Sunset V:
Las manos le sudaban y sus pensamientos iban a mil por hora mientras el vehículo en el que acompañan al cabecilla de la casta protectora salen de la ciudad.
Su audiencia fue interrumpida debido a que fuerzas de Leraos se habían apostado a al menos dos kilómetros de la ciudad y exigieron que "el traidor" se apersonara. En su camino fuera del palacio Vernis le dijo que se preparara pues parece que aquello que él tanto esperaba había llegado. Estaba seguro que su hermana está al frente de aquella "comitiva".
Lejos de parecerle algo ventajoso en su lucha podría terminar terriblemente mal, pues apenas había podido proyectar de manera inconsciente y que no tenía los medios que usó cuando lo hizo.
— ¿Cómo es que está tan seguro de que ella va estar ahí? —. Le pregunta Catra.
— No lo sabe pero quiere creer que sí —, responde Sunset de mala gana, — No sería una estrategia muy brillante si lo de ese enlace neuronal que tienen quoran es real.
— Tal vez ese tal Trost no es muy brillante —. Interviene Lilith que también las acompañó.
— O tal vez no fue él el de la idea —. Dice Sunset.
Los vehículos se detienen, los guardias asignados para salvaguardar a Rethor cargan sus armas y revisan que sus uniformes estén bien colocados. Vernis y ellas irían al frente seguidas por la escolta de Rethor y el propio Maestro Defensor.
— Sunset, cuento contigo —. Dice Vernis.
— No te hagas ilusiones —. Responde Sunset con un nudo en la garganta.
— Sé que puedes hacerlo —. Hay confianza en la voz de Vernis.
— Ya te dije que odio que hagas eso —. Sin decir nada más las puertas se abren y Vernis sale apresurado pero con porte erguido.
Sunset, Catra y Lilith lo siguen, las botas de los guardias se arrastran por el suelo mientras salen a un campo de hierba que llega hasta los tobillos. Afuera hay un escuadrón de al menos cien soldados de la fuerza de Leraos portando con orgullo su estandarte mientras al mismo tiempo hay un banderizo alzando una bandera blanca.
Un oficial superior yace parado a unos cuantos metros de donde se detiene Vernis para encararlo, el oficial hace un ligero gesto con los labios y pasea su mirada por Vernis hasta llegar a ella. Claramente sabe quienes son.
— ¡El Teniente Mayor Trost expresa sus deseos de evitar un conflicto mayor que haga sangrar tanto a Leraos como a Arbis por lo que pide que se presente la persona o entidad a cargo! —. Exclama el oficial.
Rethor aparece de entre su escolta, susurra una orden para que lo dejen pasar y se coloca al lado de Vernis.
— Soy el Maestro Defensor Rethor y estoy dispuesto a escuchar —. Pronuncia el patriarca.
Sunset nota un movimiento extraño por parte de Catra y nota que tiene la cabeza girada mientras pasa su mirada por todos lados.
— Sigo portando el título de Kel que se ha pasado generación en generación entre los míos y exijo estar presente y tener voz en las mediaciones —. Exclama Vernis.
— Lo portas por derecho de nacimiento pero soy yo quien ejerce tus responsabilidades —. Una voz femenina, ligeramente áspera se une al oficial.
— Hermana —. El semblante serio de Vernis desaparece por un segundo.
— Vernis —, responde con sequedad, — Los términos del Teniente Mayor son simples: rindan la ciudad, no presenten resistencia y entreguen su lealtad a Leraos y su causa.
— ¿Y qué les parece esto? —, Rethor da un paso al frente, — Ustedes se marchan, retiran todas sus tropas de nuestros territorios, nos entregan a las castas traidoras para juzgarlas como se debe y no volverán jamás.
Un silencio se apodera del lugar mientras una ligera corriente de viento sacude el estandarte y la bandera blanca.
— Parece que tenemos un ligero desacuerdo —. Dice el oficial en tono burlón. Los soldados learosi responden con carcajadas.
— No cometa el error de creer que lo que pasó en la Línea Escarlata se volverá a repetir —, habla la hermana de Vernis, — El Teniente Mayor Trost les ofrece la oportunidad de solventar este asunto de manera diplomática, estamos dispuestos a escuchar sus propuestas...
— Pero yo no estoy dispuesto a escuchar las suyas, señorita —, Rethor da un paso más hacia delante, la escolta de la hermana de Vernis muestran sus armas y la escolta de Rethor apuntan las suyas —, Ninguna nos beneficia a nosotros.
— Cualquier beneficio es dirigido al pueblo arbisano y sus usuarios de magia, no a aquellos que les ponen barreras —. La mujer quoran da dos pasos hacia el frente.
— ¡Akisa! —, exclama Vernis, — Te pido por favor que escuches —. Vernis le hace un gesto a Sunset.
Bien piensa Sunset poniéndose el anillo e inhala profundamente.
— Estoy escuchando —. Responde Akisa.
— No. Escúchame a mí, por favor —, súplica Vernis, — Todo lo que Leraos nos dijo, todo lo que nos hizo creer es mentira. No quieren liberar a los seres que pueden usar magia, quieren controlarlos y usarlos como armas.
— ¡Osas calumniar cuando te ofrecemos paz! —. Vocifera el oficial quien desenfunda su arma al igual que su escolta.
Rethor también saca un arma y le apunta al oficial mientras Akiza le apunta al Maestro Defensor.
