Amity VIII:
Todo a su alrededor se tambalea mientras su respiración se corta repentinamente por momentos lo que le impide seguir corriendo por unos momentos hasta que se recompone y continúa sin ver hacia atrás mientras sus pies se mojan y su ropa se mancha por las aguas negras de la alcantarilla a la que ha tenido que entrar para escapar.
Cuando Sunset desapareció de su vista y solo quedó ella con esos guardias de armadura pesada lo único que pudo hacer fue invocar un guantelete de abominable y golpear con toda la fuerza que tenía la pared que daba hacia la parte exterior del apartamento y a una larga caída, caída que no le importó y solo se aventó mientras usa el guantelete pegado al concreto para frenar su caída.
Los vehículos voladores de esos guardias intentan interceptarla a media caída ella solo salta de uno en uno hasta entrar de vuelta por una ventana asustando a lo creyó ser una familia de seres raros a los que no puso mucha atención, pues salió rápidamente al pasillo hasta llegar al primer piso donde siguió con su huída entre avenidas y pequeñas plazas hasta llegar al primer callejón al que llegaron con Baruch y ve aquel tragante de alcantarilla donde creyó ver algo esa noche y antes siquiera de escuchar las sirenas de alerta se mete y sigue con la huída.
Ya debía estar bastante lejos desde su punto de entrada y sobre su cabeza no se escuchaba una gran afluencia de tráfico por lo que ahora sintiéndose más o menos a salvo decide que lo mejor sería salir de ahí. Frenando su carrera y recuperando el aliento empieza a caminar por la alcantarilla hasta llegar a una encrucijada.
El camino a su izquierda se escucha que el agua caía y por alguna razón pensó que tal vez podría haber unas escaleras o algo que la sacara de ese lugar. Siguió por ese camino hasta que llegó a una cascada de aguas verdosas y malolientes pero había un barandal y, efectivamente, escaleras. De un salto llega al barandal y llega a las escaleras y al subirlas tiene que usar un par de guanteletes de abominable para remover la pesada tapa de alcantarilla.
Sale en otro callejón pero definitivamente estaba lejos de donde se había metido, no creyó que haya corrido tanto, y aún así los edificios son más bajos y la calle no es tan concurrida. Saliendo a la acera ve que el lugar está lleno de anuncios y negocios con música ahogada por los muros y locales de comida. Un delicioso aroma llega a su nariz y su estómago replica con un sonoro gruñido. Recordó que no había comido nada desde la mañana y ya era de noche, cosa rara, pues cuando las encontraron apenas era medio día.
Como fuera, estaba sola, sin dinero, sin refugio y hambrienta.
— ¿Qué demonios voy a hacer ahora? —. Se pregunta en voz alta mientras se aleja del local de donde salía el aroma para no atormentar más a su estómago.
Caminó por unas calles más sin rumbo ni un plan realmente, mirando de cuando en cuando hacia atrás o hacia arriba por si algún ser indeseable la estuviera siguiendo o los guardias estuviera cerca. Mientras su mente hace lo posible para mantenerse tranquila, esto definitivamente ya se había salido de control, ya nada tenía sentido y cualquier plan se había por el drenaje. Sabía que Sunset y Lilith harían lo que fuera para obligar a Baruch para regresar ¿pero cómo la iban a encontrar? Ni siquiera estaba cerca de la zona en donde estaban y ni siquiera sabía en qué parte de la ciudad estaba.
Bastante lejos por lo que podía ver pues los dirigibles que sobrevuelan la ciudad se ven bastante pequeños y los edificios no se ven tan ostentosos. Por el Titán, hasta las calles se ven mal cuidadas y muchas paredes están vandalizadas y todo aquel que pasaba a su lado le daba una mala espina.
Llegó hasta un punto muerto y solo podía seguir por otro callejón al otro lado de la calle por lo que se cruzó y entró al callejón, una bastante oscuro por lo que no vio por donde pisaba y tropezó con un agujero lleno de agua y su cara cayó en otro charco.
— Bueno, al menos la lluvia aquí tampoco es hirviente —, se levanta e intenta sacudirse el lodo de la cara pero y nota que su cabello ahora está algo tieso por la mezcla de lodo, agua de drenaje y sudor, — Que asco.
Sigue caminando cuando una puerta se abre, asustándola, instintivamente busca un escondite y solo ve a un ser alto y rechoncho llevar una larga bandeja que vacía en un bote de basura y volver adentro. Un aroma la hace darse cuenta que lo que tiró es comida y si aún olía así, aún estaba caliente.
