T2 - Capítulo 40 – La maldición
Celestia volaba a toda velocidad por los cielos de Equestria. Conforme su magia se iba recuperando tras su duelo contra Sunset Shimmer, ella comenzó a usarla para teletransportarse a tramos e ir ganando más velocidad.
Desde lejos, Celestia había sentido la magia del Corazón de Cristal. Luego, sintió nuevamente la magia del nuevo Corazón de Cristal, lo que la dejó confundida. Y finalmente, había sentido un aura oscura. Todas esas potentes fuerzas mágicas habían provenido del Imperio de Cristal, por lo mismo, sabía que debía llegar pronto. Si no lo hacía, podía perder todo por lo que había luchado esos años.
'Flashback de Celestia.'
Celestia recordaba muy bien todas las veces que se había abierto y cerrado el Imperio de Cristal. Luego que Amore lo reconstruyera, el Imperio se abrió solo para una visita, de ella, Luna y Star Swirl. Tras muchos años, el Imperio volvió a abrirse solo para Star Swirl, y al instante había vuelto a cerrarse tras la muerte de Amore. Finalmente, Sombra y Hope habían logrado abrirlo nuevamente, y Celestia creyó que se mantendría así por siempre. Por lo mismo, su corazón se llenó de pena al descubrir que este se cerró nuevamente.
"No lo entiendo… ¿Por qué Sombra y Hope cerraron el Imperio nuevamente?" Pregunto Luna a su hermana. Una vez ambas hermanas llegaron al Imperio y vieron que la tormenta del norte nuevamente ocultaba la desaparición de la gran ciudad del norte. "Hope va a ser madre pronto. ¡Ella necesita que esté junto a ella ahora!" Dijo Luna asustada.
"Esto es igual que cuando murió la Reina Amore…" Pensó Celestia con una triste mirada, sin responderle a su hermana. "Sabíamos que el embarazo de Hope podía ser peligroso. No quiero pensarlo, pero probablemente… que el imperio se cerrara de nuevo, significa que Hope… murió…" Pensó Celestia, con una mirada llena de dolor.
"¿Qué pasa? ¿¡Qué es lo que sabes!?" Preguntó Luna molesta. Reconociendo la mirada de su hermana, sabiendo que le ocultaba algo.
Por un instante, Celestia miró a su hermana menor, luego ella simplemente desvió la mirada. Lo que Celestia pensaba era solo una teoría y no quería asustar a Luna innecesariamente. Ella sabía lo buenas amigas que eran Luna y Hope, y por lo mismo, no quería asustarla ni lastimarla sin evidencia. Por su parte, Luna puso una mirada furiosa al ver que su hermana no le respondía y se fue volando de allí.
Luna y Celestia habían tenido muchos conflictos en los últimos años, mientras oscuros sentimientos iban germinando y creciendo en el corazón de Luna. Aquella fue la última señal que Luna necesito para confirmar que su hermana no confiaba en ella y solo la veía como alguien inferior. Desde ese día, la relación de Luna y Celestia se quebró irremediablemente, hasta que tiempo después, la oscuridad se apoderó de Luna y nacería Nightmare Moon…
Varios años después que Celestia desterrara a su hermana a la luna, el corazón de Celestia dio un vuelco cuando llegaron a ella noticias de una misteriosa ciudad que había aparecido en el norte. En aquel momento, Celestia abandonó todo y se dirigió a la frontera norte de su gran reino. Allí, las esperanzas de Celestia se volvieron realidad al ver por sí misma que efectivamente el Imperio de Cristal había vuelto a aparecer.
Al entrar al Imperio, Celestia se sorprendió de ver que todo estaba tal cuál como la última vez que lo había visitado. Con la excepción que ahora habían muchos más ponies de cristal, pues su población seguía creciendo, incluso más que en Equestria, ya que allí el tiempo seguía avanzando más rápido que en el mundo real.
"Te estaba esperando." Dijo repentinamente una voz al lado de Celestia.
A la alicornio no le hizo falta girarse para reconocer aquella voz. Su rostro brilló de emoción y en el acto ella se volteó y saltó a abrazar y besar a Sombra, como si fuera una potranca recién enamorada.
"¡Sombra! ¡Te extrañé tanto!" Dijo Celestia emocionada hasta las lágrimas, luego de besar a su amado.
"Yo también, te extrañé como no tienes idea." Sonrió Sombra. Secándole una lágrima a su amada y dándole otro tierno beso en la mejilla. "Ven conmigo. Hay muchas cosas de las que debemos hablar." Agregó Sombra, ofreciéndole un casco a Celestia para que lo siguiera.
Ya en el castillo, Sombra se enteró del destierro de Luna y lo que tuvo que sufrir su amada Celestia en su ausencia, por lo que ambos se abrazaron. Aquello finalmente reconfortó a Celestia, quien por fin tuvo a alguien de confianza a su lado para hablar de su dolor y sus penas. Por su parte, Sombra también le contó a Celestia lo sucedido desde la última vez que se había abierto el Imperio.
Tal como temiera Celestia, Hope había muerto luego del sorpresivo ataque del umbrum, y aquello provocó que el Imperio volviera a cerrarse. A Sombra le tomó años que la alegría de los ponies de cristal y de las nuevas generaciones superaran la falta de felicidad que dejó la falta de Hope en el Corazón de Cristal. Finalmente, para que los ponies no supieran de la muerte de Hope, Sombra usó el mismo truco que había usado con Hope para ocultar la muerte de Amore, y le contó a todo su reino que Hope estaba bien, solo que estaba enferma y no podía salir de su habitación.
"Sombra… ¡Esto está mal! ¡Estás repitiendo el ciclo! ¡Estás repitiendo lo mismo que hiciste con tu madre!" Dijo Celestia asustada, mirando con preocupación a su amado Sombra.
"Era necesario… No quería que todos olvidaran a Hope…" Dijo Sombra con una triste mirada. "Cuando pasó lo de mi madre, tuve que hacerlo para ocultarlo de Hope. Pero los ponies de cristal son diferentes, ellos no solo pierden sus emociones malas, sino también sus recuerdos. Si no les recuerdo a mi hermana, ellos… simplemente la olvidarán." Agregó Sombra, con una mirada llena de dolor.
Al escuchar aquello, Celestia recordó como ella también ocultó en muchos libros el hecho que su hermana se había convertido en Nightmare Moon. Todo para mantener vivo el legado de su hermana, tal como hacía Sombra con su hermana.
"Wooow… ¡Es igual que la estatua de la Guardiana del Imperio!" Dijo repentinamente una voz femenina detrás de Celestia.
Al voltearse, Celestia se sorprendió de ver a una joven yegua adulta, de pelaje rosa y una brillante sonrisa. A diferencia de los ponies de cristal del reino, esta yegua no tenía ni el pelaje cristalino de los ponies cristalizados, ni los ojos y melena brillantes que tenían sus descendientes. Lo otro que la diferenciaba, era que esta yegua era una unicornio, que no era normal de ver allí. De hecho, al verla detenidamente, especialmente su sonrisa, Celestia juraría que aquella yegua era idéntica a Radiant Hope, si no fuera por su color de pelaje.
"Ella es Fiore, la hija de Hope." Dijo Sombra con una sonrisa, viendo que Celestia se había quedado sin habla.
"¿Es ella? ¿¡Ella ayudará a mamá!?" Preguntó emocionada la alegre hija de Hope. Una pregunta que dejó a Celestia confundida.
Tras despedirse de Fiore, Sombra guio a Celestia hasta la habitación de Hope. Allí, Celestia quedó sin habla al ver que allí había un enorme cristal y dentro de este, se encontraba el cuerpo de Radiant Hope. Al verla así, Celestia no pudo evitar cerrar sus ojos y derramar una lágrima al ver en ese estado a quien fuera la vibrante y alegre Hope, encerrada ahora en lo que parecía un ataúd de cristal, que cubría todo su cuerpo.
"Quiero traer de vuelta a Hope." Dijo Sombra, mirando seriamente a Celestia.
"¿Qué? Sombra… Eso es imposible." Dijo Celestia asustada.
"No lo es. Tú y yo lo sabemos muy bien." Dijo Sombra, acercándose a la ventana y apuntando hacia afuera.
Al acercarse, Celestia vio que Sombra apuntaba a la ciudad. Específicamente, a los felices ponies de cristal que circulaban por sus calles.
"La cristalización…" Murmuró Celestia con una triste mirada. Entendiendo lo que Sombra quería hacer.
"Al igual que mi madre y yo, Hope está fuera del ciclo de resurrección del Corazón de Cristal, ya que no somos ponies de cristal." Dijo Sombra, mirando a Celestia fijamente a los ojos. Con una mirada de súplica. "Sin embargo, con tu ayuda, podemos recrear la cristalización para que el hechizo funcione en Hope. No será toda una ciudad, será solo un pony, así que debería ser más sencillo que lo que hizo mi madre. Yo… lo he intentado, pero creo que la clave es usar magia alicornio, después de todo, corre magia antigua por tus venas, igual que en las de mi madre. Es una magia que ni siquiera yo puedo replicar."
Ante la mirada fija de Sombra, por primera vez Celestia no se sonrojó ni se puso nerviosa ante su mirada. En cambio, ella simplemente desvió la mirada con una mirada insegura. Quedando en silencio.
"Primero Amore, luego Hope… Cada cierto tiempo el umbrum emerge de la nada para reclamar una vida." Pensó Celestia insegura, recordando lo que le había contado Sombra. "Si invocamos nuevamente la cristalización, podríamos estar acelerando la aparición del umbrum, o incluso, crear uno nuevo."
"Yo… No lo sé, Sombra. No me parece correcto jugar con la vida y la muerte." Dijo finalmente Celestia, volteándose para alejarse de la ventana. "Aunque Hope renazca, no será completamente ella. Solo será una sombra de lo que fue, un recuerdo."
"No lo entiendes, necesito que Hope vuelva a conectarse al Corazón de Cristal. Sus sentimientos estaban vinculados a él más que cualquier otro pony, y ni siquiera su hija tiene esa conexión." Dijo Sombra, acercándose con una mirada preocupada a Celestia. "Sin su alegría cargando el Corazón de Cristal día tras día, este no será capaz de soportar la carga cuando el Imperio se abra algún día al mundo exterior."
Celestia se mantuvo en silencio y simplemente caminó por la habitación de Radiant Hope. Al hacerlo, se fijó en unos viejos pergaminos que estaban sobre el escritorio, unos pergaminos que parecían demasiado viejos para estar allí. Al levantarlos, Celestia vio el hechizo que allí estaba escrito y sintió un escalofrío.
"Esto es… ¿Un hechizo de inmortalidad?" Preguntó Celestia sorprendida, leyendo cuidadosamente el hechizo allí escrito, reconociendo la letra.
"Sí, es un hechizo que creo mi madre cuando estudiaba la inmortalidad." Respondió Sombra, acercándose a Celestia y lentamente quitándole el pergamino con una triste mirada. "No sé por qué Hope tenía esto en su habitación ni tampoco sé por qué lo ocultó de mí… Sin embargo, no es un hechizo que deba usarse, por eso mismo mi madre nunca lo usó. Dice que el hechizo debe pagar un precio igual de alto para volver a alguien mortal en inmortal."
"¿Qué precio sería tan alto como para equiparar la inmortalidad?" Preguntó Celestia preocupada.
"No lo sé. Por eso este hechizo debe permanecer oculto." Dijo Sombra entrecerrando sus ojos con preocupación. Guardando el viejo pergamino en un cajón y cerrándolo con llave. Luego Sombra volvió a centrarse en Celestia y la miró fijamente con una triste mirada. "Sé que te dije que quiero que Hope vuelva por el Imperio, pero lo cierto es que también es por mí. Yo… la necesito." Agregó Sombra, bajando su mirada y tocando su pecho, mientras dejaba caer una lágrima. "Dime, si hubiera una oportunidad para hacer volver a tu hermana, ¿No lo intentarías?"
Tras la pregunta de Sombra, Celestia abrió sus ojos con sorpresa. Luego ella cerró sus ojos y los apretó fuerte mientras recordaba lo duro que fue luchar con su hermana y lo mucho que la extrañaba. Al ver su sufrimiento, Sombra abrazó a Celestia, lamentando haberle hecho recordar a Luna.
"Está bien…" Dijo finalmente Celestia, mientras Sombra la abrazaba. "Te ayudaré a traer a Hope de vuelta."
Tras aquella visita al Imperio, Celestia volvió contantemente a este siempre que podía. Debido a sus deberes reales con su propio reino, le era imposible permanecer allí siempre. Por un lado, la distorsión temporal hacía que ella y Sombra pudieran avanzar mucho en sus estudios el tiempo que estaban en el Imperio. Sin embargo, esa misma distorsión temporal hacía que cuando Celestia se ausentaba, para Sombra fuera mucho más difícil avanzar.
Aquella barrera temporal era algo sorprendente, pero que a Celestia ya no le causaba tanto asombro, dado las cientos de veces que lo había experimentado. Sin embargo, por primera vez en su historia, un habitante nativo del Imperio de Cristal pudo experimentar también aquel sorprendente fenómeno. Fiore, la hija de Hope, al ser nacida de una unicornio que no era una pony de cristal, pudo salir del Imperio, siendo la primera nacida allí en lograr tal hazaña. Así, Celestia pudo llevar a Fiore consigo para que conociera el mundo exterior cada vez que ella iba de visita al Imperio.
Ver la sonrisa de Fiore le reanimaba el espíritu a Sombra, viendo la bella sonrisa de su hermana reflejada en su hija. Aquello hacía que su arduo trabajo junto a Celestia fuera más llevadero, ya que en un principio se sintió muy frustrado al ver que su meta de replicar la magia de cristalización sería mucho más complejo de lo que esperaba.
La magia creada por Amore para la cristalización había sido una muy poderosa magia y no había dejado registros de cómo realizarla. En palabras del propio Star Swirl, lo que había creado Amore era el milagro mágico más grande de la historia, tanto que incluso para Celestia y Sombra, que en ese entonces eran los dos ponies mágicos más poderosos en el mundo, era un reto que no pudieron lograr fácilmente.
Pese al trabajo y estudio constante de ambos, Celestia y Sombra disfrutaban mucho su tiempo juntos. Además, en cada visita, ambos se daban tiempo para descansar y disfrutar también su tiempo juntos en el jardín privado de Sombra. En aquella habitación secreta, el jardín de los deseos había crecido mucho, ahora con varios miles de papeles colgando de distintos árboles. Todos con los deseos que los ponies de cristal escribían y que Sombra se preocupaba por guardar, para algún día cumplirlos. Aquel era el refugio de ambos, donde Celestia y Sombra habían caído enamorados por primera vez y donde habían pasado infinidad de tiempo juntos, a solas los dos, haciendo que su amor creciera más y más hasta fortalecerse tanto, que ni siquiera los años que pasaron separados sin verse, mermó aquel amor.
