Hunter VII:
Si tuviera que ser honesto había subestimado el alcance de las nuevas tecnologías y formas de comunicación de las Islas Hirvientes así como también había subestimado el poder de la verdad en sí misma. Lo que pasó los días siguientes superó cualquier expectativa que pudiera haber tenido anteriormente haciéndole entender que no hubo necesidad de esconder todo lo que pasaba y que una terrible verdad benefició más que una amable mentira.
Los habitantes estuvieron más dispuestos que nunca a unirse a un aquelarre y los números de los mismos crecieron a niveles exponenciales como no se había visto antes. Toda renuencia se había hecho a un lado para aceptar los sellos de cada aquelarre mayor pues cada bruja estaba dispuesta a aportar en la defensa de su hogar.
Pero no todo fue tan simple.
Las primeras horas después del anuncio de Hunter a través de Penstagram causó un caos generalizado en las calles, siendo Huesosburgo y Latissa los principales focos de disturbios y actos vandálicos varios. Los puestos operativos del Aquelarre del Emperador fueron ineficientes para contener a los alborotadores y la lenta acción desde el castillo obligaron a Hunter a actuar de manera extraoficial.
Con un ciento de efectivos a su disposición empezó sus labores de pacificación en Latissa, valiéndose de la magia de abominables como un refuerzo para atrapar a los alborotadores hasta la llegada de una tropa de Abomatones terminaron de sofocar los disturbios pero con muy poco tacto sobre la población causando daños materiales bastante innecesarios.
Cuando Latissa estuvo "bajo control" puso rumbo a Huesosburgo donde el Guardián Wrath se le había adelantado y llenaba carromatos con brujas con rumbo directo al Conformatorio. Muchos ni siquiera acusados de practicar magia salvaje, intentó contactar con el Emperador para solicitar autorización y consejo sobre una forma de proceder sobre el actuar del Guardián Wrath pero lo único que obtuvo fueron negativas de Kikimora que argumentaba que su tío se hallaba ocupado.
En medio de todo eso un grupo de brujas con máscaras de murciélago empezaron a actuar como una grupo reaccionario contra los miembros del Aquelarre del Emperador, usaban magia del Aquelarre de Bardos, era demasiado obvio e hicieron que varias brujas atrapadas escaparan. Aunque le causaba repulsión, facilitaba el trabajo burocrático de sacar a los capturados del Conformatorio.
El propio Guardián estuvo a nada de llevar sus desacuerdos con Hunter a los golpes de no ser por la llegada de Darius y Eberwolf a la ciudad para ayudar a restablecer el orden ante la "ineficiencia" del Guardia Dorado, aunque Darius no compartía esa opinión y dijo que iba a quedarse en la ciudad para sacar a todos aquellos encerrados injustamente a salir del Conformatorio.
Y así fue, docenas de brujas salían de aquel lugar ya con un sigilo de algún aquelarre en sus muñecas y puestos a disposición de sus respectivos brujos líder. Después de esos primeros días de caos generalizado el Emperador se encargó de insuflar valor a los habitantes de las Islas valiéndose de las propias herramientas que Hunter intentó usar en un principio.
Los volantes cubrían las calles, grandes mantas con la figura del Emperador revestían los edificios más importantes y las banderas con el escudo imperial ondeaban al viento. Al caer la noche la voz del Emperador se escuchaba en todas las bolas de cristal incitando a la gente a no temer y encontrar el valor en esos tiempos turbulentos y en cada amanecer una parafernalia sonaba en las bocinas y plazas de las localidades de las islas. Una obra compuesta por Raine Whispers que haría sentir orgulloso a cualquier miembro del Aquelarre de Bardos pues se sentía un fervor patriótico al escucharla.
Y por todo el territorio se repetía una frase que se volvió en una letanía contra el miedo:
"Por el futuro".
Después de dos semanas desde que hizo su anuncio todas la brujas de las islas compartían un mismo sentimiento de unión y lealtad hacia sus aquelarres y el Emperador se sentía en todo el archipiélago, pero siempre habrán detractores y Hunter tenía el ojo puesto en tres sujetos en específico.
— Oye, Eda —, la humana traga saliva y se muerde el labio inferior con nerviosismo, — No creo que sea buena idea que pongas tu puesto hoy… o a corto plazo —. Expresa Luz preocupada.
— ¿Qué? —, cuestiona la Dama Búho, — ¿Y eso por qué?
— Bueno… —, la humana dirige su mirada hacia la estatua del Emperador alzada en centro de Huesosburgo y que podía verse desde varios puntos de la ciudad, — Tengo un presentimiento.
— Ay, por favor, ¿no creerás todo lo que ves en las noticias o si? —, Le pregunta la vieja bruja a su aprendiz.
— ¿Qué quieres que piense? Mira lo que ha pasado las últimas semanas. Tuvimos que huir cuando empezaron a saquear toda la ciudad y le dijiste a Hooty que no dejara que alguien se acercara por ningún motivo —. Dice Luz alzando la voz.
— ¿Querías que dejara que alguno de esos vándalos se acercara a mi casa? ¿Y no te has dado cuenta? Desde lo que pasó con Lilith en esa convención, el sistema de aquelarres perdieron credibilidad, ¿y qué haces cuando nadie te toma en serio? Te inventas una crisis y obligas a la gente a unirse a un aquelarre porque los estás haciendo creer que están en peligro. Es un truco viejo —. Explica Eda.
— Pues parece que les funcionó —. Comenta King desde el cabello de la bruja.
