Izuku se bajó del avión, inhalando el aire familiar del aeropuerto de Narita. Habían pasado cinco largos años desde la última vez que estuvo en Japón, y aunque la emoción de volver a su país natal era palpable, su mente estaba concentrada en lo que venía. Al lado de él, Tanaka-San, su nuevo asistente personal, lo observaba con una sonrisa apenas perceptible.
El traslado a Dagobah Beach fue rápido. Al llegar, Izuku se quedó de pie, observando la playa que había sido transformada. La basura y el descuido de antaño se habían reemplazado por un entorno limpio y ordenado. Frente a la orilla, se alzaba una moderna casa construida especialmente para él, un lugar donde podría concentrarse en su entrenamiento sin interrupciones. La arquitectura era minimalista, pero los detalles y las comodidades estaban diseñados para adaptarse a sus necesidades de entrenamiento, y Tanaka-San se aseguró de que todo estuviera listo para recibirlo.
Al entrar, Izuku recorrió el lugar en silencio, apreciando cada espacio. Había una gran sala de entrenamiento equipada con tecnología de última generación, un laboratorio pequeño para investigar y estudiar, y un área de descanso con vistas directas al mar. Al observar todo lo que Aguilar y los demás habían preparado, sintió una mezcla de gratitud y responsabilidad.
La rutina de los primeros días fue rigurosa. Tanaka-San, que no solo era su asistente, sino también un excelente estratega, le ayudaba a diseñar un plan de entrenamiento específico para el examen de ingreso a la U.A. Por las mañanas, Izuku corría por la playa, seguido de ejercicios de resistencia y fuerza. Después, entrenaba con las sombras, afianzando el control sobre sus invocaciones y practicando movimientos de combate con su fiel caballero Igris. Tanaka-San lo acompañaba en cada sesión, ofreciendo observaciones y corrigiendo detalles.
Durante las tardes, el entrenamiento se volvía más específico. Izuku se sentaba con Tanaka-San para estudiar perfiles de héroes y aspirantes que podrían ser sus compañeros o rivales. Era un recordatorio constante de que la U.A. no sería fácil; debía estar preparado para enfrentar lo mejor de lo mejor.
El primer día que terminó su rutina, Izuku caminó hasta la orilla del mar y se dejó caer en la arena. Miró el horizonte mientras el sol comenzaba a ponerse. Este era un momento que había imaginado muchas veces, pero la realidad superaba sus expectativas. En Japón, en este lugar que Aguilar había preparado para él, se sentía más decidido que nunca a cumplir con su misión.
Tanaka-San se acercó y, de pie a su lado, habló —Midoriya-San, mañana comenzamos con una nueva fase de entrenamiento. He preparado una serie de ejercicios para ayudarte a integrar todo lo que has aprendido—.
Izuku asintió, pero no apartó la vista del horizonte. Aunque se había transformado, y sus habilidades habían crecido, el peso de la responsabilidad que sentía por quienes lo habían apoyado era profundo. La playa era tranquila, pero en su interior, sentía una tormenta de emociones, una mezcla de nostalgia, determinación y una pizca de temor por lo que vendría.
Al día siguiente, su entrenamiento comenzó de nuevo, esta vez con un enfoque en técnicas de rescate y tácticas de combate en situaciones de alto riesgo. Tanaka-San lo retaba a pensar rápidamente, a adaptarse a entornos cambiantes, y a planificar como un estratega en medio de una batalla.
Izuku pasó los días previos al examen finalizando los últimos aspectos de su preparación. Entrenó con una intensidad que sorprendió incluso a Tanaka-San, quien no dejó de ajustarle el plan para maximizar sus habilidades. La determinación de Izuku era evidente: su objetivo no solo era ingresar a la U.A., sino destacar desde el primer momento.
Finalmente, llegó el día del examen. Izuku se dirigió a la U.A. y, aunque el edificio le era familiar por los años de anhelo, verlo en persona tenía un impacto completamente distinto. Caminó con confianza, respirando profundo y recordando todas las enseñanzas que Aguilar y sus compañeros le habían dado. A su alrededor, aspirantes de todas partes se agrupaban, con miradas que reflejaban sus propios sueños y miedos.
Al entrar al vestíbulo principal, su vista se encontró con una chica que caminaba apresurada. Izuku notó que estaba a punto de tropezar y, en un movimiento rápido, la sostuvo suavemente por el brazo, evitando su caída. La chica, sorprendida, le dirigió una sonrisa tímida mientras se recomponía.
—Gracias, casi me caigo—dijo ella, con una risa nerviosa.
—No te preocupes, pasa todo el tiempo— respondió Izuku, sonriéndole.
Izuku se dirigió entonces al área del examen escrito. La sala estaba llena de aspirantes, cada uno concentrado en sus hojas y lápices. Sin embargo, para Izuku, el examen fue un trámite rápido. Había memorizado la teoría y sus aplicaciones prácticas, y sus respuestas fluían con facilidad. Al terminar, levantó la vista y observó cómo otros aún luchaban con las preguntas, dándose cuenta de que sus estudios intensivos y su experiencia práctica le habían dado una ventaja considerable.