Un día en que ambos decidieron descansar de sus estudios para replicar la magia de la cristalización, ambos pasearon románticamente por aquel bello jardín, en que las hojas de los árboles se mezclaban con los brillantes reflejos de las argollas y papeles dorados que colgaban también de los árboles. Aquel día, ambos descansaban recostados bajo la sombra de un árbol, abrazados uno junto al otro.
"Sé que siempre digo esto. Pero me encantaría que esto jamás terminara." Suspiró Celestia embelesada. Moviendo su cabeza para acariciar el cuello de Sombra.
"Bueno, aunque termine, podemos repetirlo por toda la eternidad." Sonrió Sombra, también moviendo su cabeza para acariciar la de su amada. "Tú eres inmortal, y yo… creo que también, o al menos eso parece, ya que no envejezco, jeje. Supongo que será un efecto por ser hijo de una alicornio."
En ese momento, Celestia recordó algo que no recordaba hacía mucho tiempo. Siendo pequeña, había escuchado cómo Amore discutía con Star Swirl y se maldecía por ser inmortal. Amore había vivido por miles de años, y perder a miles de seres queridos le había generado un gran dolor en su alma. Al principio, Celestia no entendía el sentir de Amore, ya que para ella, ser inmortal era una bendición, sin embargo, ahora que ella tenía ya varios cientos de años viva, comprendía el dolor de la pérdida también y el gran peso que conllevaba ser inmortal.
"Espero nunca caer en la desesperación que sintió Amore debido a la inmortalidad." Murmuró Celestia con una triste mirada, recordando a Luna. "La soledad puede ser la peor enemiga de la inmortalidad…"
Al escuchar aquello, Sombra quedó con una mirada pensativa. Entonces, él abrió sus ojos con sorpresa al pensar en algo.
"La inmortalidad puede ser una maldición, pero afortunadamente mi madre encontró la cura a esa maldición." Sonrió Sombra.
"¿A qué te refieres?" Preguntó Celestia confundida. Levantándose un poco para mirar a Sombra a los ojos.
Sombra se mantuvo sonriendo un instante. Luego, usó su magia para hacer aparecer un papel dorado con su respectiva argolla.
"Sabes, siempre escribo los deseos de mis súbditos, pero nunca he escrito uno yo." Dijo Sombra, escribiendo algo en el papel. "Este es mi deseo, ¿Qué te parece?" Agregó Sombra, mostrándole a Celestia lo que escribió.
Al mirar el papel, Celestia abrió con sorpresa sus ojos al entender lo que había querido decir Sombra segundos atrás. En aquel papel, Sombra había escrito precisamente la cura de la inmortalidad, lo que dejó a Celestia asombrada ante su brillante intelecto. Luego, ella sonrió y le dio un gran y tierno beso.
Así pasaron los años, hasta que finalmente, Celestia y Sombra lo lograron. Ambos lograron replicar el hechizo y la magia necesaria para hacer una cristalización. Colocando el cuerpo congelado de Radiant Hope en el centro, Celestia uso su magia mientras Sombra ayudaba a estabilizar aquel difícil hechizo. Ambos dieron todo de si, poniendo gran parte de su magia, hasta que finalmente el cuerpo de Hope comenzó a cristalizarse y volvió a recuperar un color vivo en su nuevo pelaje, ahora cristalino.
"Fu… Funcionó…" Dijo Celestia agotada. Sintiéndose mareada luego de aquel complejo hechizo. Sin entender cómo Amore había sido capaz de cristalizar toda una ciudad.
"Algo está mal… ¿Por qué no despierta?" Dijo Sombra preocupado. Acercándose al cuerpo de Hope y notando que ella respiraba, pero parecía estar absolutamente inconsciente.
"Es lo que pensábamos." Dijo Celestia, acercándose a Sombra y tocándolo con gentileza. "La Reina Amore demoró años también en cristalizar a los ponies de la ciudad. Le estamos pidiendo a parte de un alma que reviva como un recuerdo. Debe recuperar todos sus recuerdos y emociones. Además, hicimos el hechizo para que Hope vuelva con todas sus emociones intactas y que no solo esté siempre feliz, como los demás ponies de cristal. Puede que a su alma le tome un tiempo despertar."
"Eso espero…" Murmuró Sombra preocupado, tocando suavemente la mejilla de Hope. "Sus malos recuerdos no volverán a ella, ya que es necesario para que el hechizo funcione, pero al menos sus emociones estarán intactas." Sonrió Sombra. Alegre por el hecho que su hermana no recordaría su traumática muerte, pero preocupado al no estar seguro de cuantos de los recuerdos de Hope se verían afectados por su resurrección.
Así, Celestia y Sombra abandonaron aquella habitación, esperando a que Hope despertara. Sin imaginarse que pasarían años sin que Hope despertara. Tanto que Celestia ni siquiera la vería despierta, ya que años después, el Imperio volvería a cerrarse por última vez, tras el tercer ataque del umbrum.
'Fin del flashback.'
Luego que el nuevo Corazón de Cristal brillara y alejara por siempre la tormenta eterna del norte, los corazones de todos estaban vibrantes de emoción al sentir la alegría compartida por todos los antiguos ponies que habían dado su segunda vida para crear aquel poderoso artefacto mágico. Sin embargo, ese sentimiento se vio rápidamente opacado cuando el umbrum del dolor tomó control de Sombra y el aura oscura que irradió de este dejó a todos temblando en sus corazones.
El cielo comenzó a tornarse de un macabro color rojizo, como si el cielo se oxidara con la oscura magia que había allí presente. Por varios segundos reinó un inquietante y perturbador silencio mientras todos veían al poderoso y oscuro ser frente a ellos. Ya nada quedaba de la amable y sabia mirada que siempre mantuvo Sombra desde que lo conocieron. Sus mismas facciones parecían haber cambiado, tanto que hasta su cuerno cambió su forma y color debido a la potente magia oscura que contenía. Un cuerno que se curvaba y cambiaba a rojo carmesí, combinando perturbadoramente con su capa teñida de sangre, debido a las heridas que él mismo se había inflingido al intentar controlar al umbrum del dolor dentro de él.
Dusk y Luna fueron los primeros en intentar reaccionar, pero Sombra fue más veloz. Con un rápido movimiento de su cabeza, su magia oscura actuó, paralizando a todos. Concentrándose principalmente en los ponies que estaban frente a él, Dusk, Luna, Cadance y Shining Armor. Aquellos cuatro eran los únicos que podían usar magia poderosa y hacerle frente. Mientras tanto, detrás de ellos, las amigas de Dusk y el resto de ponies de cristal se paralizaron sin mayor esfuerzo, dado que la sola presencia del aura oscura de aquel terrible ser, fue suficiente para impedir que se movieran.
Viendo a todos inclinados ante él, el oscuro rey sonrió con malicia mientras liberaba oleadas y oleadas de magia oscura desde su cuerpo.
"S-Sombra… Debes resistirte." Dijo Cadance. Luchando por intentar moverse y levantarse. Ante aquel gesto, Sombra volvió a usar su magia para mantener la presión sobre las dos alicornios y los dos unicornios frente a él.
"El Sombra que conocías ya no existe… ¡Yo soy el Rey Sombra! ¡El rey de los monstruos!" Gritó Sombra con sus ojos brillando de malicia.
Ya nada quedaba de la cordura del amable potro que todos habían conocido. Ahora el corazón de Sombra, hundido por el dolor y el trauma de la muerte de cientos de ponies, finalmente no pudo soportarlo más. El último vestigio de luz que quedaba dentro de él, que le daba la fuerza para seguir adelante, había muerto con la muerte de su hermana. Ahora, otro ser se había apoderado de su cuerpo, una parte oscura de Sombra con la que no se podía razonar, y ya no había vuelta atrás.
Lentamente Sombra se dio la vuelta y se acercó hasta el nuevo Corazón de Cristal, que se mantenía brillando y girando en el aire. Entonces él levantó su casco y tocó aquel poderoso artefacto mágico con furia, causando que el corazón lanzara rayos de luz como defensa. Por un segundo parecía que la magia del Corazón de Cristal sería suficiente para impedir que aquel oscuro ser lo tomara, sin embargo, finalmente la magia de Sombra fue mucho mayor y pudo tomarlo. Al hacerlo, el Corazón de Cristal dejó de brillar inmediatamente, en tanto que Sombra simplemente lo miró con repudio y asco.
"Por fin pude tocarlo… ¡Esto es el culpable de todo! Esto causó años de dolor creciendo en este cuerpo." Gruñó Sombra, alzando el Corazón de Cristal en alto, listo para arrojarlo contra el suelo. "Jamás le volverás a brindar luz y esperanzas a nadie… ¡Jamás me volverás a causar dolor a mí!" Gritó Sombra furioso, arrojando el Corazón de Cristal contra el suelo con todas sus fuerzas.
Por un segundo pareció como si el tiempo se congelara. Todos los ponies de cristal vieron con horror como el poderoso pero frágil objeto mágico iba a romperse. Aquel bello objeto regalado por sus ancestros para salvarlos, aquel objeto que guardaba los deseos y bellos sentimientos de sus antepasados, su más bello regalo, estaba por desaparecer.
"¡Lo tengo!" Gritó sorpresivamente Spike. Deslizándose en el último segundo debajo de Sombra, justo antes que el Corazón de Cristal se estrellara contra el suelo. Tomándolo entre sus garras y saliendo corriendo con este gracias al mismo impulso que se había dado.
Al ver al pequeño dragón correr luego de frustrar sus planes, el rey Sombra quedó por un segundo atónito. Él había estado tan preocupado por mantener la magia de control sobre los alicornios y unicornios, que pensó que su propia aura sería suficiente para mantener a raya al resto de ponies. Sin embargo, olvidó por completo la presencia del pequeño dragón, que además tenía la ventaja que la magia no funcionaba bien contra los dragones, por lo que su aura no fue suficiente para paralizarlo.
"¡AAGHH!" Gritó Sombra furioso, cargando su cuerno con magia y apuntándolo directamente a la espalda de Spike, que seguía huyendo con el Corazón de Cristal.
Antes que Sombra lanzara el rayo, tuvo que voltearse y usar su magia para bloquear un rayo mágico lanzado por Luna. Su segundo de distracción había servido para que Luna, Cadance, Dusk y Shining pudieran liberarse de la parálisis de Sombra.
"¡Spike, corre!" Gritó Dusk, poniéndose en guardia junto a su hermano y las alicornios, listo para enfrentarse a Sombra.
Viendo que no se podía razonar con Sombra en el estado que estaba, los cuatro ponies comenzaron a lanzar hechizos contra Sombra para intentar debilitarlo o al menos retenerlo. Sin embargo, la magia de Sombra era lo suficientemente fuerte como para rechazar todos los hechizos que le lanzaron.
Los ojos de Sombra brillaron intensamente mientras su cuerpo se transformó en una enorme nube oscura que se alzó hacia el cielo. Tanto Luna como Cadance abrieron sus alas y volaron para atacarlo desde el aire. En tanto Shining y Dusk siguieron lanzando hechizos desde el suelo, pero lo hechizos simplemente atravesaban el cuerpo sin sustancia de Sombra, como si solo fuera humo. De nada sirvió que Rainbow Dash, Rarity y Applejack se sumaran al ataque, pues sus ataques físicos y mágicos no tenían efecto. En tanto que Fluttershy se quedó acompañando a Pinkie Pie, quien solo se puso a temblar de miedo al ver aquella enorme sombra, recordando el inmenso dolor que le hizo sentir en la ilusión de la cueva.
"No le hacemos nada… ¡Debemos usar más magia!" Pensó Dusk asustado. Cerrando sus ojos para concentrarse un segundo. Entonces, usó su magia para hacer aparecer un pequeño cofre frente a él. Al abrirlo, sus ojos brillaron al ver los seis elementos de la armonía.
El cuerpo de Sombra parecía hacerse más grande a cada segundo, y sus rayos mágicos destruían todo lo que tocaban, haciendo que el resto de ponies de cristal salieran huyendo, viendo que sus casas caían derrumbadas.
"Es la pesadilla… ¡El rey monstruo ha vuelto!" Gritaron varios ponies de cristal, recordando un extraño sueño con el que a veces despertaban agitados. Un sueño que no habían podido entender debido a su eterno estado de felicidad. La única pesadilla que ni siquiera el Corazón de Cristal pudo borrar del corazón de los ponies de cristal de la antigua generación, y tan poderosa que ni el mismo Corazón de Cristal fue capaz de contenerla, heredándola de generación tras generación. La marca del sufrimiento que marcó a fuego por siglos a los ponies de cristal, luego que el Imperio se cerrara por última vez, antes de volver a abrirse en el presente…
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'Flashback de Sombra.'
Sombra tuvo días felices junto a Celestia. Pese a haber perdido a su hermana, tener a su amada Celestia yendo seguido hasta su reino, para ayudarle con la resurrección de Hope, ayudo a Sombra a mantener la paz interior. Incluso cuando la cristalización de Radiant Hope se completó y ella no despertó, Celestia fue su gran pilar de apoyo, lo que ayudó a calmar su frustración, viendo que el tiempo pasaba y Hope seguía sin despertar.
Aquellos recuerdos, teniendo a Celestia reconfortándolo, fueron algunos de los recuerdos más felices de Sombra. Hasta que repentinamente todo se nubló.
No era primera vez que la memoria de Sombra se volvía nebulosa, y él bien sabía qué significaba. Pues cada vez que aquello pasaba, era señal de la llegada del umbrum al reino. Aquella vez, Sombra recordaba estar nuevamente en la celebración de una Feria de Cristal. Allí, Sombra se retorcía de dolor en su habitación, con su puerta bloqueada para asegurarse que nadie entraría allí. Él incluso le había mentido a Celestia, diciéndole que ya no tenía esos ataques, y la había convencido de no ir a visitarlo aquel día.
"Puedo sentirlo… El umbrum atacará nuevamente… ¡Es la misma sensación que tuve cuando atacó a mamá y a Hope!" Pensaba Sombra al borde del desmayo, mientras apretaba sus dientes para soportar el dolor. "Si ha de ser hoy, me aseguraré que esta vez solo me lleve a mí. No quiero que nadie más se sacrifique por mí."
'¡Toc-Toc!' Repentinamente alguien tocó la puerta. Lo cuál sorprendió a Sombra, que había ordenado que nadie se acercara a su habitación ese día.
"Sombra, ¿Estás ahí?" Preguntó Celestia, con una voz muy preocupada.
"¿¡Celestia!? ¿¡Qué haces aquí!?" Preguntó Sombra, aterrado al ver que su amada estaba allí.
"Sé que me estás ocultando algo." Dijo Celestia desde detrás de la puerta. "La última vez que nos despedimos… Fue como si estuvieras despidiéndote para siempre. Tenía un mal presentimiento, así que vine hoy, pese a que dijiste que no viniera."
