una potrilla. Entonces la voz del anciano se suavizó y Celestia sintió como si un casco acariciara su rostro. "Ahora vete, y recuerda… No estás sola… Nunca lo estarás…"
En ese instante Celestia pudo recuperar su conciencia.
"¡Ahhhh!" Gritó Celestia llena de dolor, sintiendo que la maldición incompleta luchaba por no abandonar su cuerpo. "¡Largo!" Se gritó Celestia a sí misma. Forzándose a controlar su poder y expulsar al ser oscuro que estaba intentando fusionarse con su alma.
Con una gran explosión de fuego, la apariencia de Celestia volvió a la normalidad, y esta cayó exhausta, al borde del desmayo, sobre el piso del antiguo castillo.
Luego de varios minutos en los que reinó el silencio, Aspen lentamente se levantó, aguantando a duras penas el dolor de su cuerpo, y se acercó hasta donde estaba Celestia. Allí, vio que la alicornio apenas si podía mantener sus ojos abiertos. El luchar contra la maldición hizo que agotara toda su magia, por lo que ahora se encontraba totalmente indefensa.
Al verla en tal estado, Aspen tocó su adolorido cuello, en donde su collar de oro se había derretido y había quemado su cuello. Luego miró a Celestia, y puso una mirada llena de ira.
"Eres un peligro para todos en este mundo… Yo… Yo no puedo dejarte con vida." Dijo Aspen furioso, levantando su casco, listo para atacar a su más antigua aliada. Sin embargo, el corazón de Aspen no pudo evitar recordar los siglos de amistad que ambos habían compartido, y finalmente Aspen cerró sus ojos con dolor, sabiendo que no sería capaz de hacer lo que debía. "Te dejaré vivir, pero no quiero que nunca más te acerques a mí ni a mi reino… Hoy, has perdido a tu último aliado y amigo."
Tras esas palabras, Aspen se retiró lentamente. En tanto que el agotado cuerpo de Celestia no pudo ni siquiera decir nada, solo pudo derramar una pequeña lágrima antes de caer desmayada por completo.
Como si todo lo visto hubiera sido un sueño muy vívido, Luna y Dusk vieron un gran flash de luz, y finalmente las conciencias de ambos volvieron al mundo real. Al hacerlo, lo primero que vieron fueron los rostros preocupados de las amigas de Dusk, quienes se preocuparon mucho al ver que Dusk y Luna simplemente se quedaron congelados por minutos, con sus ojos brillando como faros, sin siquiera pestañear.
"¿E-Están bien?" Preguntó Fluttershy preocupada, una vez vio que los ojos de Dusk y Luna dejaron de brillar.
"Yo… Eso creo." Dijo Dusk sacudiendo su cabeza, aún sorprendido por lo que vio.
"¿La poción funcionó? ¿Pudieron ver algo?" Preguntó Zecora, mirando a Dusk.
"Sí. Vimos algo, pero… No fue lo que esperaba." Dijo Dusk mirando de reojo a Luna. Quien por su parte, parecía haber quedado perpleja luego de ver aquella visión. "Pensé que veríamos el pasado del Árbol de la Armonía, pero no vimos nada relacionado ni con el árbol ni con las extrañas raíces negras."
"Eso… quizás fue mi culpa." Murmuró Luna, mirando hacia el suelo con una mirada confundida, como si aún intentara entender lo que acababa de ver. "Cuando tomé la poción, en lo único que pensaba era saber un poco más sobre el pasado de mi hermana. Quizás fue por eso… Que vimos aquella visión."
Luego de poner una mirada pensativa por varios segundos, Dusk entrecerró sus ojos ante una muy peligrosa idea.
"Quizás… la poción sí nos mostró la solución." Dijo Dusk, mirando seriamente a Luna. "Quizás con el hechizo que usó la Princesa Celestia, podamos tener el poder para detener estas raíces."
"¿¡Qué!? ¡No! ¿¡Estás loco!? ¿¡Acaso no viste lo que ese hechizo le hizo a mi hermana!?" Dijo Luna aterrada.
"Ya he probado cortando las raíces con magia normal. No importa lo que haga, estas vuelven a crecer." Dijo Dusk, también temeroso ante la idea que estaba proponiendo. Pero la verdad era que no se le ocurría otra idea en ese momento. "Pero si usamos magia oscura, aunque sea solo un poco, quizás-"
"¡NO!" Dijo Luna, mirando seriamente a Dusk. "La magia oscura no se puede controlar. Ya deberías saberlo, lo viste en la visión, ¡Lo viste conmigo cuando era Nightmare Moon!"