— Esa es la peor parte. Ahora ya nadie quiere hacer negocios porque tienen miedo a que les pase algo por asociarse con una bruja salvaje y todo porque les han mentido a la cara. — Se queja Edalyn.
— ¿Y… si no fuera mentira? —. Dice Luz.
— ¿Qué quieres decir?
— Digo, ¿dónde está tu hermana? Recuerda ese rumor de que vieron a tu hermana ir hacia La Rodilla, y que cuando fuimos allí estaba el Aquelarre del Emperador buscando o asegurando algo y… la desaparición de Amity —. Enumera Luz.
— La humana es perspicaz —, dice Hunter parándose frente al puesto de la Dama Búho, — Tal vez si no fuera una criminal podría hacer su parte para defender las Islas.
— Oh no, es él —, dice King. Hunter sonríe detrás de su máscara, parece que se había hecho de una reputación, — El tipo con la máscara ridícula y voz molesta. — Hunter aprieta los dientes.
— Eda, la Dama Búho, vengo con…
— Con órdenes de arrestarme, unirme a un aquelarre o ser encerrada. Ya me sé todo eso, niño.
— No intentes resistirte. Te unirás al Aquelarre del Emperador y harás tu parte como todos los demás —. Sentencia Hunter mientras múltiples efectivos del Aquelarre del Emperador rodean a los tres fugitivos.
— Te dije que era mala idea poner tu puesto hoy —. Murmura la humana.
Antes de que pudieran acercarse Hunter sintió una sensación rara en sus piernas para luego ver como estas se movían en contra de su voluntad siguiendo una armonía que se escuchaba en el lugar. El hechizo empezó a afectar a sus subordinados que bailaban de manera ridícula pero en sincronización con la música. A lo lejos vio a cuatro figuras enmascaradas tocando sus instrumentos, fue rápido reconocerlos como los bandidos que ayudaban a escapar a los detenidos en los días anteriores.
— Miren a los lacayos del Emperador, intentan… —, hablaba el líder hasta que dudó por un segundo y murmuró algo a una de sus seguidoras que le responde algo que no logra escuchar, — Intentan… Silenciar la música de nuestros corazones. — Recita el bardo con un rubor de vergüenza bajo su máscara.
Hunter lanza un rayo rojo desde su bastón hacia los enmascarados pero es bloqueado por la Dama Búho que hace un círculo de hechizos que hace que las capuchas de los uniformes se levanten y les tapen la cabeza hasta la cara a todo los brujos del aquelarre, incluído Hunter, momento que es aprovechado por todos los rufianes para escapar. Hunter solo escuchó la risa burlona de la mascota rara de la Dama Búho alejándose.
Cuando los efectos del hechizo de los bardos desapareció y quitándose las capuchas ven como ya ni siquiera el puesto de basura de la Dama Búho estaba en su lugar.
— Eso salió bien, ¿eh? —. Comenta con sarcasmo uno de los subordinados de Hunter que solo gruñe y se aleja del lugar, sin dar una orden a los demás brujos.
Después del fiasco Hunter subió hasta el punto más alto de la ciudad para contemplarla mientras veía la puesta del sol en el horizonte. Por los accidentes naturales no veía, pero sabía que en la costa se estaban construyendo toda una línea de defensa para lo que sea que los fuera atacar desde otro mundo mientras sus pensamientos en otro lugar. Una dirección mejor dicho.
Calle Batborough, entre la sexta y séptima avenida, por el callejón al lado de la tienda de textiles.
Desde que Baramos le dio esa dirección estuvo rondando la ubicación con frecuencia para ver si descubre alguna actividad sospechosa pero no vio nada que le llamara particularmente la atención pero no podía dejarlo pasar pues sabía que una crisis interna sería el fin de las islas al momento que el enemigo exterior llegara.
El sol ya se había puesto cuando Hunter se dirigió hacia esa dirección en una parte de la ciudad donde el Mercado Nocturno solía estar antes de la intervención del Aquelarre del Emperador. Ahora siendo nada más que una calle desolada y en penumbra parecería el lugar adecuado para hacer fechorías. Fechorías de las que Baramos por alguna razón estaba al tanto.
Pasando su mirada de un lado a otro sintió como algo se posaba sobre su hombro y le cantaba en su oído.
— ¿Qué haces aquí? —. Le espeta al avecilla roja que no lo dejaba en paz desde esa noche que Baramos le mostró lo que se construía en las costas de las islas. El ave solo pía en respuesta, — ¿Qué te parece que hago? Estoy deteniendo una conspiración. — El ave vuelve a piar, — Claro que es algo malo. Todo aquello que atente contra la seguridad de las islas lo es.
Como fuera, nada parecía estar fuera de lo común hasta que entre una de las callejuelas ve a tres figuras encapuchadas caminando por exactamente las calles que Baramos le había indicado, viendo de un lado a otro como verificando que nadie los siguiera, pero olvidaron ver hacia arriba. Hunter los siguió desde los tejados hasta que llegaron a un callejón sin salida.
Ahí pudo observar como preparaban un hechizo dibujando un gran círculo de hechizo sobre el suelo, uno usando una flauta para crear otros círculos a los laterales mientras echó lo que parecía mezcla de abominables en un frasco creando una poción que dejó sobre el suelo y se dispuso a aplastarlo con un martillo hecho de la misma magia de abominables.