"No… ¡Hngh! ¡No!" Gruñó Sombra, sintiendo que el dolor en su cuerpo aumentaba. "El umbrum… Él… Él se llevará una vida… ¡Debes irte!" Gritó Sombra asustado, sintiendo que llegaba a lo máximo de dolor que podía soportar, nublándosele parcialmente la vista.
Tras unos momentos de silencio, Sombra creyó que Celestia lo había escuchado y se había ido. Sin embargo, inmediatamente vio que forzaban la puerta, y un aura dorada brilló en el pomo. Sin obtener resultados, Celestia forzó su magia para romper el hechizo que Sombra puso a su puerta hasta que finalmente la puerta se abrió de golpe.
Al entrar a la habitación, la mirada de Celestia cambió, viendo directamente a Sombra y asustándose. En ese instante, Sombra sintió que algo salía de su cuerpo y generaba una gran sombra, que llegaba a cubrir incluso a Celestia.
"Celestia… Huye…" Intentó decir Sombra, pese a que sus labios no pudieron moverse.
Por tercera vez en su vida, el umbrum llegaba al reino atravesando su cuerpo, listo para reclamar una vida a cambio de crear nueva vida en el reino. Y por tercera vez, alguien estaba a punto de dar su vida para salvarlo. Pese a la gran fuerza de voluntad de Sombra, el dolor fue mayor, y lo último que vio Sombra antes de caer desmayado, fue a Celestia enfrentándose a una enorme sombra frente a él.
La primera vez que el umbrum atacó a su madre, Sombra cayó momentáneamente desmayado, siendo despertado por su hermana. La segunda vez que el umbrum atacó y se enfrentó a Radiant Hope, Sombra sintió que se hundía en un pozo oscuro, del que le tomó mucho tiempo despertar. Esta vez, su caída fue mucho más abrupta. Sombra sintió que caía en un enorme abismo sin fin, tan profundo como la montaña más alta. Una horrible sensación en que solo sintió oscuridad a su alrededor, perdiendo absoluta noción del tiempo, como si hubiera caído por años hasta el mismísimo centro de la tierra. Su mente estaba tan perdida, que le tomó mucho tiempo entender que finalmente despertó cuando sus ojos volvieron a abrirse.
Esta vez Sombra había despertado tirado en el suelo, en los límites de la ciudad. Le tomó muchos minutos poder moverse y muchos más poder finalmente levantarse. Sus músculos se sentían totalmente cansados, y su cabeza seguía dando vueltas sin entender qué era lo que pasaba. Por más que intentaba poner sus pensamientos en orden, le tomó mucho tiempo recordar qué era lo último que había sucedido antes de caer desmayado.
Lentamente Sombra caminó hacia la ciudad hasta encontrarse con los ponies de su reino. Allí, vio algo muy extraño. Los ponies de cristal se mantenían sonriendo, igual que siempre, pero sus miradas eran apagadas y temerosas, como si todos ellos sufrieran el mismo mareo y confusión que sentía Sombra en ese momento. Además, todos trataron de evitar la mirada de Sombra cuando lo vieron pasar, algo a lo que Sombra ya estaba acostumbrado. Sin embargo, a lo que no estaba acostumbrado, era que todos temblaran al verlo. Ninguno de los ponies de cristal sabía por qué les incomodaba tanto estar cerca de Sombra, y ahora se sentían mucho más incómodos sin saber por qué.
De nada sirvió que Sombra intentara preguntarles a los ponies si había pasado algo raro. Sus recuerdos solo eran recuerdos felices, y si vivieron algo malo, el Corazón de Cristal se había encargado ya de borrarlo.
"Pesadillas… El rey monstruo…" Alcanzó a escuchar Sombra que murmuraban algunos ponies mientras reían y temblaban.
"¿Rey monstruo? Los ponies de cristal no deberían recordar las pesadillas… ¿Acaso una parte de ellos puede recordar al umbrum?" Pensó Sombra, con dolor de cabeza mientras poco a poco sus últimos recuerdos volvían a él. "Eso no puede ser posible… ¿Cuánto tiempo estuve desmayado esta vez?"
Repentinamente todos los ponies de cristal se emocionaron mucho al ver a lo lejos la llegada de otra pony.
"¡Es la princesa! ¡Ella acabó con las pesadillas de anoche!" Dijeron varios ponies de cristal. Emocionados mientras corrían hacia la plaza central de la ciudad.
"¿La princesa?" Murmuró Sombra confundido, hasta que finalmente lo recordó. "¡Celestia!"
Rápidamente Sombra siguió a los ponies de cristal y llegó junto a ellos a la plaza. Allí, se quedó pasmado ante lo que vio. Quien estaba allí no era su amada Celestia, en cambio, era su queridísima hermana, Radiant Hope. La misma bella sonrisa de siempre, sus mismos bondadosos ojos, su bello y elegante rostro de siempre, con la única diferencia que ahora su pelaje y su melena estaban hechos completamente de cristal, tal como la de los ponies cristalizados por el Corazón de Cristal.
"Hope… ¡Despertaste!" Gritó Sombra lleno de emoción. Corriendo hacia donde estaba su hermana, saltando sobre ella para abrazarla.
"¿Qué pasa Sombra? Parece como si no me hubieras visto en años, jeje." Se rio Hope, sonriendo y abrazando también a su querido hermano. "Llegas justo a tiempo. Todos parecían estar muy cansados y confundidos el día de hoy, parece que todos tuvieron muchas pesadillas. Así que decidimos adelantar un poco la celebración de la Feria de Cristal de este año. ¡A todos les encantó la idea!"
"¿Eh?" Murmuró Sombra confundido. Entonces él miró detrás de Hope, dirigiendo su mirada hacia el Corazón de Cristal. Este apenas si giraba y su brillo casi se apagaba.
"Por eso todos están tristes, el Corazón de Cristal no se ha recargado adecuadamente. Si no hubiera sido por el regreso de Hope, quizás el Imperio hubiera caído." Pensó Sombra preocupado. "¿¡Por cuánto tiempo estuve desmayado!? ¿Cómo es que aún estoy vivo?"
En ese instante, Sombra abrió sus ojos con terror al entender la verdad.
"Si yo estoy vivo, significa que Celestia… Ella dio su vida por mí. Igual que mi madre… Igual que Hope." Pensó Sombra, cayendo de rodillas mientras sus lágrimas no paraban de caer.
"¿Sombras? ¿¡Qué te pasa!?" Preguntó Hope asustada, viendo que de la nada su hermano comenzó a llorar.
"No… No es nada. Te lo prometo." Dijo rápidamente Sombra, intentando calmarse. Poniéndose de pie, secando sus lágrimas e intentando sonreír, sin lograrlo. Sabiendo que Hope debía mantenerse feliz por el bien del Imperio. "Solo recordé algo. Lo… Lo siento, debo irme un momento." Sin decir más, Sombra uso su magia y desapareció de allí.
En un instante, Sombra reapareció al otro extremo de la gran plaza, lejos de la multitud que se reunía junto a Hope para comenzar a celebrar la Feria de Cristal. Allí, Sombra caminó en soledad para intentar calmarse, sintiendo nuevamente un dolor indescriptible al pensar que la yegua que más había amado, había dado la vida por él.
"No sé cuánto tiempo he estado desmayado ni cuánto tiempo lleva cerrado el Imperio de Cristal." Pensó Sombra, mirando hacia el cielo y viendo la débil aurora que lo iluminaba. "Pero prometo que no volveré a abrir el Imperio, ya no hay nada para mí allá afuera."
Repentinamente Sombra detuvo su caminar al chocar con algo pesado en el suelo. Al bajar su mirada, Sombra puso una mirada extraña, viendo que habían algunas cadenas y terroríficos cascos en el suelo. Entonces Sombra alzó la vista y su mirada se llenó de confusión y miedo al ver que no eran unos pocos cascos y cadenas allí tirados, eran cientos de ellos, tantos como para poder esclavizar a toda la ciudad. Y lo peor de todo, estaban desgastados.
"Alguien… ¿Alguien usó estas cosas?" Pensó Sombra aterrado, levantado las cadenas a sus pies. "¿¡Qué fue lo que sucedió mientras estaba desmayado!?"
Sabiendo que más importante que averiguar la razón, era mantener la felicidad de su pueblo, Sombra levitó esos cientos de cascos y cadenas y los teletransportó hasta una caverna oculta, que mantenía en secreto para ocultar objetos peligrosos, como los pocos espejos mágicos que quedaban.
La tarde de ese día siguió su curso y los ponies de cristal celebraron la Feria de Cristal, logrando recargar nuevamente el Corazón de Cristal. Algo que alivió a Sombra, ya que por un instante pensó que el Corazón de Cristal estaba tan debilitado que quizás no soportaría la recarga. Así, mientras los ponies de cristal celebraban, Sombra buscó en el castillo evidencia de lo que había sucedido mientras no estuvo consciente, sin embargo, lo único que encontró, fue que su habitación privada, en la que estaba su jardín de los deseos, en que tantos buenos momentos había pasado junto a Celestia, estaba completamente destruida.
Finalmente, la noche cayó y Hope volvió al castillo, mientras Sombra se encontraba en las ruinas de su habitación secreta, que ahora estaba expuesta.
"Es una suerte que este año no te enfermaras como todos los años." Dijo Hope, acercándose a Sombra. "Debiste ir a celebrar la Feria de Cristal conmigo y los demás."
Sombra sabía que no sufrir de su enfermedad era símbolo que el umbrum había atacado y que por ahora estaba tranquilo, ya que había cobrado una nueva vida, por lo que Sombra no podía celebrar aquella ocasión. Además, había algo más importante para él en ese momento.
"Lo siento, tenía que encontrar algo." Dijo Sombra, abriendo sus ojos con sorpresa al encontrar lo que había buscado en aquel destrozado lugar. Recogiéndolo y abrazándolo contra su pecho, como si fuera el más grande de sus tesoros.
"Por cierto, ¿Qué pasó con esta habitación? No recuerdo que estuviera así." Preguntó Radiant Hope, rascándose la cabeza confundida.
"Es… una larga historia." Respondió Sombra con una triste sonrisa, guardando lo que había encontrado debajo de su capa.
"Y no es lo único extraño. Hace un rato pasé por el balcón del castillo y había una estatua de una alicornio que no conozco." Dijo Hope, acercándose más a Sombra, con una mirada preocupada. "Le pregunté a una de las sirvientas y dijo que era la Guardiana del Imperio."
Al escuchar aquello, Sombra bajó sutilmente su cabeza con una triste mirada. Tal parecía que la cristalización finalmente había logrado lo que él no se había atrevido a hacer por completo. Hope había olvidado por completo a su madre.
"Es… otra larga historia." Respondió Sombra con una mirada cansada. Sabiendo que en los próximos días tendría que inventar muchas excusas para explicar la falta de memoria de Hope.
Viendo que su hermano parecía estar muy agotado, y recordando que él había llorado repentinamente en la plaza, Hope se acercó a él y simplemente lo abrazó. Decidiendo dejar el resto de sus preguntas para otro omento, lo único que importaba realmente, era que su hermano estuviera bien.
Al sentir nuevamente el cálido abrazo de su querida hermana, Sombra sonrió al sentir su calidez y ambos se quedaron abrazados un largo tiempo en silencio, hasta que finalmente vieron que ya era tarde y ambos se fueron a acostar a sus habitaciones.
Así, el Imperio de Cristal se cerraría y estaría lejos de Equestria, en su propio plano espacio temporal, hasta que cientos de años después, la barrera estaría tan debilitada que se abriría por sí misma al sentir la presencia de la sangre de Amore cerca de ella. Y solo se volvería abrir cuando una alicornio rosa, su marido, su cuñado, sus amigas y un pequeño bebé dragón llegaran allí por accidente, o quizás… por el destino.
'Fin del flashback.'
Luego que el umbrum se apoderara de Sombra, Dusk sacó rápidamente los elementos de la armonía y se los pasó a sus amigas. Él seguía sin saber exactamente cómo funcionaban, pero estos siempre habían funcionado cuando estaban en peligro, así que debían confiar en que nuevamente los ayudarían esta vez.
Poniéndose frente a sus amigas, Dusk cargó su magia y se sintió aliviado al ver que su corona reaccionaba y el elemento de la magia brillaba. Sin embargo, al instante, sintió que algo andaba mal. Como un fugaz relámpago, al activar el elemento de la magia, Dusk sintió una oleada de honestidad, bondad, lealtad y generosidad en su corazón. Y aunque lo llenaron de paz, supo de inmediato que algo faltaba. Al voltearse, vio que Pinkie Pie tenía una mirada nerviosa mientras tocaba el collar con su elemento, la risa.
"Pinkie, ¿Qué pasa?" Preguntó Dusk, acercándose a su novia.
"Dusk… No puedo reír." Dijo Pinkie Pie temblando, mirando asustada a Dusk. "Aún recuerdo esa horrible ilusión que me hizo ver el umbrum. Todo ese dolor... Yo… Quiero sonreír, pero no puedo." Agregó Pinkie, tapándose su cara, avergonzada por no poder ayudar.
Sabiendo lo mucho que Pinkie había sufrido en la cueva, pues él también sufrió, Dusk entendía a la perfección que Pinkie Pie no pudiera expresar el sentimiento de su elemento de la armonía en ese momento. Dusk bajó su cabeza con calma, entonces se acercó a Pinkie Pie y le dio un tierno beso en la boca. Algo que sorprendió mucho a la pony rosa.
"Mírame a mí. Yo seré tu sonrisa cuando tú no puedas sonreír." Dijo Dusk, sonriendo tiernamente frente a Pinkie. Quedando muy cerca de ella para que su novia solo lo viera a él.
Tras el sorpresivo beso, Pinkie no pudo dejar de mirar a Dusk y perderse en los ojos del potro que amaba. Con ello, su corazón pudo dar un vuelco y sobreponerse al miedo que sentía.
"Sí… Juntos." Dijo Pinkie Pie. Sonriendo lentamente mientras no dejaba de ver a Dusk ni un instante.
Finalmente, la magia de los seis elementos de la armonía empezó a brillar y la magia se empezó a acumular en el cuerno de Dusk.
Al sentir una gran acumulación de magia, Sombra finalmente se distrajo de lanzar ataques a Cadance y Luna, que volaban a su alrededor, y concentró su mirada en Dusk y sus amigas.
"¿Magia antigua?" Murmuró Sombra con sorpresa.
Aquel segundo de distracción sirvió para que la magia de Luna y Cadance le diera de lleno a Sombra, causando que su rostro se retorciera y toda la nube de sombras que generaba, se fuera desvaneciendo. En ese instante la magia de los elementos de la armonía golpeó desde abajo a Sombra, causando que este gritara de dolor y volviera a tener un cuerpo físico al que atacar. Shining Armor se sumó al ataque y finalmente los ponies lograron reducir a Sombra, causando que este cayera contra el suelo, gimiendo de dolor.
"¡Este es el momento!" Gritó Luna, aterrizando con Cadance junto a Dusk y los demás. "Debemos atacar al umbrum con todo lo que tenemos. Es la única forma de destruir la maldición que lo posee."