"Pero esta maldición es distinta, ¿No es así? No estoy completamente seguro, pero parece que no es el mismo tipo de magia que te convirtió en Nightmare Moon hace mil años, ¿O sí?" Preguntó Dusk, poniendo a prueba su teoría.
Al escuchar aquello, Luna se sorprendió y desvió la mirada preocupada. Lo que decía Dusk era precisamente una de las cosas que más la asustaba de aquella visión. Ella nunca pensó que Celestia también tuviera un lado oscuro, que incluso se llamó a sí misma 'Daybreaker', tal como ella lo había hecho al convertirse en Nightmare Moon. Pero los métodos que ocuparon para obtener poder fueron muy distintos. Nightmare Moon había nacido de su deseo de ser reconocida, y por lo mismo, aunque Luna también había usado magia oscura de un libro maldito, Nightmare Moon seguía siendo una parte de ella. Pero al ver la visión del pasado, Luna se percató que la maldición de Celestia era distinta. Su poder provenía de fusionar su alma con un ser oscuro y ancestral, y aquello podía ser mucho más peligroso.
"Mientras no diga las seis estrofas de la maldición, estaré bien." Dijo Dusk, pensando que su idea era una locura, pero quizás por algo la poción les había mostrado tal visión. "Además, si llegara a perder el control, tú puedes detenerme. Después de todo, solo soy un unicornio, y aunque ganara poder con magia oscura, tu magia alicornio seguirá siendo más fuerte que la mía." Agregó Dusk, mirando seriamente a Luna.
Al ver la mirada de Dusk, Luna perdió su temple y puso una mirada completamente aterrada. Luna no solo estaba horrorizada por lo que Dusk le pedía, sino porque él quería que ella nuevamente cometiera el mismo error.
"Basta… No me pidas por segunda vez que acepte que arriesgues tu vida." Dijo Luna, mirando a Dusk con una mirada de súplica. "No eres 'solo un uncornio' para mí… Por favor, no me pidas que solo mire para el lado y vea como te lastimas…" Suplicó Luna con ojos vidriosos, casi a punto de llorar. Algo que hizo que Dusk abriera sus ojos con sorpresa.
En ese momento la tierra bajo sus cascos tembló, y todas las raíces negras que rodeaban al Árbol de la Armonía, crecieron, extendiéndose en el aire, y atacando a los ponies. Una por una las raíces atacaron y separaron a cada uno de los presentes, formando una gran enredadera, atrapando a cada pony, impidiendo que se pudieran ver entre sí.
Mientras Dusk usaba su magia para cortar las raíces que lo atacaban, las cuales volvían a crecer inmediatamente; él escuchó a su lado los gritos de sus amigas, quienes debían estar pasando por el mismo suplicio, siendo atacadas por aquellas raíces, sin poder defenderse con magia como él sí podía.
"¡Chicas! ¿¡Están bien!?" Gritó Dusk aterrado al escuchar los gritos, alzando su vista. Al hacerlo, lo único que pudo ver fueron los muros de raíces negras que le impedían ver a sus amigas, y con cada segundo, los muros de enredaderas se hacían más tupidos, lo que hacía que el sonido y los gritos también se escucharan más lejanos.
A su lado, Dusk pudo ver levemente algunos flashes de luces azules, que probablemente eran de la Princesa Luna intentando liberarse. Sin embargo, parecía que incluso ella, con su magia alicornio, tenía problemas para escapar de aquellas tenebrosas raíces negras.
"¡La magia normal no funciona!" Pensó Dusk aterrado, viendo como las raíces que él mismo había cortado, ya habían vuelto a crecer. Desesperándose con cada segundo ante la idea de ver a sus amigas atrapadas entre las espinas de esas raíces.
Al ver que la magia normal de los ponies no funcionaba, Dusk recordó la idea que había tenido justo antes que las raíces los atacaran. Entonces él cerró fuerte sus ojos y suspiró, decidido a que no importaba si era magia oscura, para salvar a sus amigas, sería incluso capaz de vender su alma al diablo.
~Ser de la eterna oscuridad, amo de la guerra y el poder, escucha mi llamado. Conviérteme en la llama que todo lo queme, conviérteme en el mar que todo lo ahogue~ Recitó Dusk la primera estrofa de la maldición.
En el castillo del Reino del Matorral, Celestia y Aspen charlaban luego de siglos sin haber cruzado palabra alguna. Tan desconfiado como era el Rey ciervo, decidió que no quería estar a solas con Celestia en sus aposentos, así que finalmente ambos terminaron conversando a solas en la gran biblioteca del castillo.
"Muchas gracias por darme esta audiencia, Rey Aspen." Dijo Celestia solemnemente.