Sin terminar de entender lo que pretendían sabía que era alguna magia salvaje y debía intervenir. Saltó exclamando que se detuvieran en nombre del Emperador pero no lo hizo a tiempo, pues el frasco ya había sido destruído. Los círculos dibujados sobre el suelo empezaron a brillar y un resplandor dorado envolvió a los tres sospechosos y a Hunter dejando paso solo a una cortina de negrura.
Cuando abrió los ojos pasillos bañados de luz dorada y grandes cuadros sobre sus muros se extendían ante la confusa mirada de Hunter, a sus espaldas escuchó voces quejándose y simplemente no podía creer a quienes estaba viendo.
— ¿Eberwolf? ¿Raine Whispers? ¿Darius? —, los tres Líderes de Aquelarre parecen molestos al ser descubiertos, — ¡Ustedes son los conspiradores!
— De todos los que pudieron haber intervenido tenías que ser tu, mocoso. — Recrimina Darius.
— ¿Pero por qué? —, cuestiona Hunter, — Él nos llevará al Paraíso en el Día de la Unidad y está haciendo todo lo posible para ayudar a detener la amenaza de afuera. ¿Por qué traicionarlo? —. Eberwolf suelta un bufido y rueda los ojos.
— Él no está haciendo nada. Cuando las noticias llegaron de las revueltas en Huesosburgo y Latissa simplemente se dio la vuelta y se encerró en la sala del trono —. Dice Raine mientras se pone de pie.
— Desde hace tiempo tenía unas cuantas sospechas. Esa necesidad tan imperiosa de hacer que las brujas se unan a aquelarres y todo eso pero no fue hasta que Raine me convenció de esta locura y… lo estás arruinando —. Dice Darius.
— Pero eso es porque la magia salvaje solo destruye, de no ser por el Emperador y el sistema de Aquelarres… —. Alegaba Hunter hasta que es interrumpido por Raine.
— Muchos no habrían desaparecido. Todos los que se negaban o se oponían a los métodos de Belos terminaban mal, tenía que encontrar respuestas. — Argumenta Raine.
— Y escalaste de posición para saber más, ¿no es así? —. Inquiere Hunter.
— Conocí a personas que también querían cambiar las cosas. Y mientras más escuchaba sobre los planes de Belos más inquietudes me generaban —. Dice Raine.
— Todo eso de la magia salvaje solo es un cuento esparcido de mala manera. Todo lo que está documentado sobre eso se contradice de una manera o de otra, y para cuando descubrimos lo de sus experimentos con basiliscos y su poder de absorber la magia supimos que algo más se estaba tramando —. Comenta Darius.
— ¿Experimentos con basiliscos? Pero se extinguieron hace años —. Dice Hunter.
— Pues logró traerlos de vuelta. Y si está tan interesado en como absorber magia no puede significar algo bueno —. Dice Raine.
— ¿Acaso no sabías lo de los basiliscos? —. Pregunta Darius.
— Yo no… sabía… ni siquiera los de los abomatones y su trato con los Blight —. Hunter reflexiona sobre lo que acababa de decir y escuchar.
— Ni menciones esas cosas. Son horrendas. Una ofensa contra la magia de abominables —. Comenta Darius con asco.
Mientras hablaban Hunter miraba a los cuadros en las paredes que parecían retratar momentos en los que su tío había participado. Pero no había visto esos cuadros antes o alguna mención a un salón dedicado a los logros del Emperador. Conocía cada centímetro del castillo. ¿Cómo podía no saber?
— Nunca había estado en esta ala del castillo —. Comenta Hunter.
— Es porque no existe, — dice Raine, — Si quieres saber los secretos de alguien, tienes que ahondar en su mente; en su forma de pensar. — Ahí fue cuando Hunter entendió.
— ¿Estamos en la mente Belos? —, Hunter empieza a mirar a su alrededor viendo de reojo cada uno de los cuadros, — Pues tiene sentido ahora que lo mencionas. Los paisajes mentales reflejan a la persona, o al menos eso fue lo que leí. — Ese comentario hizo que Darius levantara una ceja pues esos temas estaban estrictamente prohibidos al considerarse magia salvaje
En medio de su conmoción se queda viendo un cuadro en especial. El que representaba el recuerdo del día que heredó su bastón y que fue nombrado el Guardia Dorado, el más joven en hacerlo. En el mismo cuadro nota la expresión de tristeza en el rostro de Darius.
— Están cometiendo un error, — dice Hunter, — Mi tío tiene una razón para hacer las cosas. Solo tienen que ver a su alrededor, — hace un gesto para engrandecer los cuadros enmarcados en oro— Miren ese recuerdo, — Hunter señala a un cuadro de Belos guiando a unas brujas fuera de una ciudad en llamas, — La magia salvaje sin límites acabó con nuestra familia. Todos sabían demasiado y eso los perjudicó, por eso dedicó su vida a crear el sistema de aquelarres. — Dice con algo de efusividad mientras señala a otro cuadro donde aparece Belos enseñando a las brujas la magia de los aquelarres.
— No creo que haya sido así del todo. Lo que hayas leído fue en los textos autorizados por el Emperador, puedes manipular la historia a tu antojo si te aseguras de esparcir una única versión. Y una mentira repetida muchas veces se convierte en verdad —. Argumenta Darius.
— Y aún si las cosas hubieran sido como las dice Belos limitar la magia de esa forma no parece algo realmente natural. La magia está por toda la isla, lo sé, la he visto. ¿Por qué el Titán se ofendería por algo que nace de él mismo? —. Agrega Raine.