Se acerca al bote de basura y hace un hechizo de luz para alumbrar. Ve unos panes con algo dentro pero con el hambre que tiene tampoco podía poner peros, así que se estira para alcanzar uno y empieza a comerlo con un poco de repelus.
— No está tan mal —, se sienta a un costado del bote y sigue comiendo con calma. Se detiene un momento para ver hacia el orbe de luz que había creado, — ¿Qué pensaría si me viera así? —, el recuerdo de Luz hace que ese momento sea un poco agradable, — A mamá le daría un ataque. Una Blight comiendo cosas de la basura —. Amity ríe ante la imagen mental de una Odalia histérica, no porque su hija esté comiendo sobras en un callejón, sino por lo que los otros líderes de aquelarre dirían.
Sacó el resto de comida de la basura para limpiarla un poco, encontró un pedazo de lona y los guardó ahí y la compuso para poder llevarla como una bolsa.
Amaneció y lo único que pudo hacer fue dar vueltas por esa zona de la ciudad. De día era bastante desagradable. Basura por todos lados, paredes vandalizadas, partes donde los malos olores emanan como miasma y no eran precisamente del drenaje. Calles enteras inundadas por lluvias de días pasados que por culpa de eso fue bañada un par de veces por vehículos que iban a toda velocidad.
Poco a poco la comida que encontró se fue acabando pues las sobras no alcanzaban para saciar su hambre y por estar aventurándose en lugares donde no debía su ropa se rasgó con alambres salidos y fue perseguida por algo parecido a perros... pero más grandes... y con púas... y que babeaban más. Por lo que tuvo que huir por algunas calles y tejados hasta que al fin los perdió.
Y sentada en un tejado ya viendo que el día estaba dando paso a la noche otra vez se dispuso a comer el último bocado que le quedaba cuando notó que la lona en forma de bolsa no estaba y vio como a la orilla había una alimaña que parecía una rata degustando su bocado.
— ¡Eso es mío! —, se levanta y se avienta contra la alimaña que solo le bufa y sale volando con un par de alas emplumadas y negras. Amity solo se golpea el pecho mientras ve a esa cosa comerse su comida en pleno vuelo, — Y creí que las Islas Hirvientes eran raras.
Desde ese tejado solo ve las luces ya encendidas de la ciudad y piensa en todas las veces que desde el ventanal de su habitación veía Huesosburgo y las luces del mercado nocturno, el cráneo del Titán a la distancia. Piensa en su pequeño escondite en la biblioteca, cortesía de Malphas, empolvándose conforme pasaban los días. Piensa en sus hermanos, piensa en si se preocupaban por ella, si sus padres se preocupaban por ella, si la estaban buscando. Pensó en Willow, en sí ella también se preocupaba, en sí luz se preocupaba por ella. En sí pensaba en ella así como lo hacía Amity.
La joven Blight invoca un hechizo de luz y saca el, ahora maltrecho, papel rosa que tantas ansiedades le provocó en su día. La tinta estaba algo corrida, le faltaba una esquina y tiene muchas arrugas y dobleces.
— Debo cuidarte mejor —. Dice y se levanta para luego bajar del tejado.
Fue un golpe de mala suerte lo de la alimaña. Todo ha sido mala suerte piensa pero ahora debía comer por lo que decidió volver a ese mismo callejón. Ve el bote de basura abierto y se asoma y no encuentra nada comestible o que fuera tirado recientemente. Decide esperar un rato para ver si ese ser vuelve a salir para tirar algo. Nunca lo hace.
Su estómago gruñe y decide tomar un riesgo innecesario. Sale del callejón, se para afuera del lugar para controlar un poco sus nervios, lo piensa mejor y se aleja de la puerta, pero luego de pensarlo otra vez regresa y con manos sudorosas entra al local. Casi no hay gente, solo dos seres de aspecto humanoide con ojos muy grandes y una chica de apariencia humana con cabello corto y las puntas pintadas de morado.
Se acerca al mostrador y es atendida por el ser rechoncho que se le queda viendo a la espera de que haga su orden. Amity no entiende la letra del menú.
— Deme... lo que más... se come aquí —, dice mientras su frente se empapa de sudor. El ser da un gruñido y menos de dos minutos después aparece con una bandeja y la comida lista. Es ese tipo sandwich que vio la noche anterior y algo redondo que parece haber sido horneado y una botella curvada. Amity se acerca y toma la comida de la bandeja, — Gracias, — dejó la bandeja en el mostrador, el ser hace otro gruñido y le extiende la mano, — Ah, claro el dinero, casi lo olvido. Solo voy a...
