T2 - Capítulo 32 – Errores del pasado

Twilight estaba a la orilla del rio del parque, sonriendo frente a su público mientras contaba otra de sus grandes hazañas. Esta vez, contaba cómo se enfrentó al poderoso Señor del Caos.

"...Por alguna razón, tras salir de aquel laberinto en el que Discord nos encerró, vi que mis amigas salieron comportándose extraño... Applejack mentía, Rarity era egoísta, Fluttershy era malvada, Pinkie Pie gruñona, y lo peor, ¡Rainbow Dash huyó y nos abandonó! Aún así, pensé que los Elementos de la Armonía lo arreglarían todo." Dijo Twilight, contando teatralmente su historia, como si la hubiera vivido tan solo ayer. "Les puse los Elementos a mis amigas, reemplacé a Rainbow Dash con Spike, y los seis fuimos a enfrentarnos a Discord. Él estaba muy sonriente, seguro de si mismo, y dejó que lo atacáramos sin poner resistencia. Entonces, usamos los Elementos de la Armonía, pero su magia no funcionó… ¡Estaba aterrada! No sabía qué más hacer, y lo peor de todo, es que mis amigas me abandonaron. Fue entonces que pensé, que todo estaba acabado…"

"Y… ¿¡Y entonces qué pasó después!? ¿¡Cómo lo derrotaron!?" Preguntó impaciente un pequeño potrillo. Asustado y emocionado al escuchar aquella gran historia.

"¿Cómo lo derrotamos? ¡Pues con el verdadero poder de la amistad, por supuesto!" Respondió Twilight con una gran sonrisa. Haciendo que todos aplaudieran alegres. "Pero si quieren escuchar el final de la historia, tendrán que esperar a la segunda parte del show." Agregó Twilight, apuntando con su mirada al pequeño escenario que estaba al lado del puente.

"¡Twilight!" Gritó repentinamente Dusk Shine, justamente saliendo desde dentro de aquel escenario. Yendo rápidamente hacia donde estaba Twilight, con una muy seria mirada. "Lamento hacerte esto, ¡Pero debes despertar!"

"¿Despertar? ¿A qué te refieres?" Preguntó Twilight confundida.

"¿Qué es todo este escándalo?" Dijo Flam repentinamente, saliendo junto a su hermano desde detrás del escenario. Entonces Flim y Flam vieron que Dusk Shine estaba allí y se asustaron. Luego, vieron que también estaba Applejack, quien los miraba con una mirada furiosa, y aquello los asustó aún más. Sin embargo, con lo que casi explotan de terror ambos hermanos, fue ver que Dusk sostenía una pequeña campana que ellos bien conocían.

Antes que los gemelos unicornio pudieran decir o hacer algo, Dusk Shine se acercó a Twilight y agitó la campana lo más fuerte que pudo, para que la unicornio lavanda la escuchara claramente.

"Un hechizo de hipnosis funciona para alterar la mente de un pony, y hacerle creer algo que no es. Es un hechizo complejo, y estoy asombrado que unos charlatanes como Flim y Flam hayan logrado hacerlo tan bien." Pensó Dusk preocupado, mirando fijamente a Twilight mientras tocaba la campana. "Sin embargo, el hechizo de hipnosis requiere que la mente acepte el cambio mediante una señal, y esa señal debe ser esta campana. ¡Por eso esos dos la mantenían escondida junto al libro de hechizos!"

Por un segundo, Twilight se mantuvo en silencio, con una mirada confundida mientras Dusk tocaba la campana. Sin embargo, a los pocos segundos, ella cerró fuerte uno de sus ojos y se sostuvo la cabeza, como si tuviera una repentina jaqueca.

"¡Ahhh!" Gritó de dolor Twilight, mientras sentía su cabeza abombada al sentir que cientos de recuerdos volvían a ella. Entonces, ella se sacudió como si un rayo la hubiera golpeado, y se quedó de pie, inmóvil. Con su cabeza gacha y sus ojos cerrados.

"¡No debes tocar la campana tan fuerte!" Gritó Flim alarmado. Saltando para quitarle la campana a Dusk. "¡Es peligroso! Debe tocarse suavemente y luego-" En ese momento Flim se calló cuando Dusk golpeó el suelo con fuerza.

"¿¡Quieres darme clases de sensibilidad!? ¡Tú fuiste el malvado que hipnotizó a alguien para ganar dinero fácil!" Gritó Dusk, lleno de cólera. Odiando ver que alguien usara la magia para algo tan macabro. Dejando a Flim y Flam encogidos de miedo ante tal mirada asesina de Dusk.

"Ustedes… ¿Qué fue lo que hicieron…?" Dijo finalmente Twilight, levantando lentamente su cabeza y mirando hacia donde estaban Flim y Flam. Borrando la sonrisa amable que había tenido hasta ese momento, y ahora teniendo una fiera mirada de enojo. "¿¡Saben lo doloroso que es despertar tan repentinamente!? ¡Les dije que debían ser cuidadosos al tocar la campana!"

"L-Lo siento… No fuimos nosotros." Dijo Flam, acercándose tímidamente junto a su hermano hacia donde estaba Twilight.

"¡Se suponía que al final del show me deshipnotizarían!" Dijo Twilight tocándose su cabeza y abriendo lentamente un ojo, aún con un enorme dolor de cabeza. Olvidándose por completo que frente a ella habían varios ponies, viendo con confusión cómo su heroína repentinamente actuaba como toda una gruñona. "¿¡Cuántos días me dejaron hipnotizada!?"

"S-Solo fueron cuatro… O quizás cinco días, jeje…" Se rio Flim nerviosamente. Viendo de reojo al público a su alrededor.

"Pensamos que lo de estar hipnotizada era lo mejor para el show." Dijo Flam encogiéndose de hombros. "Después de todo, eras pésima actuando, y necesitabas creer de verdad en tu papel como Twilight."

"¡Sí! ¡Fue tu idea! ¡Tú dijiste que así sería más creíble todo!" Gritó Flim, mirando de reojo al público. Para que todos escucharan que la culpable de ese fraude era la yegua frente a ellos, y no los pobres e inocentes gemelos unicornio.

"¡Pero no debían dejarme hipnotizada tantos días! Pensé que eran mis amigos, ¡Pero solo son unos cretinos!" Gritó Twilight furiosa. Finalmente abriendo completamente sus ojos tras aliviarse un poco su jaqueca. Entonces ella se congeló al ver que estaba frente a decenas de ponies que la miraban fijamente.

"Tú… ¿Tú estuviste de acuerdo con que te hipnotizaran?" Preguntó Dusk sorprendido, acercándose más hacia Twilight. "Dices que pensaste que eran tus amigos, pero un verdadero amigo no hubiera hecho eso jamás."

"¿Quién eres…?" Preguntó Twilight, entrecerrando un poco sus ojos para ver mejor a Dusk, pese a que no estaba tan lejos de ella. Entonces, al reconocerlo, Twilight abrió grande sus ojos por la sorpresa. Luego ella puso súbitamente una mirada llena de furia. "¡Tú! Tú… ¿¡Tú qué sabes sobre la verdadera amistad!?"

"¿Qué está pasando?" Preguntó una yegua del público, muy confundida

"¿Esto es parte del show?" Preguntó otra yegua.

"¿Ella estaba hipnotizada?" Preguntó un potro del público. En tanto que una pequeña potranca se acercó más a Twilight.

"Señorita Twilight… Yo aún quiero saber cómo tú y tus amigas derrotaron a Discord con la magia de la amistad." Preguntó la inocente potranca, que no entendía nada de lo que sucedía. Ella solo quería saber cómo su heroína logró salvar Equestria.

"¿La magia de la amistad?" Preguntó Twilight con una mirada de asco. Entonces ella miró con odio a Dusk y lo apuntó. "¡No existe el poder de la amistad! ¡Todo fue mentira! ¡Él es el verdadero fraude! ¡Quiere hacerles creer que derrotó a poderosos seres mágicos con el poder de la amistad! ¡TODO ES UN ENGAÑO! Y si yo caigo, ¡Su engaño también caerá conmigo!"

Sintiendo una rabia que no había sentido en años, potenciado además con el gran dolor de cabeza que sentía, Twilight cargó su cuerno con magia y le lanzó un fuerte rayo de energía a Dusk Shine. En tanto que Dusk, rápidamente usó un escudo mágico frente a él, causando que el rayo de Twilight rebotara y saliera disparado hacia arriba, con una pequeña explosión en el aire.

"¡No eres más que fraude! Quieres engañar a todos, haciéndoles creer que eres alguien amistoso y que puedes enseñarles sobre amistad, ¡Pero todo es un enorme engaño!" Gritó Twilight furiosa, atacando sin tregua a Dusk con sus rayos mágicos. "Cualquier tonto puede inventar historias falsas sobre amistad, pero tú… ¡Tú eres al único al que no puedo perdonar por esas mentiras!"