— ¿Saben algo? Hablé con los brujos que acompañaron a Lilith a confrontar a esos invasores. Dijeron que su líder usaba esa misma clase de argumentos. Que declaraba que la magia debía ser libre y sin límites, — dijo Hunter mientras Raine y Darius intercambiaban miradas, — Parece que saben más de lo que dicen.
— Sé lo que estás pensando, niño, y para nada… — Darius es interrumpido por Hunter.
— Los sigilos nos protegen de nosotros mismos, el Emperador cumple la voluntad del Titán y yo la del Emperador. Están todos arrestados —. Raine da unos pasos hacia atrás hasta que oye algo inusual.
Los llantos de un niño le hacen revisar detrás de una esquina donde ve una figura pequeña, con ropa vieja y rasgada, con una máscara plana con ojos ovalados y dos pequeños cuernos a los lados, con una espada de madera colgando de su cintura completamente cubierto por un brillo púrpura.
— Belos. — Dicen las voces de Raine y Hunter al mismo tiempo. Raine se voltea hacia Hunter donde ve a la figura de Belos acercarse desde el otro lado del pasillo.
— Emperador, está aquí, — Hunter no puede evitar esconder su emoción, — He descubierto a sus enemigos. Suplico su ayuda para volver al mundo físico para que puedan recibir un castigo apropiado.
Raine ve como la figura infantil que vio antes se asoma detrás de la sombra del Emperador haciendo gestos de advertencia. La sombra alta semejante a Belos emite un aullido antinatural y una docena de ojos con un brillo azul se abren a lo largo de cuerpo.
— ¡Cuidado! —. Raine se adelanta llevando sus dedos a su boca para emitir un chiflido que crea una onda sonora que empuja a los tres líderes y a Hunter hacia un lado atravesando los muros de ladrillo que se rompieron como papel haciéndoles caer por un vacío hasta llegar un suelo agreste y muerto.
El lugar nada tenía que ver con donde estaba antes. Un páramo oscuro y gris, con árboles secos de tronco blanco como si estuvieran petrificados con largas y gruesas raíces sobresaliendo del suelo, con cuadros de marco dorado desgastado.
— ¿Qué es este lugar? — Pregunta Hunter.
— Creo que es la mente real de Belos. — Dice Darius.
— ¿Cómo que la mente real? — cuestiona Hunter indignado, — Esa galería…
— Son todas las mentiras que ha contado y de las que se ha convencido a sí mismo todos estos años. — Afirma Raine. Eberwolf olfatea el suelo y encuentra la figura de un taliamigo en forma de ave. Al olfatear un poco este se hace polvo y desaparece.
— No, estamos siendo castigados porque hicieron enojar a su yo interior. — Acusa Hunter.
— Pues su yo interior es macabro y monstruoso, — dice Darius, — Creo que puedes hacerte una idea de porqué. — Mientras los líderes y el Guardia Dorado hablan, Eberwolf sigue viendo en los alrededores.
Ese aullido despertó sus instintos, se siente inquieto y alerta, como si algo muy malo fuera pasar. Mientras pasaba su mirada de aquí a allá mira los cuadros en los árboles. Especialmente aquellos que están rasgados por unas garras, como si quisiera deshacerse de esos recuerdos.
Recuerdos de dos niños jugando juntos como hermanos. Dos jóvenes, uno rubio y el otro de cabello castaño con emoción en sus ojos, un hombre y una mujer tomados de la mano mientras el otro mira desde la distancia. El hombre rubio recibiendo a su hermano con una sonrisa y un abrazo en su hogar. Una casa en llamas y un cadáver con un puñal clavado en el pecho.
Al ver esos recuerdos Eberwolf nota dos cosas raras. Primero que los que aparecen en los recuerdos tienen las orejas redondas, son humanos. Y segundo, el humano rubio tiene exactamente el mismo rostro que el del muchacho.
— ¡Eso no importa ahora! — exclama Hunter, — Si esa cosa nos devora quedaremos atrapados en el subconsciente del Emperador para siempre.
— ¿Y cómo sabes eso? —. Pregunta Darius.
— He leído sobre los paisajes mentales —. Aclara Hunter.
— ¿Y qué decía sobre dos "yo" interiores"? —. Cuestiona Raine.
— Eso no es posible pero las emociones fuertes pueden materializarse —. Mientras Hunter decía eso Eberwolf tira de la capa de Darius para llamar su atención.
— ¿Qué quieres? —. Pregunta Darius, Eberwolf solo señala a una dirección donde una figura infantil se esconde entre los árboles secos.
— Eres tú, — dice Raine acercándose al niño, — Gracias por ayudarnos antes. No pareces tan temible como tu interior.
— Si las emociones fuertes pueden tomar forma tal vez sea su sentido de culpa —. Deduce Darius.
— ¿Culpa? Belos no ha hecho nada por lo que sentir culpa. Debe ser su sentido de la inocencia. Sus intenciones puras —. Dice Hunter.
— Como sea, puede ayudarnos a movernos por la mente de Belos y, tal vez, descubrir quien es realmente —. Propone Raine.
El aullido vuelve a escucharse, el Belos niño empieza a tirar del brazo de Raíne hacia uno de los recuerdos. El niño entra al recuerdo seguido de Raine, Eberwolf y Darius.
— ¿Vamos a entrar en su recuerdos? ¡Es un sacrilegio! —. Reniega Hunter.