"No creas que algo ha cambiado entre nosotros, Celestia. La única razón por la que acepté verte, es porque hay muchas dudas que necesito sean aclaradas." Respondió Aspen fríamente, tocando su cuello. En donde, bajo su collar, se escondían las cicatrices que la propia Celestia le había provocado seiscientos años atrás. "¿Cómo es que lograste hacer que tu hermana volviera? Es más, parece que no hay rastro del ser oscuro en el que se transformó. Pensé que hacerla volver era-"
"Imposible. Lo sé." Interrumpió Celestia, con una mirada pensativa. "No fui yo quien logró que Luna volviera. Fue mi estudiante Dusk Shine, junto a sus amigas. Ellas lograron activar los Elementos de la Armonía, y lograron expulsar el mal que se había apoderado del corazón de Luna."
En ese momento la mirada de Celestia se distrajo, y miró con curiosidad hacia su derecha. En donde había una gran repisa con libros muy antiguos.
"Esto es raro… Siento un residuo de magia aquí. Pero pensé que Aspen tenía prohibido el acceso de los ponies a su reino…" Pensó Celestia, con una mirada de sospecha.
"Aún así, pensé que incluso con los Elementos de la Armonía, sería imposible hacer volver a Luna a su verdadera forma." Dijo Aspen, recordando como Celestia casi se había convertido en otro ser al usar aquel poder maldito.
"No he hablado con Luna respecto de dónde obtuvo el poder oscuro para convertirse en Nightmare Moon, pero al parecer, ella no usó el mismo método que yo." Dijo Celestia con una mirada triste al recordar su pasado. "Luego que desterrar a Nightmare Moon, busqué en la antigua habitación de Luna alguna pista sobre qué la llevó a transformarse así, pero lo único que encontré fue un antiguo libro totalmente en blanco. Supongo que la magia de ese libro afectó su corazón de alguna forma. En el caso de Luna, hubo 'algo' que le dio poder, pero a cambio llenó su corazón de ira. Aún así, ella seguía siendo Luna en el interior… Cuando Nightmare Moon volvió, pude notarlo. Luna seguía estando allí, incluso a veces, ella misma luchaba contra su propio lado oscuro. Sin embargo, en mi caso, fue… distinto." Agregó Celestia, revelando las teorías que había estado pensando durante meses desde el regreso de Luna. "Yo use un hechizo maldito. Una maldición que no estaba atada a ningún objeto, sino a las propias palabras al recitarlas. Aquella maldición, hizo que mi propia alma fuera hasta un limbo, un espacio lejos de este mundo, quizás fuera del mismo tiempo. Allí, algo quiso adueñarse de mi alma, reemplazar mi existencia con la de alguien más... No era parte de mí, era… algo más. Si no hubiera sido por-" En ese instante Celestia alzó su cabeza y abrió sus ojos con horror.
"¿Qué sucede?" Preguntó Aspen, confundido y preocupado al ver el rostro de la alicornio.
"Alguien… Alguien está intentando usar el hechizo maldito, ¡Puedo sentirlo!" Dijo Celestia horrorizada. Pensando inmediatamente en su hermana y en Dusk, rogándole a los cielos que ninguno de ellos estuviera cometiendo el mismo error que ella había cometido siglos atrás.
~Derriba cualquier duda y esperanza de mi corazón, acúname en la helada noche eterna del abismo. Conviérteme en la tormenta que todo lo arrase. Conviérteme en el temblor que todo lo quiebre~ Recitó Dusk la cuarta estrofa de la maldición.
La magia emanada por el cuerno de Dusk se había vuelto casi completamente oscura, igual que en la visión que él había tenido sobre el pasado de Celestia. Sin embargo, el cuerno de Dusk aún lanzaba algunas chispas de magia color magenta, su propia magia.
A diferencia de Celestia, quien había estado dispuesta a aceptar la maldición en su corazón, Dusk internamente seguía luchando para evitar que 'algo' tomase control de su cuerpo. Lo único que él deseaba era su poder para ayudar a salvar a sus amigas, pero aún en el fondo se rehusaba a aceptar las consecuencias de aquel poder. Sin embargo, con cada estrofa que recitaba de la maldición, su resistencia se hacía cada vez menor.
~Ofrezco mi vida a las sombras a cambio del poder eterno del vacío, presentante ante mí, señor de la oscuridad. Conviértete en mi guía. Conviértete en mi sombra. Conviértete en mis ojos. Conviértete en mi fuerza~ Recitó Dusk la quinta y penúltima estrofa de la maldición. Llegando al mismo punto que había visto llegar a Celestia en la visión.