Izuku, sentado en el auditorio a la espera del inicio del examen práctico, observó a los demás aspirantes, pero su mirada pronto se posó en una figura familiar que acababa de entrar: Katsuki Bakugo. La llegada de Bakugo trajo consigo una avalancha de recuerdos, todos ellos amargos. La escena de un año atrás se reprodujo en su mente con dolorosa claridad. Había sido testigo de una revelación que nunca quiso escuchar, una verdad que aún le pesaba en el corazón.
Aquel día, Izuku había seguido a Bakugo, intrigado por su encuentro secreto con Toshinori Yagi. Desde su escondite, escuchó cada palabra y vio cada gesto, sintiendo cómo todo lo que creía saber se desmoronaba a su alrededor. All Might, el héroe al que había admirado toda su vida, no solo resultaba ser su padre, sino que también parecía haber decidido que su propio hijo no era digno de heredar su poder. La conversación entre ellos aún resonaba en su mente.
—Sí, Katsuki. Esta es mi verdadera apariencia— había dicho Toshinori, dejando al descubierto su frágil y debilitada figura. Sus palabras llenas de sinceridad y su expresión seria hicieron que Izuku comprendiera lo mucho que su padre había sacrificado en silencio.
Izuku apretó los puños mientras recordaba la angustia que lo había consumido al escuchar lo que venía después. Toshinori le había explicado a Bakugo sobre One For All, la habilidad que se transmitía de un héroe a otro, y cómo su tiempo como portador de ese poder estaba llegando a su fin. Pero lo que realmente quebró a Izuku fue la decisión de su padre de ofrecerle ese poder a Bakugo en lugar de a él.
¿Por qué Bakugo? Izuku nunca había dejado de cuestionarse eso. Durante toda su infancia, había crecido en la sombra de Katsuki, soportando su hostilidad y su desdén, esforzándose por probarse a sí mismo. Pero en aquel momento, sus esfuerzos parecían haberse desvanecido. Sus sueños de algún día luchar al lado de su padre, de ser considerado como alguien digno, se hicieron añicos.
Bakugo se movía por el auditorio con su característica seguridad, sin dejar de irradiar su aire desafiante. Izuku lo observó, sus pensamientos envueltos en una mezcla de resentimiento y tristeza. Había pasado un año desde aquel día, y aunque su relación con Bakugo se había mantenido distante, los ecos de esa conversación secreta seguían latiendo en su interior. Toshinori había alabado el potencial de Katsuki, su fuerza y su determinación. Izuku, mientras tanto, se había quedado solo con sus preguntas y su dolor.
"¿Por qué no yo?" se preguntó una vez más, tratando de comprender la lógica detrás de la decisión de su padre. En esos meses, había crecido enormemente, enfrentándose a desafíos que pocos en su edad habrían podido soportar. Sin embargo, la sombra de Bakugo y el recuerdo de las palabras de Toshinori seguían pesando sobre él, como un recordatorio constante de lo que no había podido alcanzar.
Mientras el tiempo avanzaba y la espera continuaba, Izuku miró hacia el estrado, tratando de disipar aquellos pensamientos oscuros. Sabía que, de algún modo, tendría que enfrentar a Bakugo de nuevo, no solo como un oponente en el examen, sino como el posible heredero de One For All, el poder que su propio padre había decidido confiarle. Aunque las emociones revoloteaban en su pecho, Izuku se concentró en su meta. No podía permitirse flaquear ahora. La vida le había arrojado pruebas y decepciones, pero estaba decidido a demostrar que era digno por derecho propio, sin importar lo que otros pensaran.
El auditorio estaba casi lleno, y la tensión en el aire era palpable. Izuku respiró hondo, dejando que su determinación reemplazara las dudas y el dolor. Era hora de enfrentar el futuro, y aunque los recuerdos del pasado seguían hiriéndolo, sabía que no podía dejar que eso lo definiera. Su objetivo era claro, y no iba a permitir que nada se interpusiera en su camino.
La voz de Present Mic resonó por todo el auditorio, captando la atención de todos los aspirantes y logrando que la tensión en el ambiente se disipara momentáneamente.
—¡Bienvenidos, jóvenes héroes en potencia! —gritó, en su tono característico y lleno de energía. Present Mic, con su pelo alborotado y sus gafas de sol, dominaba el escenario—. ¡Soy el Present Mic, y hoy seré su guía para este emocionante examen de ingreso a la U.A.!
Los murmullos entre los estudiantes cesaron mientras todos enfocaban su atención en la pantalla detrás de él, donde comenzaron a proyectarse imágenes de los campos de prueba.
—Hoy tendrán que demostrar de qué están hechos en la prueba práctica. ¡Esta prueba pondrá a prueba sus habilidades y su espíritu heroico!—continuó, mientras el entusiasmo en su voz iba en aumento —Aquí tienen la misión: serán enviados a una ciudad simulada en la que encontrarán distintos tipos de robots que representan diferentes amenazas. Su tarea es simple: ¡derribarlos!—.