Mientras Twilight atacaba, Dusk se mantuvo inmóvil, defendiéndose con su escudo. La magia de la falsa Twilight era fuerte, pero Dusk pudo medir rápidamente que era menos fuerte que la de él, y que si quería, podía fácilmente contraatacar y derrotarla. Sin embargo, al ver el rostro de Twilight, Dusk puso una mirada inquieta. Twilight se veía tan dolida, gritando que la amistad era todo un engaño, que por alguna razón Dusk no pudo pensar con claridad, distraído por sus propios pensamientos.

En todo momento, Dusk se negó a creer en la historia de Twilight y los mundos paralelos, simplemente porque era una locura. Pero hubo algo que lo hizo dudar en su interior, y fue ver lo mucho que ambos se parecían, no solo en lo físico, si no también en sus sentimientos... Cuando Twilight hablaba sobre la amistad en sus charlas, la forma en que sus ojos brillaban cada vez que hablaba de sus amigas, hacía que Dusk se viera a sí mismo reflejado en ella, pues sus ojos también brillaban al recordar a sus amigas y lo valioso de su amistad. Por eso, ahora que Twilight cambió radicalmente su discurso, fue como si Dusk se viera a sí mismo reflejado, pero sin esos sentimientos. Viendo una versión de él a la que repentinamente le habían extirpado todos sus bellos sentimientos de amistad.

"Ella no cree en lo absoluto en la magia de la amistad… Ella es como yo, antes de ir a Ponyville… Ese... ¡Ese pude ser yo!" Pensó Dusk, sintiéndose asustado al pensar aquello.

Repentinamente Twilight dejó de atacar cuando una bola de papel golpeó su rostro. Aquello hizo que Twilight se distrajera y levantara la hoja de papel que la había golpeado. Al abrirla, vio que era una de sus fotografía, o más bien, de Twilight. Uno de los autógrafos que ella firmaba a diario. Entonces Twilight nuevamente se distrajo cuando el público comenzó a abuchearla. Y tal como había sucedido con el autógrafo, varios de los ponies en el público arrugaron sus autógrafos y se los lanzaron a Twilight, en rechazo por su actitud. Lanzándole también varios de sus libros, del llamado 'Diario de la amistad'. Por lo que esta vez fue el turno de Twilight de usar un escudo para protegerse del público.

"Twilight… O como quiera que te llames. Por favor, no rechaces la amistad en tu corazón. La magia de la amistad existe. Todo lo que dijiste en tus shows, todas esas lecciones de amistad, son reales. No son solo cuentos. La amistad es una magia que va más allá de lo que puedas imaginar, y sé que aunque lo niegues hoy, algún día lo descubrirás." Dijo Dusk, mirando con compasión a Twilight. Sintiendo como si se estuviera dando un consejo a sí mismo más joven, cuando él aún no conocía a sus amigas. "Cuando quieras dejar esta farsa y quieras decirme tu verdadero nombre, podemos charlar sobre la amistad." Agregó Dusk con una débil sonrisa, volteándose y señalándole a sus amigas que lo siguieran.

Por alguna razón, Dusk quería irse de allí lo antes posible, como si no pudiera soportar ver a Twilight, a esa versión femenina de él, negando con tanta furia la amistad. Sintiendo un vacío en el estómago que lo llenó de tristeza. Por su parte, viendo que Dusk le daba la espalda luego de ese consejo, hizo que Twilight nuevamente estallara en cólera, y su ira se inflamara a niveles nunca vistos.

"Dusk Shine… ¡No te atrevas a darme una lección de amistad!" Gritó Twilight furiosa, volviendo a cargar su cuerno, lanzando nuevamente un feroz ataque mágico contra Dusk.

Al escuchar el grito de Twilight y sentir el ataque mágico, Dusk inmediatamente se volteó para protegerse. Sin embargo, se dio cuenta que Twilight apuntó mal y que el rayo mágico se desvió, y fue en dirección hacia Pinkie Pie. Aquello hizo que Dusk verdaderamente se asustara, pero afortunadamente logró poner un escudo frente a Pinkie justo antes que el rayo la golpeara.

Tan rápido fue el escudo que Dusk tuvo que usar frente a Pinkie Pie, que esta vez Dusk no pudo calcular hacia donde rebotaría el rayo mágico. Para la desgracia de Twilight, el rayo mágico rebotó justamente en linea recta, devolviéndose directo hacia ella. Dusk pensó que Twilight alcanzaría a esquivarlo, sin embargo, ella no pudo ver bien cómo se acercaba el rayo mágico y abrió con sorpresa sus ojos demasiado tarde, dándose cuenta que su rayo mágico se le devolvió justo cuando ya estaba frente a ella.

Con una pequeña explosión, el rayo mágico golpeó de lleno a Twilight, empujándola fuertemente, haciéndola caer de lleno en el rio. Dusk y sus amigas se apresuraron a la orilla para ver si Twilight estaba bien. Afortunadamente, el rio no era muy profundo, pero de igual forma, había logrado mojar por completo a Twilight, de cola a cabeza.

"Ella no vio el rayo mágico hasta que estuvo frente a ella… También, cuando me atacó de lejos, ella no pudo ver bien y le apuntó a Pinkie Pie en mi lugar…" Pensó Dusk, mientras entraba al rio para ayudar a Twilight a levantarse. "Cuando llegamos al parque, ella no pudo reconocerme hasta que nos acercamos mucho hasta ella. Y cuando nos invitó a su show, nos invitó a la primera fila, porque quería vernos bien… ¡Es obvio que ella debe usar anteojos!"

Adolorida como estaba, Twilight tomó el primer casco que vio que alguien le ofrecía para ayudarla. Sin ver bien, debido a que su melena estaba toda mojada y tapaba parcialmente sus ojos.

"Es un alivio que no te lastimaste." Dijo Dusk mientras ayudaba a levantar a 'Twilight'. "El escudo debió amortiguar la fuerza del rayo."

Al comprender que quien le ayudó a levantarse era Dusk Shine, 'Twilight' inmediatamente quitó su casco del de Dusk y lo miró con odio. Con su pelaje siendo bicolor, mientras la pintura que había llevado por días, se degradaba por el agua. Causando que su falso pelaje color lavanda diera lugar a su verdadero pelaje, que era color amarillo claro; y su falsa melena azul, diera paso a su normal melena color rojo. Mostrando finalmente a la verdadera yegua detrás del disfraz de Twilight, una yegua cuya cutie mark era una luna morada con tres estrellas rosas a su alrededor.

"Ella… Creo que la he visto en alguna parte…" Pensó Dusk con una mirada insegura, al ver finalmente los verdaderos colores de la falsa Twilight.

"Deja de fingir que eres amable." Dijo la falsa Twilight, mirando con rencor a Dusk. "Solo quieres hacerles creer a todos tu farsa sobre la amistad."

"No estoy fingiendo, solo quiero ser amable contigo." Dijo Dusk con una mirada confundida. "Algo paso contigo, ¿No es así? ¿Por qué niegas tanto la amistad?"

"¿Por qué? ¿¡Tú me preguntas por qué no creo en la amistad!?" Gritó la falsa Twilight con una mirada sorprendida y furiosa. "Aunque ahora me ves sin mi disfraz, ¿¡Ni siquiera lo recuerdas!? ¡Nunca te importé! ¿¡Verdad!?" Gritó la falsa Twilight furiosa, dejando muy sorprendido a Dusk.

Repentinamente una gran bolsa llegó frente a la falsa Twilight, y ella, sorprendida, alcanzó a agarrarla antes que cayera al agua. Allí, pudo ver que era una bolsa llena de monedas, que había sido arrojada por Flam.

"Querida Moondancer, creo que es momento de irnos." Dijo Flam con una sonrisa nerviosa, cargando otras dos bolsas llenas de monedas, mientras su hermano hacía lo mismo tras él.

Al ver hacia donde estaban los gemelos unicornio, Dusk y la falsa Twilight, vieron cómo el público presente comenzó a gritar contra Flim y Flam. Exigiendo su dinero de vuelta, al descubrir que todo eso acerca de Twilight y la magia de la amistad, no era más que un fraude. Fue así que, viendo que pronto no podrían contener al público, Flim y Flam se apresuraron a tomar sus ganancias para huir.

"Nos veremos en el lugar y hora acordado para emergencias." Dijo Flim, mirando a la falsa Twilight. Usando su magia para desaparecer junto a dos grandes bolsas llenas de monedas. Lo mismo que hizo su hermano Flam, con otras dos bolsas de monedas.

Viendo que también debía huir, la falsa Twilight le dio una mirada llena de furia a Dusk, y también iluminó su cuerno. Desapareciendo de allí junto con la bolsa de monedas restante, que le había arrojado Flam.

