"El novio de Katsuki era un idiota"

Capítulo 2

.

.

.

El novio de Katsuki Bakugo era un idiota.

Un pendejo que no tenía iniciativa para nada. Ni un beso le daba el cabrón, o invitarlo a pasar más tiempo del que pasaban en el patrullaje (cabía destacar, que había considerado suficiente que Izuku podía proseguir con sus lecciones en la calle y lucir sus conocimientos desenfrenadamente. Por otro lado, Best Jeanist acababa de llegar y las cosas cambiarían para ambos), sólo le decía que era genial entrar a la acción a su lado.

Sí, sí, pensaba Katsuki, todo muy bien, pero, ¿Y los besos? ¿Dónde chingados estaba el noviazgo?

Katsuki debía tomar la iniciativa para todo.

Y era una molestia.

Eso pensaba hasta que Best Jeanist los citó el día de su regreso en su oficina para conversar sobre sus avances como pasante; con eso, le pidió a Katsuki que escribiera un informe de lo que habían hecho las últimas semanas con detalle, y le preguntó personalmente a ambos sobre ello.

Katsuki comentó que Izuku ponía empeño en salir ileso de sus combates, y que hacía buen uso de su particularidad cuando él se lo pedía.

Es así que su jefe le plantó una mirada seria al chico, con el informe en mano, ceja alzada y le preguntó «¿Tienes dificultad para controlar tus emociones, Midoriya?»

Izuku movió las manos, y rió por acto reflejo, con claro nerviosismo. Katsuki se giró a mirarlo, sin disimular su curiosidad por su respuesta. Y lo que dijo lo dejó helado.

—Sí, un poco —Admitió Izuku.

Su jefe verbalizó un lento «Ah» denotando su desaprobación.

—¿Te gusta alguien, Midoriya? —Cuestionó, luego de observar con mesura el informe otra vez.

Katsuki sintió el calor en su cara y apretó los puños. Se imaginaba que Izuku podía huir de tal pregunta, puesto que en otras ocasiones lo captaba ponerse nervioso en extremo cuando los otros héroes indagaban el área personal del mocoso.

Notó que Izuku encorvó la cabeza, sus mejillas sonrojadas y las manos se unieron como un ruego interno. Dio un breve asentimiento, tras cerrar los ojos con fuerza, para después abrirlos.

Katsuki sentía que era tentador verlo así.

—No está mal que sientas algo por alguien —Comentó su jefe con toda la calma, tras bajar el papel, y haber unido sus manos.—Pero si dejas que tus sentimientos te ganen en un combate con un villano, podría perjudicarte.

—Eh… —Izuku se sentó más erguido en la silla, juntando las piernas y poniendo ambas manos sobre sus rodillas. —Lo siento.

—No es para que te disculpes —Aseveró Best Jeanist. —Quiero decir, si tienes un denim de alta calidad, es habitual cuidarlo, lavarlo y apreciarlo. Pero si dicho denim se descose por el más leve descuido, ¿Qué piensas que pasaría?

Katsuki puso los ojos en blanco. En serio, su jefe se ponía a hacer sus divagaciones de los pantalones en una situación como esa.

—Tal vez estaría en mi unirlo otra vez, ¿No? —Dijo Izuku, con la voz vacilando.—Puede que gustar de alguien sea un impedimento para ser un héroe, pero no me quiero rendir con esa persona. M-me propusiera coser cada fibra para que vuelva ser uno.

Su jefe enarcó una ceja y exhaló un «ya veo». Katsuki, por otro lado, deseaba poder apreciar mejor la cara de Izuku. Más de cerca. Estando así, apenas podía verlo entero.

—Debe ser alguien importante la persona que te gusta para te expreses así —Apremió su jefe, con una mano en su mentón.—¿Quién podría ser?

Katsuki podía suponer que conocía a su jefe y juraba que el tono y el motivo de la pregunta era con todo afán de ser sarcástico, y de divagar con la determinación de Izuku.

Sin embargo, Izuku no tenía la impresión de conocer ése lado. Quizá porque no lo conocía como él.

—Es alguien especial —Confesó Izuku, luego de dejar pasar un silencio en el que sólo se podía escuchar lo agitado que estaba.

—Ah…—Su jefe se vio asombrado por que Izuku se animara en darle una respuesta.—¿Cómo es?