Luna, Shining, Cadance, Dusk y sus amigas se pusieron en posición, listos para atacar con toda su magia blanca a aquel ser oscuro que había poseído al amable Sombra. Esperando que fuera suficiente para detener la maldición generada por el hechizo de inmortalidad creado por Amore. Todo mientras Sombra se mantenía gimiendo de dolor, intentando recuperarse.
"¡Ahora!" Gritó Luna, dando la señal.
"¡ALTO!" Gritó desde el cielo otra voz femenina.
En ese instante, Celestia aterrizó justo entre medio de Sombra y los demás.
"¡Princesa Celestia!" Dijeron Dusk y sus amigas. Aliviados de ver allí a la princesa del Sol.
"Hermana…" Dijo Luna con una mirada preocupada.
"Tía, llegaste justo a tiempo." Dijo Cadance con un suspiro de alivio. "No hay tiempo de explicar. Debemos usar nuestra magia para destruir la maldición que ataca a Sombra. Es la única forma de salvarlo."
Pese a que todas las miradas estaban puestas en ella, Celestia solo tenía ojos para un pony. Frente a ella estaba Sombra, retorciéndose y gruñendo de dolor mientras el umbrum dentro de él lo poseía. Al verlo así, Celestia cerró sus ojos con dolor. Ella dio un par de pasos para acercarse a Sombra, pero se detuvo cuando este la miró y la fulminó con la mirada. Una mirada que no era del Sombra que ella tanto amaba, si no del oscuro umbrum que lo poseía.
"No estamos seguros si nuestra magia será suficiente, ya que Sombra es muy fuerte y está potenciado por una maldición creada por un hechizo de la Reina Amore." Dijo Dusk con una mirada preocupada. "Pero con tu ayuda, estoy seguro que podremos destruir la maldición."
Celestia no respondió a lo que dijo Dusk. Ella simplemente se quedó con su cabeza gacha y una mirada de dolor, como si toda esa escena que estaba viviendo fuese su mayor pesadilla. Finalmente, ella dio un suspiro y se volteó a ver a Dusk y los demás, luego de tomar una difícil decisión.
"Ustedes nunca me han visto furiosa… Ninguno de ustedes." Dijo Celestia lentamente, con su cabeza gacha. Entonces ella alzó su cabeza y fulminó con la mirada a todos los presentes. "Pero si alguno de ustedes ataca a Sombra, ¡No dudaré en desatar todo mi poder para defenderlo!" Gritó Celestia, con fuego en su mirada.
Al ver aquella mirada, todos retrocedieron un paso, asustados. Ni Dusk ni Cadance habían visto jamás a Celestia con tal fiera mirada, y a pesar de ser alguien muy querida por todos, todos se sintieron profundamente intimidados solo con su presencia. La única que no retrocedió fue Luna, quien simplemente se quedó mirando a su hermana con una seria mirada.
Todos los presentes quedaron sin aliento ante las palabras de Celestia. El único que se movió fue Sombra, quien cargó su magia y atacó a Celestia mientras esta le daba la espalda. Con un gran grito de dolor, Celestia cayó herida, mientras que Sombra se recuperó y se alzó más fuerte que nunca. Aquello sirvió para que Cadance y Luna despertaran de su aturdimiento, y volvieran a lanzar rayos mágicos para intentar alejar a Sombra, mientras Shining Armor puso un escudo para proteger a todos de la enorme bestia oscura.
"¡Princesa!" Gritó Dusk asustado, corriendo a verificar que su maestra estuviera bien.
Con una mirada de dolor, ella miró a Dusk y luego vio como Cadance y Luna, que volaban y atacaban a Sombra para intentar frenarlo.
"No lo entienden… No es su culpa." Dijo Celestia, con una lágrima corriendo por su mejilla. Sintiendo el dolor del ataque de Sombra, pero sintiendo más dolor al ver a su querido Sombra en aquel estado.
"Princesa, si atacamos a Sombra con los elementos de la armonía, solo atacará la magia oscura de la maldición. Sombra estará bien." Dijo Dusk, ayudando a su maestra a que levantara su cabeza.
Al escuchar aquellas palabras, Celestia cerró sus ojos con dolor, pues sabía que aquello era imposible, después de todo, solo ella sabía la verdad.
En ese instante Celestia se levantó con esfuerzo, y mientras se recuperaba del ataque sufrido, decidió contarle a Dusk la terrible verdad detrás de todo. Aquella pieza final del rompecabezas que Dusk necesitaba para finalmente responder los misterios que quedaban por resolver del misterioso Imperio de Cristal, su pueblo y su magia.
'Flashback de Celestia.'
Luego que Hope muriese, Celestia y Sombra estudiaron y trabajaron mucho para finalmente replicar el proceso de cristalización y revivir el recuerdo de Radiant Hope. Pese a que Hope no despertó, Celestia siguió yendo constantemente a visitar el Imperio de Cristal, pues allí se encontraba el potro que amaba, y le asustaba pensar que algún día el Imperio podría cerrarse nuevamente y lo perdería. Sin siquiera imaginarse que en pocos días esa terrible profecía se volvería realidad.
La última vez que Celestia vio a Sombra completamente sano, fue unos días antes de la celebración de la Feria de Cristal. Una fecha que Sombra había logrado ocultar de Celestia, ya que no quería que ella estuviera allí y lo viera sufrir de dolor ese día.
Aquella última vez en que ambos compartieron felices su amor, Celestia aprovechó que Sombra cayó dormido en el jardín de los deseos, para salir de aquella habitación y visitar en secreto el dormitorio de Sombra, donde solía estudiar. Allí, Celestia entró con cuidado para ver los libros que leía su amado Sombra, para saber bien qué tipo de libros le gustarían como regalo.
"Ni Sombra ni yo celebramos nuestros cumpleaños. Pero sería lindo celebrar aunque sea uno juntos." Pensó Celestia emocionada. Revisando la pila de libros que Sombra guardaba en su habitación, los cuales, eran mayormente sobre estudios avanzados de magia.
Mientras revisaba los estantes de libros, Celestia no pudo evitar distraerse con los dos grandes objetos cubiertos con mantas al otro lado de la habitación. Celestia los miró bien y recordó perfectamente lo que eran. Aquellos eran los últimos dos espejos mágicos que quedaban en el reino, el Espejo de futuro, y el Espejo de alerta.
Celestia entrecerró su mirada al verlos y lentamente se acercó a ellos. Entonces, descubrió el Espejo del futuro, que había visto muchos años atrás, y miró lo que este reflejaba. Para su sorpresa, el espejo seguía mostrando la misma imagen que había visto años atrás.
"El espejo debe estar mal…" Murmuró Celestia, con una triste mirada. "No sé quién es el otro pony, pero reconozco que la otra pony es Luna… Ahora que ella ha sido desterrada, sé que es imposible que este futuro ocurra." Murmuró Celestia con dolor, desviando la mirada.
Al mirar hacia el lado, Celestia se fijó en el otro espejo cubierto con una manta. Años atrás, Sombra le había impedido que lo viera, ya que el Espejo de alerta mostraba un peligro cercano, y Sombra dijo que verlo solo le corroería la mente, como le sucedía a él. Que era mejor no sentirse perseguido ni en peligro en todo momento.
Celestia dudo unos segundos, pero finalmente su curiosidad pudo más y sacó la manta del espejo. Al acercarse a ver su reflejo, Celestia esperó a ver a qué enemigo le revelaría el espejo. Quizás fuese algún noble loco, o alguna criatura de alguna tierra lejana, quizás le mostrase a Discord o incluso, quizás a Luna. Sin embargo, la imagen que mostró el espejo dejó a Celestia muy confundida, pues para nada reflejó lo que esperaba.
"¿Celestia?" Dijo repentinamente la voz de Sombra desde el pasillo. Acercándose hasta allí.
Al ver que Sombra estaba por llegar, Celestia se apresuró a tapar ambos espejos y se acercó a la puerta.
"¡Sombra! L-Lo siento, entre sin tu permiso a tu habitación." Dijo Celestia rápidamente, con una sonrisa nerviosa.
"No hay problema. Solo me sorprendió despertar solo en el jardín." Respondió Sombra sonriendo. Entonces, vio que Celestia, aunque lo intentaba ocultar, tenía una mirada confundida, como si hubiera algo en su mente.
"¿Por qué está tan nerviosa?" Pensó Sombra confundido, mirando de reojo dentro de su propia habitación. Allí, abrió sus ojos con sorpresa al ver que las mantas que cubrían los espejos mágicos estaban desordenadas. "¿Acaso Celestia vio los espejos?" Pensó Sombra confundido.
El mismo Sombra había visto el Espejo de alerta días atrás y sabía que el umbrum estaba cerca, el espejo lo reflejaba. Él siempre había querido evitar que Celestia supiera de los inminentes ataques del umbrum, por lo que se entristeció al pensar que su querida Celestia también había visto a aquella horrible criatura oscura.
"Ven, paseemos por el castillo. Después de todo, falta poco para que tengas que volver a tu reino." Sonrió Sombra, tocando gentilmente a Celestia. No queriendo incomodar a Celestia al decirle que había descubierto lo que hizo a sus espaldas.
Mientras caminaban, Sombra tomó dos decisiones. Primero, la de esconder los espejos mágicos en otro lugar, para que nadie volviera a verlos y a sufrir por aquellas visiones. Y segundo, despedirse de Celestia como si aquella fuese su última vez juntos. No estaba seguro que así fuera, pero por su visión sabía que el ataque del umbrum estaba más cerca que nunca, y no quería que Celestia estuviera allí ese día, ni que se sacrificara por él, tal como hicieses Radiant Hope y su madre.
El día de la Feria de Cristal llegó y Sombra se encerró en su habitación. Pese a que Sombra intentó engañar a Celestia para que no fuera a visitarlo aquel día, ella sintió un mal presentimiento y de igual forma fue hasta el Imperio. Allí, descubrió que Sombra gemía de dolor encerrado en su habitación.
Viendo que Sombra puso un sello mágico para bloquear su habitación, Celestia cargó su magia, hasta que forzó la puerta y esta por poco estalla al abrirse de golpe. Al entrar, Celestia quedó horrorizada ante lo que vio.
Sombra se encontraba en su cama, retorciéndose de dolor, y sobre él, una horrible sombra que parecía hecha de brea oscura, que estaba pegada a Sombra e intentaba liberarse de su cuerpo, pero no podía. Entonces, la horrible criatura oscura gruñó y usó toda su fuerza para intentar liberarse del cuerpo de Sombra. Aquello hizo que los ojos de Sombra quedaran en blanco por el dolor, arqueando su espalda en el aire con un dolor inimaginable en su cuerpo, hasta que repentinamente su cuerpo cayó inmóvil de vuelta a su cama, y con él, el oscuro ser que quedó sin fuerzas y se desvaneció en el aire como cenizas en un incendio.
"Sombra… ¡Sombra!" Gritó Celestia desesperada, corriendo hasta donde estaba Sombra.
Al llegar junto al cuerpo de su amado, Celestia se quedó paralizada al ver el rostro sin vida de Sombra. Aterrada, acercó su cabeza a su cuerpo e intentó a oír su corazón. Allí, no pudo escuchar palpitar alguno, ni sentir respiración en él. Sombra estaba muerto.
"No, no, ¡NO! ¿¡Qué pasó!?" Gritó Celestia aterrada, comenzando a desesperarse. Usando su magia para rodear el cuerpo de Sombra e intentar curar su cuerpo. "¡No me dejes, Sombra! ¡Despierta, por favor!" Lloró Celestia entrando en pánico, viendo que su magia no funcionaba, pues no podía sanar a un muerto.
Viendo que nada funcionaba, las patas de Celestia temblaron y dio algunos pasos hacia atrás. Con su mente hecha un caos sin entender lo que había pasado ni cómo era que su querido Sombra había muerto.
"Esto es una pesadilla… Es solo una pesadilla…" Murmuró Celestia aterrada, sin poder parar de llorar. Sintiendo más pánico de lo que había sentido en su vida. "No tú también… No me dejes tú también…"
Repentinamente Celestia recordó algo y abrió sus ojos con sorpresa, quedándose paralizada por un segundo. Entonces, rápidamente corrió fuera de la habitación de Sombra y fue a la habitación de Hope. Allí, vio el cuerpo cristalizado de Hope, que seguía en su sueño sin fin, pero aquello no era lo que buscaba. Celestia forzó ferozmente con su magia uno de los cajones que había allí y sacó un viejo pergamino que tiempo atrás Sombra había ocultado allí, el hechizo de inmortalidad.
Sin pensar en nada más que en traer a su querido Sombra de vuelta a la vida antes que su alma abandonara por completo su cuerpo, Celestia volvió a la habitación de Sombra, y con sus ojos aún llorosos, recitó el hechizo de inmortalidad creado por Amore cientos de años atrás. Para nada le importaban las repercusiones, ella estaba dispuesta a dar la vida por Sombra, y solo le importaba que el pony que más amaba en el mundo no muriera.
La habitación se llenó de luz mientras el cuerpo de Sombra se alzó en el aire, rodeado de runas mágicas prohibidas, muestras de estar usando una magia que iba en contra de la ley natural de la vida. Finalmente, la luz dorada de la magia de Celestia dejó de iluminar la habitación y el cuerpo de Sombra cayó lentamente de vuelta en su cama. Allí, Celestia se quedó congelada, esperando alguna reacción del cuerpo de Sombra, hasta que finalmente, pudo respirar con alivio al ver que el cuerpo de Sombra volvía a respirar.
Antes que Celestia pudiera reaccionar, súbitamente Sombra abrió sus ojos con un brillo rojo sobrenatural en ellos, sin pupila alguna. Entonces, su cuerpo se retorció de forma antinatural, hasta que finalmente volvió a ponerse de pie. Al ver aquello, Celestia quedó congelada por el terror, viendo que lo que sea que estaba controlando el cuerpo de Sombra, la miraba fijamente, y lo que fue más aterrador, este oscuro ser sonrió malvadamente al verla.
Pese a estar paralizada, la magia de Celestia seguía funcionando y su magia pudo sentir la magia que emanaba de Sombra. No cabía duda, aquel ser era Sombra, no estaba siendo poseído por nada, sin embrago, ¿Por qué sus ojos brillaban así? ¿Por qué aquella aterradora sonrisa? Acaso… ¿Ese era el verdadero Sombra?
"Debe ser como con la cristalización de Hope… Su alma debe recuperar todos sus recuerdos antes de volver a ser el mismo de antes…" Pensó Celestia, aún sintiéndose intimidada por la aterradora mirada y sonrisa que mostraba Sombra, una que la hacía temblar de cola a cabeza. "Es como si fuera un alma recién nacida, pero… ¿Por qué un alma sería así de aterradora desde su nacimiento?"
Repentinamente Sombra se abalanzó sobre Celestia, haciendo que esta cayera de espaldas contra el suelo. Entonces el oscuro Sombra intentó morder el cuello de Celestia mientras sus ojos rojos brillantes irradiaban profunda maldad.