La puerta se abre y una vez más está forzando a sus piernas a correr a todo lo que dan. Grita que se aparten a todos aquellos que se ponen en su camino o ya de plano los empuja o les pasa por encima. No miró hacia atrás, sentía las miradas sobre ella, como si todos supieran lo que acababa de hacer y se le iban a tirar encima para entregarla.
Llegando a una esquina oscura empieza a tragar la ya alborotada comida, las cosas horneadas habían caído en la huída pero algo quedaba. Las devoró, devoró el sandwich y se bebió la bebida que tenía un sabor increíblemente amargo pero no le importó, no había bebido nada desde ayer.
Habiendo terminado de engullir sus alimentos de manera desesperada se deja caer sobre la pared y se deja caer hasta el suelo.
— ¿Cómo es que terminé así? —. Se lamenta en voz alta.
— Meh, todos tenemos malos días y hay que hacer cosas que no nos gustan —. Una voz femenina habla a su lado. Ella se asusta.
— Tú... tu eres la que estaba...
— ¿La que vio como le robaste a Korb? Si, soy esa. Kais'a, un gusto —, le extiende la mano, Amity no le devuelve el saludo, — Vamos, pagué por lo que te llevaste. Por lo menos devuelve el saludo.
— ¿Cómo me alcanzaste?
— Oh, eso. Fue divertido ver tus cortas y delgadas piernas corriendo como si te persiguieran los sanyos —. Se burla la chica.
— ¿Los qué?
— Solo digamos que tengo ventaja aérea —. La chica despliega un par de alas brillantes que solo podían crearse una forma.
— ¿Magia? —. Pregunta sorprendida.
— Le acertaste. Pareces perdida, ¿tienes dónde quedarte? —, Amity niega con la cabeza, — Bien, pues vamos.
— ¿Vamos? ¿A dónde?
— Tú sígueme y ya.
— Ni siquiera te conozco.
— Vaya, tus padres te educaron bien. ¿Eres de alta cuna, verdad? —, Amity no responde, — Bueno pues ahora estás en la calle y no eres de por aquí por lo que veo. Ven, no te voy a hacer nada, niña.
Sin mucho remedio sigue a Kais'a por algunas calles hasta que llegan a un pequeño parque, Kais'a sigue caminando hasta llegar a una tapa de alcantarilla.
— ¿No tienes un permiso para usar magia o sí? —. Pregunta Kais'a.
— De donde vengo no necesitamos permisos.
— Entonces no tienes. Bien, entonces vamos, quiero presentarte a mis padres —. La tapa se mueve sola después de que la chica hiciera un movimiento con la mano y saltara dentro.
— ¿Vives en la alcantarilla?
— ¿Qué? ¡No, que asco! Pero es la única forma de llegar a Kwisa.
— ¿Qué es eso?
— Ven y lo averiguarás.
— Esto es una mala idea, ¿por qué voy a hacerlo de todas formas entonces? —. Amity salta a la alcantarilla que se cierra detrás de ella.
Hunter V:
— No debería decirlo en voz alta pero ten por seguro que se lo diré a Alador cuando lo vea. Esas cosas son horrendas —. Comenta Darius mientras los abomatones desfilan para entrar al castillo desde la almena delantera.
Hunter solo observa en silencio viendo a las máquinas mientras intenta encontrar una razón por la que su tío dio esta clase de orden y sin haberle dicho nada. Los demás líderes de aquelarre también veían a las creaciones de Industrias Blight y quien resalta por su expresión de preocupación es Raine Whispers.
— ¿Qué sucede, frijolito? —, Terra Dragonaria, líder del Aquelarre de plantas aparece al lado de Raine, — Es como si estuvieras viendo un fantasma.
— No me gusta esto. Me parece que ha sido un gasto innecesario —. Dice Raine.
— Y que lo digas. Yo podría crear cien abominables que serían 200 veces más eficaces que esas... cosas —, dice Darius con asco en su voz, — Si me nombraron líder espero que no haya sido como un reemplazo temporal.
— El Emperador Belos solo hace lo que cree que es correcto —. Dice Hunter con la vista fija en el dirigible donde Alador y Odalia ven a sus creaciones avanzar.