"Moondancer…" Susurró Dusk, repitiendo el nombre que Flam le había dicho a la falsa Twilight. Sabiendo que había escuchado ese nombre en algún otro lugar.

Dusk cerró sus ojos e intentó concentrarse para recordar mejor. Por alguna razón, a él le resultaba familiar aquella yegua, y al escuchar el nombre 'Moondancer', aquella sensación pareció incrementarse. Así, Dusk pudo finalmente recordar cuando él era solo un potrillo que asistía a la Escuela de Magia de Canterlot. Allí, recordaba borrosamente a una pequeña potranca que se parecía a Moondancer, sonriéndole desde lejos. Pero aquello era lo único que podía recordar de aquella potranca.

"La recuerdo, pero… ¿Por qué no puedo recordar más sobre ella?" Murmuró Dusk confundido. Con un pequeño dolor de cabeza al recordar esa parte de su niñez. Dándose cuenta que cada vez que intentaba recordar por qué no se había acercado a hablar con Moondancer luego que le sonriera, una sombra aparecía frente a él y entonces... no podía recordar nada más.

Tras el alboroto, muchos de los ponies siguieron buscando a los hermanos Flim y Flam en los alrededores para exigir un reembolso por los autógrafos y libros falsos, pero los estafadores desaparecieron sin dejar rastro. En cuanto a Dusk y sus amigas, ellos también tuvieron que abandonar prontamente el lugar, ya que algunos ponies comenzaron a pedirles explicaciones a Applejack y Pinkie Pie, creyendo que ellas también eran parte del fraude, dado que aparecían en las historias de Twilight. Pese a que Applejack intentó explicar que las historias eran ciertas, pero que Twilight no lo era, Dusk prefirió irse. Por alguna razón, Dusk estaba agotado mentalmente, molesto por no poder recordar bien su propia infancia. Y ahora que ya estaba resuelto el misterio de 'Twilight', lo único que Dusk quería era volver a casa.

Luego de reunirse con Flash Sentry, que había estado viendo el show de Twilight desde lejos, él, Dusk y sus amigas volvieron a la estación de trenes para tomar el tren de vuelta a Ponyville.

"Avisé a las autoridades que si tenían noticias sobre 'la falsa Twilight', le avisaran a las princesas, en Canterlot." Dijo Flash Sentry, sentándose en el tren, junto a Dusk y sus amigas. "¡Hmpf! Sabía que ESA no era MÍ Twilight. Lo dije cuando la conocí, su voz y sus cejas eran distintas, y bueno, no tenía su mismo... encanto." Comentó Flash pensatívamente, Recordando el 'encanto trasero' de su amada Twilight. Más hablando para sí mismo que para los demás.

Al ver que Flash nuevamente comenzaría con su discurso amoroso, Dusk cerró sus ojos resignado y dio un gran suspiro cansado. En ese momento, él no estaba de ánimo para soportar esa cháchara, y solo quería estar unos segundos en silencio, con sus propios pensamientos.

"Flash... Debo decirte algo." Dijo Dusk con una mirada cansada. "Twilight no existe. Yo la inventé. La yegua de la que dices estar enamorado, no es real."

Flash Sentry se quedó mirando muy sorprendido a Dusk por varios segundos, mirándolo fijamente sin siquiera pestañear. Mientras que Dusk, simplemente lo veía con su mirada cansada.

"¡Jajaja! Por poco me engañas. Que Twilight no existe… ¡Jajaja!" Dijo Flash riéndose. Burlándose de lo que Dusk acaba de decirle.

"Es verdad." Dijo Dusk. Un poco molesto, al ver que en vez de tener silencio, ahora tendría que explicarle todo a Flash. "Escucha. En realidad, Twilight soy-"

"¡Ya basta!" Dijo Flash Sentry molesto. Poniéndose de pie. "Sé que no apruebas que esté enamorado de tu hermana, pero no puedes decirme que ella no es real solo para que no la busque. ¡No soy tan tonto!" En ese momento, Flash miró hacia la nada mientras sus ojos brillaban emocionados. "No importa que tengamos el mundo en nuestra contra, ¡El amor triunfará! Por Twilight, yo... soportaría vientos despiadados, infernales desiertos, todo para encontrarla… ¡Ya puedo verla! Esperando por mí, en el último cuarto de la torre de la torre más alta de un castillo… ¡Sí! ¡Yo la encontraré sin importar qué!" Terminó su discurso de amor Flash, con una mirada llena de determinación. Al borde de las lágrimas al emocionarse, viendo que, al menos en su fantasía, eran solo él y su amada contra el mundo.

Tras su discurso, Flash miró indignado a Dusk. Pensando en lo distinto que era el cruel Dusk Shine, comparado con su amada y bondadosa Twilight. Luego Flash se volteó indignado y caminó por el pasillo del tren para cambiar de vagón. No queriendo escuchar ni una palabra más de Dusk. Todo mientras Dusk alzaba una ceja incrédulo, viendo que Flash prefería seguir creyendo en su propia fantasía que escuchar la verdad.

"Pobresito, de verdad está enamorado… o al menos cree estarlo." Dijo Pinkie Pie, mirando con compasión a Flash mientras este cambiaba de vagón. Entonces ella se puso de pie y avanzó hacia el pasillo. "Iré a consolarlo un poco. Mientras tanto, tú consuela a Dusk por mí." Agregó Pinkie Pie, mirando de reojo a Applejack.

"¿Qué?" Preguntó Applejack confundida. Mirando a Dusk y luego a Pinkie Pie. Sin entender de qué hablaba su amiga.

"Dusk también necesita a alguien que lo anime en este momento." Respondió Pinkie Pie con una pequeña sonrisa. "Y si mi instinto no me falla, creo que ahora necesita escuchar más a una amiga que a una novia." Agregó Pinkie Pie, guiñándole un ojo a Applejack y luego yendo tras Flash.

Mientras Pinkie se retiraba, Dusk no pudo evitar poner una pequeña sonrisa triste.

"Heh… Siempre me sorprende lo perspicaz que es Pinkie Pie…" Murmuró Dusk, siempre mirando hacia abajo, con una mirada cansada.

"Ahora que Pinkie lo dice… Has estado muy callado desde que volvimos del parque." Dijo Applejack. Dándose cuenta gracias a Pinkie Pie, que Dusk no estaba cansado, sino deprimido, por alguna razón. "Pensé que solo estabas cansado."

"Sí, en parte es eso, pero hay algo más…" Dijo Dusk con una mirada preocupada. "Lo del cansancio, no lo explico… Es como si me agotara solo por intentar recordar… No sé por qué, pero por alguna razón últimamente me cuesta mucho acordarme de detalles de mi niñez."

En ese momento, Applejack abrió con sorpresas sus ojos al entender lo que le pasaba a Dusk.

"Debe ser el hechizo de Sunset Shimmer… Él no puede recordarla, y eso hace que le duela la cabeza." Adivinó Applejack, asustándose un poco.

"A-A todos nos cuesta recordar algunas cosas a veces, es normal…" Dijo Applejack con una mirada nerviosa que intentó ocultar. Sabiendo que no podía decirle la verdad a Dusk.

"Sí… Supongo que tienes razón." Dijo Dusk suspirando cansado, con una mirada triste. Lo que hizo que Applejack se percatara que eso no era todo lo que debía estar atormentando a Dusk en ese momento.

"Dijiste que aparte del cansancio, había algo más que te molestaba." Agregó Applejack, mirando fijamente a Dusk. "¿Qué es? ¿Estás triste por lo que pasó con esa yegua y con los hermanos Flim y Flam?"

"No lo sé… No estoy triste. Más bien, creo que estoy un poco preocupado." Respondió Dusk, levitando una copia del 'Diario de la amistad' que alguien había arrojado a la basura en el parque y que él traído consigo. "Ver a esa yegua, a Moondancer, sintiendo tanto odio hacia la amistad, hizo darme cuenta de lo afortunado que fui al conocerlas a ustedes... Si no las hubiera conocido, quizás hubiera terminado igual que ella. Sin conocer lo hermosa que es la amistad."

"¡Je! Tú no eres el único afortunado en conocernos a todas nosotras." Dijo Applejack con una gran sonrisa. "Nosotras también nos sentimos afortunadas por conocerte y poder tenerte en nuestras vidas. Siempre debes recordar eso."

"Sí, pero… creo que nunca les he dado las gracias…" Dijo Dusk, finalmente levantando su cabeza y mirando a Applejack directo a los ojos, con una pequeña sonrisa. "Gracias por ser mi amiga… Y por cambiar mi vida."

Tras eso, Dusk se acercó a Applejack y le dio un cálido abrazo. Uno que sorprendió mucho a Applejack, quien por un segundo se quedó paralizada.