Al igual que la Celestia del pasado, la conciencia de Dusk se desvaneció hacia otro mundo, un mundo que ya no era regido por las mismas reglas del mundo real. Un mundo aislado del tiempo y el espacio, un mundo que más tarde conocería que era llamado: el limbo.
Dusk perdió toda sensación de su cuerpo, y en ese instante entendió que había perdido la batalla. En ese estado ya no podía ejercer ninguna resistencia a la maldición. Dusk se dio cuenta de su grave error demasiado tarde. Pensó que al igual que su maestra, él podría frenar la maldición en ese estado, y así controlar su poder, pero muy tarde entendió que ese era el truco de la maldición. No era necesario decir la última estrofa de la maldición, pues su propio auto control desaparecía después de la quinta estrofa.
"Sométete ante mí… Salva a tu hermana… Salva a tu reino… Sumérgete en las sombras…" Escuchó Dusk mientras su conciencia pasaba a estar en el limbo. Una voz oscura que la seducía.
Fugazmente, la mente de Dusk logró recordar que aquellas eran las palabras que había escuchado en la visión del pasado de Celestia. Pero… ¿Por qué volvía a escucharlas allí? ¿Aquello era un recuerdo? ¿O alguien se las estaba repitiendo? Dusk no podía saberlo con seguridad. Aquel mundo era tan etéreo y confuso, que Dusk ni siquiera podía saber si él mismo seguía existiendo o no.
"¡NO!" Gritó repentinamente la misma voz que Dusk escuchó en la visión de Celestia. La voz de un anciano desesperado, que intentaba salvar a alguien cerca de Dusk. "¿Qué crees que haces? ¡Yo no te enseñé esto! ¡Tú eres más que esto! ¡Vete!" Gritó la voz del anciano, nuevamente gritándole a la presencia que se encontraba al lado de Dusk.
"¿Princesa?" Susurró Dusk débilmente. Reconociendo fugazmente la presencia que ahora se encontraba a su lado.
"¿Era mi voz?" Pensó Dusk confundido, recordando la visión de Celestia. Sin entender si aquello era la visión de Celestia, un recuerdo suyo, o si estaba pasando justo en ese momento. Pues la verdad era, que todo pasaba al mismo tiempo, en un mundo aislado del tiempo, que solo había sido creado para encerrar a un monstruo.
Dusk sintió como seis cálidas auras se acercaron al ser a su lado, y se la llevaron lejos de aquel mundo, alejándola del peligro.
"Jamás digas el sexto verso… ¡Jamás!" Dijo lejanamente la voz del anciano, mientras alejaba el alma de Celestia de aquel reino.
"Sométete ante mí… Salva a tus amigas… Sumérgete en las sombras…"Dijo nuevamente la voz oscura. Aprovechando que las seis auras cálidas se habían alejado, para seducir a su nueva presa.
"¡NO!" Gritó la voz del anciano desde lejos, intentando volver luego de haber salvado a Celestia.
"Elegiste salvarla a ella… Ahora este es mío…" Dijo la voz oscura riendo triunfante.
Entonces Dusk comenzó a sentir que una fría sensación comenzó a cubrirlo por completo. Y aunque no sintiera su cuerpo ni su boca moverse, de alguna forma sabía que su cuerpo real, en alguna parte, estaba a punto de decir la sexta estrofa de la maldición. Pues aquel que fuera su cuerpo, ya no le pertenecía. Ahora su cuerpo pertenecía a aquella profunda oscuridad.
"Todo estará bien." Dijo una suave voz. Una voz muy lejana, pero tan poderosa que hizo que Dusk recuperara su conciencia y sintiera nuevamente calidez en su alma. Una calidez que ahuyentó la helada sombra que estuvo a punto de comerse su alma.
"¿¡Qué es esto!? ¡Quién eres!" Gritó aterrada la voz oscura, como si nunca se hubiera enfrentado antes a aquella luz y calor que habían salvado a Dusk.
El mundo alrededor de Dusk comenzó a brillar, mientras las sensaciones volvían a su cuerpo, y su alma mortal volvía al mundo real.
"¡DUSK!" Gritó una voz femenina. Un grito que hizo que Dusk abriera lentamente los ojos, tan confuso que aún no sabía dónde estaba ni qué era lo que estaba sucediendo.
"¿Princesa?" Dijo Dusk lentamente, diciendo lo primero que se le vino a la mente. Aquello, porque la voz que había escuchado hasta hacía solo unos segundos atrás, y que lo había salvado de la oscuridad, él la había escuchado antes en algún lado.