Izuku observó con atención la pantalla, en la que aparecían los tres tipos de robots: de un, dos y tres puntos. Recordó cómo había repasado los tipos y las estrategias durante su entrenamiento, y aunque conocía bien el desafío, aún sentía una emoción nueva e intensa al encontrarse en la misma sala que muchos de sus futuros competidores.
—Los robots tienen una puntuación diferente según el nivel de amenaza que representan—explicó Present Mic—Los robots de un punto son los más fáciles, los de dos puntos son de dificultad media, y los de tres puntos son los más duros de derrotar. Derriben tantos como puedan para acumular la mayor cantidad de puntos posible—.
Los aspirantes intercambiaron miradas entre sí, evaluando a quienes consideraban sus rivales más fuertes. Izuku notó a Bakugo al otro lado de la sala, con su actitud segura e intimidante, y a otros rostros que aún no conocía bien, pero que le inspiraban cierta curiosidad. Aun así, no podía permitirse distraerse.
Present Mic levantó las manos, pidiendo silencio mientras continuaba la explicación.
—¡Ahora!—exclamó—Hay un cuarto tipo de robot, al que hemos llamado el obstáculo. Es un robot de cero puntos. Mi consejo: ¡ignórenlo! Es una bestia enorme que solo está ahí para complicarles las cosas, así que concentren sus esfuerzos en los otros objetivos. ¿Entendido?—.
Un murmullo de asentimiento recorrió el auditorio. Algunos estudiantes parecían preocupados, mientras que otros, como Bakugo, solo parecían más emocionados. Izuku, por su parte, se concentró en memorizar los detalles, recordándose a sí mismo que debía actuar con precisión y eficiencia.
—Eso es todo, jóvenes—dijo Present Mic con una sonrisa—¡Prepárense, porque el examen está a punto de comenzar! ¡Denlo todo y demuestren por qué quieren estar en la U.A!—.
El auditorio se llenó de murmullos nuevamente mientras los estudiantes se levantaban y comenzaban a dirigirse a sus respectivas áreas de examen. Izuku sintió un cosquilleo de adrenalina en su estómago, pero también una calma extraña. Había entrenado durante años para este momento, y aunque el peso de las expectativas era grande, estaba listo para enfrentarse a cualquier cosa que le pusieran delante.
Izuku respiró hondo, echando un último vistazo a Bakugo antes de dirigirse hacia su propia área de examen. El camino hacia la U.A. no sería fácil, pero estaba listo para demostrar que, sin importar el pasado, él podía hacerse un lugar como héroe.
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Mientras los aspirantes eran guiados hacia los puntos de partida de la ciudad simulada, Izuku aprovechó para observar el entorno. A su alrededor, los otros estudiantes calentaban, estiraban y murmuraban en voz baja, preparándose para la inminente prueba. Izuku, en cambio, se mantuvo tranquilo y enfocado. Los años de entrenamiento habían templado su carácter, y sabía que este examen era solo un paso más en su camino.
Al llegar a su asignación, divisó a la misma chica que había ayudado momentos antes a evitar una caída; su rostro irradiaba nerviosismo. Izuku la reconoció al instante: era la joven de ojos brillantes y expresión dulce que le había agradecido con una sonrisa tímida en el auditorio. Notando que parecía inquieta, decidió acercarse, con la intención de ofrecerle algo de calma.
—Hola—dijo, con un tono suave para no sobresaltarla—¿Estás bien?—.
La chica lo miró con sorpresa antes de ofrecerle una sonrisa agradecida, aunque todavía algo nerviosa.
—Sí... creo que sí—respondió, desviando la mirada hacia la ciudad simulada—Solo estoy un poco... nerviosa—.
Izuku asintió comprensivamente. Recordaba bien cómo había sido para él al principio, y podía entender lo abrumador que era. Aunque ahora su presencia transmitía una calma que a él mismo le sorprendía, sabía que no siempre había sido así.
—No te preocupes—le dijo, intentando reconfortarla—Solo recuerda lo que has practicado. Tienes esto—.
La chica respiró hondo, pareciendo absorber sus palabras. Su expresión se relajó un poco, y la sonrisa que le ofreció a Izuku esta vez era más genuina.
—Gracias. Eso... ayuda. Mi nombre es Ochako, por cierto—se presentó, extendiendo una mano.
—Soy Izuku—respondió él, estrechándole la mano con una sonrisa cálida.
Al soltarle la mano, Ochako parecía más tranquila y lista para enfrentar la prueba. Izuku se sintió satisfecho al haber podido transmitirle algo de su propia confianza, aunque solo fuera una fracción. Se recordó a sí mismo que, en ese momento, todos compartían el mismo objetivo y que un pequeño gesto de amabilidad podía hacer la diferencia.
La señal de salida estaba a punto de darse. Los aspirantes fueron alineándose en sus respectivos puntos de partida, y las miradas nerviosas comenzaron a llenarse de determinación. Izuku tomó su posición, respirando hondo, sintiendo cómo la adrenalina comenzaba a correr por sus venas. Sabía que en cuanto la prueba comenzara, cada uno estaría por su cuenta, pero sintió que había plantado una pequeña semilla de esperanza en Ochako.
