T2 - Capítulo 19 – En el altar
Celestia caminaba por los pasillos del castillo junto a su leal mayordomo Sweet Creme. O al menos, eso era lo que todos veían al pasar, pues en realidad, los que caminaban por los pasillos sin despertar ninguna sospecha, eran la Reina Chrysalis, junto a uno de sus soldados cambiantes. Ambos habían logrado engañar a la Princesa del Sol, la habían capturado sin que nadie se diera cuenta, y la habían suplantado, para llevar a cabo el último paso antes de su esperada invasión.
Mientras caminaba, la falsa Celestia se deleitaba al ver cómo todos los ponies la veían con admiración y se inclinaban ante ella, dándole una reverencia. Chrysalis era una reina, y tenía cientos de cambiantes que se inclinaban ante ella, pero el saber que ahora todo un reino estaba en la punta de su casco, y que cada ingenuo pony del reino confiaba por completo en ella, era algo que la excitaba de gran manera, casi al punto de hacerle difícil poder contener su risa.
La hora de la gran boda estaba a punto de llegar, así que los pasillos estaban repletos de decenas de ponies que comenzaban a dirigirse al salón principal del castillo. Con cada saludo que un pony hacía, Chrysalis se detenía brevemente y lo saludaba, también con una amable sonrisa. Pese a que para la reina cambiante todos esos ponies eran solo una fuente de comida, ella mantenía a la perfección la fachada de Celestia, para que nadie sospechara nada hasta que fuera el momento indicado.
Especial atención tuvo Chrysalis con los saludos que recibió por parte de los dignatarios extranjeros. Seres de otras razas, de regiones distantes, que pensaban que estaban saludando a la única y magnífica Princesa del Sol, cuando en realidad estaban saludando a una Reina oscura, que solo pensaba en mentiras y poder.
"Muchas gracias por invitarnos a esta boda, Princesa Celestia." Dijo una enorme ave, similar a un loro. Un dignatario del lejano país de Ornithia. "Nos alegra que quiera reunirse con nosotros, para que nuestros reinos puedan entablar nuevas alianzas comerciales."
"El placer es todos mío." Respondió la falsa Celestia, con una amable sonrisa. "Espero que desde hoy, nuestros reinos puedan estar más unidos que nunca."
"Nuevos reinos, más amor que robar, jeje…" Pensó Chrysalis mientras ponía una falsa sonrisa en el rostro de Celestia. Saboreando desde ya todo el amor que robaría mientras expandía su imperio.
Luego de saludar a cada uno de los dignatarios, Chrysalis y Thorax mantuvieron su fachada y continuaron su camino hasta el cuarto de la novia. En donde Cadance debía estar recibiendo los últimos arreglos a su vestido, antes de subir al altar.
Una vez entraron en la habitación, las falsas Celestia y Sweet Creme vieron que la Princesa del amor estaba de pie al final de la habitación, frente a un espejo. Junto a ella, una docena de yeguas corría a su alrededor, de un lado a otro, verificando que su vestido estuviera perfecto, al igual que su maquillaje, y toda ella, para que Cadance estuviera perfecta en el día más importante de su vida. Algo que parecía importarle a todas esas yeguas, menos a la misma Cadance, quien mantenía una mirada preocupada mientras miraba hacia la nada.
Otras que parecían ajenas a la emoción de las demás yeguas, eran Spike y sus cinco amigas de Ponyville. Luego que Applejack se les uniera, los seis habían ido hasta la habitación donde estaba el vestido de novia, luego que la Princesa Celestia les dijera que se mantuvieran a salvo. Allí, Cadance no tardó en llegar junto a sus asistentes, y mientras se ponía su vestido, las amigas de Dusk le contaron todo lo sucedido con el falso Dusk. Ahora, luego de estar mucho rato temerosas, todas saltaron al ver a Celestia aparecer, yendo directo hacia ella, para que les dijera lo que averiguó sobre el paradero de Dusk.
"Me temo que aún no sabemos dónde está Dusk Shine, pero seguimos buscando." Dijo Chrysalis, mirando con una falsa mirada de preocupación a las amigas de Dusk. En ese momento, Chrysalis se distrajo al ver que el pequeño bebé dragón que acompañaba a las yeguas, se mantenía en una esquina de la habitación. Con sus ojos cerrados, como si tuviera una fuerte migraña, y repitiendo una y otra vez el nombre de Dusk. "¿Qué le pasa a Spike?" Preguntó la falsa Celestia, mirando confundida al pequeño dragón.
"Estoy… Intentando llamar a Dusk… ¡ESCÚCHAME DUSK!" Respondió Spike con una cara de esfuerzo, gritando nuevamente el nombre de Dusk, al tiempo que lanzaba una pequeña llamarada de fuego verde.
"¿Estás llamando a Dusk?" Preguntó Chrysalis confundida.
"Sí… Hace un tiempo, cuando pasó lo de Discord, Sunset Shimmer usó un hechizo para dormir a Dusk. Esa vez, antes que olvidara a Sunset, me dijo que fui yo quien lo desperté. Que de alguna manera él escuchó mi grito de ayuda, cuando Sunset estaba molestando a nuestras amigas." Respondió Spike, mirando preocupado a la falsa Celestia. "Sé que suena tonto, pero quizás nosotros… tengamos algún vínculo especial de hermanos. Si logró decir muchas veces su nombre, quizás Dusk pueda escuchar mi voz."
Al escuchar aquello, la falsa Celestia se acercó al bebé dragón y acarició tiernamente su cabeza.
"Sigue intentándolo Spike. Estoy segura que tu vínculo con Dusk es especial." Dijo la falsa Celestia con una tierna sonrisa.
"Intenta todo lo que quieras pequeña lagartija. ¿Crees que el amor te dará un vínculo especial con tu hermano adoptivo? ¡Jajaja!" Se burló cruelmente Chrysalis en su mente, mientras mantenía perfectamente la fachada amable de Celestia. "Tú no tienes magia, lagartija. Un ser sin magia, simplemente debe aceptar que es escoria, nada más." Pensó Chrysalis, recordando vagamente una de sus vidas pasadas, cuando Crystal le rogó a Celestia que le enseñara magia. Una criatura patética que solo sirvió para un propósito mayor, crearla a ella, la única y perfecta Reina cambiante.
Luego de hablar con Spike y fingir empatía, Chrysalis observó al resto de los ponies en la habitación y fugazmente entrecerró los ojos con molestia. Además de las amigas de Dusk, ninguna de las otras yeguas de la habitación le prestó atención a 'Celestia'. Todas las demás yeguas solo estaban enfocadas en Cadance. Viendo que ella fuera la viva imagen de la novia perfecta.
"Estoy suplantando a Celestia. Ellas deberían estar viéndome a mí. ¡Todo su amor debería ser para mí!" Pensó Chrysalis, llena de celos y furia. Pero sin inmutar su máscara perfecta de la tranquila Celestia.
"Ya casi es hora, Cadance. Ya todos están en el gran salón, y Shining Armor debe estar nervioso, esperándote en el altar." Dijo la falsa Celestia sonriendo. Acercándose hasta donde estaban Cadance y sus ayudantes.
"¿¡Tía Celestia!? ¿Cuándo fue que llegaste?" Preguntó Cadance sorprendida. Tan perdida en sus pensamientos, que ni siquiera se había dado cuenta cuando su tía entró en la habitación. "Yo… Yo no sé si debamos seguir con la boda…" Agregó Cadance, bajando su cabeza con una mirada llena de preocupación.
"Tranquila, son solo los nervios por la boda, es todo." Dijo la falsa Celestia, acercándose a Cadance y sonriéndole dulcemente.
"No es eso. Las… Las amigas de Dusk me contaron lo que sucedió con Dusk Shine." Dijo Cadance con una mirada asustada. "Con él desaparecido… no creo que sea correcto seguir con la boda."
"Cadance, querida. Sabes lo importante que es esta boda para todos. No solo para ti y Shining Armor, sino para todo el Reino." Dijo la falsa Celestia con una mirada de preocupación. "Por primera vez tenemos invitados extranjeros en nuestro castillo. Estamos abriendo las puertas de Equestria al mundo. No podemos cancelar todo y decir simplemente que se vayan. Sé que es una gran carga, pero es el deber de una princesa."
"Tú… ¿Tú de verdad crees que es lo correcto?" Preguntó Cadance, mirando insegura a quien creía que era su tía Celestia, la pony más confiable del mundo.
"Por supuesto. Confía en mí." Dijo la falsa Celestia, sonriendo tiernamente mientras en su interior, Chrysalis apenas sí podía contener una carcajada de burla. "Te prometo que esta será una boda que todos recordarán."
Tras escuchar a quien creía que era su querida tía, Cadance se tranquilizó un poco. Sin embargo, sintiendo un desagradable sabor de boca, Chrysalis volteó su cabeza para ver a las amigas de Dusk. La Reina cambiante pudo sentir cómo el bebé dragón y esas cinco yeguas se sentían desconcertadas con su respuesta.
"Creo que es mejor que todas ustedes también vayan por sus vestidos." Dijo la falsa Celestia, mirando a las amigas de Dusk. "Les prometo que muy pronto se reunirán con Dusk." Agregó la falsa Celestia, prometiendo algo que de verdad pensaba cumplir, pero no de la manera en que las yeguas pensaban.
Tanto las amigas de Dusk como las ayudantes de Cadance salieron de la habitación. Tan pronto todos salieron, y aprovechando que Cadance estaba de espaldas, la falsa Celestia puso una siniestra sonrisa.