'Todo estará bien' Fue la voz que Dusk había escuchado cuando obtuvo su cutie mark. Una voz que aquella vez tranquilizó su magia fuera de control, y que Dusk había asociado con la princesa, pues al despertar, lo primero que había sentido habían sido los suaves cascos de la princesa Celestia sosteniéndolo. Ahora, nuevamente había escuchado aquella voz, y nuevamente alguien lo estaba abrazando, solo que esta vez no era la princesa, sino que eran sus amigas. Ellas habían gritado su nombre y ahora lo estaban abrazando.
"Aquella voz… No fue la princesa… ¿Quién fue?" Pensó Dusk confundido. Sin entender cómo había escuchado la misma voz dos veces, con más de diez años de diferencia.
Saliendo lentamente de su confusión, Dusk miró a su lado. A su alrededor se encontraban sus cinco amigas abrazándolo fuertemente, todas ellas llenas de rasguños. Al parecer, al ver que todas habían sido separadas al ser atacadas por las raíces negras, todas sintieron cuando Dusk comenzó a usar magia oscura. Sabiendo que él estaba en peligro, todas lucharon con todas sus fuerzas contra las raíces negras, abriéndose paso hasta Dusk, para abrazarlo y contenerlo. Rezando para que volviera al mundo real luego de ver su cuerpo siendo carcomido por la magia oscura.
"Hiciste algo estúpido otra vez, ¿No es así?" Dijo Applejack, quien abrazaba fuertemente a Dusk. Entonces ella levantó su rostro y Dusk pudo ver que estaba llorando, mirándolo con una mezcla de miedo y alivio.
"Deja de querer sacrificarte por todos, ¡Deja de querer hacer todo solo!" Dijo Pinkie Pie, mirando a Dusk también con lágrimas en sus ojos, luego de haber visto a Dusk en un estado tan aterrador.
"Jamás lo olvides, somos un equipo." Dijo Rainbow Dash, mientras se secaba una lágrima de su mejilla.
"Somos más que amigos Dusk, jamás lo olvides." Dijo Rarity con ojos llorosos, suspirando aliviada al ver que Dusk estaba bien.
"No estás solo… Nunca lo estarás." Dijo Fluttershy, con una tierna sonrisa, y sus ojos brillantes por haber estado llorando hasta hacía poco.
Al escuchar las palabras de Fluttershy, Dusk recordó la visión que tuvo de Celestia y cómo la voz de aquel anciano le había dicho exactamente lo mismo a Celestia, justo antes de salvarla. Entonces Dusk sonrió y abrazó a sus amigas, inmensamente feliz y aliviado de poder sentir su calidez a su alrededor.
"Lo lamento… Jamás lo olvidaré... Juntos hasta el final." Dijo Dusk feliz mientras abrazaba a sus amigas. Sabiendo que por poco comete el error más grande de su vida.
Luego de un rato, Dusk levantó su vista y se sorprendió al ver que las lianas negras que estaba a su alrededor, comenzaron a retroceder. Retrayéndose velozmente y ocultándose nuevamente debajo de la tierra, justo debajo del gran Árbol de la Armonía.
"¿Qué fue lo que sucedió?" Preguntó Zecora acercándose hasta donde estaban Dusk y sus amigas. Sin entender nada de lo que había pasado luego que las raíces negras los atacaran y dividieran. Viendo con asombro como las raíces negras, con las que tanto había luchado, ahora retrocedían por sí mismas.
El Árbol de la Armonía comenzó a brillar a medida que las raíces negras retrocedían. Y entonces, Zecora se sorprendió al ver que las cutie marks de los seis ponies a su lado, también comenzaron a brillar.
"El Árbol de la Armonía… les está dando su protección…" Dijo Zecora asombrada, inclinándose frente al enorme árbol que ahora brillaba. Para ella, quien tenía un fuerte nexo con el bosque y la naturaleza, aquello era una poderosa señal de que aquellos seis ponies habían sido reconocidos por la magia del bosque.
"Espera, ¿Está diciendo que ese árbol puede pensar y elegir a quién salvar?" Preguntó Rainbow Dash incrédula, alzando una ceja.
"Sé que suena loco, pero… creo que sí." Dijo Dusk mirando con asombro al Árbol de la Armonía mientras las últimas raíces negras terminaban de ocultarse. "Es más que un simple árbol..."
"¿Fue tu voz la que escuché?" Pensó Dusk mientras miraba al Árbol de la Armonía, aún sin entender todo lo que había sucedido.
"Pero, ¿Qué eran todas esas raíces negras?" Preguntó el capitán Blackthorn, acercándose al resto de los ponies. "¿Eran parte del Árbol de la Armonía? ¿Por qué nos atacó?"