"¿Hace cuanto que Dusk no me abrazaba...?" Pensó Applejack sonrojándose. Dándose cuenta que ellos no se habían abrazado desde aquella noche en Canterlot, en que ambos terminaron su noviazgo.

Por poco, Applejack casi olvidaba lo cálido que eran los abrazos de Dusk y lo bien que olía su pelaje. Entonces ella cerró sus ojos y abrazó a Dusk mientras su cara disfrutaba del suave pelaje del potro que amaba, y las mejillas de la yegua campirana se sonrojaban. Applejack sabía que ya no eran novios, pero quería disfrutar de ese cálido abrazo solo un poco más.

"Recuerda lo que te dije aquella vez en Canterlot, cuando nos reconciliamos luego de romper…" Dijo Applejack, terminando el abrazo y mirando a Dusk con una sonrisa. "Nunca te dejaré de amar, y siempre estaré para ti cuando me necesites… En especial, si es para un abrazo." Agregó Applejack, levemente sonrojada.

"Lo sé… Gracias." Dijo Dusk sonriendo y también sonrojándose un poco. Agradecido de tener a tan gran amiga, y de haber sido su novio no hace mucho. Entonces Dusk levitó de cerca el Diario de la amistad que trajo consigo, y lo abrió. Dándole un vistazo a las aventuras de la falsa Twilight, y sus lecciones de amistad.

"Quizás… Compartir lo que he aprendido de la amistad, no sea tan mala idea…" Pensó Dusk. Pensando en una manera de poder ayudar a Moondancer, y a cualquier otro pony que, tal como él mismo antes de conocer a sus amigas, no supiera lo valiosa que era la amistad.

Mientras Dusk y Applejack se sentaban juntos, charlando entre sí, ninguno de los dos se percató que Pinkie Pie ya había vuelto y los miraba desde el pasillo. Alcanzando a ver el abrazo de ambos y a escuchar las palabras que Applejack le dijo a Dusk.

'Nunca te dejaré de amar, y siempre estaré para ti cuando me necesites…' Pinkie Pie quiso grabar en su mente esas palabras. Pensando si ella sería tan fuerte como su amiga cuando también tuviera que serlo. Después de todo, solo quedaban unos pocos días antes que se cumpliera un mes de su noviazgo con Dusk.

"En menos de una semana… Yo también tendré que decir esas palabras…" Pensó Pinkie Pie con tristeza. Sintiendo que se le apretaba el corazón.


Ya era de noche en Ponyhattan, sin embargo, aquella enorme ciudad seguía muy iluminada incluso en la noche. Y allí, en un rincón de la ciudad, en una vieja bodega que parecía abandonada, una puerta se abrió, y de ella salió Moondancer, la yegua que había causado todo un escándalo aquella tarde en el parque. Ella se había escondido allí por un par de horas, para esperar que la multitud se dispersara y así reunirse tranquilamente con Flim y Flam en el punto de encuentro.

Por un minuto, Moondancer pensó en disfrazarse para que nadie la reconociera. Pero pronto recordó que todos en la ciudad la habían visto con su disfraz de 'Twilight', por lo que nadie la reconocería ahora que su melena y su pelaje no estaban pintados. Además, finalmente podía volver a usar sus anteojos. Lo que le permitía ver con normalidad, y además, pasar más desapercibida si es que alguien llegaba a reconocer su rostro.

Moondancer comenzó a caminar rápidamente por un callejón, cargando la enorme bolsa llena de monedas que Flam le había dado. Ella quería reunirse rápidamente con sus socios, sin embargo, mientras caminaba, algo captó su atención y se detuvo. En un basurero, alguien había arrojado una copia del 'Diario de la amistad', el libro que ella había escrito, teniendo como referencia las historias que Nosey News le había dado. Llenando por ella misma los vacíos en las historias que tenía. Por eso es que sus historias no eran completamente iguales a las vivencias reales que experimentaron Dusk y sus amigas.

"Mi 'Diario de la amistad'… Está donde merece estar." Susurró Moondancer, volviendo a dejar aquel libro lleno de lecciones de amistad, en la basura. Poniendo una muy triste mirada al dejarlo allí.

"Fue difícil seguirte el rastro." Dijo repentinamente una voz detrás de Moondancer. Una que hizo que la yegua de anteojos se volteara velozmente con una mirada asustada. "Por un momento pensé que pude equivocarme y seguí el rastro mágico de uno de los otros dos unicornios que también desaparecieron en el parque."

Al voltearse, Moondancer se asustó al pensar que quién la había encontrado era Dusk Shine. Sin embargo, aquella era una voz femenina. Y al ver con cuidado, los ojos de Moondancer se abrieron con terror al reconocer quién era quien le hablaba… Era una yegua de pelaje amarillo y melena rojo y dorado, con una cutie mark de sol en su costado, y unos ojos verdes que Moondancer jamás olvidaría.

"S-Sunset Shimmer…" Murmuró Moondancer aterrada. Sintiendo que sus patas comenzaban a temblar.

"Ha pasado mucho tiempo, Moondancer." Respondió Sunset, con una triste sonrisa.

"Tú… ¿Q-Qué haces aquí...?" Preguntó Moondancer. Apretando sus dientes para que su cuerpo dejara de temblar y estar tenso.

"Bueno… Es una larga historia…" Respondió Sunset, rascándose su cabeza apenada.

Hacía solo unos días, Cadance, Shining y ella fueron hasta el Norte de Equestria, a Yakyakistan, el Reino de los yaks. Tal parecía, que luego de la boda, la Princesa Celestia le había encargado a Cadance que entablara nuevas relaciones diplomáticas con el reino de los yaks. Al llegar, los tres ponies inmediatamente se dieron cuenta de lo distintas y extrañas que eran las costumbres de los yaks. Algo que Sunset no logró soportar muy bien. Así que Cadance le pidió que volviera a Canterlot, antes que los yaks le declararan la guerra a Equestria por lanzar por los aires al príncipe de los yaks, cuando este la embistió como saludo.

En su camino de vuelta, Sunset tomó el tren, y allí pudo leer el periódico de Ponyhattan, donde se mencionaba que una yegua de gran poder había salvado Equestria, y ahora daba charlas de amistad en la ciudad.

"Cuando leí el periódico de Ponyhattan y vi que hablaban sobre una poderosa yegua unicornio de ojos morados, pensé que esa tal 'Twilight' podía ser la yegua que buscaba. Sin embargo, resultó que no eras tú… El pelaje de quien busco es más bien lila, no lavanda." Dijo Sunset pensatívamente, recordando a la yegua que la había derrotado en un duelo semanas atrás, en la luna de miel de Cadance. "De todas formas, vi desde lejos tu charla, y cómo te enfrentaste a Dusk Shine."

"¿Tú y él vinieron juntos? ¿¡Quieres humillarme aún más!?" Gruñó Moondancer. Comenzando a controlar su miedo para transformarlo en rabia.

"No, yo… Yo quería acercarme a Dusk, pero por ahora… es imposible..." Respondió Sunset con una muy triste mirada. "Pero lo más importante, es que quería hablar contigo. Yo… Quería disculparme." Agregó Sunset, inclinando su cabeza para pedir perdón.

"¿Disculparte? ¿Por qué? ¿Por burlarte de mí en la escuela?" Dijo Moondancer con una fría mirada. "Tú siempre fuiste cruel, pero no fuiste la única que se burló de mí en la escuela." Agregó Moondancer desviando molesta la mirada. Ella odiaba a Sunset por burlarse de ella cuando eran pequeños, pero, aunque Sunset era cruel, le tenía más miedo que resentimiento. A quién realmente odiaba era a…

"No es solo por burlarme de ti." Dijo Sunset con una triste mirada. Guardando silencio unos segundos antes de levantar nuevamente la cabeza y mirar fijamente a Moondancer. "Fui yo quien hizo que no tuvieras amigos."

Ante aquellas palabras, Moondance se quedó fría, mientras comenzaba a recordar su pasado…

'Flashback de Moondancer.'

Siendo solo una potranca, la pequeña Moondancer había leído más libros que la mayoría de los adultos que vivían en Canterlot. Desde que había aprendido a leer, ella quedó fascinada con aquellas joyas que guardaban conocimiento, que podían enseñar sobre magia, matemáticas, ciencias, o mostrar cómo eran las cosas en la antigüedad, o en lugares lejanos. Historia, magia, lenguaje, álgebra, la joven Moondancer no discriminaba ningún libro, los amaba a todos por igual.

Aquella fascinación con leer, llevó a Moondancer a que lentamente se fuera aislando de los demás potrillos de su edad. Siempre prefiriendo pasar una tarde leyendo un buen libro en su cómoda habitación, que salir a jugar en el parque. Algo que ella no le dio mayor importancia, pues pensaba que si necesitaba hacer amigos, simplemente debía buscar un libro para eso y así aprendería cómo.