"Todos confían en cada palabra que digo, y no tendrían por qué desconfiar, después de todo, ahora soy Celestia, la pony que los ha cuidado por siglos." Pensó Chrysalis, sonriendo malévolamente. "Es agotador sonreír y actuar amable todo el tiempo, pero bien lo vale, jeje… El sabor del amor se disfruta más cuando ves que quien te apuñaló por la espalda, es un ser en el que siempre confiaste, ¡Jajaja!" Pensó la Reina cambiante mientras miraba a Cadance. Queriendo que llegara cuanto antes el momento clímax de su esperado plan.
Por su parte, una vez salieron de la habitación, Spike y las chicas comenzaron a caminar por el pasillo. Yendo hacia la habitación en donde habían guardado sus vestidos. Pese a seguir lo que 'Celestia' les había dicho, Spike y las chicas caminaban con miradas inquietas.
"¿No creen que la Princesa estaba actuando algo rara?" Preguntó Rainbow Dash con una mirada preocupada. "Hace unos minutos, cuando le dijimos que el impostor se había hecho pasar por Dusk, dijo que prometía encontrar a Dusk. ¿Y ahora viene aquí sin Dusk? ¿Y dice que todo está bien y que no nos preocupemos?"
"Lo sé." Respondió Fluttershy, con la misma mirada de preocupación. "Lo que dijo de que esta boda es importante, es cierto. Pero no creo que eso sea más importante que-¡Auch!" Repentinamente Fluttershy dejó de hablar al doblar una esquina y chocar contra alguien.
La pegaso amarilla chocó contra uno de los invitados extranjeros a la boda. Un enorme gato con un traje rojo. Al chocar, ambos cayeron al suelo, y varias monedas de oro, que parecían llenar los bolsillos de aquella criatura felina, cayeron por el piso.
"¡Oh! Lo siento. Mil perdones." Dijo rápidamente aquel enorme gato. Levantándose para ayudar a levantar a Fluttershy. Pese a que sutilmente no dejó de mirar todas las monedas de oro que había dejado caer.
"Lo siento, fue mi culpa. Estaba distraída." Se disculpó Fluttershy con una tímida sonrisa. Pese a que el gato pareció no darle importancia. Ya que apenas ayudó a Fluttershy, inmediatamente se puso a recoger velozmente las monedas en el piso.
"Déjeme ayudarlo." Dijo Fluttershy. Agachándose también para recoger el dinero. Mismo gesto que hicieron Spike y las demás yeguas. Todas menos Applejack, quien simplemente se quedó viendo al gato, con una ceja levantada.
En cuanto las yeguas se agacharon a recoger el dinero, el pelo en la nuca del gato se erizó, y miró con desconfianza a aquellas ponies. Sin embargo, su mirada cambió radicalmente a la sorpresa, cuando vio que esas yeguas efectivamente solo lo estaban ayudado, y luego de recoger las monedas, ellas se las devolvieron.
"Aquí tiene, señor…" Dijo Rarity, entregándole las monedas recogidas.
"Capper, a su servicio." Respondió el enorme gato café, con una gran reverencia. Luego abriendo uno de sus bolsillos para que las ponies dejaran caer las monedas en él. "Fue un placer." Agregó el gato, luego de verificar que tenía hasta la última moneda que había dejado caer. Comenzando a caminar rápidamente.
"¿No va a la boda, señor Capper? El salón está del otro lado." Dijo Pinkie Pie confundida, viendo que el gato iba hacia la dirección opuesta a la que debía ir.
"Eh… No, lo siento. Mis deberes diplomáticos me llaman. Tendré que ausentarme a la boda." Dijo Capper deteniéndose y poniendo una nerviosa sonrisa. Entonces él se dispuso a continuar con su camino, pero por alguna razón se detuvo y miró a las yeguas que lo habían ayudado. "Quizás… Ustedes también deberían irse…" Susurró el gato, con una débil voz.
"¿Eh? ¿Qué dijo?" Preguntó Rainbow Dash.
"¡N-No es nada! ¡Hasta luego queridas ponies! Y gracias." Agregó el gato con una nerviosa sonrisa. Dándose la vuelta y alejándose rápidamente por el pasillo.
Luego de perder de vista al señor Capper, las yeguas se miraron entre sí, sin haber escuchado bien lo que susurró el gato, y continuaron su camino. No podían perder más tiempo, estaban a solo minutos de que empezara la boda, y aún ni siquiera estaban vestidas.
"No creo que ese gato fuera un diplomático." Dijo Applejack mientras caminaba. Hablándole a Rarity, quien caminaba a su lado.
"Por supuesto que no. Era un ladrón." Respondió Rarity sin mirar a su amiga. Como si lo que dijera fuera lo más obvio del mundo.
"¿¡Tú lo sabías!?" Preguntó Applejack en shock.
"Bueno, solo hacía falta ver su traje. Era de tela muy barata." Respondió Rarity con una mirada pensativa. "Y cuando cayeron las monedas, creo que era lógico llegar a esa conclusión."
"¿Cómo puedes decir eso? Tú viste a ese gato y su compañero en la fila de entrada al castillo, y dijiste que te gustaban sus trajes." Dijo Applejack confundida.
"Pues sí, dije que sus conjuntos eran muy originales. Me impactó lo bien armado de su vestuario, usando solamente tela de bajo presupuesto." Dijo Rarity encogiéndose de hombros.
"Pero si sabías que eran ladrones, ¿¡Por qué ayudaste a ese gato a robar el castillo!?" Preguntó Applejack casi en un grito. Sin lograr entender cómo funcionaba la mente de su amiga.
"Applejack, no sabemos cómo es la situación en otros reinos. Quizás ellos estaban realmente necesitados de dinero." Dijo Rarity con una caritativa sonrisa. "Cuando encontremos a Dusk y toda esta boda termine, yo misma pagaré por las monedas que robaron." Agregó la unicornio. Haciendo que Applejack finalmente entendiera que su amiga había dejado robar al ladrón, porque le era imposible negar su alma generosa.
Mientras las yeguas caminaban, otro que alcanzó a oír lo que Applejack y Rarity hablaban, fue el mismo gato Capper. Quien simplemente había fingido ir en otra dirección y que luego, cuando las yeguas le dieron la espalda, las siguió a escondidas, ya que él también debía ir en esa dirección.
Justo cuando las yeguas doblaban otra esquina, Capper se quedó esperando atrás. Entonces, tal como tenían planeado, su compañero gato salió de otra habitación. También con sus bolsillos llenos, luego de robar en el castillo.
"La seguridad dentro del castillo es horrible. Parece que todos los guardias están afuera, como si esperaran una invasión o algo así." Dijo el compañero de Capper, un gato de pelaje blanco y rayas negras. "Interceptar esas invitaciones y fingir que éramos condes de Abbysinia, ¡Fue una idea estupenda!" Agregó aquel gato, mientras jugaba con un valioso collar de perlas en su garra.
"Sí, lo sé. Pero ya es hora de irnos. Tengo el presentimiento de que algo muy malo está a punto de pasar." Dijo Capper, con una mirada confundida.
"Bueno, yo siempre sigo tus corazonadas, y de todas formas no me caben más joyas en los bolsillos." Bromeo el gato blanco, comenzando a caminar hacia la salida. "¡Vamos!" Agregó el gato, al ver que Capper, a pesar de decir que debían irse, se mantenía inmóvil.
"Me pregunto si debería advertirles…" Susurró Capper preocupado. Recordando lo amable que habían sido a aquellas cinco ponies, y cómo, a pesar de haber descubierto que era un ladrón, lo dejaron irse con el botín. "¿¡En qué estoy pensando!? Ellas… ¡Ellas no son mi problema!" Dijo finalmente Capper, sacudiendo su cabeza para alejar tales buenos sentimientos. Sabiendo que aunque en ese reino reinara la amistad, fuera de él habían peligros que hacían que la única ley fuera la de que cada uno debía arreglárselas por su cuenta.
Tras eso, Capper desechó aquella idea de alertar a aquellas yeguas, pensando que lo mejor era alejarse pronto de esas tierras, antes que su corazón comenzara a contagiarse de esa molesta 'amistad' que sentían todos los ponies allí. Entonces Capper corrió hasta donde estaba su compañero, y ambos comenzaron a correr hacia la salida del castillo.
"Por cierto, ¿Qué advertencia querías decirle a quién? ¿Y cuál es ese mal presentimiento que sientes?" Preguntó el gato blanco mientras corría, mirando a su compañero.
En ese instante Capper recordó unos minutos atrás, cuando había aparecido 'Celestia' por el pasillo, saludando a todos los dignatarios extranjeros que iban hacia el gran salón.
"Es solo… que un buen estafador sabe reconocer a otro…" Respondió Capper, mientras huía con su compañero. Listos para volver a sus tierras con los bolsillos llenos del oro y joyas de Equestria.
Luego que su consciencia se fuera a negro, la verdadera Celestia finalmente comenzó a despertar, luego de haber sido hipnotizada hasta caer dormida. Lentamente Celestia levantó su cabeza e intentó recordar lo que había ocurrido. Ella intentó levantarse, pero el dolor en su costado le impidió hacerlo. Solo entonces Celestia recordó la herida que Chrysalis le hizo con la daga. Luego ella tocó su cuello y notó el collar de piedras que la misma Chrysalis le había puesto, para que no pudiera usar magia.
"¿Cuánto tiempo estuve dormida?" Pensó Celstia. Luchando con su cerebro para salir pronto de su aturdimiento, y así poder advertirles a todos del peligro en el que se encontraban.
Con mucho esfuerzo, Celestia se puso de pie y miró a su alrededor. Todo estaba muy oscuro, y por más que intentó iluminar su cuerno, el collar que Chrysalis le había puesto le impedía usar su magia. Sin embargo, luego que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad, Celestia vio que ella parecía estar en alguna especie de caverna, con paredes brillantes y varios cristales por todo el lugar.
