Tempest VI:
— En otras noticias; los avances en la campaña de Arbis siguen su paso firme hacia la victoria, pues según fuentes y voceros oficiales, las Fuerza Unificadas se hacen paso en la ciudad arbisana conocida como Irrana haciendo retroceder a los insurgentes que se resisten de manera férrea. El superior a cargo, Kordyn Trost, informa que cada pequeña victoria en la ciudad es un paso importante para finalizar la campaña de Arbis que, según sus palabras "Se ha extendido demasiado —. La comandante observa las imágenes que aparecen en su pantalla donde las explosiones, el humo, el fuego y tropas avanzando eran las protagonistas, haciendo especial énfasis en las tropas. Verlas hacen que ría por lo bajo.
— ¿Qué sucede? —. Pregunta Sommer al escuchar la risa de Tempest.
— Esas imágenes son viejas. Empezaron el ataque hace dos semanas, se habló de ello por dos días, luego silencio y ahora de repente vuelven a hablar del tema con metrajes reciclados. Trost no debe estar ni cerca de ganar. Esa ciudad es enorme, no son campos abiertos con tiches y sitches dispersas. Solo quiere inflar su ego —. O mantener las apariencias del imperio piensa Tempest.
— Entonces hay que darles otra noticia de la que hablar —. Dice Sommer con una sonrisa confiada.
— No debería estar aquí —. Dice Tempest ignorando lo dicho por Sommer.
— ¿Qué?
— Mi fracaso en las Islas Hirvientes, la traición de Sunset Shimmer, la destrucción de la puerta; todo. No debería estar aquí. Cada quien obtiene lo que merece en Leraos —. Reflexiona la comandante con la mirada perdida.
— Pero aquí está. Si cada quien obtiene lo que merece usted merece estar aquí guiándonos. No hay nadie mejor y no seguiría a nadie más que no fuera usted. Tenemos la oportunidad de atacar y ganar, coaccionamos a un grupo de brujas sin necesidad de disparar una sola carga. Usted merece estar aquí —. Las palabras de Sommer calan hondo en Tempest.
— Al igual que Orkid y por mi culpa ella no está —. Las heridas causadas por la bestia helada de las Islas Hirvientes empiezan a doler de repente.
— Fue culpa de Sunset Shimmer y Catra. Esas traidoras tomaron su decisión y las consecuencias de las mismas nos han afectado a todos. Recuerde que por culpa de Shimmer que Ezar haya muerto. No pudo prever lo que pasaría. Es muy habilidosa, comandante, pero no puede ver el futuro y no podemos salvar a todos aunque quisiéramos —. Un poderoso viento empieza a soplar casi arrancando la tienda de la comandante del suelo, los papeles y reportes volaron por el aire arremolinándose mientras un estruendo sacude el aire y los cielo.
— Llegó la caballería —. La comandante y su subordinada salen de la tienda mientras observan la Lanza del Cielo que había entrado por el portal levantado polvo y dispersando la constante niebla que cubría la isla de los Atrapa-Titanes.
Una vez la alargada nave había atravesado el portal mejorado y adaptado para que pasara le sigue otra Lanza más, y otra más, y otra más. Cuatro aeronaves quedan suspendidas alrededor de la isla mientras las tropas que fueron ingresando en los siguientes días a su llegada quedan embelesados por la vista de tales armas.
— Que maravilla —. Dice Raczis fascinado.
— Vi la transmisión cuando se presentaron estas cosas, fue todo un espectáculo pero tenerlas de frente… — Secunda Vinwel.
— Sí que lo fue, Jessvan gusta mucho de hacer ruido y esas cosas hacen un escándalo sin embargo la suspensión no me convence, se ladean a veces —. Interviene Tempest, — Empiecen a movilizar a las tropas de tierra y aborden las naves tenemos que partir antes del amanecer, será todavía un día más de viaje cuando atravesemos el portal hacia las Islas Hirvientes. Hay que intentar llegar bajo el abrigo de la oscuridad y antes de que salga el sol del siguiente día las islas deben ser nuestras.
— ¡Sí, señora!
— ¡Tempest Shadow! —, llama una fastidiosa voz, la comandante endurece la mirada, — ¡¿Qué significa esto?! ¡¿Qué son esas cosas?! ¡¿Quién eres tú?! —. Increpa Bill seguido por Tarak y el resto de Atrapa-Titanes.