Celestia sostuvo con sus cascos el pecho de Sombra para evitar que este la mordiera. Sin embargo, con cada segundo, el cuerpo de Sombra se iba haciendo más oscuro, convirtiéndose parcialmente en sombra, y ganaba cada vez más poder. Aquella forma de Sombra hizo que Celestia empezara a comprender lentamente lo que pasaba, causando que sus ojos se abrieran con horror.
Celestia había luchado con muchas criaturas malignas, pero si tuviera que describir la magia que emanaba de Sombra es ese momento, Celestia diría que a quién más se parecía de sus terribles rivales, era a su enfrentamiento contra Nightmare Moon. Sin embargo, no se parecía completamente a la versión malvada de Luna, sino a la magia oscura y demoniaca que ella había intentado usar contra ella.
"Una maldición… Pero no es solo un hechizo, ¡Todo su cuerpo se siente como una enorme maldición!" Pensó Celestia, atando lentamente los cabos sueltos. "¡El hechizo de inmortalidad! ¡Eso debió convertir el cuerpo de Sombra en magia oscura! Pero… ¿Por qué no queda nada del cuerpo original de Sombra? Una maldición no debería de haberse propagado tan fácilmente en un cuerpo normal."
Mientras Sombra ganaba más fuerza, empujaba más fuerte a Celestia, mientras a esta se le hacía más difícil contenerlo. En ese instante su mente le hizo pensar en todas las posibilidades imaginables, hasta que finalmente llegó a la verdad. Descubrió por qué Hope tenía aquel hechizo de inmortalidad guardado en su habitación.
"Tú… Ya habías muerto." Dijo Celestia con su rostro pálido, impactada al descubrir la verdad.
Los ojos de Celestia se llenaron de lágrimas al imaginarse lo que había pasado.
'Hope iba a ser madre pronto. Ella no quería poner en riesgo a su hija, pero al verte sufrir, no pudo soportarlo y ella tuvo que presenciar lo mismo que presencié. Su don era la magia curativa, pero no fue suficiente. Ella te vio morir, y en su desesperación, corrió a la habitación de Amore en busca de ayuda. Solo entonces descubrió que su madre no estaba allí. En su lugar, encontró el hechizo de inmortalidad y lo usó en ti, reviviéndote en tu estado salvaje actual. Viendo que no podía derrotarte, Hope te teletransportó a nuestra habitación privada, al jardín de los deseos, sabiendo que allí el tiempo avanza más rápido y que podía detenerte allí hasta que tu alma se estabilizara. Allí, debiste darle un golpe mortal antes que ella huyera y bloqueara aquel espacio temporal. Ella logró encerrarte, pero solo alcanzó a dar a luz antes de caer mortalmente herida…'
Repentinamente Celestia sintió que no podía controlar más a Sombra y se teletransportó fuera de la habitación. Ella miró a Sombra desde el portal y esperó a que el salvaje Sombra lo viera. Entonces, el aura oscura de Sombra se abalanzó sobre Celestia como una enorme ola, la cuál Celestia apenas si pudo esquivar a tiempo. La alicornio voló velozmente por el pasillo mientras Sombra le seguía velozmente el paso.
"Debo hacer lo mismo que Hope. Debo encerrar a Sombra en el jardín de los deseos para que el tiempo acelerado de la habitación estabilice su alma revivida." Pensó Celestia aterrada, llegando finalmente frente a la habitación secreta de Sombra.
Al tocar el pomo de la puerta, Celestia se dispuso a abrirla, sin embargo, apenas lo intentó, un poderoso rayo de magia oscura voló en su dirección, causando que Celestia tuviera que saltar para evadirla. Con un gran estallido, la puerta de aquella habitación especial voló en mil pedazos, dejando a Celestia con una mirada de pánico. Lentamente Sombra se acercó, con sus ojos rojos brillantes y malignos, su cuerpo completamente oscuro, formado de sombras, y una boca sobrenatural llena de colmillos.
"Por eso la Reina Amore eligió usar la cristalización en vez del hechizo de inmortalidad. Sabía que si usaba el hechizo, solo crearía un monstruo." Pensó Celestia aterrada. Yendo mentalmente hacia atrás en el tiempo, mientras comprendía más de como todo había llegado a esa horrible situación. "El hechizo de inmortalidad de Hope creó a este mismo monstruo tan fácilmente, porque Sombra no había pasado por eso por primera vez." Descubrió Celestia, mientras su imagen revivía ahora lo que debió suceder con Amore.
'Amore estaba desesperada luego de ver a Sombra caer en enfermedad y sufrir. Por eso llamó aquella vez a Star Swirl. Él intentó buscar ayuda, pero fue demasiado tarde. Aquella vez moriste, tal como lo hiciste frente a Hope y conmigo. Amore no sabía que más hacer, tú eras su preciado hijo, algo por lo que había luchado toda su vida. Ella sabía que no podía cristalizarte debido a que había perdido casi toda su magia al crear el Corazón de Cristal, por eso, su última alternativa fue usar el hechizo de inmortalidad que había creado y se había negado a usar. Aquella vez, apareció esta horrible criatura por primera vez, una criatura confundida llena de dolor… Esta vez has vuelto tan fuerte como para enfrentarte a una alicornio, la vez anterior fuiste menos fuerte pero lo suficiente como para herir a Hope, pero la primera vez que reviviste, debías de ser bastante más débil. Sin embargo, fuiste lo suficientemente fuerte como para matar a la débil Amore, o quizás, ella ni siquiera tuvo corazón para enfrentarse a ti. Luego de matar a Amore, Hope lo descubrió y ganó su cutie mark por la desesperación de curar tu cuerpo con su magia sanadora. Aquella vez, Hope se negó a revelarte que habías sido tú quien mató a Amore y simplemente dijo que fue el 'umbrum', sin saber que lo olvidaría al día siguiente, debido a la magia del Corazón de Cristal.'
Sin esperar más, el oscuro y poderoso Sombra se lanzó contra Celestia, quien tuvo que cubrirse con un escudo mágico para soportar la embestida de la bestia oscura. Lentamente el escudo de Celestia comenzó a quebrarse, sorprendiendo incluso a la propia alicornio, viendo lo poderoso que era Sombra en aquel estado salvaje. Viendo que su escudo se rompería, Celestia usó su teletransportación y desapareció en el último segundo, volando fuera del enorme palacio de cristal.
La respiración de Celestia se agitaba mientras sus fuerzas se agotaban, con su corazón dolido al verse pelear contra su amado Sombra, mientras su mente era un lio que descubría finalmente la verdad. Entonces, una súbita revelación final la dejó pasmada, con una mirada llena de terror.
En ese instante, desde el balcón del castillo, Sombra se alzó en el aire, formando un enorme cuerpo hecho de humo y sombras, alzándose en el aire para atacar nuevamente a Celestia que volaba allí. Mientras veía acercarse al salvaje Sombra, Celestia lo miró con dolor al entender finalmente su origen.
"Un cuerpo renacido está condenado a volver a morir, por eso es que sufrías de dolor hasta que tu cuerpo ya no aguantaba más, y todo eso no solo pasó desde que Amore usara por primera vez el hechizo de inmortalidad en ti. Todo ocurrió… ¡Desde el momento que naciste!" Pensó Celestia, derramando una lágrima al entender el cruel destino que vivió Sombra, recordando las palabras que dijo Star Swirl cuando volvió por última vez al Imperio y lo encontró cerrado.
'Amore, todo tiene su precio, la vida no puede huir de la muerte, eso es una maldición… Esas fueron las palabras que susurró Star Swirl lleno de dolor aquel día. Él lo descubrió. Amore fue capaz de engañar a la muerte gracias a la magia de cristalización, y aquello creo a los umbrums que tanto temías, sin saber que el verdadero asesino siempre fuiste tú. Sin embargo, hubo algo que ni siquiera Amore pudo vencer… La maldición del alicornio. Ella siempre quiso ser madre, pero no podía, la naturaleza de ser inmortal se lo impedía. Por eso, decidió engañar a la naturaleza. Ella engendró una hija pero aisló la maldición completamente, creando otro ser para que la maldición solo le afectara a él y no a su hija, ese fuiste tú, Sombra. Así fue como nacieron los gemelos de Amore, una potranca llena de luz y otro lleno de oscuridad… Quizás Amore pensó en otro destino para ti, pero finalmente no fue capaz de deshacerse de ti y te crio como un hijo más. Por eso sufrías con la magia blanca del Corazón de Cristal, y esa misma magia blanca te iba lastimando más y más hasta que fue insostenible, y finalmente te mató por primera vez. Por eso el hechizo de inmortalidad te afecta tan rápidamente y te vuelve tan poderoso cada vez que renaces. Tú… ¡Tú eres una maldición viviente!'
Viendo que Sombra se abalanzaba contra ella, hizo que ella saliera de sus pensamientos, cubriéndose justo a tiempo. Sin embargo, la fuerza salvaje de Sombra era tal que de igual forma sacó volando a Celestia, causando que esta cayera en picada y se estrellara contra una casa, rompiéndola en pedazos.
Los ponies de cristal comenzaron a gritar y huir confundidos. Todo mientras Sombra aterrizaba, esperando para ver si Celestia había muerto o saldría de los escombros.
"Él no está enfocando su ira contra los demás ponies. Su ira solo está enfocada contra mí." Pensó Celestia adolorida. Moviendo algunos grandes trozos de cristal que le habían caído encima tras aquella potente caída. "Quizás sea efecto de haber sido yo quien conjuró el hechizo de inmortalidad…"
Viendo que Celestia se movía, Sombra cargó un potente rayo mágico y lo arrojó contra Celestia. En tanto que la alicornio respondió de igual manera con otro potente rayo dorado, causando que ambos rayos de energía chocaran y se mantuvieran en el aire mientras sus poderosos conjuradores se mantenían usando su poderosa magia uno contra el otro.
Mientras luchaban, Celestia vio que su magia alicornio seguía siendo más poderosa que la magia de Sombra en ese momento, y avanzó unos pasos mientras mantenía su potente rayo mágico contra el rayo de Sombra. Sin embargo, su determinación para revertir aquel rayo contra Sombra flaqueó al instante y no pudo seguir avanzando. Por más que su propia vida estuviera peligrando, en lo único que pensaba Celestia era en la sonrisa de Sombra y en todos los momentos felices que habían pasado juntos, momentos en los que solo él había sido su gran apoyo para soportar los momentos más difíciles de su vida.
"Yo… No puedo luchar contra él." Pensó Celestia llorando. Causando que su duda debilitara su magia y la magia de Sombra fuera la que ganó terreno en esa batalla.
Viendo que el rayo de energía venía en su contra, Celestia dio un gran grito para detener aquel poderoso rayo de energía y toda esa magia acumulada estalló, causando una gran onda expansiva que hizo que tanto ella como Sombra salieran volando lejos. Celestia logró estabilizarse y mantenerse de pie, en tanto que Sombra salió volando hasta golpear otra casa, haciéndola añicos con su impacto.
Aquel golpe que sufrió Sombra fue devastador, pero Celestia supo que no era suficiente para detener a Sombra, pues el aura oscura que emanaba de él seguía emanando desde las ruinas de la casa y nuevamente iba creciendo, mientras Sombra se recuperaba del impacto.
Celestia puso una mirada llena de angustia, sin saber qué hacer. En esta batalla ella tenía aún la ventaja, pero la magia oscura de Sombra solo crecía, y si había una batalla de desgaste, definitivamente ella perdería. ¡Tiempo era lo que necesitaba! Si solo tuviera más tiempo, ella podría esperar a que el alma oscura de Sombra se calmara y recuperara su consciencia. Si tan solo la habitación secreta de Sombra no se hubiera destruido, ella podría haber encerrado allí a Sombra nuevamente… En ese instante, Celestia abrió sus ojos sorpresa y temor al darse cuenta de algo.
"Existe otro lugar con el tiempo acelerado… ¡Justo donde estamos ahora!" Pensó Celestia, mirando a su alrededor. Dándose cuenta que el mismo Imperio de Cristal era un espacio fuera del tiempo.
En ese instante, ella desvió la mirada y cerró sus ojos con dolor, ella debía tomar una difícil decisión. Ella podía seguir luchando allí, pero Sombra la derrotaría. Si salía del Imperio, la creciente magia de Sombra podía hacer que rompiera la barrera del Imperio y todo este caería y sería destruido. Si ella salía del Imperio y lo cerraba antes que Sombra escapara, quizás su ira por perseguir a quien lo había revivido desaparecería, sin embargo, estaría condenando a dejar a todos los ponies de cristal bajo el control del salvaje Sombra, al menos, hasta que su alma se calmara y recuperara su consciencia. Además, ella nunca había intentado cerrar el Imperio antes, lo había intentado abrir, y eso jamás tuvo resultados, ya que jamás pudo superar la magia de Amore. Todo era una apuesta arriesgada, y fuese como fuese, alguien saldría herido.
"¡GAAAHHHH!" Gritó con furia Sombra, emanando más aura oscura de la que había liberado hasta ese instante. Asustando a Celestia al ver que ya casi estaba igualando su nivel de magia.
El salvaje Sombra, se lanzó como un cohete en dirección a Celestia, con una mirada asesina. En tanto que Celestia miró aterrada a aquel Sombra, sin poder creer que esa fuese el alma del pony más amable y dulce que había conocido, aquel del que había caído profundamente enamorada.
Justo antes que Sombra la golpeara, Celestia cerró sus ojos y desapareció, reapareciendo justo al otro extremo de la ciudad, frente al portal de acceso al Imperio. Allí, Celestia puso una mirada de dolor y atravesó la barrera, sin mirar atrás. Una vez salió del Imperio, Celestia se volteó y miró la enorme ciudad ante ella, rodeada por aquella barrera invisible que la separaba de la gran tormenta del norte. Concentrándose, Celestia intentó rodear toda la barrera con su magia, pero era muy difícil. En un segundo intento, alcanzó a rodearla, pero su magia no era suficiente para cerrar el Imperio.
"Creo que puedo hacerlo, pero… Solo se puede hacer desde dentro de la barrera." Pensó Celestia, agotada luego de intentar cerrar la barrera una tercera vez.
En ese instante, Celestia vio que una gran nube oscura comenzaba a alzarse en la ciudad, yendo velozmente en su dirección. Era Sombra, quien finalmente la había encontrado. Allí, Celestia cerró sus ojos y se concentró profundamente, usando todo lo que tenía de magia para lograr cerrar la barrera.
"Debo impedir que Sombra rompa la barrera… Debo salvar a mi reino… ¡Debo salvar a Sombra!" Dijo Celestia llena de determinación, mientras su cabeza se iba llenando de los momentos felices que había pasado junto a Sombra. "Yo… ¡Yo no dejaré que mueras!" Gritó Celestia con sus ojos brillando y llorado de impotencia, alzándose en el aire mientras usaba toda su magia para finalmente superar la magia de Amore. Liberando su magia justo cuando Sombra, con su cruel mirada, estaban a punto de llegar a la barrera.