"Es la antigua mina de Canterlot…" Susurró Celestia, finalmente reconociendo dónde estaba.
Aquella cueva era una mina abandonada muy antigua, que existió incluso antes de la fundación de Canterlot. Desde allí, muchos unicornios excavaron para sacar gemas y cristales mágicos, que eran tan escasos y valiosos, dadas sus propiedades mágicas únicas. Con esos valiosos cristales, muchas familias unicornios se hicieron ricas, y forjaron su fortuna hasta volverse parte de las familias nobles del reino. Sin embargo, luego de agotarse los cristales, las minas fueron abandonadas, y aquel lugar fue olvidado, hasta que las hermanas alicornio construyeron su castillo sobre esas minas. Aquel lugar era tan antiguo, que Celestia rápidamente entendió por qué Chrysalis lo había escogido como su prisión. Nunca nadie sabría que ella estaba en esa olvidada mina.
Mientras miraba a su alrededor, un tenue brillo verde llamó la atención de Celestia. La alicornio se acercó lenta y silenciosamente hacia esa dirección. Sin saber si había alguien más allí. Soportando aún el dolor en su costado al caminar.
Luego de comprobar que todo estaba silencioso y que no había nadie cerca, Celestia se acercó hasta la fuente de la luz verde, y sus ojos se abrieron con espanto ante lo que vieron. Frente a sus ojos, habían varias decenas de grandes capullos verdosos, todos ellos emitiendo una tenue luz verde. Y en cada uno de esos capullos, había un pony dentro, flotando inconsciente.
Lentamente Celestia se acercó a los capullos, y reconoció a varios ponies. Uno de sus chefs, su jardinero, al menos cinco de sus guardias, y varios ponies invitados a la boda. Con eso, Celestia finalmente pudo comprobar el alcance que tenía la invasión de Chrysalis. La Reina cambiante debía de haber capturado a todos esos ponies desde mucho antes de la boda, todo para que sus soldados cambiantes pudieran suplantar a esos ponies capturados. Y al haber disfrazado a algunos de sus soldados como guardias del castillo, Chrysalis se había asegurado que el control mágico que hicieron sus guardias, fuera inútil. Ya que lo único que tenían que hacer los soldados cambiantes para evadir el control, era fingir que se realizaban la inspección con uno de los falsos guardias disfrazados
"Es todo un ejército…" Susurró Celestia espantada.
Repentinamente Celestia se detuvo al ver que en uno de los capullos, estaba su querida mayordomo Sweet Creme. Quien había sido capturada la noche anterior, y suplantada por la mismísima Reina cambiante. Con su cuerno, Celestia intentó romper el capullo, pero parecía que eran muy resistentes, y se requeriría de magia para romperlos.
Luego de rendirse al no poder romper el capullo de Sweet Creme, Celestia siguió caminando. Siempre en silencio, ya que aún había un misterio que no podía resolver.
"¿Por qué yo no desperté en un capullo? Además, ¿No debería haber alguien vigilando todo esto?" Pensó Celestia preocupada. Temerosa que en cualquier momento un soldado cambiante la atacara.
Tras avanzar, Celestia vio que en el piso habían varios círculos dibujados en el piso, con diagramas en su interior. Aquellos eran círculos arcanos, los cuales se usaban para transportar cosas de un lugar a otro. Aquello sorprendió a Celestia, ya que pensó que gracias a esos círculos mágicos, Chrysalis había logrado teletransportar a todos esos ponies capturados hasta allí. Pero aquellos círculos mágicos debían de haber desaparecidos luego de usarse una vez, no tenía sentido que aún estuvieran marcados luego de haberse usado. Entonces Celestia vio que en las puntas de los diagramas de los círculos, habían varios pequeños cristales. Los cambiantes habían usado las sobras de aquella misma mina para reforzar los círculos arcanos con cristales mágicos, y de esa forma, que los círculos mágicos no desaparecieran tan fácilmente luego de usarlos más de una vez.
"Son muy listos... Están usando todo en nuestra contra. Así, pueden seguir capturando a varios ponies sin tener el trabajo de cargarlos hasta aquí, manteniendo así en secreto su invasión." Pensó Celestia preocupada. Dándose cuenta que esa invasión que estaba sufriendo su reino, estaba planeada hasta en el más mínimo detalle.
Repentinamente Celestia se paralizó al ver algo tirado en el suelo. Y luego de comprobar durante unos segundos que lo que había visto no se movía, Celestia bajó su mirada y se acercó a ver de cerca lo que estaba en el suelo. Allí, había una mezcla de pony e insecto, con una piel muy parecida a la de Chrysalis. Aquello era un soldado cambiante, inconsciente. Y junto a este, habían otros tres cambiantes, también inconscientes. Todos de frente a un capullo que parecía haber sido abierto desde dentro. Al acercarse más, Celestia vio que algunas pisadas del líquido viscoso que llenaba los capullos, salían desde el capullo, y se perdían a lo lejos.
"Dusk Shine..." Susurró Celestia sorprendida, con una mirada de esperanza. Pensando que su alumno era el único al que no había visto capturado en un capullo, y que era lo suficientemente hábil como para haber noqueado a cuatro soldados cambiantes para poder huir.
Repentinamente Celestia se sobresaltó y se giró al escuchar un ruido y ver un resplandor verde tras ella. Al hacerlo, Celestia se sorprendió al ver que los cambiantes habían teletransportado a otro pony allí, para encerrarlo en un capullo. Entonces ella abrió grande sus ojos.
'Flashback de Dusk Shine.'
La noche anterior a la boda, Dusk estaba pasando una tranquila noche en la biblioteca de Ponyville. Sabiendo que el día siguiente sería un día muy importante, Dusk había sacado su lista para comprobar que todo estuviera en orden, y que no se le olvidara nada antes de viajar a Canterlot la mañana siguiente. En ese momento de la noche, Dusk ya había terminado con sus preparativos y se encontraba posando frente al espejo con su traje para la boda. No por vanidad, sino más bien para asegurarse de saber cuál era su mejor pose para una foto, ya que sabía que la boda de una princesa, en especial la de Cadance, debía ser perfecta.
'Knock-Knock' Dusk se distrajo al escuchar que alguien llamaba a la puerta. Al abrirla, se sorprendió de ver allí a su novia. Quien lo miraba con una dulce sonrisa.
"¿Applejack? ¿No es muy tarde para una visita?" Preguntó Dusk un poco confundido.
"Sí, lo sé. Es solo… que quería verte." Respondió Applejack con una tierna sonrisa. "Además, hay algo que me gustaría mostrarte."
Ante la petición de su novia, Dusk alzó una ceja un poco incrédulo, ya que era muy tarde para un paseo nocturno. Sin embargo, al ver la tierna mirada de Applejack, Dusk no pudo rehusarse y la acompañó. Por petición de la misma Applejack, Dusk se quedó con su traje para la boda puesto, y él se sonrojó cuando su novia le dijo que se veía muy guapo con él.
Mientras caminaban, Dusk aprovechó de preguntarle a Applejack sobre el encuentro con su abuelo Pear, y saber cómo estaba yendo su relación luego de tantos años separados. A lo que Applejack respondió simplemente que todo estaba bien, y por alguna razón, se mantuvo haciéndole varias preguntas a Dusk, sobre su pasado con su hermano.
"Así que uno de los recuerdos más felices que tienes tú con Shining, es cuando ambos eran pequeños y cocinaron galletas junto a tu abuela. ¡Eso es muy tierno!" Dijo Applejack con una tierna sonrisa. Siempre sonriendo.
"Sí, no siempre fuimos tan distantes uno del otro. Desde que Shining entró a la escuela de guardias, su actitud cambió." Dijo Dusk con una triste sonrisa.
"¿Desde ese momento lo odiaste?" Preguntó Applejack, mirando atentamente a Dusk.
Ante aquella pregunta, Dusk se detuvo y desvió la mirada incómodo.
"No sé si diría que lo odio. Aunque quizás él sí me odie…" Dijo Dusk, reflexionando sobre sus sentimientos hacia su hermano. Luego sacudiendo su cabeza y mirando confundido a Applejack. "¿Y por qué ese repentino interés en mi hermano y mi infancia?"
"Es solo simple curiosidad. Quiero saber todo de ti antes de conocer a tus padres." Respondió Applejack sonriendo.
Pese a la confusión de Dusk, él siguió charlando sobre su pasado y su hermano. Entendiendo que quizás todas esas preguntas se debían a que su novia estaba nerviosa por ser presentada frente a sus suegros. Así, ambos siguieron caminando en la quietud de la noche, dirigiéndose hasta el borde del bosque Everfree.
"Applejack, deberíamos volver. Es muy peligroso entrar al bosque Everfree de noche." Dijo Dusk, mirando preocupado hacia donde lo llevaba su novia.
"Tranquilo, confía en mí. Es una sorpresa." Dijo Applejack. Tomando cariñosamente un casco de Dusk y mirándolo fijamente a los ojos. Para que viera sus grandes ojos. Aquellos ojos que jamás le habían mentido y en los que Dusk confiaba ciegamente.
Así fue como Dusk dejó de lado sus inseguridades, y se adentró junto a su novia en el oscuro bosque Everfree. Tras caminar un rato, Dusk comenzó a escuchar algunos ruidos a su alrededor, por lo que inmediatamente se puso en alerta y se detuvo.
"Applejack, toma mi casco. Creo que debemos salir de aquí… ¿Applejack?" Dijo Dusk mirando a su lado, y entonces asustándose al ver que su novia ya no estaba a su lado. "¿¡Applejack!?" Gritó Dusk asustado. Sabiendo que era una idea horrible gritar en ese peligroso bosque, pero necesitaba encontrar pronto a su novia y salir de allí.