— Estoy cumpliendo mi misión, Bill. Voy a terminar con el reinado de Belos y hacer que el derecho de libre acceso a la magia vuelva a ser de todos en ese reino. Deberías estar orgulloso, tu participación y aportes serán muy bien remunerados por las Fuerzas Unificadas de Leraos —. Declara Tempest.
— Nos mentiste. Solo jugaste con nosotros y te burlaste en nuestra cara —, Reclama Tarak, — ¿Acaso nos harán lo mismo o es que ya no somos útiles?
— Una sociedad como la suya no representa amenaza o interés alguno a la misión de Leraos, preferiría que todas fueran así, sin embargo negociaremos su anexión a Leraos una vez hayamos cumplido nuestra misión en las Islas Hirvientes —. Tempest decidida a no continuar esa discusión se aleja pero solo escucha un reclama ininteligible a sus espaldas y bloquea un ataque mágico que casi la golpea.
La unidad de Tempest sacan las armas así como el resto de soldados que estaban cerca y vieron la agresión dirigida hacia su comandante pero Tempest ordena que no se abra fuego. Con un movimiento de manos el suelo bajo los pies de los Atrapa-Titanes se vuelve fango hundiendo sus miembros inferiores hasta las rodillas y cadenas conjuradas atan las manos de los fanáticos para evitar que hagan círculos de hechizos.
— Una bola de fanáticos religiosos no son una amenaza para Leraos, y lo dicho, sus aportes serán recompensados. No me mires así, Bill. Tu fe estará mejor con Leraos, donde cada quien obtiene lo que merece —. En todo momento vio los ojos furiosos de Bill para continuar su paso —. ¡No hay nada que ver aquí, hay trabajo que hacer! ¡VAMOS! ¡YA! ¡YA! ¡YA!
Amity X:
— Y entonces Chani se levantó de la silla, hubieras visto su cara. Se volteó y me dijo: "¡Dijiste que sabías como hacerlo! ¡Mírame!" —, Kais'a ríe al recordar ese día, — Pero he mejorado desde entonces. Además no se miraba tan mal, tener el cabello afeitado se le ve bien a cualquiera, ¿no crees?
— Ajá —. Responde Amity nerviosa ante la probable maldad que Kais'a le estaría haciendo en el cabello, pues no había algo para ver su reflejo, y lo estaba haciendo lejos del reflejo de la ventana para supervisar.
— Y ya está. No está tan mal —. Kais'a le quita la manta que le había puesto encima a Amity y la acerca a la ventana para que pudiera apreciar, en la medida de lo posible, el resultado.
Kais'a cortó su cabello de modo que ya no es necesaria la cola de caballo que usaba desde niña y que jalaba su cabello hacia atrás dejándolo con una sola capa que termina en un pequeño flequillo en la frente pero siempre llegándole hasta la barbilla. Pero lo que más le resultó grato es el color lavanda que ahora tenía su cabello, con cabello castaño visible en la muesca de sus sienes.
— Está mal que lo diga yo pero es mi mejor trabajo —, dice Kais'a orgullosa, — El lavanda te queda. Buena elección.
Amity no dice nada, está tan asombrada por el resultado y mientras más veía su reflejo más le gustaba lo que veía. Si bien, el cambio de apariencia fue sugerencia de Kais'a, ella tomó la decisión final, todo por querer ser lo menos reconocida posible por los grises.
Mamá va a estar furiosa cuando me vea. El pensamiento la hace sonreír pícaramente ante la posible reprimenda por parte de Odalia cuando regresara.
— Muy bien. Tenemos que irnos, se ponen de malas cuando llego tarde —. Kaís'a arroja un suéter con capucha a Amity junto con una mochila.
Ambas chicas bajan en silencio las escaleras y en ese mismo silencio abren la puerta y salen para encaminarse hacia el parque donde Kais'a saludó a sus amigos cuando llegó a Ochenbad.
Sus tres amigos ya estaban ahí esperándolas.
— ¡No puede ser! —, grita el de apariencia lobuna, — ¡Llegaste temprano!
— Muy gracioso, Rous. No te presenté a estos tontos la otra vez —, Kais'a se dirige a Amity, — Este pulgoso es Rous —, señala al canino, — Ella es Chani —, señala a la cíclope, — Y él es Romy —, presenta al ser con cresta membranosa en la cabeza.