El rugido de un altavoz resonó en toda la zona:
—¡Preparados, jóvenes héroes!—anunció Present Mic desde su posición de supervisión— ¡La prueba comienza... ¡Ahora!—.
Por un momento, el desconcierto se apoderó de los aspirantes. La mayoría esperaban una cuenta regresiva para preparar su avance, pero ese instante de incertidumbre fue suficiente para Izuku. Sin perder un segundo, salió disparado hacia la ciudad falsa, dejando a varios de sus compañeros atrás, quienes se quedaron mirando con asombro.
—¡¿Qué esperan?!—exclamó Present Mic desde los altavoces—¡En la vida real no hay cuenta regresiva! Si quieren ser héroes, deben estar listos en cualquier momento—.
Las palabras resonaron en el aire y pronto, los demás comenzaron a reaccionar, apresurándose detrás de Izuku, que ya se adentraba en la zona de la prueba. Desde su posición, podía escuchar el clamor de los otros aspirantes que empezaban a correr en distintas direcciones, buscando las amenazas simuladas que debían derrotar para acumular puntos.
Izuku se mantuvo concentrado, avanzando con un propósito claro. La lección de Present Mic no era nueva para él; Aguilar le había enseñado que, en el mundo real, los héroes debían reaccionar de inmediato. Ese entrenamiento estaba en su esencia, en cada fibra de su ser, y ahora era el momento de demostrarlo. A lo lejos, vio el primer robot enemigo, una imponente máquina que avanzaba pesadamente. Sin titubear, Izuku ajustó su postura, preparándose para enfrentar cualquier obstáculo con la determinación que lo había llevado hasta allí.
Izuku avanzaba por la ciudad falsa, calculando cada movimiento con una precisión casi instintiva. Al ver un robot de tres puntos acercarse, ajustó su postura, acumulando energía en sus piernas. Se impulsó hacia adelante y, con un golpe preciso, impactó la articulación de la rodilla del robot, haciéndolo colapsar sin destruirlo. Al caer, el robot quedó desactivado, pero en perfecto estado, como si su intención no fuera destrozarlo, sino neutralizarlo.
Siguiendo su camino, se topó con un robot de dos puntos que giraba para encararlo. En lugar de enfrentarlo directamente, Izuku observó su entorno. Notó una serie de tuberías elevadas que cruzaban por encima del robot. Aprovechando su agilidad, saltó sobre una pared cercana y, con otro impulso, se elevó lo suficiente para llegar a las tuberías. Desde allí, se dejó caer sobre el robot, desenroscando con fuerza una pequeña válvula en su espalda. El robot se apagó de inmediato, sin recibir daño estructural.
Mientras se movía entre las calles, Izuku vio a un grupo de estudiantes atrapados entre dos robots de diferentes niveles. Uno de ellos, con cara de angustia, trataba de cargar hacia el frente, pero el pánico en sus ojos lo paralizaba. Sin pensarlo, Izuku saltó en medio de la confusión, enfrentando al robot más cercano.
—¡Cúbranse!—gritó a los estudiantes, quienes se apartaron rápidamente.
Con una combinación de movimientos rápidos y estudiados, Izuku distrajo a uno de los robots, llevándolo a un callejón estrecho donde apenas cabía. Usando una mezcla de agilidad y estrategia, atrajo al otro robot hacia el primero, haciendo que se quedara atrapado. Los robots, incapaces de maniobrar, quedaron neutralizados. Sin tiempo que perder, Izuku guio a los estudiantes de vuelta al camino principal, asegurándose de que se encontraran a salvo antes de continuar.
No todos los enfrentamientos requerían fuerza bruta; en ocasiones, un golpe certero en la articulación adecuada, o un conocimiento profundo de la estructura de cada máquina, era todo lo necesario para desactivarlas. Pero también estaba atento a ayudar a los demás. En otra ocasión, vio a un estudiante caído, rodeado de escombros. Con rapidez, Izuku lo ayudó a levantarse y le dio palabras de aliento antes de indicarle una salida segura.
Izuku avanzaba entre enemigos y obstáculos, eliminando amenazas con un balance perfecto entre fuerza e intelecto, sin dejar de lado a los compañeros que encontrara en su camino. Su experiencia le había enseñado que un héroe no solo pelea, sino que también protege. Cada robot desactivado, cada estudiante ayudado, se sumaban a su determinación por demostrar que merecía estar allí, no solo como un aspirante, sino como alguien que, sin importar la prueba, siempre daría lo mejor de sí.
Izuku se encontraba en el centro de la ciudad falsa, rodeado de robots desactivados a su alrededor, respirando con control y observando cada rincón. Los robots que aún quedaban en pie se movilizaban, buscando a los estudiantes dispersos, pero Izuku ya había deshabilitado a la mayoría en su área. A pesar del agotamiento, su enfoque y determinación se mantenían intactos. Hizo un rápido escaneo del terreno, asegurándose de que ningún otro estudiante estuviera en peligro antes de relajar sus músculos.
En la sala de observación, los maestros y otros profesionales estaban analizando a los estudiantes. La pantalla principal mostraba a Izuku, y los murmullos comenzaron a elevarse. Aizawa, con sus ojos atentos, observó cómo Izuku desactivaba a los robots sin destruirlos, algo que pocos estudiantes se molestaban en hacer.