— ¡Es una forma de sobrevivir! —. Darius toma al muchacho del brazo y lo jala hacia dentro.
Hunter aparece en una ciudad, la arquitectura es vieja; anticuada. Hay varias brujas congregadas frente a un simple escenario mientras las brujas murmuran entre sí sobre alguien que dice poder hablar con el Titán. Una figura conocida para los cuatro intrusos aparece sobre el escenario pero carente del sombrío porte que lo caracteriza.
— Conciudadanos. Nacimos en el caos, nuestras vidas enfurecen al Titán —, el cetro que porta, mucho más simple que el que usa actualmente brilla y del mismo brota un humo negro que lo cubre, — Mi propia familia fue herida por la oscuridad de la magia salvaje, — Hunter esboza una sonrisa mientras ve aquel recuerdo mientras que Raine y Darius comparten miradas suspicaces, — Me mostraron la luz sanadora, — Belos hace girar su cetro mientras los ocho colores de los que ahora conocen como aquelarres giran alrededor del mismo, — Tiene nueve tonos brillantes. — Las brujas parecen estar maravilladas por lo que ven.
— Ven, siempre lo hizo para ayudar a la gente —. Le dice a Darius.
El momento se interrumpe por una explosión y luego otra y otra. El lugar se sumerge en el caos mientras explosiones mágicas alteran a los ciudadanos reunidos.
— Las brujas salvajes ¡me encontraron! —, exclama Belos, — ¡Corran! —. Darius toma a Hunter y se resguardan detrás de una casa siempre seguidos por el Belos niño.
Ahí se toparon con algo que Hunter no esperaba ver.
— ¡Tonto incompetente! —, reprende Belos al Guardia Dorado de ese entonces, — Casi me arrancas la cabeza con esa explosión, — Hunter abre los ojos de la impresión.
— Lo siento, Señor Belos —. Se disculpa el Guardia Dorado.
— Me voy a la siguiente ciudad —. Dice Belos sin reparo mientras los edificios allá fuera arden en llamas.
— ¿Q-qué pasa con todos estos? —. El Guardia Dorado, que parece tener un collar de hierro en su cuello, muestra varias cajas llenas de explosivos. Hunter frunce el ceño.
— Haz un espectáculo más grande —. Hunter siente como el aire escapa de sus pulmones al escuchar eso.
El Guardia Dorado obedece y prende una mecha para luego seguir a su amo al igual que…
Como un esclavo piensa Hunter.
Darius toma al chico y lo saca del recuerdo mientras Raine sigue al Belos niño que tomó un saco lleno de pociones explosivas.
— ¡Belos mentía! —, exclama Raine, — ¿Cómo pudimos ayudar a alguien así?
— Tal vez era para que la gente escuchara su mensaje. Hay que hacer cosas feas por el bien común —. Defiende Hunter haciendo que Darius se lleve las manos a las sienes.
— Escucha, niño, hay veces que… —. Darius no termina su frase al ver unos dedos largos y verdosos asomarse por entre los árboles.
— ¡Nos encontró! ¡Vamos! —. Raine corre hacia el siguiente recuerdo mientras los demás le siguen.
Ahora corriendo sobre la nieve llegan a otra ciudad también en llamas pero está completamente en ruinas. Las brujas ahí reunidas observan a Belos mientras señala a la ciudad.
— ¡Miren lo que la magia salvaje le ha hecho a su ciudad! ¡Ahora imaginen lo que les está haciendo a ustedes! Una ciudad puede surgir de las cenizas, pero un alma… —, Belos niega con la cabeza ante su propia tentativa generando el desconcierto y miedo entre las brujas, — Puede hacer que su magia sea pura de nuevo. ¡Cómo el Titán deseaba! —, el Guardia Dorado aparece poniéndose un guantelete con un brillo en la punta del dedo índice.
El Guardia procede a marcar con sigilo a todas las brujas ahí para luego ir junto a Belos.
— Bienvenidos a sus nuevos aquelarres —. Los sigilos empiezan a brillar y los brazos de todos los marcados son cubiertos por líneas brillantes, como venas pulsantes con veneno, hasta que les cubre todo el cuerpo, sus ojos se vuelven blancos y caen al suelo aparentemente inertes. El Guardia Dorado se acerca,
— Aún están vivos. — Dice con cierto alivio.
— Entonces aún hay trabajo que hacer —, afirma Belos, — Reúne a los taliamigos, — El Guardia como siempre obedece y le entrega uno a Belos que arrebata del bastón y lo estruja en sus manos.
El Guardia da un último vistazo a una bruja que emite un tenue lamento de dolor para luego alejarse.
Darius trata de mantener la compostura, mientras Raine aparta la mirada y aprieta los puños ante tal escena, Eberwolf solo atina a tragar saliva con impresión y horror mientras Hunter solo ve con asco todo aquello.
Hunter es el primero en salir del recuerdo desconcertado y aterrado por todo lo que ha visto pero negándose a creer que esos sucesos realmente hayan pasado. Quería creer que era todo una ilusión creada por los traidores, la magia salvaje usada para mermar su lealtad hacia su tío. Pero no era una ilusión, son memorias y las memorias no pueden inventarse, y de ser así, ¿por qué crearlas en primer lugar?
— No puedes negarlo, — habla Raine, — Belos está intentando dañar a la gente.
— Solo perfeccionaba la magia de los sigilos, — se excusa, más para sí mismo que para defender a Belos, — Además, debe estar recordando mal las cosas. ¿Quién sabe cómo funcionan los paisajes mentales?