Katsuki podía callarse y mandar todo al carajo, ya que este tipo de situaciones requerían ser en privado. Nunca había escuchado a Izuku decirle lo que sentía por él, pese a que todas las señales se dirigían a que lo quería, ¿No?

—Me ha hecho un mejor héroe —Aseveró Izuku, la voz más segura y una sonrisa.

—¿Cada cuánto lo ves? ¿Lo conozco?

—Todos los días. Y sí. Lo conoce.

—Debe ser especial —Volvió a decir su jefe, con ligero asombro.

—¡Lo es! —Aseguró Izuku. Katsuki vio esa expresión bañada de determinación, y podía sentir, afirmaba que su corazón dio un vuelco. Izuku sí lo quería. Una sonrisa surgió en sus labios imperceptiblemente y se dejó caer más en el asiento.—De no ser por él no estaría hasta donde estoy. Él es un gran héroe, así que le prometo que no permitiré que me distraiga de mi meta, porque pienso que estaremos juntos y lo lograremos.

Su jefe movió la cabeza hacia él, quien se exaltó, y luego se dirigió a Izuku con menos desaprobación que al leer el informe.

—Lo único que te puedo decir —Verbalizó su jefe, luego de enderezarse.—Es que si no impide en tu crecimiento, está bien. Pero —Enfatizó. —No quiero que eso haga que te avientes a la acción sin un plan. No quiero que termines aquí y que salgas sin poderlo hacer.

Izuku hizo un sonido parecido a un «ehm» que denotaba bochorno. Katsuki sonrió complacido de su reacción.

—Bakugo. Bueno —Se corrigió. —Dynamight me lo hizo saber y debemos arreglar eso, ¿De acuerdo?

Izuku asintió varias veces.

—Bueno, entonces ya está. Iniciarás mañana conmigo y nos turnaremos —Se dirigió a él con rectitud.—Repasaremos el control, y el flujo de tu poder. Me comentaron que escogiste venir conmigo por algo así, ¿Cierto? ¿Cuál es tu objetivo?

—Ah —Izuku se mostró alegre.—Sí. Quiero mejorar mi látigo negro —Tras ver el gesto inquisitivo de Katsuki, añadió:— Es una derivación de mi poder, y desde que volvió, es difícil controlarlo bien.

Katsuki enarcó una ceja.

Le pareció irreal que, a esas instancias, no pudiera controlar su particularidad. Le olía a que no le querían decir el resto. Se enfocó en quejarse con murmullos guturales, y se dedicó a mirar a Izuku sin importarle que su jefe estuviera presente.

—Sí, eso me dijeron —Acordó su jefe.

—Me recomendó venir Endeavor-san, pero yo decidí ir por mi cuenta para fortalecerme aquí, porque sé de sus habilidades, y soy fan del señor Dynamight. Quería conocerlo en persona.

—Me ha dicho que haces pasantías con él y su hijo.

—Sí.

Katsuki frunció las cejas, al notar que a Izuku le flaqueó la voz.

Primero lo halagaba, y luego parecía que le producía nerviosismo hablar del hijo de Endeavor.

Katsuki sabía de Shouto, pues cuando él era estudiante de Yuuei, hizo sus pasantías a finales del primer año con éste. Lo vio algunas ocasiones en que éste lo invitaba a venir a cenar a su casa, y aparecía asomado en el borde la puerta, sin tener el coraje de aproximársele (Katsuki supuso se debía a la atmósfera imponente de su padre). Fue un tedio, porque no se llevaron bien en el principio y hasta el presente.

Le caía de la chingada. Su energía evocaba la ambición de querer apoderarse del puesto de All Might. Y a Katsuki le desagradaba eso.

All Might era un héroe respetable, con una trayectoria admirable. En cambio, ése sujeto, Endeavor, no le resultaba así.

Luego de finalizar la conversación, se retiraron de la oficina, no sin antes ser abordado por su jefe, quien en uso de autoridad, le interrogó sobre su informe, diciendo:

—Bakugo —Articuló. —¿Qué quisiste con que Midoriya es una persona que no se controla?

Katsuki lo miró de lado, arrugando el ceño. Izuku ya se había marchado, así que podía estar en un estado de mayor tranquilidad respecto a su interior.