Repentinamente una flama verde apareció de la nada y atacó a Dusk desde un costado. Afortunadamente, el unicornio lavanda ya se encontraba en alerta, y con su magia pudo protegerse de aquel sorpresivo ataque.
"¿¡Quién anda ahí!?" Gritó Dusk, apuntando su cuerno cargado de magia hacia la dirección desde donde lo habían atacado.
"Tan hábil como esperaba. Por eso no podía arriesgarme, y fue necesario que viniera en persona a enfrentarte." Dijo repentinamente una voz oculta en la sombras.
La sombra de un pony se fue acercando hasta Dusk, donde él se mantenía iluminando su alrededor con su cuerno. Entonces Dusk se sorprendió de ver a la mayordomo personal de Celestia, Sweet Creme. Mirándolo fijamente con una sonrisa malvada y un brillo verde en sus ojos.
"¿Sweet Creme?" Preguntó Dusk confundido. Mirando fijamente a la mayordomo. "No…" Susurró Dusk, entendiendo rápidamente que era demasiado extraño que la mayordomo de Celestia estuviera allí y lo hubiera atacado con ese fuego verde.
Viendo que Dusk rápidamente entendió que lo que veía era solo un disfraz, la falsa Sweet Creme sonrió traviesamente y usó su magia cambiante para mostrar su verdadera forma. Las llamas verdes rodearon su cuerpo, y la Reina cambiante, Chrysalis, apareció ante los sorprendidos ojos de Dusk.
"Un punto por descubrir mi disfraz." Dijo Chrysalis, sonriendo divertida mientras jugaba con un cristal en su casco. "Llevaba horas con ese disfraz, fingiendo estar inconsciente en la enfermería del castillo. Deseaba tanto volver a mi verdadera forma. Aunque pronto tendré que volver a disfrazarme, para continuar con mi acto de mayordomo indefensa y asustada." Agregó Chrysalis, mientras estiraba su cuello y aprovechaba esos segundos de libertad para moverse con su verdadera forma.
Por su parte, el cerebro de Dusk se llenó de preguntas. Sin entender 'Qué' era lo que estaba ante él. ¿Era alguna clase de pony insecto? ¿Cómo era que había transformado su apariencia tan fácilmente? ¿Qué tipo de magia estaba usando? ¿Por qué lo había atacado? ¿Y por qué ahora hablaba como si no se sintiera amenazada por él? Sin embargo, hubo algo que llamó poderosamente la atención de Dusk e hizo que una pregunta fuera la que más lo preocupara en ese momento.
"¿Mencionó que estaba en la enfermería del castillo? ¿¡!El castillo de Canterlot fue atacado!? ¿¡Las princesas estarán bien!? Pero… Si 'esa cosa' estaba en el castillo, ¿Cómo fue que llegó hasta aquí?" Pensó Dusk confundido y asustado. Hasta que su astuto cerebro vio el cristal en los cascos de la reina cambiante y lo entendió. "Es un cristal mágico. Si usó un círculo arcano con cristales mágicos, pudo haberse transportado hasta aquí fácilmente, y puede volver cuando quiera. Pero… Eso significa…" Pensó Dusk, llegando a una conclusión que lo asustó aún más.
"¿Quién eres?" Preguntó Dusk, sintiendo un escalofrío. Preguntando aquello para empezar a despejar algunas dudas, pero también, para ganar tiempo. Ya que su instinto y sus ojos comenzaron a sentir algo que puso a todo su cuerpo en alerta máxima.
La mayoría de los unicornios no veían magia oscura, nunca en toda su vida. Sin embargo, Dusk ya había experimentado varios encuentros con aquel siniestro tipo de magia, en sus encuentros con Nightmare Moon y la maldición que recitó en el Árbol de la Armonía. Fue en especial esa última experiencia, en que su propio cuerpo y alma estuvieron rodeadas de magia oscura, que hicieron que los ojos de Dusk rápidamente reconocieran las sutilezas en la magia oscura que rodeaba a aquella siniestra criatura.
"La aura que emite esa criatura, se parece a la de las raíces que asfixiaban al Árbol de la Armonía. Pero la corona que lleva, es distinta. El aura que la rodea… Se parece más al aura oscura que rodeaba a Nightmare Moon." Pensó Dusk, mientras sus ojos iban ganando aquella peculiar habilidad de reconocer magia oscura. Y por alguna razón, cuando sus ojos se centraron en la corona que llevaba la Reina cambiante, el corazón de Dusk se aceleró fuertemente. "¿¡Qué es esta sensación!?" Pensó Dusk, sin entender por qué su corazón se aceleró repentinamente.
"Mi nombre es Chrysalis, Reina de los cambiantes, y futura gobernante de Equestria." Dijo Chrysalis, respondiendo la pregunta de Dusk. Fingiendo amabilidad mientras se acercaba tranquilamente a Dusk.
"¿Qué es lo que quieres conmigo?" Respondió Dusk con firmeza en su voz. Sin embargo, él dio unos pasos hacia atrás, para mantener la distancia entre él y la así llamada 'Reina cambiante'.
"¿Qué quiero de ti? Muy simple, usarte." Respondió Chrysalis, siempre sonriendo. "Te usaré para acercarme a mis enemigos, y para quitar algunos molestos obstáculos del camino."
"¿Usarme?" Preguntó Dusk, entrecerrando con dureza sus ojos. En tanto que su cuerno se iluminó más, para mostrar que estaba dispuesto a atacar con su magia en cualquier momento. "Inténtalo si te atreves." Agregó Dusk con determinación.
Al ver la firme mirada de Dusk, Chrysalis simplemente sonrió divertida. Entonces fue el turno de la reina de usar su magia. Sin embargo, en vez de atacar a Dusk, ella simplemente usó telekinesis para traer flotando algo hasta ella. Una yegua naranja que estaba rodeada de magia verde.
"¡Applejack!" Gritó Dusk asustado, al ver que la Reina cambiante había capturado a la yegua naranja.
"¡Dusk! Por favor… ¡Ayúdame!" Dijo Applejack con una débil voz, como si su garganta estuviera siendo apretada por la magia de Chrysalis. "Tengo miedo… Sálvame."
"¡Déjala ir!" Gritó Dusk asustado.
"Claro, lo hare." Dijo Chrysalis sonriendo malvadamente. "Cuando traigas ante mí los Elementos de la Armonía."
Ante la petición de la Reina cambiante, Dusk abrió con espanto los ojos. Tal parecía que aquella criatura sabía muy bien el poder que podían tener los Elementos de la Armonía, y quería apropiarse de dicho poder. Fue entonces que Dusk entendió lo meticulosa que estaba siendo aquella criatura. No solo pretendía atacar el castillo de Canterlot, sino que también quería asegurarse que nadie pudiera usar esos poderosos elementos mágicos en su contra.
"De prisa, no tengo toda la noche." Agregó Chrysalis. Al tiempo que concentró más su magia alrededor de Applejack, y esta gritó de dolor.
"¡Está bien! ¡Lo haré!" Dijo Dusk asustado. Entonces él hizo brillar su cuerno, y en un instante, apareció un cofre, levitando frente a él. Luego Dusk abrió el cofre con su magia, y dejó caer en el suelo los collares y la corona con las gemas de los seis Elementos de la Armonía. "Ahí están. ¡Ahora, suéltala!"
Luego de ver que Dusk efectivamente hizo aparecer los Elementos de la Armonía, notando la suave aura mágica que estos emitían, Chrysalis sonrió victoriosa y quitó su magia de Applejack. Quien cayó al suelo y sostuvo su garganta. Entonces Applejack se apresuró para ir hacia donde estaba Dusk.
"¿Estás bien?" Preguntó Dusk. Mirando fugazmente a Applejack, con una mirada de preocupación, y luego volviendo a mirar seriamente a Chrysalis. Sabiendo que no podía quitarle la vista de encima a tan peligrosa criatura.
"Sí. Gracias por salvarme." Respondió Applejack, sosteniendo su adolorido cuello. Mirando a Dusk asustada.
"No es nada." Dijo Dusk, siempre mirando a Chrysalis con una seria mirada. "Ahora que te salvé, ¿Podrías hacerme el favor de dejar de imitar a mi novia?"
En ese instante 'Applejack' abrió con sorpresa sus ojos. Todo había salido de acuerdo al plan, todo excepto esa parte, en que al parecer, Dusk había descubierto que ella no era la verdadera Applejack. Eso tomó completamente por sorpresa al soldado cambiante.
"Tú… ¿D-De qué estás hablando?" Preguntó la falsa Applejack, poniéndose genuinamente nerviosa.
"La tal Chrysalis debió llegar del castillo teletransportándose por un círculo arcano. Significa que alguien debió dibujar el círculo de llegada aquí." Respondió Dusk, mirando a Chrysalis. Luego él miró de reojo a la falsa Applejack y sonrió orgulloso. "Además, mi novia es una guerrera. Ella nunca mi hubiera rogado que la salvara, si eso implicaba que debía poner en riesgo a otros."
"Pero… si él sabía que yo no era la verdadera Applejack, ¿Por qué me ayudó?" Pensó Thorax, el soldado cambiante que había imitado a la novia de Dusk. "¿Acaso pensó que la Reina me estaba ahorcando de verdad?" Pensó Thorax, tocando su adolorida garganta. Pues, aunque todo hubiera sido un acto, la verdad era que la Reina lo había ahorcado de verdad.
Viendo que su fachada había sido expuesta, la falsa Applejack se rodeó de fuego verde, mostrando su verdadera apariencia a Dusk, la de un soldado cambiante que estaba allí para engañarlo y capturarlo. Entonces Thorax dio un agudo chillido, y desde las sombras saltaron dos soldados cambiantes más. Quienes se abalanzaron sobre Dusk, e inmediatamente llenaron de baba su cuerno. Una baba verde y viscosa que bloqueó temporalmente la magia de Dusk.