"Quizás… Quería ponernos a prueba." Dijo Dusk confundido, volviendo a mirar al árbol mágico y notando que una raíz negra no se había ido. Una raíz oscura se mantuvo firme, parada justo al lado del árbol. En específico, muy cerca de la marca grabada que era idéntica a la cutie mark de Dusk. "Creo que es una señal… De que debemos tener cuidado con caer en la oscuridad…" Agregó Dusk, creyendo entender la señal que le estaba dando el Árbol de la Armonía.
Las lianas verdes que bloqueaban el acceso a aquella caverna se abrieron, y por el camino bajó Aspen, quien se sorprendió de ver allí a su capitán, a la Princesa de la Noche y a los ponies que había apresado. Sin embargo, lo que más le sorprendió al Rey, fue ver que el Árbol de la Armonía había vuelto a la normalidad. Todas las raices negras que lo habían estado ahogando, habían desaparecido. E incluso más, ahora el árbol tenía un tenue brillo propio, como Aspen no había visto desde hacía siglos atrás, como si ahora estuviera mucho más sano.
Sin decir una palabra, Aspen miró a todos y vio que todos estaban muy rasguñados luego de ser atacados por las raíces negras, en especial Dusk y sus amigas. Entonces Aspen abrió el corazón de cristal que colgaba de su collar, y con un veloz movimiento salpicó el líquido que guardaba sobre los ponies. Al instante, los ponies se sorprendieron al ver que apenas aquella agua tocó sus cuerpos, sus heridas rápidamente se curaron, hasta que desaparecieron por completo.
"Síganme." Dijo Aspen una vez todos estuvieron curados.
Inmediatamente todos siguieron al rey ciervo, saliendo de aquella caverna en la que se ocultaba el Árbol de la Armonía. Entonces, cuando todos estuvieron fuera, Aspen nuevamente derramó un poco de agua de su corazón de cristal sobre la tierra. Causando que las lianas volvieran a bloquear el acceso a aquel importante lugar, el verdadero Corazón del Bosque: el Árbol de la Armonía.
Una vez afuera, todos vieron que Aspen no había sido el único en ir hasta allí, también había ido la Princesa Celestia, quien suspiró aliviada al ver que todos estaban bien. Por su parte, al ver a la Princesa del Sol, Zecora no pudo evitar entrecerrar sus ojos con disgusto, ya que no podía confiar plenamente en alguien que guardaba tantos secretos como aquella alicornio.
Cuando Celestia miró a su hermana, vio que Luna la miraba con una triste mirada por alguna razón. Entonces ella vio lo que su hermana cargaba y reconoció la poción que tenía. Aquella poción se parecía mucho a una que el mismo Starswirl había fabricado una vez, una que solo se activaba con magia alicornio, y que permitía ver hechos ocurridos en el pasado.
"Luna… ¿Qué parte de mi pasado viste?" Pensó Celestia asustada, entendiendo que su hermana debió haber visto una parte suya que ella había querido mantener oculta.
"Luna, yo-" Dijo Celestia con miedo. Sin embargo, antes que ella pudiera decir más, Luna se acercó hasta su hermana y le dio un fuerte y cálido abrazo.
"Ya deja de cargar sola con todo el peso del mundo. Confía en mí, cree en mí. Te amo hermana, y nada de lo que digas y hagas cambiará eso." Dijo Luna, olvidándose por completo de su estatus de princesa. Por un instante ella no quería ser la Princesa de la Noche, ni una alicornio. Ella simplemente quería ser una pony normal, que abrazaba a su hermana y quería hacerle sentir que no estaba sola.
Entendiendo plenamente los sentimientos de su hermana menor, Celestia abrazó a Luna, sonrió y derramó una lágrima de felicidad. Aliviada de que su hermana no la juzgara por su pasado.
Mientras ambas hermanas alicornios se abrazaban emotivamente, Aspen se mantuvo viéndolas pensativamente. Recordando como ambas habían cometido terribles errores, como ambas incluso habían luchado entre sí, pero de igual forma, ahora ambas se perdonaban y se amaban mutuamente.
"¿Qué fue lo que sucedió aquí?" Preguntó finalmente Aspen, volteándose y enfocando su mirada seria en Zecora y en Dusk.
Así fue como Dusk procedió a contarle lo sucedido al rey de los ciervos. Explicando como él y sus amigas habían llegado hasta allí, la poción que él y Luna habían usado para ver el pasado, cómo las raíces negras los atacaron, cómo en su desesperación Dusk usó un hechizo oscuro para obtener poder, y cómo sus cutie mark brillaron y el mismo Árbol de la Armonía hizo retroceder esas raíces. Al contar la historia, Dusk deliberadamente omitió contar que había visto en la visión del pasado a su maestra Celestia usando magia oscura, ya que eso podría afectar fuertemente la imagen que los demás tenían de ella. En cuanto a Aspen, no hizo falta que Dusk explicara aquel detalle faltante, pues el mismo había estado en la caída de Celestia, y aún recordaba muy bien aquel momento. Por su parte, Celestia bajó su cabeza con tristeza, al darse cuenta que le había fallado como maestra a Dusk, ya que él la había visto desesperada, usando la magia oscura egoístamente, una que pudo haber acabado con la misma Equestria.