— ¿Creí que tú sabías? —. Cuestiona Raine.
— ¡PUES TAL VEZ SOY UN TONTO! —. Exclama Hunter.
— ¡Basta ya! —, Darius interviene, — Raine, ¿hay una forma de recolectar la evidencia en este brillante plan tuyo?
Raine no habla, ni siquiera se voltea a encarar a Darius.
— Oh, ¡esto es perfecto! ¡Arriesgamos la vida sin que podamos demostrar después la verdad! ¡Y estoy seguro que ni siquiera tienes un plan para salir! —. Recrimina Darius.
— Encontraremos la forma —. Dice Raine.
— Claro porque salir de la mente de alguien es como ir de paseo, ¿verdad? ¿Qué harás? ¿Silbar hasta que su cabeza estalle y podamos salir caminando como si nada? —. Darius estaba visiblemente tenso por la situación.
Mientras ambos líderes discuten Eberwolf y Hunter ven a la figura del niño entre los árboles. Hunter sin pensarlo se lanza en su persecución seguido de Eberwolf que tenía un presentimiento. Estaban de cerca de descubrir algo, lo sabía y al mismo tiempo, algo los iba descubrir a ellos.
— ¡Mocoso! ¡Peludo, vuelvan acá! —. Los llama Darius pero ambos hacen caso omiso.
Los líderes empiezan a seguirlos por el páramo hasta que vuelven a escuchar el aullido. Los cuatro se detienen en seco y voltean hacia atrás viendo a una figura delgada con cuernos, un rostro feral y una melena gris y enmarañada. La piel parecía una especie de fango o alquitrán que goteaba por los lados, y los ojos carentes de emoción tenían un brillo azul.
Sin mucho tiempo para procesar aquella visión emprenden la huída de nuevo hacia un recuerdo en un árbol con un tallado que brillaba espectralmente con el dibujo de una luna y un sol superpuestos y una cara sonriente dibujada sobre ellos. Eberwolf entra sin pensar en el recuerdo. Hunter duda, presiente que algo no está bien, pero es Darius quien lo arrastra hacia al recuerdo y seguido por Raine se esconden de la bestia que olfatea profundamente, siguiendo el rastro de sus presas más al no encontrar nada se marcha.
Ahora estaba en una sala que todos sabían que existe más nadie, ni siquiera Hunter o Kikimora habían visitado jamás. Una sala debajo de los aposentos del Emperador. Amplía, casi vacía salvo por una estatua deteriorada, una estantería empolvada y una mesa vieja y con paredes hechas de ladrillo ahí ven la figura de Belos caminando hacia el centro.
Al ver la figura de su tío y teniendo muy presente lo que vio en sus memorias, Hunter siente como su respiración se entrecorta y se acelera de manera muy notoria.
— Puedo escucharte —. Dice Belos haciendo que un escalofrío recorra la espina de todos los intrusos.
De repente una risa infantil empieza a escucharse, no es la risa del Belos niño, es otra más animada, risueña pero pareciera no venir de ningún lado, solo resuena en las paredes.
— Me atrapaste —, dice la voz de un niño. Un par de ojos brillantes con iris negro se dibujan en las paredes. Una sombra de aspecto humanoide empieza a descender mientras parece contonearse entre las fisuras de los ladrillos. No se arrastraba o reptaba en las sombras, más bien, era una sombra que fluía sobre la pared para luego avanzar sobre el piso, — Tú, tan alejado de tu hogar. Yo atrapado en los huesos de este Titán, — la sombra parecía tener una cara, como si estuviera encapuchado solo dejando ver sus ojos y su boca. Su rostro es una luna y sol superpuestos. Se moldea a sí mismo como el puño del Titán para luego adoptar la forma de varios demonios desfilando, — Juntos para siempre jugaremos, ¡la tierra con nueve tonos brillantes pintaremos! —, la sombra toma la forma del cráneo del Titán con sus costillas y un eclipse en la parte alta para simular un rugido.
— ¿Qué puedo hacer por tí, Coleccionista? —. Le habla como si de un viejo conocido se tratase.
— Estoy aburrido, — dice mientras deja caer su plana figura sobre los brazos de la estatua, — ¿Ya está listo el hechizo de drenado? Quiero jugar y ver a todos gritar, — El Coleccionista finge un grito de terror mientras se hace desaparecer a sí mismo de manera súbita, como sí lo hubiesen borrado.
— Tendrás tu diversión el Día de la Unidad, — los intrusos se sobre saltan al escuchar eso. Ya saben que el Día de la Unidad no es lo que les dijo, ahora deben averiguar qué hará exactamente.
— Traicionados, estafados, solos y engañados. Tendremos nuestra venganza… Unidad es tan difícil de rimar —. Se queja El Coleccionista.
Tanto Darius como Raine dirigen una mirada hacia Hunter, cuestionando sobre quién… o qué era ese ser. Hunter solo se encoge de hombros ante su desconocimiento.
Un par de golpes en una puerta llaman la atención del Emperador.
— Emperador, el Guardia Dorado volvió a llamar solicitando ayuda para contener los disturbios —. Dice Kikimora del otro lado de la puerta. Belos permanece con el rostro impasible.
— Vete… ahora —. Ordena sin más. Del otro lado de la puerta, Kikimora obedece.
— Uuuuuh. Te enojaste. Me sorprende que a ese chico casi nunca le grites el… —. El Coleccionista adopta una forma que Hunter conoce muy bien. La de la maldición de la magia salvaje que aqueja a Belos.
