T2 - Capítulo 33 – Incomprendidos

Dusk Shine leía intranquilo un libro en la biblioteca. No era que el tema del libro fuera demasiado complicado, si no que la mente de Dusk estaba distraída con el exceso de silencio que allí había.

Normalmente Dusk estaría escuchando a Spike reír ocasionalmente mientras leía sus comics junto a él, o, como había sido costumbre ese último mes, estaría riendo mientras Pinkie Pie entraba a escondidas en su casa para abrazarlo y hacerle cosquillas. Sin embargo, los últimos dos días Pinkie Pie había estado totalmente desaparecida, diciéndole que estaría ocupada por dos o tres días.

Cuando Pinkie Pie le dijo aquello, Dusk no se preocupó, pero ahora, se daba cuenta de lo solo que se sentía sin las caricias de su novia. Y lo peor, era que Dusk había sacado las cuentas, y se había percatado que el mes de noviazgo con Pinkie Pie ya casi terminaba.

"¿Por qué Pinkie quiere estar sola justo ahora? ¿No deberíamos estar aprovechando estos días que nos quedan juntos?" Pensó Dusk, distraído de su lectura. Sintiendo su estómago apretado al pensar que en algunos días dejaría de ser el novio de la tierna y dulce Pinkie Pie.

'¡Toc-Toc!' Dusk Shine se distrajo de sus pensamientos cuando alguien tocó a la puerta. Al abrirla, se sorprendió de ver a sus cuatro amigas allí, todas con miradas cansadas o preocupadas. Applejack tenía algunas manchas en su cara y su sombrero, de lo que parecía ser puré de manzana. Rarity tenía una mirada molesta mientras levitaba algo tras ella. Rainbow Dash parecía algo mareada y tenía algunas pocas hojas de árbol en su melena. Y Fluttershy parecía haberse quedado dormida de pie.

"¿Qué les sucedió?" Preguntó Dusk inmediatamente. Sabiendo por sus miradas que algo malo había ocurrido.

"Lo que ves, es lo que produjo 'la sorpresa' de Pinkie Pie." Respondió Rainbow Dash, notando que tenía una hoja en su melena y quitándosela de encima.

"¿'La sorpresa de Pinkie Pie'?" Preguntó Dusk confundido.

"Es algo difícil de explicar…" Respondió Applejack con una mirada insegura, rascándose la cabeza. "No queremos arruinar la sorpresa de Pinkie Pie, así que no podemos explicar los detalles."

"Por eso, traje esto conmigo. Ya que una imagen vale más que mil palabras." Dijo Rarity, levitando frente a ella un vestido que, por alguna razón, estaba tan mal cosido que se veían todas sus costuras. Un trabajo obviamente indigno de una fashionista experta como Rarity. "Pinkie Pie fue hasta mi casa con 'su sorpresa' y me distrajo tanto, ¡Que esto es el resultado!"

"A mi también me pasó lo mismo. Estaba practicando unas acrobacias, y 'eso' me sorprendió tanto, que terminé chocando contra unos árboles." Agregó Rainbow Dash. Terminando de sacudir su melena para botar todas las hojas que aún quedaban atoradas en su pelo.

"No es una exageración. ¡Esa 'cosa' es tan ruidosa, que hizo que todas las manzanas del huerto Norte explotaran!" Agregó Applejack. Tocando el puré de manzana que tenía en su mejilla y mostrándoselo a Dusk.

Luego que las tres yeguas hablaran, todas miraron a Fluttershy, pero al notar que estaba durmiendo, Rainbow Dash la tocó con su casco en las costillas, y la pegaso amarilla despertó de un salto.

"¿¡Eh!? ¡Oh! Sí, yo… No pude dormir bien porque Pinkie Pie tocó 'esa cosa' en el bosque, justo cuando los animalitos iban a dormir su siesta." Dijo Fluttershy con una mirada cansada, dando un pequeño bostezo. "Así que pasé horas despierta en la noche, haciéndolos dormir nuevamente."

Luego que sus cuatro amigas hablaran, Dusk las miró confundido por un buen rato y luego simplemente se encogió de hombros.

"Sigo sin entender." Dijo Dusk alzando una ceja. "¿Qué es lo que está haciendo Pinkie Pie? ¿Y a qué se refieren al decir 'esa cosa'?"

Las amigas de Dusk se miraron entre sí con miradas de preocupación y todas desviaron la mirada, quedándose en silencio. Como si ninguna de ellas quisiera ser la primera en hablar.

"Es tal como dijo Applejack, querido. No queremos arruinar la sorpresa de Pinkie Pie." Dijo finalmente Rarity, mirando preocupada a Dusk. "Pero pensamos que quizás lo mejor sea que veas por ti mismo lo que Pinkie Pie está haciendo. De lo contrario, cuando ella te muestre su… 'sorpresa', quizás quedes demasiado impactado… en el mal sentido de la palabra."

"Sabemos que Pinkie Pie quiere hacer algo lindo por ti. Pero quizás lo que es lindo para ella, no lo es para los demás." Agregó Fluttershy muy preocupada. "Nos asusta que todo el esfuerzo que está poniendo en tu sorpresa, termine siendo un desastre."

Aún sin entender del todo a lo que se referían sus amigas, pero entendiendo que él debía corresponder correctamente a su preocupación, Dusk acompañó a sus amigas, para que todos juntos fueran a ver a Pinkie Pie. Tal parecía, que la pony rosa se había trasladado hasta el bosque que rodeaba la cabaña de Fluttershy, eso, luego de ser corrida de todas partes en el pueblo. Una vez se entraron en la arboleda, Dusk levantó preocupado sus oídos al escuchar a lo lejos un extraño ruido. Uno que no supo identificar.

"Qué es eso? ¿Es un gemido? ¿Hay algún animal herido cerca?" Preguntó Dusk preocupado. Acelerando el paso para ayudar al pobre animal herido. Sin percatarse que si en verdad hubiera sido un animal herido, Fluttershy hubiera corrido inmediatamente en su ayuda. Pero en cambio, ella desvió la mirada, con una mirada de preocupación y pena.

Tras correr un poco, escuchando asustado como ese horrible ruido se hacía más fuerte, Dusk se detuvo en seco al llegar al lugar donde debía de estar el animal herido. Sin embargo, para su sorpresa, lo que allí vio fue solo a su novia, cargando consigo lo que parecía ser una enorme bolsa de tela, con varios tubos de madera de distintos tamaños saliendo de esta.

"¡Dusk! ¿¡Qué haces aquí!?" Preguntó Pinkie Pie muy sorprendida. Intentando esconder tras de sí el extraño instrumento que había estado haciendo todo ese ruido. Pero al ser tan grande, intentar ocultarlo fue en vano.

"Yo… Solo paseaba por aquí con las chicas…" Dijo Dusk confundido. Mirando hacia atrás y viendo que sus amigas se había quedado atrás, mirando desde lejos, escondidas tras unos árboles. Sin embargo, luego que Dusk las delatara, las cuatro yeguas suspiraron resignadas y también se acercaron. "Pinkie, ¿Qué cosa es eso?" Preguntó Dusk, volviendo a ver a su novia y apuntando la enorme bolsa de tela con tubos tras ella.

"¡Oh, esto! Se suponía que era una sorpresa, pero… ¡No importa! Después de todo, ¡Ya no podía aguantar! ¡Quería mostrártelo!" Respondió Pinkie Pie con una gran sonrisa. Mostrándole a Dusk el extraño instrumento tras ella. "Esto es un yovidófono, mis amigos de Yakyakistan me lo enviaron como regalo."

"¿Yovidófono?" Preguntó Dusk confundido, ya que nunca había escuchado ese nombre, ni le daba pista alguna sobre qué cosa era eso. Hasta que se dio cuenta de algo aún más sorprendente. "Espera… ¿¡Tienes amigos en Yakyakistan!?"

"¡Claro! ¿Recuerdas los yaks que estaban en la boda de Cadance y Shining Armor? Eran muy divertidos, y quería saber más sobre ellos, así que les he enviado cartas todos los días." Respondió Pinkie Pie sonriendo. "Yakyakistan queda muy lejos, pero finalmente me respondieron hace algunos días y me enviaron este genial instrumento musical como regalo."

"E… ¿Eso es un instrumento musical?" Preguntó Dusk muy sorprendido.

"Sí, he estado practicando todos estos días. Por eso es que estaba ocupada las tardes. ¡Quería practicar para mejorar lo antes posible!" Respondió Pinkie Pie, sonriendo y abrazando su nuevo instrumento musical favorito. "Justo ahora, estaba afinándolo un poco."

"Oh… Eso es bueno. Por un segundo pensé que así sonaba normalmente ese instrumento, jeje." Se rio Dusk aliviado.

"Claro que no. Cuando toco una canción, suena mucho mejor." Dijo Pinkie Pie, con una mirada llena de orgullo. "No es por presumir, pero creo que me he vuelto bastante buena tocando el yovidófono. ¡Quizás tenga un don y no lo sabía hasta ahora!"

"Así que esta era la sorpresa que tenías para mí… Bueno, entonces, ¡Escuchemos una canción!" Dijo Dusk sonriendo, sentándose en el césped frente a Pinkie Pie. Sin notar que sus amigas a su lado, se pusieron tensas al escuchar la propuesta de Dusk.

"Eh... bueno… Es cierto que esto era una sorpresa, pero es solo una parte de la sorpresa. Aún me faltan varias cosas para terminar la gran sorpresa que tengo preparada para ti." Respondió Pinkie Pie, sonrojándose y mirando amorosamente a Dusk. "Pero… ¡Está bien! Te mostraré un pequeño adelanto, pero recuerda, aún no está terminada, ¡Mi regalo sorpresa final será muchísimo más grande y mejor que esto!" Agregó Pinkie emocionada, con una gran sonrisa.

Pinkie Pie se puso en posición. Parándose en dos patas, sosteniendo el enorme yovidófono bajo una de sus patas delanteras, y poniendo su boca en uno de los tubos más delgados de aquel instrumento, que era la boquilla por donde se debía soplar. Por su parte, Dusk sonrió emocionado, pensando en lo interesante que sería escuchar un recital de un instrumento extranjero, más si su novia era una virtuosa, como ella misma lo había dicho. En tanto que las demás amigas de Dusk, se sentaron al lado del potro con miradas resignadas, y apenas lo hicieron, cada una de ellas sacó dos bolas de algodón que habían traído consigo, y se las pusieron en las orejas, para evitar que sus tímpanos reventaran ante lo que sabían que estaban a punto de escuchar.

Por los siguientes cinco minutos Dusk tuvo que mantener una enorme y forzada sonrisa mientras apretaba fuerte sus dientes, como reflejo al horrible ruido que estaba escuchando. Apenas Pinkie Pie comenzó a tocar ese exótico instrumento, Dusk finalmente entendió el por qué del alboroto de sus amigas. Al soplar en el yovidófono, la enorme bolsa de tela se inflaba y los grandes tubos de madera soltaban un ruido único, que parecía el ronquido de una quimera moribunda que se había atorado con un hueso en la garganta y chillaba pidiendo ayuda… No, incluso ese sonido hubiera sido más placentero.

"¿Y bien? ¿Qué te pareció?" Preguntó finalmente Pinkie Pie, luego de terminar su pequeño concierto.

"Eh… Sí… Es… Es único, jeje…" Sonrió Dusk. Quién había apretado tan fuerte sus dientes, que ahora se le hacía difícil dejar de sonreír con aquella exagerada sonrisa que tenía.