—Lo que es —Afirmó él.

Su jefe puso cara de que ya sabía que su respuesta sería así.

—Bakugo.

—¿Qué? —Se crispó.—¡No es mentira que sea un pendejo! —Se trabó tras pronunciar «pendejo», inhaló y siguió.—Se lanza sin un plan, es desorganizado y no me hace caso.

—¿No te hace caso? —Dijo extrañado.—A mi me parecía que estaba mejor que un denim descosido. ¿Contigo es diferente? ¿La persona que dijo que le gusta eres tú? —Al sonrojo de Katsuki, dijo:—No es indebido tener un romance de trabajo, pero no dejes que se meta en tus informes. Noté que hacías énfasis en los sentimientos de Midoriya.

—¡Oi!

—Es la primera ocasión en que no eres parcial.

Katsuki bufó, ocultándose entre los mechones de su cabello.

Era un problema estarse exponiendo constantemente.

Lo agotaba.

—¿Estás saliendo con él?

Katsuki cerró la boca y sostuvo la mirada hacia sus manos. Se veían más intrigantes que ver la expresión curiosa de su jefe.

No podía mirarlo a la cara.

En un momento, cabeceó afirmando su pregunta. No tenía caso negarlo, y tampoco estarse apegando a los lineamientos de que un héroe no debe tener lados débiles, como un amor. Pero por los años de trabajar juntos y de hacer equipo en misiones, lo debido sería corresponder con un hecho.

—Ya veo —Fue la conclusión del asunto.—Entonces, no hay problema.

Mentiría si no mostró una sonrisa de lado, a su vez que su jefe se dirigía hacia la salida del pasillo a la entrada de la agencia, donde Izuku los aguardaba, sentado en una silla de plástico.

Su jefe le colocó una mano sobre el hombro y mencionó previo a que estuvieran cerca de Izuku:

—Cuídalo bien.

Katsuki hizo sonido de chasquear la lengua.

—No necesito que digas eso —Contestó con una sonrisa de lado.

«Ya lo estoy haciendo»

No diría esas cosas.

Y así, la formación de Izuku fue encargada por su jefe.


Katsuki se sentiría pendejo si dijera que estaba del todo a gusto con que su novio no tomara la iniciativa.

El idiota se quedaba en el pasmo, cuando estaban a solas. Las pocas veces que lo hacían ahora, ya que su jefe lo tenía lleno de actividades.

Era una mierda.

Katsuki esperaba por que tan siquiera lo invitara a una maldita cita, pero ni hacía eso el idiota. Sólo lo miraba, sonreía, para después verbalizar un «buen día», que lejos de contentarlo, lo fastidiaba.

¿Qué tenía que decir para que Izuku hiciera más cosas?

Eso. Sin cometer una pendejada.

Por siguiente vez, Kirishima arribó a ponerle dirección a sus problemas. Casi como si estuviera establecido que su amigo estaría para simplificar lo enmarañado.

Se toparon después de terminar de capturar un grupo de ladrones que tenían su origen en las coladeras, durante el informe a las autoridades, en la que Kirishima pasaba por allí, de civil.

Se saludaron, luego de que él se quedara sin gente rodeándolo. Cabía resaltar que su amigo entendió al instante que algo no estaba en orden con él, porque dijo:

—¿Qué te ocurre? —Interrogó.—Tienes cara de que no has comido un buen tazón de curry en bastante. ¿Quieres que vayamos luego de esto? Voy de regreso.

Katsuki chasqueó la lengua.

—No quiero esa mierda —Siseó.

—Puede que sea otro tema lo que te trae así —Asumió Kirishima.—¿Será Midoriya?

Se tensó.

Su amigo enfurruñó su expresión.

—¿Qué pasa? ¿Lo rechazaste?

—No es eso, Kirishima.

—¿Entonces?

Katsuki desvió la vista hacia otro punto que no fuese su amigo.

—Nada que te importe.

—Bakugo.

Sabía que cuando Kirishima empleaba ese tono no podía esconderse en los silencios, sino que debía aclararlos.

Entretanto, optó por hablar. Contó acerca de lo complicado que era hacer que Izuku fuera más reactivo en la relación, en lugar de que él estuviera a la deriva de sus acciones. Igual, le dio a entender que eran novios.