Lamentablemente, hacer amigos no era algo tan simple como Moondancer se imaginó. Así que cuando ella decidió que era hora de conocer otros ponies de su edad para reír y compartir su afición por leer, a Moondancer se le hizo imposible. A pesar de leer cada libro infantil sobre cómo compartir, las definiciones de amistad, libros sobre cómo conocer a otros; Moondancer nunca tuvo el valor para hablar con otro potrillo. Ella sabía que debía ser amable, mostrar interés en el otro y compartir intereses. Sin embargo, cada vez que ella se acercaba a alguien, ella se ponía excesivamente nerviosa, su boca se secaba, y perdía completamente la voz. Causando que los potrillos a los que se acercaba, la miraran asustados, con burla, o simplemente salieran huyendo del lado de aquella extraña potranca.

Con el tiempo, Moondancer dejó de intentarlo. Después de todo, ya había ingresado a la prestigiosa Escuela de Magia, y aunque ya llevaba un año allí, nada había cambiado. En su primer año, ella intentó acercarse a algunos potrillos, pero siempre era el mismo resultado. Con el tiempo, ella entendió que su mejor refugio eran los libros. Ellos jamás la rechazaban ni la miraban feo. Y así, Moondancer continuó yendo a la escuela, pensando que nada cambiaría en su segundo año de escuela.

"Querida, tu maestro nos dijo que siempre te sientas sola en clases." Dijo la madre de Moondancer, un día que su familia se reunió a cenar. Mirando con preocupación a su hija.

"Yo… Estoy bien sola." Respondió la pequeña Moondancer, desviando la mirada apenada. Dejando su plato de comida de lado. "Además… Nadie quiere hablar conmigo…"

"Hmm… No es bueno que seas tan solitaria. Deberías charlar al menos con alguien. ¡Hay muchos nobles de grandes familias estudiando en la Escuela de Magia." Dijo el padre de Moondancer. Comiendo elegantemente su ensalada y centrando su mirada en su hija. "No tienes que hacer amigos, pero tampoco está bien ser una solitaria."

"No estoy sola. Tengo mis libros." Reclamó Moondancer molesta. "Además, tú siempre dices que no debo confiar en nadie. Que prácticamente ese es el lema de nuestra familia."

"Bueno, eso es cierto. Pero eso se debe a que en la antigüedad, nuestra familia fue traicionada por… bueno, es solo una tonta historia antigua." Respondió el padre de Moondancer, riéndose un poco al recordar la vieja historia que tenían en su familia. "No quiero que seas la potranca más popular de la escuela. Después de todo, nuestra familia tiene un importante legado familiar que debe resguardar, y es mejor no destacar demasiado. Pero tampoco debemos permanecer ocultos en las sombras. Debes encontrar un punto medio. No ser una solitaria, pero tampoco ser el centro de atención." Agregó su padre, volviendo a concentrarse en su comida.

Siempre era así con su padre. El padre de Moondancer siempre le hablaba de lo importante que era su familia, pero siempre decía que, a diferencia de los nobles, era mejor no destacar demasiado. Por lo mismo, Moondancer siempre creyó que su padre solo mentía sobre el importante legado familiar de su familia. Sin embargo, debía de haber algo de verdad en aquello, ya que su padre solo tuvo que nombrar el nombre de su familia, para que dejaran a Moondancer entrar sin problemas a la prestigiosa Escuela de Magia.

Un nuevo año escolar comenzó, y Moondancer asistió sabiendo que nuevamente pasaría otro año en soledad, sola con sus libros. Eso fue algo que confirmó desde el primer día, cuando a lo lejos, escuchó que todos en la escuela, chismeaban sobre un potrillo recién ingresado a la escuela. Un potrillo que no era noble ni adinerado, y que había engañado a los examinadores, haciendo trampa para pasar la prueba de ingreso.

"Dicen que engañó incluso a la princesa Celestia." Dijo una potranca de la clase de Moondancer, quien se sentaba a su derecha.

"Debe haber sido solo un error." Respondió otra potranca, la que estaba sentada a la izquierda de Moondancer. "Ya lo hablé con toda la clase. En el receso, iremos a espiar a ese tramposo de clase baja, jeje."

Ambas potrillas charlaban animadamente una con la otra. Ignorando por completo a Moondancer, que estaba sentada entre las dos, fingiendo que leía su libro, para que sus compañeras no se dieran cuenta de lo aislada que se sentía.

"¡Estoy aquí! ¡Hablen conmigo!" Gritó Moondancer en su mente. Sabiendo que no tenía el valor para interrumpir esa conversación. Sintiéndose frustrada consigo misma por ser tan tímida. "Yo soy parte de la clase… ¿¡Por qué nadie quiere hablar conmigo!?"

Tomando algo de valor, Moondancer bajó lentamente su libro y miró nerviosamente de reojo a sus compañeras de clase. Al sentirse observadas, ambas potrancas detuvieron su conversación y miraron a Moondancer con miradas confundidas.

"Ah… Ah…" Exclamó torpemente Moondancer. Intentando decir hola, pero solo logrando hacer unos extraños gemidos, sin lograr poder hablar.

Ambas potrancas miraron con miradas de desagrado a Moondancer, luego se miraron entre ellas y desviaron sus miradas para no ver a esa extraña potranca muda. En tanto que Moondancer volvió a levantar su libro y cubrió su cara con él. Sintiéndose la pony más tonta del mundo.

"Por qué… ¿Por qué no puedo hablar cuando lo necesito? ¿¡Por qué no puedo hacer amigos!?" Gritó Moondancer, frustrada en su mente. Soltando lágrimas de impotencia.

Los días pasaban, y Moondancer se dio cuenta que ese año sería igual que el anterior. Y si iba a ser igual, ella lo pasaría mejor en su refugio, yendo a la biblioteca de la escuela. Prefiriendo leer libros, a estar aislada en el salón de clases. Un lugar silencioso donde podía relajarse y leer tranquilamente. Sin embargo, ella pronto descubrió que ese año, la biblioteca no sería tan silenciosa como el año anterior.

Un día, al estar a la biblioteca de la escuela, Moondancer se distrajo al escuchar mucho ruido en uno de los pasillos. Ella intentó concentrarse en su lectura de 'Ensayos filosóficos', pero le fue imposible por el ruido, así que tomó su libro y fue molesta a ver de qué se trataba. Allí vio que dos potrillos de su edad, estaban molestando a otro potrillo color lavanda, tirándole libros en la cabeza. Quien por su parte, solo cubría su cabeza para protegerse. Luego de un rato, ambos bravucones se aburrieron y se fueron riendo de allí, burlándose de aquel potrillo color lavanda.

Moondancer se quedó mirando con asombro a aquel potrillo. Ella nunca había visto a bravucones molestar a otro potrillo, y le pareció algo muy raro.

"Ese debe ser el tal Dusk Shine…" Pensó Moondancer. Reconociendo que ese potrillo color lavanda era el tramposo del que todos hablaban en la escuela.

Repentinamente el joven Dusk levantó su cabeza y su mirada se encontró con la de Moondancer. Al instante, Moondancer se asustó, dejó caer su libro y dio asustada un par de pasos hacia atrás.

"Si me acerco a él… Todos comenzaran a odiarme…" Pensó Moondancer asustada. Entonces ella se dio cuenta que dejó caer su libro y quiso recogerlo. Sin embargo, Dusk se había levantado y caminaba justamente en su dirección. Por lo que Moondancer simplemente se quedó paralizada. Queriendo huir de Dusk, pero al mismo tiempo, no queriendo abandonar su preciado libro.

"¿Lees a Hayscartes? ¡A mí también me encanta leer! Aunque aún no leo mucho sobre filosofía." Dijo Dusk, levantando el libro que había dejado caer Moondancer. Entonces él estiró su casco para entregarle el libro. "Mi abuela tiene una copia del Tratado sobre Ponies de Hayscartes. Por si algún día quieres leerlo."

Moondancer no dijo nada. Ella primero se asombró que Dusk también conociera la obra de Hayscartes. Después de todo, era lectura avanzada, incluso para ella. Luego ella estiró temerosamente su casco y tomó el libro. Finalmente ella abrió su boca para agradecer. Sin embargo, como era su costumbre cuando estaba nerviosa, ella se quedó sin habla, y no pudo emitir palabra alguna.

Por su parte, Dusk vio que aquella potrilla frente a él se quedó en silencio a pesar de entregarle el libro. Y él no pudo evitar poner una sonrisa triste y desviar la mirada.

"Lo siento… Supongo que tú tampoco quiere hablar conmigo… Nadie en la escuela quiere acercarse a mí." Dijo Dusk con tristeza. Volteándose para dejar de molestar a aquella potranca.