— No mientras se mantenga en el camino correcto. Si le digo "el Títán tiene grandes planes para tí" él hace lo que le digo. A diferencia de los intentos anteriores —. Ese comentario hace que el rostro de Darius se endurezca.
— Comienzo a pensar que haces esas cosas solo para destruirlos. Te diviertes con eso. ¡Admítelo! —. El Coleccionista ríe a carcajadas por su propia ocurrencia.
— Por supuesto que no, Coleccionista, me duele mucho cada vez que elige traicionarme —. Darius mira instintivamente a Hunter que está palido, con los ojos abiertos y con la mandíbula desencajada.
El Líder de los Abominables decide que ya es suficiente y les ordena salir de ahí mientras se lleva a Hunter casi a rastras, quien a su vez solo pensaba en todas las veces que Baramos le dijo eso "la verdad sobre Belos". Ahora parecía tan claro, ya no tenía más excusas. ¿Cómo podría?
— Parece que quiere erradicar toda la vida del Reino de los Demonios, — aclara Raine, — Ese "Coleccionista" dijo algo sobre un hechizo de drenado hay que averiguar que es, y ya después no largamos de aquí.
Mientras Raine hablaba, Darius ve como Hunter camina con la mirada baja, como si se hubiese desorientado o mareado, tanto que tiene que sostenerse sobre un árbol. Ignorando lo que Raine parloteaba, el brujo líder se acerca al chico.
— Escucha, niño, yo eh… Conocí a tu predecesor y… bueno, — Darius dua que seguir a continuación, — Ya no tienes que volver al castillo, buscaremos un lugar seguro y luego podremos…
Darius nota que Hunter está observando algo, ahí entre los árboles secos, se asoma para saber que miraba encontrándose con las docenas y docenas de máscaras usadas por los Guardias Dorados anteriores. Rotas, abandonadas, deslucidas y empolvadas a los pies de recuerdos puestos en fila. Tanto el joven como el líder saben a qué recuerdos pertenecían, ninguno quiso saber más detalles.
Eberwolf tira de la capa de Darius y señala al Belos niño que tiene una de las máscaras en sus manos, la cual rompe y le echa en una hoguera de fuego rojo rodeada por una soga y varios frascos de pociones. Saben que eso podría atraer al Belos interior así que Raine aparta al niño y Darius apaga el fuego con su capa.
Antes de que alguno pudiera preguntar porqué lo hacía, el pelaje de Eberwolf se crispa, su instinto vuelve a despertar y ve como una pequeña bruma negra se dirige hacia donde el fuego ardía. Ahí se materializa aquella figura delgada y demacrada aullando con ese brillo azul en sus ojos y boca.
Al igual que antes prefieren evitar la lucha y Raine propone buscar el recuerdo que hable del hechizo de drenaje pero hay algo diferente esta vez. Ahora que lo tienen más de cerca, frente a frente, notan que en esa piel lodosa sobresalen pequeños rostros de animales advirtiendo de peligro.
— ¿Esos son… taliamigos? —. Pregunta Hunter.
— Ese no es Belos interior… —. Deduce Darius.
— Siempre estuvo con nosotros —. Concluye Raine.
Eberwolf muestra los colmillos como amenaza.
La figura infantil empieza a reír maliciosamente y desenfundando la espada de madera, hechiza la soga y las pociones empiezan chocar contra la masa de taliamigos que se desorienta. La soga se enrolla alrededor de la desgraciada critura haciéndola caer, al hacerlo vuelve a aullar mientras un vapor emana de su maltrecho cuerpo.
Los intrusos se voltean a ver al niño que se retuerce, su porte se alarga, una capa blanca le cubre el cuerpo y una cabellera gris le cubre el rostro.
(Suena "Past and Future — Samuel Kim")
— Hola, Hunter —, todos reconocen esa voz, — Saludos, Líderes. — Sus ojos adquieren un brillo azul, hay una sonrisa complaciente en su rostro viejo y algo arrugado con una marca que parece una cicatriz ponzoñosa de color verde que le recorre de un lado a otro.
— Al fin logré atraparlo —, dice ignorando el hecho que esos sujetos no pertenecían a su mente, — Esta cosa me causó molestias durante años. Todas estas lamentables almas de taliamigos, — Belos toma a uno de los palismanes con forma de ave, — Pero sin ellos no podría hacer esto, — El brazo de Belos se deforma creciendo de forma antinatural aplastando esa alma en su puño como si no fuera nada. La criatura desaparece, evaporándose en el aire, — Ya me siento mejor, gracias por distraerlo.
Hunter se adelanta a los líderes de aquelarre y encara a Belos exigiendo una sola cosa.
— ¿Qué le hiciste a los otros guardias? ¿A nuestra familia? —, pregunta Hunter desesperado, — No fue la magia salvaje, ¿verdad?
Belos solo hace una mueca de disgusto.
— Que lastima, — Belos golpea el flequillo del cabello del joven, quien se encoge sobre sí mismo, — De todos los Deambulantes, tú eras el que más se le parecía.
— ¡Ya basta! —. Darius convierte su brazo derecho en una cuchilla de abominable, Eberwolf hace crecer sus colmillos a tal punto que no caben en su boca, Raine invoca su violín y toca una nota que crea una onda expansiva que va directo hacia Belos. El Emperador la deshace sin dificultad.