—Ese chico tiene un enfoque inusual—comentó Aizawa, entrecerrando los ojos—No solo se enfoca en la destrucción. Parece estar controlando su fuerza y midiendo sus movimientos. No es un comportamiento común entre los aspirantes—.
Midnight, al lado de él, asintió con interés.
—Y se está asegurando de ayudar a otros. No puedo evitar admirar su nivel de control y estrategia—añadió, con una sonrisa de aprobación—Ese tipo de cualidades pueden ser más valiosas de lo que parece en el campo—.
All Might, quien observaba desde una posición un poco más retirada, seguía cada movimiento de Izuku con una mezcla de desconfianza y curiosidad. El símbolo de la paz no podía ignorar la presencia de su hijo allí, aunque había tantas cosas sin resolver entre ellos. Sabía que Izuku se había entrenado intensamente en Estados Unidos, y aunque no tenía fe en su potencial, había algo que le estaba demostrando completamente lo contrario.
Junto a All Might, Minesis miraba la pantalla con una mezcla de orgullo y preocupación, observando el crecimiento de su hijo y sabiendo que había sacrificado mucho para llegar hasta allí. No tenía el poder de calificar a Izuku, pero eso no la detenía de analizar cada movimiento, viendo en él no solo a un héroe en formación, sino al niño que había criado.
Mientras tanto, los otros maestros comentaban sobre los diferentes estudiantes. Present Mic y Cementoss observaban a Bakugo, quien estaba atacando a los robots con un estilo agresivo, pulverizando a sus enemigos sin piedad.
—¡Ese chico tiene fuerza bruta!—exclamó Present Mic—Su control es más bien... explosivo—.
—Sí, pero la precisión también es importante—intervino Cementoss—La fuerza sin control puede ser peligrosa. Habrá que ver cómo se desarrolla—.
Bakugo parecía imparable, su expresión estaba cargada de determinación y un fuego inextinguible. Sin embargo, el rencor latente en su mirada hacia Izuku no pasaba desapercibido para los profesores.
En otra pantalla, Tenya Iida corría con precisión entre los robots, utilizando su velocidad para neutralizarlos con elegancia. Su estilo era impecable y calculado, con un enfoque claramente influido por su familia de héroes. Los profesores asintieron, impresionados por su capacidad táctica y su habilidad para manejarse en el campo sin perder de vista el objetivo.
—Buen control. No está mal para un aspirante—comentó Snipe, observando a Iida—Tiene claro su papel y parece cómodo en él—.
En otro campo, Mina Ashido y Eijiro Kirishima colaboraban, defendiendo a otros estudiantes mientras se abrían camino entre los robots. Mina, con su ácido, y Kirishima, endureciendo su cuerpo, mostraban una dinámica de equipo admirable, y su entusiasmo era contagioso.
—Esos dos tienen espíritu de equipo—dijo Ectoplasm—Parece que han entendido que no todo se trata de uno mismo—.
El examen avanzaba y los maestros intercambiaban opiniones sobre cada estudiante. Sin embargo, las miradas de Aizawa, All Might, y Minesis regresaban a Izuku, quien, a pesar de no ser el más explosivo ni el más llamativo, había demostrado una habilidad calculada y un entendimiento profundo de lo que significaba ser un héroe.
El estruendo resonó a través de la ciudad falsa, y todos los estudiantes se detuvieron al ver cómo el gigantesco robot de 0 puntos emergía de la oscuridad, su sombra proyectándose ominosamente sobre ellos. La marea de ansiedad se extendió rápidamente entre los aspirantes a héroes mientras algunos retrocedían, otros gritaban y otros intentaban hacer un plan. La magnitud del robot era abrumadora, y el hecho de que causara caos con cada movimiento lo hacía aún más intimidante.
Izuku, sin embargo, no se dejó llevar por el pánico. En cambio, su mente comenzó a trabajar a toda velocidad. Notó que varios de sus compañeros estaban atrapados o encerrados, y se centró en la primera persona que vio: Ochaco Uraraka, quien se encontraba con su pierna atrapada bajo un gran bloque de cemento. Sin dudarlo, se acercó corriendo, invocando a Igris, su sombra fiel.
—¡Igris!—llamó con determinación—¡Ayúdame a liberarla!—.
La sombra se extendió rápidamente, como un fluido oscuro, rodeando el bloque. Igris utilizó su fuerza sobrenatural para levantarlo, mientras Izuku ayudaba a empujarlo al mismo tiempo. En un instante, el bloque se movió lo suficiente para que Ochaco pudiera retirar su pierna, liberándola de la trampa. Ella respiró con alivio y agradecimiento, mientras se levantaba de un salto.
—¡Gracias, Izuku!—exclamó, sus ojos brillando con gratitud—¡¿Qué haremos ahora?!—.
Sin perder tiempo, Izuku se volvió hacia el robot gigante, que comenzaba a moverse con una rapidez sorprendente. La multitud de estudiantes en la cercanía se dispersaba, tratando de encontrar refugio. Sin embargo, Izuku sabía que, como aspirante a héroe, no podía dar la espalda al peligro. Era el momento de actuar.