"¡Sí! ¡Sabía que te gustaría!" Dijo Pinkie Pie, con sus ojos brillando de emoción. Saltando para abrazar a Dusk. Mientras este aún luchaba con destrabar su tensa mandíbula. Lamentando no poder decirle la verdad a su novia, que escuchar su concierto de yovidófono había sido una de las torturas más grandes que había experimentado en su vida. Pero decir la verdad no era opción. Menos después de ver la vibrante sonrisa emocionada de Pinkie Pie.

"Sabes querida, se me ocurrió algo." Dijo Rarity mirando a Pinkie. Sacándose sutilmente el algodón de sus orejas, al igual que sus amigas. "¿Cómo puedes saber si estás tocando bien ese instrumento? Después de todo, es típico de Yakyakistan, y no he escuchado de ningún pony que lo toque antes."

"Sé que estoy tocándolo bien, porque me siento muy feliz al tocarlo." Respondió Pinkie Pie, sonriendo, sin pizca de duda. "Además, si le gusta a mi novio, eso es suficiente para mí." Agregó Pinkie, volviendo a abrazar fuertemente a Dusk.

"Yaaay…" Fingió emoción Dusk, forzando una sonrisa. Sintiendo que aunque sus oídos sangraran, no quería destruirle la ilusión a su querida novia.

"Aunque, ahora que lo mencionas, pensaba pedirle a algún yak músico que me diera algún consejo para tocar aún mejor el yovidófono." Dijo Pinkie Pie con una mirada pensativa.

"¿Piensas tomar clases por correspondencia?" Preguntó Dusk alzando una ceja.

"No, bobito. Lo preguntaré cuando esté allá, en Yakyakistan." Respondió Pinkie Pie sonriendo. Una respuesta que dejó un largo silencio en el aire, pues todos se quedaron callados, creyendo que habían escuchado mal.

"¿Quieres ir a Yakyakistan?" Preguntó Dusk confundido.

"No solo yo, 'Nosotros' iremos a Yakyakistan." Respondió Pinkie Pie sonriendo. "En la boda, el Príncipe Rutherford me invitó al Yickslurbertfest."

"¿El Yik-lurg-qué?" Preguntó Rainbow Dash, intentando repetir el trabalenguas que había dicho su amiga.

"El Yickslurbertfest. Es una de las fiestas más importantes de los yaks." Corrigió Pinkie Pie. "Cuando charlaba con el príncipe de los yaks, dijo que el Yickslurbertfest es mejor que cualquier fiesta pony, y que podía asistir, para que lo viera con mis propios ojos. ¡Lo marqué en mi calendario hace semanas!" Agregó Pinkie, sacando de la nada un calendario de papel, donde tenía marcado con letras gigantes el día de mañana.

"Pinkie… Yakyakistan queda muy lejos, ¡Más allá de la frontera norte de Equestria!" Dijo Dusk preocupado.

"Lo sé, pero ya prometí que iría. Y yo siempre cumplo mis promesas." Respondió Pinkie, marcando una cruz con su casco sobre su pecho.

Por unos segundos, Dusk se quedó con una mirada pensativa.

"Si el mismo príncipe de los yaks te invitó, supongo que no puedes despreciar su invitación. Más aún sabiendo el esfuerzo que la Princesa Celestia está poniendo para crear nuevas alianzas con otros reinos." Dijo Dusk luego de reflexionar un poco. "Además, Cadance y Shining deben estar allá ahora mismo… Quizás podríamos aprovechar la ocasión para saludarlos también."

"¿Entonces es un sí?" Preguntó Pinkie con una mirada llena de emoción. Mirando muy de cerca, cara a cara, a Dusk.

"Sí." Respondió Dusk. Feliz de ver la linda carita llena de emoción de su linda novia. No pudiendo evitar reírse un poco al ver que Pinkie Pie comenzaba a saltar de emoción.

"Hace mucho frio en el Norte. Deberán abrigarse para no atrapar un resfriado." Dijo Applejack con una mirada pensativa.

"Bobita, tú también irás." Dijo Pinkie Pie sonriendo. "¿No escuchaste lo que dije? Dije 'NOSOTROS iremos a Yakyakistan'." Agregó Pinkie Pie, apuntando a todas sus amigas y a Dusk. "¡Será muy divertido! Hace mucho que no salimos los seis a un viaje juntos."

Las amigas de Pinkie Pie se miraron entre sí con miradas inseguras.

"Uhm… ¿No preferirías ir solo tú y Dusk?" Preguntó Fluttershy con una mirada tímida.

"Después de todo, falta poco para que ambos terminen su noviazgo…" Pensaron preocupadas las cuatro amigas de Pinkie Pie. Sin querer decir aquello en voz alta.

"¡Nah-ah! ¡Quiero que mis nuevos amigos de Yakyakistan conozcan a mis mejores amigas!" Respondió Pinkie Pie sonriendo. "Después de todo, no solo Dusk es importante en mi vida." Agregó Pinkie Pie con una sonrisa más tierna. Adivinando lo que debían de estar pensando sus amigas y agradeciéndoles su preocupación.

"Yo también creo que es una grandiosa idea que vayamos todos juntos." Dijo Dusk, parándose al lado de su novia y sonriéndole a sus amigas.

Al ver que la pareja de novios genuinamente quería compartir ese viaje con todos ellos, finalmente las cuatro yeguas suspiraron y sonrieron, aceptando la invitación. Con Applejack y Rainbow Dash comenzando a emocionarse al imaginar lo genial que sería viajar tan al Norte, mientras que Fluttershy calmaba a Rarity, ya que la unicornio blanca comenzó a ponerse nerviosa al pensar que solo tendría un día para preparar su equipaje.

"Siempre es más divertido cuando estamos todos juntos." Dijo Pinkie Pie, aprovechando que sus amigas estaban distraídas para susurrar al oído de Dusk. "Pero aunque estemos todos juntos, mi sorpresa será solo para ti." Agregó Pinkie Pie, dándole a Dusk un rápido beso en la mejilla. Lo que hizo que Dusk se sonrojara, pensando en qué clase de regalo sorpresa estaba preparando su linda y amorosa novia.


Dado que Yakyakistan quedaba fuera de las fronteras de Equestria, no había tren que llegara directamente hasta allí, por lo que Dusk pensó que la mejor opción sería viajar en globo. Para ello, debió conversar con Cherry Berry, una yegua de pelaje rosa y melena rubia, que era dueña de un pequeño globo aerostático en Ponyville.

"¿¡Quieren ir hasta Yakyakistan!? Hmm… En teoría, el globo debería soportar, pero nunca ha hecho un viaje hasta allá." Dijo Cherry Berry luego que Dusk le dijera su destino, mientras él pagaba el alquiler del globo y sus amigas comenzaban a abordar.

"Pero tienes un servicio de viaje hasta Griffonstone, la distancia es casi la misma." Dijo Dusk alzando una ceja.

"Sí, pero la distancia no es el problema, si no las tormentas del Norte." Respondió Cherry Berry con una mirada pensativa. "Antes de llegar a Yakyakistan, deben pasar la 'Tormenta del Norte'. Es una zona que siempre esta con tormentas en toda época del año. Además, los pegasos de Cloudsdale enviaron hace meses un aviso de precaución, porque la tormenta se ha intensificado por alguna razón en los últimos meses, y no ha disminuido."

Tras pensarlo unos segundos, Cherry Berry contó a los pasajeros y los equipajes de todos.

"Seis pasajeros… Supongo que estarán bien si vuelan a la máxima altura, para no toparse con la tormenta." Dijo finalmente Cherry Berry, sabiendo que la famosa 'Tormenta del Norte' tenía la peculiaridad de estar presente a ras de suelo y no a gran altura. "Estarán bien, siempre que viajen LIGERO." Agregó Cherry Berry un poco molesta, apuntando hacia Rarity. Quien luchaba para intentar meter en el canasto del globo cuatro enormes maletas de viaje.

Tras convencer a Rarity de llevar solo una pequeña maleta, lo cuál no fue fácil, finalmente los seis ponies elevaron el globo aerostático y emprendieron el camino hacia el Norte. Con Dusk Shine manejando la llama del globo, siguiendo las instrucciones dadas por Cherry Berry para volar a la máxima altura que el pequeño globo podía.

"Es un largo viaje. ¿Qué les gustaría hacer?" Preguntó Applejack mientras el globo se alejaba de Ponyville.

"¡Ya sé! ¡Juguemos 'Veinte millones de preguntas'!" Gritó Pinkie Pie emocionada. "Siempre juego a eso con Gummy en los viajes largos. Ustedes deben hacer veinte millones de preguntas y adivinar en qué estoy pensando."

"Eh… ¿Veinte millones de preguntas no es demasiado?" Preguntó Applejack alzando una ceja.

"Pues si lo adivinan en menos, ganan." Dijo Pinkie Pie sonriendo.

Dado que las opciones de entretenimiento eran limitadas en el reducido espacio del canasto del globo, todos aceptaron jugar con Pinkie. Haciendo preguntas al azar para intentar encasillar poco a poco lo que fuera que Pinkie Pie hubiera escogido como concepto. Diez, cincuenta, cien, quinientas… La noche fue cayendo lentamente mientras el ánimo inicial del juego comenzó a decaer al ver que después de interminables preguntas, seguían sin adivinar lo que Pinkie Pie pensaba.

"¡Ya basta! ¿¡Cuál es el concepto!?" Gritó Rainbow Dash frustrada.

"Oh… Pero solo vamos en la pregunta mil setecientas cuarenta y tres." Dijo Pinkie Pie con una cara de puchero. Pero al ver que todos tenían caras de cansados, Pinkie Pie decidió hacerle caso a su amiga. "Está bien... Era fácil. En lo que estaba pensando... ¡Era en un Koosalagoopagoop!"

"¿¡Un qué!?" Preguntó Rarity confundida. "Esa cosa no existe."

"¡Claro que existe! Es un amigo imaginario que invente." Dijo Pinkie Pie llena de orgullo. "Es un dragón rechoncho, color amarillo, con un gran corazón en su pecho, que brilla si lo abrazas. Usa anteojos, y-"

"¡Los amigos imaginarios no son reales!" Interrumpió Rainbow Dash molesta. Dándose cuenta que habían perdido horas al tratar de adivinar algo que solo existía en la loca imaginación de su amiga.

"Los amigos imaginarios sí son reales. Aunque… Supongo que si no pueden verlo, no podían adivinar qué era…" Dijo Pinkie Pie, desviando la mirada con una mirada pensativa. "Entonces... ¿Quieren jugar otra ronda?"

"¡No!" Gritaron asustados los otros cinco ponies al mismo tiempo.

"Creo que lo mejor será dormir un poco, ya que ya es de noche, jeje." Agregó Dusk con una risita nerviosa. Viendo que, aunque todos amaban a Pinkie Pie, a veces era difícil compartir sus juegos.

"¡Oh! ¿Todos quieren dormir? ¡Entonces tengo la receta perfecta para ayudarlos!" Dijo Pinkie Pie con una enorme sonrisa. Entonces ella buscó algo en su bolsa de viaje y se lo mostró a sus amigos. "¡Les tocaré una canción de cuna!" Dijo Pinkie Pie, mientras sus amigos miraban con horror que su amiga había traído consigo su yovidófono.