— Amity Blight —. Se presenta la bruja un poco cohibida.
— Bien, vámonos —. Dice Rous para empezar a andar seguido por el resto del grupo.
Siguieron el mismo camino por el que Amity y Kais'a entraron y atravesaron el túnel por el caminaron y activaron el hechizo del muro antes de alejarse tuberías arriba hacia las calles de Terminus.
Durante el trayecto Rous se dedicó a jactarse de todos los logros obtenidos por ellos durante sus rondas de merodeos. Desde actos vandálicos varios hasta ayudar e incluso liberar seres sensibles a la magia en redadas de capturas por parte de los grises. En una ocasión, con conocimiento previo de manera accidental al interceptar señales oficiales de los grises, ayudaron a escapar a residentes de un vecindario entero antes de que empezaran los allanamientos para desalojarlos y encerrarlos. Algunos de esos residentes se alojaron en Ochenbad, otros se reubicaron en otras zonas de Terminus.
Rous es el encargado de rastrear a los grises y seguir posibles pistas, Chani a pesar de verse delgada es increíblemente fuerte por lo que es la guardaespaldas del grupo junto con Kais'a por sus habilidades mágicas, y Romy es el negociador además de saber abrir candados normales o digitales.
Esa noche no tenían mayor intención más que "pasar el rato". Una vez que salieron a la superficie el ruido del incesante tráfico de la ciudad llenó los oídos de Amity, caminaron por algunas calles y avenidas aptas para transeúntes. Rous y Romy decidieron que era buena idea subirse a un árbol a hacer el tonto hasta que llegó uno de los encargados del parque a echarlos, luego de eso caminaron hasta donde hay un enorme puente con una caída bastante prominente, desde uno de los extremos entraron a unas instalaciones donde se encuentran las herramientas para dar mantenimiento a la colosal estructura y de donde encontraron una forma de subir a las vigas que sostienen el puente donde se sentaron.
— Oye, Amity —, habla Romy, — ¿Y qué hacías en tu casa? ¿También eres una rufián allá?
— Ay, por favor, ¡Mírala! No mataría ni una mosca —. Dice Chani.
— Yo creo que sí le gusta meterse en problemas —. Apoya Rous.
Amity ríe un poco.
— No, Chani tiene razón. Mi familia si está bien acomodada, tal vez demasiado. Se empeñaron en que fuera a la mejor escuela, tener los mejores materiales, los mejores libros… — Amity frunce un poco el ceño.
— Increíble. Ya me gustaría tener esa vida —. Dice Romy.
— Si, está bien, pero…
— ¿"Está bien?" —, repite Chani, — Niña, vives el sueño de cualquiera.
— Si, lo sé pero… Mis padres no son los más atentos o las personas más cercanas que tengo. Ni siquiera soy muy cercana a mis hermanos. Están tan enfocados en sus negocios y me obligan a destacar siempre que… —, Amity hace una mueca de molestia, — Yo tengo que esforzarme cada día para demostrar lo que valgo mientras mis hermanos hacen lo que quieren porque tienen "talento natural" y serán la cara de la empresa y yo… soy un sujeto de pruebas.
— Vaya… eso no se escucha muy genial —. Comenta Chani con un poco de vergüenza.
— ¿Y te felicitan cuando logras algo? —. Pregunta Rous.
— ¿Por qué deberías hacer algo esperando una felicitación? —, interviene Kais'a, — O una mejor pregunta sería ¿Eso en lo que te esfuerzas tanto te hace feliz? ¿O te gusta siquiera?
Amity niega con la cabeza sin pensarlo mucho.
— ¿Entonces por qué hacerlas? —. Interroga Kais'a.
— A ellos les encanta remarcar nuestro apellido, que llevamos generaciones siendo lo que somos y que así debemos seguir y todas esas cosas. Pero es ridículo porque todo eso lo dice mamá y el apellido viene por parte papá —. Se queja Amity.
— Pfff. Eso de los apellidos es una basura. Es un asco que en cualquier lado del universo sea así —. Dice Romy.
— Si, todos esos buenos para nada viviendo en esos grandes edificios por toda la ciudad pueden hacer lo que se les dé la gana solo porque tienen el apellido de alguien —. Secunda Chani.
— Y ellos no hacen nada para justificar su existencia más allá de ser el hijo o sobrino de alguien —, Kais'a se levanta y se dirige a Amity, — Creo que ya has pasado mucho tiempo intentando justificar tu existencia. Todos somos igual de válidos, solo tienes que encontrar a la gente que te haga sentir así.