En pocas palabras, le había confesado toda su inquieta mente se guardaba.

Después de concluir, vio que su amigo lucía más desaprobatorio, a lo que cerró la boca y dejó que hablara.

—¿Estás seguro que están saliendo? —Cuestionó con incomodidad.

Katsuki, sin entender nada, asintió.

Su amigo llevó una mano por su cabello (ahora sin los productos que lo transformaban en una hilera de picos), y sopesó.

Katsuki enarcó una ceja.

—Bakugo, no puedes esperar a que el chico entienda todo lo que quieres si no lo haces saber —Expuso.—Además, no pienses que porque son pareja, él haga todo. No se puede. Así no funciona.

—¿Qué chingados tengo que hacer? ¿Estar como un imbécil por si el nerd de mierda haga algo como un novio? ¡Estás idiota!

De alguna forma, se sentía insultado, porque no hilaba lo que le decía Kirishima con lo que le pasaba.

—Es un chico —Añadió Kirishima.—Explícale qué es lo que quieres que haga. Probablemente no haga nada porque piensa que te vas a molestar.

Katsuki puso una mueca irritada.

—Eres el adulto —Remarcó, como si su gesto irritable le fuera pasajero.—Debes ser claro con lo que buscas que surja de la relación. Por ejemplo, ¿Qué tal si te besa en el trabajo? Te molestarías, ¿No? No sé, puedes verlo de esa forma. Ayúdalo en ser un mejor novio.

A su silencio, añadió con una sonrisa relajada.

—¿Y? ¿Qué dices si vamos por un tazón de curry?

Katsuki soltó un suspiro.

—¡Vamos! Te caerá bien. ¿Mismo lugar? Invito.

Rodó los ojos.

—Después de que se acabe mi turno —Replicó él, sin omitir su semblante de evidente realización ante lo que tenía qué hacer. —No te tardes, eh. Deku sale más tarde.

Katsuki se mordió los labios por haber dejado escapar semejante estupidez. Por vez consecutiva, se había expuesto y peor, con su amigo.

Se estaba volviendo frecuente ser así.

Permitírselo.

Vaya.

Con Izuku le he había ocurrido lo imposible: enamorarse. Caer como un pendejo al precipicio, preso de su corazón. De sus anhelos y lo que añoraba. Asumía que era por la edad, el querer pertenecer a una vida en la cual podía compartir.

Tenía la intuición de que Izuku—por más cara de pendejo que tenía— era el indicado.


Mentiría si no dijera que tenía un plan. Sí, un plan, no muy específico pero sí tenía.

Lo trazó, en lo que comía su tercer porción de curry y escuchaba los líos de su amigo luego de haber pasado el otro día con Kaminari por una plaza a patrullar y éste le presumió su relación con Jirou—contándole que se fueron de viaje—. Una chica que había sido su compañera y que había aceptado—por razones que no le interesaba saber— ser su pareja cuando eran estudiantes de preparatoria y que doce años después seguían juntos. Y se expresó que fue una tontería no haberle propuesto matrimonio en esa ocasión.

Katsuki cabeceaba para no parecer un pendejo centrado en sus asuntos. Meditaba eso, a la vez que elogiaba el excelente plato de curry que estaba comiendo.

Tras despedirse, fue de regreso a la agencia, donde eventualmente encontró al sujeto que lo tenía echo un lío.

Sin pensárselo dos veces, escondiendo sus nervios, colocó una mano en la puerta del casillero, haciendo que explotara. Izuku dio un salto, asustado por su aparición en la habitación de los casilleros, donde éste se cambiaba.

—¡Dynamight! —Exclamó, al haberse recuperado un poco del susto.—¿Qué hace aquí? Creí que salió más temprano hoy.

Lo tenía ahí. Izuku lo ojeaba con el miedo abarcando su gesto, escaneándolo por si decía algo.

Katsuki, por su parte, lo veía con el ardor en el estómago haciendo su acto de presencia, como si sintetizara lo que haría. Su cerebro trabajaba demasiado rápido, que no procesaba con certeza lo que había hecho: Izuku estaba con el torso descubierto. Su espalda tatuada de cicatrices, ensalzando más la de su rostro y qué decir de la mano. Tragó saliva. No podía digerir todo. Era asomarse a ver su espalda o su cara, dejar caer sus ojos un segundo o seguirlo observando con expresión determinada.