Mientras estaba siendo aplastado por los dos soldados cambiantes, Dusk vio como la Reina Chrysalis se acercó hasta donde estaban los Elementos de la Armonía. Entonces ella estiró uno de sus cascos para tomarlos. Sin embargo, apenas lo hizo, los Elementos de la Armonía reaccionaron violentamente, lanzando rayos y chispas mágicas, que hicieron que Chrysalis alejara rápidamente su casco, con miedo a lastimarse.
"Bien, pensé que eso podía pasar. Por eso boté los Elementos de la Armonía al suelo." Dijo Dusk, sonriendo victorioso desde debajo de los cambiantes. "Nightmare Moon tampoco pudo tocar los Elementos. Supongo que tienen alguna clase de protección antigua."
Tras las palabras de Dusk, Chrysalis lo miró molesta. Sin embargo, luego de unos segundos, ella volvió a sonreír siniestramente.
"No pretendía usarlos. Solo quería sacarlos del camino." Dijo Chrysalis sonriendo.
Entonces la Reina cambiante se acercó nuevamente a los Elementos de la Armonía, y abrió su boca sobre ellos. Desde esta, empezó a escurrir el mismo líquido verde viscoso que los soldados cambiantes habían usado para empapar el cuerno de Dusk y bloquear su magia. Así, un pequeño capullo quedó sobre los Elementos de la Armonía, cubriéndolos por completo.
"No hay que dejar nada al azar. Llevo siglos planeando esto, y todo debe salir perfecto." Dijo Chrysalis, sonriendo malvadamente luego de terminar de sellar los Elementos de la Armonía. Entonces ella se acercó a Dusk, mirándolo fijamente cara a cara, y comenzó a usar su magia para hipnotizarlo y hacer que cayera dormido. "Buenas noches Dusk. Cuando despiertes, tu amada Equestria será muy, muy distinta a la que recuerdas, jejeje."
Mientras su mundo se apagaba y sus ojos se cerraban, lo último que vio Dusk, fue al soldado cambiante que se había disfrazado de Applejack, acercarse hasta Chrysalis. Entonces aquel soldado usó su magia y se transformó en una copia exacta de Dusk Shine. Tras eso, el verdadero Dusk cayó profundamente dormido, sin siquiera imaginarse que mientras él dormía, un impostor suyo estaba imitándolo, engañando a sus amigas y a su hermano, para infiltrarse en el palacio real.
"¡Dusk! ¡Dusk!" La mente de Dusk salió lentamente del trance en el que había caído hacía horas. Cuando la voz de Spike se empezó a escuchar una y otra vez a su alrededor.
Súbitamente Dusk abrió sus ojos, luego de escuchar el ruego de su pequeño hermano Spike, quien lo llamaba desde alguna parte.
Lo primero que vio Dusk al despertar, fue una extraña neblina verde que estaba a su alrededor. Fue luego de unos segundos que Dusk entendió que lo que lo rodeaba no era niebla, sino algo muy similar a la baba verde y viscosa que las criaturas que lo habían atacado, habían usado para encerrar los Elementos de la Armonía.
"¿Estoy en un capullo gigante?" Pensó Dusk. Mirando hacia todos lados y notando que le costaba mover su cuerpo.
En ese instante Dusk dejó de forcejear al notar que dos sombras pasaban frente a él. Entonces Dusk agudizó su vista y vio que frente a su capullo pasaban dos de esas criaturas llamadas cambiantes. Ambos caminando de cabeza, cargando otro enorme capullo verde. Fue solo en ese momento que Dusk se dio cuenta que no era que los cambiantes estuvieran caminando de cabeza, sino que era él mismo quien estaba colgado de cabeza en su propio capullo verde.
Luego de ver que los cambiantes se alejaron de donde estaba, Dusk se concentró y sintió que su cuerno estaba liberado. Tal parecía que la baba que los cambiantes habían usado en su cuerno, se había disuelto cuando lo encerraron en aquel capullo, o quizás ellos mismos se lo habían quitado, ya que al estar dormido en un capullo, no les era necesario inhabilitar su cuerno.
"¿Qué hora es? ¿¡Qué día es!? Ese trance en el que me indujeron, fue muy poderoso." Pensó Dusk mientras recordaba todo lo sucedido. "Si no hubiera sido por Spike, quizás nunca hubiera despertado."
Tras eso, Dusk activó su magia, y desde adentro, rompió su capullo. Cayendo al suelo y levantándose rápidamente. Sabiendo que luego de salir de su capullo, vendría lo verdaderamente difícil.
Apenas los soldados cambiantes escucharon un ruido, se devolvieron, y vieron con sorpresa que una de sus víctimas se había liberado a sí misma. Algo que todos ellos pensaban que era imposible.
"Bien, ahora soy yo el que tiene la ventaja." Pensó rápidamente Dusk. Aprovechando la sorpresa de los soldados cambiantes, para dar el primer ataque.
Raídamente Dusk usó su magia para lanzar rayos mágicos a ambos cambiantes, golpeándolos directamente. Aturdiéndolos y haciendo que cayeran inconscientes. Tan solo dos segundos después, otros dos soldados cambiantes, que también habían escuchado el alboroto, saltaron y se abalanzaron sobre Dusk. Sin embargo, Dusk alcanzó a usar su teletransportación para desaparecer justo antes que los cambiantes cayeran sobre él. Apenas Dusk volvió a aparecer, justo detrás de los cambiantes, este volvió a usar su rayo aturdidor para atacar a esos últimos dos cambiantes, quienes cayeron también inconscientes a sus pies.
Respirando agitadamente, Dusk se mantuvo inmóvil y en alerta, mirando hacia todos lados, sin saber si alguien más lo atacaría. Luego de varios segundos en completo silencio y con su cuerpo en tensión máxima, finalmente Dusk se relajó un poco al ver que nadie más se aproximaba. Entonces Dusk se acercó hasta los cambiantes inconscientes y los miró atentamente. Luego tocó con cuidado sus pieles, viendo que más que piel, sus cuerpos estaban reforzados con una especie de quitina dura, como el exoesqueleto de un insecto.
Tras ver más de cerca el cuerpo de sus enemigos, Dusk notó un brillo verdoso proveniente desde detrás de lo que había sido su capullo. Entonces Dusk usó un hechizo de sueño sobre los cambiantes, para asegurarse que no despertaran en muchas horas, y luego se acercó hasta la zona que emanaba esa tenue luz verde. Al hacerlo, Dusk abrió con espanto sus ojos al ver que aquel brillo provenía de varias docenas de capullos, todos ocultos en esa cueva en la que estaban. Y cada uno de esos capullos, contenía a un pony dentro de él, completamente dormido en un profundo trance.
"Debo avisarle a las princesas y a los demás cuanto antes." Susurró Dusk asustado. Dándose cuenta del peligro en el que se encontraba todo el reino.
Dusk miró a su alrededor y se arriesgó a iluminar con su cuerno, para ver mejor y así intentar reconocer dónde se encontraba. Así, Dusk verificó que se encontraba en una enorme cueva, rodeada de varias paredes cristalinas y de grandes trozos de cristal por todas partes. Con esos datos, Dusk se dio cuenta inmediatamente que no estaba en ningún lugar en el que hubiera estado antes. Aquel lugar era desconocido para la vasta mayoría de los ponies de Canterlot, excepto para algunos ratones de biblioteca que se habían leído todos los libros de Canterlot y que recordaban de memoria cada detalle leído.
"Historia de Canterlot, Volumen Uno… Estas deben ser las viejas minas de Cristal sobre las que se fundó la capital…" Susurró Dusk, descubriendo dónde estaba. Sin embargo, lejos de alegrarse, él se desanimó aún más al descubrir aquello. "Las entradas a las minas fueron bloqueadas hace siglos… ¿Cómo se supone que saldré de aquí?"
El mejor hechizo de Dusk, la teletransportación, estaba cerrada como opción de escape, ya que Dusk no sabía exactamente a qué tanta profundidad de Canterlot estaban las minas. Y sin saber el punto exacto desde donde estaba, y a cuánta distancia necesitaba ir, el hechizo de teletransportación era inútil.
Mientras caminaba mirando hacia el techo, pensando en una manera de escapar, Dusk se distrajo cuando sus cascos chocaron con algo. Entonces él bajó su vista y vio unos cristales mágicos, los cuales rodeaban el dibujo de un círculo mágico en el suelo.
"Tenía razón, los cambiantes usaron círculos arcanos potenciados con cristales mágicos para teletransportarme a mí y a todos estos ponies hasta aquí…" Pensó Dusk con una mirada pensativa, mientras su casco tocaba el círculo.
Habiendo confirmado su teoría, la siguiente opción de Dusk fue pensar en usar aquel círculo mágico para escapar de esa cueva. Sin embargo, aquello tenía el mismo problema que usar su hechizo de teletransportación. Sin un punto de referencia al cuál ir, Dusk no podía calcular cuánto debía desplazarse.
"Hay otro círculo mágico en el bosque Everfree, con el que la Reina cambiante llegó a atacarme. Pero incluso si los cambiantes no lo borraron, si aparezco allí, me demoraré demasiado en llegar a Canterlot a impedir su ataque..." Pensó Dusk asustado. Deseando con todo su ser que no fuera demasiado tarde para evitar el ataque de los cambiantes. "¡Debe haber otra forma! ¡Piensa!"
'Fin del flashback.'
De vuelta del presente, lejos de las antiguas minas de cristal de Canterlot, Sunset Shimmer y Luna habían corrido de vuelta al castillo. Luego de hablar con Sweet Caramel y descubrir que podía haber más de un impostor rondando el castillo, ambas necesitaban informarle a Celestia y a la guardia real del castillo cuanto antes.