Toda la barrera que bordeaba al Imperio brilló lentamente hasta brillar tan dorado como la magia de Celestia, y en un instante, el Imperio de Cristal desapareció. Celestia cayó exhausta en medio de la nieve mientras la tormenta la rodeaba por completo.
"Yo… Lo hice." Dijo Celestia agotada. Agachando su cabeza, comenzando a llorar, sabiendo que lo que había hecho había sido terrible. Ella acababa de desaparecer una ciudad completa, condenando a sus ciudadanos a su suerte, solo… por no ser capaz de matar a un pony, al potro que amaba.
"Qué… ¿Qué fue lo que hiciste…?" Preguntó repentinamente una voz desde atrás.
Al voltearse, aún agotada en el suelo, Celestia vio que se trataba de Fiore, la hija de Hope. Ella, siendo la única pony capaz de salir a voluntad a través de la barrera, iba de regreso en ese momento al Imperio. Allí, vio con horror cómo Celestia usó su magia para desaparecer a toda su ciudad y los habitantes que allí vivían.
"Fiore… Yo… Puedo explicarlo." Dijo Celestia débilmente, levantando un casco para intentar que Fiore se acercara.
"¡No me toques!" Gritó Fiore aterrada. Llorando al ver que su ciudad había desaparecido y que la culpable no era otra que aquella alicornio.
Aterrada al ver lo sucedido, Fiore se dio la vuelta y salió huyendo de allí entre lágrimas, perdiéndose en la neblina de la tormenta. Por su parte, Celestia intentó levantarse, pero estaba tan agotada luego de superar sus límites mágicos, que solo bajó su casco y cayó desmayada por el esfuerzo.
Tras despertar cubierta de nieve, Celestia tuvo suerte de poder levantarse antes de morir congelada en medio de la tormenta. Tras recuperarse, ella intentó localizar a Fiore, pero nunca pudo hacerlo. Muchos años más tarde, Celestia finalmente se encontraría con los descendientes de Fiore, enterándose de que ni siquiera la hija de Amore y su descendencia habían podido escapar de la maldición del alicornio.
Pese a que Amore pudo dar a luz, condenó sin querer a sus descendientes a trasmitir parte de la maldición del alicornio que corría por su sangre. Cada vez que una descendiente de Amore nacía, nacía una yegua con el ferviente deseo de ser madre algún día también. Aquella yegua cumpliría su deseo, pero la maldición le impediría vivir junto a su hija. Generación tras generación, cada vez que una descendiente de Amore tenía una hija, la madre moría a los pocos minutos de haber dado a luz, como pago por romper la maldición. Un ciclo que se repetiría sin fin hasta el presente, en que Celestia encontraría a la pequeña Cadance, la última descendiente del linaje de Amore, quien justamente, por azares del destino, sería la primera en volver a ser una alicornio.
En esos cientos de años, muchas cosas pasaron en Equestria, y muchas más pasaron en el Imperio de Cristal, pues, con su tiempo acelerado, fue mucho más tiempo el que vivieron allí los ponies de cristal. Una época oscura a la que lamentablemente los condenó Celestia, al no matar a Sombra.
Una vez Celestia cerró la barrera del Imperio, el salvaje Sombra perdió su propósito asesino, y con él, la mayor parte de su poder. Toda la poderosa aura oscura que emanaba de aquel oscuro ser, era para erradicar la vida, sin embargo, al irse Celestia, solo quedó una ciudad llena de recuerdos vivientes, que no podían ser considerados seres vivos como tal, por lo que su poder quedó absolutamente mermado, tanto que ni siquiera podía acercarse al poderoso Corazón de Cristal para destruirlo. Sin embargo, ante él había una ciudad llena de ponies felices cuyas almas estaban hechas de luz, a diferencia de su alma oscura, lo que hizo que la oscura alma de Sombra decidiera someterlos, para intentar borrar todo rastro de felicidad en ellos. Por decenas de años, Sombra encadenó a su pueblo, atándolos con cadenas y ocultando sus felices rostros bajo máscaras y cascos. Por años, la oscuridad reinó en aquel reino, y así siguió hasta que el alma de Sombra finalmente recuperó la consciencia nuevamente y volvió a ser el Sombra de siempre, coincidiendo con el despertar de Hope.
'Fin del flashback.'
"Sombra… ¿Es una maldición viviente? Preguntó Dusk sorprendido y aterrado, luego de escuchar la revelación de Celestia.
"Por eso no podemos usar magia para destruir la maldición que yace en él." Dijo Celestia, levantándose por completo finalmente, luego del ataque de Sombra. "La maldición del umbrum yace dentro de Sombra, pero Sombra también es una maldición en sí. Si destruimos al umbrum, también destruiremos a Sombra."
Ante aquella revelación, Dusk bajó su mirada con miedo. Finalmente entendía todo. Celestia no quería matar a Sombra, ella lo amaba tanto como él la amaba. Pero, ¿Qué otra salida tenían si no podían enfrentarse a Sombra?
"¡Cuidado!" Gritó repentinamente Shining Armor, viendo que Sombra se dirigía hacia ellos.
Sin mayor esfuerzo, Sombra rompió la barrera de Shining Armor con un poderoso rayo de magia y se abalanzó contra Celestia. Esta, alcanzó a detenerlo con sus cascos, y ambos se elevaron en el aire, iluminando sus cuernos mientras usaban su magia mutuamente para impedir que el otro lanzara hechizos.
"Al fin te veo… ¡Al fin te veo!" Gritó Sombra, con sus ojos verdes brillando y sus pupilas rojas fijas en Celestia.
Al tener a Sombra frente a ella, Celestia lo miró atentamente y vio la magia morada que rodeaba los ojos de Sombra, llenándose de terror. En ese instante, Sombra era una mezcla de personalidades y maldiciones distintas que Celestia pudo notar, por eso el color de sus ojos. La pupila roja representaba el alma oscura de Sombra, aquel ser nacido como contraparte de Hope para aislar la maldición del alicornio, aquella personalidad contra la que Celestia había luchado la última vez que se vieron, la culpable del asesinato de Amore y Hope. El verde de sus ojos representaba el umbrum del dolor en él, aquel ser formado por el dolor y el trauma de la muerte de cientos de ponies y que Sombra había guardado en sí mismo para salvar a su pueblo del dolor de la muerte. Y finalmente, el fantasmal brillo morado que volaba de sus ojos, aquello representaba la bondad de Sombra, aquel potro del cuál ella había caído enamorada, aquella parte de su alma lloraba, y sus lágrimas se evaporaban en aquella oscura aura, dando a Sombra aquel fantasmagórico brillo morado alrededor de sus ojos.
"Sombra… Dijiste que tú podías ver las almas, ¿Recuerda? En este momento, yo también puedo ver la tuya." Dijo Celestia llorando, mientras Sombra seguía forcejeando con ella para intentar dominarla. "Por favor, vuelve en a ser quien de verdad eres. Vuelve a ser el Sombra que amo."
"Tú… Tú no lo entiendes." Gruño Sombra, siendo consciente de sí mismo, pero ya no pudiendo contener todo el dolor y maldad que había anidado en su corazón. "¡Ya no hay vuelta atrás!" Gritó Sombra, cargando su magia y arrojando con fuerza a Celestia contra el suelo.
Antes de caer, Dusk y Luna alcanzaron a usar su magia para amortiguar el golpe de Celestia, que de otra forma hubiera sido mortal. Entonces, todos se reunieron, listos para enfrentarse a Sombra, mientras este se acercaba lentamente a ellos, con una mirada llena de dolor.
"En la cueva lo vi, ¡Por primera vez lo vi!" Dijo Sombra, sonriendo malévolamente, mirando a Celestia a los ojos. "Cuando el dolor escapó del cuerpo de Sombra, él, yo, nosotros, finalmente lo entendimos. Él siempre había visto al umbrum al ver el Espejo de alerta, pero ahora, por primera vez vimos nuestro reflejo sin el umbrum. Lo que vimos… ¡Fue exactamente lo mismo! ¡Siempre fui yo!" Gritó Sombra, al tiempo que el aura morado que bordeaba sus ojos aumentaba. Su alma lloraba ante la revelación más impactante de su vida. "Aquel día que viste en el espejo el reflejo, lo entendiste, ¿Verdad? ¡Yo nunca tuve el Espejo de alerta! Lo que en realidad tenía, era el Espejo del Alma. Yo no veía al ser que había asesinado a Amore y a Hope, yo no veía el peligro cercano que amenazaba a todos, ¡Lo único que veía era mi propia alma! ¡Yo los asesine! ¡Yo soy el mal encarnado! ¡Yo soy el rey de los monstruos!" Gritó Sombra enloquecido, cuya alma se había mezclado tanto con la del umbrum que casi ya no podían diferenciarse. Liberando una enorme oleada de aura oscura que aterrorizó a todos, pues nunca ninguno había sentido tal poder ni tal intención asesina como la estaban sintiendo.
"¡Tú no eres un monstruo!" Gritó Celestia, intentando contener su llanto.
Sin escuchar nada, Sombra se abalanzó furiosamente contra Celestia y su grupo. Al ver quienes estaban a su lado, Celestia se asustó y dio velozmente unos pasos al frente. Entonces ella usó su más poderosa barrera mágica para contener al poderoso Sombra, algo que a duras penas si logró, debido al poder de aquel oscuro ser.
"Deben atacarlo… ¡Ahora que puedo contenerlo!" Gritó Celestia, dando todo de sí para intentar contener a Sombra.
Luna, Cadance y Shining se pusieron rápidamente en posición y lanzaron sus ataques mágicos contra Sombra, quien gruñó de dolor. Sin embargo, ni siquiera la magia de dos alicornios y un capitán de la guardia fueron suficientes para doblegar a Sombra. Por su parte, Dusk se quedó paralizado unos segundos. Él acababa de escuchar el relato de Celestia, sabía que si usaban su magia para destruir al umbrum, también destruirían a Sombra, los demás no habían alcanzado a escucharlo, pero Dusk sí, y por lo mismo, ahora dudaba.
"Dusk… Confía en mí. Yo… Tengo un plan." Dijo Celestia con esfuerzo, mirando de reojo a Dusk, entendiendo la duda de su fiel estudiante. "Y más importante aún. Más allá del amor que siento por Sombra, ¡Está el amor que siento por todos ustedes!"
Confiando en su maestra, Dusk llamó a sus amigas, haciendo brillar sus elementos de la armonía, listos para liberar su magia. En ese instante, Dusk enfocó su vista en Sombra, que aún forcejeaba por intentar atacar a Celestia mientras esta lo contenía. Allí, Dusk vio por un instante brillar una parte en el cuerpo de Sombra, su cabeza, específicamente la joya dorada que tenía Sombra en su corona. Algo dentro de Dusk le dijo que debía de atacar aquel lugar, que por alguna razón emanaba más magia que cualquier otra parte de su cuerpo. Entonces, Dusk cargó la magia de la armonía, emanada por todas sus amigas y todos juntos lanzaron un poderoso hechizo que golpeó directamente a Sombra, centrándose en la corona que cargaba.
"¡GAAAHHH!" Gritó Sombra lleno de dolor, siendo atacado por el más poderoso rayo de energía blanca y pura que jamás hubiera conocido. Al tiempo que Luna, Cadance y Shining también lanzaban sus más poderosos hechizos de magia blanca.
Celestia vio con horror cómo la corona de Sombra salió volando mientras su capa caía al suelo, al tiempo que el cuerpo de Sombra comenzaba a desintegrarse mientras su aura oscura desaparecía. Sin que los demás lo notaran, Dusk Shine se sintió mareado por un instante y también cayó al suelo.
Al momento de atacar la joya dorada que cargaba Sombra en su corona, por un instante Dusk sintió una tenebrosa sensación familiar. Por un instante, él escuchó un extraño ruido mezcla de grito de dolor y carcajada, al tiempo que hubiera jurado que vio una figura de humo salir de la joya rota y desvanecerse en el aire. Algo que pasó desapercibido para todos los demás, que solo lo confundieron con el aura oscura de Sombra.
"Es… Como cuando destruí la corona de Chrysalis." Pensó Dusk agitado, con su corazón latiendo a mil por segundo por alguna razón. "¿La corona de Sombra también tenía magia oscura?" Pensó Dusk confundido, mientras intentaba volver a pararse.
"¡Dusk!" Gritaron las amigas de Dusk asustadas, corriendo hacia él. Viendo que el potro que amaban había caído al suelo.
"¡Celestia! ¿Qué haces?" Gritó repentinamente Luna asustada. Haciendo que Dusk y sus amigas volvieran a centrarse en lo que pasaba frente a ellos.
Al voltearse, todos vieron que Celestia había puesto una barrera de magia entre ella y los demás. Al fijar mejor su vista, Dusk y sus amigas se percataron que en realidad Celestia no se había encerrado sola en aquella barrera mágica en forma de burbuja. Junto a Celestia, había una fantasmagórica figura con el rostro de Sombra. Aquello, era parte del alma de Sombra que había quedado luego de destruir por completo al umbrum con la poderosa magia de los Elementos de la Armonía. Por lo que, lo que quedaba de Sombra, debía ser solo la parte más pura de su alma, la que no había sido corrompida por el umbrum ni por su lado salvaje.
"Aún puedo salvar a Sombra." Dijo Celestia, mirando con tristeza a su hermana.
"¡Ya no puedes! ¡No queda nada de él!" Dijo Luna molesta y preocupada. "Por favor, ¡No hagas otra locura!"
Luna sabía que Celestia había hecho desaparecer el Imperio de Cristal, ella se lo había dicho algunas noches atrás. Aquello causó parte del conflicto de que Luna no quisiera hablar con Celestia en los últimos días, sabiendo que ella había desaparecido toda una ciudad para intentar salvar a Sombra, sin conocer la historia ni los detalles de cómo eso supuestamente lo salvaría. Por eso, aquella noche que Luna se enteró del regreso del Imperio de Cristal, no le avisó a Celestia y le pidió a Sunset Shimmer que la retrasara lo más posible. Luna tenía miedo que Celestia hiciera otra locura por amor.
"Solo haré una locura más. Te lo prometo, será la última." Sonrió con tristeza Celestia, derramando una lágrima. "No puedo dejarlo morir. No después de todo lo que ha sufrido y… y de todo lo que lo amo. Por eso, daré mi vida a cambio de la suya de ser necesario." Agregó Celestia sonriendo, cargando su magia mientras su cuerpo brillaba, al igual que el del alma de Sombra.
"¿Qué? ¡No! ¡Celestia, no!" Gritó Luna aterrada, usando su magia para intentar romper la barrera de Celestia. Sin embargo, aquello fue inútil, la magia de Luna aún no se recuperaba por completo y la de Celestia seguía siendo mucho más fuerte que la de ella.