—¡Quédense atrás!—gritó, tomando una postura firme—¡Voy a intentar detenerlo!—.
Concentrándose, Izuku comenzó a invocar sus quirks elementales, controlando el agua, la tierra y el viento en perfecta sincronía. Primero, el viento se levantó a su alrededor, creando una ráfaga que empujó a los escombros y al polvo a un lado, limpiando el área para que tuviera una mejor visión del objetivo. Luego, invocó el agua, formando un torrente que fluyó desde el suelo, arremolinándose a su alrededor. Finalmente, la tierra vibró bajo sus pies, respondiendo a su voluntad.
—¡No dejaré que lastime a nadie más!—declaró con firmeza, y un destello de luz brillante se reflejó en sus ojos.
Mientras el robot levantaba su gigantesca mano para aplastar a los estudiantes, Izuku canalizó el agua, creando un chorro a presión que impactó directamente contra el robot. El chorro de agua se expandió, creando un efecto de arrastre que desestabilizó su equilibrio. El robot titubeó, tambaleándose mientras el impacto del agua lo empujaba hacia atrás.
Pero Izuku no se detuvo ahí. Con un movimiento fluido, canalizó su poder terrenal para crear un muro de piedra que se alzó frente al robot, deteniendo su avance y proporcionando un refugio temporal a sus compañeros. Sin embargo, el muro no sería suficiente por mucho tiempo, ya que el robot comenzaba a reponerse.
Con un grito decidido, Izuku invocó el viento, creando una ráfaga poderosa que giraba alrededor del robot, levantando escombros y desorientándolo aún más. La combinación de agua y viento formó una tormenta localizada, su energía fluyendo a través de sus manos mientras mantenía su enfoque en el objetivo.
—¡Toma esto!—gritó, liberando una combinación de agua y viento en un torrente controlado, que azotó al robot. El agua arrastró al enemigo hacia un lado, mientras que la ráfaga de viento proporcionaba impulso y dirección.
Mientras el robot se tambaleaba, Izuku se acercó rápidamente, utilizando la tierra para crear un conjunto de puntales que lo atraparon, inmovilizando sus piernas y reduciendo su movilidad. Aunque el robot seguía siendo imponente, la estrategia de Izuku había dado resultado. Estaba combinando sus quirks de manera única, logrando una armonía que impresionaba incluso a los espectadores.
—¡Vamos, todos!—llamó a los otros estudiantes, viendo cómo se recuperaban de la sorpresa inicial—¡Ayúdenme! ¡Juntos podemos derrotarlo!—.
Con un renovado sentido de unidad, algunos estudiantes comenzaron a seguir su ejemplo, aportando sus propios quirks a la mezcla. La escena se convirtió en una coreografía caótica pero perfectamente sincronizada, todos trabajando juntos para contener al monstruo que había causado estragos en su camino.
La adrenalina corría por las venas de Izuku mientras, con cada movimiento, sentía que se acercaba un paso más hacia su objetivo: convertirse en un verdadero héroe. El robot de 0 puntos podía ser imponente, pero su determinación y la de sus compañeros superaría cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino.
Mientras Izuku continuaba su impresionante lucha contra el robot gigante, los maestros en la zona de observación no podían contener su asombro y admiración. Las pantallas mostraban la escena en tiempo real, y cada movimiento de Izuku resonaba en el corazón de aquellos que lo observaban.
All Might, con su rostro lleno de orgullo y nostalgia, sonrió al ver cómo su hijo estaba forjando su propio camino. A pesar de los años de separación, había algo en la forma en que Izuku lideraba a sus compañeros que le recordaba a sí mismo en sus días de juventud. No solo estaba demostrando un control impresionante sobre sus habilidades, sino que estaba inspirando a otros a unirse y a luchar junto a él.
—¡Increíble!—exclamó All Might, levantando el puño en señal de apoyo—¡Eso es lo que significa ser un héroe! ¡Está utilizando su ingenio y sus quirks de manera brillante!—.
A su lado, Minesis, la madre de Izuku, observaba con lágrimas en los ojos. La mezcla de emociones la envolvía; estaba feliz y llena de orgullo al ver a su hijo enfrentar su destino con valentía. Era evidente que Izuku había crecido y se había convertido en alguien que no solo seguía los pasos de su padre, sino que también estaba creando su propia identidad como héroe.
—Mira cómo se ha convertido en un líder natural—murmuró Minesis, con una voz llena de emoción—Está guiando a sus compañeros, mostrándoles que trabajar en equipo es la clave—.
A su alrededor, otros maestros compartían la misma opinión. Shota Aizawa, quien normalmente mantenía una actitud distante y seria, no pudo evitar mostrar una leve sonrisa mientras observaba a Izuku actuar. Sabía que su enfoque no solo se trataba de poder físico; era su astucia y determinación las que estaban marcando la diferencia.
—Él es más que un simple chico con un quirk poderoso—comentó Aizawa, cruzando los brazos—Está entendiendo lo que significa ser un héroe, lo que significa proteger a los demás—.