Rápidamente las amigas de Pinkie Pie buscaron con espanto cerca suyo y se dieron cuenta que ninguna de ellas había traído consigo sus tapones para oído. Resignados, los cinco ponies pusieron sonrisas forzadas mientras miraban a Pinkie Pie, y ella comenzaba su concierto de yovidófono. Poniendo a prueba la resistencia de los tímpanos de todos los presentes, con un ruido infernal que estaba muy alejado de ser una dulce canción de cuna.

Viendo que la canción parecía no acabar nunca, Dusk miró a todas sus amigas. Todas estaban haciendo lo posible para soportar el ruido del yovidófono, todo por no querer herir los sentimientos de Pinkie Pie, que tanto disfrutaba tocando ese instrumento. Sin embargo, Dusk comenzó a cuestionarse ¿Qué tan bueno era hacer creer a Pinkie una mentira? Ella era horrible tocando aquel instrumento. Y mientras Dusk veía a sus amigas, sus ojos se concentraron en su ex novia, la honesta Applejack, quien justo en ese momento también miró a Dusk. El potro entendió que su honesta amiga ya no soportaba más y quería decirle la verdad a Pinkie, pero Dusk era su novio, y él sabía que si alguien heriría a Pinkie, debía ser él.

"Pinkie… ¡Pinkie! ¡Ya basta!" Gritó Dusk, para hacer oír su voz por sobre el ruido de Pinkie.

"¿Eh? Pero la canción de cuna no termina hasta que todos estén dormidos." Dijo Pinkie Pie confundida, deteniendo su concierto.

"Pinkie, yo… lo siento, te mentí." Dijo Dusk con una mirada apenada, luego poniendo una mirada más seria, para que Pinkie no malinterpretara lo que iba a decir. "La verdad es que no me gusta el yovidófono. Yo… creo que es demasiado ruidoso."

"¿Ruidoso? Pero en Yakyakistan los bebes yak se duermen con la música de yovidofono." Dijo Pinkie Pie confundida. Mirando a todos a su alrededor, quienes solo permanecieron en un sepulcral silencio.

Pinkie Pie miró sorprendida a Dusk, luego miró el yovidófono por un largo tiempo. Entonces ella abrió sus ojos con sorpresa al descubrir la verdad. Pinkie miró a todas sus amigas y se dio cuenta que todas desviaron la mirada, muy apenadas.

"No es el yovidófono… ¿Soy yo? ¿A ustedes no les gusta como YO toco el yovidófono?" Preguntó Pinkie Pie confundida.

"Bueno… No tenemos punto de comparación, ya que no sabemos cómo toca alguien que sí sabe tocar bien ese instrumento." Dijo Rarity con una mirada preocupada. Tapándose inmediatamente su boca al descubrir que sin querer había confirmado lo que Pinkie Pie temía.

"Oh…" Dijo Pinkie Pie con sorpresa. Bajando su cabeza y mirando sin expresión hacia abajo.

"Eres buena en otras cosas, Pinkie. No tienes que preocuparte por no saber tocar bien un tonto instrumento extranjero." Dijo Rainbow Dash, para intentar animar a su amiga.

"¡Así es! Eres buena haciendo fiestas, cocinando pasteles, siendo una gran amiga…" Dijo Fluttershy con una pequeña sonrisa. "Incluso, te hemos visto tocar diez instrumentos a la vez."

"Pero tocar el yovidófono… Definitivamente no es tu fuerte." Agregó Applejack, terminando la idea de Fluttershy.

"Por favor, no te sientas mal." Dijo Dusk, mirando preocupado a su novia.

"¿Qué? ¿Por qué me sentiría mal?" Dijo Pinkie Pie sorprendida, volviendo a sonreír. "Lo que dicen es verdad, soy buena en muchas otras cosas. Es imposible que sea buena en todo, jeje. Debieron decírmelo antes que trajera esto al viaje." Rio Pinkie Pie, encogiéndose de hombros y arrojando el yovidófono fuera del globo.

Dusk se sorprendió del gesto de Pinkie Pie y se apresuró al borde del globo, pero en medio de la noche, Dusk no pudo ver dónde cayó el instrumento de Pinkie.

"Dusk, no importa. Es solo un instrumento musical, no es tan valioso como la felicidad de mis amigas." Dijo Pinkie Pie sonriendo, acercándose a Dusk y mirándolo amorosamente. "Prefiero tener un viaje con todos mis amigos felices, ¡Eso es lo que de verdad importa! ¡Gracias por decirme la verdad!" Agregó Pinkie Pie, sonriéndole a sus amigas.

Al ver que Pinkie se tomó de muy buena manera la crítica que le hicieron, todos suspiraron aliviados y sonrieron. Incluso, bromearon un poco con lo tenso que creían que podía haberse vuelto todo. Bromas que la misma Pinkie Pie continuó, bromeando sobre su mala interpretación del yovidófono, causando risa entre sus amigas.

"¡Jeje! Bueno, supongo que ahora que no está ese molesto ruido, ahora sí podemos dormir." Dijo Pinkie Pie sonriendo. Comenzando a acomodarse para dormir un poco. Misma acción que hicieron las demás yeguas, que también estaban cansadas a esa altura de la noche. El único que permaneció en pie fue Dusk Shine, que se quedó mirando extrañado a Pinkie Pie mientras esta dormía de espaldas a él.

"¿De verdad Pinkie está bien?" Pensó Dusk Shine confundido.

La sonrisa de Pinkie Pie parecía la misma de siempre, y ninguna de sus amigas había notado nada extraño. Ellas conocían desde hacía más tiempo a Pinkie Pie, ¿Por qué él notaría algo distinto, si ellas no lo hicieron? Con ese pensamiento, Dusk decidió no acercarse inmediatamente a Pinkie Pie y esperar hasta el día siguiente para charlar con ella, sin darse cuenta que sus sospechas eran acertadas. Pues, durante todo ese mes, Dusk había visto día tras día, cara a cara, todas las sonrisas de Pinkie Pie. Sin darse cuenta, ahora él era el mayor experto en detectar el muy sutil cambio de humor en la pony que mejor sabía ocultar sus emociones en Equestria. Y aunque todo parecía bien, y la sonrisa de Pinkie Pie parecía perfecta, su sexto sentido de novio no podía dejarlo estar tranquilo por completo.


Tras un largo viaje, finalmente los seis ponies pasaron la frontera Norte de Equestria a la mañana siguiente. Con los rayos del alba, los ponies pudieron ver a lo lejos la entrada a Yakyakistan. Unos grandes muros de madera que rodeaban por completo el pueblo de los yaks. Y en la entrada, dos grandes estatuas de madera de dos yaks, parados en dos patas, cada uno sosteniendo un escudo y una gran antorcha encendida.

"Vaaaya… Debo admitir que la entrada es impresionante." Dijo Rainbow Dash mientras se acercaban a Yakyakistan y veían con mayor claridad lo enorme que eran aquellas estatuas y muros.

"Creo que lo mejor será aterrizar el globo en las afueras del pueblo." Dijo Dusk, controlando el fuego del globo para comenzar a descender. "Ya que somos extranjeros, lo mejor sería esperar a que ellos nos abran las puertas del pueblo."

"Podrías aterrizar cerca de esa carpa." Dijo Pinkie Pie, apuntando hacia una gran carpa que estaba justo a las afueras de las grandes puertas de madera.

Dusk se sorprendió de ver que aquella carpa se parecía mucho a las carpas de campamento que usaban normalmente los ponies. Y siguiendo su curiosidad, siguió la idea de Pinkie Pie y aterrizó justamente allí.

Al aterrizar, inmediatamente dos ponies salieron de la carpa. Sorprendidos de ver un globo aterrizando allí, y más aún al ver quiénes eran los que venían dentro del globo.

"¿¡Dusk!?" Preguntó Shining Armor, saliendo desde la carpa junto a Cadance.

"¡Shining!" Dijo Dusk sorprendido y emocionado. Ya que por un instante casi olvida que su hermano y su cuñada también estarían allí.

Los dos hermanos de la familia Sparkle se apresuraron para acercarse y saludarse. Emocionados de verse en ese remoto lugar. Sin embargo, apenas estuvieron a solo dos pasos de distancia uno del otro, ambos se frenaron y desviaron sus miradas avergonzados.

Ambos se habían apresurado para saludar de abrazo a su hermano. Después de todo, luego de haber arreglado sus problemas en la boda, ambos sabían que se habían vuelto más cercanos. Sin embargo, tantos años de no demostrarse afecto mutuamente en público, hizo que ambos aún se sintieran avergonzados y evitaran abrazarse, pese a que en el fondo sí lo querían.

"¡Huff…! La fuerza de la costumbre. Es algo que tienen que arreglar." Dijo Cadance acercándose a ambos y usando su magia para que ambos hermanos se tocaran y se abrazaran.

Ambos hermanos se sorprendieron al ser obligados a abrazarse, entonces ambos se miraron, se sonrojaron y se rieron al ver lo torpe que ambos eran para expresar su afecto. Abrazándose esta vez por su propia voluntad.

"Me alegra verte, Dusk." Dijo Shining sonriendo, luego de abrazar a su hermano.

"A mí también me alegra verte. A ambos." Dijo Dusk sonriendo, girándose para ver a Cadance. Entonces él no pudo evitar ver la carpa desde donde Cadance y Shining habían salido. "Ustedes… ¿¡Estaban durmiendo en esa carpa!?" Preguntó Dusk casi horrorizado. Pues Cadance era una princesa, y de ninguna forma era digno que alguien de su rango durmiera en esas condiciones.

"Sí, pero es más cómoda de lo que imaginas." Respondió Cadance con una sonrisa. Adivinando lo que Dusk debía de estar pensando.

"No quería que Cadance durmiera en un lugar así, pero la verdad, es que no nos quedó otra opción." Agregó Shining, desviando su mirada con una mezcla de molestia y temor. "Las negociaciones con los yaks… No han resultado como esperábamos."

Dusk miró las enormes puertas de madera que bloqueaban el acceso al pueblo de Yakyakistan, y luego volvió a mirar a su hermano.

"¿Los yaks no les han permitido entrar? Pensé que tras la boda, habían aceptado hacer tratados con Equestria." Dijo Dusk confundido.

"Sí... Pero luego que llegamos aquí, todo se complicó." Respondió Shining, rascándose su cabeza incómodamente. "Hace unos días, Cadance, Sunset y yo llegamos para presentar nuestros respetos al Príncipe de los yaks..."

"¿Sunset?" Preguntó Dusk Shine, cerrando un ojo adolorido. Como si hubiera tenido una fugaz migraña. "La... ¿La señorita Sunset Glimmer? ¿La alumna de Cadance?" Preguntó lentamente Dusk, como si le costara recordar la figura de aquella yegua encapuchada que conoció en la boda de su hermano.

Aquello no pasó desapercibido para Cadance y las demás yeguas, quienes pusieron miradas asustadas, ya que sabían la verdad tras aquella extraña actitud de Dusk. Por su parte, solo entonces Shining puso cara de sorpresa, ya que por poco olvida que, por lo que le contó su esposa, Dusk no debía recordar a Sunset Shimmer bajo ninguna circunstancia.

"Eh… Sí… Sunset Glimmer… ¡En fin!" Dijo torpemente Shining, intentando continuar rápidamente con su historia para que Dusk olvidara que acababa de nombrar a Sunset. "Finalmente, los tres le entregamos varios regalos al Príncipe Rutherford, pero él pareció no apreciarlos, ya que ni se inmutó al recibirlos. Entonces… la alumna de Cadance pensó que lo mejor sería mostrar nuestro respeto haciendo el tradicional 'saludo yak', que ella estudió en un viejo libro. Este constaba de hacer dos fuertes pisotones en el suelo antes de saludar a la realeza. Sin embargo, la alumna de Cadance no sabía que luego del pisotón ceremonial, había que 'chocar cuernos' y que cuando el príncipe se lanzó sobre Sunset para realizar el choque de cuernos, esta pensó que la estaban atacando y lanzó al príncipe por los aires."