"Así que usaste ese mismo hechizo maldito… ¿Y una voz logró salvarte?" Dijo Aspen con una mirada incrédula.
"Creo que puede haber sido el propio Árbol de la Armonía quien salvó a Dusk." Dijo Zecora, mirando al Rey ciervo y apuntando al árbol. Específicamente, al centro del árbol, en donde se formaba una copia exacta de la cutie mark de Dusk. "No puede ser una coincidencia."
Aspen miró al árbol y luego la cutie mark de Dusk. Lo cierto era que el Árbol de la Armonía era más antiguo que el mismo Aspen. Él mismo no conocía todos sus misterios, y siempre le había llamado la atención aquella marca en su centro. Por eso era que al ver a Dusk en su castillo, le llamó fuertemente la atención ver su cutie mark. ¿De verdad era una señal de que el Árbol de la Armonía había elegido a ese pony? ¿Por qué a un pony? Ellos solo eran criaturas peligrosas que podían poner en peligro a todos con su magia. O quizás… ¿Los ponies sí eran de fiar y él no lo podía ver?
Mientras Aspen miraba el Árbol de la Armonía pensativamente, las miradas de Dusk y Celestia se encontraron. Al ver la triste mirada de su maestra, Dusk simplemente sonrió afectuosamente, dándole a entender que no importaba lo que hubiera visto, aquello no cambiaba el hecho que ella era su maestra, y seguía admirándola. Al ver la tierna sonrisa de Dusk, Celestia también pudo sonreír, aliviada de saber que su querido estudiante parecía aún estimarla, pese a casi haber caído en las sombras.
"También escuchaste voces cuando estabas en el limbo, ¿No es así?" Pensó Celestia poniendo una mirada seria. "Tendremos muchas cosas de las que hablar más adelante, mi querido estudiante."
"No sé si el Corazón del Bosque los escogió o no, pero lo que sí es cierto indudablemente, es que esas raíces oscuras ya no amenazan mi reino. Por eso, yo y mi pueblo les estamos agradecido." Dijo Aspen, inclinando levemente su cabeza frente a los ponies, como muestra de agradecimiento. "Sin embargo, ahora deben irse. Deben volver a su propio reino."
"¡Rey Aspen! Por favor." Dijo rápidamente Celestia, dando un paso al frente y mirando al gran ciervo blanco con una mirada de súplica. "Sé que es imposible que volvamos a ser como éramos antes. Pero le ruego que por favor, retomemos nuestra antigua alianza. Temo que puedan acercarse tiempos oscuros, y ante la oscuridad, seremos más fuerte si estamos unidos."
Ante la petición de Celestia, Aspen entrecerró sus ojos con desconfianza, pensando que la única oscuridad que podía amenazar su reino, era la que trajeran los ponies con ellos. Sin embargo, luego Aspen miró de reojo a Luna, quien también lo miraba atentamente, esperando que él aceptara la petición de su hermana. Aspen no podía creer que ambas hermanas se hubieran perdonado luego de todo lo que había sucedido entre ellas. Si ellas podían perdonarse… ¿Él también podía perdonarlas?
"Me niego a volver a tener una alianza con el reino de los ponies." Respondió finalmente Aspen, mirando seriamente a Celestia. Quien bajó su mirada con tristeza. "Sin embargo, aceptaré retomar relaciones diplomáticas con su pueblo… A los ponies, ya no les estará prohibido el acceso a mi reino." Agregó Aspen, mirando a Dusk y los demás ponies. Decidiendo que aún no podía confiar plenamente en los ponies, pero al menos, daría el primer paso para ver si podía hacerlo.
Al escuchar aquello, Celestia suspiró y sonrió agradecida. No era lo que había esperado, pero era el primer paso. Después de seis siglos, finalmente había logrado hablar con su antiguo amigo, y quizás con el tiempo, su relación finalmente pudiera sanar por completo.
Luego que ambos regentes se despidieran formalmente, y que Zecora eligiera quedarse en el Reino del Matorral unos días más; Celestia usó su magia y todos los ponies fueron transportados fuera del bosque, de vuelta en los dominios del reino de Equestria.