Una sensación extraña llena el pecho de Amity. No es alguien tan sentimental pero las palabras de Kais'a calaron hondo en ella.
No hubo mucha más charla después de eso, parece que les gusta así, simplemente disfrutar la compañía de cada uno mientras el frío viento sopla bajo ese puente mientras el ruido de la ciudad pareciera ser distante a pesar que no estuviera tan lejos.
Un par de veces vio pasar naves de los grises mientras hacen sondeo lo cual la hacía sentir nerviosa pero una mirada confiada de Kais'a la hacía mantener la calma. Cuando finalmente se aburrieron creyeron que ya era suficientemente tarde hicieron todo su camino de vuelta a la ciudad subterránea siempre vigilando que no hubiera grises siguiéndolos.
Cuando llegaron al parque del centro de Ochenbad los amigos se despidieron pero Kais'a quiso quedarse un rato en aquel lugar.
— Odio este lugar —. Dice de repente la chica.
— ¿Qué? —. Pregunta Amity buscando razón.
— Ya me oíste. Odio este lugar —, Kais'a se echa sobre una banca y mira hacia arriba, a la cúpula de concreto, — Mi papá me contó todo lo que le pasó cuando era una niña y desde entonces no dejo de preguntarme si todo esto es justo. ¿A tí te parece justo?
— Bueno, la verdad es que…
— No es que crea que eres una niña mimada y todo, ya me demostraste que no, pero tal vez no entiendes del todo esto. Pero es que es una basura ver esto —, señala las calles, — A toda esta gente que tiene que resignarse a esto para vivir en paz. Todo porque nacieron sabiendo hacer magia.
— La verdad… es que no, no lo entendía y no lo hubiera entendido si no me hubiera pasado todo lo que me pasó —, Amity acompaña a Kais'a en la banca, — Alguien una vez me dijo que la magia, el poder usarla, aprender a usarla es un derecho de todos. Y a mí también me hicieron creer que solo los aptos y los fuertes deberían poder aprender pero, tienes razón, ¿Por qué debería ser así?
— Algún día voy a volar hasta la cima de esa cúpula y a reventarla. Darles un gran susto y hacerles entender… y patear un par de traseros grises —. Afirma Kais'a esbozando una sonrisa.
Amity guardó silencio, sentía que no tenía nada que aportar. Solo disfrutó un poco del silencio no sin antes dar un vistazo alrededor, pues sentía que alguien las veía y, especialmente, a ella.
Hordak IV:
Desde que se toparon por primera vez con el proxy ha sido una constante carrera contra el tiempo. Cada incursión, cada misión para buscar recursos, armas o provisiones se convertía en un juego del gato y el ratón donde todo tenía que salir a la perfección según planes siempre detallados al milímetro. Cualquier retraso, inconveniente o un simple mal cálculo podía significar que el proxy y Freygax aparecerían.
No solo el proxy era el problema, ya se había esparcido la noticia de que aún quedaba un hordeano vivo en la galaxia y la Coalición se había puesto manos a la obra para cazar a los insurgentes dificultando más y más moverse entre planetas. Capas Doradas y miembros del Gremio de Maestros patrullan todos los sectores de gran afluencia de tráfico, incluso puestos en subsectores de segunda eran monitoreados y muchos de los contactos de Dathir dejaron de responder.
Aunque no todo era malo pues el proyecto de clonación dio sus frutos al fin porque ahora no solo crecían exponencialmente si no que ya tenían todo un batallón listo y dispuesto. Puestos en un coma inducido para "programarles" lo básico. Y con básico se refieren a moverse y disparar. Zhaller se encarga de esa programación subconsciente mientras Hordak se asegura de que crezcan como deben. Con todo eso, Nulick no podía estar más contento viendo ya varias docenas de copias de él, Clobrys le comentó a Hordak lo que el mercenario le gustaría hacer con sus clones. Hordak simplemente le dijo que una vez el trabajo estuviera hecho que hiciera lo que quisiera.
Eso solo lo hace reflexionar sobre una cosa. Zhaller y Dathir tenían claro lo que harían una vez todo terminara, Nulick y Clobrys también ¿pero qué queda para él? No hay lugar para él en la galaxia. Tal vez Dathir intente que se una a la reorganizada Coalición, porque así es él, pero realmente no se veía a sí mismo en una organización así.