Por su parte, Nezu, el director de la U.A., observaba atentamente desde su posición, sus ojos brillando con una mezcla de interés y curiosidad. Había visto a muchos estudiantes en su trayectoria, pero algo en la forma en que Izuku actuaba era especial. No era solo su poder, sino su capacidad para unificar y motivar a los demás, lo que lo hacía destacar.
—Parece que tenemos a un verdadero líder entre nuestras filas—dijo Nezu, sonriendo de oreja a oreja—Su habilidad para atraer a otros y canalizar sus talentos es impresionante. No solo tiene el potencial para ser un gran héroe, sino que podría ser un gran maestro también algún día—.
Los demás maestros intercambiaron miradas de aprobación, conscientes de que estaban presenciando el nacimiento de un héroe extraordinario.
—No puedo evitar sentir que Aguilar tuvo algo que ver en esto—continuó Nezu, refiriéndose al mentor de Izuku, aunque Aguilar no estaba presente en el auditorio. Su nombre resonó en el ambiente como un símbolo de dedicación y esfuerzo—Ha demostrado ser un excelente instructor, y su enfoque parece haber dado sus frutos con este joven—.
Aizawa asintió, aunque su rostro seguía siendo serio. Sin embargo, había un destello de respeto en sus ojos.
—Sin duda, ha hecho un gran trabajo. Este chico no es solo un buen luchador; está utilizando su mente y su ingenio para superar los obstáculos. Es algo que no se ve todos los días—.
—¡Exacto!—exclamó Nezu, moviéndose en su silla con entusiasmo—Este tipo de liderazgo es exactamente lo que necesitamos en la U.A. y en el mundo de los héroes. No solo se trata de fuerza bruta; se trata de inspiración y trabajo en equipo—.
All Might observó con una mezcla de orgullo y nostalgia, sintiendo el vacío de no haber estado presente en la vida de Izuku durante sus años de formación.
—No sé con quién ha estado entrenando, pero está claro que ha recibido una educación excepcional—dijo, su voz un poco más baja, casi reflexiva—Solo espero que pueda mantenerse enfocado y no perderse en el camino que ha elegido—.
Mientras tanto, Minesis se secaba las lágrimas con un pañuelo, asintiendo con la cabeza a cada palabra de Nezu. El orgullo que sentía por su hijo era innegable, y su corazón latía con fuerza al ver cómo Izuku se enfrentaba a cada desafío con valentía.
—Espero que pueda ser feliz en este nuevo camino—murmuró Minesis, sin apartar la mirada de la pantalla —Ha pasado por tanto, y ahora parece que finalmente está encontrando su lugar—.
Con cada momento que pasaba, la actuación de Izuku seguía siendo motivo de conversación entre los maestros. El ambiente en el auditorio se llenaba de anticipación mientras todos esperaban ver cómo culminaría su enfrentamiento con el robot gigante, y si la determinación de este joven héroe sería suficiente para hacer una diferencia.
El estruendo del examen había terminado, pero el eco de la emoción y la adrenalina aún resonaba en el aire. A medida que el polvo comenzaba a asentarse y el sonido del caos se desvanecía, los estudiantes empezaron a recuperar el aliento, aliviados y exhaustos. Algunos aún se recuperaban del impacto de la prueba, pero los gritos de alegría y alivio se mezclaban con los murmullos de admiración por el impresionante despliegue de habilidades de sus compañeros.
Izuku se encontraba en medio del escenario, ya habiendo realizado una evaluación rápida de la situación. Con un brillo decidido en los ojos, comenzó a organizar a los heridos en función de su gravedad. Su mente se movía rápidamente, recordando los procedimientos de primeros auxilios que había aprendido a lo largo de los años.
Mientras trabajaba, la figura familiar de Recovery Girl apareció, su presencia siempre reconfortante en medio del caos. Con su cabello blanco ondeando a su alrededor y una mirada seria en su rostro, se acercó a Izuku, quien apenas levantó la vista para encontrarla.
—¡Izuku!—exclamó Recovery Girl, su tono entre preocupado y sorprendido—¿Qué estás haciendo aquí en vez de descansar?—.
—Estoy organizando a los heridos—respondió Izuku, sin perder el ritmo—Algunos necesitan atención inmediata, y creo que hay un par de estudiantes atrapados debajo de unos escombros. Hay que asegurarse de que todos reciban la ayuda que necesitan primero—.
Recovery Girl observó con asombro el enfoque metódico de Izuku. Aunque su corazón latía con preocupación, no podía evitar sentirse orgullosa de su alumno.
—Eres un chico increíble, ¿sabes?—dijo, su voz un poco más suave—A veces olvidamos que los héroes no solo luchan; también cuidan a los demás. Pero necesitas cuidar de ti mismo también—.
Izuku asintió, aunque su atención seguía centrada en los estudiantes heridos. Con un gesto firme, apuntó a un grupo de tres compañeros que parecían estar lidiando con lesiones más graves.
—Voy a ayudar a esos tres. ¿Puedes encargarte del resto?—preguntó, manteniendo su tono de liderazgo mientras señalaba a Recovery Girl.