— Es realmente molesto tener que nombrar nuevos líderes para el Día de la Unidad. Supongo que Alador le gustaría retomar su puesto —. La tierra bajo los pies de los líderes empezó a jalarlos hacia abajo.
Hunter corre para para sujetar del brazo a Darius pero nada puede hacer, los tres líderes desaparecen bajo el yermo y muerto suelo de la mente de Belos.
— De verdad esperaba que duraras más que los anteriores —. Belos se dirige directamente a él.
— Voy a decirle a todos sobre el Día de la Unidad. ¡Qué has estado mintiendo sobre el Titán durante años! —. Amenaza Hunter cuando sus pies se ven atrapados de la misma forma que a los líderes de aquelarre.
— Sí, esto alargó más de lo que me hubiera gustado, pero, nadie dijo que ser cazador de brujas fuera fácil —. Confiesa Belos.
— ¿Cazador de brujas? —, ¿Cómo algo así podría existir siquiera en su mundo? A no ser qué, — La Dama Búho vende basura humana y tiene que sacarla de algún lugar.
— La vida de la Dama Búho es intrascendente. Pero la llave de la puerta que la lleva al mundo humano es mi premio. Sé qué te gusta leer, tal vez hayas leído en algún lado sobre otro humano que vino a este reino hace muchos años. Un humano llamado: Phillip Wittebane —. Acababa de admitir lo imposible. Lo impensable.
Todos estos años de servicio, de entrenamiento, de persecución contra las brujas y su lucha contra la magia salvaje habían sido en vano. Una mentira que creyó con firmeza y esperanza, ahora el un dolor punzante en el pecho lo tortura mientras una voz en su cabeza la recrimina por haber dedica su vida a la persona equivocada. Ahora ya no sabía a quien tenía delante, un completo desconocido amenazaba su vida. Un tal Phillip…
— ¡No! No, no, no, no. ¡Eres Belos! ¡Solo eres Belos! —. Exclama Hunter, pues haya sido quien haya sido antes, esa persona, ese humano, ya no existe.
— Ugh, no me recuerdes que tuve que cambiarme el nombre cuando el de Phillip fue vetado de varias ciudades —. Belos se acerca a Hunter proyectando una sombra que devora su figura.
— ¿Qué es un hechizo de drenado?
— El plan por el que pase tantos años aquí pero parece que ya no tendré que preocuparme por eso. ¿Por qué seguirme molestando cuando puedo dejar que alguien más haga el trabajo sucio?
— ¿Qué es un Deambulante?
— Digamos que eres una versión mejorada de un viejo amigo. Ahora tendré que hacer otro, tal vez él sí siga las reglas.
— Pero… ¿por qué?
— Haré lo que sea para salvar a la humanidad del mal —. Había admitido donde estaba su lealtad.
— No, tú eres el malo aquí —. Sentencia Hunter.
— El verdadero tú tampoco razonaba —. El suelo comenzó a jalarlo con más fuerza hacia abajo y antes de que su rostro se hundiera por completo una luz blanca y cegadora ilumina todo.
Belos se cubre la vista mientras Hunter ve bajar una figura alada con piel lisa, como si fuera de porcelana se para delante de él y le extiende su mano.
— Te dije que no estaría solo, Hunter —. El joven le agarra la mano y el ser alado lo saca del suelo sin dificultad.
El ser extiende sus alas haciendo temblar todo, el suelo se abre y los líderes de aquelarre se ven liberados, tomando una bocanada de aire para luego verse anonadados por la presencia delante de ellos. Hunter mira a Belos quien lo observa con furia.
El ser envuelve a todos bajo sus alas que parece de cristal y así como la luz apareció, se apaga dejando a Belos solo en su mente. Lo que nadie sabía es que el castillo, la misma luz brilla sobre la forma física de Belos que parece estar en un trance y cuando la misma desaparece el autodenominado Emperador lanza un grito de agonía y desesperación, cayendo al suelo aturdido.
Los líderes de aquelarre y Hunter aparecen en un lugar indeterminado de las islas y Baramos está cerca de ellos, Hunter le dedicó una mirada agradecida al sujeto que al parecer es más que un brujo salvaje cualquiera
— ¿Y tú quién eres? —. Pregunta Raine.
— Mi nombre es Baramos, y estoy aquí para ayudar —. Responde.
— Te agradezco el habernos sacado de ahí, pero no pudimos descubrir lo que era el hechizo de drenado —. Dice Darius.
— No hace falta, ya saben la verdad y la palabra de tres Líderes de Aquelarre deberían ser suficientes para denunciar a Belos —. Dice Baramos.
— No importa —, interrumpe Hunter, — Él dijo que dejaría que los invasores arrasaran con nosotros. — Dice el joven con pesar.
— Suena como algo que haría él, ¿pero a dónde irá él? —. Cuestiona Raine.
Hunter se toma un momento para procesar aquello y la respuesta se hizo muy clara.
— ¡La Dama Búho! —. Exclama Hunter.
Heeeeeeeeey, he regresado.
Perdón por la ausencia, pero es que mi vida personal se volvió bastante complicada, y el trabajo me robaba demasiado tiempo y cuando decidí retomar la historia me tomó mes y medio escribir este capítulo, ya tenía ganas de escribir un capítulo largo.
Trataré de volver a ser más constante ahora que las cosas se han acomodado a mi favor y a partir de aquí empieza la recta final de este volumen por lo que espero que el tercer volumen se publique a final de año.
Sin nada más que decir, nos leemos luego.