Volvió a tragar saliva.

«¡Vamos, Katsuki! ¡Dile al idiota!» Se reprendía. «Lo planeaste. Iré le diré que quiero que me respete. Soy su pinche superior. Tiene que hacer lo que le digo. Si quiere que esta relación funcione»

Sus ojos lo engañaron un poco, porque se quedó mirando por lapso de minuto esa espalda. Era enorme. Toda delineada y marcada en su cuerpo. Y no podía evitar compararla con la suya. Eran muy distintas.

Reconocía que Izuku era más grande que él a los lados, pero no en el tamaño.

«Dile y encáralo» Se dijo. «Déjale ver que eres el mejor»

—Las reglas —Mencionó él, con la voz constreñida, mirando directamente a Izuku, quien por su parte, ponía cara de confusión.—No contacto físico durante el patrullaje.

—¿Eh?

—Te dejo hacerlo después del trabajo —Siguió, sin importarle sus grandes ojos verdes, viéndolo cada vez más sorprendidos.—No puedes mandar mensajes luego de las ocho —Él desplegó su mejor repertorio de expresiones en cuanto a seriedad y dominante.—No tienes que obligarme a que te invite. ¡Tú lo debes hacer, idiota!

Izuku abrió los párpados, atónito. Parecía que no se esperaba a que él se le acercaría con la intención de hacerle saber las reglas de esa relación.

Katsuki tenía la mano enterrada en la puerta de los casilleros, mientras Izuku inhalaba el aire con una fuerza arrolladora.

—Señor Dynamight —Musitó Izuku, inseguro.—¿Quiere que lo invite a salir?

Katsuki ruborizó hasta las entrañas. De repente, retirando su mano del casillero, tenía el pulso al punto de expulsarlo de su cordura.

Izuku sonrió.

—Tengo lo que queda de la tarde libre —Dijo. —¿Qué le parece si me acompaña a comer? No he comido desde el mediodía. Y tengo hambre. ¿Unos bollos al vapor? Invito.

Sintió el cortocircuito arribarle como un trueno impactar en su cuerpo y partirlo. No podría soportar otro tipo de acercamiento a él de esa manera.

Katsuki con detenimiento, asintió.

Izuku lo vio con alivio.

—Espérame —Informó Izuku. —No me tardo.

Esto era lo que Katsuki quería: cosas de parejas. Hacerlas. Pasar tiempo juntos, no, pasar el mayor tiempo juntos.

Era cierto que le debía a Izuku el que él se terminara centrando en éste, por sus sentimientos, pero ahora no le irritaba como al principio.

Podía ver que las cosas se arreglarían pronto si sabía hablar.

Izuku apareció tras unos minutos que tuvieron aquella platica.

Usaba ropa casual, como acostumbraba. Playera con una frase estúpida (en esa ocasión decía «playera para cenar») shorts de color azul oscuro y tenis rojos.

Katsuki puso los ojos en blanco.

¿Cómo le podía gustar alguien así? Izuku se vestía pésimo. Y aun así… aun así. Mierda. Aun así lo añoraba tanto.

Avanzaron un poco hacia la esquina donde se instalaba el puesto de bollos que habían ido la vez anterior. Pese a estar lleno, pidió siete bollos de cerdo en salsa picante—pensando en guardar en su casa por si le apetecía uno después—. Izuku pidió tres y sonrió al verlo comer.

Katsuki casi se atoraba en su comida, pero no desistió. Debía mantenerse cuerdo si quería demostrar quién era el que mandaba en la relación, ¿No?

Al terminar la cena, caminaron por las calles, dejando transcurrir las voces de las personas que pasaban por el derredor. Izuku comentaba que era bueno pasar tiempo con su superior, pues así se llevarían de modo positivo.

De pronto, Izuku lo observó esbozando una sonrisa.

—Señor Dynamight —Dijo.—¿Vive por esta zona? Le pregunto porque es casi la hora de regresar a U.A. Aizawa-sensei se enojará si llego tarde.

Katsuki respingó.

—Puedo decirle que llegarás luego —Indicó.—Me conoce. Entenderá que estamos juntos.