"¿¡Arrojó con magia a un miembro de la realeza de otro reino!?" Preguntó Dusk muy sorprendido. "No me extraña que el príncipe se haya enojado."

"En realidad, no fue por eso que se enojó…" Dijo Shining apenado. "Luego que la alumna de Cadance arrojara al príncipe, nos asustamos y le pedimos a Sunset que abandonara el pueblo de los yaks antes que todo se arruinara. Entonces, nosotros corrimos a pedirle perdón al príncipe. Pero el príncipe no se molestó porque lo arrojaran. Al parecer, ya que Sunset no tenía cuernos, descartó que eso era un saludo yak, y pensó que era una saludo ceremonial de los ponies. Pero finalmente sí se enojó, ¡Cuando no vio a la alumna de Cadance allí! Ella huyó tan rápido, siguiendo mis órdenes, que el príncipe pensó que se fue sin despedirse, y al parecer, eso es un gran insulto para los yaks."

"¿Se enojó por eso y no por qué lo arrojaran por los aires?" Preguntó Dusk muy confundido.

"La personalidad de los yaks es… bastante especial." Dijo Cadance con una débil sonrisa nerviosa.

"Luego que la alumna de Cadance se fuera, el príncipe no nos habló en días, y dijo que solo nos hablaría luego de las fiestas." Agregó Shining, continuando con su historia. "Todos esos días, el príncipe no nos hablaba, pero al menos seguíamos dentro del pueblo. Sin embargo, lo peor sucedió hace dos días, cuando empezó el festival de los yaks. Ellos pisoteaban tan fuerte y tocaban música tan alto, que finalmente hicieron que una avalancha cayera sobre ellos, cubriendo todo el pueblo con nieve."

"Entonces… ¿El pueblo está destruido?" Preguntó Dusk aún más confundido, ya que los muros del pueblo se veían intactos.

Cadance y Shining se miraron mutuamente con miradas preocupadas, y se acercaron más a Dusk, para hablarle en un susurro y que su conversación solo pudiera ser escuchada por Dusk y sus amigas.

"Cuando todo estaba cubierto por nieve, ofrecimos ayudar al príncipe y su pueblo, pero él se negó." Siguió hablando Shining, en un volumen muy bajo. "Finalmente, cuando Cadance vio a los pequeños yaks gemir por el frio y el hambre, fue que ella se molestó. Cadance fue a insistir al príncipe que recibiera su ayuda, y como el príncipe siguió negándose, Cadance le dijo que era un mal líder y un terco obstinado."

"Estaba muy molesta, y el príncipe también lo estaba." Agregó Cadance con una mirada arrepentida. "Así que ordenó que nos largáramos y dijo… que si todas las princesas ponies eran como yo, entonces los yaks no solo no harían tratados con los ponies, si no que… ellos irían a la guerra, por insultarlos."

"Los yaks… ¿¡Irán a la guerra contra Equestria!?" Gritaron Dusk y sus amigas. Totalmente sorprendidos, sin poder creer lo que acababan de escuchar.

"Se suponía que venía a formar una alianza, y ahora, en vez de eso, hice que un reino nos declarara la guerra…" Dijo Cadance, al borde de las lágrimas. Mientras que Shining se le acercó y la abrazó.

Mientras su asombro pasaba, Dusk miró de reojo hacia las murallas del reino de los yaks, las cuales estaban en perfectas condiciones, e incluso, se veía humo y escuchaban risas desde detrás de estas.

"Espera… Algo no encaja." Dijo Dusk con una mirada perspicaz, alzando una ceja. "Si había tanta nieve como para hacer que Cadance temiera por el bienestar de los yaks, ¿Cómo es que los yaks parecen estar bien dentro de sus muros?"

"Eso es, porque los ayudé sin que se dieran cuenta." Susurró Cadance, mirando seriamente a Dusk.

"¿¡Qué!?" Pensó Dusk, creyendo haber escuchado mal.

"Ayer, Cadance y yo decidimos que los pequeños yaks no se merecían pasar unas fiestas congelados solo por la terquedad del príncipe." Dijo Shining susurrando, con una mirada firme. "Así que entramos en la noche a escondidas y derretimos toda la nieve con nuestra magia. Incluso arreglamos sus cabañas… Fue una suerte que los yaks tengan el sueño tan pesado."

"Pero… ¡Eso era justo lo que el príncipe no quería que hicieran!" Dijo Dusk asustado, casi en un grito. Hasta que Shining y Cadance se apresuraron a taparle la boca.

"¡Por eso estamos susurrando!" Dijo Shining molesto, con un grito ahogado en un susurro.

"Nunca permitas que el sentido de la moral te impida hacer lo que es correcto." Dijo Cadance seriamente, con una astuta frase, precisa para la ocasión.

"Aunque ahora el pueblo está bien, él no puede saber que nosotros ayudamos. Y lo peor, es que sigue sin querer hablarnos, ¡Y hoy termina el festival!" Dijo Shining asustado, volviendo a hablar con normalidad. "Si no resolvemos esto hoy, ¡Equestria irá a la guerra!"

Tanto Dusk como sus amigas se quedaron en completo silencio, con miradas asustadas. Si Shining y Cadance estaban asustados, significaba que de verdad la situación era muy grave, ¿Qué podían hacer para ayudar? Comenzó a pensar Dusk asustado, mientras un tenso silencio quedó suspendido en el aire.

"¡Jojojo!" Una voz grave estalló en risa cerca de donde estaban los ponies, rompiendo la seriedad del momento. Entonces todos los ponies se giraron y abrieron sus ojos con sorpresa al ver que las puertas de Yakyákistan se habían abierto. Y en la entrada, había un gran y peludo yak riéndose a carcajadas junto a Pinkie Pie. Ninguno de los demás ponies se había percatado de la ausencia de la pony rosa, y mucho menos ninguno de ellos se imaginó que Pinkie Pie lograría que abrieran tan fácil las puertas del reino de los yak.

"Pinkie… ¿C-Cómo hiciste que abrieran las puertas?" Preguntó Dusk, acercándose hacia Pinkie Pie con cara de asombro. Casi tan asombrado como Shining Armor, que estaba casi en shock al ver a Pinkie reír junto a un yak.

"Solo toqué la puerta." Respondió Pinkie Pie encogiéndose de hombros. "Cuando toqué, vi que el guardia era Yojan. Lo conocí en la boda de Cadance, é era uno de los guardias que acompañaba al príncipe."

"¡Qué ser todo este escándalo!" Dijo repentinamente una fuerte voz desde detrás del muro.

Las grandes puertas de madera se abrieron en su totalidad, dejando ver a otro yak, que Dusk pudo reconocer de la boda de Shining y Cadance, ya que ese yak tenía más adornos de oro que cualquier otro yak, y su voz era muy imponente. Él era el Príncipe Ruttherford, líder de los yaks.

"¡Pony rosa! ¡Qué alegría verte de nuevo!" Dijo el príncipe, acercándose a Pinkie y sonriéndole. "¿Qué hacer aquí?"

"Tú me invitaste, ¿Recuerdas, príncipe? En la boda, dijiste que era bienvenida para la fiesta del Yickslurbertfest." Dijo Pinkie Pie con una gran sonrisa.

Por varios segundos, el príncipe Rutherford se quedó en silencio. Probablemente con una mirada pensativa mientras intentaba recordar. Pero era difícil de decir, dado que él, al igual que la mayoría de los yaks, tenían sus rostro casi completamente ocultos bajo sus largos pelajes.

"¡Por supuesto que no olvidar! ¡Yaks nunca olvidar!" Dijo Rutherford fingiendo indignación. Pues la verdad era que no recordaba aquello. Pero obviamente, no lo reconocería frente a otros.

"Sé que solo me invitaste a mí, pero esperaba que pudieras aceptar a mis amigos conmigo." Dijo Pinkie Pie con una tímida sonrisa, apuntando hacia los demás ponies.

"¡Hmpf! Si ser amigas de pony rosa, entonces está bien." Dijo el príncipe yak, con un pequeño bufido. Hasta que se giró a ver a Cadance y Shining. "Pero no ellos dos. Princesa pony y pony blanco ofendieron a los yaks. Ellos no poder entrar."

Shining Armor abrió su boca para decir algo, sin embargo, Cadance tocó su costado para que se detuviera. Ella no quería arruinar aún más el problema causado con los yaks. Además, ahora, gracias a Pinkie Pie, había una pequeña luz de esperanza, y para ello, solo debían confiar en Dusk Shine y sus amigas.

"Lamentamos haberlo ofendido, príncipe. Aceptaremos su decisión y esperaremos aquí." Dijo Cadance solemnemente. A lo que Rutherford respondió simplemente con un pequeño bufido molesto.

El príncipe le indicó a Pinkie que lo siguiera, y tanto ella como Dusk y sus amigas caminaron para atravesar las puertas del pueblo.

"Dusk, debes tener cuidado. Los yaks tienen costumbres extrañas, y son muy sensibles, aunque no lo parezcan." Susurró rápidamente Shining al oído de su hermano, antes que se separaran.

"Tranquilo, solucionaremos este problema." Susurró Dusk, mirando de reojo a su hermano con una gran sonrisa.

Luego que Dusk y sus amigas atravesaran las puertas, los guardias yaks comenzaron nuevamente a cerrar las puertas lentamente. En tanto que Shining se quedó mirando como se alejaba su hermano, teniendo una mirada preocupada al verlo. Por un segundo, recordando aquel día que él acompañó a Dusk a su primer día de escuela, y también lo dejó solo, sin ayuda… por años.

"No más… No volveré a dejarte solo, ni dejaré que cargues con todo el peso de Equestria tú solo." Pensó Shining preocupado, poniendo una mirada seria. "Debo encontrar una manera de entrar y asegurarme que todo saldrá bien." Pensó Shining, sintiendo que solucionar una posible guerra, era demasiada responsabilidad para su pequeño hermano.

Por su parte, Dusk y sus amigas vieron con mucho interés el pueblo de Yakyákistan, pues nunca habían conocido un pueblo yak. Todas las cabañas parecían ser muy simples. Hechas de barro, con techos de paja. Además, habían varias antorchas por todos lados, mientras que el suelo se repartía entre tierra húmeda y nieve. En la opinión de los ponies, no se veía demasiado acogedor, pero a los yaks parecía no molestarles, pues todos se veían sonrientes bajo sus rostros ocultos por pelaje.

"Príncipe Rutherford… Es… ¿Es cierto eso de que irás a la guerra contra Equestria?" Preguntó Pinkie Pie preocupada, mientras ella y sus amigas se adentraban en el pueblo.

"¡Hmpf! Eso pasar porque princesa pony ofendió a los yaks y a mí. ¡Yo no ser terco! ¡Y no necesitar su ayuda! Ella insistir que yo tener que pedir ayuda, y finalmente problema solucionarse solo. Ahora ponies pagar consecuencias de tener una princesa insolente." Respondió Rutherford molesto. Hasta que vio la mirada preocupada de Pinkie Pie y le dio un pequeño empujón amable. "Pero pony rosa no preocupar. Yaks no atacar amigos."