Viendo que Celestia pretendía sacrificarse a sí misma para devolverle la vida a Sombra, hizo que todos los demás también pusieran miradas de espanto, mientras que Luna siguió lanzado hechizos para intentar romper la barrera de Celestia, antes que Celestia se inmolara a sí misma.
"Me sacrificaré a mí misma para que puedas vivir con tu cuerpo cristalizado." Dijo Celestia, sonriendo con ternura mientras miraba el alma inconsciente de Sombra flotando ante ella. "Con un cuerpo de cristal, podrás vivir una nueva vida alejado del mal que te hizo nacer originalmente… Estoy segura que la sangre con magia antigua que corre por mis venas será suficiente pago para darte al menos eso." Sonrió Celestia llorando. Triste por saber que no podría compartir más momentos felices con Sombra, pero feliz de saber que al menos podría salvarle la vida al potro que amaba.
"¿¡Qué esperan!? ¡Ayúdenme a detener a Celestia!" Gritó Luna en pánico, golpeando con sus cascos la barrera y mirando aterrada a Dusk y los demás.
Sabiendo que la vida de su maestra estaba en juego, Dusk rápidamente avanzó para acercarse a Luna, al igual que Shining, sin embargo, ambos se detuvieron al ver que Cadance no se movió. En cambio, la alicornio rosa solo desvió la mirada y cerró sus ojos con dolor, derramando una lágrima.
"Yo… Lo siento, pero… No puedo hacerlo." Dijo Cadance, alzando su mirada y enfocando su vista en Celestia. Sintiendo con su don todo el amor que Celestia sentía por Sombra. "Ambos se aman, y están dispuestos a dar la vida uno por el otro. Yo… Yo también haría lo mismo estando en su lugar." Lloró Cadance, mirando a Shining con dolor. Sabiendo que estaba dejando morir a su querida tía que la había criado desde pequeña, pero también, sabiendo que este era el deseo más anhelado dentro del corazón de Celestia, y no podía arrebatárselo.
Con las palabras de Cadance, todos se quedaron de piedra. En ese instante todos sintieron una extraña sensación en sus corazones, una mezcla de dolor y paz interior, el sentimiento exacto que Cadance experimentaba, como si repentinamente todos también pudieran sentir lo que sentía Celestia en ese momento. Al voltearse, Dusk vio que lo que provocaba aquel estallido de emoción, era Spike, específicamente, el Corazón de Cristal que cargaba con él.
El pequeño dragón había huido para salvar el Corazón de Cristal de Sombra, sin embargo, luego de escuchar que la batalla había cesado, él volvió junto a sus amigos. Allí, el nuevo Corazón de Cristal brilló y expandió el sentimiento más intenso que se sentía en ese momento cerca, que era lo que sentía Celestia. Aquel era un nuevo e inesperado efecto del Corazón de Cristal, que luego de expandir la alegría de los antepasados del Imperio de Cristal como último deseo de estos, ahora servía para amplificar cualquier sentimiento de alguien cercano, para que los demás pudieran sentirlo.
Al sentir aquella fuente de sentimientos, el alma de Sombra repentinamente abrió sus ojos, viendo a Celestia ante él. En ese instante, él no pudo hacer otra cosa más que sonreír.
Repentinamente Celestia abrió con sorpresa sus ojos al ver que su magia estaba siendo retenida. Ella rápidamente se volteó a ver a Luna y los demás, pero todos ellos solo la miraban con tristes y preocupadas miradas desde detrás de la barrera. Ninguno de ellos podía estar usando magia para detenerla.
"No son ellos. Soy yo quien está rechazando tu hechizo." Dijo el alma de Sombra, sonriéndole con ternura a Celestia.
"No… ¡No puedes!" Dijo Celestia asustada. Tan sorprendida de ver a Sombra recuperando su consciencia, que en su sorpresa liberó la barrera que los rodeaba.
"No puedes revivir a un alma que no quiere ser revivida." Dijo Sombra, causando que el cuerno de Celestia dejara de brillar y emanar magia, hasta apagarse por completo. "Jamás dejaría que te sacrificaras por mí, porque yo también te amo." Dijo Sombra sonriendo, mientras su alma desaparecía lentamente y ya solo quedaba la mitad de su cuerpo, flotando en el aire frente a su amada.
"Por favor, déjame salvarte." Rogó Celestia, alzando su casco para intentar tocar el alma sin sustancia de Sombra. "He cometido muchos errores en mi vida. Ya no puedo más con esto. Debo pagar por mis pecados. Yo… Quiero descansar de ser inmortal." Dijo Celestia, derramando lágrimas por sus mejillas.
"Has cometido errores como todos, pero solo porque intentabas hacer el bien." Dijo Sombra sonriendo, también intentando tocar con su casco fantasmal el rostro de su amada, para consolarla. "¿Recuerdas lo que te dije cuando nos vimos por primera vez? Te dije que tu alma era la más brillante de las que había visto jamás." Sonrió Sombra con ternura. Entonces él alzó la vista y vio que el rojizo del cielo provocado por su magia oscura desaparecía lentamente, dando paso a la claridad del cielo azul y del bello sol de Celestia, un sol que jamás había podido experimentar antes. Con ello, Sombra volvió a sonreír. "Se cumplió… Finalmente se cumplió la visión que vi en el Espejo del futuro. Tú y yo juntos, bajo la luz del sol." Agregó Sombra, recordando aquel día. Bajando su cabeza y besando apasionadamente a Celestia en su boca.
Pese a que Sombra era solo un alma sin cuerpo, Celestia podía jurar que sentía los tiernos labios de su amado. Cerrando sus ojos mientras continuaba intentando no estallar en llanto al ver partir al potro que más amaba.
"Solo… Solo necesitábamos más tiempo." Lloró Celestia tras el beso. Viendo con espanto que ya casi solo quedaba la cabeza de Sombra, pues todo su cuerpo ya había desaparecido.
"Mi dulce Celestia… Tuvimos toda una vida juntos." Sonrió Sombra, mirando con amor a su amada. Recordando todos los buenos y felices momentos que habían vivido juntos.
Para cualquiera que hubiera vivido la época en que Celestia visitaba el Imperio de Cristal, diría que ella y Sombra habían pasado solo unos pocos días al año juntos, ya que sus visitas eran muy esporádicas. Sin embargo, dentro del Imperio de Cristal, los días podían llegar a ser semanas, y en el jardín de los deseos, ese tiempo podía llegar a ser meses. Durante cientos de años ambos compartieron ese precioso tiempo juntos, y lo que para algunos fueron unos pocos días, para ellos llegó a convertirse en años de convivir juntos, solo los dos en su jardín secreto. Amándose mutuamente aislados de todos, porque si estaban juntos, no necesitaban a nadie más. Miles de risas, abrazos y caricias, ambos se habían vuelto una pareja aislada del tiempo y el mundo, un amor tan único como ambos lo eran.
Agachándose con lo poco que quedaba visible de su alma, Sombra le indicó a Celestia que mirara debajo de su capa, que había caído allí al desaparecer su cuerpo. Al levantar la capa de Sombra, el corazón de Celestia dio un salto, quedando en shock al ver lo que Sombra había guardado por años. Allí estaba la argolla con papel dorado en el que él había escrito su deseo. Ese era el máximo tesoro de Sombra, algo que había luchado por encontrar luego que su jardín de los deseos hubiera sido destruido.
"La cura de la inmortalidad…" Luchó por sonreir Celestia, con una temblorosa sonrisa y sus ojos llenos de lágrimas. Levantando el papel dorado que Sombra había guardado por años. En él se leía: 'Amor eterno', esa era la cura para soportar el cruel destino de la inmortalidad.
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Al tomar el papel dorado, este comenzó a deshacerse, debido a que la magia lo había casi carbonizado luego de destruir el cuerpo de Sombra. Como si hubieran estado atados por un hilo invisible, lo que quedaba del alma de Sombra también desapareció finalmente, diciendo un último 'Te amo' sin voz, despidiéndose para siempre de su amada.
Tras ver desaparecer a Sombra, Celestia quedó congelada por un instante, solo mirando al cielo. Lentamente bajó su mirada y vio que en su casco también había desaparecido el papel dorado, causando que la argolla dorada que servía para atar aquellos deseos a las ramas de los árboles cayera al suelo, quedando justo frente a ella.
'Cuando sea grande, yo… te daré un anillo y me casaré contigo.' Había dicho Sombra siendo solo un potrillo, la primera vez que vio a Celestia. Aquel recuerdo se quemó a fuego en la mente de la alicornio mientras veía la argolla dorada.
La garganta de Celestia se apretó, tanto que casi no podía respirar. Sus ojos ardían y su respiración estaba completamente agitada mientras intentaba mantener el control.
"Eres una princesa… Todos te ven… Tú debes darles fuerza…" Pensó Celestia, con su cuerpo temblando. Dando todo de sí para controlarse en ese difícil momento. "No deben verte flaquear… Debes ser una muestra de fortaleza para que ellos puedan superar siempre sus problemas…" Pensó Celestia, con su cuerpo temblando. Girándose lentamente para ver a Luna y los demás. Al hacerlo, quedó impactada ante lo que vio.
Luna, Dusk, Shining, Cadance y todos los presentes estaban llorando. Todos sin poder contener su llanto. El Corazón de Cristal que sostenía Spike seguía actuando debido a lo cerca que estaban todos de este, y en ese momento compartía lo que el corazón de Celestia sentía en ese momento. Mientras lloraban, todos se preguntaban solo una cosa, ¿Qué tan fuerte era Celestia que soportaba llorar incluso con ese enorme dolor en su pecho? Pues ninguno de ellos era capaz de soportar ese dolor.
Al ver a Luna, Celestia la miró a los ojos con ojos temblorosos, y Luna también la miró con mucha piedad.
"Ya basta hermana… Deja de ser fuerte." Murmuró Luna, sin poder parar de llorar.
Celestia abrió lentamente su boca, temblando de cola a cabeza. Sus ojos se llenaron de lágrimas al tiempo que finalmente liberaba su corazón.
"Ahh… ¡Waahhh…! ¡AAAHHHH!" Lloró Celestia, liberando un grito de ira, tristeza, miedo y dolor. Lanzando el grito de dolor más amargo que había gritado en toda su vida. Llorando como una pequeña potranca, sin poder ya controlarse. Liberando la frustración y dolor de haber soportado por cientos de años la esperanza de volver a ver a su amado, solo para perderlo apenas lo vio.
El cuerno de Celestia se iluminó lentamente mientras lloraba y gritaba de dolor, y en un instante, ella se teletransportó de allí. Muy, muy lejos de allí.
Habían pasado horas desde el triste final que llevó al Imperio de Cristal a unirse para siempre nuevamente con el mundo exterior de Equestria. Pese a que debió de ser un momento de felicidad, nadie podía estar plenamente feliz aquel día, solo daban gracias que todo finalmente hubiera terminado.
A pedido de Luna, Cadance y Shining se quedarían unos días en el Imperio, ordenando toda la gran ciudad y ayudando a los pocos ciudadanos que quedaban a retomar sus vidas. Aquello fue aceptado con gusto por pocos ponies de cristal que ahora vivía en la enorme ciudad, después de todo, Cadance era la descendiente de la Reina Amore, y les parecía un paso correcto a seguir en esta nueva etapa que ahora viviría su Imperio, siendo parte del mundo.
Si había alguien que podía decirse que estaba un poco más animado luego de aquella triste jornada, era Spike. Afortunadamente, la magia del Corazón de Cristal no lo afectó tanto como a los ponies, y además, se sintió muy bien consigo mismo por los agradecimientos recibidos por los ponies de cristal. Tal parecía que ellos estaban muy agradecidos con Spike por haber salvado su preciado Corazón de Cristal, que era el último regalo de sus antepasados, llenando al pequeño dragón de elogios y palabras de agradecimiento.
Con la tormenta lejos, a Dusk y sus amigas les sería mucho más fácil ahora ir hasta el próximo pueblo para tomar el tren de vuelta a Ponyville. Por lo que Dusk se apresuró a despedirse de Shining y Cadance, dándole un cálido abrazo, prometiéndoles volver a verlos pronto.
Mientras Dusk se despedía de Cadance y su hermano cerca de la plaza central, Luna se los quedó viendo no muy lejos de allí. Viendo a Dusk, Luna bajó con tristeza su mirada al recordar su pelea con Celestia algunos días atrás. Aquella noche, Celestia le había pedido que no se enamorara de Dusk Shine.
"¡Dime una razón!" Había dicho Luna furiosa. "¡Solo una razón por la que no puedo enamorarme de Dusk!"
"¡Porque yo también cometí ese error!" Había respondido Celestia al borde de las lágrimas. "Yo… ¡Yo hice desaparecer a todo un Imperio, con tal de salvar al potro que amo!"
Aquella noche, Celestia le explicó a Luna cómo años atrás había visitado el Imperio de Cristal y lo había hecho desaparecer para intentar salvar a Sombra de la muerte, dejando a Luna anonadada. Celestia no le dio detalles y Luna tampoco los necesitó. Solo saber que su hermana había sido la causante de la desaparición de todo un Imperio, la llenó de nauseas e ira. Sin embargo… ahora lo entendía.
"¿Crees que yo también enloqueceré de amor como tú?" Gritó Luna aquella vez, luego de que Celestia terminara de contar su historia.
"No quiero que sufras. Si te enamoras de Dusk, solo sufrirás." Dijo Celestia, con una triste mirada. Queriendo impedir que su hermana sufriera tanto como ella.
"¡Eso no lo sabes!" Gritó Luna, que aún sentía una enorme ira al descubrir lo que había hecho su hermana.
"¡Sí lo sé!" Gritó Celestia, con lágrimas en sus ojos. Entonces ella se había volteado y cerró sus ojos con dolor. "Años antes que el Imperio desapareciera, yo vi uno de los Espejos mágicos que Sombra guardaba. El Espejo de futuro." Dijo Celestia con una mirada de miedo al recordar aquel momento. "Allí vi una visión que no entendí al principio, la de dos ponies. Uno de ellos eras tú, sin embargo, no sabía quién era el otro y jamás pude reconocerlo. Pasaron cientos de años y olvidé por completo aquella visión, Incluso… aunque el otro pony de esa visión finalmente apareció ante mí."
"¿El Espejo del futuro?" Repitió Luna, recordando aquel espejo mágico que había mencionado Star Swirl cuando vivían en el Imperio de Cristal, aquel que mostraba una imagen del futuro que sin lugar a dudas se cumpliría. Entonces, Luna abrió con sorpresa sus ojos al entender por qué Celestia hablaba de ese tema justo en ese momento. "Al otro pony que viste junto a mí… ¿Era Dusk Shine?" Preguntó Luna insegura. Algo que no fue respondido por Celestia inmediatamente, quien solo guardó silencio por varios segundos, hasta que ella finalmente asintió.