Izuku puso gesto de azorado.

—¿Seguro?

—Además —Irrumpió Katsuki, imponiendo su voz.—No me llames así cuando estemos afuera. Tienes algo conmigo, tenme más respeto, cabrón.

Izuku lo observó con el rostro sorprendido.

—¿Cómo lo llamo?

Katsuki flaqueó.

No había pensado eso, sólo quería decirle que no le dijera de esa manera, pues ansiaba que se llamaran distinto.

—Sé que no le gustaría que lo llamara por su apellido —Continuó Izuku.—O por su nombre. Puede ser otra forma. Lo que me diga está bien, lo aceptaré y así le diré cuando no estemos en la agencia. ¿Qué le parece?

Bajó la cabeza, experimentando el rubor avecinarse en sus mejillas y en el resto de su nuca.

Katsuki asintió.

—Dime Deku —Indicó Izuku, sonriendo.—No tengo inconveniente con que me digas así. Algunos me dicen Midoriya, mis amigos, digo. Izuku… bueno, así me llamo. Igual puedes decirme así, somos cercanos ahora.

A la cara de turbación de Katsuki, dijo—: ¿No?

Sentía que las cosas se establecían de mejor forma en su relación, porque la platica giraba entorno a hablarse. A acercarse.

—Deku —Verbalizó él, luego desviando la mirada hacia el suelo, para evitar verlo.—Tu particularidad… ¿Qué tienes que decir de eso?

Izuku se pausó, la sonrisa congelada.

—¿Eh? ¿Qué tiene? —Su voz brotó temerosa.

Katsuki referenció lo anteriormente mencionado en la conversación con Best Jeanist en la oficina, viendo las evidentes expresiones de susto de Izuku. Le hizo preguntar si estaba tocando un tema importante de su vida para que se comportara así.

Sin omitir que este sería un paso en su relación.

Tras terminar, notó que Izuku se volvió muy callado; como si pensara detenidamente lo que diría.

¿Qué tanto escondía Izuku de él?

Katsuki quería saberlo.

—Eres muy observador —Musitó Izuku, vacilando.

—Me doy cuenta de todo antes de que me digan.

Izuku miró el dorso de sus manos, las cejas fruncidas, los ojos entrecerrados.

—Proviene de una deri-

—Ya lo dijiste.

—Hum. Eh.

—Deku.

Izuku carraspeó, apretando los ojos.

—Es complicado. Privado. Los héroes profesionales, lo saben. No te dijeron porque evitaron contarle a los que no estaban en el círculo. ¡Los relacionados a U.A!

Exclamó lo último tras ver que estaba a punto de gritarle.

—No trabajabas en U.A. Ese es porque no te contaron.

—¿Entonces?

Esperaba una explicación. La curiosidad a veces lo hacía irse por ese camino en la conversación. Igual, quería que se llevaran mejor, veía esto de una manera de crear momentos que había que usar a su favor.

Por otro lado, sabía que el poder de Izuku tenía cosas relacionadas con el de All Might, ya que la fuerza de sus puñetazos era tremenda.

Intuía que se complementaban perfectamente.

—Lo hablaremos después —Aseveró Izuku, sin mirarlo.—Por favor.

Katsuki chasqueó la lengua.

—Prometo que lo hablaremos, pero no ahora. Quiero que nos conozcamos mejor.

No sabía cómo comprender eso, pero no quiso averiguar más, puesto que apenas se estaban viendo realmente como iguales, para estropearlo en pendejadas.

Con eso, arribaron al apartamento donde él vivía—constaba de siete pisos— mientras, Katsuki se detuvo con el desazón carcomiéndole.

Izuku le sonrió.

—Me despido —Dijo, para darse la vuelta. —Que tenga un buen día, Dynamight. Buenas noches.

Katsuki cerró los puños.

—¿Por dónde te vas a regresar?

—Descuida —Replicó Izuku, tras pausar su andar.—Tomaré el transporte que me lleve cerca de U.A. No es mucho.

Lo vio alejarse unos metros, confiado de que se iría solo, sin percatarse de que se había subido al carro de los Todoroki, al momento en que él se adentró al departamento.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

NOTA: La escribiré como una historia no como las otras que he escrito.

Integraré más elementos.

Espero que les guste el capítulo.