Cuando se apuntó a todo este plan tenía claro lo que quería hacer, lo que debía hacer aún sabiendo que eso expiar nada de lo que ha hecho ni dejar ni un poco tranquila su conciencia. Realmente no hay nada para él en un universo que no lo quiere.
Esos pensamiento ahogan su mente varias veces mientras mira sus manos ahora reforzadas con una poderosa armadura, proporcionada por Hou y mejorada constantemente por Haia y Caine que cuando los veía no podía imaginar que alguien con ese nivel de lealtad pudiera existir.
Te servirá muy bien le dijo Dathir la primera vez que se la puso y vaya que tenía razón. Se sentía fuerte, vigoroso, rápido y capaz de lo que sea. El verla y usarla solo la hacía rememorar momentos con cierta ingeniera que realmente llegó a apreciar.
La última adición a la armadura fueron unos brazales que le vinieron de maravilla, pues iban a ir hacia un enfrentamiento directo con los Capas Doradas porque el último contacto de Dathir, y el más importante según sus palabras, iba a llegar a un punto de reunión. Dathir sabía que estaban monitoreando a ese contacto, sabía que los iban a acorralar y sabía que iban a necesitar ayuda para empezar a dar el paso final para completar el plan que ahora debía ejecutarse de manera un poco más apresurada de lo planeado.
Y tal como lo predijo, cuando llegaron estaban en pleno enfrentamiento con los Capas Doradas y los miembros del Gremio y una vez lograron darlos de baja tuvieron que salir, literalmente, huyendo para que el proxy no apareciera.
Un tipo delgado con tono de voz refinado, una mujer de abundante cabello rojo, otra mujer de piel pálida y cabello oscuro, y una adolescente de cabello rojo y amarillo fueron a quienes se toparon. A las últimas dos el contacto importante de Dathir las inmovilizó con su magia y las obligó a subir a la nave. Él no iba a preguntar nada, no quería enfrentarse al proxy porque realmente le aterraba. Aunque eso no se lo diría a nadie.
— Hay que volver a Yermus cuanto antes —, le dice Dathir mientras Hordak pilotea la nave, — Y terminar con esto ya.
— ¿Y-ya? ¿Tan pronto? —. Pregunta Caine nervioso.
— Las cosas han cambiado y mucho. No tenemos más tiempo, hay que hacerlo y hay que hacerlo ya —. Afirma Dathir con una seriedad impropia de él.
— ¿Quiénes son ellas? ¿Van a ayudar? —. Pregunta Hordak.
— Claro que van a ayudar, pero es una cuestión con ellas por las que debemos actuar ya —. Dice Dathir.
— Estamos más expuestos que nunca. No podemos enviar un mensaje solo así, ¡estamos boletinados! ¡Nos localizarán en segundos! —. Exclama Aelthric alterado.
— Hordak, ve a la sala de comunicación y cifra un mensaje para Zhaller. Código 4900 —. Si Dathir ordena usar un código de encriptación de ese nivel entonces está hablando en serio.
Hordak lo hace y deja que Dathir pilotee la nave, rápidamente envía el mensaje a Zhaller, cuando ve la señal de confirmación Hordak se dispone a volver a la cabina hasta que escucha a sus nuevas "compañeras" hablando.
— ¡Esto se salió de control! ¡Me voy largo! —. Reconoce la voz de la muchacha.
— ¿Y a dónde irás? —, dice la mujer, — Ni siquiera sabemos si estamos en la misma dimensión.
— Voy a quitarle la daga a esa maldita y voy a volver. No hemos progresado nada y hay gente muriendo. ¡Le prometí volver, Lilith! —. Exclama la chica.
— ¡No eres la única que ha hecho promesas, Sunset! —, Sunset y Lilith identifica Hordak, — ¡¿Qué hay de Amity?!
— Volveremos por ambas, pero Baruch debe caer. Voy a darle una paliza.
— No pudimos con ella dando todo lo que teníamos. ¿Qué vas hacer para ganarle?
— Tu sabes que es lo que puedo hacer —. Hordak empieza a sentir una mezcla de intriga y peligro. Su instinto casi nunca le había fallado.
— Estás loca si crees que voy a dejar que hagas eso. No te lo permitiré.
— Debo volver por Catra…
Catra.
Catra.
Catra.