Dusk lentamente comenzó a retirarse de la biblioteca. Cojeando levemente en una de sus patas, luego que se lastimara cubriéndose de los golpes de los libros que le arrojaron. En tanto que Moondancer se quedó mirándolo fijamente desde lejos. Ella abrió y cerró varias veces su boca, quería gritar, pero no podía hacerlo.

"Tú puedes… ¡Díselo!" Gritaba Moondancer en su mente. Luchando para poder ganarle a su gran timidez innata.

"G… G… ¡G-Gracias!" Tartamudeó en un grito Moondancer. Finalmente siendo capaz de obligar a su voz a hablar con alguien más en la escuela. Queriendo agradecerle a aquel potrillo por recoger su libro.

Estando en la puerta de la biblioteca, Dusk Shine alcanzó a oír el grito de Moondancer, y sonrió. Feliz que aquella yegua quisiera hablar con él. En tanto que Moondacer, al ver sonreír a Dusk, también sonrió. Feliz de finalmente haber logrado hablar con alguien, y en especial, feliz de que alguien finalmente la viera a los ojos y le sonriera…

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Desde ese día, Moondancer quiso acercarse más a Dusk. Sintiendo finalmente que podía lograr hacerse amigo de alguien. Ella lo buscó en la biblioteca día tras día. Sin embargo, Dusk casi nunca estaba solo. Al principio, Dusk siempre era acosado por esos dos bravucones, y a la tímida Moondancer le era imposible acercarse a Dusk cuando estaban esos dos. Pero lo peor vino cuando esos dos bravucones desaparecieron. Apenas Dusk dejó de ser molestado, Moondancer pensó que tendría su oportunidad para hablar con Dusk, sin embargo, en reemplazo de los bravucones, ahora Dusk era seguido en todo momento por una potranca llamada Sunset Shimmer. Para Moondancer, aquella potranca era más aterradora que los bravucones. Sunset Shimmer era conocida por ser muy talentosa en la magia, además tenía una actitud muy firme y agresiva hacia los demás. Y lo principal, era que de alguna forma, parecía estar siempre atenta a cualquiera que quisiera acercarse a Dusk.

Varias veces en la biblioteca, Moondancer se ocultaba detrás de algún estante para ver de lejos a Dusk, para ver si estaba solo. Y apenas lo hacía, Sunset Shimmer, que estaba sentada al lado de Dusk, inmediatamente sentía que alguien miraba en su dirección y le daba una mirada asesina en respuesta. Causando que Moondancer tuviera escalofríos solo de ver aquella fiera mirada.

"¿¡Por qué me espías desde lejos!?" Dijo Sunset molesta un día. Arrinconando a Moondancer en una esquina de la biblioteca. "Si te atreves a desafiarme, te aseguro que te arrepentirás." Agregó Sunset empujando a Moondancer, mirándola con una mirada asesina y lanzando chispas de su cuerno. Causando que Moondancer saliera huyendo entre lágrimas, sin tener el habla para explicar que ella no la espiaba a ella, si no que quería intentar acercarse más a Dusk… ¡Ella quería hacer un amigo!

Por varios días, Moondancer no se acercó más a Sunset y Dusk. Ni siquiera se atrevió a volver a la biblioteca. Así, Moondancer volvió a ser la pony de siempre, la potranca aislada de su salón, a la que nadie prestaba atención. Sin embargo, un día Moondancer se armó de valor, y se dio cuenta que había una forma para acercarse a Dusk sin que Sunset se molestara.

Cuando terminaron las clases aquel día, Moondancer esperó hasta que todos los ponies salieron del salón de Dusk y Sunset. Entonces ella entró sigilosamente, y dejó una carta bajo el escritorio de Dusk. Allí, Moondancer se armó de valor para escribir lo que su voz no alcanzaba a decir. Invitándolo a una fiesta en su casa, para que pudieran conocerse mejor. Diciéndole que a ella también le encantaban los libros, y que sería divertido charlar de aquello, que incluso podían leer sobre Hayscartes, como él le había dicho aquel primer día que se conocieron.

Al día siguiente, Moondancer esperó ansiosa a ver si Dusk Shine le respondía. Sin embargo, por más que esperó, Dusk no se le acercó a decirle nada. Al tercer día, cuando Moondancer perdió las esperanzas, vio que había una carta en su escritorio. Ella rápidamente la abrió y sus ojos brillaron de alegría al descubrir que era la tan esperada respuesta de Dusk Shine. En la carta, decía que él iría a la fiesta, y que invitaría a varios amigos que también gustaban de leer libros.

Al salir de la escuela, Moondancer corrió con su madre y le dijo que la ayudara a preparar una fiesta para esa tarde. Su madre quedó muy sorprendida y feliz de ver que su hija finalmente estaba haciendo amigos, y rápidamente armó una improvisada fiesta en el jardín. Llena de dulces y pasteles, para que a los pequeños potrillos no les faltara nada.

Toda esa tarde, Moondancer esperó impaciente a que Dusk y sus amigos llegaran. Pero en especial, a Dusk Shine. Él era el primer potrillo con quien hablaba, y quería hablar tanto con él. Decirle de frente que ella también amaba leer, que ella no creía justo que todos creyeran que era un tramposo, que él era un buen potrillo, y que si quería… ¡Ellos podían ser amigos!

Moondancer esperó por horas, pero nadie apareció. Lo único que a ella le pareció ver por un instante, fue unos fugaces flashes de luz provenientes de algún lugar, pero nada más. La noche cayó, y finalmente la alegría de Moondancer se esfumó. Hundiéndose en depresión al ver que nadie llegó a la que era su primera fiesta. Dejando a su madre con el corazón roto al ver a su querida hijita tan desilusionada y triste.

Al día siguiente, Moondancer llegó cabizbaja a la escuela. Ella aún no se explicaba qué pudo pasar la tarde anterior. Ella creía saber que Dusk era un buen pony, ¿Por qué la abandonaría? ¿Quizás él tuvo un problema...? Tan inmersa estaba Moondancer en sus pensamientos, que no se percató que mientras caminaba, todos a su alrededor la veían y murmuraban. Fue solo cuando ella se sentó en su asiento, que Moondancer se dio cuenta que algo extraño sucedía.

Al mirar a su alrededor, Moondancer vio que por primera vez en la escuela, ella no era un fantasma. De hecho, era todo lo contrario. Por alguna razón todos la veía, desviaban la mirada y comenzaban a murmurar ruidosamente, mirando algo que sostenían en sus cascos.

Al ver hacia abajo, Moondancer se sorprendió de ver una carta. Era una carta de Dusk Shine, que ella abrió rápidamente para ver si era una disculpa. Pero entonces, sus ojos se abrieron con sorpresa al leerla:

'Moondancer.

¿De verdad creíste que iría a tu tonta fiesta? ¿¡Por qué iría a la fiesta de alguien como tú!? Solo eres una fea y aburrida potrilla sin amigos. ¡No me hagas reír!

Todos se burlan de mí en esta escuela, pero ahora, gracias a ti, todos saben quién es realmente la pony más patética de esta escuela.

"Atentamente, tu querido NO-amigo, Dusk Shine.'

Al abrir por completo la carta, una fotografía cayó del sobre. Con su pulso tembloroso, Moondancer levantó la fotografía y sus ojos se abrieron en shock al ver que era una fotografía de ella. Una tomada el día anterior, cuando estaba completamente sola, rodeada de postres sin comer y sillas vacías. Y escrita en la fotografía se leía: 'Alone-dancer, la sin amigos'.

Con sus ojos llenos de lágrimas, Moondancer levantó su cabeza y su rostro se puso pálido al entender que lo que todos sus compañeros tenían entre sus cascos, eran copias de aquella misma fotografía. Todos la miraban y se reían de ella. Todos burlándose por hacer una fiesta a la que nadie asistió. Todos burlándose de aquella solitaria potranca.

Sintiendo que su corazón se apretaba a más no poder, Moondancer se paró de su asiento, con sus ojos inundados en lágrimas, y salió corriendo del salón mientras todos estallaban en risas y burlas. Ella salió corriendo por el pasillo de la escuela, hasta que chocó con algo. Entonces ella miró hacia arriba y vio que con quien chocó, era Sunset Shimmer.

"Ten más cuidado, Alonedancer…" Dijo Sunset con una risita burlesca. "Por cierto, Dusk te manda saludos. Dice que gracias por hacer el ridículo."

Moondancer abrió su boca, pero nuevamente se le hizo imposible poder hablar, solo que esta vez, no fue por timidez, si no por el dolor y tristeza. Moondancer cerró sus ojos llenos de lágrimas y salió huyendo de allí… Desde ese día, Moondancer nunca más volvió a la escuela.

'Fin del flashback.'