"Ha sido un día muy agitado, y probablemente Raven esté estresada por escaparme de mis deberes reales durante todo el día. Pero haber vuelto a entablar relaciones con el Rey Aspen, es algo que definitivamente valió la pena." Dijo Celestia sonriendo. Luego acercándose a Dusk y tocando suavemente su rostro con su casco, mientras lo miraba afectuosamente. "Hay mucho de lo que tenemos que hablar, pero por ahora descansa. Además, hay alguien más a quien le debo una larga charla antes." Agregó Celestia desviando la mirada para mirar a su hermana. Sonriéndole al darse cuenta que era hora de dejar de ocultarle cosas a su querida hermana.
Sin decir nada más, Celestia abrió sus grandes alas y alzó el vuelo, lista para volver a su castillo. Por su parte, Luna apenas tuvo tiempo para despedirse, y rápidamente imitó a su hermana y voló junto a ella. Decidida a que en otro momento ella también hablaría más con Dusk, pero por ahora, ella y su hermana tenían mucho de qué hablar.
Luego de ver a las hermanas alicornio alejarse, Dusk se volteó y miró hacia el bosque con una sonrisa y una mirada de asombro.
"El bosque Everfree de verdad que está lleno de misterios. Quién hubiera dicho que había todo un reino oculto viviendo allí, toda una raza, quienes viven a diario rodeados por la magia del bosque." Dijo Dusk sonriendo, viendo hacia el oscuro bosque, que, por primera vez, no le pareció tan oscuro. "Espero que esta sea la semilla para nuevas amistades… Y espero que pronto podamos volver a vernos, Rey Aspen…"
"Hmm, sí… Eh… Quizás sea más pronto de lo que esperas." Dijo Pinkie Pie rascándose la cabeza y poniendo una sonrisa nerviosa. "¿No creen que se nos olvidó algo?"
Luego de ver a Pinkie Pie por un par de segundos, todos con miradas confundidas, finalmente todos entendieron a qué se refería.
"¡Las potrillas!" Gritaron asustados todos los ponies.
Entonces todos salieron corriendo de vuelta hacia el bosque, sin poder creer que habían dejado olvidadas a Apple Bloom, Scootaloo y Sweetie Belle en el castillo del Rey.
En medio del destruido castillo de las dos hermanas, no había nadie por en pasillos ni en el gran salón, o al menos, nadie que pudiera ser visto a simple vista. El fantasma que había rondado los pasillos del castillo del Rey Aspen, había escapado del Reino del Matorral, y ahora se encontraba vagando por las ruinas de aquel otro castillo.
"Supongo que aquí ya no hace falta ser invisible." Dijo una voz en medio del salón. Entonces, como una onda en el agua, se empezó a ver un reflejo, hasta que apareció la figura de un pony. "Ese hechizo de invisibilidad fue más útil de lo que pensé." Agregó aquel pony, mientras miraba nuevamente sus cascos, que ahora ya no eran transparentes.
Aquel pony siguió buscando en los escombros del antiguo castillo, con la seguridad de que lo que buscaba, debía de estar allí.
"Me hubiera gustado ver hacia donde iban la Princesa Celestia y el Rey Aspen tan apurados, pero era demasiado arriesgado seguir allí, la princesa podría haberse dado cuenta de mi hechizo para ocultarme… Seguramente que ambos se fueran tan rápido se relaciona con esa explosión de magia que sentí no lejos de aquí." Dijo aquel pony mientras seguía en su búsqueda. "Fue extraño, primero se sintió que una magia oscura crecía, y luego todo lo contrario, una gran magia luminosa opacó la magia oscura hasta que se desvaneció."
Al no encontrar lo que buscaba, aquel pony levitó un libro con su magia unicornio y buscó un dibujo en él, para recordar cómo se veía lo que estaba buscando.
"Es una pena que la biblioteca de los ciervos no tuviera ningún libro de magia. Pero al menos, tiene muy buenos libros de historia. Libros que cuentan muchas cosas que no aparecen en nuestros libros de historia…" Dijo aquel pony sonriendo y luego cerrando nuevamente el libro. Continuando su búsqueda en otra pila de escombros.
Repentinamente aquel pony abrió sus ojos con sorpresa al encontrar finalmente lo que buscaba. Entonces, aquel pony bajó su casco y recogió el destrozado casco de la armadura de la derrotada Nightmare Moon.
"Hay muchas formas de obtener poder. Pero yo prefiero el camino seguro." Dijo aquel pony, sonriendo con malicia. "Ahora solo debo arreglarte para que puedas cumplir con tu verdadero propósito…" Agregó aquel pony, riéndose con malicia. Una risa que resonó en todo aquel oscuro castillo, augurando un nuevo peligro al ya amenazado reino de Equestria.
# Fin del capítulo 14