"Separémonos. Tú busca a mi hermana, yo le informaré a Shining Armor lo que descubrimos." Dijo Luna, luego que ella y Sunset entraran al castillo. "Si ves a Sweet Creme, no hagas nada hasta que nos reunamos. Si ella también es un impostor, debemos actuar con cautela."
Tras eso, Luna fue al salón principal, en busca de Shining Armor. En tanto que Sunset, fue hasta la habitación de Celestia. Allí, un guardia le informó que la Princesa Celestia había salido de su habitación para reunirse con Shining Armor en el cuartel de la guardia.
Viendo que seguramente Luna se encontraría con Celestia, dado que ella debía de encontrarse junto a Shining Armor, las prioridades de Sunset cambiaron inmediatamente. Lo único que le importaba a Sunset, era saber dónde estaba Dusk Shine y saber si estaba a salvo. Y la única pista que tenía, era que Sweet Creme podía ser una impostora, que bien podía saber el paradero del potro al que tanto amaba.
"Hay que atrapar a una rata." Susurró Sunset con una fiera mirada. Dirigiéndose hacia el último paradero conocido de la segunda impostora: la enfermería del castillo.
Rápidamente Sunset fue hasta la enfermería del palacio. Una pequeña habitación alejada de los salones principales, que solo se usaba ocasionalmente, cuando algún guardia se hería en algún entrenamiento de rutina, o por algún ocasional dolor de estómago u otro malestar menor de alguno de los sirvientes del palacio. Una vez allí, Sunset se decepcionó al ver que no había nadie. Sin embargo, decidió inspeccionar bien el lugar antes de irse, para comprobar que la impostora de Sweet Creme no se estuviera escondiendo allí.
Fue en esa búsqueda, que en un momento Sunset se distrajo y miró con atención el piso al lado de la cama de atención médica. Luego de un par de segundos, Sunset iluminó su cuerno, y el piso bajo sus cascos reaccionó. Brillando y revelando el dibujo de un círculo mágico, en cuyos bordes habían algunos cristales mágicos.
"¿Alguien uso magia para ocultar un círculo arcano?" Pensó Sunset, mirando con una mirada pensativa el círculo mágico. Sin embargo, su tren de pensamiento se detuvo cuando súbitamente el círculo mágico brilló, y un gran flash la cegó. Seguido de una fuerza de impacto que la empujó.
"¡Sí! ¡Sabía que funcionaría!" Dijo repentinamente Dusk Shine feliz. Quien había sido el que había aparecido teletransportado desde el círculo mágico.
Mientras había estado atrapado en las viejas minas de Canterlot, Dusk pudo recordar su conversación con la Reina Chrysalis. Así, recordó que ella había dicho que había estado horas disfrazada en la enfermería del castillo. Sabiendo eso, Dusk se arriesgó, y usando la enfermería como punto de referencia, Dusk pudo activar el círculo arcano y teletransportarse hasta allí.
Luego de mirar a su alrededor, Dusk sonrió al reconocer la enfermería del castillo. Sin embargo, se asustó al ver que con el impulso de su magia, había empujado a alguien allí, alguien que chocó contra la pared y varios insumos médicos. Una yegua de pelaje amarillo y melena roja y amarilla, la cual cubría por completo su rostro.
"Lo siento, no podía saber que había alguien aquí." Dijo Dusk preocupado. Acercándose a la yegua. "¿Estás bien?" Dijo Dusk, ofreciéndole un casco a la yegua para ayudarla a levantarse.
Tras el sorpresivo golpe, Sunset quedó bastante aturdida. Sin embargo, rápidamente fue recuperando sus cinco sentidos. Entonces, al reconocer la voz de quien le hablaba, Sunset se apartó rápidamente la melena de su cara y miró fijamente a Dusk, con una mirada de asombro. Por su parte, luego que Sunset se apartara su melena y dejara ver su rostro, Dusk se la quedó viendo fijamente, con la misma cara de sorpresa.
"Yo… ¿La he visto antes?" Pensó Dusk. Sintiendo una extraña sensación al ver a aquella unicornio amarilla.
"Dusk… ¡DUSK!" Gritó Sunset emocionada. Saltando para abrazar fuertemente al unicornio lavanda.
Por un instante, Sunset se olvidó de todo lo que implicaba mostrarse frente a Dusk y abrazarlo de esa forma. Por un instante Sunset solo fue ella misma, sintiéndose enormemente aliviada y feliz al ver que el único pony que le importaba en el mundo, quien había estado desaparecido hasta hacia solo instantes atrás, había aparecido sano y salvo frente a sus ojos.
"Tú… ¿Me conoces?" Preguntó Dusk, confundido mientras la yegua lo abrazaba. Por alguna razón, sonrojándose ante el fuerte y cálido abrazo de aquella yegua.
Fue solo en ese instante que la mente lógica de Sunset volvió a la normalidad, y se dio cuenta de lo mucho que estaba arriesgando al abrazar a Dusk de esa forma. Entonces ella rápidamente dejó de abrazar a Dusk, y uso su magia para hacer aparecer una capucha sobre su cabeza, para ocultar su rostro.
Ante aquel extraño gesto, Dusk simplemente alzó una ceja confundido, sin entender por qué aquella yegua lo abrazaba tan familiarmente, y luego se alejaba y ocultaba su rostro. Un rostro que había visto solo unos segundos atrás, pero que por alguna razón, no podía lograr grabar bien en su mente.
Entonces Dusk abrió grande sus ojos al entender que estaba cometiendo un grave error. Él mismo había sido testigo de la habilidad de aquellas criaturas llamadas cambiantes, quienes se podían transformar a voluntad en cualquier pony, y que ahora se preparaban para invadir Canterlot. Dusk no podía confiar en nadie, y mucho menos en ponies desconocidos.
"¿Quién eres y cómo sabes mi nombre?" Dijo Dusk, cambiando radicalmente de actitud. Poniéndose en una posición defensiva y apuntando su cuerno hacia la yegua amarilla. Listo para defenderse si aquella yegua era uno de los invasores.
"Yo… Yo lo siento." Respondió Sunset nerviosa. Levantando su casco para ajustarse bien la capucha y asegurarse que Dusk no podía ver su rostro. Viendo que Dusk estaba tan en alerta que debía tener cuidado con qué responder. Incluso si mentía, podía ser que Dusk se diera cuenta y la atacara. "Yo… Sé tu nombre porque soy la alumna de la Princesa Cadance."
"¿La alumna de Cadance?" Preguntó Dusk desconfiado. Ya que nunca había escuchado que Cadance tuviera una alumna. Aunque para ser justos, él no había estado hacía mucho en el castillo, así que no podía asegurarlo. "Pruébalo." Dijo Dusk desconfiado. Comenzando a iluminar su cuerno para aturdir a esa yegua ante la menor sospecha.
Viendo que Dusk estaba a solo segundos de atacarla, Sunset pensó rápidamente en alguna forma de comprobar que conocía a Cadance, sin revelar nada de su verdadera identidad, pues eso pondría en riesgo la liberación de Discord. Al tener tan poco tiempo, Sunset puso una mueca de incomodidad, ya que solo se le ocurrió una cosa en tan poco tiempo.
Roja de vergüenza por lo que haría, Sunset Shimmer se agachó, y comenzó a bailar y cantar.
"~ Rayos de sol al despertar ~ Choca los cascos ~ Y luego a saludar ~" Cantó Sunset Shimmer. Haciendo el mismo baile infantil que había visto hacer a Dusk de potrillo, cuando Cadance llegaba a cuidarlo como niñera.
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Al terminar su baile, Sunset se percató que con su último movimiento, había meneado sus flancos frente a Dusk. Aquello hizo que la cara de la yegua amarilla se pusiera aún más roja, y rápidamente se incorporó y se paró frente a Dusk. Por su parte, al ver que aquella yegua hacía ese baile, Dusk finalmente se relajó. Al tiempo que no pudo evitar levantar su casco y ocultar su risa al ver lo torpe, pero a la vez tierna, que se veía aquella yegua amarilla al hacer ese baile.
"¿Cadance también te hace saludarla así? ¿Incluso aunque eres una pony adulta?" Preguntó Dusk con una pequeña sonrisa. Olvidando todas sus sospechas acerca de aquella yegua, luego que ella le mostrara el saludo secreto que Cadance usaba con los ponies que ella más apreciaba. "Así que Cadance de verdad tiene una alumna, ¡Quién lo diría!, jeje… Dime, ¿Cuál es tu nombre?" Preguntó Dusk amablemente. Cada vez más interesado en aquella yegua de melena roja y dorada. Sintiendo la extraña sensación que conocer a esa yegua era de suma importancia.
Ante la pregunta de Dusk, Sunset se paralizó. Con todas sus fuerzas ella quería decirle su nombre. Decirle que era Sunset Shimmer, su amiga de la infancia. La yegua que lo había sacrificado todo para lograr que él fuera el estudiante de Celestia. La yegua que lo había sacrificado todo para que él fuera feliz con sus amigas en Ponyville. Sin embargo, por más que aquello fuera su deseo más grande en el mundo, sabía que si lo hacía, se arriesgaba a liberar a una criatura que llenaría de caos todo el mundo.
"Mi… Mi nombre…" Tartamudeó Sunset. Sintiendo que algo tan simple, se le hacía inmensamente difícil, al tener a su querido Dusk frente a ella, mirándola fijamente. "M-Mi nombre es…"
Repentinamente la puerta de la enfermería se abrió de golpe. Y tras esta, entró la Princesa Luna, mirando molesta a Sunset.