Calumnias.
Traidores.
Infelices.
Matarlos aquí y ahora.
Toda una ola de pensamientos impacta en la mente de Sunset que estaba empezando a expandirse para que le fuera más fácil el proyectar de vuelta los recuerdos de Vernis y Akiza pero ahora podía sentir a todos y es incapaz de distinguir de quién es cada pensamiento.
Mal, mal, todo mal.
De verdad creí que esto saldría bien.
La comandante sabría qué hacer.
Nosotros protegemos el camino...
Hay alguien allá pero no puedo verlo.
Pudo distinguir la voz de Catra en esa última ráfaga de pensamientos pero no sabía bien a qué se refería y no podía perder la poca concentración que tiene en averiguarlo.
— Aki... por favor —, Vernis le extiende su mano, — ¿Recuerdas lo que decía nuestra madre cuando supimos que íbamos a ir a lugares diferentes?
— Todos siempre están juntos aunque no los tengas al lado —. Akiza pasa su mirada entre Rethor y Vernis y sin bajar el arma.
Unos jóvenes Vernis y Akiza aparecen en la mente de Sunset en medio de una bruma espontánea donde los colores grises desaparecen tomando un color cálido siendo Sunset un testigo inexistente en tiempo y lugar que no le pertenece. Una mujer quoran que asume que es la madre de ambos los abraza y les dice algo en su idioma natal. Ambos hermanos asienten y la madre los hace tomarse las manos mientras ella da un beso en las frentes de cada uno.
Las paredes de la mente de Sunset vibran y siente una onda como si se estrellara contra un muro, todo empieza verse distorsionado mientras los recuerdos de Vernis, Akiza o de ambos la rodean y se arrejuntan sobre ella, ahogándose en un mar de pensamientos y emociones ajenas de tal modo que ya no hay lugar para las de la propia Sunset.
Alguien grita su nombre, puede escucharlo a la perfección, ella decir ignorarlo pues tiene que hacer que esas aguas regresen por donde vinieron, ese es su único propósito, la única razón por la que está ahí. Extendiendo su manos deja que todo aquella marea disforma fluya a través de ella y no por encima de ella como las finas telas de un vestido que la cubren por completo.
Ya no ve a Vernis ni Akiza, ve a otros quorans, hablando, sollozando, gritando. Siente auras antiquisimas, la sensación de sabiduría y misterio cuando se ve una estructura o una foto antigua pero sabe que nada de eso le pertenece, se siente extraña y culpable.
Todo aquello se desmorona repentinamente y todo aquel flujo se dispersa por todos lados en remolinos aullantes mientras siente como algo la toma por el cuello apretándole y rugiendo directamente en su cara. Su cuerpo y su mente vuelven en sí y ve que yace en el suelo con Lilith tomándola por los hombros.
Sus sentidos vuelven y sus oídos son recibidos por las ráfagas de disparos que las escolta arbisana daba en respuesta a los ataques enemigos. Nota a Catra tirada sobre Rethor disparando el arma que el Maestro Defensor portaba hacia alguien a su izquierda.
El learosi está a una distancia considerable corriendo con un arma que, por el tamaño, deduce que es de largo alcance, sin perder más tiempo, pone su mano sobre la tierra y la redirige hacia donde estaban los learosis. El suelo se sacude y se abre bajo los pies de los atacantes haciéndolos caer en una grieta.
Sunset se pone de pie y Lilith crea un muro de roca delante de ellos para cubrirse de los disparos. Catra se pone de pie y jala a Rethor para que se levante también con poca o nada delicadeza y lo empuja para que quede rodeado por su escolta.
— ¡Shimmer! —. La felina hace una señal para que la siga y ve a Vernis tirado en el suelo agarrando su pierna derecha teñida de rojo.
Entre las dos lo levantan mientras corren para subirse al vehículo y largarse de ahí. Una vez arriba, Lilith golpea su bastón contra el suelo, el muro de roca se fragmenta en decenas de de peñascos, hace un movimiento con su mano y salen volando contra los leraosis para luego abordar también y alejarse dando tumbos por el terreno.
— ¡¿Estás bien?! —, le pregunta Lilith a Sunset, — Creí que te había disparado a ti.
— ¿Qué? No, ¿qué pasó? —. Pregunta Sunset aún confundida.
— ¡Era una trampa! —, exclama Catra, — Sabía que había visto a alguien a lo lejos pero no pude verlo, te hablé pero estabas... ¿qué hacías?
— Sunset, casi lo logramos —. Dice Vernis con una sonrisa adolorida.
— Dudo que tengamos otra oportunidad así —. Responde Sunset aún recomponiéndose.
— Ahora tenemos problemas más importantes —, interviene Rethor, — Su plan fracasó y estarán molestos. Habrá que prepararse para lo que vendrá. Atiendan su herida—, ordena Rethor y empiezan a vendar la pierna de Vernis, — Y te lo agradezco —, le dice a Catra mientra le pone una mano en el hombro.
— ¿Cuánto tiempo me desmayé? —. Pregunta Sunset.
— 10 o 15 segundos. Todo fue muy rápido —. Responde Lilith.
— Bien, se nos vendrá encima todo lo que Leraos tenga a su disposición. Las cosas se pondrán peor —. Catra realmente no sabía cuando el sarcasmo no es apropiado.
— Si, se pondrán peor... para ellos —. Sentencia Rethor.