Ante la muestra de afecto de Rutherford, Pinkie simplemente puso una débil sonrisa insegura. Después de todo, ¿De qué servía que los yaks no la atacaran a ella si atacaban a todos los demás ponies? En tanto que Dusk y las demás ponies, pusieron miradas asustadas al comprobar de la propia boca del príncipe que sí estaba dispuesto a ir a la guerra.

"Aquí tener un espacio disponible." Dijo Rutherford, una vez llegaron a un sector donde habían varias cabañas, muy juntas una de la otra. "Aquí yaks poder construir una cabaña para pony rosa y sus amigos. ¡Yaks ser muy buenos y rápidos para construir cabañas!" Agregó el príncipe yak con orgullo. Hasta que miró de reojo a Dusk e hizo una pequeña pausa. "O quizás, a ponies gustar más dormir en su propia carpa."

"Yo… Creo que una carpa sería lo mejor. Después de todo, no queremos ser una molestia." Respondió Dusk inclinando con solemnidad la cabeza. Pensando que la mejor opción era mostrarse humilde y no hacer trabajar de más a los yaks.

Lamentablemente Dusk no alcanzó a ver a Pinkie Pie antes de responder. Quien, apenas escuchó que Dusk elegía dormir en una carpa en vez de una cabaña, le hizo señas desde detrás del príncipe yak, para que dejara de hablar. Lamentablemente, muy tarde para detener la respuesta de Dusk.

"¡No ser molestia! ¡Ponies siempre ofender yaks!" Replicó molesto Ruttherford. Haciendo un gran bufido y continuando con su caminata muy malhumorado. Dejando a Dusk Shine y sus amigas muy confundidos.

"No puedes rechazar algo que te ofrece un yak." Dijo Pinkie Pie, susurrándole a Dusk y sus amigas. "A ellos no les importa trabajar, con tal de hacer bien las cosas. Ellos nos ofrecieron hacer una cabaña, y que no la aceptaras, ¡Es como si los hubieras despreciado!"

"Él… Nos estaba poniendo a prueba…" Pensó Dusk con una mirada sorprendida. "Parece que esto de la diplomacia, será más complicado de lo que pensé..."

Los ponies se apresuraron a seguir a Rutherford, y gracias a las grandes habilidades sociales de Pinkie, el malhumor del príncipe pasó rápidamente, y él continuó mostrando el pueblo a su amiga rosa y a sus molestos acompañantes. Así fue que llegaron a un lugar lleno de troncos, donde, por alguna razón, varios yaks pisoteaban y rompían con sus pezuñas y cabezas, hasta hacerlos añicos.

"Este ser lugar de pisotones. Aquí yaks reunirse a pisotear cosas." Dijo Rutherford, aprovechando para tomar un grueso tronco con su pezuña, y rompiéndolo de un golpe con su cabeza.

"Oh… ¡A mí también me encanta romper cosas!" Dijo Pinkie Pie. Viendo una pequeña rama que había en el suelo y comenzando a pisotearla.

Por un segundo, Dusk hubiera jurado que el príncipe sonrió fugazmente, pero no estaba seguro. De lo que sí estaba seguro, era que ahora Rutherford lo miraba a él fijamente. A pesar de no ver sus ojos, cubiertos por su pelaje, Dusk de igual forma sintió la penetrante mirada del príncipe que nuevamente lo estaba poniendo a prueba. No era necesario que dijera nada, Dusk entendió a la perfección lo que le estaba exigiendo con la mirada. El príncipe quería que diera su opinión sobre su más sagrada tradición, los pisotones.

"Vaya… ¡Es asombroso ver la fuerza que tienen los yaks al romper cosas." Dijo Dusk, exagerando su asombro. Hasta que se dio cuenta que alabar la fuerza de los yaks podía evidenciar que los ponies son menos fuertes físicamente, y fomentar aún más que fueran a la guerra. "¡M-Mi amiga Applejack también es muy buena golpeando cosas! Ella es capaz de sacudir enormes manzanos solo con el poder de sus cascos traseros." Agregó Dusk nervioso, tratando de cambiar de tema.

"Oh, sí. Yo siempre estoy golpeando manzanos y pateando cosas." Agregó Applejack, desviando la mirada nerviosa, ya que estaba exagerando un poco la verdad. "Es agotador, pero es parte de mi trabajo."

"¡Hmpf! Para yaks no ser agotador. ¡A yaks relajar romper cosas!" Gritó molesto Rutherford, desviando la mirada y volviendo a caminar. Causando que Pinkie Pie saliera nuevamente tras él para calmar su malhumor. En tanto que Applejack y los demás se quedaron con miradas cansadas, ya que parecía que jamás entenderían a los yaks.

Lo siguiente en el tour, fue que Rutherford los llevó a una gran fogata. Donde algunos yaks estaban reunidos a su alrededor contando historias.

"...Y así es como se fundó nuestro gran pueblo, entre estas dos grandes montañas. Entre el 'Dos cuernos' y el 'Escupefuego', que con los años, cambiaron sus nombres." Terminó de contar la historia un viejo yak, apuntando a las dos montañas que quedaban en extremos opuestos de Yakyákistan.

"Bien hecho, anciano Tormand. Contar con gran emoción la historia de nuestro pueblo." Dijo Rutherford, aplaudiendo al igual que los demás yaks, y los ponies. Quienes decidieron simplemente imitar todo lo que hiciera el príncipe. Entonces Rutherford miró nuevamente a Dusk, esperando su reacción.

"Fue… Una muy buena historia." Dijo Dusk. Decidiendo que lo mejor sería no explayarse para no arruinarlo diciendo algo de más.

"Sí, muy buena."

"Fabulosa."

"Genial."

Respondieron las amigas de Dusk. Todas siguiendo la estrategia de pocas palabras del potro lavanda. En tanto que Rutherford se los quedó mirando un largo rato en silencio, hasta que finalmente explotó.

"¡No suficientes palabras! ¡Deber decir cómo sentirse! ¡No solo decir estar bien! ¡Hmpf!" Gruñó Rutherford. Nuevamente dándose la vuelta para seguir su camino. Mientras los ponies se quedaron pasmados, sin saber qué hacer para que el príncipe no les dijera que estaban haciendo algo mal.

Tras calmar a Rutehrford con una broma, Pinkie Pie logró nuevamente calmar al explosivo príncipe yak, y la siguiente parada fue una gran cabaña donde tres yaks preparaban grandes pasteles que otros yaks devoraban casi al instante, luego que se los sirvieran.

"Este ser tradicional pastel yak… ¡Pruébenlo!" Ordenó Rutherford, mirando a los ponies.

Al instante, Pinkie Pie abrió cómicamente su boca y devoró el pastel de un bocado, mientras que los demás ponies intentaron hacer lo mismo, sin tener tanto éxito de poder devorarlo tan rápidamente.

"¡Mmmm! ¡Estaba delicioso!" Dijo Pinkie Pie, pasando su lengua por su boca. "Creo que detecté una pizca de vainilla, ¿Verdad?" Agregó Pinkie Pie con una mirada pensativa. Tan experta repostera, que reconoció ese importante ingrediente de inmediato.

"Así es, pony rosa." Respondió Rutherford complacido. "Estas tierras ser muy frías para cultivar vainilla, así que una vez al año algunos yaks viajar al Sur, en busca de esencia de vainilla."

"¡Oh! En Equestría hay muchos ponies que cultivan vainilla y otras especias." Dijo Dusk, abriendo sus ojos con astucia. "Si en vez de una guerra, se pactara un tratado comercial, los ponies podrían-"

"¡No hacer tratado con ponies! ¡Yaks ir a la guerra!" Interrumpió Rutherford molesto. "¡Tú querer engañarme! Pero yo ser muy listo para saber lo que planeas. Ustedes ponies no entender nada de los yaks. ¡Ustedes nunca poder ser amigos de los yaks!"

Tras gritarle a Dusk, Rutehrford se dio la vuelta y se volvió a alejar. Seguido por Pinkie Pie, quien rápidamente lo siguió para nuevamente enmendar las cosas. Por su parte, Dusk se quedó quieto, con una mirada apenada, al darse cuenta de lo tonto que fue en creer que podría engañar al príncipe Rutherford.

"Quizás él tenga razón… Somos muy distintos… Jamás podríamos entendernos, y menos ser amigos…" Murmuró Dusk con una seria mirada de preocupación.

"Dusk, no te rindas… Debe haber algo que podamos hacer." Dijo Fluttershy, acercándose a Dusk para consolarlo. "Una guerra… ¡Eso es algo tan horrible que no quiero siquiera imaginarlo!" Agregó Fluttershy asustada.

"Sí, tú tranquilo." Agregó Rainbow Dash, sonriendo con confianza. "Debe haber alguna forma que ese cabeza dura de Rutherford entienda que sí los entendemos."

Por varios segundos, Dusk se quedó con una mirada pensativa. Hasta que finalmente se le ocurrió una idea para mostrarle al príncipe que sí podían entenderlos. Tras explicar su plan, Applejack y Rainbow Dash siguieron las instrucciones de Dusk y se alejaron para cumplir su misión. En tanto que Dusk, Rarity y Fluttershy se apresuraron para seguir a Pinkie Pie y Rutherford, quien parecía estar de mejor humor, luego que Pinkie le contara la vez que Luna le hizo una broma a Celestia.

"Esta ser choza para dormir." Dijo Rutherford, guiando a Pinkie y los demás ponies hacia una gran choza, donde varios yaks dormían sobre grandes montones de paja. "¿Hmm? ¿Acaso no haber más ponies antes?" Preguntó Rutherford, al notar la ausencia de Rainbow Dash y Applejack.

"Eh… ¡Sí! E-Ellas fueron al baño, jeje. Ya regresarán." Respondió rápida y torpemente Dusk. Ya que por poco casi olvida que los yaks pensaban que era un desprecio si alguien se iba sin despedirse, como lo había hecho la alumna de Cadance. "Le pido mil perdones, su alteza. Lo que sucede, es que las chicas se sentían un poco mal del estómago, y-"

"¡Shhh! ¡Silencio! Esta ser choza para dormir, no hablar." Dijo Rutherford molesto. Nuevamente desviando la mirada indignado.

"¡Pero si tú fuiste quien me preguntó!" Pensó Dusk molesto. Hasta que cerró sus ojos y respiró hondamente para calmarse.

"¡Shhh!" Chilló nuevamente Rutherford. Molesto por la ruidosa respiración de Dusk.

Haciendo uso de toda su paciencia, Dusk se mantuvo en silencio, hasta que finalmente Rutherford los guió fuera de la choza para dormir.

"Ahora ir a choza musical." Dijo Rutherford, comenzando a caminar. En tanto que Dusk le hizo una seña a Fluttershy para que continuaran con su plan.

"Uhm… Con su permiso, alteza. Iré un momento al baño." Dijo Fluttershy, haciendo una pequeña reverencia y apresurándose para alejarse.

"Hmm… Ponies ir mucho al baño." Dijo Rutherford con una voz sospechosa. Pero finalmente se encogió de hombros y siguieron su camino hasta otra gran choza, que a diferencia de la anterior, era bastante ruidosa.

Al interior de dicha choza, Dusk y Rarity se sorprendieron de ver que había un viejo yak tocando el extraño instrumento que Pinkie Pie había estado tocando antes, el famoso yovidófono. Sin embargo, para su sorpresa, el anciano yak tocaba una dulce melodía con aquel extraño instrumento. Aún seguía siendo bastante ruidoso, pero las notas musicales se podían entender claramente.