"En el espejo te vi a ti… Llorando… Sosteniendo el cuerpo sin vida de Dusk Shine." Dijo Celestia, mirando con temor a Luna. "No sé cuándo será. Puede ser que ocurra cuando Dusk muera de viejo. Pero lo que es seguro, es que en algún momento él morirá, ya que es mortal, y tú deberás seguir con tu vida, por ser inmortal. Si sigues estando a su lado, tarde o temprano sufrirás con su muerte."
Al escuchar aquellas palabras, a Luna se le heló la sangre, haciendo que ella retrocediera un par de pasos, asustada.
"Tú… ¡Tú mientes!" Gritó finalmente Luna, luego de salir de su espanto. "¡Solo dices eso para que me aleje de Dusk! ¡Solo lo dices para que no cometa tus mismos errores!" Gritó Luna aquella vez, con una mezcla de miedo y enojo. Dándose la vuelta y saliendo raudamente de la habitación de Celestia…
Desde ese día, Luna había estado enojada con su hermana, hasta ese mismo día en que volvió a ver a Celestia y comprendió su pasado con Sombra. Ahora, ella sabía que su hermana sí quería protegerla que se enamorara como ella lo hizo, eso era verdad, pero también, Luna comprendió que Celestia jamás mentiría sobre lo que vio realmente en el espejo. Mientras recordaba aquello, Luna volvió a alzar su vista y miró a lo lejos a Dusk Shine. Como siempre, tan solo verlo, hacía que su corazón se agitara.
"Lo siento hermana… Ya es tarde. Yo… Ya estoy enamorada de él." Pensó Luna con una triste sonrisa. "Si he de verlo morir siendo un anciano, lloraré y sufriré, pero no puedo negar lo que siento. Y si el destino planea arrebatármelo antes de tiempo, me aseguraré de salvarlo de aquel destino, incluso… si he de dar mi vida por él." Pensó Luna con una mirada llena de determinación. Mirando a Dusk y jurándose a sí misma que protegería con su vida al potro que había llegado a amar.
Un poco más atrás de donde estaba Luna, estaban las amigas de Dusk Shine, quienes había dado espacio a Dusk y Spike para que se despidieran a solas de Shining y Cadance. Entre ellas y Luna solo había una cosa entre medio, el Corazón de Cristal. Por aquella razón, en ese preciso instante, las cinco yeguas sintieron acelerarse sus corazones con emoción, tal como siempre les pasaba cuando pensaban o estaban cerca de Dusk.
"¿Q-Qué fue eso?" Dijo Applejack confundida. Tocando su pecho y luego sus mejillas, que se sonrojaron.
"¿Ustedes también lo sintieron?" Preguntó Fluttershy, igual de confundida. Reconociendo inmediatamente que aquel sentimiento era amor.
"Esperen un segundo…" Dijo Rarity, mirando hacia el otro lado del Corazón de Cristal y notando que cerca estaba Luna. "¿Esto es lo que está sintiendo la princesa en este momento?"
"¿Y por qué está mirando tanto a Dusk?" Preguntó Rainbow Dash, igual de confundida.
"Bueno… Eso es porque ella también está enamorada de Dusk." Respondió Pinkie Pie, encogiéndose de hombros ante lo que para ella era la respuesta más obvia del mundo.
"¿¡QUÉ!?" Gritaron las otras cuatro yeguas al mismo tiempo.
"Sí… Lo sé desde hace algún tiempo." Respondió Pinkie con una triste sonrisa. "Ella intenta ocultarlo, pero creo que lo que Luna siente por Dusk es tan fuerte como lo que nosotras sentimos por él." Agregó Pinkie, bajando su mirada con tristeza. Comenzando a caminar para unirse a Dusk y Spike al ver que habían terminado de despedirse de Shining y Cadance.
Mientras Pinkie Pie se alejaba, las otras cuatro yeguas se quedaron paralizadas con miradas en shock. Ninguna de ellas se había esperado esa revelación, y mucho menos que Pinkie se lo tomara tan a la ligera. En ese momento, solo una cosa pasaba por la mente de aquellas cuatro yeguas: '¿Y qué hacemos ahora?'.
Tras terminar de despedirse, Luna les hizo el favor de teletransportar al grupo de Dusk lo más cerca posible de la estación de trenes más cercana. Allí, todos juntos caminaron otro pequeño trecho hasta encontrarse finalmente con los ponies del tren, quienes estaban asombrados al ver que la tormenta del norte había desaparecido, y estuvieron aún más asombrados al ver a una princesa alicornio allí. Rápidamente los ponies de la estación prepararon el tren y Dusk y sus amigas subieron en él. Allí, Luna se despidió de Dusk y sus amigas, prefiriendo volver volando a Canterlot, para ver si podía localizar a su hermana en el camino.
Una vez el tren estuvo en marcha, todos se sentaron exhaustos y rápidamente fueron cayendo dormidos, debido al enorme cansancio físico y mental que habían experimentado en los últimos días. En menos de una semana, habían viajado a Yakyakistan, evitaron que yaks y dragones entraran en guerra, habían descubierto un imperio desaparecido, habían visto a ponies muertos revivir y se habían enfrentado a un poderoso ser oscuro. Con todo eso, ya nadie quería hablar más de nada por un buen tiempo, y simplemente sus cuerpos cayeron finalmente agotados.
Mientras veía a Spike y sus amigas dormir, Dusk vio que una de ellas faltaba. Como si fuese una profecía, Dusk supo exactamente lo que aquello significaba y entrecerró sus ojos con dolor. Por varios segundos Dusk se mantuvo simplemente sentado, pensando en que podría evadir aquello y simplemente quedarse dormido, sin embargo, sabía que aquello no era lo que 'ella' quería y finalmente se levantó. Tras caminar hasta el último vagón, finalmente Dusk encontró a quien faltaba.
"¿Qué haces aquí, Pinkie?" Preguntó Dusk con una triste sonrisa, mirando a su novia, que estaba apoyada en la baranda del tren, viendo el atardecer a lo lejos.
"Hola Dusk. Sabía que vendrías a verme." Sonrió Pinkie con una triste sonrisa. "Estaba viendo el atardecer. Parece que hoy se ha hecho más largo de lo normal." Al ver hacia el horizonte, Dusk comprobó que lo que decía Pinkie era cierto.
"Con todo lo que ha pasado hoy, la princesa Celestia debe tener cosas más importantes en su cabeza que la de bajar el sol." Dijo Dusk, con una triste mirada.
"Oh… Es cierto." Respondió escuetamente Pinkie, con una mirada sin emoción. Sin dejar de mirar el atardecer.
Por varios segundos, ambos ponies simplemente se quedaron en silencio. Ambos contemplando el atardecer. Sintiendo que al igual que aquel sol, no querían avanzar.
"Dusk…" Dijo finalmente Pinkie Pie. "Quiero que tú-"
"No." Respondió rápidamente Dusk, interrumpiendo a Pinkie, mirándola con una mirada de súplica. "Por favor, no me pidas hacerlo ahora. Ya… Ya no puedo más. No después de todo lo que hemos sufrido hoy." Dijo Dusk con una triste mirada.
"Yo… Lo sé. Sé que estoy siendo egoísta." Dijo Pinkie Pie, volteándose para mirar a Dusk. Finalmente mostrando emoción, con sus ojos temblando, casi al borde de las lágrimas. "Pero… Hoy ha sido un día horrible, tanto que aún me cuesta mucho volver a sonreír. Todo lo que sufrieron Hope, Sombra y Celestia. Solo recordar sus miradas de dolor y pena, hace que me duela el corazón." Dijo Pinkie, tocando su pecho. Entonces ella alzó su casco y le mostró a Dusk que estaba temblando. "Además, la visión que nos hizo ver el umbrum en la caverna, es algo que quiero borrar de mi mente… Dusk, pasaron tantas cosas malas hoy, que no quiero pensar que mañana u otro día más adelante será igual de malo. Por eso… Te pido que cumplas tu promesa hoy. Yo… Yo no soportaré el dolor si ocurre otro día. Quiero que todo lo malo pase hoy, acumular todos estos sentimientos y olvidar todo lo que sentí hoy… Por favor."
Tras las palabras de Pinkie, Dusk simplemente bajó su cabeza y se quedó en silencio. Lo único que se escuchaba era el sonido del tren avanzando velozmente por los rieles. Dusk no quería cumplir con la promesa que le había hecho a Pinkie, pero sabía que tenía que hacerlo. Entendía que Pinkie quería encapsular todo lo malo que le había ocurrido en un solo horrible día, y eso incluía… su rompimiento como pareja. Dusk sentía apretarse su corazón y su boca seca, sintiendo que su cuerpo quería negarse a hablar. Sin embargo, finalmente él cerró sus ojos, respiró hondo y decidió darle el último regalo a Pinkie Pie como novio, cumplir su promesa, por más difícil que fuese para él.
"Pinkie… Yo… Desde ahora… Nosotros, ya no seremos novios." Dijo finalmente Dusk, con su cabeza gacha. Sin ser capaz de mirar a Pinkie Pie a los ojos.
Pinkie Pie simplemente se quedó en silencio. Lo único que Dusk podía escuchar era el sonido del tren, solo atreviéndose a mirar los cascos de su ahora exnovia. Finalmente, Dusk se atrevió a levantar su cabeza y vio que Pinkie Pie solo se mantenía inmóvil, mirándolo con una enorme y triste sonrisa.
"Gracias… Perdona por haberte pedido algo tan horrible. Yo… Yo no hubiera sido capaz de hacerlo." Dijo Pinkie Pie sonriendo, secándose una lágrima. Entonces ella inhaló fuerte y puso una sonrisa un poco menos triste. "Tranquilo, no es como si dejáramos de vernos o querernos. Las cosas simplemente… serán como eran antes. Solo seremos amigos, ¡Los mejores amigos!" Agregó Pinkie, forzando una gran sonrisa.
Con todo el tiempo que había compartido junto a Pinkie Pie, Dusk sabía que ella estaba forzando su sonrisa. Aquello llenó aún más de dolor su corazón.
"Estaré bien, te lo prometo." Dijo Pinkie Pie, acercándose a Dusk y tocándolo tiernamente con su casco. Sonriendo con más naturalidad, para que Dusk también se sintiera menos mal en ese momento. Entonces Pinkie se volteó y volvió a afirmarse en la baranda, volviendo a mirar el atardecer. "Creo que me quedaré un poco más aquí… Me gusta sentir el aire fresco." Agregó Pinkie con una sonrisa.
Entendiendo que en ese momento Pinkie quería estar sola, Dusk bajó su mirada con tristeza y volvió a entrar al tren, cerrando la puerta tras él.
"Sí… Todo estará bien." Sonrió Pinkie Pie mirando hacia el horizonte, justo cuando el sol finalmente comenzaba a ocultarse tras las montañas.
Al caer lentamente la noche, el viento se hizo más helado y Pinkie alzó su casco para abrazarse a sí misma para calentarse un poco. En ese momento, unas gotas cayeron y Pinkie alzó la vista, pensando que iba a comenzar a llover. Al no ver ninguna nube en el cielo, Pinkie Pie tocó sus mejillas y vio que las gotas eran sus propias lágrimas.
"¿Eh? ¿Qué pasa? ¿Por qué estoy llorando?" Dijo Pinkie Pie, manteniendo su sonrisa, pero al mismo tiempo llorando. "Es tal como dije, no es como que no volveré a verlo. Él seguirá estando en mi vida, y seguirá siendo mi mejor amigo." Se dijo Pinkie a sí misma, sonriendo y llorando.
Por más que Pinkie intentaba convencerse a sí misma, ella sabía la verdad. Dusk seguiría siendo parte de su vida, pero ya no podrían besarse, no se abrazarían como antes, no se tocarían como antes. En ese preciso momento, ella necesitaba tanto el abrazo de Dusk, pero no podía ir llorando hacia él.
Finalmente, Pinkie Pie se quebró y comenzó a llorar amargamente. Sabiendo que todos esos bellos recuerdos del último mes habían llegado a su fin. Tras la puerta del tren, Dusk Shine también había caído sentado, llorando con culpa al escuchar llorar a Pinkie Pie tras la puerta.
"En verdad… El amor es una maldición." Pensó Dusk mientras lloraba. Dándose cuenta que el amor era lo más hermoso del mundo, y por lo mismo, perderlo, era lo más doloroso del mundo.
# Fin del capítulo 40
**Nota del autor**
Finalmente, aquí tenemos el final del arco del Imperio de Cristal. Sé que es un poco triste, pero espero les gustara :)
y por cierto, tal como hice con el arco de la boda, aquí les dejo algunas referencias que pueden ayudarlos a recordar :D
Arco del Imperio de Cristal
-Referencias canon:
'Reaparición del Imperio de Cristal y la feria de cristal' visto en: 'Episodio 1 y 2, Temporada 3'.
'La cristalización y el Corazón de Cristal roto' visto en: 'Episodio 1 y 2, Temporada 6'.
'Historia de amor entre Sombra y Celestia' visto en el comic oficial 'MLP Friendship is magic #17-20'.
'Pasado de Sombra y Radiant Hope, y los umbrums' visto en el comic oficial 'MLP FIENDdship is Magic #1' y 'MLP Friendship is magic #34-37'.
'Star Swirl fue el maestro de las 2 princesas' visto en el comic oficial 'MLP Legends of Magic #1'.
'Anugypt, Trot y Cunabula', reinos antiguos mencionados en los comics oficiales ''MLP Friendship is magic #24', 'MLP FIENDdship is Magic #5' y 'MLP Friendship is magic #102' respectivamente.
-Referencias de la historia:
'El yovidófono que Pinkie Pie arroja en la nieve' mencionado en el 'Capítulo 33, Temporada 2'.
'Relación de Cadance con el Imperio de Cristal' se insinua que Celestia lo menciona a Cadance al final del 'Capítulo 8, Temporada 2'. Además también se insinua cuando Luna está de mal humor desayunando y no entiede el origen de Cadance, aunque sospecha algo, en el 'Capítulo 12, Temporada 2'
'Luna desconocía qué pasó con el Imperio de Cristal y con Amore' ella sabe que son preguntas que Celestia no le había respondido, mencionado al inicio del 'Capítulo 13, Temporada 2'.
'La discusión entre Celestia y Luna' finalmente en este capítulo descubrimos lo que hizo enojar y asustar a Luna, al final del 'Capítulo 28, Temporada 2'.
'Celestia menciona a Dusk que estuvo enamorada hace mucho tiempo atrás' disfrazada como Golden Feather, ella lo meniona en el 'Capítulo 8, Temporada 2'.
'Profecía de una posible muerte de Dusk', mencionado por Dusk a Pinkie cuando le confiesa lo que vio en los ojos de la cocatriz, en el 'Capítulo 52, Temporada 1'.
'Dusk destruyendo un objeto con magia oscura'. Dusk se sintió debil luego de destruir la corona de Chrysalis, en el 'Capítulo 20, Temporada 2'.
'Magia antigua' mencionada algunas pocas veces en grandes eventos de la historia, como en el 'Capítulo 20, Temporada 1'.
Finalmente, si comentas, ¡Gracias! eso me motiva a continuar :D