Ella sonrió, sintiéndose motivada por la determinación de Izuku.
—Por supuesto, cuida de esos heridos. Haré lo que pueda—respondió mientras se dirigía a atender a otros estudiantes.
Con un profundo aliento, Izuku se acercó a los heridos, su mente claramente enfocada en la tarea que tenía por delante. Utilizando su Quirk de agua, canalizó una suave brisa que ayudaba a limpiar las heridas y calmar a sus compañeros, haciendo que cada uno se sintiera un poco más aliviado en medio de su dolor.
—Está bien, estoy aquí—les aseguró—Todo va a estar bien, solo mantengan la calma. Recovery Girl vendrá a ayudarles pronto—.
A medida que se movía entre los heridos, su corazón latía con fuerza. Había enfrentado desafíos y había superado pruebas, pero ver a sus compañeros en apuros lo conmovía más que cualquier examen. Cada sonrisa que lograba arrancar, cada agradecimiento que escuchaba, lo motivaba a seguir ayudando.
Cuando por fin los últimos estudiantes recibieron atención y el caos se fue desvaneciendo, Izuku tomó un momento para respirar profundamente, sintiendo una mezcla de agotamiento y satisfacción.
—No fue fácil—murmuró para sí mismo—pero hicimos lo que pudimos—.
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Esa noche, cuando el sol se había ocultado y la oscuridad envolvía la casa de Dagobah Beach, Izuku se sentó en su habitación, la luz suave de una lámpara iluminando las paredes decoradas con imágenes de héroes y recuerdos de su infancia. La brisa del mar se colaba por la ventana entreabierta, trayendo consigo el murmullo relajante de las olas que chocaban contra la orilla. Sin embargo, en lugar de sentirse tranquilo, su mente estaba en un torbellino de pensamientos.
Había pasado el examen de ingreso a UA, de eso estaba seguro. Había demostrado su valía, había ayudado a sus compañeros y había enfrentado el desafío del robot de cero puntos. Pero mientras se acomodaba en su escritorio, su mente seguía volviendo a esos momentos en los que sentía que podía haber hecho más.
¿Habría podido ayudar a más personas?pensó, recordando a los estudiantes que había encontrado en el camino.¿Mejorar mi tiempo de reacción? Tal vez podría haber rescatado a otros atrapados...
Izuku se pasó la mano por el cabello, sintiendo cómo la tensión acumulada en su cuerpo comenzaba a desvanecerse, aunque la inquietud en su pecho permanecía. Había actuado con rapidez y determinación, sí, pero siempre había un atisbo de duda en su mente.
¿Debería haber sido más agresivo con los robots?se preguntó. Recordaba el momento en que había optado por deshabilitarlos en lugar de destruirlos. Había querido ser un héroe, pero también quería ser compasivo. Sin embargo, esa compasión había hecho que su propia eficacia se tambaleara en ciertos momentos.
—Quizás debería haber confiado más en mí mismo—murmuró en voz baja, las palabras resonando en la habitación vacía. Había estado bajo la sombra de su padre, All Might, y sentía la presión de ser digno de ese legado. Pero cada vez que pensaba en su padre, la imagen de Bakugo aparecía en su mente. Bakugo, el chico que había sido su rival y ahora parecía ser el favorito de All Might.
La revelación de que Bakugo era el heredero de su padre lo había golpeado de una manera que no podía ignorar.¿Acaso él sería un mejor héroe?se preguntó, sintiendo una punzada de inseguridad. Recordó sus palabras de ese día en el campo de entrenamiento y la mirada de desdén que había visto en el rostro de su padre.¿Acaso me ve como un perdedor?
Suspiró y cerró los ojos por un momento, tratando de deshacerse de esos pensamientos. Era una nueva oportunidad, una nueva etapa en su vida, y no podía dejar que sus inseguridades lo atraparan. En cambio, se centró en el momento en que había logrado liberar a Ochaco y ayudar a otros estudiantes a escapar. Eso era lo que importaba: el trabajo en equipo, la camaradería.
Debería estar agradecido por haber tenido la oportunidad de ayudar y aprender, no preocuparme por lo que no pude hacer.Se repitió a sí mismo, buscando encontrar consuelo en esa idea.
Tomó una profunda respiración, permitiendo que el aire fresco del mar llenara sus pulmones. Había superado un desafío, había demostrado su potencial y había hecho amigos en el camino. Si podía llevar esa misma determinación a cada nuevo obstáculo que se presentara, entonces estaba en el camino correcto.
Sonrió levemente al recordar a sus compañeros. Cada uno tenía su propia forma de brillar, y había visto destellos de potencial en todos ellos.No estoy solo en esto, pensó.Cada uno de nosotros tiene algo único que ofrecer, y juntos podemos convertirnos en los héroes que queremos ser.
Creo que a partir de ahora iré bajando un poco el ritmo de actualización de los caps.
Esto lo hice porque había dejado abandonado este fic por mucho tiempo, más de 2 años y medio.
Pero no se preocupen, que la calidad seguirá estando al máximo con esto y los capítulos que vienen.