"Vaya… Sí era un instrumento musical después de todo…" Susurró sorprendida Rarity a Dusk.

"Eso significa… Que teníamos razón… Pinkie Pie era quien tocaba horrible ese instrumento…" Pensó Dusk con una mirada apenada. Mirando de reojo a su novia.

Al entrar a la choza musical, Pinkie Pie quedó tan sorprendida como Dusk y Rarity al escuchar al anciano yak y su yovidófono. Sin embargo, luego de la sorpresa, ella desvió la mirada y puso una muy triste mirada. Justo en ese instante, ella notó que Dusk la miró, y ella rápidamente cambió de actitud y volvió a sonreír con su acostumbrada alegría… su misma sonrisa de siempre.

"No… Ahí está de nuevo. Ahora estoy seguro." Pensó Dusk, abriendo con sorpresa sus ojos. "Es casi perfecta, pero ella está fingiendo esa sonrisa..."

"Vaya… La manta que viste aquel músico se ve divina." Dijo repentinamente Rarity, distrayendo a Dusk. Fijándose en la vestimenta del músico.

"¡Por supuesto! Ser manta yak. Las mantas yak ser las mejores." Respondió Rutherford, dando un pequeño bufido de orgullo. "Pony blanca con cuerno tiene buen ojo."

Al escuchar aquello, Dusk le hizo una seña a Rarity con sus ojos, y ella inmediatamente entendió que ahora era su turno de seguir con el plan.

"Perdone, su alteza. Pero debo ir al baño a retocar mi maquillaje." Dijo muy educadamente Rarity, apresurándose para salir de allí y reunirse con sus demás amigas.

"¡Hmpf! Ponies hembras ir mucho al baño… Tal vez deber ir a buscarlas." Dijo Rutherford, nuevamente fijando su mirada en Dusk Shine.

"Oh, no se preocupe, ellas estarán bien." Respondió Dusk, esta vez, sabiendo que nuevamente el príncipe lo estaba poniendo a prueba. "Además, nunca me perdería un concierto de yovidófono, tocado por alguien tan virtuoso." Agregó Dusk, alabando al viejo músico yak, quien no pudo evitar sonrojarse por el halago.

"Hmm… ¡Buena respuesta!" Dijo Rutherford tras una pequeña pausa. Finalmente satisfecho que aquel potro entendiera un poco mejor a los yaks.

"Haaah… Ojalá yo pudiera tocar así de bien el yovidófono." Dijo Pinkie Pie sonriendo, acercándose a Dusk para apoyar su cabeza bajo la suya.

"No es necesario. Ya eres perfecta tal y como eres." Respondió Dusk sonriendo y apoyando su cabeza sobre la de su novia. Creyendo dar una linda respuesta a su novia. Sin darse cuenta que esta vez, acertó con la respuesta al príncipe, pero falló con la respuesta a su novia...

Tras terminar el concierto de yovidófono, Dusk le pidió al príncipe Rutherford si podía darle otro tour rápido por las cabañas, para ver lo bellamente construidas que estaban. Obviamente, siendo todo una excusa, ya que, para que funcionara su plan, sus amigas debían tener todo el tiempo posible.

Finalmente, tras un largo tour por cada cabaña del pueblo, el príncipe llevó a Dusk y Pinkie Pie al lugar donde habían comenzado su tour. Allí, Rutherford abrió con sorpresa sus ojos al ver que habían varios yaks reunidos por alguna razón, viendo algo y charlando animadamente.

"¿Qué suceder aquí?" Preguntó Rutherford, abriéndose paso para ver qué era lo que todos veían. Entonces él se sorprendió al ver que en el lugar que él mismo había asignado para que los ponies pusieran su carpa, ahora había una pequeña cabaña yak. "¿De dónde salir esta cabaña?"

"Yo la hice." Dijo repentinamente Rainbow Dash, apareciendo entre la multitud. "Los muros son de barro, nada difícil de construir. Aún así, era mucho trabajo para mí sola, así que le pedí ayuda a un par de estos chicos." Agregó Rainbow Dash, apuntando a un par de jóvenes yaks, que posaron orgullosos cuando la pegaso los apuntó. "Y eso no es todo… ¡Mire adentro!" Agregó Rainbow Dash, empujando al príncipe para que entrara a la cabaña.

"Hice estas camas de heno, igual a las que ustedes usan en la choza para dormir." Dijo Fluttershy, quien ya estaba dentro de la cabaña. Mostrándole al príncipe dos camas de heno que, en efecto, eran casi idénticas a las que usaban los yaks.

El príncipe, en un principio sorprendido, se acercó a inspeccionar más de cerca las camas de heno. Sin embargo, hubo algo más que lo distrajo.

"¿¡Qué estar usando!?" Preguntó Rutherford, con una mezcla de sorpresa y disgusto. Apuntando a Rarity, que también estaba allí.

"Esto, son bufandas que hice, tomando como diseño sus tradicionales ropajes." Respondió Rarity, luciendo una bella bufanda tejida, que tenía el mismo diseño de las mantas de los demás yaks. "Parece que a ellos les encantó." Agregó Rarity, apuntando a una joven yak, que vestía una bufanda similar a la de Rarity, y las demás yaks la miraban con mucho interés.

"'¡Sniff! ¡Sniff!' ¿Y ese olor?" Preguntó Rutherford aún más sorprendido, sin alcanzar a terminar un pensamiento antes que algo nuevo lo distrajera.

"Este es el pastel tradicional de los yaks. Lo hice con la misma esencia de vainilla que ustedes ocupan." Respondió Applejack, mostrándole al príncipe un gran pastel, idéntico al que habían visto antes, que cocinaban los yaks. "¿Por qué no lo prueba?"

El príncipe Rutherford olió con desconfianza el pastel, y luego, tras varios segundos, finalmente se decidió y le dio una gran mascada.

"¿Lo ve, principe?" Dijo Dusk mientras Rutherford comía el pastel de Applejack. "A nosotros nos importan mucho los yaks. Tanto, que pusimos atención a todas sus tradiciones, y quisimos-"

"¡Esto no ser pastel tradicional yak!" Gritó Rutherford molesto, escupiendo el pastel. "No tener suficiente vainilla."

Entonces Rutherford se giró hacia la joven yak que tenía la bufanda, tocó la bufanda entre sus pezuñas y luego se la quitó a la joven yak y la arrojó muy lejos de allí.

"¡Esta tampoco ser ropa yak! ¡No tener algodón yak!" Gritó Rutherford molesto. Mientras la pobre joven yak miró con tristeza hacia donde habían arrojado su linda bufanda nueva.

Rutherford corrió hacia una de las camas de heno y saltó sobre ella.

"¡Esta tampoco ser cama yak! ¡Muy poco heno!" Gritó Rutherford, deshaciendo la cama de heno de tanto que saltó en ella.

Finalmente Rutherford miró las paredes de la cabaña y bufó con ira. Entonces, Dusk se anticipó a lo que sabía que sucedería e hizo que todos salieran corriendo de la improvisada cabaña. Justo cuando todos salieron, Rutherford le dio un fuerte golpe a la cabaña y esta se derrumbó por completo. Así, fue como todos los ponies se quedaron con miradas pasmadas y espantadas, viendo cómo el príncipe yak destruyó tan fácilmente lo que hicieron con tanto esfuerzo.

"Esto… ¡Esto no era necesario!" Gritó Dusk molesto. Finalmente decidiendo enfrentarse al príncipe yak.

"En estas montañas siempre haber avalanchas… Decirme, pony morado. ¿Qué pasar si yo dejar dormir a otros en cabaña mal construida?" Dijo Rutherford, bufando y mirando enojado a Dusk. Quien por su parte, no se esperó dicha pregunta, e inconscientemente pasó a estar a la defensiva.

"Yo… Bueno…" Tartamudeó Dusk, que aún intentaba mantenerse firme.

"Y las camas de los yaks deber soportar peso de yaks. Por eso deber tener más heno." Dijo Rutherford molesto. "Y las mantas y pasteles, son tradiciones yak. ¡Deber ser perfectas! ¡Esa es la tradición yak! ¿Qué pensar ponies si yo burlarme de fiesta de sol que celebrar ponies?"

Rápidamente Dusk se dio cuenta que Rutherford solo había parecido irracional en su enojo, pero, aunque actuara con fuerza desmedida, sus razones eran totalmente lógicas. Dusk y sus amigas habían actuado con la mejor de las intenciones, pero lo cierto era…

"Ponies no entender yaks. Si no entender, no poder ser amigos." Dijo Rutherford, desviando molesto la mirada. Diciendo en voz alta la conclusión a la que Dusk había llegado en su mente. "Lo mejor es que ponies irse."

"No… Principe Rutherford. No fue su intención insultarlos." Dijo Pinkie Pie muy preocupada, intentando calmar la situación. "Dusk y mis amigas… Ellos solo…"

"Tú ser buena pony, entender a yaks." Dijo el príncipe con una pequeña sonrisa. Por alguna razón, volviendo a mirar de reojo a Dusk. "Pero demás ponies me decepcionaron… Ellos no listos para ser amigos de yaks."

Sin decir nada más, el príncipe se apartó finalmente de Pinkie Pie y se fue, sin decir nada más. Dejando a los seis ponies con miradas abatidas.

"No es su culpa… A mi y a Cadance nos pasó lo mismo…" Dijo repentinamente una voz cerca de Dusk. Entonces el potro lavanda miró asustado a su lado y vio que allí no había nadie. Sin embargo, su entrenamiento mágico le hizo percatarse que una extraña aura estaba parada justo a su lado.

"¿¡Shining!? ¿Estás usando un hechizo de invisibilidad?" Preguntó Dusk sorprendido y preocupado.

"Lo siento, necesitaba asegurarme que nada les pasara a ti y tus amigas." Respondió Shining, aún manteniendo su hechizo de invisibilidad. "Cuando vi lo que tú y tus amigas planearon, tenía la esperanza que funcionaría. Pero parece que el príncipe es más terco de lo que esperábamos."

"Sí… Es cierto que es muy terco. Pero también fue culpa nuestra." Respondió Dusk con una triste mirada. "Nosotros pensamos en todo momento como ponies. Olvidamos que ellos son un pueblo orgulloso, distinto, y no actúan ni piensan igual que nosotros lo hacemos. Nosotros valoramos el esfuerzo, pero ellos, en donde viven, no pueden tolerar algo a medias. Para ellos, todo debe ser perfecto, o alguien puede lamentarlo. Esa es la mentalidad yak..." Agregó Dusk, viendo la cabaña destruida.

"Supongo que tienes razón… Pero ya no hay vuelta atrás." Dijo Shining con tristeza pero también con determinación. "Si la guerra es inminente, deberé avisarle a Cadance que volvamos de inmediato a la frontera Norte, para preparar la defensa."

"No…" Dijo Dusk, desviando la mirada del lugar donde estaba su hermano invisible, y concentrándose en su novia. Quien aún mantenía su mirada en el suelo, con mucha tristeza. "Rutherford es terco, pero tiene buen corazón. Lo sé, porque mi novia es su amigo, y ella nunca sería amiga de alguien de mal corazón… Aún hay esperanza." Agregó Dusk, apresurándose para ir a la siga de Rutherford.

Dusk Shine siguió a Rutherford hasta el salón del trono. Que era básicamente la cabaña más grande que allí había. Con la diferencia que había un gran trono en él, en donde Rutherford ya se encontraba de vuelta, sentado.