— Pues ojalá —, Darius se acomoda su capa para volver al castillo, — Porque si se supone que hay un enemigo amenazando las islas no sería prudente cometer errores tan garrafales y monstruosos.
— Oh, Darius siempre exagerando las cosas —. Ríe Terra.
Raine solo arruga la frente y también vuelve al castillo, Hunter se queda un rato más hasta que los abomatones entraron por completo al castillo. Las primeras quinientas unidades han sido entregadas y están parados por todo el patio del castillo. Hay algo en esas máquinas que le da mala espina, no porque sea un purista como Darius, es otra cosa ¿o solo que no supera que Belos no le haya dicho nada?
Es su tío, ¿por qué tanto secreto? Con la magia salvaje es entendible pero esto es algo importante para el aquelarre. A lo mejor tendría que dejar de hacerse preguntas a sí mismo y empezar a hacerlas a la persona adecuada, por lo que va a la sala del trono.
— Emperador Belos —. Anuncia Hunter al entrar.
— Guardia Dorado, ¿sucede algo? —. Recibe Belos.
— Tengo que hacerle una pregunta. Es sobre estos abomatones encargados a Industrias Blight —. Dice Hunter.
— Espero que no salgas con las mismas de Darius. Ya es bastante molesto que...
— ¿Por qué no sabía sobre esto? —, interrumpe Hunter, — Nunca se me informó sobre esto ni antes ni después de mi ausencia. Soy el Líder de su aquelarre en ausencia de Lilith. Debo saber de las decisiones importantes que se toman para que las cosas salgan como deberían.
Belos se acerca a Hunter, sus ojos brillan con ese brillo azul espectral y su sombra parece devorar la figura del joven guardia y ese valor que le impulsó a hablar de esa forma.
— Serás el Guardia Dorado y líder de mi aquelarre, pero eso es solo temporal, y que tengas esos títulos no me obligan a informarte de todo lo que haga. La voluntad del Titán debe ejecutarse según diga y tu pequeña intromisión yendo a la casa de un aliado contractual del Aquelarre del Emperador de forma extraoficial es una falta a tus compromisos —, sentencia severamente Belos, — A partir de ahora solo harás lo que se te ordene y actuarás cuando se te ordene y no volverás a dirigirte a mí de esa manera o me veré obligado a recordarte cuál es tu lugar aquí. ¿Está claro?
Fue la indignación lo que lo impulsó a hacer aquello y ahora se había topado con la realidad. Es el Guardia Dorado pero hay una línea que no debe cruzarse. Su tío tenía razón, no tenía la obligación de informarle nada ni rendirle cuentas, la cosa es al revés. Olvidó su lugar por un momento, creyó estar a la par del Emperador.
Un terrible error.
— Hunter, sé que quieres ayudar. Pero el Titán tiene grandes planes para tí, pero estos actos de rebeldía podrían alterar las cosas y llevarnos a una gran catástrofe. Tienes que entender que todo lo que hago, lo hago por el bien de las islas —. Intenta reconfortar Belos.
— Lo sé. Perdóname, actué de forma imprudente —. Se disculpa Hunter.
— Si quieres ayudar. Hay algo que necesito que hagas por mí —. Dice Belos.
— ¡Sí! Lo que sea que me ordenes, lo haré.
— Presiento que nuestro enemigo aparecerá pronto. Ni con todos los miembros de todos nuestros aquelarres podremos hacerles frente, a menos que...
— No hayan nuevos reclutas.
— Y esa será tu nueva misión. No podemos esperar a capturar a todas las brujas salvajes de las islas y si lo hiciéramos no podríamos confiar en ellas. Lilith cumplía su función como figura pública para inspirar a las mente jóvenes, creo que confiarán si alguien igual de joven los inspira de la misma forma —. La orden no podía estar más clara.
— Empezaré de inmediato, Emperador Belos —, cuando salió de la sala del trono también fue más allá de los límites del castillo en un dirigible acompañado por una pequeña escolta de miembros del Aquelarre del Emperador hasta Latissa, una imprenta más precisamente, — Este lugar prestará sus servicios al Emperador Belos.
No era más de medio día cuando llegó a la imprenta pero apenas llegar las máquinas empezaron a trabajar, los empleados trajeron los materiales que el Guardia Dorado pedía mientras los pinceles se manchaban y hacía trazos sobre el papel donde el color dorado resaltaba por encima de cualquier otro. Así la noche cayó más el trabajo no cesó en ningún momento bajo la atenta mirada de Hunter, fue así que para cuando el sol de la mañana asomó el Guardia Dorado dio la orden de parar, su escolta y los trabajadores de la imprenta cayeron rendidos pero el trabajo estaba hecho.