"En aquella época, era muy posesiva con Dusk Shine…" Dijo Sunset Shimer, volviendo a hablar luego que Moondancer recordara su pasado. "Vi cómo lo observabas y cómo querías acercarte a él… Así que, cuando encontré la carta que le dejaste a Dusk, fingí ser él y la respondí. Luego, fui hasta tu casa y tomé la fotografía para burlarme de ti, y así… hacer que te alejaras de Dusk."

"F-Fuiste tú… T-Tú..." Tartamudeó Moondancer en shock. Siendo un viejo hábito el de tartamudear, cuando recordaba el que era el peor recuerdo de su vida. "¿¡FUISTE TÚ!?"

Moondancer puso una mirada furiosa como jamás había puesto en su vida, y entonces cargó un poderoso ataque mágico en su cuerno. Uno tan poderosamente cargado, que ni siquiera se comparaba a los rayos mágicos que había arrojado a Dusk en la tarde.

Moondancer arrojó la enorme bola de magia a gran velocidad contra Sunset. Sintiendo un instinto casi asesino por un segundo. El ataque llegó frente a Sunset y ella fácilmente lo bloqueó con su magia.

"¡AHHHH!" Gritó Moondancer loca de furia. Lanzando ataque tras ataque mágico. Deseando con todo su ser que aquella yegua pagara por lo que le hizo. Sin embargo, cada ataque era repelido por Sunset. Quien simplemente se quedó inmóvil usando su magia para defenderse. Con una triste mirada en sus ojos.

Viendo que los ataques mágicos eran inútiles, Moondancer se lanzó en embestida contra Sunset, haciendo que cayera al piso de espaldas. Entonces Moondancer se paró encima de ella para inmovilizarla y comenzó a lanzar golpe tras golpe contra el rostro de Sunset.

A diferencia de los ataque mágicos, esta vez Sunset no detuvo los ataques de Moondancer. Ella simplemente cerró sus ojos mientras Moondancer lanzaba golpes en su rostro, con una rabia acumulada que finalmente lograba desatar. Sin embargo, tras varios golpes, Moondancer dejó de estar cegada por la ira, y se dio cuenta que Sunset no se defendía en absoluto ante ella.

"Eres más fuerte que yo… Tanto en magia como físicamente…" Dijo Moondancer, deteniendo su golpes y mirando con furia a Sunset debajo de ella. "¿Por qué…? ¿¡Por qué no te defiendes!?" Gritó Moondancer llorando de rabia.

"Lo siento…" Fue la única respuesta que dio Sunset. Con su rostro adolorido por todos los golpes. Pero aún así, ella se mantuvo con una mirada firme. No quería que Moondancer sintiera pena por ella. Ella sabía que se merecía ese castigo, y Moondancer necesitaba desquitar toda su ira.

"¿¡Crees que con una disculpa se soluciona todo!? Tú arruinaste mi infancia… Tú me hiciste desconfiar en los demás… Tú me lastimaste como nadie jamás lo hizo antes… ¡Yo no soy la mala aquí!" Gritó Mondancer con furia. Reanudando su golpiza contra Sunset. "¡Yo soy la víctima! ¡Y ahora tú quieres hacer parecer que eres la buena y yo la mala!" Continuó golpeando Moondancer el rostro de Sunset. Cada vez más despacio y con menos fuerza.

Finalmente los golpes de Moondancer cesaron y ella bajó su mirada. Respirando agitadamente, tanto por el cansancio físico, como emocional. En tanto que Sunset simplemente se le quedó mirando desde el suelo, sin apartar la vista ni un segundo. Lista para seguir recibiendo su castigo con una mirada digna y firme.

"Yo no era así… Tú nunca quisiste que nadie se te acercara… Tú nunca quisiste ningún amigo..." Dijo Moondancer con su cabeza gacha. Mientras que Sunset, por primera vez dejó de tener su mirada fría al sentir que gotas de agua caían sobre su cara… eran las lágrimas de Moondancer. "Yo no era como tú… Yo… ¡YO SÍ QUERÍA TENER AMIGOS!" Gritó Moondancer con sus ojos llenos de lágrimas. Con un potente grito lleno de dolor e impotencia. Un dolor acumulado por años de soledad y tristeza.

Moondancer estalló en llanto, con sus ojos cegados por las lágrimas y un grito que desgarraba el corazón. Ella no lo soportó más y usó su magia para teletransportarse lejos de allí. En tanto que Sunset Shimmer se quedó inmóvil, completamente congelada, sintiendo sus mejillas mojadas con las lágrimas que Moondancer dejó caer sobre ella. Entonces Sunset no pudo soportarlo más, y finalmente sus propias lágrimas comenzaron a caer por sus ojos.

A Sunset le habían dolido mucho las docenas de golpes que recibió en el rostro, pero nada le dolió más que escuchar aquel grito de dolor de Moondancer. Aquello finalmente quebró la templanza de Sunset. Ella puso un casco sobre sus ojos mientras no podía parar de llorar. Sintiendo un dolor que nunca había sentido antes.

"Lo siento… Yo… De verdad, lo siento..." Lloró Sunset llena de impotencia. Sintiendo que finalmente, toda la culpa por ser cruel y manipuladora durante años, finalmente la herían. Ya no eran solo ella misma y Dusk Shine todo lo que le importaba en el mundo. Ahora comprendía los sentimientos de los demás, y todo el daño que ella había causado. "¡Lo siento!" Gritó al cielo Sunset llorando, sintiéndose más herida y vulnerable de lo que jamás se había sentido antes.

'Los fuertes no lloran, recuérdalo, solo los más fuertes sobreviven. ¡Los sentimientos solo nublan la razón! Compasión, amistad, bondad, son solo obstáculos en el camino a la grandeza…' Eran las palabras del Archimago, que Sunset recordaba que eran su modelo a seguir, cuando era una potranca.

"¿Cuándo dejará de perseguirme mi pasado…? ¿Cuándo dejará de estar ÉL dentro de mí?" Lloró aún más fuerte Sunset. Sintiendo que por más que lo intentaba, no podía escapar de la sombra que su maestro dejó en su corazón.


Flim y Flam se encontraban a las afueras del parque de Ponyhattan. Ambos vestían anteojos y pelucas falsas, mismas que habían usado durante toda la tarde mientras huían, para evitar ser reconocidos. Ahora que era casi medianoche y que ya no había nadie allí, ambos habían vuelto al mismo lugar donde había hecho su pequeño espectáculo, esperando por la llegada de Moondancer. Ambos seguían disfrazados por precaución, pero en realidad no era que lo necesitaran demasiado a esa altura de la noche, ya que estaba parcialmente nublado, y una nube tapaba la luz de la luna, por lo que la oscuridad reinante era suficiente para que ninguno de los pocos ponies que aún estaban por el parque a esa hora, los reconociera esa noche.

Finalmente, cuando los gemelos no podían más de la impaciencia, Moondancer apareció cerca de allí, caminando lentamente hacia ellos, cargando la bolsa de monedas que ambos le habían pasado. Cuando llegó hasta donde estaban los gemelos, ambos vieron que la yegua tenía sus ojos rojos, como si hubiera estado llorando hace poco. Sin embargo, no le dieron importancia.

"¡Moondancer! ¡Ya era hora que llegaras!" Dijo Flim molesto. Acercándose para tomar la bolsa de monedas que cargaba la yegua, para ponerla rápidamente en un pequeño carro, en donde él y su hermano ya habían puesto las otras bolsas con monedas.

"Ahora, lo mejor será separarnos." Dijo Flam, acercándose a Moondancer y poniendo una falsa sonrisa amable. "Nosotros huiremos con el dinero, ya que somos dos. Así podrás viajar más ligera. Y luego, por supuesto, nosotros te enviaremos tu parte del dinero, cuando todo sea más seguro."

Moondancer se quedó mirando a ambos hermanos y puso una mirada fría.

"Solo quieren huir con todo el dinero sin darme mi parte, ¿Verdad?" Preguntó Moondancer con una mirada cansada. Agotada mentalmente luego de su pelea con Sunset Shimmer.

"¿¡Cómo crees que haríamos eso!? ¡Somos socios!" Dijo Flim, fingiendo indignación.

"¡Por supuesto que huiremos con todo el dinero! ¿¡Por qué otra razón te hubiéramos esperado!?" Pensó Flim, con una sonrisa malvada en su mente.

"Que creas que haríamos algo así, es francamente insultante." Agregó Flam, con la misma actuación indignada que su hermano.

"Si hubiéramos podido teletransportarnos con todas las bolsas de monedas, ya habríamos huido hace mucho." Pensó Flam, burlándose en su mente.

"No pueden culparla por creer que ustedes la engañarán. Después de todo, son estafadores profesionales…" Dijo repentinamente alguien más. Una voz que hizo que Moondancer, Flim y Flam se voltearan asustados.