"Largo de aquí, pony. Ya dar mi última palabra." Dijo Rutherford molesto.

"Príncipe, tan solo…" Dijo Dusk con cuidado, acercándose lentamente hacia Rutherford. Al hacerlo, Dusk repentinamente abrió con sorpresa sus ojos al ver que al lado del trono habían varios libros, cofres y otros artículos que parecían no ir acorde con el gusto estético de los yaks.

"Esos parecen… objetos pony… ¡Deben ser los regalos que Cadance y Shining le dieron!" Pensó Dusk sorprendido. Pensando que, con lo molesto que el príncipe había estado con Cadance, y con lo bueno que eran los yaks para romper cosas, lo normal hubiera sido que todas esas cosas estuvieran vuelta añicos. "Nuevamente estoy prejuzgando a los yaks… Si el príncipe guardó los regalos de Cadance, es porque valora a los ponies… ¡Aún hay oportunidad!"

"Yo pensar que novio de pony rosa ser mejor pony." Dijo repentinamente Rutherford con una mirada pensativa, aprovechando el silencio de Dusk para hablar.

"Tú… ¿Tú sabes que soy el novio de Pinkie Pie?" Preguntó Dusk muy sorprendido.

"Claro que saber. Pony rosa escribir cientos de cartas hablando de su novio." Respondió Rutherford, sacando desde detrás del trono varias cartas con sobres rosa. "Ella decir que ser pony amable y considerado, que entendería a yaks y se haría amigo de yaks. Pero pony rosa equivocarse."

Olvidándose por completo de su misión principal allí, Dusk se acercó hasta el trono de Rutherford y tomó las cartas que él le ofreció. En efecto, eran decenas de cartas que Pinkie Pie había escrito casi día tras días desde que conoció a los yaks. Las cartas hablaban de todo un poco, contando su vida diaria en Ponyville, preguntando a los yaks cosas raras como qué pasteles les gustaban o qué figuras de globo solían hacer en sus fiestas, pero lo que más se repetía en las cartas, era que Pinkie siempre repetía lo mucho que le gustaba ser novia de Dusk, lo divertido y amoroso que él era con ella, y lo mucho que se amaban. Aquello tocó directamente el corazón de Dusk, viendo lo feliz que Pinkie era con él y cómo su tierna novia parecía querer mostrárselo a todo el mundo. Pero lo que finalmente conmovió a Dusk hasta los huesos, fue ver las últimas cartas que Pinkie Pie había enviado. En ellas, Pinkie había hecho varios dibujos sobre cómo sería su GRAN sorpresa para Dusk. Dibujándose a sí misma tocando el yovidófono junto a sus mejores amigos yaks, y así tocar juntos una bella serenata para 'el mejor novio del mundo'.

'Te mostraré un pequeño adelanto, pero recuerda, aún no está terminada, ¡Mi regalo sorpresa final será muchísimo más grande y mejor que esto!' Habían sido las palabras que Pinkie Pie le había dicho a Dusk cuando tocó por primera vez para él el yovidófono. Palabras que Dusk por poco olvida hasta ese preciso momento.

Por un momento, Dusk sonrió tiernamente al ver lo dulce que era su novia. Pensando el tiempo que Pinkie Pie debió planear hacerle una serenata. Dándose cuenta que Pinkie debía de recordar cuando él llevaba solo unos días viviendo en Ponyville y ella había intentado cantarle una serenata, sin éxito.

Entonces la mirada de Dusk cambió radicalmente a una de pena, apretando con arrepentimiento sus ojos al recordar cuando le dijo que dejara de tocar el yovidófono. Ella había estado preparando una sorpresa especial solo para él, y él sin querer, arruinó toda esa dulce fantasía que Pinkie Pie había estado preparando solo para él, para demostrarle su amor.

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"Yo pensar que pony rosa pedir a yaks tocar yovidófono con ella. Pero ella nunca pedir." Dijo Rutherford, molestándose por no entender a los ponies.

"Principe, yo…" Dijo Dusk intentando concentrarse, mirando al príncipe. Sin embargo, su corazón se apretó viendo que nuevamente estaba dejando de lado algo muy importante. "Yo… Yo sé que la paz entre nuestro reinos es importante… ¡Pero ahora debo irme!" Agregó Dusk agitando su cabeza y volteándose para irse. Sabiendo que estaba haciendo lo incorrecto, pero ahora mismo, más que la paz en el mundo, su corazón le ordenó que se disculpara con su novia.

"Tú llegar sin invitación y ahora irte sin despedirte. ¡Todos los ponies son unos insolentes!" Gritó Rutherford muy molesto.

El grito de Rutherford hizo que Dusk se detuviera, con una mirada intranquila. Su corazón le gritaba que fuera de inmediato con su novia, y su mente le decía que lo correcto era resolver la posible guerra.

"Príncipe Rutherford… No somos tan diferentes. Ninguno de los dos sabe valorar cuando alguien lo está dando todo por uno." Dijo Dusk con una triste sonrisa. Viendo que lo que decía se podía aplicar tanto para el problema con los yaks, como con su problema con Pinkie Pie. "Entiendo que a los yaks no les gustan las cosas que no sean absolutamente perfectas, y por eso aplastan lo que no lo es, pero nosotros no queríamos ofenderlos. Nosotros simplemente queríamos darle una bonita sorpresa, sin saber que a usted no le gustaría. Pero no por eso no ha de valorar nuestro esfuerzo. ¡Por eso seguimos aquí a su lado! Porque queremos estar con ustedes, entenderlos y ser amigos." En ese momento Dusk levantó la carta en la que Pinkie Pie había dibujado su cita ideal, y la miró tiernamente. "A veces lo importante es el esfuerzo y la intención. A veces… lo importante no es lo que se hizo, si no el amor con lo que se hizo…" En ese instante Dusk volvió a concentrarse en Rutherford y lo miró seriamente. "Será tu decisión lo que decidas hacer. Pero confío en que harás lo correcto. Eres un gran líder, y por sobre todo, eres amigo de Pinkie. Y ella siempre reconoce un corazón bondadoso."

Sin perder más tiempo, Dusk salió rápidamente de la sala del trono. Dejando a Rutherford en silencio, con una mirada pensativa, siempre oculta por su gran pelaje.

Tras una rápida charla con los guardias yak amigos de Pinkie Pie, Dusk volvió a reunirse con sus amigas. Allí, Dusk le pidió a sus amigas que esperaran pacientemente por la decisión de Rutherford, mientras tanto, le pidió a Pinkie Pie que lo acompañara. La pony rosa se sorprendió con aquella súbita invitación, pero sin dudarlo, ella sonrió tiernamente y siguió a ciegas a su lindo novio.

Pinkie Pie y Dusk atravesaron las puertas del pueblo y caminaron por el borde de este. Donde Dusk finalmente desvió el camino y se encaminó a uno de los dos altos montes que estaban a las afueras del pueblo. Allí, Pinkie Pie se sorprendió de ver que habían unas estatuas de piedra de unos yaks. Similares a las que había en la entrada del pueblo, solo que eran mucho más pequeñas, hechas de piedra, y parecían muy descuidadas, cubiertas de nieve.

"¿Qué es este lugar?" Preguntó Pinkie Pie con curiosidad.

"Al parecer, es un refugio que usan los yaks cuando están en peligro. No creo que lo hayan usado en años." Respondió Dusk, también mirando con mucho interés esas estatuas. "Pregunté a tu amigo yak Yojan si había algún lugar alejado del pueblo en que nos pudiéramos refugiar de la nieve un poco, y me indicó esta lugar."

"¿Por qué querías alejarte del pueblo?" Preguntó Pinkie confundida.

"Porque quería que tocaras esto." Respondió Dusk sonriendo. Usando su magia para hacer aparecer frente a Pinkie Pie un yovidófono.

"¿¡Eh!? ¿Tú quieres….? ¡No! Dijiste… Dijiste que no te gustaba." Respondió Pinkie Pie, por un fugaz momento con un brillo en sus ojos. Pero luego dando un paso hacia atrás asustada. Entonces ella cambió radicalmente de cara y puso una gran sonrisa. "Dusk, de verdad no necesito volver a tocar el yovidófono."

"Pero yo sí necesito que lo toques." Dijo Dusk acercándole el yovidófono a Pinkie y mirándola fijamente con una triste sonrisa. "No tienes que seguir fingiendo esa sonrisa. Conozco todas tus sonrisa, y quiero ver tu verdadera sonrisa de felicidad."

Pinkie Pie abrió con sorpresa sus ojos y luego desvió la mirada, luciendo insegura.

"Dusk, a mí… Sí me gusta tocar el yovidófono. Creo que es muy divertido, pero…" Respondió Pinkie Pie, esta vez bajando más su cabeza, como si intentara con todo su ser controlar sus emociones. "Yo… ¡Yo no quiero arruinar los últimos momentos que estaremos juntos!" Gritó Pinkie Pie asustada, con unas pequeñas lágrimas en sus ojos. Finalmente liberando la angustia escondida que había guardado esos últimos días.

"Pinkie…" Dijo Dusk conmovido. Acercándose y dándole un tierno y cálido abrazo a su novia. Así se quedaron ambos abrazados juntos, mientras Pinkie Pie se calmaba lentamente.

"Sé que quieres que toque el yovidófono, pero a veces… aunque algo te guste mucho… las cosas deben terminar." Dijo Pinkie lentamente, sin ser capaz de levantar su cabeza para mirar a Dusk.

"Pinkie… Si lo amas, no lo dejes." Respondió Dusk, levantando suavemente la cabeza de Pinkie desde abajo con su casco, para mirarla a los ojos con ternura.

No fue necesaria ninguna explicación más. Ambos sabían que no solo hablaban sobre tocar el yovidófono, si no también, de su relación. La boca de Pinkie Pie tembló, ella quería gritar en ese preciso momento que Dusk no la dejara, pero al ver los ojos de Dusk, en el fondo de las pupilas de su amado, ella vio su borroso reflejo, el de una yegua enamorada. Y en solo un instante, entendió que ese borroso reflejo podía ser ella, pero también podía ser cualquiera de sus demás amigas.

"Todo sería más simple si solo a mí me gustara el yovidófono…" Susurró muy despacio Pinkie. Apretando su cara contra el cálido pelaje de su novio y soltando una pequeña risita llena de nervios y angustia, sin saber qué hacer. Con todo su ser quería estar para siempre con Dusk, y con todo su ser quería hacer felices atmbién a sus amigas.

Decidiendo que debía escapar de ese angustioso momento, antes que sus pensamientos la hicieran traicionar a sus amigas, Pinkie Pie se despegó del abrazo de Dusk, se acercó al yovidófono y lo tomó entre sus cascos.

"¡Bien! Así que, ¿De verdad quieres que te toque una canción?" Preguntó Pinkie Pie sonriendo, poniéndose en posición para volver a tocar ese extraño instrumento. En donde solo sentirlo en sus cascos, y escucharlo soltar aire chistosamente, hizo que Pinkie sonriera con una enorme y genuina sonrisa.

"¡Je! No, esta vez no tocaras sola una serenata." Sonrió Dusk, dichoso de ver a Pinkie volver a sonreír con normalidad. Entonces él usó su magia e hizo aparecer otro yovidófono, que atrapó entre sus cascos. "Esta vez tocaremos a dúo." Agregó Dusk, dejando a Pinkie Pie bocabierta, con sus ojos brillando de emoción.