Las puertas de la imprenta se abrieron y los volantes hechizados previamente salieron surcando el aire, colgándose en las paredes, los postes, las bancas e incluso medios de transporte de los habitantes de Latissa mientras, debajo de su máscara, Hunter sonríe al ver su propia imagen y su título con la leyenda que dice: Únete al Aquelarre del Emperador ¡Hoy!
Despertó a su escolta y volvieron a montar el dirigible con otros cientos de volantes ahora con dirección a Huesosburgo. Cuando llegaron a la ciudad cerca del centro de la misma se volvió a repetir lo mismo, los volantes se pegaban solos mientras Hunter se cercioraba que lo hicieran en puntos que fueran importante o visibles.
— Hmmm, esto no será suficiente —, dice mientras sobrevuela Huesosburgo notando que poco interés le ponen al trabajo que les tomó toda la noche, fue cuando vio a una bruja con los colores del Aquelarre de Pociones demasiado concentrada en su pergamino, — Alguien joven para inspirar a los jóvenes —, se dice a sí mismo mientras baja hasta la bruja de tres ojos y piel rosa, — Saludos, joven ciudadana. Espero no estar interrumpiendo tus actividades.
— Ahmm, de hecho sí. ¿Y por qué hablas así? ¿Quién eres? —. Pregunta la bruja que parece ser estudiante de Hexside.
— ¿Cómo que quién soy? ¡Soy el Guardia Dorado! —, la estudiante solo se le queda viendo de pies a cabeza con sus tres ojos, — ¿El líder temporal del Aquelarre del Emperador? —, sigue sin haber respuesta, — ¡El de los volantes!
— Hmm, no los había visto —. Responde con desgano la chica.
— ¿Cómo no vas a verlos? ¡Están por todos lados!
— Estoy viendo otras cosas más interesantes que... lo que sea por lo que están haciendo promoción al aquelarre esta vez —. La chica pasa de largo de Hunter y este se baja de su bastón para alcanzarla.
— ¿Qué puede ser más interesante que unirte al Aquelarre de brujos más poderosos de las islas? —. Pregunta mientras le quita el pergamino de la mano.
— ¡Oye, dame eso! —. Exige la chica mientras Hunter empieza a dar un vistazo al pergamino.
— Ropa, chismes, fotos y banalidades. ¿Cómo esto puede ser más interesante? —. Pregunta Hunter indignado.
— Mucho más interesante. Todos tienen una cuenta de Penstagram y todos están siempre viendo que hay de nuevo o viendo las transmisiones en vivo —. Reafirma la chica.
— ¿Transmisiones en vivo?
— Sí, una forma de interacción en tiempo real entre alguien famoso y sus seguidores. Mucho más divertido que los aburridos noticieros.
— Noticieros, bolas de cristal, Penstagram. ¡Claro! —, una nueva idea le ha venido, — ¡Ciudadana! ¿Te interesaría dar un servicio social en nombre del mismísimo Emperador? Te serviría para tu expediente escolar.
— Ugh, deja de decirme así, me llamo Boscha, tonto —, aclara la triclope, — Y prefiero que mi expediente me conceda una beca de Grudgby por desempeño y no por "servicio social"
— Solo tendría que hablar con la gente correcta y tu futuro estaría asegurado para siempre —. Eso último sorprende a Boscha que parece estar reconsiderando las cosas.
— Bien, has llamado mi atención, Guardia Dorado. ¿Qué debo hacer?
— ¿Cuántos seguidores tienes en Penstagram?
— Soy la más popular de mi escuela y mi reputación se extiende hasta la escuela Glandus. Y mis madres conocen al presentador Perry Porter. ¿Algo más que quieras saber?
— Creo que deberías hacer una transmisión en vivo. Tengo cosas que decir.
— Ugh, no.
— Pero dijiste que...
— Así no, ¿cómo se te ocurre? Dijiste que era para el Emperador, entonces hay que hacerlo con más estilo que a plena calle.
— Bien, ¿se te ocurre algo?
— Oh, tengo varias ideas —, Boscha chasquea sus dedos y uno de esos teléfonos cuervo se posa en su mano, — Amelia, soy yo. Busca a las chicas, hay algo importante que debemos hacer.