Lentamente se acercaron hasta allí dos figuras encapuchadas. Cuando se acercaron, los tres pudieron ver que por sus figuras, parecían ser dos yeguas. Entonces Flim y Flam se miraron de reojo, para darse mutuamente la señal para huir.

"No estoy aquí para culpar a nadie de nada, ni para quitarles su dinero." Dijo rápidamente la primera de las yeguas encapuchadas. Notando que esos tres estaban a punto de huir. "Mas bien, estoy aquí para ofrecer un trato… Pues debo admitir, que al ver la actuación de esta tarde, quedé muy impresionada."

Al escuchar la palabra 'trato', de inmediato los ojos de los gemelos unicornio brillaron. Pensando que nunca era malo escuchar una nueva propuesta de negocios.

"Bueno… Si es un trato que nos de jugosas ganancias. Quizás podamos llegar a un acuerdo." Dijo Flim con una gran sonrisa llena de codicia.

"El trato no es con ustedes. Ustedes no valen mi tiempo." Dijo la primera de las yeguas encapuchadas. Usando su magia y haciendo que al instante, Flim y Flam desaparecieran. Teletransportándolos a ambos lejos de allí. "Con quien quiero hablar es contigo." Agregó la yegua, mirando a Moondancer y sonriendo.

"Tú… ¿Q-Qué quieres hablar conmigo?" Preguntó Moondancer nerviosa. Notando inmediatamente que aquella yegua era una hábil usuaria de magia, al poder teletransportar lejos tan rápida y fácilmente a Flim y Flam.

"Creo que tienes potencial, Moondancer." Dijo la yegua, sonriendo. "Ese hechizo de hipnosis que usaste en ti misma, me pareció extraordinario."

"¿Cómo sabes que fui yo misma quien se hipnotizó, y no fueron Flim y Flam?" Preguntó Moondancer, sorprendida que aquella yegua supiera ese gran detalle de su estafa.

"Dudo que ese par de idiotas tenga la habilidad para lanzar un hechizo así de avanzado." Respondió la yegua, haciendo un gesto de desprecio hacia Flim y Flam. "Además, la hipnosis puede ser rota muy fácilmente, ya que no es fácil que alguien más haga creer una mentira a otro pony... Adivino que te diste cuenta de ese detalle, y por lo mismo, modificaste el hechizo para ser tú misma quien se hipnotizara, y así tu mente aceptara mejor la mentira. ¡Eso fue brillante!"

"Um… Gracias…" Respondió tímidamente Moondancer. Sin estar segura cómo sentirse ante el halago de esa desconocida.

Justo en ese momento, la nube que tapaba la luna finalmente terminó de pasar frente a esta. Causando que la luz de la luna iluminara mejor aquella oscura noche. Con esa nueva luz reinante, Moondancer pudo ver parcialmente los rostros bajo las capuchas de ambas yeguas. Entonces, ella abrió con sorpresa sus ojos al reconocer a una.

"Tú… ¿No eres La Gran y Poderosa Trixie?" Preguntó Moondancer, reconociendo a la segunda yegua encapuchada. "Recuerdo haberte visto en un show de magia en Fillydelphia hace mucho tiempo."

Trixie se sorprendió que alguien la reconociera. Entonces ella desvió su mirada avergonzada, mirando con un poco de temor hacia la otra yegua encapuchada. Quien por su parte, asintió con su cabeza. Señal que Trixie tomó para quitarse su capucha, y así Moondancer confirmara sus sospechas.

"Así es. Ella es Trixie Lulamoon, y ambas estamos aquí para ofrecerte algo." Dijo la primera yegua encapuchada, volviendo a sonreirle a Moondancer. Mientras que esta, la miró con una mirada desconfiada.

"Lo siento, pero no confío en desconocidas. Y mucho menos en alguien que oculta su rostro." Respondió Moondancer, con una mirada insegura.

"Es justo, después de todo, entre amigas no debe haber secretos." Dijo la yegua encapuchada sonriendo. Sacándose su capucha y mostrando que era una yegua de pelaje color lila y ojos morados.

"Una poderosa unicornio de ojos morados y pelaje lila… ¡Ella es la yegua que Sunset Shimmer buscaba!" Pensó Moondancer sorprendida, recordando lo que le había dicho Sunset cuando se encontraron esa noche.

"Un gusto, mi nombre es Starlight Glimmer." Dijo la yegua de pelaje lila, con una gran sonrisa. Extendiéndole un casco amigablemente a Moondancer. "Y lo que he venido a ofrecerte… Es que cambiemos este mundo juntas." Agregó Starlight, con una fugaz mirada llena de ambición.


Muy lejos de Ponyhattan, en la lejana Tierra Dragón, un pequeño dragón corría a toda velocidad, huyendo asustado de lo que acababa de presenciar.

Durante toda una semana, Spike la pasó de lo mejor junto a otros miembros de su especie. Ember y Smolder le habían enseñado muchas de las tradiciones y costumbres de los dragones. Además, luego de haber pasado la prueba para ganar el cetro del Señor Dragón, muchos otros dragones también compartían junto al pequeño bebé dragón. Respetándolo, incluso aunque aún no tuviera sus alas. Comiendo gemas cada vez que quería, aprendiendo sobre sus antepasados, tomando relajantes baños de lava… Para Spike, todo eso era grandioso, y le ayudaba mucho a sobrellevar estar lejos de su hermano y sus amigas. Por lo mismo, ahora, mientras huía, no podía entender cómo era que había llegado a esa complicada situación… ¿¡Por qué se había ofrecido para ayudar al viejo Graytusk!?

Repentinamente, Spike se detuvo de golpe cuando Ember aterrizó bruscamente frente a él. Ella llevaba consigo el Cetro de Heliotropo, símbolo de su título como Señor Dragón. En cuanto Spike la vio, el pequeño dragón no pudo evitar temblar de miedo al ver que su amiga lo miraba con una muy seria y firme mirada.

"No puedes huir de mi, Spike. Estas son mis tierras." Dijo Ember, mirando seriamente al pequeño dragón. "Ahora, dime lo que necesito saber."

Luego de ver a su nuevo Señor Dragón aterrizando tan repentinamente en medio del valle, varios otros dragones se acercaron para ver qué sucedía. Sorprendiéndose al ver que Ember estaba enfrentándose al pequeño recién llegado, cuando además se suponía que ambos eran muy cercanos.

"Ember, no puedo… ¡No lo haré!" Gritó Spike con miedo, pero también, lleno de determinación. Mirando a Ember con una mirada suplicante.

Al ver la mirada de Spike, la propia mirada de Ember se suavizó levemente. Ella no quería se cruel con su pequeño amigo, pero Spike debía entender que no podía desobedecerla.

"Spike, por favor… No me obligues a hacerlo." Dijo Ember con una mirada insegura. No queriendo lastimar a Spike.

"Mi Señor..." Dijo repentinamente Graytusk, el anciano dragón que guardaba la historia de los dragones. Aterrizando junto a Ember luego de volar aprisa, persiguiendo a Spike. "La palabra de un dragón es ley, y el pasado no debe olvidarse." Recitó el anciano, recordándole a Ember que debía hacer cumplir la ley, incluso aunque Spike fuera su amigo.

Ember miró una última vez a Spike, rogándole con su mirada que le diera lo que necesitaba. En tanto que Spike, simplemente la miró con una triste mirada, y entonces, cerró sus ojos y desvió la mirada, lamentando desde el fondo de su corazón no poder cumplir con lo que le pedía su amiga.

Al ver que no obtendría respuestas, Ember bajó su cabeza con tristeza, y luego la levantó con una renovada mirada llena de determinación. Ella era el Señor Dragón de esas tierras, y no podía verse débil frente a sus súbditos, ni tener favoritismos entre los dragones.

"Bien… Tú lo has querido." Dijo Ember seriamente, también, lamentando desde el fondo de su corazón lo que iba a hacer... Ella apuntó el Cetro de Heliotropo hacia Spike, y su joya roja brilló intensamente.

Apenas la gema del cetro brilló, el cuerpo de Spike se puso tenso y, contra su voluntad, el bebé dragón abrió sus ojos. Los cuales brillaron de blanco. Ahora Spike estaba completamente bajó las órdenes del Señor Dragón, y cumpliría con lo que este pidiera, incluso, contra su voluntad.

"Tu Señor Dragón te lo ordena…" Ordenó Ember, tomando un libro que Graytusk tenía a su lado y poniéndolo frente a Spike. Mostrándole la página donde estaba dibujada una estrella de seis puntas. "Dime… ¿Dónde has visto este símbolo?"

Spike lucho con todo su ser para no abrir su boca, pero la magia del cetro fue mayor, y finalmente, el pequeño dragón habló.

# Fin del capítulo 32