Catra.
Catra.
Ese nombre. Ese maldito nombre hace eco en su mente.
Hordak no escuchó nada más, solo caminó hasta la puerta de la habitación donde estaban ellas y preguntó:
— ¿Dónde está? —. Ambas se voltean sorprendidas.
— ¿Qué? —. Pregunta la muchacha.
— Ella —, responde Hordak, — ¿Dónde está Catra?
La chica hace un gesto de desconfianza.
— ¿Cómo la conoces? —. Pregunta la mujer pálida.
— Eso no importa. ¿Dónde está Catra?
— Claro que sí importa, — interviene la joven pelifuego, — ¿Dónde te he visto antes?
— ¡SOLO RESPONDE! —. Grita Hordak.
— ¡Hordak! ¿Qué pasa? —. Llega de pronto Dathir. La chica abre los ojos como si hubiera descubierto algo.
— Hordak, — Sunset dice su nombre, — Eres tú. Tú eras el líder de La Horda.
— Lo preguntaré una última vez —. Hordak avanza hacia Sunset.
— No te me acerques —. La chica levanta la mano y amenaza con ¿ponerse un anillo?
— ¿Qué está pasando aquí? —. La mujer de piel cobriza y cabello rojo llega también.
— ¿Qué está pasando? Yo te diré lo va a pasar. Vas a hacer que Lilith vuelva a Terminus para buscar a Amity. Me llevarás a mí devuelta Arbis para ayudar a Catra contra Leraos y ustedes… ustedes pueden irse a la mierda —. Leraos Hordak se queda perplejo al escuchar aquello.
— ¿Peleando contra Leraos? —, pregunta Hordak aún sin salir de su estupor, — Sigue siendo un soldado, no más.
Sunset al escuchar eso intenta abalanzarse sobre Hordak hasta que Lilith la detiene e intenta que no se le escape de los brazos.
— Sigues sin entender la magnitud de todo esto —. Dice la mujer de cabello rojo.
— ¡No quiero entenderlo! —, la chica intenta ponerse el anillo pero Lilith la detiene, — ¡Dame esa daga!
— Clawthorne, no dejes que se ponga esa cosa —. Ordena la mujer.
— ¡Oh, porque sabes lo que va a pasar! ¿Verdad? —, amenaza Sunset, — Sabes que estoy enojada, sabes lo que hay dentro de mí. Le temes, porque sabes que eso es algo que no podrás controlar, eso te molesta. Pues te tengo noticias. ¡No eres muy diferente a mí entonces!
Todos se sacuden al tiempo que la nave se detiene y todos los sistemas se apagan y los corredores de la nave se tiñen con las luces rojas de emergencia.
— ¡Caine! ¿Qué pasó? —. Pregunta Dathir.
— ¡Caímos en un pozo de gravedad! —. Dice Caine.
— Nos sacaron del hiperespacio —. Afirma Dathir.
Un fuerte golpe se escucha afuera de la nave, luego otro y otro. Los golpes es escuchan como pesados pasos recorriendo el armazón de la nave. La mujer hace un movimiento con la nave y atrae el anillo de la chica y corre por los pasillos, Sunset rápidamente se levanta y la empieza a perseguir. Hordak va tras ambas, aún no sabe donde está la causante de muchos de sus males.
Catra le minitó, le manipuló y le traicionó. Las cosas no iban a quedarse así y sí la mujer sabía como llegar a ella entonces le convenía atraparla también.
Sunset finalmente taclea a la mujer y el anillo cae lejos de ahí, la mujer la toma por el cuello furiosa mientras la chica patea y manotea para soltarse. Hordak se dispone a intervenir hasta que techo sobre ellos cede dejando escapar grandes cantidades de vapor sobre ellos. Entre el vapor y el descontrol Hordak distingue a aquella figura que tanto temía volverse a topar.
El Proxy cayó sobre la mujer mientras Sunset estaba también aturdida en el suelo. La figura de la máscara de ave resalta como una sombra amenazante. Un augurio de devastación y aún con las brillantes luces rojas el color carmesí de la gema en su frente sobresalta.
Lo mira. Lo mira directamente, Hordak se pone de pie lentamente, su traje hace un sonido de activación. Si tenía chances de ganar las descubriría en ese momento… o tal vez no.
Solo ve un borrón negro acercarse a él y estamparlo contra la pared y después ya no vio nada más.