Ambos ponies comenzaron a tocar sus yovidófonos, y Dusk rápidamente descubrió que si Pinkie Pie tocaba mal, él tocaba aún peor. Ambos soplando sus instrumentos y haciendo un ruido infernal. Ambos sabían que su música no sonaba bien, pero no les importaba. Ambos seguían tocando y riendo. Viendo cómo el otro sonreía al tocar, los hacía aún más felices. Ambos se iban haciendo cada vez más felices al ver lo feliz que era el otro. Acercándose y mirándose amorosamente, sonriendo y coqueteando, y volviendo a reír. Todo ese ruido que hacían pasó a segundo plano, lo único que comenzaron a escuchar fue sus propios latidos de corazón, danzando no al son de la música, sino de la felicidad y del amor.

Finalmente ambos ponies se pusieron espalda contra espalda, se miraron mutuamente, y dieron un gran resoplido a sus yovidófonos, haciendo que todo alrededor temblara por el gran ruido que hicieron. Entonces, terminada su función, ambos ponies se miraron fijamente, con respiraciones agitadas luego de soplar tanto, y entonces ambos cayeron de espaldas y estallaron en risa.

"¡Jajaja! ¡Eso de verdad fue muy divertido!" Dijo Dusk, sentándose luego de reír, mirando tiernamente a Pinkie Pie.

"Sí… Se sintió muy bien." Dijo Pinkie Pie, recostada de espaldas en la nieve y mirando hacia el cielo con una gran sonrisa. "Se sintió muy… cálido." Agregó Pinkie, tocándose su pecho y sintiendo un calor muy placentero dentro de ella.

"Sí… Ahora que lo mencionas…" Dijo Dusk un poco confundido, sin poder dejar de sonreír. También tocando su pecho y sintiendo un agradable calor dentro de él. "Yo… He sentido esto antes…"

"Claro que lo has sentido… Se llama amor." Dijo repentinamente una voz femenina, acercándose hasta donde estaban ambos ponies.

"¿¡Cadance!? ¿Qué haces aquí?" Preguntó Dusk sorprendido, reconociendo de inmediato la voz de su antigua niñera.

"Recuerda que yo estaba acampando fuera del pueblo." Respondió Cadance sonriendo. "Cuando te vi a ti, guiando a Pinkie Pie hasta aquí, sabía que planeabas algo y… bueno… mi curiosidad hizo que los siguiera." Agregó Cadance, levemente avergonzada. "Cuando ambos se pusieron a tocar esos… instrumentos. Pensé en huir por el ruido que hacían. Hasta que pude sentir la canción de amor que cantaban sus corazones."

"¿Ese es el calor que sentimos en nuestros pechos? ¿Es tu magia?" Preguntó Dusk confundido.

"No, lo que sientes son tus propios sentimientos. Es tu amor, solo que se está manifestando de forma física." Sonrió Cadance tiernamente. Hasta que desvió la mirada, nuevamente avergonzada. "Pero… Supongo que lo sientes más intenso, porque decidí… compartir un poco de su amor."

"¿Qué? ¿A qué te refieres?" Preguntó Dusk aún más confundido. Entonces él puso una mirada pensativa por varios segundos, hasta que finalmente comenzó a comprender lo que Cadance le decía. "Usaste tu magia para compartir nuestro amor con los yaks…" Dijo Dusk, abriendo sus ojos con sorpresa.

"Sí. Pensé que si algo de ese amor tan puro que estaban manifestando, pudiera llegar hasta el corazón de los yaks. Quizás podríamos detener esta guerra." Dijo Cadance apenada. "No podía preguntarles a ustedes o interrumpirlos, porque si no, no hubiera sido un sentimiento tan genuino y puro como el que se demostraban. Yo… Lamento haberlo hecho sin consultarles antes." Agregó Cadance apenada, inclinando su cabeza como forma de perdón.

"Entonces, ¿Todos en el pueblo pudieron sentirse como Dusk y yo nos sentimos?" Preguntó Pinkie Pie alzando una ceja y poniendo una cara muy confundida. "Eso… Eso… ¡Eso es genial!" Agregó Pinkie, que por un segundo pareció que se enojaría, pero todo era una broma para ocultar su felicidad. "Si todos pudieran ser tan felices como Dusk y yo, ¡Definitivamente ya no habría guerra!"

"Supongo que es cierto…" Agregó Dusk rascándose la cabeza. No pudiendo evitar sonrojarse al pensar que todos compartieron por un segundo su estado de amor y felicidad. "Aún así, me preocupa que este concierto llegara a oídos de los yaks. Ellos solo aman las cosas perfectas, y… bueno, nuestra música con el yovidófono no era precisamente una muestra de perfección."

"¡Oh! No te preocupes. Solo usé mi magia de amor para compartir sus sentimientos. No creo que esa 'música' llegara a escucharse en el pueblo." Respondió Cadance con una sonrisa nerviosa. Ya que no estaba segura si al ruido que hicieron Pinkie Pie y Dusk se le podía llamar 'música'.

"Música no llegar al pueblo, pero yo sí escucharla." Dijo repentinamente otra voz. Entonces los tres ponies se voltearon y vieron que quién había hablado no era otro que el Príncipe Rutherford.

"¡Oh, no! ¿¡Por qué precisamente ÉL tenía que escucharnos!?" Pensó Dusk asustado. "Me alejé del pueblo justamente para que ningún yak escuchara nuestra 'serenata', ¡En especial Rutherford!"

"Venir aquí a hablar con pony morado. Él irse sin decir despedirse, y eso es gran insulto para los yaks." Dijo Rutherford, mirando molesto a Dusk. Pero entonces, él resopló con su nariz y miró a Cadance. "Pero yo seguir aquí, a su lado, porque querer entender más a los ponies. Como buen líder haría." Agregó Rutherford, mirando a Dusk de reojo. Haciendo que Dusk se diera cuenta que el príncipe yak había usado las mismas palabras que él le había dicho cuando lo fue a ver a su trono.

"Él se está esforzando… ¡Él no no ser príncipe terco como todos pensar!" Pensó Dusk sonriendo esperanzado. Finalmente entendiendo la verdadera personalidad de Rutherford. Tanto, que por un segundo, pensó hablando como un yak.

"Yo querer felicitar a pony rosa y pony morado por tocar tan bien yovidófono." Agregó Rutherford, tomando uno de los instrumentos y comenzando a tocarlo. Mostrando que, en pezuñas de un yak, un yovidófono sí podía tocar una armoniosa melodía.

"¿Qué? P-Pero nosotros no tocamos así de bien." Dijo Dusk muy confundido, luego que Rutherford dejara de tocar.

"¿Eh? Yo no tocar igual que el viejo Gruntwig de choza musical. Cada yak tocar distinto." Respondió Rutherford confundido. Comprendiendo que debía de explicar un poco la cultura yak a esos ignorantes ponies. "Lo importante del yovidófono es tocarlo con emoción, con sentimiento. Y canción de ponies tocar con mucho amor." Agregó Rutherford, secando sutilmente una lágrima que soltó, al recordar el bello sentimiento de amor que sintió al escuchar la música de los ponies.

"Pero… Esa fue la magia de Cadance…" Dijo Pinkie Pie tímidamente. No queriendo engañar a su amigo, el príncipe yak.

"Yo solo lo compartí, Pinkie. Ese bello sentimiento fue solo creado por ti y por Dusk." Respondió Cadance con una tierna sonrisa.

"Hmm… Saber que había algo raro con ese calor en pecho que sentir antes…" Dijo repentinamente Rutherford, mirando a Cadance fijamente. "Ese calor, parecerse mucho a lo que sentir ayer en la noche." Entonces Rutherford guardó silencio por varios segundos, hasta que se acercó cara a cara a Cadance y la miró amenazantemente. "Tú ser quien derritió toda la nieve ayer en la noche, ¿Verdad? Usar magia pony. Tú usarla aunque yo decir que no querer ayuda."

Cadance miró sorprendida a Rutherford, sabiendo que había hecho enojar al gran príncipe yak. Ella desvió la mirada con cierto temor e inseguridad, guardando silencio unos instantes. Finalmente ella cerró sus ojos, respiró hondo y levantó en alto su cabeza, con toda la dignidad que su porte podía dar. Ella era una princesa, no podía dejarse intimidar por alguien más, pero por sobre todo, ella no se arrepentía de sus acciones. Si salvar a un pueblo del frío y el hambre era algo malo, entonces ella era culpable, y asumiría las consecuencias.

"Así es, yo lo hice. Lo hice sabiendo que tú no aceptaste mi ayuda y que eso te haría enojar. Pero lo hice con toda la bondad de mi corazón." Respondió Cadance, viendo seria y fijamente a Rutherford.

El gran yak se quedó en silencio, estático, por varios segundos. Hasta que finalmente, dio un gran resoplido con su nariz y se abalanzó contra Cadance. Por un segundo, Dusk y Cadance pensaron que Rutherford estaba tan enojado por desobedecerlo, que atacaría a Cadance. Por lo mismo, les sorprendió tanto ver que Rutherford se abalanzó sobre Cadance para darle un gran abrazo, mientras reía dichosamente.

"Finalmente princesa pony entender a los yak, jaja." Dijo Rutherford mientras abrazaba a Cadance, tan fuerte que el frágil cuerpo de Cadance apenas si podía soportarlo. "Yaks no pedir ayuda, ¡Jamás! Pero eso no significar que yaks no necesitar de otros a veces. Verdaderos amigos ayudar siempre, aunque no lo pidan, ¡Eso es ser verdadera amistad yak!"

Cadance se esforzó por sonreír, aunque casi estaba sin aire por el fuerte abrazo. Mientras que Pinkie Pie y Dusk también sonrieron, entendiendo lo que Rutherford decía. Un amigo ayuda sin preguntar ni esperar nada a cambio, eso era algo que ponies y yaks tenían en común, su definición de amistad era la misma. Sin embargo, la diferencia entre los dos, era que los ponies no sabían si los yaks querían ser amigos de los ponies; mientras que los yaks, simplemente esperaban ese gesto para confirmar que sí lo eran.

"Eso significa… ¿Que no irán a la guerra?" Preguntó Dusk con cautela. Queriendo confirmar por completo que el peligro había pasado.

"Claro que no. Princesa pony ayudar amigos yaks. Yaks no ir a guerra contra amigos." Respondió Rutherford sonriendo.

Los ponies suspiraron aliviados y comenzaron a reír… tan solo por dos segundos. En un instante, todos se callaron al escuchar una fuerte explosión, y sentir que el suelo temblaba levemente.

"¿Qué fue eso?" Preguntó Dusk sorprendido y preocupado, mirando hacia todos lados.

"No saber." Respondió Rutherford seriamente. Hasta que abrió con sorpresa sus ojos, se volteó y avanzó sobre la colina para ver en dirección hacia el pueblo yak. Todos los ponies se acercaron hasta donde estaba Rutherford, y todos pusieron la misma mirada de espanto al ver hacia el pueblo.

Yakyakistan estaba asediado por decenas de dragones volando sobre esta. Varios de ellos habían lanzado grandes llamaradas sobre algunas de las cabañas de los yaks. Las cuales, ahora se incendiaban. Causando que el humo comenzara a llenar lentamente el valle donde vivían los yaks.

"Yaks no ir a guerra con ponies… Pero parece que sí ir a guerra de todos modos…" Gruñó Rutherford furioso, viendo con odio a los dragones que aterrorizaban su pueblo, y a su líder, quien parecía ser una joven dragona de escamas color turquesa.

# Fin del capítulo 33