"¡Aquí estás, Sunset! ¡Sabía que tú me habías robado mi capucha!" Dijo Luna molesta, apuntando a Sunset. Quien ahora estaba usando su capucha. Fue tal la molestia de Luna, que ella solo se enfocó en Sunset al entrar en la enfermería. Sin embargo, luego de apuntar a la culpable del robo de su capucha, los ojos de Luna finalmente notaron que Sunset no estaba sola allí. "¿Dusk Shine?" Dijo Luna sorprendida, luego de notar que el unicornio lavanda estaba allí.
Luego de notar a Dusk, un incómodo silencio quedó en el aire. Uno en el que Luna se puso nerviosa al notar que ella había cometido un grandísimo error.
"Tú… ¿Te llamas Sunset?" Dijo Dusk, al tiempo que se tomaba su cabeza y cerraba un ojo. Como si repentinamente tuviera una gran jaqueca. "Sunset…" Repitió Dusk adolorido. Como si algo en su cabeza luchara por salir a flote.
"¡Glimmer! ¡Mi nombre es Sunset Glimmer!" Gritó Sunset asustada. Diciendo el primer nombre de clan familiar que le vino a la mente, para que Dusk no recordara su nombre completo. "Vengo de Manehattan, crecí toda mi vida allí. Y por cierto, preferiría que me llames Señorita Glimmer, ya que aún no lo conozco lo suficiente, Señor Shine." Agregó rápidamente Sunset, fingiendo estar molesta. Todo mientras miraba de reojo a Dusk y ocultaba a la perfección su nerviosismo. Esperando que el hechizo de memoria no se hubiera dañado y que Dusk siguiera sin recordarla.
"¿Glimmer?" Dijo Dusk abriendo lentamente su ojo cerrado. Al tiempo que su jaqueca desaparecía. "Yo… Yo lo siento, Señorita Glimmer. Yo… No fue mi intención faltarle el respeto." Agregó Dusk, sin entender por qué le había dolido la cabeza tan repentinamente.
Al ver que afortunadamente Dusk seguía sin recordar a Sunset, tanto Luna como Sunset dieron un suspiro en sus cabezas. Sin querer imaginarse el desastre que hubiera ocurrido si, además de estar siendo invadidos por impostores cambia formas, hubieran liberado al mismo tiempo al Señor del Caos.
"¿Está todo bien, princesa? Escuché que estaba buscándome." Dijo repentinamente Shining Armor, entrando a la enfermería, sin su armadura de guardia.
Tan solo unos minutos antes, justo cuando Shining se disponía a vestirse con su traje para la boda, uno de sus guardias le había informado que la Princesa Luna lo estaba buscando. Por ello, Shining dejó todos sus preparativos para la boda, y se apresuró a reunirse con la Princesa de la Noche.
Apenas Shining Armor entró, tanto él como Dusk se sorprendieron al encontrarse uno al otro allí. Entonces, ambos se quedaron mirando mutuamente en silencio. Sin estar seguros de cómo reaccionar, ya que además de tener varios asuntos pendientes, en ese preciso momento, ambos tenían otros importantes asuntos de seguridad del reino en los que pensar también.
"Es… Es bueno verte, Shining." Dijo Dusk nervioso, desviando la mirada. Poniendo una mirada nerviosa, al no saber si estar alegre o no de ver allí a su hermano.
Tras el saludo de Dusk, Shining solo se quedó en silencio, simplemente viéndolo fijamente. Él ya casi había sido engañado por un falso Dusk, por lo que Shining Armor necesitaba asegurarse que esta vez él potro lavanda que estaba frente a él, de verdad era su hermano. Sin embargo, luego de ver la incómoda mirada de Dusk, él entrecerró sus ojos y despejó sus sospechas.
"Ya veo… Tú eres el verdadero Dusk…" Dijo Shining, entrecerrando sus ojos al ver a Dusk.
"¿A qué te refieres con el verdadero?" Preguntó Dusk confundido. Hasta que recordó lo último que vio antes de caer hipnotizado la noche anterior, cuando el soldado cambiante se transformó en una copia de él. "Espera… ¿¡Hay un falso Dusk rondando el castillo!? ¿¡Mis amigas están bien!?" Preguntó Dusk asustado.
"Ya capturamos al impostor. La princesa Celestia lo está interrogando en el cuartel de la guardia." Respondió Shining Armor. Siempre mirando seriamente a Dusk, dado que también sentía muchos sentimientos encontrados hacia su hermano en ese momento.
"¿Cómo sabías que era el verdadero Dusk?" Preguntó Luna, a quién le sorprendió que el capitán de la guardia dejara de sospechar de Dusk tan rápidamente, luego de verlo solo unos segundos.
"Es una teoría, pero creo que esos seres cambiantes no entienden muy bien las emociones. No entienden que alguien puede tener muchos sentimientos diferentes hacia un mismo pony al mismo tiempo…" Respondió Shining Armor, entrecerrando un poco sus ojos al ver a Dusk. "El impostor que suplantó a Dusk, fingía tener odio hacia mí, ningún otro sentimiento más. Pero cuando entré aquí y vi la mirada incómoda de Dusk, supe que él sintió muchas cosas al verme entrar, no solo odio, ¿No es así?" Agregó Shining, poniendo una fugaz mirada triste, antes de volver a mirar seriamente a Dusk.
"Sí… Tienes razón…" Respondió Dusk, desviando la mirada y luego mirando a su hermano mayor con cierta inquietud. "Yo no te odio Shining, pero aún hay cosas de las que tenemos que hablar." Agregó Dusk, mirando seriamente a su hermano.
Sabiendo que no podían perder más tiempo, dada la situación en la que estaban, Shining simplemente asintió y volvió a mirar a Luna. Decidiendo así dejar para otro momento su charla con Dusk.
"Princesa Luna, ¿Por qué me buscaba? ¿Es algo relacionado con la boda?" Preguntó Shining Armor, mirando seriamente a la alicornio azul.
"Creemos que hay otro impostor en el castillo." Dijo Luna seriamente. Palabras que hicieron que Shining Armor abriera con sorpresa sus ojos. "Hace poco hablamos con Sweet Caramel, y ella sospechaba que su hermana- ¿¡Eh!? ¿¡Capitán!? ¿Qué sucede?" Gritó Luna repentinamente. Deteniendo su discurso al ver que Shining Armor abrió con terror sus ojos, se volteó rápidamente y salió corriendo de allí.
"¡La Princesa Celestia estaba a solas con Sweet Creme!" Gritó Shining Armor mientras corría. Con una mente tan despierta, que inmediatamente se dio cuenta del peligro en el que podía estar la Princesa Celestia, antes siquiera que Luna hubiera terminado de hablar.
Entendiendo rápidamente por qué Shining había corrido tan asustado, Dusk, Luna y Sunset se apresuraron para correr tras Shining. Así, rápidamente llegaron hasta el cuartel de la guardia, en donde Shining Armor había pedido que dos guardias custodiaran la puerta luego que él se fuera de allí.
"¿¡La Princesa Celestia sigue allí dentro interrogando al impostor!?" Preguntó Shining muy preocupado, mirando asustado a los guardias.
"No capitán. La Princesa volvió al castillo solo unos momentos después que usted se fuera." Respondió uno de los guardias. Confundido al ver tan alterado a su capitán.
Sin perder tiempo, y justo cuando Dusk, Luna y Sunset también llegaban, Shining Armor se apresuró a abrir las puertas de la barraca. Una vez entró, iluminó todo con su magia, y sintió su estómago hundirse al comprobar lo que más había temido ver.
"El cambiante no está…" Susurró Shining Armor, lleno de temor.
"N-No lo entiendo, capitán." Dijo uno de los guardias, que había estado custodiando la puerta. "Nadie entró ni salió de aquí, solo la Princesa y su mayordomo."
"Quizás no fue la Princesa quien salió…" Agregó Shining en un susurro. Abriendo sus ojos con espanto ante aquella posibilidad.
"Shining, esto no es un ataque de un cambiante. ¡Es una invasión!" Se apresuró a decir Dusk. Dándose cuenta que Shining, como capitán de la guardia real, debía entender el verdadero peligro en el que todos estaban. "En las minas de cristal, debajo de Canterlot, ¡Hay docenas de ponies encerrados en capullos!"
"¿Qué dices?" Dijo Shining Armor impactado. Con su mente en shock al recibir tal información. "¿Qué son estas criaturas? ¿¡Contra qué nos enfrentamos!?"
Tras un segundo de silencio, fue el turno de Luna de hablar.
"Su nombre es Chrysalis…. Mi hermana me habló de ella." Dijo Luna débilmente. Sabiendo que el origen de la criatura era un secreto, pero ella sentía que en tal crítica situación, Dusk y Shining Armor también necesitaban saberlo. "Es una criatura oscura que se enfrentó a mi hermana hace siglos. Celestia creyó que había muerto, pero… tal parece que no." Agregó Luna. Con una mirada de dolor al pensar en lo que tuvo que enfrentar su hermana en su ausencia.
Sin darle siquiera un segundo a Shining Armor para digerir aquella impactante noticia, la mente de Shining y la de todos los presentes, se distrajo cuando comenzaron a escucharse las campanas del castillo. Campanas de boda, anunciando el comienzo del gran evento.
"¿La boda está empezando...?" Dijo Shining Armor aún más confundido. Ya que en efecto, ya casi era la hora para que empezara la boda. Sin embargo, aún faltaba algo primordial en la boda: Él. ¿Cómo es que la boda estaba comenzando, si el aún no estaba allí?
Mientras las campanas del castillo sonaban, anunciando el comienzo de la boda, en el gran salón del castillo, todos los invitados a la boda se ponían de pie. Todos dirigiendo sus miradas hacia la puerta principal.
Por dichas puertas, dos pequeñas potrillas avanzaron saltando felices, arrojando flores por la gran alfombra roja que llevaba hasta el altar. Luego que todo estuviera cubierto de hermosas flores, tras la puerta apareció Celestia, y a su lado, Cadance, luciendo radiante en su hermoso vestido de novia.
Apenas Cadance apareció, vio hacia el altar, y puso una mirada de sorpresa al ver que Shining Armor no estaba allí.
"Tranquila, ya llegará, te lo aseguro." Dijo 'Celestia', susurrándole desde atrás a Cadance con una tierna voz. "Debemos seguir, todos están esperando por ti."
"Estoy tranquila, sé que Shining jamás me abandonaría." Respondió Cadance, suspirando para tranquilizarse y comenzando a caminar hacia el altar.
Mientras la Princesa del Amor avanzaba por la alfombra, seguida muy de cerca en todo momento por Celestia, los ojos de todos se fijaron en lo hermosa que se veía Cadance. Ante sus ojos estaba una hermosa princesa, para muchos, la más hermosa yegua del reino. Vestida con un maravilloso vestido de novia, con sus mejillas sonrojadas y sus ojos llenos de emoción, sabiendo que ese era el día más importante de su vida.
Todos aquellos sentimientos de adoración y amor hacia la Princesa del Amor, no pasaron inadvertidos para la falsa Celestia. Quien hizo lo posible para mantener su falsa sonrisa serena, sabiendo que muy pronto todo ese amor sería robado y convertido en alimento.
"Me pregunto qué será lo primero que sientan todos estos ponies cuando vean a su querida princesa convertirse en una asesina…" Pensó la falsa Celestia. Deteniéndose justo antes de llegar al altar y bajando su cabeza, para ocultar su rostro. "El miedo obtenido por la traición de alguien amado… Es el sabor más delicioso…"
"¿Tía Celestia? ¿Sucede algo malo?" Preguntó Cadance, justo cuando llegaba al altar. Deteniéndose y volteándose al ver que su tía ya no la seguía.
"Sucede… Que odio no ser el centro de atención." Respondió 'Celestia', cargando su cuerno con una enorme bola de magia dorada. Alzando su vista para mirar con una sonrisa siniestra a Cadance.
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Antes de que nadie pudiera reaccionar, y ante la estupefacta mirada de Cadance, la falsa Celestia movió velozmente su cabeza y lanzó la poderosa bola de energía a Cadance. Aquel poderoso ataque golpeó de lleno a Cadance y la hizo volar lejos, estrellándola contra un pilar que quedaba al lado del altar. Causando que Cadance gritara de dolor por aquel sorpresivo ataque.
Tras el ataque de 'Celestia', todos los ponies del salón se congelaron, quedándose pálidos y sin habla ante lo que acababan de ver. Por mucho que sus propios ojos lo hubieran visto, sus cerebros se negaban a creer lo que acababan de ver… ¿La bondadosa Princesa Celestia había atacado a su querida sobrina? ¡Era imposible! ¡No podía ser cierto! ¡Sus ojos los estaban engañando!
Luego del grito de Cadance, todo había quedado en completo silencio, hasta que fue la misma 'Celestia' quien lo rompió. Riéndose con una cruel y sádica risa.
"¿¡Crees que iba a dejar que alguien más me robara la atención!? ¡Yo soy Celestia! ¡La Princesa del Sol! ¡Todo el amor y la atención de los ponies son para mí, y solo para mí!" Gritó la falsa Celestia, burlándose de la herida Cadance. Cuyo vestido estaba todo roto y parecía que se desmayaría en cualquier momento. "¿Crees que te adopté para que algún día me robaras el trono? ¡Claro que no! Tú solo fuiste una huérfana con la que tuve piedad. Todos aquí creen que eres una princesa, pero lo que no entienden, ¡Es que la única gobernante legítima de este reino soy yo! ¡Jajaja!" Se rio la falsa Celestia, con una risa histérica y aterradora.
Con las palabras de 'Celestia', los ponies del salón lentamente salieron de su impacto, y comenzaron a temblar y llorar, sin entender por qué su amada princesa se estaba volviendo loca. En cualquier otra ocasión, cada uno de los presentes hubiera corrido a socorrer a la Princesa Cadance, pero quien había atacado a la joven alicornio rosa, no había sido otra que la pony más amada y respetada del reino. Quien los había protegido por cientos de años… ¿¡Acaso ella había caído en la locura!?
Cada uno de los presentes en el salón tenía el mismo gran conflicto. Fueran los grandes nobles de Canterlot, los sirvientes del palacio, incluso los dignatarios extranjeros, quienes sabían del poder y sabiduría de Celestia. Y entre todos esos ponies aterrados, también se encontraban Spike y las amigas de Dusk. Todos temblando, con lágrimas en sus ojos, sin poder creer lo que estaban viendo y oyendo.
"T-Tía…" Dijo débilmente Cadance, intentando levantarse. Pero tan adolorida, que volvió a caer.
"Lo siento querida sobrina…" Dijo la falsa Celestia. Acercándose a Cadance y volviendo a iluminar su cuerno para cargar un último y definitivo ataque contra la alicornio rosa. "Hay una alicornio del sol, y una alicornio de la luna. Creo que tú te convertirás en la aliconrio de las cenizas, jeje…"
"¡CADANCE!" Gritó repentinamente Shining Armor. Quien había corrido desde el cuartel de la guardia al escuchar las campanas, yendo por delante de Dusk, Luna y Sunset. Llegando justo en ese momento al gran salón, apareciendo desde una entrada lateral.
Al ver que 'Celestia' había atacado a su novia y se disponía a herirla aún más, Shining Armor corrió a toda velocidad, y rápidamente usó su magia para teletransportarse justo frente a la falsa Celestia. Embistiéndola mientras usaba un poderoso escudo mágico, que era su especialidad. Así, la falsa Celestia fue golpeada de lleno y fue empujada por la fuerza del embiste, hasta el otro lado del altar.
"No te atrevas a tocar a mi novia, sucia criatura." Dijo Shining Armor con una mirada furiosa. Entendiendo inmediatamente que a quién había atacado era solo una impostora, no la verdadera Celestia. Poniéndose frente a Cadance para protegerla y apuntando su cuerno cargado de magia hacia la falsa Princesa del Sol.
"¡SHINING!" Gritó la voz de alguien desesperada. Una voz que Shining conocía muy bien.
Desde la puerta principal, apareció la verdadera Celestia, quien estaba siendo sostenida por la pony que había gritado, la pony que había sido teletransportada a las cuevas de cristal minutos después que la propia Celestia cayera allí. Aquella pony era la verdadera Cadance, quien vio horrorizada cómo su novio estaba protegiendo a una impostora.
Sin alcanzar a voltear su cabeza luego de escuchar el grito de advertencia, Shining cerró sus ojos con dolor cuando algo se clavó profundo en su pecho, llegando directo a su corazón.
Aprovechando que Shining Armor le había dado la espalda, la 'Cadance' del altar hundió la daga que llevaba con ella profundo en el cuerpo de Shining. Misma daga dorada con la que minutos atrás había también apuñalado a Celestia. Con la gran diferencia de que esta última estocada fue mortal, hiriendo de muerte al joven capitán de la guardia real.
Ninguno de los presentes había entendido por qué 'Celestia' había atacado a su sobrina. Y ahora, mucho menos entendían por qué la Princesa Mi Amore había apuñalado a su novio. Todo era parte de un elaborado plan. Uno para desprestigiar a ambas princesas alicornio y mostrar como aquellas amables y bondadosas princesas podían ser crueles y perversas. Y por supuesto, todo siendo parte de un muy elaborado plan para hacer caer a todos los presentes en la inseguridad, y que el amor que sentían por sus princesas, se convirtiera en miedo, pánico y horror. Un plan que había funcionado a la perfección, y que ya comenzaba a generar los primeros gritos de terror en el público presente.
Tras hundir la daga y sacarla del pecho de Shining Armor, todos los presentes se espantaron al ver como el pelaje blanco del unicornio se iba volviendo carmín por la sangre que lo manchaba. Gritando con horror al ver que acababan de ver un asesinato frente a sus ojos. Algo que ninguno de aquellos pacíficos ponies había siquiera soñado en sus peores pesadillas. Un acto tan horrible, que hizo que todos los presentes se paralizaran de horror ante tal escena.
Cayendo moribundo, 'Cadance' sostuvo a Shining mientras este iba sintiendo cada vez más frio y su visión se volvía borrosa. La mente de Shining aún no entendía que había sucedido. Lo último que logró entender fue que escuchó el grito lejano de su amada, y ahora, esa misma yegua a quien amaba, lo miraba con lágrimas en sus ojos.
"Shining, querido. Yo… ¡Yo lo siento tanto!" Lloró 'Cadance', mientras miraba directamente a los a Shining. Hasta que ella cerró sus ojos, y en tan solo un instante, su llanto cambió a una sádica sonrisa. "Tenía que matarte, pues la verdad, nunca te amé… Ahora, querido mío, te irás al otro mundo, sabiendo que nunca nadie jamás te amó." Se burló la falsa Cadance, mientras Shining perdía la consciencia, cayendo poco a poco más en los brazos de la muerte.
Luego que Shining cerrara sus ojos, los ojos de la falsa Cadance cambiaron de color, volviéndose verde brillantes. Entonces ella miró directamente a Celestia, quien por un segundo quedó pasmada ante la horrible escena que acababa de presenciar. Y al hacerlo, la falsa Cadance sonrió diabólicamente y levitó su daga dorada al lado de su cara, completamente ensangrentada.
"Amo el sabor de un corazón roto." Dijo la cruel Reina Chrysalis, con la dulce voz de Cadance. Saboreando con su lengua de serpiente aquella daga ensangrentada.
# Fin del capítulo 19
